A Elisabeth Blochmann

38
A Elisabeth Blochmann Martin Heidegger En HEIDEGGER, M., “Correspondance avec Elisabeth Blochmann, Gallimard, Paris, 1966. Traducción publicada en Imago número 26. Friburgo, 1 de Mayo de 1919 Querida Señorita Lisi: Su amable carta me esperaba a mi regreso de Constanza. Se la agradezco profundamente. Ciertamente, abordó usted tantas cosas que no podría yo responder exhaustivamente, y tampoco quisiera dedicarme a un juego de preguntas y respuestas por correo. Lo que me importa más que nada, es sentir que usted permaneció llena de vitalidad y que tiene un vigoroso élan vital.

Transcript of A Elisabeth Blochmann

Page 1: A Elisabeth Blochmann

A Elisabeth BlochmannMartin Heidegger

En HEIDEGGER, M., “Correspondance avec Elisabeth Blochmann, Gallimard, Paris, 1966. Traducción publicada en Imago número 26.

 

Friburgo, 1 de Mayo de 1919

 

Querida Señorita Lisi:

Su amable carta me esperaba a mi regreso de Constanza. Se la agradezco profundamente.

Ciertamente, abordó usted tantas cosas que no podría yo responder exhaustivamente, y tampoco quisiera dedicarme a un juego de preguntas y respuestas por correo. Lo que me importa más que nada, es sentir que usted permaneció llena de vitalidad y que tiene un vigoroso élan vital.

Lamenté a menudo no poder tomar la pluma, aún más porque sabía que no encontraría en Jena con qué colmar plenamente sus necesidades. Por eso me alegro ahora que se haya mantenido firme y me escribiera “cuando el corazón lo pidiera”.

Es desconocer de manera racionalista la esencia, de la vida personal, en su flujo, el hecho de imaginarse y exigir que deba oscilar siempre en las amplitudes

Page 2: A Elisabeth Blochmann

plenas y ricas, en resonancias que son las de su surgimiento en los momentos de gracia. Tales exigencias vienen de una falta de humildad interior ante el secreto y el carácter de bendición que presenta toda vida. Nos hace falta saber esperar estas intensidades de alta tensión que llenan de sentido a una vida; y tenemos que mantenernos solidarios con tales momentos, se trata menos de gozar de ellos que de imprimir su marca sobre nuestra vida, hacer de ellos un viático en la prosecución de nuestra vida y de integrarlos en la rítmica de toda vida por venir.

Y en los momentos en que nos sentimos nosotros mismos, cuando experimentamos no menos inmediatamente la dirección de nuestra vida en que vamos a tomar nuestro lugar, no nos está permitido el conformarnos con constatar lo que pudimos poner en claro, limitarnos a tomar nota -como de un objeto que se nos enfrenta simplemente ante nosotros- no podemos entrar en posesión de nosotros mismos y escucharnos de manera auténtica, a menos que este tener sea vivido verdaderamente, es decir si es al mismo tiempo un ser.

Con esto no entiendo la trivialidad que pretende que uno se conforme según lo que hemos reconocido siendo sino que en una vida impetuosa, darse cuenta de la propia orientación (no teórica), tal como resulta de la experiencia vivida por entero, es al mismo tiempo hacer de pronto irrupción en ella despliegue de una movilidad nueva teniendo poder sobre y en cada impulso (élan) de nuestra vida.

Así es como me represento su apego manifiesto al trabajo científico -a partir de la entera autenticidad de su ser como persona- sin idealizaciones forzadas, pero dejando al alma femenina volverse libre.

Allí donde la vida se dedica demasiado exclusivamente a reprimir y rechazar pretendidas perturbaciones, allí donde la reflexión lo recubre todo con demasiada influencia, donde falta la confianza en una íntima vocación, ha de perder pronto su autenticidad, y al mismo tiempo una de las fuerzas vivas del flujo que la lleva.

Y precisamente si el mundo religioso fluye en usted, no a título de simple componente entre otros, ofreciéndose igualmente por añadidura, en la esfera de sus experiencias vividas, sino al contrario afectando toda vuestra persona, entonces deberá desarrollar una escucha aun más fina de usted misma, adquirir este “don” de saber distinguir intuitivamente, entre lo que forma parte de usted misma y de sus realizaciones mas propias y aquello que no forma parte, este poder expulsar de nosotros cosas que, tan valiosas como fuesen, no concuerdan con nosotros mismos en lo que tenemos como más propio.

Page 3: A Elisabeth Blochmann

La vida nueva que queremos, o más bien, que quiere germinar en nosotros, ha renunciado a ser universal, es decir inauténtica y extensiva (desplegada artificialmente); ser depositario de ella, es participar de lo original, no el artificio de todas las construcciones, sino la intuición total tal como se impone con evidencia.

En lo que concierne a la “universidad popular”, estoy, desde mi punto de vista, en completa oposición, si se trata de evitar una discriminación, de movida, entre dos mundos, la investigación/búsqueda y la enseñanza científica por una parte, y por otra, unos niveles diferenciados que permiten acceder a una cultura general. Especialmente, los investigadores no deben sentirse obligados a dar cursos en las universidades populares, y ahí donde ninguna obligación se impone, el verdadero investigador se mantendrá por sí mismo apartado. Pero en cuanto a las semi-existencias universitarias, asaber la gran masa de los artesanos comunes, algunos de los cuales aportan una valiosa contribución a la investigación, y donde otros se vuelven excelentes maestros y contramaestros, no habría que llevarlos hacia abajo al nivel de la “universidad popular”, o más exactamente, proveerles de la mejor ocasión de caer totalmente y venir a engrosar las filas de quienes han entrado en el “circuito”. Todo esto no quiere decir que en las universidades populares no se propondría otra cosa que una enseñanza rebajada, sino que la “universidad popular” es algo cualitativamente distinto, que proviene, tanto con respecto a sus profesores como a sus “alumnos”, de una actitud ante la vida que difiere profundamente de aquella de las academias científicas y de la Universidad.

Es que se trata primeramente de crear el tipo del profesor de universidad popular, y no es la vocación del asistente de universidad o del profesor del liceo, pero tampoco la del maestro de escuela; y sería algo del peor absurdo querer elevar el prestigio de este último al precio de su mundo maravillosamente simple y básicamente sano, seduciéndolo continuamente con el señuelo de las frutas verdes de una cultura “superior”. Eso sería tan insensato como extraviar al profesor de liceo en una nueva forma de dilución.

Se trata sobre todo de no dar la impresión de que la universidad popular debería ofrecer un contenido “diluido”, su contenido tiene un carácter original, sus límites y su extensión propios solamente están en condiciones de plantear y de instituirlos aquellos que tienen vocación para esto; pero esta vocación debe ciertamente obtener su crecimiento de la vida del espíritu sacado de su fuente; ésa es una oportunidad de la vida nueva. Llegar a la madurez, madurar, eso es algo que aquí también es decisivo; mientras que, de conformarse con instituir e importar, se vehiculizan al mismo tiempo todas las violencias racionalistas y económicas que padece entre nosotros la “vieja escuela”, que entre, y desde

Page 4: A Elisabeth Blochmann

ciertos puntos de vista, perdura. Por lo demás, siento mucha estima por Weimel como teólogo, y hay que saludar su actividad en el seno de la universidad. Incluso en la zona de Baden se planifican universidades populares, en nuestras universidades de Heidelberg -y unas comisiones están trabajando aquí. En cuanto a mí, decliné la invitación de colaborar ya que bastante hemos hecho la limpieza para tratar de lograr que las universidades no se vuelvan, hablando espiritualmente, establos de Augias.

Mi propio trabajo es muy concentrado, inicial y concreto: problemas fundamentales relativos al método fenomenológico; liberarse de los puntos de vista introducidos por la última ola de tontería. A esto se agregan constantes y nuevas aperturas hacia los verdaderos orígenes, trabajos preliminares con respecto a la fenomenología de la consciencia religiosa; en síntesis, se trata de mantener el rumbo de una actividad universitaria intensa y cualitativamente de alto nivel, de un aprendizaje constante en común con Husserl. Mi vida es apacible pero rica y colmada por el contacto con Eifride y nuestro pequeño campesino. Y aquello que puedo dar y recibir en la amistad es para mí de una naturaleza que realza la vida. Espero poder hacerle un modesto obsequio al comienzo del semestre. Esa es la razón por la cual no abordé todas sus preguntas.

Que Dios bendiga su trabajo, cordiales saludos de su Martin Heidegger. 

Edmund HusserlMartin Heidegger

En «Cahier de L’Herne: Heidegger», pp. 66-69.

Page 5: A Elisabeth Blochmann

 

Messkirch, 22 de octubre de 1927

Querido y paternal amigo:

Le agradezco cordialmente así como a su señora esposa por los días pasados en Friburgo. Tuve verdaderamente el sentimiento de ser recibido como un hijo.

Solamente en el trabajo efectivo se revelan los problemas. Debido a eso, nada surge de simples comentarios de vacaciones, cualquiera sea su motivación. Pero, esta vez, todo estaba situado bajo el imperio de una tarea urgente e importante. Y fue solamente en los últimos días cuando comencé a darme cuenta de hasta qué punto la importancia que usted le otorga a la psicología pura ofrece una base sólida para aclarar la cuestión de la subjetividad trascendental y de su relación con lo psíquico puro (seelisches), y en todo caso para desarrollarla en toda su determinación. Sin duda es una lástima que yo no conozca las investigaciones concretas que ha realizado estos últimos años. Por esto mis objeciones podrán fácilmente pasar por algo formal.

En las páginas adjuntas, intento una vez más delimitar los puntos esenciales. Lo cual me brinda también la ocasión de caracterizar la tendencia fundamental de Sein und Zeit en el interior del problema transcendental.

Las páginas 21-28[i] están redactadas de manera más concisa que en el primer proyecto. El plan es totalmente claro. Las simplificaciones y los arreglos

Page 6: A Elisabeth Blochmann

estilísticos sólo fueron realizados después de haber sido controlados muchas veces en el texto. Las anotaciones en rojo en el margen se refieren a cuestiones de fondo que reuní brevemente en el anexo I de esta carta.

El anexo II concierne a cuestiones relativas a la distribución de las páginas indicadas.

Para el artículo, el punto verdaderamente importante es que la problemática de la fenomenología sea expresada bajo la forma de una exposición concisa y totalmente impersonal. Así como la aclaración completa de las cosas en cuestión permanece como la presuposición fundamental de la claridad de la exposición, del mismo modo, tratándose del artículo, su objetivo debe limitarse a una presentación clara de lo esencial.

El desarrollo de nuestras conversaciones ha mostrado que, en efecto, ya no debe usted diferir las publicaciones más importantes. Usted mismo lo hizo notar en varias ocasiones durante esos últimos días: propiamente hablando, no hay todavía una psicología pura. Por el momento, en efecto, los elementos esenciales se encuentran en las tres secciones del manuscrito dactilografiado por Langrebe.

Esas investigaciones deben aparecer en primer lugar, y esto por dos razones:

l. Con la finalidad de tener ante los ojos las investigaciones concretas para no indagar en vano acerca de lo que fue programáticamente anunciado.

2. Para que usted mismo pueda retomar aliento en vistas a una exposición fundamental de la problemática transcendental. Le ruego que retenga como hilo conductor el segundo proyecto destinado a los Studien. Acabo de releerlo enteramente otra vez y mantengo la opinión de mi carta precedente.

Ayer recibí de mi mujer la carta de Richter (copia en Anexo III). Le escribí a Mahnke.

Aquí, evidentemente, no retomé el trabajo. Será un gran ajetreo, con el curso, los dos trabajos prácticos, las conferencias en Colonia y en Bonn, y con esto Kuki.

Pero la excitación indispensable para los problemas está despierta y el resto tendrá que ser obtenido a sacudidas.

Dentro de una semana parto para ver a Jaspers, a quien le pediré todavía algunos consejos tácticos.

Page 7: A Elisabeth Blochmann

Le deseo una feliz terminación de este artículo que, a título de impulso para ulteriores publicaciones, mantendrá despiertos en usted numerosos problemas.

Agradeciéndole nuevamente, así como a su señora esposa por esos buenos días, le envío un saludo amistoso y respetuoso.

su Martin Heidegger.

 

ANEXO 1Dificultades en cuanto a la cosa

 

Estarnos de acuerdo en el punto siguiente de que el ente, en el sentido de lo que usted llama. “mundo”, no podría ser aclarado en su constitución trascendental mediante el retorno a un ente del mismo modo de ser.

Pero esto no significa que lo que constituye el lugar de lo trascendental no sea ente absolutamente en nada; al contrario, el problema que se plantea inmediatamente consiste en saber cuál es el modo de ser del ente en el cual el “mundo” se constituye. Ese es el problema central de Sein und Zeit, a saber una ontología fundamental del Dasein. Se trata de mostrar que el modo de ser del Dasein humano es totalmente diferente al de todos los otros entes, y que es precisamente en razón de este modo de ser determinado que es el suyo que guarda en sí la posibilidad de la constitución trascendental.

La constitución trascendental es una posibilidad central de la existencia del Sí mismo fáctico. Este -el hombre concreto- no es como tal, en tanto que ente, nunca un “hecho real mundano”, porque el hombre nunca es solamente presente-subsistente, sino que existe. Y la “maravilla” aquí hace a que la constitución existencial del Dasein vuelveposible la constitución trascendental de todo lo que es positivo.

Las consideraciones “unilaterales” de la somatología y de la psicología pura solamente son posibles sobre la base de la enteridad concreta del hombre que, como tal, determina primariamente su modo de ser.

Lo “psíquico puro” (das “rein Seelische”) justamente no proviene de la mirada aplicada sobre la ontología del hombre entero, dicho de otro modo, de un

Page 8: A Elisabeth Blochmann

punto de vista psicológico, sino que resulta a priori desde Descartes, de reflexiones teórico-gnoseológicas.

El elemento constituyente no es [una] nada, es por lo tanto algo (aliquid) y algo que es ente, aun cuando no sea en un sentido positivo.

La cuestión del modo de ser del constituyente mismo es inevitable, insoslayable, ineludible.

Es por esto que el problema del ser se refiere universalmente a lo constituyente y a lo constituido.

 

ANEXO IICon respecto al arreglo, la disposicción de las páginas 21 y siguientes.[ii]

 

En la exposición del problema trascendental, el punto primordial concierne a la explicación de la significación de la “incomprensibilidad” (Unverständlickeit) del ente. ¿En qué perspectiva es incomprensible el ente? Dicho de otro modo, ¿resulta posible, necesario el reivindicar a mejor título la comprensibilidad?

¿Según qué iniciativa regresiva, en qué dirección esta comprensión es conquistada?

¿Qué es el “ego absoluto” cuando se diferencia de lo psíquico puro?

¿Cuál es el modo de ser de este ego absoluto? ¿En qué sentido es idéntico al Yo siempre fáctico? ¿En qué sentido es diferente?

¿Cuál es el carácter de la posición (Setzung) en virtud de la cual el ego absoluto es un [algo] admitido(Gegesetzes)? ¿En qué medida no se trataría aquí de positividad (ser-admitido)?

La universalidad del problema trascendental.

 

ANEXO III

Page 9: A Elisabeth Blochmann

Tengo el placer de darle a saber que el ministerio ha tomado la decisión de nombrarlo profesor titular de la cátedra ordinaria de su universidad (Marburgo). Tomando en cuenta su remuneración actual, su asignación de base estará fijada en 6534 RM por año con un aumento normal cada dos años, para alcanzar finalmente 9650 RM.

Rogándole nos haga conocer su posición acerca de este arreglo, tengo igualmente el honor de informarle que el Dr.Mahnke, Privatdozent en Greifswald, ha sido nombrado en la cátedra que usted ocupaba hasta ahora.

Con la expresión de mi perfecta consideración.

 

A Elisabeth BlochmannMartin Heidegger

En HEIDEGGER, M., “Correspondance avec Elisabeth Blochmann, Gallimard, Paris, 1966. Traducción publicada en Imago Agenda.

Beuron, 11 de octubre de 1931

Querida Elisabeth:

Reciba finalmente mi agradecimiento por la carta de cumpleaños y el libro. Antes del viaje hasta aquí pasé aún tres días en el lago de Constanza (Friedrichshafen) yendo en un velero, luego dos días en la ciudad. Desde el viernes regresé a mi antigua célula y retomé las costumbres de la vida

Page 10: A Elisabeth Blochmann

estricta y recluida de los monjes; incluso hubiese preferido vestir una ropa monacal ya que siento cada vez la incongruencia de deambular por los senderos del claustro de “civil”. El Padre Anselmo, que se acuerda muy bien de usted y le envía saludos, me trae todos los tesoros de la biblioteca; a menos que yo mismo me vaya a hurgar. Pero la mayor parte del tiempo, durante esas largas jornadas (que empiezan a las 4 de la mañana), está dedicada al trabajo. Me gustaría quedarme hasta el 25 de octubre.

El valle apacible resplandece con todos los oros del otoño y los peñascos se levantan en la luminosa claridad del cielo azul. Todavía no terminé la lectura del “Lawrence”[i] a pesar de la extrañeza de su mundo, hace sentir una gran tensión; no me refiero al desarrollo de la “historia”, sino a la brusca e incesante irrupción de ambientes nuevos que se dedica a crear. Está enteramente recorrido y sostenido por la vibración de una “erótica” en el verdadero sentido del término, quiero decir: que nada tiene que ver con el solaz puramente lúdico ni con la simple embriaguez de un instante; pero tampoco con una negación un poco rápida de lo carnal y con el dejar atrás la sensualidad; resulta, al contrario, su común eflorescencia tal como se inflama y regocija de felicidad. A decir verdad, me parece que el poeta aquí no es todavía bastante potente ni profundo, que la obra no se libera bastante como obra y por tanto no provoca verdaderamente un despertar. Veo por vuestra carta que también usted aprecia estos temas y esos instantes tomados del natural.

Debo volver a los adioses. Ciertamente, la mayor parte del tiempo, “uno” no tiene nada para decirse: pero las despedidas, por la misma razón que las llegadas, reúnen una vez más toda la fuerza de la amistad y el encanto que se desprende del ser amado, de donde surge esa prórroga concedida a nuestra alegría que le procura al recuerdo su felicidad propia.

Nuestro alegre encuentro del último día cobijaba un fuego apacible, al que una confianza profunda y una seguridad bien anclada le permitieron inflamarse. Y siempre me vuelve el instante donde el recuerdo me devuelve una imagen amistosa: la breve detención sobre los troncos, y su querida silueta absorbida en la contemplación de una mariposa que al sol parecía volver soñador.

A menudo me pregunto, inclusive se ha vuelto para mí una gran pregunta, qué sería la naturaleza sin el hombre: ¿acaso no hace falta que se una a sus meandros a fin de desembocar en su potencia propia reconquistada?

Se encuentra usted ahora sumergida de nuevo en el trabajo. Anhelo ardientemente que nada la aleje de allí de nuevo. Pero cuando eso ocurriera, usted debería, como lo sé ahora, proseguir su tarea más propia. Ahí donde el sentido de

Page 11: A Elisabeth Blochmann

la responsabilidad colma con tal alegría, ahí permanece la vía que le corresponde franquear a la vista y a sabiendas de todos.

Pueda usted permanecer en ese refugio de un apacible ardor donde se lanza hacia las cimas; a fin de procurarle a vuestro trabajo su última configuración y su brillo propio.

Le adjunto una bibliografía pero no estoy seguro de que sea la buena.

 

En fiel amistad, cordiales saludos de vuestro Martin Heidegger

PD.: El Padre Anselmo querría completar la bibliografía. Enviaré la lista.

  

A Jean BeaufretMartin Heidegger

Traducción de Jorge Acevedo, publicada en Diálogo filosófico, nº 18, Madrid, agosto de 1996.

 

Page 12: A Elisabeth Blochmann

Friburgo, 23 de noviembre de 1945

 

Estimado señor Beaufret:

Me he alegrado mucho con su amistosa carta, que hace algunos días me entregó el señor Palmier.

Conozco su nombre tan sólo desde hace algunas semanas a través de sus excelentes artículos sobre el “existencialismo” en Confluences.[i] Lamentablemente, hasta ahora poseo sólo los números 2 y 5 de la revista. Pero ya desde el primer artículo (en el número 2) reconozco el elevado concepto que tiene usted de la esencia de la filosofía. Aquí hay aún dominios encubiertos que no saldrán a la luz sino en el futuro. Pero eso acontecerá sólo si el rigor del pensamiento, la acuciosidad del decir y la economía de las palabras son puestos bajo normas muy diferentes de las habidas hasta ahora. Usted mismo ve que aquí se entreabre el abismo que separa mi pensamiento de la filosofía deJaspers, prescindiendo por completo de la pregunta, muy diferente, que mueve mi pensamiento y que, sorprendentemente, aún no se ha entendido en absoluto. Estimo grandemente a Jaspers como personalidad y escritor, su influencia sobre la juventud universitaria es notable, pero la asociación “Jaspers y Heidegger”, que ha llegado a ser casi canónica, es el malentendido par excellence que circula en nuestra filosofía. Este malentendido es sobrepasado sólo por la representación de mi filosofía como “nihilismo”, mi filosofía, la cual no sólo, como hasta ahora toda filosofía, pregunta por el ser del ente (l’être de l’etant[ii]), sino por la verdad del ser (la vérité de l’être). La esencia del nihilismo consiste, por el contrario, en que él no es capaz de pensar la nada. Por lo que he llegado a conocer desde hace sólo algunas semanas, presiento en el pensamiento de los jóvenes filósofos de Francia un élan formidable que anuncia que allí se prepara una revolución.

Es certero lo que usted dice acerca de la traducción de Dasein por “réalité humaine”. Excelente la advertencia:“mais si l’allemand a ses ressources, le français a ses limites”; aquí se oculta una indicación esencial acerca de las posibilidades de un mutuo y alternante aprender uno del otro en el ámbito del pensamiento productivo.

Da-sein es una palabra clave de mi pensamiento y, por consiguiente, también la ocasión para graves malas interpretaciones. Para mí, Da-sein no significa tanto “me voilá” como, sí puedo decirlo en un francés sin duda imposible: étre le-lá. Y le-là es igual a Alétheia: desocultamiento-apertura.

Page 13: A Elisabeth Blochmann

No obstante, esto es sólo una indicación extrínseca. El pensamiento fecundo necesita no sólo de la escritura y de la lectura sino, de la synousía de la conversación y del trabajo en que, a la vez, se aprende y se enseña...[iii]

 

 

* Este texto aparece con la Carta sobre el humanismo en el libro del mismo título publicado, en edición bilingüe, porAubier, Montaigne, París, 1964 (N. del T.).

[i] Esos artículos han sido recogidos en el libro de Jean Beaufret, Introduction aux philosophies de l’existence, Ed. Denoël, París, 1971 (N. del T.).

[ii] Esta expresión -y todas las demás en francés- aparece así en el original. (N. del T.)

[iii] Véase, de Jean Beaufret, Dialogue avec Heidegger (I. Philosophie grecque, 1973; II. Philosophie moderne, 1973; III. Approche de Heidegger, 1974), Editions de Minuit, Paris. (N. del T.)

Karl JaspersMartin Heidegger

En HEIDEGGER, «Correspondence avec Karl Jaspers», Galimard, Paris, 1966. Traducción publicada enImago Agenda, nº 23, septiembre de

1998.

Page 14: A Elisabeth Blochmann

 

Messkirch, 12 de mayo de 1950

Querido Jaspers:

Para terminar la nueva edición de mi libro sobre Kant; be venido a pasar aquí algunas semanas, por lo que algunos manuscritos quedaron relegados.

Me llevé su Culpabilidad y también Introducción. De su lectura me pareció que podrían ayudarme, sin contar con que resulten una buena ocasión para mí, con el apoyo de la Introducción, de comprender mejor lo que resulta esencial y a la vez lo más difícil de su pensamiento. A partir de la Introducción, veo recién ahora, en toda su claridad,con qué determinación el pensamiento rige para usted la falta y la posibilidad de comunicación. Mi experiencia no es por ahora bastante específica todavía ni está tan avanzada para dar una opinión segura y tal vez por eso hunda una puerta abierta con la pregunta siguiente:

¿No debería usted tratar de exponer la sistemática interna de su filosofía en su edificación y su acabamiento únicamente a partir de la experiencia fundamental de la comunicación? Me parece que aquello que le pertenece como propio todavía está demasiado envuelto en un conjunto tradicional de nociones y de diferenciaciones. Sin embargo, no se trata de exponer únicamente lo que su

Page 15: A Elisabeth Blochmann

pensamiento tiene de “nuevo” a partir de esta experiencia fundamental sino de darle a este pensamiento un giro más decisivo en relación con lo que se dice comúnmente.

Formalmente es la misma pregunta que le planteaba hace treinta años a su Psicología de las concepciones del mundo, pero en cuanto a la materia y a la situación que ocupa, es algo muy distinto. Pero quizás lo que pido ya lo haya usted realizado...

Recibí una nueva invitación por parte de los estudiantes de Heidelberg para hablar allí en mayo o en junio. Antes de tomar una decisión, y también de elegir una fecha en el caso de que diga “sí”, me gustaría saber si estará usted y cuándo en Heidelberg.

Con mis sentimientos más sinceros, su Martin Heídegger 

A Elisabeth BlochmannMartin Heidegger

En HEIDEGGER, M., “Correspondance avec Elisabeth Blochmann, Gallimard, Paris, 1966. Traducción publicada en Imago Agenda número

24.

 

Friburgo, 12 de octubre de 1968.

Querida Elisabeth:

Page 16: A Elisabeth Blochmann

Te agradezco mucho tu atención para mi cumpleaños. El número ochenta es para el próximo año. Pero cuando se alcanza una edad tan avanzada, nadie sabe lo que el porvenir le reserva.

Elfriede y yo nos alegramos mucho de tu restablecimiento y de saberte en buenas manos. Hubiese sido bueno poder verse en Selva-Negra. Este año recién fuimos al chalet el 5 de octubre debido al mal tiempo. Los días hermosos y claros de octubre, que por lo común duran al menos dos semanas, tuvieron un final prematuro ya desde el último martes 8 de octubre. A nuestra edad -y a la del chalet- ya no podemos aventurarnos allí para una estadía prolongada, en especial por el riesgo de la humedad. El chalet está construido al ras del piso. Por suerte, un profesor canadiense vino a visitarnos, con su auto, el 8 de octubre. Nos decidimos rápidamente a armar el equipaje y, después de haber puesto burletes para el invierno, volvimos al valle en coche con una lluvia tremenda.

Del 27 de agosto al 9 de septiembre, visité en Provence a mi amigo el poeta René Char. Al mismo tiempo mantuve, durante ocho días, unos seminarios[i] de tres horas con amigos franceses (profesores y estudiantes avanzados). No puedo dejar de comprobarlo cada vez: la disponibilidad para escuchar y el respeto por la obra espiritual son allá muy diferentes a lo que ocurre entre nosotros, ubicados tras la estela de una filosofía ociosa y tras la sociología evitando las cuestiones (preguntas) esenciales de la gran tradición. Por otra parte, mi manera (casi socrática) de llevar el seminario resultó inédita y estimulante en contraste con la rigidez del sistema de enseñanza francés. Puede ser que allí se trate de algo nuevo. En definitiva, el diálogo vívido es más potente que todo lo que proviene de lo escrito, que se halla librado a todo tipo de malinterpretaciones. Pero esto, ya lo sabía Platón, como lo testimonia el final del Fedro.

Siempre estoy trabajando y me siento agradecido por cada hora alerta. Muchos pensamientos se presentan más simplemente, pero también son mas difíciles de decir en una época en que los hombres pierden la verdadera relación con la lengua y se vuelven esclavos de la computadora. Elfriede siempre se ocupa de la casa y del gran jardín, a pesar de estar muy bien ayudada en sus tareas. Nuestra pequeña pileta, calefaccionada desde este año, nos invitaba cada mañana, todavía hasta hace poco, a una zambullida.

La familia de Jörg, que está acá (cuatro hijas y un varón), y la de Hermann en Bonn (más exactamente en Meckenheim), dos hijas y tres varones, se encuentran bien; lo mismo en casa de Erika, su marido es ahora pastor contratado en una clínica de Tübingen, el mayor estudia filología clásica y en cuanto a

Page 17: A Elisabeth Blochmann

Ursel,[ii] se casó este verano con un vicario y todavía está en la Escuela Superior de Pedagogía en Reutlingen.

Hace mucho tiempo que ya no escuchamos hablar de Walter Bauer. Bultmann nos envió una notita donde evocaba la enfermedad de su mujer.

A nuestra edad, tenemos que estar agradecidos por cada día que nos es concedido aunque la edad no deje de hacerse recordar con su cúmulo de inevitables pequeñas miserias.

Estamos felices de que puedas reanudar tu trabajo, que es el verdadero medio de mantenerse alerta y dispuesto. Te saludamos cordialmente con nuestros mejores deseos.

Tu Martin Heidegger

 

ean PalmierMartin Heidegger

Traducción Imago Agenda.

 

Friburgo, Zähringen Rötebuck 47

10 de enero de 1969 

Muy estimado señor Palmier:

Page 18: A Elisabeth Blochmann

 

Le ruego, me disculpe por agradecerle recién ahora por el envío de su libro. Otros trabajos derivados de mi agenda me impidieron leerlo inmediatamente. Le agradezco muy particularmente su amable dedicatoria que me demuestra de paso la intención amistosa de su escrito. Es un trabajo valiente que se esfuerza por obrar en el sentido de la verdadera objetividad. Este libro da muestras de una gran capacidad de trabajo y permite esperar que deberán tomarse en consideración confrontaciones sustanciales ulteriores con problemas filosóficos viniendo de vuestra pluma.

No me es posible naturalmente extenderme con respecto a todos los detalles de vuestro trabajo. Permítame hacer solamente algunas observaciones.

Lo que me incitó en esa época a aceptar la elección unánime como rector por parte de mis colegas, no era solamente la esperanza en Hitler que debía ser tan cruelmente decepcionada más tarde. Fue asimismo determinante la perspectiva de que había que convencer al cuerpo profesoral de la Universidad para contribuir a hacer que el nacionalsocialismo se desarrollara en la dirección de un socialismo nacional, de modo de volver efectivas las potencialidades espirituales que había en él. Pero esta expectativa tampoco fue cumplida. La Universidad permaneció paralizada y sin consideraciones hacia la situación mundial. Hoy en día las cosas son semejantes. Gran cantidad dereivindicaciones actuales que en todas partes son planteadas por los estudiantes fueron ya formuladas en 1933 por la juventud estudiantil.

En vuestro texto se encuentra cierta cantidad de inexactitudes. Estas son algunas de ellas:

p. 41: Natorp no era judío.

p. 47: Husserl fue jubilado en 1928 como era normal, a consecuencia de haber alcanzado el límite de edad. En esa época los nacional-socialistas no estaban en el poder.

p. 167: No hice un seminario para los estudiantes sobre Ernst Jünger, sino simplemente un grupo de trabajo con colegas y amigos que, a pesar de su carácter privado, provocó la ira del partido.

p. 173: Ernst Jünger nació en 1895.

Page 19: A Elisabeth Blochmann

Para la generación actual es muy dificil representarse la situación mundial y la de las universidades alemanas en esa época, tanto más cuanto que esta situación era extremadamente diferente según los lugares dijo representárselas de manera realista.

Se juzga el Nacional socialismo a partir de una perspectiva posterior a 1937 mirando hacia 1933. El hecho de que en esa época, el nuevo gobierno en Alemania haya sido inmediatamente reconocido por los otros Estados e incluso que la invitación a los Juegos Olímpicos de 1936 no haya dado lugar a ningún rechazo, este hecho es raramente mencionado. Mediante estas observaciones, no quiero embellecer o debilitar nada, ya que de todos modos la enumeración de los diversos hechos no aporta nada en tanto falten los horizontes que convienen a la cosa misma. Hacer perceptibles y más legibles estos horizontes, esto tiene que estar reservado a una escritura ulterior de la historia.

No puedo, al agradecerle sus esfuerzos más que expresarle mis más sinceros deseos para usted y para su trabajo.

Su Martin Heidegger

Hannah ArendtMartin Heidegger

ARENDT y HEIDEGGER, Correspondencia 1925-1975, Herder, Barcelona, 2000.

Page 20: A Elisabeth Blochmann

 

 

Friburgo, 19 de abril de 1972

Querida Hannah:

Lo mejor será que insertes tu visita en la época de tu estancia en Zíirich, pues estaremos todo el mes de julio aquí. Recuerdo perfectamente a los de Königsberg en Marburgo. Los apuntes en manos de Heinz Lichtenstein, a quien mando saludos, se utilizarán de la manera más fructífera si se entregan primero a Joan Stambaugh y más tarde pasan al archivo de Marbach. Probablemente tú también tienes los apuntes.

Del importante curso del semestre de verano de 1924 sobre Aristóteles, Retórica, libro II, me faltan tanto mi manuscrito como también cualquier apunte. Tú o Lichtenstein quizá os acordéis de qué se habló de este curso.

Demasiados “birretes” devalúan el merecido homenaje.

Algo más respecto a tus preguntas.

Page 21: A Elisabeth Blochmann

En el caso de la “localidad” se trata de la localidad del “Ser” que, sin embargo, devuelto al acaecer propicio, incluye la pertenencia del ser humano a éste (véase Topología del Ser en Desde la experiencia del pensamiento, 1947, p. 23 y Acotaciones en el camino, p. 240). Contenida per-tinencia debe entenderse a partir de los versos anteriores: “pertenecer serenamente”, es decir, esperar, conteniéndose, a la exhortación; esta manera de pensar no conoce conceptos ni “intervenciones”, no conoce el conceptus que ya reinterpreta el õrismñw. Los griegos no conocían “conceptos”; pero con quien menos hacen migas el “pensamiento” moderno y sus “modelos” es con esta herejía. “Pensar contra uno mismo”, es decir, contra la primacía de la metafísica que, según Kant, forma parte de la “naturaleza del ser humano”.

“Contenida per-tinencia” en el sentido de preservar, cuidar: “per-tinencia” no una mera relación, sino más bien en el sentido de “respecto” (Acotaciones en el camino, pp. 213 y ss.).

En la “per-tinencia” habla el “dócil”.

“Desocultar la retención” sólo posible en el dejarse-decir que se contiene a sí mismo.

La “acción de gracias”; como rasgo fundamental de la poesía y del pensar, pero el pensar en cuanto pensar la ?l®yeia (Acotaciones en el camino, 272). El “otro in-icio” no es un segundo, es el primero y único, de otro modo.

Todo esto es quizás un intento titubeante de un pensamiento- que ha de venir “sobre pies de paloma” y por eso queda sin ser oído en el actual alboroto mundial.

Nos marchamos de Badenweiler al cabo de dos semanas, prefiriendo nuestro tranquilo retiro para la senectud. Cordiales saludos de nosotros.

Martin y Elfriede

Jean PalmierMartin Heidegger

Traducción Imago Agenda

Page 22: A Elisabeth Blochmann

 

Friburgo, 9 de mayo de 1972

Estimado señor Palmier:

 

Su profundo estudio sobre la perspectiva de la obra de Georg Trakl es una gran sorpresa y un hermoso regalo. Le agradezco cordialmente.

Lo que diferencia a este importante estudio es la gran objetividad de la presentación y del juicio crítico. Su trabajo está, según me parece, guiado por dos cuestiones. Una concierne a la relación entre poesía y pensamiento, la otra, según la fórmula de Marx y Heidegger, interroga la relación entre la determinación del hombre como ser social y la significación del ser del hombre a partir del Dasein -lo que en francés no puede ser traducido por ser-ahí, sino eventualmente por “ser-el-ahí”: so-portar (ausstehen) el claro (die Lichtung)-.

Con excepción del prefacio al volumen II de la edición histórica y crítica (p. 8) que menciona mi ensayo sobre Trakl, vuestro estudio es, por lo que sé, el primero que haya comprendido el sentido de mi reflexión. Seguramente es, como está mencionado al comienzo, deliberadamente parcial, pero en un sentido que autoriza la interrogación: ¿una obra de poesía (Dichtung) y en consecuencia toda gran obra de arte puede y debe ser explicada por la biografía o no es más bien la obra la que hace posible una interpretación de la biografía que tomara el buen camino?

Usted mismo aborda este tema al pasar y subraya con razón la trilogía de los poemas en prosa. (pp. 401 y ss.)

Page 23: A Elisabeth Blochmann

Tiene usted en su lengua una palabra de origen latino “transfiguración”. Hasta tanto llega cuanto comprendo de suprudente interpretación de la trilogía, su texto no hace aparecer si usted le asigna el rol determinante a la obra o a la biografía.

Cualquiera sea el caso, su estudio no aporta solamente para Francia algo nuevo, sino que plantea de manera general la cuestión que guía mis intentos de reflexión: ¿qué cosa tiene, en el orden de la precedencia, para la crítica literaria, un lugar determinante, la investigación (la búsqueda) o el reenvío al poema y a la escucha de la palabra poética?

Mi propia interpretación de Hölderlin, George, Rilke y Traki, no la caracterizaría como “metafisica” sino al contrario como referida a la Historia del Ser.

Sus observaciones críticas sobre mi interpretación que debía necesariamente, por diferentes consideraciones, permanecer incompleta, están muy justificadas sobre todo en cuanto a la figura del “Extranjero” y otras figuras.

Tal vez mis Aclaraciones sobre la poesía de Hölderlin le permitirán llevar más lejos su reflexión sobre las cuestiones que planteo con respecto a la poesía. Le hago enviar esta obra (cuarta edición aumentada) por la editorial Klostermann así como mi curso del año 1936 dedicado al ensayo de Schelling sobre la libertad humana (Niemeyer) donde está planteada la cuestión de la determinación metafísica del mal.

En las páginas 304 y 305, usted traduce de la manera habitual en Francia aunque no pertinente “das Sein zum Tode” por “Ser-para-la-muerte” cuando se trata de “ser-hacia-la-muerte”. La interpretación de la muerte en Sein und Zeit está orientada por la cuestión de la temporalidad (en tanto que portadora de futuro) del Dasein y únicamente orientada en este sentido, lo cual marca su límite, límite que es el de la finitud del Dasein e inclusive del ser como tal.

Dejaré de lado la cuestión: en qué medida mi definición de la poesía puede aplicarse a Rimbaud y a otros poetas, e igualmente lo que hay que comprender aquí por “aplicarse”. ¿Qué piensa usted de la definición de la poesía dada por Mallarmé en la carta del 27 de junio de 1884, un año antes de la composición de Nénuphar Blanc?

Yo mismo, fui tocado por primera vez por la poesía de Georg Trakl durante el verano de 1912, cuando siendo aún estudiante, leí en la sala de la biblioteca universitaria de Freiburg, los números de la revista Der Brenner.

Page 24: A Elisabeth Blochmann

Para la interpretación de la obra poética de Georg Trakl, se debería tomar en consideración el hecho de que, al comienzo de la primera edición completa de las obras de Trakl, Die Dichtungen, (1917) cuyo plan había discutido Trakl mismo con su editor y amigo Karl Röck, se encuentra el poema Verfall (Ruina)[i] que ya figura en la edición de los poemas de 1913, página 51.

Este poema piensa en los “destinos más claros” y esta reflexión se modula a partir de la tercera estrofa: “Entonces me hace temblar un soplo de ruina”. Lo que está nombrado aquí por así decirlo en una sucesión temporal, la poesía siguiente podrá decirlo en una transfiguración única en tanto que situación.

A diferencia de la falsa interpretación existencial y antropológica (en Camus especialmente), ampliamente difundida en Francia, usted interpreta de manera ontológica, en la dirección exacta, el Verfallen (S.u.Z. §35 s.)

Sería interesante seguir las reacciones suscitadas en Francia por su estudio.

Recuerdo todavía con placer su visita y le envío en mi nombre y el de mi esposa, mis saludos y mis mejores deseos para vuestro trabajo futuro.

Su Martin Heidegger

  

 

[i] Reproducimos a continuación el poema Verfallen extraídos de Georg Trakl, Obras Completas, Madrid, 1994. 

Ruina

¡Sopla un viento! Apagándose suenan las verdes luces - grande y oronda inunda la luna la sala honda donde ya las fiestas no resuenan. Sonríen suave los antepasados y lejanos - cayó su última sombra, sofoca el aire de pútrida escombra, donde circulan los cuervos callados. Perdido sentido de tiempos perdidos desde máscaras mira petrificadas, que de vacío y dolor desfiguradas 

Page 25: A Elisabeth Blochmann

su duelo van dejando entre olvidos. De hundidos jardines exhalaciones enfermizas la ruina tiernas rozan, como ecos de palabras que sollozantemblando sobre abiertos panteones. 

Roger MunierMartin Heidegger

 

Friburgo, 20 de noviembre de 1972

 

He aquí mi texto para Rimbaud viviente.

Usted sabe, por nuestras conversaciones, que no se trata de hacer su traducción literal; tendría un tono artificial en francés. Traduzca libremente según el sentido.

¿No se podría publicar el texto en las dos lenguas? No conozco la literatura sobre Rimbaud. Tal vez lo que hace al objeto de mi pregunta ya haya sido discutido por otros autores.

Page 26: A Elisabeth Blochmann

René Char, en su “Introducción” a la selección de las Obras de Arthur Rímbaud (1957) nos muestra el camino. En la visión que asume del todo de esta poesía, hace figurar; y con razón, entre las obras, las dos cartas del poeta de fecha 13 y 15 de mayo de 1871. En la del 15 de mayo Rimbaud mismo nos dice de qué manera un poeta permanece “vivo”: cuando los futuros poetas comienzan por el horizonte adonde él mismo llegó: “¡llega a lo desconocido!”.

¿Conocemos nosotros verdaderamente el horizonte que Rimbaud “vio”? Dudo en cuanto a la respuesta y me quedo en la pregunta. El poeta nos ayuda a plantearla más claramente con estas dos frases de la misma carta: “En Grecia... versos y liras dan el ritmo de la Acción.” “La poesía ya no marcará el ritmo de la acción ¡estará por delante!”

Sin embargo, por diversos motivos, la interpretación de las palabras subrayadas por Rimbaud quedará reducida, lo confieso, a conjeturas que tomaran la forma de preguntas.

“La Acción” con mayúscula ¿designa solamente el actuar operante del hombre, o lo real que así se produce en su conjunto? ¿Equivale este real al presente? ¿Qué quiere decir: la lengua de la poesía arrastra a lo real a su ritmo en el sentido de la medida armoniosa?

La poesía decididamente moderna, por el contrario, ya no debe quedar en eso, “estará por delante”. ¿Hay que entender este “por delante” de manera puramente temporal? ¿Debe la lengua de la poesía, al predecir, o sea siendo profética, pre-ver lo que viene, pero sin embargo, com poesía, hablar según el ritmo? ¿O este “adelante” no implica ninguna relación temporal? Al decir “estará por delante”, ¿le da Rimbaud a la poesía, una precedencia, antes de todo actuar y hacer del hombre?

¿Pero entonces qué ocurre con esta precedencia en el mundo moderno de la sociedad industrial? Con respecto a la misma ¿será un error la palabra de Rimbaud? A menos que las preguntas aquí formuladas den muestras de que la poesía “ha llegado ante lo desconocido” ¿Y esto precisamente ahora cuando lucha, casi sin esperanzas, por su precedencia?

Tal vez podamos, meditando la frase de Rimbaud, decir lo que sigue: la proximidad de aquello sin-acceso sigue siendo la región alcanzada por los pocos que se vuelven poetas, y que además no hacen más que mostrar. Pero esto, en un decir que nombra esta región ¿No debe ser esta nominación un llamado, que llama en dirección de la proximidad del lugar sin acceso y puede llamar así

Page 27: A Elisabeth Blochmann

porque ya tiene por “adelantado” la pertenencia a esta proximidad y del seno de esta pertenencia lleva el todo del mundo al ritmo de la lengua poética?

¿Pero qué quiere decir acá la palabra griega “ritmo”? Para entenderlo como conviene, ¿no habrá que volver a los griegos y meditar la palabra de un poeta de su época más lejana? Arquíloco (650 a.C.) dice:

 

gÛgvske d' oáow rnymòw

?nyrñouw¦xei

 

Conoce el ritmo

que posee a los hombres

 

“pero aprende a conocer qué tipo de relación llevan (los) hombres”

El rythmós experimentado originalmente a la manera griega ¿será la proximidad de lo sin-acceso y, en tanto esta región, la relación que lleva el hombre? ¿El decir del poeta que vendrá construirá apoyándose en esta relación, preparando así para el hombre la nueva estadía terrestre? ¿O bien la destrucción amenazante del lenguaje por la lingüística y la informática va a socavar, no solamente la precedencia de la poesía sino la poesía misma en su posibilidad?

Rimbaud permanece vivo si nos planteamos estas preguntas, si los poetas y los pensadores permanecen abiertos a la necesidad “de hacerse videntes para lo desconocido”. Pero este desconocido no puede ser nombrado (en el sentido indicado más arriba) más que siendo callado (Trakl). Sin embargo, solamente puede verdaderamente callarse aquél que está encargado de decir lo que muestra la vía y lo ha dicho, en efecto, por el poder de la palabra que le ha sido conferida. Este silencio es otra cosa que el simple mutismo. Su ya-no-hablar es un haber-dicho.

¿Entendemos con suficiente claridad, en lo Dicho de la poesía de Arthur Rimbaud, lo que ha callado? ¿Y vemos ya ahí el horizonte al que ha llegado?

Page 28: A Elisabeth Blochmann

Su Martin Heidegger