22.La Uncion de Los Enfermos (Folleto 22)

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¿EN QUE CELEBRACIÓN SE ADMINISTRA? El Santo Padre Paulo VI dispuso a través de La Constitución apostólica "Sagrada unción de los enfermos" del 30 de Noviembre de 1972, y de conformidad con el Concilio Vaticano II (cf. SC 73), que en el rito romano, se observara lo que sigue: El sagrada Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos, y se debe celebrar de forma litúrgica y comunitaria (cf SC 27), a través de unos signos que ayudan al enfermo a meditar en lo que Dios está realizando en ese momento de su vida. Tiene lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía comunitaria, memorial de la Pascua del Señor. El Sacerdote debe ser informado primero sobre la situación y etapas del enfermo. Si las circunstancias lo permiten, oye primero la confesión del enfermo (St 5,16) que ya es una ayuda a su sanación. Si esto no es posible, le da la absolución condicionada y procede a administrar la unción de los enfermos. Habiendo elegido el rito, según la situación del enfermo, puede empezar primero con una aspersión de agua bendita, que recuerda nuestro bautismo e invoca el poder liberador de Jesús. Recita la oración de saludo pidiendo a Dios que bendiga la casa y a sus habitantes y a continuación los presentes recitan el acto penitencial. Luego se proclama y escucha la Palabra de Cristo y el testimonio de los apóstoles que suscitan la fe del enfermo y de la comunidad para pedir al Señor la fuerza de su Espíritu y prepara para entender el rito de la unción. Palabra y sacramento forman un todo inseparable. Luego el Sacerdote hace la oración general e impone sus manos sobre la cabeza del enfermo para implorar en su favor el auxilio de los santos. Sigue la unción propiamente dicha: El Sacerdote moja su pulgar en el aceite de oliva consagrado para los enfermos y hace el signo de la cruz sobre la frente y las palmas de las manos del enfermo. Si la muerte es inminente hará solo la unción sobre la frente del enfermo. Al mismo tiempo que unge al enfermo el sacerdote irá pronunciando una sola vez estas palabras: Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo; para que te libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en esta enfermedad. Continua luego con varias oraciones por el alma del enfermo y por la salud corporal si tal es la voluntad de Dios. Y si la situación del enfermo lo permite, puede concluir con la comunión eucarística que da vida eterna (Jn 6,54). En cuanto sacramento de la Pascua de Cristo, la Eucaristía debería ser siempre el último sacramento de la peregrinación terrenal, el "viático" para el "paso" a la vida eterna. Cf. CEC 1513 1517-19; 1531 ¿QUIÉN ES EL MINISTRO ORDINARIO? Sólo los Obispos y presbíteros (sacerdotes) sucesores de los apóstoles pueden administrar como ministros el sacramento de la Unción de los enfermos; "...llame a los presbíteros de la Iglesia" (St 5,14) Por lo cual, el ministro ordinario de la Sagrada Unción es el párroco del lugar en que se halla el enfermo. Puede no obstante administrarla lícitamente cualquier sacerdote, en caso de necesidad urgente o si tiene licencia, a lo menos razonablemente presunta, del párroco o del Obispo del lugar. (Cf. CEC 1516; 1530) ¿A QUIEN PUEDE DARSE LE LA SAGRADA UNCIÓN? A toda persona bautizada, que ha llegado a la edad de razón y estando en estado de gracia, está en peligro de muerte por enfermedad grave o vejez. La unción de los enfermos "no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir” por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" (SC 73). Se puede considerar la extrema vejez como una enfermad cuando, por causa de ella, existe verdadero peligro de muerte; no puede por tanto, ser administrado a los soldados que están por entrar en un combate donde seguramente algunos morirán. La unción de los enfermos es un Sacramento de enfermos, no de los que corren peligro de muerte. Solo el riesgo de enfermedad grave justifica su administración. La unción de los enfermos no puede repetirse durante el curso de la misma enfermedad, pero puede repetirse si el enfermo recobro parcialmente la salud y volvió a caer en peligro de muerte. Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de una nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. Es apropiado recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan. Es lamentable la costumbre de pedir su administración hasta el momento en que la muerte es inevitable. Cf. CEC 1514-1515; 1528-1529 OBSERVACIONES. Entre los tres oleos que usa la Iglesia en sus ceremonias esta el oleo de los enfermos que debe ser preferentemente de aceite puro de oliva De ser muy escaso el aceite

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¿EN QUE CELEBRACIÓN SE ADMINISTRA?El Santo Padre Paulo VI dispuso a través de La Constitución apostólica "Sagrada unción de los enfermos" del 30 de Noviembre de 1972, y de conformidad con el Concilio Vaticano II (cf. SC 73), que en el rito romano, se observara lo que sigue: El sagrada Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos, y se debe celebrar de forma litúrgica y comunitaria (cf SC 27), a través de unos signos que ayudan al enfermo a meditar en lo que Dios está realizando en ese momento de su vida. Tiene lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía comunitaria, memorial de la Pascua del Señor.

El Sacerdote debe ser informado primero sobre la situación y etapas del enfermo. Si las circunstancias lo permiten, oye primero la confesión del enfermo (St 5,16) que ya es una ayuda a su sanación. Si esto no es posible, le da la absolución condicionada y procede a administrar la unción de los enfermos.

Habiendo elegido el rito, según la situación del enfermo, puede empezar primero con una aspersión de agua bendita, que recuerda nuestro bautismo e invoca el poder liberador de Jesús. Recita la oración de saludo pidiendo a Dios que bendiga la casa y a sus habitantes y a continuación los presentes recitan el acto penitencial. Luego se proclama y escucha la Palabra de Cristo y el testimonio de los apóstoles que suscitan la fe del enfermo y de la comunidad para pedir al Señor la fuerza de su Espíritu y prepara para entender el rito de la unción. Palabra y sacramento forman un todo inseparable. Luego el Sacerdote hace la oración general e impone sus manos sobre la cabeza del enfermo para implorar en su favor el auxilio de los santos.

Sigue la unción propiamente dicha: El Sacerdote moja su pulgar en el aceite de oliva consagrado para los enfermos y hace el signo de la cruz sobre la frente y las palmas de las manos del enfermo. Si la muerte es inminente hará solo la unción sobre la frente del enfermo. Al mismo tiempo que unge al enfermo el sacerdote irá pronunciando una sola vez estas

palabras: Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo; para que te libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en esta enfermedad. Continua luego con varias oraciones por el alma del enfermo y por la salud corporal si tal es la voluntad de Dios. Y si la situación del enfermo lo permite, puede concluir con la comunión eucarística que da vida eterna (Jn 6,54). En cuanto sacramento de la Pascua de Cristo, la Eucaristía debería ser siempre el último sacramento de la peregrinación terrenal, el "viático" para el "paso" a la vida eterna. Cf. CEC 1513 1517-19; 1531 ¿QUIÉN ES EL MINISTRO ORDINARIO? Sólo los Obispos y presbíteros (sacerdotes) sucesores de los apóstoles pueden administrar como ministros el sacramento de la Unción de los enfermos; "...llame a los presbíteros de la Iglesia" (St 5,14) Por lo cual, el ministro ordinario de la Sagrada Unción es el párroco del lugar en que se halla el enfermo. Puede no obstante administrarla lícitamente cualquier sacerdote, en caso de necesidad urgente o si tiene licencia, a lo menos razonablemente presunta, del párroco o del Obispo del lugar. (Cf. CEC 1516; 1530)

¿A QUIEN PUEDE DARSE LE LA SAGRADA UNCIÓN? A toda persona bautizada, que ha llegado a la edad de razón y estando en estado de gracia, está en peligro de muerte por enfermedad grave o vejez. La unción de los enfermos "no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir” por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez" (SC 73). Se puede considerar la extrema vejez como una enfermad cuando, por causa de ella, existe verdadero peligro de muerte; no puede por tanto, ser administrado a los soldados que están por entrar en un combate donde seguramente algunos morirán. La unción de los enfermos es un Sacramento de enfermos, no de los que corren peligro de muerte. Solo el riesgo de enfermedad grave justifica su administración.

La unción de los enfermos no puede repetirse durante el curso de la misma enfermedad, pero puede

repetirse si el enfermo recobro parcialmente la salud y volvió a caer en peligro de muerte. Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de una nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. Es apropiado recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan. Es lamentable la costumbre de pedir su administración hasta el momento en que la muerte es inevitable. Cf. CEC 1514-1515; 1528-1529

OBSERVACIONES.Entre los tres oleos que usa la Iglesia en sus ceremonias esta el oleo de los enfermos que debe ser preferentemente de aceite puro de oliva De ser muy escaso el aceite de oliva se podrá utilizar otro aceite vegetal, debidamente bendecido el Jueves santo por el Obispo, o, en caso necesario, por el mismo presbítero durante la celebración de la unción. El oleo debe conservarse dignamente en todas las iglesias parroquiales en un lugar destinado para ello.

Nunca los Sacramentos han causado la muerte de nadie. Sería una verdadera crueldad el privar el enfermo, en sus últimos momentos, de los socorros de su Religión; vale más aprovechar una emoción pasajera que dejar a un alma comparecer sin preparación ante el tribunal de Dios. Más culpables aún son los que, no sólo ocultan al enfermo la gravedad de su estado, sino que además lo engañan y entretienen con ilusiones, cuando él mismo pide los Sacramentos, procurando persuadirlo de que su recepción no es tan urgente como él cree. Quedando sin la gracia especial en las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez.

LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

““AL VERLO SANAR A TANTOS, TODAS LAS

PERSONAS QUE SUFRÍA DE ALGÚN MAL SE LE ECHABAN ENCIMA PARA TOCARLO” MC

3,10

“Llamó a los doce y comenzó a enviarlos… expulsaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos, ungiéndolos con aceite”. Mc 6,7.12-13 “¿Está alguno enfermo? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al que no pueda levantarse y el Señor hará que se levante; y

FOLLETO FORMATIVO

PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

BAC. 1 C. AL ESTE. SÈBACO, MATAGALPA.TEL: 2775-2257

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si ha cometido pecados, se les perdonaran” St 5, 14-15.LA SAGRADA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

¿QUE ES UNA UNCIÓN?Es la Acción de untar con aceite extendiéndolo superficialmente, sobre personas o cosas. Ya desde el Antiguo Testamento se utilizaba el aceite con el fin de curar a los enfermos, por ejemplo, para heridas (Is 1,6), como lo hizo el buen samaritano (Lc 10,34). Según el libro de Levítico 14, 10-32, debían hacerse unciones de aceite como ritos de purificación en las personas sobre las áreas que fueron afectadas por lepra. En el Nuevo Testamento Cristo sana a los enfermos (Mt 4,24; Mc 2,17p) como manifestación de la llegada del Reino de Dios. También envió a los Apóstoles a anunciar este Reino, confiriéndoles el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar toda enfermedad y toda dolencia (Mt 10,1; Lc 9,1s). Por mandato del Señor ungían con aceite a los enfermos y los curaban (Mc 6,13.54-56; Jn 16,3-4).

A partir de este mandato divino de Cristo, la Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos de la nueva Alianza, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos. El apóstol Santiago promulgaba y recomendaba a los fieles y presbíteros que hicieran esta unción de aceite en el nombre del Señor sobre el enfermo: “la oración de fe salvara al enfermo, y el Señor lo aliviará. Si ha cometido pecados le serán perdonados” (St 5,14-15). Siendo la enfermedad causa del pecado, la unción hecha “en nombre del Señor” realiza “la salvación” del mundo: le hace participar en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, ya por la curación, ya por el acrecentamiento de fuerzas para afrontar la muerte. Cf CEC 1511

En la tradición litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseen desde la antigüedad testimonios de unciones de enfermos practicadas con aceite bendito. En el transcurso de los siglos, la Unción de los enfermos fue conferida, cada vez más exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había recibido el nombre de "Extremaunción". A pesar de esta evolución, la liturgia nunca dejó de orar al Señor a fin de que el

enfermo pudiera obtener alivio y salud espiritual y corporal si así convenía a su salvación CEC 1512.¿QUE EFECTOS CONFIERE AL ENFERMO? ALIVIO ESPIRITUAL : 1. Concede al enfermo las gracias del consuelo, la paz y el ánimo para sobrellevar cristianamente y con paciencia los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez: Por medio del santo óleo, Dios comunica un don particular del Espíritu Santo (Cf.1Cor 12,9.28. 30), para los miembros doloridos del cristiano, y sobre todo da a su alma, un nuevo vigor que ayuda a aceptar el sufrimiento con espíritu de penitencia y por amor a Jesucristo crucificado.

3. concede al enfermo fortaleza: a) contra el temor de la muerte originado por lo recuerdos de los pecados pasados, penitencias dudosas; la perspectiva del porvenir (manifestación de la conciencia en el tribunal de Dios, sentencia final, eternidad.), en especial la tentación de desaliento y de angustia ante la muerte (cf. Hb 2,15); b) contra las tentaciones del demonio. La vida entera es un combate espiritual, pero el maligno multiplica sus ataques en el momento de morir. Jesucristo ayuda a lograr la victoria decisiva mediante la fuerza que da la Unción. En Mc 6,13 la expulsión de los demonios está muy ligada a la curación de los enfermos: ambos

poderes de sanación son signos de la llegada del Reino.4. Concede la purificación de los pecados: "si hubiera cometido pecados, le serán perdonados" (St 5,15). En cierto modo complementa el Sacramento de la Penitencia ya que borra los rastros o reliquias de los pecados perdonados: debilidad de alma, apego culpable o demasiado humano a las criaturas. Remite los pecados incluso los pecados mortales no recordados y confiere especiales auxilios para resistir a las inclinaciones malas en momentos tan cruciales.

La Unción de los enfermos es la última de las sagradas unciones durante la vida cristiana. Termina de conformarnos con la muerte y a la resurrección de Cristo. El Bautismo había comenzado a hacerlo sellando en nosotros la vida nueva; la de la Confirmación nos fortaleció para el combate de esta vida. Esta última unción ofrece al término de nuestra vida terrena un sólido puente para entrar en la Casa del Padre que defienda en los últimos combates (Cf. Dz1694; CEC1520-1523, 1532)

¿CUÁNDO CONVIENE RECIBIR LA UNCIÓN?

Para ello, basta estar gravemente enfermo, y quien reciba este Sacramento con pleno conocimiento, logra mayores frutos, para el alma y para el cuerpo.¿QUÉ PREPARACION SENECESITA?Por ser un sacramento de vivos, la sagrada Unción debe recibirse en estado de gracia: no tener pecado grave o mortal. El enfermo deberá prepararse con una buena confesión y, cuando no se puede, conviene que el enfermo, al menos se mueva a sentimientos de fe, esperanza, caridad, un acto de contrición perfecta o al menos de atrición pidiendo interiormente perdón a Dios. Afirme su confianza en Dios y sumisión a su voluntad con la ayuda de su pastor y de toda la comunidad eclesial invitada a acompañar muy especialmente a los enfermos con sus oraciones y sus atenciones fraternas.

Para ello, los fieles que asisten al enfermo, sin detenerse por el temor de producirle emociones desagradables al enfermo, deben darle a conocer el peligro en que está y animarlo a llamar al sacerdote para recibir la unción antes de que la enfermad lo prive del uso de los sentidos. Cf.CEC 1516

Para recibir este sacramento se debe preparar el cuarto del enfermo con el orden y la limpieza convenientes; colocar en una mesita cubierta con un mantel blanco y sobre ella: un crucifijo, dos velas bendecidas, un vaso con agua bendita, y una bandeja con algunas pelotitas de algodón para enjugar la frente y manos ya ungidos y los dedos del sacerdote. Los algodones deberán quemarse después de usarse. Si se administra el mismo tiempo el viatico, debe disponerse un vaso de agua con una cucharita para mojar la boca del enfermo y acompañar la Comunión.

2. Concede al enfermo la fuerza y la gracia de unirse más íntimamente a la Pasión de Cristo: El sufrimiento, secuela del pecado original, recibe un sentido nuevo, viene a ser participación en la obra salvífica de Jesús (CEC 1521), y contribuye para su bien y el de toda la Iglesia (LG11). La Iglesia celebra este sacramento en la comunión de los santos e intercede por el bien del enfermo Y el enfermo, a su vez, por la gracia de la unción, ayuda a la santificación de la Iglesia y al bien de todos los hombres por los que la Iglesia sufre y se ofrece, por Cristo, a Dios Padre. CEC1522

ALIVIO CORPORAL Los apóstoles curaban a los enfermos ungiéndolos con óleo. (Mc 6,13). Existe una mitigación de los males del cuerpo, y aun más puede devolver la salud corporal al enfermo, si Dios quiere, y lo juzga conveniente para el bien y la salud espiritual del alma. Por eso no es raro que el enfermo sane corporalmente después de recibir la Unción como se debe. No siempre sucede así, pues algún día hay que morir; y además porque la prolongación de la vida a veces es más nociva que útil al alma. Por eso la unción es también preparación para “pasar de esta vida” a la vida eterna (Cf. Dz1698), y es llamada también "sacramento de los que parten".