America para la corona

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1 DOSSIER En abril de 1502, Nicolás de Ovando llegó a La Española con 2.500 colonos en 31 buques y un plan preciso de colonización. Con él, los Reyes Católicos daban la puntilla al personalista régimen de Colón y sentaban las bases del modelo de explotación del nuevo continente: tras el descubrimiento, comenzaba la conquista Colón es recibido por los Reyes Católicos al regreso de su primer viaje a América, según un grabado de 1892. pág. 64 pág. 72 Jaque mate al virrey M.Lucena Salmoral pág. 77 El nacimiento de la globalización T.Cañedo-Argüelles pág. 69 La invención del Nuevo Mundo M.Lucena Giraldo pág. 62 El fin del monopolio de Colón M.Lucena Salmoral El fracaso de la factoría F. Serrano Mangas 1502 A MÉRICA para la Corona

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DOSSIER

En abril de 1502, Nicolás de Ovando llegó a La Española con 2.500colonos en 31 buques y un plan preciso de colonización. Con él,los Reyes Católicos daban la puntilla al personalista régimen deColón y sentaban las bases del modelo de explotación del nuevocontinente: tras el descubrimiento, comenzaba la conquista

Colón es recibido por los ReyesCatólicos al regreso de su primer viaje a

América, según un grabado de 1892.

pág. 64 pág. 72

Jaque mateal virreyM.Lucena Salmoral

pág. 77

El nacimiento de la globalizaciónT.Cañedo-Argüelles

pág. 69

La invencióndel Nuevo MundoM.Lucena Giraldo

pág. 62El fin del monopolio de ColónM.Lucena Salmoral

El fracaso de la factoríaF. Serrano Mangas

1502

AMÉRICA para laCorona

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El 15 de abril de 1502, ha-ce quinientos años, llegóa las Indias una poderosaflota de 31 buques con

2.500 pobladores mandada por frayNicolás de Ovando, a quien se ha-bía nombrado gobernador de la is-la Española y, a decir de Bartoloméde las Casas, soldado que iba de pasaje-ro en la misma, “gobernador de todaslas Indias, porque hasta entonces y des-pués algunos años, ninguno había otroen isla ni tierra firme, ni parte otra de to-das ellas”. Ovando era el funcionario re-al que ponía fin al régimen dual, de Co-lón y la Corona, anteriormente existen-te (desde 1492) y el que iniciaba unnuevo sistema de administración, el ex-clusivo del Rey de Castilla. Había termi-nado el ciclo colombino, el del mono-polio del genovés, y comenzaba el delrealengo indiano. Por eso, los Reyes Ca-tólicos le habían nombrado “su” gober-nador en Indias. Por eso también, Colónquedaba relegado a su papel de marino,a su título de Almirante, excluido de to-da función gubernativa en América. Nisiquiera podía pisar la única isla dondese habían establecido los españoles,

Santo Domingo. Si se le ocurriera tal co-sa, Ovando, el gobernador real, teniaorden de detenerlo.

Frontera cronológicaEn febrero de 1502, Ovando iniciaba suviaje hacia el Nuevo Mundo y trazabauna frontera, la del ocaso colombino yel comienzo de la colonización dirigidaexclusivamente por la Corona y para laque se requeriría pronto un organismoespecializado con funcionarios reales: elConsejo de Indias. Un Consejo con ran-go propio, como los de Castilla, Aragón,Nápoles, etcétera.

El fin del sistema colombino obedecíaa muchas causas. Su decadencia se ini-ció en 1493, cuando el Almirante co-menzó a enviar esclavos indios a la Pe-nínsula, sin averiguar si realmente po-dían ser vendidos como tales, por loque se le reprendió; siguió con las de-

sastrosas factorías colombinas de laisla Española, que fueron un mata-dero de españoles –incluso de hi-dalgos, obligados a trabajar con lasmanos–, contra las que clamaronMargarit y Boyl a los Reyes Católi-cos; siguió con los informes elabo-rados por Juan de Aguado, en

1495; con la sublevación del alcaldeRoldán contra los Colón; con la desas-trosa administración colombina en la Es-pañola tras el tercer viaje (1497); con lallegada del pesquisidor Bobadilla que,tras estudiar la situación de la coloniade La Española, apresó al mismo Almi-rante y a sus hermanos; con los permi-sos reales para que otros marinos fuerana descubrir las Indias en 1499 y 1500; y,finalmente, con el nombramiento deOvando como gobernador de La Espa-ñola, en 1501. Para entonces, el vaso dela paciencia real ya estaba colmado ylos Reyes Católicos decidieron privar algenovés de todas las mercedes y privi-legios que había obtenido en las capitu-laciones de Santa Fe, aprovechando unmomento de debilidad real y a cambiode hacer un viaje a la India por una ru-ta diferente a la portuguesa. Todo esoquedaba atrás.

Lo que se perfilaba por delante era elcomienzo de la colonización realenga,evidenciada en lo que embarcó en las

31 naves mandadas por Ovando: hom-bres y mujeres de todas las clases, la-bradores, hijosdalgo, artesanos, funcio-narios reales, esclavos negros y... másde 20 mujeres para casar con los pobla-dores de la isla. Más aún, cabezas de ga-nado de varias especies y semillas paratrasplantar la agricultura del Viejo alNuevo Mundo. Iban también doce fran-ciscanos, dirigidos por fray Alonso delEspinal. No se trataba de un fraile, comoen el segundo viaje, sino de una comu-nidad religiosa que iba a evangelizar in-dios y a establecer la orden en Indias.

Meta y no punto de partidaLa frontera cronológica era también po-sible porque America era en 1502 muydiferente de lo que había sido en 1492.Habían transcurrido solo diez años, pe-ro durante ellos se había descubierto loque realmente era y lo que podría ser

en el futuro. Las Indias no era ya seis is-las colocadas en la supuesta antesala delJapón y China, como se había creído, si-no un enorme continente cuya fachadaatlántica estaba perfilada en el mapa deJuan de la Cosa de 1500. Se interponíaentre Europa y Asia, empezando en lacosta de lo que luego sería Canadá, yterminaba en la costa brasileña. Su par-te más ignorada era la central, donde sesuponía que podría estar el paso intero-ceánico al Mar de la China. Duranteesos dos lustros, dichas Indias habíanpasado de un régimen de explotaciónpor factorías, ideado por Colón, a otrode colonización urbana, aunque inci-piente, que era necesario organizar yelevar a la categoría de colonia insular.Sus habitantes habían sido declaradosvasallos del Rey y se habían dividido enlas dos repúblicas de españoles e in-dios. Su paisaje estaba cambiando a una

velocidad vertiginosa con la mezcla deplantas de todos los continentes, plantasbuenas y malas, como bien dijo Crosby,iniciando un proceso de globalizaciónnunca soñado. Su oro aluvional habíapermitido también intuir la posibilidadde convertirse en importante y sustituirel que llegaba a Europa de África. Final-mente, Santo Domingo había sido pisa-da tímidamente por algunos funciona-rios reales, veedores, pesquisidores ycontadores, que poco pudieron hacer,pero cuyos informes evidenciaban lanecesidad de una reorganización delsistema con mayor incidencia real. No,las Indias de 1502 no eran las de 1492.Los diez años transcurridos entre ambasfechas habían cambiado también la fazdel Nuevo Mundo, permitiendo el golpede gracia a Colón dado con el envío delnuevo gobernador, fray Nicolás deOvando. n

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MANUEL LUCENA SALMORAL es catedrático deHistoria de América. Universidad de Alcaláde Henares.

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Mapa de La Española, atribuido a Colón en suDiario de a bordo (Madrid, Palacio de Liria).

La administración que Cristóbal Colón impuso en las islas descubiertas en sus viajes tropezó pronto con la Corona, que, de ser socia del aventurero italiano, pasó a asestarle el golpe de gracia diez añosdespués. Manuel Lucena Salmoral explica qué cambió en esa década

COLÓNEl fin del monopolio de

Representación alegórica de Cristóbal Colón y sus descubrimientos, según un grabado de Teodoro de Bry, de finales del siglo XVI.

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El 12 de octubre de 1492 se pro-dujo un hecho fundamental pa-ra la historia universal: un ita-liano de dudoso origen y oscu-

ra trayectoria, acompañado de una tri-pulación formada por veteranos caste-llanos de la azarosa navegación delAtlántico, logró desembarcar en un islo-te situado en lo que más tarde se deno-minó mar Caribe. El valor del evento vi-no dado por dos motivos. En primer lu-gar, fue el comienzo de una reacción encadena que hoy denominamos expan-sión europea, la forma políticamentecorrecta de calificar el asalto conquista-dor y colonizador de una pequeña ypobre península de Asia sobre el restodel mundo.

En segundo término, el singular acon-tecimiento se insertó en la memoria his-

tórica de los occidentales como el “des-cubrimiento de América”. El uso de es-ta peculiar fórmula dotó a la cultura eu-ropea de una eficiente herramienta parareivindicar una sabia antigüedad sobrelos demás pueblos del orbe, al tiempoque facilitó a los descubridores y a suspropagandistas la posibilidad de atri-buirse la autoridad moral necesaria paracivilizar, esclavizar o destruir a los des-cubiertos.

La ira de los diosesPor otra parte, en la medida en que el“descubrimiento” era incomprensiblepara una mentalidad no occidental, yaque carecía de significado excepto co-mo expresión del desorden del cosmoso la ira de los dioses, movilizó una rápi-da respuesta adaptativa. Así, mientraslos barcos y tripulaciones europeos ha-llaban lo que buscaban, los nativos te-nían que ceder, negociar o combatir.

Según indicó Hernando Colón enuno de sus escritos, las causas que ha-bían movido a su padre al descubri-miento de las Indias fueron tres: losfundamentos naturales, la autoridad delos escritores y los indicios de los na-vegantes.

La historiografía actual pondera es-pecialmente este último elemento, enla medida en que contemplar la figurade Colón como el heredero de la ex-periencia de navegación de un mundoatlántico en formación no tiene porqué implicar el desconocimiento de sugenial protagonismo. Como ha mostra-do el historiador Juan Manzano, un su-puesto piloto anónimo, identificadocomo Alonso Sánchez de Huelva, ha-bría revelado al Almirante antes demorir el secreto de la existencia de tie-rra hacia el occidente. La extraordina-ria obsesión colombina por llevar a ca-bo su viaje encuentra en la hipótesis

del predescubrimiento una interesantey adecuada explicación. Al fin, comosabemos, el “genovés de la capa raída”obtuvo en las Capitulaciones de SantaFe, firmadas en abril de 1492, buenaparte de los beneficios solicitados, en-tre los cuales destacaba el nombra-miento de almirante de la Mar Océanay de gobernador y virrey de las tierrasdescubiertas.

La reunión en el puerto de Palos dela carraca norteña Santa María, pro-piedad del cántabro Juan de la Cosa, yde dos carabelas, La Pinta y La Niña,aportadas por los paleños para satisfa-cer una multa pendiente, forma partede la mitología indiscutible de los des-cubrimientos geográficos. Por fin, el 3de agosto de 1492, se produjo la parti-da. Las embarcaciones, sin mujeres nireligiosos, bien cargadas de pescado,tocino, harina, vino y aceite, recalaronen La Gomera para hacer aguada y

efectuar reparaciones, y el 6 de sep-tiembre se dirigieron hacia el interiordel tenebroso Atlántico.

“Andan todos desnudos”La longitud de la navegación causó im-paciencia en las tripulaciones. MientrasColón escondía a sus hombres la verda-dera distancia recorrida, Martín AlonsoPinzón llegó a atajar un conato de mo-tín. En la noche del 11 al 12 de octubreun marinero de nombre Rodrigo deTriana vio tierra, aunque el propio Co-lón se adjudicó el premio concedidopor los Reyes a quien la encontrase pri-mero. Según él, la noche anterior habíavisto lumbre, “aunque fue cosa tan ce-rrada que no quise afirmar fuera tierra”. Junto a la toma de posesión, tuvo lugarel encuentro con los nativos, llamadosindios desde entonces, en la presunciónde que se encontraban en algún remo-to lugar de Asia: “Ellos andan todos des-

nudos como su madre los parió, y tam-bién las mujeres. [Son] muy bien he-chos, de muy fermosos cuerpos y muybuenas caras”. En la travesía posteriorllegaron a Cuba, que el almirante, pro-visto de cartas de los reyes para las au-toridades asiáticas, confundió con el Ja-pón, y a La Española, actual Santo Do-mingo. Reducido a una sola nave por lapérdida de la Santa María y la deser-ción temporal de La Pinta, Colón dejóuna parte de sus hombres en el primerestablecimiento español en el NuevoMundo, Fuerte Navidad, y emprendió eltornaviaje. En marzo de 1493 entró enLisboa, mientras Martín Alonso Pinzónhacía lo propio al arribar al puerto deBayona con la Pinta. Ansioso de darcuenta a los reyes de lo sucedido, Colónse dirigió a Barcelona. La travesía de laPenínsula constituyó una verdaderacampaña publicitaria, ya que se dedicóa mostrar algunos indígenas, aves y eloro rescatado como señales inequívocasdel éxito de la empresa.

Seis meses después, con sus privilegiosconfirmados, prueba de que los Reyescreyeron que en verdad Colón había lle-gado a las proximidades de la India, co-menzó el segundo viaje. Esta vez se tra-taba de una armada formidable, com-

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MANUEL LUCENA SALMORAL es investigadordel Instituto de Historia del CSIC.

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Las exploraciones que se sucedieron entre lallegada de Colón a La Española y la implantaciónde la nueva administración en 1502 demostraron,señala Manuel Lucena Giraldo, que Américano era la antesala de Asia, sino un mundo inmensolleno de inagotables riquezas

La invención del

NUEVOMUNDO

A la izquierda, representación alegórica delDescubrimiento de América, que en forma demujer se sienta sobre una hamaca, segúnIoan Stradanus (Madrid, Biblioteca Nacional).

Representación de un cacique indio del WeiditzTrachtenbuch (1529-1531).

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por Francisco Roldán. Sólo el reparto detierras y naturales logró detenerlos. Porfin, en 1500 llegó a La Española un en-viado real, Francisco Bobadilla, con elfin de poner orden en la caótica colo-nia. Bobadilla halló culpable a Colón detodos los males, se apoderó de su casa,papeles y bienes y lo remitió a Españacon sus hermanos Diego y Bartolomé.Se abría así una nueva etapa.

Descubrimientos y rescatesLa crisis del monopolio colombino delos viajes de descubrimiento se manifes-tó en la aparición de un nuevo modeloorganizativo, en el que la Corona con-cedió a algunos particulares licencia pa-ra “descubrir islas y tierra firme a la par-te de las Indias”. Los resultados de esteciclo descubridor fueron tan escasos enlo material como espectaculares en logeográfico.

En el primer viaje, el conquenseAlonso de Ojeda, acompañado de na-vegantes de la talla de Juan de la Cosay Américo Vespucio, puso rumbo a lastierras encontradas por Colón en su ter-cer viaje. Partieron de El Puerto de San-ta María en mayo de 1499, y tras nave-gar al sur arribaron al Pomerún; desdeallí ascendieron por la desembocaduradel Orinoco, Margarita y el golfo de lasPerlas. Hacia el Occidente, llegaron aun lugar en el que los nativos vivían enpalafitos que les recordaron la ciudadde Venecia. Éste es el origen del nom-bre de Venezuela. Tras recorrer la pe-nínsula de La Guajira hasta el cabo dela Vela, pasaron a La Española, dondese dedicaron a cortar palo de Brasil pa-ra rentabilizar el viaje.

Es posible que a la vuelta a la Penín-sula se dedicaran a capturar esclavos, yque Américo Vespucio se separara desus compañeros para explorar hacia elsur y confirmar la continentalidad de lastierras halladas desde 1492. El segundoviaje de descubrimiento y rescate fueprotagonizado por Pero Alonso Niño,antiguo piloto del primer viaje colombi-no, y Cristóbal Guerra, hermano de unfabricante de galletas sevillano que ac-tuó como socio capitalista. Tras fletaruna carabela con 33 hombres, pusieronrumbo a Cabo Verde y la costa orientalvenezolana. Allí se dedicaron al rescatede perlas y aljófar; a su retorno a Espa-ña en febrero de 1500 disponían de 96libras de perlas, lo que propagó de in-mediato el mito de la riqueza de las tie-rras descubiertas.

En diciembre de 1499, el veterano Vi-cente Yáñez Pinzón había partido almando de cuatro carabelas hacia elEcuador, donde pensaba que se encon-traban las ansiadas islas de la especiería.Navegaron hacia el sur, hasta perder devista la estrella polar.

En enero de 1500, desembarcaron enun cabo al noreste del continente, alque llamaron Santa María de la Conso-lación. De ese modo, tomaron tierra enel actual Brasil con antelación al descu-bridor portugués del país, Pedro ÁlvarezCabral. Luego pusieron rumbo hacia elnorte, y hallaron las bocas del Amazo-nas, que llamaron río de Santa María dela Mar Dulce, y las del Orinoco, quebautizaron como río Dulce. En la penín-sula de Paria encontraron al naveganteDiego de Lepe, que venía realizando supropio viaje y andaba dedicado a la

captura de esclavos y el rescate de per-las. Tras ocuparse en la corta de palo deBrasil, en contravención de las capitula-ciones que los Reyes les habían otorga-do, los supervivientes de ambos viajespusieron rumbo a La Española y retor-naron a la Península.

El viaje fue un fracaso económico ytuvo un costo humano considerable, yaque se perdieron dos navíos completoscon sus tripulaciones. Con todo, enagosto de 1500, se abrió un nuevo ciclode viajes de descubrimiento y rescatecon los periplos de Cristóbal Guerra enbusca de palo, cañafístola y esclavos, yde Alonso Vélez de Mendoza y Luis

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puesta por 17 barcos, con unas 1500personas. Los objetivos eran socorrer alos españoles de Fuerte Navidad, conti-nuar los descubrimientos hasta alcanzarlas tierras del Gran Kan, evangelizar a losnaturales y colonizar las tierras halladas.

Tras una escala en Gomera y GranCanaria, el Almirante ordenó ponerrumbo más al sur que en el primer via-je, ya que creía que así llegaría más fá-cilmente a Cipango (Japón). Lo que en-contraron fue la ruta más rápida y segu-ra para navegar a América. En sólo 21días, llegaron a las islas Deseada y Do-minica, y a continuación descubrieronGuadalupe, Montserrat y Puerto Rico.En la costa norte de Haití, donde se ha-llaba Fuerte Navidad, Colón supo quelos 39 hombres que había dejado en elprimer viaje habían muerto a manos delcacique Caonabó. El 2 de enero de1494, fundó La Isabela. Desde allí man-

dó varias expediciones al sur, y en vistade la falta de alimentos y medicinas re-mitió de vuelta a la Península 12 de las17 embarcaciones. En abril se trasladó aCuba para comprobar su carácter insu-lar, y poco después descubrió Jamaica,que bautizó con el nombre de Santiago.

Las islas de los caníbalesA su regreso a La Isabela, Colón encon-tró que muchos descontentos se habíanmarchado, las enfermedades hacíanpresa en los pobladores y los indígenasse habían rebelado. Tras imponer a losvencidos la esclavitud y el pago de untributo en oro y algodón, halló las islasde los Caníbales –asociados siempre alos mitos áureos–, Martinica y Trinidadentre ellas, y una parte de la costa deTierra Firme. En marzo de 1496, regresóa la Península. Colón dejó construidasseis fortalezas y otorgó el mando a su

hermano Bartolomé. En la entrevistacon los Reyes Católicos, que ya habíanllegado a un acuerdo con Portugal pararepartirse el mundo por el Tratado deTordesillas de junio de 1494, escuchófuertes críticas por la conflictividad y fal-ta de rentabilidad de sus empresas.

Colón tardó tres años en organizar sutercer viaje, ya que su prestigio y el dela empresa descubridora, que parecíaun negocio ruinoso, había decaído casipor completo. De hecho, la alarma pro-ducida por los viajes de Juan Caboto alservicio del monarca inglés entre 1497 y1498 resultó decisiva para que se le con-fiara de nuevo el mando de ocho em-barcaciones, de las que dos reforzaronlos establecimientos de La Española yseis se dedicaron a nuevos descubri-mientos. Su partida tuvo lugar el 30 demayo de 1498. En esta ocasión, tomaronrumbo al sur, “creí que se me quemasenlos navíos y gentes”, consignó el Almi-rante, y llegaron a Trinidad a finales dejulio: “Había casas y gente y muy lindastierras, tan hermosas y verdes como lashuertas de Valencia en marzo”. Poseído de delirios místicos, tras reco-rrer la costa venezolana de Paria y ladesembocadura del río Orinoco, Colóncreyó encontrar el paraíso terrenal:“Grandes indiçios son estos del paraísoterrenal, porque el sitio es conforme a laopinión de santos y sacros teólogos [...]las señales son muy conformes [...] yomuy asentado tengo el ánima que allí,adonde dije, es el paraíso terrenal”.

En agosto de 1498 retornaba a La Es-pañola, en la que tuvo que hacer frentea una sublevación indígena y a la re-vuelta de los españoles, acaudillados

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Juan de la CosaSantoña, hacia 1449 -Tierra Firme, 1510De familia de marinos, cono-cía la costa de África antes deembarcarse con Colón en elprimer viaje a América. El ma-pamundi por el que es conoci-do fue trazado tras su tercerviaje a América. Murió encombate con los indios, en laactual Colombia, en su sépti-mo viaje transatlántico. Lleva-ba siempre un cuadernillo enel que iba anotando detallesde la costa y la dirección delos vientos en cada punto.

Juan Caboto¿Génova?, 1450- (?), hacia1499 Probablemente el primer euro-peo que visitó La Meca, coinci-día con Colón en creer que sepodía llegar a Asia navegandohacia Occidente. En 1495, seestableció en Bristol y el reyEnrique VII le autorizó a partiren busca de tierras desconoci-das. Siguió la ruta de Colón,pero por el Norte, y llegó a La-brador en 1497. Un año des-pués encabezó otra expedición,pero no se sabe si llegó de nue-vo a América o si naufragó.

Américo VespucioFlorencia, 1451-Sevilla, 1512Hijo de un notario, marchó aSevilla como agente de los Me-dici y allí entró en relación conel comercio de Indias. Viajó aAmérica, primero como sociode Ojeda y Juan de la Cosa,con quienes exploró la desem-bocadura del Orinoco y el Ama-zonas, y después a instanciasde Manuel I de Portugal, cuan-do descubrió la bahía de Río deJaneiro y llegó hasta la Patago-nia, comprobando que se habíadescubierto un continente.

Pedro Álvarez CabralBelmonte (Portugal), 1467/8-Santarém, 1520Manuel I de Portugal le confióel mando de una expedición a laIndia por la ruta de Vasco deGama, pero navegando más ha-cia el oeste para evitar las aguascalmadas del golfo de Guinea.En ese desvío descubrió el 22de abril de 1500 una tierra quesería conocida como Brasil. Ca-bral mandó un barco de vueltapara informar al rey y llegó aCalcuta el 13 de septiembre. Apesar del éxito, nunca se le con-fió ninguna expedición más.

EXPLORADORES

Colón recibe la bendición al partir en su primer viaje de descubrimiento, según un grabado definales del siglo XIX, basado en un cuadro historicista de la época.

Colón se enfrenta a los marineros amotinadosen su primer viaje a América, según unalitografía popular de finales del siglo XIX.

LA INVENCIÓN DEL NUEVO MUNDODOSSIER: 1502, AMÉRICA PARA LA CORONA

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Los primigenios asentamientoscastellanos en las Indias sóloadmiten la calificación de fac-torías, de tal manera que el be-

neficio económico era la razón de serde la administración. En estos enclaves

se succionaba el oro y se centralizabanlas transacciones mercantiles protago-nizadas por la incipiente población deorigen europeo. La Corona y Colóneran los socios de la empresa y éstesiempre consideró las Capitulacionesde Santa Fe como un contrato, comouna obligación mercantil.

La Corona, sin embargo, las inter-

pretó como una concesión graciosa.Disparidad de pareceres que será elorigen de los pleitos colombinos. Elcomercio oceánico trabado entre LaEspañola y la metrópoli fue concebidocomo un férreo monopolio con dosinfranqueables aduanas terminales:Cádiz e Isabela. El resto de los empo-rios creados posteriormente calcó el

FERNANDO SERRANO MANGAS es profesor deHistoria en la Universidad de Extremadura.

EL FRACASOde las factorías

Simbiosis de navegante y mercader, encarnaba Colón el modelo deaventurero y empresario propio de genoveses y venecianos en los siglosXIV y XV. Esta añeja tradición le enfrentó, a juicio de FernandoSerrano Mangas, con el nuevo concepto de Estado

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Un grupo de indios vierte oro fundido en la boca de un español para castigar su codicia, según un grabado de Teodoro de Bry.

Guerra a las costas de Brasil. La crisis delas expediciones hacia el sur, que mani-festaba la inexistencia de una ruta di-recta a la especiería a causa del hallaz-go de una fachada continental continua,impuso el retorno a las costas e islasdel Caribe.

Entre febrero de 1501 y septiembre de1502, el sevillano Rodrigo de Bastidas,acompañado de Juan de la Cosa, AndrésMorales y el futuro descubridor del Pa-cífico, Vasco Núñez de Balboa, navegópor el cabo de la Vela y el archipiélagode Las Mulatas, en Panamá. El terribleestado de las embarcaciones, atacadaspor la broma, les impidió continuar, porlo que tuvieron que recalar en Jamaicay La Española. Desde allí regresaron a laPenínsula. En el viaje obtuvieron escla-vos, oro, perlas y palo de Brasil. Encuanto a Alonso de Ojeda, que partióde Cádiz en enero de 1502, logró añadiral permiso de rescatar la reserva del te-rritorio de Coquibacoa y la posibilidadde establecerse en Tierra Firme, peroacabó el viaje envuelto en pleitos consus socios capitalistas. Al fin, cansadosde esperar el hallazgo del estrecho a laespeciería, los Reyes confiaron a Colónel mando de su cuarto o “alto viaje”.

En mayo de 1502, partieron de la Pe-nínsula cuatro carabelas con 140 hom-bres. Tras tocar en Martinica, Dominica,La Española, Jamaica y Cuba, explora-

ron la costa de Honduras, Nicaragua,Costa Rica y Panamá. Después de sufrirun ataque indígena, tuvieron que po-ner rumbo a Cuba, pero naufragaron ala altura de Jamaica. El viaje había ser-vido para probar que de Brasil a Hon-duras no existía paso hacia el Oriente.Desde Jamaica, por increíble que pa-rezca, Colón despachó a siete de sushombres para que pidieran socorro enLa Española. En julio de 1504, los náu-fragos fueron rescatados; en noviembrede aquel año Colón llegaba, muy en-fermo, a España. Falleció en mayo de1506, sin querer reconocer que habíahallado un nuevo continente.

El conjunto de viajes realizados bajoel signo y la autoridad de los Reyes Ca-

tólicos a partir de 1492 tuvo un efectoinmediato en otras cortes europeas, queorganizaron con gran rapidez expedi-ciones a las nuevas tierras. Entre ellas,el viaje de Juan Caboto a las costas deAmérica del Norte, durante 1497 y 1498.Caboto, seguramente veneciano o ge-novés, en un viaje a La Meca o en unaestancia en España planeó, a la maneracolombina, alcanzar las tierras de Asianavegando por el oeste. En su proyecto,para evitar las rutas castellanas, eligió lanavegación por el Atlántico Norte.

Invención y revelaciónTras obtener el apoyo de Enrique VII,partió de Bristol con apenas 18 ó 20tripulantes, tomó el paralelo sur de Ir-landa y logró arribar a una isla situadaal norte de Terranova, que llamó SanJuan. Es posible que también alcanzarala península del Labrador. En agosto yase encontraba de regreso. En la prima-vera de 1498, Caboto partió al mandode una nueva expedición, más nume-rosa y mejor equipada, que contabacon cinco o seis naves. Tras repetir laruta anterior, descendió en latitud, al-canzó Las Carolinas o Florida y regresóa Inglaterra, pero el rey inglés dejó deapoyar los viajes de descubrimientopor su dudosa rentabilidad.

Bien distinto es el caso portugués,tanto por la directa implicación de la

Corona en la expansión marítima comopor la consolidada tradición descubri-dora existente, con la que se vincula-ron los españoles gracias al increíblegolpe de fortuna del primer viaje co-lombino. La expedición más destacadafue la de descubrimiento de Brasil, acargo de Pedro Álvarez Cabral.

Se trataba de una imponente fuerzade doce naves y 1.500 hombres, de losque mil eran de guerra, destinada a laIndia. Desde Cabo Verde, la flota sedesvió a Occidente, por lo que acaba-ron recalando en abril en la costa deBrasil. Aunque algunos autores sostie-nen que Álvarez Cabral se desvió in-tencionadamente para recalar en losdominios de los Reyes castellanos, lo

cierto es que los vientos y corrientestambién lo pudieron arrojar a la costabrasileña, de la que tomaron posesiónantes de continuar hacia Asia.

En la primavera de 1503, AméricoVespucio escribió una carta a Lorenzode Medici en la que reseñaba la nove-dad de las tierras descubiertas, así co-mo el paso definitivo de una concep-ción del viaje descubridor como em-presa dirigida a un lugar ya “conocido”a otra, en la que se encaminará defini-tivamente hacia el hallazgo de “lo nue-vo”.

En adelante, para los europeos des-cubrir no será tanto localizar un lugarcomo hacerlo de cierto modo, segúnun determinado sistema, que marcarátambién la manera de incorporar, di-fundir y poseer lo descubierto. La ge-nial proclamación de Vespucio tuvo sucorrelato cartográfico en el mapa deJuan de la Cosa de 1500, que recogióambos hemisferios americanos. Añosdespués, Martín Waldseemüller, un os-curo intelectual de la corte del duquede Lorena, presa de admiración por laexistencia de un cuarto continente, de-cidió llamarlo América en homenaje aVespucio. La revelación de Asia habíallevado finalmente a la invención deAmérica. Y aún quedaban por hallar,como dijeron los cronistas, los mayo-res prodigios. n

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Colón señala tierra, en una litografía queilustra una biografía del almirante, publicadaa finales del siglo XIX.

Colón falleció en mayo de 1506, sin querer reconocer que había halladoun nuevo continente en lugar de Asia

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dical en el planteamiento colonizador.El Almirante y sus hermanos fueronencarcelados mientras se les abría pro-ceso por múltiples causas. Remitidos ala metrópoli, causó sensación su arri-bada en esas circunstancias, mostran-do su pesar los Reyes Católicos que,no obstante, no rectificaron ni un ápi-ce la nueva legalidad. Habían decididoel nombramiento de Nicolás de Ovan-do como gobernador, en sustituciónde Bobadilla, que ponía en práctica,mientras, el continuo e intensivo ex-polio de la población aborigen, aplica-da, por la fuerza, a la extracción deoro y, en segundo término, a las labo-res del campo.

Poblados arrasadosEl descontento de la población indíge-na se materializó, poco antes del de-sembarco de Ovando, en forma de re-vuelta violenta en el oriente de la isla,en la región de Higüey. Cuenta Las Ca-sas que varios cientos de españoles lareprimieron siguiendo un sistemáticoplan de arrasamiento de poblados yejecución de aborígenes. La reaccióninstintiva de estos consistió en la huidamasiva hacia los montes. La ocupaciónefectiva del territorio se consiguió conla fundación de dos núcleos urbanos:Santa Cruz y Salvaleón. El suroeste dela isla corrió la misma suerte. La deses-perada resistencia protagonizada por lacacica Anacaona fue aplastada, con elresultado de enorme mortandad entrelos indios y la ejecución de la propiaAnacaona. Hacia 1508, ya no existíanperturbaciones internas en La Españo-la. La población aborigen, mucho más

numerosa, fue maniatada mediante unrégimen de terror que pervivió tras lapacificación de la isla.

Se inicia con el gobierno de Nicolásde Ovando la auténtica colonizacióncastellana, no sólo en La Española, si-no en todas las Antillas. Se ha llegadoa afirmar que, con la arribada de la Flo-ta que transportaba a Ovando en 1502,nació el Imperio español en América.Jamás antes una formación naval igual

había atravesado el Atlántico. Era unaauténtica expedición pobladora: 2.500colonos se acomodaban en más detreinta embarcaciones, junto a todo loimprescindible para un asentamientopermanente. El carácter de estos colo-nos también era muy diferente al deaquellos 1.500 hombres de la primeragran armada transoceánica, la del se-gundo viaje colombino, en 1493.

El naciente orden colonial descansa-ba en un cuerpo de funcionarios, su-jeto directamente a la Corona, y en elque cada componente sabía sus tareasy funciones. Al más alto de los funcio-narios, el gobernador, se le proporcio-naban instrucciones concretas y ancho

margen de maniobra. La guarniciónmilitar y la Real Hacienda completa-ban el entramado administrativo.

Los miembros de la empresa coloni-zadora de 1502 se asentaron en nú- cle-os urbanos de nueva fundación conce-bidos bajo los parámetros tradicionalesde Castilla. La atadura a la isla se con-seguía con el reparto de tierras, y la li-bertad de buscar oro. Los antiguos co-lonos se vieron ante la obligación de

someterse a las innovadoras normas, aavecindarse en poblaciones para evitarla dispersión, fruto del amancebamien-to y de un régimen de vida más cerca-no al aborigen que al europeo. Con to-do, hacia 1510, casi a los veinte añosdel desembarco de Colón, la poblaciónde origen europeo de La Española, nodebía superar los 1.000 vecinos, lo mis-mo que cualquier ciudad media caste-llana de la época.

Castilla, en las IndiasNo existe mejor exponente sobre elabandono de la provisionalidad delrégimen de la factoría que la obra fun-dacional de Nicolás de Ovando. Laplanificación del núcleo urbano –des-de la selección del lugar apropiadohasta el trazado regular, perpendiculary rectilíneo de las calles– implica lamás firme voluntad de trasladar a lasIndias la vida castellana. Ya en 1502 semejoró la ubicación de la propia capi-tal, Santo Domingo, al situarse a ori-llas del Ozana, después de los catas-tróficos efectos de un huracán. Losnobles edificios de piedra y las anchasy rectas vías eran todo un símbolo delnuevo espíritu. Completaron el pano-rama las fundaciones de Santa Maríade la Vera, Santa María de la Yaguana,Salvatierra de la Sabana, San Juan dela Maguana, Villanueva de Yáquimo,Arzúa, Puerto Real y Lares. n

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La ciudad de Santo Domingo, en el Album manuscrito de Nicolás Cardona.

Las revueltas indias fueron brutalmenteaplastadas y la población aborigen,maniatada con un régimen de terror

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modelo inicial. El desarrollo agrícolafue escaso, pues no se planteaba irmás allá de completar la alimentaciónde los pocos individuos desplazadospor la Corona para la fiscalización dela explotación. La mano de obra parael rescate del metal precioso resultababarata y abundante.

Para el europeo, no fue suficiente eldesigual intercambio de trueque tra-bado con el aborigen y se desembocóen la explotación intensiva de los ya-cimientos auríferos. De hecho, el indí-gena pasó a ser, por sí mismo, piezafundamental del engranaje económi-co-factorial. Por otra parte, el últimoeslabón de la empresa capitalista –que

permitía exprimir, hasta las últimasconsecuencias, los beneficios de cadapaso de ella– consistía en materializarun viejo sueño colombino: la comer-cialización en Europa del esclavo anti-llano.

Esclavos de aspecto deplorableFue lamentable la impresión que pro-dujeron en la Corte los 500 esclavosenviados por Colón al cargo del fielAntonio Torres. El sistema de factoríaentraba en crisis.

Los colonos castellanos, por su par-te, mostraban hacia el gobierno co-lombino una actitud distante, cuandono beligerante. Anhelaban el enrique-

cimiento directo y rápido. Rechazabanel ordenado intercambio, la certeracontabilidad, la asignación proporcio-nal. Su mentalidad medieval, hija his-tórica del fenómeno expansivo, variasveces centenario, mal llamado Recon-quista, concebía la presencia en lasAntillas como una etapa más de ella.Gloria y oro rápidos versus constanciay comercio regulado en un monopoliode enclaves.

La rebelión abierta contra el sistemade factorías estalló cuando Colón sehallaba en España. Al frente de la mis-ma se puso un tal Francisco Roldán.Diego y Bartolomé Colón sólo pudie-ron aguardar el retorno de su hermanoCristóbal, que aconteció en 1498, du-rante su tercer periplo. El Almiranteproporcionó a sus enemigos y a laCorte una prueba más de sus escasasdotes de gobierno durante la crisis. Seconfundió la conciliación con la faltade autoridad.

Fernando el Católico dio carta de le-galidad a las aspiraciones de los colo-nos, a los que cedió una tercera partede las ganancias del oro, autorizóabundantes expediciones y otorgó tie-rras e indios para su cultivo. Por últi-mo, y con el fin de aplacar los ánimos,Colón fue despojado del gobierno dela isla, que fue provisto en Franciscode Bobadilla. El paquete de medidassignificaba, en la práctica, un giro ra-

El reparto de los indios

Como es lógico, el incremento de la po-blación europea y su concentración en

núcleos urbanos determinó la aparición denecesidades desconocidas hasta entonces enLa Española. El primitivo y limitado siste-ma productivo aborigen agravaba el inelu-dible problema de la alimentación, que só-lo parecía afrontarse con un nuevo ordenagrícola. Los colonos pretendían resolver lacuestión de la mano de obra repartiéndoselos indios entre ellos, aspiración a la que ac-cedió la Corona. De esta manera surge la re-alidad de la encomienda, o repartimientoen su origen antillano: el soberano enco-mendaba un número determinado de in-dios a los colonos españoles, que les exigíantrabajo o tributos. El encomendero, a cam-bio, les proporcionaba instrucción cristianay protección. Explotaciones mineras o agrí-

colas se cotizaban según su riqueza poten-cial y los indios asignados para su laboreo.El sistema, que no pudo ser más negativo,se institucionalizó con Ovando. Los traba-jos forzados sellaron el proceso de aniquila-ción del indígena. A medida que escaseabala mano de obra por la muerte y desercióndel indio, se incrementaba el valor de unamercancía tan preciosa. En consecuencia, serecurrió a la esclavitud de otras poblacionesaborígenes antillanas, caribes y lucayos,que también sucumbieron. A partir de1518, se generalizó el recurso a la mano deobra esclava negra. Por esas fechas, apenasquedaban unos 15.000 individuos de la an-tigua población indígena de La Española.En 1494-96 habían sido unos 600.000,aunque los más críticos con el desastre de-mográfico elevan la cifra a 1.100.000.Una india de la primera isla descubierta es

conducida ante Colón.

Indios jugando, según un dibujo del Weiditz Trachtenbuch, de principios del siglo XVI.

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No había precedentes.La España de los Re-yes Católicos no lostuvo para casi nada,

pues dichos monarcas trataronde inventar un Estado moderno,sumando reinos medievales va-riopintos. Pero donde la ausenciade precedentes se manifestó másevidente fue en la creación deuna administración indiana. Noservía la experiencia canaria, to-talmente diferente, aunque en-cuadrada en el saco común delReino de Castilla, junto con Gra-nada, otro experimento peculiar.

A fines del siglo XV, era ini-maginable que un reino tuvieracolonias. El único precedente dealgo parecido, que no igual, era el go-bierno de las factorías comerciales afri-canas, pero la misma Corona portugue-sa tuvo que inventar algo diferente pa-ra gobernar sus posesiones en la verda-dera India, como fue el Virreinato; cu-riosamente, la misma solución dada porlos reyes castellanos. Para Isabel y Fer-nando fue mucho más difícil, porque elvirreinato indiano había aparecido an-tes que la tierra gobernable –algo ver-daderamente insólito– e hipotecado auna persona, Cristóbal Colón, con laque se había pactado un régimen dual:el virrey por una parte y la Corona porotra. Resultaba así que el virreinato in-diano no era de libre designación real,ni por un tiempo, como lo fue el portu-gués, sino vitalicio y para el genovésllamado Cristóbal Colón, amén de here-dable por sus descendientes. Más aún,por un incomprensible descuido, error,chantaje o condescendencia en las Ca-pitulaciones de Santa Fe, dicho virreyera Gobernador de las Indias y Almi-rante de la Mar Océana, gozando de

unos privilegios inconcebibles, como elnombramiento de alcaldes, la presenta-ción de terna –propondría siempre tresnombres para que el Rey escogiera ne-cesariamente uno de ellos– en los car-gos de regidores de los Cabildos, juris-dicción en el fallo de determinadosconflictos comerciales, aparte de unaserie de prebendas de tipo económicosobre las riquezas indianas.

El Virrey era un rey de Indias, incon-trolable por los Reyes Católicos, que ha-bían cometido la equivocación de con-figurar en 1492 un verdadero régimendual para las tierras que iba a descubrirel genovés.

El gran reto de la CoronaAcabar con el omnipotente Colón de1493, cuando al regreso de su viaje pu-do usar todos los privilegios estipula-dos, y subordinarle al realengo, creandoademás una administración indiana al-ternativa, dependiente de la Corona deCastilla, fue el gran reto de los Reyesdurante la primera década posterior al

descubrimiento. Lo increíble esque lo lograran en tan pocotiempo y el milagro se debió sinduda a la habilidad del rey Fer-nando, pero sobre todo a la bue-na voluntad de Cristóbal Colón,que supo renunciar a su sueñode crear un señorío medieval enlas Indias y aceptar de buen gra-do el sometimiento de “sus” In-dias al Estado moderno de losreyes castellanos, sin más queunos justos reclamos, origen deunos pleitos que durarían siglos.

El cambio fue tan radical que,en 1502, Cristóbal Colón, dueñoy señor de las Indias diez añosantes, era tan sólo el Almirantede la Mar Océana y tenía que

insistir veinte veces ante la Corona pa-ra que ésta le permitiera realizar unnuevo viaje a “sus” dominios, aceptan-do sumisamente la condición afrentosaque le impusieron de no tocar en la is-la La Española, que él había descubier-to, y donde para mayor humillaciónexistía un gobernador real, fray Nicolásde Ovando, que lo apresaría si se atre-vía a hacerlo. La imagen, enfatizadapor la literatura romántica, de un Colónque, en 1497, era apresado con grille-tes y metido en una carabela con desti-no a España para dar cuenta de sus ac-tuaciones, es realmente histórica, por-que en dicho año empezó el desmon-taje del régimen dual, consolidado yatotalmente en 1502, cuando las Indiaseran de pleno realengo.

El primer problema de los Reyes Ca-tólicos fue definir con claridad el do-minio de las Indias descubiertas por elvirrey, evitando una posible guerra conPortugal, a la que les llevaba inexora-blemente el descubrimiento realizadopor Colón. Una India que los portu-

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JAQUE MATEAL VIRREY

Durante unos años, Colón logró imponer un régimen dual de gobierno en las tierras recién descubiertas. Manuel Lucena Salmoral analiza la década que necesitaron los Reyes Católicos para apartarle e imponer su autoridad directa en las colonias americanas

Colón desembarca en la isla La Española, según una xilografíasuiza de 1493 (Chicago, Biblioteca Newberry).

Colón, cargado decadenas, regresa aEspaña, según unacromolitografía queilustra una Vida del

Almirante, publicadaen 1885.

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dio valía por tres negros. Cargó 500taínos en cuatro naves y los envió aSevilla para su venta, como si fuerannegros de Guinea. Los Reyes autoriza-ron venderlos en Andalucía, como essabido. Alguien debió advertir queColón no había indicado las causaspor las que se habían esclavizado a di-chos taínos y los monarcas decidierondar una prudente marcha atrás, en-viando a Fonseca otra carta para queafianzase el producto de la venta detales indios, hasta que pudieran con-sultar el asunto de su esclavitud conteólogos y canonistas: “... porque Nosqueríamos informarnos de letrados,teólogos y canonistas si, con buenaconciencia, se pueden vender éstospor esclavos o no, y esto no se puede

facer, hasta que veamos las cartas queel Almirante nos escriba para saber lacausa por qué los envía acá por cauti-vos...”

Demanda de mano de obraLa respuesta de Colón fue capturar otrogran número de indios en la Vega Real,en marzo de 1495, y enviarlos nueva-mente a España como esclavos. Lo mis-mo hizo luego Bartolomé Colón, en au-sencia de su hermano; tres naves con300 indios esclavos, procedentes de “re-beliones”. Las remesas continuaron du-rante el tercer viaje, pues el Virrey esta-ba convencido de que la esclavitud delos naturales era un negocio magnífico.Afirmaba que la venta de 4.000 esclavosreportaría veinte cuentos –cinco mil ma-

ravedises por esclavo–, y que los escla-vos se venderían bien en Europa, dadoque habían empezado a escasear losque llegaban de Guinea

El tan anhelado veredicto de los le-trados, teólogos y canonistas se dio fi-nalmente en 1500, declarando que losindios eran libres. El texto de este tras-cendental documento es perfectamen-te desconocido, así como también laorden real que originó declarando li-bres a los indios, pero sabemos que es-ta última debió ser una Provisión expe-dida antes del 20 de junio de 1500,pues en esta fecha los Reyes Católicosdieron una cédula, ordenando a Pedrode Torres que entregase a Francisco deBobadilla los esclavos indígenas quetenía en su poder, para devolverlos a

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gueses venían buscando desde hacíacasi un siglo y a la que estaban a pun-to de llegar. No es difícil imaginar loque hubiera ocurrido si el genovés nohubiera sido detenido por ese conti-nente que apareció entre Europa yAsia, teniendo en cuenta las tirantes re-laciones existentes entre lusitanos ycastellanos desde el problema de LaBeltraneja. Colón lo agravó aún más alpresentarse en Lisboa en 1493 para re-latar su hallazgo.

¿Por qué fue el primer puerto euro-peo al que llegó? ¿Por qué no arribó,como su compañero Martín AlonsoPinzón, a un puerto español? ¿Por quépidió entrevistarse con el rey de Portu-gal para contarle su descubrimiento?¿Por qué escribió allí su famosa Carta–fechada falsamente en Canarias, el 15de febrero de 1493– contándole a todoel mundo lo que había descubierto,menos a Isabel y Fernando, que era aquienes debía hacerlo?

El doble juego de ColónEl conocido argumento sensiblero delorgullo personal de presentarse ante elrey que había rechazado su proyecto espoco convincente, como tampoco quehubiera sido incapaz de encontrar la for-ma de llegar desde las Azores –adondehabía arribado en el tornaviaje– a la cos-ta española, ruta archiconocida por en-tonces. Colón fue a parar a Lisboa por-que quiso y por lo mismo pidió la en-trevista con el monarca lusitano, en sucalidad de Visorey de las Indias y en ple-no ejercicio de su régimen dual. Afortu-nadamente, Juan III no le hizo caso y tu-vo el acierto de decirle que ya negocia-ría el asunto –el conflicto planteado–con sus primos los Reyes Católicos.

El rey Fernando se apresuró a evitarmalos entendimientos con el país veci-no sobre la posible presencia castellanaen la India asiática, negociando las fa-mosas bulas con Alejandro VI, en lasque no sólo aceptó –y seguramente pro-puso– una partición oceánica para lasCoronas de Castilla y Portugal que deja-ba la India en demarcación portuguesa,sino que además dejó claro que los cas-tellanos no pretendían tener su domi-nio; solo de las tierras del océano queaparecieran apud Indie.

Posteriormente surgió nueva confu-sión sobre el tema, que se resolvió porel Tratado de Tordesillas de 1494 y so-

bre todo por el de Zaragoza, pero en re-lación con Las Molucas, no de la India.

Todo esto, la jurisdicción descubri-dora, lo negoció la Corona españolacon el Papa y con la Corona portugue-sa. Al virrey Colón no se le dio la me-nor intervención en el asunto, aunquees sabido que quiso hacerlo y que in-cluso sugirió la primera la línea de de-marcación, la papal de las 100 leguas,aduciendo su experiencia.

Resuelto el problema del conflicto,los Reyes Católicos tuvieron siempre elcuidado de prohibir a los descubrido-res castellanos ir a las tierras de losotros príncipes cristianos, que eran úni-camente las portuguesas.

La definición del realengo sobre loshabitantes de los dominios encontra-dos se hizo declarándoles vasallos y el

asunto chocó frontalmente con la ideacolombina de que eran simples salvajesesclavizables, como los africanos. Co-lón, en uso de su señorío dual, confi-guró en las Indias un régimen de fac-toría comercial esclavista, semejante alportugués de La Mina, que fue siempresu modelo: esclavos y oro por mercan-cías europeas.

Parece que la esclavitud de los in-dios fue propuesta por Colón a los Re-yes Católicos en Barcelona el año1493, al regresar de su viaje descubri-dor, y aceptada en principio por losmonarcas. En su segundo viaje, Colóncapturó numerosos esclavos y propu-so abiertamente el negocio en su Car-ta-relación a los Reyes de 20 de ene-ro de 1494, asegurando que cada in-

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JAQUE MATE AL VIRREYDOSSIER: 1502, AMÉRICA PARA LA CORONA

Esclavos indiosen España

Desde el principio, Colón tuvoen mente la rentabilidad de la

trata de esclavos como una de lasnuevas fuentes de ingresos abiertapor sus viajes de exploración. En1493, escribió que, entre las riquezasde las nuevas tierras, estaban “los es-clavos, cuantos quieran cargar...” Unaño después, el Almirante comenzó aorganizar de forma sistemática la tra-ta de indios, que se vería frustradapor una Real Provisión de 1500. Eltráfico de nativos del Caribe se rea-nudó en 1503, pero nunca alcanzóuna gran amplitud y en 1542 se su-primió definitivamente.

En los diez primeros años de ex-plotación del continente americano,entraron en España poco más de2.000 indios. Prácticamente todosprocedían de La Española. En su ma-yoría se trataba de hombres, pero losprecios que alcanzaban en el mercadoeran inferiores a los de los negros.Hasta la prohibición definitiva de latrata de indios, apenas llegaron unos500 más. La mortandad en el viaje,su destino y sus condiciones de vidahan sido minuciosamente estudiadaspor Esteban Mira en Indios y mestizosamericanos en la España del siglo XVI.

Indio armado con lanza y escudo,según una representación del WeiditzTrachtenbuch.

Mapa del mundo de Nicolo Caveri, sobre pergamino, que muestra la parte conocida de la costa americana hacia 1504 (París, Biblioteca Nacional).Bartolomé Colón, adelantado de La Española,según un grabado publicado en 1892.

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Adam Smith afirmó, en La ri-queza de las naciones, queel descubrimiento del NuevoMundo había traído a Euro-

pa esplendor y gloria, ya que los euro-peos se habían convertido en los abas-tecedores y transportistas de los próspe-ros agricultores de América, Asia y Áfri-

ca. Eran los albores del primer ordeneconómico mundial, que empezó a ver-tebrarse en la década posterior al des-cubrimiento. La España de los Austrias,desde su posición intercontinental yatlántica, y con un entramado políticoque abarcaba casi la mitad de Europa,estaba llamada a desempeñar un papelclave para poner en marcha el primerexperimento de economía-mundo. Pe-ro, ausentes de la Península los judíosdesde su expulsión en 1492, los monar-

cas tuvieron que ceder las funciones fi-nancieras a banqueros italianos y ale-manes. Entre ellos destacaban los Fug-ger, principales prestamistas del empe-rador Carlos V y líderes en el nacientecapitalismo mercantil de Europa.

Al mismo tiempo, el puerto de Ambe-res, en los Países Bajos, se convertía enel principal centro distribuidor de losproductos de ultramar, quedando Espa-ña en posición excéntrica del sistema.Pero esto no impidió que el mundo vi-

TERESA CAÑEDO-ARGÜELLES es profesora deHistoria en la Universidad de Alcalá deHenares.

La incorporación de América al control europeo supuso la primerainternacionalización de la economía. Teresa Cañedo-Argüellesexplica los primeros balbuceos de lo que sería la imparable globalizaciónde la economía y la sociedad

GLOBALIZACIÓNEl nacimiento de la

Esclavos africanos trabajan para los españoles en las minas de América, según una ilustración de la obra América, de Teodoro de Bry.

Indias: “los cuales (indios) agora nosmandamos poner en libertad, y habe-mos mandado al Comendador FreyFrancisco de Bobadilla que los llevaseen su poder a las dichas Indias y hagadellos lo que le tenemos mandado”.

La llegada de Bobadilla con los indiosa La Española tuvo que ser un golpe degracia para Colón, que vio así fracasadotodo su sistema productivo y muy mer-madas sus posibilidades de gobernarunas Indias cuyos habitantes eran con-siderados vasallos del rey y, como tales,prohibidos de esclavizar. La esclavitudindígena subsistiría, sin embargo, hasta1542, pero debiendo justificarse. Luegoademás surgiría la legislación indianapara el buen tratamiento de los indios,que completaría la imagen de cómo de-bían utilizarse tales vasallos del Rey, nodel señor Colón.

Otro asalto al régimen dual fue aca-bar con el monopolio descubridor co-lombino. Dicho monopolio no fue es-tablecido en las Capitulaciones, perofue aceptado por la Corona, dado elprestigio del descubridor y el hecho deque era una magnífico navegante. Fuedifícil anularlo, pero la Corona se deci-dió a ello en 1499, cuando autorizó elviaje de Alonso de Ojeda, Juan de laCosa y Américo Vespucio a Tierra Fir-me. No se hizo de una forma abierta,sino encubierta, pues el permiso parael mismo no lo firmó el rey, sino el om-

nipotente obispo Fonseca, como com-probó Roldán. Colón no objetó tal via-je y el monarca optó, ya sin recelos,por extinguir el monopolio descubri-dor colombino, otorgando numerosaslicencias de “descubrimiento y rescate”–todas firmadas por los Reyes– en losmeses siguientes a navegantes y co-merciantes, como fueron Pero AlonsoNiño, Vicente Yáñez Pinzón, CristóbalGuerra, Rodrigo de Bastidas, Diego deLepe, Vélez de Mendoza, etc. Desde1500, el Almirante no era más que unsimple descubridor, que tenía que ne-gociar con la Corona los términos desu viaje, igual que los demás.

Un paso decisivo para el asentamien-

to del poder real en las Indias, mer-mando los poderes del señorío colom-bino, fue el envío a La Española de unrepostero en 1495, para que averiguaraqué estaba haciendo Colón. Fue Juande Aguado, quien, según Las Casas, fue“cuasi por espía y escuadriñador de to-do lo que pasaba”. Llegó a la isla enoctubre del mismo año e inició una se-rie de informes sobre la actuación vi-rreinal que preocuparon seriamente aColón. Las Casas afirma también que,como consecuencia de su actuación,Colón perdió poder y credibilidad, re-sultando que “ya no era el Almirante,ni sus justicias, tan acatado y obedeci-do como antes”. Tan preocupado que-dó Colón, que cuando Aguado anunciósu vuelta a la Península decidió acom-pañarle para entrevistarse con los Re-yes y contrarrestar lo que el reposteropudiera decirles.

Espía y escudriñadorPeor fue luego el envío del Pesquisi-dor, comendador Francisco de Bobadi-lla. Los Reyes le nombraron el 30 demayo de 1500 para que averiguara laactuación colombina. Pesquisó cuantoquiso y sobre todo los dineros del mo-narca y de Colón. Al encontrar fraude,cogió presos a Colón y a sus dos her-manos, enviándolos a España. Los gri-lletes puestos a Colón al termino deltercer viaje son una demostración clara

de que el realengo se había impuestosobre el régimen dual de las Capitula-ciones. El Virrey perdió todo su poder,aunque no su prestigio, y quedó su-bordinado a su señor el Rey.

Por las Capitulaciones de Santa Fe,Colón se había reservado el gobiernoindiano. Por su preciado título de go-bernador general de las Islas y TierraFirme de la Mar Océana, pudo nom-brar administradores a sus hermanos oa personas adictas. En uso de tal privi-legio, nombró por ejemplo alcalde deSanto Domingo a Roldán, sin mediarelección alguna.

No llegó a utilizar su derecho a pre-sentar terna de los cargos de regidor en

las ciudades que se fundaran en Indias,pero todavía en la primavera de 1497–antes de iniciar su tercer viaje– los Re-yes Católicos respetaron su derecho anombrar un representante, para queentendiese, junto con los oficiales rea-les, en los asuntos relativos a Indias, asícomo de repartir solares. Todo esto sevino abajo tras la visita de Bobadilla,que suspendió a Colón. El 21 de mayode 1499, los Reyes Católicos nombra-ron a Bobadilla gobernador general delas Indias, sustituyendo los poderes degobernador general y virrey que teniaColón y, cinco días después, ordenarona éste que obedeciera cuanto le man-dara Bobadilla. El régimen dual quedóasí truncado y Colón, sometido a la vo-luntad real.

No tardó mucho en llegar el golpe degracia, que fue el nombramiento, en1501, de fray Nicolás de Ovando comogobernador de la isla de Santo Domin-go. El nuevo gobernador recibió unacédula el 3 de septiembre de 1501 or-denándole tomar el juicio de residenciadel gobernador Bobadilla. La Coronaestablecía así el pleno gobierno real enIndias, con unos funcionarios nombra-dos por ella que iniciarían la práctica depedir responsabilidades a sus anteceso-res en nombre de la justicia real. Era elnacimiento del aparato burocrático in-diano al servicio del Rey. El régimendual era ya cosa del pasado. n

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El conquistador Ojeda encuentra restoshumanos en una aldea de caníbales, segúnuna litografía del siglo XIX.

El golpe de gracia a la autoridad deColón fue el nombramiento de Ovandocomo gobernador de Santo Domingo

DOSSIER: 1502, AMÉRICA PARA LA CORONA

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Para hablar de globalización econó-mica, era preciso que se dieran cambioscualitativos, tanto en el tipo de mercan-cías como en el sistema laboral emplea-do para su producción. En cuanto a lanaturaleza de las mercancías, éstas tení-an que orientarse a un consumo ordina-rio y masivo, esto es, responder a de-mandas básicas de alimentación o vesti-do. Y en cuanto al trabajo, el sistema deeconomía-mundo requería de la presen-cia de tres zonas: el centro, con trabajoasalariado y autoempleo; la semi-perife-ria, con aparcería; y la periferia, con ma-no de obra esclava.

Esta última era la que garantizaba elflujo de excedentes necesario para quecristalizara el sistema capitalista. Laaplicación de esta forma de produc-ción en La Española hizo que esta islacumpliera, como periferia, con el doblepapel de producir materias primas y deutilizar trabajo servil o casi esclavo.

Ensayo general con africanosAunque este sistema se había ensayadoya en los archipiélagos atlánticos me-diante el cultivo de cereales y la pro-ducción de azúcar con mano de obraafricana, fue en América, y concreta-mente en las Antillas, donde se aplicópor primera vez de una forma sistemá-tica y regulada. Esto no hubiera sidoposible de haber prosperado en La Es-pañola el modelo de factoría previstoen las Capitulaciones de Santa Fe. Pe-ro, desde los primeros momentos, losnegocios de La Isabela resultaron pocomenos que ruinosos. El oro se obteníamediante el lavado de las arenas aurí-feras de los ríos o sistema de bateado,que se combinaría con la explotaciónen precario de algunos yacimientos mi-neros y con la exigencia a los indios detrabajo y de tributo en oro. El volumenextraído estuvo inicialmente por deba-jo de las expectativas, lo que en partese debía a una destructiva y deficienteregulación del sistema laboral indígenay también a una política económicadesmotivadora, puesto que los expedi-cionarios trabajaban a sueldo y queda-ban excluidos de los beneficios.

Desde el comienzo, se pensó en elpapel alternativo que la agricultura y laganadería podían desempeñar, pruebade ello es que, en un memorial de 1494,Cristóbal Colón solicitaba a la Coronasemillas y mano de obra esclava para

activar el laboreo agrícola en La Espa-ñola. Pero, sin un verdadero plan colo-nizador, estas actividades fueron desa-tendidas a expensas de la explotaciónaurífera que en el sistema de factoríaconstituía el objetivo prioritario. En laprimera fase de factoría, que transcurrióentre 1492 y 1498, la perentoria necesi-dad de subsistir incitó a los expedicio-narios a utilizar la colaboración indíge-

na de forma arbitraria para obtener oroy alimentos. Entre los productos cotidia-nos que aquel nuevo medio les propor-cionaba estaban la mandioca, la yuca yla batata, en combinación con el maíz,el fríjol y la calabaza, además de infini-dad de frutas tropicales, que fueron in-corporándose a su dieta sin dificultad.

Esos productos autóctonos eran cul-tivados tradicionalmente por los indiostaínos mediante el sistema de roza.Junto a ellos, desde 1493, se sembraronlas primeras semillas de trigo y olivo yalgunas cepas de vid. Pero estos pro-

ductos, trilogía simbólica del cristianis-mo y elementos básicos de la dieta me-diterránea, no prosperarían hasta pasa-das unas décadas, por lo difícil que re-sultaba su aclimatación en los humeda-les del Caribe. Ese mismo año se tras-ladaron a La Española vacas, cerdos,cabras, ovejas, caballos y aves de corraly, aunque tampoco se practicó con es-tos animales una tarea de crianza, se

multiplicaron rápidamente en estadode libertad.

Ante el clima de descontento de co-lonos e indígenas y la escasez de ga-nancias, la Corona optó por abrir elmonopolio de la empresa extractiva ycomercial. Mediante una Real Ordende 10 de abril de 1495, se permitió laintervención de la iniciativa privadaque desde Sevilla pujaba por participaren el negocio antillano. Ojeda, Pera-lonso Niño, Vicente Yáñez Pinzón yDiego de Lepe fueron los primeros enrecibir licencias. A la gratuidad del pa-

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A la batata, el maíz y la calabaza sesumaron, desde 1493, las primeras semillasde trigo y olivo y algunas cepas de vid

Mapa de América de 1596, flanqueado por los retratos de Cristóbal Colón, Américo Vespucio,Fernando de Magallanes y Francisco Pizarro, según un grabado de Teodoro de Bry.

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brara al ritmo de Sevilla, es decir, al rit-mo del comercio transatlántico. La Casade Contratación, fundada en 1503, seerigiría en uno de los ejes articuladoresdel comercio mundial, actuando comoaduana, escuela de pilotos, tribunal dejusticia y oficina de pasaje. Como afir-maba Pierre Chaunu, la capital andaluzaseguiría controlando desde allí la vidaeuropea y la del mundo entero.

Las tierras a las que arribó Colón en1492 no eran evidentemente la India,sino América. Pero eso tardaría variosaños en saberse y, para entonces, lamitad del mundo se había incorporadoal imaginario occidental bajo el nom-bre de Indias Occidentales, puesto quese habían alcanzado por la ruta atlánti-ca del Oeste.

Además, fueron catalogadas comotierras de nadie, porque no se hallabansujetas al dominio de ningún príncipecristiano ni emperador oriental. En opi-

nión de Juan Luis Vives, aquel hallazgohizo que el mundo se abriera a la es-pecie humana (De disciplinis, 1531).Con esta frase se hacía por primera vezmención a un nuevo orden económicode carácter global, que actualmente co-nocemos con el nombre de economía-mundo o globalización económica.

Tierra de nadieCuando el 17 de abril de 1492, los mo-narcas españoles firmaron con CristóbalColón las Capitulaciones de Santa Fe, seformaba la primera empresa comercialamericana en la que aquéllos actuabancomo socios capitalistas y Colón, comosocio industrial. La idea era fundar fac-torías o asentamientos de intercambiocomercial, para obtener especias y oro,de cuyos beneficios serían partícipesambas partes. Colón, además de un por-centaje de las ganancias, recibiría esta-tus de nobleza y no pocos títulos hono-

ríficos y de gobierno (Almirante, Virreyy Gobernador). Este planteamiento noera diferente en esencia al que ya vení-an practicando los italianos y portugue-ses en sus factorías situadas en el MedioOriente y África, excepto en el hecho deque aquellos mercaderes no formabanparte del sistema de poder. Por lo de-más, tanto aquel comercio como el quepretendía establecerse en La Españolase basaban en la obtención de objetospreciosos o productos suntuarios y delujo; en aquel caso, especias, sedas, mu-selinas, joyas, porcelanas o marfil; eneste, oro y especias.

Todos estos intercambios teníansiempre un alcance intercontinental,pero lo restrictivo de su volumen –re-presentaban el 5% del producto euro-peo– y la exclusividad de su consumo–se destinaba a los sectores dominan-tes– impediría catalogarlos como for-mas de economía-mundo.

Cabo Verde, antesala de la plantación

Las islas de Cabo Verde, que fueron es-cala de muchos de los viajes de explo-

ración y descubrimiento de las costas ame-ricanas, jugaron un papel fundamental enla primera fase de la internacionalizaciónde la economía a partir de 1492.

Deshabitadas antes de la llegada de losportugueses en 1462, éstos convirtieronel reseco archipiélago, próximo al conti-nente africano, en depósito de esclavos ala espera de ser enviados a las plantacionesamericanas. Fue también aquí, sobre todoen la isla de Santiago, donde una élite deterratenientes y eclesiásticos explotó, conmano de obra esclava, grandes latifun-dios, en los que se cultivaba algodón y ca-

ña de azúcar, un experimento que sirvióde ensayo del sistema de plantación quefloreció en América.

Fracasado el intento colombino de es-clavizar a los indios, la demanda de manode obra africana convirtió a Cabo Verde enun enclave rico ya desde la primera mitaddel siglo XVI. Su capital fue la prósperaRibeira Grande –hoy Cidade Velha–, laprimera ciudad europea en África, dondeaún se mantiene en pie el rollo de piedramedieval para administrar justicia públi-ca, habitual de las villas portuguesas y cas-tellanas de la época. El pelourinho (en por-tugués), patíbulo y advertencia para escla-vos rebeldes, recuerda el emplazamientodel mercado de africanos, que en su estan-cia en la isla eran bautizados en masa,aprendían rudimentos de portugués y co-menzaban un brutal proceso de acultura-ción que terminaba en la mina o la planta-ción, al otro lado del Atlántico.

La abundancia económica de RibeiraGrande fue también la causa de su perdi-ción, ya que la hizo blanco de sucesivosataques de piratas en 1541, 1585, 1592–en el que participó Drake– y finalmenteel francés de 1712, tras el que la localidadfue abandonada por la seguridad que ofre-cía la posición escarpada de Praia, la capi-tal actual. La prosperidad y relevancia in-

ternacional de las islas se evaporaron cuan-do lo hizo la trata de esclavos.

Cidade Velha está siendo reconstruida enla actualidad bajo la dirección del arqui-tecto portugués Álvaro Siza Vieira, res-ponsable de la recuperación del Chiado deLisboa tras el incendio de 1988. El Fuertede San Felipe, erigido en 1593 para prote-ger la ciudad, ha sido restaurado con fi-nanciación española de la AECI.

Arturo Arnalte

Ruinas de Riberia Grande, que está siendoreconstruida, desde el fuerte de San Felipe,en una imagen de 2000.

El pelourinho de Ribeira Grande, erigido porlos portugueses para castigar a los esclavossegún el modelo de la picota medieval.

EL NACIMIENTO DE LA GLOBALIZACIÓNDOSSIER: 1502, AMÉRICA PARA LA CORONA

Page 11: America para la corona

saje de ida, se sumaba la autorización arealizar exploraciones en busca de ri-quezas, sobre todo oro, con la condi-ción de que ello se hiciera bajo licenciareal y se entregara al Estado una quin-ta parte de los bienes obtenidos o desu comercio.

Capitalismo cosmopolitaEl flete y aprovisionamiento de carabe-las propició la formación de sociedadesen las que participaban comerciantes,navieros y pilotos, muchos de ellos ex-tranjeros, cuyas licencias, obtenidas co-mo residentes durante más de diez añosen la Península, como propietarios debienes raíces o como cónyuges de mu-jeres españolas, rompieron el supuestohermetismo del sistema e inspiraron elespíritu cosmopolita y capitalista de laempresa indiana. Eso sí, en cada una delas expediciones viajaba un veedor paracontrolar el cumplimiento de los contra-tos o capitulaciones que la Corona pro-veyó bajo el nombre de descubrimientoy rescate. Y es que el rescate o inter-cambio con los nativos de manufacturasy baratijas por oro y perlas fue el princi-pal estímulo de estas arriesgadas em-presas, que se realizaron por lo demássin dispendio por parte del Estado.

Aquella política colonizadora y libera-lizadora, que la Corona ensayó al finalde la primera década antillana, estimulólas exploraciones hacia el litoral conti-nental, la llamada Tierra Firme, y entre1498 y 1502 se recorrieron las costas deVenezuela, Colombia, Honduras, Nica-ragua, Costa Rica y Panamá. Se tratabatambién de afianzar los asentamientoscoloniales mediante la fundación de

ciudades donde los colonos tenían obli-gación de avecindarse –en 1498 se fun-dó al sur de La Española la ciudad deSanto Domingo–.

La participación de particulares enlos beneficios hizo que la producciónaurífera experimentara un considerable–y momentáneo– auge, que se dio enconcomitancia con la progresiva dismi-nución de la mano de obra indígena ycon la necesidad de importar esclavosdesde África.

Pero el caudal de oro antillano fuemermando al mismo ritmo que lo hacíala población, de modo que hacia 1518sendos recursos, humanos y auríferos,estaban ya próximos a agotarse. Paraentonces, la agricultura se había incor-porado a los objetivos económicos co-mo alternativa al oro y para asegurar eldominio territorial de las tierras ocupa-das. Con estos propósitos gozó de pro-tección estatal y los colonos recibierontierras a título de merced y premios,que estimularon las tareas de labranzaorientadas al cultivo de productos tanselectos como competitivos.

Las miras se pusieron al principio enla producción que demandada el tradi-cional mercado europeo renacentista yla obtención de clavo, jengibre, palobrasil y canela se recompensaba conprimas que oscilaban entre 10.000 y30.000 maravedíes. Pero también se pu-so atención en las necesidades de la po-blación blanca que se iba asentando enlas nacientes ciudades de la plataformaantillana y Tierra Firme y, más que na-da, en las nuevas demandas, cada vezmás populares y masivas, del mercadoeuropeo.

La industria textil requería grandescuotas de algodón y de sustancias colo-rantes para el teñido de los paños. Taleseran el xiquilite –planta productora deañil en Guatemala–, la cochinilla –in-secto parásito productor de tinte rojo–y, sobre todo, el palo brasil. Se tratabade un tinte de color rojo, abundante enlas selvas tropicales y especialmente enla costa brasileña, que no tardó en con-vertirse en uno de los productos máscotizados de América y de los primerosen articularse en un sistema de econo-mía mercantilista.

Proteccionismo desde SevillaLa ley de la oferta y la demanda hizoprever los efectos inflacionistas que suexcesiva producción, y la consiguientesaturación del mercado, podrían tenersobre los precios de este producto. Porotro lado, surgieron competencias des-de regiones controladas por otras me-trópolis europeas involucradas en la in-dustria del tejido. Esto motivó la aplica-ción de medidas proteccionistas que, re-guladas desde la Casa de Contrataciónen Sevilla, prohibían la importación depalo que no procediese de los reinosespañoles de ultramar.

Los ensayos de la agricultura antillanalograron su mayor éxito con la caña deazúcar, llevada a las Antillas desde lasCanarias. La caña de azúcar prosperódesde que los frailes jerónimos, a partirde 1516, incentivaron su explotaciónmediante la concesión de primas de 500pesos de oro por cada trapiche. Agricul-tores canarios acudieron a La Españolapara construir ingenios azucareros y es-clavos negros comenzaron a importarsedesde África para las plantaciones. Laescasez de capital y de mano de obradificultaría al principio el despegue deproducción azucarera, pero, tras la pri-mera década, este producto reuniría lascondiciones idóneas para incorporarsedesde la periferia a un nuevo ordeneconómico mundial. El de la economía-mundo o globalización económica. n

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Vista de Sevilla, donde recalaban los barcos procedentes de América, a finales del siglo XVI, enun óleo atribuido a Sánchez Coello (Madrid, Museo de América).

BERNABEU, S., La aventura de lo imposible.Expediciones marítimas españolas, Barcelo-

na, Lunwerg, 2000.COLÓN, C. Textos y documentos completos (ed. deConsuelo Varela), Madrid, Alianza, 1982.VV. AA., América, Tomo 10 del Manual de Histo-ria Universal, Madrid, Historia 16, 1992.

PARA SABER MÁS