Administrativo Final

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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO CURSO: DERECHO ADMINISTRATIVO GRUPO: D CICLO: I TEMA: “DESCENTRALIZACION ADMINISTRATIVA” ESTUDIANTES: CARNET: IRENE BERENICE AQUINO DE LA O AD11023 RODRIGO JOSE BARRAZA PLATERO BP08016 GUILLERMO ALFREDO SUNCIN REYES SR12016 GERSON AMILCAR GUERRERO GG10018 DANY MOISES RODRIGUEZ HERNANDEZ RH10008

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bienes publicos, los bienes publicos

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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES

ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS

DEPARTAMENTO DE DERECHO PÚBLICO

CURSO: DERECHO ADMINISTRATIVO

GRUPO: D CICLO: I

TEMA: “DESCENTRALIZACION ADMINISTRATIVA”

ESTUDIANTES: CARNET:

IRENE BERENICE AQUINO DE LA O AD11023

RODRIGO JOSE BARRAZA PLATERO BP08016

GUILLERMO ALFREDO SUNCIN REYES SR12016

GERSON AMILCAR GUERRERO GG10018

DANY MOISES RODRIGUEZ HERNANDEZ RH10008

CATEDRÁTICO: DR. LIUS ALONSO RAMIREZ MENENDEZ

CIUDAD UNIVERSITARIA 28 DE MAYO DEL 2015

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ÍNDICE

I. Consideraciones Generales Pág. 4

II. Concepto y Definición Pág. 6

III. Caracteres del Dominio Público Pág. 10

IV. Bienes que forman el Dominio Público Pág. 11

V. Afectación del Dominio Público Pág. 12

VI. Uso del Dominio Público Pág.14

VII. Dominio Público Terrestre Pág.18

VIII. Dominio Público Aéreo Pág. 22

IX. Dominio Público Marítimo Pág. 24

Bibliografía Pág.28

Anexos Pág. 29

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INTRODUCCIÓN

El término de dominio público se remonta a la antigua ley romana, como un

sistema de presets incluidos en el sistema de derecho de propiedad. Los romanos

tenían un sistema de derechos de propiedad grande donde se define "muchas

cosas que no pueden ser de propiedad privada", como res communes, res

publicae y res universitatis.

El plazo de resolución de la comuna se define como "las cosas que se podrían

comúnmente disfrutados por la humanidad, como el aire, la luz del sol y el mar."

Los res plazo publicae refiere a las cosas que fueron compartidos por todos los

ciudadanos, y el término universitatis resolución significaba que las cosas eran de

propiedad de los municipios de Roma. Al mirar el dominio público desde una

perspectiva histórica, se podría decir que la construcción de la idea de "dominio

público" brotado de los conceptos de cosa comuna, res publicae y res universitatis

en el derecho romano temprano.

Los autores argentinos, Roberto Dromí y Manuel María Diez definen al dominio

público como: “el conjunto de bienes de propiedad de una persona jurídica que,

por los fines de utilidad común a que responden, están sujetos a un régimen

jurídico especial de derecho público” y “El dominio público se define como un

conjunto de bienes afectados al uso directo o indirecto de los particulares.

Atendiendo a esta definición, las obras públicas (bienes muebles o inmuebles que

se ejecutan con un fin de utilidad general, sea por el Estado directamente, sea por

un particular) integran el mismo.

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I. CONSIDERACIONES GENERALES

¿Qué es el Dominio público del Estado? ¿Que difiere del Dominio Privado del

mismo? ¿Cuál es la diferencia entre esas instituciones?

La distinción entre ambos tipos de dominio es de antigüedad. Ya la concibieron los

Romanos1. Pero su sistematización es obra de la doctrina del siglo pasado.

Tal distinción tiene gran importancia: el régimen jurídico de ambas categorías de

bienes es diferente. El dominio público es inalienable e imprescriptible, con todas

las consecuencias que derivan de ellos; el dominio privado del Estado hallase

sujeto a las reglas ordinarias de la propiedad privada, salvo algunas

modificaciones2. La diferencia, pues, es de régimen jurídico.

Un autor considera que la distinción clásica entre el Estado poder público y el

Estado persona Jurídica debió contribuir a esa nueva terminología; el Estado -

agrega- posee bienes en virtud de dos títulos diferentes: como poder público y a

título privado. Los primeros formarían el dominio público; los otros el dominio

privado3¿Pero cuándo un bien o cosa determinado queda sometido al régimen

jurídico del dominio público, como dependencia del mismo? Es ésta una cuestión

teleológica. Para que el bien o cosa sea considerado como dependencia del

dominio público, y sea sometido al régimen pertinente, es menester que dicho bien

o cosa estén afectados al “uso público”, directo o indirecto, debiendo tratarse, en

este “último” supuesto, de cosas afectadas directamente -como “bienes finales” o

“bienes de uso”- a la utilidad o comodidad común, quedando excluidos de la

dominialidad de los bienes del Estado que revisan carácter simplemente

instrumental.

1 Planiol, tomo 1°, página, n°. Ver Digesto, libro 43, título 8°, ley 2, párrafos 3 y 4, y ley 3. Si bien la diferenciación entre los dos tipos de dominio fue concebida por los jurisconsultos romanos, es de advertir, como lo hace notar Raymond Saleilles, que en ese viejo derecho la distinción entre “dominio público” y “dominio privado” no tuvo el carácter de “creación científica”, sino el de mera “comprobación de hecho”: no respondía a un criterio técnico (páginas 3 y 4) 2 Cammeo, página 857.3 Pelloux, página 131

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Si se observa la naturaleza del vínculo que puede formarse entre un particular y el

Estado, respecto a dependencias del dominio público o respecto a dependencias

del dominio privado público o respecto a dependencias del dominio privado del

Estado, se advierte que la diferencia entre ambos tipos de dominio es un reflejo de

la distinción entre derecho público y derecho privado. Las normas que regulan el

dominio público, en su vinculación con los particulares, y las que regulan el

dominio privado, también en dicha vinculación, mantienen la diferencia esencial

entre derecho público y derecho privado: normas de sobornación en lo atinente al

dominio público y de coordinación en lo referente al dominio privado.

La noción de dominio público -aunque en modo alguno con los caracteres

específicos que hoy lo determinan- es tan antigua como las primeras comunidades

humanas. Era aquélla una noción indeterminada, lo que no es de extrañar ya que,

la teoría del dominio público por obra de la doctrina científica, comenzó a gestarse

en el siglo pasado.

En opinión de Mayer, el derecho de las cosas públicas debió encontrar su primera

expresión jurídica en la forma social primitiva de realización de los intereses

públicos, es decir, en las comunidades rurales, que eran asociaciones distintas a

los municipios actuales. En ellas los derechos de los individuos y los de su unión

se confundían, prevaleciendo unos u otros alternativamente, según los objetos.

Desde luego, estas asociaciones poseían caminos, calles, plazas. Los terrenos

afectados a los mismos eran comunes, no pertenecían a individuo alguno en

particular, sino a la totalidad de ellos, y hallábanse destinados a la comunicación

de todos. El jefe de la asociación -autoridad comunal- debía velar por el

mantenimiento de esos bienes y por el buen uso que de ellos se hacía. El derecho

sobre esas cosas sólo se manifestaba bajo dos formas: uso de todos y vigilancia

de la autoridad.4

4 Mayer, tomo 3°, páginas 88 y 183. Refiriéndose al dominio público, un escritor argentino que escribió en 1884, dijo: “Este debió coexistir desde su principio con la propiedad privada, como condición indispensables de la vida económica de la colectividad” (Nicanor de Elía, “Dominio Público Nacional”, página 16, Buenos Aires, 1884)

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Más tarde, el nacimiento de la ciudad amplió el número de cosas públicas.

Fuentes, mercados, lavaderos, quedaron destinados al uso de todos5.

Aparece luego el feudalismo. Por encima de las comunidades locales se

constituye el poder de los príncipes, quienes reclaman para sí la propiedad de las

cosas carentes de propietario. Los caminos, puentes y todos sus accesorios se

convierten en cosas del príncipe, aun que subsiste el uso de todos.

Con el advertimiento del Estado moderno, la ciencia del derecho comenzó también

a ocuparse de las cosas públicas. Las reglas del derecho romano se tuvieron en

cuenta en todo esto. El resultado fue una gran controversia sobre la propiedad de

esas cosas.

Sintéticamente expresado, tal es el origen de lo que hoy se conoce como dominio

público. Desde un principio la legislación hízose eco de esas realidades. Así lo

atestiguan las viejas leyes de Roma y de España.

II. CONCEPTO Y DEFINICIÓN

Una de las actividades esenciales del Estado es la Administración, mediante la

cual satisface de un modo concreto permanente y continuo, las necesidades

públicas; los servicios públicos son los instrumentos que la administración,

considerada orgánicamente, se vale para cumplir sus fines y uno de los elementos

del servicio públicoestá constituido por el conjunto de bienes o recursos que debe

serle asignado para satisfacción de la necesidad publica correspondiente. Para

administrar pues, el Estado necesita bienes, aun mas, los necesita para promover

el bien común6.

Encuanto el Estado tiene el dominio de ciertos bienes para el logro de sus fines

propios, se reconocen para su regulación jurídica determinados principios, y

normas de derecho público, que interesan especialmente al Derecho

Administrativo. Así hay bienes que pertenecen al Estado como tal, patrimonio que

algunos llaman dominicalidad publica o bienes dominiales, pero cuya

denominación más corriente es la de dominio público del Estado y hay otros

bienes que al Estado pertenecen en cuanto sujeto de derechos patrimoniales,

5 Meyer, tomo 3°, página 896 El dominio público, tesis doctoral presentada por juan Manuel Bolaños Sandoval, enero 1976

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como físico, bienes que algunos llaman fiscales o dominio patrimonial del Estado,

pero cuya denominación más corriente es la de dominio privado del Estado; a los

primeros se les llama también bienes nacionales de uso público y a los segundos

bienes fiscales.

Entendemos pues, por dominio público el conjunto de bienes afectados al uso

directo de la colectividad, referidos a una entidad administrativa de base territorial

y destinada al uso público de los administrados y que no son susceptibles por lo

tanto, de apropiación privada7. Forman pues, los bienes del dominio público los

que son destinados al uso público; a los demás bienes los comprenden en el

dominio privado del Estado, o sea aquellos bienes que pertenecen al Estado pero

que no están destinados al uso común o público.

El dominio público, como institución, tiene o puede tener puntos de contacto con

otras instituciones o figuras jurídicas, tales como el servicio público, la obra

pública, el dominio eminente, la jurisdicción, el instrumento público y la

expropiación.

Se hace necesario, entonces, establecer en que pueden consistir esos puntos de

contacto y cuál es la diferencia entre el dominio público y esas instituciones o

figuras jurídicas.

a) El domino público y el servicio público, si bien ambos constituyen

instituciones fundamentales del Derecho administrativo, son como tales distintos

entre sí.

El dominio público consiste esencialmente en un “conjunto de bienes”; el servicio

público constituye una “actividad” directa o indirecta de la Administración pública.

La diferencia entre ambos es notoria: conjunto de bienes y actividad de la

Administración, respectivamente.

Si bien algunos bienes afectados a la prestación de servicios públicos pueden

pertenecer al dominio público, ello no siempre ocurre así. Ciertos bienes del

7 RafaelBielsa derecho administrativo capitulo únicopag. 1 y 2.

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Estado consagrados a la prestación de tales servicios, en determinadas

legislaciones pertenecen por ello al dominio público; en cambio, los bienes

pertenecientes a una persona particular -concesionario, por ejemplo- afectados a

la prestación de los servicios, no pertenecen al domino público del Estado, sino al

dominio privado del concesionario, aunque sometidos a un régimen diferencial

mientras continúen afectados a la prestación del servicio público. Todo esto

vinculase al estudio de los elementos “subjetivos” y “teleológicos” como notas

características de la dominicalidad.

b) La obra pública generalmente constituye una dependencia del dominio

público; de ahí la dificultad para establecer la diferenciación jurídica entre ambas

figuras, máxime cuando tanto el dominio público, en general, como la obra pública,

en particular, pueden referirse a inmuebles o a muebles.

Desde el punto de vista del derecho administrativo -no del fiscal o financiero- “obra

pública” es la que realiza el Estado para la utilidad general, o sea afectada al uso

directo o indirecto de la colectividad.

Se ha propuesto un criterio de diferenciación basado en que la obra pública puede

satisfacer el interés público aún indirectamente, en tanto que los bienes del

dominio público habitualmente lo satisfacen en forma directa. Tal afirmación no es

exacta, pues los bienes dominicales no sólo están destinados al uso directo de los

habitantes, sino también al uso “indirecto” de ellos.

La diferencia fundamental entre dominio público y obra pública radica en que toda

obra pública es siempre, indefectiblemente, una creación humana, en tanto que

hay muchos bienes públicos declarados tales por el legislador en el estado en que

la naturaleza los presenta u ofrece; mares, ríos, lagos, islas, etc.

En sintesis: la obra pública es sólo una especie dentro del género dominio público.

En otras palabras: la obra pública es una de tantas cosas que pueden integrar el

llamado dominio público “artificial” o “accidental”.

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c) El dominio público y el dominio eminente presenta diferencias

esenciales, de fácil expresión.

El dominio eminente es un poder supremo sobre el territorio; vincúlase a la noción

de soberanía. Se ejerce, potencialmente, sobre todos los bienes situados dentro

del Estado, ya se trate del dominio privado o público del mismo o de la propiedad

de los particulares o administrados. Como bien se dijo, el dominio eminente es la

expresión político-jurídica de la soberanía interna. La soberanía externa se

manifiesta sólo en las relaciones entre Estados y es sinónima de independencia.

Se trata, en suma, de una “potestas”, no de una propiedad; es una facultad de

legislación sobre las personas y los bienes y como expresión de soberanía interna

no reconoce otras limitaciones que las preceptuadas por el ordenamiento

constitucional.

El dominio público, en cambio, es un conjunto o suma de bienes sometidos a un

régimen jurídico especial, distinto del que rige los bienes del dominio privado.

El dominio eminente es una “potestad” (en otras palabras, que tiene capacidad

legal para hacer cumplir su decisión); el dominio público es un conjunto de bienes

sometidos a un régimen jurídico especial.

d) EL dominio público y la jurisdicción denota conceptos distintos. Pero

como ambas figuras pueden tener aplicación simultanea respecto a una misma

cosa, se hace necesario aclarar en qué consiste la vinculación que ambos pueden

tener sobre esa cosa.

Sobre ciertos bienes dominicales su titular tiene, a la vez, jurisdicción sobre los

mismos. En otros casos la titularidad del bien y la jurisdicción sobre él le

corresponden a entidades distintas. Como ejemplo del primer supuesto puede

recordarse un río exclusivamente situado dentro de los límites de una provincia,

cuya hipótesis la titularidad sobre el bien y la jurisdicción le pertenecen a la misma

entidad sobre el bien y la jurisdicción le pertenecen a la misma entidad; como

ejemplo del segundo supuesto podría mencionarse a un río navegable

interprovincial, cuya titularidad les corresponde a las respectivas entidades

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locales, en tanto que la jurisdicción le pertenece a la autoridad nacional en todo lo

atinente a la navegación.

El dominio público se refiere a la condición y situación legal de la cosa o bien; la

jurisdicción se refiere a la potestad que puede comprender todos los usos de que

es susceptible ese objeto, como ocurriría con el río exclusivamente situado dentro

de una provincia, a cuyo respecto la entidad provincial tiene atribuciones para

reglar todo lo relacionado con los usos de que ese río es para susceptible, o dicha

potestad puede referirse a un determinado uso o a varios usos, como ocurriría con

el río navegable interprovincial, a cuyo respecto la facultad para reglar lo

relacionado con la navegación le pertenece a la Nación, en tanto que las

facultades para reglar todos los restantes usos le pertenecen a las provincias

atravesadas o limitadas por ese curso de agua.

En consecuencia, la vinculación que tiene el dominio público y la jurisdicción es la

siguiente: el dominio público se refiere a la condición y situación legal de la cosa o

bien, en tanto que la jurisdicción se refiere a la potestad para reglar el o los usos

de que la cosa o bien es susceptible.

e) El dominio público y la expropiación hay una marca diferencial. El

primero consiste en un conjunto de bienes sometidos a un régimen jurídico

especial, la segunda constituye el medio o procedimiento jurídico en cuyo mérito

un bien o cosa es transferido de un patrimonio a otro, por causa de utilidad

pública. Pero el solo hecho de la expropiación, por sí, no basta para convertir en

dominial un bien o cosa.

III. CARACTERES DEL DOMINIO PÚBLICO

Los bienes que forman el dominio público tienen en razón de su naturaleza y

destino, caracteres jurídicos particulares, de entre los cuales es lo esencial que

están fuera del comercio y de ello se derivan las notas de: la inalienabilidad y la

imprescriptibilidad, de estos derivan otras relaciones y modalidades jurídicas que

también definen al dominio público y lo diferencia del dominio patrimonial del

Estado, cualquiera sea su clase.

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1. INALIENABILIDAD. El propio destino de las cosas públicas no permiten

que estas estén en poder del particular o de la persona privada, que

dispondría de ellas según sus particulares intereses, en consecuencia, esas

cosas están jurídicamente sustraídas del comercio ordinario del derecho

privado.

Las cosas que constituyen el dominio público, son destinadas al uso público

permanente, pero pueden ser objeto de relaciones jurídicas que generen o

impliquen hechos compatibles con la naturaleza y destino de la cosa, es decir, las

cosas de dominio público están fuera del comercio respecto de la ley civil,

substraiga al comercio jurídico. Pero las cosas de dominio público son

susceptibles no solo de utilización colectiva, sino también de utilización individual,

se por medio del permiso, sea por medio de concesión.

2. IMPRESCRIPTIBILIDAD. Este carácter de imprescriptibilidad de las cosas

de dominio público, es una consecuencia de la inalienabilidad de los

mismos, puesto que por la prescripción se adquiere el dominio de las

cosas, por la ocupación más o menos larga y no interrumpida de las

mismas y si esta operara en los bienes de dominio público, tendríamos que

estas cambiarían de dueño. Es decir, habría trasferencia de dominio, lo cual

no opera en los bienes de dominio público por su carácter de inalienables8.

IV. BIENES QUE FORMAN EL DOMINIO PÚBLICO.

La doctrina de la demanialidad solo incluía en sus comienzos, entre las

dependencias del dominio público las “porciones del territorio nacional”. Esto tuvo

su origen en el Código Civil Francés y de acuerdo con dicha doctrina, se negaba el

carácter de bines de dominio público a los edificios y a los bienes muebles.

Este criterio había de superarse radicalmente al ser aceptado el criterio de la

8 El dominio público, tesis doctoral presentada por Juan Manuel Bolaños Sandoval, enero 1976 pág., 7

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afectación como típico de la demaialidad, pues no solo porciones de territorio, sino

edificios y cosa muebles pueden ser destinadas al uso público o al mantenimiento

de un servicio público, por ejemplo los edificios destinados a escuelas nacionales,

hospitales, museos, etc. además son bien los edificios propiedad del Estado en los

que se alojan órganos del mismo.

Balbé ha defendido la posibilidad de dominio público mueble afirmando que la

“conexión con el interés público es, si cabe, mayor en los bienes muebles que los

inmuebles, pues si es susceptible de sustitución por otro el inmuebles soporte del

servicio, no ocurre otro tanto con los numerosos objetos muebles, cuyo valor

radica intransferiblemente en ellos, el peligro de su inalienabilidad y

prescriptibilidad ocasionaría un daño muy superior al que se originase por la de los

inmuebles.

Hay autores que sostienen el criterio de admitir como objeto del dominio público

las cosas incorporales, pero la verdad es que no se advierten razones definitivas

de tipo práctico que hagan indispensable en estos casos la utilización del régimen

del dominio público. La protección del interés público en estos casos puede

lograrse mediante otras técnicas administrativas como por ejemplo, la policial. Por

lo que se refiere al dinero, tampoco resulta aplicable la noción del dominio público.

V. AFECTACIÓN DEL DOMINIO PÚBLICO

La afectación es el hecho o la manifestación de voluntad del poder público, en

cuya virtud la cosa queda incorporada al uso y goce de la comunidad. Para que se

tenga por operada la afectación y este surte efecto jurídico, es indispensable el

cumplimiento de determinados requisitos de tal manera que la afectación puede

consistir en un hecho o en una manifestación de voluntad del poder público.

La naturaleza jurídica, de la afectación para el autor Hauriou considera que la

afectación es el hecho que determina la utilización de la cosa a un fin público,

hecho que resulta tanto de acontecimiento materiales combinados con

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declaraciones administrativas, como de declaraciones administrativas

exclusivamente.

Villegas Dasavilbaso, distinguido entre los actos de afectación de los bienes

naturales y de los bienes artificiales juzga que la naturaleza jurídica de la

afectación o consagración es la correspondiente la de los actos legislativos o

administrativos, según se trate de bienes públicos naturales o artificiales,

respectivamente.

Es evidente que para determinar la naturaleza de la afectación hay que distinguir

entre bienes declarados públicos en su estado natural y los bienes declarados

púbicos pero que su existencia depende de un hecho humano. La autoridad

competente para declarar el carácter público de un bien es el Estado ya sea

natural o artificial, el Estado lo hará a través de una ley, lo que ello significa legislar

sobre una cuestión sustantiva o de fondo. Entonces la desafectación surge de la

respectiva ley estatal.

La afectación también puede resultar de un hecho de la administración, en al caso

se tratara de bienes artificiales. De este modo entonces la afectación puede

realizarse por ley o por medio de acto administrativo.

Consecuencia jurídica de la afectación:

El bien desde el momento de la afectación quedara incorporado al dominio público

y queda sometido a los principios que rigen esta institución. Después de la

afectación o al uso y goce del bien por la comunidad el bien queda regido al

derecho público como dependencia dominial.

Afectación y Asignación del carácter público de los bienes.

- La asignación significa estableces que dicha cosa tendrá carácter dominial

como integrante o dependiente del dominio público.

- La afectación significa que un bien declarado dominial queda incorporado al

uso público.

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Como por ejemplo una calle puede quedar en poder del dominio público, pero es

indispensable que sea librada al uso público. Lo cual se alcanza con la afectación

que es la manifestación de la voluntad del poder público, para el uso y goce de la

comunidad.

Autoridad competente para la afectación

Como ya se dijo anteriormente, los bienes públicos naturales solo pueden ser

afectados por la ley y los bienes públicos artificiales pueden también afectarse por

actos administrativos. Los primeros son declarados públicos considerándolos en el

estado en que la naturaleza los represente u ofrece, los segundos deben ser

creados por el poder público.

En los bienes públicos que integran el dominio natural, el mismo hecho de

asignarles el carácter público implica su afectación al uso público, la asignación de

carácter público vale como automática afectación, no necesita un acto

administrativo que apoye, integre o actualice la ley.

Distinto es en los bienes o cosas publicas artificiales, la afectación se va a realizar

mediante la creación del bien (calle, plaza, cementerio, etc…) la facultad de crear

tales bienes pertenece a la soberanía reservada de los municipios.

VI. USO DEL DOMINIO PÚBLICO

Consideraciones preliminares

Los bienes que integran el dominio público están destinados, precisamente, al uso

por el “publico”. Pero el uso que efectúe el “publico” debe ser compatible con el

motivo que determinó la inclusión del bien en el dominio público. Este es el punto

de partida en la materia. Determinar si el uso que se efectúe es o no compatible

con el destino del bien, constituye una cuestión de hecho a dilucidar en cada caso

concreto. La cuestión es de gran importancia, pues, si se tratare de un uso

incompatible con el destino del bien, otorgado por acto administrativo, éste podría

resultar inválido por hallarse viciado de ilegitimidad.

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Un “uso” determinado puede no conformarse con el destino de la cosa, pero al

propio tiempo puede no contrastar con tal destino, vale decir, puede no ser

incompatible con éste; ejemplo: si bien las vías públicas están destinadas a la

circulación, no contrasta con el destino de ellas el otorgamiento de un “permiso”

para instalar un puesto de venta de comestibles. En cambio, contrastaría con el

destino de la cosa, sería incompatible con éste, el “permiso” o la “concesión”

otorgada dentro de un cementerio para ejercer una actividad por completo

desvinculada del fin específico de esa dependencia dominical; pero sería válido el

otorgamiento de un permiso o de una concesión para instalar, dentro de esa

dependencia dominical, un quiosco para venta de flores, ya que esto vinculase

directamente al culto de los muertos, materia relacionada con el destino de los

cementerios.

Los usos de que son susceptible las cosas del dominio público se dividen en dos

grandes grupos: Comunes y en especiales, que difieren entre sí no sólo por la

índole del aprovechamiento, sino también por el contenido jurídico y naturaleza del

derecho de los usuarios.

El uso común es también llamado uso “general”, en tanto que al uso especial se le

denomina asimismo uso “privativo”, “exclusivo” o “diferencial”.

El uso de los bienes de dominio público, ya se trate del “común” o del “especial”,

no es, por principio, gratuito ni oneroso. La gratuidad y la onerosidad no

corresponden a la “esencia” del dominio público. Por su “naturaleza”, el uso de los

bienes dominicales puede ser gratuito u oneroso. Establecer una u otra cosa sólo

depende del criterio del legislador, de las conveniencias del momento, del estado

de conciencia colectiva, etcétera.

Generalmente, el uso “común” es gratuito; por excepción puede no serlo. Así

ocurre cuando se establece el pago de un peaje sobre ciertos caminos o puentes;

cuando se exige el pago de una suma de dinero para tener acceso a ciertos

museos públicos, o a algunos paseos públicos, como jardines zoológicos o

botánicos; etc. Dada la naturaleza jurídica e índole del uso “común”, su onerosidad

debe emanar de un texto legal o hallarse autorizada por éste.

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En cambio, el uso “especial”, sea otorgado bajo la forma de permiso o de

concesión, generalmente es oneroso. Dicha onerosidad en la mayoría de los

casos surge del acto administrativo que otorga el permiso o la concesión.

El Uso Común

¿Qué se entiende por “usos comunes” del dominio público?

Son los que pueden realizar todos los hombres por su sola condición de tales, sin

más requisito que la observancia de las disposiciones reglamentarias de carácter

general dictadas por autoridad9.

Entre tales usos pueden mencionarse los siguientes:

En materia de aguas: beber, bañarse y lavar ropa, abrevar ganado, navegar

y pescar; el arrastre de troncos sueltos o maderos aprovechando la fuerza

de la corriente de un curso de agua, y en general todos aquellos que no

disminuyen o alteran sensiblemente la cantidad y calidad del agua pública.

El tránsito en las vías y lugares públicos, como así también el

estacionamiento momentáneo o accidental en los mismos.

La contemplación o administración de monumentos.

La consulta de un libro en una biblioteca pública.

La contemplación de objetos expuestos en museos públicos.

El uso común se caracteriza por ser:

a) Libre. No está sujeto a ninguna autorización administrativa previa; el único

límite que puede imponérsele es el que resulte del ejercicio de la policía

administrativa.

9 Véase mi “Régimen y Legislación de las Aguas Públicas y Privadas”, n° 393. Además, Jansse, n° 318.

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b) Gratuito. El principio general es que el uso común de los bienes dominiales es

gratuito; sin perjuicio de ello, en ciertos casos es oneroso, como, por ejemplo,

cuando se cobra un peaje por tránsito en los caminos construidos o que se hayan

otorgado en explotación, administración, reparación, ampliación, conservación o

mantenimiento de los ya existentes, a través de un contrato de concesión de obra

pública; o cuando se exige una suma de dinero para tener acceso a algunos

paseos públicos, por ejemplo al jardín zoológico. La onerosidad del uso debe

emanar de un texto legal.

c) Impersonal. El uso común se distingue del uso especial por el carácter

impersonal del usuario. Cuando el usuario tiene cualquier status jurídico personal,

se está en presencia de un uso especial.

d) Ilimitado. Existe el uso común, mientras el bien permanezca afectado al

dominio público.

El Uso Especial

El uso especial es el que únicamente pueden realizar aquellas personas que

hayan adquirido la respectiva facultad conforme al ordenamiento juídico

correspondiente. No es un uso “general” de la colectividad, como el uso común,

sino un uso “privativo”, “exclusivo”, que ejercen personas determinadas.

Contrariamente al uso común, no se trata de una potestad correspondiente al

hombre por su sola calidad de tal. El uso especial, al contrario de lo que ocurre

con el uso común, no tiene por objeto, principal e inmediato, satisfacer

necesidades físicas indispensables para la vida, misma ni permitir el desarrollo de

la personalidad humana con referencia al ámbito de la libertad, sino aumentar la

esfera de acción y el poderío económico del individuo.

Entre los diversos usos especiales del dominio público pueden mencionarse:

Actividades comerciales que se realizan sobre la vía pública como la venta

ambulante o la colocación de sillas y tribunas con ocasión de fiestas,

desfiles, etc.

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También los supuestos de uso especial derivados de la situación de

colindancia o contigüidad con la vía pública como el cruce de aceras por los

vehículos a fin de acceder a inmuebles próximos.

Utilización del agua para la fuerza motriz.

La utilización de las aceras por los propietarios de cafés y confiterías con

mesas y sillas para servicio de su clientela.

La exhibición y venta de objetos en las aceras, autorizada a personas

determinadas y en lugares determinados.

El uso especial se caracteriza por ser:

a) Reglado. Sólo pueden adquirir un derecho privativo de los bienes del dominio

público, los que hayan reunido los requisitos fijados por la autoridad estatal.

b) Oneroso. El uso privativo o especial de los bienes dominiales es oneroso. Tal

carácter surge del acto administrativo que otorga el permiso o la concesión. El

canon que paga el usuario es la justa contrapartida por el beneficio patrimonial

que se le otorga.

c) Personal. Es la diferencia subjetiva fundamental con el uso común.

d) Limitado. Es una regla de buena política administrativa que los bienes del

dominio público, que se conceden en uso privativo, lo sean por un período

determinado de tiempo.

VII. DOMINIO PÚBLICO TERRESTRE

Es aceptado que las vías generales de comunicación ya sean urbanas o rurales, le

pertenecen al dominio público. No todas las calles le corresponden a las

localidades o municipalidades ya que hay carreteras principales que conectan el

país de punto a punto y hasta con otros países como la Carretera Panamericana,

la del Litoral que son calles principales como bien establece la ley de carreteras y

caminos vecinales en el artículo 3 inciso tercero.

Por otro lado las calles Municipales son las que inician y terminan en la jurisdicción

de un mismo municipio como lo establece el artículo 4 de la misma ley este

artículo faculta u obliga por así decirlo a la municipalidad respectiva el

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mantenimiento de estas calles, caminos y/o villas.

Este mismo cuerpo normativo expresa que los terrenos en donde se encuentren

las carreteras deben ser propiedad del estado, esto se encuentra en el artículo6

de esta ley por lo que se entiende y se nota unas de las características de los

bienes del dominio público las cuales son que son de propiedad del Estado y el

uso y goce de dichos bienes es para los habitantes de la nación por lo que no

cabe sobre la figura de bienes fiscales.

Para efecto del mantenimiento de las calles es interesante esta distinción de

cuales son del municipio y cuales son del Estado porque así también se delimitara

en cierta forma las calles que se englobarían en los bienes de dominio público

nacional y los bienes de dominio público municipal. Así pues el ejecutivo es el

encargado del mantenimiento de las llamadas carreteras principales a través de

Ministerio de Obras Públicas lo cual se puede notar en los artículos 10 y siguientes

y las calles y caminos que estén en la jurisdicción municipal como ya se dijo

anteriormente quedan sujetas al mantenimiento de la municipalidad (artículo 4).

Ley de minería

El subsuelo es parte de los bienes nacionales del dominio público si bien es cierto

no es de uso y goce de todos los habitantes de la nación pero si de aquellos que

cumplan los requisitos para poder explotar los yacimientos que son un bien distinto

al subsuelo como se verá más adelante.

En el Art. 103, inciso 3º de la Constitución, establece que el subsuelo pertenece al

Estado, el cual podrá otorgar concesiones para su explotación. Esto porque es de

primordial importancia que nuestro país cuente con un cuerpo normativo que

armonice con los principios de una economía social de mercado, conveniente para

los inversionistas del sector minero; a efecto de propiciar la creación de nuevas

oportunidades de trabajo para los salvadoreños; promoviendo el Desarrollo

Económico y Social de las regiones en donde se encuentran localizados los

minerales, permitiendo de esta manera al Estado la percepción de ingresos tan

necesarios para el cumplimiento de sus objetivos.

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Page 20: Administrativo Final

En la ley de minería en el artículo 2 establece que los yacimientos minerales del

subsuelo son inalienables e imprescriptibles por lo que se puede notar dos de las

características que llegan a tener los bienes inmuebles comprendidos en el

dominio público nacional y por ende dichos yacimientos son bienes nacionales.

En relación al 103 inciso tercero de la Constitución, el artículo 3de la ley de

minería faculta al Edo a otorgar Licencias o Concesiones para la explotación de

los recursos que el subsuelo proporcione siempre con la finalidad de bienestar

público hablando económicamente.

La autoridad competente para conocer la actividad minera según el artículo 4 es

el Ejecutivo por medio del ramo de economía en la que en dicha ley se le llamara

“el ministerio”, esto es para dirigir o administrar la actividad minera.

Como bienes nacionales los yacimientos estarán a la disponibilidad de las

personas tanto jurídicas como naturales para la explotación de dichos bienes a

través de las concesiones otorgadas por el Estado pero deberán cumplir con los

requisitos del artículo 8 y 9 de la ley de minería:

Art. 8.- Toda persona natural o jurídica, nacional o extranjera que sea capaz e

idónea, podrá obtener derechos mineros, siempre y cuando cumpla con las

normas que esta Ley y su Reglamento establecen; exceptúense las siguientes:

a) Los funcionarios y personas a que se refieren los Arts. 127 y 128 de la

Constitución;

b) Los empleados públicos que de conformidad a esta Ley deban intervenir directa

o indirectamente en la tramitación de las solicitudes, sus dictámenes o

resoluciones;

c) Los cónyuges de las personas señaladas en las letras a) y b) que anteceden; y

d) Las personas que a la fecha del otorgamiento de la Concesión no se

encuentren solventes con el Estado o la Municipalidad que les corresponde, por

obligaciones contraídas en relación a actividades mineras realizadas con

anterioridad.

La prohibición para los funcionarios y empleados públicos se extenderá hasta un

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Page 21: Administrativo Final

año después de la fecha de entrega del cargo y no comprenderá los derechos

obtenidos en épocas anteriores a la toma de posesión del cargo.

Art. 9.- Son personas idóneas para adquirir derechos mineros, quienes

comprueben tener capacidad técnica y financiera para desarrollar proyectos

mineros. Las personas jurídicas extranjeras deberán estar legalmente autorizadas

para realizar actos de comercio en la República.

Esto no significa que al pertenecer los yacimientos de mineral al área comercial

pierdan su calidad de bienes públicos nacionales ya que el artículo 10 de esta ley

denomina a los yacimientos bienes inmuebles diferentes al terreno superficial lo

cual la concesión es un derecho real e inmueble transferible por acto entre vivos lo

que servirá esta concesión como garantía a las operaciones mineras.

No compatibilidad de las concesiones

Art. 15.- El Ministerio podrá declarar determinadas zonas del territorio nacional

como no compatibles con actividades mineras o de explotación de canteras, por

las siguientes circunstancias:

a) Por razones de Soberanía;

b) Por tratarse de zonas dedicadas exclusivamente a actividades forestales o

cualquier otra actividad de interés cultural o social; previa opinión de Instituciones

competentes;

c) Por protección ecológica o ambiental;

d) Por encontrarse dentro del perímetro urbano de ciudades o poblaciones, salvo

que la

Dirección, lo autorice, previa opinión favorable de la Alcaldía Municipal

correspondiente o de cualquier otra Institución o Entidad que por ley deba emitirla;

e) Zonas ocupadas por obras de servicio público, salvo que lo autoricen las

autoridades correspondientes; y

f) Por tratarse de áreas de aguas subterráneas o superficiales para el suministro

de agua potable.

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Page 22: Administrativo Final

VIII. DOMINIO PÚBLICO AEREO

Son diversos los criterios que se manejan para determinar el límite entre el

espacio aéreo, sin embargo hay uno que se adecua, evitando imprecisiones y

divergencias, así pues dicho criterio postula que el límite máximo de soberanía y

comienzo de espacio aéreo es la altura fija que oscila entre 90 y 100 kilómetros.

Su ventaja radica en que fija con certeza un límite aplicable a todos los países y

permite determinar si un objeto dado se encuentra en el espacio ultraterrestre o

bajo soberanía estatal.

La opinión mayoritaria considera que si no hay un límite preciso debe considerarse

que el espacio ultraterrestre comienza por lo menos a partir de la altura más baja

en la cual un satélite artificial haya sido colocado en órbita alrededor de la tierra.

En lo que a concepto se refiere, no existe una definición jurídica uniforme,

Verdross, la define como: "Columna de aire situada por encima del territorio del

Estado"

Antes de la Primera Guerra Mundial, se formularon tres teorías respecto de la

situación del espacio aéreo que esta sobre el territorio de un Estado:

1. Que el espacio aéreo es libre.

2. Que sobre el territorio de un Estado hay dos zonas: Una zona inferior bajo la

soberanía del Estado y una zona superior de espacio aéreo libre.

3. Que un Estado tiene completa soberanía sobre todo el espacio aéreo que esta

sobre su territorio.

Los límites del espacio aéreo están constituidos en el aspecto horizontal por los

planos que tienen como lados las fronteras territoriales, y en el aspecto vertical su

extensión debe limitarse a la atmosfera terrestre, según la Convención de Chicago

de 1944.

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De acuerdo con los límites de la Convención de Chicago y las normas

consuetudinarias que se han ido formando; ninguna aeronave puede cruzar el

espacio aéreo de un Estado extranjero sin previa autorización, a menos que haya

disposiciones convencionales en contrario. Esta prohibición de sobrevuelo se

refiere, tanto al espacio aéreo situado encima del territorio terrestre, como el

situado encima de las aguas territoriales;10

En lo que a teorías sobre el estudio de la naturaleza jurídica del espacio aéreo,

siendo dos teorías que han tenido la aceptación:

a) Teoría de la Libertad

b) La Teoría de la soberanía.

La primera sustenta que el espacio aéreo debe ser utilizado sin restricciones, lo

cual es inaceptable en la práctica Internacional. La teoría de la soberanía,

considera que el espacio aéreo es parte integrante de su territorio, y es la

consagrada por el Derecho Internacional contemporáneo e incluida en textos

convencionales como el celebrado en París y Chicago.

La Convención de Chicago de 1944, (terminada la Conferencia Internacional sobre

Aviación Civil), reconoce a cada Estado, completo y exclusivo poder de señorío

sobre su espacio aéreo y reconoce a la navegación aérea derecho de paso

inocente a los aviones civiles, siempre que respeten las restricciones impuestas.

Las restricciones principales son:

a) El Estado conserva el derecho de exigir el aterrizaje de la aeronave y fijar,

según sus propias Conveniencias los itinerarios.

b) El Estado tiene el derecho de exigir, restringir y suprimir eventualmente los

vuelos sobre parte o la totalidad de su territorio, en ocasiones especiales o

situaciones de emergencia.

10 Seava Vásquez, Modesto: Derecho Internacional Público; Editorial Porrúa, décimo sexta edición, México 1997. Pag. 307

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c) Pertenece al Estado el derecho de vedar e impedir el sobrevuelo en parte de su

área territorial que juzgue conveniente, ya sea por motivos militares o de

seguridad.

d) Cada Estado podrá reservarse el cabotaje aéreo a aeronaves de pendón

Nacional.

No existe texto expreso de ley que declare comprendido en el dominio público al

espacio aéreo. Pero a tal conclusión se llega igualmente por el método de la

interpretación jurídica, que permite asignarle la misma condición legal de un

instituto análogo.

En nuestro país en el artículo 1 de la Ley Orgánica de Aviación Civil nos expresa

el objeto que es: “La explotación y uso o aprovechamiento del espacio aéreo de la

República de El Salvador, respecto a la prestación y desarrollo de los servicios de

transporte aéreo; asimismo, regula la construcción, rehabilitación, administración,

operación y mantenimiento de aeródromos y helipuertos civiles.”

En el inciso segundo nos deja en claro que “el espacio aéreo del territorio

salvadoreño está sujeto a la jurisdicción y soberanía nacional, de conformidad a

los establecido en el Artículo 84 de la Constitución de la República.”

IX. DOMINIO PÚBLICO MARITIMO

En un principio, el derecho Internacional del mar tuvo un carácter eminentemente

consuetudinario; no es sino hasta el año de 1958 cuando se convoca a

la conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. En ella

se adoptan cuatro Convenciones relativas:

a) Mar territorial

b) Plataforma continental

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Page 25: Administrativo Final

c) Alta Mar

d) Pesca y conservación de los recursos en alta mar.

El Articulo 76, párrafo 1, de la Convención sobre el Derecho del Mar, expresa: “La

plataforma Continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo de

las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo

largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen

continental, o bien, hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde las

líneas de base a partir de las cuales se mide el mar territorial, en los casos en que

el borde exterior del margen continental no llegue a esa distancia.”

Según la Convención, el Estado ribereño ejerce derecho de Soberanía sobre la

plataforma Continental a los efectos de exploración y explotación de sus recursos

naturales.

Habiendo definido que el Mar Territorial comprende 12 millas marinas, en el cual el

Estado ribereño ejerce plena Soberanía sobre él y, el espacio aéreo que sobre

éste se ubica; y que la plataforma Continental comprende hasta una distancia de

200 millas marinas; en la cual los Estados ribereños ejercen derechos y Soberanía

de exploración y explotación de sus recursos Naturales; veamos ahora, lo que la

Constitución Salvadoreña expresa al respecto.

El Articulo 84 Cn., expresa que, “El territorio de la República sobre el cual El

Salvador ejerce jurisdicción y Soberanía es irreductible y además de la parte

Continental comprende: Inc. 3º, “Las aguas Territoriales (...)”, Inc. 4º, “(...) la

plataforma Continental e insular correspondiente; y además, El Salvador ejerce

Soberanía y Jurisdicción sobre el mar, el subsuelo y el lecho marino hasta una

distancia de 200 millas marinas contadas desde la línea de más baja marea, todo

de conformidad a las regulaciones del derecho Internacional.”

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En nuestro código civil hace referencia en el título tercero “De los bienes

nacionales” el artículo 574 que nos menciona:

Art. 574.- El mar adyacente, hasta la distancia de doce millas marinas, medidas

desde la línea de base, es mar territorial y de dominio nacional y la soberanía se

extiende al espacio aéreo suprayacente, así como al lecho y el subsuelo de eso

mar; pero para objetos concernientes a la prevención y sanción de las infracciones

de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales de inmigración y sanitarios. El

Salvador ejerce su jurisdicción sobre la zona contigua, que se extiende hasta la

distancia de veinticuatro millas marinas, medidas de la misma manera.

La zona de mar adyacente que se extiende más allá del mar territorial hasta las

doscientas millas marinas contadas desde la línea base, se denomina zona

económica exclusiva, en la cual El Salvador ejerce derechos de soberanía para

explorar, explotar, conservar y administrar los recursos naturales vivos y no vivos

de las aguas supra yacentesal lecho, del lecho y del subsuelo del mar y para

desarrollar cualesquiera otras actividades con miras a la exploración y la

explotación económica de esa zona…

Además a El Salvador le corresponde toda otra jurisdicción y derechos previstos

en el derecho internacional con relación a la zona económica exclusiva y a la

plataforma continental e insular, esto quiere decir que en dicha zona, el Estado

ribereño ejerce derechos de soberanía sobre los recursos naturales vivos y no vivos,

jurisdicción de acuerdo con las disposiciones planteadas en la CNUDM, en lo que se

refiere a lo siguiente:

a) Establecimiento y utilización de islas artificiales

b) Investigación científica marina

c) Protección del medio marino.

El Salvador acepta en esas 200 millas marinas, la existencia del mar territorial,

hasta las doce millas marinas; una zona contigua hasta las 24 millas marinas, una

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zona económica y una plataforma continental hasta las 200 millas marinas. En el

ejercicio de su jurisdicción y soberanía hasta las 200 millas marinas, actuará

conforme a las normas de la CNUDM.

También dentro de este título del código civil se regulan:

Art. 575.- Se entiende por playa del mar la extensión de tierra que las olas bañan

y desocupan alternativamente hasta donde llegan en las más altas mareas.

Art. 576.- Los ríos y todas las aguas que corren por cauces naturales, son bienes

nacionales de uso público.

Exceptúanse los ríos que nacen y mueren dentro de la misma heredad; su

propiedad, uso y goce pertenecen al dueño del terreno. Si el río nace en una

heredad de propiedad particular y atraviesa dos o más heredades contiguas

muriendo en una de ellas, su uso y goce corresponde a los propietarios riberanos,

pero dentro de los límites de sus respectivos fundos.

Art. 577.- Los lagos y lagunas que puedan navegarse por buques de más de cien

toneladas, son bienes nacionales de uso público.

La propiedad, uso y goce de los otros lagos o lagunas pertenecen a los

propietarios riberanos, sin perjuicio de lo que dispongan las ordenanzas generales

o locales sobre el uso de dichas aguas.

Art. 578.- Las nuevas islas que se formen en el mar territorial o en ríos y lagos que

puedan navegarse por buques de más de cien toneladas pertenecerán al Estado.

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BIBLIOGRAFÍA

Tratado de dominio público, Marienhoff, Miguel S., Buenos Aires,

Tipográfica editora argentina, 1960.

.

Constitución de la República de El Salvador

Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, Ley Orgánica de

Aviación Civil.

Código Civil de la República de El Salvador

Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, Ley de Carretera y

Caminos Vecinales.

Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, Ley de Minería.

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ANEXOS

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