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PRODUCTIVIDAD PERSONAL Consejos útiles para gestionar y optimizar el tiempo

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PRODUCTIVIDAD PERSONALConsejos útiles para gestionar y optimizar el tiempo

Guia para potenciar tu productividad personalConsejos útiles para gestionar y optimizar el tiempo2

ÍNDICE

1. Introducción ........................................................................................................................................................................3

2. las claves de la gestión del tiempo ..............................................................................................................................4

3. El modelo GTD (Getting Things Done) ........................................................................................................................5

3.1. Recopilar ....................................................................................................................................................................................... 6

3.2. Procesar ........................................................................................................................................................................................ 6

3.3. Organizar .......................................................................................................................................................................................7

3.4. Revisar .......................................................................................................................................................................................... 8

3.5. Hacer .............................................................................................................................................................................................. 8

4. Herramientas y consejos ...............................................................................................................................................9

4.1. Hábitos personales.................................................................................................................................................................. 9

4.2. Eficacia y organización de tareas .................................................................................................................................. 10

4.3. Métodos para superar el estrés .......................................................................................................................................11

4.4. Consejos, ejemplos y trucos útiles. ...............................................................................................................................11

5. Conclusión ....................................................................................................................................................................... 13

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1. Introducción

Ese es el primer paso, tomar el control de tu vida. A partir de ahí, comienza uno de los retos más importantes en el plano personal: desarrollar y potenciar todas tus habilidades para llevarlas lo más lejos posible. Este es un concepto muy relacionado con el de la productividad, en este caso, la productividad personal.

La productividad relaciona el beneficio alcanzado con los recursos empleados. La productividad personal, significa entonces, alcanzar los mejores resultados en el plano individual a través de las habilidades o herramientas que tengas, o puedas obtener. Esta debe ser la esencia de nuestro enfoque personal. Independientemente del punto de partida, todos tenemos fortalezas individuales que podemos potenciar para alcanzar mejores logros en nuestra vida.

Tus actividades diarias, personales o profesionales, las configuran distintas tareas, ocupaciones u obligaciones que todos tenemos que realizar. En este manual, vamos a dar indicaciones de cómo identificar estas tareas, y consejos prácticos para llevarlas a cabo de la forma más eficiente y, sobre todo, empleando el menor tiempo posible. Sin duda, el primer elemento básico es el tiempo. Un recurso fundamental pero limitado, por ello, mejorar la gestión del tiempo es el primer tema que vamos a tratar.

El segundo punto será definir y explicar uno de los modelos de productividad personal que mejor acogida tienen. Se trata del GTD (o Gettings Things Done), un modelo basado en el libro de David Allen y traducido por “Organízate con eficacia”.

El último apartado de esta guía se centra en la aplicación práctica de todo lo visto, con consejos, ideas y sugerencias para planificar tu día a día y ser más resolutivo y eficiente.

Todos deberíamos hacer una reflexión sobre las tareas que hacemos cada día y sobre nuestros proyectos personales, a medio y largo plazo. Y, también, enten-der el cómo y por qué lo hacemos. Tus acciones, ¿te hacen sentir bien, satisfe-cho o útil?

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2. Las claves de la gestión del tiempoPara empezar a avanzar en tu camino hacia una mayor productividad personal, tendrás que conquistar la fidelidad de un elemento que te va a acompañar a lo largo de todo el proceso, y que, mal gestionado, puede convertirse en tu mayor “enemigo”. Hablamos del tiempo.

El tiempo es limitado e inalterable. A lo largo de una jornada no es posible obtener más tiempo ni tampoco recuperar el que ya ha pasado. La única opción es aprovecharlo al máximo. Para ello, hay que aprender a desechar o acotar las acciones que ofrecen poco beneficio y centrarse en aquellas que dan mayor valor a nuestro trabajo.

Para conseguir resultados, hay que cambiar la mentalidad y la actitud respecto a cómo afrontamos nuestras labores. Estamos hablando de la necesidad de predisposición, de motivación y de crear una actitud positiva. Además, es un desafío que necesitamos personalizar para que tenga mejores resultados. Cada día está lleno de montones de detalles personales, que cada uno debe interpretar y gestionar a su manera.

En la gestión del tiempo hay cuatro claves fundamentales que puedes seguir:

1. Identifica y combate los ladrones de tiempo. Son acciones que se van colando en tu jornada (casi las podemos llamar interrupciones), que no aportan nada y nos quitan tiempo para hacer cosas más beneficiosas. Si se cuelan, es porque nosotros se lo permitimos, y eso es lo que debemos evitar. Son ejemplos de esto:

El uso excesivo de internet, las redes sociales, el correo electrónico o los mensajes del móvil.

Las llamadas de teléfono improductivas

Las reuniones demasiado largas.

La desorganización y el aplazamiento continuo de las tareas.

No saber decir que no a pequeñas peticiones que no te aportan nada.

Es inevitable que estas circunstancias ocupen un lugar en tu tiempo, pero debes establecer un momento para ocuparte de ellas. Suponen interrupciones continuas que dispersan tu mente. Por muy poco tiempo que te quiten cada vez te obligan a un esfuerzo extra para retomar la concentración en el trabajo que estabas haciendo.

2. Ordena las tareas. Para ello son muy valiosas las listas, como veremos más adelante en el método GTD. Todo lo que tengas que hacer a lo largo del día, sobre todo aquello que no se te puede pasar, anótalo. Puede ser en un cuaderno, una agenda, un post…en lo que quieras, pero que esté a mano, para verlo de vez en cuando. De este modo, no tendrás que lamentar algún olvido importante.

3. Evita trabajar en varias cosas a la vez. Cuando esto ocurre, la sensación al final del día seguro que ya la has experimentado: no has parado de hacer cosas y tienes la impresión de no haber hecho nada de provecho. Al simultanear varias cosas se tiende a una cierta confusión y agobio, además, se suelen realizar las cosas más fáciles primero, y al terminarlas empezamos otras del mismo estilo. La conclusión, es que algunas tareas no terminamos de hacerlas nunca. Además, se genera una especie de bucle, cambiando de una tarea a otra y volviendo otra vez a las anteriores, en un ciclo caótico que hará que dediques mucho tiempo para poco resultado.

4. Aplica unos objetivos claros a lo largo del día. Con una lista se puede establecer el orden de las tareas y su relevancia. El mejor consejo es ir por orden, no dejes ninguna a medio hacer, concéntrate con firmeza hasta que la termines. Descansa y pasa a la siguiente. Es la única manera de asegurarte que vas a cumplir con los objetivos que te habías propuesto.

Estas estrategias están muy ligadas a la teoría del GTD que vamos a explicar a continuación.

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3. El model GTD (Gettings Things Done)Este modelo, basado en el libro de David Allen, es un método en cinco pasos que permite que puedas organizar tus acciones diarias para que sepas, en cada momento, qué debes hacer, y conseguir así maximizar el valor de tu tiempo y adquirir una mayor productividad personal.

No es tanto el hecho de establecer prioridades sino de completar de un modo ordenado y eficiente todas las tareas de la jornada. La metodología se basa en dos ideas:

Crear un sistema sencillo de organizar, hacer seguimiento y revisar todas las tareas del día. Estas se gestionan en forma de bloques (o “cubos”, como les denomina el autor). El objetivo es tener controlado en cada momento lo que se debe hacer y evitar los bloqueos ante ciertas tareas, para las que nunca se encuentra tiempo. Este control también evita el temor a dejar algo importante sin hacer.

Constatar que nuestra mente no es eficiente. Por tanto, las acciones próximas es mejor tenerlas almacenadas en un “sistema confiable externo” (cubos, listas…). Organizar un sistema de recordatorios actualizado y completo te permite identificar el momento y el lugar adecuado para hacer cada tarea. Consigues liberar la mente de recordatorios para volcarte de lleno en cada actividad.

Estos son los cinco pasos que propone David Allen con su sistema.

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3.1. Recopilar

Recopilar sería identificar todas las fuentes de nuestro día a día por las que nos pueden llegar las peticiones de cosas que hacer. Las típicas son el email, el teléfono, la agenda, las peticiones verbales y mensajes varios (tipo whatsapp). Cada una de ellas sería una fuente y estará identificada como un “cubo” de información.

Cada vez que recibimos una petición se “deposita” en su cubo correspondiente, según el canal por el cual haya venido. En función del volumen de información que reciba cada cubo, se establece un tipo de atención, una o varias veces al día. La clave es tenerlos identificados y encontrar la frecuencia necesaria para revisarlos.

Debemos tener en cuenta que, además de los canales oficiales, una petición puede llegar en cualquier momento (por ejemplo, cuando estás en la calle), incluso puede ser alguna idea que tengas en ese instante y que desees recordar más tarde. Es recomendable disponer para estos casos de un cubo extra. Una libreta que siempre lleves contigo o alguna aplicación de notas en el móvil. Esto sería también un elemento que no debes olvidar revisar. El objetivo es que no se nos pase nada por alto.

Consejo

Si el email es un elemento que revisamos mucho, podemos enviarnos un email a nosotros mismos cada vez que recordamos algo importante, así aseguramos que no se nos olvidará.

3.2. Procesar

Las tareas que se van depositando en cada cubo hay que revisarlas (es lo que representa el termino procesar). El objetivo es que el cubo quede vacio después de cada procesado. Cada elemento hay que pasarlo a otro nivel o lista.

Cuando se está procesando hay que seguir este orden:

No procesar más de un cubo a la vez.

Seguir un orden dentro de cada unidad.

No enviar de vuelta al “cubo” ningún elemento. Todos han de ser procesados.

¿Cómo se procesa?

Comprobamos cada elemento del cubo, por orden. El primer análisis es determinar si requiere alguna acción por nuestra parte. Si es así, tomamos una de estas alternativas:

Regla de los dos minutos: si esa acción lleva menos de dos minutos, entonces debemos hacerla inmediatamente y la tarea queda realizada. Los “dos minutos” es una cifra orientativa, considerando que es el mismo tiempo que llevaría procesarla. Por tanto, es mejor hacerla.

Si no es tarea nuestra, hay que delegarla a quien corresponda.

En otro caso, se anota como pendiente, para la siguiente actuación.

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Si un elemento no requiere una acción concreta, se pueden dar estos casos:

Si no es procedente lo desechamos

Si puede servir en el futuro lo archivamos como referencia.

Si no nos corresponde a nosotros se delegará.

En último caso, se procesa y queda en alguna lista de acciones pendiente.

Consejo

No dejes acumular demasiadas cosas sin procesar, con el tiempo sabrás cuantas revisiones necesita cada canal de peticiones.

3.3. Organizar

Una vez procesados los cubos, tendremos una lista con los temas que nos hayan quedado pendientes. Esas tareas toca organizarlas a la espera de ser atendidas. Es algo que hay que hacer inmediatamente después del proceso anterior. Así, al tiempo que se van vaciando los cubos se va clasificando y organizando cada elemento. Este método propone un modelo de cuatro listas, según su relevancia: “acciones próximas”, “proyectos”, “en espera” y “algún día”.

Lista de acciones próximas: una tarea puede implicar varios pasos para llevarla a cabo. Esas acciones deben seguir un orden, siempre habrá algo que se necesita hacer primero (una consulta o una llamada). Estos pasos son los que se inscriben en la lista de acciones próximas. Lo más recomendable es organizarlas en función del contexto en el que se puedan hacer: en casa, en la oficina, por teléfono. Por ejemplo, podemos hacer seguidas todas las acciones que requieran una llamada telefónica.

Lista de proyectos: los proyectos, personales o profesionales, son tareas abiertas, que requieren de múltiples acciones a lo largo del tiempo, pero no son inmediatas. Las revisaremos periódicamente para comprobar cuál es la siguiente acción asociada al proyecto y según se vaya acercando podemos incluir en la lista de acciones próximas.

Lista “en espera”: es la lista de las acciones que has delegado o de las que esperas alguna respuesta por parte de un tercero para continuar. Es conveniente tener recordatorios par si estas respuestas se retrasan.

Lista “algún día”: son cosas que nos gustaría hacer pero ahora no es posible. Retos como aprender un idioma, hacer un gran viaje, etc.

Consejo

En muchos casos no es necesaria tanta diferenciación. Depende de cómo sea tu actividad diaria. En general, con sólo una lista clasificada por colores en función de las prioridades (“rojo” para las más urgentes) o con iconos distintos para cada tipo, puede servir para tenerlo todo controlado con un rápido vistazo.

Es recomendable un sistema de calendario, paralelo a la lista, a la hora de organizar, para que nos avise de las tareas a realizar en un determinado momento. Esto es muy útil, tanto para tareas recurrentes (por ejemplo, hacer copias de seguridad los viernes), como para las tareas puntuales (citas, reuniones, visitas médicas, etc.)

El último consejo es no pasar demasiado tiempo procesando y organizando, de lo contrario el método se vuelve

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pesado e ineficaz. La clave es hacerse preguntas rápidas (“qué hago con esto”) y darle una solución con agilidad. Como propone Allen: el sistema de recordatorio debe ser fácil, simple y amigable.

3.4. Revisar

Los tres primeros pasos requieren de una atención diaria, pero el sistema debe tener una revisión a fondo de vez en cuando. Depende, lógicamente, del volumen de tareas y de nuestra propia organización. En la revisión lo que se pretender es comprobar dos cosas importantes:

Que está todo y que está en su sitio.

Que las tareas tienen la prioridad adecuada. Por ejemplo, una tarea que al principio no era inmediata ahora si puede serlo, por lo que tendremos que pasarla a las acciones más próximas, y dentro de los recordatorios si es necesario.

Consejo

Las tareas de las acciones próximas es conveniente revisarlas cada semana. Las otras puedes hacerlo cada mes. El tiempo va modificando las urgencias de las acciones. La revisión es perfecta para ir reclasificando las tareas durante su ciclo de vida.

3.5. Hacer

El paso final es, simplemente, hacer. Los apartados anteriores son medios, pero la finalidad de este sistema es la de terminar las ocupaciones de la forma más optima posible. Si utilizamos demasiado tiempo en organizar en lugar de hacer, el sistema no funcionará. David Allen afirma que, si simplificas el proceso de organización estarás menos predispuesto a la dejadez o a la saturación con un gran número de tareas abiertas.

Consejo

Toma la lista de acciones inmediatas, y adelante. Completa la primera, y después la segunda… Para establecer el orden, es conveniente, al empezar el día (o el día anterior), un pequeño ejercicio de planificación para revisar el calendario y dar prioridad a lo más importante y productivo. Si hay algún hueco libre, puedes echar un vistazo a la lista de acciones próximas para buscar aquellas que puedan encajar, atendiendo al tiempo disponible y a la prioridad o relevancia de cada acción.

Un factor importante es el ciclo de energía de cada uno. Mucha gente está más activa a primera hora del día, otros se sienten más despejados a última hora. Las tareas más complejas debes dejarlas para tus mejores momentos del día y las más fáciles para cuando te cueste más la concentración. Es preferible repartir en varios días una tarea larga antes que postergarla indefinidamente.

Otro consejo: las acciones que necesitan más concentración son en las que hay que estar más atento a los ladrones del tiempo. Las interrupciones, en estos casos, son más perjudiciales.

En resumen, la clave está en perfeccionar, personalizar y agilizar todos estos pasos, lo que se puede conseguir con la práctica. Si logras soltura con esta técnica tendrás más tranquilidad y menos preocupación ante cada nueva jornada. Tu productividad personal habrá mejorado.

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4. Herramientas y consejosEl modelo GTD no deja de ser un modelo teórico. Es una metodología de trabajo que, como todas, debes configurar de forma personalizada. Seguro que al leer cada paso ya has visualizado como te podría ser útil y que ejemplos de tu jornada diaria podrías aplicar.

Aún así, seguimos dando más pistas para complementar la reflexión y la personalización de la estrategia.

4.1. Hábitos personales

Los hábitos personales son rutinas y costumbres que utilizamos en nuestro día a día. Los expertos aseguran que repetir una actividad durante 21 días seguidos la convierte en un hábito, y se logra así, realizarla de manera más inconsciente y sin tanto esfuerzo. Los buenos hábitos nos ayudan a crecer y mejorar.

Atendiendo a nuestro objetivo de mejorar la gestión del tiempo y que tengas más productividad con tus tareas, ahí van dos estrategias.

Cuida los cuatro pilares básicos de cada día.

Tareas. Son la base de tu trabajo. Dedica los 15 últimos minutos del día anterior para planificar el día siguiente. Céntrate en las tareas clave (empieza cada día con una) y deja las que son más repetitivas para momentos de bajo rendimiento.

Concentración. Trabaja en bloques cortos de tiempo, así se mejora la concentración y la intensidad. Y combate las distracciones (por ejemplo, el entorno digital es un peligro).

Información. Todos los días nos llega demasiada información desde distintos canales. Atiende sólo a lo que sea verdaderamente útil, no tienes que verlo todo.

Descanso. No lo olvides, sin el no hay rendimiento que aguante. Procura momentos de ocio, dedica tiempo a la vida familiar y desconecta. Por supuesto, duerme lo suficiente.

Empezar el día con una tarea importante.

Las tareas clave son el pilar fundamental de tu trabajo. Son las que producen mejores resultados y te hacen avanzar. A primera hora del día se suele tener la mente más despejada y suele haber menos distracciones. Lo mejor, es la sensación de que ya has hecho una parte importante de tu trabajo y aún queda mucho día por delante. Sientes una mayor satisfacción cuando las terminas y ayudan a ganar energía y confianza para el resto del día.

Consejo

Algunas ideas importantes:

– Distingue bien las cosas productivas de las que no lo son

– Aprende a decir que no.

– Ve más despacio, ten el control de cada momento.

– La motivación es tu gasolina diaria, renuévala cada poco (ten claro por qué haces cada cosa)

– Evita distracciones y descansa entre cada tarea.

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4.2. Eficacia y organización de tareas

En la organización está la eficacia. El secreto está en el sentido común. Muchos métodos se rechazan porque parecen demasiado sencillos, pero es precisamente eso lo que les dota de mayor eficiencia. Las metodologías organizativas demasiado complejas acaban por obligarnos a dedicar demasiado tiempo a organizar y poco a hacer.

Hay algunas directrices esenciales para ser más eficiente:

Desarrolla una actitud proactiva. Lleva tiempo pero es muy útil. El término implica tomar la iniciativa (una llamada a tiempo, convocar una reunión o investigar sobre un tema importante).

Para ser más proactivo hay que tener un espíritu más positivo y tener el convencimiento de que los resultados dependen de ti y no de los demás. La solución está en tu mano.

Céntrate en lo esencial. Hay que empezar a hacer filtros de cosas que no nos aportan nada. Pensar, por ejemplo: “qué pasa si dejo de hacer esto o lo hago menos”. Si no ves problemas deja de hacerlo. Todos sabemos lo que es importante para nuestra vida y nuestros objetivos.

Revisa tú día a día. La productividad se basa en las elecciones que hacemos y crece con los resultados. Necesitas saborear los pequeños éxitos diarios y reconocer el esfuerzo empleado. Pero también, hay que ser crítico y ver lo que se puede mejorar. Ese es el modo de avanzar.

Consejo

Apóyate en la tecnología. Muchas aplicaciones permiten llevar un control de las tareas y del calendario de forma muy sencilla. Desde el ordenador o el móvil podemos saber en cada momento lo que hay que hacer y también hacer anotaciones al momento.

4.3. Métodos para superar el estrés.

El estrés y los agobios son inevitables. Muchos días serán un descontrol. Regular ese caos no es una labor fácil y no siempre sirven los métodos o pautas. El mejor remedio es evitarlo, todos sabemos que circunstancias en nuestra vida se pueden complicar, por tanto, la previsión es la mejor herramienta.

Estas son algunas causas de estrés que se pueden controlar con una mejor previsión.

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No olvides anotar las cosas. El estrés, a veces, viene por una tarea que surge de repente y que condiciona todo tu trabajo, pero es algo que podías haber previsto.

Evita reacciones impulsivas. Pensar antes de actuar garantiza mejores soluciones. Las situaciones de estrés suelen venir por asuntos que se han complicado por una mala decisión inicial. Además, no ser reflexivo nos lleva a juzgar mal las urgencias, y nos enfocamos incorrectamente en las situaciones que llegan con la etiqueta de urgente y que en realidad no lo son. Estas reacciones impulsivas generan retrasos en otras tareas que si requerían tu atención. Cuidado con las falsas urgencias.

La mala gestión de fechas y prioridades provoca momentos de agobio. Ten bajo control las fechas, citas y el sistema de avisos.

Cuando, a pesar de todo, el estrés estalla, no lo empeores. La ansiedad y las carreras no suelen mejorar nada, al contrario. Trata de priorizar todavía más, mantén la calma para elegir con inteligencia. Siempre hay algo mucho más importante que lo demás. Si puedes ir más rápido inténtalo, pero siempre con control. Imagina algo muy urgente que se hace con prisa y queda mal, ¡qué panorama!

Consejo

Los momentos de estrés son difíciles de gestionar. Se necesita experiencia y autoestima para mantener el control. En el trabajo puede haber gritos, tensión o exigencias que intoxiquen más la situación y retroalimentan el estrés. Pide ayuda a algún compañero que este más libre y ya se la devolverás. Por muy mal que se ponga el día, tras la tempestad viene la calma, y al día siguiente te darás cuenta de que nada era tan grave como parecía.

4.4. Consejos, ejemplos y trucos útiles.

En este punto ampliamos, resumimos y concretamos las ideas más importantes.

Consejo

La situación que más bloqueos pueden generar son las tareas “duras” de tu día a día. Cuando te enfrentes a alguna piensa en esto:

• Siempre que tengas opción, decide si realmente te compensa hacerla, ¿obtienes un beneficio claro de ella? Si es así, apóyate en ese beneficio y visualiza lo bien que te sentirás cuando lo logres (por ejemplo, la satisfacción de saber hablar inglés o de lograr un gran recompensa en tu empresa). Piensa también el modo en el que se pueda simplificar o automatizar.

• Si estás obligado a hacerlas y te resulta complicado encontrarle utilidad a lo que haces, reflexiona sobre tu vida. Siempre es posible volver a empezar: amigos, trabajo, relaciones… Es peligroso entrar en una rutina que nos consume y no nos aporta nada.

La productividad se basa en hacer. No pierdas el enfoque en eso. Los pasos intermedios o los procesos no deben complicarte esa tarea ni restarle tiempo. Incluso, el método que utilizas hay que revisarlo por si te hace perder más tiempo del que ganas.

Examina de vez en cuando toda tu estrategia para buscar fallos y realizar correcciones, esto es un buen aprendizaje. Busca las herramientas que te hagan más cómoda y sencilla la organización.

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Desconecta de vez en cuando y reserva tiempo para hacer pequeños descansos a lo largo del día.

Ejemplos

Si no has realizado nunca métodos así para tus tareas, empieza por cosas sencillas.

a) Coge un folio y anota las cosas pendientes que tengas en mente. Durante la próxima semana, ve tachando lo que hayas hecho. Al final de la semana valora si, el haber anotado esas cosas, te ha permitido enfocarte mejor en ellas, y si ha aumentado tu productividad.

b) Piensa en un objetivo a corto plazo (leer un libro que se te resiste o empezar a hacer ejercicio, por ejemplo). Luego, define todas las acciones que necesitas para acercarte a ese objetivo. Anótalas e intenta completarlas en una semana. Verás como ese objetivo está más cerca de lo que parecía.

Si ya tienes un plan te proponemos varios ejemplos para mejorarlo.

Utiliza colores e iconos para identificar las tareas en las listas. El rojo identifica muy bien las urgentes y prioritarias. Así, con un vistazo rápido a tu lista lo ves todo mejor.

Si surge un nuevo proyecto conviértelo en una categoría en tu lista de tareas y queda así diferenciado del resto.

Dedica los últimos 15 minutos del día a analizar el calendario de los días siguientes. Ordena y prioriza. En ese momento, también elige la tarea “dura” con la que vas a empezar el día siguiente.

Haz una planificación semanal. El lunes, a primera hora, revisa la semana y el inicio de la siguiente, por si hay que preparar algo ese viernes.

Ideas útiles

Hasta ahora, hemos visto muchos consejos para procesar y organizar pero pocos para hacer. El hábito de hacer se consigue haciendo. Y repitiendo, y perseverando cada día. Planifica lo justo y necesario para hacer las cosas. Planificar es el medio, no el fin.

Ahí van varias ideas y trucos.

Primero, para tu metodología

La tarea más difícil al principio. Esa más desagradable, monótona o que causa más desasosiego pensar en ella. Piensa en su beneficio, asegura el tiempo necesario para hacerla y pon todo tu ánimo. Da una gran satisfacción terminarla.

Divide las tareas complejas en bloques (como subtareas). Por ejemplo: trabaja 15 minutos y descansa dos, luego 20 y cinco, etc. Haz un pacto contigo mismo e intenta cumplirlo.

Evita la multitarea. La multitarea genera estrés, falta de concentración y retrasa el trabajo. Ten a mano la lista de tareas, pero concéntrate en la que tienes ahora entre manos.

No hagas listas demasiado grandes porque agobian y desmotivan. Prioriza, elimina cosas o divide la lista en dos o tres, para cada parte del día. Realmente hay muchas cosas que hacemos por costumbre pero que no nos aportan nada.

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Segundo, para ti:

El lema siempre es: motivación, proactividad y mente positiva.

Conoce tus debilidades. Todos tenemos limitaciones, que nos hacen caer una y otra vez. Conocer esos límites debería ayudarnos a ser más hábiles para saber dónde se puede caer y tratar de impedirlo.

En todo caso, aspira a transformarte. Rompe tus hábitos actuales, cambia tus rutinas, tus costumbres, e identifica todo lo que te hace ser más ineficiente e ir con retraso. Vence a tus “enemigos”.

Mantén el máximo orden y limpieza en tu mesa de trabajo (en casa y la oficina). Es más importante de lo que crees. Es como una barrera contra el caos.

Prémiate con ocio o con cosas que te gusten. Valora tus éxitos.

Busca motivaciones. Buscar una recompensa después de una tarea es un potente motivador. Termínala y luego puedes quedar con tus amigos/as o ir al cine. Es un buen empujón para ponerse a trabajar.

Duerme y descansa. Dedica tiempo a cuidar cuerpo y alma. Haz ejercicio y aliméntate bien. La energía positiva y la confianza son tus motores.

Para terminar, no hay nada más valioso que esto: disfrutar con lo que se hace. Si llegas a ese punto no habrá quién te pare. Cada tarea, por engorrosa que sea, intenta disfrutarla, de percibirla de la manera más positiva posible. Que cada detalle sea apreciado como algo que te está aportando un beneficio: una enseñanza, una experiencia, una práctica, una ayuda para los demás…

5. Conclusión La jornada diaria está llena de muchos detalles que la conforman. Tu trabajo, tu familia y tu vida social determinan de forma única tus tareas y ocupaciones. Del mismo modo, también te pertenecen tus fortalezas y debilidades. Por lo tanto, no hay ningún sistema que se adapte a todos por igual. Pero una metodología, como la que hemos visto, sirve como guía, te invita a una reflexión sobre cómo haces las cosas y te permite visualizar, con otro enfoque, tus acciones diarias y cómo podrías hacerlas de otra forma.

En tu trabajo, seguro que tienes muchas rutinas, que con el tiempo se pueden perfeccionar para llevarlas a cabo de forma más ágil y eficiente. Y, también, seguro que ya conoces las situaciones que se suelen complicar y las personas que las enredan. Anticípate, se inteligente y ten previsión de todo para estar más tranquilo. No se trata de desconfiar, pero tampoco te fíes de que todo vaya a salir bien.

En tu vida social, elige aquellas cosas que realmente te gusten. Si la compañía de ciertas personas no la disfrutas o, más bien, sientes que estás perdiendo el tiempo, replantéate cambios y aprende a decir que no. No le debes nada a nadie.

Ese es el objetivo de esta guía. No es sólo un apoyo para ser más eficiente y productivo en tu gestión del tiempo, sino también un elemento que te ayude a decidir, recapacitar y programar cambios en relación a tus compromisos diarios. Y, también, a tus proyectos a medio plazo, que no debes perderlos de vista, porque son ellos los que más influyen en un desarrollo personal más sólido.

Dr. José Manuel Guaita Martínez

Coordinador de los Grados de Economía y Administración y Dirección de EmpresasCoordinador del Master Universitario en Administración y Dirección de Empresas (MBA)Profesor de los Grados de Economía y Administración y Dirección de EmpresasPerfil linkedin: h�ps://es.linkedin.com/in/guaitajo