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a...

AUXILIO ESCRITURARIO:

DISPUESTO

P A R A F A C I L I T A R CON U T I L I D A D

LA LECTURA DE LA BIBLIA.

; líutieiules lo que lees?" Actos viii. '¿0.

LONDRES :

Sii VKNDIi l'OR J. DAVIS, 56, PATERNOSTER R O W ;

Y Go, ST. PAUL 'S C H U R C H Y A R D .

1838.

L O N D R E S :

Imprenta de John Hill, Black Horse Court,

Fleet Street.

I WD I C E .

C A P I T U L O I .

Pag

I.a importancia y valor de la Biblia 1

C A P I T U L O I I .

La importancia de estudiarla continuamente 5

C A P I T U L O I I I .

L a necesidad del auxilio Divino para este estudio . . . . 13

C A P I T U L O I V .

Caracteres ó notas generales del total de la Biblia, y observaciones breves sobre cada uno de sus libros. 16

C A P I T U L O V .

Notas prácticas sobre diferentes asuntos de la Biblia, y particularmente sobre la Ley y el Evangelio 56

C A P I T U L O V I .

Dificultades de la Escritura 68

C A P I T U L O V I I .

Resumen de la Verdad Divina 72

iv

C A P I T U L O V I H .

Pag. Reglas prácticas para el Estudio Diario, con preces de

la Escritura , 73

C A P I T U L O I X .

Alocución á las personas en diversas situaciones de vida tocantes á este deber u obligación 92

C A P I T U L O X .

Preguntas sobre los capítulos 98

A U X I L I O E S C R I T U R A R I O .

CAPITULO I.

La importancia ó valor de la Biblia.

SUPONED que una persona forzada á salir de un pais estrangero, fuere invitada á que se restituyese á su casa para recibir una porción gruesa de dinero, ó un estado territorial y feracísimo, el cual le habia prometido su padre. Suponed que él ignora abso­lutamente el camino que ha de tomar, pero sabe que en su mayor parte es escabroso, lleno de trampales y peligros; que también hay allí muchos falsos guias para descarriarle, y muchos enemigos en el transito; y por lo tanto no solamente se expondrá á perder el dinero ó estado prometido, sino tal vez su vida con cuanto él posee. ¿ Cuales serian, pues, las primeras investigaciones de semejante persona ? ¿ Donde ha­llaré una dirección segura? ¿Hay allí alguno que me defienda de mis enemigos ? ¡ Con que placer oiría: "Vuestro Padre os ha dado una dirección clara, completa y minuciosa, y un Protector del todo suficiente." Con que diligencia miraría él esta di­rección al tiempo de su progreso, y cuan entera­mente se entregaría en la confianza de su protector!

Amigos mios, esta jornada es la vida del cris­tiano : Dios es su padre: el cielo es su morada:

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la bienaventuranza eterna es el estado ó herencia prometida: Cristo es el Protector enteramente su­ficiente, el Capitán de nuestra salvación, el cual por sí mismo ha pisado el camino y vencido todos los enemigos, y el que ahora protege y defiende á cuantos en él se confian; y la Biblia, con el auxi­lio del Espíritu Santo, da una dirección segura para arrivar á Dios, al cielo y á la eterna bienaventu­ranza.

El testimonio del Señor es indubitable, trasform-ando en sabio al sencillo. Por medio de la Biblia, Dios mismo se digna dirigir vuestras sendas. En todos los puntos de importancia es ella tan clara que puede leer el que corre. Es ella asi mismo tan cumplida y tan particular y exacta, que hallareis en ella alguna cosa adaptada para remover vu­estras dudas mas intrincadas, y para conduciros rectamente en vuestras mayores dificultades. Su llenura ó perfección testifica su Autor divino.

La Biblia es enteramente verdadera. Los hom­bres malos no pudieron escribir un libro que tan cla­ramente condena todo pecado. Los hombres buenos no hubieran pretendido engañar al genero humano con el pretexto de que su propia invención era una revelación divina; particularmente, cuando por tal embuste ellos no podían esperar otra cosa que la reprensión agria, encarcelamiento, el tormento y la muerte. Sus doctrinas y preceptos, sin disputa, son superiores á todo el saber de los hombres, y directa­mente opuestos á la corrupción de nuestra naturale­za, con la cual serian indulgentes los impostores como un medio de conseguir sus designios. Ella os da una relación de diferentes milagros, los cuales se ve­rificaron en medio de inumerables muchedumbres.

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La religión de la Biblia, ál principio, fué apoyada por estos milagros, y desde entonces ha continuado en el mundo. También hay en la Biblia muchas profecías, tales como las respectivas á Jesu Cristo, la dispersión de los Judíos por todos los países, la ruina de Babilonia, &c. Es bien sabido que estas y otras muchas, fueron escritas con mucha ante­lación al acaecimiento de los sucesos á que ellas se refieren; y su cumplimiento tan palmario, es mas que bastante para satisfacer á todo investigador sin­cero tocante á la certidumbre y verdad de la Biblia. Estas evidentes pruebas, en todos los siglos, han convencido á los sabios y hombres de buena volun­tad de que ella es verdadera.* Y luego que hu­biereis experimentado el poder de la gracia de Dios para mudar vuestro corazón por medio de la Biblia, entonces tendréis la prueba mas irresistible que puede darse. El que ha creído, en sí mismo tiene el tes­timonio.

Mas la Biblia no es únicamente verdadera: ella contiene una revelación para el hombre de la mente y voluntad de Dios. Expresamente está declarado, que toda la Escritura es dada por inspiración de Dios, 2 Tim. iii. 16. Los hombres santos de Dios hablaron según les inspiró el Espíritu Santo, 2 Pet. i. 21. Aquí se entiende por inspiración, " tal descubri­miento inmediato y completo por el Espíritu Santo en las mentes de los sagrados escritores de aquellas cosas que de otra suerte no podían haberse sabido, y una superintendencia tan eficaz en cuanto á aque­llas materias de que, por otros medios, ellos po­drían haberse enterado, que totalmente les preser-

* Veanse las Evidencias de Paley.

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varón de todo error en todos los particulares que, en lo mas mínimo, pudiere afectar cualesquiera de las doctrinas ó mandamientos contenidos en sus escritos."

Pues que todos los hombres han pecado, la Biblia tiene un precio superior á todas las cosas, pues ella está dirigida para los pecadores, y nos descubre la persona, el carácter y oficios de Cristo el Sal­vador. Esta manifestación es la que da peculiares hermosura y gloria á las páginas de la Biblia. Por lo tanto es particularmente llamada " la palabra de Cristo." Cuando los hombres se reconocen pecadores, y hechan de ver la necesidad que tienen de un Sal­vador, y hallan en Cristo el mismo que ellos han menester, entonces veen que allí hay un valor in­finito en todo lo que se refiere á él y á su salvación.

Aquella pregunta importante : ¿ Que debo hacer para salvarme ? igualmente se halla aquí del todo satisfecha. El perdón de los pecados por medio de la sangre de Cristo, la reconciliación con Dios, la paz del alma, la restauración de la imagen divina, y un fundamento sólido para esperar la vida eterna, claramente se nos presentan en las Escrituras, y francamente se ofrecen para que las aceptemos por la mediación de un Salvador. ¿ Os reconocéis pe­cador, y gemis bajo del peso de vuestros pecados ? ¿ y teméis la ira de Dios debida al pecado ? En la Biblia hallareis declarados los medios que Dios ha señalado para vuestro perdón y vuestra cura. Allí leeréis, que Dios envió á su Hijo para ser la propi­ciación de nuestros pecados; que Jesu Cristo vino al mundo á salvar pecadores; que él es el Cor­dero de Dios que borró el pecado del mundo; y que la gracia de Dios que trajo la salvación se ha mos-

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trado á todos los hombres, enseñándonos, que abste­niéndonos de la impiedad y de las cosas mundanas, debemos vivir sobria, recta y santamente en este mundo. Estas cosas se escribieron para que pu­diéramos creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y creyendo pudiésemos tener vida por su nombre, Juan xx. 31.

Fácil seria multiplicar espresiones para mostrar el valor de la Biblia. Ella es la única pauta in­falible de la verdad religiosa, la fuente de todo conocimiento religioso. Ella tiene " por autor á Dios, por fin la salvación, y no contiene mas que la verdad pura sin ninguna mezcla de error." La ignorancia de la Escritura es una gran causa de todo error. Mat. xxii. 29.

CAPITULO I I .

La importancia de estudiar continuamente la Biblia. LA posesión de una Biblia, con tal que se use recta­mente, es uno de los mas encumbrados privilegios que podéis disfrutar. Pero mucho mejor os seria no haber tenido jamas este gran tesoro, que poseerle y despreciar su debido uso; porque la Biblia es un talento confiado á vuestro cargo, y de cuyas mejoras productoras ó menosprecio inútil habéis de dar cu­enta estrecha, fuera de que el mirarla con menos­precio cual si no tuviera ningún valor, es una in­juria gravísima contra aquel gran Dios que la dio. Suponed que un padre escribió á un hijo suyo que mora distante, una carta llena de afectuosos avisos y promesas propias de su benevolencia, y que el hijo

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nunca se entretuvo en abrirla, ó que de cuando en cu­ando solo lee una linea de ella; ¡ ó y que porte tan indigno el de tal hijo! Pues así es cabalmente como obramos si menospreciamos aquel libro que nuestro Padre celestial nos ha enviado como á hijos suyos.

Intento mostrar la importancia de estudiar la Biblia toda entera con frecuencia y paciencia por el mandamiento de Cristo; por el carácter y conducta de los hombres piadosos; la instrucción, beneficios prácticos y felicidad verdadera que de ese estudio sacamos; y en seguida, disolver algunas objecciones, y señalar distintamente el peligro que nos amenaza si la menospreciamos. Sé muy bien, que hay per­sonas (como los sirvientes y otras) que no pueden disponer del tiempo á su albedrio, y de las cuales no hay que esperar tanto como de las que están mas desocupadas y libres; mas aun aquellas pueden ha­cer alguna cosa, y seriamente les preguntaría: ¿ No podéis con frecuencia hallar tiempo para insen­sateces, ó tal vez para leer libros ó conversar con socios que inducen al pecado ? No os tengáis por escusados ó exentos, pues, de la ligera ocupación del gran deber de estudiar la Biblia, pues según es­tuviereis convencidos así os aprovechará para per­manecer erectos en el dia solemne de la cuenta. Mediten eso todos.

1. El estudio de las Escrituras está mandado cla­ramente por Dios y nuestro Señor Jesu Cristo. Asi dice Cristo: Registra las Escrituras, pues en ellas hallarás que tienes vida eterna, y ellas dan testimonio de mí;—bienaventurados son los que oyen la palabra de Dios y la guardan. Y San Pablo dice también : Habite abundantemente en tí la pa­labra de Cristo en toda sabiduría. Salomón da

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iguales instrucciones cuando dice : Clama por sa­biduría, búscala como la plata, y búscala como un tesoro escondido. La sabiduría es la cosa principal; por lo tanto adquiere sabiduría. No vivamos aban­donando un mandamiento expreso de Dios y de Cristo nuestro Salvador.

2. Esa fué la práctica de los hombres piadosos. Timoteo habia conocido las Escrituras desde niño. Del Salmo 119 aparece que David se ocupaba con­tinuamente en el estudio de las Escrituras; y del hombre justo dice: Su recreo está en la ley del Señor, y en su ley medita dia y noche. ¡ Ojala fuese este el carácter de todos cuantos se llaman cristianos, que no solamente leyesen su Biblia, si no que sin interrupción meditaran sobre ella!

3. Este estudio, contando con el auxilio del Es­píritu Santo, es la via única para conseguir la in­teligencia de la Biblia. Sin mucha aplicación es imposible conseguir un conocimiento integro de nin­gún asunto; mucho menos se puede conseguir un conocimiento de las Santas Escrituras sin grandes perseverancia y estudio. " Las Escrituras son un tesoro de saber divino, el cual jamas puede agotarse. El estudioso mas ilustrado, agudo y diligente, en la vida mas dilatada, no puede alcanzar un conoci­miento entero de este volumen único. Cuanto mas profundiza la mina tanto mas abundante y precioso encuentra el mineral. Continuamente resalta nue­va luz de este manantial para dirigir su conducta, é ilustrar las obras de Dios y las sendas de los hombres."

4. El es un gran medio de conseguir los bene­ficios prácticos de la religión enseñada en ella; á saber, fe, conversión, santificación y esperanza.

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De ahí es que cuando los Bereanos recibieron la palabra con ánimo enteramente bien dispuesto, ellos registraron diariamente las Escrituras, y por consiguiente muchos de ellos creyeron. David dice : La ley del Señor es perfecta, convirtiendo el alma. Nuestro Señor Jesu Cristo ruega por su pueblo, diciendo : Sanctifícalos por medio de tu verdad : tu palabra es verdad ; y San Pablo dice : Cuantas cosas fueron anteriormente escritas, fue-rónlo para instrucción nuestra, para que nosotros, por la paciencia y el consuelo de las Escrituras, pudiésemos tener esperanza—Mirando como en un espejo la gloria del Señor, trasformádonos hemos en la imagen misma, de gloria en gloria, aun como por el Espíritu del Señor. El leer las Escrituras es el gran medio de acercar nuestras almas á Dios, y de disfrutar la comunión con él. Mientras que oramos, nosotros hablamos á Dios; en la Escritura Dios nos habla.

5. Este estudio también trae verdadera felicidad. Gran paz tienen los que aman la ley de Dios. Los Tesalonicenses recibieron la palabra que les fué predicada con jubilo del Espíritu Santo. La palabra de Cristo frecuentemente causará que vuestros cora­zones, al modo que los de aquellos discípulos que caminaban á Emaus, ardan dentro de vosotros. Como la fe viene por el oído, así no solamente que­dareis persuadidos de que las promesas de Dios, se cumplirán, sino que veréis vuestro interés en ellas, y os regocijareis en la esperanza de bendición sin límites mas allá de la sepultura.

Sin embargo, no os desalentéis si estos beneficios prácticos no se consiguen inmediatamente, ó bien os parece que adelantáis puco en la vida divina.

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Vuestro progreso puede ser efectivo, aunque sea lento y apenas visto. Aunque el niño recien nacido diariamente recibe alimento, con todo no llega de un golpe á la virilidad, sino que por grados va pasando los estados de infancia y puerilidad ;—y eso mismo sucede aquí. No os aburráis como chasqueados si la lectura de la Biblia aveces apareciere como una tarea forzada, y vuestra naturaleza corrompida estará muy dispuesta á llamarla estudio árido, tris­te y enfadoso: con todo insistid en él, acordándoos de que nada precioso se alcanza sin abnegación propia. Con cuanta mayor constancia la leyereis, con espíritu recto, tanto mayores consuelo y placer, provecho y dicha hallaréis.

Cuando un hombre por el estudio sufrido de su Biblia ha conseguido sus sentimientos y principios sencillamente de aquella fuente, logra la satisfacción de conocer que se apoya en un cimiento sólido; que él no ha tomado sus opiniones de este hombre ó del otro, sino solamente de la Biblia : Así lo dijo el Señor, es lo que él tiene por razón de la espe­ranza que hay en él. ¿Quien puede describirlo que vale esta persuasión en la hora de la tentación y de la prueba ?

No faltan, con todo, algunos que dicen : Cierta­mente ; yo estoy penetrado de la verdad de todo esto ; mas yo soy pobre y sin letras : la Biblia, ademas, es un libro corpulento ó voluminoso, y cuando empiezo á leerla encuentro muchas cosas que no puedo entender. Permitidme no obstante que os pregunte: ¿ no trabajáis diariamiente para sustentaros y para mantener vuestra familia ? Bien está, al principiar la semana vos no decis, mi tra­bajo es muy pesado, sen táreme y no haré nada;

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y eso por que sabéis que si tal hiciereis, vos y vuestras familias perecerían de hambre. No olvidéis, pues, que vuestra alma inmortal es de infinito mayor valor que el cuerpo perecedero. Ahora bien, vu­estras almas necesitan alimento, y este alimento ha de obtenerse trabajando con paciencia en leer vu­estra Biblia. Además de eso, vuestro tráfico ú oficio no le aprendisteis de un golpe, ni tampoco podéis aprender súbitamente toda la verdad con­tenida en vuestra Biblia. Es ciertamente la Biblia un libro voluminoso, pero ella consta de muchos libros pequeños; cada uno de estos es en sí com­pleto, tales como el Genesis, Mateo, &c. Leed en­teramente uno de estos libros pequeños antes de empezar con otro, y por grados, observando las reglas que se mencionarán, el mas ignorante puede sacar un gran conocimiento de la Biblia.

Otros dicen: No tengo tiempo para leer mí Biblia:—bástame ocupación con mi trabajo diario sin distraer mi atención á ninguna otra cosa. Ah ! Tened presente que habéis de dar cuenta á Dios de todo vuestro tiempo, y seguramente daríais una cuenta admirable si hiciereis aparecer mal em­pleadas aquellas porciones del tiempo gastadas en leer vuestra Biblia. Apelo á vuestra conciencia misma en cuanto á sí con frecuencia no desper­diciáis incautamente algún tiempo en cosas de mucha menor importancia; y si tan ocupados como estu­viereis realmente, el estudio de la Biblia, en vez de ser obstáculo, no será auxilio para el mejor des­pacho de vuestras ocupaciones, enseñándoos á de­sempeñarlas con espíritu tranquilo y diligente. Fuera de qué siempre podréis hallar tiempo para comer y beber, y algún espacio para recreo ó desa-

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hogo; i mas el alimento de vuestra alma no es de una consecuencia infinitamente mayor? Job dijo, yo he apreciado las palabras de su boca mas que mi alimento necesario. Recordaos, también, que el eunuco iba leyendo las Escrituras al paso que via­jaba, cuando no las entendía ; y sabéis en que forma galardonó Dios su diligencia enviándole á Felipe para que esplicaralo que leia y le predicase á Jesús. ¿ Pero á la verdad, os halláis tan ocupado como suponéis ? Entonces esa es la razón por que debéis leer la Biblia. Estáis en el caso del que se encu­entra enmedio de una batalla : esta es vuestra ar­madura ó cota de malla: ¡ ó, no os le quitéis no sea que os hieran y para siempre perezcáis !

Otros asimismo dicen : Yo quisiera leer la Biblia, mas no he podido adquirir una y me hallo de­masiado pobre para obtenerla. A los tales puede contestárseles, que nunca hubo tanta oportunidad como actualmente para conseguir una por poco dinero y con toda facilidad. Si efectivamente fueren tan pobres que no pudieren abrazar ninguna de estas oportunidades, podrán exponer su necesidad á los que pueden socorrerla. Si deseareis obtener para vuestras almas inmortales este alimento con tantas veras como apetecéis el de vuestros cuerpos desleznables, bien podéis esperar que Dios moverá el corazón de algún amigo benévolo que os conce­derá este don.

Últimamente, algunos que sigan leer este tratado, podrán replicar á cuantas instancias en él se hacen : Yo soy incapaz de leer la Biblia. A estos yo re­plicaría, vos debéis usar los mejores medios que es­tuvieren á vuestro alcance. Si estáis enteramente persuadidos de que el conocimiento de la Biblia no

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solamente es un deber importante, si no una gran ventaja, aprovechareis todos los esfuerzos, y he-chareis mano de toda ocasión para adquirir este conocimiento. De aquí es, que cuando las personas han deseado con ansia las cosas de la religión, aun en edad avanzada aprendieron á leer su Biblia. Mas si no pudiereis aprender á leer la Biblia, vuestros hijos, los vecinos ó amigos se darán el parabién por leeros un capitulo. Ademas de eso debéis ser dili­gentes en la asistencia del culto público, pues allí podéis oir leer la Biblia. Si un padre afectuoso hubiere dejado un testamento (en el cual os consta que estáis instituidos herederos) ¿ quedaríais satis­fechos hasta haberos enterado de cuanto en él se contiene ? Al menos sean tan vivos vuestros an­helos por el bien estar eterno como lo son en cuanto á los asuntos temporales que mas os interesan.

Sinembargo de cuanto dejo dicho recelo que mu­chos que tienen Biblia, la mirarán con desatención, permitiendo que repose cerrada en el estante ó con­siderándola meramente como un libro para asignar la tarea de lectura de sus impúberes hijos. ¿ Que os diré, ó en que manera os empeñaré en el cum­plimiento de este gran deber ? Conozco la razón verdadera por la cual menospreciáis este libro sa­grado : amáis vuestros pecados, y teméis que el estudio de la Biblia os obligará á abandonarlos ó aumentará vuestra criminalidad si continuáis en ellos. Mas ay ! no os engañéis : ¿ Que dice Jesu Cristo nuestro Señor ? Esta es la condenación, que la luz vino al mundo y los hombres amaron las tinieblas mas bien que la luz, porque sus obras eran malas, Juan iii. 19. Vuestra desatención á la Biblia, en vez de serviros de escusa, será una prueba de vues-

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tro pecado, aumentará la malicia de vuestro crimen, y os condenará para una eternidad. El que despre­ciare la palabra será destruido: pero el que temiere los mandamientos será galardonado, Prov. xiii. 13. ¿ Como escaparás si desprecias tan gran salvación, hablada por el Señor y confirmada por aquellos que le oyeron? Heb. ii. 3. Pero si las amenazas tre­mendas del Señor no te persuadieren, conténgate el amor de Cristo y te ñierze á leer la Biblia, con oraciones para alcanzar aquel auxilio divino sin el cual toda tu lectura seria sin provecho.

C A P I T U L O I I I .

Necesidad del auxilio Divino para habilitarnos á entender rectamente la Biblia.

D E todas las obras de la creación el Sol es la mas gloriosa y refulgente, la mas vivificadora y prove­chosa : él no solamente alumbra al mundo, sino que abraza cariñosamente y da salud y fortaleza á todas las cosas; umversalmente causa júbilo y alegría de corazón; él renueva la faz de toda la tierra, y nada hay que se oculte á su calor.

Así es también la palabra de Dios : ella es una luz brillante y gloriosa iluminando un mundo tene­broso ; pero la luz resplandeció en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron, Juan i. 5. El mundo permaneció en tinieblas; los hombres están muertos en sus trasgresiones y pecados ; y mientras que ellos continúen en tal estado, son tan incapaces de percibir la gloria real de la Biblia, como un ciego lo es para percibir la luz del sol, ó un muerto

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su calor. De aquí podemos aprender la necesidad que tenemos del auxilio del Espíritu Santo. Cuando este se conceda los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán.

La necesidad que tenemos del auxilio divino puede probarse por los siguientes capítulos.

1. Las declaraciones expresas de la Escritura. Cuando David dice rogando: Señor abre mis ojos para que yo pueda ver las cosas portentosas de tu ley, muestra el sentimiento que tenia de la necesidad del auxilio de Dios para entender bien la verdad divina. San Pablo también dice claramente : El hombre animal no recibe las cosas del Espíritu de Dios, pues para él son locuras : ni puede saberlas, por cuanto se juzgan espiritualmente, 1 Cor. ii. 14.

2. La promesa de la enseñanza divina. Así dice nuestro Señor : Cuando haya venido el Espíritu de Verdad, él os guiará en toda verdad, Juan xvi. 13. Y aunque, en primer lugar, esta promesa fué peculíarmente aplicable á los Apóstoles, en cuanto miraba á su misión divina ; no obstante comprende las operaciones mas duraderas del Espíritu Santo. Nuestro Señor dice de este Espíritu : El Padre os dará otro consolador, para que habite con vosotros para siempre, Juan xiv. 16. Y otra vez; Ellos serán enseñados enteramente de Dios, Juan vi. 45.

3. La conducta délos incrédulos. Los Israelitas no sacaron provecho de los milagros que ellos pre­senciaron en Egipto y en el desierto: la causa de eso fué, que el Señor no les había dado un corazón para percibir, y ojos para ver, y oídos para oir, Deut. xxix, 4. ¡ Cuan ensordecidos estuvieron los oidos, cuan empedernidos los corazones, y cuan

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ciegos los ojos de los judíos no obstantes los milagros de nuestro Señor! y para eso se asigna la misma razón : No les fué dado el conocimiento de los mis­terios del reino de Dios, Mat. xiii. 11, &c. Entre los Corintios ¡ que pocos sabios, poderosos ó nobles abrazaron el Evangelio ! 1 Cor. i. 26. Estos tales no pidieron el auxilio, y por lo tanto no les fué concedido.

4. La experiencia de los cristianos. ¡ Cuan ob­scurecidas estaban las mentes de los discípulos tocante á las profecías de Cristo, hasta que él abrió sus entendimientos para que ellos pudieren entender las Escrituras ! Luc. xxiv. 45. Lydia era ca­balmente tan ignorante y desatenta como las otras gentes hasta que el Señor abrió su corazón para atender á las cosas habladas por Pablo, Act. xvi. 14.

5. Las oraciones de los fieles prueban esta ne­cesidad misma. ¡ Cuan ardientemente ora David cuando dice : Dame entendimiento para que pueda saber tus testimonios : enseñadme el camino de tus mandamientos: así hablaré de tus obras maravi­llosas ! ¡ Cuan repetidamente dice : Enséñame tus leyes ! Todo el Salmo 119 muestra completamente cuan necesaria juzgó David la enseñanza divina.

¡ Y cuan infinitamente benévolo y condescen­diente es aquel Dios que así quiere guiar y enseñar á sus pecadoras criaturas! Bueno y recto es el Señor, por lo tanto enseñará á los pecadores en el camino. ¿ Y no buscaremos este auxilio ? Fija, pues, en tu mente como una verdad sólida, que Dios solo y no otro alguno puede habilitarte para entender y atender utilmente su palabra, y ruega vivamente para que te conceda su auxilio. ¿ Si vosotros, siendo malos, sabéis como dar buenos dones á vues-

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tros hijos, cuanto mejor vuestro Padre celestial dará su Santo Espíritu á los que le pidieren ? Pedid y tendréis: buscad y hallaréis; llamad y os será abierto.

El Espíritu Santo es, pues el gran maestro que nos habilita para entender la Biblia. Compete á su oficio no solamente el sanctificar y consolar la iglesia, si también tomar de las cosas de Jesu Cristo, y mostrárnoslas. Los Apóstoles mismos no entendieron la significación del evangelio hasta que fueron enseñados por el Espíritu Santo. Por con­siguiente, siempre que abriereis vuestra Biblia, jamas olvidéis el orar para que el Espíritu Santo abra ó ilumine vuestro entendimiento.

Cuando con tantas veras se insta sobre la ne­cesidad del Instructor divino, entiéndase claramente, que el Espíritu Santo no guia á ningunas doctrinas contrarias á la voluntad de Dios, cuales se hallan reveladas en su palabra; ni podemos esperar su guia sin orar y usar los otros medios y auxilios que él nos ha dado para entender las Escrituras.

CAPITULO IV.

Notas generales sobre la Biblia entera, y sucintas observaciones sobre cada uno de sus libros.

L A palabra Biblia significa libro, y la Escritura Santa se llama así porque ella es el libro de los li­bros—el mejor de los libros. La voz Escrituras significa escritos. La Biblia no se escribió á un tiempo mismo, ni por una sola persona, sino que consta de diversas partes, escritas en tiempos dife-

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rentes, por varios hombres. Divídese en dos testa­mentos ó alianzas :* el testamento antiguo y el nuevo. Si se la considera como un testamento, la Biblia contiene el testamento de nuestro benéfico Redentor, lleno de nobilísimos dones y legados, todo irrevocablemente confirmado por la muerte del testa­dor, Cristo. (Heb. ix. 16, 17.) Pero si se la mira como una alianza, esto es, una Dispensación, ó In­stitución religiosa (la cual es la significación general de la palabra original alianza ó pacto cuando se re­fiere á la ley de Moisés ó al Evangelio de Cristo) contiene una relación del porte de Dios con el hombre. El testamento antiguo contiene mas par­ticularmente la ley dada por Moisés, y los libros sagrados escritos bajo de la dispensación judaica; y el nuevo contiene los libros sagrados escritos bajo de la dispensación cristiana, y declara con mas plenitud y revela aquel evangelio que está lleno de gracia y verdad, el poder de Dios para la salvación de todo el que creyere. La gran promesa del Testa­mento antiguo es un Salvador que habia de venir. El nuevo muestra que este Salvador ha venido y da otra promesa g-rande, (aunque esta no está ex­cluida del testamento antiguo) la promesa del Espí­ritu Santo.

El Testamento antiguo fué escrito en idioma Hebreo, y en el Griego el nuevo testamento. El antiguo testamento fué escrito antes del tiempo de nuestro Señor Jesu Cristo : el nuevo lo fué por los Discípulos y Apóstoles de Jesu Cristo; y antes de la mitad del siglo segundo después de Cristo, la parte principal de los libros que le componen se leia en to-

* Esta es la voz adoptada en Español en este asunto, en lugar de pacto, &c . reservadas para cosas legales,

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das las iglesias cristianas entonces establecidas. Cu­ando por primeravez fueron escritos los libros de la Biblia, no fueron divididos en capítulos ni en versí­culos. Esta fue invención moderna, provechosa en muchos respectos, pero algunas veces se obscurece el sentido por ella. Así el versículo primero de la primera á los Corintios, capítulo 11, debería leerse á la vez con el capítulo 10.

El nuevo testamento continuamente cita ó se re­fiere al antiguo, y de esa suerte no solamente le confirma, sino que nos ayuda á entenderle para mejor aprovecharnos de el. Por lo tanto, al fin de las observaciones siguientes sobre cada libro, seña­laré algunas referencias, á saber solamente el capí­tulo y verso del libro. Así, en el Génesis, hallareis :

iii. 4 ; 2 Cor. xi. 3.»

significando que el verso 3, capítulo undécimo de la segunda á los Corintios, se refiere al verso 4, del capitulo 3, del Génesis.

Los cinco libros primeros del Antiguo Testa­mento, llamados algunas veces el Pentateuco ó cinco libros, fueron escritos por Moisés, hace mas de tres mil años, y son los escritos mas antiguos que se conocen en el mundo.

GÉNESIS significa generación, origen, ó principio. El contiene la historia de unos dos mil trescientos sesenta y nueve años. Nos hace saber, que no hay mas que un Dios, el Criador de todas las cosas.

* En las Biblias Inglesas se hallan muchas referencias: en la versión Castellana del Padre Scio, no las hay; pero con ayuda de este folleto el lector puede cotejar las referen­cias, y las hallará, aunque su Biblia no las tenga al margen

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El describe la felicidad del hombre en el Paraíso ó Edén ; su caída; la promesa de Cristo, casta de la muger ; el diluvio; la preservación de Noé y de su familia en el arca; la historia de Abraham, Isaac, Jacob, (llamado Israel posteriormente) y Josef, y el establecimiento de los israelitas en Egipto. Notad en este libro el principio de dos distintas clases de hombres en Cain y Abel, y hallareis que ellas han continuado por todos los siglos: yo entiendo en ellas la iglesia de Dios y el mundo profano. Los Santos, aunque pocos en número y menospreciados por el mundo, son los mas queridos de Dios. Vee su benevolencia con Abraham, y las asombrosas condescendencia y familiaridad con que le trató.

¡ Que encumbrado privilegio es el pertenecer á aquella iglesia á la cual mira Dios con especial favor ! Examinad con atención suma la alianza que él hizo con Abraham, diciendo : que en su casta serian benditas todas las naciones de la tierra: y ved Galat. iii. 8, 16, &c.

El capítulo undécimo de la Carta á los Hebreos os dará una vista del motivo y aun fé verdadera, que animó á los patriarcas. Leyendo el Génesis, pod­réis descubrir intimaciones de Cristo, no solamente en las promesas, sino también en los caracteres des­critos, muchos de los cuales eran tipos ó figuras del Salvador. Véase por ejemplo, Gen. ii. 7, &c. comparado con la 1 Cor. xv. 45, 49, &c. ; Gen. xiv. 18, 20, comparados con el cap. vii. á los Hebreos.

Referencias en el Génesis.

i. l . H e b . xi. 3. iii. 4. 2 Cor. xi. 3. iii. 6. 1 Tim. ii. 14.

iv. 4. Heb. xi. 4. iv. 8.1 Juan iii. 12. Judas 11. v. 24. Heb. xi. 6.

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vi. 12. 1 Ped. i i i . 20. vi. 14. Heb.x i . 7 . 2 P e d . i i . 5 . vii. 4. Mat. xxiv. 37, 38. xii. 1. Heb. xi. 8. xiv. 18. Heb. vii. 1. xv. 6. Rom. iv. 3.

Santiago ii. 23. xvi. 15. Gal. iv. 22. xviii. 10. Heb. xi. 11. xvii i , 12. 1 Ped. iii. 6. xix. 24. Luc. xvii. 28,29. xix. 25.2 de Ped. ii. 6. Judas 7.

xix, 26. Luc. xvii. 32. xx¡ . 1, 3. Gal. iv. 28. xxii. 1, 10. Heb. xi. 17.

Santiago ii. 21. xxii. 18. Luc. i. 55. xxv. 22. Rom. ix. 10. xxv. 33. Heb. xii. 16. xxvii. 27. Heb. xi. 20. xlviii. 15. Heb. xi. 21. xlix. 10. Juan. i. 49.

Luc. i . 32. 1.24. Heb.xi . 22.

No puedo concluir las observaciones sobre el Gé­nesis mejor que con las palabras impresoras de un escritor moderno: " Lector delante de tí tienes la historia mas antigua y la mr.s auténtica del mundo : una historia que contiene el primer descubrimiento escrito que Dios ha hecho de sí mismo al linage humano : un descubrimiento de su propio ser en su sabiduría, poder y bondad, en la cual tú y todo el linage humano estáis tan intimamente interesado. Cuanto le debes por este descubrimiento, solo él puede enseñártelo, y ningún otro puede hacer que tu corazón sienta su obligación a su sabiduría y misericordia. Dios te hizo á tí y al universo, y gobierna todas las cosas conforme al consejo de su voluntad. Mientras permanezcas bajo la direc­ción de este consejo no puedes errar;—mientras estuvieres bajo del influjo de esta voluntad no puedes ser desgraciado. Entrégate á esta enseñ­anza, y sométete a su potestad ; y después de ha­berte guiado por su consejo finalmente él te llevará á la gloria."

ÉXODO significa marcha ó salida. El contiene la historia de 145 años. Describe el cautiverio de

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los israelitas; el haber elevado Dios á Moisés como libertador de ellos ; las plagas de Egipto ; la salida de los israelitas; el haber sido alimentados con el maná; la promulgación de la ley en el Monte Sinai; la bondad de Dios con Israel; el castigo espantoso de sus enemigos. La vil corresponden­cia de Israel al don de Dios—una pintura de lo que vemos frecuentemente. Aquí se contiene la ali­anza de la ley Mosaica; diferente de la ajustada con Abraham, Gal. iii. 17. Cristo allí era repre­sentado por la columna que acompañaba ó dirigía á Israel y por el maná que les alimentaba, y él era quien los guiaba. Moisés era un tipo de Cristo como legislador, mediador, libertador, ó redentor é intercesor ; y también como cabeza de la iglesia, y guia y Salvador de Israel. Estudiar la media­ción de Moisés, esto es, como estuvo entre Dios y el hombre, nos auxiliará altamente para entender la mediación de Jesús. El salir Israel libre de Egipto y sus jornadas por el desierto, son figuras muy vivas de nuestro rescate de la esclavitud del pecado y de nuestra jornada por el desierto de este mundo á la tierra del celeste reposo.

Referencias en el Éxodo.

i ¡ . 2. Heb. xi. 23. ii. 11. Heb. xi. 24.

xvi. 15. Juan vi. 31, 49. 1 Cor. x. 3.

Act . vii. 24. xix. 6. 1 Ped. ii. 9. xix. 12. Heb. xii. 18. xxvi. 35. Heb. ix. 2. xxxii. 6. 1 Cor. x. 7. xvii. 6. 1 Cor. x. 4.

iii. 2. Act . vii. 30. xii. 7. Heb. xi. 28. xiv. 22. 1 Cor. x. 2.

Heb. xi. 29.

El LEVITICO se llama así porque trata de las leyes, reglamentos y oficios del sacerdocio Leví-

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tico. El describe sacrificios de varias clases; las impurezas de naturaleza legal, y los medios de pu­rificarse de ellas ; diferentes festividades solemnes, y el castigo de Nadab y Abihu, hijos de Aaron, porque ofrecieron fuego profano. La Epístola á los Hebreos es el mejor comentario de este libro. Las cosas aquí descritas son las sombras de cosas mejores que habían de venir después, y aun de Cristo y de la redención por su medio. El holo­causto ó sacrificio en que se quemaba la víctima en­tera, nos muestra el plenísimo, perfecto y suficiente de Cristo que fué ofrecido una vez, cuya sangre limpia de todo pecado. El sacrificio por el pecado, parte de cuya víctima se quemaba fuera del campa­mento, representaba á Jesu Cristo, nuestro sacrificio expiatorio ú ofrenda por el pecado, muriendo por nosotros fuera de la puerta de Jerusalem. Cristo es la suma y substancia de todo. Ved en Cristo el Cor­dero de Dios que quita el pecado del mundo: Ved en Cristo completos y abolidos todos los sacrificios; todas las sombras disipadas en él que es la substan­cia. Los lavamientos y mundificaciones nos seña­lan los influjos mundificadores del Espíritu Santo. El oleo ó aceyte es emblema de su unción. Las direcciones especiales respectivas al culto, nos mu­estran la grande importancia de la reverencia y atención en todo nuestro culto. El inmundo no podia entrar en el campamento del Señor, ni el que no se ha convertido puede entrar en el reino de Dios. Boyle observa, que " la ley ceremonial con todos sus derechos místicos, como el pesebre á los pastores, presenta envuelto en sus mantillas el niño Jesús."

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Referencias en el Levitico. xii. 3 ,4 , 6. Juan vii. 22.

Luc. ii. 21—24. xiv. 4. Mat. viii. 4. xv ¡ . 14. Heb. ix. 13. xvi. 17. Luc. i. 10. xviii. 5. Rom. x. 4, 5.

Gal. iii. 12.

xix. 15. Santiago ii. 1. xix. 17. Mat. xviii. 15.

Luc. xvii. 3. xix. 18. Gal. v. 14. xx. 10. Juan viii. 5. xxvi. 12. 2 Cor. vi. 16.

NÚMEROS; llámase asi este libro por cuanto em­pieza con el censo ó numeración del pueblo. Com­prende un periodo de unos 38 años. Describe las jornadas de Israel, sus murmuraciones y castigos, y la historia del malvado profeta Balaam y de Balak rey de Moab. En este libro vemos que Jehovah guió á su pueblo por el camino recto : ellos fueron afligidos en el desierto; con todo ¡ que milagros no se obraron en su favor! pero en medio de estos ellos pecaron contra Dios y no escaparon sin castigo. Estas cosas, dice San Pablo, les sucedieron para ejemplos, y están escritas para nuestra instrucción. La iglesia visible de Dios sobre la tierra, en todos los siglos, es una iglesia mixta. La serpiente de bronce suspendida á vista del pueblo (cap. xxi. 9.) fué un tipo muy claro y expresivo del Señor Jesu Cristo ; y el recobro de la salud de los israelitas, lo fué de la recuperación del pecador que estaba pere­ciendo, por la fé en él, San Juan iii. 14 y 15.

Referencias en el libro de los Números. vii'. 16. Luc. ii. 23. ¡x. 18. 1 Cor. x. 1. xi. 4.1 Cor. x. 6. xii. 7. Heb. iii. 2. xiv. 27. 1 Cor. x. 13.

Heb. iii. 17. xvi. 1. Judas 11. xix. 3. Heb. xiii. 11. xx. 8. 1 Cor. x. 4.

xxi. 5, 6.1 Cor. x. 9. xxi. 9. Juan iii. 14. xxii. 23. 2 Ped. ii. 16. xxii. 39. 2 Ped. ii. 15.

udas 11. xxiv. 14. Apoc. ii. 14. xxv. 9. 1 Cor. x. 8. xxvi. 65. 1 Cor. x. 5. xxviii. 9. ¡Mat. xii. 5.

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DEUTERONOMIO significa la ley repetida. Suma­riamente toca en muchas circunstancias preceden­tes, insta fuertemente al pueblo á la obediencia, describe la gloria de Canaan, y contiene una rela­ción de la muerte de Moisés. Enel cap. xviii. 18, hay una profecía la mas patente de Cristo. Véanse los Actos iii. 22. Este libro instructor está lleno de direcciones prácticas, cuya mayor parte es tan aplicable á nosotros como en su total lo fueron para Israel, y merece leerse con la diligencia mas exacta.

Referencias en el Deuteronomio.

vi. 13. Mat. iv. 10. vi. 16. Mat. iv. 7. viii. 3. Mat. iv. 4. x. 17. Act. x. 34. Rom. xii. 11.

Col. iii. 25. x. 17. Efes. vi. 9. xvii. 6. Heb. x. 28. xviii. 1. 1 Cor. ix. 13.

xviii. 18. Juan i. 45. Act . iii. 22. Act. vii. 37.

xxiv. 1. Mat. v. 31. Ma t . xix. 7. Marcos x, 4.

xxv. 4. 1 Cor. ix. 9. xxvii. 26. Gal. iii. 10. xxx. 12, 14. Rom. x. 6, 9.

Los doce próximos siguientes libros desde Josué á Job, se llaman libros históricos.

JOSUÉ contiene la historia desde la muerte de Moisés hasta las de Josué y Eleazar, un espacio de unos treinta años. Contiene este libro una rela­ción de la conquista y división de la tierra de Canaan, la felicidad del pueblo de Dios, las mise­ricordias que les fueron dispensadas, y los juicios espantosos sobre sus enemigos : cuan puntualmente cumplió Dios la promesa hecha á Abraham de entre­gar á Canaan para posesión de su posteridad. Josué fué un tipo de Cristo, conduciendo á su

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pueblo por enmedio de todas las dificultades á la celestial tierra de Canaan.

Aunque crecidísimas y robustas huestes, Tierra é infierno en su vía se atraviesen ; El con seguridad sus almas guía por do quiera ; ¡ De su bondad el brazo ha inmensa esfera I

Referencias en Josué, i. 5. Heb. xiii. 5. iii. 14. Act. vii. 45. ii. 1. Heb. xi. 31. vi. 20. Heb. xi. 30, 31. ii. 1. Santiago ii. 25. xiv. 1. 2. Act . xiii. 19.

El de los JUECES con tiene la historia de cerca de 309 años, ademas de una relación sucinta de los acontecimientos de Israel desde el fallecimiento de Josué hasta la muerte de Samson: comprende dos partes; la primera que concluye al fin del capítulo 16, contiene la historia regular; y los cinco capí­tulos restantes contienen la relación de algunos sucesos notables que en aquel tiempo pasaron. Ob­servad la maldad del hombre en el porte de los Israelitas, y con que certidumbre sigue el castigo al pecado. Mas tornad á ver la bondad de Dios para perdonarlos. Todos sus libertadores tempo­rales pueden presentarnos en nuestro interior el gran Libertador que es el Capitán de nuestra salva­ción.

Referencias en el libro de los Jueces

ii. 16. Act. xiii. 20. | En general Heb. xi. 32, 40.

El de R U T H es la historia de una familia parti­cular, apuntada para mostrar la geneologia de Cristo por David con la descendencia de Judá; la pro­videncia misericordisoa de Dios con los afligidos,

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y la recompensa de la obediencia. Sigamos á Jesús como Ruth siguió á Noemi. Cap. i. 16, 17.

Referencias en Ruth.

iv. 18. Mat. i. 4. Luc. iii. 31, 33.

El libro primero de S A M U E L , * (Ó primero de los R eyes en la versión Castellana de la vulgata) incluye la historia de 80 años: contiene una relación del na­cimiento de Samuel, la destrucción de la casa de El i ; el deseo de los Israelitas por tener rey, y el señalamiento ó instalación de Saúl; las persecu­ciones que dirigió contra David que mató á Goliath, el gigante filisteo; y la muerte de Saúl y de sus hijos. ¡ Cuan extensa es la diferencia que la re­ligión verdadera hace entre los hombres! Com­para á Saúl y á David, los hijos de Elí y Samuel. La historia de Elí, Samuel y David demuestra que por medio de muchas tribulaciones hemos de entrar en el reino del cielo; mas observa en los hijos de Elí, en Saúl y en Nabal, que el pecado es el ca­mino que conduce á la desgracia, á la miseria y á la muerte. Sobre todo dirigid vuestros ojos á Cristo del cual David fué una representación eminente; en los obstáculos que encontró en el camino al trono, en sus aflicciones, rescate y triunfo final podréis ver una figura de mucho de lo perteneciente á nuestro Redentor.

Referencias en el 1 de los Reyes. xxi. 6. Mat. xii. 3, 4. Ixvi. 12. Act. vii. 46 ; x. 34.

Marc. ü. 25. Luc. vi. 4. | GeneralmenteAct.xiii.21,23.

* En la versión del P . Scio, se llama, Primero de los Reyes ; por consiguiente el 1 y 2 de los Reyes en las Biblias Ingle­sas, son allí 3 y 4 de los Reyes.

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El segundo de SAMUEL (Ó de los Reyes) con­tiene la historia del reinado de David de unos cua­renta años. Su advenimiento al trono, sus victo­rias, sus esfuerzos para promover la religion, sus graves pecados, y trabajos consiguientes, y su ar­repentimiento profundo se describen plenamente. Ved la excelencia de la gracia divina en David. Notad en su caida, asimismo, la fuerza y poder de la corrupción humana ; y en su penitencia y reco­bro, la extension y eficacia de la gracia divina, Luc. i. 32, 33.

Referencia.—xii. 24. Mat. i. 6.

El tercero de los REYES contiene la historia de 126 años; empieza con el señalamiento (ó procla­mación) de Salomón al trono, describe la muerte de David, el reinado de Salomón, la erección y fábrica del templo, el pecado de Salomón y su muerte: la división de las doce tribus en los reinos de Israel y de Judá (desde esta época las diez tribus se llaman Israel, y las de los reinos de Judá llámanse Judíos;) mas claro: pueblos Israelita y Judio; la relación del profeta Elias, y de varios reyes. El reinado de Salomón figura el reinado pacífico del Salvador. El templo mismo, del cual se habla después larga­mente, y en el cual solo podia ofrecerse el sacri­ficio, frecuentemente le usan los escritores sagra­dos como una imagen de la hermosura y perfección de la iglesia de Dios. Cuando los Israelitas se hi­cieron idólatras quedaron privados de su prosperidad.

Referencias en el libro 3 de los Reyes.

ii. x. Act. ii. 29. Act . xiii. 36. I xvii. 1. Luc. iv. 25.

x. 1. Mat.xii . 42. Luc .x i .31 . I xviii. 42. Santiago v. 17.

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El libro cuarto de los REYES contiene la historia de 344 años. Aquí se refiere promiscuamente la historia de Israel y de Judá. Elias es arrebatado al cielo y le sucede Elíseo; descríbense los reinados de mu­chos reyes de Israel y de Judá; las diez tribus de Israel fueron llevadas en cautiverio al Asiría, y como unos 160 años después Judá fué trasportado cautivo á Babilonia. Ved el mal y las consecuen­cias del pecado. En Elias, y posteriormente en Eliseo, vemos cuanto bien puede hacer un hombre de Dios resuelto. La casta de David continua en el trono. Vee ahí la fidelidad con que Dios cumple su palabra.

Referencias en el libro cuarto de los Reyes, iv. 29. Luc. x. 4. | v. 14. Lucas iv. 17.

Los libros 1 y 2 de la CRÓNICAS (que en la versión Castellana de la vulgata se llaman primero y segundo de los Paralipómenos) presentan una re­vista general de toda la historia desde la creación hasta la vuelta del cautiverio de Babilonia, un periodo como de unos 3468 años. La historia de los reyes de Judá se presenta con extensión. Las genealo-gias de los antepasados padres, es importante para mostrar que Cristo descendió de Abraham. ¡ Que modelo de celo y de piedad es David! Observad como los reyes piadosos, cuando el pais estaba in­festado de pecados, acudian á Dios y fueron escu­chados. Imitad su ejemplo en vuestras desgracias. Ved en Josafat cuan peligroso es para los que viven en si santo temor de Dios, entrar relaciones con los perversos.

Referencias en el libro 1 de los Paralipómenos. xxiii. 13. Heb. v. 4, | xxiv. 10. Lucas i. 5.

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El libro primero de ESDRAS contiene una rela­ción del retorno de los Judíos de Babilonia á Jeru-salem, después de 70 años de cautiverio, á las or­denes de Zorobabel, y posteriormente á las de Es­dras ; y presenta la historia de unos 80 años. Zoro­babel erige ó levanta el nuevo templo, y Esdras restablece el servicio ó culto de Dios. El beneficio que produce la aflicción puede verse en el porte de los Judios que buscaban á Dios en su cautiverio. Su fe y su paciencia se ponen á prueba en la edifica­ción del templo; mas perseverando por último pre­valecen : ejemplo animador para alentarnos á per­manecer con celo en la causa de Dios, por mas que aparezca deprimida.

NEHEMIAS ó el libro 2 de Esdras, en la versión Española, es una continuación de la historia por cerca de doce años. Movido de grande ansiedad é interés por las aflicciones de Jerusalem, Nehemias abandona todas las comodidades que disfrutaba en la corte de Artajerjes, estimula á los Judios para edificar los muros de Jerusalem, y reforma muchos abusos. ¡ Con que compunción oye el pueblo la lectura de la ley ! ¡ Quiera el Señor que vosotros oigáis leer, ó leáis con tal espíritu la Biblia ! Es muy evidente de cuanto provecho les fué la aflic­ción. Observad en Nehemias el espíritu de oración por todo el libro. Ved en él, también, una mu­estra del amor del Salvador á su iglesia.

El libro de ESTER es una relación bien notable del modo en que entonces se libraron de ser exter­minados los Judios. Se ha supuesto que Asuero es el mismo Artajerjes, ó el Dario mencionados en

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v. 17. Heb. xii. 5. xxxiv. 19, Act . x. 34.

Los SALMOS. Este libro fué escrito en diver­sos tiempos por diferentes personas; aunque princi-

Esdras. Dios nunca deja de socorrer á su iglesia puesta en peligro. Observa los diversos eslabones de la cadena por los cuales se efectuó su libramiento. Verificóse en Aman la expresión de David: Vi al malvado en gran poder y floreciendo como un lau­rel : volví á pasar, y ay! ya habia desaparecido.

Los cinco libros siguientes son mas sencillamente religiosos que la mayor parte de los precedentes. Se llaman libros poéticos por estar, en lo principal, escritos en verso en el idioma original.

JOB se ha supuesto que vivió con antelación á Moisés. Este libro contiene una relación de la pie­dad de Job, de su prosperidad; de sus pruebas y aflicciones; de sus contiendas con sus amigos; de su defensa ó justificación propia; de como Dios se digna hablar con él; de como él mismo se condena, y de su restablecimiento á estado mas próspero que el que antes disfrutó. Podemos ver en Job una representación del Salvador padeciendo y glorificado, y una pauta del fiel que pasa por grandes tribula­ciones. Ejemplarísimas son la paciencia de Job y especialmente su fe en un Redentor divino viviente. (Jobxix.) ¡ Cuan sin fruto son las contiendas reli­giosas cuando se dirigen por un espíritu de disputa y de justificación propia ! Rom. i. 29.

Referencias en Job* i. 21. 1 Tim. vi. 7. ii. 10. Santiago v. 11. v. 13. 1 Cor. iii. 19.

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pálmente por David. El contiene la suma de la Biblia, adaptada para los intentos de la devoción. Al paso que tiene un sentido literal que general­mente se aplica á David, su designio principal es presentar al Salvador, y mostrar sin rebozo el cora­zón de un fiel. El mismo David era el gran tipo de Cristo. La nación Judia figuraba el pueblo de Dios ; los enemigos de ellos figuraban los enemigos de la iglesia de Dios. Y esta no es una adaptación desnuda de las palabras, sino el gran designio del Espíritu de Dios, como aparece evidente de la ap­licación directa de muchos Salmos declarada, en esta via, en el Nuevo Testamento. Estudíense, en primer lugar, en su sentido relativo á David, y en seguida os hallareis mas instruidos para su in­teligencia en donde se refieren á Cristo ó á su igle­sia. Cuanto mas lleguemos á saber de religión prác­tica experimental, tanto mas apreciaremos y leere­mos este libro. No encontrareis mejores auxilios para orar que los prestados en los Salmos.* ¿ De-

* La tabla siguiente os puede utilizar para dirigiros conforme fuere el estado de vuestro interior.

Oración.

Para el perdón de pecados—los Salmos, 6, 25, 38, 51 , 130. Los penitenciales—6, 32, 38, 51, 102, 130, 143.

Cuando no se puede concurrir al culto publico—42, 43, 63, 84.

Cuando estrechan y abaten las aflicciones—13, 22, 69, 77, 88, 143.

Para pedir el socorro de Dios—7, 17, 26, 35. Mostrando confianza en Dios en la aflicción—3, 16, 27,

31, 54, 56, 57, 61 , 62, 71, 86. Bajo de la aflicción ó persecución—44, 60, 74, 79, 80,

83, 89, 94, 102, 123, 137.

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seáis confesar vuestros pecados ? hechad mano de Salmo 5 1 ; ¿ alabar á Dios ? acudid al 103: ¿pe­dir gracia y fuerza para aprender á guardar la ley? acogeos al 119; para rogar por los gentiles, usad el 67; para rogar por la ig-lesia aprovechaos del 122.

Leed la historia de David en los libros 1 y 2 de los Reyes y 1 de los Paralipomenos.

En tribulación—4, 5, 11, 28, 41, 55, 59, 64, 79, 109, 120, 140, 141, 142.

Intercesión—20, 67, 122, 132, 144.

Acción de gracias por los beneficios misericordiosos. Para personas particulares—9, 18, 22, 30, 34, 40, 57,

103, 108, 116, 118, 138, 144. Para los Israelitas—46, 48, 65, 66, 68, 76, 81, 85, 98,

105, 124, 126, 129, 135, 136, 149.

Salmos de alabanza y adoración, desplegando los atributos de Dios.

Su bondad, y misericordia y cuidado para los buenos—23, 31, 36, 91, 100, 103, 107, 117, 121, 145, 146.

Su poder, magestad, gloria y otros atributos—8, 19, 24, 29, 33, 47, 50, 65, 66, 76, 77, 93, 95, 96, 97, 99, 104, 111, 113, 114, 115, 134, 139, 147, 148, 150.

Sahnos instructores ó doctrinales. Caracteres de los hombres buenos y malos; su dicha ó

infelicidad—1, 5, 7, 9, 10, 11, 12, 14, 15, 17, 24, 25, 32, 34, 36, 37 ,50 ,52 , 53,58, 73, 75, 84, 91,92, 94, 112, 119, 121, 125, 127, 128, 133.

L a excelencia de la ley de Dios—19, 119. Vanidad de la vida humana—los Psal. 39, 49, 90. Consejo á los Jueces—82, 101. Humildad—131. Salmos pro/éticos — 2, 16, 22, 40, 45, 68, 72, 87, 110,

118. Históricos—78, 105, 106.

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Referencias en los Salmos.

Cerca de 50 Salmos están citados en el Nuevo Testamento, ó cuando menos se alude á ellos.

ii. 1. Act. iv. 25, 26. ii. 7. Act . xiii. 13.

Heb. i. 5. ¡d. v. 5. vü¡. 4. Heb. ii. 6. xvi. 10. Act. xiii. 35. xviii. 49. Rom. xv. 9. xix. 4. Rom. x. 18. xxii. Ma», xxvii. Marc. xv. xxxi. 5. Luc. xxiii. 46. xl . 6. Heb. x. 5. xli. 9. Juan xiii. 18. xliv. 22. Rom. viii. 36. xlv. 6. Heb. i. 8. lxviii. 18. Efes. iv. 7, 8.

l x ix .22 ,23 .Rom.x i .9 ,10 . ixix. 25. Act. i. 20. Ixxviii. 2. Mat. xiii.34. xci. 11. Mat. iv. 6, 7. xcv. Heb. iii. y iv. cix. 8. Act. i. 20. ex. 1. Mat. xxii. 44.

Luc. xx. 42. exvii. 1. Rom. xv. 11. cxviii. 22. Mat. xxi. 42. Act.

iv. 11. Efes. i i . 20. 1 de Pedro ii. 4, 7.

cxxxii. 5. Act . i i . 30 : y vi i . 46.

Los PROVERBIOS son lecciones útiles prácticas, en sentencias sucintas, las cuales con facilidad pue­den traerse á la memoria. Comunmente se supone, que Cristo está representado bajo el nombre Sabi­duría. Este libro nos enseña á caminar con Dios diariamente.

Referencias en los Proverbios.

iii. 11 y 12. Heb. xii. 5,6. iii. 24. Sant. iv. 6.

1 Ped. v. 5. x. 12. Sant. v. 20. xi. 31. I P e d . iv. 17 y 18. xvii. 27. Sant. i. 19.

xx. 9 .1 Juan. i. 8. xxiv. 23. Sant. ii. 1. xxv. 6, 7. Luc. xiv. 8 y 10. xxv. 21, 22. Rom. xii. 20. xxvii. 1 Sant. iv. 13 y 14.

El ECLESIASTES, supuesto que fué escrito por Salomon al fin de su vida, es el libro de su arrepenti­miento. El nos muestra que ningún bien criado puede saciar el alma, y que en solo Dios se halla la felicidad. Nadie como Salomon disfrutó las ventajas

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de probar estas verdades; y aquí él, como un peni­tente y sabio y fiel predicador, nos da las conse­cuencias deducidas de su experiencia propia.

Referencia.—vii. 20. Rom. iii. 23.

El cantar de los CANTARES DE SALOMÓN. Co­munmente se entiende que este libro representa el amor recíproco de Cristo y de la iglesia, bajo de la figura notoria y cariñosa del esposo y de la esposa. Cristo es el novio: la novia es la iglesia de Cristo : el acompañamiento de ella son todos los que viva­mente desean pertenecer á la iglesia. Tenemos una representación animada de este estado espiritual de la iglesia de Cristo en este mundo y de sus varias experiencias. No es posible que un hombre ani­mal ó no convertido entienda este libro : solamente pueden leerle con fruto, los que en verdad, decir puedan de Cristo: Este es mi amado, y este es mi amigo.

Semejantes figuras se ven usadas en Mat. ix. 15 ; xxi i . 2 ; xxv. 1—11; Juan iii. 2 9 ; 2 Cor. xi. 2 ; Efes. v. 23 y 27 ; Apoc. xix. 7 y 9 ; xxi. 2 y 9 ; xxii. 17.

Referencias. i. 4. Juan vi. 44. iv. 7. Efes. v. 27. v. 2. Apoc. iii. 20. vii. 1. Isa. Iii. 7.

vii. 1. Efes. vi. 15. vili. 11. Isa. v. 1 y 7. viii. 11. Mat. xxi. 33 y 43. viii. 14. Apoc. xxii. 20.

Los diez y seis libros que siguen son proféticos, pronosticando las cosas que habían ó han de suce­der después de escritos los libros. Los cuatro pri­meros se llaman los profetas mayores, y los doce restantes los menores. El lenguage de los profetas está lleno de figuras, principalmente tomadas de la

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naturaleza. El sol, la luna y las estrellas frecuen­temente se usan para representar reyes, reinas y hombres constituidos en mando ; las montañas y collados figuran reinos y ciudades ; el matrimonio significa el pacto ó alianza con Dios; el adulterio el separarse de Dios para entregarse á los ídolos. Las dificultades que se encuentran para entender las profecías nacen de nuestra ignorancia de la his­toria y de la escritura, ó de que todavía no se han cumplido totalmente las profecías.

ISAÍAS profetizó antes del cautiverio desde Ozías á Ezechías, como por tiempo de unos sesenta años. Tan ocupadísimo se hallaba en la descripción del Sal­vador, que con justicia se le llama el profeta evangé­lico: él describe minuciosamente el nacimiento, los padecimientos y muerte de Cristo (cap. vii., liii., &c.) su reino y gloria (cap. lii., liv., &c.) entre seteci­entos ú ochocientos años antes que el Señor viniese al mundo. El predice la ruina de muchas grandes ciudades y países ; y varias de sus predicciones tocantes á eso se han cumplido perfectamente.

Referencias en halas. i. 9. Rom. ix. 29. vi. 9. Juan xii. 40, &c. vii. 14. Luc. i. 34. viii. 14. Luc. ii. 34. viii. 18.Heb.i i . 13. ix 1 y 2. Mat. iv. \6. ix. 7. Lur. i. 32 y 33. xii. 10. Rom. xv. 12. xiii .10. Mat. xxiv. 29.

xxviii. 11. 1 Cor. x i v .21 . xxviii. 16. Rom. ix. 33. xxix. 13. Mat. xv. 8. xxxv. 5 y 6. Mat. xi. 45. xl. 3. Mat. iii. 3. Luc. iii. 4. xl. 6. 1 Ped . i. 24. xiii 1, &c. Mat. xii. 18. xlv. 9. Rom. ix. 20. xlv. 23. Rom. xiv. 11. xlix. 6. Act. xiii. 47. liii. Malt. xxvi. y xxvii. liv. 1. Galat . iv .27. liv. 13. Juan vi. 45.

Marc. xiii. 24. xxi. 9. Apoc. xviii. 2. xxii. 22 . Apoc. iii. 7. xxv. 8. 1 Cor. xv. 54.

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lviü. 7. Mat. xxv. 35. Jix.20. Rom. xi. 26. Ixi. 1. Luc. iv. 18.

lxiii. 1 y 2. Apoc. xix. 13. Ixv. 1. Rom. ix. 20. lxvi. 24. Marc. ix. 44.

JEREMIAS profetizó en Jerusalem proximo al tiempo del cautiverio. El empezó en el año 13 de Josías y'continuó cerca de 43 años. El predice la destrucción de Jerusalem, el cautiverio del pue­blo, (cap. xxi., &c.) el rescate de la iglesia de Dios por último, y la ruina de los enemigos de Judá. Por lo acontecido á Jeremias vemos el tratamiento que hallan los hijos de Dios cuando reprenden á los malvados : vemos un ejemplar de la fidelidad perse­verante en dar el mensage de Dios por mas mal que se reciba.

Referencias en Jeremias. ii. 21. Mat. xxi. 33 . xviii. 6. Rom. ix 20.

Marc. xii . 1. Luc . xx. 9. xxxi. 15. Mat. ii. 17 y 18. vi . 16. Mat. xi. 29. xxxi. 31, &c. Heb. vii i .8, & c . ix. 23 y 24.1 Co r . i . 29y 31. x. 16 y 17.

Las LAMENTACIONES son una endecha tiernís-ima sobre las miserias de Judá. Jeremías no halló en Judá sino el comportamiento mas vil é ingrato, sinembargo ¡ cual se lamenta de sus aflicciones! Así torna bien por mal. Igualémosle en su nobi­lísimo afecto por el bien de Sion. El capítulo tercero será especialmente provechoso para cual­quiera que se hallare en grande tribulación.

Referencia.—iii. 45. 1 Cor. iv. 13.

EZEQUIEL escribió sus profecías en Babilonia. Empezó en el año quinto del cautiverio de Joaquín, y

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i. 10. A p o c iv. 7. ix. 4. Apoc. vii. 1 — 3 . ix. 6. 1 Ped. iv. 17. xii. 22. 2 Ped. iii. 4. xviii. 7. ¡Uat. xxv. 35.

xxxvii. 24. 1 Ped. ii. 25.

xxxviii. 2 y 3. Apoc. xx. 8.

D A N I E L profetizó en el cautiverio. Sus seis capí­tulos primeros son históricos, y proféticos los seis últimos. Floreció desde el año tercero de Joaquín rey de Judá, hasta el tercero de Ciro. Las profecías de Daniel tienen relación con los cuatro imperios universales (el Babilónico, el Persa, el Griego y el Romano) cuyos alzamiento y ruina menciona en los capítulos ii y vii; y se refieren al tiempo de la aparición del Mesías en la tierra, cuya época ex­acta él predice ; y de ahí es que en ella era gene­ralmente esperado Cristo. Daniel también muestra el grande objeto de venir Cristo á reconciliar al mundo (ó mas claro á ser él la reconciliación y víctima por la iniquidad del hombre) y á introducir en él una rectitud ó justicia eterna; y predice su muerte, cap. ix. 24—27. Muestra las dif entes

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continuó 19 años. La conformidad exacta de los libros de Jeremías y de Ezequiel, escritos á una distancia tan grande como la de Babilonia á Judea, debió haber asombrado á los judios. El consuela al pueblo de Dios con las promesas de la gloria futura de la iglesia, bajo la figura de un nuevo tem­plo. ¡ Cuan alarmantes son los llamamientos del capítulo 18 ; y cuan halagüeñas las promesas del treinta y seis ! Roguemos con todas veras para que podamos obedecer á los llamamientos al arrepenti­miento, y tener parte en las prometidas bendiciones.

deferencias en Ezequiel.

xxxiv. 23. Juan x. 11. xxxvi. 26. 2 Cor. v. 7.

condiciones que, cuando resuciten, tendrán el justo y el injusto, cap. xii. 2 y 3. El capítulo no­veno contiene una confesión asombrosa de los pe­cados nacionales. Cuando rogareis por vuestra patria orad con las palabra's de éste capítulo.

Referencias en 'Daniel.

vii. 10. Apoc . v. 11. | xii. 7. Apoc. x. 5. ix. 27. Mat. xxiv. 15.

OSEAS profetizó antes del cautiverio como por el espacio de ochenta años, én los dias de Jeroboam, segundo rey de Israel, y de Ozías, Joatan, y Achaz reyes de Judá. Sus profecías se refieren principal­mente á las diez, tribus. Entonces se hallaban en prosperidad, mas sus pecados iban preparando el camino de su ruina. El los exhorta fuertemente á la fe y al arrepentimiento, los convence de idolatría bajo las figuras de adulterio y putaísmo, y les anun­cia tremendas amenazas. Los capítulos sexto y decimocuarto contienen asombrosas invitaciones á todos los pecadores para que se conviertan á Dios, y promesas alentadoras para los que se convierten. Usadlas, en este aspecto para vuestra utilidad.

Referencias en Oseas.

i. 10. Rom. ix. 25 y 26. i i . 23 . 1 Ped. ii. 10. vi. 6. Mat . ix. 13. x. 8. Luc. xxiii. 30.

x. 8. Apoc. vi. 16. xi. 1. Mat. ii. 15. xiii. 14. 1 Cor. xv. 54, &c .

JOEL profetizó antes del cautiverio en los dias de Ozías. El amenaza con la desolación de la tierra, y da una descripción muy circunstanciada de una plaga de langostas, pronóstico vivísimo de un ejér-

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cito invasor. El llama á la penitencia y á la ora­ción, á las cuales se prometen grandes bendiciones, y particularmente un roció abundante del Espíritu de Dios.

Referencias en Joél.

ii. 28, 32. Act. ii. 1 6 - 2 1 . I iii. 15. Mat. xxiv. 29. ii. 32. Rom. x. 13—16. | Marc. xüi. 24.

AMOS profetizó en seguida de Joél en los días de Ozías. Hace hincapié en muchos pecados de Israel, llámalos á la penitencia, predice el cautiverio, el es­tablecimiento del reino de Cristo, y el restablecimi­ento de Israel. ¡ Por cuanto tiempo sufre Dios á Israel, con cuanta frecuencia los amonesta; y con todo cuando ellos continúan impenitentes, cuan ciertamente ejecuta sus amenazas ! Cuidemos de aprovecharnos de esta gran lección.

Referencias en Amos.

v . 26 y 27. Act. vii. 42 y 43. | ix. 11 y 12. Act . xv. 1 5 - 1 7 .

A B D I A S probablemente profetizó cerca del ti­empo de Jeremías. El predice la ruina de los Edo-mitas, y el triunfo final del reino de Cristo. Cristo debe reinar hasta que haya puesto por escabel de sus pies á todos sus enemigos. Sometámonos á él ahora.

Referencia en Abdias.—xxi. Apoc. xi. 15.

JOÑAS fué contemporáneo de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel. Aunque se le mandó ir á Ní-nive para publicar su destrucción ; en vez de ejecu-

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tavlo, acosado de miedo, huye áTarzo : arrojan le al mar y un pez se le traga: clama en la oración y es rescatado. Nínive se arrepiente al oir su predica­ción, y eso lo siente Jonás. Ved aquí el peligro de desatender el mandamiento de Dios ; el beneficio de la oración en la aflicción ; el egoísmo, org'ullo y perversidad del corazón humano. El rescate de Jonás es una representación bien sabida de la re­surrección de Nuestro Señor Jesu Cristo. En vuestras aflicciones usad la oración de Jonás (cap. ii.) Véase Mat. xii. 39, 41 ; y xvi. 4 ; Luc. xi. 30, 32.

MiciiEASprofetizóen los dias de Joatam, Achaz, y Ezecbías. El asistió á Isaías ; predice la des­trucción de Samaría y de Jerusalem ; reprueba el pecado de todas las clases del pueblo ; habla de la inanidad de los sacrificios y ordenanzas sin haber espiritualizado el alma y sin una vida santa ; men­ciona la venida de Cristo y el sitio de su naci­miento (cap. v. 2.) Ved de nuevo el mal que produce el pecado, el peligro de fiarse en su pro­pia justicia, y las bendiciones adquiridas por Cristo.

Referencias en Michéas.

ii. 10. Heb. xiii. 13 y 14. iv. 7. Luc. i. 33. v. 2. Mat. ii. 5, 6.

v. 2. Juan vii. 42. vü. 6. Mat. x. 35 y 36.

N A I I U M profetizó en los dias de Ezecbías y de Manases. En lenguage sencillo y sublime, pre­dice la ruina de Níneve, la cual, por haber abusado del gran sufrimiento de Dios, finalmente es entre­gada á la destrucción. Ni aun las ruinas de esta gran ciudad se conocen. ¡ Cuan peligroso es bur-

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larse de la grande indulgencia del Omnipotente ! Sus enemigos son destruidos : su iglesia permanece eternamente.

Referencia en Nahum.—i. 15. Rom. x. 15.

ABACUC profetizó en vida de Manases. Des-scribe los pecados de los Judios y de los Caldeos, y la misericordia de Dios con su pueblo. Presenta claramente la obligación de vivir por la fe, cap. ii. 4 ; y concluye mostrando la eficacia de creer un fiel en Dios como un Salvador para endulzar las aflicciones mas amargas. ¡ Seamos, como él, capaces de regociarnos en el Dios de nuestra salvación enmedio de nuestros mayores apuros !

Referencias.

i. 5. Act. xiii. 40 y 41. y ii. 3 y 4. Rom. i. 17.

SOPHONIAS profetizó reinando Josías en Judá. Predice la invasión de los Caldeos, la ruina de los enemigos de Jesús y la prosperidad futura de la iglesia. Por fin triunfará la iglesia. Felices son, pues, sus miembros.

AGGEO profetizó después que los judios volvie­ron del cautiverio. Para alentarlos á reedificar el templo, anuncíales que Cristo ha de venir á él, (cap. ii. 7 y 9.) Este templo es figura de aquella iglesia, en la cual siempre habita el Salvador, y jamás puede ser destruida.

Tteferencias.

ii. 6 y 7. Heb. xii. 26, 27. | ii. 9. Juan i. 14. E 2

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ZACHARIAS profetizó poco después de Ag-géo. El presenta muchas predicciones palmarias respecto de Cristo y de su evangelio. De este libro también podemos aprender la obligación de buscar el bienestar ó prosperidad del templo espiritual, la iglesia de Cristo. Da muchas descripciones animadoras de las bendiciones del evangelio. Ved la promesa del espíritu de gracia y de súplicas, fe en el Salvador atravesado de heridas, y arrepentimiento profundo, en el capítulo xii. y en el trece el de la fuente para lavar el pecado y las impurezas.

Referencias.

ix. 9. Mat. xxi. 4 y 5. xii. 10. Apoc. i. 7. Juan xii. 14—16. xiii. 7. Mat. xxvi. 3.

xi. 12,13. Mat. xxvii. 7—10. xiii. 7. Marc. xiv. 27. xii. 10. Juan xix. 34, 37.

M A L A C I I I A S profetizó después de Zacharias. Predice (cap. iii. 1,) el ministerio de Juan Bau­tista, y la pronta venida del Mesías. Cuanto mas se acerca la mañana, tanto mas de lleno resplan­dece la luz. ¡ Que inmensas ventajas tenemos en el resplandor lleno del dia del evangelio ! ¡ Dios quiera que podamos aprovecharlas dignamente, no sea que sirvan de cargo contra nosotros en el dia de la cuenta !

Referencias. iii. 1. Mat. xi. 10. | iv. 5 y 6. Mal. xvii. 10 -12 .

Marc. i. 2. Marc. ix. 11 y 12. Luc. vii. 27. I L u c í . 16 y 17.

Los EVANGELIOS . La palabra evangelio signi­fica alegres ó buenas nuevas; ¿ y puede haberlas de tanta gratificación para el pecador, como la de

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enterarle de que Jesu Cristo vino al mundo á salvar pecadores ? ¿ ó para el hombre perdido, como el entender que él vino á buscar y á salvar lo que se habia perdido ? Aquí vemos como todo cuanto se habia predicho del Mesías exactamente se cumplió. Las cuatro historias de Cristo, escritas por dife­rentes personas, por su conformidad general, se confirman entre sí. El grande objeto de todo es mostrarnos claramente á Jesu Cristo, la salvación que él nos ha ganado, y el ejemplo que nos ha de­jado. El es Dios y hombre : el mismo ayer, hoy y eternamente. Toda la compasión que manifestó, y todo el consuelo que concedió á los cuerpos de los hombres, no es mas que la sombra de lo que siem­pre quiere hacer por nuestras almas. Cuantas in­strucciones dio sobre la tierra, muestran cuan pronto está para guiar á su pueblo por el camino de la verdad. Todos los milagros muestran su poder para socorrernos en nuestros peores trances. Creed en este Salvador: él os dará su Espíritu, y vos seréis benditos en él tanto en el tiempo, ó ahora, como por una eternidad. Asimismo nos ha dejado un ejemplo para que sigamos sus huellas. Debemos esforzarnos á imitar á Cristo,* asimilándonos en espíritu.

* Este es asunto muy importante para la lectura de los Evangelios; y para auxiliaros en ello, noto algunas par­ticularidades en él, las cuales debemos copiar en nosotros.

1. Su piedad temprana, Luc. ii. 46, 47. 2. Su obediencia á sus padres tenenos, Luc. ii. 51. 3. Su incansable diligencia en hacer bien, Act. x. 38. 4. Su humildad y mansedumbre de corazón, Mat. xi. 29.

Su abnegación, I'elipen. ii. 7, 8. Su contentamiento con una condición ínfima en el mundo, Luc. ix. 5 — 8 ; Filip, iv. I I , El se sometió á ter carpinteio, Alaic. vi. 3.

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5. Su orar frecuente, por largo tiempo, privadamente, Marc. i. 3 5 ; Luc. vi. 12 ; Mat. xiv. 2 3 ; Luc. ix. 18.

6. Sus frecuentes alabanza y acción de gracias, Mat. xi. 25; Juan xi. 41.

7. Su compasión á los pobres y af¡ijido3, Mat. xx. 34. 8. Sus discursos edificantes y provechosos, Luc. xiv. 7 ;

xxiv. 13. 9. Su porte benéfico y condescendiente, Mat. xi. 19; Luc.

v . 29. 10. Su paciencia en los padecimientos é insultos calum­

niosos, 1 Pedro ii. 23. Su prontitud para perdonar las in­jurias, Luc. xxiii. 3 4 ; ix. 54—56.

11. Su corazón angustiado, tanto por los pecados como por los padecimientos ágenos; es decir que estos males los sentía de corazón ( y no como el hipócrita que presume cumplir este deber de caridad verdadera murmurando), Marc. iii. 5.

12. Su celo por el culto público de Dios, Juan ii. 17 ; Luc . iv. 16.

13. Su sumisión gustosa á la voluntad de su Padre celes­tial, Mat. xxvi. 39.

14. Su amor y cumplimiento de los preceptos divinos, Juan iv. 34.

15. Su sujeción al gobierno temporal, Mat. xvii. 27 ; id xxii. 21 .

16. Su victoria sobre la tentaeion, Mat. iv. 1—10.

El Evangelio también nos da á conocerla obra del Espíritu Santo, el cual de nuevo crea nuestros corazones, y nos pone en posesión de las bendiciones prometidas.

MATEO era un publicano, lo cual significa colector de impuestos ó tributos. También se llamaba Levi, hijo de Alfeo. Cristo le llamó para que fuese uno de sus Apóstoles, y constantemente permaneció con el Señor. Probable es que escribió su Evan­gelio pasados ocho años de la muerte de Cristo. Continuamente se refiere al Testamento Antiguo.

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MARCOS, se supone que escribió su Evangelio á vista del Apóstol Pedro, á ruego de los cristianos de Roma. El recuerda muchos de los hechos mis­mos que refieren San Mateo, y San Lucas, con algunos otros.

LUCAS era médico, y se supone que escribió su Evangelio mientras viajaba con San Pablo. Su historia es mas completa que las otras.

JUAN era el discípulo amado (ó mas querido) de Cristo, y posterior á todos los otros, él escribió su Evangelio para añadir muchos de los discursos de nuestro Señor, no inclusos en los otros Evangelios, y para contrarestar diversas heregias que entonces brotaban tocantes á la persona de Cristo, probando el del modo mas claro, que Cristo es Dios y hombre.

El libro de-las ACTAS (ó HECHOS) de los APOSTÓ­LES fué escrito por San Lucas, y contiene la historia de la iglesia por un treinta años posteriores á la muerte de Cristo. Allí se nos muestra cuan com­pletamente se verificó la promesa de Cristo de que enviaría su Espíritu Santo, y dotaría á sus discípulos con un poder de lo alto. Vemos la bendición evi­dente de Dios sobre el evangelio en su extensión por el mundo, aunque en todas partes se hallaban establecidas la superstición é idolatría, y el cristian­ismo era generalmente perseguido. El cono­cimiento entero de este libro esparcirá mucha luz para entender bien las Epístolas que á él siguen. Aquí vemos el amanecer de un dia nuevo en la iglesia de Dios: de aquella iglesia la cual consta de gente distinta de la mundana : distinta de cris-

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tianos nominales : de gente convertida por obra del Espíritu Santo en sus corazones. Estos siempre se han reconocido como perdidos pecadores, y se han hallado consolados y fortalecidos con la paz divina, por medio de la fe en la justicia y salvación de Cristo. Ellos han recibido un corazón nuevo y un espíritu nuevo; ellos disfrutan la comunión con el Salvador, y por una unión misteriosa y espiritual con él, consiguen fuerzas para vencer al pecado. Ellos viven espiritualmente en él: ellos siguen su ejemplo ; su conversación es en los cielos, y aunque despreciados y maltratados por el mundo, contodo ellos vuelven bien por mal, bendiciones por mal­diciones, oraciones por persecuciones, y benevolen­cia por las injurias. Estos son, en realidad, los amigos del género humano, el pueblo de Dios, la iglesia de Cristo.

Las EPÍSTOLAS son cartas que los Apóstoles escribieron y enviaron á las iglesias de Cristo, ó á personas particulares. Jesús antes de su muerte, dijo á su discípulos: " Muchas cosas tengo que deciros, pero todavía no podéis entenderlas." Des­pués de su resurrección, los Apóstoles descubrieron con mucha mayor claridad la naturaleza del evan­gelio. Las Epístolas desplegan plenamente las doctrinas de la gracia, los misterios de la piedad y los deberes de la vida cristiana. Continuamente hablan de Cristo, y su grande objeto parece que es el engrandecer su persona y su salvación, y el promover su gloria.

Epístola de San Pablo á los ROMANOS. Esta carta fué escrita á cristianos todavía no vistos por

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el Apóstol Pablo, los cuales vivian en Roma, en­tonces la ciudad principal de todo el mundo. Con­tiene una narración de las doctrinas del evangelio en orden regular. San Pablo muestra, que todo el linage humano es delincuente delante de Dios ; y que el único medio para ser justificados ó contados por rectos en su vista ó presencia, es creer de todo corazón en Jesu Cristo ; no porque la fe merece la salvación, sino que Dios se plugo señalar la fe como el medio de que nosotros disfrutemos las bendiciones del evangelio, para que la salvación pudiera ser enteramente por gracia. Prueba estas doctrinas con diversos argumentos, y en seguida muestra sus frutos. No hay porción en la Escritura que deba leerse y notarse mas completamente, y digerirse interiormente. Ella está en oposición directa á todas las nociones de salvación por nues­tras propias obras, ya sea en todo ó en parte. Ella nos presenta redención franca, justificación y sal­vación en Cristo Jesús solo, y con todo eso enseña que el pueblo de Cristo será un pueblo santo, celoso en obras buenas.

La primera á los CORINTIOS. Era Corinto una ciudad grande y rica de Grecia. Pocas iglesias fueron mas abundantemente bendecidas con dones mila­grosos que la de Corinto ; pero llegando á ser estos dones ocasión de orgullo, no hubo iglesia que tanto abundara en corrupción. Pablo permaneció allí cerca de dos años. Act. xviii. 9 y 10. Como á los tres años de haber salido de Corinto, escribió esta Epístola para corregir los abusos, nacidos de los falsos maestros, y da sus consejos sobre algunos casos particulares que le habían consultado. No

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debemos admirarnos de los escándalos y divisiones de nuestros dias, pues que tales cosas sobrevinieron aun en el tiempo de los Apóstoles. Aprende en esta carta la diferencia entre dones y gracia, y no te desalientes por falta de aquellos si has logrado esta, la cual es sumamente mas necesaria y preciosa. Nota la descripción admirable de la caridad cris­tiana (pues no es otra cosa el amor cristiano) en el capítulo trece, y de la resurrección del justo en el quindécimo.

Segunda á los CORINTIOS. San Pablo aquí se defiende de cargos contra él dirigidos, exhorta á la reformación de la vida, y amenaza al impenitente. Si un Apóstol fué motejado injustamente ¿ por que han de esperar los cristianos escapar ahora sin baldón? Cuidemos mucho mas de no merecer la censura que de evitarla. Observad é ¡mitad los medios prudentes y llenos de celo de San Pablo para llevar á cabo una reforma. Lo que dice, en el cap. v. del amor de Cristo, de la criatura nueva, y de como Dios ruega á los pecadores para que á. él se conviertan, es especialmente importante.

A los GALATAS. Galacia era una provincia del Asia inferior. En esta carta San Pablo escribe contra los falsos maestros que mezclaban la ley judia con el evangelio, como si los hombres no pudieran ser salvos por la fe en Cristo, sin ser circuncidados y obedecer la ley de Moisés ; re­presentando, en esa forma, á Cristo como insufici­ente para salvar á los que, por medio de la circunci­sión, no se hicieren proselitosdelaleyJudaica. San Pablo prueba, en diversas vias, que somos justifi-

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cados por la fe sola, sin las obras de la ley. En los dos últimos capítulos los exhorta á fructificar en obras buenas. La fe verdadera siempre obró por amor.

A los EFESIOS. Efeso era la ciudad principal del Asia menor. Esta epístola no respira mas que afecto. Esta iglesia, sin duda alguna, se hallaba en estado feliz, y dirigiéndose á ella, San Pablo pudo dejar correr todas las efusiones de su corazón. Los tres primeros capítulos de esta carta interesante contienen las doctrinas, y los tres restantes la prác­tica del evangelio. El orden en que la doctrina y la práctica se explican y el enlaze entre ambas, es instructor.

A los P H I L I P E N S E S . También estos se encon­traban en un estado dichoso de piedad. Pbilipos era una ciudad grande de Macedonia. Esta epís­tola fué escrita para alentar á los fieles de Cristo á caminar dignamente como rescatados al evan­gelio ; para cautelarlos contra los seductores ó falsos maestros ; para exhortarlos á caminar siem­pre adelante, y para expresar la atención y ciudado del Apóstol por la felicidad de ellos. Ella muestra el amor fuerte que en los primeros siglos subsistía entre los ministros y el pueblo, y los efectos de bendición que produce el evangelio cuando cor-dialmente se le recibe.

A los COLOSENSES. Colosos era una ciudad grande del Asia. Los dos capítulos primeros de esta epístola son doctrinales, y de enseñanza prác­tica los dos últimos. También esta iglesia se ha-

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liaba en condición floreciente. La epistola presenta la gloria del Salvador, la perfección de la salvación por él ejecutada y los frutos producidos por la fe en él.

Primera á los THESALONICENSES. Thesalónica era una ciudad principal de Macedonia. Proba­blemente fué esta la carta primera que escribió San Pablo. Aunque esta iglesia acababa de establecerse y era muy perseguida, se hallaba en estado exce­lente. San Pablo los alaba altamente, los exhorta á la perseverancia en la fe y santidad, y les habla de la venida de Cristo. ¿ Nos parecemos á esto» primeros cristianos ?

Segunda á los THESALONICENSES. Esta parece escrita para consolarlos en la tribulación, y para pre­caverlos de algunas equivocaciones en que algunos habían incurrido, como si el dia del juicio estu­viese ya inmediato; y para exhortar á los que abandonaban sus destinos temporales, á trabajar con sosiego y comer su pan. El capitulo ii. con­tiene una profecía muy chocante del hombre de pecado y el misterio de maldad.

Primera á TIMOTEO. Timoteo se convirtió bajo el ministerio de San Pablo ; y después de trabajar algún tiempo con él, fué enviado á dirigir la iglesia de Efeso. Esta carta fué escrita para auxiliar á Timoteo en la obligación de celar aquella iglesia, y es provechosa para dirección de los minis­tros de la iglesia en el desempeño de sus funciones hasta el fin de los siglos. El Apóstol predice apostasias futuras, y exactamente describe lo que

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posteriormente hemos visto. (Cap. iv. 1, 4 . ) Ved en el ejemplo de San Pablo cuan humildemente piensan de sí los verdaderos fieles, y examinad vuestro corazón.

Segunda á TIMOTEO. Probablemente fué escrita esta epístola hacía el fin de la vida de San Pablo, y consta de exhortaciones para animar á Timoteo á sufrir con valor las persecuciones, y cautelarle contra los que enseñan la mentira. En lenguage muy chocante (cap. iii. 1 — 5 ) , describe una corrupción general de la cristiandad, de cuyo espíritu vemos mucho enderredor nuestro en los caracteres de personas que (se jactan de) profesar una religión que no la creen en verdad, ni la practican fiel­mente.

T ITO fué convertido bajo el ministerio de San Pablo, y habiéndole acompañado por algún tiempo, quedó en Creta, isla del mar Mediterráneo, la cual ahora se llama Candía. Pablo da aquí á los minis­tros consejos importantes y verdaderamente exce­lentes para la instrucción y arreglo del la iglesia. En muy ceñidas palabras tenemos un sumario ó compendio de todo el evangelio (cap. ii. 1 1 — 1 4 ) , y ademas cap. iii. 4 — 8 .

P H I L E M O N era un cristiano de alguna eminen­cia en Colosos. Su esclavo Onésimo habiéndose fugado de su servicio, y huido á Roma, fué conver­tido por la predicación de San Pablo, el cual le envió á su amo, con esta carta verdaderamente benévola y persuasiva: ¡ que lecciones da, y que bellísima pauta exhibe para el amo y el criado!

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A los HEBREOS. Esta epístola, considerada generalmente escrita por San Pablo, prueba que el plan de salvación del evangelio estaba prefigurado y predicho en el Antiguo Testamento ; y que los creyentes en el último, por esa misma razón, esta­ban obligados á recibir el primero, y por consigui­ente dejarse de la sombra y adherirse á la realidad. Jactábanse los judíos de la dispensación de Moisés, y San Pablo muestra aquí la superioridad de Cristo y de la iglesia evangélica. El principio de este libro (con especialidad si atendéis á las referencias con los restantes de las Escrituras) es el testimonio mas pasmoso de la divinidad de Cristo. En el capítulo viii. esplica la diferencia entre el pacto ó alianza judaica, hecha en el monte Sinaí, y la alianza del evangelio ; y en el capítulo xi. descubre la naturaleza maravillosa y los efectos de la fe verdadera en muchos ejemplos de los santos del Antiguo Testamento. ¡ Ojalá pudiéramos conseguir tan preciosa fe como ellos !

SANTIAGO escribió su epístola poco tiempo antes de su martirio. Los judios convertidos parece que se hallaban en estado inferior; ellos eran escuchadores y no ejecutadores de la palabra. La doctrina de San Pablo encuanto á la justificación franca fué pervertida, y valíanse de ella como escusa del pecado. Esta epístola fué dispuesta para enmendar estos males, y también para alentar á los que sufrían bajo de la cruz. Aquí muestra los principales errores prácticos de los meros pro­fesores ; es decir, que honran con la lengua y signos exteriores, distando mucho de allí su co­razón. San Pablo prueba, contra el que se juzga

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por sí recto, que el hombre se salva por la fe ; y Santiago prueba contra el libertino, que la fe que salva siempre conduce á los hombres á obedecer á Dios y á producir buenas obras. Ambos pre­sentan el mismo ejemplo de Abraham. En donde Santiago habla de la justificación por las obras, no quiere dar á entender que las obras son la causa de que seamos ante Dios justificados, sino que ellas siempre son los efectos enlazados con ella. Las buenas obras procedentes de la fe, muestran que estamos justificados, y también son un contraste por el cual podremos juzgarnos encuanto á la realidad y solidez de nuestra fe.

La primera de PEDRO. Esta epístola fué escrita á cristianos que moraban en diversas provincias del Asia Menor. Las iglesias de aquel pais fueron fundadas principalmente por San Pablo. Quizás la epístola fué dispuesta con mas particularidad para el uso de los judíos convertidos, con el designio de edificarlos y alentarlos en sus aflicciones. Las grandes doctrinas del evangelio se aplican aquí suave y prácticamente. Los deberes de la vida igualmente se señalan y esplican.

La segunda de PEDRO fué escrita poco tiempo antes de la muerte del Apóstol, para cautelar á los fieles contra los falsos profetas que pervertían el evangelio, y para exhortarlos no solo á mante­nerse firmes en la fe, sino también á crecer en la gacia.

La primera de JUAN fué escrita por él, en edad F 2

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avanzada después de la muerte de los otros Apóstoles, Heregias de varias clases empezaban á cundir con abundancia. Algunos negaban la divinidad de Cristo, y otros su humanidad. Juan adapta sus instrucciones á las necesidades de los tiempos. El se detiene mucho hablando de Cristo como Dios manifestado en la carne, tratando del amor de Dios y de la caridad fraterna. Aquí tenemos notas y señales continuamente mencionadas, en cuya virtud podemos juzgar si somos ó no verdaderos cristianos. Examinémonos, pues, por estas señales.

La segunda de JUAN fué escrita á alguna señora de alta condición y de piedad, para alentarla en la perseverancia en la verdad y en el amor de Dios, y para exhortarla precaverse de los hereges que ne­gaban la encarnación de Cristo.

La tercera de JUAN fué escrita á Gayo, persona muy rica, de mucha piedad y hospitalidad, supli­cándole que promoviera algunas misiones entre los gentiles. También se dirige á nosotros, para que, según fueren nuestros medios, ejecutemos esto mismo.

.]UDAS fué uno de los Apóstoles, llamado tam­bién Lebeo, y su sobrenombre ó apellido era Tadéo. Escribió esta epístola para precaver á los fieles con­tra las mismas personas impostoras que señaló San Pedro, en su carta segunda; personas que preten­dían confiar en la misericordia divina, al paso que hacian una vida mundana y pecaminosa; cristi­anos en el nombre y muertos en sus trasgresioues

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y pecados. Esfuérzate á entender por la experien­cia lo que significa cuando dice: orando en el Espíritu Santo, ver. 20.

El APOCALIPSIS Ó la REVELACIÓN se intitula así, porque consta principalmente de profecias reveladas á San Juan, el evangelista, cuando vivía en su des­tierro de Patmos. No habiéndose cumplido toda­vía muchas de estas, necesariamente resulta una difi­cultad considerable en la inteligencia de este libro. Fué escrito por San Juan en el último periodo de su vida, y se refiere á la iglesia de Cristo desde aquella época hasta la consumación de los siglos. En el cap. i. decribe la visión que tuvo Juan de Cristo en la gloria; en los capítulos ii. y iii. el es­tado de las siete iglesias del Asia, con amonesta­ciones propias á cada una; (bajo de unos ú otros de los caracteres descritos hallará el suyo cada uno); los capítulos iv. y v. dan una vista del Cordero sobre el trono, y del libro de los decretos de Dios para los acontecimientos venideros; y los capítulos sub­siguientes muestran lo que aquel libro contiene. La descripción del Salvador, de su amor, de su satisfacción por el pecado y de su gloria; la del cielo y felicidad de las almas redimidas, y de la destrucción tremenda de los perversos, son tan pe-«uliarmente pasmosas é interesantes, que los que no pueden entender las profecias, no pueden menos de quedar muy edificados con estas cosas, las cuales son tan sencillas y claras. Estudiemos y practi­quemos lo que es claro, y Dios nos descubrirá lo que debamos saber. Bien dice el Dr. Lowth : " Todos pueden aprender aquellas notas y caracteres del Ante-cristo que mas próximamente nos interesa

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conocer, á saber, el orgullo, la ambición y una afectación de pompa y grandeza humanas; un genio cruel y perseguidor, buscando someter á los otros mas bien por la fuerza y apremios que por razón y argumento; el amor de vivir anchamente, sin cuidados y con lujo; y que cuantos son reos de estas cosas, otro tanto se han separado de la cristiandad: y ciertamente, el que toma por buen aviso para evitar estos pecados los llanos y fre­cuentes consejos de este libro, no ha perdido el tiempo que en su lectura ha empleado." Al prin­cipio de él notareis, que. se da una bendición á todos los que guarden los dichos de este libro. Apoc. i. 3.

CAPITULO V.

Algunas nota» prácticas sobre varios asuntos de la Biblia, particularmente en cuanto á la Ley y al Evangelio.

E L libro de Dios, como el de la naturaleza, está lleno de portentos, y contiene tan infinita variedad de asuntos que puede empeñar bien el estudio y la atención de toda nuestra vida. El es como un terri­torio fértilísimo, hermosamente variado con arbola­dos y collados, praderas y rios; y contodo aunque hay cimas y profundidades que ninguno puede medir, hay allí un camino tan llano que " un cami­nante aunque sea indiscreto, no está precisado á errar." Me propongo mencionar sucintamente al­gunos de los varios asuntos de que trata la Biblia.

La HISTORIA de los sucesos referidos en la Biblia es la relación mas antigua, y la única verdadera que

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tenemos del origen de las diferentes naciones de la tierra. Muéstranos que Dios siempre ha tenido una iglesia en el mundo; presenta el carácter de su pueblo y de los perversos, en diversas circun­stancias de contraste; prueba la corrupción de la naturaleza humana ; y claramente nos descubre que Dios ordenó todas las cosas según el consejo de su voluntad. La historia también nos muestra el cumplimiento de la profecía. P a r a leer con apro­vechamiento la historia, según procedéis en su in­vestigación, podréis preguntaros : ¿ es mi carácter semejante al de este hombre bueno ? ¡ Dios lo haga ! ó ¿ soy desemejante de este perverso ? ¡ Lí­breme Dios de semejantes pecados! Notad que triste y desgraciado es el fin del malo; pero en el fin del justo hay paz.

Los MILAGROS son hechos portentosos, ó efectos superiores ó contrarios á las leyes conocidas de la naturaleza. Ellos nos prueban la misión divina de aquellos que los obraron. Con razón dijo Nico-demo á nuestro Señor: Ninguno puede hacer estos milagros sino estando Dios con él. La verdad ó certidumbre de los milagros de la Escritura jamás fué negada en los siglos en que fueron ejecutados. Moisés apela á los que los presenciaron como tes­tigos de vista, en confirmación de la verdad de lo que él refiere, y los Apóstoles de Cristo hacen lo mismo. Confirmen, pues, los milagros vuestra fe en el poder y amor del Salvador.

P i t oFEC i A S son predicciones de sucesos que han de acontecer en lo venidero. El cumplimiento pro­gresivo de la profecía, es, en algún modo, un milagro permanente. L a cadena de las profecías de la Escritura cumplidas en el estado presente de

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casi todo el linage humano—Árabes, Africanos, Egipcios, Indios, Sarracenos, Turcos, Mahometa­nos y Cristianos ; y también de Nínive, Babilonia, Tiro, Jerusalem, Roma y las siete iglesias de Asia, prueba claramente que la Biblia es verdadera. Este milagro está manifiesto á la observación de todo el género humano; y después de tantos siglos, todavía va creciendo; mejorando aun según se avanza el tiempo, y según la historia interpreta su significación. Es indispensable que muchas de las profecias sean obscuras, en parte por nuestra igno­rancia, y en parte por que los sucesos todavía no se han cumplido. Sirva esto para humillarnos y para ejercitar nuestra fe. Pero hay otras, en especial las que pertenecen á nuestro Señor Jesu Cristo, las cuales se hallarán claras. Débiles vislumbres de esta gran luz del mundo comenzaron á aparecer in­mediatamente después de la caida. Las profecias á él respectivas se fueron aclarando según que se iba aproximando su cumplimiento. La cadena entera de la profecía, confiada primeramente á los judios, y conservada todavía por ellos, cuando se la com­para con su cumplimiento en Cristo, no solamente da otra prueba asombrosa de la verdad de nues­tra religión, mas también debe imprimir las exal­tadas miras de aquel Salvador esperado y preparado por tan largo tiempo, y del cual testifican todos los profetas.*

* Colócanse aquí algunas délas mas importantes de estas predicciones, con los pasages del Nuevo Testamento que muestran su cumplimiento.

Predicciones. Cumplimiento. Gen. iii. 15 Galat. iv. 4 ; 1 de Juan iii. 8.

xviii. 18; xxii. 1 8 . . iii. 8, 16; Mat. i. 1.

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También hay un sentido doble en el cual algu­nas veces se cumple la profecía: el primero refe-

Prediccion.es. Cumplimento. •Gen.xlix. 10. . . . . Juan x. 3 6 ; xvii. 18, 21 , 2 3 ;

Heb. i. 10. Éxodo xii. 46 Juan xix. 33 y 36 Num.xx iv . 17 Apoc. xxii. 16. Deut. xviii. 15, 18 Act. vii. 37. 2de losReyesv i i . 1 2 y l 3 . Mat . i . 1. Job xix. 25, 26 1 Thes. iv. 16,17 ; 1 Cor. xv. 24,

26 ; 1 Tim. iii. 16. Sal. xxxix. 6, 7, 8 Heb. x. 5, &c.

xli. 10 Mat. xxvi.47 lxxxviii. 20 Col. i. 15 ; Apoc. xix. 16. cxvii. 25 y 26 Mat. xxi. 9. cxvi i .22. Mat. xxi. 4 2 ; Efes.ii. 2 0 ; 1 Ped.

ii. 7. ii. 1 Act . i v .26 y 27 xxi . y lxviii Mat. xxvii. 35, 46, 4 8 ; Juan xix.

23 y 24 xv . 10 Act. ¡i. 3 1 ; xiii. 33 y 37 ; 1 Cor.

xv. 44. Ixvii. 18 y 19 Efes. iv. 8; Col. ii. 15. cix. 1 y 4 Mat. xxii. 42 y 44 ; Act . ii. 33 ;

Heb. v. 6 ; vii. 2 ,3 , y 17 xliv. 7 y 8 Heb. i. 8 y 9 ; Juan iii. 35. ii. 6, 7, y 9, Ac t . xiii. 33 ; Heb. v. 5 ; Apoc.

ii. 27. xcvi. 7 ; ci. 26 y 28. Heb. i. 6, 10, 11, y 12.

Isaías vi. 9 Mat. xiii. 13. vii. 14 Mat. i. 20 y 23. ix. 1 y 2 Mat. iv. 14 y 16 xi. 10; viii. 14 Rom. ix. 3 3 ; l P e d . i i . 8 . xi. 1 y 2 Juan ii i .34; Col. ii. 3 ; Juan i. 32. lxi. 1, 2, y 3 Luc. iv. 18 y 21 . xxxv. 5 y 6 Mat. xi. 5. xl. 3 Mat. iii. 1,2, 3 ; Luc. iii. 4. liii Mat. xxvi. y xxvii.

Jeremías xxiii. 5 y 6 . . . . Luc. i. 32 y 33.

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rente á alguna bendición temporal de redimir á los judíos; y el segundo y mas pleno con relación al esparcimiento y bendiciones del evangelio. Así, el restablecimiento délos judios cuando salieron de su cautiverio, puede ser la obra fundamental de aquellas predicciones del estado floreciente de la iglesia, descrito en lenguage tan espléndido en los capítulos xl. y siguientes de Isaías; mas el pro­feta evidentemente estiende sus miras á la difusión del evangelio, y á un estado mas dichoso que el con­cedido hasta ahora por su bendición á la iglesia. El Salmo lxxi. puede, en primer lugar, referirse á Solomon; pero solo en Jesu Cristo evidentemente tiene su total cumplimiento.

Es de importancia un conocimiento del ESTA DO DE LOS PAÍSES MENCIONADOS EN LA ESCRITURA, porque esplica muchas partes de los escritos sagrados. El método de edificar sus casas con terrados, en vez

Predicciones. Cumplimiento. Ezequiél xxxiv. 23 y 24 ;

xxxvii.21 y 24 Juan x. 1 y 16; i. 49 ; x ix . l9y 21. Daniel vii. 1 3 y I 4 Mat. xxiv.30 ; xxvi.64 ; xxvii i . I8.

ix. 24, 25, y 26. . . Heb. ix. 26 ; Juan i. 41. ix. 27 Mat. xxiv. 15.

Oseas xi. 1 Mat. ii. 19 y 20. Joél ii. 28 y 29 Act. ii. 16, &c. Michéasv. 2 Act. ii. 1 y 6 ; Luc. ii. 4 y 5. Aggéo ii. 6, 7, y 9 Luc. ii. 10,11. y 27 ; Heb.xii . 26. Zacliar. vi. 12 Luc. i. 78 y 79.

ix. 9 Mat. xxi. 5 ; Juan xii. 15. xiii. 7 Mat. xxvi. 56. xi. 12 y 13 Mat. xxvi .15. xii. 10 Juan xix. 34 y 36 ; Act. ii. 23

Malachías iii. 1 y 5 Mat, xi. 10 ; ifi. 1 y 3.

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de lo que comunmente se llama tejados, las pecu­liaridades de la atmósfera, el estado de las estaciones del año, las producciones naturales del terreno, y la condición de las naciones confinantes, conviene saberlas, pues este conocimiento da la razón convin­cente y clara en muchas cosas que sin eso serian difíciles y obscuras.

El conocimiento del TIEMPO EN QUE SE VERI ­FICARON LOS ACONTECIMIENTOS, y cuando fué es crito cada uno de los libros sagrados, os facilitará el entender muchas partes de la Escritura, especi­almente los Salmos de David y las profecías.

Las PROMESAS de la Biblia ejercitan, sostienen y robustecen nuestra fe, y excitan, dirigen y alientan nuestras oraciones: ellas deberían rebosar de júbilo el corazón del cristiano aun en los tiempos mas calamitosos. Bajo del sello de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos, ellas llevan al hombre, con toda seguridad, inmensas bendiciones aquí y para el tiempo venidero. Debemos leerlas con el espíritu mismo que las recibió Abraham, cierto de que cuanto Dios le habia prometido, podía cumplirlo perfectamente. Debemos desear y rogar tener parte en ellas.

También hay AMENAZAS, y estas debemos reci­birlas con el mismo espíritu con que Noé recibió la amenaza del diluvio. Noé por la fe, amonestado por Dios de cosas jamás vistas, entró en temor, y dispuso una arca para salvar su familia, por lo cual él condenó al mundo y vino á ser el heredero de la justicia que es por la fe. La cólera de Dios se revela del cielo (ó aparece) contra toda iniquidad é injusticia de los hombres. Y el Señor Jesús será una arca para el alma del pecador que percibe su

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peligro y se acoge á el como refugio de la eterna ruina.

Hay DOCTRINAS para iluminar nuestras almas y esforzar nuestros corazones; y PRECEPTOS para servir de guía en nuestra conducta diaria. Las di­ferentes partes de la verdad divina tienen sus sitios particulares, en donde cada una de ellas se declare y esplica mas particularmente. -Así, de la justificación se trata principalmente en las epístolas á los Ro­manos y á los Galátas; de la fe y sus efectos en el capítulo undécimo de la dirigida á los Hebreos; de la caridad ó amor cristiano, en el decimotercero de le primera á los Corintios; y de la resurrecion del justo en el decimoquinto. Es provechoso tener un conocimiento de tales lugares, y con ventaja podrías formar un índice de ellos para uso vuestro.

Las partes que corresponden ala DEVOCIÓN en la Biblia, en especial los Salmos, nos dan palabras y materia para nuestras plegarias al trono de la gracia. Ellas nos muestran los sentimientos que animaban á los hombres buenos, al acercarse á Dios en la oración, y su experiencia religiosa en las diferentes circunstancias de la vida. Experimentad el en­cender vuestra devoción por la de ellos en la sim­ple dependencia del Espíritu Santo. Boyle dijo: " Ningún libro de devoción me afecta siempre con tanta fuerza como la Biblia."

Lenguage FIGURADO se usa continuamente para representar la verdad divina. Las figuras están tomadas de la naturaleza, tales como la luz y las tinieblas, el sol, la luna, y las estrellas, &c.—de las personas y acciones de los hombres santos, como las de Adán, Melchisedec, Moisés, David, &c.—de las instituciones de la ley, como los sacrificios, fes-

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tividades, &c.—y de la historia de la iglesia, como el libramiento de Noé y su familia del diluvio, &c. Es la excelencia de este modo de hablar, especial­mente encuanto mira á las figuras tomadas de la na­turaleza, que así no queda limitado á ninguna na­ción ó idioma particulares, sino que igualmente se acomoda á todos los hombres en todas las naciones. Las palabras se mudan, y el lenguage se ha en­tendido erróneamente; mas las obras visibles de la naturaleza ahora mismo nos hablan según hablaron á Adán en el paraíso. La Escritura por sí misma contiene una llave para esplicar las figuras, y es la guia mas segura para interpretarlas ; como el libro (ó epístola) á los Hebreos para la ley ceremonial. " La dispensación antigua era figurativa, pero la nueva es un dispensación desenvuelta; una dispen­sación de esencias y realidades. Mucha indiscre­ción en el asunto de interpretación alegórica (ó de espiritualizar las Escrituras) ha resultado de la falta del santo temor en el alma."

PARÁBOLAS son representaciones figuradas ó his­tóricas de la verdad, para estamparla con mayor fuerza en el alma; tales como las del hijo pródigo, la oveja perdida, &c. Para entender una parábola debéis atender principalmente á su fin ó intento, el cual puede rastrearse ya de la esplicacíon que tu­viere, ó ya de la introducción ó conclusión.

Una L E Y es la regla de acción dada por un superior; por ejemplo, un rey á sus subditos, y sostenida ó reforzada por galardones ó castigos oportunos.

Así está descrita la Ley de Dios al hombre: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y

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con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y á tu prójimo como á ti mismo: Haz esto y vivirás. Esta ley es espiritual, y exige la obediencia del corazón también como la de la vida. Ella obliga á todos y cada uno á la obediencia personal, perfecta y perpetua (Mat. v. 48) ; de suerte que una sola falta, en cualquier tiempo, y en todo caso, nos atrae su maldición y sus penas (Gal. iii. 10; Sant­iago, ii. 10). Ella tiene varios usos importantes: ella es una pauta perfecta del bien y del mal; ella nos entera de cual es la voluntad santa de Dios, y de nuestra obligación para con él; por ella toda boca queda cerrada, y todo el mundo viene á ser delincuente ante Dios: ella descubre así nuestra perversidad y flaqueza, nos humilla, y muestra la necesidad que tenemos de Cristo; ella alarma y contiene al perverso; ella enseña a los fieles su ob­ligación á Cristo, por cuya obediencia .ellos son contados por justos. Habiéndolos amado Dios pri­mero, ellos le aman y también á su ley. La con­formidad con ella no es su única meta y esfuerzo constante, sino su privilegio y felicidad ; y cuando se quedan cortos en su cumplimiento ésles un pesar y gravamen.

Ningún ser humano, en nuestro estado actual de corrupción, puede justificarse por su propia obedi­encia á la ley : ella deja á los hombres desvalidos, Rom. vii. 10; iii. 20.

El EVANGEL IO es una declaración benigna de la buena voluntad de Dios al hombre caido, y franca­mente convida á todos los hombres, aun á los may­ores pecadores, á venir á Dios en el nombre de Jesu Cristo y á buscar, por medio de él, las ben-

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diciones de salvación y vida eterna. Su carácter está asi descrito por el ángel: Mirad que os anun­cio buenas nuevas de grande gozo para todo el mundo; pues en este dia ha nacido entre vosotros un Salvador que es el Cristo Señor. Fué dado á conocer á los santos del Antiguo Testamento, por las profecías, promesas, sacrificios, figuras y cere­monias ; de modo que ellos creyeron en un Salvador que habia de venir como nosotros creemos en un Salvador que ya ha venido.

El evangelio se intitula el ministerio del Espí­ritu, por haberse dado á conocer por su enseñanza á los Apóstoles, y por haberse comunicado al mundo por su dirección é influjo. Rogad, pues, sin cesar para que os sea concedido el don del Espí­ritu Santo.

Gran parte del conocimiento verdadero de la re­ligión consiste en distinguir rectamente entre la ley y el evangelio. Muchos juzgan que todo el Testamento Nuevo necesariamente debe ser el evan­gelio, y el Antiguo entero la ley : pero se equivocan gravemente. La predicación de la Ley y del Evan­gelio está mezclada juntamente en ambos testa­mentos ; y estos dos no pueden distinguirse en li­bros, como si el uno estuviere en este y la otra en otro libro, sino por la diferencia de la materia en-donde esta se hallare. Algunas veces, en el An­tiguo Testamento, habla Dios del consuelo del evangelio, como cuando alentó á Adán con el li-nage prometido de la muger, Gen. iii. 15. Isaías también, abunda plenamente en el evangelio. En el Nuevo Testamento Cristo, en sus discursos con los fariseos y judios, se detiene é hisiste princi-

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pálmente sobre las obras de la Ley; estas, aunque contenidas en el Nuevo Testamento, son la voz de la Ley, conduciéndonos al arrepentimiento y á la fe en Jesu Cristo.

Muy importante es, también, el entender la apli­cación verdadera de la Ley y del Evangelio, tanto para nosotros como para otros. Cuando una per­sona, habiendo visto la excelencia, la pureza, la espiritualidad y la estrechez ó rectitud de la ley santa de Dios, y su incapacidad propria para cum­plir con ella, queda oprimido y gimiendo con la pe­sada carga del pecado y el gravamen de una con­ciencia delincuente; de suerte que él se reconoce merecedor de la ira de Dios y de perdición eterna, y su corazón se abate y se quiebra de dolor bajo del conocimiento de sus pecados: vaya pues al Salvador y crea el evangelio para que alcanzar pueda el dulce consuelo de la promesa de Dios, en el perdón de los pecados y en el rescate por medio de las inagotables riquezas de su gracia en Cristo Jesús, y saldrá del apego ó amor y dominio del pe­cado. El Salvador francamente convida á tales hombres para que acepten estos grandes privilegios y altísimas bendiciones; el dice : " Venid á mi to­dos cuantos estáis cansados y cargados gravemente, y yo os aliviaré." Por el otro extremo, cuidad con suma atención de no egañaros á vosotros mismos, arrebatando las Escrituras para destrucción vuestra. Las gentes mundanas y sensuales suelen recibir y aplicarse á sí las promesas del evangelio, aun cuando jamás han sentido el peso y la malicia del pecado, y nunca acudieron volando á solicitar el so­corro de Cristo, ni son participantes de su Espíritu.

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Y por el contrario, el contrito de corazón, para el cual están dispuestas todas estas jubilosas nuevas, frecuentemente permanece, en grado mayor ó me­nor, abatido y a su parecer desdichado, enredado en las ataduras de la ley, en lugar de regocijarse en la libertad con que Cristo le ha dotado.

La ley envia al cristiano verdadero al evangelio por salvación y consuelo, y el evangelio torna á enviarle á la ley, con nuevos motivos y fuerza nu­eva para guardarla como una regla de vida. Por lo tanto, mucho de la vida cristiana pende en enten­der, aplicar y experimentar rectamente el poder de la ley y del evangelio.

Estas no son distinciones fútiles. Como hemos de ser justificados en la vista de aquel Dios, ante el cual todos tenemos que aparecer para dar cuenta', es el asunto mas importante que puede empeñar nuestra atención. En la Escritura no hay señalados mas que dos caminos, por donde Dios cuenta al hombre por justo : ó por la justicia resultante de la perfecta obediencia á la ley, ó por la justicia que es por la fe en Jesu Cristo. No hay plan mixto de justificación.

¡ Lector! ¿ con que cuentas para la salvación ? Si algún hombre estuviere en Cristo, él es una cri­atura nueva. Si estás en Cristo, habrás recibido el Espíritu Santo, y cada dia será en tí mas mani­fiesto el fruto de aquel Espíritu—amor, gozo, paz, sufrimiento, suavidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Si te dirige el Espíritu, no estás bajo de la ley. Probaos vos mismos.

En esta forma he procurado presentaros algunos puntos para entender y aprovechar diferentes asun­tos contenidos en la Biblia; mas no contéis solo

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con la enseñanza humana, ni os dejéis llevar de vuestro entendimiento propio. Pedid á Dios la sabiduría. El ha prometido que la dará con libera­lidad y no zaherirá. Sant. i. 5.

CAPITULO VI.

Sobre las dificultades de la Escritura. D I C E N algunos: " Encuentro muchas cosas arduas de entender y de ser creídas." ¿ Y será esto mara­villa? ¿no encontráis en vuestra vida diaria con muchas cosas á ella pertenecientes, de las cuales no podéis dar razón ? ¿ De donde vienen el dolor, el pecado, y la muerte ? ¿ Porque vienen las pestes y los terremotos que á millares arrebatan los vivi­entes de la tierra ? Vos creéis muchas cosas na­turales de las cuales ninguna razón podéis dar; entonces ¿ porqué no habéis de creer las cosas espirituales, aunque seáis incapaces de dar razón de ellas ? Contempla cuan glorioso es Dios, y que pobre gusanillo ignorante eres tu comparado con él ; ¿y será un portento que no puedas com­prender las cosas de Dios ? ¿ No seria mas bien un asombro si tal pudieras? Fe y razón son diferentes facultades que se han de ejercitar en el estudio de la Biblia. Si á un golpe pudi­éramos entenderla y comprenderla perfectamente, no tendría ejercicio la fe en recibir aquello que so­brepuja á nuestra razón, y en someterse humilde­mente á las declaraciones de la voluntad de Dios. Muchos pasages que para tí puedan ser difíciles, no lo serán para aquellos que conozcan mejor su

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Biblia, su corazón, la historia y el mundo. Mos­traos siempre dispuestos á conceder que vuestras dificultades pueden dimanar de vuestra ignorancia. Guando estáis aprendiendo algún tráfico ó negocios de interés, y encontráis con alguna cosa que no en­tendéis, lo cierto es que acudiréis á los que estuvi­eren mejor enterados y son capaces de daros la in­strucción que apetecéis: lo mismo deberéis hacer en este caso; preguntad á algún ministro del evan­gelio ó amigo discreto, y os esplicará lo que no entendiereis.

Los usos y costumbres particulares de los países orientales al tiempo en que sucedieron los aconte­cimientos mencionados en los libros santos, escla­recen muchas cosas que nos parecen extrañas. Así, cuando nuestro Señor dice, Los hombres no hechan vino nuevo en botellas viejas, no podemos enten­derlo bien, hasta que estamos enterados de que sus botellas eran de pieles y no de vidrio ó cristal como las nuestras. Esto esplica también el versículo 83 del Salmo cviii.

Los sesenta y seis separados libros de la Biblia, en todos los puntos esenciales,convienen entre sí per­fectamente. Las pocas diferencias triviales que se han presentado, fácilmente pueden conciliarse con­sultando los comentarios de hombres sabios y buenos. Considerad que cuando diversos escritores mencio­nan los idénticos hechos, cada uno de ellos refiere únicamente las circustancias que le son mas co­nocidas. La imprenta no se inventó hasta hace unos cuatrocientos años; y antes de esa época los libros no podian multiplicarse sino por manuscritos. Los Hebreos y los Griegos frecuentemente expre­saban sus números por las letras, siendo varias de

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ellas tan parecidas entre sí, que el copista apresu­rado fácilmente podría equivocarse; sinembargo de eso, ninguna doctrina ó deber se halla obscureci­da por ninguna de estas diferencias. El camina de la salvación eterna está llano y claro.

Las dificultades también tienen su uso provechoso. Dios prueba de ese modo nuestros corazones, dando luz suficiente para guiar al manso de corazón en sus caminos, y dejando al profano inexcusable : permi­tiendo contodo que permanezca la obscuridad bas­tante para probar la fe del recto de corazón, y para servir de piedra de tropiezo al malvado. " Aquellos pasages," dice Boy le, " que son tan obscuros para nosotros que nada mas nos enseñan, cuando menos pueden enseñarnos la humilidad."

No te inclinen las dificultades de la Escritura á preferir la lectura de otros libros que puedan apare­cer mas claros é instructores. No lo son tal en verdad. Bien observado está por Boyle que, " Co­mo la luna, por todas aquellas partes mas obscuras á las que llamamos manchas, nos da mucha mayor luz que las estrellas que parecen todas (ó en su todo) brillantes y luminosas; así la Escritura, ape-sar de todos sus pasages obscuros, dará al cristi­ano y al teólogo mayor luz que los escritos huma­nos mas refulgentes." Recordaos también de que, mientras algunos de los discípulos se escandaliza­ron por lo que ellos llamaron un " dicho duro," el cual nadie podía oír, y por eso abandonaron á Cristo, los Apóstoles acallaron todas las objeciones con esto: Señor, ¿ á quien iremos ? tu tienes pa­labras de vida eterna; y nosotros creemos y esta­mos ciertos de que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Ponga silencio esta verdad á todos los

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reparos, y condúzcaos á imitar su ejemplo. ¡ Cuan necios andan los que continuamente tropiezan en las dificultades de la Biblia, mienras que pasan de largo y desatienden aquellas clarísimas verdades que les podrían hacer sabios para salvarse !

Mas contad por sentado, que la gran razón por­que los hombres no entienden la Biblia es porque sus corazones no están renovados por la gracia di­vina. ¿ Como puede el hombre terreno, sensual y atento nada mas que á las cosas mundanales, entrar en la significación de las puras, santas y celestes verdades del evangelio. A y ! no son para él un olor de vida para vida, sino un olor de muerte para muerte. Mientras en Egipto no había sino densas tinieblas, en las habitaciones de Israel habia luz. Si el evangelio está escondido, oculto está para los que están perdidos, 2 Cor. iii. 4. Debo, pues, re­petirlo : jamás presumáis entender la Biblia sin el auxilio del Espíritu Santo; ¿ y no dará Dios su Santo Espíritu á los que le piden? Luc. xi. 13.

Cuidad asimismo de no permanecer entre aquellas personas sin instrucción y faltas de solidez, las cuales pervierten para su destrucción propia las co­sas que son difíciles de entenderse. 2 Ped. iii. 16.*

* Los comentarios serán provechosos para esplicar muchas dificultades á las personas que tuvieren tiempo para consul­tarlos y facultad para comprarlos. Mucho debemos á los grandes y buenos hombres que han trabajado en tal em­presa. Recomendando los comentarios, advierto, que no os esclavicéis á ellos. El que totalmente los desprecia es igno­rante y entusiasta, pero el que á ellos se entrega sin reserva, frecuentemente se halla descarriado. El mejor comentario es la meditación y oración fervorosas; ellas prtducen el es­tado del alma que nos habilita para ver la fuerza de las de­claraciones de la Escritura y nos disponen í recibirlas en su. sencillez.

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C A P I T U L O V I I .

Sumario de la Verdad Divina.

ALGUNOS dicen, " En medio de tan vastísima ex­tensión de asuntos no acierta uno á distinguir cual es el mas importante para nuestra atención; y nunca podemos acordarnos de todo lo que se dice." Respondo que esa es una excelencia peculiar de la Biblia, y muestra cuan exactamente ajustada está á las necesidades del linage humano en general, pues perpetuamente encierra (casi he dicho) el sis­tema entero de la verdad divina necesaria de sa­berse para nuestra salvación, en una ó dos senten­cias cortas. He elegido las siguientes como muestras.

El sumario de DOCTRINA de Nuestro Señor, cu­ando Nicodemo fué á consultarle sobre la naturaleza de su religión, es tan asombroso como interesante, Juan iii. 3, 5,16. Y observad también su sumario de obligaciones, Mat. xxii. 37, 39 ; y Mat. vii. 12. Ved asimismo otros dos sumarios en las Epístolas de San Pablo, á Tito ii. 11—14; y Efes. ii. 4—10.

Absteneos de intentar hacer doblar la palabra de Dios á los sistemas de los hombres, ni á ningunas no­ciones preocupadoras de vuestra menté. Tómala se­gún la encuentras. Todo cuanto buenamente puede inferirse de la Escritura recíbelo con toda presteza. El gran bosquejo de la verdad divina está clara­mente señalado; evita toda intentona de alterarle. " En la Biblia," dice cierto autor, " encuentro una

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gran particularidad que parece decir á todo el que intenta sistematizarla; No soy yo de tu clase; en tus manos soy áspera; por mí sola me sostengo. El grande y el sabio jamás agotarán mis tesoros; por figuras y parábolas descenderé á los sentimientos y entendimientos del ignorante. Déjame como soy, pero estudíame sin cesar."

C A P I T U L O V I I I .

Reglas prácticas para el estudio diario, con oraciones de la Escritura.

SIENDO el estudio de las Escrituras una obligación de la mayor monta é importancia, ¿ como le des­empeñaremos con la mayor ventaja'( La Biblia misma contexta á esta pregunta, y nos provee de las mejores reglas para entender su contenido y quedar por él edificados.

Lo mas necesario es la asistencia del Espíritu Santo, el cual solo puede guiarnos en toda verdad. De aquí dimana la necesidad de aquella oración suplicatoria: Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver las cosas maravillosas de tu ley. Hay en el mundo una luz sagrada, pero hay un velo sobre los ojos de los hombres, de suerte que ellos no pue­den verla rectamente. Pues la remoción de este velo es la obra peculiar del Espíritu Santo.

Con las ardientes súplicas para obtener la ense­ñanza del Santo Espíritu, y contando enteramente con este auxilio, hay que atender á dos cosas prin­cipalmente necesarias en el estudio de la Biblia.

H

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Una es, ADQUIRIR UNA INTELIGENCIA RECTA DE LA VERDAD D IV INA . Para este fin son cosas de mucha importancia un plan arreglado de estudio, constancia diligente en ese plan, y el uso de los me­jores auxilios humanos de que podamos hechar mano. Sinembargo no debe ocultarse, que pueden adquirir gran conocimiento en la Biblia aquellos que no progresan en la religión del corazón. San Pablo supone un caso, en el cual un hombre puede entender todos los misterios y cuanto hay que sa­ber; y con todo carecer de la caridad, y ser nada. El otro punto, y muy importante, es, HACER QUE LAS VERDADES QUE CONOCEMOS SEAN LA REGLA DE NUESTRA CONDUCTA DIARIA . Nuestro Señor dice: El hombre que hiciere mi voluntad, el sabrá si la doctrina es de Dios. Por lo tanto es evidente, que la adquisición de aquel saber religioso el cual nos hace sabios para la salvación, pende muy mucho en las disposiciones con que nos ocupamos de este estudio. El estado del corazón tiene el influjo principal en la investigación de la verdad: humildad, contrición, sencillez, santidad; estas son las doncellas de cámara del entendimiento en la investigación de la religión. Si tomamos la Biblia con la negligencia y espíritu irreverente con que usaríamos un libro común, poca utilidad puede es­perarse. La verdad divina está dispuesta para fines mucho mayores que el de adornar nuestros entendimientos con vistas rectas. Mediante la gracia de Dios, ella es el medio de santificar nu­estros corazones, y cuando introducida por el Espíritu Santo en la conciencia, y se aprendió por la fe, jamás deja de producir su efecto. Así, estos

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dos puntos de conocimiento y práctica reciproca­mente se auxilian y adelantan. Por eso se dijo: Si sabéis estas cosas, felices sois si las ejecutáis. Ahora me propongo daros algunas reglas prácticas, que si las atendiereis, me persuado que las encon­trareis provechosas para auxiliaros en el estudio recto de vuestra Biblia. Las seis primeras perte­necen al estado del alma con que el lector debe ocuparse en este deber, y las disposiciones y gracias cristianas que hallará ventajosas en el desempeño de esta obligación. Las ocho restantes se refi­eren mas inmediatamente al modo del estudio, y á los particulares á que ha de atenderse en el mismo libro.

Reglas pertenecientes al estado del alma del lector.

1. LEED LA B IBL IA CON ESPÍRITU DE ORACIÓN CONTINUA. Oración antes de empezar, oración intercalada con vuestra lectura, y oración cuando hubiereis concluido: esto es, ruegos fervorosos, ardientes y repetidos por el auxilio del Espíritu Santo para que ilumine vuestro entendimiento, y arraigue en vuestro corazón todo cuanto leyereis. Esta es una regla de las mas importantes y de necesidad absoluta. Todas las demás se seguirán naturalmente, solo con que atendáis constantemente á esta. Persuadios enteramente de que no podéis entender utilmente la Biblia sin la enseñanza divina. Véase la 1 Cor. ii. 10—14. La falta de esta persuasión es una de las razones por qué tantos hombres grandes é ilustrados equivocan totalmente el sentido verdadero de la Biblia. David rogaba para alcanzar el auxilio para leer las Escri-

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turas (Salmo cxviii. 18); y si vosotros con todas veras pedis orando, que el Espíritu Santo os guie en toda verdad, contad por seguro que recibiréis la sabiduría divina; pues Dios ha prometido que dará su Santo Espíritu á los que le pidieren, y solo este Espíritu puede darnos un conocimiento práctico de las cosas espirituales. Además, con­vertid en oraciones pasages de la Escritura. Así, cuando Santiago dice, Humíllate á tí mismo en la presencia del Señor : orad en esta vía ó forma, " O Señor Dios, concédeme que sea humillado por mis muchos y grandes pecados." Acudid á Dios que es el único que os puede dar este espíritu de oración. *

* La Biblia no solamente nos demuestra que necesitamos del auxilio divino para investigarla, y nos alienta con pro­mesas para confiar en que obtendremos ese auxilio, sino que también pone en nuestra boca las palabras mas convenientes; ella nos da las oraciones de aquellos que consiguieron el mayor conocimiento de la verdad divina, tales como David, Pablo, &c. Esfuérzate á entrar en el espíritu de sus ora­ciones; teniendo presente, que no es la expresión de los labios, sino al deseo del corazón, á lo que Dios atiende y que el espíritu de oración solo de Dios viene-Las preces siguientes se adaptan para empezar la lectura.

Señor abre mis ojos para que yo pueda ver las cosas ma­ravillosas de tu ley. Sal. cxviii. 18. Enséñame tus justifica­ciones, hazme entender el camino de tus preceptos, Sal. cxviii. 26 y 27. Abre, Señor, mi entendimiento para que pueda yo comprender las Escrituras ; abre mi corazón para que pueda ateuder á las cosas habladas en tu palabra. Luc. xxiv. 45 ; Act. xiv. 14.

Enséñeme el Espíritu de Verdad todas las cosas, y guíeme á toda verdad. Juan xiv. 26 ; xv. 13.

Señor Dios, cuya palabra es eterna, concédeme, que

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2 . MEZCLAD LA FE CON TODO CUANTO LEYE­REIS. El evangelio es como el alimento, y la fe le recibe, come y digiere; y así es como viene á tranfor­marse en nutrimento. El que mezcla la fe con lo que

apartándome de toda malicia, é hipocresías, y envidias, y mala lengua, como un reciennacido, pueda yo desear la leche pura déla palabra, para crecer por ella. 1 Pedro i. 25 ; ii. 1, 2.

O tu que eres el Dios de nuestro Señor Jesu Cristo, el Padre de la Gloria, dame el espíritu de sabiduria y de revelación en el conocimiento de él, para que, iluminados los ojos de mi alma, pueda saber cual es la esperanza de tu llamamiento, y cuales las riquezas de la gloria de tu herencia en los santos, y cual es la inmensa grandeza de tu poder para aquellos que creen según las obras de vuestro poder omnipotente. Efes. i. 18, &c.

Las siguientes oraciones son adecuadas para después de la lectura.

¡ Ojalá que mis caminos sean enderezados para guardar tus j ustificaciones ! No seré avergonzado cuando remirare tus mandamientos. Sal. cxviii. 5, 6.

Señor, pon dentro de mí tu Espíritu, y hazme caminar en tus justificaciones, y guardar tus juicios y ejecutarlos. Ezeq. xxxvi. 27. Concédeme que sea lleno del conocimiento de tu voluntad, en toda sabiduria y entendimiento espiritual; y que pueda caminar digno de tí con todo gusto, aprovechando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios. Col. i. 9, 10.

O Señor, pon tus leyes dentro de mi alma y grávalas en mi corazón, y no permitas que sea un escuchador olvidadizo, sino un cumplidor de tu palabra. Heb.viii. 7 ; Sant. i. 22.

Padre de las misericordias, y Dios de todo consuelo, te bendigo por el tesoro sagrado de las Santas Escrituras ; y te ruego me concedas que Satanás nunca pueda venir y descuajar lo que ha sido sembrado en mi corazón. Con­cédeme también, que recibiendo yo ahora tu palabra con alegría jamás en adelante pueda entristecerme por la aflicción ó persecución; y asi venga á ser estéril y sin fruto: ni per­mitas que tu palabra sea embarazada por los cuidados de

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lee, acepta el premio ofrecido en la palabra de Dios, y le aplica á sí con afectos oportunos. Acordaos de que la palabra predicada por Moisés no aprovechó, por no mezclarla con la fe los que la oyeron. Heb. iv. 2. Sea pues tu fe una fe vivamente operadora, conduciéndote no solamente á creer que es verdadero todo lo que lees, sino á buscar con ardor el obtener una parte en las pro­mesas, y á librarte de las amenazas, y á obedecer los preceptos de Dios, por difíciles que parecieren, (pues ninguno de ellos es imposible de cumplir). Leyendo la Biblia, no solo debes desear, sino esperar un gran beneficio espiritual: no solo debes rogar por la enseñanza del Espíritu Santo, sino que habéis de contar seguramente con él. Con­fiadamente puedes esperar, según fuere necesario para tu felicidad presente y eterna, lo que Dios ha prometido concederte.

3. LEED LA B I B L I A CON GRAN REVERENCIA, Y CON ALMA HUMILDE Y DISPUESTA A APREN­DER. Los Thesalonicenses recibieron el evangelio, no como palabra de los hombres, sino, cual real­mente es, como la palabra de Dios, y se;j;un eso sacaron el beneficio ; pues se añadió : Ella también obró eficazmente en aquellos que creyeron. 1 á los Thes. ii. 13. Dice el Salmista, Mi corazón estará en la reverencia de tu palabra, Sal. cxviii. 16. Enderezará á los mansos en justicia: enseñará

este mundo, el engaño de las riquezas y las liviandades de otras cosas; mas dame gracia para recibirla con corazón puro y bueno, y guardarla, y que dé el céntuplo fruto en paciencia, por el amor ríe Jesu Cristo. Luc. viii. 1—15.

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á los apacibles sus caminos. Sal. xxv. 9. Debe­mos recibir con mansedumbre la palabra ingerida. Santiago i. 21. Si lees la Biblia con disposición á cavilar y encontrar faltas, ó para confirmar tus propias nociones formadas de antemano, no es pro­bable que saques mucho fruto ; pero si reconoces tu ignorancia, deseas recibir las impresiones de la verdad divina, y como un niño con su madre, cuentas enteramente con Dios, no leerás en vano. Acuérdate de que Cristo dice : Cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño pequeñito, no entrará en él. Ademas, un espíritu tierno y quebrantado es una preparación admirable para este estudio, y por eso fué dicho, A este hombre miraré yo, aun á aquel que es pobre de espíritu, y contrito, y que tiembla á mi palabra. Isaías lxvi. 2. Hoy, si oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la irritación, en el dia de la tentación en el desierto. Heb. iii.7, 8. La religion de las Santas Escrituras es de un carácter humilde, manso, sufridor y celestial.

4. LEED LA BIBLIA CON MEDITACIÓN SUFRIDA, Y CON APLICACIÓN PROPIA , Y PROPIO EXAMEN. Debemos detenernos en el pasage que leemos, y con paciencia meditarle interiormente, especial­mente si él pertenece á la doctrina y práctica del evangelio, ó la experiencia de los fieles. Así debe­mos esforzarnos á entrar en su espíritu para sacar por ella todo el bien práctico que pudiéremos con­seguir, é imprimirla profundamente en nuestras conciencias, teniendo presente la amonestación del Apóstol: que debemos poner el cuidado mas vivo en las cosas que hemos oido, no sea que se nos

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escabullan en algún tiempo. Heb. ii. Quizás diréis, que no tenéis tiempo para eso; mas acordaos de lo que dice David, que tenia una vida mucho mas afanada que la mayor parte de vosotros : ¡ O y como amo tu ley! ella es mi meditación todo el dia ! Sal. cxviii. 148. Así podéis ahorrar algún tiempo del sueño, y aun en medio de vuestras ocupaciones podríais meditar en la palabra de Dios. Procurad entrar en la inteligencia plena de aquella expresión : Habite la palabra de Cristo en vosotros abundantemente en toda sabiduría. Colos. iii. 16. Debemos ser muy cuidadosos de las palabras ha­bladas en otro tiempo por los santos Profetas, y de los mandamientos de los Apostóles del Señor y Salvador. 2 Ped. iii. 2. Mas: convierte pasages de la Escritura en preguntas de examen propio. Así, cuando Pedro dice, Creced en gracia y en el conocimiento de Jesu Cristo, pregúntate á tí mismo ¿ aumento yo en gracia y en el conocimiento de Cristo ? Vuestra Biblia os abastecerá de los me­jores puntos para proseguir en este importantísimo deber. Vuestro progreso en este modo de estudio puede parecer tardío, mas por lo mismo ganareis mucho mayor conocimiento que con una lectura precipitada: y no debéis apetecer el leerla como por formula, ó meramente para poder decir, tanto he leido. Muchas personas han hallado que les es provechoso elegir uno ó mas versos del capítulo que destinaron para lección por la mañana, y meditar sobre ellos de cuando en cuando durante el dia.

5. LEED LA B IBL IA CON SENCILLEZ DE ALMA, deseando ser instruidos en la verdad de Dios, y con ojo fijo en la salvación de vuestra alma : con

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aquel corazón sencillo y bueno, el cual oyendo la palabra de Dios la guarda, y produce fruto en paciencia. Como un amigo declara sus deseos en una carta á otro amigo, el cual se entera y ejecuta aquellos deseos sin ningunas trabajadas interpretaciones ; así, y con igual llaneza, el Todo­poderoso nos declara su voluntad en su palabra; y así los Apóstoles trasmitieron sus mandatos á los primeros cristianos, por los cuales modelaron su conducta los fieles, contentos con la significación sencilla y clara, y sin cuidarse de las eruditas y prolijas exposiciones de comentadores. El tes­timonio de Dios es cierto, haciendo sabio al simple. Sal. cxviii. 7. El dio inteligencia al sencillo. Sal. cxviii. 130. Se nos encarga que, como niños recien-nacidos deseemos la leche pura de la palabra, para que por ella crezcamos. Los reciennacidos con nada se satisfacen sino con la leche de sus madres; V este pasage muestra que nosotros debemos desear vivamente y saborearnos con las puras y no adulte­radas verdades de la Biblia.

6. LEED LA B I B L I A CON UN CORAZÓN CONSA­GRADO A' DIOS. Formad una resolución irrevo­cable de abandonar todas las cosas que la Biblia condena, y de poner en práctica enteramente la voluntad de Dios. Leed las Escrituras de un modo práctico. Tened muy presente la dirección de nuestro Señor, y contad seguramente con su promesa. Si alguno hiciere su voluntad él sabrá si la doctrina es ó no de Dios. Renunciad, pues, á vuestra voluntad y afectos propios y consagraos sencillamente á la voluntad y al servicio de vues-

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tro Hacedor. No confiando en vuestras fuerzas, sino en la del Señor, resolved que respetareis todos los mandamientos de Dios; y esto quitará un millar de dificultades para entender y abrazar la verdad. Las grandes doctrinas de la Biblia, la trasgresion y corrupción del hombre, la justifica­ción franca por la fe en Cristo, y la necesidad del auxilio del Espíritu Santo, serán recebidas con presteza por el que debidamente ha prestado aten­ción á esta regla. Estudiando la palabra de Dios, ordénala bajo de estos dos capítulos: ó bien para remover obstáculos que te tienen separado de Dios, ó bien como proveyendo de algún poder unitivo para enlazarte estrechamente con Dios. Augustin dice : " Nuestros ojos ven mas ó menos claridad en las Escrituras según que estamos mas ó menos muertos á este mundo; y por el contrario cuanto mas vivos estamos para este mundo, tanto menos discernimos de las cosas espirituales."*

Reglas referentes al método del Estudio. 7. LEED LA B I B L I A HABITUALMENTE, y si

pudiere ser, EN HORAS REGULARMENTE ESTABLE­CIDAS. Leedla según fueren tus oportunidades para ello con diligencia y perseverancia. Los de Berea son elogiados por que registraban diariamente las Escrituras. Act. xvii. 11. Permíteme que te

* Boyle dice: " Y o uso las Escrituras uo como un arsenal al cual debe acudirse solo por armas para defender un par­tido ó para derrotar á sus enemigos, sino como un templo que no tiene par, en donde me recreo en contemplar la hermosura, la simetria y la magnificencia de la fábrica, y en donde se aumenta mi profunda reverencia al Ser allí predi­cado y adorado."

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niegue que, si te es posible, té impongas por regla el leer alguna parte de ella, aunque no sea mas que un versículo, cada dia. La mayor porción de hombres podrían leer mucho mas; una parte por la mañana del Nuevo Testamento, y en la noche otra del Antiguo; ó al contrario. También podréis leer repetidas veces las mismas porciones con ade­lantamiento y placer. La Biblia siempre ofrece alguna cosa nueva, algo que antes no habíamos visto. La abnegación propia será necesario para hacer esto, y se os ofrecerán muchas tentaciones para menospreciarlo; mas perseverad y seréis abun­dantemente recompensados. Recordaos de que la salvación de vuestra alma va aquí apostada. Mu­cha mayor instrucción y edificación se conseguirán por este método constante, escrupuloso y arreglado de leer la Biblia, que por el de leerla de cuando en cuando de un modo apresurado é incierto, y en partes separadas según las momentáneas suges­tiones del antojo ó fantasía.

8. LEED ENTERAMENTE UN LIBRO ANTES DE EMPEZAR CON OTRO Y LEED ASI TODA LA BLBLA. Así, si la mañana la hubiereis ocupado leyendo en San Mateo, concluid ese Evangelio antes de empezar con el de San Marcos ; y si leyereis el Génesis por la noche concluidle antes de pasar al Éxodo. Así es como se hecha de ver el enlaze que hay entre una y otra parte. Aunque probablemente ocupareis la mayor parte de vuestro tiempo y atención en aque­llas partes mas acomodadas á la práctica, tales como los Salmos y el Nuevo Testamento; con todo habéis de leer la Biblia entera; una parte de ella

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reflecta luz en otra; y de ese modo consegui­réis una vista difundida de la verdad divina. Hay en la Biblia leche para los infantillos y ali­mento sólido para los de edad provecta. Optable es el empezar con los libros mas sencillos y claros; mas yo no sé de otro plan mejor que el de 1er regularmente los dos testamentos integramente y á un tiempo mismo. Ambos comienzan con libros historiales: después siguen libros doctrinales y prácticos; y ambos concluyen con profecías, las cuales evidentemente son las partes mas dificul­tosas. Los dos testamentos no solamente arrojan luz el uno en el otro, sino que, cual dos llamas re­unidas, su luz entonces resplandece con mayor brillo y gloria que cuando están separadas. Sinembargo, puede hacerse una distinción adecuada en la via de leer, según sean los diversos fines intentados en vuestro estudio. Para lectura general, el modo aho­ra mencionado puede ser el mejor ; pero para lectura devocional, el plan siguiente se ha visto que es de provecho. No leer gran porción de una vez, ni toda la Biblia en su curso, sino algunas lecciones escogidas de sus partes mas útiles, talvez diez ó doce versículos, considerándolos meramente en as­pecto devocional y práctico ; tomando tal instruc­ción como prontamente se presenta por sí misma, repitiéndola en tu conciencia, y encargando á tu co­razón observarla religiosamente y obrar según ella: pidiendo de arriba la enseñanza del Espí­ritu Santo; y finalmente reduciéndola á oración con la Biblia abierta delante de tí. Veréis que aquí doy á entender aquella lectura que forma parte de vuestras devociones en los ratos que te-

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neis señalados para vuestro retiro con el objeto del culto privado.*

9. Co.MPARAD UNA PARTE DE LA ESCRITURA CON OTRA. Se nos ha mandado, " comparar las co­sas espirituales con las espirituales." Compa­decido Dios de nuestra ignorancia, da precepto sobre precepto, y linea sobre línea; aquí un poco, otro poco allí. Lo que es obscuro en un lugar, queda llano y fácil en otro. De aquí es que de lo que algunos se han quejado, teniéndolo por una repe­tición, es de gran ventaja para el sufrido y dili­gente lector de la Biblia. La atención á esta regla conducirte ha á ver la harmonía y constancia de la Escritura. Frecuentemente te hallarás sorpren­dido y deleitado con la plenitud de un texto y con las pasmosas coincidencias no observadas antes; también hallarás que este es un grande auxilio para fijar en tu memoria las Escrituras.f

* Véase El Origen y progresos de la Religión en el Alma, uno de los mejores libros prácticos que yo conozco.

t Por muestra del camino en el cual puede descubrirse la Biblia, se presenta el texto siguiente con los pasages paralelos ; podría haberse extendido mucho mas; pero esto basta.

Génesis iii. 15. Pondré enemistad entre tí y la muger, y entre tu casta y la suya: ella quebrantará tu cabeza y tu pondrás asechanzas á su calcañar.

El texto puede dividirse en seis partes :

1. El linage ó la casta de la muger. Mas profecías, Gen. xxii. 18; Sal. cxxxii. 11 ; Isaías, vii. 14; Jerem. xxxi. 22 ; Mich. v. 3 y 4. Descrito, Gal. iii. 16. El cumplimiento, Mat. i. 18—23 ; Luc. i. 31, 35. La razón y beneficio, Gal. iv. 4 y 5. Los siervos de Cristo son miembros de aquel

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10. RESPETAD LA ANALOGÍA DE LA FE, Ó el plan general de la verdad revelada, para interpretar la Escritura. Esta regla infiera que se ha de atender á la tendencia general de la Escritura, y no se ha de interpretar ningún texto obscuro de modo que se le haga contradictorio con otro claro. Por ejemplo, aquellos textos que hablan de Dios como si estuviera dotado de miembros corporales,

cuerpo cuya cabeza es Cristo, y por tanto son incluidos en esta casta, Is. Iiii. 10; Gal. iii. 29 ; Mat. iii. 3 8 ; Rom. ix. 8.

2. L a casta de la serpiente son los hombres perversos de todos los siglos. Mat. iii. 7 ; xii. 34 ; xiii. 38 ; xxiii. 33 ; Juan vii. 44 ; Act. xiii. 10; 1 de Juan iii. 10. La serpiente no fué mas que un instrumento de Satanás, Juan viii. 44 ; 2 Cor. xi. 3 ; 1 de Juan iii. 8 ; Apoc. xii. 9 ; xx. 2.

3. La enemistad entre las dos, Prov. xxix. 2 7 ; Act. xiii. 10 ; Gal. iv. 29 ; Sant. iv. 4 ; 1 de Ped. v. 8 ; Luc. xvi. 13 ; 1 de Juan iii. 13 ; 1 Thes. ii. 14 y 15 ; Heb. x. 33 y 3 4 ; Apoc. xii. 17.

4. El quebramiento de la cabeza de Satanás. Rom. xvi. 20 ; Luc. x. 1 8 ; xi. 2 0 ; Col. ii. 15; Heb. ii. 14; 1 Juan ii. 13 ; iii. 8. El cumplimiento de esta profecía, Apoc. xx. 1 - 3 , 10.

5. Las asechanzas al calcañar de Cristo y su iglesia, Isa. Iiii. 5,10 y 1 2 ; Dan. ix. 26 ; Mat. iv. 1 y 10; Luc. xx. 39—44 y 53 ; Juan xiv. 30 ; Heb. v. 7 ; Apoc. ii. 10 ; xii. 9—13 ; xx. 7 y 8. La razón porque Cristo sufrió asi de Satanás, Heb. ii. 17 y 18 ; iv. 15.

6. La soberanía de Dios, " Y o pondré," &c. Sal. cxxxiv. 6 ; 1 Cor. xv. 15, 24 y 25 ; Sal. viii. 6 ; Heb. ii. 8.

Aunque el tener un buen conocimiento de tu Biblia puede auxiliarte algún tanto para comparar una parte con otra, confodo, para lograr esta ventaja en grado considerable será bueno tener una Concordancia, esto es un índice de palabras, y una Biblia con referencias marginales.

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no han de entenderse literalmente, sino como dis­puestos así, condescendiendo el Señor con nuestra flaqueza, para auxiliar á nuestros pensamientos acerca de aquellos poderes y perfecciones que son una parte de sus espirituales excelencias; pues en otra parte se ha dicho, Dios es espíritu. Aquellos textos que nos dicen, que endonde abundó el pecado, la gracia abundó mucho mas, y que somos justificados francamente ó gratuitamente por la gracia de Dios, de ningún modo se ha de entender que aprueban el pecado ; pues eso estaría en con­tradicción con toda la Escritura; sino que han de entenderse como reprobadores de la presunción de suponer la justificación lograda (ó posible si se quiere) por nosotros mismos, engrandecedores del amor de Dios, y mostrando el camino de aceptación con él. Y aquellos textos en los cuales se dice: Sin santidad ó pureza ningún hombre verá al Señor; Teme á Dios y guarda sus mandamientos, pues esta es toda la obligación del hombre ; no se han de en tender como concediendo la noción de la sal­vación por las obras, sino manifestando el carácter y felicidad del pecador convertido, el cual es criado en Cristo Jesús para buenas sobras. La santidad es parte de su salvación, y no la causa que la merece. El espejo de la verdad divina es como si tuviera dos caras ó faces. El un lado ó faz es necesario para un carácter, y para otro distinto lo es el otro lado. ¿ Hay alguno que convierte la gracia de Dios en liviandades ? á este debe levantarle la doctrina de la necesidad absoluta de la santificación por el Espíritu de Dios. ¿ Hay otro confiando en sí mis­mo en que es justo y santo ? á ese ha de levantar la doctrina de la justificación gratuita por solo

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Cristo, sin las obras de la ley, y se le debe avisar de que Cristo de nada le aprovechará mientras que él busque el ser justificado por la ley. Porque á primera vista aparezca que untexto contradice á otro, no hemos de imaginar que así sucede. No hemos de dejarnos seducir hasta el extremo de suponer, que la Escritura puede discrepar de sí misma, antes bien humildemente debemos aguardar hasta que Dios nos conceda el reconciliar mejor un texto con otro. Haciéndolo así, hallaremos que las verdades del evangelio ellas mismas se descubren mas y mas en nuestra mente, y por grados vendremos á aquella unidad de fe y conocimiento de que se habla, Efes. iv. 15.

11 . USAD DE CUANTOS AUXILIOS HUMANOS iiA PUESTO DIOS A VUESTRO ALCANCE, cuando encontrareis con alguna cosa que no entendéis. El eunuco gustosamente recibió instrucción de Felipe, y así fué conducido al conocimiento de la verdad. Act. viii. 26, &c. En casos dificultosos hallareis ventajoso el consultar á vuestro ministro evangélico, ó á un amigo dotado de piedad: los labios del sacerdote guardarán la ciencia, y se debe buscar la ley en su boca, pues él es el mensa-gero del Señor de los ejércitos. Malach. ii. 7. Sinembargo, la instrucción que ellos dan ha de traerse al contraste de la Escritura, Act. xvii. 1 1 . También es útil referirse á los comentadores ó expo­sitores de la Escritura, no confiándose demasiado en ellos, sino como obras que frecuentemente abas­tecen de auxilio apreciable. No te entregues en­teramente á ningún comentador; si lo ejecutas, frecuentemente serás descarriado. Juzga por tí

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mismo ; toma tu religión simplemente de las Santas Escrituras y tendrás el consuelo de saber que ella viene pura de Dios.

12. PROCURAD HALLAR (Ó sacar en limpio) LO LITERAL, Ó el sentido primero de un pasage, antes que busquéis otro alguno. Averigua en primer lugar, el sentido literal cual lo harías con los escritos de cualquiera autor humano ; y cuando él es llano y apreciable, y otro sentido seria forzado y nonatural, prefiérele como el sentido verdadero en vez de probar á interpretar el pasage de un modo figurado ó espiritualmente. Para descubrir el sentido literal, es muy provechoso el considerar la conexión del pasage particular con los antecedentes y los subsiguientes. La signi­ficación literal es el fundamento total de la fe, la única cosa que mantiene sus cimientos en la aflic­ción y tentación. Todas las verdades importantes ya sea en uno ya en otro lugar, están tan literal­mente claras, que un caminante, por tonto que sea, no errará en ellas; y podemos juntarnos con el apóstol en decir: ¡ Ah ! Ahora hablaste llana­mente, y no hablaste proverbios !

13. ESFORZAOS PARA CONSEGUIR UNA VISTA DE TODA LA VERDAD que se intentó dar á saber en el pasage, cuya lección os ocupa, y para descu­brir su aplicación propia. Al paso que la Biblia presta instrucción adaptada al mas simple é igno­rante, contiene un abismo de sabiduría suficiente para galardonar al investigador mas diligente. Nu­estro Señor dice: Registra las escrituras. En esta expresión alude á la práctica de los hombres que

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cavan la mina; y el que desea hallar el mineral pre­cioso preciso es que penetre al hondo. No podéis entender enteramente la Biblia sin un conocimiento experimental de la naturaleza y del influjo de las verdades que ella revela, y un conocimiento dé su espíritu é intención. Por lo tocante á la experi encia de la verdad, el hombre mundano no puede entender mucho de la Biblia; nunca ha sentido las bendiciones de la paz de Dios, alegría en el Espíritu Santo, &c. y por lo mismo no puede tener noción justa de ellas. Con respecto al espíritu é inten­ción de la palabra, dijo nuestro Señor á sus dis­cípulos: Las palabras que os hablo, son espíritu y son vida. Juan vi. 63. Frecuentemente hay encerrada una significación profunda y de gran precio bajo de las sencillas expresiones. Cuando alguna acción se veda ó se manda, también se com­prende el principio del cual resulta el bien ó el mal. Así, cuando se dice: No matarás, literalmente significa que no debemos despojar á otro (ó al próx­imo) de su vida; pero la significación plena in­cluye las palabras y los pensamientos, y exige que amemos á nuestros semejantes como á nosotros mis­mos. Véase á Mat. v. 21 y 22. Mas, la verdad frecuentemente se presenta en lenguage figurado, tipos y parábolas, cuya significación ó interpreta­ción espiritual es muy digna de saberse. Además de eso, hay que sacar de todos los sucesos referidos un aprovechamiento práctico. Estas cosas les su­cedieron para ejemplos, y ellas están escritas para instrucción nuestra. 1 Cor. x. El conocimiento de la Biblia, la sencillez del alma, la sinceridad del co-riizon y la oración fervorosa, con la enseñanza del Espíritu de Dios, conducirán al hombre á aquellas

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vistas de la verdad divina que le serán de mayor salud para su alma; y el Espíritu Santo infundirá en el corazón pasages con vida y poder muy exce­dentes á toda humana instrucción.

14. LEED LA B I B L I A , OBSERVANDO FOR TODA ELLA EL TESTIMONIO Q U E DA DE JESU CRISTO. A esto nos dirige el mismo : Escudrina las escritu­ras,pues ellas dan testimoniode mí. Juanv.39. Pre­ciso es que se cumplan todas las cosas que fueron escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas y en los salmos. Luc. xxiv. 44. Y vuelve á decir: Moisés escribió de mí. Juan v. 46 y 47. A él, dice San Pedro, dan testimonio todos los profetas, de que todo el que creyere en su nombre recibirá remisión de los pecados. Act. x. 43. Jesu Cristo el Salvador es la llave que abre este tesoro sagrado y nos pone de manifiesto lo que antes eran misterios. El gran secreto del estudio de la Biblia es descubrir en ella aquel que es el camino, la verdad y la vida. La luz del conocimiento de la gloria de Dios re­splandecerá entonces en tu corazón, en la faz de Jesu Cristo. Leed la Biblia con la mira de condu­ciros al conocimiento de él. El conocimiento de Cristo es un misterio portentoso. • El entender y el entrar en sus diversos oficios y caracteres, en las glorias de su persona y obra; su relación con no­sotros y de la nuestra con él, y con Dios el Padre, y con el Espíritu por él; este es el conocimiento de Cristo. El conocer á Jesu Cristo para nosotros mismos es hacerle nuestro consuelo, deleite, forta­leza, justicia, compañero y fin.

El siguiente extracto de las obras del Arzobispo

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Leighton contiene la substancia de muchas de las reglas arriba expuestas. " Sea también de gran recomendación de las escrituras á nuestra diligencia y afecto, el que su gran tema es nuestro Redentor, y la salvación obrada por él: el que ellas contienen el desenvolvimiento de sus excelencias y son una pintura animada de su hermosura sin igual. Si nos empeñásemos mas en su lectura, cada dia ve-riamos mas en ellas, y así indispensablemente las amaríamos con mayor intensión. Mas debemos en­trar en ellas con cuidado: la letra no es mas que la caja: el sentido espiritual es el que debemos desear ver. Comunmente leemos las escrituras con apre­suraron, y no vemos mas que su exterior ó corteza, y por eso hallamos tan poca dulzura en ellas: las leemos, pero no las escudriñamos como El exige. Si profundizáramos en estas minas de oro, halla­ríamos tesoros de consuelo que jamás pueden ago­tarse, sino que antes bien nos abastecerían en los calamitosos tiempos."

C A P I T U L O I X .

Alocución á las personas en diversas Estaciones de la vida, relativas á la obligación de estudiar la Biblia.

LECTOR, el epílogo de lo que dejo dicho es, Escu­driña las Escrituras habitual y diariamente, con oración fervorosa para alcanzar el auxilio del Es­píritu Santo. El mandamiento es terminante, la

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obligación universal, é inmenso el beneficio. Sea cual fuere la situación de vida que ocupareis, siem­pre hay en las escrituras alguna cosa que te inte­resa, alguna cosa que te es de importancia infinita el saberla ó recordarla.

Padres, Cabezas de las Familias. Leed la Biblia por amor vuestro y por el de vuestros hijos y criados. Dios quiere que la leáis, no solamente en secreto, sino también para enseñar á vuestras familias. El te manda guardar las palabras que ha confiado á tu corazón: enseñarlas diligente­mente a. tus hijos: hablar de ellas cuando te sen­tares en tu casa, y cuando paseares en el camino, y cuando te hechas para descansar y cuando te le­vantas. Deut. vi. 6 y 7. ¿ Pues, como podéis vivir despreciando la instrucción y la oración de la fa­milia? ¿ ó como podréis enseñar vuestra familia, si voluntariamente permanecéis ignorantes de este li­bro ? Si hasta ahora habéis descuidado este gran deber, no le despreciéis por mas tiempo. Acordaos de lo que el Señor dice tocante á Abraham: Sé, que mandará á sus hijos y á su casa después de sí, y guardaran el camino del Señor, y harán juicio y justicia: para que el Señor cumpla por amor de Abraham todo lo que le ha hablado. Gen. xviii. 19. Acordaos de la resolución de Josué—Por lo que toca á mí y á mi casa nosotros serviremos al Señor. ¡ Seguid sus brillantes ejemplos !

Niños: también vosotros debéis leer la Biblia, no como un libro de tarea, sino para haceros sabios para la salvación. Conozco aun muchachos los

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cuales apetecen el estar solitarios, para poder leer este libro bendito y orar á Dios en secreto. Jesús dice: Dejad á los pequeñuelos que se acerquen á mí y no se lo estorveis. Y en otro lugar: Los que me buscan temprano me hallarán. Cuando Eduardo sexto, uno de los reyes de Inglaterra, el cual murió joven, cierto dia quería derribar alguna cosa que no estaba á su alcance, una persona le llevó una Bib­lia voluminosa para que subiera sobre ella; mas el rey lo rehusó, contemplando que es muy impropio el pisar aquel libro, el cual el creia estaba obligado á atesorar en su corazón. El niño Samuel muy pronto buscó al Señor. Josias no era mayor de ocho años cuando ejecutó lo que era recto en la presencia del Señor. Jesús á los doce años de edad, fué hallado en el templo. Timoteo desde la infancia conoció las escrituras. En ellas leeréis acerca del ben­dito Jesús; como él se hizo un niño por ti, y cuan benévolo era con los niños: también allí aprenderéis, que vuestra obligación es amaros mutuamente, y el amar y obedecer á vuestros padres y maestros. Ved la epístola á los Efes. vi. 1, 3; Col. iii. 20; 1 Juan iv. Por lo tanto vosotros debéis leer vuestras Biblias.

Jóvenes : vosotros debéis leer la Biblia. Vais ya á entrar en el mundo; allí estaréis expuestos á peligros y tentaciones sin número; ¿y de qué modo corrigirá el jovencito su camino, sino guar­dando la palabra de Dios ? Sal. cxviii. 9. David era mas sabio que sus enemigos, y tenia mas en­tendimiento que sus maestros ó mayores de edad, porque meditaba en las leyes de Dios y guardaba

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sus preceptos. Sal. cxviii. 98'—100. ¡ O y si yo pudiera convenceros para que imitarais el ejem­plo de David ! Eso os haría pensar sobriamente, y daría una justa dirección á todo aquel ardor y celo comunes á la juventud. Eso os preservaría de ¡numerables pecados, os daría paz interior y os con­duciría á la gloria eterna. Digan lo que quisieren tus compañeros, permíteme te ruegue, que leas tu Biblia.

Criados : también vosotros debéis leer vuestras Biblias. Quizá alguno de vosotros se hallará en servidumbre dura, sometidos á amos severos. La palabra de Dios os consolará en el servicio mas in­soportable. Tus leyes, dice David, Sal. cxviii. 54, han sido mi cántico en la casa de mi peregrinación. Allí hallareis una relación de criados piadosos: veréis con cuanta fidelidad el criado de Abraham obedecía á su amo (Gen. xxiv.) ; como una doncella sirviente fué de provecho á Naaman, el capitán del ejército del rey de Asiría: en Giezi (4 de los Reyes v.) veréis el castigo de un criado mentiroso. Allí ha­llareis perfectamente señalada y esplicada vuestra obligación. Col. iii. 22—25; Efes.vi.5—8; Tito ii. 9 y 10. Ya veis por tanto que vosotros debéis leer la Biblia.

Por último, todas las clases de hombres y mu-geres, en cualquiera edad, en toda situación, reyes y subditos, ministros y pueblo, maridos y mugeres, padres é hijos, amos y criados, el rico y el pobre, el justo y el perverso, el próspero y el desgraciado, el literato y el que no lo es; todo genero de per­sonas, pueden aprender en este libro todas las

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cosas que deben hacer, y las que deben no ejecutar, tanto concernientes á Dios Omnipotente, como á ellos y á todos los otros.

Concluiré dirigiéndome á dos caracteres difer­entes.

1. A los que hasta ahora han leido sus Biblias meramente como UNA MATERIA DE FORMA Ó DE COSTUMBRE, ó para estar habilitados para decir que así lo han hecho, ó para satisfacer los clamores de su conciencia. Para tí esta frecuentemente ha de haber sido una tarea: la Biblia te habrá pare­cido un libro pesado: podrás tener algún conoci­miento general de su contenido, pero debes haberte quedado ignorante de su espíritu. ¡ O, atiende, pues, á las reglas sacadas de la misma Biblia, las cuales he procurado presentarle ! Ora por la en­señanza del Espíritu Santo; y lo que te ha servido de tarea abrumadora, vendrá á serte el recreo del mas encumbrado gozo; lo que era fastidioso y pe­sado estará lleno de interés; lo que era una arma embotada é inútil contra los enemigos de tu alma, tornarse ha en la espada del Espíritu, la cual es irresistible para todos ellos. Entonces, con David, regocijarte has en la palabra de Dios, como el que halló un gran despojo, y será para tí mas dulce que la miel y los panales.

2. A LOS QUE JAMAS LEEN sus B IBL IAS . ¡Cuan peligroso es tu estado! Mientras desprecies este libro, hay contra tí la señal evidente de que no eres un cristiano verdadero. Mis ovejas, dice Cristo, oyen mi voz, y ellas me siguen. Ellas decir pueden lo que tú no puedes : ¡ O y como amo yo tu ley !

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Permíteme que te aplique el lenguage excitante que sigue: ¿ Que excusa darás delante de Cristo en el dia postrimero por deleitarte en oir ó en leer las fantasías é invenciones de los hombres mucho mas que su evangelio santísimo, y que no hallas tiempo para hacer lo que ante todas las cosas hacer debieras, y con mas gusto leerías otras cosas que aquella por la cual debiste dejar de leer todas las demás ? ¿Y debo permitir que permanezcas con­tento en estado tan deplorable ? ¿ Porque has de estar sentado en las tinieblas pudiendo tener luz ? Permíteme que te ruegue y convenza, para que desde ahora empiezes á leer diariamente una por­ción de este bendito libro. No sabes las ventajas y privilegios que has perdido y despreciado, y de cuan espléndida fiesta te has alejado: ahora, pues, no lo dilates por mas tiempo; abraza la oportunidad pre­sente. La Biblia iluminará tu alma; sus preceptos te guiarán por entre todas las dificultades ; sus doc­trinas te mantendrán firme en todos los apuros; sus promesas te consolarán en las tristezas, y te habi­litarán aun para atravesar por el valle de la sombra de muerte sin temer el mal.

Mi aviso de despedida, pues, á todos los lectores, es:

Escudriñad las Escrituras.

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CAPITULO X.

Preguntas sobre los Capítulos precedentes.

CAPITULO i.

¿ C U A L ha de ser la vida del cristiano? ¿ Que libro le suministra una dirección segura en

su jornada ? ¿ Por que medios la religión de la Biblia fué apo­

yada primeramente ? ¿ A quien se refieren principalmente las profecías de

la Biblia ? ¿ Que se entiende por la palabra Inspiración ? ¿ Que cuestión ó pregunta importante está con-

textada en la Biblia?

CAPITULO I I .

De nuestros mayores privilegios ¿ cual es uno ? ¿ Como nos ordena Cristo estudiar la Biblia ? Nombrad algunas personas piadosas, eminentes

por su atención á las Escrituras. ¿ Hay alguno que pueda entender la Biblia tan per­

fectamente que no haya menester leerla mas ? ¿ Con que frecuencia escudriñaban las Escrituras

los de Berea ? ¿ Porque debemos perseverar en leer la Biblia ?

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l Son razones convincentes para despreciarla, el ser iliterato, el estar ocupado, ser pobre, ó no saber leer ?

¿ Que debe hacer el que no sabe leer ? ¿Cual es, por lo común, la razón verdadera de

menospreciar la Biblia ?

CAPITULO m.

¿ Podemos por nosotros mismos percibir la gloria real de la palabra de Dios ?

Probad la necesidad de obtener la asistencia del Espíritu Santo.

Probádlo por las promesas de la enseñanza divina. Probádlo por la conducta de los infieles. Probádlo por la experiencia y oraciones de los

creyentes. ¿ Que, pues, debemos hacer cuando abrimos nues­

tras Biblias ?

CAPITULO iv.

¿ Que significan las palabras Biblia y Escritura ? ¿ En que idiomas fueron escritos los dos Testa­

mentos '( i Por quien fueron escritos los cinco libros primeros,

y cuanto tiempo hace ? ¿ Que significa la palabra Génesis ? Haced mención de lo que nos enseña el libro

llamado Génesis.

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CAPITULO v.

Referid algunas cosas que nos muestra la historia de la Biblia.

¿ Como podemos leer con aprovechamiento su his­toria ?

¿ Que son los milagros : y que nos prueban ? I Que son las profecías: y acerca de quien ellas

son claras ? ¿ Como hemos de leer las promesas de la Bib­

lia? ¿ Con que espíritu hemos de recibir las amenazas ? ¿ Que nos prestan las partes devocionales de la

Biblia? ¿ Que son parábolas ? Mencionad algunas de la

Biblia. ¿ Que significa la palabra Ley ? ¿ Como está des­

crita la ley de Dios?

¿ Que cosas nos describe ? ¿ De que (ó de quienes) podemos observar el origen

en él ? ¿ Cual libro nos mostrará el motivo de los patriarcas ? ¿ De quien podemos descubrir intimaciones en este

libro ?

[En los Salmos puede preguntarse.]

I Cuales Salmos son las oraciones propias para el perdón de los pecados ? &c. &c.

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¿ Podemos salvarnos por nuestra obediencia á la ley?

¿ Que es el Evangelio : como le describió el ángel ? i Que hará el que se ve abrumado con el peso del

pecado ?

CAPITULO vi.

¿ De que pueden nacer nuestras dificultades para entender la Biblia ?

¿Y á pesar de todas las dificultades, cual es lo llano y claro ?

¿ Que uso puede hacerse de las dificultades ? ¿Como sobrepujaron los Apóstoles todas las ob-

jecciones ? ¿ Cual es la gran razón por qué los hombres no

entienden la Biblia ? ¿ Con quien debemos cuidar de no ser contados ?

CAPITULO V I I .

Repetid los versículos que contienen la relación de la doctrina de nuestro Señor.

¿ Cual es su relación de nuestros deberes para con Dios y para con el hombre ?

Repetid el epílogo de la verdad escrita por San Pablo á Tito.

CAPITULO V I I I .

¿ Que cosa es la mas necesaria que habernos de conseguir para entender la Biblia ?

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F I N .

¿ A cuales dos cosas hemos de atender en este estudio ?

Repetid las seis reglas referentes al estado interior del lector.

¿ Que oraciones nos da la Biblia para antes de leer ? ¿ Cuales son adaptadas para después de haber leido ? ¿ Cuales son las ocho reglas relativas al método de

estudio ?

CAPITULO IX .

¿ Por quien debe leerse la Biblia ? ¿ Por que deben leer la Biblia los Padres de familia,

y los que son cabeza de casa ? ¿ Que dijo Jesús de los niños que á él se acercaban ? ¿ Cuales niños buscaron temprano al Señor ? ¿ En que partes pueden los niños leer sus obliga­

ciones ? ¿ Por que los jóvenes deben leer la Biblia ? Que ventajas sacarán los criados leyendo la

Biblia? ¿ Por que deben leer la Biblia todas las clases de

hombres y mugeres ?

LONDRES :

Imprenta de John Hill, Black Horse Court, Fleet Street.