Salvador Díaz Mirón 267, Colonia Agricultura,Delegación Miguel Hidalgo, México D.F., C.P. 11360

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carta de noticias

Abril MAyo 2013

Iglesia Restauración Cristiana “uno gane uno” 1,000 iglesias 1000,000 de almas

Apóstol Víctor de Leon

Jovenes 24+Sabado 6 de abril a las 9

a.m.

Hotel Royal Best Western$190 por persona

Inf: hno Gabriel Aguilar

Reunion de Matrimonios

Todos los juevesde 7 a 9 pm

Servicio domingos

9:00 hrs12:00 hrs18:30 hrs

Servicio miercoles 19:00 hrs

Oración

Martes 7:00 a 9:00 pm

Escuela de musicaSi tu hijo(a) tiene seis

años o más. inscribelo en la escuela de musica de

Restauracion,

Inscripcion $200 Mensualidad $550

Jóvenez

Viernes 7:00 a 9:00 pm

Mujeres fieles

Martes 10:00 a12:00

El 50% de los problemas matrimoniales se iniciaron por una riña ocasionada por un ataque de ira en alguno de los cónyuges.

Desde hace muchos años, apareció una caricatura de un hombre que siempre estaba enojado por todo y con todos; era un cascarrabias muy enojón y se llamaba Elmer ¿algún día lo vio o lo recuerda? Pues así hay personas que todo el tiempo están enojadas no sabiendo que el diablo tiene controladas sus emociones.

Pueden ser muchas circunstancias por las cuales se distancia un matrimonio.

Lo que ocasiona la ira:

1° La desvalorización de ambos cónyuges – aún del que agrede.

2° Destruye la comunicación,arruina el gozo, activa espíritus de contienda en el hogar y puede enfermar emocional o físicamente a los cónyuges.

Efesios 4:26 y 27 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.”

El apóstol Pablo aconsejaba dos cosas:

• La indignación por un error, por una mala decisión, por un desatino o por una injusticia no debe superar en tiem-po más que un pequeño lapso de tiempo, máximo horas.

Si mantiene la indignación, nos acompañarán muchos demonios y nos aconsejarán puras tonterías, a las que sol-emos hacerle caso.

• Pero eso sí, la importancia vital de perdonar antes de ir a dormir, porque si permanece el enojo, deja puertas espirituales abiertas al ataque del diablo. Las cosas suelen ponerse peor al día siguiente.

Podemos indignarnos; pero no ser violentos, lastimar a

nadie. Hay derecho a una justa indignación, un periodo en que nos afrenta la situación,

pero la debemos soltar lo más pronto posible.

No es pecado enojarse y mole-starse, pero no debe producir rencor o resentimiento, ni odio, ni malestar que incomode, menos aún no perdonar el agravio. Lo que no hay derecho es a ofender, lastimar, gritar a nadie aunque esté muy indignado; porque no ganará nada, más bien perderá.

Nadie que esté enojado podrá ser coherente y congruente con sus frases que suelen ser hirientes, despreciables, incómo-das, ofensivas y de mal gusto; al grado que cuando baja el furor: hasta tenga vergüenza de lo que dijo.

La Biblia llama a ser coherentes y el mantener el del dominio propio.

Santiago 3:2 “Porque todos ofendemos mu-chas veces. Si alguno no ofende de palabra, este es varón perfecto, capaz de refrenar todo su cuerpo.”

El problema es perder el control de sí mismo y hablar enojado. El mejor consejo es decir:”¡Por ahora no puedo hablar porque estoy muy enojado y no quisiera ser descortés, grosero o parecer un individuo incivilizado permítanme que me calme! Luego hablamos.”

Lo que sucede es que cuando nos enojamos, senti-mos que somos agredidos y lastimados, en ese mo-mento aparece la “carne” porque el orgullo vence, y caemos ante la tentación de la ira, y el Espíritu Santo que está en nosotros se entristece en gran manera.

Efesios 4: 30 al 32 Santiago 3: 3 al 12

Quiere decir, que como templos del Espíritu Santo estamos

El efecto ElmerLa IRa y eL matRImonIo Por EL APoStoL viCtor DE LEoN

en un proceso de santificación. Por lo tanto se tiene control de la muerte, de las palabras, de los sentimientos y refrenamos nuestras acciones de ira o violentas.

Pero si no hay control, y hacen o dicen cosas groseras, impropias, majaderías es porque nos convertimos en un templo mundano, del diablo ¿de quién somos? ¿a quién servimos? La ira dará lugar al diablo.

Las palabras nunca regresan vacías, tienen una vida y un valor propio, de tal manera que cuando perdemos el control, podemos ser profetas de destrucción con las palabras sucias e impropias a causa de la ira.

• El mejor ejemplo de conducta y disciplina consi-go mismo fue el Señor Jesús que se indignó, pero retornó el control de sí mismo y luego habló;

Juan 2: 13 al 17

Pero note que el Señor no golpeó ni con palabras a nadie, no lastimó a las personas con comentarios hiri-entes, simplemente quitó del templo lo que estaba estorbando y habló de las ac-ciones que estaban mal hechas.

Nunca vaya a hacer un azote de cuerdas y rompa todo porque está indignado; recuerde que el Señor lo hizo como un acto profético de

purificación del templo.

Cómo recuerdo de un esposo que se indignó tanto que rompió todos los muebles de su casa, “todos”, incluyendo una costosa pantalla de tv, que le había costado una fortuna y que había comprado para ver los deportes en ella. Después se arrepintió, pero ya había hecho el daño, no solo la destrucción física de la sala de su casa; sino el dolor que ocasionó a su esposa ehijos; fue un drama de consecuencias.

Es obvio que haya enojo por una injusticia. Porque somos heridos o lastimados y la indignación es

una reacción emocional ante un ataque. Pero como hijos de Dios, debemos procesar el

dolor a través de Cristo y ver como ve Cristo en nosotros.

La indignación justa, no permite que seamos injustos.La indignación da fuerzas y en-ergía para resolver los conflic-tos; no para continuarlos y destruir a otros.

La indignación se puede distorsionar por los deseos de venganza; entonces se vuelve un arma para el dia-blo. Es muy complicado a los ojos naturales procesar el dolor de la indignación; pero viendo con los ojos de Cristo podemos entender antes que

nos comprendan.

Se necesita de tiempo para proc-esar y eliminar el sufrimiento que

ocasionaron, pero si el Señor lo hizo, lo debemos hacer nosotros también.

Lucas 23:34 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben

lo que hacen…”

¿Cómo no iban a saber que estaban crucificando al Señor? Si y no.

Si porque por causa de su ira, el diablo estaba controlando sus mentes y sus corazones.

¿Se acuerda que tan solo unas horas antes estaban glori-

ficando al Señor cuando entró a Jerusalén? ¿Qué pasó? ¿Por qué el cambio? Los demonios operaban en el coraje y la ira para acusar y crucificar al Señor.

Usar palabras

destructivas y corrompidas son

un dique para la obra completa del Espíritu Santo; y dan un fuerte abrazo a los demonios

que ministran división y

dolor.

toda indignación

es justa, lo cual implica que haya perdón y misericodia.

Así suele suceder en las familias: la ira, el enojo puede llevar a crucificar a un inocente. Dios nos enseña que muchos de los ataques de ira de otros son diseñados desde el mismo infierno.

El diablo quiere llevarnos a la contienda, a la rebelión, al dolor y al sufrimiento a

través de la ira.

Muchas veces las personas son usadas en el área de la mente para tratar de dañar o maltratar a otros a través de la ira y más aún a los que están en pacto como puede ser el ma-trimonio.

Si guarda el coraje por más de un momento, entonces sí es pecado porque abre una puerta por donde el diablo lo atacará de los pensamientos pesimistas, negativos o de venganza.

El mejor consejo es solamente indignarse por los próxi-mos minutos – cuente del 1 al 10 – quizá de momento no quiera hablar del asunto; pero debe desecharlo casi de inmediato.

Jeremías 17: 9 y 10

Por mucho tiempo podemos maquilar nuestra relación, aguantar como los meros buenos; pero se va llenando el

corazón de resentimientos y amarguras del pasado y un día en un acto demoniaco (porque es guiado por el diablo)

decimos, “exploté”.

La ira es traicionera porque hace que cosas que sucedieron hace 20 años o más son sacadas del pasado más remoto y de-clarados como actuales; eso hace oler a infierno; porque saca todo lo que en el pasado le lastimó, es como abrir un sepulcro con un cuerpo muerto desde hace años ¿a qué olerá?

Salmo 37: 8 “Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo.”

La ira viene de muchas fuentes sobre todo de la amargura, el resentimiento, el dolor emocional guardado por mucho tiempo. Los padres de la ira casi siempre son el egoísmo, el orgullo y la sospecha – son de origen espiritual no natural.

La ira suele afectar el intelecto y levantar otra serie de espíritus siete veces peores que los primeros tres,

todo depende del grado de incomodidad guardada por años hasta llegar al desamor en la pareja. Ahí

la restauración es más difícil, porque sin amor no se puede arreglar nada.

No podemos ser selectivos lo y a los que perdonamos; quien selecciona está en un nivel elevado de vanidad y soberbia. “¡¡esto no se me hace a mí!!” – Y ser selectivo en el perdón es pecado, porque es orgullosos.

El diablo se siente muy feliz porque si hace que nos enojemos entonces le faltamos al respeto a nuestro cón-yuge y eso produce un efecto emo-

cional y espiritual doble a la pareja:

1° Sembrará depresión, angustia, intranquilidad, sufrimiento, pérdida de la paz y eso se puede transmitir a los hijos.

2° La ira ya se considera en términos médi-cos como un potencial de riesgo para enferme-dades mentales.

“lA irA en Muchos cAsos nos hAce hAblAr cosAs

que lAstiMAn Al otro porque

desnudAn o descubren lo que hAy en el

corAzón.”

3° Además puede producir que se deteriore el cuerpo en el estómago, el hígado y el corazón y el endureci-miento de arterias.

En estudios recientes se ha agregado a las perso-nas “Elmer” el que tienen problemas de artritis por causa de la amargura que produce la ira.

¿Qué debemos hacer?

1. Debemos aprender a escuchar, tomar tiempo para oírlo todo.

Santiago 1:19 “Por esto, mis queridos herma-nos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.”

Debemos estar dispuestos a escuchar y hablar de manera civilizada, tiene derecho de réplica cuan-do no esté de acuerdo, no derecho de ofensa.

2. Aprender a entender que si soy templo del Espíritu Santo, debo manifestarlo, exteriorizarlo a través del fruto del mismo Espíritu.

Si tengo el fruto, tengo la victoria y si Dios está en mí, debo de manifestarlo aún más en las crisis y los problemas.

3. Para que haya pelea se necesitan de dos. Si usted toma el control de sí mismo a través del fruto del Espíritu Santo, podrá entender el mal ánimo de su cónyuge y lo justificará de alguna o muchas maneras…”tuvo muchos problemas en el trabajo”…”está estresada”…”su mamá la influenció”, etc.

Esto implica que usted aprenda una ley para batallar contra la ira a que quiere llevarlo el cónyuge: “La ley del muerto.”

¿Ha estado junto a un muerto? ¿Cómo respondería a sus críticas, peleas e ira?

Además si somos llenos del Espíritu Santo, la santidad nos re-cordará que no es bueno airarse, contestar la agresión y herir al otro.

Proverbios 15: 1 al 4 y 18 2ª timoteo 2: 23 al 26

La ley del muerto no implica que no repliquemos a quien está airado, sino que no hablemos de igual

manera, que hablemos en forma correcta ¿Cómo le contestaría Cristo ante sus ofensas? – así debemos

hacer.

¿Qué debe hacer?

• Entender que tengo ira, rabia, impotencia, coraje• ir al Señor en oración y entregarla• tomar tiempo para encontrar el lugar, el momento para hablar no con las mismas ofensas sino con sabiduría y madurez

Romanos 12:21 “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.”

4. Debe entender que la ira es una decisión del corazón para verse irritado, enojado. La ira tiene consecuencias espirituales muy fuertes.

Mateo 5: 21 al 26

El Enojo sE

asEmEja a un asEsinato

para Dios. porquE cuanDo

hay ira las palabras suElEn

matar El ánimo, los valorEs,

la EspEranza y la fE.

• El enojo abre puertas al ataque

del diablo sobre los cónyuges, por eso

las contestaciones son agresivas, mal intencio-

nadas, está desatado el dia-blo que pone en prisión a ambos y proba-blemente en el futuro a sus hijos si no se ponen de acuerdo en estar en paz.

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Martes a viernes a las 6 pm en la escuelita.

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15 de Abril 2013