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Es notoria la elaboración de teologías hechas por mujeres que han favorecidoel que afloren cuestiones que, bien por consideradas subsumidas en unaproblemática general, o por afectar a la mitad subordinada o secundaria de lahumanidad y aun de la Iglesia, no han sido habituales en el tratamientoteológico. Problemáticas que invitan a un cambio en la manera de hacerteología, a tener en cuenta nuevos paradigmas históricos y teológicos, nuevasperspectivas epistemológicas que enriquecen la apreciación de la realidadpropia de este intellectus fidei, que es también scientia moris. Introducen unanueva mirada, y nuevos aspectos para la reflexión teológica, como es lariqueza de la experiencia cristiana articulada con la propia vida, inseparable desu condición de creyentes y de su ser “sujetos en la elaboración teológica”: alconvertirse en sujetos transformadores de nuevas perspectivas, constituyen elreferente exigido para una comprensión más amplia de la realidad. Las mujeresincorporan los contextos y las situaciones que ellas han vivido y viven, y estainclusión de su experiencia y de su propia perspectiva genera una nuevamanera, un nuevo método de hacer teología, de alguna manera desborda lasracionalidades existentes. El aporte a la reflexión teológica de nuevas formasde experiencia de vida pone de manifiesto la complejidad del proceso racional yobliga, de algún modo, a incrementar esa misma racionalidad.

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    Corporeidad y virginidad en Mara

    La seduccin como posibilidad de construccin del Reino

    Mara del Socorro Vivas Albn1

    1. Teologa hecha por mujeres

    Es notoria la elaboracin de teologas hechas por mujeres que han favorecido el que afloren cuestiones que, bien por consideradas subsumidas en una problemtica general, o por afectar a la mitad subordinada o secundaria de la humanidad y aun de la Iglesia, no han sido habituales en el tratamiento teolgico. Problemticas que invitan a un cambio en la manera de hacer teologa, a tener en cuenta nuevos paradigmas histricos y teolgicos, nuevas perspectivas epistemolgicas que enriquecen la apreciacin de la realidad propia de este intellectus fidei, que es tambin scientia moris. Introducen una nueva mirada, y nuevos aspectos para la reflexin teolgica, como es la riqueza de la experiencia cristiana articulada con la propia vida, inseparable de su condicin de creyentes y de su ser sujetos en la elaboracin teolgica: al convertirse en sujetos transformadores de nuevas perspectivas, constituyen el referente exigido para una comprensin ms amplia de la realidad. Las mujeres incorporan los contextos y las situaciones que ellas han vivido y viven, y esta inclusin de su experiencia y de su propia perspectiva genera una nueva manera, un nuevo mtodo de hacer teologa, de alguna manera desborda las racionalidades existentes. El aporte a la reflexin teolgica de nuevas formas de experiencia de vida pone de manifiesto la complejidad del proceso racional y obliga, de algn modo, a incrementar esa misma racionalidad.

    La preocupacin femenina sigue incidiendo en la antropologa teolgica, dado que la bipolaridad sexual y sus implicaciones constituyen un complejo problema en toda antropologa. As, la antropologa como disciplina teolgica ha encontrado cuestionamientos fuertes en la manera de concebir al ser humano.

    El trabajo hecho por mujeres ha contribuido en el quehacer teolgico a caer en la cuenta no slo del olvido histrico de lo femenino en sus tratados, sino a considerar con atencin los condicionamientos que la cultura y la mentalidad

    1 Ponencia presentada el II Congreso Internacional de Teologa Mariana. Chiquinquir, Colombia, 15-18

    de septiembre de 2010. Teloga. Pontificia Universidad Javeriana. Licenciatura civil y eclesistica en

    teologa. Maestra en Educacin, Maestra en teologa. Doctora en teologa por la Pontificia Universidad

    Javeriana. Especialista en Docencia Universitaria. Docente investigadora de la facultad de teologa de la

    pontificia Universidad javeriana, Bogot, directora del grupo de investigacin Teologa y gnero, y del

    grupo Teopraxis. E-mail: [email protected].

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    del contexto imponen a un hablar humanamente de Dios como es el propio lenguaje de la Biblia. Toda una hermenutica que reconsidera el androcentrismo prevalente en el propio decir y en la simbologa bblica est en acto.

    Se podra afirmar que el tratamiento dado a lo femenino por autores cristianos que han tenido notable influjo coincide con la interpretacin de algunos pasajes bblicos que evidencian la vigencia de una antropologa en la que la mujer es devaluada. Esta manera de considerar acrticamente la condicin femenina como secundaria y subordinada encuentra un refuerzo en la situacin histrico-social, una situacin de asimetra mantenida que aquella antropologa no hace sino sancionar.

    Y aunque en los grandes autores no se encuentran afirmaciones que nieguen a la mujer la fundamental dignidad de imagen de Dios, la subordinacin aceptada prcticamente y una devaluacin heredada del cuerpo femenino han restado alcance y efectividad a esa afirmacin antropolgica fundamental.

    Entre las preocupaciones teolgicas actuales se percibe la de detectar esa asimetra discriminante que ha acompaado a la exgesis, a la teologa sistemtica y a la antropologa teolgica, como ha sido tambin en la historia. La teologa hecha por mujeres se muestra bastante sensible ante esta realidad. Esta teologa aspira adems a ampliar el quehacer teolgico, entendido ahora como tarea de hombres y de mujeres en la riqueza de la pluralidad y en la variedad de perspectivas.

    Esta ampliacin en la reflexin teolgica, hace referencia tambin a la comprensin de lo humano, de manera que la bipolaridad masculino-femenino, los dos modos en que aparece plasmada la humanidad desde el principio, en reciprocidad y comunin, sean tenidos en cuenta desde el punto de partida, para que lo humano integral constituya el horizonte de comprensin y de elaboracin teolgica.

    En esta nueva lectura que se ha introducido por parte de las mujeres en la teologa esta el tema del cuerpo referido no solo a la antropologa teolgica, sino tambin a la mariologa y el papel que ella ha desempeado en su dimensin dialogal con realidades ms cercanas al contexto de las mujeres hoy. Por esto, el tema que abordar en esta reflexin ser el cuerpo y la virginidad en Mara, tema que ha sido controversial a lo largo de la historia de la Iglesia, especialmente en lo referido a la virginidad y al ttulo otorgado a Mara santsima Virgen

    2. En cuerpo de mujer

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    El tema del cuerpo en la mujer es actualmente uno de los ms abordados en la investigacin, no slo por las diversas disciplinas sociales sino tambin por los movimientos feministas y los estudios de gnero que lo han adoptado como su bandera, la causa por la cual luchar y el ncleo a travs del cual producir conocimiento. Sin embargo, para la mujer creyente, no siempre se ha presentado una visin liberadora del cuerpo leda en trminos de una antropologa teolgica que le permita integrar su corporalidad en su opcin de vida.

    Difcilmente se puede trabajar definiciones acerca del cuerpo, puesto que somos cuerpo. Sin embargo, una de las maneras de Aproximarse al cuerpo es narrar sus vivencias, indicar la forma como ha sido construido y vivido2. La visin de humanidad remite a la pregunta por el sentido, no slo a la pregunta por el quin se es, sino a qu se es. Porque la cuestin de la mujer no es menos teolgica que la cuestin de Dios. El Texto Sagrado hace referencia a la creacin del var y la mujer a imagen y semejanza de Dios, al ser humano en general, incluyendo varn y mujer. La mujer al igual que el varn se pregunta e intenta dar respuestas acerca de Dios y de la posible relacin que ste pueda tener con ellos. Al igual que la pregunta por Cristo es tambin la misma pregunta por el ser humano y viceversa. Para la cristologa, el que Dios se haya hecho humanidad, es la confesin fundamental de la fe cristiana; y para la antropologa el que el ser humano sea hijo de Dios en Cristo; hijo en el Hijo, es de igual manera la confesin fundamental. Por esto es tan importante, a la luz de la confesin de fe, darle todo el valor que se merece a la integralidad corprea y sus distintas relaciones.

    2.1. Cuerpo y virginidad

    Hablar de cuerpo y virginidad referida a las jvenes de hoy, puede ser que no tenga mayor connotacin o de inmediato se hace referencia a un dato exclusivamente biolgico. Pero, cuando en el lenguaje corriente, nombramos a Mara con la acepcin virgen, la llamamos la Virgen, la Virgen Mara. La estamos nombrando por una de sus cualidades: la virginidad. Las cosas se empiezan a complejizar, porque ah no podemos hacer el paso comprensivo a la significacin que tiene la virginidad en Mara y cmo esta comprensin de virginidad puede representar un modelo o una manera de ser y vivir hoy.

    Qu significa para una joven de hoy, el lenguaje referido a la mujer virgen, Mara?

    2 Lpez Prez, Cuerpo, sexo y mujer en las perspectivas de las antropologas, p. 10.

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    La realidad de la mujer ha cambiado, su forma de pensarse y de percibirse, y la acepcin virgen ha tenido tambin una evolucin crtica. Anteriormente casi ni se discuta salvo por algunos expertos en el terreno bblico y teolgico- permaneciendo, por lo general un simbolismo exaltado, que responda al modelo de mujer representado por la iconografa religiosa, la literatura y la Iglesia catlica, en gran parte de la historia. Este hecho gener crisis y ya no resultaba fcil comprender la virginidad referida a un privilegio otorgado a Mara.

    Hacia finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, las mujeres pusieron de manifiesto su sexualidad; la valoraron y la intentaron hacer valer. La virginidad, sin embargo, comenz a devaluarse progresivamente en su significado humano y teolgico. Virginidad y represin parecan ir de la mano.

    En algunas corrientes filosficas y algunos sectores acadmicos, fue tomando forma la idea de que la virginidad era una situacin que reflejaba la opresin patriarcal, el dominio masculino sobre el cuerpo y la sexualidad de la mujer. En este nuevo universo de comprensin se puede seguir llamando a Mara la virgen, sin evocar serias sospechas sobre la humanidad plena?, se puede proponer a las mujeres de hoy una Mara, Humanidad Nueva, sin el recelo que suele suscitar la afirmacin de su virginidad, en cuanto que parece situarla fuera de nuestra realidad concreta?

    Hoy por hoy, la afirmacin de la Iglesia acerca de la virginidad de Mara, es de difcil comprensin, tanto en lo referido a la realidad humana como en lo referido a su valor evanglico. El tema fundamental que nos aporta a la reflexin es preguntarnos acerca del significado en Mara de Humanidad Nueva, y preguntarnos qu quiere decir la Iglesia cuando la llama la Virgen Mara?

    Y a estas preguntas subyace una concepcin antropolgica unitaria, pues cuando se habla de virgen no se est haciendo referencia al cuerpo de Mara sino a Mara en su totalidad, sin olvidar que Mara es cuerpo. Cuando hablamos de Mara como la virgen, la estamos caracterizando sin reducirla, estamos abriendo su ser, su persona, a un mundo de significados nuevos. Estamos afirmando el carcter histrico, nico de esta mujer, porque ninguna otra puede ser nunca determinada por su virginidad. Aquello que en que cualquier otra persona puede ser un aspecto, en Mara adquiere carcter de totalidad, de integralidad, de unicidad.

    2.2. Cuerpo de Mara: palabra virgen

    No resulta fcil hablar de cuerpo de Mara pensando solamente en el aspecto corporal. Comprender esta expresin hace referencia a la totalidad de Mara, a la cual me referir como cuerpo-palabra

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    El cuerpo virgen es expresin, significante, de un determinado deseo. Es cuerpo sexuado3. Cuando nos referimos a Mara, no podemos hacerlo sin la representacin corporal. La evocamos como mujer, con un cuerpo femeninamente sexuado. Es su manera concreta de existir. Lucas, al comenzar el relato de la anunciacin, dijo: en el sexto mes, el ngel fue enviado por Dios (...) a una doncella desposada con un varn cuyo nombre era Jos (Lc 1, 26a-27). Usualmente, se traduce doncella por virgen, y desde el punto de vista teolgico no es precisa la expresin. Significa que en Mara, desposada con un hombre concreto (Jos), su cuerpo est en disposicin de madurar. Su opcin personal, y por lo mismo corporal, an no se ha llevado a efecto; est en situacin de compromiso; en proyecto de pareja. Mara no es teolgicamente virgen hasta cuando se realiza su dilogo con Dios. Y ms an, hasta cuando acoge la proposicin divina y se define libremente por ella4. Es decir, hasta cuando no pronuncia su palabra de decisin, hasta cuando no da su s comprometido. Entonces comienza a ser virgen. Su palabra manifiesta que en su cuerpo ya se ha inscrito o ya est marcada la Palabra de Dios. Es decir, su cuerpo es apertura total, cuando en nuestra lgica corporal biolgica parecera pura cerrazn. El Hijo de Dios es el signo, el texto, la Palabra, que nos dice que ella es virgen5.

    Por tanto, la virginidad en Mara, no est en el cuerpo ni en su persona, no es un dato biolgico. Es una manera particular y precisa de situarse ante la vida, en la historia despus del encuentro interpersonal en el que ella como mujer del pueblo, humilde, ha escuchado la Palabra, la ha reflexionado, la ha dialogado y de manera libre ha tomado la decisin, la ha asumido. La virginidad de Mara es ante todo, una situacin teolgica que transforma su cuerpo y su vida.

    2.3. Cuerpo fsicamente agraciado

    El cuerpo de Mara no es la proyeccin de un ideal de belleza femenina, estmulo para la imaginacin y la creatividad. Las palabras de Lucas ofrecen datos para imaginarnos a Mara en su dimensin corporal: hay una palabra que hace referencia al nivel externo, al cuerpo transformado de Mara por la accin de Dios y su relacin con El: algrate, agraciada kejaritomene- (Lc 1,29). El 3 Pikaza, Xabier. Cuerpo de mujer, cuerpo de diosa. Mitos y smbolos de sometimiento femenino, p.

    37.

    4 Navarro, Mercedes. Mara, la mujer, p.168.

    5 Ibid., p. 169.

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    trmino agraciada tiene varios niveles de comprensin que se completan entre s. En el aspecto corporal kejaritomene es un trmino polivalente que encierra gran riqueza de sentidos. Uno de ellos, puede traducirse como agraciada, bella, hermosa, llena de gracia, llena de Dios, si Dios est en ella, qu ms puede querer?6 Agraciada es el significado teolgico del significante corporal. El cuerpo de Mara, es un cuerpo hermoso, es palabra, es signo exterior, es significante, de una realidad que afecta su ser en su totalidad: El Seor est contigo. Es la participacin total de Mara en el Misterio de la Encarnacin no se podra entender si la presencia total del Seor no se hiciera presente en la totalidad de la realidad corporal de ella.

    Las palabras has hallado gracia ante Dios expresan la profundidad de la mirada de Dios a Mara y cmo ella se ha reconocido mirada por L. Dios ha contemplado a Mara y ella as lo ha entendido. Cuando fue saludada por el ngel la percepcin de su belleza se hizo consciente, se volvi palabra corporal que el evangelista traduce como turbacin. Esta turbacin pareciera mostrar su sorpresa y su nueva conciencia de agraciada. Su cuerpo es expresin de la turbacin que le genera el dilogo con Dios. Sus palabras parecieran expresarlo: cmo puede ser esto, si no conozco varn? Traducidas a nuestra perspectiva sera: est acaso mi cuerpo dispuesto?; y se da cuenta de que no es sencillo optar por un cuerpo virgen que va a transformar sus relaciones, o al menos las va a modificar, en cuanto relaciones con un hombre al que haba dado una palabra de compromiso por un estilo de vida. Slo la Palabra del Seor hace posible su definicin corporal, la definicin de su sexualidad femenina.

    2.4. El goce y la seduccin como posibilidad de construccin del reino

    Lo expuesto anteriormente, me lleva a cuestionarme acerca de la pregunta que con frecuencia me han hecho muchas mujeres: no es la virginidad la negacin del goce del cuerpo? y no es la imagen corporal de Mara, una imagen de nia que no siente? Hay una tendencia en dibujantes, escultores, pintores y literatos a presentarnos a Mara como una nia, que no descubre aquello que podra ser la joven semita desposada, no vemos en las representaciones que nos presentan, una concepcin de Mara y de su corporalidad, de la corporalidad de la mujer, de la sexualidad. Es importante recuperarla como mujer sexuada e identificar en ella rasgos seductores del goce del cuerpo femenino y de la posibilidad de construccin del Reino, como aquella mujer que como vimos anteriormente, desde todo su ser, desde su virginidad, asume el compromiso histrico como mujer agraciada. Comprendida as, puede representar para la mujer de hoy, el reto 6 Pikaza, Xavier. Experiencia religiosa y cristianismo, p. 28.

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    a seguirla y a liberar el concepto de culpa y pecado que por largos siglos en la historia ha significado el ejercicio de la sexualidad, especialmente en la mujer. Experimentar un goce corporal y seducir con l, es experimentarlo sexuado, al ser diferenciada nuestra percepcin corporal, puesto que nos reconocemos mujeres o varones. Cuando Mara dice en el Magnficat se goza mi espritu, se hace referencia a un gozo-goce tiene que ver con su corporalidad total y no reducido exclusivamente a los sentidos. Se goza en Dios por lo que ha hecho en ella: est embarazada! Para un semita decir mi espritu, es decir, mi persona, y nunca excluye el cuerpo.

    Por otra parte, la seduccin como posibilidad de construccin del Reino, implica tener en cuenta el cuerpo como lugar de gozo, de placer, de disfrute y del compartir la vida, tiene a la base la opcin por no trabajar ms una antropologa dualista que contine con la separacin del alma y del cuerpo y por ende por la satanizacin del mismo y la salvacin del alma. Se trata de presentar el cuerpo (integral: alma y cuerpo), como posibilidad de realizacin personal, comunitaria, y de salvacin. Tenida en cuenta as, la seduccin, leda e interpretada en algunos textos de la Iglesia como algo pecaminoso y puesta, especialmente en la mujer se podra desmitificar en cuanto a los conceptos pasados y comprender como un espacio para la construccin del Reino, al estilo de Mara, que con ella se iniciara como mujer, la primera agraciada, oyente de la Palabra y gozosa de vivirlo!

    Entre los nuevos trabajos de la mujer en perspectiva de gnero y de interpretacin teolgica, est la propuesta por acoger el cuerpo y lo cotidiano como una categora hermenutica. Se siente el rechazo por asumir la actitud de entrega martirial como propia de las mujeres y se busca una lectura no sacrificial de la redencin. Tambin hoy se trabajan los textos en donde est presente el escenario de la fiesta7, la alegra y el goce de la corporeidad y la

    7 Comida, msica, danza, risa y juego son elementos constitutivos de la fiesta en la experiencia de las

    mujeres. Los encuentros festivos se caracterizan por estar acompaados de una serie de manifestaciones externas nombradas anteriormente. Dentro de este ambiente, la comida en comn es un momento culminante, pues establece una fraternidad semejante a la que gozan las personas que a diario se sientan en torno a la misma mesa. . El alimento, es una parte determinante de la fiesta, por lo general, ha quedado a cargo de las mujeres. Tal vez, el hecho de que la madre amamante al hijo y luego sea la responsable de su destete la convierta en la responsable por antonomasia del alimento, aunque son los varones quienes lo hagan llegar al hogar. Epifanio, se queja de que un determinado da ao las mujeres cuecen pastelillos que llevan en procesin a un santuario mariano. Las acusa de actuar de sacerdotisas y hacer una parodia de la eucarista, pues durante la fiesta ungieren parte de lo que han trado y reparten el resto a los necesitados. Santa Mnica en tierras africanas, tena una costumbre parecida, pues en los das festivos llevaba vino y alimentos preparados por ella a los santuarios dedicados a los santos.

    Tambin, en los mitos mesopotmicos, el vino estaba relacionado con una divinidad femenina que protega la planta de la eternidad. En el poema de Gilgamesh la diosa muchacha que tiene esta funcin de Sabitu, la mujer del vino. Esa planta estaba consagrada a las grandes diosas que por ello reciban el

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    sexualidad, como el texto del Cantar de los Cantares. Por otra parte, se busca tener en cuenta los textos de Pablo con nuevos modelos interpretativos, por ejemplo, su relacin con las mujeres como criterio epistemolgico. En todo este proceso hermenutico, se quieren utilizar teoras de gnero en el anlisis bblico de algunos textos. Tambin se ha empleado el acercamiento psicolgico al texto sagrado, se trata de otorgar un rostro a mujeres sin nombre, reconstruyendo a su vez otro texto.

    En esta nueva mirada, se propone reconocer el cuerpo, la sexualidad, la virginidad, como nuevo punto de partida de la teologa elaborada en nuevos contextos. Tener en cuenta el cuerpo como punto de inicio en las relaciones humanas y en la manera de habitar y estar en el mundo, es partir de la primera realidad del ser. Es afirmar y reconocer su maravilla y a la vez la imposibilidad de decir y realizar cualquier cosa sin contar con l8.

    Es verdad que mi cuerpo soy yo. Con l estoy presente en el mundo, me relaciono con otras personas, con Dios, con la naturaleza, con la pacha Mama. El cosmos pasa por nuestro cuerpo: ojos, odos, manos, emociones, sentimientos, razn. El cuerpo humano siempre fue despreciado por la teologa y por la Iglesia por causa del dualismo. Y sobre todo, la corporeidad femenina, por su imagen de seduccin provocada por una lectura sexista de Gn. 2 y 39.

    nombre de Madre, cepa de vid o Diosa, cepa de vid, tenan en su poder ofrecer vino, un nctar capaz de conceder la inmortalidad.

    Los manjares de la fiesta suelen estar acompaados por la msica. Con la palabra msica, se hace referencia a su comprensin en el perodo clsico griego, donde se dispona de muchas posibilidades de eleccin de la msica. En ese entonces, la comprensin de la msica abarcaba todas las artes que estaban presididas por Apolo y las musas. Este tipo de Dios involucrado que se coloca al frente de la danza es quien estima Nietzche cuando dice en Zaratustra que slo cree en un Dios que pueda bailar.

    Menos conocidas son las danzas de los primeros tiempos cristianos, unas danzas que acompaaban a los coros de los nuos segn Justino y otras que comenta Clemente de Alejandra. Eran las danzas de los liberados, muy relacionadas con los ritos pascuales que celebran la victoria de la vida y se ren de la muerte y del infierno. Es la rebelin de los libertos contra los vnculos que intentaban esclavizarlos. Cfr. Moltmann, Sobre la libertad, la alegra y el juego, 47-48.

    Desde la teologa feminista, es importante destacar la importancia que tenan las mujeres en las fiestas judas. Adems de ocuparse de los alimentos, algunas deban bailar y cantar. Era una actividad que se desarrollaba en varios actos: por una parte, el canto solemne en las fiestas litrgicas, y por otra parte, su accin de guerra animando a los ejrcitos con sus voces para frenar el miedo. La autonoma femenina en estos actos hizo que la figura de David entrando en Jerusaln, bailando y cantando delante del arca, le hiciera pasar por afeminado. De ah la burla que desde la ventana hizo su esposa Mikal, avergonzada por la actuacin del monarca. Cfr. Gmez-Acebo, Fiesta, 159-221.

    8 Cfr. Gebara, Ivone. Teologa a ritmo de mujer, p.195

    9 Tepedino, Ana Mara. Jess y las mujeres, p. 185-191.

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    Partir teolgicamente, del cuerpo es redimirlo de forma total. Es luchar por su resurreccin, por su vida, con las armas de la vida. Tomar el cuerpo como punto de partida de la teologa es acoger una antropologa unitaria que intente superar los dualismos y englobe las ambigedades inherentes a la existencia humana. Slo un fundamento antropolgico unitario, dual, inclusivo, podr recrear al hombre y a la mujer a imagen de Dios y Dios a imagen del hombre y de la mujer10. Finalmente, se ha llegado a un resultado que no parece ser nuevo: lo propio y lo diferente en la mujer sigue siendo el cuerpo. Se podra decir que eso es lo ms obvio y lo ms tradicional, y sin embargo, no es as. No lo es por la comprensin nueva del cuerpo que se pueda tener hoy. Con base en la convergencia de ideas anteriormente expuestas, se invita a hacer una lectura del cuerpo teniendo en cuenta algunos elementos importantes:

    - El cuerpo es redescubierto hoy desde una teologa bblica que lo involucra en el ser entero, como parte constitutiva indisociable.

    - El cuerpo es redescubierto hoy por la filosofa, la fenomenologa, la psicologa, la semitica, como un cuerpo-mensaje, tambin como expresin de todo el ser.

    - El cuerpo es redescubierto hoy por y en la experiencia de la mujer que lo habita y lo describe como cuerpo-palabra, para ella misma y para la sociedad.

    - El cuerpo se constata como algo que es mucho ms que un accidente de simple destino biolgico, es ms que anatoma: el goce virgen del cuerpo de mujer que es el cuerpo de Mara, indica una liberacin de la culpa del propio cuerpo. Esto es importante. La virginidad no inhibe la sexualidad de la persona, por el contrario, le ofrece distintas salidas de realizacin. Por esto, tampoco, inhibe la capacidad de goce: le abre nuevas perspectivas.

    Es la culpa humana del dominio, del poder sobre los otros. Un poder que se ejerce con el cuerpo, a travs de l, y que con mucha frecuencia se expresa en las relaciones entre hombres y mujeres, bien por va sexual-genital, bien por un tipo de relacin interpersonal afectiva. El deseo de poder impide el goce y engendra una cadena ininterrumpida de insatisfacciones. Mara, la sierva, no ha vivido en su cuerpo virgen la marca culpable del poder impositivo. Dios la ha mirado, la ha transformado, la ha llenado, desde el respeto y la libertad personalizadoras. Y eso es lo que vive en su cuerpo: el gozo libre de saberse amada en una mirada de respeto, no posesiva. Tampoco ella intenta dominar. Se abre al dilogo libre y en su cuerpo queda 10

    Cfr. Gebara, Mara, mujer proftica, 21.

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    inscrito no un servilismo pasivo como a veces hemos credo, sino una decisin voluntaria de hacerse servidora en la consciencia de su propia realidad11.

    2.5. Mara en su proyecto virginal

    Mara eligi explcitamente, como absoluto, a Dios, y su cuerpo, se hizo eco de esta eleccin, se defini como cuerpo virgen. Este cuerpo, como lo he dicho anteriormente, no se limita a un aspecto de lo fsico, es su palabra de mujer. Por tanto, la virginidad de Mara no es ms que la consecuencia de su pacto con Dios; es su forma concreta de expresarse en su totalidad, en su integralidad, en su comprensin de s misma; es la palabra corporal que dice la actitud que toma ante la vida, la definicin corporal en que se muestra. Es la marca en que aparece su proyecto personal de vida, su futuro histrico. Es una decisin que afecta a su corporeidad y que define su modo concreto y libre de vivirse como mujer sexuada. Al dar su cuerpo virgen, se da ella misma como virgen y al afirmarla nosotros como la virgen, afirmamos implcitamente la unidad de su persona con su corporalidad.

    Esta concepcin de cuerpo virgen en Mara, evidencia la valenta y la inquietud que le genera este nuevo estilo de vida y que es capaz de afrontar. Inquietud que podemos entender como la profundidad de Mara en su relacin con los dems.

    Esta llamada inquietud de Mara es fruto del encuentro progresivo con ella misma y con Dios; no es inquietud de cobarda, sino de un nivel de plenitud, es inquietud que ella vive desde distintas situaciones que comprenden diferentes dimensiones de su vida, por ejemplo: en su decisin como forma autnoma, personal y libre cuando expresa que se haga en m a Dios. Inquietud cuando se pregunta a s misma y cuando pregunta a Dios. Inquietud dolorosa cuando recibe la profeca de Simen, cuando intuye la exigencias de ese nuevo estilo de vida que ha aceptado gustosa. Inquietud cuando intenta comprender aquello que va aconteciendo en su vida: Mara guardaba todas esas cosas en su corazn, lo hace a solas, sin puntos de referencia, sin alguien que la acompae. Inquietud, cuando se da cuenta que su hijo no es la prolongacin de s misma, sino alguien distinto que la confronta y le genera conflicto: Por qu me buscabais?. Mujer, a ti y a m qu. Inquietud y soledad ante la muerte y el dolor vivido ante la cruz. Inquietud cuando la vida de Jess le lleva a optar por esa vida que surge de la escucha: mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra y la cumplen.

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    Navarro, Mercedes. Mara, la mujer, p. 223.

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    Cada situacin generadora de inquietud la va madurando en su corazn, con cierta independencia constructiva: se va haciendo, va tomando conciencia de su compromiso, la hace ser ella misma y mostrarse como es.

    La inquietud de Maria es encuentro consigo misma, con Dios y con el otro en el aumento progresivo de su autonoma como persona. Es una experiencia inquietante que se circunscribe en el plano de los conflictos vitales.

    2.6. La experiencia relacional de la Virginidad de Mara

    El cuerpo virgen de Mara es un cuerpo en el que Mara, como mujer se expresa, se dice, con todo lo que ella es. Por tanto, es un cuerpo en relacin un cuerpo que se ha definido, desde la virginidad, por una forma determinada en donacin al Otro y a los otros. Es un cuerpo relacional. Esta realidad marca su vida de relacin en tanto que ella se identifica con su cuerpo en la entrega virgen del mismo. Desde aqu ya podemos reflexionar acerca de la dimensin relacional.

    El cuerpo, para las mujeres, es un signo elocuente de su reivindicacin, de su danza12, de sus fiestas, de la celebracin de la vida y de la muerte. Se trata de prestar atencin a esta parte de la vida cotidiana de las mujeres. Recuperar el frgil hilo de la armona, para rescatar la sororidad desconocida, para reafirmar caminos de justicia, para restituir fragmentos de dignidad. Hacer esto, requiere no solamente buena voluntad, sino comprender a la persona integralmente, recuperar una antropologa con distintos visos y caractersticas particulares, pero entendidas en una sola dimensin: ser humano.

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    A propsito de la danza, la conocida biblista canadiense Elisabeth Schssler Fioreza, tomando la experiencia de los cuerpos de las mujeres y su ambiente festivo, propone la metfora de la danza como mtodo de interpretacin feminista de la Biblia. Este mtodo de la danza circular parece ser el ms apropiado para expresar la evolucin y los movimientos de la Sabidura en tanto en cuanto se hace presente en un proceso feminista de despertar la conciencia de la mujer subyugada. Danzar pone en movimiento el cuerpo y el espritu, genera sentimientos y emociones, transporta ms all de los lmites y crea comunidad. La danza desbarata cualquier orden jerrquico, porque transcurre en espirales y crculos. Las hace sentir vivas y llenas d energa, poder y creatividad se desarrollan danzando. Esta metfora de movimiento y danza sugiere que el feminismo no es una esencia nuclear que pueda ser definida: donde ms apropiadamente de manifiesta es en los movimientos por el cambio y la trasformacin personal y social. Cfr. Los caminos de la sabidura. Una interpretacin feminista de la Biblia, 157. Danzar en la casa de la sabidura o bailar el vals de los caminos de la sabidura significa trasladarse y girar a la vez: inventar una danza interpretativa que se ejecuta en comn, romper el ritmo rgido de los pasos de baile culturalmente aceptados. Me imagino un grupo heterogneo de mujeres danzando en crculo dentro de los pilares de una casa sin tejado, al aire libre: un crculo se abre para incorporar a las lectoras dentro de l. Esa danza puede ser edificante para la mente, el cuerpo y el espritu de cada una de nosotras. En conversacin con L. Ellison, en el curso de interpretacin feminista de la Biblia, realizado en Quito, Ecuador, 2003.

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    Por tanto, lo fundamental no est en la definicin de cuerpo sino en pensar que la persona es cuerpo, as lo expresa Mara Jos Lpez:

    El cuerpo es la persona misma, nos configura y nos define, nos hace aparecer ante la realidad y ante nosotros mismos. El cuerpo es nuestro espacio, nuestro lmite, barrera infranqueable que nos separa y nos contiene, pero al mismo tiempo, nuestra gran posibilidad de desplegarnos en la existencia, de expresar el misterio... Conciencia de la espacialidad y de la temporalidad y al mismo tiempo de la trascendencia y de la eternidad13.

    Se es aqu y ahora, en cuanto cuerpo que expresa a la vez, su propia singularidad y la posibilidad de estar en relacin con los otros, con el mundo y con Dios. El cuerpo que hace posible la existencia concreta de los seres humanos ha sido justamente lo ms negado y olvidado. Se vive como exiliado del propio cuerpo, buscando otros lugares en dnde habitar, olvidando que es el cuerpo el gran espacio a habitar, que hace posible vivir en lugar de ser vivido14.

    Desde esta mirada, la virginidad aparece como una forma particular de estar con los otros. Esto significa, en principio, estar organizada o centrada en un eje, en torno a un centro que permite no slo un orden interior, sino una expresin de equilibrio en su mundo relacional. Equilibrio, que supone desde el conflicto una capacidad reactiva adulta que permite centrarse y asumir ese centro15.

    Mara no guarda nada para s, se dona. Por ejemplo, para Mara, Pentecosts tiene otro sentido, puesto que ella ya vive el Espritu. Su presencia en el cenculo es ya anticipatoria de Espritu, es animacin misionera y expansiva.

    Mara es una joven que an no est casada. Su embarazo no le viene como el rol propio de las mujeres. En efecto, la pone en peligro como alguien que ha sido hecha por sus propias oportunidades acerca de su cuerpo, y su sexualidad, sin atencin de su futuro marido, por lo que puede ser acusada. En el relato de Lucas, la decisin de tener un hijo est entre ella y Dios16.

    La virginidad de Mara expresa la posibilidad humana de superar esta clase de relaciones, por la gracia del Seor. Su opcin de vida, su libertad, su proyecto, su plan de Dios, no se pueden realizar ms que en la ruptura de esta humanidad vieja. En este sentido, es necesario vivir la virginidad como actitud 13

    Lpez Prez, Cuerpo, sexo y mujer en las perspectivas de las antropologas, p.10. 14

    Ibid., 12.

    15 Navarro, Mercedes. Op. Cit. 114.

    16 Radford, Rosemary. Feminist theologies legacy and prospect, p. 38.

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    ante los otros, tal como la vivi Mara. La autonoma personal la ha capacitado para establecer relaciones libres con personas del mismo sexo y de distinto sexo. Relaciones de crecimiento recproco, relaciones de colaboracin no dependientes, relaciones de entrega constructiva, relaciones abiertas sin ningn atisbo exclusivista.

    2.7. Realidad teolgica de Mara virgen

    La cualidad virginal de Mara no se puede entender ms que a la luz del Evangelio en su totalidad. Que Mara sea virgen y Madre de Dios no puede entenderse ms que desde el nivel teolgico. La Iglesia, ya desde el comienzo, pareca querer expresar la hondura del Misterio de la Encarnacin y redencin: Jess naci de Mara, la Virgen.

    La virginidad, aparece en Mara, como una forma de ser, de existir, de realizarse, de hacer. Es un conjunto de aptitudes y actitudes previas a cualquier clase de relacin humana, incluida la relacin sexual-genital. La virginidad es el momento de liberacin interior, personal, que nos capacita, como capacit a Mara para vivir con profundidad las relaciones inter-humanas. Es la ruptura de todas las violencias con que tratamos a los otros y nos tratamos a nosotros mismos. Es la asimilacin de la forma de vida que tuvo Jess. Y para quienes comprenden la vida desde una cercana especial con el Evangelio y con el Reino, es la manera radical de pensar, sentir y actuar desde los criterios teolgicos que acompaan la vida cotidiana del creyente.

    3. La corporeidad de Mara como sacramento de salvacin

    En la experiencia cotidiana, el varn y la mujer se dan a conocer a travs de los signos que intercambian continuamente entre sus semejantes y con toda la realidad que les circunda. Esos signos, llenos de un significado que sobrepasa infinitamente su pura naturalidad, son esencialmente palabras, gestos, corporeidad. Anlogamente, se dice de los sacramentos son los signos mediante los cuales Dios invita al creyente a entrar en una relacin de intimidad con l. Esta relacin que Dios inicia, y a la que el creyente responde, se ubica en el mbito de la salvacin y liberacin.

    El reconocimiento de la grandeza y de la dignidad corporal de la persona humana, en su expresin sexual, influye significativamente en la valoracin del otro como otro y en la aceptacin total de su igualdad en la diversidad.

    Por tanto, no estara en condiciones de acoger el signo sacramental de Dios quien no reconoce a la mujer como sujeto corpreo-espiritual, como sacramento de la persona, al mismo nivel que el sujeto masculino. La sexualidad no es un signo divisorio entre dos polaridades personales en

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    continua confrontacin y lucha, sino un signo que expresa la profunda vocacin divina de la criatura humana a la comunin, a la solidaridad, al reconocimiento mutuo, a la mutua autodonacin y comunicacin de s17.

    3.1. Mara, mujer virgen, sacramento de bienaventuranza femenina

    En la dimensin del cuerpo y la virginidad que he venido trabajando, puedo presentar a Mara como sacramento esperanzador-liberador para la mujer de hoy.

    En el encuentro de Mara con Dios, o de Dios con Mara, podemos descubrir los rasgos que cuando Dios no quiere ya usar signos materiales ni palabras humanas para expresarse, sino su propia palabra hecha carne.

    La palabra liberadora de Jess, recogida en el evangelio, devuelve a Mara toda la dignidad que ella posee como persona: ella es su madre porque antes ha sido capaz de escuchar la palabra de Dios y acogerla como mujer, ponindola en prctica (Le 8,19-21). Esta imagen es signo de la virginidad de Mara, capaz de entregarse, toda entera, a la misin del plan divino. Desde la comprensin de esta dimensin, como hemos visto anteriormente, la mujer puede dar una respuesta positiva a su misin en el mundo, en la historia; y tambin en la Iglesia. Dios, en Mara, revaloriza todo aquello que constituye a la mujer como sujeto digno y dignificante de la humanidad; por eso la podemos llamar sacramento de la bienaventuranza femenina.

    BIBBLIOGRAFA

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    Len, Trinidad. Sacramentos. En: 10 mujeres escriben teologa. Verbo Divino, Estella, Navarra, 1993.

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    Rocchetta, Carlo. Hacia una teologa de la corporeidad, p. 96.

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    Lpez Prez, Mara Jos. Cuerpo, sexo y mujer en la perspectiva de las antropologas. En: Para comprender el cuerpo de la mujer. Una perspectiva bblica y tica. Mercedes Navarro (dir.). Verbo Divino, Estella, Navarra, 1996.

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    Pikaza, Xabier. Cuerpo de mujer, cuerpo de diosa. Mitos y smbolos de sometimiento femenino. En: Para comprender el cuerpo de la mujer. Una perspectiva bblica y tica. Mercedes Navarro (dir.). Verbo Divino, Estella, Navarra, 1996.

    Pikaza, Xavier. Experiencia religiosa y cristianismo. Sgueme, Madrid, 1981.

    Radford, Rosemary. Feminist theologies legacy and prospect. Fortress Press, Minneapolis, Minnesota, 2007.

    Rocchetta, Carlo. Hacia una teologa de la corporeidad. San pablo, Madrid, 1993.

    Tepedino, Ana Mara. Jess y las mujeres. En: Theologica Xaveriana Vol. 57 No. 1 (161), pp. 185-191.

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