2 Proyecto de Tesismares
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
INDICE …………………………………………………………………. 1
INTRODUCCIÓN ……………………………………………………… 3
CAPÍTULO I:
EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN ……………………………. 5
1.1 Fundamentación del Problema ………………………………………. 5
1.2 Formulación del Problema …………………………………………… 8
1.3 Objetivos de la Investigación ………………………………………… 9
1.3.1. Objetivo General …………………………………………………... 9
1.3.2. Objetivos Específicos ……………………………………………… 9
1.4 Justificación …………………………………………………………… 13
CAPÍTULO II:
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ………………………………………...15
2.1 Antecedentes de la Investigación ……………………………………..15
2.2 Marco Teórico ……………………………………………………… 35
CAPITULO III:
VARIABLES Y DEFINICIONES OPERACIONALES …………….. 60
3.1 Operacionalización de las Variables ……………………………….. 60
CAPITULO IV:
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN ………………………. 65
4.1 Diseño de Estudio ……………………………………………………. 65
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
4.2 Ámbito de Estudio …………………………………………………… 65
4.3 Población y Muestra. ………………………………………………… 65
4.3.1 Criterios de Inclusión ……………………………………………… 66
4.3.2 Criterios de Exclusión ……………………………………………... 66
4.4 Instrumentos de Recolección de datos. ……………………………… 66
CAPITULO V: PROCEDIMIENTOS DE ANÁLISIS DE DATOS … 67
CRONOGRAMA ……………………………………………………..… 67
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………….. 68
ANEXOS …………………………………………………………………72
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
INTRODUCCIÓN
La electricidad ha sido uno de los descubrimientos más importantes de los últimos
siglos; con el paso de los mismos, esta ha venido conduciendo los grandes
avances industriales y permitiéndonos alcanzar altos niveles de confort en el
mundo moderno. Su uso, ampliamente difundido, está presente en casi toda la
actividad humana, este hecho se debe fundamentalmente a que la electricidad
puede transformarse en otras formas de energía, como luz, calor, movimiento,
etc., consecuentemente un uso tan amplio aumenta el riesgo de accidentes y
lesiones (1).
Las quemaduras eléctricas producidas por fenómenos atmosféricos probable
mente fueron las primeras, no fue sino, hasta el año 1746 en Holanda, que se
produce la primera descarga eléctrica artificial recibida por una persona. No
obstante, fue en 1879 cuando se obtiene información del daño que puede causar la
electricidad. La primera muerte por electricidad se registró en Lyón, Francia
cuando un carpintero que instalaba luces en el escenario de un teatro, recibió la
descarga eléctrica de corriente alterna de 250 voltios (2).
Las quemaduras eléctricas se consideran especiales porque constituyen un tipo
especial de lesión térmica, debido a que el síndrome clínico a que da lugar es
diferente del resto de los traumas térmicos. Por lo mismo requiere un claro
entendimiento de las propiedades físicas de la electricidad, la fisiopatología
regional y sistémica de la lesión eléctrica, las características de la herida local y la
amplia gama de complicaciones que pueden ocurrir. Es precisamente por esto que
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
se considera que es complejo el manejo del lesionado por electricidad (3).
La corriente puede afectar cualquier tejido u órgano: la piel, los músculos, los
vasos sanguíneos, los nervios, los tendones e incluso los huesos. También puede
existir daño cardiaco, neurológico y renal. Los órganos intraabdominales pueden
sufrir lesiones diversas como perforaciones viscerales o el desarrollo de úlceras
por estrés. Todos estos elementos sirven para ilustrar la complejidad y la gravedad
de estos traumas. Sus consecuencias físicas y psicológicas pueden ser desastrosas,
con efectos marcados en la esfera social y laboral de la persona afectada (4)(5).
Las quemaduras eléctricas no han sido muy estudiadas en nuestro medio, por lo
que existen pocos estudios al respecto, por tal motivo, se consideró necesaria e
importante la realización del presente trabajo que establece su presentación
epidemiológica, los factores de riesgo que pudieran estar asociados, frecuencia
actual y principales aspectos acerca del manejo de estos pacientes, como parte
inicial de una serie de estudios epidemiológicos en pacientes quemados.
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
1.1. FUNDAMENTACION DEL PROBLEMA
Día a día la energía eléctrica se hace más indispensable en el desarrollo de
nuestras vidas, por lo que no se concibe un medio ajeno a la necesidad que
de ella existe. Su carencia paraliza buena parte de la actividad normal del
ser humano y para cubrir estas necesidades vitales se ha buscado la forma
de llevarla desde la fuente hasta los lugares de consumo por medio de
conductores especiales. Desdichadamente, esto implica un riesgo que ha
desencadenado el notorio aumento de accidentes tanto en hogares como en
centros de trabajo, con quemaduras por la corriente eléctrica como
resultado (6).
Las quemaduras representan un problema de importancia en la práctica
médica, aunque se carece de estadísticas precisas en nuestro medio, puede
decirse que aproximadamente el 1% de la población sufre anualmente
alguna de estas lesiones. La mitad de las personas afectadas solo requieren
medidas de primeros auxilios y analgésicos, mientras que el resto, necesita
algún tratamiento ambulatorio u hospitalario. Muchas veces el pronóstico
del paciente con quemadura depende del enfoque inicial, por lo que es
fundamental para el médico familiarizarse con su fisiopatología y manejo.
Es importante que identifiquemos la presentación epidemiológica y los
principales factores de riesgo por las que se producen estas quemaduras,
sus complicaciones y secuelas tanto físicas como sicológicas para tener un
enfoque en el manejo que se le debe brindar a este tipo de pacientes, ya
que este no solamente es medico sino que además debe ser psicosocial.
Para lograr lo anterior es necesario proveer de conocimientos a todo el
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
personal de salud para dicho manejo y disminuir de cierta manera el estrés
que genera esta urgencia (7).
La variada y compleja patología que produce la electricidad es diferente de
la patología derivada de las quemaduras por llamas o por calor intenso.
Las quemaduras eléctricas son lesiones relativamente poco frecuentes y su
incidencia está relacionada con el desarrollo que presente cada país (8)(9)
(10)(11).
Aunque la electricidad no es la causa de muchos accidentes en
comparación con otras actividades industriales, la posibilidad de
circulación de una corriente eléctrica por el cuerpo humano, constituye un
riesgo de accidente que merece tenerse en cuenta porque desde la primera
muerte por electrocución, reportada en 1879, los accidentes por
electricidad son cada vez más comunes. La mayoría de los accidentes son
laborales, en varones, con edades comprendidas entre los 15 y los 40 años,
mientras que en los domicilios son frecuentes los accidentes infantiles y
afectan a adultos cuando se manipulan equipos eléctricos (12).
En países como EE.UU., se estima que el número de personas que
requieren atención en servicios de urgencia por esta causa, es alrededor de
diecisiete mil personas al año, de las cuales, entre 1.500 a 3.000,
requerirán tratamiento especial en centros para quemados. En 1995, en
EE.UU., la electrocución no intencional alcanzó cerca de 560 muertes (1%
de las muertes accidentales). El 60% de las víctimas fueron hombres, por
la alta exposición laboral, con un promedio de 20 a 34 años (13).
En un estudio epidemiológico realizado en Francia, señala una incidencia
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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de las quemaduras eléctricas de 6,9 a un 7 % del total de pacientes
atendidos en centros especializados en el tratamiento del quemado,
mientras que en España esta cifra oscila entre 3 y 8 % (14).
Todo esto motivó a la realización de esta investigación, con el propósito de
identificar los grupos más vulnerables dentro de la población y las
principales causas que propician este tipo de accidentes; así como
establecer estrategias de intervención que permitan una disminución en la
incidencia de las quemaduras por la electricidad. Es así que los resultados
del presente estudio tienen como propósito aportar en la disminución de la
frecuencia de casos mediante el conocimiento de las características
epidemiológicas, la identificación y prevención de factores de riesgo, así
como servir de base para elaborar protocolos consolidando un tratamiento
integral y programas de prevención para el paciente diagnosticado con
quemadura eléctrica en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna.
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TACNA, 2000 – 2008”
1.2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA.
De todo lo expuesto se plantea el problema de investigación siguiente:
¿Cuál es la presentación epidemiológica, factores de riesgo, frecuencia y
manejo de los pacientes admitidos por quemaduras eléctricas en el
Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período 2000- 2008?
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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1.3. OBJETIVOS.
1.3.1. Objetivo General.
Determinar la presentación epidemiológica, factores de riesgo, frecuencia y
manejo de los pacientes admitidos por quemaduras eléctricas en el Hospital
Hipólito Unanue de Tacna, durante el período 2000- 2008
1.3.2.- Objetivos específicos
∆ Determinar cuál fue el número de casos de pacientes admitidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar el sexo de los pacientes admitidos por quemaduras
eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período
2000- 2008.
∆ Determinar la edad de los pacientes admitidos por quemaduras
eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período
2000- 2008.
∆ Determinar la ocupación de los pacientes admitidos por quemaduras
eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período
2000- 2008.
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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∆ Determinar el grado de instrucción de los pacientes admitidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar la procedencia de los pacientes admitidos por quemaduras
eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período
2000- 2008.
∆ Determinar el tiempo transcurrido entre la fecha del trauma térmico y
la fecha de admisión de los pacientes atendidos por quemaduras
eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período
2000- 2008.
∆ Determinar la superficie corporal quemada de los pacientes atendidos
por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar la localización de la quemadura de los pacientes admitidos
por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar el tipo de corriente, la profundidad y la extensión de los
pacientes atendidos por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito
Unanue de Tacna, durante el período 2000- 2008..
∆ Determinar el tipo de corriente y el mecanismo de lesión eléctrica de
los pacientes atendidos por quemaduras eléctricas en el Hospital
Hipólito Unanue de Tacna, durante el período 2000- 2008.
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
∆ Determinar la lesión de entrada de los pacientes atendidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar la ubicación de la lesión de entrada de los pacientes
atendidos por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue
de Tacna, durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar la lesión de salida de los pacientes atendidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar la ubicación de la lesión de salida de los pacientes
atendidos por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue
de Tacna, durante el período 2000- 2008.
∆ Determinar el tiempo transcurrido desde su admisión hasta la primera
cirugía de los pacientes atendidos por quemaduras eléctricas en el
Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período 2000- 2008.
∆ Conocer el tratamiento recibido por los pacientes admitidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Conocer el número total cirugías realizadas a los pacientes admitidos
por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
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TACNA, 2000 – 2008”
∆ Conocer las principales complicaciones de los pacientes admitidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna,
durante el período 2000- 2008.
∆ Conocer si hubo necesidad de amputación en alguno de los pacientes
admitidos por quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue
de Tacna, durante el período 2000- 2008.
∆ Conocer la estancia hospitalaria y el promedio de superficie corporal
total quemada de los pacientes admitidos por quemaduras eléctricas en
el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante el período 2000- 2008.
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
1.4. JUSTIFICACION DE LA INVESTIGACIÓN
Las lesiones eléctricas son poco frecuentes, y su presentación suele ser
aislada de tal modo que no se contempla dentro de los principales
problemas de salud pública; no existe un protocolo de atención para estos
pacientes ni un programa de prevención que llegue a la población de forma
masiva; sin embargo la existencia de los pocos casos y el impacto de estas
personas lesionadas, en su calidad de vida, es tal, que influyen sobre el
propio paciente, su entorno familiar, la sociedad y por supuesto en nuestro
sistema de salud.
El control y manejo de las quemaduras en los establecimientos de salud es
fundamental para mejorar la calidad de vida de la población. Pero no es
únicamente hacer énfasis en la atención médica sino también en educar a
la población en general; que las quemaduras por pequeñas que parezcan en
grado y extensión producen complicaciones dejando secuelas, no solo en
el funcionamiento orgánico, sino también en la salud mental y sicológica
tanto del paciente como en su entorno.
Actualmente, no existe ningún trabajo de investigación en nuestra región
de salud acerca de la presentación epidemiológica, factores de riesgo,
frecuencia y manejo de las quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito
Unanue de Tacna; siendo esto de vital importancia debido al alto
porcentaje de secuelas y complicaciones de estos pacientes.
Sobre las bases de éste estudio inicial, se podrá ampliar el horizonte de
investigación respecto al tema, de manera que sea de utilidad para la
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
realización de futuras investigaciones en el ámbito local o nacional, así
mismo, se conocerá la situación actual de nuestros pacientes atendidos por
quemaduras eléctricas en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna; se
podrán plantear estrategias de mejora en las actividades de educación y
prevención para todas aquellas personas que trabajan con electricidad o las
que fortuitamente tienen contacto con ella. De igual manera, mediante
éste estudio se pretende contribuir con la Institución de Salud y reconocer
la importancia de elaborar un protocolo de atención integral para los
pacientes admitidos por quemaduras eléctricas.
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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CAPITULO II
REVISIÓN DE LA LITERATURA
2.1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
Los antecedentes de la investigación nos permitirán una adecuada
comparación y ubicación analítica del problema en investigación, haciendo
la acotación de que son “ESCASOS” los trabajos sobre el mismo tema tanto
a nivel nacional como internacional; a continuación tenemos la referencia de
algunos.
Cap. Sady Valdés Mesa, Cor. Harley Borges Muiños y Tte. Cor. Irene
Palacios Alfonso, realizaron un estudio en el Instituto Superior de Medicina
Militar “Dr. Luis Díaz Soto”, Habana, Cuba, sobre la caracterización clínica
del paciente quemado por electricidad haciendo énfasis en la morbilidad por
quemaduras eléctricas en pacientes hospitalizados en la Unidad de
Caumatología del Instituto Superior de Medicina Militar, en el periodo
comprendido de diciembre de 1975 a diciembre de 2004, con el objetivo de
determinar las características clínicas y epidemiológicas de este tipo de
lesionado. El universo de trabajo estuvo conformado por 208 pacientes con
un predominio del sexo masculino de la tercera década de la vida, lo que
representó el 98,1%. En 139 pacientes el contacto directo con la electricidad
fue el mecanismo de producción del accidente y en el 76 % las extremidades
las regiones anatómicas más afectadas, requirieron tratamiento quirúrgico la
séptima parte de los pacientes. Quedó demostrado que este es un trauma
complejo, que la inmediatez de la atención especializada y la presencia de
un equipo interdisciplinario fue decisivo para garantizar la supervivencia
(15).
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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Winston La Torre Tang, realizó un estudio clínico-epidemiológico sobre los
pacientes con quemaduras eléctricas en la Unidad de Quemados del Hospital
Guillermo Almenara Irigoyen, Lima, Perú. Se revisaron un total de 43
pacientes que fueron hospitalizados durante los años 1997 a 2001. De la
información obtenida se pudo establecer que los pacientes más afectados
fueron varones jóvenes con ocupación de electricistas. Las lesiones térmicas
más frecuentes fueron las producidas por accidentes laborales siendo el
mecanismo más frecuente el contacto eléctrico. En cuanto a la extensión de
las quemaduras, estas no abarcaron muchas áreas y las lesiones ocurrieron
predominantemente en las extremidades superiores. La mayoría de pacientes
fueron sometidos a injertos de piel siendo el tiempo medio hasta la primera
cirugía de 6 días. La estancia hospitalaria tuvo un promedio de un mes. Las
complicaciones más frecuentes fueron las infecciosas, vasculares y
musculares. La cuarta parte de los pacientes requirió algún tipo de
amputación, en algunos incluso más de dos. La mortalidad de estos
pacientes fue de 7% y la causa más importante fue la sepsis y la
insuficiencia renal (16).
María del Carmen Franco Mora, Alexis Pichin Quesada, Orlando González
Sánchez, Emilio De La Peña Folgar,Humberto Diaz Garcia, Ela Maritza
Olivares Louhau; realizaron un estudio en el Hospital Provincial Clinico
Quirurgica " Saturnino Lora”, Habana, Cuba. El cual se tituló: Quemaduras
eléctricas. Aspectos clínicos y epidemiológicos. En este estudio descriptivo
y longitudinal buscó identificar los principales aspectos clínicos y
epidemiológicos en pacientes que sufrieron quemaduras por la electricidad,
los cuales fueron ingresados en el Servicio de Caumatología y Cirugía
Plástica del Hospital Provincial Clínico-quirúrgico Docente "Saturnino
Lora" de Santiago de Cuba, en el período comprendido desde el 1ro de
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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Enero de 1996 hasta el 31 de diciembre del 2000. El universo estuvo
integrado por 76 pacientes con diagnóstico de quemadura eléctrica con
evidencia clínica de entrada y salida de la corriente en el organismo. Más de
las tres cuartas partes de los quemados eran del sexo masculino y las edades
más frecuente oscilaron entre los 25 y 34 años. El voltaje de la fuente
eléctrica predominante fue de 220 V, y más de la mitad de los casos tenía
vínculo laboral directo con la electricidad. El año de mayor incidencia fue
1997 y la manipulación de los cables energizados fue la causa más
frecuente. El mayor número de lesiones por entrada se registró en los
miembros superiores, mientras que la salida predominó en los inferiores. Se
constató un decrecimiento en la incidencia por quemaduras eléctricas. El
injerto cutáneo prevaleció entre los procederes quirúrgicos aplicados en
estos pacientes. Las complicaciones se presentaron más frecuentemente en
aquellos con mayor gravedad de las quemaduras, de las cuales las afecciones
cardiovasculares fueron las más relevantes. La mortalidad no resultó elevada
a expensas sobre todo del grupo pronóstico crítico extremo, en tanto que
como causa de muerte sobresalió la sepsis severa (17).
Francisco Meza-Ortiz, Martha Beatriz Rojas-Solís, Penélope Antonieta
Noriega-Zapata, reportaron tres casos de quemaduras eléctricas en niños
relacionados con papalotes, en el año 2000. Donde afirman que de todas las
quemaduras las eléctricas constituyen una fracción pequeña pero
devastadora. En la presentación de los casos: se mostró la experiencia con
tres niños que sufrieron quemaduras eléctricas asociadas a la práctica
recreativa de volar un papalote (volantín, culebrina o cometa). Dos fueron
masculinos (9 y 10 años) y uno femenino (10 años). Los mecanismos de
lesión fueron al intentar bajar el papalote de los cables en que se enredó y al
tocar cables de alta tensión con hilo metalizado y con hilo de cobre. Dos
casos sufrieron además lesiones por caída. Un paciente presentó un bloqueo
transitorio de rama derecha del haz de His y otro requirió amputaciones
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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múltiples e injerto autólogo. El periodo de hospitalización fue de 5 a 34 días,
ninguno de los pacientes presentó insuficiencia renal aguda y no hubo
defunciones. Conclusiones: se deben desarrollar programas preventivos para
disminuir el número de quemaduras eléctricas relacionadas con papalotes y
sus secuelas invalidantes (18).
H. Rodríguez Menés A. Rico Aguado V. del Pino Paredes, realizaron un
estudio sobre: Epidemiología, prevención y tratamiento de las quemaduras
eléctricas infantiles. Donde se revisaron un total de 3.200 historias clínicas
correspondientes a enfermos asistidos en el Centro de Quemados y Cirugía
Plástica de la Cruz Roja Española de Madrid entre los años 1981 y 1987.
Los 186 casos que cumplieron los requisitos establecidos (niños con edad
menor o igual a diez años, con lesiones producidas por contacto con
corriente eléctrica menor de 1.000 voltios), constituyeron la base de este
estudio retrospectivo. Los resultados fueron: de Edad y sexo: el 43 % de los
accidentados tenían una edad comprendida entre uno y tres años, suponiendo
los menores de cuatro años un 70 % del total. El 66 % eran varones y el 34
% hembras, siendo la relación de varones/ hembras de 2:1. Etiología: a) El
98,3 % de los accidentes fueron domésticos. b) Tipo de variante y voltaje:
220 V: 183 casos. 125 V: 3 casos. c) Mecanismo de producción: las tres
causas principales fueron los enchufes (65 casos), los cables eléctricos
sueltos (42 casos) y las alargaderas (25 casos).Localización: un 84 % de las
lesiones estaban localizadas en manos, un 13 % en boca y un 3 % en otros
lugares. La distribución de las lesiones en los dedos de la mano mostraron
que el primer y segundo dedos estaban afectados en el 64,7 % de los casos.
En todos los pacientes la superficie corporal afectada era menor de un 0,5 %.
Las lesiones fueron siempre de tercer grado, combinadas con segundo grado.
Tiempo de retraso en la llegada al Centro: un 36 % de los niños llegaron al
Centro con un promedio de retraso desde que sufrieron el accidente, de 7,6
días. Tipo de estancia: 118 pacientes (63 %) fueron tratados
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
ambulatoriamente y a 68 (37 %) hubo que ingresarles para observación (20
%) o para tratamiento quirúrgico de sus lesiones (80 %). La media de
estancia en los casos ingresados fue de 19,1 días. Tratamiento: El
tratamiento médico exclusivamente, fue empleado en 124 niños (69,3 %), y
55 pacientes fueron sometidos a cirugía (30,7 %). Complicaciones: En el
16,2 % de los enfermos se produjo una contaminación de las lesiones que
fue posquirúrgica en un 60 % de los casos e independiente de la cirugía en el
40 % restante, siendo el Staphylococo aureus el germen más encontrado en
los cultivos realizados (45 %). Secuelas: Un 22 % de los niños sufrieron
algún tipo de secuelas derivadas del accidente (70 % de tipo funcional y 30
% estéticas). Distribución casos sometidos a cirugía: Cirugía inmediata (24-
72h): 14 casos (25 % de las quirúrgicas). Cirugía precoz (4.0-20 fl días): 26
casos (489'0). Cirugía tardía (<20.o día): 15 casos (27 %). Relación
tratamiento realizado/tiempo de curación lesiones: Médico: 32,5 días.
Quirúrgico: 5,2 meses. C. inmediata: 5,1 meses. C. precoz: 4,2 meses. C.
tardía: 5,8 meses. Relación tratamiento quirúrgico empleado
Complicaciones surgidas: C. inmediata: 5 casos de injertos necrosados (22
% del total de plastias quirúrgicas efectuadas). C. precoz: 11 casos (28 %).
C. tardía: 3 casos (15 %). Relación tratamiento realizado/número de
secuelas producidas: Tratamiento conservador: 18 secuelas funcionales - 3
estéticas. Cirugía inmediata: 5 secuelas funcionales - 7 estéticas. Cirugía
precoz: 7 secuelas funcionales 3 estéticas. Cirugía tardía: 2 secuelas
funcionales - 2 estéticas. Reintervenciones: El 36,4 % de los casos
quirúrgicos fueron reintervendidos para corrección de -secuelas en un 45 %
y por complicaciones en otro SS %. Plastias quirúrgicas utilizadas: Injertos
de piel total: 19. Injertos de piel parcial: 33. Colgajos: 30. 19 a distancia; 11
locales. Injerto tendones: 1. Injerto nervioso. El total de procedimientos
quirúrgicos utilizados fue de 131, con un promedio de 2,4 por paciente. El
total de intervenciones quirúrgicas realizadas fue de 92, con un promedio de
1,7 por paciente (19).
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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La Unidad de Quemados del Hospital Universitario San Vicente de Paúl,
Colombia, realizó la investigación “Perfil clínico epidemiológico del
paciente quemado durante el período 1994-2004”, estudio que constituye un
punto de referencia para definir las mejoras progresivas en la calidad de la
atención brindada. En el estudio se consideraron dos momentos estadísticos:
el período 1994 a 2003 y el año 2004, con el fin de evaluar los cambios en el
perfil clínico y epidemiológico de los pacientes en este lapso de tiempo; se
analizaron las variables edad, sexo, agente quemante, extensión de las
quemaduras, mortalidad y estancia hospitalaria. Además, en el año 2004 se
evaluó la profundidad de la quemadura, cirugías, complicaciones, y se
comparó el diagnóstico sobre profundidad y extensión emitido por el médico
remitente, el del servicio de urgencia a su ingreso y el del cirujano plástico
de la Unidad de Quemados, ya que una mala valoración médica influye en el
pronóstico y resultado posterior del paciente. Los resultados fueron que
entre enero de 1994 y diciembre de 2004, ingresaron 2.319 pacientes
quemados al Hospital, para un promedio anual de 210.8. El promedio de
extensión quemada fue del 26.9% de superficie corporal, con una estancia
hospitalaria promedio de 26.9 días, siendo la mayor la de 1994 con 36.2 días
y la menor la del año 2002 con 17.9. Fallecieron 171 pacientes (7.4%), con
un promedio de extensión quemada de 62.3%, siendo la más baja en 1994
(43.1%), y la más alta en 2004 con un 70.5%. Al diferenciar el agente
quemante de los fallecidos, la herida por llama fue la más frecuente y letal,
con 107 casos (12% de todos los ingresos por llama y el 63% de las muertes
por quemadura), mientras que en las quemaduras por líquido caliente hubo
47 decesos, por electricidad 12, por pólvora 5 y ninguna por agentes
químicos. Además, aunque el número absoluto de fallecidos por año no
mostró un gran cambio (pasó de 20 a 15 con un descenso del 25%), la tasa
de letalidad si cayó dramáticamente con un descenso del 12.2 al 4.6%, con
una mejoría del 265% respecto de la tasa inicial. El promedio de extensión
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
quemada en pacientes fallecidos pasó del 41.3% en 1994 a 70.5% en 2004,
mostrando este único indicador una notoria mejoría en la calidad de la
atención prestada. La edad promedio de los pacientes fue muy constante,
con medias anuales entre 18.1 y 23.3 años. Entre 1994 y 2004 se atendieron
1.549 hombres (66.8%) y 770 mujeres (33.2%), con una relación de dos
hombres por una mujer (2:1). Durante los 11 años analizados, la quemadura
por líquido caliente fue la más frecuente (45.9%), seguida de la lesión por
llama (38.5%) y la eléctrica (10.4%). En los primeros años del estudio la
quemadura por llama fue la más frecuente, por accidentes con derivados del
petróleo debido al racionamiento eléctrico y a las lesiones en atentados
terroristas frecuentes en esa época. Después de 1999, la principal causa de
ingreso por quemadura fue el líquido caliente, como corresponde al perfil
epidemiológico de Colombia; las quemaduras por electricidad, pólvora y
ácidos tuvieron una tendencia casi constante durante la investigación. Entre
los resultados que más preocupan del estudio, está el alto número de niños
quemados menores de 15 años, con 1.457 casos atendidos en los 11 años
analizados, un 62.9% del total de pacientes. En este grupo de pacientes el
agente etiológico principal fue el líquido caliente, como el agua, el agua de
panela, el aceite, la melaza, la mazamorra y las sopas; asimismo, la pólvora
también está en la lista. En general, el grupo etáreo más afectado fue el de 1
a 4 años, con 773 casos (33.3%). También se registró un claro descenso en
las estancias prolongadas, más pronunciada después de 1998. La quemadura
eléctrica representó 10.4% del total, causada en adultos por accidentes
laborales, hurto de energía y mala ubicación de redes de energía en lugares
donde se construye verticalmente viviendas planificadas inicialmente para
uno o dos pisos. Los niños fueron afectados en accidentes con líneas de baja
tensión dentro del hogar. Durante el año 2004, se aprecia una notoria
mejoría en los indicadores como estancia hospitalaria, mortalidad y
extensión quemada en pacientes fallecidos, con cifras comparables a las de
las mejores unidades de quemados del mundo, a pesar de no contar aún con
un banco de tejidos o el cultivo de piel. Se describen además las cirugías y
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
complicaciones y se comparan los diagnósticos de remisión, ingreso a los
servicios de Urgencias y de ingreso a la Unidad de Quemados del Hospital
durante 2004, encontrando que el 60% de los remitidos tuvieron
diagnósticos incompletos o errados, mientras que el número total de
diagnósticos de ingreso incompletos o incorrectos en los servicios de
urgencias fue del 27%. La Unidad de Quemados muestra un claro aumento
en su capacidad de respuesta para atender la población quemada, al
incrementar progresivamente el número de quemados atendidos en el
período 1994-2004, pasando de 164 a 329 por año (aumento del 100%), y en
la disminución en la estancia hospitalaria de 36 a 19 días (descenso cercano
a la mitad con un 45.3%). El descenso en la estancia hospitalaria más
prolongada por cada año, también mejoró en un 381%, de 515 días en 1994
a 107 días en 2004. En el año 2004 se recibieron 329 pacientes: 255
remitidos por otras instituciones y 74 que ingresaron directamente a los
servicios de urgencias del Hospital. El promedio de edad fue de 18.1 años, la
proporción hombre-mujer de 2:1 y el grupo etáreo más comprometido fue el
de 15 a 59 años con 130 pacientes (39.5%), seguido del de 1 a 4 años con
114 (34.7%). El principal agente etiológico fue el líquido caliente con 169
casos (51.4%), seguido de la quemadura por llama con 111 casos (33.7%) y
eléctrica, 35 (10.6%). La estancia hospitalaria promedio fue de 19.8 días
(dentro de valores aceptables de acuerdo con la gravedad de los pacientes).
Un alto número de los pacientes no tuvo un diagnóstico correcto de la
extensión quemada: mientras 81 pacientes tuvieron una sobre-valoración, en
23 casos hubo una infravaloración y en 48 no hubo porcentaje de superficie
corporal comprometida, mostrando poco conocimiento de los médicos
generales sobre el tratamiento del quemado. En 2004 requirieron algún tipo
de cirugía 133 pacientes: se realizaron 255 en total, para un promedio de
1.92 cirugías por paciente quirúrgico. El procedimiento más realizado fue
injerto de piel parcial (160), quemados por llama (80, siendo los más
frecuentemente injertados), seguidos de los quemados por líquido caliente
con 52 intervenciones. En total, en 2004 se presentaron 52 complicaciones
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
inesperadas en 44 pacientes, para un 13,46% del total de quemados. Y en el
año, fallecieron 15 pacientes, para una tasa de letalidad del 4.6%; el área
quemada promedio del quemado fallecido fue del 70.5%, con valores
extremos entre 36 y 100%. A pesar de que se sigue considerando la
superficie corporal quemada y la edad como factores de riesgo directamente
relacionados con el pronóstico del paciente, en los últimos años disminuyó
el riesgo de muerte dependiente de la quemadura y aumentó la mortalidad
dependiente de lesión pulmonar por inhalación. Sólo 31.3% de los pacientes
presentaron quemaduras menores del 10% en 2004 (20).
Edwin Alberto Salinas, realizó un estudio de la incidencia de las
quemaduras en niños menores de 17 años de edad, en el Hospital Infantil
Napoleón Franco Pareja (casa del niño) de la Cuidad de Cartagena de Indias
D. T. y C., en el periodo de agosto del 2004 a agosto del 2005, se revisaron
todas las historias clínicas de los pacientes ingresados desde Agosto del
2004 a Agosto del 2005, diagnosticadas como quemaduras. Se ha realizado
un análisis descriptivo de los resultados obtenidos. El total de los casos fue
de 56 pacientes, la edad de mayor incidencia de las quemaduras fueron más
frecuentes entre 0-5 años con un porcentaje de 26.7%. Con respecto al sexo
predominó el masculino con un numero de 33 pacientes de un total de 56,
representando un 58.9% de toda la muestra, mientras que las mujeres en un
número de 23 representan un 41%. De los agentes etiológicos, el liquido de
ebullición fue el más común en Cartagena (51.7%), seguido por el fuego
directo (17.8%) y la electricidad (10.7%). En cuanto al Grado de la
profundidad de la quemadura se diagnosticaron 40 pacientes con Grado II
(71.4%), 5 pacientes Grado III (8.9%) y 4 pacientes Grado I (7.14%).
Referente a la superficie corporal quemada, 25 pacientes (44.6%) no
superaban el 10% de superficie corporal comprometida, 14 pacientes (25%)
se encontraron entre el 11 y 20 % de superficie corporal comprometida;
seguido de 2 pacientes (3.5 %) que oscilaba entre el 21 y 30%, 1 paciente
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
(1.7%) con compromiso > 40% y por ultimo 14 (25%) pacientes los cuales
no registraron el grado de superficie comprometida. Respecto al área
corporal más afectada se determinó que la extremidad superior izquierda es
la más comprometida en un 23%, seguida por tronco anterior en un 20.8% y
continua la extremidad superior derecha con un 16.4%. En cuanto al
tratamiento más aplicados en el manejo de todos los pacientes estudiados
fueron divididos en: Analgesia: Dentro de los cuales el más utilizado fue
Acetaminofen en 71.7% de los casos, seguido de Dipirona con 15.3%, y
terminando con Tramadol 5.1%. Antibioticoterapia: Cefradina, predomino
con 31.5%, seguido por sulfaplata con 15.7%, y cefalexina con 12.0%.
Tratamiento quirúrgico: Se encontró una igualdad entre el Desbridamiento y
el Lavado quirúrgico con un 39.1% respectivamente; seguidas por Cirugía
plástica con un 13%. La mayor estancia hospitalaria que se registro la
hicieron 24 pacientes (42.8%) entre 6 y 10 días, seguida de 19 pacientes
(33.9%) entre 1 y 5 días. Aunque las quemaduras se dieron durante todo el
año, Noviembre y Agosto fueron en los que se presentó mayor incidencia en
el año 2004, y Julio es el de mayor incidencia en el 2005 (21).
Daniela M. Canaviri Flores; Polec R. Cardona Materna; Rodrigo M.
Canaviri Blanco; Marco A. Carrillo Aquino ; Pablo L. Campero Paredes,
realizaron una revisión sobre el manejo del paciente quemado de 2º y 3º en
el Servicio de Quemados del Hospital de Clínicas y Hospital Obrero Nº 1
del Periodo de Julio - Diciembre 2007 de la ciudad de La Paz– Bolivia.
Llegaron a la conclusión de que las quemaduras no solo afectan físicamente
sino psicológicamente y socialmente por lo que su manejo es muy
importante. El objetivo del estudio fue comparar el manejo del paciente
quemado de 2º y 3º en el servicio de quemados del Hospital de Clínicas y
Hospital Obrero Nº 1, observando el sexo, la edad, agente etiológico y
superficie corporal quemada, además de que se tomó en cuenta el
tratamiento farmacológico tópico utilizado. Se revisaron 76 historias clínicas
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
(36 Hospital Obrero y 40 Hospital de Clínicas) de pacientes que fueron
atendidos durante julio a diciembre de 2007 con quemaduras de segundo y
tercer grado, observándose los agentes tópicos utilizados, limpiezas
quirúrgicas realizadas y las complicaciones que presentaron. Los resultados:
Se realizó la revisión de 40 historias clínicas de pacientes que fueron
internados en el servicio de cirugía plástica y quemados del Hospital de
Clínicas y 36 historias del Hospital Obrero con el diagnostico de
quemaduras de 2º y 3º grado, con distintas combinaciones de profundidad.
De las 36 historias clínicas revisadas en el Hospital Obrero se encontró 21
(58%) pertenecían al sexo femenino y 15 (42%) al sexo masculino a
diferencia del hospital de clínicas donde existe un mayor predominio de
quemaduras en el sexo masculino 22 (55%) y 18 (45%) al sexo femenino.
En cuanto a las quemaduras de 2° y 3° grado, el grupo etáreo más afectado
en el Hospital Obrero fue el de menor a 14 años con un 65% a diferencia del
Hospital de Clínicas donde con un 37% predominó el grupo comprendido
entre 21 a 30 años. En Relación al agente etiológico más frecuente que causó
quemaduras se determinó que en el Hospital Obrero se atendieron un 36%
de quemaduras a causa de agua caliente a diferencia del Hospital de Clínicas
donde se halló un 45% de quemaduras causadas por liquido inflamable. En
cuanto a la frecuencia de grado de quemaduras en el Hospital Obrero se
encontró que existe una mayor frecuencia en cuanto a la quemadura de
2º superficial y profundo con un 39% con un estrecho margen de 2º
superficial con un 38%. Se observó una situación similar en el Hospital de
Clínicas donde existe un 37% de pacientes que sufrieron quemaduras de 2º
superficial con un estrecho margen de 2º superficial y profundo con un 36%.
En cuanto a la superficie corporal quemada (SCQ) en el Hospital Obrero se
atendió a 45% de personas que presentaron con 6 al 10% de superficie
corporal quemada con mayor similar al caso del Hospital de Clínicas donde
se los atendió en un 45%. En cuanto al tratamiento de quemados en ambos
hospitales se les realiza limpiezas quirúrgicas, en el Hospital Obrero se tiene
una mayor frecuencia de limpiezas quirúrgicas, realizándolas interdiario los
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
primeros días de tratamiento y posteriormente se baja su frecuencia, a
diferencia del Hospital de Clínicas donde solo se hace una limpieza
quirúrgica y posteriormente solo se realiza limpiezas en sala utilizando
agentes tópicos como yodopovidona. Dentro de los fármacos usados están:
yodo povidona, bicarbonato, acido acético, DG-6, quema curan y
nitrofurazona. En el Hospital de Clínicas se utiliza predominantemente
yodopovidona, bicarbonato y DG6, con los cuales se realizan curaciones en
sala interdiario. En cambio en el Hospital Obrero se utiliza una variedad de
agente tópicos como quemacuran, gasa furacinada, rifamicina, vaselina,
sulfadiazina argéntica los cuales son utilizados en las limpiezas quirúrgicas
que se les realiza (22).
Angélica Stephanie Luna Orozco De Alencar, Renzo Adrián Rosazza
Sánchez, Universitarios de la Carrera de Medicina – Universidad Mayor de
San Andrés (UMSA),La Paz- Bolivia, Septiembre 2008, revisaron un caso
clínico de un paciente con Quemaduras Eléctricas, el cual tenía 18 años de
edad cuando llegó al servicio de Cirugía Plástica y Quemados del Hospital
de Clínicas de la ciudad de La Paz tras haber sufrido quemadura eléctrica de
segundo grado en tórax anterior y quemaduras de tercer grado en miembros
superiores con una superficie corporal afectada del 25%. En el segundo día
de interacción el paciente comenzó a tener elevaciones de la presión arterial
con picos en horas de la tarde y noche por lo cual se decide la interconsulta
con el servicio de cardiología la cual da la impresión diagnostica de crisis
hipertensiva. Posterior a 17 días en los que presento hipertensión arterial, la
presión fue estabilizándose hasta los parámetros normales por lo que se dio
el diagnostico de crisis pseudohipertensiva secundaria a trauma eléctrico
severo. Llegando a la conclusión de que existen tres tipos de efectos
biológicos de la corriente eléctrica sobre el cuerpo humano: en primer lugar
las alteraciones tisulares directamente desencadenadas por el paso de la
corriente eléctrica a través de un circuito cerrado proporcionado por el
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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cuerpo humano, en segundo lugar, están los efectos producidos por la
liberación de calor al disiparse la energía eléctrica a su paso por los distintos
tejidos que ofrecen resistencia al paso de la corriente y en tercer lugar, la
existen otras lesiones derivadas de actos involuntarios desencadenadas por el
choque eléctrico que frecuentemente agravan las lesiones producidas por la
propia electricidad produciendo perdida de la conciencia por lo tanto
aumentan las posibilidades de trauma cráneo encefálico u otro tipo de
lesiones traumáticas. En el choque eléctrico las alteraciones cardiovasculares
producidas, son: la pérdida importante de plasma, de manera que el gasto
cardiaco aumenta entre 2 y 3 veces; la liberación de catecolaminas aumentan
inicialmente debido al factor estresante que representa la descarga eléctrica y
la realización de las curaciones en el paciente, esto actúa a nivel de
terminaciones nerviosas en la cercanía de los capilares uniéndose a los
receptores alfa adrenérgicos que producen una vasoconstricción. Otro factor
esencial para la vasoconstricción es el proceso inflamatorio que se lleva a
cabo en los tejidos que es un gran productor de citocinas inflamatorias que
de manera paralela afectan el tono de los capilares de tal manera producen
una elevación de la presión arterial. Las lesiones que provocan las
quemaduras eléctricas son de adentro hacia fuera por lo cual no se
evidencian lesiones muy severas en la piel, pero el caso de nuestro paciente,
hubo contacto directo con la fuente eléctrica, la piel lesionada se convirtió
en una solución de continuidad por la cual se evidenciaba un trasudado, a
través del cual se pierde una buena cantidad de liquido y proteínas, que son
esenciales para preservar el volumen sanguíneo y por lo tanto para mantener
la resistencia vascular periférica dentro de parámetros normales. En el
estudio de este caso las lesiones eléctricas de alto voltaje, se consideran
como quemaduras mayores, debido a su asociación con daño tisular masivo,
el daño evidente representa un porcentaje del 15 al 20%, pero esta extensión
visible es un porcentaje del daño tisular no evidente, en algún tipo de
pacientes la descarga eléctrica puede determinar el desarrollo de elevaciones
importantes en la presión arterial y convertirse en un problema al largo
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
plazo, si no se identifica correctamente la etiología del cuadro hipertensivo y
se hace el tratamiento adecuado (23).
Joybell López C, Juan Jorge Blanco, Armando J. Suárez, realizaron un
estudio en el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Vargas de Caracas y
Hospital de Niños J. M. de Los Ríos, Caracas, Venezuela, 2002.Titulado
Quemaduras Eléctricas Complicadas en Niños, el objetivo fue evaluar las
quemaduras eléctricas complicadas en niños que ingresaron a la unidad de
quemados y destacar la importancia del manejo precoz y multidisciplinario
en la reducción de secuelas irreversibles. Se realizó un estudio prospectivo
clínico en cinco pacientes infantes y adolescentes que ingresaron a la Unidad
de Quemados del Servicio de Cirugía Plástica del Hospital J. M. de Los Ríos
entre los meses de Enero y Julio 2002, con el diagnostico de Quemaduras
Eléctricas, evaluaron variables de sexo, edad, tipo de agente y voltaje,
profundidad y gravedad de lesiones, manejo multidiciplinario,
complicaciones y evolución clínica. Evaluaron a cinco pacientes con
quemaduras eléctricas de diversa gravedad entre Enero y Julio del 2002, de
los cuales cuatro son masculinos (80%) y uno del sexo femenino (20%) con
una relación masculino:femenino 4:1, las edades fueron de 17
meses,10,11,13 y 15 años respectivamente, observándose que el mayor
número de pacientes (4 casos) se concentró entre los 10 y 15 años
representando el 80 % de los casos. En cuanto al tipo de agente y voltaje,
encontramos que en cuatro pacientes fue el contacto a través de metal con
cableado de alta tensión y en un paciente (femenino de 17 meses) fue con
cable de baja tensión. El % de superficie corporal quemada oscilo entre un 2
% y un 45%. Un 2 % en una niña de 17 meses que ameritó injerto en
región axilar bilateral , un 18% en un niño de 13 años que no necesito de la
colocación de auto injertos y tuvo resolución espontánea de las lesiones a
pesar de que el agente fue con cableado de alta tensión, un 28% en un niño
de 11 años con quemaduras en la cabeza, tórax, abdomen y miembros que
requirió de amputación del tercio distal del tercer dedo de la mano, un 35%
SCQ de un adolescente de 15 años de edad con quemaduras en cara, tórax,
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
abdomen, miembros superiores e inferiores que requirió injertos
dermoepidermicos , y un 45 % de superficie corporal quemada de un niño
de 10 años que ameritó amputaciones de algunos dedos de ambas manos y
pie. Un 80% de los casos resultaron de gravedad es decir más de un 10% de
superficie corporal quemada. En cuanto a las áreas anatómicas lesionadas
están: tórax, abdomen, glúteos, miembros superiores e inferiores, cara,
manos y pies, encontrando dos casos (40%) con lesiones graves en manos y
miembros superiores. En cuanto a la profundidad y gravedad de las lesiones,
encontramos dos casos en los cuales uno de ellos resultó con graves
quemaduras en manos, que ameritó amputación de algunos dedos y pérdida
importante de tejido blando en muñeca izquierda con exposición ósea del
radio así como amputación de cuatro dedos del pie izquierdo. Un segundo
caso que ameritó amputación del tercio distal del dedo medio de una mano.
En cuanto al manejo quirúrgico, en todos los casos se practico escarectomía
y debridamiento exhaustivo de tejidos necróticos como mínimo en tres
oportunidades. En cuanto al manejo multidisciplinario se observo que la
atención por parte de otros servicios fue deficiente, retardada y en otros
casos no continua. En el caso del servicio de traumatología hay poca
atención al paciente y las conductas no coincidentes con las del Servicio de
Cirugía Plástica. En cuanto al Servicio de Rehabilitación y Psiquiatría
encontramos escaso personal para la demanda requerida, por lo que la
atención fue deficiente y en otros casos no se llevo a cabo el proceso de
rehabilitación durante la hospitalización del paciente, o ésta no fue continua.
En cuanto a las complicaciones se observaron dos casos (40%) con
cicatrices retráctiles importantes en tejidos remanentes de la mano,
hipertrofia de cicatrices corporales, dos casos (40%) con infecciones por
Pseudomona aeruginosa la cuál fue resistente a todos los antibióticos,
motivo por el cual se requirió la intervención del servicio de Infectología.
En cuanto a la evolución de los pacientes observamos cuatro casos con
evolución satisfactoria y aceptable, ya que no se presentaron secuelas de
limitación importantes, fueron aquellos que requirieron solamente de
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
colocación de auto injertos y un caso requirió amputación de un dedo de una
mano. En un solo caso observamos secuelas importantes con pérdida de la
funcionalidad de ambas manos y retracciones en dedos remanentes y área
cruenta con exposición de tejido óseo desvitalizado en muñeca izquierda,
que no se ha cubierto en la actualidad por presentar colonización bacteriana
resistente a todos los antibióticos (Pseudomonas aeruginosa) (24).
J. Cano-Parra,V. T. Pérez-Torregrosa, G. Muñoz, P. Cavadas y M. Díaz-
Llopis, realizaron un estudio en el Servicio de Oftalmología y el Servicio de
Cirugía Plástica,” Lesiones oculares tras un traumatismo eléctrico de alta
tensión”, Hospital Universitario La Fe, Valencia. Se realizó un estudio
prospectivo de las lesiones oculares tras un traumatismo eléctrico de alta
tensión (V > 1.000 v), estudiaron a doce pacientes (once varones y una
mujer) que sufrieron un traumatismo eléctrico de alta tensión y que fueron
atendidos en el Hospital de La Fe en los últimos tres años con un
seguimiento mínimo de un año. En dos pacientes no se pudo realizar este
seguimiento completo por proceder de otras provincias distintas de
Valencia. El examen inicial fue al pie de la cama debido a que estos
enfermos presentaban quemaduras de diferentes grados de la superficie
corporal que cubrían entre el 9% y el 47% de la misma y les impedían
trasladarse. Cuando su estado lo permitió, se realizó un examen
oftalmológico que constó de agudeza visual (AV), examen con la lámpara de
hendidura y del fondo de ojo (FO) bajo dilatación. Se continuaba después
con un seguimiento de control cada tres meses para ver la posible aparición
tardía de cataratas. La edad media de los pacientes fue de 27,7 años (rango:
18-45 años). La causa más frecuente fue el accidente industrial, con voltajes
variables entre los 7.000 y los 65.000 V. El porcentaje de superficie corporal
quemada osciló entre el 9% y el 47%. El seguimiento medio fue de 14,7
meses. Hallamos alteraciones oftalmológicas en cuatro pacientes (33%), con
la catarata como alteración más frecuente (dos pacientes, 16,6%), con una
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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aparición generalmente tardía. Otras lesiones halladas han sido: quemaduras
palpebrales, leucoma corneal adherente y pseudoquiste macular (25).
L. F. Nahas R. A. Nahas, realizaron un estudio sobre Quemaduras eléctricas
de los labios y comisura bucal, Córdoba - Argentina, 1990. Fueron un total
de 12 pacientes los incluidos en este estudio, estos fueron tratados mediante
una modalidad distinta con el objetivo de prevenir la microstómía y sus
consecuencias, y en lo posible evitar o minimizar las correcciones
quirúrgicas. En 1976 Hartford desarrolló una «férula bucal» con el objeto de
prevenirla retracción y consiguiente microstomía. Se construye adosada a un
retenédor ortodóncico para fijarlo en los dientes y mantenerla en posición.
Ellos basados en este principio establecieron el siguiente plan terapéutico:
Desde el 1° al 6° día se realizan curas locales de la herida con pomadas
antibióticas, al 7° día el dentista que ya examinó al paciente y obtuvo un
molde, coloca la férula de acrílico, que se mantiene en todo momento por un
período de seis meses. Puede, según la edad del niño, permitir que se la
retiren durante las comidas. Obviamente, durante todo este período, el
paciente es controlado por consultorio externo y el dentista modifica o
adapta la férula de acuerdo la evolución. Doce pacientes fueron tratados de
esta forma con resultados favorables en comparación a los vistos con las
modalidades clásicas. Nueve pacientes para un porcentaje del 75 %,
requirieron correcciones quirúrgicas, lo que arroja un porcentaje del 25 % en
el que no se consideró necesario operar ya que los resultados estéticos y
funcionales fueron adecuados. De los pacientes operados, en todos los casos,
las indicaciones quirúrgicas fueron exclusivamente por mejoría estética, lo
que indica que el resultado funcional adecuado y la microstomía, que es
nuestro principal objetivo se evitó en el 100% de los casos. Como
conclusión obtuvieron que el tratamiento con férulas intraorales se ofrece
como alternativa al tratamiento, también que las férulas minimizan la
retracción y producen resultados aceptables, por último que no menos
importante, provee una excelente oportunidad para el manejo
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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interdisciplinario (26).
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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Nancy Karina Almonte, Dalia Granados Alonso, realizaron un estudio sobre
las Quemaduras en la Tercera Edad, en la Unidad de Quemados Pearl F.
Ort, Ciudad Sanitaria. El estudio descriptivo, retrospectivo y documental,
tuvo la finalidad de evaluar a los pacientes quemados en la tercera edad,
durante el período 2003-2007, obteniendo información sobre, edad, sexo,
causa de quemaduras, superficie corporal quemada, antecedentes
patológicos personales, días de internamiento y evolución , entre los
resultados se menciona que el proceso de envejecimiento constituye en sí un
factor de riesgo que se relaciona con los cambios que se producen en los
individuos relacionados con su proceso normal de deterioro físico y
funcional. Durante el periodo 2003-2007, se internaron 1006 pacientes, 82
pacientes con más de 60 años que represento un 8.1 % del total de pacientes
internos en este periodo. La edad promedio de 75 años, con un rango de 60 a
97 la clasificación por grupo etarios correspondió con mayor afectación en
el grupo etario correspondiente entre los 70-79, según sexo , correspondió el
mayor porcentaje al sexo femenino con un 54 %. El 81 de los ancianos que
sufren quemaduras, las lesiones se producen como resultado de su propia
acción, por escaldaduras, accidentes con flama en la cocina y quemaduras
eléctricas. El 100 % de los accidentes por quemaduras en este estudio
ocurrieron en el hogar. El 79.2 % las quemaduras fueron provocadas por
flama, electricidad en un 10.9 %, escaldadura 7.3 % y químicas 2.4 %.
Como causa directa del incendio , no fue posible encontrar en su totalidad la
causa directa , pero si en algunos caso fueron debidos al explosión de
tanques de gas, uso de velas, y cigarrillos, explosión de tanques de gas en el
84.6 %, velas 12.3 % y cigarrillo 3 %, otras causas. El porcentaje de
superficie corporal quemada promedio fue de 25 5 % , con un rango de 1 a
85 % encontrándose la mayor incidencia en los casos de SCQ entre 10 -
29%. El paciente de edad avanzada presenta limitación de su capacidad de
reacción, y adelgazamiento de la piel, por lo que sus quemaduras son más
extensas y profundas. Las quemaduras de segundo grado, alcanzaron el
mayor porcentaje 79.2 % aunque en un mismo pacientes pudimos encontrar
34
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
diferentes grados de profundidad, la que mas predominaba eran las de
segundo grado. Comorbilidad de este grupo, hipertensión arterial 30.4 %
diabetes mellitas 9.7 %, parálisis motoras 8.5 %, asma 4.8 %, epilepsia 1.2
%y Alzheimer 1.2 %. La supervivencia por quemaduras está relacionada
directamente por el porcentaje de superficie corporal quemada, alcanzando
mayor mortalidad las de mayor de un 40 %. El aumento de la mortalidad en
los pacientes mayores de 60 años es debido a las enfermedades
concomitantes, infecciones y la disminución de su capacidad para la defensa
y el fallo de órgano multiple. La mortalidad del grupo estuvo en el 36.5 %
por encima de la mortalidad global del centro, en pacientes de edad
promedio 77 años, promedio de SCQ 39, condiciones de morbilidad en 18
pacientes e ingreso hospitalario de más 24 horas 16 pacientes. Como
conclusiones afirman que la enfermera debe participar en programas de
promoción del auto cuidado del envejeciente, prevención, mantenimiento o
restablecimiento de la salud del anciano sano o enfermo. Así mismo se debe
edificar una cultura de prevención con la finalidad de disminuir este tipo de
accidente en pacientes en la tercera edad, requiere de una actitud colectiva,
interdisciplinaria e intersectorial, a mediano y largo plazo que requiere la
difusión de conocimientos por diferentes medios (27).
El Ministerio de Salud de Nicaragua realizó un estudio titulado “Situación
de las Quemaduras en 5 hospitales de Nicaragua, Enero 2003 – Marzo
2004”. El análisis descriptivo se realizó con el propósito de identificar
grupos vulnerables, factores de riesgo y elaboración de propuestas de
intervención que incidan en la prevención de lesionados por quemaduras en
5 hospitales del país, durante el periodo de enero 2003 a marzo del 2004,
siendo estos el HEODRA de León, Victoria Motta de Jinotega, Regional
Santiago Jinotepe, Fernando Vélez Paiz y Lenín Fonseca de Managua. El
análisis se basó en 812 casos existentes en la base de datos del Sistema de
Vigilancia de Lesiones a nivel Nacional en Epi 2000, de pacientes que
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
acudieron al servicio de emergencias en los 5 hospitales del proyecto piloto
del Ministerio de Salud con apoyo del CDC y OPS, durante el periodo
comprendido entre Enero 2003 y Marzo 2004. Se seleccionó las siguientes
variables: edad, sexo, severidad, lugar de ocurrencia y actividad. Los
indicadores seleccionados para análisis fueron tasa de letalidad, proporción
de hospitalizados y del número total de lesiones, AVPP (Años de vida
potencialmente perdidos), razón y mediana. Los resultados fueron que del
total de casos (812) registrados por quemaduras en el sistema de vigilancia
de lesiones encontramos que el 34% (276) ameritaron hospitalización y el
76% (536) fueron tratados ambulatoriamente. En relación a la distribución
de las lesiones por hospitales, se encontró que el Fernando Vélez Paiz y
Lenín Fonseca fueron donde se encontraron el mayor número de lesionados
por quemaduras 45% (362) y 28% (233) respectivamente. Los grupos de
edades donde se reportaron el mayor número de casos fueron los de 0-9 años
en ambos sexos, predominando el masculino. En relación al tipo de
actividad cuando ocurrió el evento, jugando y recreando predominaron en
las lesiones no intencionales en ambos sexos. En el sistema de vigilancia de
lesiones por quemaduras se registraron 7 defunciones para una tasa de
letalidad de 0.86%. Los años potencialmente perdido en las muertes por
quemaduras son 105. Como conclusión el mayor número de casos de
quemaduras predominó en el grupo de 0-9 años en ambos sexos, siendo el
hogar el lugar de mayor ocurrencia. Los líquidos calientes y el calor fueron
la causa de las quemaduras, la actividad predominante en el momento de la
lesión fue jugando / recreando. La zona anatómica más frecuente fue los
miembros superiores e inferiores. En cuanto a severidad de la quemadura,
las moderadas son las más frecuentes (28).
2.2. MARCO TEÓRICO
36
“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
Las lesiones térmicas, posiblemente sean tan antiguas como el
descubrimiento del fuego. Aún más, los ríos de lava volcánica o los
incendios forestales producidos por rayos o los rayos mismos, pudieron ser
responsables de quemaduras mucho antes del dominio del fuego por el
hombre. Es fácil deducir, que el tratamiento de las quemaduras se
desarrolla a través de las épocas paralelo al avance de la medicina y la
tecnología médica. Miles de años antes de nuestra era, los apósitos de
material vegetal o animal y los ritos mágicos-religiosos dominaron el acto
médico antiguo (29).
El tratamiento de las heridas por quemaduras se limitaba a la aplicación
tópica de diferentes tipos de emplastos, remoción de cuerpos extraños,
protección de las heridas con materiales limpios e invocaciones a deidades
curativas. La búsqueda de sustancias para colocar sobre las heridas,
atravesó por un proceso empírico de prueba-respuesta, hasta que fueron de
uso común la leche de cabra, la leche materna humana, miel de abeja,
apósitos de papiro, caucho y grasas animales (29).
El médico egipcio Imhotep utilizó miel de abeja para curar heridas hace
unos 5000 años. Las culturas indoeuropeas, la griega, la egipcia y las
orientales, cada una en su contexto geográfico e histórico, utilizaron estos
productos. El tratamiento de ese entonces, consistió en la aplicación de los
elementos mencionados para protección de la herida y la conservación de
esta en estado limpio. Hipócrates, hacia el año 430 a.C., preconizó en sus
escritos médicos los objetivos principales del tratamiento de las
quemaduras, muchos de los cuales, aún hoy, mantienen vigencia: Lavar
las heridas para mantenerlas limpias; evitar la presencia de pus;
mantener la herida siempre seca; aplicar apósitos de grasa sobre la
quemadura. Aristóteles, mostró interés en la patogenia de las quemaduras
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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al referirse a una observación sobre la etiología de éstas. Explicó que
aquellas quemaduras causadas por metales fundidos, cicatrizaban más
rápidamente que por otras causas (termocauterización) (29).
En 1607 el médico suizo Fabricius Hildamus de Basel publicó su libro De
Combustionibus en que reconoce tres grados de profundidad en las
quemaduras. El Cirujano militar escocés Sir George Bellingal, también de
Edimburgo, describió en ese mismo año de 1833, la evolución clínica
natural de las quemaduras. Es asombrosa la exactitud con que relató estos
eventos. En relación a la muerte temprana, en las primeras 72 horas
(muerte por shock hipovolémico irreversible) afirmaba: «El quemado
sucumbe por causas que no podemos explicar.» Cuando la muerte ocurría
entre los primeros 10 a 12 días reconoció que éstas tenían «carácter
febril.» Hoy sabemos que esta muerte sucede por sepsis y fallo
multiorgánico. Cuando se refirió a la muerte tardía, aquella que sucede
entre la tercera y sexta semana posquemadura, Bellingal afirmaba: «...los
enfermos perecen en un estado de debilidad, agotados por la pérdida
profusa de materia (masa corporal) y por una extensa superficie supurada.»
Este fenómeno corresponde a lo que hoy conocemos como respuesta
Hipermetabólica al trauma, catabolismo, desnutrición y sepsis (29).
En 1897 se utilizaron las primeras infusiones de solución salina al 9% por
Tommasoli en Sicilia para la reanimación hídrica de una quemadura
severa. En 1905 se publicó un artículo en el Journal of the American
Medical Association enfatizando la importancia del uso de soluciones
salinas durante la reanimación del paciente quemado y del debridamiento e
injerto temprano. Este mismo año, Wiedenfeld y Zumbush realizaron
escisiones tempranas de la herida (primeros 3 días). Este tratamiento
reconfirma el éxito obtenido por Wilms tres años antes mediante la
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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escisión e injertos tempranos (29).
Estudios de investigación llevados a cabo por Underhill y asociados en
1921 demostraron que el shock posquemadura resultaba primariamente de
pérdida de líquido durante el periodo inicial. Estos investigadores midieron
el hematocrito, hemoglobina y cloro sérico en un grupo de 20 víctimas
quemados. Esta pérdida de líquidos es secundaria a la translocación de
plasma y electrólitos a los espacios intersticiales. Este hallazgo se oponía a
las teorías de entonces que establecían la pérdida de líquidos como el
resultado de la acción de toxinas. Este estudio fijó las bases para el manejo
moderno de la reposición de líquidos y electrólitos y sirvió como
plataforma para más estudios sobre la fisiopatología de las quemaduras.
Durante el siglo 19, se utilizaron sustancias como el algodón seco, lana,
aceites, ácido pícrico, acetato de aluminio, y ácido tánico. Inicialmente el
ácido tánico fue utilizado como coagulante de la herida pero más tarde
(1925) como método para reducir pérdida de líquido y aliviar el dolor local
(29).
El manejo de la herida quemadura, en los inicios del siglo 20 involucraba
el uso de vendajes empapados de bicarbonato de sodio, salino normal u
óxido de zinc. Estos vendajes no se retiraban por 5 días, permitiendo así
sobrecrecimiento bacteriano. En el 1934 la solución de nitrato de plata se
convirtió en el medicamento de elección para el cuidado de las heridas y
ha continuado como agente terapéutico hasta el presente donde su
utilización es relegada como acontecimiento histórico más que como
aplicación clínica moderna (29).
El advenimiento de las técnicas modernas de escisión mas injerto se inició
con el cirujano sueco Reverdin, quien llevó a cabo el primer injerto
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epitelial en 1869. Este hecho, plantó las bases para los injertos modernos
de espesor parcial. Previo a la experiencia de Reverdin, los injertos de piel
exhibían malos resultados. Los transplantes de piel se realizaban con
bisturí. En 1939 se desarrolló el dermatomo con el fin de segar capas mas
finas de piel. Este invento encaminó el movimiento hacia la escisión más
injertos tempranos y reducción de la mortalidad en quemaduras.
Históricamente, el incendio del Night Club Coconut Grove en 1942, donde
se perdieron 492 vidas y otros cientos fueron tratados por quemaduras de
diversas severidades, motorizó opinión pública para cambios en los
códigos de construcción, diseños con normas de seguridad en los edificios
y estándares de protección contra incendios. Este desastre también
motorizó las investigaciones en quemaduras, sobre todo, en su
fisiopatología (29).
Los investigadores enfatizaron nuevamente la necesidad de grandes
cantidades de líquidos de reanimación lo que propulsó la fórmula de
reanimación de Evans en 1952. La fórmula de Evans utilizaba solución
salina normal a 1ml/kg/%SCQ más coloides (sangre total, plasma o
expansores tisulares). Esta fórmula fue modificada por el Brooke Army
Medical Center al uso de Lactaro de Ringer; 1.5 ml /kg x /SCQ mas
coloides a 0.5 ml / kg / %SCQ. Una fórmula más reciente es la de Formula
del Hospital Parkland (Baxter) la cual utiliza solamente lactato de ringer
(Lactato de Ringer según Hartmann) durante las primeras 24 horas (29).
Los avances en el tratamiento de la herida se aceleraron durante la
Segunda Guerra Mundial, el conflicto de Corea y de Viet Nam. Como
usualmente sucede en las guerras, el gran número de quemados y la
severidad de las quemaduras proporcionaron un vasto campo de
investigación para el desarrollo de nuevos tratamientos. El desarrollo del
40
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
dermatomo de Brown es un ejemplo de esta tendencia. Brown fue un
prisionero de guerra en la campaña de las Filipinas durante la segunda
guerra mundial cuando desarrolló la idea de un dermatomo eléctrico el
cual aumentaría la velocidad y la precisión de la toma de injertos. Este
dermatomo aún se utiliza hoy (29).
Leidberg, Reiss y Artz enfatizaron que la septicemia era una causa común
de mortalidad en las quemaduras. Estudios ulteriores sobre sepsis en
quemaduras llevó a investigaciones más exhaustivas sobre infecciones y al
desarrollo de antibióticos tópicos más efectivos. Los aspectos históricos de
las quemaduras no pueden abordarse completamente sin mencionar los
increíbles avances obtenidos en la terapia antimicrobiana tópica de las
quemaduras. El siglo 20 ha visto el paso del spray de ácido tánico y la
violeta de genciana hasta el desarrollo de la sulfadiazina de plata al 0.5%
en 1965 y al 1% en la actualidad. Esta fue seguida inmediatamente por el
desarrollo del acetato de mafenide. Ambos de estos agentes tópicos se
utilizan efectivamente para el control de microorganismos gram positivos
y gram negativos (29).
Desde 1940 el tratamiento de las quemaduras ha escalado a grandes pasos,
resultando en mayor sobrevivencia y mejorando calidad de vida en las
víctimas. En los últimos 30 años la mortalidad por quemaduras severas ha
disminuido de manera significativa (29).
Hoy en día las quemaduras eléctricas representan el 4 al 8% de las admi-
siones por quemaduras unidades de quemados. Como dijimos anteriormen-
te el impacto de estas sobre las personas afectadas, es tal, que constituyen
un tipo especial de lesión térmica, la variada y compleja patología que pro-
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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duce la electricidad es diferente de la patología derivada por otro tipo de
quemaduras (30).
Para entender el daño causado por la electricidad, es necesario aclarar al-
gunos conceptos básicos:
∆ La Electricidad o Corriente Eléctrica, es el flujo de electrones de
un átomo a través de un conductor.
∆ Los Electrones, son las partículas externas de un átomo, contienen
una carga negativa, si estos se concentran en un objeto, ese objeto
estará cargado negativamente, si los electrones fluyen de un objeto
a través de un conductor, el flujo se llama corriente eléctrica.
∆ La Resistencia, es la dificultad al flujo de electrones que opone un
conductor y se mide en Ohms.
∆ El Conductor, son los materiales que permiten el flujo de electro-
nes fácilmente. Entre ellos se cuentan los metales como el cobre y
el aluminio y las soluciones salinas.
∆ El Receptor, es el punto de consumo de electricidad. El receptor
transforma la energía eléctrica (televisor, estufa, etc.).
∆ El Circuito, es el sistema que hace posible controlar la corriente
eléctrica: es el camino que sigue la electricidad para ir desde un
polo positivo a un polo negativo.
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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∆ El Aislante, es el material que no conduce corriente eléctrica.
∆ La Tierra, es la conexión dirigida, involuntariamente o no, entre un
circuito eléctrico o cuerpo conductor con la tierra.
∆ La Corriente Continua o Directa, es el flujo de electrones en una
sola dirección. Ej: batería automóvil; rayo.
∆ La Corriente Alterna, es el flujo bidireccional de electrones a tra-
vés de un conductor, en el tiempo. El paso de electrones en una di-
rección y luego en otra, constituye un ciclo. Se mide en Hertz (Hz).
∆ La Intensidad, es la cantidad de flujo eléctrico a través de un con-
ductor. Se mide en amperios (A).
∆ El Voltaje, es la fuerza fundamental o “presión” que causa la elec-
tricidad al fluir a través de un conductor. Se conoce también como
diferencia de potencial y se mide en voltios (V).
∆ Ley de Ohm, (Intensidad = Voltaje/Resistencia) puede usarse para
relacionar estos tres elementos matemáticamente (1).
Las quemaduras eléctricas son quemaduras no térmicas causadas por un agente
exógeno, la electricidad, capaz de producir daño de la dermis y, especialmente, de
los tejidos profundos. La fuente de energía eléctrica carece de energía térmica im-
portante antes de su interacción con los tejidos, pero se transforma en energía tér-
mica al interactuar con la materia biológica (2)(3).
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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Las quemaduras se deben a la generación de calor por la resistencia que ofrecen
los diversos tejidos y órganos del cuerpo. Las quemaduras eléctricas, aunque com-
parten características con las térmicas, exhiben notorias diferencias. Típicamente
causan efectos tardíos y lesiones profundas graves que no corresponden a la apa-
riencia relativamente sana de la piel y los tejidos superficiales, los cuales pueden
verse mínimamente afectados. Además, la electricidad de por sí puede lesionar ór-
ganos vitales con o sin quemadura (2)(3).
Epidemiología de las quemaduras eléctricas
El grupo etáreo mayoritario está constituido por varones en edad productiva y
adolescentes. Generalmente los accidentes ocurren dentro del ámbito laboral,
mientras que los niños más pequeños (menores de 5 años) se accidentan en el ho-
gar y las zonas más frecuentemente afectadas son manos, la cara y la boca (31).
Los niños chupan y se ponen en la boca los enchufes y los cables de corriente. Las
lesiones tienen lugar cuando la saliva toca las aberturas de los toma corrientes
obstruyendo y mojando las prolongaciones metálicas de los enchufes expuestas de
la toma de corriente, lo cual hace que pase la corriente y por lo tanto se produzca
el calor originando la lesión. Tapones de plástico sobre los toma corrientes junto
con el uso de los disyuntores (cortacorriente) reducen el número de víctimas (31).
El funcionamiento inadecuado del circuito eléctrico domiciliario, generalmente
por sobrecarga, es otra de las causas en orden de frecuencia. Colocar monedas o
adaptadores no convencionales en lugar de fusibles (tapones) permite una peligro-
sa sobrecarga de los circuitos que siguen funcionando, mientras que los conducto-
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res, frecuentemente ocultos en las paredes, se calientan hasta el punto de encender
materiales vecinos originando incendios caseros (31).
La electrocución está asociada con una mortalidad de 0.5 por 100 mil habitantes,
por año, en Estados Unidos. Responsable de 1000 muertes anuales y es causa,
además, de que cinco mil pacientes requieran de tratamiento de emergencia. El ac-
cidente por rayos causa alrededor de 300 fallecimientos al año, de ellos, el 60 por
ciento se produce en los meses de verano (32).
Etiología de las quemaduras eléctricas
1. Accidentes domésticos: cuando ocurren intradomiciliariamente por
electrodomésticos de bajo voltaje (110-120 V).
2. Accidentes industriales: con voltajes promedio entre 500 y 5,000
voltios.
3. Accidentes profesionales: tales como electricistas y empleados de
compañías eléctricas que manejan tensiones de 5,000 a 50,000 voltios.
4. Suicidas: poco frecuentes.
5. Homicidas: poco frecuentes.
6. Suplicio: es un procedimiento legal de ejecución judicial utilizado en
algunos países como los Estados Unidos (33) (34).
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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Fisiopatología de las quemaduras eléctricas
El contacto directo con la fuente o un conductor de la energía eléctrica es el meca-
nismo más común de las lesiones por electricidad. Cuando el cuerpo pasa a ser un
conductor de la corriente hacia tierra, la energía eléctrica se convierte en energía
calórica generando una lesión térmica tisular, patognomónica desde el punto de
vista semiológico. Las heridas suelen presentar aspecto de zonas coaguladas, car-
bonizadas, deprimidas, induradas y con edema proximal (35).
Este tipo de lesiones son más graves de lo que aparentan en superficie puesto que
la diferencia en pérdida de calor desde los tegumentos hasta los tejidos profundos
es la causa de que piel relativamente normal se acompañe con necrosis tisular en
profundidad. La lesión anatomopatológica es la necrosis por coagulación produci-
da por el efecto directo del calor sobre los tejidos provocando, por efecto calórico,
necrosis de los vasos nutrientes e isquemia con gangrena remedando los daños
observados en el síndrome de aplastamiento (crush syndrome) (35).
El paso de la corriente eléctrica por el cuerpo viviente sigue un trayecto por los te-
jidos que tienen mejores condiciones de conductibilidad (menor resistencia eléc-
trica). Los líquidos del organismo son los que oponen menor resistencia al paso de
la corriente eléctrica, y el tejido óseo es el que presenta mayor resistencia. La san-
gre es el mejor conductor y la corriente es propagada hacia el corazón y el tejido
nervioso con actividad sobre la musculatura lisa y estriada. Al ingresar al organis-
mo la corriente eléctrica se propaga en todas las direcciones conformando un am-
plio frente en superficie, que se extiende en sus secciones transversales entre los
lugares de entrada y de salida de la corriente, disminuyendo en forma progresiva
en intensidad hacia la periferia de este tramo (35).
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La relación entre resistencia y amperaje tiene suma importancia en la
fisiopatología de las quemaduras eléctricas, ya que el calor generado por el paso
de una corriente eléctrica (efecto Joule) es directamente proporcional a la
intensidad de la corriente y a la resistencia del conductor (calor producido =
[intensidad]2 x resistencia x tiempo transcurrido). Un principio importante de la
acción eléctrica es que la corriente siempre busca descargarse a tierra. Cuando el
cuerpo humano se coloca de manera que se convierte en parte del trayecto de la
electricidad entre dos puntos de diferente potencial, sufrirá las consecuencias del
paso de la corriente (36)(37).
La acción biológica de la corriente está condicionada por varios factores que
determinan la severidad del daño sistémico y tisular. Ellos son: el voltaje, la
intensidad de corriente, la resistencia de los tejidos, el tipo de corriente, el trayecto
de la corriente, el tiempo de duración del contacto, la extensión del área de
contacto, el tamaño, forma y naturaleza de los electrodos, la susceptibilidad
individual, la humedad ambiental, la humedad del suelo, la presencia de puntos
sin aislamiento dentro del sistema o la clase de material interpuesto entre la fuente
de energía y la víctima (38)(39).
A. Tensión o Voltaje
Probablemente el factor más importante del daño tisular es la intensidad,
pero en la práctica éste es desconocido, mientras que el voltaje es un factor
conocido en la exposición eléctrica, por lo tanto viene a ser ese el
determinante principal del daño tisular; por convención se considera el
límite de 1000 voltios para clasificar la corriente como de alto o bajo
voltaje, no obstante, existe evidencia de que el riesgo para injurias fatales
aumenta exponencialmente sobre 600 voltios, que parece ser un límite
razonable actualmente. Por lo mencionado anteriormente se comprende
que las quemaduras que ocurren por corriente eléctrica de 1000 voltios a
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mas son de alto voltaje y por debajo de dicho valor son quemaduras de
bajo voltaje. Ambos tipos de quemadura pueden causar la muerte, pero la
causa más frecuente de quemaduras extensas y carbonización tisular es
generalmente la de alto voltaje que puede inducir temperaturas mayores de
80°C, aproximadamente el doble del necesario para producir la
coagulación proteínica (40).
Sin embargo, no podemos olvidar que el bajo voltaje es más accesible a la
población, constituyendo alrededor de un 60% de las lesiones eléctricas y
cerca del 50% de las muertes (1).
La corriente eléctrica de bajo voltaje, de 200V o menos y que es alterna
(25 a 300ciclos) tiende a producir fibrilación ventricular sin afectar el
centro respiratorio, si la corriente tiene entre 200 y 1000V tiende a lesionar
ambos. En general se considera de poco peligro toda corriente menor de
24V. Los accidentes más comunes ocurren al cambiar lámparas eléctricas,
colocarse un cable en la boca (generalmente niños) o tocar aparatos
eléctricos (41).
La corriente eléctrica de alto voltaje tiende a producir primero parálisis del
centro respiratorio por depresión directa o hemorragias en el cuarto
ventrículo sin afectar al corazón, aunque puede ocasionar un paro
cardiorrespiratorio. La corriente busca el camino más corto entre el punto
de contacto y tierra, y en general la víctima es rechazada por el circuito
eléctrico por lo que sufre frecuentes lesiones traumáticas (fracturas,
hemorragias cerebrales). Usualmente el circuito se completa formando un
arco antes de que la víctima toque el conductor (42).
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B. Intensidad o Amperaje
Tanto la resistencia como el amperaje cambian cuando la corriente pasa
desde la piel hacia otros tejidos. Lamentablemente el límite de seguridad
entre el amperaje de la corriente del hogar (menos de 10mA) y el que
causa paro respiratorio (20-50mA) o fibrilación ventricular (50-100mA) es
muy pequeño. La variación del amperaje produce una serie progresiva de
cambios biológicos. Un miliamper constituye el umbral de percepción, con
sensación mínima si la intensidad no llega a más de 3mA, a este nivel la
corriente continua se siente como calor mientras que la corriente alterna da
una sensación de hormigueo o picazón. Entre 10 y 20mA la corriente
alterna produce contracciones musculares (tetania) que pueden mantener a
la víctima “pegada” al circuito. Una corriente de 20mA y 60 ciclos que
pase a través del tórax puede causar paro respiratorio, además si produce
contracción tetánica de los músculos torácicos el paciente podrá sofocarse.
La intensidad necesaria para producir fibrilación ventricular varía entre 50
y 250mA. (16).
Para tener una idea de la correlación entre intensidad de corriente y efectos
sistémicos, observemos la siguiente tabla:
1 mA Escasamente perceptible.
16 mA Máxima corriente en promedio puede perder la conciencia.
20 mA Parálisis de músculos respiratorios.
100 mA Umbral de Fibrilación Ventricular.
2 A Paro cardíaco y el daño de órganos internos.
15/20 A Muerte *
*Como marco de referencia un fusible de circuito casero puede estar en 15, 20 o 30 A.
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C. La Resistencia
La resistencia del cuerpo depende en gran medida de la resistencia de la
piel y de los huesos, la de algunos tejidos es, en orden decreciente, la
siguiente: hueso (900,000 Ohms), grasa (tiende a disolverse o coagularse),
cartílago, tendón, piel seca (5,000 Ohms), músculos (1,500 Ohms), piel
húmeda (1,000 Ohms), vasos y nervios. La piel es un aislante pobre y la
dañan voltajes comparativamente bajos (250V), ofrece más resistencia a la
corriente directa que a la alterna. Cuando está seca su resistencia es mayor
(en promedio 5,000 Ohms pero puede llegar hasta 40,000 Ohms/cm2)
mientras que la piel húmeda en promedio es de 1000 Ohms (16).
Para tener una idea de la correlación entre resistencia y tejidos del cuerpo
humano, observemos la siguiente tabla:
RESISTENCIA DE TEJIDOS
Alta∆ Hueso∆ Grasa∆ Tendones
Intermedia ∆ Piel seca
Baja∆ Musculo∆ Vasos sanguineos
Para tener una idea de la correlación entre resistencia y la piel del cuerpo
humano, observemos la siguiente tabla:
RESISTENCIA DE LA PIEL
Piel callosa 1.000.000 OhmsPiel seca normal 40.000 OhmsPiel sudorosa 300 Ohms
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Si la resistencia es baja, se producirán quemaduras muy extensas. Por otra
parte, si la resistencia es alta, gran parte de la energía se pierde como calor,
siendo los puntos más afectados, los de entrada y salida (1).
D. Tipo de Corriente
Hay 2 tipos de corrientes. La continua o directa, que consiste en electrones
que se mueven siempre en la misma dirección, y la alterna, en la cual los
electrones cambian a la dirección opuesta, en forma regular; cada vez que
en la corriente alterna los electrones, en cambio de dirección, regresan a la
posición inicial, se produce un ciclo; es decir que si cambia de dirección
120 veces por segundo se trata de una corriente alterna de 60 ciclos. A
igual voltaje, la corriente alterna es 3 a 4 veces más peligrosa que la
directa ya que produce contracciones musculares tetánicas que mantienen
a la víctima en contacto con el conductor (16).
El tipo de corriente es un determinante de la gravedad de la lesión porque
contribuye a la duración de la exposición: exposiciones más prolongadas
provocan mayor lesión debido a la producción de calor, quemaduras
térmicas y posibilidad de aumento de los efectos sistémicos. En este
sentido la corriente alterna es más dañina que la corriente continua o
directa (1).
E. Trayecto de la Corriente
Desde el punto de entrada la corriente se dispersa rápidamente para volver
a concentrarse en el punto de salida, por ello las lesiones son más graves
en estos lugares. El trayecto no siempre es fácil de identificar. El pasaje
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TACNA, 2000 – 2008”
puede ser de brazo a brazo, de mano a pie, brazo a tórax, etc. En general si
no hay órganos vitales en el trayecto, las lesiones se reducen sólo a
quemadura (16).
Clasificación de las quemaduras eléctricas
Se pueden clasificar según su profundidad y características
clínicas de la lesión producida.
CLASIFICACIÓN ESPESOR CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
1 ER GRADO
o
Superficial TIPO A
Epidermis Piel con eritema, edema mínimo, dolor +
Cura de 3 a 5 días
2 DO GRADO
o
Intermedia TIPO AB
Sup. Dermis, respeta
apéndices
dérmicos
Rosada, vesículas, flictenas, dolor +++
cura de 12 a l5 días
Prof. Dermis total Piel nacarada , blanquecina o rojo cereza,
dolor +++ requiere
3 ER GRADO
o
Profunda TIPO B
Incluye tejido celular
subcutáneo
Piel de aspecto seco, vasos sanguíneos
trombosados, escaras dolor + o nulo
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Se pueden clasificar según su mecanismo de acción, a pesar de que existe esta
clasificación esto no significa que no puedan ocurrir los 4 tipos en un determinado
paciente. Aclarando esto las lesiones por quemaduras eléctricas se clasifican en:
1. Por contacto o quemadura eléctrica.
2. Quemadura por arco voltaico.
3. Quemadura por ignición.
4. Quemadura mixta.
1. La quemadura eléctrica por contacto
Es la causada por el paso de la corriente entre 2 puntos anatómicos, de
manera que el cuerpo se convierte en parte del circuito eléctrico. Las
quemaduras de alto voltaje se caracterizan por presentar lesiones de
entrada y salida, asimismo en el recorrido. El daño es fundamentalmente
térmico y su extensión se relaciona con la magnitud, frecuencia y
duración del flujo eléctrico, y con el volumen y resistencia del tejido
atravesado (36)(37)(42) .
2. La quemadura por arco eléctrico
La corriente pasa externamente al cuerpo desde el punto de contacto hacia
la tierra y la magnitud de la lesión depende de la proximidad de la piel al
arco y al calor generado por la energía radiante. Como en el caso de las
quemaduras por contacto pueden deberse a corrientes de alto o de bajo
voltaje. Estas quemaduras pueden lesionar una extensión cutánea mayor
que las quemaduras por contacto. La profundidad de la quemadura
depende de la cercanía de la corriente a la piel (36)(37)(42) .
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3. La quemadura por ignición
Ocurre cuando el paso de la corriente incendia las ropas u objetos cercanos
a la víctima y le produce una quemadura convencional por fuego (36)(37)
(42) .
4. La quemadura mixta
Es aquella producida por contacto eléctrico más arco eléctrico (36)(37)
(42) .
Manifestaciones Clínicas del paciente con quemadura eléctrica
En la evaluación del paciente con quemadura eléctrica el antecedente del lugar del
contacto eléctrico es importante. Lesiones en domicilio se deben probablemente a
voltajes de 110-220V, mientras que los accidentes laborales o industriales son
típicamente de alto voltaje. El examen físico del paciente es similar a los casos de
trauma mayor. Se debe evaluar la permeabilidad de las vías aéreas, la respiración,
el ritmo cardíaco (considerar monitoreo electrocardiográfico), la circulación
periférica, el estado neurológico y mental. Se requiere una evaluación posterior
más detallada que incluye la localización de las lesiones de contacto, el grado y
extensión de la quemadura (teniendo en cuenta que mucho tejido dañado se
encuentra “oculto” y que la piel puede encontrarse aparentemente indemne), áreas
de potencial compresión vascular o nerviosa y un examen neurológico más
detallado. Los exámenes de laboratorio son útiles para detectar cromoproteínas
circulantes resultado de la hemomioglobinemia los cuales pueden precipitarse y
causar falla renal, evaluar el color de la orina o solicitar un examen de orina es
importante en estos casos. Los niveles de cretinina y creatinfosfokinasa pueden
elevarse, asimismo las enzimas cardíacas (AST, SGOT, LDH) como resultado del
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daño al miocardio. Además se deben solicitar radiografías de tórax si se sospecha
pneumo o hemotórax; de manera similar, se deben solicitar radiografías de las
regiones donde se sospeche alguna fractura, ya que existe una incidencia de 10%
de fracturas óseas asociadas a las quemaduras eléctricas (36).
La corriente eléctrica puede afectar cualquier tejido y órgano. Los cambios
producidos en el organismo son variables y complejos. Los cambios más
característicos en la piel son las lesiones de entrada y salida que pueden ser
redondas, ovales, en roseta o lineales; en general corresponde a la forma de los
electrodos (36).
El área de entrada suele mostrar carbonización, con depresión central y apariencia
acartonada mientras que los puntos de salida son generalmente múltiples y
aparecen como si ese pequeño trozo de piel hubiera sufrido una “explosión”,
debido a que la corriente se condensa debajo de la piel y literalmente “estalla” al
salir al exterior (36).
Manifestaciones Cardiovasculares
El paro cardíaco es, sin duda, la principal causa de muerte por electrocución y
dependerá tanto de la intensidad (predicha por el voltaje) como del tipo de
corriente. En términos generales, la fibrilación ventricular es observada más
frecuentemente en víctimas expuestas a corriente alterna de bajo voltaje, mientras
que la corriente alterna de alto voltaje tiende a producir más asistolia, al igual que
la corriente continua. Las arritmias pueden ser vistas hasta en el 20 a 30% de los
pacientes expuestos a alto voltaje y la más común de ellas es la taquicardia
sinusal, pudiendo, sin embargo, encontrarse cualquier alteración del ritmo
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(extrasístoles supra o ventriculares, FA, etc.).El IAM es una complicación
infrecuente, y se verá en aquellas personas en que el circuito eléctrico es
transtoráxico (43).
Manifestaciones Neurológicas
Es el compromiso sistémico más frecuente, alcanzando hasta el 50% de los indivi-
duos lesionados por corriente de alto voltaje. Las manifestaciones principales son:
inconsciencia transitoria (común), amnesia, agitación, confusión e incluso coma
prolongado que en general es recuperable. Puede haber compromiso de SNC que
incluye cefalea, hemiparesia, cuadriplejia y disturbios visuales (fotopsias). Cuan-
do el paso de corriente se produce a través del cráneo, especialmente de alto volta-
je, pueden producirse hematomas epi y subdurales y hemorragia intraventricular.-
También pueden presentarse lesiones medulares, ya sea por trauma directo o
como complicación retardada y progresiva, (más frecuente que en nervio periféri-
co), asumiendo forma de esclerosis, parálisis ascendente, mielitis transversas,
ELA, etc. Se piensa que las lesiones tardías medulares y de nervio periférico son
causadas por alteraciones de perfusión, secundarias a trombosis vascular y hemo-
rragias. Esto conduce a isquemia, con fibrosis posterior de las estructuras perineu-
rales. Estas lesiones pueden observarse en plazos que van entre dos semanas a dos
años del accidente y usualmente son irreversibles. Los nervios ulnar y mediano
son los más comprometidos, probablemente, por el contacto de la corriente con la
superficie palmar de la muñeca. Podemos observar también lesiones de plexo, es-
pecialmente braquial y síndromes de atrapamiento (túnel carpiano, túnel de Gu-
yon, atrapamiento de N. Peroneal, etc.). Existen también desórdenes autonómicos
secundarios a shock eléctrico, siendo los más vistos, la causalgia y la distrofia
simpática refleja (43).
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Manifestaciones en la Piel
El contacto con la corriente eléctrica suele producir quemaduras en los puntos de
entrada y salida (puntos de entrada frecuentes: extremidades superiores y cráneo;
puntos de salida: pies). En general, son poco dolorosas, amarillo grisáceas. Es im-
portante el concepto que la aplicación de las reglas para calcular el porcentaje de
superficie corporal usada en quemaduras térmicas, puede subestimar el daño tisu-
lar subyacente y, por ende, el manejo local, la reposición de fluidos y la morbi-
mortalidad. Esto es especialmente válido en quemaduras por alto voltaje (43).
Manifestaciones Vasculares
La corriente eléctrica puede causar vasoespasmo, trombosis arterial o formación
de aneurismas, estas dos en forma más tardía. Este extenso daño vascular es capaz
de ocasionar síndromes compartimentales, con mionecrosis masiva. El grado de
daño muscular profundo es variable y no siempre clínicamente evidente. Los
pulsos arteriales pueden no ser palpados por el edema bajo escaras y fascias. Los
síndromes compartimentales e insuficiencia arterial, deben sospecharse en
pacientes con mioglobinuria, dolor desproporcionado al tamaño de la lesión,
eritema, cianosis distal o ausencia de pulsos o sensibilidad. Esto puede ser difícil
en piel que ha perdido sensibilidad secundariamente a la quemadura. Por esta
razón, la medición de presión intracompartimental, será usualmente necesaria para
decidir una fasciotomía oportuna. La trombosis arterial tardía, puede aumentar el
área de tejido lesionado que requiera remoción, por lo cual es una práctica común
retardar amputaciones hasta que sea clara la cantidad de tejido viable, que puede
ser modificado en el transcurso de los días y con intervenciones como
fasciotomías. Es importante tener claro que la necrosis de tejidos puede ser origen
de infecciones por clostridium, incluyendo tétanos y gangrena gaseosa (43).
Se produce una “necrosis progresiva” debido a que la mayor parte de la corriente
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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viajaría preferentemente a lo largo de las líneas de menos resistencia,
particularmente los vasos sanguíneos. Estos vasos lesionados pero no
trombosados inmediatamente sufrirían una oclusión posterior ocasionando una
necrosis isquémica progresiva de los músculos que nutren. Otros investigadores
sostienen que se produce una necrosis irreversible inmediata con el paso de la
corriente. Una tercera teoría postula que el tejido dañado liberaría mediadores de
la inflamación, sobre todo tromboxano A2, produciría una isquemia progresiva
microvascular (36).
Manifestaciones Respiratorias
El shock eléctrico puede ser causa de paro respiratorio por contracción tetánica de
los músculos respiratorios (bajo voltaje) o por depolarización de centros
respiratorios a nivel central (alto voltaje por rayo). Esta situación puede llevar
secundariamente a PCR y favoreciendo neumonías aspirativas, en el contexto de
un paciente con pérdida de conciencia. Es infrecuente que se produzca edema de
la vía aérea superior, pero puede haber quemaduras térmicas y lesiones por
inhalación, asociadas a accidentes con electricidad, e incluso edema pulmonar por
químicos como PBC que existen en aislantes y transformadores eléctricos u ozono
que es producido por coronas y arcos. Si el punto de entrada o salida se encuentra
en el tórax puede haber efusiones pleurales y neumonitis. La contractura muscular
puede producir paro respiratorio (43).
Manifestaciones Renales
La falla renal es la complicación más frecuente que en otros tipos de quemaduras
y resulta del depósito mioglobina (mioglobinuria )liberada del músculo necrótico,
y de la hemoglobina (hemoglobinuria) producto de la destrucción de los hematíes.
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Esto agregado a la baja filtración y a la isquemia corticorrenal por hipovolemia
produce la injuria renal (43).
Manifestaciones Gastrointestinales
Lesiones intraabdominales deben sospecharse cada vez que un paciente presente
quemaduras de la pared abdominal (acción directa de la corriente eléctrica), ya
que muchas veces, la misma quemadura limita el examen físico. También la histo-
ria de caídas o trauma contuso puede asociarse a lesión intraabdominal (acción in-
directa de la corriente eléctrica) o úlcera de Curling (secundaria a stress). El íleo
puede ocurrir secundario a lesión neurológica por fractura lumbar o en el contexto
de quemaduras corporales extensas y debe plantearse compromiso intraabdominal
si tarda más de 48 horas en resolverse. Las lesiones reportadas por accidentes
eléctricos, van desde necrosis de vesícula biliar, estómago, intestino delgado, co-
lon hasta pancreatitis aguda. El diagnóstico, en general ha sido tardío (dos sema-
nas) o necrópsico, lo que obliga a un alto grado de sospecha (43).
Manifestaciones Músculo - Esqueléticas
Las lesiones osteomusculartes, pueden ser una complicación frecuente de víctimas
de electricidad, debido a caídas por pérdida de conciencia o equilibrio, que condu-
ce a trauma de diversa índole, como al efecto mismo de corriente de alto voltaje
que puede llevar, incluso, a la amputación de miembros por quemaduras. Los hue-
sos resultan en necrosis perióstica, osteonecrosis y aún derretimiento de la matriz
de fosfato cálcico. La contracción tetánica observada en corriente alterna de bajo
voltaje, puede originar fracturas por compresión de la columna toráxica, fractura
de huesos largos y luxaciones de hombro (frecuentemente posteriores) (43).
59
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Manifestaciones Oftalmológicas
La más frecuente complicación ocular por electricidad es la catarata, que ocurre
hasta seis meses después de la injuria; esta suele ser unilateral en quemaduras tér-
micas y bilateral por rayo. No es necesario el paso de corriente directamente a tra -
vés de los ojos o cráneo. Se piensa que podría deberse al calentamiento de los len-
tes oculares por energía radiante (arco eléctrico). También puede encontrarse des-
prendimiento de retina, quemaduras corneales, hemorragia intraocular y trombosis
intraocular secundaria a alto voltaje (43).
Manifestaciones Auditivas
Si el oído o las estructuras cercanas se encuentran en el circuito eléctrico, pueden
ser dañadas. Se ve con frecuencia en lesiones por rayo. Puede ocurrir hemorragia
en el tímpano, oído medio, cóclea y aparato vestibular. La pérdida de audición es
generalmente transitoria, pero puede observarse en forma tardía como resultado de
complicaciones (muchas de ellas infecciosas) (43).
Manifestaciones Bucales y en Mucosas
Pueden lesionarse con frecuencia en infantes que muerden cordones de aparatos
eléctricos. El arco de corriente produce temperaturas de hasta 2.500 †C. General-
mente son unilaterales y comprometen la comisura labial, lengua y el arco alveo-
lar. La complicación más temida es la hemorragia tardía de la arteria labial, que
ocurre más o menos cinco días después del accidente, cuando se produce la caída
de la escara de la quemadura. Es importante conocer estas lesiones dado que pue-
den conducir a importante deformidad facial y mandibular, alteración del creci-
miento dentario y trastornos del habla (43).
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Manifestaciones en el Embarazo
Es controvertido el hecho de que un shock eléctrico pueda conducir a muerte fetal
o daño, ya que el líquido amniótico es un excelente conductor de electricidad. Los
primeros casos publicados, reportaron una incidencia alta de muerte fetal (11/15),
lo que no ha sido repetido en estudios prospectivos posteriores (estudio posterior
de 31 embarazadas víctimas de electricidad, comunicó que 28 habrían tenido naci-
mientos de niños normales, comunicándose un solo aborto). Así, si bien el riesgo
parece ser bajo, sería recomendable observar al menos 24 horas a una embarazada
y a su hijo después de haber sufrido una lesión eléctrica (43).
En base a lo expuesto, se puede ver claramente la complejidad y gravedad de las
lesiones producidas por la energía eléctrica. Los aspectos clínicos y
epidemiológicos varían de una población a otra. Las consecuencias físicas y
psicológicas son importantes y a diferencia de las quemaduras por fuego o agua,
las producidas por la corriente eléctrica pueden llevar a la amputación de alguna
extremidad y las consecuencias psicológicas son desastrosas con efectos marcados
en el aspecto social y laboral. En tal sentido, la prevención es esencial y para ello
conocer los principales factores de riesgo son de vital importancia; de igual
manera los estudios epidemiológicos pueden contribuir en la elaboración de no
sólo de protocolos de tratamiento sino de programas especiales de prevención y
proporcionar información vital para encontrar estrategias que contribuyan a
disminuir su frecuencia.
Y
CAPITULO III
VARIABLES Y DEFINICIONES OPERACIONALES
61
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1.1 OPERACIONALIZACION DE LAS VARIABLES
VARIABLE INDICADOR CATEGORIZACION ESCALA DE MEDICION
Nro. de casos por año
En años
1. 20002. 20013. 20024. 20035. 20046. 20057. 20068. 20079. 2008
Nominal
Sexo Género1. Femenino2. Masculino Nominal
Edad En años
1. 0 – 19 años2. 20 – 29 años3. 30 – 39 años4. 40 – 49 años5. 50 – 59 años6. 60 a más años
Intervalo
VARIABLE INDICADOR CATEGORIZACION ESCALA DE MEDICION
*Procedencia Ubicación Geográfica
1. Tacna2. Tarata3. Otros
Nominal
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VARIABLE INDICADOR CATEGORIZACION ESCALA DE MEDICION
Localización de la quemadura
Parte del cuerpo
1. Cabeza2. Cara3. Cuello 4. Brazo5. Antebrazo6. Mano 7. Tórax anterior8. Tórax posterior9. Abdomen10. Muslo11. Pierna12. Rodilla13. Pie
Nominal
1.CLASE DE
LESION1. FOGONAZO2. ARCO VOLTAICO3. PROPIAMENTE
DICHA
1.
1.
VARIABLE INDICADOR CATEGORIZACION ESCALA DE MEDICION
PROFESIONES
OCUPACION ELECTRICISTAAGRICULTOR
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VARIABLE INDICADOR CATEGORIZACION ESCALA DE MEDICION
1.1.
CAPITULO IV
METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION
4.1 Diseño de Estudio:
Se realizará un estudio retrospectivo, no experimental, descriptivo y de
corte transversal (44)(45).
1.2 Ámbito de Estudio:
El estudio se desarrolló en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, de II
nivel de acreditación, que atiende en su mayoría a pacientes de baja
condición económica.
El Hospital en mención con 51 años de antigüedad, cuenta en la actualidad
con los servicios de: Medicina interna, Gineco-obstetricia, pediatría,
neonatología, Unidad de cuidados intensivos, Emergencia, Cirugía y
SERCIQUEM (Servicio de Cirugía Infantil Quemados y Malformados).
4.3 Población y muestra de estudio:
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Como población de estudio se consideró todos los pacientes admitidos por
el diagnóstico de quemadura eléctrica en el Hospital Hipólito Unanue de
Tacna, durante el periodo 2000 - 2008.
1.3.1 Criterios de inclusión:
∆ Pacientes admitidos por el diagnóstico de quemadura
eléctrica en el Hospital Hipólito Unanue de Tacna, durante
el periodo 2000 - 2008.
∆ Pacientes con historias clínicas completas.
4.3.1 Criterios de exclusión:
∆ Pacientes con diagnóstico de otras quemaduras.
∆ Pacientes con historias clínicas incompletas y/o extraviadas.
4.4 Instrumentos de recolección de datos:
Para la obtención de la información en el presente estudio de investigación
se utilizó la Técnica de Observación de Información documentada, consis-
tiendo en la búsqueda de las historias clínicas respectivas, tanto en archivo
clínico como en SERCIQUEM (Servicio de Cirugía Infantil Quemados y
Malformados) del Hospital Hipólito Unanue de Tacna durante el periodo
del 2000-2008, seleccionando los datos necesarios que se estipulan en la
ficha preelaborada de recolección de datos (ANEXO A).
Se utilizó los siguientes programas para la elaboración de dicho estudio:
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EPI INFO 2000; para la elaboración de la base de datos.
SPSS Versión 12; para el análisis de las variables.
EXCELL; para la elaboración de tablas y gráficos.
WORD; para la realización del informe final.
CAPITULO V
PROCEDIMIENTOS DE ANALISIS DE DATOS
CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES
Actividad
Agosto 2009 Setiembre 2009 Octubre 2009
1s 2s 3s 4s 1s 2s 3s 4s 1s 2s 3s 4s
Revisión
bibliográfica
X X
Elaboración el
proyecto
X X
Presentación
del Proyecto
X
Recolección
de datos
X X
Procesamiento
de datos
X
66
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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Revisión
bibliográfica
adicional
X X
Redacción
del Informe
X
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quemaduras_electricas__quemaduras_quimicas.htm
35. http://www.paideianet.com.ar/electricidad.htm
36. Bendin Arnaldo, Linares Hugo y Benaim Fortunato. TRATADO DE
QUEMADURAS. Ed. Interamericana McGraw-Hill. Pp368-381.
37. Bingham, H.: “Electrical burns”. Clin. Plast. Surg., 13: 75-85,198
38. Herdom y Jones Jesse. TOTAL BURN CARE. W.B. Saunders Company,
1996. Pp401-408
39. Grabb Wiliam y Smith James. CIRUGIA PLASTICA. 3ra ed. Salvat
Editores, S.A. Pp486-493
40. Hunt, J.L. y col.: Vascular lesions in acute electrical injuries. J Trauma,
14; 461-473, 1974
41. Monafo, W.W. y B.M. Freedman. Electrical and lightning injury. En
Boswick, J.A. The Art and Science of Burn care, 1ra. Ed. P241-253.
Rockville, Aspen Publishers, 1987
42. Grant, D.A. Electrical Burns, JM, 58:417-424.Texas St.
43. http://www.secpre.org/documentos%20manual%2088.html
44. De Canales F. H., De Alvarado E. L., Pineda E. B. Metodología de la
investigación: Manual para el desarrollo de Salud. Organización
Panamericana de la Salud. 1994. PASCCAP No.16. pág. 327.
45. Gonzáles F. H. Metodología de la investigación en reproducción Humana.
Universidad Peruana Cayetano Heredia Instituto de Investigaciones de la
Altura. Lima-Perú. 1995.
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“QUEMADURAS ELÉCTRICAS: EPIDEMIOLOGIA, FACTORES DE RIESGO,
FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
ANEXOS
ANEXO A: FICHA DE RECOLECCIÓN DE DATOS
I. FILIACIÓN:
Nombre y Apellidos: __________________________________________
No. de Caso : _____________________________ Año:______________
No. de Historia Clínica: _______________
Edad: Años
Sexo: F: M:
Ocupación: __________________________
Grado de instrucción: ___________________
Lugar de nacimiento: ___________________
Lugar de procedencia: Tacna
Tarata
Otros
II. ENFERMEDAD ACTUAL:
Fecha del trauma eléctrico:_______________________Hora:________
Fecha de admisión al HAHUT:____________________Hora:________
Tipo de corriente:____________________Agente:________________
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
TACNA, 2000 – 2008”
Ambiente:___________________
Mecanismo: Contacto eléctrico:
Arco Voltaico:
Ignición por calor:
Traumatismo asociado:____________________
Tipo de accidente: Común:
Trabajo:
Por terceros:
III. DIAGNOSTICOS:
Lesión de entrada:__________________Ubicación:________________
Lesión de salida:___________________ Ubicación:________________
Diagnóstico:______________________
% SCT UBICACIÓN
QUEMADURA TIPO A
QUEMADURA TIPO AB
QUEMADURA TIPO B
Fecha de primera cirugía: _______________________
N° total de cirugías: ___________________________
Amputaciones: _______________________________
Fecha de alta o defunción: _______________________
IV. MOMENTO QUIRÚRGICO:
Operación realizada: EscarectomíaInjertosEscarotomíasFasciotomíasColgajos
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FRECUENCIA Y MANEJO EN EL HOSPITAL HIPÓLITO UNANUE DE
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V. DATOS POSTOPERATORIOS:
Complicaciones: No:
Sí: Infecciones
VascularesCutáneas NeurológicasRespiratoriasRenalesGastrointestinales CardiológicasOseasOftálmicasAuditivas
Bucales y mucosas Múltiples
Estancia hospitalaria: Días:
Meses: