1948 - Yoram Kaniuk

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Literatura.

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  • Yoram Kaniuk1948Traduccin del hebreo y prlogo de Raquel Garca Lozano

  • Ttulo original: 1948

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacinescrita de los titulares del copyright, bajolas sanciones establecidas en las leyes, la reproduccintotal o parcial de esta obra por cualquier medioo procedimiento, incluidos la reprografa yel tratamiento informtico, y la distribucin deejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Copyright Yoram KaniukPublished by arrangement with The Institute for The Translation of Hebrew Literature

    de la traduccin y el prlogo, Raquel Garca Lozano, 2012 de esta edicin: Libros del Asteroide S.L.U.

    Publicado por Libros del Asteroide S.L.U.Avi P lus Ultra, 2308017 BarcelonaEspaawww.librosdelasteroide.com

    ISBN: 978-84-15625-18-6Depsito legal: B. 27.828-2012Diseo de coleccin y cubierta: Enric Jard

    Actividad subvencionada por el Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte

  • Prlogo

    En su obra autobiogrfica Una historia de amor y oscuridad, Amos Oz relata lo ocurrido la noche del 29 de noviembre de 1947, siendo l un nio de ocho aos, cuandola Asamblea General de las Naciones Unidas aprob el Plan de Particin de la regin de Palestina que, en aquellos momentos, se encontraba bajo administracinbritnica, y toda la poblacin juda de Eretz Israel sali a la calle para festejar aquel momento histrico. El pequeo Amos se acost al amanecer y, al alargar la mano,toc las lgrimas de felicidad de su padre: Jams en mi vida dice, ni antes ni despus de aquella noche, ni siquiera cuando muri mi madre, haba visto llorar a mipadre. Y de hecho tampoco esa noche lo vi: la habitacin estaba a oscuras. Solo mi mano izquierda lo vio. Pocas horas despus los dirigentes religiosos llamaron a layihad contra los judos y comenz una guerra que an tardara unos meses en ser declarada. Esa declaracin de guerra se realiz el 15 de mayo de 1948, fecha en queexpiraba el plazo para cumplir la resolucin de la ONU, pocas horas despus de que David Ben Gurin proclamase la independencia de Israel y de que los britnicosabandonasen la zona, cuando tropas egipcias, libanesas, transjordanas, sirias e iraques cruzaron la frontera e invadieron el recin fundado Estado de Israel. Todosaquellos capaces de luchar, desde jvenes de apenas dieciocho aos hasta supervivientes de los campos de concentracin recin llegados de forma clandestina, se unierona las fuerzas de la Hagan y del Palmaj, lo ms parecido por aquel entonces a un ejrcito que todava no exista, se subieron a vehculos rudimentarios que hacan lasveces de blindados y empuaron armas que en algunos casos no funcionaban, y en otros s.

    La guerra de la Independencia de 1948 qued grabada en la memoria colectiva de israeles y palestinos; para los primeros como un inicio, un nacimiento, un sueohecho realidad, y para los segundos como la mayor tragedia jams vivida. De un modo u otro, la guerra del 48 marc a los dos pueblos y determin su identidad, y tantolos acontecimientos histricos, sociales y polticos como la propia literatura demuestran que las heridas de la guerra han pasado y seguirn pasando de generacin engeneracin, como si de una terrible enfermedad hereditaria se tratase, como si nadie pudiese librarse de la gentica del dolor de la que habl el poeta Yehuda Amijai. Laguerra marc tambin a dos generaciones de escritores que lucharon en las filas del Palmaj, a los autores consagrados de finales de los aos cuarenta como S. Yizhar,Mosh Shamir o Hayim Guri, que forman la llamada generacin del 48 o generacin del Palmaj, y a aquellos que comienzan a publicar a mediados de los aos cincuenta,como Yehuda Amijai, y principios de los sesenta, como Yoram Kaniuk, que se enmarcan ya en la generacin del Estado.

    Fueron los miembros de la generacin del 48 los que relataron la lucha por la independencia y la creacin del Estado de Israel. Sus obras narran la vida del colectivo, lavida del kibutz, las experiencias de los jvenes soldados que luchan en el campo de batalla y se sacrifican en aras de la nacin, del sabra (el nacido en Palestina-EretzIsrael) como prototipo del nuevo israel en el que la identidad individual se difumina en el colectivo y que se debate entre el deber y la conciencia. El nuevo israel ocupael lugar del viejo judo de la dispora, y la lucha, la victoria, la nueva identidad colectiva sustituyen al viejo tema del destino trgico del pueblo en el exilio. A diferenciade sus padres literarios, estos autores tenan solamente un idioma, un paisaje y una cultura y tambin una biografa comn, as lo expresa Aharn Megged, uno de losmiembros de esta generacin: La fuente de las experiencias, compartida por la mayor parte de los autores el colegio y el movimiento juvenil pionero, el kibutz, laguerra mundial y la guerra de la Independencia, dej su sello en las obras y fue la causa principal que, en gran medida, desdibuj la individualidad de cada escritor.

    Tras la guerra, la victoria y la creacin del Estado de Israel, el centro del panorama literario lo ocupa, en los aos sesenta, un grupo de escritores que se aleja de lainmediatez, del localismo, de la exaltacin colectiva y del sabra, para adentrarse en el universo privado y pequeo del individuo y plasmar tambin otras realidadesantes olvidadas: Los acontecimientos de aquellos aos ya no eran tan tempestuosos y peligrosos que obligasen a vivirlos a travs de la colectividad, sostieneAbraham B. Yehosha, uno de los autores ms destacados de la generacin del Estado, autores que en su mayora no lucharon ya en esa guerra.

    A diferencia de lo que le ocurri a Yehuda Amijai, que form parte del Palmaj y compuso una extensa obra como reflexin en torno a la guerra y a la muerte, pero queliterariamente se alej de esa generacin para servir de puente entre lo viejo y lo nuevo y convertirse as en el poeta ms importante de la generacin del Estado, YoramKaniuk, que tambin luch en las filas del Palmaj con apenas diecisiete aos, publica sus primeras obras en los aos sesenta sin considerarse parte de ningn grupo ni deninguna generacin literaria: Estuve en el Palmaj afirma, pero no fui un miembro del Palmaj, no tena nada que ver con eso del nosotros del Palmaj. En lageneracin del Palmaj haba un grupo de escritores que crecieron juntos: Mosh Shamir, Aharon Megged, Hanoch Bartov, S. Yizhar, Hayim Guri. Luego estaba el grupode Gershon Shaked, Oz, Yehosha, Kenaz. Yo llegu solo. De ninguna parte. Llegu de Estados Unidos. Del jazz. Mis libros tardaron mucho tiempo encomprenderse.

    Kaniuk escribe obras sobre la guerra de la Independencia y sobre la realidad de los supervivientes del Holocausto durante la inmigracin clandestina; de hecho, fue elprimer escritor israel que public un libro sobre la Sho sin haber sufrido el horror de los campos: El hombre perro, de 1968. En esta obra, Kaniuk se atrevi a describirlos campos de exterminio como un circo del infierno y a trasladar ese circo infernal a un manicomio de Israel donde los supervivientes libran una batalla contra su propiopasado y contra un Dios que guard silencio mientras un pueblo era aniquilado, pero en el que no pueden dejar de creer porque nadie inicia una guerra contra unenemigo que no existe. Este libro revolucionario, como otros publicados por este autor, no fue comprendido ni aceptado por la sociedad israel del momento. Y es que,aunque sus obras han sido traducidas y aclamadas internacionalmente, en Israel el reconocimiento le ha llegado bastante tarde. Ha sido precisamente en estos ltimosaos cuando Yoram Kaniuk se ha convertido en un escritor de xito en su propio pas, prueba de ello son las recientes reediciones de algunas de sus obras o el rotundoxito de ventas y de crtica que ha obtenido este ltimo libro, 1948, sobre todo entre las generaciones ms jvenes.

    En contra de lo que les sucede a los escritores consagrados de la generacin del Estado, los lectores ms jvenes siguen leyendo a Yoram Kaniuk y recibiendo susobras con entusiasmo. Los jvenes israeles, que no vivieron aquellos acontecimientos y que en cierto modo consideran ya el herosmo y el antiherosmo de la fundacindel Estado un tema casi agotado, han alabado 1948 porque, como seala el joven escritor Amichai Shalev, narra la historia de la fundacin del Estado y el ambiente deaquella poca nicamente basndose en sus recuerdos personales, en ancdotas individuales, de una forma rota, entrecortada, autntica, natural, sin hablar en nombre denadie, sin lecciones de moralidad, plasmando recuerdos de una guerra catica, frentica y plagada de atrocidades por la que habra que pagar un alto precio. Otroscrticos ms veteranos han objetado, sin embargo, que el libro desvirta, empequeece y revienta los valores de la generacin del Palmaj, de aquellos que tenan unaconciencia ideolgica, sionista y nacionalista y que lucharon con entrega y camaradera, que se trata de un libro escrito para gustar a los lectores a los que Kaniuk sedirige, a la joven generacin que quedar impresionada con el carcter juvenil de un anciano escritor que, en palabras del profesor y crtico literario Yosef Oren, describela guerra de la Independencia como una serie de batallas fallidas dirigidas por comandantes y luchadores traumatizados a quienes, sin proponrselo, les sali un Estado.Aceptemos o no estas crticas, lo cierto es que Kaniuk siempre ha sentido afinidad con los jvenes, tambin con los escritores ms jvenes; de hecho, se considera elpadre literario de escritores como Etgar Keret, Ozi Weil u Orly Castel-Bloom, porque, como l mismo dice, son carne de mi carne. Tienen humor e irona, no se tomana s mismos demasiado en serio, no representan a la nacin, no hablan en nombre de la eternidad.

    1948 no es un relato histrico de lo sucedido durante la guerra de la Independencia, aunque en l se describen batallas histricas que forman parte de la memoriacolectiva israel, sino la narracin de unos recuerdos ntimos y personales que su autor revive ms de sesenta aos despus, recuerdos que, como afirma el historiadorMotti Golani, hacen el movimiento contrario al de la investigacin historiogrfica: no desde el pasado hacia el presente, sino desde el presente hacia el pasado. En estelibro, la terrible realidad se entremezcla con la imaginacin. Como seala el propio autor, no todo lo relatado en el libro ocurri tal y como se cuenta o incluso puede serinventado: No recuerdo ms de lo que estoy escribiendo aqu, y tal vez parte de los recuerdos los he ido inventando con los aos. Esta misma idea se repite a lo largodel libro y, en otro lugar, describe cmo, treinta aos despus de una de las batallas libradas durante la guerra, un da, de pronto, en una playa, emergi del agua unrecuerdo, como nuevo, que estaba oculto en m y que hasta ese momento se haba negado a salir a la superficie. Lo observ como si fuera una pelcula. Me fui a casa yescrib lo que haba recordado. Pero lo que escrib no tiene por qu ser necesariamente lo que ocurri.

    Lo descrito en esta obra no pertenece al ethos colectivo israel de la guerra de la Independencia, sino al recuerdo personal de un testigo de diecisiete aos que,mientras sus compaeros siguieron en el instituto, se alist voluntario en las filas del Palmaj y se vio inmerso en los infiernos, en el horror, en la matanza, en la sangre,pero tambin en una especie de ensoacin, de caos, de absurdo y de confusin, y termin fundando un Estado: Eso nos pas a nosotros. Fuimos a traer judos por

  • mar y terminamos fundando un Estado en las montaas de Jerusaln, y eso, segn Kaniuk, es lo ms gracioso que me pas en aquella guerra, que fund un Estadomientras dorma y bailaba una hor junto a un compaero desconocido que estaba partido en dos.

    Yehuda Amijai, en su libro Detrs de todo esto se oculta una gran felicidad, de 1974, escribi: No tengo nada que decir sobre la guerra, / no tengo nada que aadir,me da vergenza. Sin embargo, no pudo dejar de escribir sobre la experiencia vivida en la guerra de la Independencia desde que comenz a escribir poemas en 1948hasta su muerte en el ao 2000 y, cuando saba que le quedaba poco tiempo de vida, volvi a recorrer los lugares donde luch y vio de cerca la muerte, los mismo lugaresque poblaron toda su obra durante ms de cincuenta aos. Cincuenta aos lleva tambin Yoram Kaniuk escribiendo sobre la guerra, sobre el Palmaj, sobre sus vivenciascomo marinero ayudando a supervivientes de la Sho a llegar a Israel, una experiencia imborrable porque, de algn modo, todo aquel que estuvo all desde aquel da novive, tan solo existe, su cuerpo ha continuado adelante, pero l se ha quedado en un instante terrible, en una batalla de terror, de matanza y de sangre, fue herido ysobrevivi y se arrastr y an se arrastra por all.

    Estas palabras del eplogo aluden a la cita de Ezequiel que abre y cierra el libro: Y pas junto a ti y te vi agitndote en tu sangre y te dije: En tu sangre vive!. Y tedije: En tu sangre vive!. La cita est tomada de la alegora del nacimiento de Jerusaln, a la que no se limpi ni purific con agua sino que fue arrojada al campo llenade sangre hasta que Dios se apiad de ella, la salv, la limpi, la visti y la adorn para hacerla su esposa. En el contexto de este libro, la cita hace referencia alnacimiento del Estado de Israel que, como la Jerusaln bblica, naci arrastrndose en la sangre, pero tambin alude a aquellos que quedaron all en medio de un charco desangre, aunque la memoria colectiva israel hiciese brotar hermosas flores rojas de esa sangre derramada, y a todos aquellos que tuvieron que levantarse y continuarhacia delante para intentar seguir viviendo en la sangre y pese a la sangre.

    Es ahora tarea del lector dejar hablar al libro, adentrarse sin prejuicios en una realidad muchas veces desconocida, la realidad de Israel y concretamente de la lucha porla independencia durante los meses previos a la fundacin del Estado de Israel. Esta obra nos ayudar a saber quin es Yoram Kaniuk y quin fue en aquella poca quedescribe, pues como el propio autor dice, el lector debe preguntar al libro sobre el escritor y no al revs, como ocurre siempre, pero no nos ayudar a saber lo queocurri realmente durante los meses que dur la guerra, eso forma parte de los libros de historia que se han escrito y que an quedan por escribir.

    RAQUEL GARCA LOZANO

  • 1948

  • A mis compaeros vivos y muertos de la brigada Harel y a Hanoch Kosovesky, un valiente, a quien le gusta cmo soy y me mira con recelo, unhombre de esta tierra, un hombre sanguinario, como todos nosotros. Con un profundo amor a todos aquellos que estuvieron all, en el infierno de lamatanza, y que tambin fundaron un Estado.

  • Y pas junto a ti y te vi agitndote en tu sangre y te dije:En tu sangre vive!. Y te dije: En tu sangre vive!.

    Ezequiel 16, 6.

  • 1Ocurri o no ocurri, de este modo o de otro, ninguna memoria tiene Estado, ningn Estado tiene memoria. Puedo recordar o inventar un recuerdo y, al mismo tiempo,inventar un Estado o pensar que en el pasado fue otro distinto. Ningn Estado puede ser otro si antes no fue no-otro.

    Y lo ms importante de todo es si es cierto que el hombre confuso del hospital realmente me dijo, llorando amargamente y sin que yo le preguntase nada, que todo enla vida y quiz tambin en la muerte (aunque reconoci que an no estaba en ella) se fundamenta en tres principios: venganza, traicin y envidia. Le pregunt qupasaba con el amor, y dijo: amor, solo cuando es traicionado o cuando es por diversin. El amor llega despus de la traicin, pero en tu caso llegar antes.

    Cre que escribira lo opuesto a un libro encomiable y que lo titulara Lo ms divertido que me ocurri en la guerra. Al final lo he escrito con este otro ttulo, 1948,que no es nada divertido, porque realmente he querido escribir sobre lo ms divertido que me ocurri en la guerra.

    Justo despus de la conversacin con el hombre confuso en la entrada del hospital de la Jerusaln bombardeada, un monasterio italiano transformado en un matadero desoldados, me tendieron en una cama de verdad y me inund un gran placer al acostarme sobre una sbana despus de todos aquellos meses. Me dola mucho la pierna,pero, cuando me acomod, me sent bien, la sbana me roz la espalda, haba un vaso de agua junto a la cama y beb y, justo cuando empezaba a sentirme como un serhumano, se oy un fuerte ruido, un proyectil hizo trizas el techo y los jirones que colgaban empezaron a caer como babas, entonces dos monjas me cargaronrpidamente en una camilla y de camino al stano fui cubrindome con el antiguo yeso cristiano que continuaba goteando desde el techo. La enfermera me mir, yoestaba medio desnudo, y dijo en un hebreo germanizado que el intento de vencer a Satans era como una chispa del infierno que cae sobre el vestido de novia del alma.Segn Ben Azzai, recuerdo perfectamente que dijo eso!, segn Ben Azzai: Mi alma desea la Tor, que se ocupen otros de la supervivencia del mundo. 1 Habarelacin entre una cosa y otra. Yo era joven. Ella era joven. Yo estaba medio desnudo. Ella iba vestida de monja. Pero ella haba decidido permanecer virgen y yo habasido obligado a ello y, no recuerdo por qu, aadi: los mdicos juegan a ser Dios! Creo recordarlo, por ms que un terrible dolor no se puede recordar, pero recuerdoque me dola. Las enfermeras me dejaron, cubierto de polvo, en un colchn esta vez sin sbana. Por algn motivo, me re y una de las monjas que, como se suele decirque no hay humor en el cielo, nunca deba de haber odo una risa y no saba qu era exactamente ese sonido que sala de m ni por qu se haba abierto as mi rostro melimpi dignamente de arriba abajo y pregunt en qu estaba pensando para hacer semejante mueca con la boca. Hablaba un hebreo bastante fluido y le respond que noestaba pensando en nada, en nada en absoluto. Ella dijo: pero pareces alguien que sabe pensar, y le dije que puede que intentara pensar, y ella dijo: sabes una cosa, eresun cielo de hombre. Y entonces se call, porque no saba qu decirle a un chico de dieciocho aos al que iban a amputar una pierna. Le dije que lo que me haca gracia eraque solamente ahora, cuando ya no iba a luchar ms, haba comprendido que no tena ni idea de en qu guerra haba luchado, ni de lo que me haba pasado en esa guerra,ni de por qu haba seguido luchando cuando las posibilidades de volver a casa eran nulas. Le dije que me haba dado cuenta de que no saba exactamente quin era. Deque no saba lo que estaba haciendo ni dnde haba estado. Cuando me hubo tumbado en el colchn apestoso de aquel stano que iba llenndose de heridos, corri haciael pasillo para ir a por alguien ms.

    Durante todos los das que dur el combate no pens. No hice planes. Hice lo que me dijeron y tom la iniciativa solo cuando no qued ms remedio y hubo queimprovisar. Decan duerme, y dorma, decan levanta, y me levantaba. Repartan comida y coma. Cuando no repartan, no senta hambre. Al parecer, es cierto que nosponan bromuro de sodio en el agua para evitar que penssemos en las chicas que un ao antes me volvan loco con su floreciente femineidad. Me acordaba de que nohaba absolutamente nada dentro de mi crneo golpeado. ramos como nios, vergonzosamente jvenes, voluntarios, patanes, partisanos. Yo era el nico que habaparticipado antes en movimientos juveniles, a ellos los reclutaran despus, cuando nosotros ya hubisemos terminado de fundarles un Estado. Solo ramos uno de aquy otro de all, an no tenamos ningn tipo de documento, salvo las partidas de nacimiento palestinas (de Eretz Israel), que por supuesto no llevbamos encima.Entonces, por qu me qued all, en aquel rido agujero, y no volv a casa cuando el cerco an no se haba cerrado? Por qu no volv a casa? As nadie habra sabido loque me haba pasado y nadie habra tenido tiempo de pensar y seguramente habran supuesto que haba sido capturado por los jordanos o que haba muerto y me habanenterrado en un lugar desconocido como alguien annimo, como pone en las tumbas del cementerio de la calle Trumpeldor de Tel Aviv, y tal vez encontraran micuerpo, si es que realmente haba muerto en cualquier sitio insospechado.

    Yo era un mentecato que se convirti en un valiente y golpe al enemigo. Eso es lo que era. Acaso me alist tan pronto, a los diecisiete aos y medio, por ser unhroe o quiz porque tena miedo y hua de algo? Y en tal caso, de qu? Al parecer, era un miedica. Las personas con imaginacin tienen miedo. Las personas conimaginacin creativa tienen tambin esa imbecilidad de quienes se ofrecen voluntarios para las causas perdidas. De mi miedo sal siendo un hroe que haba vencido susmiedos. Y antes yo solo era un manojo de miedos. A la oscuridad. A la muerte. A las personas. A las aglomeraciones. A las moscas transmisoras de enfermedades, aesos mosquitos Anopheles que transmiten la malaria, de los que hablaba mi madre Sara como si los hubiese conocido personalmente de joven en Eretz Israel. Yo no eraun valiente como lo son la mayora de los soldados. Yo era uno de esos tipos que no se rinden. Alguien que, a pesar del miedo, vea la muerte y no agachaba la cabeza.Saba que en los pequeos barcos que estaban en el mar deambulaban miles de supervivientes del Holocausto sin hogar a quienes ningn pas quera y le que haca tresaos Herr Goebbels se haba preguntado por qu siendo los judos tan inteligentes y tan instruidos y tocando tan bien, ningn pas los quera, y recuerdo que eso se mequed grabado y quise ayudar a traer a aquellos judos.

    Pero fue esa realmente la razn por la que me alist en noviembre de 1947, un poco antes de que Naciones Unidas aprobase el Plan de Particin de Palestina? Lo querecuerdo es que simplemente un da, durante el primer trimestre del ltimo curso en el instituto Tijn Jadash, el lugar ms maravilloso donde uno poda estar, con TonyHalle, la fascinante directora que pareca una ratita presumida, que un da se subi a una silla, cerr los ojos, que lloraban tras los prpados, y con una especie deprofundo anhelo empez a describir cmo, en 1077, Enrique IV permaneci frente al castillo de Canossa, donde el papa Gregorio VII se ocultaba tras una cortina, ycmo permaneci el pobre Enrique, en el fro, en la nieve, en esa tierra rida, cmo permaneci descalzo, dijo con su gran belleza, cmo permaneci sin zapatos, sincalcetines, sin abrigo, sin camisa, sin calzones, y llor ante el papa, que se ocultaba bien abrigado y con una chimenea ardiendo a sus espaldas, mientras vea al apuestoEnrique IV, el hroe, el magnfico y querido rey, realmente querido por l, congelado, desnudo e implorando por su alma, y todos nosotros, toda la clase, lloramos al orla suerte que corri Enrique IV, y un da simplemente dej aquel adorable instituto diciendo algo que ni yo mismo poda creer, que con una raz cbica no expulsaramosa los britnicos, y me ofrec voluntario para el Palyam,2 porque dije que traera a los supervivientes a las costas de Eretz Israel, sin pensar realmente adnde llegaranlos barcos con los refugiados. Justo despus del entrenamiento en el mar salimos a luchar en las montaas de Jerusaln y en las montaas de Judea. Y qu si dije queme haba alistado para traer judos? Realmente crea que los barcos llegaran al puerto de Jerusaln, que estaba enterrada viva entre el desierto, el verde paisaje y Bab el-Wad? E incluso antes de aquello, nuestros ridculos profesores haban estado machacndonos y dndonos la matraca con lo de construir y ser construidos en EretzIsrael, pero no entendamos exactamente lo que quera decir eso. Acaso no habamos nacido aqu? Con los cardos. Con los chacales. Con los carros tirados por mulascon anteojeras, con los higos chumbos, con los granados y los cipreses de bellas copas, as que cmo se construye y se es construido realmente?

    Ya se hablaba algo de un Estado hebreo. El concepto de Estado no sonaba familiar, no resultaba real; desde haca dos mil aos cundo haba tenido nuestro puebloun Estado? Y qu tipo de Estado sera? Cmo sera ese pequeo Estado? Liechtenstein, El Congo? Es que Ben Gurin se iba a poner un sombrero de copa y asubirse a una caja, como Herzel en la terraza de Basilea, para parecer ms alto? Y con qu pitara un polica hebreo? Con un cuerno de carnero, con un shofar?

    En un viejo libro que estaba oculto tras los libros alemanes de mi padre marcada con bolgrafo rojo y en la ensortijada caligrafa Rashi con la que a mi padre le

  • gustaba escribir con esa chispa escondida propia de un judo de Galitzia que crea haber nacido en Berln y que a veces recitaba oraciones hebreas entre los lieder deSchubert y de Brahms encontr la historia del rabino de Liadi que libr una batalla histrica con el rabino de Kunitz sobre la posible conquista de Mosc por parte deNapolen. Era urgente decidir de una vez por todas si esa conquista sera buena para los judos o no y, como el destino de los judos estaba en juego, el enrgico rabinode Liadi se inquiet tanto por la magnitud de la empresa, que las lgrimas fluyeron de sus ojos y pidi al rabino de Kunitz que se reuniesen en la sinagoga para decidirqu sera bueno para los judos. Algo ocurri que hizo retrasarse un poco al rabino de Liadi y el rabino de Kunitz se le adelant, cogi el shofar y empez a tocarlo,entonces entr corriendo el rabino de Liadi y le quit el shofar, interrumpiendo as el sonido del shofar del rabino de Kunitz, y eso fue lo que provoc el fracaso deNapolen en Mosc y decidi el destino de los judos.

    Eso nos pas a nosotros. Fuimos a traer judos por mar y terminamos fundando un Estado en las montaas de Jerusaln. Sera un error decir que luchamos por lafundacin de ese Estado, pues cmo bamos a saber cmo se fundan los Estados? Lo haba hecho alguien antes que nosotros? Tonteras, un Estado hebreo era lainterrupcin del sonido del shofar de otros y, de algn modo, por un milagro que result ser una accin, el sonido lleg a su destino. En efecto, cuando el Palmajconquist Safed (yo no estaba all), el alcalde dijo que Safed se haba salvado gracias al milagro y las obras: las obras fueron los rezos y el milagro fue que lleg el Palmaj.Tuvimos que hacer milagros. El concepto de Estado era vago, incluso ridculo. Lo primero que sabemos sobre la historia de nuestro pueblo es que nuestro patriarcaAbraham huy de su patria porque oy a Dios, no al de Moiss sino a otro, cananeo, en Mesopotamia, decirle Vete de tu patria! As que cmo vamos a saber qu esel amor a la patria? Y cmo vamos nosotros, entre todos los pueblos a los que no se les ocurri huir de sus patrias durante dos mil aos, a convertirnos de repente enun pueblo que ame una tierra propia o no propia y funde en ella un Estado? Nosotros somos un pueblo de maletas, de idas y venidas, de nostalgia de un lugar en el queno hemos estado nunca. Abraham lleg y encontr hambre en la tierra de sus sueos y enseguida se fue a Egipto para comprar grano y, despus de mucho tiempo,regres, como hoy en da regresa un israel estadounidense con una gran fortuna de California, y es que el Dios de los hebreos se cans de crear mundos y decidi crearun nuevo mundo hebreo y lo empez en el cielo y solo despus lleg a la tierra, y los Estados no moran en el cielo. Entonces, bamos a fundar un Estado de nmadas?Nosotros, los mujiks3 del Seor, a quien detestbamos, para quienes elextranjero era el nombre de algn Estado y que solo conocamos Estados autnticos pornuestra coleccin de sellos y pensbamos, por el tamao y la belleza de los sellos, que Luxemburgo era ms grande que Estados Unidos y que aprendimos cmo anhelarun Estado pero no cmo fundarlo, especialmente si iba a ser establecido en una zona hostil como la nuestra. Cmo bamos nosotros a fundar un Estado?

    Y hay que recordar que estaba con nosotros aquel loco encantador de Beni Marshak, alias Politrok, el comisario poltico, el hadid laico que soaba con un Estadojudo y lloraba a moco tendido de nostalgia por un Estado y calumniaba a los enemigos de Israel hasta durmiendo, el que subi con nosotros desde Cesarea, dondeestuvimos esperando a los inmigrantes ilegales que no llegaron, hacia la guerra en las montaas que vaya si lleg, el que gritaba y gritaba, pues gritar s saba, que lefundsemos el Estado de una vez, y pensbamos, pobre hombre, quiere un Estado que no existe y, si existiera, sin duda sera Afula, que por entonces era la nicaciudad, aunque todas sus casas estuviesen fuera de la ciudad, y que de hecho se utilizaba como estacin de autobuses en el camino hacia Emek Yizreel o como paradapara ir al retrete de camino hacia Haifa. El pobre Beni de verdad esper inocentemente durante dos mil aos, ms unos das cuya duracin no est anotada en ningncuaderno. Entonces le seguimos la corriente porque llevaba dos meses sin dormir y le espiamos y comprobamos que realmente no dorma, no coma, no beba, no selavaba (no haca falta espiarlo para saber que era as) y estaba siempre ocupado en la fundacin de un Estado cuya imagen nadie haba visto antes que l y, cuandointentaba describirlo, su rostro se deformaba por el llanto que le ahogaba y luego gritaba de emocin. Y cuando ya estbamos hasta el culo de su nostalgia y pensamosque realmente haba que hacer algo al respecto y fundar un Estado para Beni, para que nos dejara en paz, nos vimos atrapados en una atalaya, no recuerdo cul, y unchico guapo, cuyo nombre tambin he olvidado, se incorpor un instante y fue alcanzado directamente por un proyectil de mortero de tres pulgadas que lo cort,literalmente lo cort, como si el proyectil fuese un cuchillo afilado, y vimos como el cuerpo que tena antes, cuando era guapo y no una ensangrentada salchicha humanacomo ahora, fue dividido en dos mitades que cayeron hacia los lados. Y la sangre flua. Lo cubrimos con nuestros shinels, los abrigos militares de lana, gruesos y largos,y alguien pregunt quin era, tal vez era un inmigrante recin llegado que se haba tropezado con nosotros, y nos dormimos.

    Al no poder arroparnos con nuestros abrigos, tenamos fro. De pronto omos gritos. Ms que gritos, unos alaridos salvajes. Alguien vino a despertarnos en medio deuna aterradora oscuridad e inform entre lgrimas y risas mezcladas con una voz ronca que haba odo decir a alguien que haba odo en una radio a pilas que se deca queBen Gurin haba fundado un Estado y entonces aadi: hala (hablbamos con palabras as), cantemos la Tikv, y le dijimos a ese majadero venga ya! Ni siquiera nossabemos la letra de memoria y, adems dnde ha fundado Ben Gurin su Estado? Y dijo que se deca que lo haba fundado en Tel Aviv y le dijimos: escucha, nosotrosestamos sitiados aqu, en Jerusaln, estamos en Bab el-Wad y aqu no hay Estado, y Jerusaln no se encuentra en el Estado de Tel Aviv, y nos dormimos.

    Muy temprano, a las cuatro o las cinco de la madrugada, Beni Marshak surgi de la niebla como si se hubiese quitado de encima dos mil aos y unos das. De repentese le vea joven, audaz y risueo, saltaba por las montaas, brincaba por las colinas y cantaba, por un instante cre que hasta su olor a sudor rancio haba desaparecido.Iba a lo suyo, ni siquiera vea al chico cortado que yaca sobre la tierra cubierto con los abrigos. Se qued parado y tranquilo, con el pelo revuelto, intent cantar laTikv y le sali el carraspeo eretzisrael de una generacin que crea que si se grita, se tiene ms razn. Plantado en la tierra, sin apenas moverse, empez a bailar unatorpe y pesada hor que haban trado de la dispora, una especie de hor de hasidim, y bailaba con unos ajados pantalones caqui y una Parabellum ceida a la cintura,porque entonces solo se confiaba en Dios con una pistola en la mano, y era una hor de un solo hombre multiplicado por dos mil aos y unos das, y l saltaba, sebalanceaba y gritaba: Dios construir Galilea, / Dios construir Galilea, y nosotros le dijimos: estamos en Jerusaln; y uno de nosotros, mientras dorma, de pronto sepuso a recitar el poema: El hombre ha nacido para morir, / la vaca para parir. / Si has subido a un poste, / tendrs que bajar. Y Beni Marshak gritaba, miserables,bastardos, en qu estis pensando? Este es un momento histrico! El ms histrico en dos mil aos! Y de repente se ech a llorar y yo me levant y me un a l, yono quera, estaba cansado, pero Beni suplicaba y me tena agarrado con su fuerte mano de cuarenta aos y, en medio de ninguna parte, a las cuatro o las cinco de lamadrugada, en el culo del mundo, junto a un cadver que empezaba a apestar, sobre una atalaya meada, en medio de los disparos, unos jvenes imbciles bailaban ygritaban Dios construir Galilea en una Jerusaln que jams haba visto la Galilea, y gritaban, un Estado hebreo, un Estado hebreo, y mientras bailaba empec atemblar, se me cerraban los ojos, me puse cerillas entre los prpados y los pmulos, pero me qued dormido bailando, y Beni corri a contrselo a otros muchachos.Luego llevamos al hombre cortado a Kiryat Anavim, se lo entregamos a los ancianos de aquel kibutz responsables de los enterramientos y dormimos un poco. Cuandonos despertaron, nos enviaron a luchar a otra batalla y volvimos a olvidar por qu, y eso es lo ms gracioso que me pas en aquella guerra, que fund un Estado mientrasdorma y bailaba una hor junto a un compaero desconocido que estaba partido en dos.

    1Se refiere a la decisin de Rabi Azzai de permanecer clibe, Gnesis Rabbah, 34, 14. (Todas las notas son de la traductora.)2Las fuerzas navales del Palmaj. Palmaj es el acrstico de P lugot Majatz, las fuerzas de choque de la Hagan (Defensa), el grupo paramilitar fundado en 1920 durante el Mandato Britnico y que, tras la creacindel Estado de Israel, se integrara en el ejrcito regular.3El trmino mujik se refera a los campesinos rusos que no posean propiedades, generalmente antes del ao 1917.

  • 2Unas noches despus caminbamos por las montaas cantando Caminamos como muertos, que por lo que s no fue escrita por Hayim Nahman Bialik, y tambinCuando las chicas sean botellas, / los chicos sern corchos / empujando, empujando, que no fue escrita por Tchernijovsky. La ciudad de Jerusaln estaba vaca, caanproyectiles sobre la Ciudad Eterna, sus habitantes estaban escondidos en las casas de piedra, hambrientos y sedientos. Continuamente haba explosiones y mora genteen la calle, en las casas, en los colegios y a mitad de estpidas canciones. Tras una batalla olvidada de la mano de Dios, que no recuerdo dnde fue, o que haban muertocinco de los siete compaeros que haban bailado con Beni Marshak y conmigo en la ridcula celebracin sobre la atalaya, y que los dos que no haban muerto fuerontrasladados a otra compaa. As que solo quedaba yo del grupo que haba luchado junto desde la batalla de Hulda. Me sent en la hierba en Kiryat Anavim con elpetate al lado y esper. Quera agua, pero no haba. Lleg uno que morira al da siguiente y pregunt dnde estaban los dems, le dije que cinco haban muerto y quedos haban pasado a la compaa de Dado, y l dijo: ven con nosotros en el blindado, te has quedado solo y tenemos trabajo para ti.

    Haba que llevar al comandante Eban, se trataba de Abba Eban, as lo recuerdo, o tal vez fuera otra persona, de vuelta a Tel Aviv. Jerusaln estaba incomunicada.Abu Hajar, como le apod despus Ezer Weizman, hablaba con un suave y bonito acento ingls, nos miraba con admiracin y pareca que confiaba en nosotros, algo queyo en su lugar no hubiese hecho. Despus de una noche de tortuoso traqueteo por caminos secundarios y barrancos, detrs de las lneas enemigas y casi dentro de ellasdespus de dispararnos por no habernos identificado claramente y responder nosotros a esos disparos aun sin saber exactamente contra quin disparbamos y quedijeran que uno de nosotros haba matado un burro pero nadie ms que yo se compadeciese del pobre burro rabe llegamos a Tel Aviv por la maana temprano.Entramos en la ciudad y se oy una sirena. Aviones egipcios bombardeaban la ciudad y la gente intentaba dirigirse a los refugios. Bajamos del vehculo blindado junto ala estacin de autobuses, a lo lejos vimos heridos y corrimos a auxiliarlos, entonces cayeron ms bombas y vimos cmo los aviones egipcios surcaban el cielo haciendoun tremendo ruido, pero estbamos cansados y ya haba mucha gente all que haba llegado a auxiliar a los heridos, as que nos quedamos a estirar los huesos, porquellevbamos ocho horas hacinados en el vehculo blindado y armado, y Abba Eban se meti en el refugio ms cercano y se oyeron explosiones y yo me dirig a casa demis padres.

    En las calles no haba nadie y reinaba el silencio, a excepcin de algunas rfagas de fuego antiareo, y vi a ancianos de la generacin de mi padre con boinas negras enlas que poda leerse: Guardia ciudadana. O sus pitidos y sus gritos, Hagan el favor de apagar la luz, a pesar de que ya era de da y no estaba oscuro, pero losancianos estaban confusos y cansados y llevaban mscaras antigs colgadas de los hombros y gritaban: Hagan el favor de bajar a los refugios, Hagan el favor deapagar la luz, y quin dice hoy en da Hagan el favor? Esa bella y antigua forma de hablar ha permanecido en Berln, que por aquel entonces solo viva en Tel Avivde alquiler.

    Observ las casas que estaban tan plantadas en las calles que yo conoca y en las que haba crecido. Sent envidia de la gente que no se vea por la calle, con la que talvez so como a travs de un opaco cristal. Pens en mi padre, que cuando los italianos bombardearon Tel Aviv en la Gran Guerra se neg a bajar al refugio porque,segn las estadsticas, eso explic, las posibilidades de que alguien fuera alcanzado en Tel Aviv eran una entre cinco millones. Por tanto, se qued en su habitacin de lacuarta planta, frente al mar y frente a los chacales que deambulaban de noche junto al cementerio musulmn, leyendo a Jean Paul o a Heine, hasta que un da, de pronto,baj al refugio. Todos se sorprendieron y le preguntaron: Mosh, qu hay de tus estadsticas? Y l dijo que haba odo en la BBC que en Mosc haba un zoolgicodonde solo quedaba un elefante y que ese elefante haba muerto en el bombardeo de haca dos das.

    Antes de poder llegar a nuestro piso de la calle Ben Yehuda, 129, cayeron bombas bastante cerca de all, creo que en la calle Arlozoroff. Al entrar en el edificio vi alos vecinos envueltos en mantas en el portal, que haca las veces de refugio y que estaba protegido de la metralla por una pared de ladrillos blancos, y al parecer mesaludaron y se sorprendieron de verme porque saban que me haba ido. Mov la cabeza, no tena palabras, y sub las escaleras y entr en el piso. Mi madre ech acorrer detrs de m. Ms tarde me cont que entr en casa sin saludar y sin decir una palabra, que me fui rpidamente a mi habitacin y la de mi hermana Mira, que porentonces tena unos siete aos, di un portazo y no sal en mucho rato. No com. No beb. Me pas horas y horas dibujando con unas tizas de colores que encontr en elcajn de mi mesa. Parece ser que mov la mesa y me sub encima para pintar tambin en el techo. Pint cosas horribles, monstruosas, pint guilas, pint un buitre con elojo de un hombre en el pico, pint supervivientes del Holocausto, que ya por entonces se vean por las calles, pint tejados, en especial uno del que al parecer yo creaque quera saltar. No permit que nadie entrara. Despus de la guerra, cuando volv a ver aquellos dibujos, los borr.

    Mientras dibujaba recuerdo que un olor a salchicha asada procedente de la cocina penetraba por la ventana situada sobre la cama de mi hermana. Me arrastr hasta lacocina y me tragu la salchicha y recuerdo vagamente el infiernillo y estaba tambin el hornillo Primus con una cacerola llena de gulasch esperndome en vano. O elllanto de mi madre y de algn modo recuerdo, como en sueos, que sal al balcn y contempl abstrado mi mar, que se haba convertido en mi hogar, ms que todas lascasas donde alguna vez haba vivido, y cuya profunda belleza azul las tardes de invierno era mi vida secreta, y o el triste aullido de los chacales junto al cementeriomusulmn y recuerdo la msica de los canalones con la lluvia que me golpeaba y el sol cortando el mar y parece que todo aquello de algn modo me daba seguridad.

    Mi padre y mi madre, eso dijeron despus, comprendieron y no preguntaron. Ni siquiera saban que llegaba de Jerusaln. Tras una noche y medio da, sal de la casay fui a la estacin de autobuses, que estaba casi derruida. Hice parte del camino corriendo. All esperaba el blindado y, con l, otros chicos que parecan dormidos depie. Un avin surc el cielo. Un hombre gordo me dio un cigarro Simon Arzt egipcio con boquilla dorada, de esos que ya no se vean por aqu. Me detuve al lado deellos. No nos saludamos. No recuerdo el inicio del viaje, solo que era pleno da y haba mucha luz y que, cuando llegamos a Bab el-Wad, nos reconocieron y comenz untiroteo masivo. Respondimos a los disparos en marcha a travs de las ranuras que abrimos y, cuando me retir un poco para cambiar el cargador, una bala entr por unaranura abierta y empez a volar de un lado a otro. Sonaba como una abeja de acero chocando sin fuerza contra las paredes. No tenamos escapatoria. Vimos flechas defuego pasando y nosotros estbamos atrapados y la bala volaba, volaba y volaba, y en el aire haba un olor a sorpresa ms que a miedo porque no nos haban preparadopara una situacin as. Solo por la estela de luz turbia que dejaba a su paso se poda distinguir la bala y dos de los nuestros nos cayeron a los pies. Se agitaron un poco,gritaron y, de repente, se callaron y su sangre fluy. La bala sigui volando hasta que perdi la fuerza. Entonces la cogi Mishka y la tir fuera como si quisieravengarse de ella. Los cadveres que estaban a nuestros pies, con la saliva chorrendoles por la boca; continuaron el viaje.

    Llevo cincuenta y nueve aos intentando escribir sobre todo aquello. En 1949, cuando era marinero en el barco Pan York, cuando ayud a traer a Israel a supervivientesdel Holocausto, escrib un libro titulado Los compaeros de Beni, de Beni Marshak, claro est. Una hermosa mujer del pueblo Kfar Yehosha copi el manuscrito, peronadie lo quiso y se perdi.

    No estoy seguro de lo que recuerdo realmente, no confo en la memoria, es astuta y no hay en ella una nica verdad. Y qu es realmente lo importante? Una mentiracomo resultado de la bsqueda de la verdad puede ser ms autntica que la verdad. Piensas y, al cabo de un rato, recuerdas solo lo que quieres. Yo era un joven dediecisiete aos y medio, un buen chico de Tel Aviv en medio de un bao de sangre. Intento pescarme a m mismo de aquello que me parecen recuerdos, pero tal vezestuve en otro lugar. Un hombre serio me dijo aos ms tarde que la historia de la bala dentro del vehculo blindado no ocurri en Bab el-Wad sino en el monte Sin.Tendr razn? Y entonces? Y si resultara que me pas cinco meses tumbado bajo un edredn de plumas en el magnfico palacio de mi difunto abuelo Yankele Hariri,un aristcrata judo de Venezuela, y so todas esas cosas?

    Quin era yo entonces? Qu haca exactamente?Iba al bao? Tenamos bao? Alguna vez me lav all los dientes? Tena cepillo de dientes? Me lavaba los dientes como cualquier buen chico de Eretz Israel?

    De dnde sacaba la pasta? Y qu haca entre batalla y batalla? Quin era, en qu pensaba la mayora de las veces que no recuerdo que pensase? Y qu es unrecuerdo? Un recuerdo es lo que yo escribo que es un recuerdo.

  • Soy un viejo enfermo pensando en el nuevo Estado que fund Ben Gurin, un Estado que hoy tiene sesenta aos, cuyos padres ya no estn vivos y cuyosherederos, unos estpidos, mentecatos, rateros y granujas, han olvidado de dnde vienen. El recuerdo es difcil para quien no estuvo all y no vio cmo buenas personasse equivocaron y no se equivocaron, cmo tomaron decisiones sorprendentes, pero tambin audaces. Recordar; y muy pronto no quedar nadie de los que estuvieronall conmigo, aunque veo que hoy en da hay ms de los que haba entonces. Se han multiplicado tras la muerte. Hoy da hay un museo del Palmaj ms grande de lo queera todo el Palmaj cuando exista el Palmaj y, adems, est la generacin del Palmaj, que hace pelculas del Palmaj y organiza convenciones del Palmaj y nombra comitsconmemorativos del Palmaj, tambin se otorgan premios del Palmaj y se reescribe la historia del Palmaj: han fundado una empresa para distorsionar el recuerdo delPalmaj! El verdadero Palmaj fue liquidado en 1948 por orden de Ben Gurin, quien, con su brutal fanatismo, comprendi que haba que disgregar a los ejrcitos privadosde los partidos, de los que el Palmaj formaba parte, sin importar cunta sangre derram, cunta felicidad trajo finalmente ni cmo, con unos cuantos batallones ms,fund un Estado de la nada. En una triste convencin en el Bet Haam gritaron: Ya ha cumplido con su obligacin, ya puede largarse. Tras su muerte, el Palmaj seconvirti en un gran ejrcito con un gigantesco palacio donde el noventa por ciento de sus asiduos no estaban en el Palmaj por aquel entonces, cuando se luch. Como sesuele decir, hay vida despus de la muerte, al menos as es para los movimientos de resistencia israeles.

    Israel. Judea. Estado hebreo. Judo. Israel. Tal vez no sea ms que una nueva Canan, la tierra de los amorritas, de los hivitas, de los jebuseos, el Estado de losjudos. Nosotros, en vez de maestros, tuvimos profetas oradores que queran que los redimisemos, que vencisemos a los nazis, su nombre sea borrado de la tierra.Nosotros, yo soy una excepcin, ya que mi padre era indiferente a los nuevos Estados en Oriente Medio y lea libros en alemn y escuchaba cuartetos de Beethoveny msica de Monteverdi y soaba en alemn con Berln, pero casi todos mis compaeros tenan padres que hablaban yiddish, rumano o hngaro y, cuando empezamosa sentir que la guerra se avecinaba, quedaron espantados porque solo entonces se les inform de que sus familias, a las que haban dejado al emigrar a Eretz Israel, habansido exterminadas en el Holocausto que acababa de terminar. Nos enviaron con gran entusiasmo a fundar un Estado para sus familias asesinadas, a fundar un Estadopara sus muertos, y ellos no saban que el Estado sera una especie de manicomio en el desierto, todo sembrado de la harina de huesos de judos que no lograron llegarvivos.

    Israel es efectivamente un Estado de muertos. Se fund para los muertos. Es un recuerdo de que podran no haber muerto si se hubiese fundado cincuenta aos antes.Cmo puede un Estado judo vivir con el vnculo histrico de una especie de Dios que asesin con frialdad, con indiferencia, a un tercio de su pueblo? Detrs denosotros hubo viejos y melanclicos revolucionarios que crean en el mismo a pesar de todo de Brenner. Algunos de ellos eran extravagantes, de baja estatura yenvidiosos, bellos en su celo y en su amor por una historia que dio derecho a sus hijos a vengarlos, y quiz tambin fuesen nobles en el sentido ms pobre de la palabray nos vieran por un solo instante en las crnicas de Israel, un pueblo eterno, un pueblo ancestral que lleva buscando dos mil aos vivir con honor y no sabe cmo sevive con honor, un pueblo al que le gusta aorar ms que vivir, que naci en el desierto y se fue de su patria, de la casa de sus padres, para vagar y ser golpeado, pero nopara hacer algo audaz con toda esa nostalgia. Nuestros maestros pensaban que reviviramos nuestra antigua tierra, nuestra casa nacional, y seramos los vengadores de lahistoria de Israel, los vengadores de los pogromos. Queran que llevsemos a cabo una gigantesca operacin de represalia contra la historia juda, como en El discurso deHayim Hazaz, que todos aprendimos de memoria. Queran que empezsemos a crear una nueva historia juda, varonil, nuestra, y que dejsemos de vivir de la caridad dela historia de los dems. Tenamos que proporcionar honor al pueblo humillado que fue atacado para exterminarlo y nos dispusimos a fundar un estado contraChmelnitzky, contra los cosacos y contra los alemanes, y todo lo que encontramos enfrente fueron rabes que conocamos porque nos haban disparado en los aostreinta cuando bamos hacia Gedera, y por los burros, por el mercado de Yafo, por los gritos de Itbaj al yahud, Muerte a los judos, por el sabroso humus, por elcaf con cardamomo, por la playa Khayyat de aquel aristcrata rabe a quien mi padre gustaba visitar en su palacio de Haifa, por las historias de Hanita y Wingate y,desde 1920, por la matanza, la ira y la lucha.

    Lo que ocurri aqu hace dos mil aos era para nuestros antepasados una leyenda, trozos de arcilla quemados, y para nosotros lo que ocurri entonces es historia ygeografa. ramos los hijos de la Biblia, pero tambin los hijos del Libro de leyendas de Bialik y Ravnitzky, y nos gustaba leer cmo Moiss vio a Josu entrar en latienda de reunin, tuvo envidia de l y dijo a Dios: Cien muertes y ni rastro de envidia.4 Nuestros padres eran polacos, rusos, alemanes, rumanos y griegos queconocieron las calamidades y la humillacin y vinieron a la patria histrica para hacer que nuestros das fuesen como antes. Hace sesenta aos, desde diciembre de 1947hasta finales de 1948, ramos realmente los de hermoso cabello y semblante.5 Puedo jurar que lo ramos.

    Entonces haba tres tipos de pasta de dientes: Shemen y Shemhav, de la sanidad pblica, y la Collins britnica, que era la joya de la corona. Fumbamos Matossian,Latif, Degel, Odem, Dubek, Players, Craven, diez cigarrillos por paquete. Estbamos casi sin armas, con oficiales sedientos de batalla pero carentes de experiencia decombate que antes de convertirse en oficiales todo lo que saban de la guerra asesina, cruel y sangrienta era volar puentes y golpearse unos a otros en una batalla cuerpoa cuerpo. Y, de hecho, y esto no es retrica, a pesar de las cosas que han escrito sobre nosotros gentes de mal corazn que se han inventado una historia nueva,efectivamente ramos pocos. Durante aquellos amargos meses, hasta el primer alto el fuego, estbamos solos, hambrientos y sedientos. La mayora de nuestroscoetneos an no se haban alistado. Solo despus fueron reclutados y obligados a dejar el instituto antes de terminar el ltimo curso, pero con el certificado de bachilleren la mano. Y yo solo tena el certificado de haber terminado la educacin elemental, que tampoco era nada del otro mundo.

    Me alist antes, unos meses antes, y todava hoy dudo de si era estpido por caerme una y otra vez de la bicicleta que me regalaron en mi bar mitzv, una bici Peugeotroja cuando todos montaban en una Raleigh. Y tal vez me golpeaba la cabeza por ir mirando a todas las chicas guapas que pasaban por la calle e incluso a las que no eranguapas, qu saba yo entonces de la belleza de las chicas. Nunca termin el instituto y, cuando mis compaeros del colegio fueron reclutados, ya les habamos fundadoun Estado para el que ser reclutados.

    Estbamos en Jerusaln y en Bab el-Wad. No ramos como otras brigadas de jvenes procedentes de kibutz, de los grupos de preparacin agrcola, las tiendas decampaa del Palmaj y las canciones hasta el alba; entre nosotros haba algunos que eran de los kibutz y haban estudiado en el colegio, pero la mayora ramos unospatanes salidos de todo tipo de agujeros: de las colonias agrcolas, de Mahlul, de Shipur Hayan, de Gedera, Kfar Malal, de Kfar Yehezkel, de Haifa, de Kfar Saba, deNahalal, de Musrara. Nos colbamos en todo tipo de sitios, no tenamos ni un cntimo, y caminbamos cantando cmo moriramos en Bab el-Wad. Cantbamos conplacer y con coraje. ramos tan majaderos, que pensbamos que realmente sera estupendo morir en Bab el-Wad e imaginbamos cmo nos dispararan misiles anticarro.

    Efectivamente, ramos de hermoso cabello y semblante, pero listos, no. Los listos no eligen morir cuando tienen diecisiete, dieciocho o ni siquiera veinte aos. Loslistos prefieren Estados reales en vez de Estados soados. Los listos no intentan fundar Estados nuevos con los vientos abrasadores del desierto en una tierra llena derabes nativos y rodeada de Estados rabes que los consideran unos extranjeros perversos.

    Llegu a las batallas y a la muerte directamente desde el curso nmero nueve del Palyam, donde nos ensearon a nadar, a hacer nudos, a navegar en barcas. En el cursoparticip tan solo en un campo de tiro en el desierto y, acto seguido, directo a la guerra. Tras la primera carnicera en Hulda, saba ms de la guerra de lo que saban misoficiales. Y es que hay que ser un joven loco para luchar en una guerra suicida por alguien que no sabes quin es y por algo sobre lo que no tienes ni remota idea de loque ser. Solo despus de la guerra se descubri, y no siempre con agrado, que fundamos un Estado para unos muertos que no viviran en l.

    4Deuteronomio Rabbah 9, 9.5Imagen prototpica del sabra, judo nacido en Israel, que luch en 1948, tomada del poema de Hayim Guri Hareut ( La camaradera ).

  • 3Haba una vez un hombre que un da se present en la puerta de nuestra casa en la calle Ben Yehuda. En vez de llamar al timbre, dio fuertes golpes en la puerta. La abrun poco, ech un vistazo y no vi a nadie. De pronto, un instante despus, apareci en el resquicio un hombre que tena la cara como aplastada. Me asust y le abr lapuerta. Permaneci muy erguido. Antes, cuando no lo haba visto, deba de estar agachado. Llevaba una boina azul descolorida y cada hacia un lado. Estaba plido.Tena los ojos apagados. Cuando me reconoci, hizo una mueca como de enfado, pero en sus ojos haba una especie de chispa pcara, pcara-sombra, como la que habavisto una vez en el rostro de un muchacho que estaba con los brazos en alto en una pelcula sobre el gueto de Varsovia. Con su desdichada picarda pareca derrotado,pero fuerte al mismo tiempo. Tena los ojos entreabiertos y, entonces, con un movimiento brusco, como si intentase esconderse debajo del pequeo felpudo de laentrada, se arrodill en el suelo como un perro.

    La profesora de ingls, la seorita Gross, que acababa de terminar su segundo afeitado del da, oy el ruido. Abri su puerta, que estaba al lado de la nuestra, y al veral hombre grit aterrada: Os dije que vendran los nazis!. Y como era habitual cuando llegaban los nazis, corri a esconderse en el armario de los contadores de la luz,abajo, en el portal. Su padre cazaba leones en frica para abastecer los zoolgicos de Alemania. Fue golpeado mortalmente la Noche de los Cristales Rotos, cuando seescondi en un gran armario de contadores en un restaurante de la esquina de Fassane Strasse.

    El hombre que estaba en la puerta dirigi la vista hacia ella y le clav una mirada rpida, maliciosa, y vi cmo la sangre abandonaba el rostro de la mujer. Sus ojosentreabiertos la siguieron cuando sali disparada hacia abajo, solo que entonces lo reconsider y, en vez de bajar hasta el armario de los contadores de la luz, volvicorriendo a su casa, para asomarse al balcn que daba al mar con el deseo de nadar hacia Berln.

    Los ojos del hombre se abrieron, entonces se levant del suelo y, con una mirada incluso ms abatida que antes, me pregunt en tono de reproche si yo era el hijo delbastardo. Dije que yo era el hijo de Mosh. l dijo: eiso es lo que he preiguntado, chico. Y yiddish seiguro que sabes. Dije que no. Dijo: lo primeiro en esta tierra hasido matar a los judos ms de lo que lo hicieiron all. Dije que senta no hablar yiddish y, con una sonrisa empalagosa, dijo: t no, peiro dime una cosa, no sueias enyiddish? Un judo solo puede soar en yiddish y no pueide contar en otro idioma. Dije que yo no hablaba yiddish y que soaba en hebreo y contaba en hebreo, y ldijo: no te preocupes, cuando mueiras, moreirs en yiddish. Todos los hebreos al morir mueiren en yiddish. El hebreo es un idioma de rabes que se hacen pasar porjudos.

    Prosigui con su divertido acento: hebreo solo s un poco, estudi en la Ternpol de tu Moishe, y yo digo algo y te res de m, aunque ya veiremos quin re elltimo o el primeiro, peiro el asqueiroso Deutsche de tu bastardo padre yo no lo hablo. Y dnde est? Dije que l no era un bastardo, y l dijo: ya lo creio que es unbastardo, y grit: escucha, no ests tan contento. Le dije que no estaba contento, y l dijo: y a peisar de todo, no estreichar tu mano, peidazo de sabra6 bastardo, yveite de una vez a deicir a Moishe que estoy aqu.

    Le pegunt quin era, para decrselo a mi padre, y l grit: l ya sabe quin soy. Y, efectivamente, mi padre oy el jaleo, seguramente reconoci la voz, sali de suhabitacin y, al descubrir a aquel hombre delante de l, ambos se quedaron petrificados, como si los hubiese alcanzado un rayo. Parecan muecos de cera en unmomento profundo surgido de s mismos y empezaron a medirse el uno al otro, entonces el hombre apagado se acerc a mi padre, se detuvo a su lado y luego se alej,como si se tratase del ballet de Rina Nikova que haba visto con mi ta Esti. Entonces se abalanzaron el uno hacia el otro y empezaron a pegarse. Realmente luchaban sinhacer ruido, los gritos se vean pero eran mudos por ms que sus bocas se movan y sus cuerpos chillaban. Entonces pasaron al yiddish, y esa fue la primera vez que oa mi padre hablar en yiddish y la primera vez que lo vi pegar a alguien y la primera vez que lo vi abrazado a alguien. Pues ni siquiera abrazaba a su mujer, tampoco anosotros, ni a mi hermana ni a m.

    Mi padre ni me vio. No dirigi la mirada hacia m. Mir la puerta de la vecina y murmur algo y, al cabo de unos minutos, los dos retrocedieron unos pasos casi alunsono y se alejaron el uno del otro y el forastero escupi. Entonces mi padre, siempre tan elegante, con su ropa bohemia, impecable y hecha a medida en la sastrerade Neumann, mi padre, que hasta al retrete iba con corbata, aquel dandi pobre, se ech al suelo como un animal, sac un pauelo blanco almidonado del bolsillo de sucamisa azul y limpi el escupitajo de aquel hombre, luego lo dobl a conciencia y volvi a metrselo en el bolsillo. Ese era mi padre, alguien capaz de limpiar los jabonespara que estuviesen ms limpios. Arrastr al hombre hacia su habitacin y cerr la puerta de golpe.

    Estuvieron encerrados bastante tiempo en la habitacin de mi padre. Al cabo de un rato se oyeron voces y o al hombre gritar en un hebreo algo extrao, pero lo hizoen hebreo para que tambin yo lo entendiese. Qu pasa, Moishe? Quieres que tu hijo incircunciso, el sheygets7 de Eretz Israel, tu hijo no nico Efraim,8 no lo oiga?Dime, y qu hay de Yoshka? Y qu hay de Bomek? Y de Yetka? Y de Natan, eise amigo de tu hermano Dov Ber, que antes de deisaparecer dijeiron que habamatado a un cosaco? Y qu hay de Naftuli, el que se crea un gran poeta? Y mi padre pregunt: qu?, ese que fue futbolista del Hakoach Viena? El hombre dijo: puesclaro, y cmo jugaba, era el narciso de Sarn.9 Y Hassia, cmo es que no tienes un poco de corazn, a bissel lev? Cmo escap Motele cuando fue a buscar a tuqueirido hermano a Siberia, y dnde estabas t? Revolvieron cielo y tierra buscndote. Eires un bastardo, Moishe, no por la Tor, que muri all con nosotros cuandot huiste, sino por tu padre Mordechai, a quien abandonaste.

    Mi madre entr rpidamente en la habitacin y pregunt si el hombre quera caf, t o algo fro, y l le grit: no quieiro nada de usted, seiora Moishe, vyase alinfierno, no quieiro fro, ni caliente, ni agua, no quieiro nada.

    Mi madre se qued embelesada por lo que ms tarde describi como una revelacin, aunque no supo interpretarla ni decir de qu. No era una nia mimada de unacasa de huspedes de Suiza, haba crecido en la pobreza y, siendo muy pequea, lleg en un barco pestilente desde Odessa, luego fue enviada desde Tel Aviv a loscampos de En Ganim junto a Petaj Tikv y los turcos, de los que siempre deca que su nombre sea borrado, la apaleaban. Vio muchas maravillas. En el exilio de EnGanim se tumbaba en un campo de cardos y buscaba cabras en el pueblo rabe cercano para llevar leche a su padre enfermo. Cuando regresaron a Tel Aviv, solasentarse junto a su puerta mientras l enseaba hebreo a jvenes muchachas, un idioma que estaba prohibido utilizar por orden de los turcos, y ladraba como un perrocada vez que un polica turco se acercaba y, al or sus ladridos, las chicas empezaban a cantar, como si se tratase de una clase de canto que los turcos s permitan. Se lemurieron todos, su padre, su madre, sus dos hermanos, el chacal, la pandilla, el profesor Bugrashov, el profesor Brenner, el profesor Nesher. Y cuando ocurrieron losincidentes de 1921, se ocup de los cuerpos calcinados de Brenner y sus amigos. Mi madre conoci guerras, en 1929 y en 1936, y la guerra mundial, pero frente a aquelhombre vi cmo cerr la boca, como si se hubiese convertido de nuevo en el perro de su padre, y sali de la habitacin y por unos instantes rein el silencio.

    Entr en la cocina y llor mientras pona a calentar agua para nadie, porque mi padre jams se tomaba el caf que ella haca, solo el caf que l mismo preparaba en unextrao aparato que trajo consigo de Alemania, y tambin odiaba el t por ser demasiado judo. Se oa el romper de las olas y unas veces gritaban y otras hablaban envoz baja. El hombre dijo: Moishe kim aherr y pstrate ante m, miserable bastardo; y as comprend que mi padre se haba echado de bruces al suelo, algo que hoy meresulta imposible, pero lo recuerdo, aquello lo recuerdo perfectamente. Y unas dos horas ms tarde se abri la puerta, los dos estaban llorando, mi padre, al que jamshaba visto llorar, y el hombre plido, cuyas lgrimas fluan como agua de un grifo. Salieron de la habitacin, el hombre se acerc a m y de repente se rio. No tenamuchos dientes en la boca, y dijo: polvo, t, vosotros sois polvo, y en vano, tu padre en vano, tu madre en vano, t en vano, un hebreo as s que s. Cmo un pueblode judos se convierte en polvo? Cundo han vivido los judos en un Estado propio? No habr un Estado. Los judos no son el Keiren Kayeimet ni Ben Gurin. Herzlcomprendi eiso y por tanto muri fueira de Eiretz Yisroel, qu iba a buscar l en una tierra de judos? Aborreica a judos como nosotros. Y tu padre, dnde naci?En Berln? Naci en Ternpol, Galitzia, era austriaco solo porque los bastardos de Francisco Jos lleigaron hasta all. Luch por ellos, se hizo oficial y quiso unirse alejrcito alemn. Y t quin eires? Una espeicie de rabe que no sabe lo que es una lengua juda, y t beisars el culo a los aleimanes aqu, que esta vez se han disfrazadode rabes, y traeris todos los huesos de los judos para enteirrarlos aqu y habr aqu un cementeirio para el polvo de los judos muertos. T sabes, mein Kind, quclase de hombre eira tu abuelo, y tu padre no me quieire. Se avergenza de alguien como yo, peiro con los aleimanes es bueno. A ellos los ama. Nos abandon en

  • Ternpol para que murisemos. Se disfraz de aleimn y les chup el culo a los aleimanes en los bares de nazis de Berln y toc all, y no conmigo. Conmigo no toc.Yo soy deimasiado judo. Yo, como vosotros deics, soy diasprico. Y entonces sonri con dulzura y suavidad y bes a mi padre en los labios y mi padre le devolvi elbeso y, de golpe, se apart de mi padre, sigui llorando en silencio y estruj la gorra que llevaba y, antes de salir, volvi la cabeza hacia la habitacin de mi padre contodos sus libros alemanes y dijo: tu hijo morir joven, peiro es como era su atractivo abuelo.

    El hombre se fue escaleras abajo con agilidad y mi padre lo sigui con la mirada. Yo estaba fascinado con aquel hombre. Era una estatua cada de un rey muerto. Eraun muerto andante. Era un antiguo palacio desmoronado. Mi padre entr rpidamente en su habitacin y le o poner en su gramfono la pera de Monteverdi que tantole gustaba. Durante muchos das estuve pensando en aquel hombre y mi padre intent zafarse de m. Al final le pregunt quin era aquel hombre y mi padre dijo quin?Dije cmo que quin? El hombre que estuvo aqu, el que habl contigo en yiddish, al que besaste, y de pronto mi padre pareci confuso, como si una nube se hubiesemetido en su cabeza. Quin? Aqu no ha habido nadie, repiti, pareca aturdido, y entr en lo que por entonces llambamos retrete y o un gemido ahogado.

    Por entonces yo era joven. Un hombrecillo de diecisis aos. Nunca haba visto espectculos as lo mximo que haba visto era Edipo rey en el teatro Habim dirigidopor Tyrone Guthrie, mientras fuera los del Leji10 y los britnicos se disparaban y explotaban algo no muy lejos de all y aoraba una inocencia que me haba idoabandonando, como haba abandonado por entonces a todo el mundo. Las calles empezaron a llenarse de seres miserables que se parecan al hombre que haba estadocon mi padre, vestidos como prncipes mendigos. La ciudad se llen de personas destrozadas.

    Empec a ir a buscarlos. A buscar a quien cre que era el primo de mi padre Mosh. Se agrupaban, hablaban en voz baja, compraban y vendan, y uno llevaba unpaquete y gritaba termmetro, termmetro barato, y le decan quin necesita un termmetro, y deca compradlo para que no lo necesitis. Pens: quin es el hombre quevino a nuestra casa. Quera traerle a hombros a Eretz Israel de nuevo, ser como los hroes de su pueblo.11 Tena la horrible sensacin de que quien era un don nadie erayo y no l. Yo era culpable por haber comido cuajada durante la guerra cuando iba a Gedera mientras ellos moran. Recuerdo que el maestro Zvi Katan dijo una vez conira que, mientras su familia era aniquilada en el gueto, aqu tenamos una economa boyante. Haba comida. Haba dinero. Todos hacan negocios con los ingleses.

    Me encontr entonces con un hombre que se peg a m. En el hebreo antiguo de las traducciones de hace muchos aos, con palabras como gendarme, posta y piaster,dijo que le resultaba conocido y que haba estado con l en un campo de refugiados cerca de Frankfurt, y yo dije que no haba estado all. Dijo que recordabaperfectamente mis ojos, cmo iba a olvidarlos, si era idntico a su hijo, que haba muerto en aquel maldito lugar, cmo me atreva a negarlo?, y su hijo estaba muerto?Cmo, cuando yo era l? Le dije que no era yo. Yo solo era un miserable eretzisrael, un sabra, de buena familia, mi padre era el director de un museo y, mientras losjudos moran, l organizaba conciertos de cmara donde tocaban a todos sus alemanes. Bach. Beethoven. Cuartetos. Sonatas. El hombre se acerc a m, me abraz ygrit: no olvides a tu padre, mein Kind, y de pronto se irgui y ech a correr, y entonces, se lo aseguro a los fieles lectores que han llegado hasta aqu, sali volando, oas lo recuerdo yo, sobrevol el cine Mugrabi y roz el tejado, que empez a moverse y a abrirse, y el yekke12 gordinfln que venda salchichas en la plaza de abajo legrit: dime quin es mejor, Goethe o Shakespeare, y cuando dije que Goethe era mejor, me dio una salchicha y escap de all muy avergonzado.

    Me fui a las dunas. Quera tocarlas para librarme del yekke gordinfln que venda salchichas en el Mugrabi con su Goethe y el de mi padre. Quera ser yo, pornosotros, por los eretzisraeles, por las cidras de Eretz Israel que ramos nosotros, por los adorables y espinosos sabras que debamos ser, para eso nos crearon, adiferencia de los feos y equivocados judos de la dispora, y frente a ellos yo quera higos chumbos, gaseosa y aullidos de chacales, y pens en uno que haba dicho queles rogaron que se fueran a Eretz Israel para salvarse, era el alto comisionado para los judos, y que los alemanes queran que se marchasen de Europa porque apestabany eran una raza miserable, que haba una oficina de emigracin para judos en Viena, con Eichmann, un experto en judos, y que hubiera sido posible, pero ellos noquisieron. Y cuando o hablar de los campos dije: les est bien, para que aprendan para la prxima vez, y entonces me asust de las cosas que dije y llor.

    Era tan estpido como la mayora de nosotros y pensaba que quiz no saba mucho sobre mi padre. Cmo era que no tena familia aqu, salvo una hermana y unaprima en Safed que tena un pequeo hotel en la ladera de la montaa, cuando haba montones de tos y tas, y de primos y primas. Fui a ver a su amigo Ernst, que vivaen la calle Yehoash, uno de sus mejores amigos, y le habl del hombre que era mi padre. Yo saba que la mujer de Ernst, Lili, la ms delicada de las mujeres, haba sidouna vez el gran amor de mi padre y l el suyo, y todos saban que ella era la nica mujer a la que haba amado. No recuerdo cmo saba eso a los diecisis aos, pero losaba. Ernst se cas con Lili debido al complejo de inferioridad de mi padre Mosh el Ostjude, que debido a su terrible necesidad de valorar solo el fracaso y por suamor a los hroes fracasados, por su incapacidad para tocar el violn como Huberman, por su exigencia de ser grande y su conciencia de que realmente no lo era ni podaserlo, y debido a la sensacin, como la de la mayora de la gente, de que no era tan respetable como Ernst, que haba nacido rico en Berln, pens que no estaba a la alturade Lili, que de verdad lo amaba, y aquel pobre majadero, mi padre, entreg a su nica amada, Lili, a su querido amigo Ernst.

    Ernst me cont lo que mi padre Mosh no me haba dicho nunca. Que tena a todos esos parientes en Ternpol y que casi todos vivan en la calle Barn Hirsch,hasta que todos, sesenta hombres y mujeres, fueron llevados un da a una zona boscosa cercana y obligados a cavar un hoyo y, cuando hubieron terminado de cavar elhoyo, los empujaron con disparos y los acribillaron a balazos dentro del hoyo y fueron enterrando all los unos encima de los otros, y dicen que uno de ellos, el hijo delto Menashe, sobrevivi y lleg a Eretz Israel por Siria, y puede que el hombre que viste sea ese primo. Sent pena y vergenza de que mi padre no invitase a aquelhombre a vivir con nosotros y de que no quisiese saber dnde se alojara. Ernst dijo que aquel hombre estaba enfadado con mi padre por no haberse quedado all. Porhaberlos traicionado y no haber estado con ellos en el montn de cadveres.

    Poco despus o decir a un amigo de mi madre, Zeev Shifman, que el hombre haba encontrado trabajo en la refinera de Haifa y, al cabo de un tiempo, cuando yahaban empezado los disturbios, omos que haba muerto en el ataque de los rabes a la refinera, y mi padre dijo con parquedad: aquel hombre que preguntaste quin eraha sido asesinado. Sobrevivi cuando la familia muri all para morir aqu, en Eretz Israel.

    En el piso de abajo viva la seora Cramsky. Unos das antes tuvo una visita, una anciana con quien me encontr en el portal. Cuando le pregunt si quera que le diera laluz de las escaleras, dijo, como aturdida: no entiendo hebreo; y pregunt: por qu? Dije: porque s. Dijo: qu es porque s, porque s es opuesto a por qu? Dije:porque no es lo contrario a porque s. Ella dijo: aqu no entiendo nada. La vecina, la seora Cramsky, me tena cario y, una vez, hasta le dibuj a su difunto esposocopiando una vieja fotografa que tena colgada en la pared. Le dije que quera saber cosas de aquella anciana. Le dije que haba visto a un hombre que pensaba que yo eraotra persona, que alguien haba venido a ver a mi padre, que tal vez realmente era su primo, y que mi padre haba dicho que ese hombre no haba estado, y que yo querasaber.

    La seora Cramsky sonri. Eres un sabra y quieres saber? Le dije: mucho. Llam a la anciana. La anciana me mir y dijo: por qu porque s. Y sonri sin dientes. Laseora Cramsky le dijo algo en polaco y la anciana se acerc a m, me palp la cara con delicadeza y se rio. Haca fro en la habitacin. La anciana se sent encogidajunto a la ventana bajo un fuerte rayo de sol que la distorsionaba. La seora Cramsky dijo que la anciana no quera hablar conmigo, pero ella misma me cont durante unbuen rato cmo haba escapado la anciana y cmo haba estado en manos de un hombre y cmo haba cargado carretillas descalza por la nieve y cmo deseaban matarlapero la necesitaban porque saba hacer clculos. La anciana escuch con los ojos cerrados su historia tal y como me era contada y empez a declamar nmeros enalemn. Yo saba un poco de alemn y ella sumaba y restaba grandes cifras y dijo: ja, ja, Gottenyu halaj schlafen,13 y un SS me cort una oreja. Cmo se fue toda lafamilia. Cmo se fue todo el pueblo. Y entonces le dijo a la seora Cramsky que yo no comprenda de qu estaba hablando y la seora Cramsky le dijo que scomprenda y as permanecimos hasta que mi padre baj con sus zapatillas de estar por casa, que por entonces se llamaban pantuflas, y llam a la puerta y dijoenfurecido: no lo volvis tarumba con eso de quin sufri ms.

    Otra perla de la memoria. Estuvo mi padre realmente all? Esa historia significa algo? Acaso es importante? La he escrito cincuenta veces desde que fui marineroen el Pan York en 1949, cuando trajimos refugiados de Europa, cuando los buscamos por todos los agujeros de Italia y de Yugoslavia y cuando imploraban que losdejsemos subir al barco y ya no haba sitio y ellos trepaban por las cuerdas para subir a la lata de sardinas que era el Pan York.

    Una maana estaba trabajando en cubierta, raspando la herrumbre con el mar agitado. Vi a un grupo subiendo de las profundidades infernales del barco para comer yhacer cola para ir al retrete. Permanecieron durante horas en la cola mientras el barco saltaba y vi a una mujer que sac un pequeo espejo de juguete, que deba de haber

  • comprado a un mercero en el vientre del barco, porque compraban y vendan incluso estando como sardinas enlatadas, ech la cabeza hacia atrs, se ahuec el pelo, se loondul con un dedo y se sonri a s misma en el pequeo espejo y pareca contenta en medio de aquel infierno.

    En Tel Aviv, por la noche, me acost agotado. Tena la capacidad de pensar en algo hasta que ese algo me envolva por completo. No saba realmente qu me estabaprohibido saber. Imagin que mi padre se caa de un tejado y sent el golpe y el dolor y sent la muerte. Aquello era duro para m y pens que no era posible que losjudos no tuvieran un hogar. El ao 1945 haba sido el ao intermedio, el ao de la conexin, el ao de en medio entre la destruccin y lo que por entonces parecanuestro gran golpe en las batallas contra el destino judo. Haban pasado dos aos desde el final de la guerra en Europa y las esperanzas haban aumentado. No sabamosexactamente a qu aspiraban esas esperanzas, pero sentamos que era bueno que las hubiese.

    6En la jerga israel, se denomina sabra al nacido en Eretz Israel, a diferencia del inmigrante judo. El nombre procede de la palabra hebrea que significa chumbera , una planta que, como se dice de los sabras, esdulce y blanda por dentro, pero dura y espinosa por fuera.7Se utiliza el trmino sheygets, en yiddish, y goy, en hebreo, para hacer referencia al no judo .8Referencia a Jeremas 32, 20.9Cantar de los Cantares 2, 1.10Acrstico de Lojamei jerut Israel (Luchadores por la Libertad de Israel), organizacin clandestina que luch contra el Mandato Britnico con mtodos terroristas.11Referencia al verso cargan a su pueblo a hombros , del famoso poema de Natan Alterman Respuesta a un discurso de un capitn italiano , dedicado al capitn del barco Hannah Senesh, que logr llegar a lascostas de Eretz Israel en diciembre de 1945 con 252 inmigrantes judos a bordo.12Trmino despectivo para referirse a un judo de origen alemn.13S, s, Dios se fue a dormir.

  • 4Durante la fiesta de Hanuk de 1946, la ltima antes de que estallara la guerra, hizo un invierno duro. Graniz mucho, sopl un fuerte viento, nev en Jerusaln y enHebrn y nosotros subimos a la fortaleza de Masada para tocar el Holocausto, que ya se haba hecho real para nosotros. En el pasado, durante los aos ms duros paralos judos, sabamos poco de l, estbamos ocupados sobre todo en la disputa entre los partidos polticos, entre Ahadut Haavod y el Mapai, y no entendamos lo queleamos en los peridicos.

    Subimos por el herido y serpenteante camino adornado de baches a Masada, sin ver nada porque la oscuridad se asentaba sobre la faz del abismo de Dios, y llegamosa la cima. La montaa estaba aterradora, craneal, cortada, desamparada, hurfana y herida y, arriba, plana y desolada. Un cielo negro se cerna sobre nosotros con susmillares de estrellas. Temblbamos de fro, nerviosos y en silencio. El mar Muerto brillaba con una luz pura que no proceda del sol, pues an no haba salido.Colocamos una piedra en la que grabamos Si me olvido de ti, dispora y comentamos algo sobre cmo los alemanes haban aniquilado a los judos. No conocamos losdetalles, al primo de mi padre me lo encontrara ms tarde, y sobre los campos de concentracin y de exterminio sabamos muy poco. Un chico del Palmaj que nosacompaaba sac una pistola y dispar al aire, el disparo impact en el silencio y fue emocionante ver la bala de una pistola hebrea alcanzar a los enemigos de Israel.

    Dej a mis compaeros, que cayeron agotados y se durmieron en medio del penetrante fro del desierto, y camin despacio. La oscuridad que haba reinado alldurante toda la Gran Guerra se alej y contempl eufrico las hermosas luces que centelleaban a lo lejos: Hebrn, Beln, Beit Jala, sobre todo, pero tambin Jerusaln.La imagen multicolor en medio de la noche me emocion, uno de mis compaeros estaba buscndome, no recuerdo cul de ellos, y encontr a un gilipollas parado alborde del precipicio. Seal las luces y le dije que era como aquella Navidad que haba visto en el cine Migdalor en la pelcula Qu bello es vivir!, con James Stewart,que por su bondad se vea obligado a sacrificarse por su familia, se senta desesperado, lloraba por su vida perdida y desperdiciada, y llegaba a un puente sobre un rohelado para entregarse a la muerte. Justo en ese momento llegaba Clarence, un ngel regordete que haba sido enviado para ayudarlo, que estaba intentando ganarse lasalas y deba hacer algo bueno para conseguirlas. Clarence saltaba al ro y gritaba pidiendo ayuda y, al orlo, Stewart saltaba tras l al agua helada y lo salvaba y el ngelproyectaba toda la vida de Stewart hacia atrs y Stewart vea cmo l haba cambiado la vida de muchos y la buena influencia que haba ejercido sobre ellos y lo pocoegosta que haba sido y, entonces, se arrepenta de sus palabras, que hubiese sido mejor no haber nacido, y volva a la realidad y todos aquellos a los que haba ayudadollegaban a su casa con regalos y todo eso pasaba en Nochebuena, con el rbol brillando, las pequeas luces colgadas de las ramas y el gran resplandor que caa al orse elrepicar de la campanilla que estaba sobre el abeto y la hija de Stewart deca que, cuando se oye un repicar, un ngel desdichado se haba ganado sus alas.

    Mi compaero se qued atnito con la historia, que a su modo de ver era tan extraa a la Masada hebrea, a la errnea eleccin de la muerte, ms pura que cualquierrbol o campanilla. Grit: ests loco, Yoram, qu tiene que ver Masada y el herosmo de Israel con una mierda de pelcula en el Migdalor? Y le dije algo, algo que talvez tuviera alguna relacin pero solo para una mente atrofiada como la ma. Masada estaba profundamente instalada en m, me perturbaba, me ocup obsesivamente dela gloria de la muerte y de la libertad, tambin del genocidio y del hecho de que un pueblo como este se acusara a s mismo de genocidio. Mi madre estuvo entre losprimeros que subieron a Masada tras publicarse el poema de Landan Masada. Landan, que conoci los pogromos y pens en la venganza del pueblo, escribi sobreuna Masada que los judos no queran ni mencionar, pues ellos idolatraban a Rabi Yohann Ben Zakai, que escap y baj de la muralla en un atad, no sin antesocuparse de que apestara a excrementos para asegurarse de que los romanos no lo abriesen, y pidi a los romanos que le entregasen Yavne y a sus sabios, sin decir queera para salvar el judasmo, y los romanos creyeron que haba traicionado a sus hermanos. Despus ocurri la gran masacre, el suicidio masivo tan odiado y aborrecidopor los sabios de Israel, y solo el traidor Yosef Ben Matityahu, tambin conocido como Flavio Josefo, reescribi la historia de los judos y perpetu lo ocurrido enMasada.

    Pero el conflicto judo-rabe cre la necesidad de hroes. Y como Rashi no poda ser un hroe para los jvenes que queran conquistar Palestina, los suicidas deMasada se convirtieron en hroes. Los eretzisraeles hicieron suyo el suicidio de las gentes de Masada, que prefirieron la muerte a la esclavitud, hicieron suyo a EleazarBen Yair y lo consideraron el artfice del mito sionista de muerte o conquista de la montaa. Estar en ese risco frente a la oscuridad iluminada sobre el desierto seconvirti en una experiencia mstica para generaciones enteras.

    Yo estaba all y pens que ese da era Hanuk, que los das largos estaban llegando a su fin y que el mundo encenda luces y o una piedra precipitarse hacia el abismoy sent que yo caa, tuve suerte de que mi compaero me agarrase y me lanzase hacia atrs y le dije que, si hubiera dado un pequeo paso ms, me habra convertido enuna piedra romana al pie de la montaa.

    Y entonces volv a mirar las hermosas y potentes luces de las ciudades rabes y dije que si ests al borde del fin, como los poemas calificaban entonces nuestrasituacin nacional, eres como los judos que ven el paraso cuando estn ante el final. Y entonces un chico llamado Nehemiah lleg corriendo para que ayudsemos a sucompaero del Palmaj, que haba sido herido por una bala perdida que haba salido disparada de la pistola que llevaba oculta en el bolsillo de los pantalones porquedeseaba a una chica que no poda conseguir. Y uno de los instructores corri diez kilmetros hacia el kibutz Bet Haarav para traer vendas y nosotros nos quedamospresionando la mano del chico herido para detener la hemorragia y solo unas cinco horas despus lleg el instructor con un enfermero. Bajamos al mar Muerto y vimosun pelotn de soldados britnicos esperando all, no result fcil descender, nos dirigimos hacia el sur y, a travs de la lengua de tierra, llegamos a la parte jordana, lasmontaas se agrandaron sobre nosotros y nadamos de espaldas y con las mochilas brotando sobre nuestras tripas como flores gordas, no podamos hundirnos pero snos quemamos con el agua salada. Sobre nosotros se extendan las montaas de Moab y haba picos dentados de piedra oscura en la oscuridad de abajo y un murcilagoy atraves el cielo un buitre y nos remos, no creamos que realmente pudiramos tumbarnos en el agua sin hundirnos. A mi lado nadaba una chica, ya no recuerdo quinera, me tendi la mano, era muy poco habitual que una chica te tendiera la mano. Mir las montaas, la luz del amanecer empezaba a surgir por detrs y el desierto loensombreci todo hasta convertirlo en una almohada de belleza que por alguna razn me pareci triste y tal vez intil ah, con la luz que despuntaba sobre aquellaoscuridad, y agarr su mano y mir hacia ella, ella no me mir pero sent el calor penetrando en mi interior y me puse caliente. No comprenda exactamente qu eraaquella terrible expresin borde del fin, acuada por Natn Alterman, que si ests en l ves el paraso pero tambin su contrario.

    Despus regresamos a Tel Aviv y nos fuimos a nuestras casas y mi madre llor porque haba odo que casi me caigo de Masada. Estaba un poco enamorado de la chicaque me haba tendido la mano, pero, cuando por fin comprend que la quera, ella ya se haba enamorado de otro. En Tel Aviv nos babamos en el mar, nosentrenbamos con luchas cuerpo a cuerpo junto al Yarkn, nos golpebamos unos a otros en el jardn Hadassah y nadbamos en la piscina redonda, bailbamos la hory la krakowiak y hablbamos de la libertad de inmigracin, del conflicto con los britnicos, de la preparacin agrcola y la realizacin personal y tenamos profundasconversaciones sobre el destino judo al que debamos oponernos y contra el que tenamos que rebelarnos, como deca el pobre profesor Gedalyahu Ben Horin, quequera rebelarse contra la prfida Albin. Queramos rebelarnos sin comprender del todo contra qu nos rebelbamos exactamente. Leamos El papel del individuo en lahistoria de Plejnov. Discutamos si la historia crea a los dirigentes o al contrario. Lemos Rudin de Turgunev y organizamos un gran juicio en el que hice de defensordel nihilismo frente a los sueos y las tendencias liberales de la poca de Turgunev. Tal vez gan, aunque supongo que de hecho perd, porque quin quera ya poraquel entonces una revolucin nihilista en vez de un reino hebreo laico o, mejor dicho, una revolucin sionista socialista.

    Cantamos El padre de Katz, / la madre de Katz, / yama yama shurba y Ella tiene una pierna atornillada y la cabeza clavada / y por la noche en la pared la dejacolgada. A todos les gustaba venir a mi casa para ver desde la terraza a la seorita Gross afeitndose en la terraza de al lado y observando el mar con prismticos paraver Berln. Ella sonrea y deca: qu suerte tenis, sois sabras, y le decamos que no tenamos espinas, y ella se rea y deca: pero yo s, y veamos cmo le brotaban lasespinas en las mejillas. Y leamos una y otra vez La reserva del general Panfilov, que se convirti en nuestra Biblia, y Recuerdos de la casa de David, sobre laspenalidades de la dispora y las maravillas de los judos de Sefarad, y yo recitaba a Ibn Ezra, algo que encandilaba a las chicas: Estoy prisionero con un hombre / que

  • subi sin quebranto, / me mat sin espada, / me dio muerte sin palabras. / Y qu har si viene Sisara / y no est Yael, la mujer de Jeber? / Rpido, apresrate a hacerle /lo que Abraham a Shemeber.14

    14Los ltimos versos hacen referencia a Jueces 5 y Gnesis 14.

  • 5Un hermoso da de octubre de 1947 el mar estaba liso como el mrmol y unos cuantos amigos fuimos al bar americano de la plaza Herbert Samuel a tomar un heladoSpecial Sundae. De pronto nos dispararon desde la zona de la mezquita Hassan Bek. La gente que se encontraba en el bar americano estaba alarmada y yo intent ver dednde provenan los disparos, al parecer mis amigos se haban ido y yo me qued de pie junto a algo que hoy en da es el edificio de la pera, entonces volvieron a orsedisparos y vi una ventana hacindose pedazos al tiempo que un hombre corra desde el barrio de Manshiyah. Un polica hebreo que vio al hombre aterrado grit: ese esel rabe que ha disparado. Y entonces corri a ocultarse en un portal junto a la tienda de fotografa de mi to Henio, que llevaba veinte aos fotografiando a idiotas quequeran salir guapos sobre un fondo de junglas de papel, aunque tambin llevaba veinte aos fotografiando, por placer, puestas de sol en la misma playa y a la mismahora, pero ninguna de ellas se ha conservado.

    El rabe se qued clavado en el sitio y atrapado por una mujer gigantesca con el pelo alborotado que tir al suelo un cucurucho de helado casi lleno para podermoverse libremente, le escupi y le grit en rumano que ya nunca ms volvera a disparar desde Hassan Bek. Volvi a gritar tambin en alemn para que lo entendiesemejor. Yo quise ayudarlo. l implor, llor y dijo en hebreo que no haba sido l quien haba disparado y que haba llegado hasta all por error y yo le cre, parecadesdichado y confuso, pero ellos no quisieron creerlo. Haban atrapado a un autntico enemigo. Llegaron ms personas que tiraron los helados a la acera y empezaron agolpear al rabe y a patearlo. l aullaba y ellos le pegaban por todo lo que les haba hecho en la dispora, intent tumbarme encima de l para protegerlo y sent cmotemblaba y tiritaba y le sala sangre de la nariz y yo recib golpes e insultos incluso del polica hebreo que haba salido de su escondite y se haba acercado. Me apartgritando que dejase al maldito rabe porque ese rabe iba a matarme y que ellos nacan para matarnos y le dije que no haba visto que fuera a matarme y el polica meabofete y grit: es que no has visto a los que han cado muertos aqu?, qu clase de gilipollas eres? Siguieron con la paliza y se rieron de m porque le chupaba el culoal rabe, pero no ced. O los estertores del rabe y por primera vez en mi vida vi cmo alguien mora. Vi cmo la vida sala de la boca y de los ojos del rabe, que sevolvieron oscuros, unos ojos que ya no vean nada, y cmo acababan los estertores y se converta en un muerto.

    Me fui a casa. Empapado con la sangre del primer hombre muerto que haba visto, un pobre rabe que pareca desdichado pero tambin un pequeo triunfador.Despus mat a no pocos rabes y vi ms sangre en la guerra, pero aquel fue el primer muerto y lo mataron por nada. Seguro que pensaron que estaban golpeando aAmalek. Se hubiera podido llenar el lago de Kinneret con la sangre de aquel rabe. Volv a casa humillado. Mi madre Sara me cuid y se compadeci de m, y mi padreMosh dijo: aqu todo es salvaje, as es Palestina. Sal a la terraza. Un barco se balanceaba hacia el puerto de Tel Aviv. Del descampado de abajo lleg un olor a hoguera.La imagen del primo de mi padre se mezcl con la del rabe muerto y me provoc dolor o, ms que dolor, pena. Me convert en tierra frtil para los sermones de Aviva,una chica de mi clase, que me convenci para que dejase Hamajanot Haolim y me uniese a otro movimiento juvenil, Hashomer Hatzair, por la idea del Estado binacionalque abanderaba y para evitar que ocurrieran cosas como la que le haba contado sobre el rabe muerto.

    Una de las veces que nos dirigamos a casa desde el instituto Tijn Jadash, en la calle Hayarkn, nos encontramos con un amigo a quien le gustaba Aviva y queintentaba acercarse a ella a travs de m. Era un chico alto llamado Nahum. Tena algo que yo nunca he tenido, algo relacionado con las races, con la tierra, algoautntico, oscuro y pobre, no era arrogante, no gritaba, no lanzaba proclamas polticas y odiaba el sentimentalismo, pero cuando todos estbamos estudiando en elinstituto, l trabajaba en el puerto para mantener a su familia.

    Un da me invit al puerto. Todo estaba cerrado. Alambradas. Faroles apagados de da. Soldados britnicos vigilando. Ametralladoras apuntando en todas direcciones.Me consigui un pase y fui cacheado a conciencia por un polica ingls fornido y de baja estatura, luego sub con Nahum a uno de los remolcadores que llevaban lasbarcazas cargadas con bultos y pasajeros desde los barcos hasta el embarcadero y viceversa. Era la primera vez en mi vida que sala al extranjero. Flotaba un olor raro.Trepamos por la rampa del carguero hasta la cubierta. All reinaba una atmsfera que no conoca. Olores que no comprenda. Hombres con gorras extraas que iban deun lado a otro, algunos eran oscuros y llevaban gruesos abrigos. La niebla lo cubra todo y se oan sonidos de idiomas extranjeros. Un hombre bastante joven, tal vezfrancs, me ofreci un paquete de Craven A y al instante me encendi el cigarro que yo haba sacado con una mano, luego se acerc la larga cerilla a la boca paraapagarla. Sonri y dijo en ingls, un idioma que yo apenas hablaba, es bueno para ti, eso dijo. Estaba inquieto por algo, quiz fuera la primera vez en mi vida que tuveuna sensacin de libertad. Ah estaba el mar, pero era un mar distinto. Infinito por tres lados y, por el cuarto, mi casa, inmersa en la niebla e invisible. Era un marcompleto, sin lmites, sin distancias, sin hamacas, sin juegos de palas, sin hela