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    era,I n.nas~er-4tas.pa->lor.I )\,

    hi:lis-1rA

    5. LA POLI'L'ICA DE LA CONFORMIDAD

    En las sociedades capitalistas cuyos miembros poseen todos lacondici6n de ciudadanos, existe te6ricamente una contradic-

    ci6n fundamental entre la economfa, basada en la desigualdad,y la po litica, cuya base es la ig ualdad.1 En tales sociedades, elec-torados politizados pueden imponer demandas que requieranque el gobierno desvie recursos destinados a1 desarrollo paraasignarlos a programas distributivos.2

    Puesto que en el Mexico posrevolucionario el sufragio esuniversal, 10s ciudadanos pueden, en principio, aprovechar esteprivilegio constitutional para elegir y llevar a puestos de deci-si6n a personas, partidos o grupos que, por encima de todo,defiendan sus intcreses. No obstante, paradhjicamente, las mis-mas fuerzas que coartan la eficacia organizativa de 10s habi-tantes locales y contribuyen a establecer y fortalecer la oligar-quia de la iglesia y el estado, tambien 10s predispone a apoyara1 PRI. LOS habitantes estin sujetos a influencias politicas queconfiguran su conducta electoral, en gran parte indirectamen-te, por pertenecer nominalmente a grupos no politicos.3 Comoresultado apoyan a un partido politico y prestan legitimidad

    1 T. H. Marshall, Class, citizenship and social development.a Estos supuestos se encuentran, por ejemplo, en Deutsch, Lemer y

    Almond y Verba. Vh se Deutsch, "Social mobilization"; Lerner, T mditi o-nal society; y Almond y Verba, Ciuic culture. Deutsch, por ejemplo, ha-bla de la "carga gener ada por los procesos d e rnovilizaci611 social" (p.221) y seiiala que "el aumento del n~imero de estas personas producecrecientes presiones para la transformacibn de las pricticas e"3nstitudo-nes politicas (p. 211). Sirnilarmente, Almond y Verba hablan de la "ex-

    plosidn de participacibn" (p. 20) y de la necesidad para el ciudad~nodemocdtico de "ser activo y, sin embargo, pasivo: participante y, sin em-bargo poco participante ; inf luyentc, pero defcrente" (p. 343). A su juicio,la estabilidad importa m& que la igualdad.

    8 Us o la expresi6n "participa cibn politica directa" para referirme agupos que estin formal o manificstamentc interesados en la politica-grupos con objetivos polilicos declarados. Utilim la expresidn "partici-

    1 pacidn polltica indirecta" para designar grupos que patrocinan activida-des que tienen consecuencias politicas, pero que no estAn abiertamente ,dedicados a la polltica --grupos qu e no defienden objetivos politicos o

    I principalrnente politicos.I

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    a un rbgimen que suborditla 10s intereses de ellos a 10s de unaminor ia numerica de capitalistas, profesionale s de clase media,empleados asalariados y obreros industriales organizados.

    P O L ~ T ~ C A ORMAL

    Los ciudadanos rara vez expresan interds por la politica en suvida cotidiana. Sin embargo, alrededor de un 90% de votantespotenciales a quienes interrogamos dijeron haber votado enlas elecciones presidenciales de 1964,4 porcentaje muy elevadosi se considera la pobreza, el analfabetismo, el provincianisrnoy la afiliacibn religiosa, factores todos que obstaculizan o im-piden la participaci6n electoral.6 Ademis, pese a la inequitativapolftica, del regimen, el 82% del total de 10s que dijeron habervotado afiadieron que lo habian hecho en favor del PR I en las

    Alrededor del 20 a1 30y0 m8s personas interrogadas dijeron habervotado en la campafia presidencial d e 1964 que la5 que realmcnte vota-ron en el Distrito Federal o en la totalidad del pals. (Gon~4lez Casano-va, p. 233). El nilmero de personas entrevistadas que afirmaron votar fuetambie n mayor qu e el de 10s residentes qu e segrin 10s registros ha bianrealmente votado. Probablemente, esta tendencia a exagerar la partici-paci6n electora l obedece a qu e 10s residcntes contestaron de acu erdo conel comportamiento prescrito. La Constitucidn dice que el voto es obliga-torio, que todos 10s ciudadanos tienen que votar, pero este precept0 nose hace cumpl ir estrictamente. En el estudio de cinco naciones efectuadopor Alm ond y Verba, menos mexicanos (el 1%) se negaron a in form arsobre su participacibn electoral que 10s ciudadanos de otras naciones-part icular mente 10s alemanes (16%) y 10s italianos (32%). Los autoresatribuyen estc fcn6meno mexicano "a1 hecho de que la abrumadora ma-yoria d e 10s mexicanos votan por el partido Revolucionario, qu e csel partido dominantc. En ot ras palabras. 10s mexicanos, a diferencia de10s italianos de la extrema izquie rda nada tiene n que ocultar". Almondy Verba no consideran (p. 81) el grado en que sus resultados reflejan elcompor tarni ento electoral verdadero. Como 10s interrogndos por mi res-

    pecto a su comportamiento frente a la iglesia tambien contestaron, engeneral, no lo que realmeilte hacfan sino lo que creian correct0 conres-tar , evidentem ente tenlan conciencia de cuAl era el comportamiento prcs-crito y se mostraron reacios a admitir su falta de cumplimiento.

    ' Sobre las relacioncs que se suponen existentes entre el estatus econ6-rnico, la educacidn, el lugar de residencia, la religi6n y la conducta elec-toral , vease Deutsch, "Social mobilization"; Roger Vekcmans y JorgeGiusti, "Marginality an d ideology in Latin American development"; BettyCabezas y Fernando Durdn, "Orientacioncs te6ricas y operacionales dela mar ginalidad"; GonzAlcz Casanova, pp. 71-103; y Armand Matt elart y

    Sltimns elecciones. S610 una persona di jo haber apoyado a1Partido Popular Socialista (PPS) y un 11% haber dad o su votoa1 Partido Acci6n Nacional (PAN) de filiac ibn conservadora;el 7% manifest6 no haber votado y el 1% confesb haber anu-]ado su boleta electoral.6 Los ciudatlanos no aprovechan unode 10s pocos beneficios que les trajo la revolucidn: el de ele-gir un partido que principalmente defienda sus intereses; y lainmensa mayoria no vota en blanco, a diferencia de lo quehab fan hecho 10s peronisias en A~ ge nt in a para demostrar sudisgust0 por las opciones que se les ofrecia.

    No s610 se jacta el PRI de amplisimo apoyo electoral, sinoque es, ademis, el finico entre todos 10s partidos que dice te.ner afiliados en nGmero masivo. Se&n 10s informes de lasoficinas del PRI, alrededor del 90% de 10s habitantes de lastres Areas estPn afiliados a 61.

    El 6xito local del PRI es verosimil, ya qu e es el 6nico par tido1 con un a organizaciOn de base s6lida y, asimismo, el Cnico queposee instituciones de servicio social.' Las oficinas de distritodel PRI ofrecen clases de costura, cocina, belleza y mecanogra-fia, aparte de servicios medicos y de barberia. AdemAs, 10s fun-cionarios del PR I dan cartas de recomendacihn a quienes andanen busca de empleo, y el mismo organism0 distribuye peribdi-

    I

    Manuel Garret6n, Inteqacidn nanonal y marginalidad. Sobre la supues-ta relacibn entle estos factores sociales y econbmicos y la dcmocracia,vbasc Seymour M. Lipset, P olitic al man, pp. 27-86.

    De acuerdo con la s estadisticas electorales, como un 2% dc 10s etecto-res vot6 por el PPS. El porcentaje de 10s que votaron por el PRI en lastres fireas estudiadas corr espn de a su fuerza electoral registrada en elplano nacional. Se@n las estadisticas oficiales, el 887, de 10s que vota-ron e n 1964 lo hicieron en favor de Diaz Ordaz (Gonzalez Casanova, p.200). Para u n analisis de 10s patrones del voto en Mexico vtase, adem h,Barry Ames, "Basis of support for Mexico's dominant party" y Corne-lius, "Urbanization as an agent in Lat in American political instability",pp. 833-857. Tal como mi tesis sostiene, el anilisis que hace Ames del com-portamiento electoral entre 1952 y 19G7 muestra una reladbn inversa

    cntre el nivel de desarrollo econ6mico del estado y 10s benefidos que harecibido del gobierno, por una parte, y el apoyo a1 PRI por la otra: 10s

    , estados mds "avanzados" tienen mayor capacidad para presionar a1 siste-i ma a in de que a umen te sus beneficios (p, 162). Este autor ha encon-

    trado tambien que el PRI ha ganado fuerza electoral con la urbanizacibn: (pp. 165-166).

    La reducida actividad politica patrocinada por el PAN y el PPS en elplan0 local la organizan pri ncipal mel~te residentes rle otros sectores que

    I

    han sido comisionados por 10s respectivos partidos para trabajar local-men te.

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    LA I ua .11 IC A I)B LA CONPORMIDAO

    c:tmcnlc reg,t!os talcs ~01110 ailoA, fr~ jo lcs azucxr. Por lo de.rnris, es el 6nico partido que solicita regularmente de las auto.ridades, en beneficio de 10s ciudadanos, instalaciones y servi.cios urbanos. Sc ve, pues, que sirve de intermediario elltre Iascomunidades locales y Ias autoridacles municipalcs.

    Sin embargo, mucIlos de 10s funcionarios de baja categorfano son tan eficientes durante las campafias electorales y mu.rho menos en el fnterin,a y, seglin dicen personas a cargo delas oficinas de distrito del PRI, no m&s de unas dos docenas de

    personas aprovechan 10s servicios que ofrece e n sus centros deasistencia. Por otra parte, s610 en forma esporddica reparte re.galos localmente y que, por lo demds, s610 recibe un pequeiiondmero de personas. Sin embargo, resulta que el PRI fue elunico partido a1 que dijeron estar afiliados todos 10s residen-tes interrogados, per0 solamente el 10% de ellos eran real:mente rniembros. Por consiguiente, ni las actividades del apa.rato formal del PRI ni 10s miembros comprobados del partidocuentan p or sf solos para expl icar la amplia y poderosa fuer.za electoral del partido.

    'Tampoco cabe explicar el Cxito local del PRI por la simpa;

    ria y atractivo personales de sus candidatos ni por la doctrina

    o ideologia del partido. Es excepcional quc 10s ciudadanos co;nozcan a dichos candidatos antes de la carnpaiia. Aun cuandoen el plano nacional se considere a1 PRI reformista y populista,como el Partid o Po pular Socialista (PPS) tambiCn afir ma estaridentificado con las clases trabajadoras y con 10s habitantespobres de las ciudades, la pliblica declaracibn de su politicano puede exp licar por sf sola el abru mador apoyo que recibeel PRI. Ademds, el PR I obtiene apoyo electoral a pesar del des.contento local que suscita la corrupcibn de sus funcionarios, ys610 10s suyos.

    En la actualidad, en el plano local, las plataformas de 10spartidos son apenas diferenciables. Por ejemplo, un diput ado delPAN me definia su partido como un organism0 fundamental-

    mente preocupado por "el respeto a la dignidad humana, lajusticia para el obrero y el campesino y un salario decentepara el obrero". Ot ro diputado del PAN sefialaba: "Es dificil

    En 1971, cl presidcnte de distrito del rru sustituy6 a funcionariollocalcs del partido. Atribuin el descenso de la fuena local del PRI en la,liltimas ekcciones a que 10s supuestos titulares no cumplieron sus obli-gacionei Creia que sus futuras perspectivas politicas dependlan en partede su capncitlatl para mantcncr y allmentar la base de apoyo del PRI.

    r i , ~ f l CA F O R M A L 155

    csl,licnr la ~~sicologi;~cl PA N . A1 partido IC intcresa cl rcspctoy izt iguald&l." Y ibs funcionarios ael ~ R I s raro yue vieran ensu programa el carlicter linico de su partido. Sin embargo, 10spoliticos afiliados a1 PRI, a diferencia de 10s pcrtenecientes a1PA N o a otros partidos de oposici611, destacan 10s temas relacio-naclos con la revoluci6n. Los politicos del PR I basan sus cam-pilfias en lemas tales como: "& nuestro partido todos somoslervidores de la causa revolucionaria."

    Indudablemente, la habilidad rlel PRI de asodarse con larevoluci6n mexicana contribuye a su Gxito electoral. Sin em-bargo, a1 pedir a 10s residentes que enumeraran las metas dela revolucibn, s610 la mitad de 10s interrogados formalmentemencionaron alguna, y menos todavia una que estuviera con-cretamente relacionada con el PRI. Por lo demts, aquellos quemencionaron alguna de las metas de la revoluci6n hablaronde temas econdmicos tan generales como "desarrollo econ6mi-co" (24%) o de cosas tan vagas como "libertad" (47%). Po-cos de ellos (11y0) consideraron a1 rtgimen concreta y especi-ficamente preocupado por la suerte y problemas de 10s pobresdei campo o de las ciudades. En consecuencia, si el apoyo a1PR I se basa en su mistica revolucionaria, sus electores votan

    fundados en intereses generales sin relaci6n con las clases SO -ciales. Por otra parte, su asociacidn con la revolucidn es vagay nada ardiente.

    Cabe agregar que las entrevistas infomales sugieren que lapreferencia electoral de 10s ciudadanos no se basa en identi-ficaci6n alguna con la plataiorma politica dnica del PRI. Laspersonas interrogada s no sup ier on especificar por quC ellas ysus vecinos votaba n por 41. Manifestaron q ue er a costumbrevotar por el PRI y expresaron que la principal diferencia entreel PR I y 10s demPs partidos es que "el PRI siempre gana", es elqu e mis votos obtiene y, ademas, el "miis conotido". Auncuando estas personas n o consideraban q ue fu era funci6n prin-cipal del PR I el protegerlas en sus intereses, explicaron tam-biCn q ue n o ha bh indicios de que ninguno de 10s partidos de"oposici6n" fuera .capaz de hacerlo mejor. El PR I se beneficiade su imagen populista, de la ignorancia del pueblo, del ritualpolitico y de la falta de alternativas viables a la vista.

    Por otra parte, cuan do ocurre al&n enfi-entamiento abiertocontra el regimen, como sucedi6 con la protesta estudiantil de1968, el gobierno reacciona local y nacionalmente de tal ma-nera qtie 10s residentes no osan apoyar a1 movimiento de opo-

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    siciGn o rebeldia. Dc acuerdo con la informaci6n recogida me.'diante entrevistas y conversaciones informales efectuadas coq10s residentes en 1971, 10s comunistas y 10s extranjeros infil:trados -desde agentes de la CI A hasta agitadores sovitticos 0chinos- eran 10s culpables del movimiento de protesta. Y laactitud cfe la juventud misma contribuy6 a dar la impresidnde que no ]labia ninguna alternativa viable, como parece re.velar10 el hecho de que, entre 1968 y 1971, aumentb notable.

    mente el nJ mer o de j6venes q ue entraron a ocupa r puestos deresponsabilidad politica y administrativa.Sin embargo, parece improbable que 10s ciudadanos sopori

    ten a1 PK I a falta de algo mejor -por n o ver raz6n para apoyara 10s partidos de "oposicihn". Sabiendo de an tema no que elPRI vencerh, la h i c a alternativa es la abstenci6n. Sin embar-go, muchos de aquellos a quienes se interrogh a fondo sefia~laron que se sentian obligados a votar y temian represalias deno hacerlo; consideraban el voto mhs una obligacibn que underecho. Algunos dijeron temer que no se permitiera la ins-cripci6n de sus hijos en las escuelas phblicas, qu e ellos peddieran sus empleos o salarios, o que 10s funcionarios del gb-bierno no atendieran a sus problemas o peticiones si no pre-sentaban la credencial de elector con la certificacibn de habervotado. Aunque pocos de ellos conocian a alguna persona querealmente hubiera sufrido tales represalias, el simple temor10s impulsaba a acudir a las casillas electoraless y, una vezen ellas, a votar por el PRI.

    El dxito electoral del PRI no es mero resultado de las activida-des e ideologia del aparato politico formal, sino tambidn del

    efecto politizante de grupos nominalmente apoliticos. Muchosa DespuCs de haber votado, cada ciudadano recibe un certificado de

    votaci6n que permite a 10s patrones y funcionarios del gobicrno enteramde si la persona en cuestidn ha cumplido con su deber ciudadano. Tengola impresi6n de que 10s mexicanos de las clases media y superior no Soninducidos a votar por temor a tales sanciones. Como 10s ciudadanos per-tenecientes a estas claxs sociales pueden permitirse el enviar a sus hijosa escuelas particulares y, por otra parte, suelen dislrutan de mayorbilidad en sus empleos que 10s urbanos pobres, tales incentivos resultanprobablemente incficaces.

    otros grupos, aparte de 10s vinculados con la iglesia descritosen el capftulo 4, exponen a sus miembros a influencias PO -liticas.

    Para obtener ciertos empleos y mantenerse en ellos es re-pisito obligatorio y automitico el ser miembro de ciertosgrrlpos profesionales. Muchas de estas asociaciones de afilia-ci6n obligatoria estin adheridas a1 PRI, como lo ejemplificanunas cuantas fibricas del Centro, y 10s mercados, escuelas y

    otros organismos gubernamentales de las tres Areas estudiadas.Aun cuando estas asociaciones aparecen ostensiblemente inte-resadas en la situacihn y problemas econ6micos y sociales desus adherentes, se espera que ocasionalmente Cstos participenen manifestaciones y excursiones civicas y politicas. Por ejem-plo, a 10s vendedores del mercado del Centro se les pide queparticipen en manifestaciones cuyo n6mero varia entre 20 y25 por aiio. Los lideres de 10s sindicatos no insisten en quetodos 10s miembros de sus grupos asistan a todas las reunio-nes o manifestaciones. El nfimero de participaciones que seexige depende de la importancia del funcionario de alta cate-gorfa del PRI o del gobierno a quien se rinde homenaje. Seexige tomar parte en tales acontecimientos mediante amenazasde multa, siempre cumplidas, impuesta a 10s trabajadores queno asisten. Los dirigentes de las asociaciones de vendedores de10s mercados llegan a obt ener la cooperaci6n d e al@n mini-mo de asociados intimidhndoles con la clausura de sus pues-tos o retirSndoles la concesi6n, de negarse a la demanda. Sibien es cierto que a algunos trabajadores se les ofrece en cam-bio ciertos incentivos concretos -por ejemplo, refrescos o ri-[as de algunos premios-, conversaciones informales mantenidascon estos privilegiados sujetos sugieren que, por lo regular, cola-boran para "evitarse problemas".

    Sin embargo, menos del 10% de 10s residentes interrogadostrabajan en el Area donde viven. En consecuencia, la mayoria no

    esti n sujetos a las movilizaciones politicas a travds de 10s lu-gares de trabajo locales. Por lo demis, 10s residentes emplea-dos, miembros de sindicatos o de asociaciones afiliados a1 PRI,participan en tales actividades politicas y civicas a travts degrupos econ6micos no locales. Desgraciadamente carezco de da-tos relativos a las actividades politicas de asociaciones econ6mi-cas de fuera a las cuales pertenezcan residentes locales.

    N o obstante pertenecer a1 PRI por su calidad de miembrosde grupos afiliados a bste, pocas de las personas interrogaclas

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    dijeron estar adscritas a el . Evidentemente, estos sujetos no sedan plena cuenta de la existencia de su vinculaci6n indirectacon el partitlo. Inconscientes o ignoradas, estas influencias in.directas son reales, como lo confirmaron 10s lideres de las asocia.ciones econ6micas locales. Estos lideres hacian participar a10s miembros de base de sus organizaciones en actividades cfvi.cas y politicas, y 10s orientaban de acuerdo con las sugerenciasde sus superiores en la linea jerArquica politica o adminis

    trativa.De manera similar, 10s lideres de grupos sociales afiliados a1PRI esperan que 10s miembros de estos participen peri6dica.mente en actos civicos y politicos, y 10s inclinan a apoyar a1gobierno. Por ejemplo, 10s lfderes de grupos juveniles compro.meten a Cstos a participar en manifestaciones y 10s orientallde manera que voten por el PRI. De aniloga manera, 10s resi.dentes de la Colonia o de la Unidad reciben las mismas influen-cias por intermedio de la seccidn local de la FCP, organism0filial del PRI. LOS efes de las filiales locales, a peticibn de lapersona que tiene a su cargo la organizaci6n en toda la ciudadde Mexico, requirieron la asistencia de 10s miembros de susgrupos a manifestaciones cfvicas o politicas del PRI, a inau-guraciones de obras ptiblicas y a conmemoraciones de la lega.lizacidn de asentamientos formados por invasores o "para-caidistas". Aun cuando 10s residentes dejaron de concurrir alas asambleas de la secci6n local de la FCP, convencidos de quesus esperanzas de lograr beneficios materiales por intermediode su grupo probablemente no se realizarian jamis, ya se lesllabfa hecho sentir la influencia del PRI y del gobierno y es.timulado para que adoptaran una forma sumisa de participa-ci611 politica y cfvica mientras fuesen miembros activos desus grupos.

    Por otra parte, el efecto que tienen sobre sus miembros gru-pos formalmente independientes del PRI no es muy diferente.

    El aparato administrativo local, en particular, ejerce una ac-cibn politizante sobre 10s residentes, pues existe una estrechavinculaci6n entre 10s polfticos y el gobierno. Los lideres devarias organizaciones del apa rato gubernamental hacen quesus miembros participen en actos relacionados con el PRI, aun-que se supone que tales grupos son politicamente neutros. Ta-les, lideres soslayan la restriccidn legal median te la arguciatCcnica de que 10s participantcs actGan como individuos, nocomo mienibros de grupos. Tambitn se produce el mismo

    cfecto politico cuando el gobierno local y las oficinas del PR Iutilizan a veces el mismo personal y destacan 10s mismos in-tereses. Las personas afiliadas a ambas instituciones destacanla importancia de la jerarquia, el orden y el bienestar de 10spobres y, ocasionalmente, animan a participar en 10s mismosactos civicos y politicos.

    Muchos iuncionarios de 10s gobiernos locales ocupan actual-meilte (o 10s ocuparon antes) puestos en el PRI. El funcionariode gobierno de mis alta categoria en la Colonia era a1 mjsmotiempo jefe de la secci6n juvenil distrital del PRI, y su ante-cesor habia sido secretario general de la secci6n local de ven-cledores del mercado, organismo afiliado al PRI, ademis decoordinador local de este partido. En la Unidad, 10s jefes dela FCP, afiliada a1 PRI, y dos grupos vinculados a1 gobierno-el ComitC de Promocibn del nuevo centro social y una delas subdelegaciones (la unidad local del aparato administrati-vo del DDF geogrhficamente organizado) - acordaron compartirel mismo personal para ocupar 10s puestos de representantesy jeEes de manzana.

    A veces, se eligen personas para ocupar puestos en el parti-do o en el gobierno por la dnica razbn de pertenecer al otro

    organismo. En el Centro el jefe gubernamental del centro so-cial invitd deliberadamente a1 encargado de distrito de asun-tos juveniles del PRI, junto con lideres de organizaciones afi -liadas a ese partido, constituidas por vendedores del rnercado,para que tanto unos como otros ayudaran a una campafia enpro del centro recientemente remozado y sirvieran en el comitdejecutivo de tste. AdemPs, en una ocasibn, un funcionario delgobierno organiz6 un grupo juvenil que poco despues se afi-li6 a1 PRI.

    En virtud de las vinculaciones con el PRI, 10s grupos patro-cinados por el gobierno se politizaron y, a1 mismo tiempo, elPRI ampli6 su esfera de influencia. Asi, cierto funcionario delgobierno seiialaba que recibia 6rdenes (que despuds transmitfaa 10s jefes de manzana) no s610 de su superior inmediato, sin0tambidn del jefe de la seccidn local de la FCP; el jefe del Co-mite de Promocibn afirmaba que 10s objetivos de su grupo eranidtnticos a 10s de la FCP, aun cuando, de acuerdo con 10s funcio-narios superiores de la organizacidn encargada del centro, susfunciones eran muy distintas; y el grupo juvenil organizadopor un funcionario del gobierno, y que luego se afiliaria a1PRI, ayud6 a un candidato a diputado en su campaiia polltica.

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    El PR I el gobierno est5n asi~ nismo igados por lazos inf or ,males entre 10s llderes de grupos afiliados a las dos institucio.nes. Los vinculos personales, que a menudo dejan de lado 1%lfneas institucionales, suelen ejcrcer u na influencia mAs decisivaen 10s patrones de interacci6n que la afiliaci6n institutional for.mal. Po r ejeinplo, en 1968, un o de 10s funcionarios de distritodel gobierno mantenia contacto direclo diariamente con eljefe de la secciGn de la FCP con jurisdiccidn sobre toda la ciu.

    dad, per0 s61o una vez a1 mes se ponia en contacto con 10sdemAs bur6cratas gubernamentales de distrito de su misma ca.tegoria. De mod0 anllogo, cierto funciona rio gubernamentalde una de las ireas inform6 que mantenia contacto diario confuncionarios del PRI de la oficina del distrito, per0 s610 unavez por semana con su superior jerprquico. Por medio de ta-les vinculaciones, 10s lideres del PR I y 10s del gobierno influyenunos y otros en sus respectivas opiniones y planean conjun.tamente actividades que consideran de beneficio mutuo.

    Los funcionarios del PR I y 10s del gobierno tambiin procu-ran cambiar opiniones y consejos y orientar sus respectivosgrupos en consecuencia. Por ejemplo, una persona enviada porun departamento del gobierno para que tomara a su cargo uncentro deportivo recientemente remozado del Centro, atrajointer& hacia dicho centro mediante la ayuda de personas su.geridas por el diputado local. El diputado recomend6 a per.sonas que se habian rnostrado activas en grupos afiliados a1PRI. Por consiguiente, consideraciones politicas configuraroneste grupo manifiestamente no politico que sirvi6 para refor.zar y ampliar la estructura del liderazgo afiliado a1 PRI exis-tente en el Area.

    Ademis, agentes gubernamentales ayudan a subsidiar a1 PRIy a 10s politicos phblicamente asociados con este partido, peron o subsidjan en el Bmbito local a otros partidos, a un cuandose afirma que si lo hacen en el plano nacional. Por ejemplo, de

    acuerdo con funcionarios prifstas del distrito, algunas de lasmedicinas destinadas a 10s dispensaries del PRI las abastecendependencias del gobierno. Durante las campafias electorales,funcionarios del gobierno prestan tPcito apoyo a1 PRI, auncuando ellos no se cornprometan directamente en actividadespoliticas. Por ejemplo, algunos funcionarios del gobierno re-cibiero n con calurosa cordialidad a candidatos del PRI queasistieron a asambleas politicas, a 10s cuales alabaron y Ilena-ron de elogios.

    En ocasiones, la participaci6n polftic a de grupos afiliadosal gobierno es menos explicita y &recta. Por ejemplo, a solici-tud de 10s diputados y de otros funcionarios de distrito delPRI, 10s directores de las escuelas permitieron que 10s estu-diantes partici paran en inauguraciones de obras phblicas, enmanifestaciones conmemorativas de las festividades nacionales,en las despedidas y recibimientos de 10s presidentes de la Re-piblica cuando kstos viajaron al extranjero, y en otros actos

    civicos en que elPRI

    se muestraigualmente activo. Tales acti-

    vidades escolares pudieran tener un efecto perdurable enperiodos ulteriores de la vida, y es muy probable que 10s re-sidentes que recibieron educaci6n en las tres Areas por mi es-tudiadas ejercieran actividades similares durante su period0escolar.

    Como menuone en capitulos anteriores, el PRI y 10s gruposa kl afiliados promueven y organizan, a su vez, las activida-des administrativas mediante su colaboraci6n directa con 10sfuncionarios del gobierno complementando el trabajo del go-bierno al prestar sus servicios como intermediarios entre 10sresidentes y la autoridad gubernamenta1,lo y haciendo act0de presencia en las celebraciones civicas. Cierto jefe de ungrupo juvenil del PRI me manifest6: "Nosotros convocamos auna asamblea pfiblica siempre que hay urgencia de prepararun act0 civico -por ejemplo, la conmernoraci6n de las fiestasnacionales y otras celebraciones patridticas."

    Los grupos afiliados a1 PRI tambidn colaboran con el go-bierno en sus tareas prestindole cierta ayuda, por ejemplo,la administraci6n del servicio medico, que cornplementa laprestada por el gobierno, y ayudhdole a evitar el desarrollocle la oposici6n local contra el regimen. Efecthan inclusivetareas que, de acuerdo con la ley, se supone que debieran co-rrer a cargo del gobierno. Po r ejemplo, una oficina' de distritodel PRI aloja un programa educative en circuit0 cerrado ofi-

    cialmente reconocido y, de acuerdo con lo manifestado por al-gunos residentes, perkite la instalaci6n en su local de unacasilla electoral en 10s dias de elecciones. El PRI tambien con-

    * Estudios mbre comunidades de la provincia en Mexico revelan igual-mente que el PRI sirve de intermediano con el gobierno. Veanx Fagen yTuohy, op . cit., pp. 30-31: Ugalde, op. cit., pp. 139-149. Los partidos po-li t icos de otras ~~aciones e America Latina ejercen funoones similares.Vkase, por ejemplo, Lisa Peattie, Th e view p o r n th e b o m o , p. 67; Leeds,pp. 78-79; y Epstein, pp, 113, 130-131.

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    cede permisos a 10s deportistas que sobresalen en competen.cias deportivas realizadas por nifios de las escuelas y, segi~n.ciertos adrninistradores de mercados, distribuye regalos entre10s vendedores en dias festivos especiales. AdemAs, un grupojuvenil afiliado a1 PRI, junto con reputados boxeaclores quedesempefian cargos politicos, patrocin6 una campaiia de em-'bellecimiento del Centro. El prestigio personal de 10s depor.tistas probablemente contribuyb m6s a la eficiencia de lacampafia que su posici6n poli tica, per0 su participaci6n mis-ma contribuy6 a reforzar la borrosa divisi6n entre 10s polfti.cos y el gobierno.

    En general, cabe decir que, a nivel de la base, existe muy es.casa diferencia entre el PR I y el gobierno, en gran parte por-que 10s grupos locales afiliados a entrambas instituciones son'formalmente importantes y porque la sobreposici6n del lide-razgo, 10s lazos informales y 10s intereses comunes y comple-mentarios entre 10s lfderes de 10s grupos afiliados a 10s dosorganismos ligan a1 PRI con el gobierno, pese a la separaci6nformal existente entre ellos. Los funcionarios de bajo nivelde grupos afiliados a ambas instituciones estPn econdmicamen.te limitados en lo que pueden hacer y, en Jltimo termino, su.jetos a restricciones jerhrquicas similares. En consecuencia, 10sgrupos afiliados a 10s dos organismos se refuerzan mutuamen.te, aun cuando esta no sea la intencidn primaria de 10s lide-res. Por intermedio de 10s grupos civicos el pueblo recibe lainfluencia indirecta del PRI. Esta influencia predispone a 10selectores a votar por el PR I en las elecciones, especialmenteporque 10s otros partidos rara vez se hallan en manera algunaintervinculados con el gobierno. La vinculaci6n del PRI conel gobierno es tan fuerte y extensa que 10s ciudadanos, a juz-gar por la informacidn derivada de conversaciones informa-les, generalmente identifican a1 PR I con el gobierno. Aun mu-chos Ifderes locales son incapaces de distinguir con facilidad

    entre las actividades civicas y las politicas.El

    PR I y el gobierno"son la misma cosa", dir ian . Esta confusi6n de la polit ica conla administracibn es un hecho clave de la vida politica de lasAreas estudiadas.

    Aparte de 10s grupos afiliados a1 gobierno otros nominal-I

    mente independientes ejercen acci6n politizante sobre sus miem-bros. Ya he i nforma do anteriorme nte acerca de las presionesque se ejercen sobre personas adheridas a grupos sociales patro-cinados por la iglesia y sobre un grupo deportivo formalmente

    p ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~NDIRECTA 163

    independiente, a fin de que simpaticen con el PRI. Otros gru-pos deportivos nominalmente apolfticos tambikn hacen porquea l g u n ~ ~e su s miembros partic ipen e n' celebraciones civicas ypoliticas. Paradbjicamente, mientras que la juventud suele in-gresar en grupos deportivos independientes, llevados por suaversi6n a la politica, frecuentemente, sin saberlo, estin detodos modos expuestos a influencias civicas y politicas simila-res, como miembros de organizaciones abiertamente adheridasa1 PRI y a1 gobierno.

    En general, 10s lideres, en virtud de las posiciones que ocu-pan, conocen mejor las implicaciones polfticas de las activida-des de sus grupos q ue 10s miembros de base." Conscientes ono de ello, las personas pobres de cada localidad sufren la in-fluencia de una red de afiliaciones que 10s predisponen a darsu apoyo a1 statu quo.12

    FUENTES ESTRUCTURALES DE P O L I T I Z A C I ~ N NDIRECTA

    lPor qut 10s lideres de 10s grupos estlln mejor enterados delas consecuencias politicas de las actividades del grupo que 10smiembros de filas? Principalmente, por el impact0 de las es-tructuras politicas nacionales: afiliaci6n automiitica obligatoriade grupos politicamente vinculados, que imponen a sus miem-bros pocas demandas politicas fhcilmente identificables; esca-

    " Tal como seiiala Mills: ". algunas personas poseen la h e m p anactuar con mucha pertinencia estructural y estfin perfectamente enteradasde las consecu encias de sus actos; otras poseen esta herza , pero n o cono-ccn su alcance efectivo; y hay muchas que son incapaces de trascenderde su medio cotidiano por su concienaa de la estructura o efectuar cam-bios ertructurales por ninguno de 10s medios de acci6n aGquibles aellos". Mills, The socio~o gical imagination, p. 185.

    " En consecuencia, de ser "izquierdistas" 10s grupos habrla que espe-rar que sus micmbros votaran por las izquierdas. Respecto a1 efecto radi-calizante de la afiliacidn a grupos en otros contextos, vbanse: AlejandroPortes, "Political primitivism, differential socialization and lower classradicalism", pp. 820-835; Joan Nelson, Migrants, urban poverty and ins-tability in developing nations; Robert Fried, "Urbanization and Italianpolitics", pp. 509-530; y James Peaas y Maurice Zeitlin, "Miners andagrarian radicalism". Porles, por ejemplo, encontr6 que el radicalism0izquierdista entre 10s chilenos habitantes de tugurios crecia a1 prolongarsela residencia en comu nidades donde predominaba una orientacidn politicade izquierda radical.

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    sa competencia politica franca en el plano national; poco in;teres por parte de las elites politicas nacionales por ideolo

    Tgias bien definidas; la intima identificacidn de un solo parti,:do politico con el gobierno, per0 con separaci6n legal de lapolitica y el gobierno; y, por liltimo, el control centralizadi

    de 10s recursos destinados a 10s servicios phblicos. I,Estos arreglos institucionales nacionales afectan las relacio,

    nes inter y extragrupos a nivel local. En consecuencia, 10s po,Iiticos propenden a no preocuparse por la politica corno tal,y 10s ciudadanos, a su vez, como resultado, ni se dan plenacuenta de las consecuencias politicas de las actividades quqacometen ni consideran 10s conductos politicos formales comomedios a1 servicio de sus intereses. Por consiguiente, 10s ciu=dadanos, sabiendolo o no, tambien se encuentran cornprome,tidos en actividades politicas importantes que son el subpro-ducto inevitable dc su participacibn en grupos nominalmenteapoliticos.

    Por aiiadidura, como 10s grupos locales carecen de recursosecon6micos, no les resulta ficil generar apoyo politico contrael statu quo. En lugar de ello, 10s lideres de 10s grupos loca-les estructurarh sus grupos de tal mod0 que se maximicen sus

    perspectivas de ganar acceso a 10s recursos. Estos lideres sup01nen que podrian aumentar sus posibilidades en tal sentidocomprometiendo a 10s miembros de sus grupos en actividadespoliticas o relacionadas con ellas.

    Algunos funcionarios estructuran sus grupos con fines poli-ticos, aun cuando ellos carezcan de compromiso politico conel regimen. Temiendo que su carrera politica llegue a su tCr-mino si expresan disgust0 por el regimen, ocultan tales senti-mientos y, a1 proceder asi, lo que consiguen es contribuir alegitimar a1 gobierno, pese a sus reservas hacia el.

    Otro s lideres de grupos " apoliticos", como ya hemos visto,consideran mls conveniente velar su compromiso politico yocultar la medida en que exponen a sus seguidores a influen-cias politicas, n o por que ellos personalrnente esten desconten-tos con el regimen, sino porque lo estPn sus partidarios actua-les o potenciales. Po r el co ntrar io, 10s politicos del PRI de 10s

    , distritos por mi estudiados, consideraban que favorecian susintereses si se cornprometian en actividades nominalmente apo-Iiticas durante 10s intervalos entre elecciones sucesivas. Juz-gaban que de este mod0 mantendrian contact0 con el pueblopara movilizarlo con mayor facilidad llegado el tiempo de elec-

    I T I Z A C I ~ N INDIRECTA 165

    ,;ones. Asi, pucs estos lideres se veian irnpulsados a em pren-der actividades que confundieran la distincidn entre las deorden politico y las de indole apolltico.

    Por otra parte, varios licleres locales se cornprometieron enactividades politicas por ser incapaces de distinguir entre po-litica y administraci6n. Algunos de ellos me confesaron queno comprcndian con claridad la diferencia entre una y otra,sun cuando estaban enterados de oidas que ambas eran supues-

    tamente distintas. Otros lideres definian las funciones de sucargo de tal mod0 que inclufan entre ellas algunas que osten-siblemente no pertenecian a1 dominio de la instituci6n a queestaban afiliados.

    Como ya seiialAramos anter iorme nte, 10s miembros d e baseque participaban en asambleas y actividades de grupo -porejemplo, en la FCP o en grupos locales ligados a1 gobierno-,tenian a su vez intereses politicos indirectos propios: procurar-

    I se beneficios materiales. En consecuencia, dejaron de asistira las asambleas cuando advirtieron que en ellas nada tenfanque ganar. S6l0 por excepci6n asistian a actos politicos y admi-nistrativos patrocinados por el grupo, bien fuera porque seidentificaran ideolbgicamente con el PRX, bien porque cre-yeran que participar era una obligaci6n civica.13

    La cooptacidn de 10s lideres locales y la incorporaci6n degrupos locales contribuyen a1 poderio electoral del PRI, au ncuando en el proceso se menoscaba la eficiencia organizadorade 10s residentes. Dado q ue la mayor par te de 10s grupos y mo-virnientos .locales estin formalmente incorporados a institucio-nes y organismos nacionales desde el momento mismo en quese Eorman, 10s grupos locales no propenden a desarrollarse en

    , oposici6n a1 statu quo. Los 6rganos nacionales no distinguenclaramente entre las actividades civicas y las politicas, con lo

    I que estimulan una actitud de pasividad hacia el sistdma poll-tico-administrativo. En consecuencia, 10s lideres locales esti-

    mulan la misma actitud en 10s miembros de base.Como ya seiialamos anteriormente, en el proceso de obtener

    ( bienes y servicios del regimen, 10s residentes se sintieron per-\ sonalmente endeudados con el gobierno como donador o conI el PRI como intermediario solicitante de 10s favores y, asi, se

    I genera en 10s favorecidos un concept0 personal de la politicaI' Sobre la supuesta relaci6n entre participacibn y cultura civica, veasej Almond y Verba, Th e civic culture.!I

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    -xi,m6s que un concept0 ideoldgico. Esta serie de acontecimien,';tos les conduce a tomar una actitud favorable hacia el PI@,.per0 no a considerar la politica como un conduct0 institucioi ,nal a traves del cual pueden o deben defender colectivamen. .te 10s intereses comunes. ,

    La politizaci6n indirecta tambidn es reforzada por el us0de la fuerza p6blica y la omnipresente amenaza de usarla!El ai-resto peri6dico de algunos lidcrcs disidentes parece haber

    bastado, junto con otras medidas de control, para restringira1 menos la oposicibn electoral contra el PRI. De acuerdo conlas conversaciones sostenidas con jefes locales de 10s partidosde oposici6n, el gobierno aplica a veces la represi6n contramiembros activos del PPS, per0 no contra 10s del PAN. DOSmiembros activos del PPS, ambos comerciantes, refirieron habersido detenidos antes de las elecciones. Sin embargo, un dipu-tad0 del PPS que habita una de las casas de la Unidad, casaque obtuvo gracias a1 patrocinio politico, dijo no haber pasa. 1do por anlloga experiencia. Al parecer, el gobierno no trataa la oposici6n del PAN de igual mod0 que a la del PPS, y aun10s activistas de este dltimo partido reciben trato diferente,

    segirn su clase social y jerarquia personal o politica.I

    CONCLUSlONES E IMPLICACIONES ILos residentes IocaIes se asocian a grupos que configuran suorientaci6n politica de manera que no siempre entienden. SUcomportamiento electoral no es atribuible principalmente a unprograma de partido bien definido. La politica penetra en ins-tituciones que no son politicas y las actividades politicas no Ise diferencian claramente de otras, particularmente de las fun-ciones civicas. Especialmente por medio de la prestacidn de

    bienes y servicios a 10s grupos locales, y de contactos con 10smiembros de base, el PRI y la administraci6n consiguen apoyo,aun cuando con ello aseguren que 10s residentes elijan para 1

    Icargos representativos a candidatos pertenecientes a un par- 1tido y un regimen que subordinarh sus intereses econdmicosy sociales a 10s de 10s ricos y 10s capitalistas (y, en menor me- Idida, a 10s de trabajadores organizados y empleados asalaria- Idos de cue110 blanco) . i

    ILa situaci6n prevaleciente en las Areas estudiadas sugiere i

    que, en tanto 10s pobres de la ciudad no esten sujetos a in-fluencias contrapuestas, soportarin el statu quo, aun cuandosu participaci6n en la politica y su exposicidn a influenciaspoliticas directas o indirectas no sea muy intensa. Sin embar-go, como, en grado variable, 10s residentes estAn expuestos a10s medios de comunicaci6n masiva y efectlian actividades enotras partes de la ciudad y del pais, si se quiere averiguar fi-nalmente cuiles son 1as fuerzas que influyen decisivamente

    en las preferencias politicas locales, habrQ que examinar y ana-Iizar tanlbikn las fuerzas extralocales.

    A pesar de todo, 10s resultados de nuestras investigacionessugieren que el mayor apoyo electoral a un partido procapi-talista, corn0 el PAN, en comparaci6n con el que recibe unpartido ideoldgicamente "izquierdista", como el PPS, se com-prende mucho mejor si se toman en cuenta factores tales con10ia organizaci6n del partido, la represi6n de la autoridad, ylas influencias pollticas que acttian sobre 10s pobres de lasciudades, expuestos a instituciones nominalmente apolfticas.Aunque la iglesia esti indirectamente ligada a1 gobierno y a1PRI, tambien est5 intimamente vinculada a1 PAN en el planonacional. Ademis, apoyado por catblicos ricos, el PAN es ca-paz de desarrollar campafias polfticas d s ficaces que el PPS,tanto a nivel local como en el plano nacional.14 A diferenciadel PKN, el Partid o Popular Socialista no tiene ninguna insti.tuci6n "apolitica", como la iglesia, que le sirva de fuente exte-rior de apoyo.

    ~ u a n d o n partido politico esti fuertemente entrelazadocon otras instituciones puede obtener apoyo electoral. Los me-xicanos pobres han obtenido la igualdad polftica legal, perono la real, gracias a la extensi6n del privilegio constitutionaly de su incorporaci6n formal a un partido politico,basado enlas masas. Sin embargo, en el proceso, no han ganado influen-cia institucionalizada en la funci6n decisoria del gobierno. La

    participacidn electoral es irnportante, per0 principalmente por-En las elecc iones presidenciales de 19'70 vot6 por el PIU una fracci6n

    del e lectorado mds pequeiia que en la anterior elecci6n presidential, loque puede atribuirse a la corrupci6n de 10s funcionarios locales del PRIy a 10s pocos beneficios que tanto kste como el gobie rno hablan propor-cionado a l a comuni dad local. Sin embargo, aunque la conciencia delaburo y la negligencia del partido pueden enajenarle partidarios entre10s residentes, no por ello se inclinan kstos hacia partidos dc ideoIogiaizquierdista: en lugar de ello prefieren anular su boleta electoral, abs-tcnerse de votar, o hacerlo en favor del PAN.

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    que contribuye a confirmar la legitimidad del gobierno. Laselecciones sirven a este fin, aun cuando 10s votantes no nece-sariamente participan en la politica con tal prop6sito ni se

    da n plena cuenta de Ias ramificaciones politicas de las activi-dades que emprenden.

    Solamente si 10s pobres de la ciudad adquirieran concienciade las consecuencias politicas de sus actos y tuvieran accesoa las agrupaciones que ellos creyeran dispuestas a resolver susproblemas mejor que el actual aparato politico administrati.vo, o si cesaran sus necesidades o deseos de 10s bienes y servi-cios que el gobierno y el PRI les proporcionan, y que contribu-yen a hacerle sentir cierta seguridad, entonces estarian en con.diciones de privar de su apoyo a1 PRI. Sin embargo, como enMCxico PRI y gobierno estin tan intimamente entrelazados,la desviaci6n de la preferencia electoral pondrfa en cuesti6nla legitimidad del regimen. Es improbable que tal cambio con-dujera a una suave transferencia del poder de un partidoa otro.

    La diferenciaci6n de la polftica respecto de otras esferas deactividad no es un proceso inevitable evolutivo y no dependede la separaci6n formal entre las instituciones politicas y lasno polfticas. Es tan probable que se produzca una estrechavinculaci6n mutua de un solo partido politico con el gobier-n o en 10s sistemas en que existe competencia en tre varios par-tidos como en aquellos en que hay un partido 6nico o inten-samente "hegem6nico". Mas, incluso en sistemas en q ue haycompetencia entre varios partidos, 10s miembros de gruposnominalmente apoliticos, estCn o no enterados de ello, pue-den estar sometidos a influencias politicas.

    Este anilisis sugiere tambien que 10s habitantes pobres deotras partes de Mexico, y de cualquier otro lugar, puedenapuntalar el statu quo debido a que estin expuestos en formasimilar a influencias politicas o gubernamentales. Por lo de-m6s, como votar en Mexico implica poca posibilidad real deopci6n y es funci6n principalmente legitimadora, podemosahora comprender por qut la pobreza y la desigualdad persis-ten e n el pafs, aun cu ando haya aumentad o el nGmero de ciu-dadanos pobres que participan en el proceso electoral. Porrazones anilogas podemos actualmente comprender por quCla riqueza no esti en mod0 alguno mejor distribuida en MC-

    xico que en cualquier otro pais capitalists de AnlCrica L a l i n ; ~en que la libertad es poca o nula.15

    Sin embargo, el apoyo que el habitante pobre da al rbgi-men es mis bien pasivo y no muy intenso. En la medida enque esta clase de apoyo se extiende a las Areas donde las rela-ciones se llan hecho rutinarias, la legitimidad del regimen pu -diera ser mis problernitica de lo que parece. La potencialcrisis politica parece adn mis problemitica, por cuanto 10shabitantes pobres, como hemos de examinar en 10s subsiguien-

    tes capitulos, contribuyen poco a la producci6n econ6mica.

    * Varios estudios que analizan la politica del urbano pobre de Am&-rica Latina realzan la importancia del liderazgo y de la relaci6n entre10s grupos dominantes y las masas. Veiase, por ejemplo, Weffort, "Statean d mass", y Nelson Amaro Victoria, "Mass and class in the origins of theCuban revolution".

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    ci~tlo le nluch ;~ omjxtencia, tienen poco marDe ello es ejemplo el sector manufactureroCentro, donde 10s dueiios de 10s talleres artetados por sus proveedores y distribuidores,nlodos se las arrcglan para seguir en el negotir con 10s fabricantes de calzado, inediantesi lnisnlos y dc sus operarios, con el apoyo tb

    J

    Los zapateros del C e n l r o 1 1c*? ;

    El sector manufacturero de calzado de la ciudad de MCxico . .en general y del Area del Centro en particular se ha amplia. .;i,d o considerablem ente du rant e este sig1o.a Su expansi6n de- .!$. ,muestra q ue la urbanizaci6n n o va necesariamente asociada ,? \con el aum ento del empleo industrial y la desaparici6n del arte- ::$!sane,' y que ]as pequefias empresas donde se trabaja intensi. -i [valnente pueden seguir aportando parte muy considerable de \-.la produccidn, a1 menos en ciertos campos de la manufactura.En realidad, existen mis empresas manufactureras de calzado ien la ciudad de Mexico que en cualquiera otra localidad del ',:,1pais, per0 la mayor parte de las factorfas de zapatos estdn si - .':tuadas fuera de la capital. Forzados a competir con 10s fabri-

    'Iantcs, 10s artesanos, a1 parecer, encuentran propicio el si-,tuarse cerca del principal mercado para su producto.6

    Los zapateros se establecieron en el centro de la ciudad por-que este sector no s6lo e ra residencial, sino tambiCn un centro 1de artesania y de actividad comercial. Una vez convertida la

    ' ara un an hlisis detallado de la produccidn artesanal e industrial de .calzado en Mexico, vease Arturo Galindo Muiiot, "Desarrollo e integra-

    Ici6n de la industria del calzado cn Mexico". Aproximadamente la mitad. . I

    el calzado que se produce en Mexico lo conf&cioaan pequeiios talleres

    artesanales (p. 76).' La literatura sobre la estructura ocupacional de la s ciudades latinoarne-ricanas destaca la expansidn del sector de servicios (terciario), no la delartesanal. Fernando H. Cardoso y Reyna, "Industrialization, occupational 1structure and social stratification in Latin America"; Glaucio Ary Dillon iSoares, "The new industrialization and the Brazilian political system", Ipp. 186-201. L- -' egtin dice un cura local, 10s artesanos zapateros rienen a establecersecn la ciudad de MCxico, en parte porque encuentran cada vez m is dific ilcompetir con las fibricas de calzado en las provincias.

    ; ,.,IOU UE I.A I~I

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    10s fabricantes, siempre mis eficientes, no les resulta fPcil car-gar sus costos a1 consumidor.

    Los esfuerzos formalizados para reducir 10s costos han fraca-sado. Por ejemplo, cierto sacerdote intent6 formar una coope-rativa por medio de la cual 10s artesanos pudieran adquirircolectivamente 10s materiales a precio mis barato que com-prindolos individualmente. No obstante agadar a 10s artesa-nos la idea de la cooperativa, se mostraron reacios a unirse,por temor a que alguno de ellos huyera con el dinero del grupo.

    Los lazos familiares son uno de 10s pocos mecanismos quereducen la competencia entre 10s zapateros. Se espera que 10sparientes se ayuden entre sf y no compitan unos con otros.Por ejemplo, en una vecindad donde varios artesanos emparen.tados hacen zapatos, existe entre ellos un acuerdo ticito envirtud del cual cooperarin unos con otros y se ayudarAn enepocas de crisis. Sin embargo, en lugar de organizar una em-presa colectiva eficiente que produjera ganancias, estos arte-sanos se dedican a realizar operaciones separadas que no com-piten ent re sf: 10s distintos talleres producen cada un o dis-tinta clase o modelo de calzado, se pasan clientes unos a otrosy, ocasionalmente, compran materiales en conjunto y com-

    parten el mismo vehiculo para repartir su mercancia.Por si fuera poco, 10s propietarios de talleres son ademisvictimas de su dtbil posici6n para el regateo en ambos extre-mos del proceso de producci6n. Los explotan 10s proveedoresde mater iales a1 menudeo lo mismo qu e 10s mayoristas e inter-mediarios a quienes venden su mercancia. Los mayoristas pa-gan menos por la mercancia que 10s vendedores a1 por menor,y tstos suelen pagar a1 fabricante con cheques posfechados os610 una parte del precio del artfculo a1 recibirlo. Se ve, pues,que 10s artesanos zapateros dan crkdito a 10s vendedores. Ade-mis, si 10s zapatos manufacturados por encargo se entregancon un retraso aproximadamente mayor de dos semanas, ven-dedores al por menor y distribuidores al por mayor pagan me-

    nos precio que el contratado. A causa de tales abusos suelesuceder que 10s propietarios de 10s talleres de zapateria seencuentren con que no tienen suficiente efectivo para comprarequipo y materiales ni para pagar a sus operarios. A su vez, laescasez de capital les impide producir lo suficiente y obtenerganancia.

    Los propietarios de talleres intentaron resolver estos pro-blernas mediante la compra a credit0 de equipo y materiales,

    mas como 10s intereses son elevados, el costo de sus productosse encarecia demasiado. Los curtidores cargan entre el 5 yel 20% sobre las cantidades prestadas y, ademds, condicionanel prdstamo a que sus deudores compren las pieles exclusiva-mente a su curtiduria. De esta manera, 10s curtidores puedenrninimizar la competencia que pudiera rebajar el precio desu mercancia en el mercado. Como la mayor parte de 10s cur-tidores tienen sus establecimientos en el sector central de laciudad, les es factible vigilar a sus clientes con gran facilidad.Si llegaran a sorprenderlos quebrantando su informal acuerdo,se negarian a seguir concediendo crgdito a 10s infractores.

    Con todo, 10s propietarios de talleres de zapateria no estintotalmente a merced de sus proveedores. Aun cuando suelenser reacios a violar el acuerdo informal de crkdito, lo hacenen ocasiones discretamente, para lo cual envian a alghn parienteo persona de su confianza a comprar materiales menos costososa curtidores de 10s cuales no han recibido credit0 n i dineroprestado. Por otra parte, 10s propietarios de talleres tienencierto poder sobre 10s curtidores, ya que pueden amenazarloscon llevar sus negocios a otra parte si estos se niegan a conce-derles crkdito.

    La asociaci6n nacional de fabricantes de calzado reduce a hmis el provecho potencial de 10s propietarios de talleres dezapateria. Todos 10s fabricantes de calzado esthn obligados apertenecer y a pagar su correspondiente cuota a la asociaci6nnacional, aun cuando algunos pequeiios productores se las hanarreglado para permanecer fuera de ella. En principio, la or-ganizaci6n deberia proteger 10s intereses de todos sus miem-bros, per0 como la capacidad electoral de cada uno de Cstosdepende del capital que tenga invertido en su negocio, lo queen realidad sucede es que la asociacibn mira en primer lugarpor 10s intereses de las grandes fAbricas. Por ejemplo, fomentael comercio de exportaci6n.

    El gobierno, a su vez, limita oportunidades a la artesanfa,a1 mismo tiempo que capacita a las pequeAas empresas paraque por lo menos sobrevivan algdn tiempo en un mercado al-tarnente competitivo. Por ejemplo, el gobierno impone con-tribuciones a 10s productores de calzado. Aunque 10s artesa-nos locales evaden el pago de impuestos, 10s fabricantes deotras localidades, s e e n se dice, aprovechan las lagunas y res-quicios de la ley fiscal en las inversiones de capital. Comoquiera que sea, el gobierno protege a 10s pequeiios productores

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    creadores de empleos a1 tolerar que s610 10s gandes fabrican,tcs paguen a sus obreros el salario minimo legal en la regi6y les concedan las prestaciones a que 10s obligan la Consci6n y la Ley Federal del Trab ajo. A1 proceder de esta manerel gobierno permite a 10s talleres de labor manual, que trabjan intensamente y obtienen escasa ganancia, evitar el pagocostos de trabajo adicionales que podrian hacerles abandoel negocio. Asi, aun cuando el gobierno no participe diremente en la producci6n, conforma las oportunidades econ

    cas locales, inclusive la ventaja competitiva de que disfrutan:.:;las empresas locales en la econornia nacional. ,!.(.. ...:,Si bien hay planes para obligar a 10s duefios de talleres de ,.$

    calzado a que proporcionen a sus empleados 10s beneficios de1,';2'Seguro Social, hasta la fecha las diferencias entre 10s beneficios2.:@sociales y econbmicos de que disfrutan 10s artesanos zapateros,:$,y 10s trabajadores no manuales en las fribricas de calzadoflejan diferencias en la proteccibn legal gubernamental,no diferencias en la productividad. Si el gobierno hicieraplir lor reglamentos de seguridad social, este plan, aparente-,.? .ymente conveniente y progresista, podria provocar que se tra-Ibajara contra 10s intereses de 10s talleres de calzado, que ha- ibrian de cargar con gran parte del costo de la protecci6n '$social y, parad6jicamente, contra 10s intereses de 10s propios, .operarios empleados. Muchos de 10s propietarios de talleres, 2.que ya trabajan con un menguado margen de ganancias, se-, :rian forzados a dejar su negocio si se les obligara a pagar las, -$cuotas del Seguro Social, en cuyo caso 10s artesanos perderiansus empleos.0 Por consiguiente, el plan beneficiaria indirecta-

    El caso de estos artesanos zapateros demuestra que 10s desarrollos enlo qu e 10s economistas llaman mercado "prima rio" est fn relacionados condesarrollos en el mercado "secundario" del trabajo, y que politicas especl-

    en c ada mercado de trabajo. Sobre la noci6n de mercado primario y mer-ticas d d gobierno ahcta n la distribuci6n del empleo y de 10s bcneficios

    cad0 secundario del trabajo vkase Michael Piorc, "The dual labor market",pp. 90-94. Segdn Piore, el mercado "primario" ofrece empleos pagados conaltos salaries, buenas condiciones de trabajo, estabilidad y seguridad delempleo, igualdad y justo procedimiento en la administraci6n de las re- 1glas del trabajo y oportunidades para progesar y ascender. Por el con-trario, el mercado "secundario" abarca empleos ma1 pagados, malas con-diciones de trabajo, variabilidad en el empleo, disciplina Aspera y fie-cuentemente arbitraria y escasas posibilidades de arenso. Sobre la estra- ,tificaci6n del mercado del trabajo vkase tambien David Gordon, Theoriesof poverty and underdevelopment; David Cordon, Richard Edwards YMichael Reich, "Labor market segmentation in American capitalism"; Pe-

    mente a 10s fabricantes de calzado, por cuanto ellos no experi-mentadan aumento alguno de 10s costos de produccidn, puesya proporcionan a sus obreros la protecci6n del Seguro Social,gasto que estin en mejores condiciones de soportar, puesto queen el cost0 total de producci6n el correspondiente a la manode obra constituye un porcentaje muchisimo mis pequeiio paraquienes disponen de equipo altamente mecanizado que para10s que dependen principalmente del trabajo humano inten-sivo. La expansi6n capitalista genera contradicciones que el

    estado no esth en condiciones de resolver ficilmente. En con-secuencia, a pesar de todo, a diferencia de 10s obreros de lasfhbricas de calzado, 10s artesanos de 10s talleres no gozan dela protecci6n del Seguro Social ni cobran el salario minimo,y esto no necesariamente porque difiera el trabajo de unosj otros.

    Pese a la g a n oferta de mano de obra, 10s propietarios de10s talleres tienen problemas para adquirir y conservar unafuerza de trabajo hib il y de confianza.7 No les es posible atraer-se a 10s operarios mejores y r n i s dignos de confianza porqueel sueldo que pueden pagar es corto. La produccidn se para-liza a veces por ausentismo o tardanza de 10s operarios, espe-cialmente 10s lunes. Para amenguar este problema, muchos pa-trones prefieren contratar para su taller a personas que vivenen las cercanias, pues entonces les resulta mis ficil ir a buscara 10s operarios qu e no se presenten a trabajar.

    Los patrones se enfrentan, ademb, a1 problema de encon-trar trabajadores en 10s que puedan confiar. Los trabajadoresp-openden a hurtar materia1 del taller, en parte a1 menos por-que su sueldo es bajo. Algunos patrones tratan de resolver elproblema contratando a familiares, a 10s cuales consideran mhs

    ter Doeringer y Piore, Internal labor markets and manpower analysis; parauna critica del analisis del mercado del trabajo vkase Glen Cain. Thechallenge of dual and radical theories of the labor market to orthodoxtheory y las referencias que contiene.

    El problema de la entrega a1 .trabajo en 10s pafses en proceso de in-dustrializaci6n bien pudiera ser econdmico mas que cultural. Si 10s tra-bajadores estin inducidos a trabajar, seguramente s d n dignos de con-fianza. Por ejemplo. Kazin explica que 10s obreros estudiados por ella enuna ffbrica de San Crist6bal. Mexico, se presentaban temprano a tabajarpor miedo de perder sus empleos en extremo codiciados. Phyllis Kazin,"Socio-cultural aspects of development", Sobre el efecto del paternalismoen cuanto a reducir la excesiva rotacidn en 10s empleos en Brasil, r&seStanley Stein, "The Brazilian cotton textile industry, 1850-1950.

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    de fiar que a 10s extraiios. En otros casos tratan de ganarsela volun tad y leal tad de 10s empleados proporcionhndoles pres. :taciones "no contractuales", tales corno calzado, prestamos yasistencia medica. La extensi6n de 10s servicios ofreciclos de.pende parcialmente de las relaciones que tengan 10s miteslros:Por ejemplo, uno de ellos paga parte de 10s honarios nlkdi. Fcos cobrados a sus empleaclos, pero exige que Cstos acudan a '#detern~inado medico, amigo suyo, quien ha convenido en car- :f

    gar honorarios bajos a ca~nbio e que el maestro le envie a sus ::trabajadores. Los operarios se dan cuenta de que, para ob te- --:ner tales beneficios, se espera de ellos una apreciable coopera-ci6n y prestan favores de vez en cuando. Como resultado, pai- '4ticularmente en 'la 6poca de Navidad, tan cargada de trabajo, i$10s operarios trabajan muchas horas siete dias a la semana. Asi, 2esta paternal distribucibn de bienes y servicios hace posible10s patrones controlar y esplotar a sus operarios.

    .Aun cuando las varias restricciones mencionadas limitangananc ia d e 10s artesanos del calzado, 10s pocos maestros eliel oficio qu e por casualidad o por estar tambikn dotadoshabilidad para 10s negocios logran obtener ganancias de cier- $J

    ,"ta consideraci6n, rara vez aplican sus reservas liquidas a am- *$pliar y perfeccionar la mecanizaci6n del proceso de produc. ! Ici6n. Cuando invierten sus ganancias en el negocio, general-mente lo hacen para ampliar el ya existente sistelna de tra-bajo intensivo. Contratan a mis cortadores, cosedores y otros :coperarios sobre la base de trabajo a destajo; no invierten su :jcapital en comprar maquinaria mPs productiva ni modifican 'icorno consecuencia el proceso de producci6n.

    En resumen, la producci6n de calzado en el Centro ha sub- .tsistido y hasta expandido durante el siglo actual, en parte por- \ique el gobierno no aplica politica laboral tan energica a1 2sector de 10s artesanos como la que impone a1 sector fabril de $:la industria. Sin embargo, la producci6n local de calzado no ,$

    representa la mera continuaci6n de la organizacibn greinial :que pi-evaleciG durante el virreinato. En la actualidad, la di-visi6n del trabajo es m9s especializada, tanto por lo que con- j-cierne a la producci6n corno por lo que toca a la distribuci6n ;by, asimismo, la tecnologia es mPs refinada y espccializada. ;iComo 10s zapateros usan rnaquinaria importada, la produc- 5.ci6n nacional no iguala el patr6n de desarrollo, independien- ''te de la manufactura del calzado, que ha evolucionado en lasnaciones capitalistas avanzadas.

    Fdbricas locales

    pese a la expansibn de la produccihn artesana l en las csferasde las economfas urbana y nacional, en general el principaldesarrollo del pais obedece a la expansibn de industrias m9smccanizadas. Con todo, la Unidacl y la Colonia no sblo ofrecenpocos empleos artesanales, sino que, a causa de las restriccio-nes impuestas por 10s reglamentos de zo:iificacicin, tampoco

    ofrecen oportunidades industriales.8La estructura de la manufactura local ilustra una m;is de la sformas en que estin configuradas por la acci6n de las fuerzasdel mercado nacional e internacional, las economias localesde las tres Areas estudiadas. Las fibricas que existen en elCentro coinenzaron a aparecer principalmente durante la epo.ca de mayor expansi6n industr ial, casi exclusivamente cornopropiedad cle mexicanos, en el period0 inmediatamente pos-terior a la terminaci6n de la segunda guerra mundial. Aunquedesde entonces la mayor parte de las empresas han cambiadode manos, a1 principio se instalaron en la zona porque enaquella tpoca el terreno era barato ahi y el lugar estaba biensituado para fines de negocios.

    Aunque esta Area ofrece mejores oportunidades que las otrasdos de creaci6n mis reciente, las fPbricas locales, salvo unaexcepci6n, contrastan notablemente con las provechosas, pro-ductivas y bien capitalizadas empresas que dominan la eco-nolnia nacional. Por consiguiente, las fiibricas emplazadas enla zona del Centro no representan las actuales tendencias in.dustriales de Mexico. La mayor parte de 10s articulos manu-facturados en dicha zona central son caracteristicos de las in-dustrias iniciales: hay fPbricas de productos ali~nenticios , ex-tiles, bolsas de papel, cartdn, muebles, cortinas, colchones, ve-las y anuncios luminosos. Por otra parte, la maquinaria que seusa en este sector, aunque impo rtada -a menudo adquirida

    de segunda mano- es por l o com6n anticuatla, incluso la delas empresas qu e han "inodernizado" su produccidn en el cur-so de 10s dltimos aiios.

    La condici6n de la mano de obra estP conforninda portecnologia que emplean. Como las elnprcsas no disponen de

    Muchas de las nuevas empresas que hacen uso intensivo de 10s bienesde capital cstBn situadas ell el estado cle Mexico, ell la periferia del Dis-trito Federal, a causa de la ley de zonificaci6n y de 10s incentivos fiscales.

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    embargo, tambib emplean en parte esta tictica para soslayar.ciertas leyes fiscales y laborales. I

    Como las empresas locales no son por lo general propie-'dad de residentes, a Cstos no les resulta ficil conseguir en'ellas empleos gerenciales o de oficina. Los puestos administra-tivos suelen ddrseles a familiares o amistades personales de10s propietarios.1 Asi, el judio fabricante de bolsas de papel,que no empleaba a parientes en sus dos fdbricas locales, deli.

    beradamente utilizaba s610 a judios como gerentes de las fd-bricas. Aunque 10s propietarios no suelen dar empleo comotrabajadores manuales a parientes suyos, algunos propietarioso gerentes discriminaban deliberadamente a 10s residentes lo-:cales, aduciendo que eran borrachos y poco dignos de confian.'za. Otros propietarios preferian contratar a personas d6cilesnaturales de las regiones rurales en lugar de las originariascle la ciudad. Como muchos de 10s habitantes del Centro hannacido en la capital, esta preferencia de propietarios y admi-nistradores limitaba todavia mis la posibilidad de que 10svecinos consiguieran empleo en las industrias locales.

    En consecuencia, y adn m9s que en el sector artesanal, 10svecinos no suelen ser 10s principales beneficiarios de las esca- .sas oportunidndes de empleo que ofrecen las industrias de lalocalidad. Y, como lo ilustl-a el caso de la subsidiaria local cleuna empresa de propiedad extranjera, tanto las presiones na-cionales coino las internacionales han configurado las opor-tunidades de empleo local.

    Desnacionaliracidn de un a fdbrica d e chocolate

    Ejemplo de la tendencia surgida en el period0 subsiguiente ala segunda guerra mundial, hacia la adquisicibn de las indus- 4trias nacionales importantes por las compafifas transnaciona- ?

    -es, las dos grandes empresas que habi a en el Centro en 1968 +-una fibr ica de conservas y otra de chocolate- habian sido ,,ndquiridas, cunnclo regyes6 a Mexico en 1971, por sendas corn- ;

    a

    1o ipicamente, las cmpresas latinoamericanas represcntan una prolon- -..gacibn del sistema de la familia, no una ruptura con kl. Stanley Davis, &?"Un ited Statcs vs. Latin America", p. 60, y Derossi, "Familis~n n indus- ftry". Seglin Derossi, en hfbxico, las empresas propiedad de ut ~a amilia o $contlo!adas por clla abundan m:is entre las pequeiias y entrc las dedica-das a actividndcs manufactureras twclicionales.

    pahias norteamericanas. Estos negocios se habian contado en-tre 10s dltimos importantes de la industria alimentaria en ma-nos mexicanas. Una vez comprada la industria enlatadora porla United Fruit, traslad6 sus instalaciones a Querktaro. La otraempresa, adquirida por la Quaker Oats, sigue funcionancrodonde estaba. Estos dos casos de desnacionalizaci6n sugierenclue 10s oligopolies internacionales absorben las empresas mexi-canas que dejan buenas ganancias." A1 proceder asi, reducen

    ]as probabilidades de que Mexico llegue a desarrollar una cla-se capitalista aut6noma poderosa y un sistema capitalista deI~o(lucci6n uc co nt in i~ e l I>]-oceso de industrializaci6n delpais.

    La f5brica de choco!ate era la mayor de su geilero en h.16-xico. Su fundador y primer propietario fue un hombre queinicib sus primeros negocios en el estado de hlichoacin. En1930 traslad6 su empresa a la ciudad de Mexico, despues dehaber huido a la capital para escapar de la guerra civil.

    En 10s aiios sesenta la empresa daba trabajo a unas 350 per-sonas, principalmente mujeres provenientes del estado dondenaci6 la fibrica, con escasa o nula escolaridad.12 El antiguo

    p-opietario preferia contratar a obreras de esta clase por creer-Ins respetuosas, obedientes y dispuestas a trabajar por pocosnlario. Cuando necesitaba nuevos trabajadores, generalmente10s reclutaba por intermedio de unos cuantos de sus empleadosconsidcrados por 10s demis operarios de la fAbrica como "lide-res naturalesW.ls Estos lideres, que llevaban muchos aiios tr a-bajando para la empress,' eran oriundos de la ciudad nataldel patrbn. A1 contratar mujeres forasteras, el patr6n conse-guia evitar que se afiliasen a uno de 10s sindicatos nacionalesy tambikn que constituyeran sus propias organizaciones infor-males. Po r ejemp lo, inmovilizaba a sus operarios 'establecien-

    U De mod0 semejante, en su estudio de la industria farmadutica enBrasil, cncontrb q ue, casi sin excep cibn, las compafiias extranjeras adqu i-rian empresas nacionales de importancia, no !as debiles. Pctcr Evans, "TheLntin American entreprcneur", p. 197.

    la Cllaplin encontrb q ue 10s .adrninistradorcs de la ind ustria textildc Lima preferfan tambikn contratar a indigenas inmigrantes sin expe-riencia, en lugar de nativos de la capital. David Chaplin, "Industrial laborrrcruilment in Peru", p. 133.

    Roberts tambikn erplica cbmo el exit0 en la ciudad puede dependeren parte de utilizar contactos provinciales. Roberts, "Interrelationships ofcity ant1 provinces", pp. 207-235, y Organizitlg strangers.

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    . U L ECONOMIA POL~TICA

    do cajas de ahorro,l.l que vienen a ser algo asi como sociedadesinformales de crbdito, con lo cual n o s610 minimizaba e l costade la mano de obra, sino que evitaba que sus operarios se in.dependizaran de dl.

    Sin embargo, el viejo no era por completo un tirano. Per-mitia a sus obreros organizar tandas, una especie de asociaci6nde crddito rotativa mucho menos refinada que las cajas deahorro, y les prestaba dinero cuando se lo solicitaban.16 Tam.bien hacia donativos peri6dicos a la iglesia del pueblo provin.ciano del que tanto kl como la mayorla de sus obreros habfanemigrado; pagaba el viaje de 10s autobuses que sus obreros uti-lizaban pa ra su peregrinaci6n anual a1 pueblo, asf como lasflores y fliegos artificiales para la fiesta de 10s peregrines.Ademas, contribuia con dinero para una misa que se celebrabacon motivo de otra peregrinaci6n anual a la Basilica de Gua-dalupe, en la ciudad de Mexico, a la cual concurrian susobreros vestidos con sus trajes regionales. Tambien animabae institucionalizaba la formaci6n de vinculos personales sir-viendo de padrino de bautismo de 10s hijos de sus obreros, conlo cual refarzaba el sentimiento de subordinacibn y lealtadque acrecentaba su dominio paternalists sobre 10s obreros.

    Como quiera que fuere, 10s favores que concedfa el patr6na sus obreros jam& consistian en ofrecer opor tunidades parael progreso ocupacional. Los puestos administrativos estabanmonopolizados por 10s hijos del duefio, casi todos ellos coneducacidn cuando menos preuniversitaria, y algunos otros pa-rientes.

    Estos lazos de parentesco, sin embargo, no impedian que10s miembros de la familia lucharan entr e st. Debido a que10s miembros de la familia diferian en cuanto a su dedicaci6n

    " Asociaciones de credit0 rotatorio se encuentran en muchas sociedadespreindustriales y han activado la movilidad de ciertos grupos klnicos en10s Estados Unidos contemporineos. Ivan Light, Ethnic enterprise in Ame-rica, capitulo 2. Light sostiene que 10s negros en Africa ya conoclan aso-

    ciacionesde

    esta clase, pero que en 10s Estados Unidosse

    les prohibid a10s esclavos tenerlas, y qu e 10s negros norteamericanos no desarrollaronestas asociaciones hasta despues de haber sido liberados. Por el contra-rio, entre 10s negros esclavos en paises del Caribe existian asociacionesecon6micas informales. El autor pretende que 10s negros norteamerica-nos hart sido menos emprendedores que 10s inmigrantes negros del Ca-ribe por esta razbn.

    S e a n el gerente de cierta planta, el 99% de su personal debia dineroa la compaiiia en 1965. La cantidad media debida era de 1000 pesos.Davis, "Social change in Mexican enterprise", p. 171.

    EL SECTOR DE L A P R O D U C C ~ ~ N185

    negocio, al~titudes dministrdtivns de mnndo, y I~onradez, elanciano fundador cle la emprcsn decidi6 venderla a una corn-pf ii a norteamericana cuando lleg6 el momento en que hub0de decidir el problema de la succsi6n.10 Como expred uno cle10s ejecutivos extranjeros: "{A quC otro iba a dejlrselo?"

    Los nuevos propietarios siguen manteniendo m8s o menossin cambio ciertos aspectos del antiguo negocio. Los pocos tra-brjadores de cuello azul contratados desde que la propiedad

    cambib de manos proceden casi todos del mismo pueblo quela gran mayoria de 10s demPs trabajadores, y se les contrat6por interm edio de 10s mismos "lideres naturales" utilizadosanteriormente. La nueva gerencia sigue asimismo subsidian-do a la comunidad provincial mediante donativos peri6dicosde dinero a la iglesia del pueblo. Paga igualmente 10s gastosque ocasiona la peregrinacidn anual. Incluso, uno de 10s ge-rentes extranjeros acompafi6 a 10s trabajadores en su peregri-naci6n a Michoacdn y asisti6 a la misa especial celebrada para10s trabajadores de la fibrica, lo mismo que a1 almuerzo quese sirvi6 en la iglesia a 10s lideres de la comunidad. Se@n elmencionado gerente, el cura dijo durante la misa que 10s em-pleados debian considerarse muy afortunados a1 trabajar paraempresa tan importante. Es interesante seiialar que 10s nor-teamericanos se han rnastrado mucho mis interesados en man-tener 10s vinculos sociorreligiosos con el pueblo de origen de10s trabajadores for6neos que con la comunidad local de laciudad de MCxico. Ya no invitan a1 phrroco local a decir misaen la capilla de la fibrica, como hacia antes el antiguo duefio.La prhctica selectiva de 10s hdbitos y politica de su predecesorrefleja su inter& econ6mico. Si la nueva administracibn siguecontratando trabajaclores oriundos del mismo pueblo es por-que no quiere crear antagonismos entre 10s obreros, y 10s pai-sanos del pueblo en cuesti6n de manera que pudiera perju-dicar las relaciones de trabajo dentro de la fibrica. Comocontrata pocos habitantes del sector, no se siente presionadaa mantener 10s escasos lazos que con ellos habia establecido elantiguo propietario.

    Sin embargo, se han efectuado algunas modificaciones desde

    El traspaso de la propiedad refleja la uansici6n del capitalimo fa-miliar a1 industrial empresarial, hecho que tambikn se dio en cierto perio-do de la evolucibn econdmica de 10s Estados Unidos. Sin embargo, enNorteamerica, la propiedad permanece en manos de nacionales, mientras'que en AmCrica Latina la propiedad cmpresarial es desnacionalizante.

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    el cambio de propietario y se planea realizar otras, per0 en-esferas mis directamente relacionadas con la producci6n quecon las a c~iv idad es ociorreligiosas. En primer lugar, s6lo 'u node 10s hijos del antiguo propietario, el encargado de la produc>cihn, sigue trabajando en la compariia. El rcsto del personaladministrativo es extranjero. En segundo tbrmino, la nuevaadministracicin Ila aiiadi-do varios nuevos departamentos, en.tre ellos el de ventas y el de contabilidad, ademas de un lab01

    ratorio para a~ u da r 1 "control de calidad" -a1 "estilo norte. ,tamericano", para citar a uno de 10s funcionarios ejecutivosextranjeros. A diferencia de como procedia el antiguo patrbn,a la nueva administracidn le preocupa mucho lanzar regular-mente a1 mercado nuevos productos. Les extrafib inuchisimoque el a n~ ig uo ropietario no hubiese Ianzado a1 mercado nin.g6n p roduct0 nuevo en 10s i~lt imo s inco aiios que tuvo lafibrica.

    Por otra parte, la nueva administracibn se ha propuestoreestructurar las relaciones entre ella y 10s trabajadores. Mien-tras que ante rio rmen te 10s obreros prksen taban ;us problemasclirectamente a1 dueiio o a uno de sus hijos, ahora la autori-dad esti formalmente delegada. Los norteamericanos han in-troducido una escala de rnindo jerarquizada que liga a la ad- 31minis traci6n con 10s jeLes de del,arla&en to, a-10s jefes de de- f (partamento con 10s supcrvisorei y a estos con 10s obreros, einsisten en que las decisiones se tonlen en el nivel m 6 s bajoposible. Sin embargo, hasta la fecha, estos cambios existen masen teoria que en la prictica. Las relaciones siguen la tenden-cia a personalizarse y centralizarse, pues muchos de 10s obre-ros continhan llevando sus problemas directamente "a la c h - *

    " Estudios dc las compaiiias latinoamericanas destacan tipicamente laindole peculiar y jcritrquica de las relaciones entre patr6n y asalariadoy la forma dnica en que cada trabajad or es tratado por la gerencia. Encontraste, 10s estudios sobre las empresas de Estados Unidos ponen d erelieve el hecho de que 10s trabajadores estin oricntados hacia el grupo,y que todos 10s obrcros dc una detcrminjda categoria recibcn trato simi-lar de la administl.aci6n. Esta diferencia en las normas se atribuye a dife-rencias culturalcs gcncralcs cntre 10s Estados Unidos y AmCrica Latina.Se hallan cjcmplos de esta interpretaci6n en Lawrencc Williams, WilliamWhyte y Charlcs Grcen, "Do cultural difler encn affect workers' attitudes?",pp. 17-24; y Davis, "U. S. T'crsus Lat in America", p. 57. Sin emba rgo,tanto la ant igua colno la actual administraci6n de la fabrics de chocolatecrcen que las rclaciones internas en la firma son subproducto dc la es-

    El equip0 extra njero se 11a esforzado tambiCn en lo ga rque las relaciones entre patr6n y obrero sean mis impersonalesy eficientes y, con tal fi n, ha intentad o llevar a efecto la poli-tics de tratar a 10s trabajadores por categorias, m9s que indi-vidualmente. Como resultado, mientras que antes 10s trabaja-dares no tenian limitada la cantidad de dinero que podianp d i r prestado a la enqx-esa, ahora no pueden pedir m ls delequivalente a un mes de sueldo. Ademls, mientras que el anti-

    guo patr6n tenia relaci6n de compadrazgo con muchos de sustrabajadores, 10s norteamericanos no las establecen. Onicamen-te el hijo del antiguo propietario que sigue trabajando en lacornpailia continca la tradiciOn establecida por su padre. Notaqu e 10s trabajadores que son sus compadres se comportan conespecial sentido del deber y de la obediencia, no les importatrabajar horas extra y, en 10s conflictos laborales, toman elprtido del patr6n.18

    Aun cuando 10s lazos de indole personal mantenidos por elhijo del antiguo propietario parecen estar en conflict0 con elesquema organizativo y 10s objetivos de 10s norteamericanos,en realidad el hijo ayuda a 10s trabajadores, acostumbradosa1 viejo estilo paternalists del patrbn, a adaptarse a1 nuevomod0 de direccidn, y a1 proceder asi, ayuda a reducir tcnsio-nes en la fdbrica.

    El lim itad o Cxito de 10s nuevos administraclores en cuanto ala "modernizacihn" de las relaciones dentro de la fibrica re-fleja la necesidad de adaptarse al ambiente en que se operaa fin de no obstaculizar el trabajo. Sin embargo, una vez ins-talada la nueva maquinaria importada e instituido un nuevo

    tructura de la organizacidn, n o de la cultura de la wi ed ad . Por esta ra-z6n, atenida a sus dihrentes ticticas de producci6n, la anterior adminis-tmci6n estimulaba deliberadamente las relaciones personale? con 10s t1.a-bajadorcs, mientras que la nueva trata deliberada~ncnte de liaccr mis im-personales las rclacioncs entre la adniinistraci6n y 10s trabajadores, para

    lo cual e s a rcorganizando la fAbrica. La resistencia d e 10s trabajadores a1carnbio sugiere que una yez que kstos se han formado un conjunto de ex-pectativas y patrones de conducta no es facil que 10s desechen. Davis, enotro articulo, "Authority a nd control in Mexican enterprise" (pp. 300-305) sostiene que, en realidad, las diferentes normas vigentes en 10s Esta-dos Unidos y Amkrica Latina reflejan adaptaciones a dife rentcs contli-ciones sociales y econbmicas, no a diferencias de cultura.

    l8 Las costumbrcs "tradicionales" en las Fabricas japonesas se mantie-neli mits por conveniencia qu e p or razoiles culturale s. Vt.ase Joh n Bennette Iwao Ishino, Paternalism in th e Japatlcse econom)!, p. 235. Sobre argu-mcntos culluralcs, vbase James Abegglen, Tile Jnpa~t cse actory.

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    I 190 E C O N O M ~ A POL~TIII comprar mercancia a1 por mayor y obtener crCdito con

    facilidad que otros residentes propietarios de negocios.ejemplo, un espaiiol tiene tres panaderias en el sector del cetro de la ciudad y una cuarta en otro lugar de la capital; otespaiiol propietario de panaderias locales posee una cadende setenta en la ciudad; y un tercer espaiiol tiene unde bienes raices en Acapulco, ademjs de una gran tinten el Centro. Los propietarios de tiendas llegados comograntes generalmente comienzan su negocio local con mahabilidad y recursos que 10s propietarios de tiendas mex

    1 especialmente en comparaci6n con 10s vecinos de lasPertenecientes por lo regular a una clase social mtienen mayor acceso a la instruccic in escolar y, desp utpita1 con el que ponen sus tiendas, y como muchos de sus fa.

    1

    miliares se dedican a actividades comerciales, casi siempre hariadquirido suficiente experiencia en el negocio antes de abrirel suyo, sea en la zona o en otro lugar de la capital. Comen.tando sobre las ventajas econ6micas de que disfrutan 10s ex-'tranjeros propietarios de almacenes que llegaron como inmi-.grantes, el propietario de una pequeiia muebleria instalada

    i en la Colonia me hizo nota r que "alrededor de la mitad de lasmueb!erias son propiedad de extranjeros, principalmente ju.dios y espaiioles.. . Es mucha la competencia entre nosotros.La linica manera en que puedo hacer algo es vendiendo mAs

    Ibarato que Ias grandes tiendas. estas comienzan con mics capi-tal, por lo que pueden ofrecer mejores precios y condicionesde venta, ya que les es posible pagar un abogado si tienen pro- ,blemas para cobrar. Yo tengo uno que me ayuda un poco;per0 es dificil".

    En contraste con las tiendas pertenecientes a hijos de inmi-grantes y otros individuos de fuera, las de propiedad de mo-radores locales son por lo comhn pequeiias. Casi siempre lasmanejan las esposas, con la ayuda ocasional de al$n hijo uI

    ! La participacidn de extranjeros en cl comcrcio no es fcndmcno exclu-I sivo de Mexico o de America Latina. Los extranjcros tambiCn han reprc-!

    scntado un papel importantc cn cl comcrcio tle otros paiscs, por ejcmplo,!!

    10% cl~ino s n Indonesia y 10s indios en las Antillas y en sarios paises afri-I canos. Aunque Hoselitz sostiene qlrc 10s emprcsarios extranjeros suclen

    Itriuntr econdmicamente porque ocupan una posicidn marginal en lospairs huksped, gran parte de su exito parece atribuible a sus anteceden-tes de clase atipicamente privilegiados. Hoselitz no toma en consideracidnel hecho de que 10s extranjeros son a menudo un grupo selccto. BertHoselitz, "Economic growth and development", pp. 275-284.

    I

    S E ~ ~ ~ ~ ~ ' ~IE I>ISIRII)UCI~N S Dl? sI:RVICI~,191

    ornos parientes. Los propietarios de comercios confian en susfamiliares, pues son mas fieles y se les paga menos que a 10sextrafiOs.

    NO scilo generan pocos elnpleos estos negocios, sobre todo~) ar a uienes no so11 parie i~t es e lor propietarios, sin0 que porlo general ta~ nbi kn on un pobre medio de vida para el reri-dente tipico. Los talleres son dirigidos por personas 1116s ins-truidas y adiestradas y con mayor experiencia. Casi todos 10s

    pro pie ta ri~ s de talleres ha n cui-sndo por lo menos la ense-iianza primaria. Por ot ra parte, suelen ser descendicntes depadres que han trabnjado por su cuenta como cornerciantes0 que han desempefiado empleos que les concedian ampliaautonomia en su trabajo. Sin embargo, pocos son 10s propie-tarios de talleres que han heredado directamente el negociode sus padres, y aun algunos de ellos lo considerarian comouna ventaja dudosa. Asi, por ejemplo, el propietario de untaller de reparaci6n de autombviles se quejaba de que a1 here-dar el negocio, habia heredado tambikn grandes deudas.

    Los propietarios de talleres rara vez han llegado a su posi-ci6n por su propio esfuerzo. Onicamente alrededor de un terciocle 10s propietarios de talleres a quienes entreviste dijeron ha-ber financiado el negocio por sus propios medios, y pocos detstos invirtieron dinero que ha bian ahorrado a lo largo de 10saiios: en lugar de ello, usaron el dinero obtenido por la ventade alguna tierra de que eran propietarios, el de la indemniza-cidn a1 ser despedidos de algrin empleo u otras ganancias lo-gradas de una sola vez. Mucho mPs frecuentemente alg6n fa -miliar -hermanos, primos o tios, mas que el padre- o un anti-guo pat r6n les pre st6 din ero o 10s ayudd a que se 10s prestaraun banco a dem is de conseguir que se les diera mercancia acredito. Por ejemplo cierto carpintero comenzb su negoclo gra-cias a un prestamo que le concedi6 a su hermano e l patrbn, yel duefio de una papeleria pus0 su negocio con dinero que le

    prestb su antiguo patr6n. Igualmente, la hija de un colono,propietaria de una muebleria situacla en otro sector de la ciu-clad, ayudd a su padre obteniendo de sus proveedores mercan-cia a crkdito, Con esta mercancia, su' padre abri6 su propiamueblerfa en la Colonia.

    Aun cuando 10s comerciantes son norlnalmente de mlis ele-vada categoria socioecon6mica que el residente medio, esto noes tan cierto en el Centro. Sin embargo, 10s residentes propie-tarios de tiendas en el centro de la ciudad se dice que tienen

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    m9s txito econimico que sus anAlogos de las otras dosestudiadas. El exit0 econ6mico de tlos propietarios de ticn la zona del centro de la ciudad parece depender princlpamente del mayor capital que invirtieroll inicialmcnte ennegocio, de la experiencia adquirida en actividades similay de Ias mejores oportunidades que, para vender, ofrece ucentro comercial urbano de antiguo establecido.

    E n las dos Areas mAs recientes y, en menor medida, en .elrirea del Centro, 10s comerciantes no constituyen una clasiintegrada y shlidamente establecida. Todos viven en parecidaacondiciones sin entablar relaciones sociales entre sf. Ademisientran y salen de su estrato con gran frecuencia. Pese a habesubsistido el vendedor de "baratijas" y aun aumentado en nGtmero con el paso de 10s afios, la mayoria de 10s comerciantes'establecidos han posefdo sus negocios tan s610 por una breveporci6n de su vida activa de traba jo -por un promedio de cinh,co aiios en el Centro, menos de cuatro aiios en la Colonia yunos dos afios en la Unidad- y s610 unos cuantos de ellos tielnen una historia de empleo empresarial. La brevedad del pe-.riodo de propieclad parece en parte reflejar la cornpetenciacausada por la pobreza de oportunidades de negocios alterna-

    tivos en la ciudad, la insuficiencia de capital y la falta de habi:lidad mercantil.21 Sin embargo, el corto period0 de vida de! las tiendas en las dos Areas m9s nuevas parece reflejar tam.1

    a La gran cantidad de instalaciones, cierrcs y fracasos de las tiendas lo-,cales y 10s bajos ingresos de muchos de 10s propietarios de tiendaa peque-iias sugiere la validez del argument0 de Marx s e d n el cual la importan-cia estructural de la pequefia burguesia declina a rnedida que avanza el ,capitalismo, a causa de la incapacidad de tsta para competir felizmentecon 10s grandes capitalistas. Marx, El capital , I, y Manr y Engels, "Ma-nifiesto del partido comunista", pp. 1-41. Aunquc la pequefia burguesinde las tres Areas estudiadas va creciendo en ndmero , son pocos 10s ha-bitantes d e ellas que han logrado establecer empresas crecientemente pro-ductivas y gencradoras de ganancias. Marx razouaba que la irnportanc~anumfrica y la estructural de una clase no son obligadamente identicas.

    Desde el punto de vista del empleo resulta mAs exacto hablar de la mi-nusculizaci6n de la pequefia burguesia de la ciudad de Mkico (y de otras

    I

    1 ciudades mayores de econornias capitalistas semindepcndientes en procesoI de industrializacidn), mPs que de su proletarizaci6n. El gobiemo mexi-'I

    can0 alienta csta "minusburgue