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CREA- DORES DE PAIS A J E TIE- R R A COMUNIDAD ARTE RE- LACIÓN TO- DOS LOS DÍAS UN POCO #1

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C R E A -DORES

D E PAIS A J E T I E -

R R A C O M U N I DA D ARTE RE-LACIÓN TO-DOS LOS DÍAS UN POCO

#1

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Creadores de Paisajes nace desde PACA_Proyectos Artísticos Casa An-tonino como proyecto editorial in-dependiente. La idea es dar cabida a

reflexiones, ideas y procesos de trabajo que se realizan en el marco de PACA en torno al paisaje y sus transformaciones, en concreto en el entorno rururbano en donde está ubi-cada Casa Antonino (antigua casería hoy sede de PACA): la parroquia de Cenero, zona suroeste del concejo de Gijón (Asturias). Un proyecto abierto que se nutre de la colabo-ración de personas, asociaciones e institucio-nes locales afines a nuestra línea de trabajo, que en estos dos años de actividades han aportado contenidos, impartido o participa-do en talleres y encuentros, haciendo posible este primer número de Creadores de Paisajes.

Tratándose del primer número, es mi de-seo dedicarlo especialmente a nuestros ve-cinos de las aldeas de Trubia y Veranes, en Cenero, puesto que hemos llegado a Casa Antonino hace apenas tres años y nos sen-timos como si estuviéramos aquí desde siempre. Desde el inicio nos han ayuda-do, participado y colaborado en nuestros proyectos y en la vida cotidiana, y estos lazos afectivos forman parte de nuestro paisaje intangible y de nuestro proyecto.

Aunque el trabajo realizado hasta aho-ra es poco dentro de la amplitud del tema que nos hemos propuesto, esta publicación nace con la intención de compartir y re-flexionar sobre lo que hemos hecho hasta el momento, y representa una declaración pública de intenciones y preocupaciones. Si bien el territorio sobre el que hemos tra-bajado es extremadamente local y reducido en extensión (nos hemos movido siempre entre los barrios y aldeas de Veranes, Trubia, Beloño, Lleme y Sotiello, dentro de la parro-quia de Cenero), creo que puede tener un in-terés mucho más amplio, puesto que los pro-cesos de transformación del paisaje que se detectan en esta zona, son en muchos casos

Presentación Landscapes are spaces of embodiment and mutability. Landscapes are events.

y con diferentes particularidades, aquellos que podemos observar en otras zonas pe-riurbanas y rurales de la ciudad de Gijón, y a su vez, extensibles a muchas áreas pe-riurbanas de la sociedad occidental actual. Este contexto bien delimitado forma parte de nuestro enfoque de trabajo: a través de una experiencia directa y co-tidiana del paisaje, generar y compartir conocimiento, poniendo en relación di-ferentes áreas de investigación y líneas reflexivas, que puedan así retroalimen-tarse de forma constante. En definitiva, se trata de una cercanía, de un contacto.

A la base del proyecto está la convic-ción de que el paisaje es una responsabi-lidad compartida: todos somos creado-res de paisajes, y esta tarea se asume más fácilmente cuando “tocamos” y “somos tocados” por ese paisaje. Podrían pregun-tarme, y a mí qué me toca del paisaje de Cenero? Qué interés o qué responsabilidad puedo tener en una zona que ni siquie-ra conozco o que casi nunca frecuento? En qué medida soy creador de paisaje?

Iniciemos por la difinición de paisaje y llegaremos rápidamente a darnos cuen-ta de que efectivamente, tenemos un pa-pel creativo en la conformación diaria de paisajes. Nuestra mirada y nuestra memoria, también crean paisajes.

El paisaje es una compleja red de re-laciones que incluye el hacer de los hombres (dentro de determinados

contextos y procesos ecoómicos, sociales, culturales, simbólicos) y otro tipo de vidas y procesos naturales diferentes de la nue-stra (mundo vegetal, animal, mineral...). Es fruto de las transformaciones que ejerce-mos sobre el medio natural, hoy ya com-pletamente antropizado. Es siempre una construcción cultural. Como consecuencia tenemos que el paisaje es prácticamente un evento del que formamos parte y del

índice

agradecimientos a todas las personas que han participado en los talleres, paseos y encuentros y con los que sé que seguiremos caminando. Un agradecimiento especial a quienes han colaborado en el proyecto: a Paloma García, di-rectora del museo arqueológico Villa Romana de Veranes, por darme la posibilidad de desarrollar Habitantes Paisajistas #Agua con tantas facilidades, entusiasmo y apoyo constante, a Adolfo García Martínez, por el maravilloso texto que nos ha regalado para esta publicación, a Juanjo Palacios por los paseos y paisajes sonoros, a Giovanni Lanterna porque es la otra mitad de PACA y sin él hay cosas que serían imposibles de hacer y otras mucho más difíciles, a Tino el Turrexón, un referente en la parroquia, vecino, amigo, narrador de historias y consejero agrónomo, a Natalia Hevia y Juan Rodriguez Aldesoro por la infinita paciencia y profesionalidad en la construcción del mapa de Cartografías Subjetivas, a Lorena Lo-zano por los descubrimientos botánicos, a Miguel Santomé por el texto, por el apoyo y por las buenas fotografías que nos sirven para documentar los talleres, y de nuevo a mis vecinos, memoria viva de la parroquia: Casa Ramiro, Casa Sabelo-na, Pepe Fombona, Jose Manuel y Laureano de Casa Manolo Eugenio y Casa Hevia, Mario, Casa Manolo el Maestro...a mi madre, mi tía y mi abuela cuyas voces resuenan en uno de los muchos paisajes posibles, reales o imaginados de Veranes.

con(textos)

memoria de actividades

El paisaje percibido(conversaciones, cartas e instantáneas)

Portfolio

Los pueblos de AsturiasAdolfo García Martínez

Casa Antonino /idas y venidasVirginia López

La arqueología del paisaje: procesos sociales y territorio. Paloma García Díaz.

Arte y Paisaje (when attitudes become form)Virginia López

El Paisaje Agrario de Veranestalleres y exposición

Habitantes Paisajistas

Cartografías subjetivas: pasados que sirven al presentetextos de Virginia López, Natalia Hevia y Juan Rodri-guez Aldesoro).

Veranes en el recuerdoMaria Ángeles Fernández

Yo también soy aldeanoMiguel Santomé

Conversando con Tino y Lolo.

Artist in Residence: Paolo AngelosantoCommunity project: Tengo un sueño

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que somos artífices y responsables, tal y como queda defini-do por el Convenio Europeo del Paisaje firmado en Florencia (Italia) en el año 2000 y ratificado por los estados miembros: Paisaje cultural es “cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos”.

En el convenio europeo se señala la importancia del pai-saje en el campo cultural, ecológico, medioambiental y so-cial, constituyendo un recurso favorable para la actividad económica y su protección, gestión y ordenación pueden contribuir a un desarrollo sostenible basado en una rela-ción equilibrada y armoniosa entre las necesidades sociales, la economía y el medio ambiente. Son paisajes rurales, ur-banos y peri-urbanos, de belleza excepcional o simplemen-te cotidianos, en evolución y en la memoria de sus gentes.

Por este motivo, hemos puesto en marcha una serie de proyectos (dentro del marco de PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino y en colaboración con el mu-

seo Villa Romana de Veranes) que giran en torno a este tipo de investigaciones y sensibilidades. Nuestra ilusión: cre-ar o estimular sensibilidades en torno al paisaje.

En este primer número de Creadores de Paisajes compar-timos estas primeras experiencias que han tomado forma de charlas, talleres, paseos, encuentros: Habitantes Paisaji-stas (2015-2016) y El Paisaje Agrario de Veranes (2015-2016). El inicio de esta aventura fue un día de siembra co-lectiva en la finca de Casa Antonino, el 21 de septiembre del 2014 (proyecto Tengo un sueño dentro del global co-munity project “I have a dream” ideado por Shweta Bhat-tad para la Bienal de Vancouver 2014-2016) y por ello, aparece una breve memoria en la sección final : “portfolio”.

Quedaría todavía una pregunta a medio responder: de qué forma me “toca” el paisaje de Cenero si yo no vivo en él? Para qué me sirve esta publicación?

De la ruralidad agrícola a la ruralidad urbanaAl inicio he comentado que gran parte de los procesos de transformación del paisaje de Cenero, son comunes a mu-chas otras zonas periurbanas. La ciudad triunfa y se extien-de, y los modos de vida urbana penetran en el campo cam-biando sus señas de identidad, y en demasiadas ocasiones, borrándolas para siempre. El campo es el entorno residual.

“(…) si la idea de campo y de ciudad son mutuamente excluyentes , la realidad de la ciudad y del campo nunca lo han sido. La membrana que separa ambos espa-cios, más que porosa está desgarrada.

El metabolismo urbano depende por comple-to de lo que ocurre en el campo. De los ali-mentos y otros bienes que allí se producen. Sin embargo para las generaciones actuales es menos evidente la dimensión rural que siempre ha tenido la propia ciudad ” [1]

La ciudad crece y al extenderse consume más suelo del necesario y de forma desordenada. Estamos ya acostrum-brados a ver una sucesión caótica de espacios residenciales, industriales y comerciales separados por “vacíos” agrícolas y carreteras. Disminuyen las zonas de socialización entre blo-ques habitativos homogéneos y cuadriculados y aumentan las horas de desplazamiento en automóvil. El campo está en declino, sus habitantes se urbanizan, los huertos y pastos se edifican o se convierten en “vacíos” ver-des y la ruralidad agrícola se aleja cada vez más. Si los valo-res de lo urbano y lo rural , asi como sus espacios, tenderán a mezclarse, de frente a la incertidumbre mejor crear estra-tegias que en lugar de jugar con la tradicional contraposicion de urbano y rural, creen alternativas sostenibles y nuevas formas de ocupacion del territorio, soluciones que pueden venir de esta nueva integración que autores como Pierre Do-nadieu (2) han llamado: “CAMPO URBANO”. Deberá estable-cerse un compromiso ciudad-agricultura: Para mantener un paisaje agrario vivo y dinámico hay que crear paisajes que dialoguen con las necesidades de la ciudad y crear esos ima-ginarios colectivamente a través del análisis de los procesos económicos, sociales y jurídicos en curso, con el apoyo y responsabilidad de cada uno de sus protagonistas (agricul-tores como interlocutores-administración local, regional...).

El proyecto es ambicioso, pero de nuevo aquí somos responsabales, cada uno en nuestro territorio, urbano, rural o periurbano que sea. Tenemos la responsabili-

dad de pensar e imaginar nuestra idea de habitabilidad ( cómo ocupamos el territorio, cómo socializamos, cómo nos alimentamos, cómo nos desplazamos...). No existe un territorio sin una idea de territorio, sin un imaginario. Para alimentar ese imaginario y fortalecer nuestra sensibilidad es necesario el arte, volver a pensar o reformular las ideas de belleza, las poéticas de los materia-les, el trabajo manual y artesanal, integrando viejas y nuevas tecnologías de forma armoniosa y sostenible, sumergirnos poéticamente en el paisaje y concebirlo como espacio cre-ativo. Un mayor conocimiento intelectual y experiencial del paisaje nos ayuda a estabalecer lazos afectivos duraderos, re-cuperamos memorias perdidas, mantenemos una identidad más clara y nos facilita herramientas para poder participar de forma activa en la creación consciente de paisajes.

En este sentido, esta publicación recoge ideas, textos, her-ramientas o metodologías de trabajo que espero puedan re-sultar de alguna utilidad o motivo de reflexión, de la misma manera que yo he aprendido durante el desarrollo de estos encuentros y talleres de las personas que han partcipado y colaborado en su desarrollo. Es un primer apunte en el ca-mino.

Virginia López, Trubia, 2016.

[1] Marc Badal, “Vidas a la intemperie. Notas preliminares sobre el campesinado”. Cuadernos de campo n-3. 2013.[2] Pierre Donadieu, “Campagne urbane. Una nuova proposta di paesaggio di città”. Donzelli, 2013

Representaciones cartográficas de la parroquia de Cenero en relación al concejo y la ciudad de Gijón realizadas por Natalia Hevia (ingeniera geomática). Arriba, en evidencia, ortofoto de la parroquia . Abajo, Cenero en el contexto de la trama catastral y“rizomática” que se expande desde el centro urbano de Gijón.

En alto a la derecha, entrada en la parroquia de Cenero por el polígo-no de Somonte (Noroeste de la parroquia) en proximidad a la fábrica siderúrgica de Arcelor-Mittal. A menos de cinco Kilómetro de distan-cia nos encontramos en la aldea de Trubia (en la foto huerta El Pedre-gal y panorámica a la entrada de Trubia con la Torre de los Valdés o Torrexón de Trubia al fondo, Casa-Torre de los Álvarez de las Asturias con la aldeña capilla de Nuestra Sra de la Espectación de la “O” §Cenero es la parroquia de mayor extensión del concejo

asturiano de Gijón (23,8 Km²), con una población aproxi-mada de 1.464 habitantes. Su parte norte se ha convertido en una zona de expansión industrial, al estar próxima a la planta siderúrgica de ArcelorMittal, compartiendo espacios con ex-plotaciones agropecuarias de medio y pequeño tamaño, quin-tanas tradicionales, bosques y huertas. Cuenta con un impor-tante patrimonio artístico y arqueológico: iglesia románica de San Juan de Cenero, torre o Torrexón de Trubia del s.XIV, aréas de necrópolis y ermitas medievales, villa romana de Las Murias de Beloño, museo Villa Romana de Veranes.

presentación

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Los pueblos de Asturias

Un pueblo es un territorio formado por diversos paisajes y asentado sobre un espacio. El espacio es el soporte material sobre el que los sucesivos

pobladores han ido “escribiendo” su propia historia o cultura, resultante de la interacción hombre/medio. Los diversos paisajes o “estampas” que conforman el territorio –entiéndase el pueblo- son el resultado de la lucha del hombre por su supervivencia, transformando así el espacio geográfico en paisajes antropizados.

Sus edificaciones, las técnicas de explotación de los recursos, las estructuras sociales, sus valores y creencias han configurado territorios diversos y policromados. Sin embargo, como luego veremos, desde hace algunas décadas, la frontera entre lo rural y urbano se ha ido diluyendo y con ello la definición de pueblo. Los núcleos rurales se han “urbanizado” por las nuevas formas económicas –terciarización de la economía, más servicios, menos agroganadería, introducción de elementos industriales, ocio de masas…- y los cambios en las relaciones sociales, las formas de vida, de trabajo, de ocio. Además, los pueblos, como núcleos residenciales, acogen una población que tiene otros hábitos, muchos no son nativos, etc. Pero para comprender el presente se necesita conocer el pasado.

Un pueblo se construye y pivota sobre tres pilares básicos: el territorio, la población y una compleja red de relaciones.

En primer lugar y retrotrayéndonos medio siglo, el territorio de un pueblo estaba formado por los siguientes paisajes: el poblamiento, con sus diferentes

construcciones, las tierras de cultivo, los prados, los montes de cada vecino y los montes de utilidad pública, una red de caminos, gran número de bienes de uso común... En los pueblos de montaña existe otro paisaje más formado por los puertos, brañas o mayadas, resultante de la trashumancia ganadera. Estos distintos paisajes constituyen una estructura perfectamente organizada y funcional en torno a la casa y al pueblo, que denominamos territorio. Es decir, la casa es el átomo del pueblo, y el pueblo, a su vez, es una unidad mayor que se articula con otros formando parroquias, zonas y, en última instancia, la sociedad campesina. Hace medio siglo, el territorio del pueblo era un mosaico lleno de colorido debido al multiuso del espacio.

A. Proceso de antropizar o “amansar”

(1)Construcciones y entorno (2)Tierras de labor (3)Prados (4)Montes (5)Brañas, puertos.

Estructura del territorio de un pueblo

El segundo componente del pueblo es la población humana. Hace pocas décadas aún, los pueblos estaban llenos de vida. En las casas vivía una familia,

generalmente numerosa, formada por individuos de tres generaciones: la de más edad, los amos, ostentaban el control económico y social de la casa; la intermedia, el hijo o hija casado en casa, asumía las tareas de la producción y la reproducción biológica; la tercera generación o “generación de repuesto” e improductiva. La familia, a pesar de estar formada por elementos cambiantes, fue durante siglos el soporte y el eje de rotación y de traslación de la casa, del pueblo y de la sociedad rural. Constituía lo que suelo denominar “un círculo perfecto”: la flecha [I] descendente se refiere al proceso de socialización o “dar vida social”, y la flecha [II] ascendente se refiere a la reproducción o vida biológica. En ambos procesos, la mujer tenía un papel

Adolfo García Martínez

predominante: la mujer casada de más edad “dando vida social” y la esposa joven “vida biológica”, esto es hijos para la casa.

(I) VIDA SOCIAL (II) VIDA BIOLÓGICA

“CÍRCULO PERFECTO”

El tercer componente del pueblo es lo que suelo denominar nudo de relaciones. En efecto, la casa trataba de ser autosu-ficiente –unidad de producción, de consumo y de reproduc-ción-, pero por su fragilidad, además de otros factores, tenía que entablar, a lo largo del ciclo anual y de su existencia, gran número de relaciones con las demás casas del pueblo. Estas relaciones, regidas por la reciprocidad equilibrada –“hoy por ti, mañana por mi”- constituyen la vecindad, sin duda lo más valioso de los pueblos, como dicen sus habitantes. Asimis-mo, los pueblos mantienen relaciones entre sí, guiadas por el mismo principio, formando parroquias, zonas, valles, etc.

Funcionamiento de la vecindad

Los pueblos fueron los artífices de la riqueza que supone la biodiversidad de Asturias. Me decía hace poco uno de mis informantes, en un tono áspero y malhumorado, diri-giéndose a la Administración que les pone infinidad de tra-bas para el uso de determinados recursos de su entorno:

“¡Qué se creen esos de fuera que es el campo! Hay osos, lobos, pájaros, bosques, agua, encinas, acebos, madroños, etc. porque aquí estábamos nosotros y usando todo esto lo cuidábamos. Usábamos todo lo que necesitábamos, era nuestra despensa, por eso sabíamos lo que cortábamos, lo que arrancábamos, lo que quemábamos o cazábamos… Ahora, está todo prohibido y no hay nada. No queda nada para los que vienen detrás. Nosotros sabíamos cómo manejar los recursos del medio. […] ¡Que salgan de los despachos y que nos escuchen!”.

Los pueblos, además de artífices de la biodiversidad, una de las grandes riquezas de nuestra región, eran productores de bienes de primera necesidad para

lo cual han creado también un riquísimo patrimonio cultural: construcciones, ingenios hidráulicos, un complejo herramental y técnicas de cultivo, medios y métodos para almacenar, conservar y procesar los productos naturales, una organización social y un mundo de valores, etc. Es impresionante el saber que han ido acumulando los habitantes de los pueblos, un saber que se transmitía por vía oral en “la escuela” de casa y del pueblo1. Asimismo, los pueblos fueron viveros de población para el desarrollismo industrial y para la emigración. Pero, ¿cuál es la situación actual de los pueblos de Asturias? Vamos a reconsiderar cuál es el estado de los tres pilares mencionados anteriormente.

En primer lugar, el territorio nos ofrece un espectáculo muy triste. Durante siglos, el hombre fue “domando” el espacio “bravo” con la azada, el arado y el fuego,

creando así un territorio diverso y multicolor. Pero, a lo largo de las últimas décadas y de un modo rápido, el proceso se ha invertido: lo “bravo” avanza sobre lo “manso” y los matorrales llegan a los cimientos de las casas, los diferentes paisajes se

1 El campesino tradicional posee y utiliza, podríamos decir, su propio método “científico”. Así, cuando siembra, cuando injerta, cuando construye ingenios hidráulicos, cuando riega, maneja el ganado, corta madera, cuando fabrica pan o prepara las carnes de la matanza…, está haciendo “ciencia aplicada”. La diferencia entre este saber y el conocimiento científico y académico estriba, sobre todo, en que dicho saber no está segmentado o especializado. Asimismo, el saber del campesino está en lento pero en constante revisión en el contexto cotidiano de su supervivencia. Las gentes del mundo rural poseen muchos y amplios conocimientos sobre campos y aspectos, necesarios aún hoy, que desconoce el hombre de la ciudad y que sólo se encuentran en la tradición oral en proceso de desaparición irrecuperable. Es el saber del “bricoleur” frente al del “ingénieur”. La carencia de este saber, que se va asimilando desde el nacimiento en la “escuela de casa”, es un inconveniente más para aquellos foráneos que quieren afincarse en un pueblo.

con(textos)con(textos)

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diluyen y la homogeneización sustituye a la biodiversidad. El bosque autóctono desaparece y las especies de crecimiento rápido lo invaden todo. El agua, por mencionar un caso, con sus diferentes usos –para el riego, como fuerza motriz, para los abrevaderos, lavaderos y fuentes- deja de utilizarse y apenas se sabe por donde discurren las fuentes y los arroyos. Pero desde hace algunos años, me comentan los informantes, “si quieres usar el agua para regar, o como fuerza motriz, tienes que hacer un montón de papeles, ¡y pagar, claro!; el agua que usaron nuestros antepasados, sin ningún impedimento” Muchas edificaciones, como los hórreos y paneras, los hornos de pan, los cabanones, etc. ya no se utilizan y, por tanto, se encuentran semi-abandonados. Hasta el fuego, el gran aliado del hombre desde sus orígenes, actualmente se está volviendo contra él, al igual que los otros tres elementos de que habla la mitología.

En segundo lugar, respecto a la familia y a la población, desde los años sesenta del siglo pasado se inicia una crisis demográfica de doble signo: cuantitativa (descenso numérico) y cualitativa (envejecimiento). Esta crisis provocó el cierre de miles de casas y de centenares de pueblos en Asturias. Los efectos se manifiestan también en el territorio y en el patrimonio en general. Los pueblos languidecen sin que se vislumbre ninguna alternativa. Muchas casas y demás edificaciones están en ruinas, al tiempo que se levantan nuevas construcciones y se restauran otras, pero muchas de ellas están en silencio buena parte del año, pues sus propietarios tienen otros hábitos, muchos no son nativos de los pueblos, sino llegados del mundo urbano, con residencia fija, estacional o simplemente vacacional. Aparece así, en los pueblos, una cierta diversidad cultural y, en este contexto, la vecindad también ha ido languideciendo.

En tercer lugar, el nudo de relaciones, verdadera esencia de los pueblos, también se ha ido diluyendo. El proceso de mecanización de los que permanecen en los pueblos y la conexión con los circuitos del mercado provocan y alimentan el individualismo y van minando la vecindad. La máquina y la producción para el mercado acarrean el desplome de la vecindad, de la organización social y de las pautas tradicionales de los pueblos. Así, las pocas casas abiertas permanentemente se relacionan más con el mundo exterior que con sus vecinos. Incluso, dentro de la propia familia también se dan rupturas intergeneracionales. La reciprocidad equilibrada –hoy por ti, mañana por mi- fue siendo sustituida por la reciprocidad negativa –“¿cuánto te debo?”, “¿cuánto me das?”, “esto vale tanto”- que podríamos traducir por “con dinero todo se arregla y todo se consigue, es lo único que vale”. El ser se reduce a tener, y el bienestar a consumir.

La pregunta inevitable que se nos plantea es ¿cuáles han sido las causas de esta crisis?, para poder así diseñar alguna propuesta. He tratado este tema en varias

publicaciones, pero el problema no está cerrado, ni mucho

menos, es demasiado complejo y las causas parecen ser varias, si bien es necesario establecer una jerarquía entre ellas. Por eso, como no es este el momento ni el lugar para afrontar esta cuestión, me limitaré a mencionar algunas de las causas de la crisis de los pueblos y a exponer algunas reflexiones sobre la necesidad de conservarlos y cómo.

Parece que la raíz principal del cambio se encuentra en la familia. Es decir, lo que durante generaciones y siglos fue el pilar de la casa, del pueblo y de la

sociedad rural asturiana se empieza a desmoronar y dentro de ella, uno de los hechos fundamentales parece radicar en la “huida” de las chicas jóvenes a la ciudad y su negativa a

casarse y vivir en los pueblos. Esto provoca la aparición de gran número de varones solteros, originándose rápidamente dos consecuencias: descenso demográfico y envejecimiento de la población. A nuestro juicio, la causa principal de la crisis de los pueblos no ha sido, al menos prioritariamente, de naturaleza económica, sino social. Dicho de un modo muy rápido, la mujer responsable de “dar vida social” a los miembros de la familia, la madre, va inculcando en sus hijas un modelo de familia y de vida que no se puede alcanzar en el medio rural, y éstas dejan el pueblo para no volver, provocando una crisis de “vida biológica”2. En el territorio también se manifiesta este hecho, en connivencia con otros: desestructuración y homogeneización del paisaje y abandono de numerosas parcelas, el cierre

de miles de casas y hasta de pueblos enteros –“los pueblos del silencio”- y deterioro y hasta pérdida del patrimonio cultural. Esta situación ha quedado escrita en el “libro” del territorio, y así pudimos comprobarlo en la zona de Veranes, a las puertas de Gijón.

La sociedad actual se encuentra en una situación paradójica: obvia y hasta se despreocupa de los pueblos y, a su vez, necesita su conservación y les demanda dos servicios: productos de calidad y paisaje también de calidad. En un estudio sobre las agriculturas del mundo, dos autores franceses, Marcel Mazoyer y Laurence Roudart, señalan lo siguiente:

“Habida cuenta del papel que deberán desempeñar todas las agriculturas del mundo en la construcción de un futuro habitable para la humanidad, es preocupante constatar hasta qué punto la opinión pública y los expertos están alejados de las cuestiones agrícolas, y hasta qué punto incluso quienes tienen a su cargo las cuestiones agrarias desconocen toda la riqueza de la herencia agrícola de la humanidad” (Marcel MAZOYER y Laurence ROUDART, Historia de las agriculturas del mundo, KRK Ediciones, Oviedo, 2016, pág. 44).

2 He tratado este complejo tema en un libro publicado hace poco: Adolfo GARCÍA MARTÍNEZ, Antropología de Asturias II. El cambio, la imagen invertida del otro, KRK Ediciones, Oviedo, 2011.

Los habitantes de los pueblos, por su parte, demandan a la sociedad precios justos por sus productos y compensaciones por ser los “jardineros” del territorio

y los conservadores del patrimonio cultural, y menos burocracia y más diálogo. Todo ello requiere proyectos de abajo hacia arriba y fomentar y apoyar una economía diversificada para la población rural: ganadería y agricultura, cultivos alternativos, industrias agroalimentarias instaladas en el medio rural que procesen y comercialicen directamente sus productos, en vez de venderlos a las industrias y a las grandes cadenas a bajo precio, la artesanía, el turismo rural, etc.; además, hay que buscar oportunidades laborales para los jóvenes y en especial para la mujer. Finalmente, es necesario revalorizar la cultura rural, superando sus deficiencias e incorporando a la cultura rural todos los avances beneficiosos de la civilización, y para ello hay que llevarla a los foros de prestigio, donde nunca estuvo: los currículos académicos, los medios de comunicación, los parlamentos, el cine, etc., de ese modo, el paisano no sentirá complejo por ser tal frente al urbanita. Sí, es necesario recuperar al paisano, una especie en peligro de extinción, porque se fue o lo “expulsaron” de los pueblos, pero para ello hay que “poner en valor” su cultura, constitutiva de su identidad. Julio Caro Baroja, en 1974 ya escribía lo siguiente:

“[…] la idea de que la persona que vive en el pueblo o en el caserío de la agricultura está en grado de inferioridad material y espiritual con respecto al empleado o al obrero de la ciudad, es idea que va generalizándose de un modo alarmante y que puede llegar a tener las peores consecuencias prácticas, pues conduce a la ruina de una región, de una provincia o de un país” (Julio CARO BAROJA, Estudios vascos IV. De la vida rural vasca, Txertoa, San Sebastián, 19742, p. 203).

Es sorprendente constatar de qué modo se cumplió, tristemente, la premonición de Caro Baroja.

Llama la atención, también, comprobar cómo la sociedad urbana ha “ido robando” a los pueblos sus marcas de calidad –casero, de aldea, de caleya, de leña, natural,

tradicional, artesanal, ecológico…-, calificativos todos ellos que hace algunas décadas eran una muestra y un símbolo de atraso. A cambio, se les vende productos industriales de menor calidad. Se les ha “robado” incluso su propia lengua, y también se les ofrece otra, en cierta medida, elaborada en la ciudad. Bástenos, como ejemplo, abrir una nevera de una casa de pueblo y comprobar la procedencia de los productos que contiene: leche, fruta, yogures, queso, manteca, huevos, incluso agua- todos ellos comprados. Por el contrario, el urbanita trata de consumir esos bienes de calidad, incluido el medio natural, que casi exigimos que produzca y conserve el paisano. Para superar esta situación paradójica yo, desde este foro, sugeriría o propondría tres recetas: 1ª- Conocer y dialogar seriamente con los paisanos y diseñar así proyectos y fórmulas de abajo hacia arriba, evitando tanta burocracia kafkiana. 2ª- Compensar, de modo justo, al campesino por lo que produce y por lo que conserva. 3ª- Revalorizar la cultura campesina y la figura del aldeano, sin connotaciones románticas o paternalistas, para que la asuma como suya y sin complejos, pues de ese modo tendrá capacidad para

exigir lo que en justicia se le debe conceder. Mientras que la sociedad y la población rural no consideren que la vida en los pueblos es tan digna como cualquier otra, nada se conseguirá. Para ello es necesario llevarla a los foros antes mencionados y dotar a los pueblos de aquellos servicios fundamentales: sanidad, educación, medios y sistemas de comunicación, etc.

Tal vez el conocido triángulo de A. Maslow nos proyecte alguna luz para conocer la situación del campesino, el orden de sus necesidades y la urgente tarea de

revalorizar su figura.

Las necesidades fisiológicas, el campesino las tiene cubiertas. Las de seguridad también, pues tiene una vivienda, unas propiedades, etc., que le aseguran la

supervivencia. El problema empieza a partir del tercer nivel. En efecto, la soledad de los pueblos que, en muchos casos, se trata de paliar mediante los medios de comunicación –el coche, el móvil, Internet-, pero no es suficiente y, sobre todo, en determinadas épocas del año (en invierno, sobre todo) en las que acude menos gente de fuera a los pueblos y en la que incluso muchas familias de jubilados se van para la ciudad. Las necesidades del cuarto nivel aún se cumplen menos. El campesino, con frecuencia, se considera a sí mismo un ser de segunda, sin peso social y realizando unas tareas con muy poco reconocimiento en todos los sentidos. Hubo diversos tipos de emigración –gentes sin tierra, gentes con tierra-, pero en la última remesa han emigrado “los mejores”, precisamente tratando de superar esa imagen negativa. Finalmente, respecto al grado de autorrealización, él mismo lo expresa con frecuencia: “aquí solamente quedamos los que no valemos para otra cosa o para ir por el mundo”. Son muy pocos los que se sienten satisfechos con su profesión. El concepto de autorrealización es complejo: elección voluntaria de la profesión y sentirse seguro, reconocimiento y peso social, bienestar económico y tiempo libre, formar una familia, etc.; pues bien, muchas de estas aspiraciones no las consigue el campesino.

Aunque un poco largo, quiero recoger aquí un texto de John Berger en el que queda patente la ruptura generacional en el seno mismo de la familia y la

situación que también se dio entre nosotros, que supuso el principio de la crisis de nuestros pueblos:

Lo “bravo” avanza sobre lo “manso” y los matorrales llegan a los cimientos de las casas

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“Mis hijos no trabajan la tierra. Quieren tener los fines de semana libres y vacaciones, y un horario fijo. Les gusta tener dinero en el bolsillo para poder gastarlo. Se han ido a ganar dinero; les vuelve locos. Michel se ha ido a trabajar a una fábrica. Edouard trabaja en el comercio […]. Creo que están equivocados. Pasarse el día vendiendo cosas, o trabajar cuarenta y cinco horas a la semana en una fábrica no es vida para un hombre: este tipo de oficios sólo llevan a la ignorancia. No es posible que trabajen nunca en el campo. La granja terminará cuando faltemos Nicole y yo ¿Para qué, pues, trabajar con tanto esfuerzo y tanto empeño en algo que está condenado? Y a eso yo contesto: este trabajo es una manera de preservar el saber que mis hijos están perdiendo. Cavo los hoyos, espero a la luna nueva para plantar los arbolitos porque quiero dar ejemplo a mis hijos, si es que están interesados en seguirlo, y, si no están, para demostrar a mi padre y a padre de mi padre que el conocimiento que ellos transmitieron todavía no ha sido abandonado. Sin ese saber no soy nada” (John BERGER, Puerca tierra, Alfaguara, Madrid, 2008, págs. 101-102).

Aunque las reflexiones que acabo de hacer son duras y hasta pesimistas, confío, no obstante, en que los pueblos vuelvan a revivir y a despertar de su silencio,

de lo contrario no escribiría esto ni me seguiría dedicando a estas investigaciones después de cuarenta años. Y digo esto porque, aunque la situación es difícil, los pueblos y su pervivencia atañe y es necesaria para toda la sociedad, y por eso ya se están planteando propuestas y proyectos en esa línea.

Es necesario desterrar esas actitudes paternalistas frente al campesino, y exigir, en cambio, justicia. La agricultura, según B. Hervieu3, no es una pieza de museo o una “criatura retrasada” que hay que proteger, ni tampoco un reservorio de valores del que nuestras inciertas sociedades deban esperar su salvación, sino que es un “partenaire” más en un debate colectivo que afecta al futuro de la sociedad en su conjunto.

Concluyo estas páginas con otra cita de Marcel Mazoyer y Laurence Roudart en la que subrayan el papel que deben jugar las agriculturas del pasado en la construcción de un futuro para la humanidad:

“Dar (o volver a dar) a todas las formas agrícolas heredadas del pasado la posibilidad de participar en la construcción de un futuro viable para la humanidad: ese es, a nuestro juicio, el verdadero camino para resolver la crisis general de la economía y el mundo contemporáneos” (M. MAZOVER y L. ROUDART, Historias de las agriculturas del mundo, op. cit. 53).

Adolfo García Martínez (Oviedo, mayo 2016)

3 B. HERVIEU, Los campos del futuro, MAPA, Madrid, 1997, p. 41.

Fotografía tomada por Miguel Santomé durante el paseo que realizamos con Adolfo García Martínez por Veranes y Trubia,

entre lavaderos, pozos, abrevaderos y fuentes de la parroquia de Cenero. 9 de abril del 2016. Esta fue una de las primeras pa-radas en el camino, en la que Adolfo leyó en el libro del paisaje los

primeros signos del abandono: una finca fértil que en su tiempo habría estado cultivada, hoy utilizada como pasto para caballos,

un coche abandonado a la orilla de la sebe, zarzas y matorrales que poco a poco van invadiendo el terreno .

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Agradezco a Virginia López el haberme invitado a colaborar en su interesante proyecto, y también por concederme un hueco en esta publicación. Gracias y enhorabuena por tus proyectos.

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Casa Antoninomicrohistoria de una casería asturiana

La casería asturiana1 Hablar de la casería es hablar del paisaje asturiano, el poblamiento rural, usos y costumbres, tradiciones, economía, ritos… La casería es

una unidad de explotación agrícola integral, muchas veces surgida a raiz de la roturación de terrenos yermos y montes, que configura el paisaje astur desde tiempos medievales. Explotaciones familiares otorgadas a sus beneficiarios a través de foros y contratos para potenciar la explotación de los terrenos y consolidar el avance de cultivos y praderías, favoreciendo el establecimiento de pequeños núcleos de vida aldeana. El centro de la explotación familiar es la casa y apéndice inseparabile el hórreo o panera, que junto con otras dependencias auxiliares (cuadras, llagares, tendeyones…) constituyen los techos, es decir el núcleo vital de la explotación campesina. Junto a ellos, las tierras adyacentes dedicadas a huertos y de forma disociada, tierras destinadas a pastos para el ganado y a frutales (la pomarada). La casería es una explotación económica, pero también tiene una fuerte dimensión social (a través de fiestas y actividades compartidas con otros vecinos y caserias) cultural y ritual: la casa no es sólo un edificio, es lugar de trabajo, de recolección y de socialización, de vida, nacimientos, matrimonios y funerales. Casa Antonino, en Trubia (Abadia de Cenero), forma parte de esta historia.

El crecimiento urbano e industrial de Gijón y el trazado de la linea del Ferrocarril de Langreo en la segunda mitad del s. XIX marcaron profundamente la evolución de esta zona de Gijón y la historia reciente de sus caserías: fomentó la emigración y la crisis demográfica (envejecimiento actual de la población), generó la aparición del “campesino mixto” (que compaginaba su ocupación de labrador con el trabajo asalariado) y aceleró el proceso de desaparición de la casería a causa de la falta de relevo generacional. A partir de los años ‘50 del s.XX inició el proceso de ventas de las caserias a sus caseros, que se fueron convirtiendo en propietarios. Sin embargo el proceso de venta y el nuevo marco económico (industrialización, emigración del hijo a la ciudad y su desvinculación paulatina con la empresa familiar, fenómeno del campesino mixto, la especialización lechera con sus consecuencias en la distribución de los campos y cultivos) trajo consigo varios desajustes: una diferente distribución de los terrenos de la casería con la consiguiente merma productiva de algunas de ellas y el abandono definitivo de la caseria después de las reventas, con la aparición del fenómeno del “fin de semana” y “chalet” -de dudoso gusto arquitectónico, por parte de nuevos propietarios, a veces poco vinculados afectivamente con la comunidad nativa.

Todo ello ha provocado enormes cambios en la con-formación del paisaje. La pérdida de la dimensión económica de la casería genera al mismo tiempo una pérdida de su dimensión social: la casería formaba parte de un grupo social

1 Parte del texto está basado en la publicación de Cristina Cantero Fernández, “Etnohistoria del Cotu de Curiel, (Cenero/Xixón)”. Editado por la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular. Red de Museos Etnográficos de Asturias (Muséu del Pueblu d’Asturies), 2003.

con intereses comunes y espacios de socialización ligados a la actividad económica: la sestaferia (prestaciones establecidas de acuerdo común para mantener infraestructuras comunales : limpieza de caminos, traida de agua...), la andecha, el samartin, les esfueyes... Hoy este patrimonio se está perdiendo. El tiempo de ocio se ha comercializado y desplazado a la ciudad, faltan lugares comunes en los que estrechar lazos de vecindario y amistad.

Dice Marc Augé2 que las ruinas tienen una vocación pedagógica: hacernos sentir el tiempo en toda su fragilidad para tomar consciencia de la historia. La casería ha plasmado buena parte del paisaje asturiano, y hoy muchas de ellas parecen testimonios silenciosos de la desaparición del mundo campesino .

Casa Antonino fué levantada con su forma actual, piedra a piedra, en los años 40 por Manuel Díaz Fombona y Margarita Martínez. En ella vivieron con sus hijos

Manuel (Manolín) y Jose Luis (Pepín) y después Manolín con su mujer Elena. El matrimonio no tuvo hijos. Cuando nosotros llegamos Casa Antonino ya estaba muda y vacía. Tras la muerte de Manolo -que ya vivía en Gijón, Elena decidió ponerla en venta, y así fue como aparecimos nosotros en agosto del 2013. La hemos restaurado con mimo, podado los viejos manzanos e intentado mantener la memoria de quienes la crearon. Hemos pasado a formar parte de su historia y queremos seguir construyéndola, nos sentimos responsables. Los usos serán diferentes, la cuadra se ha convertido en taller artístico y no cabe duda que la panera ya no será contenedor rebosante de los productos de la huerta, pues la nuestra es pequeña y estamos aprendiendo. Pero somos felices, porque hemos abierto de nuevo Casa Antonino y su historia continúa.

Virginia López

2 Marc Augé, “Rovine e macerie. Il senso del tempo”. Ed. Bollati Boringhieri. Torino, 2004.

En la parte superior izquieda, Manuel Díaz Fombona y Margarita Martínez delante de casa. A la derecha Monolín (de los dos hijos que tuvieron, Maolín y Pepín, Manolín fue quien quedó en la casería ) y Elena el día del matrimonio.

Abajo, una fotografía de Casa Antonino tomada en 1961 por Fombona, fotó-grafo y vecino de Trubia.

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idas y venidasVirginia López

Llegamos a Trubia un día de lluvia del mes de agosto del 2013. El verano asturiano nos hacía los honores. Entramos en el pueblo lentamente, siguiendo las

vacas de Laureano que salían de la cuadra. Giovanni y yo habíamos decidido fijar nuestra residencia y lugar de trabajo en Casa Antonino después de más de 15 años en Florencia (Italia). La decisión no fué fácil y todos nos decían que era bastante temararia considerando la situación económica general y que ya teníamos nuestra actividad profesional asentada en Italia. De todas formas , queríamos realizar nuestro proyecto de vivir en el campo, uniendo arte, territorio y vida cotidiana. Vinimos a ver Casa Antonino el verano anterior, en el 2012 y un año más tarde estábamos aquí, con la casa a cuestas. Fue fruto de una serie de coincidencias (?), nosotros buscábamos algo similar en la Toscana cuando mi madre me dijo que la casería de la hermana de una amiga suya estaba en venta. Fue amor a primera vista y a veces las decisiones se toman así, a corazonada.

Mi madre vivió en Veranes, el pueblo al lado de Trubia, durante los años difíciles de la posguerra. Había nacido en La Nueva, en la Cuenca Minera, pero los

desgarros de la guerra civil hicieron que su madre Pilar decidiera emigrar a Buenos Aires para no volver nunca más y dejara a su hija con su amiga y vecina, Ángeles, a la

Artísticos Casa Antonino. Hasta ahora llevamos dos años y medio de trabajos de rehabilitación, al pie del cañón, para dar nueva vida a esta casería. Somos de los lugares a los que llegamos, somos de las huellas de quienes nos han precedido, somos los paisajes que hemos vivido o imaginado.

v.l.

En alto, fotografía tomada en el 2013 en Casa Antonino, cuando cambiamos el tejado de la casa y tenada. Fue el inicio, izando cerchas en el aire.

que yo siempre he llamado abuela. Sin duda esta pérdida, ha sido la causa fundamental de que mi madre recuerde todavía hoy con dolor su infancia en Veranes.

Los padres de Ángeles, poco después de terminar la guerra civil, compraron una casería en Veranes, Casa La Burbuja, probablemente por esa gana de tierra que da el

haber pasado hambre y dificultades durante la guerra. Así fue como mi madre, en los años 40 y con unos cuatro años vino a vivir a Veranes, donde se quedaría hasta mediados de los ‘60, para después coger su ansiado tren a Gijón y no volver más, bueno, de visita. Hoy está en Málaga, al sol. Aquellos fueron tiempos difíciles para todos y para una niña que en cierta forma se sentía abandonada y diferente, aunque acogida en esta nueva familia que siempre fue y sigue siendo nuestra familia, la vida no debió de ser fácil. Quizás no muy diversa de la vida de los otros niños del pueblo, pero sus recuerdos y vivencias están marcados por el sentimiento de abandono y desarraigo. Me cuenta anécdotas divertidas, es memoria viva del paisaje agrario de Veranes porque lo trabajó diariamente, hizo grandes amistades, pero cuando le pedí que escribiera un texto sobre aquel tiempo, volvió a llorar.

Este es mi lazo de unión con este lugar, a través de mi madre (aunque a ella le pese), y por curiosos giros de la vida, hoy Giovanni y yo estamos dando forma a PACA_Proyectos

§PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino nace en el 2013 como artist run space de la mano de Virginia López (artista e historiadora del arte) y Giovanni Lanterna (restaurador de obras de arte) . Un proyecto cultural en la zona rural de Gijón, con sede en una antigua casería (casa Antonino) situada en la aldea de Trubia (Cenero), verdadero corazón del proyecto, que mantiene así una dimensión doméstica y familiar . Un espacio de formación y creación artística contemporánea con programas de residencias artísticas internacionales. PACA crea, organiza, y produce proyectos culturales. Realiza estudios teóricos y trabajos de campo sobre temas artísticos site oriented favoreciendo su difusión y comprensión a través de publicaciones e instrumentos digitales. Entre los objetivos de PACA : favorecer una cierta sensibilidad entorno al paisaje, crear redes de colaboración entre entes locales, instituciones nacionales e internacionales, universidades, asociaciones…y a través de proyectos inter-disciplinares, favorecer el diálogo entre la comunidad artística y otros miembros de la sociedad.

Como la ciudad o el santuario, la casa está santificada, en parte o en su totalidad, por un simbolismo o un ritual cosmogónico. Por esta razón, instalarse en qualquier parte, construir un pueblo o simplemente una casa, represen-ta una grave decisión, pues la existencia misma del hombre se compromete con ello: se trata, en suma, de crearse su propio “mundo” y de asumir la reponsabilidad de mantenerlo y renovarlo (...) Toda construcción y toda inaugu-ración de una nueva morada equivale en cierto modo a un nuevo comienzo, a una nueva vida.Y todo comienzo re-pite ese comienzo primordial en el que el universo vio la luz por primera vez” Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano, Barcelona, Labor, 1967.p.61

mi madre Maria Jesús, mi tía María de los Ángeles y mi abuela Ángeles (de izquierda a derecha) en

un maizal durante las fiestas de San Roque en Pinzales, (Cenero) años ‘50.

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La arqueología del paisaje: procesos sociales y territorioPaloma García Díaz

El paisaje es, ante todo, el espacio de las relaciones so-ciales en todas sus vertientes, es la síntesis y el conflic-to, y por eso es fundamentalmente móvil, cambiante e

histórico.

En este marco la arqueología del paisaje es una propues-ta metodológica para la investigación de las sociedades an-tiguas, se trata de una concepción de la Historia en la que las relaciones sociales, con sus componentes visibles e in-visibles, adquieren el protagonismo, y en la que el eje es el cambio social. En este sentido, el paisaje es considerado como el resultado sintético de los procesos históricos, una construcción social en perpetuo cambio. Ese dinamismo es esencial para expli-car y entender la Historia en términos de proceso y no de sucesión de episodios. La arqueología del paisaje plantea la lectura en el tiempo y el espacio de las relaciones sociales en toda su complejidad y riqueza; constituye una metodología para el estudio de las sociedades del pasado que atiende, de forma particular, a su relación con el presente.

La arqueología del paisaje no gira en torno a la idea de “tesoro”, dando únicamente importancia al resto arqueológico por su singularidad, su excepcionalidad o

belleza. La arqueología y la historia confluyen en un único objetivo: el análisis del proceso histórico en su conjunto.

Los espacios percibidos

Las comunidades no solo ocupan, explotan o delimitan espa-cios sino que, además, se identifican con ellos; en ese proceso de identificación es clave la percepción, una de la vertientes esenciales en la apropiación del espacio por los grupos huma-nos. Esta percepción juega un papel fundamental en la legiti-mación de un espacio, tanto hacia el interior de la comunidad como hacia el exterior. La generación de un universo que uni-fica al hombre y la naturaleza, y lo identifica con un espacio en concreto, con un paisaje cultural. Pinturas rupestres, tú-mulos, petroglifos, castros, minas, pequeños asentamientos civiles y militares romanos, murallas, castillos, industrias... son parte de estos elementos singulares que conforman el paisaje arqueológico atlántico del cual Gijón forma parte. En este ámbito de trabajo se enmarcan las actividades que ha organizado el museo Villa Romana de Veranes para el 2016, en donde la arqueología del paisaje de Veranes y del Gijón antiguo conecta el pasado romano y el presente de Gi-jón, porque reconoce la acción constante del hombre sobre el medio: el paisaje se caracteriza por su dinamismo; un di-namismo marcado por el cambio y no por la superposición o estratificación de los diferentes paisajes que se han ido su-cediendo a lo largo del tiempo. El paisaje de hoy conserva huellas del pasado remoto y reciente, convirtiéndose así, en un registro arqueológico continuo que encierra información de diversa naturaleza: elementos y estructuras testigos de la ocupación y explotación, y también paleosuelos, datos pa-leoambientales y paleoeconónomicos, tradiciones y concep-ciones del territorio y su significado social.

Paloma García Díaz es directora de los Museos Arqueológi-cos de Gijón: museo Villa Romana de Veranes, museo Parque Arqueológico -Natural de la Campa Torres y museo Termas Romanas de Campo Valdés.

Cada uno de los yacimientos aquí elencados está incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (Resolu-ción de 23 de diciembre de 2013, de la Consejería de Educa-ción, Cultura y Deporte ) Los datos para este mapa (incluido en el archivo digital Cartografías Subjetivas) han sido tomados de la Carta Arqueológica del Concejo de Gijón (1/5.000). Pág. 29/3-1 y montados sobre la base del mapa de Cartografías Sub-jetivas realizado por Natalia Hevia y Juan R.Aldesoro con las fotografías aéreas del vuelo americano (IGN) serie B de 1954-56. La mancha violácea incluye el área de protección en torno al yacimiento.

1. Ermita y necrópolis de San Sebastián. (ref. 24 05 03 02 carta arqueológica del concejo de Gijón folio 29/3-1)2. Villa Romana de “las murias de Beloño” (ref. 24 05 03 01 carta arqueológica del concejo de Gijón)3. “El Torruxón” de Trubia. (ref. 24 05 13 01 carta arqueo-lógica del concejo de Gijón, folio 29/3-1)4. Z.R.A. Capilla de Ntrta.Sra Expectación de la O. (ref. 24 05 13 02 carta arqueológica del concejo de Gijón)5. museo Villa Romana de Veranes ( “El Torrexón” de San Pedro de Veranes. ref. 24 05 14 01 carta arqueológica del concejo de Gijón)6. Respecto a la Via de la Plata a su paso por Cenero (ref. 24 00 00 02 carta arqueológica del concejo de Gijón, folio

29/3-1): Resolución de 27 de abril de 2015, de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, por la que se incoa expe-diente para la declaración como Bien de Interés Cultural, (BIC) con la categoría de Vía Histórica, de la Ruta de la Plata en Asturias.

La unidad espacial constituida por estos yacimientos (y la importancia de los mismos), constituye un caso único en el concejo de Gijón, permitiendo leer la historia de la ciudad y la evolución del paisaje desde época romana hasta el perio-do moderno.Toda el área comprendida entre Veranes y Trubia, debería entenderse como un “museo al abierto”, y en cuanto tal, el paisaje cultural que representa debería ser protegido contra infaestructuras y usos industriales que sólo provocarían destrucción, contaminación acústica y ambiental. Creo que la estrategia de valorización de esta zona pasa por generar y favorecer las condiciones necesarias para que sea posible la diversificación económica de las explotaciones agrope-cuarias actuales o la implantación de nuevas actividades a través de usos culturales, turísticos y agricultura de proxi-midad... Elementos naturales, agrícolas y arquitectónicos constituyen este paisaje cultural único en Gijón que debe ser considerado en su totalidad de interés y destacado valor patrimonial. (virginia lópez)

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Arte y Paisaje (when attitudes become form)

Virginia López

Desde su origen el concepto de paisaje ha estado ligado al arte: nace en la lengua francesa a finales del s. XV para designar un nuevo género pictórico: la pintura

de paisaje. A lo largo de la historia de la pintura, ha ido cambiando forma y contenido dependiendo de los periodos históricos y de los ideales de cada tiempo y sociedad, del paisaje bucólico virgiliano al pintoresco o sublime europeo; ha encarnado valores progresistas y posturas conservadores, ha sido gran paisaje histórico, y paisaje nostágico o intimista. En cualquier caso, ha influenciado en gran modo nuestra percepción y apreciación estética del entorno, hasta el punto de definir las categorías de lo bello y lo feo, lo típico y lo anodino. Contemplamos un paisaje como si fuera un cuadro, una ventana hacia el mundo [1] , como si fuera una representación artística , en base a categorías aprendidas para el arte (equilibrio, forma, color, ritmo...) y operando de esta manera realizamos una percepción standar y consensuada por nuestra cultura. Una percepción estática. Nos situamos delante de un paisaje y no dentro de él.

Sin embargo, el paisaje no es sólo visivo y no es estático. Cuando contemplamos un paisaje en la vida real, nosotros estamos dentro de él, formamos parte de él, lo respiramos, lo tocamos, lo atravesamos, lo recordamos, lo imaginamos... y también lo modificamos, vemos aquello que responde a nuestras expectativas o ideas, le añadimos nuestras memorias y estados de ánimo. La relación que establecemos con los paisajes tiene siempre una doble dirección. Su apreciación estética puede comprender la contemplación desinteresada de la estética kantina, pero debe comprender más elementos, porque el paisaje es un concepto complejo: el paisaje está en continua transformación y por tanto necesita de otras categorias estéticas más libres, más subjetivas , más fenomenológicas: una estética de la implicación, en la que se establece una continuidad entre el sujeto y el objeto (entorno) y donde el sujeto no es espectador pasivo, sino actor implicado pues su percepción no depende únicamente de la visión sino de la suma e interacción de todos los sentidos. Hay una implicación sensorial, afectiva e intelectual.

“(...) Alimentar un aparato de producción, sin transformarlo en la medida de lo posible, es un procedimiento altamente censurable incluso cuando los materiales con que se le alimenta aparentan ser de naturaleza revolucionaria.”Walter Benjamin, El autor como productor (1934) Casimiro libros, 2015.

Creo que es importante esta reflexión inicial sobre la percepción del paisaje para no caer en la tentación de etiquetar nuestros paisajes según estas categorías heredadas de la historia del arte y de consecuencia , volver a reproducirlas. Si bien es cierto que hoy se ha abierto el camino a las historias del arte (frente a esa gran narración única e institucional consolidada a través de los museos de bellas artes) y la práctica artística contemporánea ha reflejado desde los años 60 nuevas inquietudes y formas de percibir y relacionarse con el paisaje ; en la vida cotidiana, es fácil volver a caer en la dicotomía bello/feo, natural/innatural e ir en busca de lo bucólico o lo sublime influenciados por las imágenes que vemos reproducidas en cuadros, postales y guías turísticas.

El paisaje “ideal” que deriva de esta sedimentación cultural, puede ser un arma de doble filo. Representaciones costumbristas, bucólicas o

nostálgicas han hecho que el contacto con el mundo real no cumpliese las expectativas creadas. Muchas veces nacen para testimoniar algo que ya se ha perdido, como el monumento nace en realidad para olvidar, para dar por zanjado aquello que representa. Pienso, en el caso asturiano, a los paisajes de idilio campesino, al folklore de postal, a esa “aldea perdida” virtuosa y honesta. Representan una mirada parcial, una posibilidad, pero tienen la fuerza de entrar en nuestro imaginario y asentarse como única herramienta interpretativa del mundo que nos rodea, hecho también de malos olores, monotonía, naves y setos sin cuidar. El urbanita cuando llega al mundo rural, el del trabajo y no el de la postal, no encuentra su paisaje. Pero también es cierto que visiones idealizadas o ideas de paisaje pueden servir como estímulo para mejorar nuestro entorno cotidiano.

Estética y política se dan la mano, siempre lo han hecho. Durante el siglo XVIII ingenieros iluminados se inspiraron en los jardines y parques a la francesa para transformar el aspecto de la Francia rural: plantaron árboles a los lados de las carreteras, proyectaron senderos y caminos, invernaderos

públicos, organizaron los campos de cultivo... con la finalidad no sólo de alejar el aburrimiento de los viajeros o acariciar los sentidos, sino como un medio de desarrollo social y económico del pais. Así es como los paisajes de la Toscana o la Provenza que hoy nos parecen maravillas naturales fueron construidos bajo una idea de paisaje y no por azar. Si hoy hubiese una mayor sensibilidad estética hacia el paisaje, posiblemente no veríamos tantos plásticos en las orillas de los ríos, ni tan pocos árboles en las plazas, ni tanto caos urbanístico en las ciudades llenas de arquitecturas anodinas. La estética y el sentimiento al igual que la política dan forma a nuestro mundo sensible.

Paisaje, tiempo y memoria

“La pintura del paisaje, y más generalmente las representaciones paisajísticas, constituyen una de las encarnaciones estéticas de la nostalgia. Por su función compensatoria, el “paisaje” se revela como uno de los medios más eficaces para traducir la experiencia del desarraigo —en definitiva, del mal du pays— y a la vez para hacer visible una pertenencia real o figurada. En última instancia, el paisaje remite a una recuperación simbólica del espacio, a su re-encantamiento acaso precario. A todo ello no es ajena la dignificación del paisaje en las artes, en la literatura y en la poesía que se produce a partir del romanticismo”.[2]

El paisaje contiene temporalidades múltiples. El tiempo lineal (pasado, presente y futuro) , histórico y frágil de los destinos individuales. Es su

dimensión más humana. En el arte este aspecto ha sido abordado desde diferentes posturas y visiones. Desde el sentimiento de pérdida o nostalgia (cuando la humanidad se sintió desarraigada y expulsada de la naturaleza debido al desarrollo urbano e industrial), se ha ido en busca de paisajes pastorales e idílicos (locus amoenus) y el paisaje se ha convertido en el espacio privilegiado de la memoria: los lugares de nuestra infancia, de nuestros ancestros, de nuestras raices y señas identitarias. A través de esos

paisajes, del agua, los bosques y praderas, la aldea, los ritos y costumbres, intentamos recuperar ese pasado que ya no volverá y manifestamos una actitud crítica frente al presente. Son la expresión de un anhelo irrefrenable.

Si el paisaje representado puede ser un archivo (subjetivo) de memorias, también el paisaje real lo es. Como escribe Adolfo García Martínez en el texto Los

pueblos de Asturias presente en esta publicación “El espacio es el soporte material sobre el que los sucesivos pobladores han ido “escribiendo” su propia historia o cultura”. Los campesinos han sido los hacedores anónimos de nuestros paisajes, su lienzo la tierra, su pincel el arado, el tractor y la mano. Este tiempo histórico está encarnado en el paisaje, el problema radica en que quien lo interpretó desde el arte, nunca fué un campesino. Falta por tanto la visión de quien estuvo siempre dentro del paisaje, tan cerca que no pudo contemplarlo desde la distancia del esteta. Si bien a partir de los años 60, artistas próximos al Land Art o al denominado Arte Ecológico y relacional de las últimas décadas, tratan de acercarse a esa mirada microscópica y lenta patrimonio del campesinado a través de prácticas experienciales (los paseos de Richard Long, las estructuras efímeras de Andy Goldsworthy, las intervenciones de J.Beuys, la Biblioteca del Bosque de Miguel Ángel Blanco) probablemente el diálogo entre esas dos miradas esté aún pendiente.

La consciencia del tiempo histórico ha producido también una sensibilidad quizás más crítica o abiertamente política (aunque cualquier postura expresada a través del arte representa una posición política). Marc Augé en “El tiempo en ruinas” reivindica la vocación pedagógico de las ruinas: tomar de nuevo consciencia del tiempo y de la historia frente a actitudes de fuga en búsqueda del tiempo puro. “The Monuments of Passaic” de Smithson (1967), podría señar el inicio de este tipo de sensibilidad, que ya encontramos en el concepto de historia de Walter Benjamin y en los artistas contemporáneos (artistas archiveros, artistas historiadores, artistas antropólogos y cruces varios) que de alguna

A la izquierda, Novios (idilio campesino) 1918, del pintor asturiano Evaristo Valle. cuadro de la colección del museo Casa Natal de Jovellanos,

Gijón. A la derecha, una escena del la película Lo Zerkalo (El Espejo) 1975, del

director de cine Andrei Tarkovskij.

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manera muestran la presencia del pasado en el presente, materializando la experiencia histórica, una manera de volver a cargar el tiempo de instantes oportunos para cambiar las cosas.[3]...Una vuelta al pasado que no es refugio de naturaleza conservadora, sino fuerza transformadora.

En el paisaje también habita el tiempo puro. Ese deseo irrefrenable de eternidad, de atemporalidad, de suspensión.

“(...)Sucede a veces que contemplamos un paisaje y nos provoca una sensación de felicidad tan vaga como intensa . Cuanto más “naturales” son esos paisajes (cuanto menos deben a la intervención humana), mayor es la conciencia que llegamos a tener de una permanencia, de una duración larguísima que nos hace medir, por contraste, el carácter efímero de los destinos individuales. La naturaleza, en este sentido, anula no sólo la historia, sino el tiempo” [5] Es patrimonio de los bosques, de los lagos y grandes superficies acuosas (como dice Bachelard, el río es demasiado humano [4]). La tradición romántica es reflejo de este anhelo de contacto con el mundo elemental y permanente. Un

paisaje de inmersión que han visitado los pintores Caspar David Friedrich (1774-1840) o John Constable (1776-1837) , el jóven poeta John Keats (1795-1821), el eremita Henry David Thoreau (1817-1862), hasta llegar a los pintores que Rober Rosemblum inserta dentro de la tradción del romanticismo nórdico (Munch, Kandinsky, Mondrian, van Gogh o Rothko) [6]

Cada una de estas temporalidades son fruto de nuestra visión, de nuestra posición de frente y dentro del paisaje, son el reflejo en definitiva, de nuestra propia temporalidad transpuesta en la naturaleza. Según la pensadora María Zambrano, la persona es en esencia un ser heterogéneo en continua transformación. [7] El tiempo también tiene para ella esta composición múltiple, estratigráfica, atribuyendo a cada una de las dimensiones metafísicas de la persona un tiempo propio. Al Yo o sede de la conciencia le corresponde el tiempo histórico (pasado, presente y futuro), el tiempo lineal, sucesivo Es el tiempo de la acción y del cambio social. A la Psique o sede del sentir, la atemporalidad de los sueños, la ausencia de tiempo que no permite el desarrollo del pensamiento. La persona o centro de voluntad es el tiempo trascendido, que sin desaparecer del todo ha hecho un hueco en el tiempo y a través de un estado de intimidad y lucidez ensimismada nos permite instantes de revelación. Serían los “momentos creadores de la persona”. Todos ellos conviven dentro de nosotros. Son el arte y nuestra “razón poética” quienes nos permitan armonizar todos estos tiempos?. En contacto con los elementos primordiales que configuran la naturaleza, materia prima del paisaje (agua, tierra, fuego y aire), esa razón poética como fuente de conocimiento, se pone en marcha, nos convertimos en cajas de resonancia. Ahí, está el arte, como lenguaje simbólico que da forma a esa resonancia.[8]

El arte como hazada

Quizás el arte no sea una herramienta de transformación rápida del mundo en que vivimos, pero como una hazada va surcando caminos posibles, crea conexiones

y puede generar espacios de reflexión alternativos.

Hemos visto que desde el arte se ha interpretado el paisaje, dependiendo de los intereses de cada periodo histórico han nacido visiones y actitudes diferentes, y estas a su vez, han influenciado la manera en la que nosotros percibimos y construimos nuestro entorno. Si ha habido un periodo reciente en el que el paisaje parecía no tener relevancia en el panorama artístico y cultural, hoy una buena porción de arte viste de verde. Una parte es autoreferencial y la naturaleza sirve únicamente de pretexto comercial. Pero también es cierto que la urgencia ecológica de nuestro tiempo hace que sea imposible separar estética de política y ecología. Tal vez por eso cada vez más la actividad de artistas, activistas, colectivos, asociaciones e instituciones, gira en tono a esta problemática, recuperando modalidades y estéticas relacionales, con una fuerte dimensión social o comunitaria. Porque estamos en un momento de peligro:

“El peligro está, por tanto, en que las posibilidades se disipen de nuevo y nada cambie.Y es que, frente a los hechos que están siempre allí, las posibilidades corren el peligro de volverse a perder. Por eso debemos aprovecharlas. Por eso debemos estar atentos, tan atentos como cuando estamos ante el momento de peligro, como si nos jugáramos la vida, porque nos estamos jugando la vida de los otros, porque la vida de los otros que ya murieron está en nuestras manos y no podemos dejarlos sepultados. Porque cada vez que dejamos pasar la oportunidad, cada vez que no habitamos el tiempo, cada vez que olvidamos, contribuimos al incremento de la pila de escombros. La verdadera catástrofe es pues, desaprovechar la oportunidad”

(Miguel Ángel Hernández Navarro, Materializar el pasado. El artista como historiador benjaminiano)

Quiero terminar citando algunos proyectos que se mueven en esta dirección desde la autogestión y artistas con los que he compartido experiencias de

trabajo. Es una cita arbitraria y parcial, pero son algunos ejemplos de cómo la práctica artística actual se relaciona con el territorio. Todos ellos trabajan en contextos específicos con una mirada a largo término. Representan actitudes y estéticas de la implicación. Una de las grandes y viejas críticas que se hacen al arte contemporáneo es su falta de empatía con un público que debería ser partícipe y que sin embargo, en su gran mayoría, permenece ajeno a tales prácticas artísticas. De qué manera entonces, puede operarse la anhelada comunicación? Cómo pueden llegar los dicursos del arte actual a tener un impacto sobre la sociedad que pretenden tranformar? Son preguntas que muchos nos hemos puesto antes de iniciar nuestros proyectos. La respuesta es compleja pero los ejemplos que aquí cito pueden dar algunas pistas.

En Italia, Silvia Petronici (comisaria de arte independiente) hace años que organiza residencias artísticas, workshops y exposiciones centradas en la

relación directa con el territorio y en la práctica site specific. Proyectos itinerantes que se van modificando de forma orgánica y en los que prevalece la dimensión afectiva y relacional: Sense of Community y Riserve Urbane [9] son algunos de los proyectos en curso, abiertos y en evolución. Siempre en Italia , en Milán está Isola Art Center-Isola Pepe Verde , iniciativa de regeneración urbana comunitaria liderada por el artista Bert Theis [10]. Emilio Fantin[11] en Parco Città Campagna, promueve procesos culturales y artísticos interesados en crear relaciones armoniosas con la naturaleza a través de la agricultura biodinámica en el contexto periurbano de la ciudad de Bolonia. Lucia Giardino y Federico Bacci en Guilmi, un pequeño pueblo del Abruzzo, gestionan un espacio de residencias artísticas ubicado en la casa familiar: Guilmi Art Project. [12] Durante el verano, los artistas invitados viven y conviven con los vecinos de Guilmi que participan con diversas modalidades en el proyecto de residencia y Pietro Gaglianò, comisario invitado a la residencia, ha activado en el 2013 la Nuova Didattica

Popolare: lecciones frontales en la plaza del pueblo como herramienta para acercar el lenguaje del arte contemporáneo y el operato de los artistas a la comunidad de Guilmi.

En toda España hay numerosas iniciativas, asentadas en el medio rural o en la ciudad, otras sin lugar fijo, interesadas en promover desde el arte, un pensamiento crítico y propositivo en torno a la ecología del territorio y con un componente utópico que creo es necesario reivindicar, pues la utopía es motor de cambio. Proyectos en los que el establecimiento del diálogo con la comunidad local es fundamental, en los que acercarse al otro, para conocer sus necesidades es el paso previo, en los que el paisaje se vive y se experimenta diariamente y la práctica artística , la educación y la investigación progresan con constancia y continuidad. Sirva Laboratorio_Rural, [13] realizado por Myrem González desde su proyecto Paraisu Rural en Asturias, como directorio para consultar proyectos e iniciativas afines en toda España.

fotografías tomadas durante la intervención de Pietro Gaglianò en su Nuova Didattica Popolare, dentro del proyecto de residencias artísti-

cas Guilmi Art Project (GAP), Guilmi, Abruzzo, Italia.

fotografía de la muerte del escritor suizo Robert Walser acaecida durante su último paseo, la Navidad de 1956 en Rosenberg. Un verda-dero poeta, que anheló como un niño un mundo de paz, pureza y amor. Carl Seelig, Paseos con Robert Walser. Siruela, 2009.

con(textos)con(textos)

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[1] En su obra Los tres libros de la Pintura (1435), León Battista Alberti comparaba el cuadro con una “ventana” a través de la cual era posible observar un espacio determinado susceptible de ser proyectado sobre el”plano figurativo” (la superficie pictórica).[2] Isabel Valverde, Le mal du pays(age). Nostalgia, paisaje, modernidad, dentro de “Teoría y paisaje II: Paisaje y emoción. El resurgir de las geografías emocionales” .Editado por el Observatorio del Paisaje de Cataluña y la Universitat Pompeu Fabra. 2015 (disponible en pdf)[3] Miguel Ángel Hernández-Navarro, Materializar el pasado. El artista como historiador benjaminiano. Editorial Micromegas, Murcia. 2012.[4] Gaston Bachelard, Psicanalisi delle acque, purificazione, morte e rinascita. Red edizione, Roma. 2006[5] Marc Augé, Rovine e macerie. Il senso del tempo. Bollati Boringhieri, Torino. 2012.[6] Robert Rosemblum, La pintura moderna y la tradición del romanticismo nórdico. Alianza editorial, Madrid. 1993[7] María Zambrano, Las palabras del regreso. Edición de Merceder Gómez Blesa. Cátedra, Madrid. 2009[8] Gastón Bachelard, La poetica della reverie, Ed. Dedalo, Bari,2008.[9] Silvia Petronici http://silviapetronici.tumblr.com/ Riserve Urbane: http://riserveurbane.altervista.org/[10] Isola Art Center- Isola Pepe Verde http://isolartcenter.org/[11] Emilio Fantin http://naturaartis.blogspot.com.es/[12] Guilmi Art Project https://guilmiartproject.wordpress.com/[13] Laboratorio-Rural https://paraisurural.wordpress.com/laboratorio-rural-3/

El proyecto “El paisaje agrario de Veranes” nace de la colaboración con diversas personas, asociaciones e instituciones, con la intención de tejer una red de

relaciones afectivas y de trabajo a partir del estudio de la naturaleza, la exploración, observación y análisis del territorio de la zona de Cenero, iniciando por las zonas próximas al museo Villa Romana de Veranes y Les Escueles de SotielloEl proyecto intenta realizar una lectura del paisaje a través de talleres que abordan múltiples saberes y perspectivas: talleres de botánica, historia del arte, geografía, artes plásticas, antropología.Intenta también, crear grupos de trabajo locales, de forma participativa e interdisciplinar: un grupo heterogéneo de personas afines por inquietudes ambientales, histórico-artísticas, científicas y sentimentales.

El Paisaje Agrario de Veranesciclo de talleres y exposición 2015-2016

Los objetivos del proyecto son:Fortalecer los lazos afectivos e intelectuales de las personas al territorio que habitan, a través de una

aproximación histórico-artística y relacional concretizada en talleres prácticos (talleres de botánica, paseos y recolección de plantas, mapeos geográficos, talleres de artes plásticas: fotografía, dibujo, pintura ) // Potenciar la capacidad de observación y pensamiento crítico. //Analizar la actual situación del paisaje agrario en la zona de Cenero (en particular el área de Veranes y Trubia) dentro del contexto del área periurbana de Gijón, y la relación existente entre agricultura, campo y ciudad. // No dar soluciones, sino crear propuestas a través de la participación en el proyecto de la comunidad local interesada, privilegiando un enfoque experiencial y afectivo unido al análisis histórico.

fotografía de un momento de la acción realizada por la artista italiana Tamara Vignati, Il bosco político, 2015. Acción performativa participada desarrollada dentro del proyecto de residencias artísticas comisariado por Silvia Petronici “Sense of Community#12”, San Stino di Livenza, Italia.

En esta página, Tino el Turruxón en su huerta delante de la torre de los Valdés (s. XIV-XV) conocida como el Turrexón de Trubia en la aldea de Trubia (Cenero), Gijón . Mayo 2016 : recolección de guisantes, fabes de mayo y siembra de tomate.

con(textos) memoria de actividades

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PAV2015_Presentaciones y debate

Solemos empezar cada proyecto o grupo de talleres con una pequeña charla y debate, para introducir el marco concep-tual en el que se inscriben los talleres prácticos, explicar el programa y tomar contacto con las personas . Así lo hemos hecho en El Paisaje Agrario de Veranes (2015), Las Ricas Ho-ras(2015) y Habitantes Piasajistas#Agua (2016). Es suma-mente gratificante cuando, de taller en taller, se van añadien-do personas nuevas al tiempo que se configura un grupo y fieles compañeros de camino.

PAV2015_Taller Las Ricas Horas. 16-17 mayo 2015

Con ocasión del Día Internacional de los Museos que en el 2015 se celebraba bajo el lema “museos para una sociedad sostenible” invitados por el museo Villa Romana de Veranes, decididimos abordar el tema de la agricultura de proximidad y el desperdicio alimentario. Nos acompañaron en esta oca-sión Mario y Tino, la voz de la experiencia. Ambos vecinos y productores locales, nos explicaron el calendario agrícola, el problema de las semillas híbridas y otras problemáticas de la agricultura actual. Hubo proyección de película, un taller para familias en el que hicimos un Arcimboldo con productos feos (esos que no llegan a las grandes superficies de distribu-ción) y por supuesto degustación final con productos de la huerta de Casa Antonino.

PAV2015_taller Herbarium. 11 abril 2015(a cargo de Lorena Lozano)

“Herbarium, perspectivas sobre cultura y naturaleza de Lorena Lozano” es un proyecto itinerante en el medio rural cuyo objetivo es la re-interpretación de la flora local de acuerdo a conocimientos y lenguajes artísticos, científicos y populares. Se inició en León en el 2013 impulsado por la Fundación Cerezales Antonino y Cinia y la asociación econodos. Desde el 2016 se está desarollando en el contexto del museo Villa Romana de Veranes. Metafóricamente, construye un mapa de conexiones entre habitantes y paisaje, acercándose a la memoria desde los elementos naturales que conforman el territorio.

PAV_Taller de Pintura al fresco. 25-26 abril 2015(a cargo de Giovanni Lanterna)

Este taller fue concebido como una manera de representar plásticamente algunas de las plantas recogidas durante el ta-ller precedente (Herbarium) utilizando una técnica pictórica en desuso que sin embargo, está íntimamente ligada a los paisajes locales a través de los materiales utilizados: la cal, la arena de río, los pigmentos naturales de origen vegetal y mineral. Fue un taller eminentemente práctico, de aproxima-ción a la técnica de pintura mural al fresco, que nos permitía explorar la manualidad y la capacidad creativa al tiempo que nos conectaba con el paisaje, planteando sus posibles usos en la actualidad.

En la actualidad en el campo de la bioconstrucción, se están recuperando técnicas y materiales que constituían la base de la pintura y arquitectura tradicional. Esta re-apropiación no es fruto de una visión nostálgica (cualquier tiempo pasado fue mejor), sino que se debe a su comprobada eficacia técni-ca, resistencia y calidad estética.

PAV2015_taller Habitantes Paisajistas. 18 abril 2016(a cargo de Virginia López)

El primer paseo de Habitantes Paisajistas se realizó dentro del programa de talleres “El paisaje Agrario de Veranes”. Pos-teriormente se ha convertido en una metodología usada de forma periódica como instrumento de acercamiento y aná-lisis del paisaje de Cenero. En esta ocasión, el itinerario fue decidido conjuntamente y de manera espontánea siguiendo las preferencias e intuiciones de los caminantes. Durante el paseo se registraron datos del paisaje, que después fueron puestos en común y sirvieron como tema de debate.

En Veranes la sesión consistió en una salida de campo por los alrededores de las Antiguas Escuelas de Sotiello (sede actual de la Asociación de Vecinos de Cenero que nos cedió el espacio para la realización del taller), recogida de plantas y sucesiva identificación y reconocimiento. Una primera toma de contacto con la flora espontánea de la Abadía de Cenero, al tiempo que se contaban recuerdos familiares sobre los usos curativos y gastronómicos de las plantas.

Volvamos a caminar, a salir de los coches y dejar de mirar el mundo a través de una pantalla digital . A veces todo eso es nece-sario , pero en otras ocasiones es prescin-dible y com- p a t i b l e con el dete- nerse en la calle y charlar, escuchar . En mu-chas zonas r u r a l e s (y urbanas) la gente mayor no esta fa-miliarizada con la tecnología digital y por tanto no tiene acceso a toda esa información que se distribuye a tra-vés de mails. Pero además, aunque fue-sen internatutas avezados, sigue siendo fundamental, para establecer un diálogo con la comunidad local, formar parte de ella y respetar el ritmo lento que cons-tituye la base de una buena relación.

memoria de actividades El Paisaje Agrario de Veranes

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Habitantes Paisajisasciclo de encuentros 2015-2016

#velocidad:“Me gusta caminar porque es lento y sospecho que la mente, como los pies, trabaja a 4 Km por hora. Si esto es así, entonces la vida moderna se está moviendo más rápido que la velocidad del pensamiento (…)” Rebecca Solnit

#advertencia:

“-Echamos un vistazo?

-Todo esto es mucho más bonito desde fuera. No hay que querer conocer todos los secre-tos. Me he atenido a eso durante toda mi vida. No es hermosos que en nuestra existencia algunas cosas se mantengan extrañas y ajenas, como detrás de muros de hiedra? Eso les da un encanto indecible, que se va perdiendo cada vez más.Hoy en día todo es codiciado y poseído brutalmente.” 20 de julio de 1941. Robert Walser.

Habitantes Paisajistas es un grupo de trabajo y caminantes abierto y flexible en el que la experiencia y acto del caminar se realiza al mismo ritmo que fluye el pensamiento, en una relación de continuidad con el entorno.Habitantes Paisajistas es una herramienta de trabajo: utilizar el acto de caminar como forma de aproximación e interpretación del paisaje .

Un proyecto de largo recorrido que ha iniciado su desarrollo dentro del marco del proyecto “El Paisaje Agrario de Veranes, Interpretación del paisaje a

través de la práctica artística” ciclo de talleres primavera 2015 (PAV2015) y que en el 2016 se ha integrado, junto con el proyecto “Herbarium” de Lorena Lozano, dentro del programa “Veranes: interpretación del paisaje através de la práctica artística”: un ciclo de actividades enmarcadas dentro de la llamada arqueología del paisaje y organizadas en el museo Villa Romana de Veranes.En el marco del museo, Habitantes Paisajistas se articula siguiendo los tramos de vía romana (ruta de la Plata) que atraviesan la parroquia de Cenero a su llegada a Gijón, sirviendo para conocer las antiguas vías de comunicación y los sitos arqueológicos que se encuentran en sus proximidades desde nuevas perspectivas. Cada año se propondrá un tramo de la ruta, recorriéndolo y organizando talleres y encuentros en torno a temáticas diferentes y relevantes para la interpretación del paisaje: se recopilarán fuentes orales, fotografías, textos, identificaremos senderos en uso y en desuso relacionados con los usos de la gricultura tradicional, fuentes, antiguas caleras, lavaderos, caserías, huertas …Paseando conoceremos mejor nuestro paisaje en su dimensión estética, social, cultural, ritual , natural y económica intentando comprender su historia y su devenir futuro.En el 2016 hemos seguido la Via de la Plata en su tramo más cercano a la Villa Romana de Veranes: aldeas de Trubia y Veranes. El tema en torno al cual se organizaron los paseos y encuentros: el AGUALa colaboración con el museo ha sido valiosísima, no sólo por el soporte económico al proyecto, sino porque nos ha

permitido tener acceso a las investigaciones que llevan a cabo, enriqueciendo el contenido de los paseos. Espero que en cambio hayamos podido contribuir, con este proyecto, a la visibilización y valorización del patrimonio arqueológico de esta zona de Gijón, así como acercar el museo a la comunidad local, y que el tejido de relaciones apenas instauradas continúen fortaleciéndose en el tiempo.

La parroquia de Cenero es la gran desconocida del concejo de Gijón. Desde mediados del siglo pasado, su suelo ha sido constantemente usado y maltratado al servicio

de una idea de desarrollo económico ligado exclusivamente al desarrollo industrial. La paradoja se encuentra, en que aún hoy se insista en continuar este camino. Acotada por infaestructuras industriales y grandes vías de comunicación (Arcelor, Azalia, embalse hidroeléctrico de San Andrés de los Tacones, ASII, AS8, polígono de Somonte ...etc), no ha sido destino turístico ni ha sufrido una excesiva presión inmobiliaria. En cambio, aún mantiene un paisaje cultural rico y unitario: pequeñas y medianas explotaciones agrícolas y ganaderas (en rápida y peligrosa disminución), zona de pastos y bosques, fuentes, lavaderos y arroyos, viejas quintanas, horreos y paneras, que aumentan el valor cultural y etnoantropológico de estos paisajes.Pero la amenaza industrial y los residuos urbanos de un siempre mal entendido desarrollo (insostenible) persiten.Quizás la reivindicación de su importante patrimonio cultural sea una de las pocas posiblidades que le quedan. Y cuando digo patrimonio cultural, entiendo no sólo el patrimonio arqueológico, sino también el paisaje agrícola tradicional al que estos yacimientos y monumentos están ligados.

En este contexto nace Habitantes Paisajistas. Por este motivo, desde PACA, se organizan proyectos culturales y programas de residencias artísticas internacionales site oriented, de manera que la práctica, investigación y experimentación artística , además de tener una valencia estética y poética, generen nuevas vías de interpretación y de conocimiento del territorio en el que operan, a través de valores culturales, ambientales y sociales.

memoria de actividades

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§Toda la documentación (en forma de fotografías, video, registros audio de las ponencias e intervenciones durante los paseos, textos, mapas, itinerarios, recuerdos, estudios previos a los encuentros para documentar los paseos..etc) se publican en nuestro archivo digital en forma de MAPA: CARTOGRAFÍAS SUBJETIVAS. Todos los datos contenidos en este archivo son de acceso público y están geolocalizados.

memoria de actividades Habitantes Paisajistas

14/06/2015 Nuestro tercer “paseo” nos lleva a la ciudadela Celestino Solar de Gijón: invitados a participar en el proyecto NOSI-TIO, PACA decidió colaborar con un encuentro de #HabitantesPai-sajistas.En esta ocasión pusimos nuestra atención en el concepto de no- lu-gar, o mejor en su acepción más positiva: como lugares del devenir, una idea mucho más connatural a la sensibilidad de PACA. Se trataba de reflexionar sobre el es-pacio público y el espacio de ocio a partir de la idea del Homo Ludens hipotizada por J. Huizinga y por supuesto la conexión y responsa-bilidades que hay en la relación campo- ciudad , relación que está a los orígenes de la misma Ciu-dadela Celestino Solar (viviendas obreras surgidas como tipología habitativa a raiz del desarrollo industrial de la ciudad desde me-diados del s.XIX).

17/05/2015 segunda cita de Habitantes Paisajistas, esta vez enfocado a la reflexión sobre las categorías estéticas que aplicamos en nuestra percepción del paisaje: es posible hablar de paisaje bello o paisaje feo? Qué entendemos por belleza de un paisaje? Es posi-ble ligarlo unicamente a una idea de belleza natural e incontamina-da o a la belleza confeccionada de las vistas turísticas?El paseo ha iniciado en el museo Villa Romana de Veranes siguien-do la antigua calzada romana. Algunos de los caminantes se han sorprendido de estar caminando por “caleyes” en lugar de visitar el museo arqueológico: comenzar el paseo en el museo probablemente inducía a pensar de esta manera. No se trataba de visitar monumen-tos históricos, aislarlos del paisaje y de nuestro tiempo. Parte de las piedras que una vez constituye-ron los muros de la villa romana, están desperdigadas dentro de los muros de las caserías, fueron din-teles de cuadras, murias varias.

18/04/2015 Primer encuentro de Habitantes Paisajistas. Esta vez ha sido un poco a la “deriva” cada uno ha ido decididiendo por donde ir y el grupo le ha seguido, dependiendo de intuiciones, curio-sidades que surgían en el camino. Cada vez que alguien se detenía, explicaba la resto el porqué de su decisión, dando lugar a diálogos y reflexiones que de nuevo se han puesto en orden a nuestra llegada a les Escueles de Sotiello.

trazado del recorrido realizado durante los dos primeros encuentros de Habitantes Paisajistas: en verde recorrido del primer día (18.04.2015) en

naranja el paseo del 17.05.2015

Los usos del suelo en las periferias rururbanas

A todas las escalas, los espacios de transición, a pesar de ser escenario de fenómenos decisivos, suelen quedar indefinidos, desprovistos incluso de nombre y sometidos a las dinámicas dominantes, fuera de toda regulación y planificación. Por eso el suelo periurbano, espacio de transición por excelencia, suele convertirse en la franja ‘descosida’ de la ciudad y en el escenario residual de aquellas actividades que no encuentran su acomodo en el tejido consolidado, ya sea por su impacto, por su carácter irregular o por su insuficiente valor añadido en términos económicos: almacenes, chabolas, industrias contaminantes, grandes equipamientos de servicios urbanos (estaciones eléctricas, depuradoras o vertederos. . . ). Hay que destacar asimismo el imparable impacto de los sistemas de infraestructuras y corredores... Las expectativas de lucro los convierten también en los suelos en ‘espera’ del maná urbanizador y, por tanto, en material privilegiado para las políticas de ‘salto’ urbano que han caracterizado el informe desarrollo de muchas ciudades españolas durante décadas.La agricultura, concebida en el imaginario moderno como el uso ‘antiurbano’ por

excelencia queda oculta siempre en el punto ciego de las políticas de intervención en el ámbito periurbano y su presencia en los paisajes periféricos permanece como una anécdota nostálgica e incongruente, como un recordatorio inoportuno del remoto mundo rural en medio de ese paisaje de autovías, naves y solares yermos. Resituar los usos agrícolas en el centro de la reflexión y del debate urbano, insertándolos activamente como parte de las dinámicas económicas asociadas a la sostenibilidad urbano-territorial, constituye una tarea urgente.

extracto del texto “La agricultura periurbana como factor de sostenibilidad urbano-territorial. Conclusiones preliminares del estudio de casos desde la perspectiva del planeamiento urbanístico”Carlos Verdaguer Viana-Cárdenashttp://habitat.aq.upm.es/eacc/

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La poética de las aguas 2/04/2016charlaa cargo de Virginia López

un recorrido por los aspectos estéticos y poéticos del agua. El conocimiento no objetivo de los materiales: cuando la imaginación transforma un elemento natural, el agua, en materia libre de la crea-ción artística.

Acercarnos al agua desde su lado más poético a partir del pensa-miento de Gastón Bachelard y otros autores que han explorado la capacidad imaginante de los materiales.

Fuentes , lavaderos y abrevaderos 9/04/2016Paseoa cargo de Adolfo García Martínez(profesor de la UNED y antropólogo)

El agua en la Asturias tradicionalPaseo a través de las fuentes, pozos, lavaderos y abrevaderos de las aldeas de Trubia y Veranes.

Estando con Adolfo, no sólo se habló de agua, sino de ese “libro” del paisaje que fué leyendo según caminábamos. Pasamos por el pozo de casa Ramiro, la fuente-lavadero y abrevadero de Folguera, la fuente-lavadero y abrevadero de Fonfría, la fuente del Castañeu en mitad de un bosque de castaños y avellanos, la fuente de la Pepuca, y llegamos al lavadero y fuente de Les Quintanes. Creo que fue un paseo enormemente enriquecedor para todos , con gran participación por parte de los vecinos, estableciéndose un diálogo animado durante todo el recorrido.

memoria de actividades

Paseo sonoro *16/04/2016Paseoa cargo de Juanjo Palacios(artista sonoro y fonografista)

El sonido...ese elemento invisible del paisaje. Un paseo en el que pusimos nuestra atención en el sonido, practicando y despertando en nosotros una escucha atenta.

Nuestro punto de encuentro fue la iglesia de la Abadía de Cenero. De ahí tomamos (en silencio, practicando la “escucha atenta”)el camino que discurre a las orillas del arroyo de Veranes, cruzamos la carretera hasta casa el Ministro y de ahí subimos por la Cuesta San Sebastián hasta una herradura donde se tomaron apuntes de los sonidos percibidos, una suerte de “panorama aural”. En ese mismo punto se hicieron algunas escuchas amplificadas utilizando micrófonos y grabadoras digitales.

Paisaje sonoro y fonografía23/04/2016Charla y tallera cargo de Juanjo Palacios(artista sonoro y fonografista)

Introducción teórico-práctica al paisaje sonoro, la fonogra-fía y la escucha, con la que se pretende generar conocimientos que nos ayuden a reflexionar sobre el entorno sonoro.

Tras escuchar las reflexiones de Bernie Krause y visionar otras interesantes iniciativas que se están llevando a cabo en todo el mundo en torno al concepto de paisaje sonoro se abrió un animado debate con los partici-pantes. Siguió una práctica de fonografía utilizando micrófonos de contacto para captar los sonidos del agua dentro de un caldero y de la lluvia a contac-to con el metal. Para descubrir esos sonidos escondidos en los materiales.

PASEO SONORO POR CENEROJuanjo Palacios

Paseo Sonoro por Cenero pretende provocar una escucha atenta quecontribuya a incrementar nuestra conciencia acústica y a generar unespacio de reflexión y diálogo con el paisaje sonoro de Cenero.

*Un paseo sonoro es toda excursión cuyo propósito principal seaescuchar atentamente el entorno. Se puede hacer solo o en grupo. Paraque el paseo sea efectivo se debe caminar en silencio vocal. Hay queplanificar un recorrido a través de un paisaje sonoro que puedaproporcionar en primera instancia un conjunto variado de sonidos y quepoco a poco se vaya transformando en un ambiente acústico consonidos más delicados e incluso silencioso. Después del paseo se debe reflexionar acerca de lo que se escuchó y lo que se sintió.

El Paseo Sonoro que hemos realizado por Cenero el 16/04/2016, ha sido editado por Juanjo Palacios para convertirse en una instalación sonora al interno de la exposición “El Paisaje Agrario de Veranes” (10 junio -3 de julio2016), Centro de Cultura Antiguo Instituto (CCAI, sala3) de Gijón. La exposición presenta obras coproducidas a partir de materiales recopilados durante los talleres, obras realizadas por Virginia López y otros colaboradores del proyecto: Giovanni Lanterna (materiales del laboratorio de fresco) Lorena Lozano (cartela del taller Herbarium), Natalia Hevia y Juan R. Aldesoro (preparación de mapas cartográficos para Cartografías Subjetivas)

Las Murias de Beloño30/04/2016paseoa cargo de Paloma García Díaz(directora de Museos Arqueológicos de Gijón)

El agua en al vida doméstica de las villae tardorromanas. Los “bal-nea” domésticos: paseo hasta Les Muries de Beloño.

Un paseo para percibir a través de la llamada arqueología del paisa-je, las huellas del legado romano en la conformación del paisaje actual de Cenero. A través de anti-guos caminos hoy en desuso, nos acercamos hasta el yacimiento de la antigua villa romana conocida como Les Muries de Beloño que conserva, además de los muros de habitaciones y dependencias va-rias de la villae (casas de la zona rural y explotaciones agropecua-rias), un pequeño establecimiento balneario para uso doméstico. Después de un refresco con pro-ductos de la huerta, regresamos al museo Villa Romana Veranes.

cartel del ciclo de encuentros Habitantes Paisajistas #Agua 2016, ideados y coor-dinados desde PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino . Se desarrollaron en el museo Villa Romana de Veranes durante el mes de abril, como actividad enmarcada dentro de la arqueología del paisaje.

Habitantes Paisajistas

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Cartografías SubjetivasPasados que sirven al presente

Articular históricamente el pasado no significa conocerlo ‘tal y como verdade-ramente fue’. Significa apoderarse de un recuerdo tal y como este relumbra en un instante de peligro. Walter Benjamin “Sobre el concepto de historia” tesis VI.

Hay infinitas formas de representar un territorio y to-das ellas serán siempre parciales. El paisaje siempre en movimiento y la memoria de sus gentes no se deja

cartografiar fácilmente. Mientras fijamos una sóla cosa, ya hay otras miles que están quedando fuera. La experiencia del paisaje, los afectos, las costumbres, las relaciones socia-les, todos estos aspectos intangibles de nuestro patrimonio personal y colectivo se resisten, estan vivos. A pesar de esta limitación, de la que soy consciente, siento la necesidad de acumular y compartir toda aquella información que pueda facilitarnos la comprensión de este territorio, describirlo en sus múltiples facetas, un trabajo dedicado a memoriosos y desmemoriados, para no olvidar.

Los mapas son, principalmente, instrumentos de la me-moria, y como tales presuponen un pueblo de desme-moriados. Coleccionamos tarjetas de visita, planos,

nos damos nombres a nosotros y a las calles, construimos bibliotecas, archivos y museos. Tenemos agendas telefónicas, carteles en las carreteras, postits y navegadores satelitares. Intentamos recordar, no perdernos. O más bien es como si todos temiésemos la amnesia, esa que sufrían los habitantes de Macondo en Cien años de soledad de Gabriel García Már-quez, quienes para recordarse quiénes eran habían hecho carteles con los nombres de las calles, de los objetos y hasta de las vacas. Hacer mapas es casi una manía y una constan-te cultural, un intento de orientarse en un territorio que ya existe para poder transformarlo. Y es que por muy científico que pueda parecernos (curvas de nivel, distancias, escalas...) un mapa contiene siempre información no sólo quantitati-va, sino qualitativa, no es objetivo, sino subjetivo. Todos los mapas, hasta el más “aséptico” está contando una versión o visión del mundo, tiene un determinado interés, es político y ha escogido, antes de nacer, su significado. Porque aquello que representan o “fijan” está en constante cambio.

Por eso desde el inicio, a nuestro mapa lo hemos llamado cartografías subjetivas, para no esconder el hecho de que ésta es sólo una de las muchas posibles verdades y que el te-rritorio que describe corresponde a una pequeña parte que se ha dejado hacer la foto de familia. Es más un mapa afec-tivo, sentimental, experiencial, cuyos contenidos, ade-más de ser fruto de investigaciones científicas, estudios antropológicos, topográficos, arqueológicos...etc , tienen en cuenta la dimesión psicológica del espacio vivido: los recuerdos, las amistades, los olores, los sonidos. Por eso, por contener estas percepciones y ser tan densa la cantidad y profundiad de la información posible, es un mapa extre-madamente local y en contínua construcción.

Creo que este mapa es necesario en un momento como el actual, en el que la transformación del paisaje y del territorio se esta operando a tal velocidad, que el sentimiento de pérdida y amnesia puede ser a la vez fugaz y total. Estamos ante un momento de peligro. La creciente industrialización de esta zona de Gijón, el cambio en los usos habitativos, la llegada de nuevos residentes y modos de vida urbanos, los cambios en las formas de socialización y uso económico del suelo, hacen que sea determinante recuperar esta memoria colectiva, al tiempo que la construcción del mapa sirve como diario, archivo público y (espero) como espacio de reflexión.

Virginia López, Trubia, 2016.

Cartografías subjetivas //work in progress

Proyecto promovido por PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino donde se recogen experiencias, documentos, investigaciones, fotografías, memorias y cualquier tipo de contenido que suponga un aporte a la construcción de la memoria colectiva de la parroquia de Cenero, con un particular interés en el paisaje agrario y las relaciones campo-ciudad. Un proyecto abierto a la participación y colaboración de vecinos, investigadores, asociaciones e instituciones que deseen aportar nuevos contenidos y/o herramientas. Se representa a través de un mapa digital de acceso público con datos sensibles geolocalizados. El mapa ha sido realizado por Virginia López (artista e historiadora del arte), Natalia Hevia Fdez (ingeniera geomática) y Juan G. Rodríguez Aldesoro (I.T. Topógrafo) con la colaboración de GTC. Equipo investigador en geomática, cartografía y topografía de la Universidad de Oviedo y gracias a las aportaciones de vecinos, amigos y familiares de la parroquia de Cenero.

Conversando con Pepe Fombona en su casa de Trubia. marzo 2016. fotografía de Giovanni Lanterna

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Nada mejor para conocer la evolución de un pueblo y más aún si este pueblo ha vivido de cerca la transfor-mación del paisaje a través de la industrialización que

comparar pasado y presente. Con este trabajo queremos ver de cerca cómo ha sido ese cambio.

Como base de referencia se han buscado los mejores docu-mentos que reflejan nuestro pasado más cercano mante-niendo cierto rigor métrico a una escala lo suficientemente pequeña que permitan recoger los detalles más significativos del paisaje. Para ello nada mejor que recurrir al Archivo His-tórico de Asturias y al Instituto Geográfico Nacional para buscar toda la información disponible. Los mejores documentos gráficos de los que disponemos en el caso que nos ocupa, una parroquia del área central de Asturias, son los Mapas Parcelarios Catastrales de media-dos del siglo XX. Estos planos fechados en 1946 representan prácticamente los últimos trabajos cartográficos catastrales realizados “in situ” mediante mediciones topográficas tradi-cionales por lo que la cantidad, la calidad y la veracidad de la información que recogen hacen de ellos unos documentos muy valiosos. Por otro lado no podemos dejar de lado las técnicas más modernas y avanzadas, como la fotografía aérea , que nos muestran de una forma más visual y directa el paisaje, en este caso, de Cenero. Desde las primeras imágenes aéreas toma-das por el ejército americano en el año 1956 para el Instituto Geográfico Nacional -que contienen una cierta calidad visual pero con carencias en la precisión, hasta las ortofotografías más modernas con una calidad visual y métrica excepcional, podemos comparar de forma rápida cómo ha evolucionado en los últimos 50 años el paisaje rural.

Combinando la información visual y la recogida sobre el terreno a lo largo de los años por los diferentes organismos, hemos podido elaborar un mapa con información geográfica de ciertos elementos del paisaje que esperemos sirva para recordar la riqueza y complejidad que tiene nuestro paisaje y que sirva de impulso para que no caiga en el olvido.

Juan G. Rodríguez AldesoroI.T. Topógrafo

#Cartografías SubjetivasEl mapa base sobre el que se georeferencian los

datos sensibles (archivo) ha sido elaborado a partir de las fotografías aéreas del vuelo amerciano serie B del IGN (1956) al que se le ha sobrepuesto una capa

vectorial con la trama del catastro (Plano Topográfico 1:5000, 2007) para evidenciar los cambios operados

en el tiempo. Se ha seleccionado inicialmente un área limitada de la parroquia de Cenero por corresponder

a la primera fase de trabajo y documentación en el marco de PACA.

memoria de actividades

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La cartografía ha desafiado al mismo tiempo tanto a cien-cia como a arte, documentando a lo largo de las épocas el devenir de los pueblos, anhelando entender e inter-

pretar las dimensiones del mundo desde el origen de los tiempos, mediante la actividad contemplativa, observando, percibiendo, sintiendo los impulsos que te guían hacia la in-terpretación del fiel reflejo de la tierra que te rodea, creando a través de la mensura.

Un poco de historia/ cartografías olvidadas

Los mapas existían antes de la palabra escrita, expresándose en un idioma propio, que cuidadosamente interpretado nos puede trasladar a mundos antiguos. Los pobladores primiti-vos ya intentaban fijar el lugar que habitaban en un espacio incomensurable a través de cartografías efímeras (una señal en la roca, un trazado en al arena). El pueblo babilónico dejó plasmada su visión del mundo en antiguos mapas de arci-lla con descripciones cuneiformes, como la tablilla de arcilla (2300 a.C.) encontrada cerca de Nuzi en Irak. Durante el Im-perio Romano aperecen los mapas-itinerario con una densa red de calzadas que partían de Roma, es el caso de los prime-ros mapas de T en O realizados por Ponponio Mela, (De Coro-grafia). Tras la caída del Imperio Romano la cartografía toma rumbos teológicos, como en España los códices de Beato de Liébana, monje cántabro que en los Comentarios del Apoca-lipsis de San Juan incluye un mappae del mundo cristiano; o las rutas de peregrinación a Roma, Santiago y Jerusalen, con-templadas en el Mapa de Hereford, discario realizado por Richard Haldingham sobre vitela en 1290.

Otros cartógrafos y navegantes, almas audaces que abrieron los ojos a la inmensidad y misterio de los océanos, represen-taron cartas de navegación como periplos (de origen fenicio) o derroteros, en los que aparecen las costas dibujadas sobre pergamino o vitela y que solían llevar atado un contrapeso para que se hundiera en caso de abordaje; o los misteriosos portulanos (cartas medievales con un alto grado de detalle), que en ocasiones incluían rosas de los vientos para marcar rumbos magnéticos desde puntos singulares, generosamen-te ornamentadas representando los vientos con cabezas de querubines soplando, como la carta de Mateo Prunes del mundo mediterráneo, elaborada en 1559 o el Mappae Mundi de Juan de la Cosa pintado sobre pergamino con su represen-tación del viejo y el nuevo mundo en 1500.

Pero hubo otros cartógrafos que prefirieron contemplar las estrellas y crearon mapas celestes, eligieron no representar elementos terrestres tras quedar cautivados por la astrono-mía y los enigmas del universo. Confeccionaron hermosos trabajos como el de Philippe de la Hire con su obra Planis-phère Cèlestè, valiéndose de instrumentos tan precisos como fascinantes que les permitían determinar su posicionamien-to en relación con la bóveda celeste, como el “buscador de estrellas” o astrolabio, con su versión para el cielo nocturno, el nocturlabio. La Esfera Armilar inventada por Eratosteles hacia el 255 a.c., el Equatorium instrumento astronómico empleado para encontrar las posiciones del sol, la luna y los planetas en el horizonte o el Torquetum, tránsitos, brújulas, telescopios, etc. Instrumentos todos ellos vitales en la histo-

ria de los avances astronómicos y de la navegación.Esta extensa y apasionante creación cartográfica con su configuración del mundo, contiene hitos cartográficos tanto tecnológicos como humanos testigos de dicha evolución. Se pueden destacar de manera breve a Tales de Mileto (639-548 a.c.) al cual se le atribuye la idea de esfericidad terres-tre; Eratósteles de Cirene (276-196 a.c.) que calculó el radio aproximado de la tierra; Herón de Alejandria (190-125 a.C.) autor de “Métricas” para muchos el padre de la Geodesia y la Topografía ; Claudio Ptolomeo (90-168 d.C.) director de la legendaria Biblioteca de Alejandría celebre por “Geogra-fia” con una extensa toponimia, proyecciones cónicas, glo-bos terráqueos… Pero los grandes avances suceden en años posteriores, tras los extraordinarios descubrimientos, pro-yectándose una nueva imagen del mundo. En 1450 se crea la técnica de grabado y se inventa la imprenta lo cual favore-cería que entre 1455 y 1500 se imprimieran unos 30000 in-cunables, Gerhard Kremer conocido por Mercator divulga la proyección cilíndrica (1512-1594), Guillermo Janszon Blaeu crea una dinastía de cartógrafos, su obra magna es Geogra-fia Blaeuviana que consta de unos 400 mapas. Tomás López, cuyo trabajo más importante es el Atlas Geográfico de España de 1804. Cruquius utiliza por primera vez las curvas de ni-vel en 1728 … una extensa lista de personajes ilustres que contribuyeron a ese impulso por entender y retratar lo más minuciosamente una realidad cambiante vinculada a la for-ma terrenal.

Un sin fin de clasificaciones son posibles dependiendo de la realidad a la que esta sometido el cartógrafo, el cual toma toda esa información para transformarla en lenguaje enten-dible para el receptor a través de símbolos gráficos.

Trabajo de campo

La cartografía proporciona maravillosas pistas sobre los cambios que se han producido a lo largo de los años desde varios puntos de vista. Afortunadamente, en la

actualidad se poseen imágenes aéreas, que durante nuestro proceso de recopilación de información cartográfica hemos explorado, como el vuelo americano serie B (1956-1957) en blanco y negro o también el catastro de Cenero realiza-do entre finales de los años 40 y principios de los 50 (Mapa Nacional Topográfico Parcelario, conocido como el “catas-trón”), valiosa información que nos ha ayudado de una ma-nera visual a ser conscientes del gran impacto humano que ha sufrido nuestro entorno natural. Quizás los cambios más importantes sean los acontecidos por la industrialización: haciendo un ejercicio de imaginación a través de los fotogra-mas del vuelo americano y las hojas del catastro, se distin-guen las Vegas aledañas al rio Aboño que ocupaban lo que ahora es el embalse de San Andrés de los Tacones. El catastro nos muestra el detalle de los antiguos cajilones que salían de la mina de yeso cercana al embalse en el camino hacia Tru-bia, así como la capilla desaparecida de San Pedro de Fresno, o la antigua vía de la plata que atravesaba a diferente nivel el

ferrocarril que salia de Sotiello en dirección a Langreo, del que aún recuerdo el camino original. En fin caminos, casas, fuentes, abrevaderos, manantiales, molinos, … ocultos ya en el pasado y que regresan en forma de mapa digital “en cons-trucción” para evocar esos tiempos lejanos.

Natalia Hevia FernándezIngeniera Geomática y Topógrafa

A por agua a la fuente (entre Trubia y Veranes)

“La Fuente del Noval era muy buena agua, curativa decían, y en invierno tenía 3 ó 4 caños. pero pol tiempu les castañes (en octubre) quedaba casi seca, así que íbamos a la fuente que había donde la pumarada de casa Manolo’l Maestru cerca de casa Deo Gracias”. El lavadero y fuente del Fontán era agua de manantial, “un agua muy caliente y el lavadero muy recogido y calentín, fue una pena que la quitaran para poner la marquesina del autobús, no tenían que haberlo hecho”.“El lavadero y fuente del Melchor , al lado de la iglesia, era enorme, muy bueno, pero acabó cayendo el tejado y todo.Y después estaba la fuente de Lascavianas, hacia el embalse(en el mapa Lavadero del Caleyón), ahí íbamos a lavar a la ropa.” [conversación en el autobús Trubia-Gijón con Loreto (Casa Chinto, Trubia) y Luisina Coto, de Lleme]

La fuente, lavadero y abrevadero de Folguera (Veranes) estaba muy concurrida tenía un caño como mi brazo, con techo y muy buena agua, venían todos a dar de beber a las vacas porque por esa zona había muchos praos. Para beber, Luis prefería el agua de la Pepuca pero para el resto íbamos a Folguera. Había un pequeño manantial delante de casa (Casa la Burbuja) donde mi madre la-vaba la ropa menor porque tenía muy poca agua y también estaba el pozo de Casa Ramiro, muy cómodo porque estaba al lado de casa pero a Luis no le gustaba el agua.A la Fuente’l Castañeu iban a lavar el mondongo porque estaba apartada y no molestaban a nadie, quedaban los recortes y así comían los bichos.La Fuente Les Bruxes, (en el Cueto) secó cuando plantaron los eucaliptos.[conversación con mi madre y Tino el Turrexón. Hoy siguen en pie Fonfría y les Quintanes (restauradas), Folguera en ruinas, Noval y el Castañeu. Molinos, sólo queda el de Manolo’lMaestru]

Virginia López, Trubia, abril 2016. #Cartografías Subjetivas

Ortofoto actual de la parroquia de Cenero con la localización georeferenciada de fuentes, lavaderos y abrevaderos (en azul) y molinos (en naranja) según fuentes orales, mapas cartográficos del Archivo Histórico de Oviedo (mapa de 1919 y 1936) y Mapa Nacional Topográfico Parcelario de finales de los ‘40. Documentación recogida para la elaboración del mapa digi-tal #Cartografías Subjetivas.

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Veranes en el recuerdoMaría Ángeles Fernández Gutiérrez

Mis recuerdos de Veranes están llenos de la magia de la infancia: horizontes abiertos con el mar al fon-do, prados muy verdes, un maizal que me envuelve

como si fuera una selva, varas de hierba que se me antojan inalcanzables cúpulas vegetales, una pumarada con irresis-tibles manzanas y ciruelas verdes con un intenso sabor que gracias a mis dientes nuevos podía apreciar en toda su ple-nitud. Un cúmulo de descubrimientos y sensaciones nuevas cada día que sólo puede apreciar una criatura pequeña que crece en un entorno rural y con la libertad de no tener un adulto pegado, indicándote en cada momento lo que tienes que hacer. Mi infancia fue muy autodidacta y visto desde mi papel de madre no entiendo muy bien cómo sobreviví sin romperme la crisma, la verdad es que subestimamos la in-teligencia y el instinto de conservación que puede tener un niño. Pero vamos a poner un poco de orden en los recuerdos:

LA CASA, LOS ANIMALES, LOS ALIMENTOS

Recuerdo la sala de entrada donde había una masera que era como un arca de madera con tapa y se guardaba la manteca y la leche cuajada. La leche cuajada era una especie de yogur mucho más rico que se formaba en verano dejando la leche a temperatura ambiente, se desprendía el suero y quedaba una especie de queso blanco con consistencia de flan sor-prendentemente fresco y de sabor un poco ácido pero muy agradable. Las mantecas estaban muy cotizadas, supongo que por lo mismo que hoy están proscritas: aportaban ca-lorías baratas para personas que desarrollaban un intenso trabajo físico de la mañana a la noche. Había que “mazar” la leche pero no recuerdo qué artilugio utilizaban, supongo que algo de madera. En una habitación de abajo había un jergón de hojas de maíz que era donde Luis dormía la siesta, a mí me parecía un colchón muy interesante porque las hojas se-cas crujían y se notaban al tacto. Otro mueble que recuerdo es el armario alto y estrecho que había en la habitación de atrás con su aspecto amenazador como si quisiera engullirte o aplastarte y donde yo procuraba entrar lo mínimo. La cuadra era un lugar muy interesante a donde se podía acceder desde la sala de entrada. No era muy grande y las vacas estaban dispuestas a ambos lados mirando hacia la pared (donde estaban los comederos de madera llenos de hierba) y en el suelo había hierba más basta sobre la que dormían. Por el centro había una especie de canal por donde discurrían “las aguas negras” y cuando se limpiaba la cuadra

todo ello se tiraba por un hueco a la parva de cuchu que se iba formando detrás de la cuadra. En el techo de madera y encima del comedero había un hueco por el que se accedía a la tená, no había escalera así que supongo que se apoyaban en alguna piedra más saliente en la pared a modo de pelda-ño: mi gran ilusión era asomar la cabeza allá arriba y más de una vez lo intenté sin poder ni siquiera alcanzar el come-dero. Había también una conejera con sus madrigueras y su puerta con red, era fascinante verlos cuando iban a parir: llenaban la madriguera de lo que yo creía que era algodón y allí se ocultaban los conejos recién nacidos. Las pobres co-nejas debían andar estresadas al máximo pues cada vez que andaba yo escudriñando golpeaban con la pata el suelo tra-tando de ahuyentarme, pero era tan interesante observarlas que me pasaba horas allí, hasta tengo una pequeña cicatriz en la mano consecuencia del mordisco de un conejo indigna-do. Como puedes suponer los misterios de la reproducción los tenía en parte resueltos, sólo me faltaba saber el “cómo se hacen los niños y por dónde salen” y por más que pregunté y observé no obtuve respuestas hasta casi “vieya”. Catar les vaques era otra de las cosas cotidianas que despertaban mi atención, apretar el tetu y chorro al calderu que se iba llenan-do de leche tibia y espumosa, después a les lecheres y al día siguiente se llevaba por la caleya a la camioneta de María La Lechera ( ¡ oh gran asombro una camioneta que se movía má-gicamente sin tracción animal!) que la recogía delante ´Casa Sucu´ y marchaba para Gijón.

En casa las vacas eran una prolongación de la fami-lia, si se ponían enfermas mi abuela les daba infusio-nes y las manteaba, si llovía o hacía muy mal tiempo

permanecían en la cuadra y cuando iban al prau había que ´llindiales´para que no se extraviaran o entraran en el prau del vecin. Recuerdo algunas de ellas con sus distintas per-sonalidades : “La Morica” vaca negra de largos cuernos, bas-tante mal carácter, nerviosa y pelín agresiva, yo sabía que había que mantener las distancias.”La Perla” vaca jóven y muy guapa, blanca con grandes pintas rojizas, alegre y con ganas de explorar, ”La Chata” grande y marrón de presencia anodina y pacífica. Las vacas suponían una de las fuentes de riqueza de la casería, por la leche, los xatos y el trabajo que desarrollaban como si fueran bueyes pues arrastraban el carro , araban la tierra uncidas a su yugo sin protestar y seguramente más funciones que no recuerdo. El uso de la guiá podía oscilar desde un elemento de guía y conducción de la vaca por los caminos hasta un instrumento de maltrato

dependiendo quién la manejara, yo nunca ví que en casa se maltratara a ningún animal. Las vacas cuando estaban en la cuadra también comían paja que se compraba en fardos y se les mezclaba con harina de maiz, también fruta sobrante con el maiz. Aprovecho para contarte la pequeña historia de “La Rubia” que era una vaca Langreana de un pueblo del monte por aquí cerca, en plena postguerra, época de gran escasez en las Cuencas Mineras. Mi abuelo la compró para llevarla a Veranes, la vaca estaba caquéxica pues aquí los praos son pequeños y empinados, no muy aptos para ganado de cierta envergadura y la vaca no fue cara pues casi no daba ni leche. Viajó en el tren de madera desde Sama hasta Sotiello y Luis la recogió en la esta-ción haciendo el recorrido Sotiello-Trubia-Vera-nes y provocando más de una carcajada y chan-za a su paso a cuenta del “saco de huesos” que llevaba para la casería. La Rubia en cuanto cató el prau de arriba debió dar gracias al Dios de las vacas por su buena fortuna y se puso gorda y oronda produciendo leche a tutiplén, tan espe-sa que no la podían mandar a vender a Gijón porque por el camino se convertía en manteca!. No sé porqué esta historia siempre me emociona y veo a La Rubia saliendo de la miseria viajando hacia lo desconocido en el FEVE.Otros animales que recuerdo: la inevitable pita seguida de una ristra pitinos tamaño canicas amarillos, negros, franciscanos piando y picoteándolo todo por todos los sitios y cómo por la noche sorprendentemente podía cobijar a todos bajo las alas. Un gatazo negro pacífico y sufrido que permitía que yo jugara haciéndole arrastrar un banco pates arriba que hacía la función de carro y él era el buey, creo que le ataba un cordel al cuello!. No recuerdo gochu aunque supongo que en algún sitio estaría, siempre tenían el detalle de alejarme o entretenerme cuando mataban al gochu y nunca lo oí chillar, pero sí lo ví alguna vez en el duernu abierto en canal y no era un espectáculo agradable. Tampoco pude ver nunca cuando se ´echaba la vaca al toro´ y no por falta de ganas pues basta que estuviera prohibido para que me resultara mucho más interesante y le confiriera un halo de misterio y/o ocultismo muy intrigante.

Respecto a los alimentos, recuerdo especialmente los tortos que hacía mi abuela y se tomaban con leche, también ´les fariñes´ una especie de sufflé de harina de

maiz con azucar por encima que también se acompañaban de leche, se tomaban generalmente en la cena y no me resultaban especialmente apetecibles. Alguna vez como gran fiesta alguien traía sardines salones y se comían con huevo frito, eso sí era diferente y muy rico. No recuerdo si se comía pan o sólo boroña. Mis recuerdos de pan exquisito se remontan a Santovenia del Esla donde había un pan de hogaza que no he vuelto a probar nunca. La fruta se cogía del árbol y detrás de casa estaba la pumarada donde había todo tipo de fruta : manzanas de varias clases, ciruelas amarillas, claudias, moradas, peras, nísperos etc. Mis preferidas eran las cerezas, había una cerezal delante de casa al lado del Texu y tenía unas cerezas rojas con un intenso sabor, siempre muy frescas como si salieran del frigorífico. Había una figar pegada a la casa pero apenas la recuerdo. Las nueces eran otra

de mis frutas preferidas sobre todo un poco verdes cuando se les puede quitar la piel con facilidad. Sin duda se comerían fabes a diario y habría de vez en cuando embutidos y carne de pollo y conejo pero no debían ser cosas que merecieran mi interés porque no lo recuerdo.

No me olvido del hórreo aunque no tengo muchos recuerdos de él pues una vez me caí de la escalera y debajo había cosas que tiraban allí y me debí clavar un cristal, así que se convirtió en zona de acceso prohibido. Al lado del hórreo estaba y está El Texu: árbol totémico y propio de lugares sagrados que me parecía mágico por su tamaño y su porte, era mi lugar de juego y en una ocasión enterré allí un anillo de mi abuela jugando a los tesoros, recibí una gran regañina porque no volvieron a encontrarlo.

Mi madre siempre dice que la casa estaba hecha sobre las ruinas de una antigua iglesia de las primeras de Asturias y que la puerta

que comunicaba con la cuadra era un arco de piedra con el símbolo (un pez) de los antiguos cristianos grabado, posteriormente cuando hicieron obra y añadieron el piso de arriba entregaron las piedras al cura de la Abadía de Cenero que la colocó en algún lugar de la Iglesia pero nunca he logrado localizarla.

EL PAISAJE Y EL PAISANAJE

Lo más fascinante era el horizonte con el mar al fondo, hasta se veían los barcos cuando eran grandes, eso despertaba mi curiosidad y me indicaba que más allá había un mundo muy interesante. En aquel entonces no existía la industria metalúrgica ni ninguna autopista y Serin-Veriña visto desde Casa Sucu y desde el camín a Trubia era un hermoso valle típicamente asturiano salpicado de caseríes , hórreos y praos llenos de ganado, por la noche se veía pasar el tren serpenteando por el valle como si fuera una luciernaga gigante. Por cierto, qué ha sido de los gusanos de luz, los grillos, las golondrinas ? Recuerdo los nidos en el alero, la algarabía y el trasiego de las parejas con material para construirlos, también el vuelo torpe y algún que otro aterrizaje incorrecto de golondrinos alevines.

Cuando pasaron los años y supe de la construcción de la autopista y la “gran fábrica de acero” intuí que los paisajes de mi infancia ya sólo permanecerían en mi

imaginación y tardé bastantes años en volver a Veranes temiendo enfrentarme con la pérdida ( ¿ cómo se puede sufrir la pérdida de un paisaje? Es algo así como un hueco en el horizonte). Sin embargo cuando volví a Veranes mil años después lo más sorprendente fue la sustitución de les caleyes por desproporcionadas carreteras de un ancho de trailer ida y vuelta y la inevitable desaparición de ´les sebes´. La aldea de mi infancia estaba llena de caminos del ancho de un carro de bueyes, unos pedregosos, otros embarrados o más bien terriblemente embarrados como el que iba de casa a Casa Sucu con surcos llenos de agua y barro, lo que para una niña pequeña a pesar de les madreñes no era tarea fácil,

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¿ cómo se puede sufrir la pérdida de un paisaje? Es algo así como un hueco en el horizonte?

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pero yo tenía vocación de andarina y eso no me arredraba. Los caminos estaban muy transitados, carros, vacas que iban y venían a los prados, paisanos con algún tipo de carga, mujeres trayendo agua de la fuente ( ¡ muchas con tres calderos !): era un continuo ir y venir.

En verano la hierba crecía como ya sabes y el prau de la Llosa de arriba era como un mar de verdes salpicado de florines de colores; el maizal estaba a la derecha de

casa, casi pegado y los dos sitios eran mis lugares de huida y/o camuflaje. Me explico con eso de la huida : mi abuela tenía la higiénica costumbre de peinarme a diario con un peine antipiojo que parece estoy viendo, con puas muy juntas y muy estrechas, aquello aplicado a mi abundante y rizoso pelo era una tortura digna del Medievo, así que mi objetivo matinal era desaparecer lo antes posible, a veces lo lograba pero casi siempre me pillaban. En mi inocencia me escapaba al prao entre la hierba alta o al maizal con sombrero y todo, creyendo que si yo no veía la casa tampoco me verían a mí, pero el sombrero caminando solo me delataba, eso sí, nunca tuve piojos hasta aquel “inolvidable” verano de Sahagún con aquellos piojos inmortales importados por Angela del colegio y que terminamos compartiendo toda la familia muy a nuestro pesar.

Hay olores que me han quedado grabados, el olor de las sebes en verano llenas de madreselvas y rosales silvestres con esas rosas pequeñas de olor intenso inconfundible que no se encuentra en ninguna parte, el olor de la hierba seca cuando la metían en la tená y cuando hacían las varas de hierba, olor a sol, a verano, el olor a pación recién segada más acido, más intenso. Sin embargo no recuerdo el olor a cuchu supongo que al ser más cotidiano no me llamaba la atención.

Nuestros vecinos más próximos eran los de Casa Julio Xusta y allí vivía Lenita que era amiga de Mari y sus hermanos Pepín y Julín más o menos de mi edad.

Eran mis únicos amigos porque no había niñas, supongo que tambien existiría Consuelito en Casa Faya pero no la recuerdo de esa época. Pepín era muy bueno y sobre todo muy manejable aunque me llevaba 1 ó 2 años, era el compañero ideal porque hacía lo que yo quería y si había leña era de los que las llevaba, no así Julin que era tan torcido como yo y nos zurrábamos mutuamente. Cuando llegué a La Nueva (Langreo) los eché mucho de menos porque me introduje en el mundo de las amigas y francamente eran todas bastante arpías y retorcidas. Después estaba Casa Sucu con Lisa, Velino Sucu siempre de broma, Juanin casi como ahora y Berta que me parecía un hada madrina por lo guapa. Y para el otro lado Casa Ramiro con Aurelia que parecía una sufrida buena mujer siempre trabajando, Ramiro era un paisano que no parecía muy afable, me daba un poco de miedo. Más allá Casa Sabelona, sitio que visitaba con cierta frecuencia porque Maribel era amiga de Mari. Allí estaba Sabelona siempre sentada al lado de la puerta.La casa siguiente era la de Oliva Trabanco, una señora bien parecida, amable y fina que parecía no encajaba mucho con el lugar, Trabanco su marido parecía un ser afable y buena persona. Más allá casa El Carreñanu a quien recuerdo siempre por los caminos de cháchara y con la guiá en la mano y su mujer Prudencia trabajando siempre incansablemente. Luego en el Camín de Arriba estaba la escuela que la recuerdo como un edificio grande y un poco intimidante por los niños mayores y la maestra, alguna vez me pegué a tu madre para colarme dentro pero debió parecerme mucho más divertido “el trabajo de campo” pues no repetí demasiado y me limitaba a observar desde lejos. Más allá estaba Casa Faya y a continuación en el cantu Casa Benja y enfrente más arriba Casa Morico.

Yo debía ser muy traviesa, parece que tiraba las bacenillas, les saques de fabes, etc por la ventana de arriba, hacía agujeros en la pared y hasta recuerdo

haberme sentado en la ventana con los pies colgando. Mi abuela se disfrazaba de bruja y se asomaba por la ventana de la cocina para asustarme pero tu madre me sacó del error. Me gustaban mucho los cuentos, recuerdo uno de La Ratita Presumida que traía fuera una pequeña escoba pegada. Tu madre me lo leía y yo lo aprendía de memoria, cuando llegaba alguna visita les “leía”el cuento sin cometer errores y causaba admiración que supiera leer siendo tan pequeña.

Cuando dejé Veranes fue como marchar al exilio, me asusté mucho con los altos montes de La Nueva, parecía que se me iban a venir encima, todo me parecía oscuro y triste, los mineros también me asustaban porque salían tiznados de negro y parecían amenazantes. Me sentía prisionera en aquella escuela y echaba de menos los espacios abiertos y la libertad del prau y el maizal. Siempre recordaré Veranes como mi primera casa y mi primera pérdida.

Otro día te contaré mis recuerdos de La Nueva, el Cine, la vida en la Cuenca Minera en los gloriosos años 60.

Maria Ángeles Fernández Gutiérrez

Mi tía vivió hasta los seis años en Veranes, en casa “la Burbuja”, mientras su madre hacía la casa y cine en la Nueva (Sama de Langreo). Despúes seguirían largos años de interna con las Teresianas, en León. Hoy es médico de familia y reside en la Cuenca Minera.

imagen actual de Casa “La Burbuja”, Veranes. Cenero. 2016En la página de la izquierda, mi tía de niña delante de casa.Veranes,

años ‘50. Foto del álbum familiar.

El Paisaje percibidoconversaciones, cartas e instantáneas

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Aquí están mi madre y mi abuela Pilar. La fotografía la encontramos colgada en la pared de su casita en la provincia de Córdoba (Argentina) cuando depués de fallecer Pilar fuimos mi madre y yo. Nunca llegué a cono-cer a Pilar, pero aún me emociono cuando recuerdo que aquella casa llevaba por nombre “Villa Maria Jesús”, el nombre de mi madre. Esta foto fue tomada poco antes de que Pilar emigrara a Buenos Aires. Tampoco mi madre volvería a verla. Quizás por esto, los recuerdos de mi madre sobre Vera-nes, se parecen muy poco a los de mi tía Maria Ángeles, también porque mi tía era una niña pequeña, jugaba y descubría el mundo sin prácticamente obligaciones. En cambio mi madre ya era mocita y tenía que trabajar en el campo ayudando a la familia que la había acogido. Su Veranes es frío, húmedo, embarrado y grasiento ( había poco jabón y la “esllaba”, la grasa que salía al inicio de lavar los platos había darla al “gochu”). Sus mejores re-cuerdos son los domingos por la tarde, día libre, cuando después de fregar los suelos de hidraúlico, de rodillas, iba a casa Trabanco. Allí le habían regalado la única muñeca decente que tenía y la señora era muy agra-dable. También le gustaba ir a la venta Veranes, a ver pasar los coches, ir a casa Sucu a comer patatas fritas o bizcocho, mientras veía a Berta Sucu coser a vainica unas sábanas tersas y bien blancas. O ir a casa Maribel, que ya era “pollita” y la miraba mientras se arreglaba para salir. Le encantaba ir al hórreo, al contrario de mi tía, porque allí estaba sola y no la veían. Leía todo lo que pillaba y cuando iba a “llindar les vaques” escondía las novelas de Genoveva de Brabante o algún número de “Semana” (una publicación de la época de la República que su abuela atesoraba en el arcón de casa) debajo de las piedras. Me cuenta de sus estrategias para robar tres “huevinos” y así poder comprar anchoas en el economa-to, o como Luis y ella metían la mano en las vasijas llenas de aceite para coger un poco adobo. Mientras segaba el vallico, alguna vez pasaba un avión: “Lo primero que quise ser, fue ser azafata y marchar”.

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La familiaCasa Fombona hoy está silenciosa. Pepe viene casi todos los días hasta casa, se sienta en la antojana, al sol. Y luego espera que algún vecino le lleve de vuelta a la residencia. Los muros de esta casa contienen mil hisorias, entre telas de araña que lo van invadiendo todo. Una casa preciosa. Una casería enorme, con praos, cuadra, hórreos. Ahora está en venta.

Caserías silenciosasLa antojana de Casa Fombona,

en Trubia.

Memorias devoradasLa polilla se lo come todo. También las

fotografás familiares, memoria de la familia numerosa que dió vida a casa Fombona.

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La llegadaHabitación principal de Casa Antonino a nuestra llegada, colchón de lana, en-

tre visillos verde dentro y verde fuera...

Mi abuelatiene 96 años y una memoria de hierro. En la cocina de su casa, me cuenta historias de Veranes y de la Cuenca Minera mientras me enseña las fotografías custodiadas en cajas de cartón.

El jardín en movimiento(arroyo de Veranes,

fotografía de Natalia Alonso Arduengo)

La universidá de VeranesLa antigua escuela de Veranes allá

por los años 50, con la profesora y los entonces críos de Trubia y Veranes.

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Trópico de cancerEl vergel asturiano avanza, tierra fértil donde se dan aguacates sabrosos y kiwis además de los cultivos tradicionales. Hay un compañero peligroso y silencioso: el campo está salpicado de amianto en cubiertas y ten-deyones, material que un tiempo regalaba Hunosa a sus empleados, y quien no tuvo una familiar o un conocido en la fábrica?

La cuadra, la guadaña, les madreñes.

Lolode Casa Ramiro en Veranes,

delante de la tená de casa. (foto de Miguel Santomé, 2016)

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ArroyosMuchas mañanas el arroyo de Veranes a su paso por la aldea de Trubia amanece así. Continúan a echar vertidos químicos a las aguas: Antes había ranas, ahora sus aguas están muertas, huelen a petróleo y a tensioactivos, y se filtran en las tierras aledañas.

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Yo también soy aldeanoMiguel Santomé

Las chimeneas de la siderúrgica y la central térmica se alzan como espadas amenazantes por el norte delimitadas de momento por el trazado de la Autovía

del Cantábrico, sin que ésta pueda evitar la metástasis de naves industriales que la trasponen hacia el suroeste de la ciudad, invadiendo una de las parroquias con más vestigios históricos de Gijón, si no la que más.

A poco más de diez kilómetros del centro de Gijón, como un pequeño David de piedra contra el Goliat del acero, El “Turruxón” de la aldea de Trubia, en el barrio de Cenero, con su milenio a cuestas resiste a los embates de un dudoso progreso. Rodeado de un puñado de fincas y caseríos donde también resisten mujeres y hombres que han pertenecido por generaciones al espacio de la parroquia rural más grande de Gijón, resignados a ver como sus sucesores marchan a las ciudades en busca de un futuro más desahogado que el impuesto a sus padres por las cada vez más sofisticadas formas de “fielato” (impartidas desde los despachos de funcionarios que nunca han hundido sus manos en la tierra húmeda, ni la regaron con su sudor, como si lo han hecho ellos desde siempre).

Estos paisanos abiertos a quienes se interesan por sus costumbres y tradiciones, son capaces de brindar todos sus conocimientos y más aún, a quien se acerca a ellos con respeto. Son el último reservorio de una sociedad rural periférica ahora amenazada, que durante muchos años convivió en armonía con la ciudad a través de un saludable trasvase de bienes y mercancías, marchitado ahora por el consumo masivo en las grandes superficies.

El resultado no es de extrañar. Los ancianos mueren o debido a su avanzada edad, dejan sus tareas sin que haya quien les tome el relevo. Las parcelas que antes se dedicaban al cultivo de todo tipo de legumbres, hortalizas y frutales, desaparecen cubiertas por la profusa vegetación convirtiendo viviendas o los antes activos establos de las vaquerías en penosas ruinas que mediante “oportunas” recalificaciones son pasto de la especulación inmobiliaria, promoviendo con ello la llegada de modernos “bárbaros” que no suelen hacer ningún esfuerzo por integrarse al lugar y a la gente; por el contrario se diferenciaran de ellos incluso a través de tipologías de vivienda que no se adecuan con el paisaje. Veranes, el barrio contiguo a Trubia no escapa a esta situación. Aún perviven allí algunas extensiones de bosques naturales, constituyendo una reserva de especies arbóreas, aves y pequeños y medianos mamíferos, como mochuelos, búhos, petirrojos, ardillas, raposas y hasta hace no mucho

piaras de jabalíes y algunos venados, atraídos por las aguas del Arroyo del Noval y las muchas fuentes y acuíferos que surgen con profusión entre las piedras y helechos, siendo estos el origen de los antiguos “llavaderos” donde tenía lugar una importante porción de la socialización de las comarcas rurales.

Resulta pura hipocresía el entusiasmo con el que firmamos a través de los medios que nos brindan las actuales tecnologías de comunicación, peticiones reclamando el respeto de formas de vida de comunidades antípodas a las nuestras cuando no somos capaces de respetar y preservar la que tenemos en el patio trasero de nuestra casa.

Afortunadamente no todo está perdido y aún es posible evitar la desaparición de estas comunidades. Día a día, aunque con cuentagotas, aumenta el número de jóvenes que conscientes de esta situación hacen un esfuerzo por reconducir las cosas. Jóvenes que buscan a través de sus distintas profesiones la forma de que tradición y progreso no sean términos antagónicos. Lo intentan de todos los modos imaginables: cultivando la tierra, restaurando viviendas, mediante el rescate y reconocimiento de especies botánicas, la recuperación del gusto por los olores y sonidos naturales y aunque parezca insólito, a través del arte, siendo al mismo tiempo los modernos receptores y preceptores de aquellos conocimientos que durante generaciones hicieron posible la subsistencia en esas comarcas. Su accionar ha despertado el entusiasmo de los lugareños que redescubren su verdadero valor logrando poner el foco sobre el problema, lo cual es un triunfo en un punto donde muchos hemos fallado o cejado en el intento.

No les espera una tarea fácil, seguramente algunos abandonaran a medio camino, pero algo, siempre será inmensamente mucho más que nada.

(...)Yo también soy un aldeano ...Aunque viva en la ciudad de Gijón

Llevaba poco tiempo en España. El haber equivocado el camino cuando caleyaba me dio la oportunidad de conocer por casualidad un enclave a pocos kilómetros

del centro de Gijón. Detenida en el tiempo, la aldea de Trubia con su histórico “Turruxón” de piedra, con rebaños de frisonas trashumando desde los prados a los establos para su ordeñe, suculentas plantas de berzas que crecían en lo huertos, con soberbias pitas pintas escarbachando sobre el “cuchu”, el característico olor a heno fermentando en los

silos, paisanos de avanzada edad en madreñas cargando carretillas atiborradas de pasto recién segado a guadaña y el sonido del agua del orbayu goteando entre el follaje de mirtos, camelias, hortensias y rosales que adornan los jardines y hórreos del puñado de casas arracimadas en torno a la Ermita de la Virgen de la O, me parecieron sacadas de una postal.

Entonces no imaginé que unos años después me establecería en una finca cercana, en una zona boscosa a menos de 800 metros de aquel lugar en el barrio de

Veranes. Allí con material de reciclaje, aprovechando algunos conocimientos adquiridos en la Facultad de Arquitectura, utilicé el sistema americano del balloon Frame para levantar un “chabolu” que nos diera refugio y albergara a mi compañera a mí, a nuestros perros, un gato y aperos de labranza.

Recuerdo con afecto el día en que Tino “El del Turruxón” nos obsequió con el primer par de pitas pintas asturianas y las primeras plantucas de “verdura” y tomates. Con el tiempo fuimos ampliando nuestro huerto y las pitas se multiplicaron. Durante casi una década fueron pocos los días en que no acudía a aquel lugar y muchos menos los fines de semana enteros pasados allí. Para alguien venido del sur del hemisferio significó reaprender todo sobre las semillas, los métodos y calendarios del lugar, algo que todos los paisanos con los que tuve el gusto de tratar jamás escatimaron en brindarme información o ayuda directa.

Trabajar esa tierra difícil pero generosa (como sus paisanos si la tratas con respeto y cariño) me permitieron auto adjudicarme la ciudadanía de este lugar. Uno pertenece a la tierra que riega con su sudor y ennoblece con su trabajo y eso creo haber hecho yo en esos años.

El recelo natural de aquella gente hacia los recién llegados con el tiempo se tornó en confianza, amistad y en muchos casos, sincero afecto. Ellos ganaron mi corazón, no los gané yo. La aldea de Trubia es para mí algo más que fiestas de prau en agosto y tertulias en casas de amigos en torno a una

mesa con los productos de la tierra. Es trabajo, amistad, es mi historia personal ligada a la historia de esta buena gente, ligada a la historia de la remota Iberia romana, de la España medieval y de una historia presente que debemos preservar entre todos.

Por eso yo también soy un aldeano.

(1) El injerto es un método de propagación vegetativa artificial de los vegetales en el que una porción de tejido procedente de una planta —la variedad o injerto propiamente dicho— se une sobre otra ya asentada —el patrón, portainjerto o pie—, de tal modo que el conjunto de ambos crezca como un solo organismo.

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Bonjour Monsieur Santomé!caminante infatigable, siempre con mochila al hombro, cono-cimos a Miguel Santomé al poco de llegar, fue a través de Tino el Turruxón (quien de nuevo en la foto hace los honores de anfitrión). Trubia se está poniendo internacional: ya tenemos italianos (Giovanni), mejicanos (Eduardo), argentinos (Mi-guel), bolivianos (Puri)... y a seguir injertando (1)!

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Una huerta entre amigasMarisa, su madre (incansable), Julieta y Maria José viven en la ciudad pero cultivan su huerta con mimo, en una pequeña parcela de tierra en Veranes, La Tierrina, donde crecen alcachofas, berzas, guisantes, fabes de mayo... La huerta es una forma para estar juntas y conversar al aire libre.

Las semillasCasi todo lo que se cultiva aquí, empieza en el semillero, después de haber dejado una cuantas plantas hacer grana el año anterior. Una forma de garantizar productos de calidad y evitar las semillas híbridas.(en la foto semilla de ajo puerro)

La fabriconaEn el embalse de San Andrés de los Tacones, entre el ruido infernal de la autopista, cantan algunas aves migratorias. Lloviznaba, el día estaba triste y al fondo los humos amena-zantes de Arcelor.

FiestasFiesta de la Virgen de la “O” en Trubia. Foto del archivo fotográfico del centro

recreativo El Turruxón de Trubia.

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El llagaren casa Manolo Eugenio (Trubia)Jose Manuel sigue haciendo la sidra cada año y como siempre.

La pumaradaJose Manuel y Rosendo apañando manza-

na junto a casa (Trubia) como cada mes de octubre.

Chabolus y tendeyonesreciclaje y construcción crea-tiva.

Las manzanasde muchos tipos (solarina, cristali-na, garcia sol, carrió...), y bien lava-das para sacar buena sidra. Hoy, en muchas pomaradas familiares, las manzanas quedan pudriéndose en el suelo sin apañar. Y los herbicidas ponen en peligro a las abejas, res-ponsables de su polinización.

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La mayor parte de las veces, con Tino se entabla conver-sación en la huerta. Siempre está haciendo algo y con la fesoria en mano, no hay quien se la quite. Esta vez lo

pillé debajo de la panera, espacio multiuso y centro de ope-raciones. Por la antojana y la huerta delante de casa, entre tomates recién plantados y guisantes en flor, una hilera de pitinos siguen a la pita madre. A Tino le gusta verlos por ahí, de paseo picoteando libremente, y se le nota por cómo me los enseña, cómo los toma en su mano. Lleva aquí desde ge-neraciones, en el edificio emblema de Trubia, el Turruxón, tanto es que todos le llamamos Tino el Turruxón. Todo el mundo le conoce y yo creo que todo Cenero pasa en algún momento por delante de su casa. Para nosotros además de amigo y vecino, creo que de alguna manera misteriosa se está convirtiendo en una especia de familiar, y además es nuestro consejero agrónomo. Lo espiamos cada día y él, es nuestro calendario.

Tino: La generación de mis padres, en Trubia y Veranes, to-dos trabajaban en el campo, luego ya, los chabales, marcha-ron a trabajar a la ciudad, como estamos tan cerca ... Y tú por qué quedaste?Tino: Por una serie de circunstancias, uno porque cuando era el momento de que yo empezara a trabajar, era más rentable el campo que el trabajo fuera, en 1968 ganaben en Aceralia 2.600 pesetas, que sacábense vendiendo cuatro lechugues, y luego porque ya tienes un arraigo familiar en agricultura que te impide salir de ella. Aquí éramos tres, mi madre, mi padre y yo, después quedamos mi padre y yo. Si yo falto, él no hubiera podido seguir, uno sólo no puede. Y esto era por renta, en fín una serie de circunstancias hizo que yo tirara por la agricultura, pero no me pesó nada, aunque si hubiera ido a trabajar a Aceralia ahora tendría una pensión cuatro veces mayor y hubiera trabajado menos. Pero no me puedo quejar, trabajé en lo que me gustaba.(...)

La rentabilidad económica en un huertu familiar como el mío ye pequeña, porque siempre tienes gastos (herramien-ta, tienes que comprar cuchu...) Ye más otro tipo de rentabi-lidad que la económica, porque la gente de mi edad, ya ves que va al gimnasio, va a hacer senderismo, bicicleta, a un centro pa’ la memoria...Yo eso téngolo todo en la huerta. Ye una cosa que desconectes totalmente, te relaja y sientes sa-tisfacción viendo los guisantes nacer o los tomates crecer...

Pero tú siempre viviste del campo? Tino: Si, siempre vivimos de la huerta y del ganao, pero también ye verdad, que los que están con el ganao hoy están cobrando los mismos precios que hace veinte años, cuando no inferiores. Yo hace dieciséis años que dejé las vacas, y ahora están cobrando la leche menos de lo que cobraba yo haz dieciséis años.En cuanto a la huerta, hoy están pagando al productor, la lechuga por ejemplo, menos de lo que la pa-gaban hace veintincino años. Y mira lo que subió la vida! los productos de la agraria subieron muy poco, y sin embargo los salarios en otros campos, aunque no sean una maravilla, te permiten vivir.

Conversando con Tino Conversando con Lolo e Inés

(...) No sé la cultura que hay hoy, es una cultura antifami-lia, Hay muchas familias que tienen una buena casa, o un buen piso, donde podrían vivir los padres, dos o tres hijos y quizás una nuera, y repartirían gastos, sin embargo hoy eso es impensable, la gente no se adapta. Son incapaces de convivir. Quieren independizarse aún no teniendo con qué. Si está el padre, estorba. Incluso yo veo que la gente jóven, si hay una persona mayor en casa, siente como asco, como desprecio, sólo porque es vieja. Creo que en ese sentido, la sociedad y la familia van pa’ peor.

Trubia, abril 2016.

El padre de Lolo se llamaba Ramiro. Al casarse vino a vivir a esta casa, y después de quedar viudo todavía jó-ven, compró la casería a los herederos . De las segundas

nupcias con Aurelia nacería Manuel ( Lolo) que continuó a su vez con la casería de Casa Ramiro junto a su mujer Inés, ampliándola, comprando terreno y ganado (vacas de leche ) y cultivando la huerta. Hoy ya hace años que están jubila-dos, aunque Lolo sigue cuidando las vacas y cabruñando la guadaña. Uno de los hijos de Inés y Lolo vive en Gijón, y no parece que venir a vivir aquí esté entre sus planes aunque es él quien tiene las vacas de carne que ahora están en la cuadra al lado de casa, porque por su trabajo no puede venir mucho y esas dan menos que hacer. Ramiro sigue creyendo que las vacas aunque sean de carne y más resistentes que las de le-che, necesitan estar a cubierto si hace frío, bien atendidas. Hay cariño y buen hacer en sus palabras. Una generación que se pierde. Una pareja estupenda que me recibe en la cocina de casa, lamentando un poco el haber quitado la cocina de carbón cuando hicieron la reforma de la casa. Es marzo y este año ha venido muy húmedo.

Lolo e Inés: Antes íbamos a vender los productos de la huerta a la plaza (el mercado del Sur en el centro de Gijón), incluso dos veces a la semana. Había huerta y había vacas, había para dar y tomar! Pero cuando nos jubilamos ya lo de-jamos, plantamos solo pa’en casa. Pero antes daba bastante y la leche la pagaban bien. Ahora ponen tantos impedi-mentos...tienes que andar al pie de la letra. Si no pones los pendientes a la vaca te ponen una multa, aunque los tengas en el cajón de casa, como le pasó a Juan...Siempre trabajamos en la casería, yo con él pa todo, bueno, como todas , como Maribel,Lolo: Pero antes trabajábase mucho, no ye como ahora. Ha-bía que levantase a las seis de la mañana pa’ catar y prepar les vaques, limpiales y llevar la leche al lecheru, segar la yerba, trabajar la tierra, esbarayar y pisar la yerba en la tená...(...) si estaba frío quedaben en la cuadra pero había que se-gar pa’ mulliles (en el monte se cortaba l’estru para hacerles la cama)De hecho mi madre recuerda que antes a las vacas se les hacía la cama, y no estaban ahí, en el cemento. Cuenta que hasta la mierda olía mejor! Lolo e Inés: Claro que sí, olía de otra manera porque el ganao comía menos pienso, que da peor olor. Y cuando tu madre estaba aquí, no se ensilaba. Pero lo del silo fue una cosa muy buena porque ahora en un par de días se paga al tractor y está hecho, no como antes! Y el ganao, la yerba así fermentada, la comen muy bien, pero claro, da un olor... aquí cuando vien la nuera....(...) ahora los pueblos están vacíos, antes éramos tantos en casa a trabayar, y había criau pero ahora qué! no puedes pagar a nadie, hay que pagar un sueldo grande, la seguridad social, y esto no da pa tanto, y entonces... intenta hacelo uno solo...Inés: Y los jóvenes de ahora...si fueran como nosotros..Lolo: Pero qué! si estuvieran aquí no podrían salir a cenar los sábados por les noches, que gustayos tanto..Inés: ya, si yo lo entiendo, pero antes nosotros no hacíamos

eso Lolo!Lolo: Pero si ahora vendes un xatu y la mitad ya lo lle-ves gastao en piensu, y la carne vale la mitad, no ye como entonces que el pienso estaba más barato y la carne valía, y la leche igual. Poco antes de jubilarme, todavía me pagaban la leche a sesenta pesetas y ahora págenlo a 27 céntimos o menos., no llega a cinquenta pesetes al cambio, y según está la vida...no saques un sueldu pa’ na! por eso les caseríes van cerrando.. Aquí en Veranes había 12 caseríes de leche: y ahora no hay ninguna. Eran casa Ramiro, casa Sabelona, casa de Trabanco, casa El ferrerín, casa Montero, Vitor de la Flora, casa Rosendo donde tá la mi hermana, casa Faya, en casa Julio, en casa Sucu, casa Luis y Margarita...todas...

Veranes, marzo 2016

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Portfolio

Indagine eco-performativaPAOLO ANGELOSANTO

Eco-performative Investigation/Paolo Angelosanto

[ A collaborative project between PACA_Proyectos Artisticos Casa Anto-nino and Disambigua Art Space. ]

Residency “Eco-performative Inves-tigation” by Paolo Angelosanto, 8-20 October 2015, at PACA_ Proyectos Artisticos Casa Antonino, Gijón, Spain. solo exhibition Eco-performative Investigation , 6-24 october 2015 at Disambigua Art Space, Viterbo, Italy.

The collaborative project between PACA_ and Disambigua art-space through Paolo Angelosanto’s residen-cy is intended as a peripheral-parti-cipatory signal between two artistic bodies, a synergy that instigates a way of reflecting on the centrality of the artist in society through an eco-performative investigation. As the contemporary artist is an ac-tivator of the senses with an increa-singly uncertain role and boundaries, the Eco-performative Investigation aims to give the artist an opportuni-ty for intimate reflection that above all grapples with the environment that he passes through, in complete freedom. This environment is unders-tood as (un)spoiled nature, a place for reading and investigating the micro-movements of nature itself connec-ted with the artist’s path during the residency period and, in a broader perspective, with the path/role of the artist within society.

La residencia de Paolo Angelosanto cuenta con el patrocinio del Gobierno del Prin-cipado de Asturias, Subvenciones para programas de actividades culturales de interés regional del Principado de Asturias 2015.

Desarrollan:

Colaboran:

El proyecto incia en Viterbo, Italia , el 6 de octubre 2015, de la mano de Carla Paiolo en su

espacio Disambigua ArtSpace: presen-tación de la residencia e inauguración de la exposición con la que comenzaba el proyecto Indagine eco-performativa. Dos días más tarde, Paolo está en Asturias. Creo que en ese momento nadie sabía lo que iba a suceder: un título lo bastante abierto para que puediese convertirse en contenedor de múltiples experiencias. Por delante 10 días con dos citas a ciegas ya pro-gramadas: La Xata La Rifa Festival en Poo, un pequeño pueblo de Llanes, Asturias y un encuentro-presentación del proyecto de residencia en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, Gijón. Le había hecho la propuesta unas semanas antes, enviado links para que pudiera comprender mejor de qué se trataba, mi intención: dar visibilidad a su obra y generar nuevas redes de trabajo. Paolo aceptó en un acto de confianza, generosidad y res-ponsabilidad. A veces las residencias artísticas pueden ser extenuantes!

Onomatopeya “Xata” para Desfile Bovino, La Xata la Rifa Festival, Poo de Llanes, Astu-

rias. Sábado 10 de octubre del 2015. El Desfile Bovino ha tenido lugar a lo

largo de los caminos que recorren los acantalidos de la costa de la peque-ña aldea de Poo, entre praos, pastos y un mar infinito y sonoro: el mar Cantábrico. El viernes, recién llega-dos, hicimos un primer paseo como forma de contacto con el paisaje e individualizión de los posibles lugares para la performance de Paolo (aún sin definir). Primeras intuiciones, sensa-ciones, ideas. Caminábamos por un paisaje caracterizado por zonas de pastos, vacas al borde de los acanti-lados, senderos, huertas, jardines y playas. Olor a salitre y algas, boñiga de vaca, ruido de cencerros, sol y leve brisa. Al norte el mar, al sur los Picos de Europa. Nos venía entonces a la mente la pintura plain-air de Fattori y los macchiaioli (escuela impresionista italiana) o la escuela de Barbizon. A lo largo del camino, a nuestra dere-cha siempre presente el rumor de las olas rompiendo contra las rocas y un horizonte azul infinito: entonces lo sublime y el paisaje romántico de El monje frente al mar venía a nuestro encuentro. La decisión no fué inme-diata: después de un segundo paseo en solitario, el sábado por la mañana, Paolo decidió dónde se desarrollaría la acción. Había ganado la inmensi-dad del mar. .Momentos antes de la puesta de sol, un ser híbrido, mitad animal mitad hombre, contempla el infinito desde una roca del acantilado. En la cabe-za unos cuernos de vaca atados con cuerda a una estructura de hierro, armadura que aprisiona y amordaza, duele. Lentamente se gira hacia noso-tros e inicia su bramido solitario, casi doliente. No es imitación del mugido bovino, es llamada repetitiva, desola-da, es duda y resignación, petición de ayuda y extrañamiento. A través de la metamórfosis kafkiana nos revela su verdadera naturaleza mostrán-donos la soledad frente a un mundo paradójico e impenetrable y el dolor desprotegido de ser nuestro vigía. Parece pedirnos el restablecimiento de la convivencia humana y de nuestra relación con lo animal, quizás no es miedo sino amor y deseo apasionado.El elemento tragicómico aparece en un segundo momento en el que el mugido se repite a través de un altavoz, soni-do enlatado, voz mecánica y paródica que despierta nuestras risas: nosotros como máscaras o fantoches reimos para alejar el peso de esa verdad que incomoda, la urgencia del restableci-miento ético del ser humano. No es miedo, sino amor apa-sionado.

Paolo Angelosanto, Indagine eco-perfor-mativa. En la otra página momentos de la performance Onomatopeya “Xata” 2015. Sobre estas líneas momentos de la acción performativa de Paolo Ange-losanto Pracarious Balance (Equilibrio precario), en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, Gijón. Ambas acciones fueron concebidas por Paolo dentro del programa de residencia en PACA: Indagine eco-performativa.

Equilibrio precario, encuentro RASPA, Laboral Centro de Arte y Creación

Industrial, Gijón. 17 de octubre del 2015.

La acción se desarrolló en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, dentro del marco de encuentros RAS-PA (Red Asturiana de Performance y Acción) y fué concebida específicam-nete para el espacio del museo. Inició en Casa Antonino, sede de PACA, y aunque no recuerdo bien cómo surgió la idea, creo que la primera imagen fue un nivel de dos metros. Después llegó la piedra, escogida por Paolo entre las piedras calizas que forman parte de los muros de Casa Antonino. Con estos dos elementos Paolo Ange-losanto construyó la acción performati-va e instalación.

Primero el traslado de la piedra, de unos 10 Kg de peso, desde Casa Antonino a Laboral: a pie por el camín de Fonfría, camín de los Pascones y camín del Turrexón hasta llegar a la parada del autobús en la aldea de Trubia. Desde ahí en autobus urbano hasta el centro de la ciudad de Gijón, cambio de línea en la Gota de Leche para tomar el autobús número 10 que lleva a Laboral.

La piedra y el arnés utilizado para su transporte quedan depositados en el vestíbulo de entrada del centro de arte. Momentos más tarde Paolo baja las escaleras sujetando el nivel, se coloca encima de la piedra e intenta mantener en equilibrio el nivel du-rante el tiempo que media entre cada palmada, repitiendo varias veces

el mismo gesto. Después de varios tentativos, deja caer el nivel al suelo y siempre sobre la piedra recita de forma reiterativa Cerco un centro di gravità permanente, busco un centro de gravedad permanente², cada vez más en un tono más bajo hasta el silencio final.

La piedra había sido seleccionada, lavada , cepillada, trasladada. Midió el tiempo y atravesó espacios: lo rural, lo peri-urbano, lo urbano. Fué un peso constante amarrado al cuerpo, como el castigo mítico de Sísifo , y casi como piedra fundacional, fué la base sólida sobre la que intentar construir y man-tener un equilibrio inestable, precario.

Las piedras hablan: para mí, allí es-taba la memoria de Casa Antonino, el futuro incierto de la casería asturiana en su forma tradicional, la búsqueda de una nueva ecología del territorio a través de nuevos equilibrios (preca-rios?), la exploración personal de un sistema de ideas y creencias sólido como antídoto contra el relativismo y la crisis existencial y ética. Era quizás el retrato de la condición del artista dentro del tejido social y productivo del arte contemporáneo: el equilibrio entre la libertad del artista y el contex-to en el que opera.

A través de la repetición y el ritmo creado entre repetición y suspensio-nes o diferencias, las acciones de Paolo Angelosanto persisten en la memoria, visual y sonora, y nos van restituyendo poco a poco, sus posibles significados. El caracter polisémico y la falta de una finalidad explícita en las acciones de Paolo Angelosanto nos obligan a un acto de escucha imagi-nal, a una experiencia concentrada en la que nosotros completamos la inesauribilidad semántica de la obra, nos acercamos un poco perdidos, errantes a un conocimiento poético de las cosas.

Virginia López

(del texto “Chiaro come una lampada/Claro como una lámpara” escrito como restitución al público, y del todo personal, de la experiencia de residencia de Paolo Angelosanto en PACA, octubre 2015.)

Paolo AngelosantoIndagine eco-performativa

Portfolio(memoria de actividades)

Portfolio(memoria de actividades)

Paolo AngelosantoIndagine eco-performativa

Portfolio(memoria de actividades)

Tengo un sueñoCommunity Project

Adolfo García Martínez es Profesor-Tu-tor de Antropología Social y Cultural de la UNED. Comparte esto con la investigación antropológica de campo y la Antropología Aplicada . Desde principios de la década de los 70 está trabajando en el campo de la Et-nografía y de la Antropología Cultural. Tiene varios trabajos publicados, entre ellos “Los vaqueiros de alzada de Asturias” (su tesis doctoral), “La familia asturiana: estructu-ra, funcionamiento y transformaciones” y “Antropología de Asturias II. El cambio, la imagen invertida del otro, KRK Ediciones, Oviedo, 2011Entre 1993 y 1999, diseñó, dirigió y puso en marcha el Ecomuseo del Parque Natural de Somiedo y el Ecomuseo del pan en Villanue-va de Oscos.

Disambigua Art Space (Viterbo, Italia) un espacio que se mueve. Un dispositivo que se inserta en tejidos que eluden la coheren-cia. La naturaleza virtual de Disambigua se renueva en el espacio físico de su sede de Viterbo, concebido como un recurso com-partido de autonomías, pasajeros indivi-duales y colectivos, un lugar para consolidar intercambios internacionales. A través de proyectos, metodologías críticas, exposicio-nes y residencias artísticas , la intención es trabajar poniendo al centro la componente humana del quehacer artístico. Dirección artística: Carla Paiolo. http://www.disambiguartspace.com/

Juan G. Rodríguez Aldesoro es Ingenie-ro Técnico en Topografía (Universidad de Oviedo, 2006) y Graduado en Geomática y Topografía (Universidad de León, 2015). Trabajó en sus inicios como becario en la Universidad de Oviedo en el grupo inves-tigador GTC (2006-2008). Desde entonces ha continuado como profesional de la topo-grafía desarrollando su trabajo por España, Marruecos y Guinea-Conakry. www.sigcart.com

Juanjo Palacios Fonografista y artista so-noro. Su práctica esta comprometida con el acto de la escucha y gira entorno al sonido, el espacio y la percepción. En los últimos años ha desarrollado diversos trabajos de producción, investigación y educación cen-trados en la cultura aural y la exploración del fenómeno sonoro.Creador de Mapa Sonoru y director y funda-dor del sello editorial La Escucha Atenta, de-dicado a trabajos centrados en la grabación de campo. Codirector del Aula de Paisaje So-noro de la Universidad de Oviedo. Su obra ha sido exhibida o difundida, entre otros, en el Museo Reina Sofía de Madrid, LABoral Centro de Arte de Gijón, Centro Niemeyer de Avilés y Matadero Madrid.web: juanjopalacios.comhttp://mapasonoru.com/

Tengo un sueñoI have a dream Community ProjectVancouver Biennale 2014-2016

I HAVE A DREAM es un proyecto co-laborativo e internacional ideado por la artista Shweta Bhattad con ocasión de su participación en la Vancouver Biennale 2014-2016 (dentro del pro-grama Vancouver Biennale Interna-tional Artist Residency Programme). Durante el periodo de residencia ha decidido instalarse y trabajar en un pequeño núcleo rural del Canada invi-tando a artistas y campesinos de todo el mundo a participar de manera coral en su proyecto:

El proyecto prevee la siembra de plantas y hortalizas autóc-tonas de manera que durante

su crecimiento formen la frase I have a dream (en el idioma de cada país). El periodo de realización abarca, por tanto, desde el momento de la siem-bra y preparación del terreno a culti-var, hasta su recolección final.

I HAVE A DREAM/SPAIN TENGO UN SUEÑOAgosto-Noviembre 2014 Pumarada de Casa Antonino, Trubia. Cenero.

El proyecto ha iniciado con un Día de Siembra Colectiva en la pumarada de PACA: el domingo 21 de septiembre 2014. Ha sido un día de encuentro donde pudimos degustar algunos pro-ductos de la huerta y conocer algunos agricultores y productores locales. Sembramos, charlamos y disfrutamos de un día de sol en buena compañía.Casa Antonino, después de años de silencio, estaba de nuevo llena de vida!

Quien siembra recogeenero 2015Transcurridos 3 meses llegaba el momento de la recolección! En Vitrina, el 3 de enero del 2015, se repartieron algunas de las hortalizas sembradas: berzas, lechuga, acelgas, nabos y ra-banitos. Otros continuaban creciendo en la huerta. .

colaboran en el proyecto: asociación econo-dos (asesorando con los tipos de cultivos y en la organización del evento)vecinos de Trubia y parroquia de Cenero (compartiendo semi-llas, productos, experiencias y saberes), El Tenderete de Cabranes (cediendo espacio en el mercado mensual de Santa Eulalia de Ca-branes para la difusión del proyecto), Juan Pablo Torrente (fotografía aérea), Juanjo Pa-lacios (paisaje sonoro del video Tengo un sue-ño); espacio Vitrina (cesión de espacio para la devolución de los productos cultivados)

La utopía es necesaria para esti-mular la acción, es una forma de mirar y posicionarse en el mun-

do. Tener un sueño no es refugiarse en edenes ni perseguir castillos en el aire, es proyectar una visión al futuro y trabajar para darle forma, poco a poco, sin pausa. En cuanto conocí el proyecto I have adream pensé que también aqui, en mitad de la vieja pu-marada de PACA, tenía que escribirse ese sueño. Hacía poco que habíamos llegado a casa Antonino y de alguna manera ya habíamos iniciado a darle forma a un sueño.

Todo el proceso ha sido documenta-do con fotografías que han servido posteriormente para la edición de un vídeo. Pudimos ver como poco a poco, según iban creciendo las plantas, tomaba forma la escritura vegetal de “tengo un sueño”. El video ha sido instalado junto a los demás proyectos participantes en la Vancouver Bienna-le, Canadá, y esperamos que pronto se realice un documental único donde se incluyan todos los videos enviados desde diferentes partes del mundo.

Videohttp://www.vancouverbiennale.com/documentary-videos/i-have-a-dream-%E2%80%A2-trubia-spain/Infohttp://www.vancouverbiennale.com/lear-ning-cases/i-have-a-dream-trubia-spain/

Referencias biográficas

Lorena Lozano es artista e investigadora. Trabaja en el área de la creación artística como proceso colaborativo de investigación conectando conocimientos y metodologías del arte, la ciencia y la educación. Desde el 2013 desarrolla el proyecto Herbarium, en el ámbito rural de Castilla, en el marco de etnoeducación de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia (León) y con vocación iti-nerante, desde el 2015 en el contexto del museo Villa Romana de Veranes (Gijón) www.herbarium.ccwww.lorenalozano.net

Natalia Hevia Fernández. Vive en Trubia, (Abadía de Cenero)Es Técnica Superior en Operaciones Topográficas (Fernández Va-llín, 2002), Ingeniera Técnica en Topografía (Universidad de Oviedo 2009) y Gradua-da en Ingeniería Geomática y Topografía (Universidad de Oviedo, 2012). Vinculada topográficamente a México gracias a una beca de cooperación internacional Bancaja (Guadalajara, Jalisco, 2009) compatibiliza su trabajo en el campo de la topografía en ambos países. www.sigcart.com

Paolo Angelosanto nacido en Saint Denis (Francia) vive y trabaja en Roma. Figura indiscutible del panorama artístico contem-poráneo, trabaja en el campo de las artes performativas, usando su cuerpo como me-dio expresivo y transponiendo esta actitud a diferentes tipos de proyectos y experimen-taciones, incluyendo la práctica curatorial. Sus obras se caracterizan por una fuerte va-lencia íntima y poética dentro de un espacio público y político al que hacen referencia o que ellas mismas establecen. Una línea poético-performativa dibuja el entero cuerpo de sus proyectos , experi-mentando con varios medios y lenguajes : dibujo, video, ecultura, pintura y fotografa. [email protected] http://www.paoloangelosanto.com/

Paloma García Díaz es arqueóloga y direc-tora de los Museos Arqueológicos de Gijón: museo Villa Romana de Veranes, museo Parque Arqueológico -Natural de la Campa Torres y museo Termas Romanas de Campo Valdés. http://museos.gijon.es/page/4857-mu-seos-arqueologicos

PACA_Proyectos Artísticos Casa Antoni-no nace como artist run space, un proyecto cultural en la zona rural de Gijón, con sede en una casería (casa Antonino) situada en la aldea de Trubia (Abadía de Cenero), ver-dadero corazón del proyecto. Un espacio de formación y creación artística con pro-gramas de residencias artisticas interna-

cionales. A la base del proyecto y como hilo conductor de las diferentes tipologías de residencias convocadas está la activación de experiencias artísticas que favorezcan la relación con la comunidad, el territorio y su historia . http://pacaproyectosartisticos.com/

El equipo de PACA :Virginia López vive y trabaja entre Floren-cia y Gijón. Licenciada en Historia del Arte (Universidad de Oviedo, 1998) y en Bellas Artes (ABAF, Florencia, Italia, 2011). En el 2010 obtiene la beca Erasmus, completan-do sus estudios en instalación y audiovisual art en la Aalto University, School of Art and Design de Helsinki. Compagina su trabajo como artista con la actividad docente. Su obra indaga la dimensión temporal, el con-cepto de memoria y transitoriedad a través de los materiales utilizados, entendidos como primordiales contenedores de tiem-po. http://virginialopezvl.com/ Giovanni Lanterna (Gallarate, Italia) res-taurador y conservador de obras de arte. Ha completado sus estudios en Conservación y Restauración de obras de arte en la Univer-sità Internazionale dell’Arte , Florencia, Italia (1995), especialidad Tele, Tavole e Affreschi . Ha trabajado los últimos veinte años en Flo-rencia, en la PTColor Srl. Durante estos años ha realizado trabajos de restauración en obras tuteladas por el Ministero per I Beni e le Attività Culturali, principalmente en el ámbito de la pintura mural al fresco de los siglos XII-XVII. Desde le 2013 compagina el trabajo de restauración con actividades di-dácticas y la gestión cultural.http://domusrestauracionyconservacion.com/

Además, de estas referencias biográficas de las personas o institituciones que han cola-borado en este número, Creadores de Paisa-jes y/o en los proyectos realizados en PACA desde el 2014 hasta hoy quiero agradecer y nombrar personas e instituciones que han apoyado en diferentes maneras la iniciativa facilitando el desarrollo de los proyectos propuestos:

Maite Centol, artista y directora del espa-cio Vitrina, Ángel Antonio Rodríguez di-rector de AlNorte, Semana de Arte Con-temporáneo en Asturias, Festival Xata La Rifa de Monica Cofiño, LABoral Centro de Arte y creación Industrial (en especial a Alfredo Aracil que facilitó nuestra parti-cipación en el encuentro RASPA), Asocia-ción de vecinos Los 16 de Cenero, Melania Fraga y asociación AMAR por la docu-mentación audiovisual y por supuesto al equipo de la Fundación Municipal de Cultura y UP de Gijón.

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CREADORES DE PAISAJESPACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino

2014-2016edición limitada

Idea y ediciónVirginia LópezPACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino

Diseño y maquetaciónVirginia López

ImpresiónCízero Digital S.L.

@TextosAdolfo García Martínez, Paloma García Díaz, Maria Ángeles Fernández, Natalia Hevia, Virginia López, Juan G.Rodríguez Aldesoro y Miguel Santomé.

@FotografíasVirginia López, Miguel Santomé, Giovanni Lantena, Natalia Alonso Arduengo.

Testimonios y agradecimientosPepe Fombona, Tino el Turruxón, Lolo e Inés de Casa Ramiro, mi abuela Ángeles, mi madre Maria Jesús, y a todos los veci-nos de Trubia y Veranes que de vez en vez me van contando sus historias

Creadores de Paisajes es un proyecto de PACA_Proyectos Artísticos Casa Antonino, ideado y dirigido por Virginia López. Un pri-mer diario de actividades e intenciones que espera convertirse en publicación bianual y coleccionable.

Ha sido realizado en mayo 2016 con oca-sión de la exposición “El Paisaje Agrario de Veranes” (10 junio- 3julio 2016, CCAI, Gijón) gracias a la subvención de la Funda-ción Municipal de Cultura y UP del Ayunta-miento de Gijón (proyectos artísticos 2015) y a la ayuda del Gobierno del Principado de Asturias (subvenciones a proyectos cultura-les de interés regional )

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www.pacaproyectosartisticos.com