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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos aires Facultad de Ciencias Humanas Centro Educativo Digital Ciclo de Licenciatura en Ciencias de la Educación Enfoques y perspectivas en la enseñanza de la lectura y la escritura: una mirada desde el desarrollo curricular Tesista: María del Rosario Álvarez Directora de Tesis: Dra. Sonia Araujo Tandil, septiembre de 2019

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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos aires Facultad de Ciencias Humanas Centro Educativo Digital Ciclo de Licenciatura en Ciencias de la Educación

Enfoques y perspectivas en la enseñanza de la lectura y la escritura: una

mirada desde el desarrollo curricular

Tesista: María del Rosario Álvarez

Directora de Tesis: Dra. Sonia Araujo

Tandil, septiembre de 2019

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Contenido

Introducción ................................................................................................................................ 3

Marco conceptual ........................................................................................................................ 6

La institución escolar, su matriz formativa y el rol docente ......................................................... 6

Algunas conceptualizaciones en torno al currículum ................................................................... 8

El currículum y la acción docente.............................................................................................. 10

La problemática en torno a los métodos de enseñanza de la lectura y la escritura ...................... 14

Los métodos de marcha sintética ............................................................................................... 15

El método alfabético, de la letra literal o grafemático............................................................. 15

El método fonético ................................................................................................................ 17

Los métodos silábicos ............................................................................................................ 17

El método psicofonético ............................................................................................................ 18

Los métodos de marcha analítica ............................................................................................... 18

El método global ....................................................................................................................... 18

Una mirada a los últimos 35 años .............................................................................................. 21

La enseñanza de la lectura y la escritura como prácticas complejas ........................................... 25

La capacitación como necesaria pero insuficiente ...................................................................... 28

Marco metodológico ................................................................................................................. 35

Objetivos generales: .............................................................................................................. 39

Objetivos específicos: ............................................................................................................ 40

La propuesta del Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires ......................................... 41

La escuela y su rol frente al conocimiento y la cultura ........................................................... 41

Un diagnóstico de la realidad educativa ................................................................................. 41

La enseñanza y su centralidad ................................................................................................ 42

Los objetivos de la Escuela Primaria y su rol en la igualdad en la distribución del conocimiento

.............................................................................................................................................. 43

El aula como espacio habitado por la diversidad .................................................................... 44

La estructura curricular .......................................................................................................... 45

El enfoque acerca del área ..................................................................................................... 46

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2

El concepto de alfabetización ................................................................................................ 46

La enseñanza de las prácticas del lenguaje para Primer Ciclo................................................. 48

Lectura y adquisición del sistema de escritura........................................................................ 49

Escritura y adquisición del sistema de escritura ..................................................................... 51

La reflexión sobre el Lenguaje en el Primer Ciclo.................................................................. 55

Ortografía: práctica y reflexión .............................................................................................. 57

Análisis de datos: lo que cuentan las docentes ........................................................................... 59

Los primeros años de la educación primaria de las docentes: entre la exigencia y la contención

.............................................................................................................................................. 59

La formación docente ............................................................................................................ 60

Los modos de apropiación de las nuevas propuestas .............................................................. 61

Entre el fantasma de la tradición y la presencia de la prescripción ......................................... 63

Los métodos tradicionales y los contextos de pobreza ............................................................ 65

Lo que observamos en las aulas................................................................................................. 67

El dictado .............................................................................................................................. 67

La escritura por sí mismos ..................................................................................................... 68

La lectura por sí mismos ........................................................................................................ 69

Las actividades de los libros de texto ..................................................................................... 77

El uso de los cuadernos de clase ............................................................................................ 84

Reflexiones finales .................................................................................................................... 88

La propuesta del Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires ......................................... 88

Las marcas de la biografía escolar ............................................................................................. 91

La formación docente y la capacitación posterior ...................................................................... 91

Una permanente traducción entre lo conocido y lo nuevo: la persistencia de los esquemas ........ 92

Las propuestas áulicas observadas ............................................................................................. 93

Bibliografía citada ..................................................................................................................... 99

Bibliografía citada en el marco metodológico ...........................................................................100

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Introducción

En la medida en que el Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires se caracteriza, entre

otras particularidades, por su carácter prescriptivo, los docentes se encuentran movilizados a

recuperar sus lineamientos a la hora de planificar y poner en práctica las estrategias de enseñanza.

Partiendo de la idea de que la elaboración de la planificación como previsión de aquello que se

desarrollará en el aula, bajo la mediación y coordinación del docente, tiene como eje sustancial

una serie de toma de decisiones de carácter metodológico, la mirada de esta investigación se

orienta a comprender los factores que inciden de una u otra manera en dichas determinaciones.

Los fenómenos que se constituyen en centro de este trabajo son, por lo tanto, los procesos a partir

de los cuales los docentes toman sus decisiones a la hora de planificar y articular los métodos de

enseñanza, específicamente de la alfabetización en el primer año de la educación primaria.

La inquietud por esta temática surge a partir de los planteos hechos por los alumnos y las

alumnas del Profesorado de Educación Primaria en el ISFD N° 3 de la ciudad de Bahía Blanca,

en instancias de reflexión acerca de sus prácticas y residencias, mientras realizan el cursado de la

asignatura Pedagogía Crítica de las Diferencias, materia en la que soy profesora. En los

encuentros semanales con el alumnado, en los que se recuperan las experiencias vividas durante

las residencias a la luz de los conceptos teóricos que promueven la reflexión y el análisis de

dichas vivencias, surgen como inquietudes las tensiones que se suscitan con las docentes co-

formadoras, a la hora de planificar las intervenciones pedagógicas.

Es al llegar a la instancia de desarrollar sus intervenciones, planificando a la par de las

docentes co-formadoras, que los y las residentes describen prácticas sostenidas desde diferentes

enfoques metodológicos, fundamentadas algunas desde el saber experiencial del docente co-

formador, desde la propuesta del diseño curricular vigente, de diversidad de fuentes

bibliográficas e incluso de fuentes virtuales como páginas de internet.

En los años que llevo dictando la asignatura, una de las áreas en las que los y las residentes

más acusan dicha tensión entre “viejas y nuevas prácticas”, es en la enseñanza de la lectura y la

escritura, lo que nos llevó a preguntarnos sobre cómo se construyen las decisiones que se toman a

la hora de afrontar la enseñanza de esas prácticas del lenguaje. A partir de este trabajo buscamos

lograr una aproximación interpretativa acerca de los aspectos que hacen a la materialización del

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Diseño Curricular en el aula, a través del análisis de la puesta en práctica de las planificaciones

por parte de los docentes, procurando reconocer los aspectos diversos que se ponen en juego, que

suponemos provienen tanto de fuentes teóricas como prácticas o experienciales.

Nuestro interés se centra en reconocer los modos en que se realiza esta recuperación de aportes

metodológicos y el alcance de los mismos en la práctica cotidiana, así como en comprender la

influencia que tienen otros enfoques metodológicos provenientes de la formación inicial y de la

experiencia. Se plantean entonces como objetivos generales del presente trabajo, el comprender

el modo en que los docentes resuelven las tensiones entre su biografía escolar, el saber académico

y las demandas del Diseño Curricular en el proceso de planificación y desarrollo de sus prácticas

relacionadas con la enseñanza de la lectura y la escritura en el primer año del Nivel Primario y

caracterizar el saber elaborado por los docentes de escuelas de nivel primario en relación con

dichas prácticas del lenguaje.

Como objetivos específicos, proponemos el análisis de las posturas teóricas del Diseño

Curricular del Nivel Primario en su Primer Ciclo, específicamente en el área de las Prácticas del

Lenguaje de leer y escribir; describir las estrategias aplicadas en el primer año del Nivel Primario

en relación con la enseñanza de la lectura y la escritura; indagar sobre las justificaciones de los

docentes en la construcción de sus propuestas pedagógico didácticas; reconocer y distinguir en

las justificaciones los aspectos que provienen de la propia biografía escolar, de la formación

docente y del Diseño Curricular, y caracterizar el proceso de construcción del saber docente en

los procesos de enseñanza de la lectura y la escritura en el primer año de la escuela primaria.

Para dar un marco que nos permita ir entendiendo lo que sucede en el aula, el presente trabajo

se inicia con un recuento de los aspectos que caracterizan a la escuela como una institución fruto

de la modernidad, organizada en torno a una serie de cualidades que conformaron a la institución

en sus orígenes, y que aún hoy se sostienen como aspectos estructurantes de su funcionamiento.

Luego proponemos realizar un recorrido en torno al concepto de currículum como selección

cultural, que es traducido en las aulas a partir de una acción docente influenciada por múltiples

factores, entre los que poseen gran influencia la propia biografía del docente, en conjunción con

las condiciones en las que se ponen en acción las propuestas de enseñanza.

Describiremos posteriormente los diversos métodos para la enseñanza de la lectura y la

escritura, específicamente aquellos que han tenido, y tienen, alguna influencia en los modos de

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enseñar en nuestro país. Este recorrido será a su vez ampliado con una reflexión en torno a la

complejidad que implica la enseñanza de la lectura y la escritura, y los requerimientos para que la

capacitación de los docentes resulte significativa y promueva cambios en los modos de enseñar

las prácticas del lenguaje.

Luego de la fundamentación de nuestro enfoque metodológico, procederemos al análisis de las

fuentes primarias, centrándonos en la propuesta del Diseño Curricular para el Nivel Primario de

la Provincia de Buenos Aires (2008), de las entrevistas a las docentes, y de las situaciones de

enseñanza en las aulas, que nos brindarán los datos para elaborar las conclusiones.

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Marco conceptual

La institución escolar, su matriz formativa y el rol docente

En el proceso de toma de decisiones que cotidianamente lleva adelante el docente se

encuentra atravesado por múltiples factores que inciden en la selección y organización de los

modos de abordar la enseñanza. En el presente apartado pretendemos realizar una aproximación a

las características de la escuela primaria y su importancia en su papel de mediadora en el

encuentro de las jóvenes generaciones con la cultura letrada. Si bien su influencia ha sido muy

estudiada, a los fines de este trabajo se recuperan sus características como institución típica de la

modernidad, conformada por un conjunto de piezas que impusieron, en palabras de Pablo Pineau

(2001), nuevas reglas de juego.

Tal como lo proponemos al inicio del trabajo, el principal objetivo es indagar y comprender

acerca de los modos en que los docentes resuelven las tensiones que se suscitan a la hora de

definir metodológicamente su propuesta de enseñanza. Los docentes, actores esenciales en el

funcionamiento de las instituciones educativas, realizan su tarea en instituciones que creemos es

preciso contextualizar, para conocer las características que la marcaron en su origen, y que aún

influyen en su actualidad.

Si bien los contextos históricos cambiaron, el texto escolar ha permanecido invariable a pesar

de los cambios exteriores, en una naturalización del mismo que nos impide ver a la institución

escuela por fuera del fenómeno educativo, como una construcción históricamente determinada

por la modernidad. Pineau (2001), presenta a partir de esta idea, un abordaje de las piezas que la

han ido conformando, analizando sus particularidades e identificando los elementos que provocan

la ruptura en el devenir histórico-educativo, para luego reubicarla en el paisaje actual.

La escuela aparece así, como una institución que se impone a otras formas educativas presentes

al tiempo de su surgimiento y desarrollo, subordinando otras instancias formativas como las

laborales, religiosas y familiares, y convirtiéndose en sinónimo de educación. Mantiene su

“matriz eclesiástica”, heredando al modo de los monasterios, la cualidad de que todo lo que

sucede en su interior es potencialmente educativo, a la vez que se describe como un espacio

aislado del entorno, protector de un saber producido y conservado, con un carácter de templo. Se

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corresponde también a esta matriz eclesiástica el uso del tiempo, organizado de manera uniforme

para todo el sistema, ajeno a los tiempos de la vida de la comunidad.

El uso de los tiempos y los espacios, de modo diferente a cómo se usan en el exterior de la

escuela y la división de tiempos de trabajo y recreo, y de espacios de docentes y alumnos es otra

de sus características, sumada a las de ser un fenómeno colectivo destinado a una infancia

reconceptualizada. Completan estas cualidades generales la creación de dispositivos específicos

de disciplinamiento destinados a la producción de “cuerpos dóciles”, de los cuales destaca la

obligatoriedad escolar, especialmente para las clases bajas, como mecanismo de control social.

Las características que consideramos se ajustan al análisis que procuramos realizar en este

trabajo, tienen que ver con los modos de organización de la tarea educativa dentro del aula, y su

vinculación con el contexto institucional. Así, la escuela si sitúa como dependiendo de un sistema

mayor y organizada de modo horizontal y vertical con las otras instituciones. Recibe además

regulaciones del exterior, conjuntamente con lineamientos que surgen de su propia organización

y que hacen a un funcionamiento conjunto con el resto del sistema, en un vínculo no exento de

conflictividad.

Nos interesa recuperar la caracterización que Pineau (2001) hace de la aparición de la idea del

“método de enseñar” diferente del “método de saber”, a partir del nacimiento de la escuela. El

surgimiento de la pedagogía en el siglo XVII, y su reducción en los siglos XVIII y XIX a lo

escolar, anticipó lo que el autor menciona como “la reducción a lo curricular” en el siglo XX, en

un triunfo de la racionalidad técnica aplicada a la lógica educativa.

En relación a estos métodos de enseñar, es muy importante el surgimiento de la figura de los

funcionarios especializados dotados de tecnologías específicas, encarnados en los docentes,

quienes se definirán a partir de ese conocimiento particular.

Esta tenencia monopólica de los saberes específicos para comprender, controlar y disciplinar a los

alumnos-método correcto, tablas de calificación y clasificación, baterías de tests, aparatos

psicométricos, etcétera- otorgó identidad a los maestros y les permitió diferenciarse de otras figuras

sociales con las que se fundía en épocas anteriores, como el anciano, clérigo o sabio. (Pineau;

2001:34)

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La tarea docente gira en torno al currículum, que explicita el ordenamiento de los contenidos

que en primera instancia se realiza por fuera de la voluntad de sus agentes y receptores. Ese

currículo por su parte, “se genera descontextualizando los saberes de su universo de producción y

aplicación” (Pineau; 2001:38) y da lugar a un saber escolar moldeado y ajustado a las

condiciones en que se enseña y se aprende, y por los mecanismos de sanción y de evaluación de

su adquisición.

Por otra parte, la escuela genera la producción de una gama de materiales escritos que suelen

ser un género menor, centrado en el tratamiento de tópicos escolares, lo que aumentaría la

endogamia escolar y nos retrotraería a la matriz eclesiástica y a la regulación artificial explicada

al inicio. Este aspecto se vincula con las particulares características que asumen las propuestas

editoriales generadas para la acompañar la enseñanza de la lectura y la escritura.

Algunas conceptualizaciones en torno al currículum

A lo largo de este capítulo proponemos reconocer al currículum como una construcción

cultural, que establece los principios y lineamientos que orientan la acción educativa. A su vez,

definimos a la misma como a una praxis en la que juega un rol fundamental la actividad

pedagógica del profesor, conformada en función de los sedimentos que deja su formación, y de

los condicionantes propios de la vida en las instituciones educativas.

Partimos del concepto del currículum como construcción cultural elaborado a partir del

interjuego de diversos campos de poder, con un carácter histórico que adquiere sentidos en los

entornos en los que se desarrolla. El diseño curricular, que en nuestro país elabora cada

jurisdicción, en una contextualización de los lineamientos curriculares planteados por el nivel

nacional, resulta el punto de partida de la actividad del docente. El mismo se formula por fuera de

la voluntad de los agentes encargados de ponerlo en juego en la actividad diaria en el aula. Tal

como sostiene Alicia de Alba (2014)

Por currículum se entiende la síntesis de elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres,

creencias, hábitos) que conforman una propuesta político-educativa pensada e impulsada por

diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios. […] Propuesta

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conformada por aspectos estructurales-formales y procesales prácticos, así como por dimensiones

generales y particulares que interactúan en el devenir de los currícula en las instituciones

sociales educativas. Devenir curricular cuyo carácter es profundamente histórico y no mecánico y

lineal (p.57)

El currículum es expresión de lo que es considerado, en determinado momento histórico y

político, como socialmente significativo, y en su configuración influyen campos tan diversos

como el del Estado, el cultural y las exigencias del mercado.

Como punto de partida del desarrollo de la enseñanza en las instituciones educativas el

concepto de currículum es esencial para comprender la práctica educativa institucionalizada y las

funciones sociales de la escuela. Sin embargo, la mera enunciación de contenidos y orientaciones

didácticas no son suficientes para verlas reflejadas en las aulas. Gimeno Sacristán (1991), plantea

en su explicación la dificultad de su puesta en práctica, al afirmar:

Supone la concreción de los fines sociales y culturales, de socialización que se le asignan a la

educación escolarizada o de ayuda al desarrollo, de estímulo y escenario del mismo, el reflejo de un

modelo educativo determinado, por lo que necesariamente tiene que ser un tema controvertido e

ideologizado, de difícil plasmación en un modelo o proposición sencilla (p.15)

Profundizando esa idea, plantea al currículo como una práctica, expresión de la función

socializadora y cultural de la escuela, y reagrupa en torno a él una serie de subsistemas y

prácticas diversas entre las que se encuentra la práctica pedagógica institucionalizada que

llamamos enseñanza, la cual se expresa en comportamientos prácticos diversos. Gimeno

Sacristán (1991) sostiene: “Es una práctica en la que se establece un diálogo, por decirlo así,

entre agentes sociales, elementos técnicos, alumnos que reaccionan ante él, profesores que lo

modelan, etc.” (p. 16).

Esta mirada del currículum como una práctica nos pone a analizarlo basándonos en los

códigos y en las prácticas a través de los cuales cobran valor los contenidos, en el contexto en el

que se configura y a través del que se expresan en prácticas educativas y en resultados. La

escuela adopta una posición y una orientación selectiva ante la cultura, que se concreta en el

currículum que se transmite. “El valor de la escuela se manifiesta fundamentalmente por lo que

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hace al desarrollar un determinado currículum, independientemente de cualquier retórica y

declaración grandilocuente de finalidades”. (Gimeno Sacristán; 1991: 19)

El currículum se constituye una praxis, pues muchos tipos de acciones intervienen en su

configuración y el proceso se da en condiciones concretas que se desarrollan dentro de un mundo

de interacciones culturales y sociales. Esa concepción procesual del currículum implica que no

puede entenderse separado de las condiciones reales de su desarrollo, y requiere prestar atención

a las prácticas políticas y administrativas que se expresan en su devenir, a las condiciones

estructurales, organizativas, materiales, al profesorado, al bagaje de ideas y significados que le

dan forma en sucesivos pasos de transformación.

El currículum y la acción docente

El currículum se constituye en una práctica que se desarrolla a través de múltiples procesos,

y la actividad pedagógica del profesor es un elemento de primer orden en la concreción del

mismo. El currículum moldea a los docentes, pero es traducido en la práctica por ellos mismos.

Los documentos curriculares enuncian los lineamientos que orientan la práctica, explicitando

principios teóricos generales y orientaciones didácticas en torno a los cuales se organizarán los

propósitos y objetivos, contenidos, y los criterios de evaluación. Sin embargo, la influencia que

dichas sugerencias dejan en el hacer docente tendría que ver con los modos en que cada profesor

reconstruye dichos lineamientos.

Así, el currículum formal permitiría un control vago y abstracto de la práctica pedagógica

diaria, que llega a hacerse real en algunos aspectos parciales. En palabras de Perrenoud (2012)

La cultura que debe ser concretamente enseñada y evaluada en clase solo queda encauzada por el

currículum formal. Solo proporciona la trama a partir de la cual los maestros elaboran un tejido

compacto de nociones, esquemas, informaciones, métodos, códigos, reglas, que tratarán de inculcar.

Para pasar de la trama al tejido, el maestro lleva a cabo un trabajo permanente de reinvención,

explicitación, ilustración, reformulación y concreción del currículum formal (p. 92)

Alejándonos de miradas tecnicistas acerca de la acción docente, en las que el maestro se

constituye en un mero ejecutor de aquello que el currículum determina como contenido a enseñar,

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nuestra mirada acerca del docente se vincula más al de un actor cuyo rol se construye desde una

acción de mediación fuertemente afectada por un conjunto de aspectos que van desde su propia

biografía, las características del grupo de alumnos y el contexto social, político y cultural en el

que lleva adelante su tarea, entre otros. En palabras de Cristina Davini (2008), el docente lleva

adelante en su tarea de enseñanza una mediación social y pedagógica en torno a unos saberes

socialmente significativos, en un encuentro en el que se ponen en juego las particularidades de

los sujetos y del contexto en el que se encuentran.

Esta mediación se produce en un entorno que brinda un marco de acción, y se encuentra

definido por condiciones de carácter político, social, económico y cultural que guardan relación

con los aspectos estructurantes de la escuela recuperados a partir de las ideas de Pineau (2011) en

el apartado anterior, y que determinarán un margen de acción para los docentes. En palabras de

Gimeno Sacristán (1991):

La acción observable es fruto de la modelación que realizan los profesores dentro de marcos

institucionales de referencia, y sus posibilidades de elegir están prefiguradas dentro del marco en el

que actúan. El profesor no decide su acción en el vacío, sino en el contexto de la realidad de un

puesto de trabajo, en una institución que tiene normas de funcionamiento marcadas a veces por la

administración, por la política curricular, por los órganos de gobierno de la escuela o por la simple

tradición que se acepta sin discutir (p. 198).

En contra del discurso idealista acerca del rol del docente como autónomo, personal y

creativo, Gimeno Sacristán (1991) nos sitúa en un análisis de la práctica de la enseñanza desde

una perspectiva social. Así, la va a definir como una práctica institucionalizada, definida

históricamente por condicionamientos políticos, sociales, organizativos, una tradición de

desarrollo curricular, etc. El profesor no selecciona las condiciones en las que realizar su trabajo

y tampoco puede elegir, muchas veces cómo desarrollarlo.

Amplía a su vez las características de la profesión docente, al describir su ámbito de

decisiones como limitado por unas fuentes de conocimiento y una retórica profesional

influenciadas por la cultura dominante, no pudiéndose esperar de ellos críticas y respuestas muy

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provocativas, porque las condiciones materiales de su trabajo son más que decisivas a la hora de

determinar lo que hace a su propia retórica profesional.

A su vez, el profesor posee significados adquiridos explícitamente durante su formación y

también otros que son resultado de experiencias continuadas y difusas sobre los más variados

aspectos que podamos distinguir en un currículum: contenidos, destrezas, orientaciones

metodológicas, pautas de evaluación, etc. La interacción entre los significados y usos prácticos

del profesor (condicionados por su formación y experiencia que son las que guían la percepción

de la realidad), las condiciones de la práctica en la que ejerce y las nuevas ideas configuran un

campo-problema del que surgen soluciones o acciones del profesor

Así, Gimeno Sacristán (1991) sostiene:

Cualquier idea que pretenda implantarse en la práctica pasa por una personalización de la misma en

los profesores, por algún modo de introyección en sus esquemas de pensamiento y comportamiento

[…] En la asimilación de lo nuevo existe un proceso de adaptación interna cuyo resultado no es la

copia mimética de la idea sino una transacción entre los significados del profesor y los que le

sugiere la nueva propuesta (p. 212 y 213)

El papel del profesor puede situarse en tres niveles posibles, de acuerdo con el grado de

independencia profesional que se les confiere:

El nivel de imitación-mantenimiento: los profesores son seguidores de libros de texto, guías,

se confía en que tengan destrezas para desempeñar tareas a cumplimentar con arreglo a algún

patrón, sin que ellos deban cuestionar el material que utilizan. Un papel que sirve al

mantenimiento de la práctica establecida o a la implementación desde arriba de cualquier modelo.

En una segunda opción se ve al profesor como mediador en la adaptación de los materiales,

los currícula o las innovaciones a las condiciones concretas de la realidad en la que se ejerce.

En una tercera opción, se sitúa el profesor creativo-generador que, junto a sus compañeros,

piensa sobre lo que hace y trata de encontrar mejores soluciones, diagnostica los problemas y

formula hipótesis de trabajo que desarrolla posteriormente, elige sus materiales, diseña

experiencias, relaciona conocimientos diversos, etc.

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Cada docente desde su propia experiencia, va construyendo una epistemología propia, que

guía su accionar cotidiano a la hora de organizar la tarea de enseñanza, seleccionando y

organizando los elementos de la experiencia educativa a proponer. Para Gimeno Sacristán (1991)

esas perspectivas epistemológicas se refieren a concepciones globales, preferencias personales,

conjuntos complejos de argumentaciones no del todo coherentemente explicitadas ni ordenadas.

Será el currículum oculto de la formación de profesores y el adquirido por experiencia previa

los únicos elementos responsables de su bagaje en este componente de la formación profesional.

Es en este punto donde podrían encontrarse las diversas maneras en que cada docente interpreta y

pone en acción la propuesta curricular.

La calidad de la experiencia cultural que tienen los profesores va dejando un sedimento en

ellos a lo largo de su formación, siendo la base de la valoración que harán del saber y de las

actitudes, la ciencia, el conocer y la cultura. Esas serían las perspectivas que pondrá en acción

cuando él tenga que enseñarlo o guiar a los alumnos para que lo aprendan.

La acción de la enseñanza en las aulas no es un puro fluir espontáneo, sino algo regulado por

patrones metodológicos implícitos en las tareas que se practican. Su dinamismo está

condicionado por el orden interno de la actividad, aunque las interacciones particulares que se

den en el transcurso de las mismas son impredecibles. Las tareas tienen una estructura, es decir

son prácticas configuradas por un diseño interno de alguna forma; prácticas que se han generado

como patrones de comportamiento en los profesores, elaboradas por alguno en concreto,

diseñadas por colectivos docentes, aprendidas de otros, reproducidas de los libros de texto y guías

de los profesores, etc.

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La problemática en torno a los métodos de enseñanza de la lectura y la escritura

En este capítulo se pretende realizar una comparación entre los principales métodos de

enseñanza de la lectura y la escritura a partir de los cuales se propuso tradicionalmente la

enseñanza, previo a la revisión crítica de estas posturas. Es nuestra intención recuperar

brevemente los contextos históricos en los que surgieron y sus principales características,

conscientes de su influencia en la formación de los docentes que forman parte de nuestra

investigación. A su vez, creemos que contribuirá a la interpretación de lo que se realiza en las

aulas bajo el supuesto de la presencia y convivencia de diversidad de prácticas de enseñanza.

Berta P. de Braslavsky (2014) plantea la descripción de los métodos de enseñanza de la lectura

en forma de querella, caracterizando la oposición entre dos grandes tendencias y estilos de

enseñanza. Entre quienes los han estudiado y aplicado se generó un debate que aún se sostiene en

el tiempo, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo, vinculado a la orientación general de

cada sistema educativo y a los conceptos que presiden la psicología educacional que los inspira.

La autora sostiene que, en nuestro país, puede afirmarse que dejando de lado ciertas discusiones

fundamentales referidas a la política educacional y sobre programas

(…) la inquietud más aguda, desde el punto de vista de la técnica profesional de los maestros

primarios, ha estado determinada por la decisión entre dos métodos para enseñar a leer en primer

grado inferior: el que habitualmente se llama “fonético” (…), y el tan popularizado método

“global”. (p.34)

En su obra “La querella de los métodos de la enseñanza de la lectura” se explican ambos tipos

de métodos, considerando que cada uno responde a las direcciones psicológicas dominantes en la

época de su aparición y desarrollo y a las interpretaciones del proceso del aprendizaje. Toma

como punto de partida la clasificación propuesta por J. Guillaume a fines del siglo XIX de

“métodos de marcha sintética” y “métodos de marcha analítica”.

Hoy en día las discusiones en torno a la metodología se han desarrollado en todo el mundo, y

aún no se logran acuerdos sobre la superioridad de uno sobre otro. Entre otras, Braslavsky (2014)

menciona las que efectuó Gates en 1928, determinando la superioridad del método global en lo

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que refiere a la comprensión, aunque en oposición a estos resultados, Moshen y Newark no

corroboran dichas conclusiones y no encuentran ninguna superioridad de un método sobre otro.

Braslavsky (2014) recupera los aportes de TH. Simon, quien hacia 1924 afirmaba que no

existían más que dos métodos de lectura. Tal como explica la autora:

Ambos tratan de hacer comprender al niño que existe cierta correspondencia entre los signos de la

lengua escrita y los sonidos de la lengua hablada; pero, para ello, uno de esos métodos comienza por el

estudio de los signos o por el de los sonidos elementales, y el otro busca por el contrario obtener el

mismo resultado colocando de repente al niño pequeño frente a nuestro lenguaje escrito. (p. 44)

El primero es conocido como método sintético, por el trabajo psicológico que conlleva el acto

de lectura. Cuando el niño aprendió a leer cada signo, debe condensar esas diferentes lecturas en

una lectura única que es diferente para cada agrupamiento particular. El otro método parte de los

agrupamientos mismos, de las palabras. Se lo denomina de ese modo por el procedimiento que el

niño realizará para comprender a partir del todo, las denominaciones de sus partes y la sonoridad

de sus sílabas. La misma manera de proceder se designará como “método global”, que implica

poner al niño frente a frases o palabras tal como nosotros las leemos.

En su artículo de la Revista Lectura y vida llamado “El método: ¿Panacea, negación o

pedagogía? Braslavsky (1995), plantea que ya en Comenio se presenta la primera divergencia que

siglos más tarde daría lugar a la clasificación de los métodos. En su Didáctica Magna, Comenio

propiciaba la enseñanza de la lectura por el método alfabético, mientras que en Orbis Pictus

propone el antecedente del método que enseña a partir de palabras y frases.

La autora realiza una descripción de cada uno de los métodos, explicando su origen, evolución

y fundamentos psicológicos subyacentes.

Los métodos de marcha sintética

El método alfabético, de la letra literal o grafemático

Si bien en la escritura con jeroglíficos el primer método empleado para leer podría haber sido

el global, ya que sólo podrían ser leídos mediante el reconocimiento total de sus dibujos, los

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inventores de la escritura alfabética debieron partir del sonido de la palabra para descomponerla

en sílabas y en fonemas y darles una representación simbólica.

El origen del método alfabético se recoge en etapas avanzadas de las civilizaciones griega y

romana, que plantearon, en el caso de la primera, el aprendizaje de los nombres de las letras, su

forma, su valor, luego las sílabas y sus modificaciones y después las palabras. Los romanos

agregan al método el juego con letras de marfil y la ejercitación de la escritura mediante un

estilete que debía pasarse por las letras ahuecadas en una tabla.

Se describe este proceso de aprendizaje del alfabeto como tortuoso, por el esfuerzo que

implicaba el aprendizaje de las letras y todas sus combinaciones antes de formar las palabras, con

el factor negativo de que las palabras se enseñaban, en las escuelas de Occidente, en la lengua

latina, lo que hacía más difícil llegar al significado de lo escrito. Añade a este modo de aprender

el recurso del deletreo, al cual se introdujeron algunas renovaciones que consistían en

procedimientos mnemotécnicos, silabarios y jeroglíficos para memorizar los nombres. A

comienzos del siglo XVIII se desaconseja su uso.

Braslavsky (2014) explica que estos procedimientos se pusieron en práctica en el Río de la

Plata durante la época colonial, con la edición de cartillas con letras y caracteres, que se aplicaron

luego de la Revolución de Mayo en las “escuelas de la patria”, junto al método monitoreal o de

Bell y Lancaster. En sí no consistió en un método, sino en tentativas cuyo resultado fue un proto-

método, que

…no tuvieron relación alguna con las necesidades psicológicas del niño ni con ninguna otra

condición de la didáctica, aunque se les puede conceder una mayor sensibilidad por el interés del

niño en su encomiable propósito de disminuir la tortura del aprendizaje. (Braslavsky; 2014:49)

Sarmiento, sostiene la autora, si bien criticó en un momento el uso los carteles porque

implicaban extensísimas combinaciones de sílabas para memorizar, valoró la utilidad de los

silabarios, porque la “cantinela” permitía el placer por el juego verbal que señalan varios autores

contemporáneos. Para Sarmiento, el método que creía superior era el fonético.

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17

El método fonético

La autora aclara que los partidarios del método global, especialmente cuando defienden el

carácter ideovisual del mismo, suelen atribuir al método fonético defectos que en realidad son del

alfabético. Critican el uso que el fonético hace del sentido del oído, que para ellos corrompe la

lectura de la “idea”. Ambos son de marcha sintética, pero mientras el fonético parte de los

elementos simples de los sonidos de las letras, el alfabético parte de los elementos simples de las

letras, llamándose también “literal”, “de la letra” y “grafemático”

Si bien, aclara Braslavsky, según William S. Gray el método fónico ha sido usado hace

centenares de años, la historia presenta referencias de una aparición más reciente de la enseñanza

de la lectura partiendo del sonido, para luego enseñar el signo y por último el nombre de la letra.

En una primera etapa de su aplicación se comenzaba por enseñar la forma y el sonido de las

vocales y luego las consonantes.

Primero se combinaban entre sí las vocales, por ejemplo: ai, ie, ua, aio, aia, aie; luego se enseñaban

las combinaciones con una consonante, por ejemplo: li, lu, lui, ali, ala, lila, etc. Así se combinaban

palabras, frases y oraciones, las cuales llenaban dos o tres cartillas de ejercicios que los niños

debían aprender antes de pasar a la lectura propiamente dicha. (Braslavsky; 2014: 51).

Las ventajas de este método consistían, para la autora, en que era un método lógico, que se

puede graduar y que le ahorra esfuerzos al niño para aprenderlo y al docente para enseñarlo. Se le

consideran a su vez algunas dificultades: a) la pronunciación de las consonantes aisladas, en

cuanto a la forma de emitir el sonido de las mismas, ya que al intentar pronunciar separadamente

una consonante se le agregan otros sonidos que luego entorpecen la lectura de las palabras; b) la

falta de interés que ofrece, unido a sus excesos de mecanicismo, pues la repetición de sonidos sin

sentido afectaba la capacidad para comprender lo que se lee.

Los métodos silábicos

Estos métodos usan como unidades claves las sílabas que después se combinan en palabras y

frases. Tiende a resolver la dificultad que crea la inexactitud de la pronunciación de las

consonantes aisladas. Comúnmente se enseñan primero las vocales con ayuda de ilustraciones y

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palabras. Luego se hacen ejercicios para componer cada vocal con las diversas consonantes. “Así

se pueden combinar, por ejemplo, “ca”, de cama con “sa” de sapo para formar la palabra “casa”

El método psicofonético

La autora plantea que en este método las sílabas se enseñan comparando palabras. Estas

estructuras se presentan gradualmente según un orden sistemático, y resulta en un método

ubicado en el medio entre el de la palabra y otro que tiene algunas características del fonético y el

alfabético.

Si bien insiste en la superioridad del método fonético sobre el alfabético, acepta que ambos

adolecen de defectos en sus fundamentos psicológicos, al desconocer la teoría del aprendizaje en

general y el proceso de adquisición de la lectura en particular. Parte de esto, lo atribuye al hecho

de que tanto la psicología de la infancia como los mecanismos que se ponen en juego al leer no

eran problemáticas planteadas en los tiempos del surgimiento de estos métodos.

Los métodos de marcha sintética, afirma Braslavsky (2014), no eran ajenos a las concepciones

psicológicas de su tiempo, y respondían al concepto precientífico del atomismo, para el cual los

conocimientos comienzan por sensaciones elementales.

Poco a poco, ellas se reúnen en la percepción y luego, sin saber certeramente de qué modo, vuelven

a asociarse en otras zonas superiores de una inteligencia aparentemente preexistente que produce la

unidad final de algo que parece reproducir aquello que se trata de conocer. (p. 54 y 55).

Es cuando el atomismo decae bajo la influencia de concepciones que defienden el punto de

vista opuesto, que caen estos métodos. En todos los casos mencionados la comprensión se veía

dificultada, por lo que se recurrió a abordar la lectura a partir de unidades significativas de la

lengua.

Los métodos de marcha analítica

El método global

Estos métodos parten de la lectura de la frase o de la palabra y a veces llegan al

reconocimiento de sus elementos, la sílaba o la letra. Se halla vinculado al nombre del creador,

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entre otros, de la Nueva Educación, al médico, psicólogo y pedagogo belga Ovide Decroly. Estos

métodos surgieron con la necesidad de considerar la motivación natural de los alumnos,

centrándose en sus intereses, implementando el juego y utilizando dibujos e ilustraciones.

Con antecedentes en la obra de Comenio, en Francia en la obra de Nicolás Adam y en Jacotot,

en Alemania con la teoría de la Gestalt y en Estados Unidos con la escuela de Winetka, en el Río

de la Plata la influencia se sintió en algunas primeras iniciativas en Uruguay y en la obra de

Sarmiento, aunque de manera indirecta por medio de los maestros que contrató.

En una primera etapa se enseñó mediante palabras enteras, considerando que la palabra es una

idea que no admite la vivisección. Este método presentó dificultades para aplicarse a palabras y

textos desconocidos. Como primera reacción apareció el método analítico sintético de la palabra

generadora, que resolvió algunas dificultades del anterior, pero controló el vocabulario en

función de las letras que se proponía enseñar, cayendo en la monotonía y perjudicando la

motivación.

Buscando enfatizar la comprensión se comenzaron a considerar contextos con mayor

significado, como la frase y la oración, conservando el primero algunos defectos del método de

las palabras enteras, pero interesándose por la experiencia del alumno y su lenguaje cotidiano.

En la Argentina, Braslavsky (2014) plantea que se llevaron adelante algunas interpretaciones

del método que se difundieron a lo largo del siglo XX. Entre ellos destaca la técnica del método

según Dezeo y Muñoz, para quienes la enseñanza tiene lugar en dos etapas, con mayor

intervención del maestro en la primera y una intervención más reducida en la segunda:

a) La primera etapa dura aproximadamente doce semanas y tiene como principal

objetivo el de lograr que el niño se inicie en la escritura, procurando que comprenda que

se puede expresar por escrito lo que se dice oralmente. Afirma que, además del dibujo y la

copia, esta primera etapa comprende clases de lectura mental. En el primer día se

propone a un niño hacer un dibujo en el pizarrón, mientras el resto lo copia en el papel.

En el segundo día la maestra pregunta al autor de un dibujo y propone escribir debajo lo

que es, pidiéndole al curso que lo copie como si fuera parte del dibujo, recordando que la

palabra es una unidad y no admite descomposición y sin corregir la falta de letras, sino de

formas. Al tercer día la maestra presenta un friso con figuras y frases que los niños

comienzan a designar espontáneamente. Al tratar determinados temas como “Mi escuela”

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20

la maestra escribirá, por ejemplo, “mi escuela es linda” y los niños lo copiarán junto al

dibujo, sin promoverse nunca la descomposición en palabras o letras. El quinto día, al

entrar la maestra presenta un cartel de “buenos días, niños” y les explica a los niños que

cuando lo vean deben contestar el saludo. Lo mismo hará con un cartel de “hasta mañana”

y con las diferentes temáticas a tratar en la semana, de modo de que los niños asocien la

idea de varias palabras y frases a diferentes cosas y a algunos hechos de su experiencia.

En la segunda semana el niño se encontrará con los nombres propios, que asociarán a las

personas relacionadas. En la tercera semana el niño habría adquirido numerosos hábitos,

se habría adaptado al ambiente escolar y ganado entusiasmo por el dibujo y la escritura y

reconocerá otras órdenes no siempre por lo escrito, sino a veces por el color de la

cartulina, su forma y color. Al final de la cuarta semana el lenguaje gráfico consta de unas

cien palabras y pueden responder por escrito a preguntas variadas e interpretar órdenes

leídas mentalmente. A partir de la quinta lección se incorporan recortes de diarios,

cuentos y canto. Al final del tercer mes de clase los niños completan sus dibujos con

frases que ellos mismos redactan.

b) La segunda etapa tiene como rasgo fundamental la proscripción del dibujo como

intermediario de la lectura mental y el inicio al conocimiento sistemático de las palabras

mediante el diccionario que el mismo niño confecciona. Así, realiza composiciones

utilizando el lenguaje escrito para exteriorizar su pensamiento, corrigiéndose cuando relee

su trabajo y perfeccionando su lenguaje.

Los autores consideran que las dos etapas descriptas resuelven las exigencias del aprendizaje

del lenguaje gráfico que se da en tres tiempos: 1) de la aprehensión total; 2) de la primera

discriminación; 3) mezcla de la aprehensión o de la percepción y de la discriminación.

En el primer tiempo el niño reconoce la palabra por un rasgo único, pudiendo acertar o

equivocarse, en el segundo momento el niño reconoce algunas palabras en la frase y dentro de la

palabra algunos rasgos, realizando discriminaciones no impuestas por el docente y por fin, en el

tercer tiempo el niño advierte que a distintos signos unidos corresponden a figuras iguales y con

las que puede comenzar a escribir y leer palabras no aprendidas. Dezeo y Muñoz dicen que este

proceso es de “pura intuición”

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Otra de las propuestas centradas en el método global, plantea Braslavsky, lo propone Ramón

González, en su libro La práctica del método global, desarrollándolo en tres etapas. La primera

es una ejercitación mediante carteles con frases impresas acompañados de un dibujo. La segunda

desarrolla sistemáticamente la enseñanza del idioma sobre frases y oraciones tipo y en la tercera

etapa se pide a los niños que formen palabras parecidas a las que aprendieron anteriormente.

Pensando en los fundamentos de cada uno de estos tipos de métodos, los de la primera

clasificación carecían de fundamentos explícitos. Según plantea Braslavsky (1995), las

concepciones dominantes del empirismo sostenían que los procesos mentales conducían las

impresiones visuales desde la recepción hasta la elaboración en imágenes pasivas y reflejadas de

la lectura. Estos métodos parten de elementos no significativos que no reconocen conocimientos

ni experiencias anteriores.

Ya en el segundo tipo de métodos, con la psicología ocupándose deliberadamente de la lectura

se da un análisis de los procesos cognitivos que se desarrollan en la misma y que no

desarrollaremos en este trabajo. Si recuperamos la idea de que las experiencias que suelen

proponerse buscan movilizar la organización de esquemas previos, estimulando la anticipación

mediante actividades que preparan para la comprensión.

Una mirada a los últimos 35 años

Otra forma de abordar los diversos enfoques estudiados sobre la enseñanza de la lectura y la

escritura, es presentada por la autora Mirta Castedo (2010), quien realiza una recopilación de las

principales tendencias desarrolladas sobre la alfabetización inicial. Así, en este estado de

situación, plantea las siguientes tendencias y sus principales aportes presentados finalizando la

primera década del siglo XXI.

El primer enfoque presentado es el del lenguaje integral (Whole Languaje), al que describe

como un movimiento educativo y una perspectiva teórica que enraizó su influencia en América

Latina. Castedo expone el aporte de Kenneth Goodman, que reconoce como un gran progreso en

la comprensión del proceso de lectura el reconocerlo como una construcción del sentido de lo

escrito, en el que se utilizan claves de tres niveles de lenguaje: grafofónicas, lexicogramaticales y

semántico-pragmáticas, “y ponen en juego las estrategias de predicción e inferencia, tomando

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22

muestras y seleccionando las claves más útiles del texto, además de autocorregirse cuando es

necesario” (p. 37)

Dentro de un segundo enfoque centrado en la investigación psicolingüística, Castedo (2010)

recupera los aportes de Jesús Alegría, para quien “aprender a leer es crear un mecanismo capaz

de identificar eficazmente todas las palabras escritas que el lector conoce oralmente” (p. 39). La

lectura se trataría de un proceso complejo de elaboración que depende de características de la

palabra como su frecuencia, longitud, estructura ortográfica, vecinos semánticos, fonológicos,

etc. El autor recupera un concepto que se menciona en algunos documentos destinados a la

actualización del diseño curricular del nivel primario implementado en el año 2017 en la

Provincia de Buenos Aires, que es el de “conciencia fonológica”.

La misma se define como “la habilidad que permite realizar operaciones que implican el

manejo voluntario de las unidades fonológicas que forman las palabras” (p. 39). El desarrollo de

la misma, o de las habilidades metafonológicas permitirían el análisis de la estructura fonológica

de las palabras y con ello un mejor aprendizaje de la lectura y la escritura.

En una tercera perspectiva se encuentra el constructivismo, en torno a los aportes de la

investigación psicogenética planteada por Emilia Ferreiro y Cecilia Zamudio. Ferreiro, junto con

Ana Teberosky, sostendrán desde esta postura que los niños “descubren principios generales que

corresponden a cualquier sistema de escritura antes de descubrir las especificidades del modo

alfabético de representación” (p. 43). Consideran su posicionamiento una lucha contra las

corrientes que veían en el niño sólo un aparato fonatorio, uno auditivo y las correspondientes

asociaciones óculo-motrices que obligaron a los niños a realizar ejercicios escolares de

reproducción o copia, y a la repetición de sílabas y sonidos aislados.

Se oponen claramente a la idea de “conciencia fonológica” a la cual consideran reduccionista

tanto del sujeto del aprendizaje como del objeto del aprendizaje, limitando la escritura a un

código de correspondencias grafo-fónicas, y no como un objeto sociocultural. Zamudio por su

parte valora los aportes de la teoría psicogenética de la escritura, porque permitió entender la

manera en que los niños adquieren la lengua escrita, liberándola de su condición especular, y

haciendo de ella un objeto digno de estudio en sí mismo.

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Esta evaluación de los diversos métodos en la enseñanza de la lectoescritura coincide con la

que plantean Kaufman, Castedo, Teruggi y Molinari (2015), quienes citan a H. Sinclair que

señala:

(…) los métodos empíricos, en los que el sujeto debe aceptar la existencia de un vínculo entre los

hechos debido a que se les impone dicho lazo, no arrojan progreso alguno; este se logra cuando el

propio sujeto descubre la relación existente entre los hechos” (p. 20)

Los métodos tradicionales de alfabetización, a partir de la verbalización y la mostración

reiterada de la relación entre la escritura alfabética y los aspectos sonoros del habla, parten del

supuesto de que dicha relación puede enseñarse. Sin embargo, numerosas investigaciones han

puesto de manifiesto que esta relación se descubre y construye en virtud de los problemas que la

propia escritura plantea y que deben ser resueltos por los actores del aprendizaje.

Puestos a analizar a la escritura en la escuela, Ana María Finocchio (2014), sostiene que es

preciso explorar diferentes dimensiones de la cultura escolar en torno a la enseñanza de la

escritura, ya que la escuela se conforma como el espacio social destinado a su apropiación. Los

componentes de la cultura escolar, se articulan con las líneas pedagógicas que arribaron a la

escuela:

(…) por un lado, a través de la formación de los maestros y de los documentos curriculares

orientadores de las planificaciones de clase, en tanto instrumentos de las políticas educativas de

cada época, y, por otro, de los libros de texto que respondían a las prescripciones vigentes. (p. 65)

Además, si bien las líneas pedagógicas se presentan históricamente de modo sucesivo, se

da una coexistencia, debido a la resistencia que la escuela ofrece frente a los cambios

impulsados por las reformas o los cambios curriculares. En nuestro país, entre 1920 y 1970

convivieron dos enfoques relativos a la enseñanza de la escritura: una pedagogía tradicional,

conservadora, relacionada con el modelo retórico que trasladaba la secuencia de etapas de la

enseñanza de la oratoria a la elaboración de escritos, y una pedagogía de la libre expresión,

vinculada a la Escuela Nueva, centrada en el proceso de creación y de manifestación de la

subjetividad.

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Para Finocchio (2014), la convivencia de ambos enfoques generó una oscilación en torno a los

sentidos dados al enseñar y aprender a escribir esa tensión coexiste en la escuela debido a la

resistencia ya mencionada, y a la capacidad que tiene la escuela de generar una cultura específica

particular.

En términos genéricos, según los lineamientos de la pedagogía tradicional, se promovía que los

alumnos manejaran las figuras retóricas, conocieran la gramática y la normativa, se apropiaran de

los contenidos curriculares y de la moral vigente. […] De acuerdo con la pedagogía de la libre

expresión, en cambio, se promovía que los alumnos recuperaran la libertad creadora a través de la

exploración de la subjetividad en el uso del lenguaje coloquial, conocieran las reglas de los géneros

más adecuados para la expresión creativa (el diálogo, la carta, el diario personal) e hicieran circular

las producciones entre pares y por toda la escuela (p. 66)

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25

La enseñanza de la lectura y la escritura como prácticas complejas

En la actividad diaria en las escuelas, se experimenta cotidianamente el peso de la tradición y

es común la sensación al entrar en las instituciones escolares, de que sus prácticas no han

cambiado demasiado con los años. A la hora de pensar en las propuestas didácticas para la

enseñanza de la lectura y la escritura, también se evidencia una tensión entre las prácticas

tradicionales y las miradas orientadas a lograr una comprensión de la lengua escrita más allá del

descifrado. Delia Lerner, en su texto “Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo

necesario”, del año 2012, plantea que

Enseñar a leer y escribir es un desafío que trasciende ampliamente la alfabetización en

sentido estricto. El desafío que hoy enfrenta la escuela es el de incorporar a todos los

alumnos a la cultura de lo escrito, es el de lograr que todos sus ex alumnos lleguen a ser

miembros plenos de la comunidad de lectores y escritores (p. 25)

Este desafío de transformar la enseñanza de la lectura y la escritura, formando practicantes de

esas prácticas y no sólo sujetos que puedan descifrar el sistema de escritura, formando lectores

que sepan elegir el escrito adecuado para buscar la solución a los problemas que debe enfrentar,

seres críticos capaces de leer entre líneas, etc. significa para Lerner (2012) abandonar las

actividades mecánicas y desprovistas de sentido “que llevan a los niños a alejarse de la lectura

por considerarla una mera obligación escolar” (p. 40)

Sin embargo, el peso de las tradiciones dentro de las instituciones escolares, genera una fuerte

resistencia a los cambios, lo que queda evidenciado en el hecho de que son ideas educativas que

se están planteando desde hace más de un siglo, y que sin embargo sólo han logrado experiencias

restringidas a nivel escolar, sin modificar el sistema escolar global. Toda nueva propuesta corre el

riesgo de ser asumida como simple novedad, pese a que la perspectiva planteada marca una clara

continuidad con posiciones didácticas anteriores que conjugan elementos “viejos” con nuevos

posicionamientos.

Lerner (2012) sostiene que los cambios tienen sentido cuando forman parte de la historia del

conocimiento pedagógico, retomando y superando lo anteriormente producido. Sin embargo, las

innovaciones que suponen un progreso respecto a la práctica educativa vigente, tienen serias

dificultades para instalarse en el sistema escolar, y solo van adquiriendo fuerza en realidad

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26

pequeñas innovaciones que alimentan la ilusión de que algo ha cambiado, sin afectar lo esencial

del funcionamiento didáctico. Se refiere así a un innovacionismo, en relación con el avance del

conocimiento científico, y cita a Chevallard (1982) señalando:

(…) la ausencia de una historia científica en el dominio de la educación deja libre curso a todas las

pretensiones (…) inversamente, el peso de la obsesión innovadora en las conciencias y en las

prácticas impide que se constituya el hecho educativo en objeto de un saber progresivo” (p. 44).

Se genera así un círculo vicioso, pues la ausencia de historia científica hace posible el

innovacionismo, y el innovacionismo obstaculiza la construcción de una historia científica.

Tanto la reproducción acrítica de la tradición como la adopción acrítica de modas, son dos

riesgos constantes para la educación, y obstáculos fuertes para la producción de verdaderos

cambios. Además, si estos cambios profundos se refieren a la enseñanza de la lectura y la

escritura, la resistencia del sistema escolar se agiganta, pues no sólo se está cuestionando el

núcleo de la práctica didáctica, sino la forma en que la escuela ha concebido tradicionalmente su

misión alfabetizadora.

Para lograr este propósito, es preciso reconceptualizar el objeto de enseñanza teniendo en

cuenta las prácticas sociales de lectura y escritura, y generar una escuela que funcione como una

microcomunidad de lectores y escritores. A la hora de plantear las reales características de la

tarea, Lerner (2012) la plantea como difícil para la escuela. Sostiene que antes de formular

soluciones desplegando lo posible, es preciso enunciar y analizar las dificultades. Desarrolla así

las razones por las que la tarea es difícil, especialmente centradas en las particulares

características de las prácticas del lenguaje y su enseñanza.

La escolarización de las prácticas de lectura y escritura plantea arduos problemas, porque

presentan rasgos que obstaculizan su escolarización. Son totalidades indisociables que ofrecen

resistencia al análisis y a la programación secuencial, al aparecer como quehaceres aprendidos

por participación en las actividades de otros lectores y escritores, que implican conocimientos

implícitos y privados. Por su parte, se trata de prácticas sociales que en cierta medida siguen

siendo patrimonio de ciertos grupos sociales más que de otros, lo que supone enfrentar y

encontrar caminos para resolver “la tensión existente en la institución escolar entre la tendencia al

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27

cambio y la tendencia a la conservación, entre la función explícita de democratizar el

conocimiento y la función implícita de reproducir el orden social establecido” (Lerner, 2012, p.

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Otra de las problemáticas que plantea es que los propósitos que se persiguen en la escuela al

leer y escribir son diferentes de los que orientan la lectura y la escritura fuera de ella. Esto puede

llevar a la situación paradójica, sostiene la autora, de que, si la escuela enseña a leer y escribir

con el único propósito de que los alumnos aprendan a hacerlo, ellos no aprenderán para cumplir

otras finalidades; si la escuela abandona los propósitos didácticos y asume los de la práctica

social, estará abandonando al mismo tiempo su función enseñante.

Por otra parte, la distribución de los contenidos en el tiempo puede conducir a parcelar el

objeto de enseñanza. En el caso de la lengua esta parcelación ha sido flagrante: en el primer año

de escolaridad, dominar el “código” y sólo en el segundo, “comprender y producir textos breves y

sencillos”. Tal organización del tiempo de la enseñanza entraría en contradicción con el tiempo

de aprendizaje, porque éste supone aproximaciones simultáneas al objeto de conocimiento,

coordinaciones y reorganizaciones cognitivas que resignifican en forma retroactiva las

interpretaciones atribuidas a los contenidos, y con la naturaleza de las prácticas de lectura y

escritura porque estas son totalidades indisociables que se resisten al parcelamiento y la

secuenciación.

Otra tensión que describe, se da entre la necesidad de la institución de enseñar y de controlar

el aprendizaje, que lleva a poner en primer plano los aspectos más accesibles a la evaluación. El

conflicto de intereses se da entre la enseñanza y el control: “si se pone en primer plano la

enseñanza, hay que renunciar a controlarlo todo; si se pone en primer plano el control de los

aprendizajes, hay que renunciar a enseñar aspectos esenciales de las prácticas de lectura y

escritura” (Lerner, 2012, p. 31)

Por último, se encuentra la tensión que genera la manera en que se distribuyen los derechos y

obligaciones entre el maestro y los alumnos, ya que determina cuáles son los conocimientos y

estrategias que lo niños tienen o no oportunidad de ejercer, y, por tanto, cuáles podrán o no

aprender.

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28

La capacitación como necesaria pero insuficiente

Frente a las problemáticas planteadas, se evidencia como necesario hacer el esfuerzo de

conciliar las necesidades inherentes a la institución escolar con el propósito educativo de formar

lectores y escritores, generando condiciones didácticas que permitan poner en escena una versión

escolar de la lectura y la escritura más próxima a la versión social de esas prácticas.

De este modo, se busca combatir la discriminación desde el interior de la escuela, para lograr

la alfabetización de todos los alumnos y asegurar la oportunidad a todos de apropiarse de la

lectura y la escritura como herramientas para el progreso cognoscitivo y personal. Lerner (2012)

sostiene que de este modo:

(…) se abrirá el camino para que este conocimiento deje de ser “patrimonio exclusivo de algunos

privilegiados que tienen la oportunidad de adquirirlo fuera de la escuela, mientras otros continúan

creyendo lo que la presentación escolar de la escritura puede llevar a creer: que es posible producir

un texto cuando comienza la hora de clase y terminarlo cuando suena el timbre. (p. 41)

Para superar las problemáticas planteadas, especialmente la necesidad de vincular la lectura y

la escritura que se desarrolla en la escuela con lo que sucede fuera de la escuela, es preciso pensar

la enseñanza de otro modo.

Propone a partir de esto, que para posibilitar la escolarización de las prácticas sociales de

lectura y escritura, para que los docentes puedan programar la enseñanza, un paso importante a

nivel diseño curricular es explicitar entre los aspectos implícitos en las prácticas, aquellos que

resultan hoy accesibles gracias a los estudios sociolingüísticos, psicolingüísticos, antropológicos

e históricos, formulando como contenidos de la enseñanza no sólo los saberes lingüísticos sino

también los quehaceres del lector y del escritor: anticipar el sentido del texto que se está leyendo,

verificarlo recurriendo a la información visual, discutir interpretaciones sobre lo leído,

compararlo con otras obras, recomendar libros, contrastar información de diferentes fuentes sobre

un tema de interés, seguir a un autor, compartir la lectura con otros, leer textos difíciles, tomar

notas, etc., muchos de los cuales se corresponden con los contenidos propuestos en el diseño

curricular vigente en nuestra provincia.

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29

Propone a su vez la organización de la enseñanza a través de proyectos de producción-

interpretación, de modo que todos los integrantes de la clase orienten sus acciones hacia el

cumplimiento de una finalidad compartida: grabar un cassette de poemas, hacer una emisión

radial, etc., orientando la tarea hacia un objetivo valioso y realizable a corto plazo. Esto evitaría

la parcelación que desvirtuaría la naturaleza de las prácticas de lectura y escritura, permitiendo

que los alumnos reconstruyan su sentido.

Deben articularse muchas temporalidades diferentes: actividades que se desarrollan durante un

cuatrimestre o un año, situaciones puntuales que se desarrollan en un tiempo muy breve,

secuencias de situaciones de lectura extendidas durante unas semanas, etc. La idea es entrecruzar

diferentes temporalidades para permitir a los alumnos realizar simultáneamente diferentes

aproximaciones a las prácticas.

Lerner (2012) sostiene también que la necesidad de actualización en el caso de los docentes

latinoamericanos es muy grande, debido al cambio radical de perspectiva que ha tenido lugar en

relación con la alfabetización en los últimos 30 años, la función social del docente en

desvalorización creciente, el difícil acceso a libros y revistas especializadas, y la falta de espacios

para los maestros destinados a discutir sobre su tarea.

Por su parte, afirma, las mismas instancias de capacitación suelen tener poco impacto en los

docentes, debido a que la escuela estampa su marca indeleble sobre todo lo que ocurre en ella,

vinculándolo a mecanismos inherentes a la institución escolar que operan al margen o incluso en

contra de la voluntad consciente de los docentes. Resultará entonces imprescindible, estudiar las

condiciones institucionales para el cambio, definiendo cuáles son los aspectos de las nuevas

propuestas que tienen más posibilidades de ser acogidas en la escuela y cuáles requieren la

construcción de esquemas previos para poder ser asimilados.

La escuela y sus modos de enseñanza se encuentran, según Chevallard citado por Lerner

(2012), en una situación verdaderamente precientífica.

El sistema de enseñanza sigue siendo el terreno privilegiado de todos los voluntarismos- de los

cuales es quizá el último refugio. Hoy más que ayer, debe soportar el peso de todas las expectativas,

de los fantasmas, de las exigencias de toda una sociedad para la cual la educación es el último

portador de ilusiones. (p. 48)

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Por ello, sostiene que además de continuar con los esfuerzos de capacitación, será necesario

estudiar los mecanismos o fenómenos que se dan en la escuela e impiden que todos los niños se

apropien de esas prácticas sociales que son la lectura y la escritura.

Un aporte interesante nos brinda Irene Laxalt (2014) en su trabajo de investigación para su

tesis de maestría denominada “Prácticas de enseñanza y prácticas de lectura y escritura de

docentes en servicio. Aportes para la formación”, en el que elabora conclusiones en torno de la

formación continua de docentes en didáctica de la lectura y la escritura. En el mismo busca

conceptualizar qué dispositivos son más adecuados para generar aprendizajes en esta área de

conocimiento, qué condiciones ayudan a los docentes a avanzar en sus conceptualizaciones, y qué

efectos son posibles de producir en las prácticas de enseñanza, analizando lo que efectivamente

ocurre en procesos de formación reales, con maestros reales.

En dicho trabajo, recupera las ideas de Lerner, Stella y Torres (2009), cuando afirman la

importancia de estudiar los procesos formativos para:

Comprender mejor cómo se entablan las complejas relaciones entre enseñanza y aprendizaje- entre

la concepción didáctica que se plantea y las ideas sostenidas por los maestros […], para identificar y

analizar las diversas estrategias que las formadoras ponen en acción en diferentes situaciones y los

efectos que parecen producir en los aprendizajes, para identificar los avances que se producen en el

curso del proceso y también los obstáculos que es necesario superar (Laxalt; 2014:3)

El problema de estudio de esta investigación propone analizar las mutuas relaciones que se

establecen entre las prácticas de lectura y escritura de los maestros y las prácticas de enseñanza

del mismo saber, en procesos de formación continua de docentes. Se indagan así las relaciones

que los docentes consideran que existen entre las propias prácticas de lectura y escritura y las

prácticas de enseñanza cuando el objeto de enseñanza son las prácticas del lenguaje.

Se focaliza en el lugar que ocupan las prácticas de lectura y escritura de los propios docentes

para generar transformaciones en las prácticas de enseñanza, describiendo las relaciones que los

participantes establecen entre situaciones de la capacitación que tenían como propósito trabajar

sobre el eje de las propias prácticas de lectura y de escritura y las transformaciones en sus

prácticas de enseñanza.

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Al plantear los modelos de formación docente continua en la Didáctica de la Lectura y la

Escritura, Laxalt (2014) cita a Uri Ruiz-Bikandi y Ana Camps (2007), para quienes las

características de los procesos formativos dirigidos a los profesionales de la enseñanza “están

determinados por las concepciones de quienes los diseñan, tanto en relación con la actividad de

enseñar, como sobre el modo en que los profesores aprenden y transforman su trabajo.” (p. 2).

Así explica que los enfoques poseen claras diferencias en sus concepciones: los enfoques

centrados en los resultados de la formación desde el punto de vista conductista, los enfoques

centrados en el sujeto desde la visión cognitivista, la corriente del “pensamiento del profesor”, los

enfoques centrados en la actividad social y en la interacción (perspectiva situacionista y

ergonomía francesa).

La autora señala, además, que algunos de los conocimientos producidos por estos enfoques

han sido utilizados en el desarrollo profesional, aunque sostiene que no existe un acuerdo en el

modo en que debe realizarse la tarea de formar a los docentes en su práctica de enseñanza.

En la actualidad, afirma, “contamos con un conjunto de principios sobre la formación docente

continua en la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura que han sido construidos

sobre la experiencia de diversos programas desarrollados en diferentes países latinoamericanos”

(p. 6).

En su trabajo de investigación Laxalt recupera los aportes de Lerner, Stella y Torres (2009),

que enuncian los supuestos que comparten dichos proyectos En una breve síntesis, los modelos

más productivos de formación continua serían aquellos que se desarrollan durante períodos más

prolongados e incluyen acompañamiento de la tarea en el aula. Además, los proyectos de

capacitación que toman como eje los conocimientos didácticos tendrían posibilidades de incidir

en la transformación de las prácticas.

En otro de los supuestos las autoras valoran la discusión con los maestros de los registros de

clases en las que se enseñan diferentes aspectos de las prácticas de lectura y de escritura como

una herramienta esencial para comunicar conocimientos didácticos propios del área. Lerner,

Stella y Torres (como se citó en Laxalt, 2014) sostienen que:

Las situaciones cuyo análisis resulta más fértil al inicio del proceso formativo son aquellas que

permiten redefinir el objeto de enseñanza, aproximarse a la concepción de los alumnos como

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sujetos productores de conocimiento y comenzar a entender sus conceptualizaciones, así como

reflexiona r sobre las condiciones e intervenciones didácticas que parecen favorecer el aprendizaje.

A partir de estas situaciones, es posible ir construyendo conocimientos didácticos que permitirán

luego analizar la propia práctica desde una nueva perspectiva. (p. 6).

De estos principios les interesan dos: la discusión sobre cuáles son los contenidos que deben

ocupar un lugar preponderante en procesos de formación permanente en lectura y escritura y, en

segundo lugar, en aquellas situaciones que se sabe que producen aprendizajes fundamentales en

los maestros tanto en su forma como en su contenido.

Laxalt (2014) explica que la selección de los contenidos que se comunican en un proceso de

formación está en relación con los propósitos formativos, la concepción sobre el objeto de

enseñanza, la manera de concebir el aprendizaje de quienes participan en él, la manera de

concebir la forma en que se construye el conocimiento didáctico y, por ende, de la relación entre

la didáctica de la lectura y la escritura y las ciencias de referencia. Es por ello, afirma, que los

diferentes procesos de formación desarrollados en nuestro país, difieren en cuanto a la

delimitación de cuáles son los contenidos fundamentales que es necesario enseñar y aprender en

contextos de formación de maestros en enseñanza de la lectura y la escritura.

Recupera a la autora Mirta Castedo (2007), quien realiza una tipificación de los modelos

vigentes según los tipos de contenidos que involucran. Castedo sostiene que se encuentran, por

un lado, aquellos modelos que toman como objeto de formación la práctica de la enseñanza, que

incluyen formas muy diferentes de encarar la formación: perspectivas que prescriben “buenas

prácticas” y proporcionan rápidamente orientaciones, reglas e instrucciones acerca de cómo

actuar, y modelos que se apoyan en los procesos de reflexión de los mismos docentes sin

intervención de prescripciones externas. Laxalt (2014) recupera las conclusiones de Castedo,

quien sostiene que en ninguno de los dos casos la preocupación por la práctica de la enseñanza

está vinculada a la comunicación de los conocimientos didácticos que generarían autonomía en

las decisiones de los docentes.

Otro grupo lo conformarían los modelos que se centran en la actualización de conocimientos

de las disciplinas de referencia. Aquí Castedo, recuperada por Laxalt (2014), ubica a aquellos que

dieron preeminencia a las disciplinas de referencia sobre el sujeto de aprendizaje como sobre el

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objeto de enseñanza. Estos modelos compartirían la idea de que los campos de las Ciencias del

Lenguaje o de la Psicolingüística forman parte de los saberes necesarios de la formación en

servicio y que a partir de estos saberes disciplinares los docentes podrían diseñar sus propias

prácticas construyendo el saber de cómo enseñar.

Laxalt también recupera en su tesis los aportes de Lerner (2001b, 1994), Nemirovsky

(2001) y Castedo (2007), que comparten un enfoque que da centralidad al conocimiento

didáctico en la formación de docentes en servicio. Las autoras citadas definen al

conocimiento didáctico como

[…] un conjunto organizado de respuestas validadas en el aula ante problemas como:

la progresión de saberes y conocimientos que se decide presentar a los niños.

el diseño de ciertas situaciones para comunicar estos saberes y conocimientos.

los tipos de intervenciones que el docente puede desplegar durante el desarrollo de la situación,

especialmente, ante los errores de los alumnos.

la forma más adecuada para organizar la clase y distribuir roles en cada situación de lectura y

escritura

la construcción de indicadores para analizar el avance de la situación y de los alumnos […]

(Como se citó en Laxalt, 2014, p 8)

Laxalt (2014) plantea la convicción de que los conocimientos más relevantes para los

maestros son aquellos que contribuyen a resolver los problemas que enfrentan día a día en el aula,

vinculados a la enseñanza o el aprendizaje de contenidos determinados. Recupera a Castedo

(2007), quien plantea tres rasgos del conocimiento didáctico esenciales en la formación docente:

1. El conocimiento didáctico es el producto del estudio sistemático de las interacciones entre los

alumnos, el docente y el objeto de saber […]. Este conocimiento no se construye por fuera de la

clase ni se limita a coleccionar descripciones de clases únicas e irrepetibles, sino que se ocupa de

discernir entre lo contingente y lo reproducible de las situaciones, sin perder de vista las complejas

variables definidas por los contextos.

2. El conocimiento así sistematizado no se refiere a las situaciones de enseñanza en general, sino

a situaciones específicas con potencialidad para comunicar conocimientos también específicos […]

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3. El conocimiento didáctico tiene un propósito micropolítico en tanto se preocupa por encontrar

las formas de comunicación que aseguren que la mayor cantidad de alumnos acceda al poder de la

palabra dicha y escrita (Como se citó en Laxalt,2014, p. 8)

Este conocimiento didáctico es el que permitiría a los docentes resolver los problemas que se

presentan en el aula cuando hay que enseñar un problema específico y no resultaría de la

derivación simple y directa de orientaciones didácticas a partir de los estudios psicológicos o

lingüísticos, ni de la reflexión “vacía” sobre la propia práctica de la enseñanza.

Afirma, además, que postular la centralidad del conocimiento didáctico no implica para esta

posición desechar otros tipos de conocimientos que deben estar presentes en un proceso de

formación, tal como son los de las ciencias de referencia o la reflexión sobre las prácticas de

lectura y escritura.

Ya abocados a caracterizar el saber elaborado por los docentes, nos interesa a su vez recuperar

la relación entre permanencia e innovación en relación con el currículum escolar, desde el punto

de vista de Diana Gonçalvez Vidal (2009). La autora recupera estudios en torno a la permanencia

de elementos estructurantes que caracterizan la organización de lo escolar, y trazan las marcas de

lo que Guy Vincent, Bernardo Lahire y Daniel Thin han denominado como “forma escolar”, que

David Tyack y Larry Cuban (1999) llamaron “gramática escolar” y que Julia y Chervel

plantearon como “cultura escolar”.

Lejos de concebir una idea estática y reproductiva de lo que sucede en la escuela, la autora

recupera en especial a Chervel y Julia que abogan por la capacidad de la escuela de producir una

cultura específica y original. Tal como afirma Gonçalvez Vidal (2009)

La perspectiva de Julia combina la atención a las normas y a los intereses por las prácticas,

intentando percibir cómo profesores y alumnos traducen las reglas en haceres, expurgan directrices

que consideran inadecuadas y seleccionan unos dispositivos en detrimento de otros, en una

verdadera elección y reconversión de aquello que les es propuesto. (p.8)

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Marco metodológico

El presente trabajo sostiene un enfoque cualitativo, que, basado en un proceso de inducción,

busca partir de la perspectiva de los actores insertos en un escenario específico. Se trataría de una

investigación de tipo interpretativa, que busca conocer en profundidad los modos en que se

realiza la planificación y puesta en práctica de la enseñanza de la lectura y escritura por parte de

las docentes que forman parte del estudio. La misma se encuentra organizada con un diseño

flexible que permita un análisis profundo de la realidad inserta en un contexto a partir de la

observación y del análisis de la narrativa de los protagonistas.

Como punto de partida en la definición del posicionamiento que asumimos a nivel

metodológico, surge la afirmación fundamental de que todo conocimiento científico surge y se

desarrolla a partir del encuentro entre los hechos de la realidad y las teorías que permiten

construirlos y comprenderlos. Tal como afirma Samaja (1991)

(…) el conocimiento científico se desarrolla como un movimiento de "ir y venir" entre la

experiencia y la teoría. La explicación o comprensión científica es la operación que resulta de ese

movimiento. Se trata de un movimiento de mediación: mediación de la experiencia por la teoría y

de la teoría por la experiencia. (p. 147).

Este estudio se centra en una mirada microsociológica, en el cómo los docentes en situación

llevan adelante sus prácticas de enseñanza. Si bien la mirada se centrará sobre los modos en que

los docentes se apropian y construyen los modos de planificar y poner en juego su práctica, no

puede dejarse de lado el aspecto macrosocial, teniendo en cuenta que los lineamientos

curriculares, en su carácter prescriptivo y paradigmático, marcan una tendencia determinada en

niveles macropolíticos, inspirados en los requerimientos de la sociedad a la escuela. Tal como

sostiene Sautu (2005)

El objeto de la investigación microsociológica es estudiar procesos individuales y de la interacción

social: analizando su organización social como un orden de fenómenos diferente del orden social y

la estructura social. Esto significa abstraer y recortar la realidad de las relaciones sociales, de los

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vínculos de las personas con su entorno físico y social, sus acciones y desempeños en sus

posiciones o inserciones sociales, sus orientaciones, valores y creencias hacia el medio y sí mismos,

así como de sus interpretaciones cotidianas de sus experiencias (p. 77)

El enfoque cualitativo que sostenemos en el presente trabajo parte de la idea de la unidad de la

realidad y de sostener la fidelidad a la perspectiva de los actores involucrados. La inmersión en el

aula desde la mirada de las docentes, se completa con el análisis de la narrativa de los

protagonistas y con observaciones en campo, en un intento de llevar adelante una investigación

basada en situaciones reales y cotidianas. La escuela, y específicamente el aula con su trama de

relaciones y construcción de significados es el lugar donde las ideas planteadas en los Diseños

Curriculares se hacen realidad y asumen las formas que las interacciones entre múltiples factores

permiten. Conocer los modos en que las docentes recuperan, reorganizan y deciden a la hora de

enseñar sólo puede hacerse, creemos, desde dentro del aula. A la pregunta de qué temas nos

demandan la búsqueda de una respuesta holística que respete la perspectiva de los propios

actores, Sautu (2005) responde haciendo referencia a aquellos a los que se dirige esta

investigación:

Aquellos estudios que traten con colectivos (como es el aula, la escuela) y de los que sea necesario

conocer cómo funciona el conjunto, los estudios en los cuales se intenta describir o explicar un

proceso, donde la generación, emergencia y cambio sean aspectos centrales para la comprensión del

tema a investigar; los estudios en los cuales el “lenguaje” sea una parte constitutiva central del

objeto; y los análisis donde la interacción mutua entre actores, la construcción de significados y el

contexto en el que actúan forme parte del tema a investigar. Totalidad tiempo, lenguaje,

interacción, interconexión. Son ideas propias de las metodologías cualitativas. (p.32)

La propuesta metodológica se encuentra orientada a realizar una indagación en el interior de

las aulas de primer grado de la escuela n° 36, en el barrio Villa Nocito de Bahía Blanca y del

primer grado de la escuela n° 9, del barrio Tiro Federal de la misma ciudad. Para la observación

del contexto y de las situaciones de enseñanza se realizaron observaciones en campo y la

observación de situaciones de clase, con toma de notas de campo destinadas a registrar las

interacciones y las actividades asentadas en los cuadernos de clase.

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La idea de la exploración surge de asumir a la práctica educativa “no como una práctica

mecánica o instrumental sino como un evento pleno de significados que se conforman en la

interacción” (Carr, 1995). Como la realidad es pensada como subjetiva y múltiple, con un

investigador inmerso en el contexto a conocer, consideramos que esa práctica es preciso

conocerla desde dentro, tanto desde la observación directa de lo que se lleva adelante en las aulas,

como desde la indagación de las razones de docentes a la hora de tomar decisiones.

Escuchar, observar, describir y vivenciar la realidad áulica sólo puede lograrse a través de una

inmersión que permita formar parte de las experiencias concretas de enseñanza. Quizás intentar

comprender los modos en que las docentes logran articular la multiplicidad de factores que

inciden en su toma de decisiones es entrar en el terreno para leer y descifrar los sentidos

construidos, y eso es lo que nos proponemos en esta investigación.

Además, proponemos un análisis de fuentes primarias. En primera instancia realizamos un

pasaje por las principales características del enfoque propuesto por el Diseño Curricular vigente,

en cuanto al área de las prácticas del lenguaje. El mismo está orientado a comprender la

propuesta en términos metodológicos. Por otro lado, durante la observación en campo se realizará

un análisis de los cuadernos de clase, para recopilar información acerca de los mismos como

soporte gráfico y como base de las tareas escolares.

En relación a las situaciones de enseñanza y aprendizaje observadas, la idea es analizarlas en

función de las propuestas que hace el Diseño Curricular vigente, pero también intentar descubrir

qué otras referencias metodológicas se hacen presentes en estas observaciones. Para ello,

elaboramos una síntesis de criterios que surgen del Diseño Curricular, en base a un principio

general que el documento enuncia, y según las principales actividades propuestas por el mismo

para la enseñanza de la lectura y la escritura.

Para lograr una triangulación que permita un acercamiento a la realidad desde varios puntos de

vista, se propone a su vez, la indagación a través de entrevistas acerca de sus experiencias en la

actividad de enseñanza, especialmente en el momento en que comenzaron a ejercer su profesión

como docentes noveles, haciendo referencia a las fuentes que inspiraron su estilo de

planificación, ya los modos en que lo hacen en la actualidad.

Las entrevistas a las docentes de los cursos a observar giran en torno a las siguientes

cuestiones:

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¿Dónde y en qué años realizó su formación docente? ¿Qué diseños curriculares se encontraban

en vigencia en el momento de su formación inicial? ¿Qué conocimiento posee de la propuesta del

Diseño Curricular para el Nivel Primario vigente en relación a la alfabetización? De no haberse

formado en el Diseño actual, ¿qué otra instancia de capacitación realizó para conocerlo? ¿A qué

fuentes suele recurrir para organizar sus propuestas didácticas vinculadas a la alfabetización?

(carpetas didácticas, libros de lectura, revistas y publicaciones, libros sobre la didáctica del área y

el nivel, páginas y blogs de internet) ¿En qué cree que puede influenciar sobre su propuesta

didáctica su propia experiencia como alumna? ¿En qué aspectos cree que influye su experiencia

como alumna del nivel primario?

La pregunta principal que intentaremos responder en este trabajo es: ¿Cómo resuelven los

docentes las tensiones entre su saber académico y práctico y las demandas del Diseño Curricular

en el proceso de planificación y desarrollo de sus prácticas relacionadas con la alfabetización en

el primer año del nivel primario?

En estrecha relación con esta pregunta, se plantean las siguientes:

¿Cuáles son las características de la propuesta del Diseño Curricular para el Nivel Primario en la

provincia de Buenos Aires y qué estrategias propone para la enseñanza de la lectura y la

escritura?

¿Cuáles son los principales enfoques acerca de la enseñanza de la lectura y la escritura que se

pusieron en práctica en nuestro país?

¿Qué aspectos se tienen en cuenta a la hora de planificar las intervenciones didácticas?

¿Cuáles son las estrategias puestas en juego en los dos primeros años del Nivel Primario en

relación con la enseñanza de la lectura y la escritura, tanto en la planificación como en la

práctica?

¿Qué teorías o enfoques ponen en juego los docentes en la enseñanza de la lectura y la escritura

en la escuela primaria?

¿Qué papel juegan los libros de texto, las publicaciones que circulan para el nivel y la propuesta

del Diseño Curricular en la organización de las actividades?

¿Qué otras fuentes son usadas por las docentes a la hora de planificar?

Cabe en este punto la aclaración de algunas dificultades que surgieron a la hora de realizar las

observaciones en las instituciones. El acceso a las mismas fue quizás lo más sencillo, siendo

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aceptados en dos de las escuelas solicitadas, de un grupo de cuatro. Sin embargo, si bien los

períodos de observación fueron pensados para abarcar varios meses en cada escuela, en algunas

ocasiones debimos suspender el ingreso a las mismas por razones de diversa índole: medidas de

fuerza de docentes y auxiliares, situaciones de enfermedad de las docentes, la suspensión de

clases por medidas de profilaxis frente a una invasión de roedores en una de las escuelas, entre

algunas de las causas. A esto debe sumarse la brevedad de los períodos que nos brindaron para

observar la enseñanza de la lectura y la escritura (dos horas por semana en cada escuela), y el

hecho de que dichos momentos se encontraron mezclados con otras actividades propias de la

rutina escolar (desayuno y recreos).

Los criterios para seleccionar las escuelas en las que realizar el trabajo de campo, se vinculan

con la inquietud inicial de esta investigación, inspirada en los relatos de los alumnos y las

alumnas del profesorado de Nivel Primario que realizan sus residencias en escuelas de gestión

pública, ubicadas generalmente en la periferia de la ciudad, y que, o se encuentran inmersas en

contextos de carencia económica, o reciben su población de barrios alejados pero fuertemente

afectados por la pobreza.

Para la realización del presente estudio se realizaron observaciones a lo largo de cuatro

semanas en cada una de las escuelas. Se nos asignaron días y horarios específicos en que las

docentes consideraron que abordarían la enseñanza de las prácticas del lenguaje, y en total se

lograron observar cuatro clases de dos horas de duración en cada una de las escuelas.

Los objetivos de la investigación planteados fueron los siguientes:

Objetivos generales:

Comprender el modo como los docentes resuelven las tensiones entre su biografía escolar, el

saber académico y las demandas del diseño curricular en el proceso de planificación y desarrollo

de sus prácticas relacionadas con la enseñanza de la lectura y la escritura en los primeros años del

nivel primario

Caracterizar el saber elaborado por los docentes de escuelas de nivel primario en contextos de

pobreza cuando se proponen la enseñanza de la lectura y la escritura.

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Objetivos específicos:

Analizar las posturas teóricas del Diseño Curricular del Nivel Primario en su Primer Ciclo, en el

área Prácticas del Lenguaje.

Describir las estrategias aplicadas en el primer año del nivel primario en relación con la

enseñanza de la lectura y la escritura.

Indagar sobre las justificaciones de las docentes en la construcción de sus propuestas pedagógico

didácticas.

Reconocer y distinguir en las justificaciones los aspectos que provienen de la propia biografía

escolar, de la formación docente y del diseño curricular.

Caracterizar el proceso de construcción del saber docente en los procesos de enseñanza de la

lectura y la escritura en el primer año de la escuela primaria.

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La propuesta del Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires

En este capítulo proponemos realizar un análisis del Diseño Curricular vigente desde 2008

para la Educación Primaria, específicamente lo vinculado al área de las Prácticas del Lenguaje.

Nos centraremos en describir en una primera instancia las principales concepciones que se

desarrollan en el Marco General para la Educación Primaria, y luego la propuesta específica para

la enseñanza de la lectura y la escritura, con el fin de que nos sirva como orientación para el

posterior análisis de las situaciones de enseñanza observadas en el aula.

La escuela y su rol frente al conocimiento y la cultura

La escuela se define como la institución responsable de promover el acercamiento de los

niños/as a porciones de la cultura y la ciencia, asumiendo al conocimiento científico y el saber

cultural como construcciones colectivas. En concordancia con el concepto de currículum como

síntesis cultural construida a partir de negociaciones entre sectores de la sociedad, este

documento curricular expresa que “los conocimientos a los que los alumnos/as deben

progresivamente acceder han sido producto de intercambios, debates, discusiones,

transformaciones, abandonos y errores, revisiones y acuerdos entre personas de una misma época

y lugar, o de espacios y tiempos diferentes”. (DGC y E; 2008: 15).

Esta concepción de la cultura como construcción colectiva tiene para la propuesta de la

Provincia de Buenos Aires un fuerte impacto en la escuela, al permitir considerar también al

grupo de alumnos como una comunidad de producción y transformación de conocimientos. Esta

mirada acerca de los estudiantes, se vincula directamente con el modo de abordar la enseñanza de

la lectura y la escritura, que detallaremos más adelante.

Un diagnóstico de la realidad educativa

Como un punto de partida que intenta explicar la desigualdad en el acceso a la cultura, en el

documento se plantea que años de crisis económica han afectado a varias generaciones con

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pobreza y desocupación, lo que habría afectado la posibilidad de construir las rutinas propias del

mundo del trabajo, y con ello mantener la cotidiana asistencia a la escuela.

Afirma además la necesidad de partir de la consideración del estado actual de la educación

primaria a la que diagnostica desde la calidad del aprendizaje: “gran cantidad de niños/as no

logran alfabetizarse hacia el final del primer ciclo o lo hacen de manera tan deficiente que la

misma institución escolar no los considera en condiciones de promover a cuarto año” (2008: 17).

Reconoce que, en muchas escuelas, especialmente del conurbano bonaerense, se daría una falta

de continuidad semanal del trabajo escolar. Lo mismo sucedería en las escuelas rurales e isleñas,

por otras razones, climáticas o estacionales. La escuela, plantea el documento, debería anticipar la

disposición institucional para instalar la continuidad de la enseñanza.

En un contexto de proliferación de la injusticia social, el documento curricular considera

que las múltiples problemáticas de carácter educativo “se interpretaron muchas veces en clave de

causales externas inexorables, generándose procesos de vaciamiento de sentido de las prácticas y

procesos educativos” (p. 16). Las causales de los mismos se encuentran para este documento en

un proceso de diferenciación educativa generado a partir de un paralelismo entre las condiciones

materiales y las educativas, como si las primeras fueran limitantes al acceso de los bienes

simbólicos de la cultura. Las consecuencias, dice, fueron desiguales trayectorias educativas y,

para muchos chicos, la pérdida del sentido sobre lo que significa ir a la escuela. Para los

maestros, por su parte, se generaron múltiples interrogantes y dificultades a la hora de enseñar.

La enseñanza y su centralidad

El Diseño Curricular propone organizar las situaciones de enseñanza de manera colectiva, lo

que permitiría la interrelación permanente entre lo grupal y lo individual en la vida del aula. Las

interacciones, para esta propuesta, promueven avances en los conocimientos y permiten

descentrarse de las propias ideas y apropiarse de las ideas y conocimientos de sus compañeros.

Sostiene que el trabajo colectivo no se opone a la producción y responsabilidad de cada niño/a, al

trabajo individual, sino que es un modo de lograr que las cuestiones resueltas en forma grupal

puedan transformarse en aprendizajes individuales.

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Se acentúa además la importancia de pensar en los tiempos de la enseñanza y del aprendizaje,

para superar la ficción de la homogeneidad que conlleva a relacionar directamente el fracaso de la

enseñanza como fracaso de los alumnos. Plantea la importancia de la planificación para analizar

otras maneras de intervenir complementarias, anteriores o posteriores a la propuesta de

enseñanza.

Para ello hay que revisar las estructuras de planificación, evitando las actividades aisladas

y generando la organización de secuencias, que permitan abordar los contenidos alternando los

modos de acercamiento. Aclara, además, que el Diseño Curricular también debe presentar “una

secuenciación de la enseñanza que contemple una progresiva complejización, en la que se

trabajan los mismos contenidos desde perspectivas cada vez más abarcativas” (p. 18) Los/as

docentes en primer término, y las instituciones en segundo término son responsables para esta

propuesta de una secuenciación más global que permitiría retomar y profundizar lo aprendido.

Los objetivos de la Escuela Primaria y su rol en la igualdad en la distribución del

conocimiento

El Diseño Curricular afirma el surgimiento del desafío de reafirmar la función enseñante de la

escuela y los/las docentes. La escuela debe hacerse cargo, para esta propuesta, de la distribución

social del conocimiento y de la recreación de la cultura, restituyendo el lugar de lo común y

compartido a través de la transmisión del patrimonio cultural.

Reconoce la imposibilidad para el docente de cumplir con las tareas tan diversificadas como

dar de comer, trabajar sobre las situaciones de conflictividad y, a la vez, enseñar. Plantea, a su

vez, la necesidad de recuperar la trama interna de las instituciones para recuperar la enseñanza

como responsabilidad principal de la escuela:

(…) aprovechar los tiempos, conservar la memoria didáctica, asegurar continuidades en la atención

de los niños/as y en el tratamiento de los contenidos, multiplicar los materiales de consulta y lectura

y crear ambientes escolares acogedores para niños/as y adultos. Lo que confluye en la escuela es el

derecho de los niños/as a aprender y la obligación del estado de ofrecer educación (p. 16)

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En cuanto al modo en que los niños construyen su modo de relacionarse y operar en el mundo,

sostiene que no se inicia en la escuela, pero si su transformación. Para el Diseño Curricular es

importante el planteo acerca del desafío presentado en la propuesta de maestro, y pregunta:

“Compañeros/as, maestros/as, la currícula, los contenidos, atraviesan los sentidos familiares,

ampliando el registro del conocimiento: ¿cuán exigente es la propuesta de enseñanza y en qué

radica esa exigencia? ¿Cuán atrapada está por el “perfil” de la comunidad?” (p. 17).

Propone a continuación la idea de igualdad como horizonte a alcanzar, partiendo de lo que

cada niño necesita aprender. Afirma como necesario poner en cuestión las condiciones que se

ofrecen a los alumnos para que puedan aprender, sosteniendo: “bajo determinadas condiciones,

todos los alumnos/as pueden aprender” (p. 17).

El aula como espacio habitado por la diversidad

Se reconoce a la institución escolar como configurada de modo de subrayar la homogeneidad

como rasgo relevante, especialmente en sus aspectos organizativos (grados, espacios, tiempo,

contenidos comunes). Reconoce, sin embargo, que la diversidad atraviesa la puerta del aula, y es

preciso repensarla, pues se expresa en aspectos muy diversos:

(…) en sus condiciones de vida, en la conformación de la matrícula de cada año, en las diferencias

culturales de los maestros/as y los alumnos/as, en la sobreedad de unos/as con respecto a otros del

mismo año, en las representaciones acerca de la vida institucional en una escuela: los roles, las

normas de convivencia, las obligaciones tácitas o explícitas. (p. 21)

El tema de la diversidad, no debe limitarse a la realización de proyectos específicos y

discursivos, sino que debe consolidarse en la acción cotidiana la formación en el respeto por las

diferencias y del aporte de todos. Hace referencia a la responsabilidad social de la escuela de

restituir el derecho a aprender y a seguir aprendiendo, a los sectores sociales que tradicionalmente

no dispusieron de él. Para ello propone la recuperación de la confianza en su capacidad de

aprender, a partir de experiencias escolares que propicien “la interrupción de una profecía de

fracaso” (p. 17)

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Partiendo de considerar la escuela como un lugar donde se produce el encuentro entre niños/as

y adultos, en este documento curricular se posiciona a estos últimos como los responsables del

cuidado. El cuidado de los sujetos y de los objetos de la escuela se asume como contenido y

producto de la enseñanza. Como contenido no ocupan un espacio curricular específico, pero

circulan continuamente en la escuela. Menciona la importancia de develarlos y explicitarlos, pues

se refieren a la relación con los otros y a los derechos y responsabilidades de todos. Afirma que

históricamente han quedado subsumidos al currículo oculto, lo que, para la propuesta resulta

paradójico, ya que “la escuela convoca a la participación y la producción de una experiencia

caracterizada por la tensión entre lo particular y lo general, lo individual y lo social, lo moral y la

ética” (p.19)

La estructura curricular

Resulta significativa para este trabajo el epígrafe seleccionado en el Diseño Curricular para

describir la estructura curricular, quizás por el vínculo que podemos realizar entre el surgimiento

de nuevas propuestas curriculares, y las instancias de capacitación que requieren los docentes

para conocerlas y ponerlas en acción. El mismo, es una cita de Ives Chevallard (2006) que dice:

Es ilegítimo (…) definir objetivos (ya sea implícitamente a través de los contenidos de saber a

enseñar, ya sea explícitamente) y dejar a cargo de los docentes la responsabilidad de alcanzarlos sin

que ningún medio probado se haya puesto a su disposición. (Citado por la DGCy E;2008: 26)

Recuperando conceptos del Marco General de la Política Curricular, elaborado a los efectos de

la puesta en marcha de este Diseño Curricular, lo define como una propuesta prescriptiva, con

contenidos y orientaciones comunes a todos los niños de la provincia. Asume a los intereses,

conocimientos y características del entorno de los niños como puntos de partida

“incuestionables”, y a la escuela como la responsable de “abrir las puertas al mundo”

(entrecomillado en el original), mundos lejanos, pasados, irreales, imaginarios, teóricos, posibles

y hasta utópicos. Reconoce, a su vez, que la provincia de Buenos Aires tiene una rica experiencia

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curricular, cuyas tradiciones estarían fuertemente instaladas en las escuelas, que serían a su vez

una de las fuentes a las que recurren los jóvenes maestros.

El enfoque acerca del área

Con relación a los lineamientos específicos para el área de las Prácticas del Lenguaje, se

aclara en un principio que la misma abarca los contenidos de las tradicionales materias Lenguaje

o Lengua, privilegiando como objeto de enseñanza las prácticas de hablar, escuchar, leer y

escribir, por sobre los contenidos lingüísticos escolares, poniendo como ejemplos de estos

últimos, los sustantivos y la oración.

Dentro de esta introducción al área, aclara que las prácticas se adquieren “en la práctica”, lo

que implicaría la participación de los estudiantes en situaciones que permitan ejercer como

hablantes, lectores y escritores. Propone para ello la apropiación de esas prácticas “en contextos

donde se justifique ejercerlas”, con un sentido y un propósito determinado, y a lo largo de

tiempos prolongados, con acercamientos que permitan ampliar y profundizar, volver a los

conocimientos previos, enriquecer las conceptualizaciones y conocer nuevos.

Concretamente, las situaciones que sugiere propiciar en la escuela se pueden inscribir en tres

ámbitos: la literatura, el ámbito de estudio y el ámbito de la formación ciudadana. Estos

contenidos no se encuentran distribuidos por año, para permitirle al estudiante revisitar una y otra

vez situaciones similares en distintos contextos. Adjudica además a la alfabetización y a la

formación del estudiante como responsabilidades no exclusivas, pero si primordiales del área de

Prácticas del Lenguaje.

El concepto de alfabetización

Se presenta al Diseño Curricular como elaborado para dar respuesta a la actual situación de

miles de niños/as que dejan la escuela sin haber llegado a alfabetizarse. A la vez, menciona la

necesidad de “adecuarse al desarrollo actual de la comunicación y la cultura escrita” (p. 34). Con

esto, hace referencia a la posibilidad de hacer de la lectura y la escritura

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herramientas de información plena, de reclamo y validación de derechos, de manifestación de

necesidades, sentimientos, reinvenciones; a través de ella, guarda memoria, transmite, pone frente a

los ojos ideas y pensamientos propios y ajenos, se da lugar para la reflexión y la teorización” (p. 34)

Retoma a su vez la idea de la apropiación de las prácticas del lenguaje a través de la

participación y el acercamiento a las mismas en procesos prolongados, según criterios de

continuidad, progreso y alternancia. La idea es que el niño descubra “en qué contexto, con qué

propósitos, a qué interlocutores o destinatarios, con qué matices o variedades

lingüísticas…corresponde/conviene/es más adecuado o eficaz e intervenir en determinadas

situaciones”. (p. 34)

Menciona como principales funciones de la educación primaria, hacerse cargo de la

responsabilidad histórica de la escuela de enseñar a leer y escribir entre primero y segundo año,

sin bajar los brazos ni naturalizar obstáculos; y preguntarse si el aula y las escuelas son

comunidades donde circula la cultura del diálogo y la cultura escrita y donde se integra por

participación a “los nuevos, a los aprendices, a los niños/as” (comillas en el original)

Como otro objetivo del área se presenta a la tarea de formar a los alumnos/as como

estudiantes/escolares desde el ingreso hasta la finalización del nivel, de manera que logren

mayores niveles de autonomía en la organización del tiempo, el trabajo en equipo y la

responsabilidad sobre el trabajo individual, la presentación y registro de lo trabajado en clase y la

posibilidad de identificar lo que se sabe y lo que se necesita aprender. La formación del

estudiante es para el Diseño una responsabilidad curricular de la escuela, que excede la

concepción de “enseñar a estudiar”.

Afirma que esto requiere, por parte del docente, la determinación de secuencias y rutinas que

permitan aprender a evaluar y evaluarse como estudiantes, resaltando la importancia de la

devolución por parte de los maestros/as como un momento más de enseñanza.

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La enseñanza de las prácticas del lenguaje para Primer Ciclo

La propuesta curricular plantea a las prácticas del lenguaje como siempre presentes en la vida

social, ejercidas con múltiples propósitos en virtud de las acciones a realizar en la vida concreta y

social, y las define como “formas de relación social que se realizan a través del lenguaje” (p. 93)

Enuncia como responsabilidad primordial de la escuela en este Primer Ciclo, lograr que todos

los alumnos/as comprendan la naturaleza del sistema de escritura y lleguen a leer y escribir por sí

mismos. Aclara, sin embargo, que este ciclo está lejos de ser concebido como una etapa dedicada

a la adquisición de técnicas mecánicas como descifrar o codificar, alejándose así de los métodos

de marcha sintética descriptos anteriormente.

Entiende a las situaciones de enseñanza de tal manera que promuevan la comprensión del

sistema de escritura, tanto para leer como para escribir, como integrado con la formación del

lector y del escritor. De allí que propone que la escuela debe trabajar para formar, en torno a los

tres ámbitos antes mencionados:

Lograr que los niños/as lean diversidad de obras literarias de calidad, construir

criterios de selección, enriquecer sus interpretaciones y profundizar la construcción de

sentidos.

Iniciar a los niños/as en las prácticas de lenguaje que se ponen en juego cuando se

estudia, buscando y seleccionando información, profundizándola, reorganizándola y

comunicándola de maneras diversas.

Propiciar el diálogo para resolver conflictos de manera consensuada, comprender

el punto de vista de otros y profundizar el propio, hacer oír su voz claramente y de manera

respetuosa y empezar a actuar de manera reflexiva frente a los mensajes de los medios de

comunicación.

Para que los/las alumnos/as se apropien de las prácticas del lenguaje vinculadas con la

literatura, el estudio y la participación ciudadana, la escuela debe ofrecer variadas oportunidades

de participar en situaciones de lectura y escritura y en intercambios orales, de manera sostenida y

articulada a lo largo de los tres años del ciclo, de modo que puedan formarse como lectores,

escritores, hablantes y oyentes que tengan cada vez más control, precisión y autonomía sobre sus

invenciones, y comprensión sobre las de los otros.

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El docente supone asumir el papel de lector y escritor, y a la vez, el de mediador, para que los

niños puedan leer y escribir por su intermedio. Implica entablar un diálogo permanente con los

niños/as: de lector a lector y de escritor a escritor.

Lectura y adquisición del sistema de escritura

A partir de lo detallado anteriormente, aclara que desde el primer día de clases los niños/as se

forman como lectores de literatura, estudiantes y ciudadanos, y que antes de comprender las

reglas de composición del sistema alfabético, pueden escuchar, leer a los adultos, dictar al

docente, intentar leer y escribir por sí mismos con ayuda del docente y de fuentes de información

a disposición.

El contacto con el comportamiento lector del adulto, les permitiría a los niños familiarizarse

con el sentido de ciertas marcas que aparecen y en el texto y que orientan la lectura. A su vez, la

participación en situaciones donde tienen oportunidad de leer por sí mismos, les brindaría la

posibilidad de realizar anticipaciones que provienen de su conocimiento del mundo y del lenguaje

en general, y ponerlas en relación con lo escrito para confirmarlas, modificarlas o rechazarlas.

Para lograr lo mencionado, se requiere la organización de oportunidades para que los niños

puedan aprender a leer por sí solos, en un contexto donde participen como lectores plenos, dando

sentido a las situaciones de lectura en situaciones similares a las que existen fuera de la escuela.

Los contextos que dan sentido a la lectura están presentes en los tres ámbitos antes detallados: al

leer literatura, al estudiar y al participar en la vida ciudadana. Por ejemplo, el diseño curricular

presenta así una serie de situaciones donde sería posible la vivencia de situaciones lectura, entre

ellas presenta las siguientes:

Seguir la lectura siguiendo a un personaje desde la voz del docente, para luego

buscar y señalar en catálogos y listas de obras los cuentos vinculados a una temática

determinada. También realizar una agenda de lecturas, armar una antología de formas

versificadas breves, escribir una nueva versión de un cuento clásico o producir una

recomendación de una obra leída.

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Para estudiar, propone explorar una copia de una página de una enciclopedia

ilustrada y a partir de una lista de animales elaborada previamente y de la lectura en voz

alta de la docente de una explicación, buscar si los animales listados aparecen en la

página. También explorar copias de índices de libros que están en la biblioteca escolar.

Al participar en la vida ciudadana, pueden escuchar, leer notas para considerar un

punto de vista no presentado en los medios, analizando la primera plana de diarios para

buscar las palabras significativas de determinado tema, etc.

A su vez, plantea que las situaciones de lectura requieren enfrentar a los niños/as directamente

con los textos, a condición de que resulten previsibles al presentar indicios en los que pueden

apoyarse, dados por interacciones previas o porque la lectura del docente ha sido escuchada con

frecuencia. Propone como ejemplos de actividades el encontrar cuentos de zorros y conejos en

una lista de títulos y autores, ubicar el sector del texto y tipo de letra con el que aparecen los

nombres de los cuentos, buscar las palabras con determinadas letras, buscar títulos más extensos

que la sola palabra, etc. También anticipar los días de la semana al leer la agenda y los títulos a

abordar en cada día.

La intervención del docente está pensada para que oriente la correspondencia entre versos y

líneas gráficas, la búsqueda de palabras que están en los enunciados, títulos y partes del cuento

donde puede estar determinado término.

Al estudiar se recomienda que los niños busquen animales de una lista en una enciclopedia,

con la ayuda del docente que señala las similitudes entre las imágenes y las características de lo

buscado, la lectura de epígrafes en función de las características de las letras utilizadas, la

búsqueda de las letras significativas de la palabra buscada, etc.

Al participar de la vida ciudadana, propone que la docente ayude a los niños en la búsqueda de

las palabras significativas de un tema en un texto y con la lectura en voz alta para poner en

correspondencia lo que se va diciendo con lo escrito. Resalta la importancia de hacer

anticipaciones y confrontarlas con el texto, a partir de la información presentada por el docente

para que los niños coordinen: “sobre el tema, sobre las expresiones propias del género, sobre los

índices sobre los cuales apoyarse para hallar lo buscado o para confirmar una anticipación de los

mismos niños/as” (p. 145).

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Retoma la importancia de la intervención docente al plantear: “Para que todos estos

intercambios resulten posibles, es necesario contar con una intervención sostenida del docente

que plantee verdaderos problemas de lectura a los niños/as” (p. 145).

Estas propuestas antes detalladas, promoverían por parte de los niños realizar actividades que,

al escuchar leer al docente o intentar leer por si mismos están vinculadas a localizar dónde leer

algo que se sabe o se cree que está escrito, y la búsqueda y consideración de indicios en el texto

que permitan verificarlas anticipaciones realizadas para confirmarlas, rechazarlas, ajustarlas o

elegir entre varias posibles. Se busca que los niños aprendan a considerar los indicios que el texto

provee, tanto desde lo cuantitativo como de lo cualitativo. Dentro de los primeros considera las

posibilidades de poner en correspondencia la extensión y las partes de la cadena gráfica con la

emisión sonora; usar los espacios entre palabras y entre párrafos como indicadores de unidades

de escritura y ajustar progresivamente las previsiones acerca de lo que puede estar escrito, de

modo que no falten ni sobren letras o palabras que no puedan ser interpretadas.

Desde lo cualitativo se pretende que los niños logren comparar escrituras para hallar

correspondencias con las anticipaciones realizadas, hallando partes comunes en escrituras

diferentes; reconocer partes de escrituras conocidas en escrituras nuevas; elegir una forma de

expresión entre varias y poner en correspondencia los enunciados anticipados con la escritura

efectivamente encontrada para confirmar la anticipación, rechazarla o ajustarla.

Para definir la mirada acerca de la construcción del proceso de lectura, se remarca la idea de

que

Las prácticas de lectura de los distintos ámbitos son las situaciones que dan sentido a la lectura,

evitan dejar a los niños/as frente a unas marcas para descifrarlas o sonorizarlas, los ponen en

situación de construir sentido pleno, desde el primer día de clases. Este es un derecho de todo

lector. (p. 146)

Escritura y adquisición del sistema de escritura

Del mismo modo que para aprender a leer, para aprender a escribir es preciso desarrollar

prácticas donde los niños/as se formen como lectores de literatura, como estudiantes y miembros

de las instituciones, produciendo textos completos en circunstancias claras de comunicación, lo

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que permitiría comprender progresivamente la naturaleza del sistema de escritura y llegar a

escribir alfabéticamente.

En ocasiones, plantea, los niños/as dictan al docente, presenciando actos de escritura donde se

producen textos que ellos mismos elaboran oral y grupalmente. Propone ejemplos vinculados a

los tres contextos mencionados anteriormente, al escribir textos en torno de lo literario (al armar

una recomendación de una obra leída, el prólogo de una antología o una nueva versión de un

cuento clásico), al escribir textos en torno al estudio o bien al escribir para participar en la vida

ciudadana. En todos los casos, aclara, se trata de textos completos y con sentido para ellos, de los

que saben mucho y tienen mucho para decir.

En el ejercicio de dictar al docente, los niños/as toman decisiones acerca de cuántas marcas

colocar, cuáles y en qué orden, y el que el docente lo haga delante de ellos, permite que

presencien cómo se escribe y posibilita que los niños/as:

Se pongan en contacto con todo el repertorio de marcas gráficas necesarias para

poder escribir.

Reconozcan que quien escribe coloca una marca al lado de la otra, de izquierda a

derecha, dejando a veces espacios más chicos y otras más grandes, etc.

Escuchen y comprendan las razones por las que el docente toma algunas

decisiones, dado que suele verbalizarlas.

Adviertan que la escritura permite releer y recuperar siempre el mismo enunciado,

aunque las letras pueden ser distintas.

Descubran que al escribir se pueden tachar o borrar y reemplazar enunciados ya

producidos.

Los contenidos a abordar en las actividades de dictado al adulto o a otros compañeros orientan

a las/los docentes en la organización de situaciones de enseñanza que promuevan la puesta en

juego de los mismos. Se formulan enunciando los aprendizajes a lograr por los niños, alternando

y coordinando roles de lector y de escritor, y diferenciar entre lo dicho y lo dictado. En relación a

este contenido, menciona la importancia de generar cambios del tono de voz en la enunciación,

proveer indicaciones adicionales sobre lo que se está escribiendo, ajustar el ritmo de dictado a la

escritura del otro, interpretar las indicaciones del dictante o solicitar aclaración, evaluar la

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pertinencia de las indicaciones o solicitar al otro que adecúe el ritmo de dictado al propio ritmo

de escritura.

En relación al sistema de aprendizaje, el diseño enuncia que los niños/as aprenden a:

Utilizar el repertorio de marcas gráficas disponibles

Usar combinaciones de letras que son posibles en el sistema gráfico del castellano

Decidir acerca de qué escribir y qué no escribir de aquello que le dictan,

determinando qué poner con letras, qué poner con otras marcas o qué no dejar

marcado en la escritura

Determinar dónde es necesario dejar espacios

Establecer correspondencias entre enunciados orales más prolongados y conjuntos

de letras más largos, así como entre enunciados orales más breves y conjuntos de

letras más cortos.

La propuesta curricular aclara que cuando el docente propone que los niños/as escriban por sí

mismos, les brinda oportunidades de que pongan en acción sus propias conceptualizaciones sobre

cómo escribir, que las puedan discutir con otros, confrontar y reelaborar en interacción con el/la

docente, recurrir a fuentes de información para hacerlas cada vez más próximas a las

convencionales, etc. Así, los niños/as resuelven problemas acerca de cuántas marcas se necesitan,

y en qué orden colocarlas.

Plantea que a veces, los niños/as escriben por sí mismos textos completos, complejos y

extensos, y en otras ocasiones eligen textos completos más breves o partes con sentido de los

textos que les permiten concentrarse sobre la elección de las letras para producir los enunciados

deseados. Esto pueden realizarlo en actividades vinculadas a los tres ejes antes mencionados, en

torno a lo literario, el estudio y la participación en la vida ciudadana.

Al presentar los contenidos a abordar durante la escritura por sí mismo, la propuesta curricular

los presenta como aquellos que los niños/as trabajarán en el proceso de apropiación del sistema

alfabético y escritura por sí solos. Los mismos se desglosan de la siguiente manera:

Intercambiar con los compañeros y con el/la docente acera de lo que se está

escribiendo: este intercambio favorecería la confrontación de conceptualizaciones

diferentes y el intercambio de conocimientos específicos, así como la adopción alternativa

de roles de escritor, lector, dictante, registrador, corrector.

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Revisar las escrituras que se están produciendo y las ya producidas: de las

discusiones que se suscitan a propósito de revisar las escrituras ya producidas, surge la

reflexión para esta propuesta, acerca del sistema de escritura. Cuando los niños están

aprendiendo a escribir, la docente, ayudaría a que los niños/as relean lo que van

produciendo para saber hasta dónde llegaron y qué les falta escribir. También alienta la

relectura de los textos que se consideran finalizados para que evalúen lo producido. Estas

relecturas permitirían aprender a: releer lo ya escrito para saber dónde seguir; proponer o

decidir modificaciones al escrito y ubicar dónde y cómo hacerlas cuando se ha detectado

que el trazado de las letras no permite identificar cuál es, cuando faltan y sobran letras,

sobran o faltan espacios, se repiten letras que no deben repetirse, dos escrituras de

palabras diferentes resultaron gráficamente idénticas, al interpretar la escritura producida

se asigna a una de las letras un valor diferente del conocido; resolver problemas del

lenguaje escrito que requieren tomar decisiones a nivel del sistema de escritura: agregar

escritura a continuación de lo ya producido o en otro lugar del texto, identificar el

fragmento que se quiere reubicar y reescribirlo en otro sector del texto, localizar el

fragmento del texto que se suprimirá y, si es necesario, escribir la alternativa prevista para

reemplazarlo, y evaluar si la sustitución realizada resuelve el problema planteado o no,

y/o si introduce nuevos problemas.

Recurrir a escrituras conocidas para producir escrituras nuevas: recurrir a las

escrituras conocidas por trabajarse con frecuencia, por ejemplo: los nombres de los

niños/as de la clase, las tomas de notas producidas colectivamente, los textos muy

trabajados por los niños/as.

Hace una aclaración en este punto, destinada a distinguir el procedimiento en

función del nivel de manejo del sistema de escritura del niño: los que se inician en la

comprensión del mismo (que podrían comenzar a escribir con cualquier marca y en

cualquier orden, para abandonar progresivamente las marcas que no son letras; los que

pueden descubrir en la fuente de información que no hacen falta tantas letras para escribir

una palabra; los más avanzados que reconocen en las escrituras convencionales el valor

sonoro de las letras y los que ya escriben alfabéticamente, que usan las fuentes como

información ortográfica.

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La reflexión sobre el Lenguaje en el Primer Ciclo

El Diseño Curricular plantea en este punto, que mientras los niños/as participan de las

prácticas de los lectores, escritores y hablantes en múltiples ámbitos, van adquiriendo

conocimientos lingüísticos, gramaticales, discursivos y ortográficos. Sostiene que, en este punto,

la intervención del docente garantiza que puedan ir más allá de la repetición para sostener una

práctica reflexiva.

En este punto, el Diseño hace referencia a cierta función del lenguaje vinculada a la relación

con los otros, en términos, creemos, de argumentación. Sostiene así que:

El lenguaje se adquiere tan tempranamente y está tan presente en cada momento de la vida que es

difícil observar que, por su intermedio, se puede impresionar a los interlocutores, convencerlos,

adquirir prestigio o manifestar sentimientos complejos y posiciones controvertidas (…) (p. 152)

Posiciona a la escuela como el espacio en el que los niños/as tienen la posibilidad de construir

recursos y estrategias a las que apelar en las diversas situaciones; reconocer los problemas que se

presentan en la producción e interpretación y hacerlos explícitos en el intercambio con los otros.

Las situaciones de enseñanza que propone para reflexionar sobre el lenguaje se vinculan a las

diversas actividades:

En la escritura por medio del dictado al docente: se instalan temas de reflexión

cuando el mismo relee y plantea interrogantes.

Cuando los niños/as escriben por si solos, el docente relee o pide que los niños/as

relean, plantea también preguntas o toma las que los niños/as se plantean por si solos.

Cuando la docente o los niños leen, pueden presentarse situaciones en las cuales

algo no se entiende o se entiende de modos divergentes. En estos casos, el Diseño lo

atribuye a la falta de conocimientos previos de los niños/as (que afirma que el/la docente

debe reponer por diferentes medios para permitir la interpretación), o bien a aspectos

lingüísticos o discursivos del texto que el/la docente tiene que ayudar a analizar, sin

especificar aquí los modos de hacerlo.

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La intervención del maestro es considerada fundamental en los momentos de reflexión

descontextualizada, es decir, en “el tiempo destinado a retomar ciertos problemas

lingüísticos”. Para ello el Diseño Curricular propone:

Analizar las producciones de los alumnos/as para prever temas de reflexión

Planificar momentos de corte de la marcha de producción de los textos para

reflexionar sobre algunos contenidos gramaticales puestos en uso

Poner en común dudas y reflexiones

Plantear problemas que todavía no son tales para los niños/as

Seleccionar los problemas más recurrentes o impactantes en la producción e

interpretación de los niños/as

Tomar nota de las preguntas surgidas

Acercar fuentes de consulta, mostrándose a sí mismo en la búsqueda de

soluciones.

Proponer que sus alumnos/as reúnan y conserven los conocimientos puestos en

uso y sobre los que se ha reflexionado.

Realizar sistematizaciones parciales y provisorias sobre los recursos gramaticales

Ofrecer situaciones de relectura de contenidos.

Los contenidos a abordar al propiciar la reflexión sobre el lenguaje son, por ejemplo: ¿qué

persona asumir dentro del texto? ¿Cómo dirigirse a distintos destinatarios?, ¿Cómo tener en

cuenta lo que el lector sabe y no sabe?, ¿Cómo presentar todas las informaciones necesarias de

manera ordenada y coherente y cómo conectar las partes para expresar las relaciones que se

quieren establecer?, ¿Cómo evitar que las palabras se repitan innecesariamente?, ¿Cómo contar

los hechos en un orden diferente del que sucedieron?, ¿Cómo incluir la palabra del otro?, ¿Cómo

incluir las descripciones en algunos textos?, ¿Cómo elegir las construcciones más adecuadas para

generar el efecto en el lector que mejor dé cuenta de las intenciones del escritor?, ¿Cómo emplear

los signos de puntuación? y ¿Dónde poner mayúsculas?

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Ortografía: práctica y reflexión

El Diseño Curricular sostiene que cuando los niños/as escriben con todas las letras, empiezan

a suscitarse dudas ortográficas, que atribuye a que la escritura en el castellano del Río de la Plata

se presenta diversos grafemas que representan un único fonema y viceversa.

Las situaciones de enseñanza que propone tienen que ver con que al realizar escrituras por sí

mismos, surgen interrogantes. Al revisar sus escrituras, o las de sus compañeros, la propuesta

curricular sostiene que detectan y corrigen errores ortográficos con participación del docente o

los compañeros, o valiéndose de la consulta a diccionarios y otras fuentes confiables.

Así, el docente durante la escritura responde consultas, remite a fuentes confiables, sugiere

observar palabras, propone revisiones mutuas y revisa él mismo correcciones ortográficas.

En los momentos de reflexión sobre la ortografía, debe proponer series de ejemplos de varias

palabras que presentan un aspecto ortográfico común para que puedan elaborar regularidades a

las que recurrir en situaciones de duda o revisión, ayuda a dejar constancia de las conclusiones y

revisarlas, orienta en el uso del diccionario y sugiere y orienta en el empleo de la herramienta

ortográfica.

Los contenidos a enseñar a medida que se instala en el aula la práctica de la escritura son:

Cuidar la ortografía mientras se está escribiendo: creando un ambiente propicio

para que las dudas ortográficas se manifiesten y recurran a la respuesta del docente o

intercambien entre ellos.

Revisar ortográficamente los escritos antes de publicarlos o presentarlos: debe

instalar en el aula la práctica de la revisión. Afirma que la ortografía “es causa frecuente

de discriminación”, y que los alumnos deben saberlo y asumir la revisión como un

momento de la producción.

Consultar con otros mientras se está escribiendo o antes de dar a conocer las

propias escrituras

Recurrir a escrituras confiables para resolver dudas ortográficas

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Recurrir al diccionario y a otras fuentes

Los contenidos ortográficos que son objeto de reflexión para el Primer Ciclo, surgen como

motivos de reflexión y el/la docente debe proponer situaciones de sistematización. En el Primer

Ciclo afirma se llegan a sistematizar los contenidos ortográficos más generalizables:

Restricciones básicas del sistema de escritura: combinaciones de letras permitidas

y no permitidas.

Regularidades contextuales: en caso de que dos letras refieren a un mismo fonema.

Separación entre palabras: afirma que antes de producir escrituras completas, los

niños/as comienzan a introducir separaciones entre las palabras. Las mismas dice, no

siempre corresponden a las convencionales y algunas de ellas “se instalan más

tardíamente porque puede resultar difícil establecer si una secuencia de letras constituye o

no una palabra” (Diseño Curricular; 2008: 159).

Mayúsculas

Parentescos lexicales: las relaciones entre palabras que comparten la misma raíz.

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Análisis de datos: lo que cuentan las docentes

Las docentes que colaboraron con este trabajo desarrollan su actividad en escuelas primarias

de diferentes barrios de la ciudad de Bahía Blanca, cada uno de ellos inserto en un contexto

económico y social particular. La escuela N° 36 de Villa Nocito, se sitúa a unas 50 cuadras del

centro comercial y administrativo de la ciudad, y se constituyó originalmente como una villa de

emergencia, para ir creciendo como barrio que ya cuenta con los servicios básicos, pero aloja a

una comunidad muy afectada por la desocupación y la pobreza. Con respecto a la escuela n° 9, se

ubica en el barrio Tiro Federal, a unas 25 cuadras del centro de la ciudad, y es una comunidad

caracterizada como de clase media. Sin embargo, especialmente desde la década del año 2000 la

escuela recibe a los niños provenientes de barrios más alejados, ubicados en la periferia, como el

asentamiento llamado 9 de noviembre, Villa Stella Maris, y Barrio Miramar.

Cada una de las docentes realizó su formación docente en Institutos de Formación Docente de

gestión pública, en diferentes momentos, y también en distintas ciudades de la provincia de

Buenos Aires. No utilizaremos sus nombres, sino que nos referiremos a ellas a partir de una

inicial asignada por nosotros.

R realizó su formación docente entre los años 1996 y 2000, en la ciudad de Bahía Blanca.

Trabaja desde el 2001 y se reconoce una de las docentes con más antigüedad en la escuela donde

ejerce como docente de 1° B. M, por su parte, se recibió en el año 2001 en la localidad de San

Martín, provincia de Buenos Aires, titulándose en el Profesorado en EGB 1 y 2. Si bien dio clases

durante unos años en la ciudad de Mendoza, en 2004 dejó la docencia y se reintegró a la

profesión diez años después, en 2014. Ambas docentes iniciaron sus estudios en el nivel superior

poco después de terminar el nivel secundario, y cursaron el profesorado que en aquel momento

tenía una duración de 3 años.

Los primeros años de la educación primaria de las docentes: entre la exigencia y la

contención

Recuperamos algunas vivencias de las docentes, con el objetivo de comprender los modos en

que se fue configurando su estilo de enseñanza, teniendo como basamento sus experiencias

formativas. Como sostiene Bolivar (2006) “La formación se entiende así, como un proceso de

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apropiación personal y reflexiva, de integración de la experiencia de vida y la profesión, en

función de las cuales una acción educativa adquiere significado. (p. 33)

A la hora de recuperar las experiencias vividas durante sus años en la educación primaria, en

vinculación con el aprendizaje de la lectura y la escritura, las docentes manifiestan tener registros

que abarcan algunos aspectos específicamente relacionados con su alfabetización, en los que se

entremezcla lo específicamente pedagógico con lo vincular y emocional.

R, recuerda algunas experiencias que vivió como alumna durante su escuela primaria y que

reconoce como prácticas tradicionales. Cuenta que era frecuente el recitado del alfabeto hasta

aprenderlo y repetirlo de corrido. También menciona la escritura repetida de palabras para

memorizar las reglas ortográficas, el aprendizaje memorístico de poesías y textos en general, la

lectura en voz alta delante del resto de la clase, y la gran cantidad de tareas para la casa. M, por

ejemplo, manifiesta no tener recuerdos en torno a una metodología específica relacionada con el

aprendizaje de la lectura y la escritura, aunque menciona cuánto disfrutó su libro de lectura de

primer grado.

Por otra parte, ambas recuerdan de su docente de primer grado el cariño y la admiración que

les generaba su figura. Así, R dice; “Yo veía a mis docentes tan orgullosas de ser docentes, y las

veía que eran tan respetadas por las familias, por la mía y por las de mis compañeros, que yo

deseaba ser como esa señorita”. M, por su parte sostiene: “No tengo registro de las prácticas en

los primeros años, recuerdo que me gustaba leer. Me acuerdo de un libro “Voy contigo 2” ¡Como

me gustaba ese libro! Lo amaba”.

Ambas docentes relacionan el respeto que sostenían hacia sus maestras con un alto grado de

exigencia para con ellas en relación con su comportamiento y su rendimiento escolar. Así, M

sostiene: “sé que tenía una maestra que era exigente, pero no me acuerdo de otra cosa”

La formación docente

Con relación a su formación como docentes, ambas hacen mención de algunos aspectos

generales relacionados con la metodología aprendida. En el caso de M recuerda haber trabajado

con “palabra generadora y del lenguaje”, sin dar detalles acerca de esos enfoques. Explica: “No

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me acuerdo, el primer año tuvimos una materia llamada Lengua y su enseñanza, luego otra

llamada Didáctica de la Lengua y su Enseñanza. En primer año nos dieron un cuadernillo todo

con textos referidos a la reflexión del lenguaje, que es importante, pero no registro otra cosa,

siempre partiendo de un texto o un recurso motivador”

En el caso de R, pese que en los programas de las materias que cursó durante su formación se

mencionan como contenidos a abordar los métodos de marcha sintética y analítica, y el

reconocimiento de sus ventajas y desventajas, así como temáticas vinculadas con aspectos de la

lengua relacionadas con: distinción entre fonemas y grafemas, encuentro de vocales, grupos

consonantes, reglas de acentuación, formación de palabras, clases de oraciones y elementos de la

estructura textual, elle considera haberse formado en la “vieja escuela”, en la escuela que llama

conductista, donde el alumno, afirma, tenía un rol pasivo y el docente ejercía el control de la

clase a través de su intervención.

Los modos de apropiación de las nuevas propuestas

Cuando se les propuso a las docentes describir su conocimiento acerca de la propuesta para la

enseñanza de la lectura y la escritura del Diseño Curricular vigente desde 2008, ambas

mencionaron diferencias con los modos en que ellas aprendieron, e incluso con las maneras en

que venían enseñando. Explican la existencia de una diferencia entre estilos de enseñanza

vinculados a lo tradicional, y que relacionan con su propia formación, y un estilo más libre,

relacionado con la propuesta del Diseño Curricular.

R considera que desde el Diseño se sostiene una mirada constructivista, en la que el docente

debe brindar herramientas para que el alumno construya desde sus intereses. Cree que se da una

distancia en los modos de enseñar la lectura y escritura que ella conocía y los que plantea el

Diseño Curricular, y si bien reconoce como interesantes los modos de enseñanza basados en una

metodología global, no siempre los ve como aplicables al aula.

En ambas situaciones, la de R y la de M, el encuentro con la nueva propuesta curricular se da

en buena parte en soledad y durante períodos acotados en el tiempo. Para actualizarse, R llevó

adelante los cursos oficiales dictados en el Centro de Innovación e Investigación Educativa de la

ciudad de Bahía Blanca (CIIE), aunque también realizó cursos privados y pagos, y se valió de

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revistas especializadas, como “Maestra de Primer Ciclo” de la Editorial EDIBA, una editorial que

lleva cerca de 25 años publicando esta revista y otras, dedicadas a propuestas didácticas para el

nivel inicial y el nivel primario. También menciona la consulta de blogs en internet donde se

comparten experiencias y carpetas didácticas de otros años, que sirvieron para recuperar ideas, y

que ha ido digitalizando para compartir con sus colegas a través del intercambio virtual.

R reconoce como muy significativo para ella el trabajo realizado con otras docentes y con el

Equipo orientador de la escuela con quienes realizó reuniones a fin de coordinar acciones para

interpretar los modos de enseñar propuestos en el Diseño Curricular. Ella afirma: “Esto de ser

una escuela donde los docentes ya llevamos varios años nos ayudó, porque nos podíamos reunir

en contextos ajenos a la escuela y en otros horarios y eso también favoreció la práctica docente

porque había otros lugares de encuentro” Esta estrategia de trabajo en equipo y reflexión conjunta

representa una manera de construir ese saber escolar tan impregnado de la realidad cotidiana.

Como menciona Perrenoud (2012)

Gracias a los intercambios con sus colegas, a lo que toma de la documentación disponible,

a los medios de enseñanza, a los ejemplos propuestos en las metodologías, el maestro no

tiene necesidad de reinventar a diario toda la cultura escolar. Pero el contenido efectivo de

lo que dice, explica, presenta, exige, no está definido de antemano. Así como de una cultura

y una memoria, el maestro dispone de esquemas generadores de contenidos nuevos, de

ejemplos, problemas, ilustraciones, explicaciones, ejercicios. Esos esquemas, que forman

parte de su hábito profesional, están también anclados en su relación personal con la

cultura, el mundo, la lengua, la excelencia (p. 93)

En el caso de M, quien volvió a la docencia luego de 10 años sin ejercer afirma: “empecé

como si recién me hubiera recibido, como una practicante. Del nuevo Diseño no tenía idea, yo me

había formado en los Contenidos Básicos Comunes propios de la reforma que implementó la

EGB. Entendí que está relacionado con la función social de la lectura y la escritura”. Su

encuentro con el Diseño Curricular se dio de manera más individual y personal. Para actualizarse

afirma haber realizado la lectura y análisis del documento curricular por su cuenta, y haber

buscado propuestas en páginas en internet, especialmente proyectos pedagógicos que copió e

implementó en sus clases.

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63

Entre el fantasma de la tradición y la presencia de la prescripción

Como hemos descripto anteriormente, se ha dado en nuestro país una tensión entre estilos de

enseñanza tanto de la lectura como de la escritura, que confronta miradas tradicionales con otras

renovadas y menos estructuradas. Recordamos la querella entre los métodos de mirada sintética y

analítica planteada por Braslavsky (2014) para la enseñanza de la lectura, y las dos tendencias

coexistentes para la enseñanza de la escritura analizadas por Finocchio (2014).

A la hora de explicitar los modos en que implementa la propuesta curricular vigente, ambas

docentes reconocen la existencia de cierta tensión entre los modos de enseñar que consideran

apropiados y las prácticas que prescribe el Diseño Curricular. Tal como afirma Gimeno Sacristán

(1991): “Lo nuevo acaba, en realidad, traducido por los constructos y esquemas familiares de los

profesores que trasladan la propuesta dentro de un sistema de enseñanza que funciona para ellos”

(p. 209)

R sostiene: “A mí me cambia el diseño trabajando y no es fácil, porque uno se formó en la

vieja escuela, en la escuela conductista, entonces esto de que el alumno pase de un rol pasivo a un

rol activo también hace revertir el pensamiento del docente. Cuesta hacer ese cambio, ponerse en

el lugar del chico y más difícil aún es ponerse en el lugar de la familia, a la que uno le pide ayuda

o colaboración y acompañamiento, y ese papá, también formado en la vieja escuela, con un

montón de preconceptos, hace intervenciones que no son las más adecuadas”

R incluso vivencia la prescripción con cierta carga de obligatoriedad que limita su libertad de

acción en el aula. Expresa: “es que a veces me cuestiono eso, por qué, a quién se le ocurrió. A

veces no me siento tan libre, por ahí está sujeto a la interpretación de cada uno, y quizás los

resultados podrían ser otros, si tuviéramos la libertad de elegir, siempre pensando en este

contexto que es muy particular.

La docente sostiene que para el enfoque del Diseño Curricular debemos partir de las

experiencias que los alumnos tienen, específicamente lo menciona en relación con los textos

literarios. Suele sentir que se le dificulta el trabajo con lo que los niños traen de sus casas, debido

a que en el contexto en el que ella trabaja, el libro no es visto como algo valioso, y “suele

terminar en la salamandra para avivar el fuego”. Se ha visto en la necesidad de partir desde

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películas, para poner en contacto a los niños con las historias de los libros que quiere abordar, de

modo de tener alguna referencia con la cual conectar e interesar a los mismos. El alto grado de

ausentismo de los alumnos, por su parte, resulta un agravante porque dificulta la continuidad de

las actividades propuestas.

Sostiene: “Yo fui formada en la vieja escuela y no quiero caer en lo conductista, o no puedo

caer, aunque a veces, si quisiera. Yo ahí veo que en algunos casos cuesta mucho esto de la

construcción y sería más rápido y más viable, porque me doy cuenta que tienen herramientas, si

yo cambio el método. Y lo comparo con como fui yo formada y me parece que sería oportuno,

pero no estaría bien visto, no es lo que se nos pide. En algunos casos me gustaría aplicar el

método marcando la fonética como para que el chico pueda distinguir las letras, porque por ahí

uno ve que hay muchas omisiones en la escritura espontánea de los chicos, y esto de hacer la

corrección, sin retarlos, pero que el chico pueda comparar cómo escribí yo y cómo escribe el

adulto, simplemente para que lo compare y alguna de las veces va a quedar el registro. Yo creo

que hay que volver a eso, no dejarlo todo tan librado al azar”.

M, frente a la consulta de si le resulta clara la propuesta del Diseño Curricular responde: “No

sé si me resulta claro o no me resulta claro, pero lo pude lograr. Yo utilicé mucho método

fonológico, psicogénesis, o sea, es una mezcla, se mezcla de todo, la conciencia del fonema y del

grafema, la correspondencia esa es importante, enseñarles que cada letra tiene su sonido para

armar la sílaba, después de ahí a formar la palabra y de ahí al texto”.

Frente a la cuestión de si recibió formación en torno al método fonético, M sostiene que no,

que lo trae de su escuela primaria, cree que es necesario el vínculo entre el sonido y la letra en

particular. Sin embargo, reconoce la función social de la lectura y la escritura, y que si las

prácticas del lenguaje no tienen esa función no tienen mucho sentido. Afirma que se centra en lo

relacionado con la comprensión y la reflexión sobre el lenguaje, aspectos que hoy cree que son

simultáneos, a diferencia de cuando ella estudió, que primero se promovía la comprensión, y

luego la reflexión.

Reconoce haber percibido esa tensión frente a las sugerencias que desde la dirección de la

escuela le hicieron acerca de comenzar enseñando las vocales. Frente a esa situación justificó

mencionando que siempre lo haría en relación a algún texto, y así logró conciliar su propuesta

con la recomendación de la directora.

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Los métodos tradicionales y los contextos de pobreza

Cuando se solicita a las docentes que especifiquen las razones detrás de sus opciones

metodológicas de enseñanza, suelen atribuir la necesidad de recurrir a propuestas más

normativas, como las de los métodos de marcha sintética, o incluso las rutinas cotidianas, a cierta

incapacidad por parte de los niños para comprender una propuesta más global y menos

estructurada, o al menos para avanzar en el aprendizaje en los ritmos que ellas consideran

apropiados. R, por ejemplo, sostiene: “el problema más grande que yo detecto, en las escuelas

donde trabajo es que hay muchos problemas de aprendizaje, porque son contextos

socioeconómicos muy marginados, entonces cuesta mucho esta construcción porque el chico no

tiene los estímulos en los primeros años de vida que tienen chicos de otros contextos sociales”.

La realidad social de las familias, la falta de alimentos o de confort en el hogar, la carencia de una

rutina en los horarios, los traslados frecuentes por carecer de vivienda propia, son situaciones que

también utiliza R para entender cierta falta de concentración por parte de los alumnos. Ella

cuenta:

“A veces traen una cartuchera a principio de año y al poco tiempo queda la cartuchera

vacía, porque ellos no tienen el sentido de pertenencia. Algo que por ahí hemos hablado

con los psicólogos, es que, el que el chico se quede con útiles del compañero, que no los

devuelva, es porque en la casa no tiene cosas que son propias, entonces no conoce el

sentido de la pertenencia. Viene el hermano y se saca las zapatillas y son las que él usa para

ir en el otro turno a la escuela, entonces, es como que todo es de todos, y bueno, como a él

no le compran o no conoce esto que es tan natural en otros contextos, se lleva lo del

compañero, o no cuida lo propio. Ahí tenemos en pocos meses o en pocos días la

cartuchera vacía o el cuaderno que lo perdió o lo dejó en la casa y lo rayó el hermanito

porque no tiene importancia para él”.

Una metodología más intervencionista por parte de la docente, aparece en las ocasiones en

que las consignas más abiertas parecen fracasar, o generan una actividad excesivamente libre

por parte del alumno. Ambas docentes reconocen hacer el intento de conciliar prácticas, y

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justifican la imposibilidad de llevar adelante algunas propuestas, desde los obstáculos que

presenta por un lado el origen social de los alumnos, o bien, como en el caso de M, ciertas

características de la infancia actual, a la que describe como carente de normas claras y de

límites. En torno a estos criterios que seleccionan las docentes para pensar sus propuestas

pedagógicas, recuperamos los conceptos de Bolivar (2006):

En este sentido los profesores no enseñan un currículum, al contrario, viven/construyen un

currículum conjuntamente con el alumnado que, para que tenga un significado educativo,

pone en juego los itinerarios formativos de las personas, con sus precedentes

autobiográficos y sus proyectos futuros (p. 30)

M, por su parte, describe a los grupos provenientes de un contexto más pobre como

desmotivados, y piensa a la evaluación como una herramienta para lograr una mayor dedicación a

las tareas. “…nada los motiva. Hubo mucho ausentismo, desinterés, carpetas incompletas, a los

padres no les importaba. El año que viene eso cambia, ya los podemos desaprobar. Vinieron las

inspectoras de primaria y psicología y dejaron por escrito que cambiaba la mirada”

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Lo que observamos en las aulas

Prácticas que giran en torno a tareas cortas y que permiten un control por parte de las

docentes, se realizan en búsqueda de resultados acotados pero seguros, que son considerados

pequeños logros, frente a la desorganización y la carencia que, según plantean las docentes, viven

los alumnos. Esas prácticas, especialmente las centradas en la lectura y la escritura, se observan

permanentemente en el aula, alternadas con propuestas centradas en actividades más orientadas

hacia lo prescripto por el Diseño Curricular, en un permanente pasaje entre lo “viejo” o

tradicional, y lo “nuevo” prescripto por el Diseño Curricular

Las siguientes son un conjunto de situaciones de enseñanza observadas a lo largo de varias

semanas en las escuelas primarias seleccionadas. Los tiempos que las docentes destinaron a

dichas situaciones eran módulos de dos horas, una vez por semana. A lo largo de las mismas

pudimos recopilar este conjunto de propuestas, en las cuales tratamos de reconocer el fundamento

de cada una de ellas.

El dictado

En la siguiente situación se desarrolla una actividad de dictado de la docente a los alumnos:

La docente M comienza la clase pidiéndoles a los niños que saquen el cuaderno de

comunicados y copien del pizarrón una nota sobre la medida gremial del miércoles siguiente.

Luego de esperar unos momentos a que lo copien por su cuenta, y debido a que tardan mucho

tiempo, decide que la va a dictar. Para ello se para al frente del grupo y pide que le miren la

boca antes de escribir, para atender a la pronunciación de las letras.

Dice “pa” y luego “pis”, repitiendo la p varias veces para que la reconozcan y la escriban.

Pasa por los bancos diciendo la p, relacionándola con las vocales, hasta que escriben “papis”.

Marcando la M y luego las letras que la siguen dicta la palabra “miércoles”, parando en la C

(que aclara es de “casa”) y en la L. La señala en el pizarrón.

Luego de unos minutos marcando las letras de “miércoles”, pasa a la palabra “habrá”.

Aclara que “la h es muda y se escribe, pero no se dice”. En otro momento dibuja en el aire la

letra “y”, para que la distingan de la “i”. Hace que observen su boca para la palabra “clases”.

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Parte de la c y luego le agrega la l, hace lo mismo con las palabras “por” y “paro”. Continúa

hasta terminar el texto completo.

Durante todo el tiempo que duró la actividad, la centralidad estuvo en la docente, que tenía

como meta que los niños tuvieran el mensaje copiado en su cuaderno de comunicados. Los niños

intentaron en un primer momento copiar el mensaje del pizarrón, pero su extensión y complejidad

hizo que tardaran más de lo esperado. El posterior dictado del docente se centrará, como se

describe, en las letras que forman las palabras, hasta lograr el copiado hasta el final.

El Diseño Curricular de Nivel primario, propone como una actividad el dictado, aunque no del

modo en que tradicionalmente se ha utilizado, por parte del docente al alumno, sino a la inversa,

del alumno al docente, lo que permitiría presenciar actos de escritura donde se producen textos

que ellos mismos elaboran, en torno de lo literario, el estudio o bien al escribir para participar de

la vida ciudadana. Al dictar, sostiene el documento curricular, se ponen en contacto con el

repertorio de marcas gráficas, reconocen que las marcas van una al lado de la otra, de izquierda a

derecha, con espacios más o menos grandes.

También considera que al dictar escuchan y comprenden las razones por las que el docente

toma ciertas decisiones, dado que las verbaliza, y también advierten que la escritura permite

releer y recuperar el mismo enunciado. Otros de los aspectos que permite esta actividad de

dictado al docente o escritura a través del docente, es descubrir que al escribir se puede tachar o

borrar y reemplazar enunciados. La escritura letra por letra que se propuso en esta actividad, no

permitió dichos replanteos ni el descubrimiento del sentido del mensaje. Si sirvió para mantener

al grupo unos 25 minutos ocupados, centrados en la tarea de copiar evitando que les falten letras.

La escritura por sí mismos

Las actividades de escritura por sí mismos por parte de los alumnos también se

observaron habitualmente en las aulas. Por ejemplo, durante una clase de la docente R, se pudo

observar lo siguiente:

La hora dedicada a las prácticas del lenguaje inicia luego de un recreo. Los niños van

llegando al aula, y la docente les pide que saquen los cuadernos y lápices negros para escribir.

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Algunos chicos no tienen lápiz, entonces la docente reparte los que trae en su propia cartuchera.

Como no alcanzan, pide que los compartan con los compañeros de al lado, por lo que no todos

comienzan la actividad al mismo tiempo.

La docente pide que escriban el nombre del día (miércoles), en el cuaderno. Algunos chicos

preguntan: ¿Cómo se escribe esa palabra?, ¿Cómo empieza? ¿Y la segunda letra? De a poco

escriben la palabra “miércoles”, consultando letra por letra, buscando referencias con otras

palabras que tienen la M como inicial y hacen lo mismo con el resto de las letras.

Esta actividad se realizaba cotidianamente, como parte de una rutina de inicio de las

actividades del área. El Diseño Curricular considera que los niños escriben por sí mismos en el

marco de situaciones que les permiten apropiarse del sistema de escritura y del lenguaje que se

escribe. En esta situación, podemos pensar en el sentido de recordar el día en que se encuentran y

plasmar su nombre en el cuaderno como estrategia de partir de ciertas palabras conocidas como

fuentes de información sobre el sistema de escritura. Sin embargo, vemos cómo la actividad gira

en torno a las letras individuales, y no se cuenta con un soporte escrito que permita consultar

fuentes escritas o de recurrir a informantes.

La escritura por sí mismo se transforma, en este caso, en otro dictado letra por letra de la

palabra, hasta llegar a su copiado total.

La lectura por sí mismos

Otra actividad en la que se propuso la lectura y la escritura por sí mismos, se dio en torno al

trabajo con una serie de adivinanzas. En esta ocasión, la docente M propuso lo siguiente:

La docente comienza la clase pegando una serie de cartulinas color rosa con adivinanzas

escritas con fibra negra, en imprenta mayúscula. Lee las adivinanzas en voz alta, y propone a los

niños resolverlas, aclarando que deben levantar la mano previamente para presentar sus

respuestas.

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Las adivinanzas fueron las siguientes:

Luego de que los niños descubren las dos primeras adivinanzas agrega una tercera cartulina,

con la siguiente, y les pide que la lean por sí solos:

En el caso de esta adivinanza, los niños la leen en voz alta, mientras la docente marca con el

dedo sobre las letras y luego sílaba por sílaba. La letra del cartel no es clara y se les hace

confusa. Finalmente, con su ayuda, los niños descubren la respuesta.

Luego de unos momentos durante los cuales los alumnos siguen leyendo unas y otras

adivinanzas, la docente propone a uno de ellos acercarse al pizarrón donde está la lámina para

leerla con ella.

TREINTA Y DOS

SILLITAS BLANCAS

EN UN VIEJO COMEDOR

Y UNA VIEJA

PARLANCHINA

QUE LAS PISA SIN

TEMOR

A) LA BOCA

B) LOS DEDOS

C) LAS PESTAÑAS

FRIOS, MUY FRIOS

ESTAMOS Y CON

NUESTROS

SABORES A LOS

NIÑOS ANIMAMOS

(HELADO)

UNA CASITA CON DOS

VENTANITAS

SI LA MIRÁS TE PONES

BIZCO

A) LA NARIZ

B) LA MANO

C) LA OREJA

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Luego de resolver la anterior adivinanza, agrega la siguiente y la lee en voz alta, aclarando

que deben descubrir a qué opción corresponde la respuesta:

LARGO EN LA MUJER

CORTO PARA EL HOMBRE

LOS PELADOS IGNORAN

SU NOMBRE

A) EL PELO

B) EL BRAZO

C) LA LENGUA

Esta actividad les lleva unos 30 minutos. Luego les pide que trabajen en el cuaderno, y

escribe en el pizarrón el título que da inicio a la tarea del día: LA ADIVINANZA. Les indica que

las copien y, luego, que dibujen lo que deseen. Los niños trabajan unos 20 minutos y llegan a

copiar una de las adivinanzas, hasta que toca el timbre del recreo.

A las 14:15 vuelven del recreo, la docente pasa los carteles de las adivinanzas abajo del

pizarrón y les escribe esta otra, advirtiéndoles que no les va a decir nada sobre lo escrito allí:

CHIMENEA, TEJADITO

DOS VENTANAS Y UN BALCÓN

UNA PUERTA EN LA FACHADA

¿QUIÉN SOY YO?

Marca con un asterisco en el primer renglón para que lo copien y luego lo hace con el resto

de ellos.

Luego de unos momentos de esperar a que los niños copien la adivinanza completa, modifica

la consigna y les pide que busquen dentro del texto la palabra CHIMENEA, y marcarla. Luego lo

hace con las palabras TEJADITO, VENTANA Y PUERTA.

En esta situación, la docente pone en contacto a los niños con las adivinanzas como textos

totales y les solicita que las lean por sí solos. Sin embargo, frente a la dificultad que esto les

genera, los acompaña en la lectura mientras pone el énfasis en las sílabas como unidad.

También puede observarse una propuesta que se plantea originalmente para poner en contacto

a los niños con textos breves, combinada con el aspecto lúdico que tienen las adivinanzas. Sin

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embargo, en algún momento de la clase, modifica el planteo y propone la consigna de copiar en

el cuaderno todo lo leído hasta allí, lo que genera una ruptura con el ambiente de exploración de

los textos que se venía generando hasta ese momento.

En la siguiente situación analizada, también se trabaja con adivinanzas, con el objetivo de que

lean por sí mismos:

La docente M propone leer adivinanzas que tienen letras como respuesta, y escribe en el

pizarrón:

ME DA MIMOS COMO MAMÁ

TENGO PICOS COMO LAS MONTAÑAS

Y MI LETRA ESTÁ EN MARIANA

(La letra M)

Los niños la van leyendo lentamente. La docente propone que vuelvan a leerla, mientras

marca arcos con tiza debajo de cada sílaba. Logran adivinar la letra

Propone escribir en el cuaderno el siguiente título, luego de copiarlo en el pizarrón:

SEGUIMOS CON ADIVINANZAS

Antes de que los niños comiencen a copiar, repasa oralmente el uso de la G con U y sin U,

advirtiendo cual es el modo correcto de leerlo y escribirlo. Les pide además que copien el texto

de la adivinanza en el cuaderno.

Unos treinta minutos después los alumnos están terminando de copiar. Llama a dos de ellos

que terminaron y les dice algo al oído, proponiendo un juego. El mismo consiste en elegir un

objeto del aula y pensar pistas para que los demás adivinen.

Una de las nenas dice como pistas: es de color negro y se lleva a todos lados. Como nadie

adivina, aclara que es de afuera del aula, y la docente le pide que repiense las pistas.

Otra de las nenas dice: es algo amarillo que está en la pared. Señala hacia allí, pero la docente

le dice que sólo debe dar pistas.

Otra de las nenas presenta como pista: es rosa, algo que está colgado.

Luego de unos minutos jugando la docente propone escribir como puedan esas pistas del objeto

que eligieron en el cuaderno, a pesar de que no todos dijeron lo que habían pensado.

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Los niños van a sus mesas, y escriben en sus cuadernos diferentes cosas. Algunos terminan de

copiar el título, otros la adivinanza y unos pocos las pistas. Dos chicos charlan y no escriben

casi nada. La docente les llama la atención. Suena el timbre del recreo.

El trabajo con adivinanzas es pensado desde el Diseño Curricular como una propuesta válida

en ocasión de que los alumnos se encuentren comenzando a leer por sí solos, y a comentar lo que

leen con otros. La brevedad de las adivinanzas, permitiría hacerlas más accesibles a la lectura,

para luego plantearlas oralmente y compartirlas con otros, y es un modo de acercarse a la lectura

de textos literarios.

Estas situaciones, desarrolladas con frecuencia, brindan indicios a los niños que les permiten

interactuar con los textos con familiaridad, en torno a actividades orientadas a lograr cada vez

mayor conocimiento sobre las mismas.

Con respecto a esta clase observada, notamos que se centró en el juego de resolver

adivinanzas, fomentando a través de ello la lectura y la escritura. Llama la atención que la

temática de la adivinanza seleccionada gire en torno al nombre y las características de una letra.

También se dan momentos de ruptura de la propuesta de disfrute, en los que se alternan

actividades destinadas a revisar normas (el de la regla ortográfica para el uso de la G) o bien a

asentar por escrito en el cuaderno lo desarrollado hasta ese momento.

El trabajo con los textos literarios

Tal como planteamos en el análisis del Diseño Curricular, el trabajo con textos literarios

forma parte de las situaciones de enseñanza destinadas a promover la comprensión del sistema de

escritura, tanto para leer como para escribir, junto con la formación del estudiante y la del

ciudadano.

En las clases observadas pudimos presenciar propuestas centradas en textos literarios, que se

abordaron de la siguiente manera:

La docente R señala un afiche que se encuentra pegado en el pizarrón, con una poesía,

llamada “Todos tenemos uno”. La misma fue seleccionada de una publicación destinada a

propuestas para la enseñanza en segundo ciclo del nivel inicial (Maestra de Jardín de Infantes.

Editorial Ediba) y pertenece a una autora local. Lee el título en voz alta y pregunta acerca de

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qué podrá tratar la misma. Luego de esperar un momento, y al notar que los niños no responden

a la pregunta, la docente propone que la lean junto con ella, en voz alta.

Los niños la siguen, leen de modo entrecortado, especialmente unos cuatro alumnos, sentados

cerca del pizarrón. Los demás escuchan. Luego de la primera estrofa leída de este modo, la

docente termina de leerla en voz alta para todos.

Debido a que la poesía habla de los nombres propios, ella reflexiona en voz alta acerca de la

importancia del mismo, y lo relaciona con los derechos del niño y la importancia de tener un

nombre, en un intento de dar sentido al texto.

Llegado este punto, y luego de aclarar la importancia del nombre, propone que busquen los

que aparecen dentro de la poesía, y que luego los copien en el pizarrón, al costado del afiche.

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Algunos niños pasan al pizarrón, a medida que descubren los nombres, primero de a uno, y

luego se van sumando otros debido al tiempo que lleva el copiado.

Seguidamente pide que copien esos nombres en sus cuadernos. Dedican el tiempo restante

hasta el timbre del recreo, unos 20 minutos, para realizar esta tarea. Salen al recreo, que tiene

una duración de 20 minutos, y es el que utilizan para merendar.

Al volver del recreo, sentada en su escritorio, la docente pide los cuadernos y le copia a cada

uno una consigna de trabajo. Para los que terminaron de copiar los nombres les escribe:

“Escribo el nombre de un compañero, de una compañera y el de mi seño. Luego dibujar a uno de

ellos para la próxima clase y ponerle un mensajito, que puede ser un chiste”

Esta actividad responde, en la utilización de la poesía como recurso motivacional, a la

propuesta del Diseño Curricular, que sostiene que el docente debe enfrentar a los chicos a los

textos, a condición de que resulten previsibles por sus indicios, interacciones previas o la lectura

frecuente del mismo. En este caso, se les solicita a los chicos que realicen anticipaciones a partir

del nombre de la poesía, previo a la lectura de la misma.

Luego de esta actividad de escucha de la poesía, y de una ampliación de la docente de lo

relacionado con la importancia del nombre, se realiza una copia de los nombres centrada en la

repetición de los grafemas tal como se encuentran en el pizarrón, primero a un costado del afiche,

y luego nuevamente en el pizarrón, en un ejercicio de la escritura que no estuvo vinculado a la

literatura, el estudio o el ejercicio de la vida ciudadana, sino a la práctica motriz de copiar letras.

En la siguiente situación observada, también se toma un texto literario como punto de partida

de la actividad:

La docente M inicia la clase recuperando el cuento “La cenicienta”, leído por ella en una clase

anterior, del libro “A ver qué ves 1”, a partir de algunas preguntas sobre su argumento. Los

niños lo recuerdan y aportan al intercambio.

Luego comienza a mostrar carteles con los nombres de las princesas invitadas a la fiesta,

escritos en imprenta mayúscula. Los niños proponen como hipótesis que en el cartel dice

CENICIENTA, por lo que la docente propone escribirlo letra por letra. Muestra el primero, que

dice MELINA, y les propone copiarlo, mientras les dice letra por letra cómo se escribe, uniendo

vocales con consonantes y formando sílabas.

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Con el cartel que dice MARA, aclara que la M y la A suenan MA, luego que la R suena “ere”.

Algunos alumnos afirman que en el cartel dice MARRA, y algunos sostienen que dice

MICIENTA. Al cartel que dice MONA lo lee uno de los niños, y al que dice LUNA lo lee la niña

que lleva ese nombre.

Con el cartel que dice TAMARA vuelve a suceder que los chicos leen letra por letra: TE-A, la

docente aclara que comienza con T, y va diciendo las letras de a una, procurando armar las

sílabas para llegar a la palabra completa. Con el cartel de NINA, la docente vuelve a asociar

vocales y consonantes para armar sílabas, mientras el cartel de ANA lo leen fácilmente. Con el

cartel de UMA leen las letras de a una, mientras la docente las va anotando en el pizarrón a la

vez que las une en la lectura, y con el de MIMI los niños leen MIA, lo que hace que la docente los

asista para leer la palabra letra por letra.

En este caso, la intervención de la docente consiste en preguntar: ¿de qué chica la letra

comienza con la A? ¿Y con la M? ¿Cuál comienza como tu nombre (a Mateo) ?, mientras que

cuando Mía dice que es la M de IMA la corrige para que la busquen sólo al inicio de la palabra.

Luego de terminar con esta lectura de los carteles, pasan a trabajar con los cuadernos. La

docente los invita a escribir el día en el pizarrón, y dos chicos pasan. Lo hacen nombrando y

escribiendo de a una letra, y la docente va completando la escritura. Luego ella termina de

escribir el título de la actividad en el pizarrón: LEÍMOS CENICIENTA. Agrega más abajo: EL

PRÍNCIPE HIZO UNA LISTA DE INVITADAS: MIMI-UMA-NINA-LUNA-TAMARA-MARA-

MONA-MELINA.

Luego anota las siguientes consignas: ¿qué nombre empieza como MIEL?, Escribir un

nombre que no tenga M, y ¿Cuál es el nombre que se parece a MERLINA?

Mientras los alumnos copian, toma asistencia y suena el timbre del recreo.

En esta actividad se aprovecha el hecho de que el cuento ya es conocido por los niños,

generando un intercambio inicial que permitió recuperar algunos aspectos de la historia. No se

propone sin embargo el hecho de seguir una lectura, ni de realizar una agenda o antología. En

este caso, el cuento resulta como disparador de una actividad que desemboca nuevamente en la

copia de una serie de nombres, la lista de las princesas invitadas.

En este caso, el ejercicio de escritura permite que los chicos usen el repertorio de marcas

gráficas disponibles, y las combinaciones posibles. No tienen opción de decidir acerca de qué

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escribir, ni se da el espacio para discutir con otros, confrontar y reelaborar en interacción y así

construir la escritura. En esta situación observada vuelve a centrarse la atención sobre la escritura

de cada grafema, y se usan como referencias las letras que son las iniciales de los nombres de las

alumnas, aunque sin recurrir a soporte escrito alguno.

Se evidencia por su parte, una tendencia de la docente a trabajar a partir de las letras

individualmente, o bien formando sílabas, con rasgos de los métodos sintéticos, alfabético y

fonético, a pesar de que los alumnos hacen anticipaciones de las palabras a partir de los sentidos

que construyeron (asumen que el primer nombre es CENICIENTA, e insisten con que dice

MICIENTA, aun cuando la docente quiere centrarse en las letras que forman la palabra del cartel)

Las actividades de los libros de texto

Al ser consultadas las docentes acerca del uso de libros de texto con los alumnos de primer

grado, mostraron respuestas diversas. En el caso de R, afirma utilizar libros de texto, aunque por

la imposibilidad de las familias de comprar los que ella elegiría, terminan utilizando aquellos que

son enviados desde el Ministerio de Educación, lo que a su criterio le quita autonomía en la

selección de los mismos. Así, R afirma: “Uso el libro “Edebits”, que es un libro que nos provee el

estado, y ese también es otro tema, porque por ahí es una linda herramienta, pero no es elegida

por el docente. En otros contextos el docente articula con sus compañeros, eligen un libro, en este

caso uno tiene que adecuar su planificación a un libro que no seleccionó, que por ahí no le

gustó”.

En el caso de M, reconoce que utiliza variedad de libros, seleccionando actividades según su

adecuación a la temática a abordar. Afirma: “Uso mezclas, a veces el “A ver qué ves 1” pero

también usamos el “Colorín colorado”, lo que me gusta lo uso. Tenemos el libro “Mirar con

lupa” pero no me gusta tanto, se los dieron en un programa nacional, pero como no me gusta no

lo uso tanto, busco por otro lado”.

Algunas de las situaciones de enseñanza en torno a las actividades de los libros de texto fueron:

Observo una jornada a la que sólo concurrieron nueve alumnos, seis niñas y tres niños. La

docente R les propone elaborar una tarea del libro de lectura distribuido por el Ministerio de

Educación. En la misma se propone observar la vidriera de una juguetería, y reconocer entre los

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juguetes que se encuentran allí, aquellos que comiencen con la letra D y redondearlos con lápiz.

Luego propone copiar los nombres de dichos juguetes (dinosaurios, dados, dominó y damas) en

renglones creados a tal efecto, y finalmente completa la consigna proponiendo dibujar su juguete

preferido en el cuaderno.

La docente los guía en la observación de la página del libro, y lee la consigna en voz alta.

Uno de los niños, luego de mirar la página del libro por un momento, le dice a la maestra que

hay una letra A, y dice que es la de PAPÁ. La docente le indica que no es la de papá, y lo invita a

buscar la P en el abecedario pegado en la pared. Finalmente suspende la actividad del libro, y

les propone recortar de unas revistas que pone sobre las mesas las letras que forman parte de

sus nombres, dejando de lado la actividad del libro por unos momentos.

Luego de unos 10 minutos les propone seguir con la actividad del libro. La docente les vuelve

a proponer decir qué observan en la vidriera de la ilustración. Los niños no identifican los

nombres con D, por lo que para alentar la participación pregunta el nombre de otros juguetes

que ellos conocen. Luego va al pizarrón y escribe LUDO para que lo lean, y dos chicos lo hacen

en voz alta. Aclara que no deben apurarse y deben “pensar bien en los ruidos de cada letra”.

Una nena pasa al pizarrón y escribe ROMPECABESA, cuando la docente lo ve le propone

leerlo y corrige la falta ortográfica. Otra nena pasa y escribe RASTI.

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79

Un nene quiere escribir COLECTIVO, y lo hace relacionando cada letra con otras que

comienzan igual, con ayuda de la maestra que le da indicaciones (le dice: “I de Isla, V de

Vela”). Así se va haciendo una lista de juguetes en el pizarrón.

Sólo un grupo de niños sigue trabajando con el libro. En general caminan entre los bancos y

se cambian de lugar. Muchos tienen la tarea anterior sin terminar aún, y no parecen haber

comprendido la consigna de la última.

Uno de los chicos dice querer escribir MOTO; lo compara con otra palabra y propone

escribir MONO. Algunos alumnos proponen otros juguetes, pero participan siempre los mismos

y van armando la lista de juguetes.

Luego de unos minutos la docente les pide que copien la misma en el cuaderno. Frente a la

confusión con respecto a la consigna por parte de los niños, propone tareas diferenciadas: a

algunos les da una hoja fotocopiada con dibujos para que escriban el nombre, bajo el título

ESCRIBO SOLO. A quienes pudieron terminar con la lista les propone que escriban para el

lunes una historia a partir de la palabra SOGA, especialmente a una nena que ya lee y escribe.

La consigna del libro no se desarrolla, se transforma en elaborar una lista de juguetes.

Si bien la propuesta del libro se encuentra orientada a la copia con sentido, enfocándose en la

copia de las palabras según la consigna, a medida que se desarrolla la actividad la docente opta

por enfocarse en las letras. La interrupción de la observación de la página del texto para descubrir

los juguetes cuyo nombre comienza con D, para recortar las letras de sus nombres de las revistas,

habla de su preocupación por lograr una clara identificación de cada letra.

Posteriormente, frente al hecho de que los niños no reconocen los nombres de los juguetes,

vuelve a quitar la atención del texto para centrarse en pensar en los nombres de otros juguetes.

Ese ejercicio lleva finalmente a una tarea de escritura propia de métodos de marcha sintét ica. La

docente, durante la escritura, menciona en repetidas ocasiones la importancia de prestar atención

a los ruidos de las letras antes de escribirlas. Los niños toman sus decisiones en torno a qué

escribir sobre esta referencia, debiendo siempre recurrir a otras palabras que permitan identificar

cada letra individualmente.

Otra de las actividades desarrolladas en torno a los libros de texto fue:

La docente M propone trabajar con el libro “A ver qué ves 1”. Recuerdan a través de un

intercambio la ocasión en que la docente les leyó el cuento: “yo quiero besar a un sapo”. La

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maestra lo vuelve a contar, dejando que los niños vayan completando con sus palabras las partes

del mismo que recuerdan.

En esta ocasión los alumnos actúan como lectores a través del docente, a través de la escucha

de un cuento del cual ya tenían referencias debido a que había sido leído en una ocasión anterior.

Los indicios fueron recuperados en este caso, para recordar la línea argumental del cuento. Los

niños sin embargo sólo escuchan el cuento, no tienen otro tipo de acceso al texto, que les permita

localizar en el mismo aquello que cree que se encuentra allí. Luego la actividad continuó así:

Les propone hacer actividades sobre el cuento. Pone en el pizarrón el título de la tarea:

CHARLAS MARAVILLOSAS y les dice que se sienten de a dos, para que elaboren una lista de

los temas sobre lo que habrían charlado con el hada del cuento. Los alumnos consultan sobre la

consigna, que no terminan de comprender, se dispersan, caminan por el aula y me preguntan

cómo se hace la tarea.

En la observación del desarrollo de esta actividad, la posibilidad de acercarse a un texto

literario se realiza de un modo acotado, con la recuperación de su argumento. A partir de allí se

utiliza la actividad del libro para continuar a través de una consigna que resultó un tanto abstracta

a los niños (la docente debió aclarar varias veces que la idea era pensar en temas de conversación

y no en objetos). A su vez, no se recuperaron las otras tres consignas destinadas a revisar lo

escrito, hacer los cambios que son necesarios y compartir el texto en clase, que son

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específicamente los tipos de actividades que se promueven desde la propuesta curricular actual.

El cierre de la clase no se realizó, ni llegó a registrarse en el cuaderno.

En esta otra ocasión, la actividad del libro de texto propone trabajar desde una poesía:

Luego de pedir a los alumnos que copien el nombre del día en letra imprenta mayúscula y

minúscula, y de dictarles una nota que los niños debieron copiar en el libro de comunicados, les

propone sentarse juntos en el piso delante de los bancos. El hecho de sentarse en el piso, delante

de los bancos que quedan en la misma ubicación que todos los días les resulta extraño a los

niños, que preguntan por qué se sientan allí. La docente les muestra su teléfono celular, creando

expectativa, preguntando qué tendrá allí. Se sienta con ellos en el piso y reproduce una canción,

cuya letra dice:

En un bosque de la china la chinita se perdió

Como yo andaba perdido nos encontramos los dos

Era de noche y la chinita

tenía miedo, miedo tenía, de andar solita

anduvo un rato, y se sentó

junto a la china junto a la china me senté yo

Y yo que sí y ella que no

y yo que sí y ella que no

y al cabo fuimos y al cabo fuimos

y al cabo fuimos, de una opinión

Bajo el cielo de la China

la chinita se sentó

y la luna en ese instante

indiscreta la besó

Luna envidiosa

luna importuna

tenía celos, celos tenía de mi fortuna

anduvo un rato y se sentó

junto a la china junto a la china me senté yo

y yo que sí y ella que no

y yo que sí y ella que no

y al cabo fuimos y al cabo fuimos

y al cabo fuimos de una opinión

En un bosque de la china la chinita se perdió

como yo andaba perdido nos encontramos los dos

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Algunos niños la cantan, porque la conocen. La docente tiene un libro en la falda, y les lee la

poesía, letra de la canción. Realiza con los niños un intercambio acerca del argumento de la

canción que escucharon y lo relaciona con la letra de la poesía. Aclara que la letra menciona

palabras en diminutivo, y que el chinito cuenta la historia. Luego analizan metáforas como “la

luna la besó”, “luna envidiosa” (frente a esto aclara el significado de envidia y pregunta si es

bueno o no sentirla).

Les propone hacer una tarea con la canción, para ello pide que escriban en el cuaderno el título

de la tarea:

UNA FAMOSA CANCIÓN

EN UN BOSQUE DE LA CHINA

Mientras los alumnos copian el título, reparte una fotocopia con la consigna de la tarea a

realizar (Foto 1). Pide que alguien lea la consigna en voz alta, como nadie lo hace comienza ella

y la acompañan algunos alumnos. Luego copia la misma consigna en el pizarrón, junto con las

opciones, y comienzan a resolverlas en grupo.

Luego de unos 20 minutos propone hacer la segunda parte de la tarea, completando la rima,

hasta que suena el timbre para el recreo.

Al volver del mismo, la docente propone poner en común la tarea. En el primer renglón de la

segunda tarea los chicos no hacen un completamiento partiendo de la poesía, sino que usan

otros sustantivos que se les van ocurriendo (osos, pájaros, flores). Algunos niños me preguntan

sobre cómo resolver la consigna.

En el escritorio la maestra le explica la letra G con el sonido, a dos niños que le preguntan.

Algunos trabajan, quienes la terminan de realizar lo hacen con ayuda. Al cabo de unos 20

minutos, sólo la terminan 4 o 5 chicos.

Le pide a una de las nenas, que terminó la tarea con mi ayuda, que reparta la fotocopia de

otra tarea. (Foto 2), a la vez que les solicita a varios alumnos que conversan que les muestren su

cuaderno. Luego de verificar que varios no terminaron la primera propuesta, presenta la

consigna de la segunda tarea: pregunta: qué dice el título, y algunos van leyendo en voz alta.

Para generar interés, pregunta qué es un piropo, y como los niños no responden sugerencias,

lo define como “algo lindo que le dice un chico a una chica, para cortejar y hacer ver el amor

que le tiene”.

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Como los niños tardan en leer, ella misma lee la consigna en voz alta y la explica copiando los

códigos en el pizarrón.

Foto 1 Foto 2

A la hora de analizar la propuesta de la docente, podemos observar algunos aspectos que ya

venimos analizando en las otras situaciones. Si bien en un principio el acceso a la poesía se

desarrolla en torno al disfrute de la misma, y se logra la relación con lo que los niños conocen a

través de la escucha de la canción, son las consignas de trabajo del libro de texto las que centran

la mirada en la selección de palabras específicas de la poesía y, en una segunda instancia, en la

decodificación, en este caso de sílabas.

En ninguna de las propuestas de los libros de textos, quizás por los criterios de selección de las

docentes de actividades aisladas que resultan apropiadas a su criterio, se dan situaciones de

enseñanza que impliquen tiempos prolongados de organización de las mismas, guiadas por

criterios de continuidad, progresión y alternancia.

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El uso de los cuadernos de clase

En esta búsqueda de comprensión de los modos en que se articulan viejas y nuevas prácticas

en el aprendizaje de la lectura y la escritura en primer grado, uno de los aspectos a tener en

cuenta es el uso de los soportes escritos dentro del aula, especialmente el cuaderno de clase, por

ser el lugar específico donde los niños realizan un registro de lo realizado, que a su vez sirve de

puente entre la casa y la escuela, al ser un elemento que diariamente viaja en la mochila de los

niños, entre los dos lugares.

Al analizar el Diseño Curricular (2012), encontramos que menciona el uso de los cuadernos en

varias ocasiones, en las que especifica los usos que pueden darse a este soporte. Específicamente

lo trata como un elemento disponible para el niño para generar registros que permitan convertirlo

en un espacio de consulta al aprender a estudiar o al tener la necesidad de consultar sobre una

temática abordada en clase; un espacio para el registro de relatos y memoria de la acción

cotidiana, y un recordatorio de lo construido en el pizarrón; como una agenda de trabajo para

organizar la tarea y, por parte del docente, como una herramienta que permitiría hacer

devoluciones en torno a cómo cada niño va desarrollando sus actividades.

El cuaderno no sería en sí el único soporte escrito que favorecería el aprendizaje de la lectura

y la escritura. Por el contrario, se propone que el aula se encuentre poblada de portadores de texto

en múltiples versiones: carteles con los nombres, listas, antologías, agendas, etc.

Cuando pensamos en los cuadernos los consideramos desde este trabajo como dispositivos

escolares, que conforman un discurso escolar. Tal como sostiene Silvina Gvirtz (2012), “El

cuaderno, desde esta lógica, no interesa como síntoma o manifestación de cuestiones ocultas o

secretas. Interesa, por el contrario, en tanto conjunto de signos que se articulan y entrelazan de un

modo particular, en tanto prácticas discursivas” (p.26)

Gvirtz (2012) considera que el cuaderno de clase en la escuela primaria argentina funcionó y

funciona como un productor de los saberes escolares. En su manejo se ponen en juego

mecanismos, como la correspondencia entre la sucesión espacial de las hojas y la sucesión

temporal de la tarea, o la distinción entre margen y centro que se constituyen en saberes

necesarios y propios del uso de este dispositivo escolar.

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En su estudio acerca de los cuadernos de clase, la autora presenta como elementos que

articulan al mismo a los siguientes: la carátula, que permite identificar al cuaderno con sus

sujetos y espacios de pertenencia; el número de cuaderno, ya que en la escuela los cuadernos de

clase se utilizan de forma sucesiva y no simultánea y finalmente la estructuración que se da a

partir de la segunda página del cuaderno en torno a tres ejes centrales, y son los que tendremos

en cuenta en este trabajo: el tiempo, la actividad y el contenido disciplinar.

Si bien el estudio realizado por Gvirtz (2012) es en base a una serie de cuadernos elaborados

entre las décadas del 30 y del 80 del siglo XX, recuperamos sus aportes para distinguir la

presencia de estos ejes centrales en los cuadernos de tareas observados en la actualidad.

En el análisis de los cuadernos de los dos cursos de primer grado en los que realizamos las

observaciones, vimos una organización que presenta varios aspectos mencionados. Los mismos

presentaban una carátula en la primera página, consistente en un dibujo y los datos del curso, que

luego volvían a elaborarse siguiendo como criterio el cambio de cada mes.

Con respecto a la organización de las tareas, se estructuraban teniendo en cuenta los tres ejes

mencionados anteriormente: el tiempo, la actividad y el contenido disciplinar. Una de las

propuestas que se observaron en todas las ocasiones fue la de escribir el nombre del día antes de

comenzar las tareas, especialmente al dar inicio al uso del cuaderno cada jornada. Como se ve en

las siguientes fotografías:

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Según sostiene Gvirtz (2012), el manejo del tiempo escolar en los cuadernos, presenta la

noción de rendimiento o productividad como medida, al cruzar las variables de tiempo con la

cantidad de actividades realizadas en el cuaderno. Ya habíamos recuperado al uso del tiempo por

parte de las instituciones escolares como uno de los elementos estructurantes que hacen a la

escuela una institución de la modernidad. En el análisis de los cuadernos el tiempo en la escuela

sería un constructo que implica la finalización de la tarea, y debe ocupar en el cuaderno el lugar y

tiempo correspondiente al ritmo que impone la escuela.

Tal como podemos observar en las fotografías, las tareas de ambos cuadernos, pertenecientes

a alumnos de cada una de las escuelas observadas, comienzan con el enunciado de la fecha,

acompañada luego del nombre de cada niño.

El segundo eje en función del cual se organiza el cuaderno es el de la actividad, dividiéndose

en función de las mismas o por ejercicios. En el cuaderno que observamos a continuación,

también vemos en primera instancia el enunciado de la fecha, y luego el nombre de la alumna.

Posteriormente se van enunciando una serie de consignas que, si bien están sin completar,

constan en el cuaderno en el orden en que la docente las fue proponiendo a lo largo de la clase:

1°: Poemas que encantan; 2°: De vuelta a clase, 3°: Escribo lo que hice en (vacaciones) y

finalmente la tarea con la que la docente cerró la clase: 4°: jugamos al tutti frutti.

Finalmente, el tercer eje, de la división por disciplinas y temas, se realiza en el interior del

ejercicio por medio de indicaciones que marcan el título y el subtítulo. En el caso de la fotografía,

cada uno de los títulos marcan momentos de la clase: escuchar algunos poemas, marcar el inicio

de las actividades luego de las vacaciones, proponer una consigna de trabajo que no se termina y,

finalmente, proponer un juego de completamiento.

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Reflexiones finales

En este capítulo procuramos realizar una síntesis de las ideas más relevantes a las que fuimos

arribando luego de analizar los datos obtenidos del análisis de los documentos curriculares, las

entrevistas y las observaciones áulicas. El mismo se encuentra organizado del siguiente modo: en

primer lugar, se recuperan los principales lineamientos que hacen a la propuesta curricular de la

provincia de Buenos Aires, buscando describir cuáles serían las maneras de organizar las

actividades áulicas, respetando su mirada acerca de la enseñanza de la lectura y la escritura.

Luego se presentan las conclusiones que giran en torno a las entrevistas de las docentes, en

cuanto a su biografía escolar y las principales fuentes de sus planificaciones. En tercer término, se

presentan conclusiones en torno a las observaciones áulicas, tanto de las situaciones de

enseñanza, como del uso de los cuadernos de clase. Finalmente se plantean posibles líneas de

investigación que quedan abiertas en relación con el tema de la presente tesis.

La propuesta del Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires

Del análisis realizado al Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires (2008), podemos

recuperar algunos aspectos que permitirían reconocerlo como orientado por el principio básico de

que las prácticas se adquieren “en la práctica”, es decir, en la participación de los estudiantes en

situaciones que les permitan ejercer como hablantes, lectores y escritores. Dicha participación,

permitiría una apropiación de las prácticas en los contextos donde se justifique ejercerlas, con un

sentido y un propósito determinados, lo que nos aleja de las posturas centradas en la mera

codificación y decodificación del lenguaje.

Recuperando los métodos para la enseñanza de la lectura y la escritura desarrollados en este

trabajo, consideramos que el enfoque en el que se sostiene esta propuesta se encuentra orientada

por una perspectiva constructivista, que tal como plantea Mirta Castedo (2010) “…no es solo una

línea de investigación y una propuesta didáctica, sino un movimiento del que participan

investigadores, docentes y políticos de la educación de diversos niveles y orígenes” (p. 45)

Teniendo como referencia fundamental las prácticas sociales de la lectura y la escritura, este

movimiento sostiene la concepción de que, desde el primer día de clases, los niños comienzan a

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formarse como lectores y escritores, superando la idea de que primero se aprende a leer y a

escribir, y luego se lee y escribe realmente.

Uno de los conceptos didácticos fundamentales en esta propuesta, y que Castedo recupera en

su texto “Voces sobre la alfabetización inicial en América Latina (1980-2010)”, es la distinción

de cuatro situaciones que el Diseño Curricular presenta como modos de organizar la enseñanza

de la lectura y la escritura: la lectura del maestro, la lectura de los niños por sí mismos, el dictado

al maestro y la escritura de los niños por sí mismos. Dichas situaciones están planteadas para

promover la comprensión de nuestro sistema de escritura, en contextos cargados de sentido, que

se sostienen a lo largo del tiempo, en secuencias de trabajo sostenidas con continuidad.

En concordancia con estos principios, la propuesta curricular de la Provincia de Buenos Aires

propone que las situaciones de enseñanza deben organizarse y desarrollarse durante tiempos

prolongados, siguiendo criterios de continuidad, progresión y alternancia en la secuenciación de

actividades, de tal modo que permitan acceder a obras literarias, construyendo criterios de

selección, enriqueciendo interpretaciones y profundizando sentidos; estudiar -buscando

información, profundizándola, reorganizándola, comunicándola- y resolver conflictos. La idea es

que el docente, como lector, escritor y mediador, enfrente a los alumnos a los textos, a condición

de que resulten previsibles por los indicios, por interacciones previas o por la lectura frecuente de

los mismos.

En la fundamentación sostiene que los indicios se consideran desde lo cuantitativo y lo

cualitativo, poniendo en correspondencia la extensión y las partes de la cadena gráfica con la

emisión sonora, usando los espacios entre palabras y entre párrafos como indicadores de unidad y

ajustando las previsiones a lo escrito, de modo que no sobren ni falten palabras. En lo cualitativo,

comparando escrituras para hallar correspondencias con las anticipaciones y hallando partes

comunes en escrituras diferentes.

En cuanto a la lectura, propone la misma en contextos específicos que implique, por ejemplo:

seguir una lectura, realizar una agenda, armar una antología, escribir una versión de un cuento

clásico, producir una recomendación; estudiar: explorar una enciclopedia, partir de una lista de

animales, hacer una búsqueda de los animales listados y participar de la vida ciudadana: escuchar

leer notas sobre diferentes puntos de vista, analizar tapas de diarios para buscar palabras

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significativas, etc. Afirma como importante, el evitar dejar a los alumnos frente a marcas para

descifrarlas o sonorizarlas.

Con respecto a la escritura, también propone que los alumnos desarrollen prácticas donde se

formen como lectores de literatura, estudiantes y miembros de las instituciones, produciendo

textos completos en circunstancias claras de comunicación. A su vez reconoce la importancia de

la alternancia en el rol de lector y escritor, y en ese ejercicio el hecho de diferenciar lo dicho y lo

dictado, de usar el repertorio de marcas gráficas disponibles, de usar combinaciones de letras

posibles, de decidir sobre qué escribir y qué no de lo que le dictan, determinando qué poner con

letras o con otras marcas, de decidir dónde dejar espacios, de establecer correspondencia entre

enunciados orales prolongados y conjuntos de letras más largos y los breves o conjuntos de letras

más cortos.

La idea es que los alumnos puedan poner en acción sus propias conceptualizaciones sobre

cómo escribir, discutir con otros, confrontar y reelaborar en interacción con otros, recurrir a

fuentes de información para hacerlas cada vez más próximas a las convencionales, etc., a la vez

que intercambian con los otros acerca de lo que se está escribiendo. Propone a su vez revisar la

escritura que se está produciendo, discutiendo y reflexionando sobre ello, para saber dónde

seguir, proponer modificaciones y recurrir a escrituras conocidas para producir escrituras nuevas:

nombres, notas producidas colectivamente, y textos trabajados por los alumnos.

Esta ampliación de la mirada acerca de la enseñanza de la lectura y la escritura por encima de

la decodificación requiere de todo un cambio en la organización del espacio áulico y de las tareas

a realizar en las clases. Como sostiene Castedo (2010):

El propósito principal es formar a los alumnos como practicantes de la cultura escrita. En

ese sentido, la aspiración va más allá de un cambio de “método” o de un cambio de

prescripciones para el aula: requiere organizar las clases de manera distinta a aquella que la

escuela ha construido históricamente. Al redefinir el objeto de enseñanza y los propósitos

formativos, se asume un proyecto de escuela, no solo de enseñanza, que convive y se

tensiona con otros proyectos, muchas veces hegemónicos. (p. 50)

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Las marcas de la biografía escolar

Del análisis de las entrevistas realizadas a las docentes, surgen como aspectos propios de su

experiencia como alumnas en la escuela primaria, por un lado, el recuerdo de la realización de

actividades vinculadas con el aprendizaje de la lectura y la escritura centrados en el conocimiento

del lenguaje como código. Se hacen presentes recuerdos relacionados con prácticas que

podríamos vincular a modelos tradicionales de la enseñanza de la lectura y la escritura, como las

que implicaban el aprendizaje de las letras aisladas, el copiado de las palabras gran número de

veces hasta grabarlas en la memoria, la gran cantidad de tareas para el hogar, entre otros.

A su vez, el desarrollo de los primeros años de la escolaridad se encuentra vinculado en el

decir de las docentes entrevistadas, con una idea de exigencia, como una característica esencial

de la docencia. Dicha exigencia también se relaciona con las actividades a desarrollar para

aprender a leer y escribir, y de allí con tareas minuciosas a cumplimentar, centradas en la

repetición y la memorización. Esta minuciosidad en la presentación de las tareas, que se puede

encuadrar en un detallismo pedagógico relacionado con una tendencia al control del hacer del

niño y de una evaluación permanente de su conducta en función del cumplimiento de cada tarea,

queda vinculado en el recuerdo con aspectos emotivos, especialmente positivos y cargados de

admiración, sobre la figura de una docente contenedora y ejemplar. En el caso de M, se marca de

un modo muy fuerte la ruptura de esa sensación de cuidado y contención al tener que cambiar de

escuela mientras cursaba el quinto grado de la educación primaria, hecho que vivió de modo

intenso y traumático por la pérdida de vínculos y del sentido de pertenencia construido con su

primera escuela.

La formación docente y la capacitación posterior

Solo en un caso hay un recuerdo claro de la metodología aprendida durante la formación, y en

las referencias aparecen las dos tendencias abordadas en nuestro marco teórico: los métodos de

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marcha sintética y la psicogénesis del lenguaje. En el otro caso, menciona un abordaje de las

materias relacionadas con el área, orientadas hacia la reflexión sobre el lenguaje.

Con respecto a la capacitación posterior a la formación docente, la misma resulta desarrollada

en soledad, o asistiendo a cursos de corta duración. R menciona haber asistido a cursos

implementados por la provincia de Buenos Aires a través del CIIE, aunque mucho de su

capacitación la realiza consultando revistas e internet. M por su parte lleva adelante una

capacitación autónoma a través de internet, específicamente tomando propuestas de la red y

adaptándolas a los grupos de alumnos. M realizó un trabajo solitario, consciente del espíritu

general del enfoque del diseño en cuanto a la enseñanza de la lectura y la escritura, pero

buscando modos en proyectos ya elaborados por otros y subidos a internet.

En ambos casos, se realiza un esfuerzo por apropiarse de la propuesta del Diseño Curricular,

aunque sostienen un acuerdo parcial acerca de las posibilidades de aprendizaje que permiten las

mismas. Las docentes vivencian el carácter prescriptivo como una pérdida de libertad, como una

obligación que deben cumplir y coarta la posibilidad de poner en juego un conocimiento basado

en la experiencia que permitiría llevar adelante mejor la clase. A nivel metodológico consideran

que las prácticas que suelen implementar, a pesar de contradecir el diseño curricular, resultan más

útiles, sintiendo a su vez que la propuesta oficial las deja “sin herramientas”

Los trabajos de adecuación de las propuestas didácticas se vivencian como un trabajo de

traducción, casi como el aprendizaje de un nuevo idioma, en el que para lograr la adaptación a lo

nuevo se parte de los conceptos que se conocen y se intenta hacer una adaptación de lo viejo para

transformarlo en lo nuevo. En este intento es que se constituyen esas prácticas híbridas, en las

que las actividades toman formas mezcladas y confusas.

Una permanente traducción entre lo conocido y lo nuevo: la persistencia de los esquemas

La acción docente de reinvención, explicitación, ilustración, reformulación y concreción que

plantea Perrenoud (2012), o la modelización que plantea Gimeno Sacristán (1991), se muestra en

esta investigación como un intento permanente de interpretación de lo nuevo, a través del tamiz

que representan las concepciones construidas a lo largo de la formación de cada docente, y

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puestas en juego en condiciones concretas de trabajo en el aula que no se han modificado

demasiado a lo largo de sus años de experiencia.

En el trabajo de personalización que realiza el docente, en la transacción entre lo viejo y lo

nuevo, surge como primer requerimiento el de la necesidad de cumplimiento y obligatoriedad con

un nivel superior que lo requiere. En el caso de R, ella valora el trabajo realizado con sus

compañeros de escuela, a fin de organizar las propuestas de enseñanza interpretando y aplicando

el nuevo Diseño Curricular. Resulta muy valiosa para ella la tarea de coordinación y organización

entre los docentes de la escuela, frente al desafío de implementar una nueva propuesta curricular.

La misma no se centra en la renovación de los modos de enseñar construyendo nuevas estrategias

metodológicas, sino en, como se menciona antes, la articulación entre docentes de diversas áreas,

la contención frente a la incertidumbre que genera la innovación, la construcción de acuerdos

entre los actores de la institución, y cumplir como cuerpo docente con los requerimientos que

surgen de la propuesta curricular.

No sólo es la docente quien se considera formada en el viejo paradigma, sino que percibe que

las familias también demandan la presencia de ciertas prácticas vinculadas a lo tradicional. Se

hacen evidentes para las docentes los cambios en las subjetividades de los alumnos y de las

familias, lo que genera aún más tensión a la hora de articular el trabajo que se realiza en el aula

con el que se propone para la casa. El aula es un campo-problema que queda como único espacio

donde se proponen acciones orientadas a la alfabetización

Las propuestas áulicas observadas

Tal como propusimos en la introducción de este trabajo, suponemos a la actividad de

enseñanza como antecedida y sostenida a partir de un conjunto de decisiones metodológicas

inspiradas en diversas fuentes, que abrevan en la biografía escolar de quien enseña, en su

capacitación y en la influencia del entorno en el que se enseña. A la hora de pensar en esta

investigación se hizo presente la necesidad de observar el trabajo cotidiano que se lleva adelante

en las aulas de nivel primario, conscientes de que las decisiones metodológicas asumidas en la

práctica real se presentan, al ojo de quien investiga, con mayor claridad y honestidad que las

palabras que intentan explicar las mismas decisiones.

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Nuestros principales objetivos eran comprender como resuelven los docentes tensiones entre

su saber académico y práctico y las demandas del Diseño Curricular en el proceso de

planificación y desarrollo de sus prácticas relacionadas con la alfabetización en el primer año del

nivel primario y caracterizar el saber elaborado por los docentes en relación con dichas prácticas

del lenguaje. Para lograrlo, consideramos necesarios enfocarnos en el hacer diario, terreno de la

construcción metodológica cotidiana para quien enseña, donde intentamos vislumbrar las

diferentes formas de proponer la enseñanza de la lectura y la escritura, como prácticas

impregnadas de diferentes influencias que queríamos descubrir y comprender.

Observar dentro de las aulas resultó un ejercicio que significó volver a ingresar en el ámbito

del nivel primario desde un lugar poco habitual, como es el de investigador, pero que nos

permitió desde la participación del trajín cotidiano, vivenciar los aspectos estructurantes propios

de la escuela moderna planteados por Pineau (2011). Entender los modos de enseñar implica,

desde nuestro punto de vista, reconocer que esa enseñanza se plantea en contextos particulares,

en los que aún marcan su fuerte presencia aspectos como la pertenencia a un sistema mayor, la

organización ficticia de los tiempos y los espacios para el aprendizaje y la creación de

dispositivos destinados al disciplinamiento, entre otros.

Si se recupera los niveles propuestos por Gimeno Sacristán (1991), en los que los docentes se

apropian de las novedades, en el caso de las docentes que forman parte de esta investigación,

entendemos que logran la apropiación de lo nuevo en diferentes grados, según las características

de la tarea realizada. Si pensamos en la instancia de planificación, creemos que las docentes se

sitúan allí en el nivel de imitación-mantenimiento. Las propuestas pedagógicas de las docentes

incorporan en su vocabulario la impronta de la propuesta jurisdiccional, y son explicadas por

ellas desde el reconocimiento de dicha propuesta, reconociendo la obligatoriedad de su

implementación.

De las observaciones en campo surge como principal conclusión la idea de que las docentes

elaboran sus propuestas a través del filtro de su propia formación, realizando una adaptación

superficial a los principios planteados por el diseño curricular, pero inspirándose especialmente

en aquellas experiencias de aprendizaje de la lectura y la escritura propia de su escolarización

primaria, poniendo en juego especialmente actividades centradas en el modelo que conocemos

como de marcha sintética, que enfatizan el conocimiento de las letras y sus combinaciones para

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lograr la lectura y la escritura. Si bien la estructura de las tareas demuestra un patrón

metodológico en el que se mezclan aspectos relacionados con diversos enfoques sobre la

enseñanza de la lectura y la escritura, se vislumbra en las observaciones una permanente

tendencia a volver a la idea de codificación y decodificación del lenguaje.

Así se observa en el análisis de las situaciones de enseñanza, un pendular permanente entre

situaciones que exponen a los niños a la lectura y escritura en función de sus propias

posibilidades y conocimientos, y otras que requieren la copia sin sentido, letra por letra. Dichas

actividades, marcan el clima áulico, centrado en el completamiento de las tareas propuestas por la

docente, aun cuando no llegan a terminarse, ni a entenderse el sentido de su realización.

Con relación a este oscilar entre propuestas más abiertas orientadas hacia la exploración de

textos y a la lectura y escritura a partir de las propias posibilidades de cada niño, y otras centradas

en el completamiento de la tarea, nos encontramos con la situación narrada en el apartado

correspondiente a las observaciones áulicas en las que los niños leen una poesía pegada en el

pizarrón, para pasar luego a la copia de los nombres allí escritos.

Algo similar sucede cuando leen adivinanzas de carteles pegados en el pizarrón. En las dos

ocasiones donde se propone la lectura autónoma, se culmina la tarea escribiendo el nombre del

día, el título de la tarea, o dibujando algo a criterio de los niños.

En ocasión de abordar un cuento, si bien se inicia la clase recordando el argumento del mismo,

la actividad deriva en la copia del nombre de las princesas que forman parte de la trama. El

copiado es textual, y no se tienen en cuenta en el intercambio oral, las hipótesis presentadas por

los niños al intentar leer los carteles del pizarrón.

Si bien se realiza un esfuerzo consciente y permanente por apropiarse de las situaciones

sugeridas por el Diseño Curricular, los esquemas de acción que dan forma a las clases vuelven,

de una forma u otra, a estar guiados por una tendencia a organizar las tareas en torno a una

productividad que debe evidenciarse en el registro en los cuadernos, a través del copiado en los

mismos de consignas que buena parte de las veces no son respondidas o quedan incompletas o sin

resolver.

La misma organización del ambiente se encuentra directamente ligada a la importancia del

registro en los cuadernos, con la centralidad del pizarrón como referencia escrita, y la ubicación

de los bancos a la vieja usanza, uno tras otro, sin cambios en función de la tarea, salvo la ocasión

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en que escuchan la canción sentados en el piso, situación que no resultó habitual para los

alumnos. En el subtítulo destinado al análisis del uso del cuaderno, pudimos observar la

importancia adjudicada al mismo como centro de todo registro, y como evidencia de la tarea

realizada y de la evaluación correspondiente.

El nivel creativo- generador no llega a observarse en las actividades diarias. Si se nota un

esfuerzo de encontrar estrategias de adaptación en el trabajo en equipo logrado con el resto de los

docentes de la institución, para lograr la articulación del trabajo conjunto frente a las exigencias

de la tarea cotidiana. Sin embargo, en ese esfuerzo de reinvención y reformulación, de

explicitación e ilustración del currículum formal en currículum real, gran parte de la energía

queda detenida en la necesidad de responder a nivel formal a los requerimientos de instancias

administrativas superiores, como lo son la dirección o la inspección.

En las prácticas cotidianas se evidencia la repetición de rutinas y de tareas con formatos que

acusan modelos tradicionales de enseñanza. Los cambios son muchas veces superficiales, en

cuanto a la organización de la tarea o del ambiente, pero se da de modo persistente una vuelta a

propuestas directivas y rutinarias. Frente a la incertidumbre que les generan los cambios

curriculares, por un lado, y las modificaciones en las subjetividades de los alumnos, las viejas

prácticas surgen como muros de contención frente a lo imprevisible.

La posibilidad de explorar textos literarios que lleven a vivenciarse como lectores, de poner en

juego habilidades de estudiante, o de tomar decisiones que conlleven la expresión de cualidades

ciudadanas, como principales ejes de la propuesta de la enseñanza de la lectura y la escritura en el

Diseño Curricular, se verifican parcialmente en las situaciones observadas en las aulas. Las

situaciones significativas, que deberían permitir ejercitar los roles de lectores y escritores, en

contextos que justifiquen ejercerlas con un propósito determinado, pensadas en planificaciones

sostenidas con continuidad y progresión en el tiempo, se ven reemplazadas por actividades

enmarcadas en los tiempos acotados de una clase, y a los espacios de registro del cuaderno y el

libro de texto.

El espacio áulico, en el desarrollo de la enseñanza de las prácticas del lenguaje de leer y

escribir, se presenta como un lugar donde se observa una coexistencia de enfoques variados, con

prácticas que se orientan por momentos hacia la creación de instancias en las que los niños

construyen su conocimiento poniendo en juego sus conceptualizaciones, combinadas, aún en el

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desarrollo de la misma tarea, con propuestas centradas en la codificación y decodificación del

lenguaje, que vuelcan la actividad de los niños a la elaboración de tareas centradas en la lectura y

la escritura letra por letra.

Creemos que en este punto es posible plantear posibles líneas de investigación, que permitan

reconocer y comprender las diferencias que encuentran las docentes entre las posibilidades de

trabajo en cursos conformados por alumnos provenientes de clases sociales con sus necesidades

básicas satisfechas, y otros provenientes de contextos de pobreza. Un trabajo comparativo de

propuestas de enseñanza de la lectura y la escritura en contextos económicos y culturales

diversos, nos permitiría seguir profundizando acerca de la influencia de los múltiples

condicionantes que afectan a las situaciones de enseñanza y aprendizaje, en el esfuerzo de

transformar el currículum prescripto, en currículum real.

Hacia la culminación de esta investigación, surgen además algunas novedades a nivel

jurisdiccional, con la actualización de los diseños curriculares del nivel primario del año 2017 y

del nivel inicial del 2018, que proponen como principal modificación, la presentación del llamado

“Enfoque equilibrado integrador”. En el documento elaborado para el acompañamiento en su

implementación, llamado “Enfoque equilibrado integrador. Orientaciones para consolidar su

implementación” del año 2019, se recupera la definición de la UNESCO, en cuanto a la

alfabetización como: “un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y

comunicación en un mundo cada vez más digitalizado, basado en textos, rico en información y en

rápida mutación” 1

Realizando un breve análisis de la fundamentación de la nueva propuesta curricular, podemos

vislumbrar un cambio de enfoque metodológico que creemos, amerita una nueva investigación.

La mirada sostenida en el anterior diseño curricular, que planteaba el abordaje de las prácticas del

lenguaje como socialmente construidas y vinculadas a un sistema de escritura, a través de

propuestas que permitieran familiarizarse con las marcas, anticiparse, comparar, reflexionar y

decidir sobre las mismas como totalidades, se propone en la nueva propuesta de modo diferente.

En su fundamentación acerca del enfoque para la enseñanza de las prácticas del lenguaje, este

documento plantea que las mismas se encuentran sostenidas en un determinado sistema de

escritura, por lo que consideran indispensable enfatizar su conocimiento, para que los niños

1 https://es.unesco.org/themes/alfabetizacion

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conozcan su funcionamiento, y afirman que: “para ello, es necesario que tengan oportunidades de

identificar, conocer y reconstruir los diferentes niveles lingüísticos: discursivo, léxico, sintáctico,

morfológico y fonológico” (p. 3). La especificidad de cada uno de estos términos, nos habla de

una modificación en la mirada metodológica, que creemos vale la pena explorar.

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99

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