Alvaro Carvajal Critica Antidesarrollo

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 Revista Comunicación. Volumen 17, año 29, No. 2, Agosto-Diciembre, 2008 (pp. 27-38)  27 Resumen Se deende la noción de desarrollo como una idea relevante que sirve de guía a los países en de - sarrollo para salir de su situación de subdesarro - llo. Por tal razón, se objetan nueve críticas hechas  por el movimiento postmo derno y an ti-de sarr ollo a tal concepto. Por otra parte, ciertamente el én-  fasi s dado a los est udios cu ltura les apor ta anál i - sis curiosos de la realidad social; sin embargo, al  privi legiarse el estudi o de la produ cció n d e s ignos sobre la producción material esto hace que despla- za la explicación cientíca se desplazada por la agonizante queja y los estudios del discurso del  poder , sin o frec er sal idas r azon ables a los pr oble- mas del subdesarrollo. Abstract Answers to postmodern anti-development criticism Álvaro Carvajal Villaplana The author discusses how development can help underdeveloped countries to overcome their economic and so cial si tuations. Answers a re  given to nine objec tions to the conce pt o f d evelo p- ment stated by postmodernists and development critics. Although some interesting results have come out of cultural studies, the author strongly believes that the signs from material production should not be taken as scientic explanation to solve underdeveloped issues. Álvaro Carvajal Villapla na Instituto Tecnológico de Costa Rica [email protected] Recibido: 07-VIII-08 Aprobado: 21-X I-08 Respuestas a las críticas  po sm od ernas anti -d es ar r ol lo PALABRAS CLAVE: development, anti-development, post-modernism, incommen- surability , underdevelopment, social construction, inequality , poverty, cultural studies. desarrollo, anti-desarrollo, postmodernismo, inconmesu- rabilidad, subdesarrollo, cons- tructivismo social, desigualdad, pobreza, estudios culturales. KEY WORDS: Carvajal Villapl ana, Álvaro. Respuestas a las críticas posmodernas anti-desarrollo. Comunicación, 2008. Agosto-diciem bre, año/vol.17, número 002. Instituto Tecnológico de Costa Rica. pp. 27-38

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  • Revista Comunicacin. Volumen 17, ao 29, No. 2, Agosto-Diciembre, 2008 (pp. 27-38) 27

    ResumenSe defiende la nocin de desarrollo como una

    idea relevante que sirve de gua a los pases en de-sarrollo para salir de su situacin de subdesarro-llo. Por tal razn, se objetan nueve crticas hechas por el movimiento postmoderno y anti-desarrollo a tal concepto. Por otra parte, ciertamente el n-fasis dado a los estudios culturales aporta anli-sis curiosos de la realidad social; sin embargo, al privilegiarse el estudio de la produccin de signos sobre la produccin material esto hace que despla-za la explicacin cientfica se desplazada por la agonizante queja y los estudios del discurso del poder, sin ofrecer salidas razonables a los proble-mas del subdesarrollo.

    AbstractAnswers to postmodern anti-development

    criticism

    lvaro Carvajal Villaplana

    The author discusses how development can help underdeveloped countries to overcome their economic and social situations. Answers are given to nine objections to the concept of develop-ment stated by postmodernists and development critics. Although some interesting results have come out of cultural studies, the author strongly believes that the signs from material production should not be taken as scientific explanation to solve underdeveloped issues.

    lvaro Carvajal VillaplanaInstituto Tecnolgico de Costa [email protected]

    Recibido: 07-VIII-08 Aprobado: 21-XI-08

    Respuestas a las crticas posmodernas anti-desarrollo

    Palabras clave:

    development, anti-development, post-modernism, incommen-surability, underdevelopment, social construction, inequality, poverty, cultural studies.

    desarrollo, anti-desarrollo, postmodernismo, inconmesu-rabilidad, subdesarrollo, cons-tructivismo social, desigualdad, pobreza, estudios culturales.

    KeY words:

    Carvajal Villaplana, lvaro. Respuestas a las crticas posmodernas anti-desarrollo. Comunicacin, 2008. Agosto-diciembre, ao/vol.17, nmero 002. Instituto Tecnolgico de Costa Rica. pp. 27-38

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    INTRODUCCIN

    Las crticas a las teoras acerca del desarrollo y los esfuerzos por lograr-lo en los pases del Tercer Mundo provienen de varios frentes; por una parte, se encuentran los ataques de los economistas neoclsicos y libe-rales que sostienen una defensa a ultranza del mercado y sustentan la idea de una monoeconoma apli-cable a todos los pases y regiones del mundo. Desde esta perspectiva, no se admite que las economas de los pases en desarrollado presenten diferencias estructurales en relacin con los pases ricos. Una segun-da fuente de ataques proviene del movimiento postmoderno tanto en filosofa como en ciencias sociales. Su nfasis en los estudios culturales revierte en una crtica a la economa poltica, que segn Portes y Kircard, al proponer la primaca de la pro-duccin de signos sobre la produc-cin material, desplaza la explica-cin cientfica por la agonizante queja o los estudios del discurso y los estudios culturales.

    Luego, estn las crticas de grupos anti-desarrollo y anti-tecnologa. Este es el caso de una serie autores que exponen sus ideas en el libro The Develoment Dictionary (1992). En la introduccin, Wolfgang Sachs declara la guerra a la nocin de de-sarrollo, comunicando su muerte. Afirma que las ruinas de dicha idea impiden ver claramente la ilusin que produce su uso. Gustavo Esteva tambin expresa esa misma idea: la palabra desarrollo est car-gada de significado y abocada a la extincinDel cadver no enterra-do del desarrollo han comenzado a extenderse todo tipo de pestes El desarrollo se ha evaporadoEs mo-mento de recuperar el sentido de la realidad y de recobrar la serenidad. Las muletas como las que ofrece la ciencia no son con el fin de soar los propios sueos y no los que se

    toman del desarrollo (Sachs, W. 1992, 22-23).

    Luis Camacho (1993a:90) resume bien esta posicin cuando estudia el conjunto de artculos que confor-man The Development Dictionary:

    las ideas que se esconden detrs de cada trmino analiza-do en el respectivo ensayo se conectan en una sola visin que segn los autores es la causante de nuestros males: la bsqueda de un innecesario desarrollo en el que se impone una igual-dad homogenizante, para salir de una pobreza que solo es problema porque as ha sido definida, mediante una ayuda que ya no es espontnea ni est dentro del control del ayudado, mediante la participacin que en realidad es manipulacin de la sociedad, as como el olvido del valor intrnseco de la natura-leza ha llevado a ver el ambien-te simplemente en trminos de manipulacin de recursos.

    Por su parte, Serge Latouche, en In the Wake of the Affluent Society (1991) An Exploration of Post-Development, insta a descartar el desarrollo por ser la herramienta esgrimida por los pases avanzados de Occidente para destruir las cul-turas y la autonoma de los pases del Tercer Mundo. Para l incluso la idea del desarrollo alternativo es un Canto de Sirenas:

    los nufragos del desarro-llo, que han alcanzado el archi-pilago de lo informal o intentan alcanzarlo, se dejan deslumbrar siempre por los espejismos del desarrollo. Pueden en cual-quier momento abandonar sus precios y los islotes en donde han puesto el pie para regresar a la nave de la modernidad a punto de naufragar. Las espe-ranzas que depositamos en las sociedades informales y en la

    capacidad de los excluidos para reinventar una vida humana di-ferente y nueva, es decir, fuera de la lgica de la modernidad, del desarrollo de Occidente, pueden verse frustradas. En al-gunos casos hay que abandonar ya toda ilusin. La tentacin del desarrollo y el deseo de los re-presentantes del orden mundial -especialmente occidentales en el Tercer Mundo, organismos in-ternacionales, dirigentes oficia-les de los Estado-nacin intere-sados- de normalizar el sector informal tienen probabilidad de triunfar. Las tentaciones ms peligrosas, las sirenas de ms insidioso canto, no son las del desarrollo puro y duro sino las de un desarrollo llamado alter-nativo. Detrs de este adjetivo, en efecto, se esconde toda la parte del sueo que todos qui-siramos poder introducir en las duras realidades de la existen-cia (1991, 149).

    Lo paradjico y lo sospechoso de todo este conjunto de opiniones es la coincidencia que se produce entre el pensamiento conservador y el de cierto movimiento de izquierdas en rechazar el desarrollo, a la vez que las teoras y enfoques que lo pro-mueven. Aqu se enumeraran y res-ponde a las crticas ms importantes que las posturas postmodernas, anti-desarrollo y anti-tecnologa hacen a la nocin de desarrollo.

    EL DESARROLLO: UNA INVENCIN O

    CONSTRUCCIN SOCIAL

    Para los autores posmodernos el desarrollo es una creacin de los pases desarrollados especficamen-te de los Estados Unidos, a partir del discurso de Truman de 1949 para mantener su hegemona econmica y poltica sobre los pases subdesa-rrollados. Para estos crticos antes de ese discurso slo hubo algo di-

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    ferente: colonialismo, sociedades tradicionales, pases industrializa-dos y no industrializados; pero no pases ricos y pobres, o zonas del orbe desarrolladas y no desarrolla-das. Este edicto del discurso conce-de demasiado al poder de los con-ceptos.Los autores posmodernos no se conforman con denunciar las consecuencias de una determina-da manera de entender y poner en prctica una especfica concepcin, sino que cuestionan la idea misma de desarrollo. Para Denis Goulet (1999:224), ellos lo ven como una empresa inherentemente mani-pulativa diseada con el fin de man-tener subordinados a las naciones del Tercer Mundo, mucho despus de la desaparicin formal de los re-gmenes coloniales. Para los autores postmodernos, el desarrollo es co-lonialismo e imperialismo bajo un nombre distinto . Sin embargo, tal crtica no es razonable ni se ajus-ta a la realidad, ya que por el simple establecimiento de una fecha o el acuar un concepto o una distin-cin no establece en la realidad la divisin entre pases desarrollados y en desarrollo y menos si tan slo proviene de un mero discurso.

    La idea de que los conceptos crean la realidad social no se acopla al hecho que aqu se estudia, pues el dominio pblico del trmino desa-rrollo lo que hace es constatar un hecho social, es decir, la existencia de pases ricos y pobres. Esta dife-rencia entre pases comienza en una fecha determinada, ms bien es el resultado de un proceso. El que esta diferenciacin se debiera a una situacin de explotacin y domina-cin es una posible explicacin del fenmeno. En este sentido lo que Truman hizo fue identificar un he-cho ya existente. Es cierto que el re-conocimiento tiene consecuencias, por una parte puede servir para el establecimiento de planes que pro-fundizan la separacin entre pases desarrollados o en desarrollo, y con

    ello la dominacin de unos pases sobre otros. El reconocimiento del hecho, por otro lado, puede servir para dibujar una estrategia que fa-vorezca a los pases desarrollados. As, la nocin de desarrollo puede convertirse en un instrumento para orientar, planificar y superar el sub-desarrollo. Estas estrategias deberan seguir diferentes caminos adaptados a las particularidades culturales, so-ciales y geogrficas de los pueblos.

    EL DESARROLLO: UNA IDEA NO UNIVERSALIZABLE

    Si se parte del supuesto de la uni-versalidad del deseo por mejorar las condiciones de vida, existen dos ti-pos de respuestas: (a) la que niega la imposibilidad de determinar cules son las condiciones que han de me-jorarse, esto por considerar que las necesidades de cada cual se definen subjetiva, cultural o socialmente. Esta condicin deseable no es ms que un discurso construido social-mente, en este caso por los intereses del poder. (b) Aquella que afirma la universalidad de dicho anhelo. La cuestin principal que se plantea es si el desarrollo es una aspiracin universal. Para tericos como Sen y Nussbaum, la respuesta es afirmati-va, el deseo de mejorar las condi-ciones de vida no slo es universal, sino que es posible determinar con objetividad las necesidades o las ca-pacidades a partir de las cuales pue-de definirse dicha aspiracin. Para una postura anti-desarrollo como la de Vandana Shiva, la respuesta es negativa. Segn ella el problema es que la nocin de desarrollo aparece despus de los estragos del colonia-lismo, lo que habra que hacer es recuperar la situacin previa a la ex-pansin colonial europea antes de poder hablar de desarrollo, en razn de que el colonialismo alter los sis-temas productivos y todo el esque-ma de las sociedades coloniales.

    Otro argumento para el rechazo de la universalidad de la mejora de las condiciones de vida, proviene del relativismo cultural, tal es la posicin adoptada por Sachs, se trata de la tesis de la inconmen-surabilidad de las culturales. Los va-lores de las diferentes culturas son incompatibles entre s, por lo que no puede hacerse comparaciones entre ellas. El postmodernismo, de esta manera, rechaza la idea de valores universales pues son una forma de encubrir las pretensiones hegem-nicas y los transforma en un simple juego de lenguaje.

    Denis Goulet (1999:221) pone de manifiesto un argumento ms que los postmodernos utilizan para re-chazar la idea de una vida mejor, para l los autores postmodernos al insistir en la primaca de los pro-cesos sobre los metas y la idea de que la teleologa misma es decir, la orientacin hacia metas es o ilusoria o arbitraria.

    Los crticos del desarrollo parten de la idea de que el desarrollo es sinnimo de occidentalizacin, y como dicha nocin supone el deseo por mejorar las condiciones de vida, tambin esta idea se rechazada. El fracaso de las teoras del desarrollo por conseguir la mejora de las con-diciones de vida conduce a los opo-sitores a refugiarse en el trasfondo cultural propio, como si la cultura fuese por s misma garanta de me-jores condiciones de vida. Slo bas-ta mirar la defensa de las tradiciones culturales que hacen los talibanes u observar la situacin de las mujeres en muchas partes del mundo para saber que la cultura no es suficien-te para lograr dicho propsito. Se cree as que la prdida de muchas tradiciones o costumbres culturales es como una especie de paraso per-dido.

    Ahora, si el desarrollo signifi-ca control de la enfermedad y la muerte precoz, es decir, mejora de

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    las condiciones de salud, higiene, educacin, aumento de la libertad para desarrollar las capacidades de las personas, la mejora de las con-diciones de vida para uno mismo y para la familia, y la capacidad de dominar el entorno y el propio des-tino, no puede menos de ser unni-memente deseadas por las socieda-des humanas. Tal deseo de mejora, como bien lo expresa Brunel, no de-pende de una pertenencia cultural en particular y, por consiguiente, no tiene nada que ver con la occidenta-lizacin (2000, 28).

    En el extremo opuesto, para al-gunos autores como Denis Goulet (1999, 219), la idea de mejora del bienestar se vincula con la moder-nidad, pues para l, el desarrollo es:

    una VISIN de una vida mejor cuyos componentes son: el bienestar material, la moder-nidad institucional, y la eficacia tecnolgica. Es al mismo tiem-po un PROCESO por el cual las sociedades marchan hacia esa visin. En ambos sentidos, es cuanto es un QU y un CMO, el desarrollo est es-trechamente vinculado a la mo-dernidad, normalmente visto como una condicin deseable, por no decir, obligatoria, que debe ser buscada por todas las sociedades.

    El problema no reside en que esa idea sea occidental, sino en que el pensamiento convencional sobre el desarrollo es reduccionista, elitista, etnocntrico, unidireccional y eco-nomicista, esta es la visin que ha de cambiarse, en vez de rechazar del todo el desarrollo.

    LA INCONMENSURABILIDAD DE LAS CULTURAS

    Sachs (1992, 39) seala que las culturas son inconmensurables, y de ah concluye que la concepcin del desarrollo es errnea ahora bien de acuerdo con lo que Claude Lvi-

    Strauss plantea en los ensayos de su libro titulado Raza y cultura, es ob-vio que Sachs no tiene razn en su afirmacin de la inconmensurabili-dad de las culturas. Si estas fueran inconmensurables, entonces, hist-ricamente hubiesen permanecido aisladas. No obstante, hay eviden-cia de que muchas de las grandes culturas tuvieron comunicacin e intercambios con culturas diferen-tes a ellas. Adems, con estos inter-cambios las culturas transformaron o cambiaron sus valores. Antes del siglo XX, es probable que las cultu-ras permanecieran aisladas por pe-rodos de tiempo ms largos.

    Por otra parte, Lvi-Strauss seala que a la naturaleza humana o a la cultura son inherente dos procesos

    que estn en constante tensin: (a) la diferenciacin y (b) la universaliza-cin. En la historia de las culturas se pueden notar estas dos tendencias. Los periodos de universalizacin corresponden, a veces, a tendencias homogenizadoras; en otras ocasio-nes a la integracin de puntos de vista, Scrates, por ejemplo, defen-da un universalismo multicultural. El imperio romano es otro ejemplo de una manera diferente de lograr el universalismo.En los perodos de diferenciacin hay una tendencia al relativismo y a la aparicin del racis-mo, pues en buena parte o como una manera de verla, la diferenciacin cultural (la identidad cultural) tiene como base el tratar al otro como brbaro, salvaje, no civilizado, entre

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    otros. Hoy en da en muchas tribus del Amazonas existen palabras para referirse a otra cultura como salvaje.

    En este escrito se parte del supuesto de que culturas diferentes pueden ser analizadas y comprendidas, lo que supone la posibilidad de establecer algunos parmetros de comparacin entre ellas. En este sentido, se asume que son medibles en algn grado, aun cuando, la nocin de desarrollo no es lineal, tal vez algunas acep-ciones o teoras pueden ser lineales, pues intentan ser normativas, pero no necesariamente se deben seguir unas determinadas etapas para al-canzar el desarrollo.

    En general, un punto de discrepan-cia es que estos autores tienden a colocar el problema o el origen del cambio fuera de las regiones afec-tadas, es decir, el desarrollo es im-puesto desde afuera, la nica falla de los pases es haberse dejado des-lumbrar por sus promesas y haber cado en la tentacin. Algunas pos-turas niegan los problemas internos de las regiones que hicieron posible ese deslumbramiento y omiten casi por completo las diferencias de cla-se social dentro de los pases afec-tados.

    LA RECUSACIN DE LAS ESTADSTICAS

    El rechazo de los conceptos de desarrollo y subdesarrollo, entre otros, se acompaa de la recusacin de las estadsticas. Segn Sachs, el desarrollo se basa en planes que presuponen estadsticas y teoras econmicas, pero stas -como toda ciencia de Occidente- estn basadas en la dominacin, explotacin, alie-nacin y exclusin. Los indicadores cuantitativos son ms o menos irre-levantes.

    El argumento anterior, puede am-pliarse si se considera de nuevo el supuesto de que el desarrollo con-lleva la homogenizacin, fenme-no contrario al movimiento de las

    culturas hacia la diversificacin. La propensin a la homogeneizacin se muestra en la seleccin de un conjunto ms o menos estandariza-do de variables para medir el desa-rrollo, con lo cual se introduce una orientacin claramente cuantitativa de los fenmenos sociales, contras-tante con la tendencia de las cultu-ras hacia la valoracin cualitativa. Todos los modelos de desarrollo, requieren, como un componente fundamental, informacin cuan-tificable, aun cuando incorporen mtodos valorativos de esta infor-macin de naturaleza cualitativa. En general, las teoras del desarrollo tendrn siempre algn elemento ex-cluyente desde el punto de vista de las culturas.

    Si los indicadores cuantitativos fue-ran ms o menos irrelevantes se tendran algunas consecuencias: (a) no habra manera de obtener infor-macin cuantitativa que permita la toma de decisiones; (b) la planifica-cin de una poltica nacional sobre ciencia, tecnologa y desarrollo se vera afectada, puesto que los da-tos son una manera de describir la realidad; es decir, permiten saber la magnitud de los problemas, los re-cursos con que se cuenta, su distri-bucin, su definicin de prioridades de atencin, entre otros aspectos; (c) tampoco permitira hacer compara-ciones entre un tiempo t1 con otro tiempo t2 para determinar avances o retrocesos en el cumplimiento de metas y objetivos de desarrollo, como en el caso del cumplimiento de los derechos econmicos, socia-les y culturales. (d) si la tendencia, como la plantean las posiciones postmodernas, es abandonar lo cuantitativo por lo cualitativo, es decir, por el anlisis de la produc-cin simblica (el discurso de los documentos, los medios de comu-nicacin, las mentalidades, entre otros); en consecuencia, se renuncia a la explicacin, lo que tiene como consecuencia extrema la aparicin

    del discurso posmoderno pesimista, apocalptico e inmovilizador.

    En relacin con la segunda parte de la crtica, es indispensable reco-nocer que algunas teoras del desa-rrollo presentan modelos lineales y se encuentran en el marco de las escuelas econmicas ortodoxas o convencionales. Pero tambin ha de admitirse, en general, que las teo-ras del desarrollo existen porque se plantearon como alternativas a las teoras econmicas ortodoxas, que consideran que slo existe una teo-ra o modelo econmico aplicable a todas las sociedades y las culturas.

    Las teoras del desarrollo son una muestra de que no todas las eco-nomas del mundo pueden ser tra-tadas con los mismos instrumentos de anlisis, es decir, las teoras del desarrollo reconocen la existencia de diferencias estructurales entre los pases ricos y los pases pobres, y por tanto, se necesitan otros ti-pos de teoras. Si bien es cierto, las primeras teoras del desarrollo no slo eran descriptivas, sino tambin normativas, afirmaban que para lo-grar el desarrollo se deba pasar por ciertas etapas, con lo cual la crtica postmoderna es acertada, es decir, se trata de teoras homogenizantes y lineales. Es ms, muchas de estas teoras formaron parte del discurso oficial del gobierno de los Estados Unidos, recurdese por ejemplo, que Rostow fue asesor presiden-cial de J. F. Kennedy. Asimismo, las teoras alternativas tuvieron la as-piracin de desarrollar una teora comprensiva de los pases subdesa-rrollados, en la actualidad muchos tericos del desarrollo reconocen la heterogeneidad del Tercer Mundo, y la dificultad de elaborar una teora del desarrollo que abarque dicha heterogeneidad.

    Tambin es cierto que las teoras ortodoxas del desarrollo tienen una tendencia a medir el desarrollo por medio de una nica variable: el cre-

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    cimiento econmico, eliminando aspectos relacionados con el cam-bio, la distribucin de la riqueza, los efectos secundarios o externalida-des, como bien seala Galtung. Pero tambin, es evidente que existen los enfoques que incluyen otros tipos de variables, que responden a otras concepciones del desarrollo, vasta sealar el enfoque de Nussbaum, Sen, Galtung y el PNUD, entre otros. A pesar de la crtica postmoderna, la misma autocrtica de los tericos del desarrollo ha desembocado en la elaboracin de enfoques ms holis-tas, y se ha intentado incorporar los elementos cualitativos, pero siempre algunos enfoques cualitativos pasan por una medicin, vasta con mirar el mtodo de anlisis de contenido de Philippe Cibois.

    Obviamente, los conceptos de de-sarrollo y subdesarrollo tienen su impacto significativo sobre la cultu-ra. En este sentido, la aseveracin de Esteva de que la metfora del sub-desarrollo se convirti en algo muy virulento para aquellas culturas en las que la introduccin de tal tipo de variables contrasta muy fuertemente con los valores ms fundamentales de la cultura, es una verdad a me-dias, puesto que muchas culturas que supuestamente tienen valores opuestos a la cultura occidental han logrado combinar el desarrollo con la tradicin cultural. Tampoco es el caso de pases como Argentina o Costa Rica, que por su cultura muy prxima a la occidental, dicho im-pacto no es tan significativo. Pero para los indgenas guatemaltecos o

    del Per representa posiblemente un contraste mucho ms impactan-te. De esta manera, quizs pueda hablarse de una escala de impacto introducida por las teoras del desa-rrollo en las culturas.

    EL DESARROLLO: AUMENTO DE LA DESIGUALDAD EN EL

    MUNDO

    Segn las crticas anti-desarrollo, despus de aparecer en los aos 50 la distincin entre pases desarrolla-dos y subdesarrollados, as como de ponerse en prctica los programas y planes de desarrollo para superar la divisin, la diferencia entre unos y otros es ms profunda.

    La afirmacin de los anti-desarro-llistas acerca de si la diferencia entre regiones desarrolladas y subdesa-rrolladas se profundiza en nuestros das parece ser cierta a simple vista, puesto que es posible encontrar una gran distancia entre unos pases ri-cos y otros extremadamente pobres (o por lo menos una gran mayora de su poblacin). De hecho, existen al-gunas regiones del planeta en donde hay una gran concentracin de pa-ses ricos y otras en las que predomi-nan los pases pobres, ejemplo de lo ltimo es el frica Subhariana. Por otra parte, resulta evidente, segn los informes sobre desarrollo huma-no del PNUD que buena parte de la riqueza del mundo se concentra en unas pocas manos, mientras que una gran parte de la poblacin no cuenta con las condiciones mnimas para satisfacer sus necesidades bsi-cas, como se muestra en la siguiente Tabla:

    Participacin por pases en el reparto de la riqueza mundial

    Ao Del 20 %. ms

    rico

    Del 20 % ms pobre

    Razn del 20 %ms rico al 20

    % ms pobre

    1960197019801989

    70,273,976,382,7

    2,32,31,71,4

    30 a 132 a 145 a 159 a 1

    Fuente: PNUD, Human Development Report, 1992.

    La desigualdad global, ciertamente, aumenta de manera asombrosa, y se duplica la razn de la participacin del 20% ms rico con respecto al 20% ms pobre (cfr. Dehesa, 2003; Sanpedro y Berzosa, 1996; Giraud, 1996; Solimano, 1998). Y aunque la desigualdad aumenta globalmente y al interior de los pases, tambin se da un avance global de la humani-dad en cuanto a la satisfaccin de necesidades bsicas, como lo reve-lan los indicadores de salud.

    Segn las razones aportadas, la afir-macin inicial de los anti-desarrollis-tas no puede hacerse de manera tan tajante, y puesto que adems existe un gran abanico de posibilidades en que los pases se ubican en la escala de desarrollo o de participacin en la distribucin de riqueza. A pesar de los extremos existentes entre los pases, tambin es posible encon-trar un grupo de pases intermedios que evidencian una divisin que no se profundiza. En este sentido, si el desarrollo se entiende como una re-duccin de la pobreza extrema -y no simplemente como crecimiento eco-nmico- resulta pertinente ejecutar programas para superar la divisin. El fracaso o no de dichos programas depende de las capacidades de los pases para llevarlos a cabo o de los errores tcnicos o de otra ndole en su planificacin, concepcin y eje-cucin. Tampoco, se han de descar-tar los intereses imperialistas para impedir tales ambiciones.

    Por otra parte, la historia reciente muestra la evolucin de muchos pases que pasan del subdesarrollo al desarrollo. A principios del siglo XX la mayor parte de Europa era to-dava tpica del subdesarrollo: altos ndices de mortalidad infantil, baja

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    expectativa de vida al nacer, altos porcentajes de desempleo, entre otros. De hecho la Gran Depresin que se inicia en octubre de 1929 hace retroceder a los pases indus-trializados a la condicin de subde-sarrollo, por lo menos en algunos de los indicadores como el desempleo, adems de la devastacin que caus la Segunda Guerra Mundial.

    Europa logra su desarrollo a partir del Plan Marshall y la creacin de la Unin Europea, que es particu-larmente visible en el caso del de-sarrollo de Espaa desde 1986. En los ltimos 25 aos se han dado fenmenos interesantes de proce-sos de desarrollo en algunos pa-ses subdesarrollados; por ejemplo, de los denominados Nuevos Pases Industrializados (NPI), como el caso de los Dragones Asiticos (Taiwn, Singapur, Malasia y Corea del Sur), quienes llevaron a cabo su despe-gue econmico entre 1974 y 1980, y que en la actualidad puede afir-marse que casi han pasado del sub-desarrollo al desarrollo. Estos pases no tenan antecedentes de indus-trializacin (a diferencia de Japn) y de algunos pases europeos como Noruega, que se desarrollaron sin formar parte de la Unin Europea. En Amrica Latina el asunto es ms complejo, pues la regin presen-ta etapas de avance como en los aos 50 y 70, as como de retroceso como en los aos 80, en esta situa-cin se ubican los casos de Mxico, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina, los cuales entraron a formar parte de la categora de pases OCDE entre los aos 1970 y 1980.

    Segn Brunel (2000:25-26) el fuerte crecimiento econmico de los pa-ses del Tercer Mundo en su conjunto y en especial el de los pases del su-deste asitico rompe con el mito del desarrollo de los pases ricos en detrimento de los pases pobresmuestra que la riqueza del mundo no es un pastel que se reparte en un

    nmero limitado de partes, sino un proceso de creacin permanente de bienes y servicios, una dinmica que se autoalimenta: el desarrollo es una secuencia de sinergias exitosas. Esta posicin es muy optimista, puesto que obviamente tambin existe una gran concentracin de ri-queza tanto intrapases como entre pases, tal como muestra el estudio de Branko Milanovic (2005).

    La situacin de los pases subde-sarrollados ha mejorado conside-rablemente, si se la mide con los ndices de desarrollo humano y si adems, se incluye en el concepto de desarrollo no slo el crecimiento econmico sino tambin el cambio social. As, entre los aos 1950 y 1980 se han logrado progresos con-siderables en los aspectos sanitario y social, de tal forma que segn el PNUD, tales logros se realizan en 30 aos en comparacin con el casi un siglo que tuvieron que pasar los pases industrializados. Al respec-to, cabe destacar los avances en el mbito de la salud que permiten la reduccin de la mortalidad infantil y el aumento de la esperanza de vida. Hoy se vive ms de lo que se viva en la Edad Media, y se tienen ms oportunidades para lograrlo. Empero, la riqueza no ha sido distri-buida con un mnimo de equidad; la dependencia de los pases no indus-trializados contina (con sus efectos polticos); el nivel de las poblacio-nes consideradas pobres, es decir, que viven con menos de un dlar al da, es todava altsimo. Ejemplo de un contraste tan llamativo se obser-va en que el PNB de los pases del sur que no representa ni el 6% de los pases del Norte, sin embargo, el ndice de promedio de vida alcanza al 85% y el de nutricin al 81% del de los pases del Norte.

    Es posible, entonces, encontrar pases en desarrollo con indicado-res econmicos y sociales semejan-tes a los pases desarrollados, pero

    tambin, pases desarrollados con indicadores bajos o cerca de la lnea del subdesarrollo. En definitiva, no puede negarse que la situacin de los pases desarrollados muestra un mayor grado de desarrollo econmi-co y tecnolgico que ser difcil por no decir imposible de alcanzar.

    A pesar del avance de los pases industrializados ante los subdesa-rrollados, no puede negarse que buena parte de los problemas de los segundos son internos, no todo tie-ne que ver con las polticas econ-micas exgenas a estos pases (Cfr. Pogge, 2002). Como ya se mencio-n, la desigualdad tambin se da en el seno de los pases; de hecho en el Tercer Mundo existen pases muy prsperos, con una gran rique-za frente a la miseria de una buena parte de su poblacin, pases en los que se da la modernizacin ms ga-lopante de unos sectores, mientras que otras viven condiciones de po-breza o pobreza extrema. En estos casos el problema es de justicia dis-tributiva.

    En resumen, existe un proceso real de desarrollo de los pases del Tercer Mundo en conjunto, de he-cho algunos pases han avanzado hasta alcanzar casi el desarrollo, y en trminos de desarrollo social los indicadores mejoran globalmen-te. Tambin en trminos globales, existe un distanciamiento cada vez mayor entre un grupo de pases del Tercer Mundo y pases desarrolla-dos. En los ltimos 30 aos se nota un aumento de las desigualdades. Y si bien se da un avance general del desarrollo, todava existe el subde-sarrollo. Luego, es probable que si no se hubiesen dado los programas de ayuda para superar la divisin, la distancia entre regiones ricas y po-bres sera mayor.

    La gran paradoja de las crticas de los anti-desarrollistas es su afir-macin de que se ha ahondado la divisin entre pases desarrollados y

  • Respuestas a las crticas posmodernas anti-desarrollo34

    subdesarrollados cuando ellos han afirmado que las culturas son incon-mensurables; por tanto, no pueden compararse. Si, por otra parte, se rechaza la economa poltica y las estadsticas en tanto ciencia mani-puladora; entonces cabe pregun-tarse cmo puede argumentarse esa separacin, sobre qu criterios o datos sustentan estas opiniones? Esta situacin pone de manifiesto la incoherencia de los enfoques anti-desarrollistas y postmodernos; as como la debilidad de sus teoras y enfoques.

    DESARROLLO Y SUBDESARROLLO NO SON

    TRMINOS OBJETIVOS

    Los autores de la obra The Develoment Dictionary (1992) jun-to con argumentos post-modernistas como los de Lyotard o Braudillard, as como otras argumentaciones an-ti-desarrollo recientes niegan la ob-jetividad de las nociones de desarro-llo y subdesarrollo. Estas posiciones desechan los enfoques del desarro-llo. Los primeros, adems, niegan la objetividad de conceptos como: el paso del subdesarrollo al desarrollo; su planificacin; la existencia del subdesarrollo independientemente de la imposicin externa de la no-cin; la universalidad de la nocin de desarrollo; y ste como forma de liberacin; el progreso en el desarro-llo; la acumulacin de mejores con-diciones de vida; las comparaciones entre diversas sociedades, pases y culturas; las mediciones y las esta-dsticas; la existencia de una reali-dad (pobreza, necesidades bsicas) independientes del lenguaje. Para ellos, el desarrollo es una forma de dominacin y los expertos en desa-rrollo son agentes de la dominacin (Camacho, 1993e).

    Para los segundos los trminos modernizacin y desarrollo son ilu-sorios, supuestamente, los estudios culturales han de desentraar a par-

    tir del anlisis del discurso o de la comunicacin la estructura de la lgica de poder que encubren esos discursos. As, por ejemplo, Portes y Kincard identifican dos tenden-cias: (a) la radical de Lyotard (1984), que como crtica del capitalismo mundial englobe la linealidad de la racionalidad del Oeste en general. Todas las llamadas ideologas tota-lizadoras, sistemas de pensamiento que proyectan una estructura unifi-cada y un conjunto de significados hacia la experiencia humana, son re-chazados (Portes; Kincard; 1992, 21). El argumento menos tenden-cioso de Baudrillard (1975): la sociedad contempornea manifiesta una separacin creciente de cultura simblica y material, con la primera eclipsando a la ltima en su determi-nacin histrica (Loc. Cit.).

    Lo importante segn estas posicio-nes y las de los estudios culturales es la representacin del imaginario so-cial y de las mentalidades. Si bien en estos estudios se ofrece una perspec-tiva interesante sobre los aspectos de la subjetividad de las colectivida-des en la sociedad contempornea y aportan un tipo de comprensin intelectual para algunos fenmenos sociales, su manera de teorizar cam-bia los aspectos estructurales por un discurso elocuente y atractivo, pero en muchos casos pierde la compren-sin cientfica de los fenmenos del desarrollo y el subdesarrollo.

    Las perspectivas posmodernas y anti-desarrollo, por lo general, tie-nen un tono que se caracteriza como de desencanto, resignacin o pesimismo. En el mbito de las teoras del desarrollo se traduce en una desilusin, frustracin o impo-tencia ante la falta de soluciones a los problemas que generan las cri-sis sociales y a los desencantos que producen las promesas de las teoras del desarrollo. En muchos casos, se manifiesta en una aoranza por las tradiciones perdidas, por un pasado

    que fue mejor. El pesimismo post-moderno puede notarse en un pasa-je de Baudrillard:

    los Derechos Humanos han sido alcanzados en todos lados. El mundo est casi enteramen-te liberado: no queda nada por qu luchar. Y sin embargo al mismo tiempo, grupos sociales completos estn desarticuln-dose desde sus adentros. Este es el Cuarto Mundo. Sectores com-pletos de nuestras sociedades modernas, pases enteros del Tercer Mundo ahora son parte de esa zona desierta que consti-tuye el Cuarto Mundo. El orden social se est contrayendo para incluir solamente el intercambio econmico, la tecnologa, lo sofisticado y lo innovador; as como intensifica estos sectores, zonas enteras son desintensifi-cadas se har para salvarlas y tal vez no haya nada que hacer de todas maneras, ya que la li-beracin la emancipacin y la expansin ya se han llevado a cabo (1988, 112-113).

    LA TEORA DE LA DEPENDENCIA: UNA ACEPTACIN DE LA

    ALIENACIN

    En cuanto a la distincin entre de-sarrollo y subdesarrollo aqu se iden-tifican dos posiciones confrontadas: (a) o bien es un fenmeno que no exista, y al ser llamados unos pases como subdesarrollados empiezan a percibir la diferencia anterior de for-ma nueva, y caen en la trampa de considerarse en un estadio inferior de un proceso dentro del que deben situarse y esforzarse por cambiar; incluso, los habitantes e intelectua-les de los pases subdesarrollados comienzan a asumir su condicin de tales, en consecuencia, la sumi-sin a los que se les somete, o (b) es un fenmeno que ya exista slo que ahora recibe un nuevo nombre,

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    en este artculo se asume la segunda postura.

    Esteva acusa a los tericos de la dependencia de lograr que la gente acepte la condicin de subdesarro-llados como no la haba logrado an-tes ningn programa procedente de los Estados Unidos. De este modo, la metfora del subdesarrollo se volvi ms virulenta (Esteva, 1992, 11).

    Es tentadora la idea de pensar que la teora de la dependencia es una manera de interiorizar la alienacin y la dominacin. Empero, resulta demasiado simplista reducir la ela-boracin de una teora original a un reflejo de los centros del poder. La teora de la dependencia reconoce un fenmeno existente, ofrece una descripcin de la realidad del sub-desarrollo, as como de los meca-nismos que los relacionan con el desarrollo, adems, aporta una ex-plicacin de esos mecanismos y la estructura del subdesarrollo.

    Dicha teora no solamente persi-gui la comprensin de la situacin de la dependencia, sino que se plan-te la manera de romperla. El que no tuviera el xito esperado es algo que requiere un anlisis ms detalla-do; no obstante, dicho fracaso pudo deberse a errores en las estrategias por seguir, la poca disposicin de los gobiernos de turno de los diferentes pases latinoamericanos para no coordinar medidas conjuntas, a las negociaciones aisladas que realiza-ron los diferentes gobiernos de la re-gin, estas entre otras explicaciones que se podran dar. No cabe duda de que las teoras de la dependen-cia pecaron de mucho optimismo, y muchos enfoques fueron pesimis-tas y llevaron a la inmovilizacin, pero a diferencia de muchas crticas postmodernas, estas teoras no re-nunciaron a la explicacin causal. Tampoco, hay duda de que muchos de los tericos de la dependencia siguieron o estuvieron inmersos en las mismas estrategias, lgicas o va-

    lores del capitalismo que criticaron. En el caso de los marxistas de la teora de la dependencia, stos no hicieron propuestas de desarrollo, ya que si el subdesarrollo refleja la dependencia lo que haba que hacer era liberarse de la dependencia; en consecuencia, actuaron bajo el peso de sus argumentos de la liberacin, actitud que tambin contradice la crtica postmoderna.

    EN LUGAR DE DESARROLLO: LIBERACIN DE LA

    DOMINACIN

    Denis Goulet, en su libro The Cruel Choice (1971) expone los puntos de vista de dos tendencias tericas la-tinoamericanas de la dcada de los 70: la teologa (Gustavo Gutirrez) y la filosofa (Enrique Dussel) de la li-beracin, para ellos en vez de hablar de desarrollo lo que debe hacerse es liberarse de la dominacin.

    Para Goulet la idea de la libracin por medio de la revolucin u otras formas no parece ser la mejor va; ya que el desarrollo enfatiza lo positi-vo, mientras que la liberacin sea-

    la lo negativo, para l, ellos fueron demasiado lejos (1999, 225). Tanto el concepto de liberacin como el de desarrollo tienen aspectos que parecen limitados, al parecer ms el primero que el segundo. Por eso, Goulet propone que se tome el tr-mino de desarrollo como un concep-to bisagra, en el sentido de que une y flexibiliza otros conceptos. Goulet parte de la vulnerabilidad y la racio-nalidad existencial, la que utiliza la gente para resolver sus problemas, a mayor vulnerabilidad menor racio-nalidad: v { 1/r.

    Algunos anti-desarrollistas, tam-bin hablan de liberacin o de re-volucin o de neocolonialismo, as como de la planificacin de accio-nes de acuerdo con tales nociones, y afirman que ellos van tan lejos como las teoras de la liberacin, pues las imgenes del desarrollo que ellos denuncian (la fase de crecimiento universales, ajuste estructural, el paradigma de la globalizacin del mercado) son simplemente especifi-caciones modales de lo que el desa-rrollo autntico realmente, es o de

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    lo que puede ser (Goulet, 1999, 225). Ahora bien, sustituyen esas salidas a las nociones de desarrollo y subdesarrollo?, y si es as cul se-ra el parmetro de comparacin? La posicin que se adopta aqu es que no, los mismos tericos de la libe-racin en determinados momentos tuvieron que recurrir a una idea de desarrollo, para poder justificar sus acciones despus de una toma del poder y para diferenciarse del estilo de desarrollo convencional al cual criticaban. Una situacin semejante le ocurre a Latouche (1991, 6).

    EL RETORNO AL PASADO O VOLVER A EMPEZAR

    Los anti-desarrollistas, como Sachs, Esteva, Shiva; algunos ecologistas, entre otros tericos, como salida a los problemas de la pobreza de los pases del Tercer Mundo proponen un retroceder en el tiempo y empe-zar antes de la revolucin cientfica e industrial o antes de la expansin colonial, es esto posible? En este sentido, Esteva sugiere que en vez de hablar de planes de desarrollo (que sacrifican el presente en nombre del futuro) se ha de proponer la idea de nueva propiedad comunal o eji-do. Establece un contraste entre el ser humano econmico, que no encuentra solucin a la crisis del desarrollo, y el ser humano comu-nitario, que segn l previene y disuelve la escasez en sus esfuerzos

    imaginativos para enfrentar su situa-cin (Sachs, 1992). Ideas que tambin estn presentes en muchos grupos y pensadores ambientalistas.

    Para Camacho estos autores tienen como amigos o bienes a: la natu-raleza, las culturas no occidentales como la India, las religiones orienta-les como el Budismo, la agricultura de subsistencia, el bien comn o la propiedad colectiva, a personalida-des como Freud y Gandhi, estiman mucho ms lo cualitativo a lo cuan-titativo, el localismo, la pobreza multisecular, la sociedad civil, los sentimientos y la pasin, la resigna-cin a la muerte y a otros lmites y necesidades naturales, la esperanza, el pasado (1993, 91). Incluso, posi-ciones ms moderadas y constructi-vas como la de Galtung optan por algunos de estos valores.

    Sin embargo, y aunque algunos de esos valores pueden ser tiles para redimensionar algunos aspectos del desarrollo, retroceder en el tiempo, probablemente a una etapa medie-val, como lo plantea Kurosawa en su filme Sueos, especialmente en el sueo de los molinos hidrulicos en donde se argumenta contra una forma de vida basada en la tecno-loga contempornea para volver a una poca medieval, o como en la pelcula La fuga de Logan, en la que se retrocede a la estructura de una sociedad pequea o familia amplia-da. Sin embargo, estas propuestas romnticas no parecen tener reali-zacin en el estado actual de la so-ciedad. Es obvio que en las ltimas dcadas del Siglo XX se ha dado un crecimiento vertiginoso de la pobla-cin, lo que dificulta retornar a una agricultura de subsistencia, si fuese el caso.

    Por otra parte, rechazar los logros de la ciencia y la tecnologa para re-troceder a una situacin precedente a la revolucin cientfica y tecnol-gica implicara condenar a muerte a muchas personas, puesto que no

    se contara con buena parte de los conocimientos mdicos que asegu-ren condiciones de salud adecuadas para la poblacin. Es importante aclarar que no todas las posiciones son homogneas, y que hay mati-ces. Lo comn en todos ellos es que comparten la idea de que el camino del desarrollo seguido hasta el mo-mento es errneo, idea con la que se puede estar de acuerdo, lo que es difcil de aceptar son las salidas y la actitud pesimista a la que conduce el discurso anti-desarrollista.

    CONCLUSIONES

    Contra las posturas postmodernas se defiende en este artculo que la nocin de subdesarrollo no es idn-tica a la de neo-colonialismo, pues de lo contrario decir que existe una relacin entre un presente de sub-desarrollo y un pasado reciente de colonialismo sera una tautologa. Igualmente, afirmar que el subde-sarrollo naci en enero de 1949, cuando Harry S. Truman asumi la presidencia de los Estados Unidos y se refiri a la distincin entre dos grandes regiones del orbe, tendra la consecuencia perversa de eliminar la posibilidad de explicar la razn de dicha diferencia en el pasado colonial de varios pases europeos. Con ese mismo argumento puede decirse que el colonialismo naci cuando alguien invent el trmino, y que; por tanto, no existe explota-cin mientras no exista el trmino para ello. Esta inconsistencia es una consecuencia de las dbiles teoras postmodernas.

    A pesar del embate que ha sufrido la teora del desarrollo entre las d-cadas de los aos 70 y 90, por parte de la corriente de pensamiento neo-liberal y de la economa neoclsica; a las que se suman, aunque por dis-tintas razones, las criticas de cierta izquierda postmoderna. A lo que ha de agregarse las debilidades tericas y metodolgicas que muestran las teoras del desarrollo; sigue siendo

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    perentorio el hablar y discutir sobre el asunto. Asimismo, encontrar o re-forzar las teoras existentes o buscar la convergencia y el dilogo entre ellas es indispensable, pues la teora es una gua para la accin.

    Despus de una dcada o ms de silencio de los tericos del desarro-llo en el mbito de lo propositivo, salvo en algunos organismos inter-nacionales, los aos 90 inician con un movimiento de revitalizacin de dichas teoras. As para Sunkel es ne-cesario revitalizar el inters aca-dmico por el desarrollo econmico, disciplina que durante las pasadas dos dcadas ha sido postergada y marginada de las aulas universita-rias y la investigacin acadmica (1991, 9). Para l la nueva propuesta neoestructuralista pretende su-perar la crisis y retomar la sendas del desarrollo (Ibd.). Esta renova-cin conlleva una reflexin crti-ca sobre las estrategias seguidas, las crisis del desarrollo y de la deuda, y las directrices principales de una es-trategia renovada de desarrollo ha-cia dentro y hacia fuera anteriores y contemporneas (1991, 9-10). El estructuralismo, no es el nico sn-toma de este movimiento, tambin, ha de rescatarse la labor realizada por Sen y Nussbaum, entre otros.

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