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www.suralternos.cl LA BRÚJULA DE SURES El sentido y la emergencia de una ética liberadora ORGANÍZATE, INSTRÚYETE, LUCHA COMUNITARIA BIOCÉNTRICA LIBERADORA HUMANISTA SECULAR

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Brujula la sur. Elemenos para una ética política de superación paradigmática

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LA BRÚJULA DE SURESEl sentido y la emergencia de una ética liberadora

ORGANÍZATE, INSTRÚYETE, LUCHA

COMUNITARIA

BIOCÉNTRICA

LIBERADORA

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COMUNITARIA (NORTE) El discurso del “individuo” en la Modernidad Capitalista es una ilusión. Esta categoría exaltada por el liberalismo ficcionaliza la experiencia humana y construye un espejismo convincente sobre el yo. La individua-ción de la persona equivoca y empo-brece el significado de lo humano, vaciándolo de su evidente dimensión social. Incluso bajo la lógica oximo-rónica de las “libertades individua-les”, que a nuestro entender son una reinterpretación torpe de los funda-mentos conceptuales humanistas de la autonomía personal, el constructo “individuo” resulta estrecho, ya que tanto la experiencia como la historia nos han demostrado que el respeto y realización plena de estas “liberta-des” requieren del reconocimiento del otro/a y la asimilación consciente de la comunidad para su protección y cuidado. Recogemos la sabiduría de los anti-guos, que aceptaron una concepción comunitaria de la ética como conclu-sión de sociabilidad. Algunos pueblos africanos la llaman Ubuntu: “yo soy porque tú eres”; los pueblos andi-nos la llaman suma qamaña o suma kawsay que en relación al chixi, - en palabras de la pensadora boliviana Silvia Rivera Cusicanqui - deviene en “convivir en igualdad de condi-ciones, aprendiendo mutuamente, uno del otro, buscando modalida-des de convivencia legítimas que […] dialoguen creativamente en un pro-ceso de intercambio de saberes,

de estéticas y de éticas”; y el pueblo mapuche, desde la visión territorial y comunitaria de su sociabildad, de-nomina Küme Mongen. Concepcio-nes que siglos más tarde la tradición Occidental enunciaría con variados matices y fruto de diversas circuns-tancias y pugnas históricas con dife-rentes denominaciones (“República”, “Cristianismo”, “Ciudad de Dios”, “Fraternidad Universal”, “Eticidad” o “Comunismo”).

HUMANISTA SECULAR (OESTE) El humanismo es la conclu-sión histórica, filosófica y cultural que recoge la creencia de que los seres humanos, a lo largo de nues-tra historia, tenemos la posibilidad de pensarnos, transformarnos y construir un mundo mejor al here-dado. Esta afirmación de autonomía y libertad de pensamiento reconoce nuestras potencialidades creativas y expresivas, abriendo rutas para la construcción consciente de nuestra historia en cada presente sucesivo (inmanente). Una ética humanista, encuentra su realización en el reconocimiento recíproco de la diversidad e igual-dad entre todos los seres huma-nos. Tal como lo plantea Boaven-tura de Sousa Santos “tenemos el derecho a ser iguales cuando las diferencias nos inferiorizan y a ser distintos cuando la igualdad nos descaracteriza” o como dijera Rosa Luxemburgo, “Por un mundo donde

seamos socialmente iguales, huma-namente diferentes y totalmente li-bres”.

BIOCÉNTRICA (ESTE) Nunca antes en nuestra histo-ria un Proyecto Civilizatorio concen-tró tanto poder en un grupo social ni dispuso de una cantidad de energía (combustibles fósiles y energía nu-clear) capaz de destruir en cuestión de segundos toda la vida terrestre. Esta situación, que caracteriza nues-tro actual momento histórico, excede las fronteras de lo humano. La emer-gencia de una ética que fundamente nuestro lugar en la naturaleza debe ser capaz de ver en el cuidado de otras formas de vida la condición im-prescindible de nuestra superviven-cia cultural y biológica. Las máximas de una ética biocén-trica son: El cuidado de la Tierra, el cuidado de las personas, la dis-posición de límites al consumo y la redistribución de los excedentes; Como agrega David Holmgrem en la conceptualización de la “Per-macultura” significa “compartir nuestros recursos para ayudar a latierra y a la gente más allá de nuestro círculo de poder y responsabilidad.”

LIBERADORA (SUR)

pos sociales para su realización, a di-ferencia de las éticas dominadoras: En el Patriarcado la utopía del macho valida la opresión e inferiorización de la mujer, negándola y negándose, asumiendo la inevitabilidad de una masculinidad represora; en el Colo-nialismo/Racismo se arrogan formas culturales “superiores”, “civilizadas”, “evolucionadas” y “perfectas” por sobre otras, “inferiores”, “brutas”, “ignorantes” e “imperfectas”, exi-giendo una cultura de opresión y au-tonegación que justifique la depen-dencia; en el Capitalismo, la utopía del “burgués”, promueve el acapara-miento del excedente, premia el sa-queo de la vida ajena y naturaliza la pobreza y despojo de otro, de la otra. Afirmar una ética liberadora es tam-bién una crítica al relativismo ético y a la falsa idea de tolerancia fata-lista que sentencia el status quo. El sentido liberador de una ética exige la consolidación de una experien-cia concreta que persiga el fin de la situación de abuso, pero que tam-bién, y sin ninguna vacilación, res-trinja, no admita y prohíba la rea-lización de la conducta opresora. “Es común, en efecto, que se invoque a la tolerancia para justificar hasta la cobardía, frente a opiniones o actos de los poderosos. Una tolerancia mal entendida, puede transformarse en complicidad. Guardar silencio, o per-manecer impasible ante el error, la prepotencia, el abuso o el atropello, no es una demostración de toleran-cia” - Edgardo Enríquez Frödden

Al sur de nuestra estrella aparece esta consideración que irri-ga a todas las demás: Asumir una base ética liberadora implica que el horizonte utópico que proyectamosno acepta la subordinación de gru-