ACTIVIDAD - UNIDAD III - LA DOMINACIÓN LUSO-BRASILEÑA

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UNIDAD III: LA DOMINACIÓN LUSO-BRASILEÑA UNIDAD III: LA DOMINACIÓN LUSO-BRASILEÑA ACTIVIDAD Nº 1: LA POLÍTICA DE TIERRAS LUSO-BRASILEÑA ACTIVIDAD Nº 1: LA POLÍTICA DE TIERRAS LUSO-BRASILEÑA Los fines económicos de los portugueses atendían por sobre todo a absorber la producción ganadera y saladeril en beneficio de los consumos de sus esclavos y de la expansión de los grandes ganaderos y saladeristas riograndenses. Los invasores portugueses realizaron grandes arreadas de ganado en pie a través de la frontera con el Brasil, con destino a las estancias y saladeros de Río Grande. Se procedió al otorgamiento a oficiales y soldados portugueses y brasileños de vastas tierras situadas al norte de la Provincia conquistada. Se configuró así, una política apropiatoria con respecto a las tierras y ganados de la provincia. Lecor se vio enfrentado a las exigencias de los hacendados desposeídos por el Reglamento artiguista de 1815 que reclamaban el desalojo de sus beneficiarios establecidos de años atrás en sus campos. Los desalojos masivos de los donatarios artiguistas implicaban el riesgo de conmociones revolucionarias en la campaña, se temía por el desorden y la anarquía que podría provocar expulsar a las masas rurales favorecidas por la Revolución Oriental. Por lo tanto, se estableció que los beneficiarios artiguistas fuesen considerados “poseedores de buena fe” y, por tanto, amparados y protegidos en el goce y posesión de sus tierras. Los antiguos propietarios desposeídos solo podrían recuperar los campos desocupados, o aquellos ocupados por verdaderos intrusos que no pudiesen probar su posesión de “buena fe”. En definitiva, “los propietarios de las tierras confiscadas en 1815, pero no repartidas, las recobraron salvo que hubieran sido ocupadas por los portugueses. La situación de los beneficiados artiguistas varió en función de diversos factores: muchos no pudieron probar su posesión de “buena fe” por haber perdido los títulos extendidos conforme al Reglamento de 1815, o no haberlos obtenidos en tiempo debido a la invasión portuguesa de 1816; en cuyo caso perdieron sus tierras a manos de sus antiguos propietarios desposeídos, pasando en el mejor de los casos a la condición de arrendatarios o de peones. Algunos se ampararon en certificados expedidos por los

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UNIDAD III: LA DOMINACIÓN LUSO-BRASILEÑAUNIDAD III: LA DOMINACIÓN LUSO-BRASILEÑA

ACTIVIDAD Nº 1: LA POLÍTICA DE TIERRAS LUSO-BRASILEÑAACTIVIDAD Nº 1: LA POLÍTICA DE TIERRAS LUSO-BRASILEÑA

Los fines económicos de los portugueses atendían por sobre todo a absorber la producción ganadera y saladeril en beneficio de los consumos de sus esclavos y de la expansión de los grandes ganaderos y saladeristas riograndenses. Los invasores portugueses realizaron grandes arreadas de ganado en pie a través de la frontera con el Brasil, con destino a las estancias y saladeros de Río Grande. Se procedió al otorgamiento a oficiales y soldados portugueses y brasileños de vastas tierras situadas al norte de la Provincia conquistada. Se configuró así, una política apropiatoria con respecto a las tierras y ganados de la provincia.

Lecor se vio enfrentado a las exigencias de los hacendados desposeídos por el Reglamento artiguista de 1815 que reclamaban el desalojo de sus beneficiarios establecidos de años atrás en sus campos. Los desalojos masivos de los donatarios artiguistas implicaban el riesgo de conmociones revolucionarias en la campaña, se temía por el desorden y la anarquía que podría provocar expulsar a las masas rurales favorecidas por la Revolución Oriental. Por lo tanto, se estableció que los beneficiarios artiguistas fuesen considerados “poseedores de buena fe” y, por tanto, amparados y protegidos en el goce y posesión de sus tierras.

Los antiguos propietarios desposeídos solo podrían recuperar los campos desocupados, o aquellos ocupados por verdaderos intrusos que no pudiesen probar su posesión de “buena fe”. En definitiva, “los propietarios de las tierras confiscadas en 1815, pero no repartidas, las recobraron salvo que hubieran sido ocupadas por los portugueses.

La situación de los beneficiados artiguistas varió en función de diversos factores: muchos no pudieron probar su posesión de “buena fe” por haber perdido los títulos extendidos conforme al Reglamento de 1815, o no haberlos obtenidos en tiempo debido a la invasión portuguesa de 1816; en cuyo caso perdieron sus tierras a manos de sus antiguos propietarios desposeídos, pasando en el mejor de los casos a la condición de arrendatarios o de peones. Algunos se ampararon en certificados expedidos por los antiguos caudillos y jefes artiguistas por entonces al servicio del invasor, como Rivera; de este modo conservaron sus tierras y estrecharon lazos de dependencia personal con aquellos.

CUESTIONARIOCUESTIONARIO

1. ¿Cuáles eran los diversos intereses en juego en torno a la tenencia de la tierra?

2. ¿En qué consistió la política apropiatoria de los portugueses? ¿Cuál era su objetivo económico y político?

3. ¿Por qué Lecor amparó a las posesiones de los donatarios artiguistas?

4. En los hechos, ¿cuál fue la situación de éstos?

5. Los hacendados desposeídos por el Reglamento de 1815, ¿recuperaron todas sus tierras?

6. En definitiva, la política agraria de Lecor: ¿satisfizo enteramente a los intereses en pugna?, ¿qué interés primó?