2. Klasea Irakaslea Lamiaren Bidaia El Viaje de La Lamia

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COLEGIO EUSKAL ECHEA - EUSKERA ETA EUSKAL KULTURA LAMIAREN BIDAIA - El viaje de la lamia Adaptación del cuento “Lamia”: Autor Josu Lartategi, ISBN: 978-84-8263-101-1, Ed. AIZKORRI, Euskera (introducción según la orientación, identidad del grupo) Nosotros somos “modernos”, vivimos entre autos modernos, compus modernas, hay supermercados, shoppings, televisiones. Pero la historia es muuuy larga. Nosotros somos sólo una parte de esa historia. Para nosotros nuestro mundo es conocido, pero para los que vengan dentro de 100 años, lo nuestro será antiguo. Igual que para nosotros la vida de hace muchos años nos parece desconocida, vivir sin compu, sin televisión, sin aviones, sin coches, sin teléfono… Hace más tiempo todavía en el mundo había sólo pequeñas ciudades, era un mundo de mares, bosques, ríos, arroyos, montañas, cuevas. Disparador: ¿Quiénes habitaban nuestra tierra en esa época? - pueblos originarios, ¿cuáles conocen? ¿Cómo vivía la gente en esa época? - casas de troncos, techos de pieles, ropa de tejidos y pieles, la caza, la pesca. En Euskal Herria también habitaba un pueblo originario, el de los vascos. Ellos ya estaban allí y tienen el mismo nombre, euskaldunak. Leyenda: En ese tiempo en todo el mundo vivían seres misteriosos. Y en el País Vasco también: lamias, que eran sirenas. ¿Dónde habitan las sirenas? Arroyos, ríos y mares, por eso en lugar de pies tienen patas de pato. El basajauna, que era el hombre de los bosques. Iratxoak, que son duendes. Si en aquella época hubiera existido la tele, seguro que esta noticia salía en los noticieros: el agua del arroyo junto al que vivía la lamia se había vuelto de color rojo.

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Euskal ipuina eredu erdalduna batean lantzeko

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COLEGIO EUSKAL ECHEA - EUSKERA ETA EUSKAL KULTURA

LAMIAREN BIDAIA - El viaje de la lamiaAdaptación del cuento “Lamia”: Autor Josu Lartategi, ISBN: 978-84-8263-101-1, Ed. AIZKORRI, Euskera

(introducción según la orientación, identidad del grupo)

Nosotros somos “modernos”, vivimos entre autos modernos, compus modernas, hay supermercados, shoppings, televisiones.Pero la historia es muuuy larga. Nosotros somos sólo una parte de esa historia.Para nosotros nuestro mundo es conocido, pero para los que vengan dentro de 100 años, lo nuestro será antiguo. Igual que para nosotros la vida de hace muchos años nos parece desconocida, vivir sin compu, sin televisión, sin aviones, sin coches, sin teléfono…Hace más tiempo todavía en el mundo había sólo pequeñas ciudades, era un mundo de mares, bosques, ríos, arroyos, montañas, cuevas.

Disparador:¿Quiénes habitaban nuestra tierra en esa época?- pueblos originarios, ¿cuáles conocen?¿Cómo vivía la gente en esa época?- casas de troncos, techos de pieles, ropa de tejidos y pieles, la caza, la pesca.

En Euskal Herria también habitaba un pueblo originario, el de los vascos. Ellos ya estaban allí y tienen el mismo nombre, euskaldunak.

Leyenda:

En ese tiempo en todo el mundo vivían seres misteriosos.Y en el País Vasco también: lamias, que eran sirenas.¿Dónde habitan las sirenas? Arroyos, ríos y mares, por eso en lugar de pies tienen patas de pato.El basajauna, que era el hombre de los bosques.Iratxoak, que son duendes.Si en aquella época hubiera existido la tele, seguro que esta noticia salía en los noticieros: el agua del arroyo junto al que vivía la lamia se había vuelto de color rojo.¡El agua roja! El agua para beber, para bañarse, el agua que usaban para cocinar, el agua en donde vivían miles de peces. ¡Y las plantas que crecían junto al arroyo!

La más perjudicada era nuestra lamia, la sirena.Esta lamia pasaba sus días pescando, arreglando su ropa y peinándose. Para pescar, anzuelo de oro, para coser, aguja de oro, para peinarse, peine de oro.Pero ese día, se recogió el pelo porque tenía que estar bien cómoda: iba a recorrer el arroyo hasta encontrar el origen del desastre.Agua roja…

La primera parte del camino era atravesando un prado, solo el arroyo de agua roja y pasto alrededor. Pero al borde del prado el arroyo se perdía detrás de unos árboles, y se convertía en un hilo de agua roja que serpenteaba entre árboles tan frondosos que el bosque se oscurecía. No se veía casi nada, se escuchaban sonidos de todo tipo, y entre esos sonidos, un gruñido, que se hacía cada vez más fuerte…alguien se acercaba gruñendo.

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Era un hombre gigante, con pelos por todas partes: pelos largos en su cabeza, en la barba, de piel su ropa, sus sandalias. Y llevaba una enorme hacha.

- ¿Qué querés en MI bosque? – gruñó el Basajauna, el señor del bosque a la Lamia.

- Pero Basajauna, ¿es que no viste que el agua del arroyo se volvió roja?- ¿Roja? – exclamó mientras pensaba en esos deliciosos pescados que le gustaba

comer y que quizás estuvieran envenenados - ¿roja de qué?- No lo sé Basajauna, pero es algo raro debe suceder allá en donde nace el arroyo

y lo voy a averiguar.El Basajauna, preocupado por sus salmones y truchas, tomó su hacha y emprendió viaje junto a la Lamia.Comenzaba la parte más difícil del viaje, el arroyo comenzaba el recorrido montaña arriba. El bosque ya no era de árboles enormes sino de plantas espinosas, enredaderas, que hacían muy difícil el paso. Por suerte el Basajauna con su hacha iba abriendo camino. En una de esas andaba cuando al aplastar unos arbustos se encontró con la boca de una cueva, y el arroyo atravesaba esa cueva, llena de rocas y estalactitas.Rocas húmedas y una densa oscuridad. ¿Cómo entrar y no patinar?Se escuchaban solamente gotas que caían al arroyo, plop, plop.Y entre plop y plop, se distinguían unas pisadas. Una pequeña luz que salía de un farol se fue haciendo más intensa hasta que en la entrada de la cueva se asomó un ser pequeñito, y de muy mal humor.

- ¿Qué hacen aquí en MI cueva?Era el Iratxo. Los Iratxos, las Iratxos, son los habitantes de la cuevas. Andan siempre con farolitos para poder andar entre túneles y laberintos, que para nosotros son misteriosas cuevas. Pero, ¿qué hacía el Iratxo fuera de la cueva, e impidiéndoles el paso?

- Iratxo, por favor, debemos seguir el curso del arroyo…¿o acaso no viste que el agua del arroyo se volvió roja?

Y entonces, el Iratxo asintió bajando la vista.- La Lamia y yo queremos encontrar el origen del desastre. ¿Querés

acompañarnos?Pero Iratxo seguía con la mirada en el piso, como triste.

- Iratxo, ¿vos sabés algo?La lamia, señora de la palabra y la sabiduría, se dio cuenta. El Iratxo SABÍA algo.Y ahí Iratxo no aguantó más, y casi llorando les contó:

- Si, los Iratxos sabemos qué es lo que está pasando. Como ustedes saben, nosotros vivimos en las cuevas, no nos gusta que nos vean, estamos mejor bajo tierra, haciendo túneles y cuevas. Pero hubo una invasión de Herensuges, los dragones, que también viven en cuevas, y como son más grandes y poderosos, nos quitaron nuestros refugios.

- ¿Yyyy? ¿Qué tiene que ver eso con el agua roja del arroyo?- Es que…como esta guerra es en las cuevas, es como una guerra en el corazón de

la montaña, y como el agua del arroyo sale del interior de la montaña…bueno, sí, la montaña está lastimada y por el arroyo corre su sangre.

- ¡Pero deben detener esa guerra!- Algunos dragones quieren parar, algunos Iratxos también, pero no terminamos

de ponernos de acuerdo.Entonces, la Lamia, señora de la palabra, pegó un par de gritos y se hizo un silencio gigante en toda la montaña. Y dijo:

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- Escuchen todos muy bien. Esta es la voz de la montaña. La montaña está sufriendo por sus luchas. En la montaña hay sitio para todos. Ustedes, Iratxos, dejen que los dragones se hospeden en sus cuevas por un tiempo mientras se hacen nuevos refugios. Y ustedes, dragones, ayuden a los Iratxos a construir nuevas cuevas.Y así hicieron. Los dragones ayudaron a abrir grandes agujeros y los Iratxos continuaron la tarea hacia adentro con sus farolitos y palas. Hasta que hubo refugios para todos.Para cuando el Basajauna volvió al bosque y la Lamia a su prado junto al arroyo, el agua había pasado de rojo a rosa y ya casi estaba volviendo a ser el agua limpia del arroyo Erreka.