Admirose Un Portugues Sección Al Margen Cartas Portuguesas

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MIÉRCOLES, 18 MARZO 1970 LA VANGUARDIA ESPAÑOLA Página 49 Al margen ADMIRÓSE W PORTUGUÉS... El veterano crítico Joflo Gaspar Simóes, cuya autoridad acatan los dos hemisferios de las letras en lengua lusitana, llama la atención reciente artículo de la prensa lisboeta— sobre un curioso hecho que corre riesgos de ser privativo de su país. A saber: que aun no siendo pocas, de «Os Lusíadas» o la mirabolante « Peregrinado» de Mendes Pinto a las novelas de Eca, las obras portu- guesas que han corrido el mundo en una y aun múltiples traducciones; las que han te- nido auténtica repercusión fuera de Portu- gal, y consideramos como un dechado de lusismo, ninguna de ellas está escrita en portugués. Con otras palabras: no es la epopeya de Camoens ni «Menina e moca», escritas y originariamente divulgadas en len- gua portuguesa, lo que influirán en los des- tinos de las letras europeas, y sí el «Ama- dís de Gaula» o la «Diana», respectivamente a la cabeza de los libros de caballerías y la novela pastoral, como de la novela epis- tolar, más tarde, las «Cartas portuguesas». Es decir, dos obras en castellano, si en francés la otra. En suma, que el esfuerzo del trovador Vasco de Lobeira, y de su descendiente Juan, no dejaran traza sin el refundldor es- pañol Montalvo (y el consiguiente cambio de Idioma) para un género tan fecundo en las letras europeas. Portugués también, Jor- ge de Montemayor o Montemor, aseguró el éxito de la novela bucólica al escribir en castellano, gracias a la circunstancia de ha- ber sido cantor de capilla y palaciego de Felipe II y sus hermanas María y Juana, madre ésta del rey don Sebastián. «Cuanto de palatino, casi de operático «avant la lettre», hay en su deliciosa novela pastoril —observa Simóos—, difícilmente lo consi- guiera el autor de la «Diana» de no haber dejado la corte portuguesa, menos evolucio- nada». Mas no lo entendamos mal. En cas- tellano están las dos terceras partes de la obra de Gil Vicente y no poco de Camoens, como recuerda el articulista (y pudiera aña- dir bastante de la de Sá de Miranda, la to- talidad de Gregorio Silvestre, etcétera), sin que ello les haya valido mayor porción de universalidad, entiéndase de seguidores. Pe- ro es que éstos escribieron en verso; y la poesía —añade el lisboeta— es mucho me- nos desnacionalizare, desde el punto de vista lingüístico— que la prosa. Y el «Ama- dfs». como la «Diana», como las «Cartas portuguesas», están en prosa. Lo de las «Cartas» es más grava. Demos< trada la existencia de Mariana Alcofora'do, la mon|a de Beja, y muy plausibles sus amoríos con el entonces conde de Saint- Léger, está por demostrar que suyas fueran las cinco misivas (¿y en qué lengua?) y que, •n los siete meses que se asignan a la correspondencia hubiera espacio para el In- tercambio (máxime cuando los correos Iban a caballo) con las del entibiado amante, en su París. Y para que la sóror, desde el lejano Alemtejo, se queje —en la cuarta suya de un silencio de seis meses. Eso UNA OBRA PROLIFICA GABRIEL CELAYA EN SUS «POESÍAS COMPLETAS aún aceptando, y es aceptar, con algún espe- cialista lusitano, que el privilegio de publi- cación concedido en 1668 al conde de Gul lleragi<es no excluya que éste fuera mera- mente traductor, y no el autor, según cree haber demostrado de una vez por todas el profesor Frédéric Deloffre, con su edición da 1962. Una obra francesa, ni que sea por mano de traductor, y curiosamente empa- rentada con las «Questlons d'amour» y «Les Valentins» cuyo privilegio de Impresión ob- tuvo dicho Guilleragues en la misma fecha que el de las «Lettres Portugalses». Descartado el razonamiento elemental de que la mayor universalidad del español y el francés explique la difusión y trascendencia de esas obras, sobre las escritas en portu- gués (pues en tal caso no se entendería el influjo ejercido por Dostoyevsky, Ibsen, el propio Mao), ¿cabe preguntarse si el portugués que escribe en lengua ajena de algún modo se beneficia de las virtualidades de la misma, que le afinan sus dones inna- tos y le amplían su poder de comunicación? En este punto, Slmoéns aduce casos cual los de Conrad, Panait Istrati, Jules Super- vielle (y mes que añadiera), quienes al escribir en lengua distinta a la materna al- canzaron un valor universal como, salvo ra- rísima excepción, no alcanza ninguno de los escritores de su Polonia, Rumania y Uru- guay natales. Acaso con más fundamento, alude también al poeta Fernando Pessoa, quien en nuestro tiempo conquistó Indudable universalidad. No tanto por haber escrito, con su portugués nutricio, poemas en in- glés y francés —poco más que ejercicios de estilo— cuanto por la maleabilidad y riqueza de su tono literario, adquiridas en su íntimo convivio con la lengua británica. O, volviendo a la prosa, será que el alma portuguesa no está cortada para la narra- tiva: para Innovarla, adelantándose a las su- cesivas etapas del genere. Diréis que no hay tal, pensando en re- cientes y sonadas conquistas en ese campo, señaladamente desde el Brasil. A lo que, con fino humor, arguye nuestro crítico: cuan- do la novela entra en franca descomposición, rotos los viejos esquemas, logramos escri- bir documentos seudonovelísticos de Indu- dable mérito a fuer de Invariablemente más aptos para escribir una obra «sui ge- neris» que una novela, en el sentido que la palabra ganó en las obras maestras del género. — M. Precedida por un encuentro de Vicente Aleixandre, acaba de aparecer la poesía completa de Gabriel Celaya, excluidos los libros Las resistencias del dia- mante (México, 1958) y Episodios nacionales (París, 1962). Gabriel Celaya había ya recopilado su poesía anterior en Poesia (1936-1961), publicado en 1962. Acom- paña esta nueva y más completa colección una bibliografía sobre el poeta, reunida por Amparo Gastón, «el amor de su vida», según escribe el propio poeta en el «cuadro cronológico» que antecede a esta edición. Echamos de menos una biblio- grafía completa del poeta e incluso una datación de libros o de otros poemas, esparcidos en revistas y publicaciones. Quede esta sugerencia para la nueva edición. De otra forma pueden producirse confusiones como la indicación que precede a La soledad cerrada, libro que obtuvo el «Premio del Centenario a Béc- quer» y que fue compuesto con anterioridad a 1936, fecha de la concesión dei citado premio. Sin embargo, una nota que precede a este libro afirma que «estos poemas han permanecido inéditos hasta hoy». El lector entenderá con razón que este «hoy» se refiere a fines de 1969, año de la publicación de tales Poesías Completas (1), cuando según mis noticias, el libro fue publicado ya en 1947 en San Sebastián. La falta de fechación puede desorientar al lector interesado en la evolución de la poesía de Celaya. Gabriel Celaya es poeta prolífico. A pesar de haber iniciado tardíamente la publicación de su obra (nace en 1911, pero no publica hasta 1935), tras un silencio que va de 1935 a 1947, sus Poesías Completas reúnen más de treinta libros de poemas. Sus años de mayor producción son 1947-1952. Según el cuadro crono- lógico, antes citado, los años 1945-46 corresponden a una etapa de «enfermedad y crisis»; entre 1947 y 1949 conoce a Amparo Gastón, con quien funda la colección de poesía «Norte» y «escriben canciones en colaboración. Son los años de alegría, de combate y de fe». Hasta 1956 el poeta reside en San Sebastián, año en que abandona su profesión de Ingeniero Industrial y se traslada a Madrid. La poesía de Gabriel Celaya ocupa hoy una zona bien delimitada de la historia de la poesía más- reciente, que durante años ha sido calificada ds «poesía social». El propio Celaya ha determinado que «lo social» —término neutro y ya casi académico— no es en realidad más que un eufemismo para designar esa mezcla de indignación, asco y vergüenza que uno experimenta ante la realidad en qué vive». Celaya, sin embargo, ha confundido deliberadamente en su obra los aspectos «sociales», «políticos» y «realistas» de su poesía. Con frecuencia su ética ha denominado a la estética, considerada reprobable, en cuanto significase un abandono a las delicuescencias de la belleza. No en vano Aleixandre recoge un verso que ha significado mucho en la poesía contemporánea española: «no seamos poetas que aullan como perros solitarios en la noche del crimen». En este momento en que la categoría de «lo social», en el terreno poético, atraviesa la más dura regresión —en una poesía que camina a ban- dazos—, la meditación sobre la obra de Gabriel Celaya parece inevitable. Vaya por delante una premisa sin la que la evolución de la poesía de Celaya sería Incomprensible: la estética de Celaya supone una operación de máxima honradez en nuestra poesía contemporánea. El poeta había escrito versos como: I Qué tristeza de planos en sombra, de párpados cargados de silencio, de estancias grandes donde sólo se ven manos que se mueven como plantas espectrales!... (Marea del silencio, 1935) Donde es perceptible un neoromanticlsmo becqueriano, de influencia paralela a la que el romántico sevillano ejerce sobre Alberti o Salinas, por ejemplo. En La soledad cerrada, dentro del mismo espíritu neoromántico que caracteriza a la poesía de su primera época, bucea en las imágenes de un cierto surrealismo, muy tamizado: Por los atrios vacíos, por las plazas vacías, por las deshabitadas ciudades de asfalto, destrenzada, romántica, huyendo de sí misma, la luna iba llorando su soledad polar En otras ocasiones el mundo poético de Celaya coincide con algunos de los miembros de la generación poética de los años veinte: Aleixandre e incluso Salinas o Guillen, en poemas de un notable conceptismo —verdadera poesía de Ideas—: Claro, neto, templado, el mundo está en su esencia. Fuera, libres, van nubes, amores, iris, rosas... (La música y la sangre) Ante esas Poesías Completas conviene hacer una revisión profunda de la ¡oesía de la primera etapa de Gabriel Celaya, emparentada con la de la gene- ación Inmediatamente anterior, aunque con rasgos distintivos (no siempre posi- Ivos) que la distinguen. Algunos de los primeros poemas anticipan la que va a ¡er, a mi entender, la etapa más fecunda de su obra contenida en los poemas iue firma con el nombre de Juan de Leceta. El poeta se esfuerza por liberarse e Influencias extrañas y consigue una poesía más coloquial, meditativa y austera. Desaparecen casi por entero las Imágenes, se refuerza la presencia del mundo material, al que el poeta prestaba su atención desde el primer libro y cuya presencia puede hacerse coincidir con la influencia de la poesía de Pablo Neruda a la que Celaya no es ajeno. Los temas son más cotidianos, mas grises. El poeta ha depurado Incluso su propia presencia. Habla en primera persona, pero la sensibilidad de Juan de Leceta no es la del Rafael Múgíca de la primera parte de su obra (Celaya firmó así sus primeros libros). Juan de Leceta es lombre angustiado, vertido hacia fuera. Con todo, sigue presente «el poeta» como portavoz de las serias inquietudes de los hombres del mundo moderno: Considero el empuje que llevo ya gastado, la nada de mi vida, el asco de mf mismo que me lleva a volcarme suciamente hacia fuera... ^ La poesía, en Gabriel Celaya, ya en su segunda etapa ha perdido gran parte de la dimensión de «juego» que tenía para los poetas de la generación anterior, Incluida la poesía del propio Rafael Alberti, sobre la cua» sólo es preciso atender a su último libro Roma, peligro para caminantes (México, 1968) para comprender que tal dimensión llega hasta el Inmediato presente. Cierto es que Celaya, en muchas ocasiones, formula una poesía irónica y graciosa; pero tal ironía y gracia está en función de unas premisas de indudable seriedad. El reproche que parece formulársele al Celaya posterior a la etapa de Juan de Leceta es el que haya colocado a su poesía al servicio de un Ideario, de una moral poética excesivamente puritana. Es decir, el poeta ha despojado a la poesía de toda orna- mentación, de cuánto brillo podía deslumhrar al lector y alejarlo de lo que se consideraba como fundamental: el mensaje —la palabra está todo lo trasnochada que se quiera, pero indudablemente posee una connotación que aquí nos es do gran Utilidad—. El reproche es atinado, aunque no concluyente. Celaya ea muy consciente de la operación a que ha sometido su obra. Así, en el poema dedicado a Gerardo Diego, El poeta en su trampa, afirma: ¿Que el juego roza el misterio? ¿Que amenazan las tinieblas? ¡Atrás, atrás, surrealistas!, aquí reina el teorema. Sus resultados son míos, y los ecos, de quien quiera... (1959?) El problema general en el que se debate la poesía de Gabriel Celaya en su última etapa está reflejado, en estos versos. Se trata fundamentalmente de racio- nalizar el momento de la creación poética. Racionalizar no la expresión — cual hicieran los poetas «puros» —sino el propio fenómeno poético. Se trata de nacer descender a la poesía al campo de lo cotidiano, a los pequeños problemas diarios, para que en su conjunto, resulte ser la expresión del hombre de hoy, del sujeto de las alienaciones cotidianas. La posición de Celaya respecto a la poesía surrea- lista es equivalente a la de Campoamor con respecto a la poesía romántica, be trata de purificar temáticamente a través de un prosaísmo deliberado. No pocas veces la poesía de Celaya ha roto con los moldes que el propio poeta le había impuesto Recientemente, con el libro Baladas y canciones vascas, uno de los mejores del poeta. No en vano el neorromantielsmo original ha reaparecido incluso en la moral positiva que se traduce de los poemas de Celaya. Poeta de la ale- qría y de la lucha cívica, no ha podido menos que escribir versos como: ¡Qué larga es la escalera de la torre de Alós, v aué vieja y qué triste toda historia de amor! ' (Baladas y decires vascos) Es esta faceta la más apasionante de la poesía de Celaya. La simple eti- queta de «poeta social» puede desvirtuar una obra que refleja una sola idea: la de convertir a la poesía en un instrumento de comunicación de la máxima Snscendencla A ello alude el poeta al escribir para la .mayoría». La purificación mediante el sacrificio de «lo fácilmente bello» ha sido un experimento que Celaya ha reamado no sin ¿olorosas pérdidas y que sólo el futuro nos permi- ffi calibrar. El lector podrá seguir la evolución de una de las voces m a c a r a * tPrístic-us de nuestra poesía contemporánea en estas Poesías Completas, mal llamadas c q í p K puesto que el poeta nos deparará, sin duda, nuevos y siempre Joaquín MARCO (1) Gabriel Celaya: Poesías Completas. Aguilar, 1969. 1457 páginas. Prólogo de Vicente Aleixandre. MESA DE REDACCIÓN esperados libros. CALZADOS NATURFORM deSEÜORAyTEENAGER Calzado de varios anchos para pies Sección infantil JT,A|>, V I A AU G'US T A. ( UNA NUEVA COLECCIÓN DE LIBROS, DIRIGIDA POR ENRIQUE BADOSA Enrique Badosa, poeta y crítico, pre- sentó haca unos días en Madrid una nueva colección literaria. Se trata de «Testigos de España», que aparecerá en Editorial Planeta y Janes. La colección ofrecerá con toda objetividad los aspec- tos más relevantes de la realidad na- cional, «obre todo desdo un punto tía vista sociológico. Sin embargo, éstos libros serán encomendados a auténticos -> escritores, de la calidad de Jorge Fe- rrer Vidal o de Ángel María de Lara, por ejemplo. Rodrigo Rublo ha escrito ya el primero de la serie con el título «Radiografía de una sociedad promocio- nada». Deseamos a la nueva colección de Plaza y Janes, y a su inteligente director literario Enrique Badosa, la mayor for- tuna e esta nueva empresa de profim- dización de España y sus problemas. NORTEAMERICANOS Y COCINA Una profunda transformación se está operando en los modos culinarios, nada famosos, de los yanquis. Asi induce a pensarlo el auge que en el catálogo edi- torial de aquel país están consiguiendo los libros de cocina. A 241 ascienden los publicados, en este ramo, durante 1969. Frente a los 177 de dos años an- tes, y a los contados 80 de los diez años precedentes (el conjunto de los editados no alcanza, hasta la fecha, los 1.200}. De los editados en 1969, suman 53 los dedicados a la cocina francesa. En los restantes, hay especialidades pa- ra todos los gustos: desde el libro de cocina católica a los recetarios para platos al curry o a la cerveza o el aceite de soja. ALFABETÍCESE... EN CINCUENTA HORAS Aunque pueda extrañar, se calcula que •n los Estados Unidos quedan once mi- llones de adultos analfabetos, aunque en buena parte se trata sólo de analfa- betos funcionales. Para corregirlo, en la reglón de Filadelfía se procede a una operación piloto confiada a la acción conjunta de un manual elaborado por la LAS HERMANAS COLORADAS F. García Pavón Premio Eugenio Nadal 1969 Ediciones Destino 150 péselas Unión Americana de Educadores y de la televisión escolar. Los cursos, con un alumnado que oscila entre los 50.000 y los 70.000 inscritos, duran veinte sema- nas y se desarrollan en cien lecciones de media hora (además del manual). SI el éxito de los resultados guarda pro- porción con la rapidez del método, au- gurémonos que los educadores multi- pliquen el sistema; pues de lo contrario, tienen analfabetos para un cuarto de siglo. LUZ V&RDE PARA UNA * CIRCULACIÓN INEXIS- TENTE Algo de esto sucede con la autoriza- ción de la liturgia en gallego. «La Biblia está traducida —traducimos de un artícu- lo en "Chan" del poeta Manuel Casado Nieto— a más de mil seiscientas len- guas. Una de las más egregias lenguas de la Romanía (y sobran pruebas) es la gallega. Otrosí: por hoy no existe una versión gallega de la Biblia.» Entiéndase, una versión íntegra. Del propio Casado Nieto son las impecables versiones del Libro de Job, el Eclesiastés, el Cántico de ¡os cánticos, el Libro de Ruth, los cantos de Tobías, Jonás, Zacarías y el Magníficat. Y en la cuenta entran, tam- bién, «Os Evanxelios», de Morente To- rres y Espina Gamallo; «Os Salmos», por Isaac Alonso, y los que del citado Cán- tico de los cánticos dieran- Precedo La- fuente, Manuel Vidán y Amaro Chain. «Coidámonos fillos do Concilio —conclu- ye Casado Nieto— pro esí andan as cou- sas.» LAS CONVOCATORIAS Segundo premio de poesía Puente Cul- tural (7.000 ptas. y edición) para libros Inéditos, 600 o más versos, de autor his- pánico menor de 35 años y con un libro publicado, a lo sumo. Cuatro ejemplares, bajo lema y con plica lacrada que conten- ga nombre, apellidos, domicilio, fecha de nacimiento y número del documento de identidad. Hasta el 15 de febrero, al men- cionado Puente Cultural (Puerta del Sol, 14, Madrid 14). Resolución, el 17 de mar- zo. Un solo original por autor. — III pre- mio Vizacaya de poesía (15.000 ptas. y edición, más dos accésit consistentes en la edición) para libros en castellano e Inéditos, de 1.000 versos o un centenar de páginas, que se presentan por triplicado, con expresión de nombre y domicilio del autor, en el Ateneo de Bilbao (Colón de Larreátegui, 4, Bilbao 1), hasta fin de abril próximo. Se otorgará el 31 de mayo. Nuevo premio Maldoror (medalla de oro, derechos sobre una edición de bolsillo y la mitad de ejemplares de un breve tiraje ¡lustrado), para un libro de poemas —700 a 3.000 versos, o entre 60 y 200 folios en prosa—, en castellano e Inédito, que por contenido, técnica o estilo responda a las exigencias de la poesía de nuestro tiem- po. Por triplicado, con nombre, domicilio y escueto curriculum a Barral Editores (Carranca 22, Barcelona 17), hasta el 13 de mayo. El jurado, compuesto por Félix de Azúa, Barral, Castellet, Gil de Biedma, Gimferrer y la presidencia honoraria del mejicano Octavio Paz, lo otorgará en sep- tiembre. En los años impares, a partir de 1971, dicho jurado premiará la obra pu- blicada de un autor viviente, tras un de- bate público en torno a la candidaturas, en el que serán invitados a participar es- critores y críticos; y el premio aparejará, con la medalla, la edición —en las condi- ciones arriba dichas— de una antología seleccionada por el galardonado. Con esta modalidad, sí con carácter honorífico, el Maldoror 1969 se concede a Octavio Paz, cuya antología «La centena» Inaugura la colección Poesía-Libros de enlace.

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Cartas amor monja portuguesa. La Vanguardia de Barcelona

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  • MIRCOLES, 18 MARZO 1970 LA VANGUARDIA ESPAOLA Pgina 49

    A l m a r g e n

    ADMIRSEW PORTUGUS...

    El veterano crtico Joflo Gaspar Simes,cuya autoridad acatan los dos hemisferiosde las letras en lengua lusitana, llama laatencin reciente artculo de la prensalisboeta sobre un curioso hecho que correriesgos de ser privativo de su pas. A saber:que aun no siendo pocas, de Os Lusadaso la mirabolante Peregrinado de MendesPinto a las novelas de Eca, las obras portu-guesas que han corrido el mundo en una yaun mltiples traducciones; las que han te-nido autntica repercusin fuera de Portu-gal, y consideramos como un dechado delusismo, ninguna de ellas est escrita enportugus. Con otras palabras: no es laepopeya de Camoens ni Menina e moca,escritas y originariamente divulgadas en len-gua portuguesa, lo que influirn en los des-tinos de las letras europeas, y s el Ama-ds de Gaula o la Diana, respectivamentea la cabeza de los libros de caballeras yla novela pastoral, como de la novela epis-tolar, ms tarde, las Cartas portuguesas.Es decir, dos obras en castellano, si enfrancs la otra.

    En suma, que el esfuerzo del trovadorVasco de Lobeira, y de su descendienteJuan, no dejaran traza sin el refundldor es-paol Montalvo (y el consiguiente cambiode Idioma) para un gnero tan fecundo enlas letras europeas. Portugus tambin, Jor-ge de Montemayor o Montemor, asegur elxito de la novela buclica al escribir encastellano, gracias a la circunstancia de ha-ber sido cantor de capilla y palaciego deFelipe II y sus hermanas Mara y Juana,madre sta del rey don Sebastin. Cuantode palatino, casi de opertico avant lalettre, hay en su deliciosa novela pastorilobserva Simos, difcilmente lo consi-guiera el autor de la Diana de no haberdejado la corte portuguesa, menos evolucio-nada. Mas no lo entendamos mal. En cas-tellano estn las dos terceras partes de laobra de Gil Vicente y no poco de Camoens,como recuerda el articulista (y pudiera aa-dir bastante de la de S de Miranda, la to-talidad de Gregorio Silvestre, etctera), sinque ello les haya valido mayor porcin deuniversalidad, entindase de seguidores. Pe-ro es que stos escribieron en verso; y lapoesa aade el lisboeta es mucho me-nos desnacionalizare, desde el punto devista lingstico que la prosa. Y el Ama-dfs. como la Diana, como las Cartasportuguesas, estn en prosa.

    Lo de las Cartas es ms grava. Demos escritores, de la calidad de Jorge Fe-rrer Vidal o de ngel Mara de Lara,por ejemplo. Rodrigo Rublo ha escritoya el primero de la serie con el ttuloRadiografa de una sociedad promocio-nada.

    Deseamos a la nueva coleccin dePlaza y Janes, y a su inteligente directorliterario Enrique Badosa, la mayor for-tuna e esta nueva empresa de profim-dizacin de Espaa y sus problemas.

    NORTEAMERICANOSY COCINA

    Una profunda transformacin se estoperando en los modos culinarios, nadafamosos, de los yanquis. Asi induce apensarlo el auge que en el catlogo edi-torial de aquel pas estn consiguiendolos libros de cocina. A 241 asciendenlos publicados, en este ramo, durante1969. Frente a los 177 de dos aos an-tes, y a los contados 80 de los diezaos precedentes (el conjunto de loseditados no alcanza, hasta la fecha, los1.200}. De los editados en 1969, suman53 los dedicados a la cocina francesa.En los restantes, hay especialidades pa-ra todos los gustos: desde el libro decocina catlica a los recetarios paraplatos al curry o a la cerveza o el aceitede soja.

    ALFABETCESE... ENCINCUENTA HORAS

    Aunque pueda extraar, se calcula quen los Estados Unidos quedan once mi-llones de adultos analfabetos, aunqueen buena parte se trata slo de analfa-betos funcionales. Para corregirlo, en laregln de Filadelfa se procede a unaoperacin piloto confiada a la accinconjunta de un manual elaborado por la

    LAS HERMANASCOLORADASF. Garca Pavn

    Premio Eugenio Nadal 1969

    Ediciones Destino 150 pselas

    Unin Americana de Educadores y de latelevisin escolar. Los cursos, con unalumnado que oscila entre los 50.000 ylos 70.000 inscritos, duran veinte sema-nas y se desarrollan en cien leccionesde media hora (adems del manual). SIel xito de los resultados guarda pro-porcin con la rapidez del mtodo, au-gurmonos que los educadores multi-pliquen el sistema; pues de lo contrario,tienen analfabetos para un cuarto desiglo.

    LUZ V&RDE PARA UNA *CIRCULACIN INEXIS-

    TENTEAlgo de esto sucede con la autoriza-

    cin de la liturgia en gallego. La Bibliaest traducida traducimos de un artcu-lo en "Chan" del poeta Manuel CasadoNieto a ms de mil seiscientas len-guas. Una de las ms egregias lenguasde la Romana (y sobran pruebas) es lagallega. Otros: por hoy no existe unaversin gallega de la Biblia. Entindase,una versin ntegra. Del propio CasadoNieto son las impecables versiones delLibro de Job, el Eclesiasts, el Cnticode os cnticos, el Libro de Ruth, loscantos de Tobas, Jons, Zacaras y elMagnficat. Y en la cuenta entran, tam-bin, Os Evanxelios, de Morente To-rres y Espina Gamallo; Os Salmos, porIsaac Alonso, y los que del citado Cn-tico de los cnticos dieran- Precedo La-fuente, Manuel Vidn y Amaro Chain.Coidmonos fillos do Concilio conclu-ye Casado Nieto pro es andan as cou-sas.

    LAS CONVOCATORIASSegundo premio de poesa Puente Cul-

    tural (7.000 ptas. y edicin) para librosInditos, 600 o ms versos, de autor his-pnico menor de 35 aos y con un libropublicado, a lo sumo. Cuatro ejemplares,bajo lema y con plica lacrada que conten-ga nombre, apellidos, domicilio, fecha denacimiento y nmero del documento deidentidad. Hasta el 15 de febrero, al men-cionado Puente Cultural (Puerta del Sol,14, Madrid 14). Resolucin, el 17 de mar-zo. Un solo original por autor. III pre-mio Vizacaya de poesa (15.000 ptas. yedicin, ms dos accsit consistentes enla edicin) para libros en castellano eInditos, de 1.000 versos o un centenar depginas, que se presentan por triplicado,con expresin de nombre y domicilio delautor, en el Ateneo de Bilbao (Coln deLarretegui, 4, Bilbao 1), hasta fin de abrilprximo. Se otorgar el 31 de mayo. Nuevo premio Maldoror (medalla de oro,derechos sobre una edicin de bolsillo yla mitad de ejemplares de un breve tirajelustrado), para un libro de poemas 700a 3.000 versos, o entre 60 y 200 folios enprosa, en castellano e Indito, que porcontenido, tcnica o estilo responda a lasexigencias de la poesa de nuestro tiem-po. Por triplicado, con nombre, domicilioy escueto curriculum a Barral Editores(Carranca 22, Barcelona 17), hasta el 13de mayo. El jurado, compuesto por Flixde Aza, Barral, Castellet, Gil de Biedma,Gimferrer y la presidencia honoraria delmejicano Octavio Paz, lo otorgar en sep-tiembre. En los aos impares, a partirde 1971, dicho jurado premiar la obra pu-blicada de un autor viviente, tras un de-bate pblico en torno a la candidaturas,en el que sern invitados a participar es-critores y crticos; y el premio aparejar,con la medalla, la edicin en las condi-ciones arriba dichas de una antologaseleccionada por el galardonado. Con estamodalidad, s con carcter honorfico, elMaldoror 1969 se concede a Octavio Paz,cuya antologa La centena Inaugura lacoleccin Poesa-Libros de enlace.