121214 Historia y palomares

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Toy Dolls, la herencia del punk rock MÚSICA La emblemática banda británica actúa esta noche en la burgalesa sala Hangar [P11] Viernes 14.12.12 La Tierra de Campos palentina tiene en los palomares una de sus señas de identidad [P2] La iglesia de San Hipólito de Támara vista a través de un palomar derruido. :: JAVIER PRIETO GPS GUÍA PARA SALIR ‘El Hobbit’ aterriza en la gran pantalla CINE Peter Jackson da vida a los mágicos personajes de la primera parte de la saga del genial Tolkien [P7] Entre catedrales y palomas

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Toy Dolls,la herenciadel punk rock

MÚSICA

La emblemática bandabritánica actúa estanoche en la burgalesasala Hangar [P11]

Viernes14.12.12

La Tierra de Campos palentinatiene en los palomares unade sus señas de identidad [P2]

La iglesia de San Hipólito de Támara vista a través de un palomar derruido. :: JAVIER PRIETO

GPSGUÍA PARA SALIR

‘El Hobbit’aterriza en lagran pantalla

CINE

Peter Jackson da vida alos mágicos personajes dela primera parte de la sagadel genial Tolkien [P7]

Entre catedralesy palomas

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PLANES Viernes 14.12.12EL NORTE DE CASTILLAGPS2

A veces pasa que el pasmo queproduce la contemplación delos grandes monumentos dejael ojo y la mente tan deslum-brados que se ciega hasta elgusto. Pasa que embobadospor la grandiosidad de los

enormes templos que cabal-gan sobre el paisaje de nues-tra Tierra de Campos apenasdejamos tiempo y ganas paramerodear las afueras de lospueblos que los acogen. Pare-ce como si solo merecieranasombro el retablo, el capitely la reja del coro. Claro que elasombro es libre y puede es-tar ya bien saciado. Aunquetambién es posible que esté afalta de oportunidades. Y amenudo, por eso viajamos,para darle de comer.

Viene todo esto a cuentode lo desapercibidos que acos-tumbran a pasar en un viajeelementos tan del paisaje cas-tellano como las fuentes, los

Horizontes dehistoria y palomaresUn viaje por el paisaje castellano de la Tierrade Campos en la provincia de Palencia

JAVIERPRIETO

RUTAS CON ENCANTOTIERRA DECAMPOSPALENTINA

Los palomares de la localidad palentinade Támara tienen planta octogonal.:: REPORTAJE GRÁFICO DE JAVIER PRIETO

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cruceros, las bodegas o los pa-lomares. Para muchos, estosúltimos podrían ser un em-blema del paisaje castellanomás austero, tan de banderacomo los hórreos en Asturiaso Galicia o los caseríos delPaís Vasco. De hecho, aun-que palomares hay en otrasregiones de España y en otrascomarcas de Castilla y León,los palomares terracampinosson una auténtica seña deidentidad, un rasgo distinti-vo con personalidad y carac-terísticas propias que, pordesgracia, resulta cada vezmás raro.

Es creencia general que eluso del palomar en estas lla-

nuras cerealistas procede dela colonización romana. Quea ella se debe la técnica paratener a mano a un pájaro sil-vestre de tendencia gregaria:la paloma. Y también sus for-mas constructivas, el uso delos materiales de la tierra yun diseño que, con ocho onueve variantes, «no solo de-cora y amuebla el paisaje: localienta», tal como apuntóMiguel Delibes.

Dicen que de ella se here-dó ese perfil de casa señorialque algunos tienen, cuadran-gular, cerrada al exterior peroabierta a un pequeño patiointerior, como una diminu-ta mansión romana pero pen-sada para que la habitaran losmuertos. Porque hay quienve, también, un reflejo claroentre los columbarios roma-nos, los nichos en los que losromanos depositaban las ur-nas con las cenizas de susmuertos, y las horacas o ni-dales que pespuntean las pa-redes de los palomares.

Un manjar exquisitoAunque hay varias razas, labravía (columba livia) y la zu-rita (columba zurita) han sidosiempre las más frecuentesen los palomares de Tierra deCampos. Y tenerlas a manosignificó durante siglos la po-sibilidad de un aporte ener-gético suplementario: la car-ne de pichón, un lujo al al-cance de quienes tenían ensu posesión un palomar. Suconsumo, tras caer en desu-so, volvió hace ya unos añospara degustarse en los figo-nes como un manjar exqui-sito. Como beneficio añadi-do, la cría en palomar apor-taba la recogida de los excre-mentos, el guano o palomi-na, que molido y combinadocon ceniza se convertía en unexcelente abono para huer-

tas y regadíos. Y muy en es-pecial para el cultivo de losnaranjos valencianos, hastadonde viajaba por toneladas.

Por otra parte, el uso y dis-frute de un palomar, ademásde un rasgo distintivo del pai-saje, también lo fue, tal comose recoge en ordenanzas dela Edad Media, un rasgo dedistinción de las clases socia-les más pudientes. Su tenen-cia y disfrute estaba regula-da. Andando los siglos, suce-dió que el propio manteni-miento de los palomares a lolargo del año era una carga

que no todo el mundo podíasoportar. El alimento habi-tual de estas aves es el granode cereal y leguminosas, poreso cuando ya están recogi-das las cosechas y se encarael largo invierno castellanohay que darlas de comer prác-ticamente a diario. Y hay pa-lomares con muchos cientosde palomas.

Pero si el palomar encajatan bien en el sobrio paisajecastellano de las planicies ce-realistas es porque su mate-ria prima más habitual es elmismo barro sobre el que des-

cansa. Un barro frágil, tanmoldeable como efímero, ex-celente aislante térmico ysonoro que convierte el in-terior de estas construc-ciones en penumbrososrefugios de aire conven-tual; en oasis de una os-curidad que la luz rompea cañonazos al colarse porlas troneras; en una cuevade cuevas que las palomas co-lonizan mientras encuentrena mano el alimento y el aguaque necesitan para sacar ade-lante sus proles. Un barro queen su blandura y fragilidadlleva implícita la necesidadde un mantenimiento delque no requieren otros ma-teriales constructivos. Un ba-rro que, cuando se abando-na, se deshace tan lentamen-te como una azucarillo. Y esentonces cuando, como sol-dados medio destripados enmitad de un campo de bata-lla, piden a gritos que alguienremate su agonía

Y así están ya muchos deellos. El cambio en los usosagrícolas durante la segundamitad del siglo XX, los pesti-cidas, las desaparición de losgrandes latifundios, el des-poblamiento del mundo ru-ral o la pérdida de valor de loque daban ha propiciado elabandono de muchos deellos. Y, por las mismas razo-nes, cada vez sorprende másver cómo algunos se hanrehabilitado siguiendo las for-mas tradicionales y, casisiempre por razones de amorpropio, continúan en uso.

El viaje que hoy propone-mos es un viaje de contras-tes. No es la zona de Tierra deCampos con más palomaresni con los más llamativospero combina bien la grande-za de sus renombrados mo-numentos con la posibilidadde acercarse hasta algunas deestas construcciones tradi-cionales.

Y buen lugar para empe-zar puede ser la localidad pa-lentina de Santoyo. Allí tie-nen en marcha un Centro Te-mático del Palomar –cierraentre diciembre y abril– enel que establecer una prime-ra toma de contacto. Ademásde aprender cómo son las ru-tinas en el funcionamientode un palomar es posible es-piar en directo a través de unacámara de televisión lo quepasa en el interior de uno deellos. La mayor agrupaciónde palomares se localiza enla salida hacia Astudillo. Enmedio de la localidad se alzala monumental iglesia de SanJuan Bautista, con un espec-tacular retablo del siglo XVI.

Entre bodegasMucha atención merece tam-bién el órgano o la propia es-tructura del templo, con unacabecera gótica que parecedesproporcionada con rela-ción a la planta románica dela primitiva iglesia. En lasafueras del pueblo, hay quedar una vuelta por el ‘barrio’

de las bodegas, donde se si-túa también el Pósito y res-tos de las murallas que cir-cundaron la población.

Cinco kilómetros separanesta localidad de Támara y sumonumental templo de SanHipólito, varado entre las bo-degas que horadan el cerroen torno al que se dispersa elpueblo. Por la zona en la quese alza la iglesia arrancan unpar de caminos que permitenacercarse hasta algunos delos palomares cercanos a lapoblación. Se alzan sobre losmismos campos que se tiñe-ron de sangre en la batalla del4 de septiembre de 1037. Elenfrentamiento entre el reyBermudo III de León y Fer-nando I de Castilla acabó conla muerte del primero y elposterior proceso de unifica-ción, por vez primera en lahistoria, de los reinos de Leóny de Castilla. También, comoSantoyo, tiene bodegas, res-tos de murallas y, además, unmuseo etnográfico ubicadoen la ermita del Castillo.

Tres kilómetros más con-ducen hasta Piña de Camposy su iglesia de San Miguel. Yotros cinco llevan hastaAmusco con un templo tangrande y desmesurado, SanPedro, que se ha hecho co-mún el apelativo de «el pa-jarón de Campos». Ademásde ver el interior hay quebuscar, por fuera, la portadasur, románica. Y, si estáabierto, entrar en el restau-rante La Sinagoga. En su par-te baja se ven los restos in-tactos de la sinagoga con quecontó la judería de Amusco.Junto al cementerio quedala ermita románica de Nues-tra Señora de las Fuentes. Enesa zona y del otro lado de lacarretera de Villoldo encon-tramos los últimos paloma-res de este viaje.� [email protected]

Viernes 14.12.12EL NORTE DE CASTILLA PLANES 3GPS

�Santoyo: Centro Temáti-co del Palomar, abierto deabril a diciembre, t 616475 307; Web del Ayunta-miento: www.santoyo.es.Támara: Ayuntamiento,t 979 81 02 59.Piña de Campos: iglesia ymuseo,t 979 15 30 14.Amusco: Ayuntamiento,t 979 80 22 33. Informa-ción. www.canaldecasti-lla.org.

GUÍA

Videorreportaje enelnortedecastilla.es

Iglesia de San Hipólito, enTámara. Horacas o nidalesde un palomar hundido, enSantoyo, y, abajo, la iglesiade San Juan Bautista, de lamisma localidad palentina.

Piña de Campos

Támara

Santoyo

Amusco