Anibal Nazoa - La Puerta de Caracas

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  • Anbal Nazoa

    Puertade Caracas

  • Puertade Caracas

    Anbal Nazoa

  • MINISTERIO DEL DESPACHO DE LA PRESIDENCIAPUERTA DE CARACAS / Anbal NazoaEdiciones de la Presidencia de la RepblicaCaracas-Venezuela, 2007

    FUNDACIN PARA LA CULTURA Y LAS ARTESZona Postal 1010, Distrito Capital, VenezuelaTelefax: (58-212) 5778343 / 5710320Gerencia de Publicaciones - wwwwww..ffuunnddaarrttee..ggoobb..vvee

    Imagen de Portada

    Ttulo de la obra: Puerta de Caracas, 2007 Tcnica mixta sobre cartulinaAutor: RGULO PREZ

    Investigacin, seleccin y correccin: GLADYS ORTEGA DVILA Y XIOMARA ROJAS MORILLODiseo y diagramacin: DAVID J. ARNEAUD G.Impresin:

    Hecho el Depsito de LeyDepsito Legal N lf53320069003922ISBN: 980-03-0361-8

  • INTRODUCCIN

    Por iniciativa de los miembros del Crculo Bolivariano AntonioRicaurte, agrupacin organizada por la seora Mara Luca de Nazoa, sepropuso publicar la produccin literaria del escritor venezolano AnbalNazoa, quien realizara innumerables obras caracterizadas por un singu-lar humor, cual pluma reivindicadora de la cotidianidad e idiosincrasiadel venezolano.

    Una vez aprobada la propuesta, se reedit Las Artes y los Oficioscomo el primer volumen de las Obras Completas. Este libro se presen-t en los espacios de la Casa del Artista, el 19 de septiembre de 2002.

    Ahora, tenemos la oportunidad de presentar el segundo libro, ejem-plar de significativa importancia por su contenido indito. Tal edicin,constituye una seleccin hemerogrfica de la columna Puerta de Cara -cas, la cual, como su nombre lo indica, presenta esta ciudad capitalinacomo referencia principal, a travs de la reconstruccin de momentosdignos de ser preservados y difundidos para el conocimiento de lasactuales y futuras generaciones.

    Esta publicacin fue posible, gracias al trabajo de coedicin realiza-do conjuntamente por las Ediciones de la Presidencia de la Repblica yFundarte, cuyos equipos de trabajo emprendieron la bsqueda de losartculos publicados por el autor desde el ao 1972 hasta el ao 1994,inicialmente en la pginas del diario El Nacional y posteriormente, en eldiario El Globo. De un universo de ms de 1.200 artculos recopilados,se seleccionaron 107, aproximadamente cinco textos por ao.

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  • El producto f inal de esta ardua investigacin, ha tomado el ttulo dela memorable columna mantenida durante aos por este ocurrente escri-tor. Es as como Puerta de Caracas, refleja de manera humorstica ymuchas veces sarcstica, 22 aos transcurridos en diversos espacioscaraqueos. De este modo, Anbal nos leg un inmenso tesoro cultural;puerta no slo de Caracas, sino de una genuina experiencia de lecturaque nos invita al encuentro, cara a cara, con el ser venezolano caracte-rstico del siglo XX, palpable todava en el presente.

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  • PRLOGO

    Anbal, no hay olvido ms all de Puerta de Caracas

    An desde la irona y la risa, no deja de aquejarnos y dolernos la patria.Para Anbal, el humor es la forma de denunciar los males presentes enla sociedad y una autocrtica de ciudadano. Todo forma parte del cues-tionamiento y el combate por el pas.

    Caracas es el dolor ms ntimo, amada y odiada (como nos pasa conlas cosas ms sentidas) aparece Caracas. Por el nombre tan significativode la columna de Anbal Nazoa, Puerta de Caracas, la ciudad es la refe-rencia principal y protagonista de muchos de los escritos. Es la muestrams cercana y evidente de la depredacin (siendo eufemista) de losgobiernos pasados. Malhecha, inacabada y hedionda, como el propioAnbal la llama; la ciudad, es el ejemplo vivo que permite alertar y cues-tionar para ir mejorando, transformando y si se quiere acabando con laconducta viciada tanto del gobierno como de algunos de los habitantescaraqueos.

    Con todos estos artculos Anbal va radiografiando el pas que se nosva. En todos los aspectos, parece incluso que no queda nada fuera de lamirada del cronista: los numerosos casos de corrupcin, el hambre y lapobreza de gran parte de la poblacin, el desempleo, los servicios pbli-cos (la electricidad, el INOS, la CANTV) los taxistas, los malos construc-tores de edificios y creyentes del progreso destructor de nuestros recursosnaturales y de nuestra arquitectura ms vieja, los eventos culturales y loshomenajes a los compaeros de lucha. Todo o casi todo se historiza.

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  • Tambin es justo resaltar, que existen crnicas que nos indican la pre-ocupacin nacional de Anbal por ser la voz de los olvidados o margi-nados. Puerta de Caracas, en muchos casos fue una tribuna de todo elterritorio venezolano, donde se escuchaba la voz de los que no podanser escuchados. Quizs fue hasta su nica posibilidad, y su nica venta-na a opinar. Todo esto pasaba a travs de cartas que le llegaban a l y queeran tambin maestras piezas de la irona y la jodedera.

    Para Anbal era importante y fundamental el habla cotidiana. Incluso,era un estudioso de ella. Trminos como esguaangar, paterrolismo,bojote, mafafa; junto a otros tantos, aparecen en estos artculos en unaespecie de resistencia, ya que la lengua y cultura de los pueblos se sos-tiene en el habla cotidiana. La jerga de cada regin, o los dialectos habla-dos en el pas, son una de las formas de hacerle frente a la globalizaciny al capitalismo (si es que no son la misma vaina dira Anbal). Ademsestas palabras no surgen fortuitamente, al contrario, nacen de un force-jeo nico de los hablantes de una lengua y as quiso hablarnos Anbal,reconocindose como habitante de un pas lleno de ritmos en su hablar.

    Era una deuda publicar esta recopilacin, pero seguro Anbal (juntoAquiles viendo atentos como hacemos realidad el sueo indoblegablepor el que lucharon) entender que no hay olvido. Slo hay una espe-ranza viva y un sabor a justicia ms all de la Puerta de Caracas.

    Inti Clark Boscn

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  • SALUDO A LA AFICIN1177--0066--11997722

    Desde algn rincn de esta ciudad, donde todo triste ruido hace su habita-cin, saludos cariosamente a la aficin. Hoy iniciamos una nueva columna, yya se sabe que nada hay en este mundo ms difcil que iniciar una columna,como no sea terminarla.Puerta de Caracas es el ttulo que hemos escogido para el mezclote con que

    nos proponemos llenar este hueco recin abierto en las pginas de El Nacional,hueco no tan ancho ni profundo como los que adornan nuestras calles, para for-tuna de este pen, cuya obligacin de ahora en adelante ser romperse la sese-ra para taparlo. Por qu Puerta de Caracas? Nos adelantamos a advertir que sibien la Puerta de Caracas es uno de los sitios tradicionales de la ciudad, noquiere esto decir que la presente vaya a ser una columna de aoranzas, cues-tin de pajillas y tranvas, sollozo con fondo de pianola por los tiempos idos.Al ponerle ese ttulo, slo hemos querido que ella sea eso: una puerta abierta ala ciudad y a sus habitantes vivos y actuales; no a los fantasmas que recogie-ron o tumbaron mangos en Chacao y fueron a Antmano a baarse en el Pozode la Vieja, no a los fanticos del Royal Criollos ni a los bogas de la Laguna deCatia, sino a los caraqueos de ahora (si existen), a los que de alguna maneraaman a esta ciudad y de muchas la sufren.Puerta de Caracas ser, pues, una columna dedicada a los problemas de la

    ciudad, a eso que los secretarios del lugarcomunismo han dado en llamar elacontecer municipal. Aqu se tratar o se tratar de tratar, valga la expresin, detodos los temas relacionados con la vida y por qu no? con la muerte dela ciudad huecos, transporte, contaminacin, telfonos, polica, ornato pblico,espectculos, demografa, vicios y virtudes, comunicacin y por favor no pareusted de contar, porque los problemas tampoco van a cesar de existir. Sin olvi-dar, pese a lo dicho anteriormente, la defensa de lo muy poco que nos va que-dando en materia de valores histricos y lugares gratos por tradicionales. Eneste aspecto, por cierto, hay mucho pao que cortar, o mejor dicho, muchomuro que tumbar y mucho rbol que cortar, y a defenderlos vamos aunque senos acuse de enemigos del desarrollo y por ende del desarrollo y por ende dela Democracia. Precisamente, porque no podemos permanecer indiferentesante el destrozo y el disfraz de nuevo rico que han cado sobre la villa dondenacimos, hemos aceptado la tarea de recoger y procesar, como se dice en la

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    jerga de moda, los reclamos de la gente caraquea y las airadas respuestas dequienes la gobiernan, administran, y en muchos casos arrean.As que desde hoy quedan abiertas de par en par las dos cuartillas diarias

    que son las dos hojas de esta Puerta de Caracas, por donde podr pasar sin tocartodo aquel que tenga algo de qu quejarse, lamentarse o por raro que sea elcaso alegrarse en relacin con la vida de la ciudad. Con esto estamos dicien-do que desde ahora mismo contamos con la colaboracin de los lectores, sincuyo concurso nuestra labor sera mucho ms ardua y mucho menos objetiva.Esperamos, pues, sus cartas, y hasta les sugerimos la manera de encabezarlas:Estimado Portero:Si hay estima, por supuesto.

    SE VA SAN AGUSTN1144--1111--11997722

    Ahora s se va definitivamente San Agustn del Sur. Esa pia de barriosdonde se aloja lo ms aguerrido de la Caracas tradicional ser borrada por lasocorrida piqueta del progreso; para crear en su lugar una gran zona verdesegn el gobierno, para llenarle el ojo al elector y aliviarle la depresin alturista, segn las malas lenguas. Sea para lo que fuere, la desaparicin de SanAgustn del Sur despierta muchos sentimentalismos dormidos y la despedidatiene que ser triste. Tantos recuerdos, tanta solera no pueden esfumarse ascomo as. En San Agustn se libraron los mejores combates de nuestras prime-ras contiendas electorales, recin desaparecida la dictadura gomecista, cuandopalabras como plancha y partido todava eran neologismos que se pro-nunciaban en diminuendo. En San Agustn estuvo el stadium donde vivi supoca de oro el bisbol venezolano, cuando la tribuna que ruga con mayorentusiasmo era el popular cerrito al cual se trepaban los que no tenan conqu pagarse la entrada. San Agustn incluy en el diccionario caraqueo unsustantivo y adjetivo que se escribi a guaratarazo limpio en una madrugada dejbilo: charnequero. Despus las guarataras se trocaron en discursos y poemasen prosa y el Espritu del 23 de Enero fue el fantasma amansaguapos quedej a La Charneca plida y triste, olvidada para siempre y apenas menciona-da de vez en cuando en alguna sesin de espiritismo poltico.

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    Se va San Agustn. Son diecisis mil familias ya en proceso de desalojo queno tienen la menor idea acerca de su destino f inal. Los profesionales del opti-mismo proclaman orgullosamente que al transformar ese infierno de ranchosy basureros en pulmn para la ciudad se habr extirpado un cncer. Noles faltar razn, pero empleando su mismo smil patolgico, no deben olvidarque muchas veces el tumor extirpado hace metstasis y entonces la operacinslo consigue empeorar la condicin del enfermo. A dnde irn las 16.000familias desalojadas? No se pueden esfumar en el aire, en alguna parte se ten-drn que meter, y entonces o aparecern nuevos Manguitos, Charnecas,Hornos de Cal y San Migueles por todas partes, o se har ms explosiva anla situacin en los infiernitos marginales ya existentes con la llegada de losforzados intrusos. De San Agustn, pues, no quedar un simple recuerdo hist-rico-sentimental como piensan algunos socilogos por correspondencia, sinoun grito resonando por todos los rincones de la Caracas Fea.El de urbanista es uno de los oficios ms bellos que ha inventado el hom-

    bre, pero no todo l es pura belleza y poesa. Adems de arte, es ciencia y laciencia no puede cerrar los ojos ni siquiera donde el arte est autorizado parahacerlo. El urbanismo est ntimamente ligado, por ejemplo, a una disciplinamuy seria que se llama Planificacin. Lo tuvieron presente los creadores delnuevo San Agustn? No lo dudamos, pero de acuerdo a la magnitud del pro-blema que ahora se suscita parece ser que en este caso se procedi segn la cos-tumbre venezolana, es decir, al revs. Se planific para la ciudad, no para lagente; proyectamos, tumbamos y despus veremos. Y es mejor no imaginarselo que veremos. Y es mejor no imaginarse lo que veremos. Al decir el ltimoadis a San Agustn formulamos un deseo: ojal el sacrif icio de sus habitantesayude a la administracin de la ciudad a cambiar por unos anteojos de clarocristal los de cuero de cochino con los pelos hacia adentro que han venidousando hasta este mismo instante.

    MS COMPARACIONES1188--0011--11997733

    La ciudad de Londres constituye, sin duda, la ms grande sorpresa que sepueda llevar un viajero venezolano. Despus de haber crecido oyendo hablar

  • de la gran urbe, de sus millones de habitantes, de su multitud de instituciones, desu intensa actividad, viene usted y se encuentra con algo as como un pueblogigantesco que se acuesta a las once de la noche y donde la llamada angustia dela vida moderna se siente por lo menos diez veces menos que en Caracas. Elhombre no vive aplastado por ningn amontonamiento de rascacielos los edi-ficios de muchos pisos son ms bien escasos sino que tiene a su disposicinamplias y rectas calles bordeadas de parques y de residencias de un tamao quele cabe cmodamente en la vista y en el espritu. No es que aquella sea unmundo feliz, pues la miseria tambin est presente como en todas las grandesciudades y en cada esquina se puede tropezar con los personajes de la pera deDos Centavos, empezando por el infeliz soldado George Fewkoobey encarnadopor algn violinista pordiosero de aspecto terrible. Pero hay diferencia, y esa dife-rencia se hace sentir especialmente en lo fcil que resulta desplazarse por la ciu-dad. Londres afirma que posee el mayor sistema de transporte del mundo, y nocreemos que exagere. El metro Underground segn la terminologa britni-ca lo lleva prcticamente a cualquier parte, incluyendo arrabales muy lejanos,por unos cuantos pennies. Una legin increble de taxis sin radio, repetimos!relativamente baratos ofrecen servicio las veinticuatro horas del da y, para losque viven verdaderamente fuera de Londres, trenes rpidos y cmodos salen acada minuto desde diversas estaciones estratgicamente distribuidas en el cascourbano. Se imagina usted lo que sera para un venezolano vivir en Maracay ytrabajar en Caracas? Pues en Inglaterra se puede hacer.Pero donde alcanza sus tonos ms brillantes esta armnica sinfona del

    transporte, es en los famosos autobuses de dos pisos. Andar en uno de esosvehculos extravagantes es como montarse en los caballitos. En ellos cada viajees un paseo turstico, y no es que sean el colmo de la comodidad, porque losdiseadores britnicos tienen una rara habilidad para hacer las cosas de mane-ra que el pasajero se parta la espinilla contra algo y subir o bajar por la estre-cha escalerilla en semi-caracol con el bus en marcha, requiere una destrezaalgo ms que circense. Pero en compensacin el servicio es irreprochable;usted nunca pasa ms de cinco minutos esperando en la parada y no hay rutaque no pase por o cerca del lugar al cual quiere ir. Como resultado, aun en lashoras de mayor congestionamiento la llamada rush hour u hora de entrada ysalida del trabajo es posible conseguir transporte.Mientras nos recrebamos contemplando el paisaje londinense desde la

    mezzanina del autobs, una y otra vez pensamos en aquel milagro de circu-lacin y siempre llegamos a la conclusin de que la frmula aplicada por los

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  • ingleses para lograrlo estaba mucho ms all de nuestras escasas entendederasde prestatarios de la civilizacin yanqui. Pero bast llegar de regreso a Caracasy enfrentarnos con el pastel de autobuses de El Silencio para que se nos acla-rara por completo el panorama: no hay tal milagro britnico ni la eficienciadel transporte depende en absoluto del grado de desarrollo material. Es unasimple cuestin de sentido comn: si en Londres se pueden mover sin tropie-zo diez o doce millones de personas y aqu dos millones escasos vivimosembotellados es porque Bueno, eso si es largo de explicar. Por un lado, lasrutas de autobuses no son labernticas sino que cada lnea sirve en trminosgenerales a una sola calle o sucesin de calles. En segundo lugar, todos losbuses no concurren a un solo sitio El Silencio, pongamos por caso sino adiversos terminales. Nosotros, pues, con nuestro reducido nmero de cacharraspodramos prestar un servicio, si no igual, por lo menos parecido Pero con-cluyamos la enumeracin: en tercer lugar, las rutas autobuseras de Londres sontrazadas por personas normales y no por genios como el que apelotonsopotocientas lneas en la pobre esquina de Puerto Escondido, frente al cineMetropolitano. Y en cuarto lugar, all los autobuses tienen que servir porque elciudadano comn no est esperando a sacarse el 5 y 6 para comprarse un mus-tang. Eso.

    TRAPOS AL SOL2222--0011--11997733

    Guerra avisada, puede que no mate soldados pero en cambio mata civiles pormontones y acaba las ciudades. Verbigracia la guerra que le tienen declarada aCaracas los magnates de las construcciones y los terratenientes de sus alrededo-res, una cruel guerra destinada a convertir esta capital en el lugar ms desagra-dable del planeta, en nombre de la sacrosanta libertad de empresa. Caracas es unejemplo nico en el mundo de lo que puede suceder al medio fsico cuando elmedio moral ha sido completamente destruido por el culto desenfrenado al dine-ro, cuando cualquiera que sea lo suficientemente rico goza del derecho ilimitadoa robar el aire de las vas respiratorias de la comunidad, levantando grotescosmonumentos a su propia imbecilidad, ante la mirada indiferente de una adminis-tracin pblica complaciente hasta el grado de la franca complicidad.

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  • En esta guerra implacable contra la salud fsica y mental de los caraqueos,al bando siniestro de los mercaderes han venido a sumarse las huestes de losgrandes partidos nacionales. Accin Democrtica y Copei se hallan embar-cados en una competencia de ridiculez y mal gusto propagandsticos, cuyanica vctima es esta maltratada ciudad. De los Desarrollistas no hablaremosprimero, porque ellos todava no han desatado la ofensiva en grande, y segun-do porque en la contienda electoral el proyectil bsico es el dinero, y bien sabe-mos que ni el General ni sus acaudalados aliados se distinguen precisamentepor tener la mano demasiado abierta. Nos concretaremos, pues, a la puja entrelorencistas y energticos. Adecos y copeyanos han comenzado por sacarse lostrapitos al sol, pero no mutuamente sino cada uno en su propia cuerda, y asentre ambos han logrado transformar las plazas de Caracas en unos horrendoscolgaderos de pantaletas verdes y blancas, que han de tener sobrecogida deespanto a la Comisin de Urbanismo. Por si fuera poco el mal que ya han cau-sado los constructores-destructores, ahora le encasquetan a la ciudad esper-pentos como la gigantesca arepa de tiro al blanco que representa a Lorenzo enla Plaza Venezuela y los guilindajos seudomodernistas que proclaman la ener-ga de Carlos Andrs en la Plaza de Altamira. Contraviniendo todas las orde-nanzas municipales sobre la materia, los tabiques y regorgallas de ambas can-didaturas no slo arruinan el paisaje, sino que traspasan el lmite vital de visi-bilidad en las esquinas tapando los semforos y obstruyendo la vista sobre lascalles colaterales. Aqu, desde los brazos de un rbol crucif icado nos saluda elrostro barnabasclico de Carlos Andrs Prez. All, la mirada de PrimeraComunin de Lorenzo oculta el penacho de una fuente o la luz de un farolornamental. En medio de una avenida una especie de colchoneta vieja pidevotos para Copei y al frente un espantapjaros invita a tirarse a fondo con lasdos blancas. Contemplando el desastre tico de la Plaza de El Silencio, ha vuel-to a nuestra memoria una olvidada palabra venezolana que por su propia sono-ridad no necesita traduccin: calembe. Lo que hay all es ni ms ni menos queeso, una exhibicin de calembes.Intil pedir un poco de compasin para esta ciudad mrtir: AD y COPEI

    son sus dueos absolutos y no cedern as noms, porque para eso disponen derecursos ilimitados. Nuestro nico consuelo es pensar que existe la esperanzade que pierdan los dos o, en todo caso, el que gane no encuentre ciudad quegobernar, porque ellos mismos la hundieron bajo ese corotero.

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  • QUIN EST LOCO?2244--0011--11997733

    La gallina la jabada / puso un huevo en la caada. Puso uno, puso dos, pusotres, puso tantos que hubo necesidad de matarla, molerla, quemarla y enterrar-la para que no siguiera produciendo y ocasionando perturbaciones en el mer-cado. Qu significa ocasionar perturbaciones en el mercado? Elemental, miquerido Watson: significa bajar el precio de los huevos hasta un nivel que per-mita a los venezolanos ms pobres desayunarse con emafrita, como dira elcompaero Betancourt. Abrase visto mayor monstruosidad?As es de sencillo el mecanismo de nuestra sabia sociedad: no se producen

    huevos porque la gente necesite consumir huevos (y a pesar de eso la llamansociedad de consumo) sino porque los hueveros necesitan vender huevos, queno es lo mismo ni se escribe igual. El problema est sobre el tapete precisa-mente por estos das, cuando se acaba de informar a travs de la prensa que losproductores de aves y huevos estn procediendo a los entierros gallinceos enmasa como medida para enfrentarse a la superproduccin, uno de los fan-tasmas que aterrorizan nuestro feliz mundo democrtico. Claro est que hablarde superproduccin cuando se sabe que una parte considerable de la poblacinha comido huevo una o dos veces en su vida y otra ni siquiera ha visto uno,suena a cinismo, pero eso es una cuestin de lenguaje. Lo que nosotros llama-mos produccin suficiente, ellos lo llaman superproduccin. Nuestra bendicines su maldicin. Si yo salgo desnudo a la calle en un da de calor excesivo, yosoy un rolo de loco. Pero si usted opina que es necesario moler y enterrar lasgallinas, usted es un tronco de economista. A quin le patina el coco? En estemundo tan cuerdo, gallinicidio aparte, se han botado centenares de litros de lecheal Lago de Maracaibo y se han dejado podrir las papas en los depsitos y se venlos avances de la medicina como una calamidad que impide el adecuado con-trol de la poblacin. Quin tiene comejn en el tejado? Yo, por supuesto.Pero, salgamos de este parntesis antipsiquitrico para concluir el relato de

    los hechos: ante la versin desmentida apenas de una manera tibia, parcialy confusade que se estn descontinuando las gallinas para mantener los pre-cios, los directivos de la Cmara Venezolana de la ema o como se llame, expli-can que se trata de una calumnia, y que ellos lo que estn haciendo es sacar lasgallinas viejas para venderlas a bajo precio en los barrios populares.

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  • Gallinas viejas para los pobres: un verdadero poema a la caridad cristiana.Los pellejos y los piojitos, pues, no sern tirados a la basura sino cuasirregala-dos a las clases bajas. Una solucin que puede ser menos loca, pero tambines ms inmoral. Y lo dicen tan tranquilos. El mundo est loco, loco, loco. Y apropsito, seora ama de casa: por cul de los candidatos de este maravillososistema va a votar usted?

    LA CIUDAD DE DON DIEGO3300--0011--11997733

    ...Reciba el entusiasmo que embarga vecinos de Santa Luca y Santa Teresadel Tuy con motivo inicio construccin de primeras obras nueva CiudadLosada (punto).

    Despus del (punto) de este telegrama al ciudadano Presidente de laRepblica queda mucho por decir. No telegrficamente, desde luego, porqueel precio del mensaje sera descomunal: imagnense, cuando hay cuatrocien-tos aos de historia de por medio! Aunque no es preciso remontarse a tan remo-ta perspectiva histrica para comprobar que Venezuela no siempre ha sido loque se llama una madre amantsima. Empezando por el propio Libertador, queen sus ltimos aos conoci la ingratitud de esta tierra, sus hijos han sufridomuchas veces el abandono y en algunos casos han muerto sin el auxilio delamor maternal. En cambio, algunos extranjeros han recibido de ella los msinmerecidos y exagerados homenajes de reconocimiento. Bien est que se del nombre de Humboldt a una de las ms elevadas cumbres de los Andes y elde Henri Pittier a un gran parque, pero cuando se va a hacer un honor seme-jante a un personaje discutible, debemos por lo menos pensarlo mejor.Abandonemos el tono grandilocuente de los historiadores en serio y pasemos

    revista a los mritos que tiene don Diego de Losada para bautizar con su nombrela ciudad satlite de Caracas que ahora comienza a levantarse: mato mejordicho, mand matar, porque ni para eso tuvo guramo a Guaicaipuro, estable-ci la servidumbre de los indios en este valle, y por si fuera poco, junto con susvidos lugartenientes fue el precursor de los urbanizadores que lo han conver-tido en ingrato desierto de cemento. Bien sabemos que la autorcita es expre-sin de pedantera y trampa al lector por la intencin de refrito que esconde;

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  • sin embargo, permtasenos copiar parte de un artculo que publicamos en estemismo diario hace aos, cuando se proyectaba erigir un monumento al avispa-do conquistador como parte de los festejos por los 400 aos de la fundacin deCaracas.

    El seor Losada fue un conquistador espaol como cualquier otro, aventu-rero de pocos alcances y muchas agallas. Si no saque nuestras ciudades nidestruy nuestros templos ni quem los documentos de nuestra historia fuesencillamente porque no los tenamos. Pero l de todos modos hizo cuan-to pudo. Cada uno se arropa hasta donde le alcanza la cobija: como l notuvo una Tenochtitln que demoler ni un Atahualpa a quien secuestrar parapedir rescate, pues se conform con matarnos a Guaicaipuro, el nico cau-dillo presentable que tenan nuestros desordenados gentos para oponer alinvasor. Es ms, ni siquiera tuvo con qu enfrentarse al cacique magnfico;le ech el muerto al Alcalde Francisco Infante, quien tampoco se quisoabollar la armadura y se limit a incendiar la choza donde estaba el granjefe. Guaicaipuro, segn dice la tradicin, muri, muri all peleando allado de veinticinco de sus f ieles guerreros, en el fuego y con el fuego.

    Por qu, pues, Ciudad Losada y no Ciudad Guaicaipuro? Si es que nosda pena poner a la nueva ciudad el nombre de un indio no tenemos entre losblancos otros hroes, otros varones ilustres de ser sus epnimos? Vamos, aun-que sea un pelotero tiene que haber!

    EL HOMBRE ORQUESTA0011--0022--11997733

    No es nuestra norma publicar ms de una carta en una misma semana, entreotras cosas porque de hacerlo los lectores pensaran que no tenemos demasia-dos deseos de trabajar; lo cual no nos conviene en absoluto, especialmente a lahora de presentar cuentas a la empresa que nos paga. Pero hoy debemos haceruna excepcin y llenar nuestra columna con una carta a pesar de haber publi-cado otra ayer. Creemos, por lo dems, proceder honestamente por cuanto lapublicacin de este mensaje es un acto de justicia por partida triple: primero

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  • hacia un lector cuyas dotes literarias no podemos ocultar, segundo hacia la per-sona sobre quien versa la pieza y tercero hacia nosotros mismos, porque enhonor a la verdad este lector no ha hecho otra cosa que apropiarse del tema quecon todo cario tenamos reservado para nuestra columna de hoy: El HombreOrquesta.No se requiere una gran dosis de cultura ni profundos conocimientos lite-

    rarios para escribir sobre la muerte del Hombre Orquesta: basta con sentir laciudad, saber poner el corazn propio a latir al ritmo de sus calles, tener a florde ojos unas lgrimas puras y simples, distintas a las que nos arranca el humode la contaminacin, ser tierno y a la vez humildemente sabio como l; en unapalabra, tener alma. Quienes tantas veces compartimos con el HombreOrquesta la soledad en medio de la multitud y sentimos el impacto de su dig-nidad como una roca en el ro de la miseria ciudadana, quienes nos sentimoscon l hermanos Charles Chaplin y primos de Harpo Marx, no podemos ren-dir mejor homenaje a su memoria de personaje popular que ceder la palabra aun lector que piensa como nosotros pero lo expresa mejor que nosotros.

    Caracas, 30 de enero de 1973

    Sr. Don Anbal NazoaPPuueerrttaa ddee CCaarraaccaassEl NacionalSSeeoorr AAnnbbaall

    Como usted es uno de los columnistas a quien ms escriben los lectores, yoquiero tambin escribirle con cierta frecuencia como haca el seor EstebanPaluzio, quien debe de estar ausente porque no lo he ledo ms en ese diario.El asunto que hoy me trae ante usted es una acto de justicia, de merecida

    recordacin para un artista que acaba de desaparecer y quien entreg muchosaos de su vida al arte popular caraqueo como medio de levantar honrosa-mente una familia. Me refiero al seor Miguel Angel Gmez, ms conocidocomo El Hombre-Orquesta, de nacionalidad ecuatoriana. Debo decirle quecuando yo escuchaba al seor Gmez regalndonos con la polifona monocor-de de sus 12 instrumentos, me invada una profunda tristeza. Pensaba en lasmuchas tragedias de los indios ecuatorianos, en el rgimen sanguinario que les

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  • impusieron los Incas, en el duro tratamiento que recibieron de los conquista-dores espaoles; pensaba en el estado actual de las clases pobres en las tierrasde Montalvo, Benjamn Carrin y Jorge Icaza, y pensaba, sobre todo, en la vidatriste del ejecutante.Porque el Hombre Orquesta era un personaje escapado de Candilejas, un

    Garrid callejero que llevaba pintado en el rostro todo el dolor de una vida insa-tisfecha. Cuando lo encontraba tocando por Sabana Grande yo me entretena,ms que en orlo, en mirarlo. Adivinaba el esfuerzo que haca para sacar ade-lante una numerosa familia y comprenda la decencia de su alma. Nunca elHombre-Orquesta incurri en el mal gusto de pararse a recoger dinero entre losasistentes; es verdad que se lo impeda el atado de sus instrumentos, pero, ansin amarras, estoy seguro que no lo hubiera hecho. Era un hombre tmido,soador y delicado, hecho a la medida para un estudio psicolgico.Cuando este hombre se ha marchado a la tumba, algo de nuestra Caracas

    se ha ido. Nuestros nios no vern ms el singular espectculo de un artista quedominaba a los elementos de la msica y los haca sonar a voluntad. Msica s,elemental, primitiva, pero con un mensaje para el alma.Cuando todos los das asistimos a la muerte de un rbol o a la clausura de

    un espacio verde, y cuando el cemento romano se empea en encerrarnos enla crcel anaerobia de su piedra pulverizada, la prdida de una manifestacingrata, casi artstica, como la que nos brindaba el Hombre-Orquesta debe sermotivo para la reflexin trascendental.Lo saluda su admirador y amigo.

    Pedro Prez Pinto

    EL NOMBRE ES LO DE MENOS0099--0022--11997733

    Uno de los inconvenientes de aprender un idioma por medio del dicciona-rio es el hecho perturbador de que los nombres no siempre corresponden exac-tamente a las cosas que designan, y esto es aplicable no slo a las lenguasextranjeras sino a la propia. Si usted pretende enriquecer su vocabulario con laayuda de ese adminculo debe tener en cuenta los riesgos que comporta la faltade correspondencia anotada. Observe, por ejemplo, que el llamado sombrero

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  • de panam no se fabrica en Panam sino en el Ecuador. El instrumento msicoque se conoce por el nombre de corno ingls ni es corno es ms bien unaespecie de oboe ni se puede asegurar que sea ingls, como tampoco se sabeque en el Japn se produzca la criollsima fruta que los venezolanos hemos bau-tizado nspero del Japn. Los espaoles llaman perico ligero a nuestra pereza,que no es una variedad de loro sino un mamfero desdentado y de ligero no tieneni esto. Mientras tanto nosotros llamamos culebra de doscabeza a un inofen-sivo bicho que por una parte tiene una cabeza y por la otra no es un ofidio sinoun batracio. Cualquiera que oiga hablar en Venezuela del perro de agua se sor-prender cuando le muestren uno y compruebe que no es tal perro sino un gra-cioso marsupial acutico. La plata alemana es una aleacin de zinc, nquel ycobre que no contiene ni un tomo de plata y en la jerga de las compaas de avia-cin un avin que vuela de noche no es un avin sino un coche nocturno enMatanzas y las Villas, Cuba, es muy popular una especie de pan dulce que sellama Pan de Caracas pero no lograr verlo jams en Caracas.Entre estas confusiones ocasionadas por la diferencia entre el nombre y lo

    nombrado, una de las ms curiosas se da precisamente en nuestro pas y es ladeterminada por el extrao uso que nosotros hacemos de la palabra taxi. Entodas partes del mundo taxi es apcope de taxmetro, palabra que, como sesabe, proviene del griego taxis, tasa y metro, medida, y designa que sirve paramedir la distancia recorrida por un vehculo de alquiler y el precio que se debepagar por el servicio; por extensin, el vehculo mismo. En Venezuela un taxi esun carro de alquiler que no slo no est equipado con taxmetro, sino que es con-ducido por un ciudadano que no tienen la menor idea acerca de tal aparato. Sonmuy pocos los taxistas venezolanos que han odo hablar del taxmetro, y esospocos consideran dicha palabra como una grosera. El sistema criollo consiste encobrar la carrera al ojo por ciento con derecho a regaar al pasajero si osa pediruna rebajita y sobre una base que vara desde un fuerte hasta doce bolos por reco-rrido corto. Nadie, ni el matemtico ms insigne del mundo, es capaz de esta-blecer un clculo aproximado acerca del costo real de una carrera de taxi enCaracas. Puede suceder que un chofer le cobre seis bolvares del Silencio a laPlaza Venezuela y al rato le pida quince de la Plaza Venezuela al silencio. Unacarrera de la Plaza Bolvar al Panten (5 cuadras) puede salir por ocho bolvares,pero en cambio usted tambin puede conseguirse un chofer cado del catre quelo lleve hasta El Hatillo por solo seis cachetes, aunque debemos reconocer queesto ltimo ha sucedido muy pocas veces en lo que va de siglo.

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  • La instalacin de taxmetros en los vehculos de alquiler, que as vendrana ser verdaderos taxis es condicin indispensable para poder establecer unprecio justo en el comercio del transporte. Eso lo han comprendido perfecta-mente todas las naciones civilizadas y muchas de las que se llaman subdesa-rrolladas. No as la orgullosa Venezuela, donde los chferes constituyen unquinto poder. Por qu? Misterios de la ciencia econmica y poltica. Lo nicocierto es lo que nos dijo el otro da un indignado dueo de lnea a quien le estu-vimos hablando del taxmetro y de sus ventajas:Bueno si el gobierno quiere, que nos ponga corotos de esos en los carros,

    y vamos a v... El gobierno por supuesto, no quiere v.

    LO SENTIMOS MUCHO2200--0022--11997733

    Uno de los problemas que ms vivamente molestan al torturado de Caracases el de falta de espectculos pblicos o, mejor dicho, el alto costo de los pocosque se ofrecen. El teatro es todava un entrenamiento de lites que se presentacomo aficionada pero se cobra como profesional y el cine, para nombrar deuna vez al ms popular de todos, ya es un monstruo devorador del presupues-to familiar, que exige el sacrif icio de una parte sustancial de nuestros ingresos.Hoy da, con el truco de la Archivicin con sonido Esperpentafonic en pan-talla Superemaramica para ver cualquier culebra de vaqueros en una salitachinchosa de pori es preciso renunciar a la mitad de la comida de tres sema-nas, sin contar que por un misterioso mecanismo de la economa democrticauna bolsita de man que en la calle cuesta medio en el lobby del cine cuesta dosbolvares. Todo con el visto bueno de unas autoridades que al parecer estn pin-tadas o, dicho en lenguaje cinematogrfico, proyectadas en la pared.Expresin tpica de la angustia del caraqueo ante esta alegre escalada de

    los precios en los espectculos pblicos, es esta carta que nos lleg en el pre-ciso momento en que acabbamos de recibir la aprobacin de un prstamo quehicimos al Banco Mundial para ir esta noche con la familia a ver el sensacio-nal western Deja la lavativa, Ringo en el cine Celery de San Agustn:

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  • Seor Anbal Nazoa, etc. etc....Adems de asiduo lector de su columna, yo soy un buen aficionado a la

    fiesta brava como lo fue mi padre, quien era espaol y ya con eso se lo estoydiciendo todo. Entre los pocos bienes que l me dej cuando se march de estemundo y que yo guardo como el ms preciado tesoro estn: una bota autogra-fiada por el gran Manolete y el taln de una entrada a la primera corrida deCsar Girn en Espaa. Tambin yo tengo mi pequea coleccin con objetosvaliosos tales como una banderilla que me obsequi Carlos Arruga, a quienconoc cuando estuve en Mxico por defender la libertad y la democracia enesta tierra, un vaso robado en el restaurante Petito Pelayo donde bebi Rubito,etc......Ahora bien, yo quisiera si no es mucha molestia solicitar una colabora-

    cin de su prestigiosa columna en el sentido de llamar la atencin en relacincon los altos precios que se exigen por la entrada a las corridas en Caracas ydems plazas de Venezuela por mucho que cobren los Diestros, me parece unaexageracin pagar 60 y ms Bs. por un Tendido Todos los aficionados lesabremos agradecer lo que Uds. puedan hacer para que los toros no sigan sien-do privilegio de unos cuantos, aunque s que el corazn de la rosca de losespectculos es inconmovible Por favor ponga firma en reserva pues no leescribo con el f in de hacerme publicidad Por ah va la carta . Nuestra res-puesta va por aqu:

    Estimado mata:Mucho lo sentimos, pero no podemos haz n por ust, y con er corazn

    en la mano se lo vamos a dez: resurta que nosotros, Joz, no somo aficionadoa la f iesta. Que la Macarena nos arrope con su manto, pero a esa cosa no levemos n ni de f iesta ni de brava. En nuestra m modesta opinin no tiene ne festivo eso de tortur un pobre anim atravesndole er pellejo con arpone dejierro y despus partile el arma con una esp pa goz vindolo como agonizaechando sangre por ts los jueco der cuerpo. No sabemos qu tanta sandeceshablan de la cruerd der Circo Romano, si esto es lo mismo, z ze. En cuan-to a lo de Brava, amo, no es que no lo sea, pero no es como pa cuestion labravura de un negocio donde se enfrenta un racion a un bisho que ya ha soafeitao y debitao con costalazos de arena sobre los lomos y ponindolo apas hambre y s, y que adems es r solo contra diez o veinte mil personas?No ze, no lo podemo ayud porque pa nosotros lo cej que tiene la corrason precisamente lo precio: cuanto ms cara sea la entr, menos gente tiene la

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  • oportunidad de ise a corromp y a imbeciliz con esa masacre. Ojal que fueraa sesenta, sino a mir bolvares er tendo, y ust perdone, maestro.

    BELLO PASEO1133--0033--11997733

    Domingo, siete de la maana. La familia se entrega con entusiasmo a los pre-parativos para un da de playa. Casi todo est listo ya: los trajes de bao, los chin-chorros, la cavita llena de latas de cervezas y refrescos, la olla con los teterosde Napoleoncito Comienzan a aparecer entonces los acostumbrados detalles:Mamata, metiste mi crema para el sol?Yo no; mijita! A ver si te ocupas de tus propias cosasEl radio, que se nos queda! Anda t a buscarlo, Rubn!Yo? y por qu yo, t eres mocha? Un momentico, que se me olvid la novela.Ernestina, y t piensas llevar ese traje de bao? Pues no seor, ust est

    equivocada, ese bicho es muy vulgar! Ust me guarda ese bicho ah y se traeel azul.Pero es que el azulNada, o se trae el azul o no viene!Pues entonces no irAh, no? Napolen, dale ah un pescozn a esa hija tuya, que est muy

    alzada!Pero chica, djala, si ella quiere llevar ese trajeS, pero chica, djala Por eso es que estos muchachos estn as,

    nov que el padre los alcagetea, a cuenta de moderno? Pues si Ernestina llevaese traje de bao, la que no va soy yo.Bueno, est bien. Ernestina, suba y trigase el azul Le dejaron agua al perro?Yo no.Yo tampoco.Ni yo. Se va a morir de sed el pobre animal. Vaya, Augusto, pngale agua a

    Sultn.

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  • Y la puerta de atrs, la cerraron?Ser mejor ir a ver quin tiene la llave? Yo. Djame ir, que yo la cierro.De paso, fjate si la plancha est desenchufada, que yo no estoysegura. Pero, Eugenio, no seas bruto, cmo te vas a llevar esa tripa inflada? Te

    la llevas vaca y all la inflas, animalMis anteojos negros! Corre, Marta, estn sobre la peinadora!Un momento, que se nos olvida el botiqun.El botiqun! Jess, chica, t s eres pavosa, deja eso, que aqu ya no

    cabemos ni nosotros!Pues ser pavosa, pero y si alguno se corta?

    Son ya la ocho y media cuando la puerta del auto se cierra por ltima vezy la familia arranca hacia el Litoral, va Autopista del Este. Todo va muy bienhasta llegar a La Araa. Seis, ocho, doce colas de vehculos pugnan por entraral Tnel de la planicie. No hay nada que hacer, porque nadie quiere ceder unpalmo, y as los carros se van amontonando hasta formar un verdadero mon-dongo mecnico frente a la boca del socavn. A las diez y cuarto, todava nisuean con entrar, les falta no menos de cuatro cuadras. Faltando diez para lasdoce un guardia nacional, cuyo papel no parece ser otro que el ayudar a enre-dar la cochina, con un pitazo brutal ordena a Napolen a cambiar de cola parameterse justamente en la que tiene dos choques y dos autos recalentados. A launa y veinticinco ya estn a pocos metro del tnel, pero la cola no se mueve unmilmetro. A las tres en punto se produce un esperanzador avance de diezmetros, pero en ese momento los guardias mandan a parar a todo el mundopara dar paso a un camin militar que tampoco podr pasar por mucha popaque eche y mucha corneta que toque.A las cuatro y diez Qu ser lo que pasa en La Araa, seor Director

    del Trnsito?Bueno, de todos modos el crepsculo en el mar es bien bonito

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  • SEAMOS JUSTOS0055--0022--11997744

    Anteayer domingo 3 de febrero, celebr Venezuela el 179 Aniversario delnacimiento del Mariscal Antonio Jos de Sucre. Y ayer, lunes 4, mientras lea-mos en la prensa las reseas de los actos conmemorativos de tan importantefecha, tropezamos con una que se refera a los que se cumplieron en la parro-quia caraquea que lleva el nombre del hroe de Ayacucho: desfile de escola-res, parada militar, ofrenda floral y concentracin ante la estatua del GranMariscal en la plaza de Catia.Fjate lo que son las cosas nos deca un amigo que practica la fea cos-

    tumbre de leer el peridico por encima del hombro de los dems: qu dis-tinta hubiera sido esa celebracin en otra poca!Como no entendiramos muy bien la observacin, preguntamos al amigo:En cul poca, por ejemplo?Gua, en cualquier poca que no hubiera sido la poselectoral.Entonces comprendimos perfectamente, pero, nada ms por buscarle la

    lengua a nuestro amigo, quien es nativo y vecino de la parroquia Sucre, insis-timos:poca poselectoral? No entendemosAh, No entiendes? Pues si yo tuviera carro te dara un paseito por Catia

    para que entendieras. Ahora, como resulta que no tengo, mientras llega el auto-bs si llega, vete f ijando: si el Mariscal hubiera cumplido aos siquieraun mes antes de las elecciones, la celebracin habra sido a base de inaugura-ciones. Que si una avenida por aqu, que si un grupo escolar por all, que si unpuente por el otro lado Pero, comoquiera que el Gobierno ya est con el pieen el estribo, pues nos arregl con puro discurso y chim ba chin ba chin bachin.Y no le falta razn a nuestro amigo. La parroquia Sucre, que es posible-

    mente la ms abandonada de Caracas, a pesar de llevar tan ilustre nombre, debacelebrar el natalicio de su epnimo con inauguraciones de obras, que es lo quems necesita. Pero en esto debemos hacer justicia al gobierno saliente y acredi-tarle ms bien el mrito de no haber aprovechado la fecha para una despedidademaggica. La verdad preciso es reconocerlo es que el gobierno salientenunca hizo nada por la parroquia Sucre, como nada hicieron sus antecesores nitenemos por qu pensar que vaya a hacerlo la administracin entrante. Porquesucede que Catia, o la parroquia Sucre, para emplear la terminologa oficial, no

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  • est enclavada en la zona donde urge la construccin de avenidas, distribuido-res, parques y establecimientos educacionales de lujo. Catia no es chic. Catia nofigura en la ruta de los tours para visitantes extranjeros. Catia no tiene poderadquisitivo. Catia es fea, pobre, chusma. A Catia que la parta un rayo, as lleveel nombre del Gran Mariscal. En una palabra. Catia no est en el Este, sino enCaracas.

    UN PASEO REVELADOR1133--0022--11997744

    Ayer se celebr en Caracas el Da de la Juventud. De esa juventud perse-guida con todos los hierros de la represin, vista como un enfermo si seniega a entrar por el aro y como promesa de la patria si aceptan los princi-pios morales del Pato Donald y reduce sus aspiraciones a un mustang y unviaje a Miami para estudiar Ingls Bsico. Juventud, corre juventud que si tepela el chingo de la recluta te agarra el sin nariz de la preinscripcin. Juventudacusada de drogmana por los mismos que le quieren acuar el chucho demafafa a como d lugar, juventud sin aulas, campos deportivos, sin bibliotecas,sin trabajo.De hecho, hay dos Das de la Juventud: el de los discursos de orden, las

    Sesiones Solemnes, las ofrendas florales, las condecoraciones. Y el de laJuventud. Entre los actos programados para festejar este ltimo, fuimos gentil-mente invitados por los jvenes del 23 de Enero a participar en una reunincultural en el sector Caada de la Iglesia de esa sufrida parroquia caraquea,Segn lo sealaba el programa, se supona que nos tocaba pronunciar unaCharla sobre la Juventud. Pero las cosas sucedieron de muy diversa manera:como llegamos temprano al lugar de los acontecimientos, mientras se hacanlos ltimos arregloscolocacin de pancartas, instalacin del equipo de soni-do, etc. fuimos invitados a un corto recorrido por la urbanizacin. Al final delrecorrido, ya instalados frente al micrfono, nos dimos cuenta de que la masa sestaba para bollos, pero no para charlas. Despus de haber transitado entre mon-taas de basura, saltando lagos y ros de aguas putrefactas, parques infantilesque no son sino montones de herrumbre semiocultos entre la maleza, todo bajola mirada de la Guardia Nacional, qu podamos decir a aquellos jvenes que

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  • ellos ya no supieran? Despus de haber pasado frente al liceo hecho de siniestrosgalpones y recordado para comparar la hermosa piscina y los jardines que el liceoGustavo Herrera de Chacao ofrece a los nios del Este y visto pasar los des-tartalados autobuseschatarra que no se vende porque no es chatarra militarde la buena y que ahora quieren poner a real. Despus de haber visto el traba-jo artstico de los nios y jvenes del sector, realizado a fuerza de cario y sinmayores recursos, as como las prcticas deportivas desarrolladas a la intemperieo en lugares inapropiados pero con entusiasmo y voluntad inexplicables enambiente tan inhspito, qu importancia poda tener lo que dijramos? En otraspalabras, qu charla ni qu nio muerto! A nosotros nos corresponda ir a orlea ellos, no a hacernos or. As que redujimos nuestra intil chchara a una pro-mesa (no promesa de candidato electoral, que esas nunca se cumplen) que hoymismo estamos comenzando a cumplir: dedicar varios artculos al 23 de enero ya sus necesidades contando, desde luego, con las cartas que nos dirijan susvecinos para ayudar as a que el partido triunfante en las elecciones cumpla loque prometi y no diga despus que no le dijeron.Salud, jvenes del 23 de Enero, y no olviden escribirnos!

    PESADILLA1188--0044--11997744

    En su pesadilla, el hombre corra desesperado de un lado a otro y slo veacentros comerciales.Me debo estar volviendo loco pens. Y se dispuso a rogar que lo

    recluyeran en el Hospital Psiquitrico. Corri y corri por entre centros comer-ciales o terrenos inmensos con grandes letreros que anunciaban aqu, prontoGran Centro Comercial. Cuando lleg jadeando y baado en sudor helado, alHospital Psiquitrico, se encontr con que ste ya no exista: en su lugar selevantaba un gigantesco Centro Comercial de ocho pisos. Sollozando se diri-gi a un guardia armado que se limpiaba las uas recostado junto a la puertaprincipal:

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  • El Hospital Psiquitrico? No S. Pero por aquel lado hay un hospital;puede que ah le informen.Por dnde? Indqueme, por Dios santo!-Bueno, usted ve aquel Centro Comercial que se ve all lejos? Bueno,

    seis o siete Centros Comerciales ms all hay una esquina donde usted ver tresCentros Comerciales juntos a la izquierda, camina otros cinco CentrosComerciales y ah es.Pero ah no era. Ni ah ni en ninguna parte. Todo haba sido sustituido por

    Centros Comerciales: hospitales, teatros, iglesias, todo, absolutamente todo,haba desaparecido para hacer lugar a los Centros Comerciales. Entr en unode ellos y tom el telfono para pedir auxilio a quien fuere, pero era intil:marc decenas de nmeros y slo le atendan Centros Comerciales. Tom unautobs para dirigirse a su casa, y de pronto se produjo como un terremoto yel autobs perdi las ruedas y comenz a crecer y a crecer hasta que se trans-form en un Centro Comercial. Comprendi con horror que estaba perdido enmedio de un laberinto de Centros Comerciales. Ya no haba calles, ni avenidas,ni calles, ni plazas: nada ms Centros Comerciales por los cuatro puntos car-dinales, acaso todo era un solo y monstruoso Centro Comercial. Donde nohaba un Centro Comercial, un terreno vaci o unas ruinas con el consabidocartel: Pronto aqu, Gran Centro Comercial.De pronto record que los bomberos solan auxiliar a las personas en las

    ms diversas circunstancias, pero se tir al suelo a llorar desconsolado al adi-vinar que tambin el Cuartel de Bomberos estara convertido en un CentroComercial. Ech a andar sin rumbo, como si caminase en el aire, tropezandoy cayndose a cada paso. Buscaba el cementerio porque estaba seguro de quele era llegada su hora, aunque sin muchas esperanzas de que tambin el cam-posanto no hubiera sido transformado en Centro Comercial. Mas he aqu quecuando menos lo esperaba, crey reconocer su barrio y adivinar a lo lejos supropia casa. Dando gracias al cielo apresur el paso para ver caer el ltimoladrillo de aqulla, mientras del suelo brotaban Centros Comerciales por todoslados. Cay devorado por la f iebre mientras decenas de Centros Comercialescon fauces de f ieras avanzaban sobre l aplastando todo a su paso.En ese momento el exbuhonero Roseliano Berrotern despert e inmedia-

    tamente muri del susto al darse cuenta de que aquello no era una pesadillasino la pura y sencillsima realidad de la Caracas de hoy. Paz a sus restos, queahora descansan en el Centro Comercial del Sur.

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  • CINE-APA0077--0055--11997744

    Una experiencia sumamente interesante sera realizar una encuesta a lasalida de un autocine, acerca de temas exclusivamente cinematogrf icos yfundamentalmente, por supuesto, de la pelcula que se acaba de exhibir. Lasrespuestas seran lo ms sorprendente que se pueda imaginar. A la pregun-ta qu la pareci la pelcula? un buen nmero de espectadores respon-dera con otra pregunta:Cul pelcula?Estn satisfechos con el sonido?S, cmo no: nosotros tenamos todos los vidrios subidos.Quin es, en su opinin, el verdadero asesino?Ah, haba un asesino?Creen ustedes que era necesaria la truculenta secuencia de la muerte del

    agente de seguros?La truculenta qu del agente qu? Y as sucesivamente. De seguir con la encuesta, al f inal sta resultara

    una obra teatral capaz de desconcertar al mismsimo Ionesco. Porque acon-tece que al autocine nadie va a ver la pelcula, sta se da de apa y elque lo hiciere correra grave riesgo de echar a los cochinos su estructuramental. El autocine es una de las instituciones ms caractersticas de nuestrasclases dominantes, particularmente de la llamada clase media acomodada.Todos los ideales de esa subclase se concentran all: la oportunidad que lofrece de encontrar distraccin sin abandonar el queridsimo automvil ponea convivir en absoluta paz burguesa a los amantes sin imaginacin, a los ena-morados que temen a los moteles y a las familias recin-vestidas deseosas desaborear el chic de ir al cine en chancletas y con los moos hechos, a losadolescentes que no saben a dnde llevar su levante y las profesionalesque se vengan ejerciendo el of icio en uno de los templos de la clase que lasoblig a adoptarlo. En cada automvil se pasa una pelcula mucho msaudaz y divertida que la proyectada sobre la pantalla, pero muy pocos la venporque cada quien est rodando su propia superproduccin. En la funcindel autocine reina, adems, un espritu de colaboracin como ya quisira-mos verlo en la marcha de la sociedad: cierto es que nadie puede ver la pel-cula porque el constante movimiento de carros con sus faros encendidos lo

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  • impide en forma altamente ef icaz, pero tambin ha de tenerse en cuenta quelas luces siempre apuntan hacia la pantalla y jams hacia los vehculos dondelas cosas suceden, y si alguna vez resuena un cornetazo de protesta es segu-ro que ste proviene de algn tarado que efectivamente quiere ver la pelcula o,ms grave y nauseabundo an, vino solo. Terminada la tanda, asistimos a unespectculo que representa el triunfo total de la clase aludida: la gran cola decarros lujosos ocupados por parejas apenas repuestas del viaje.Hoy estuvimos haciendo algunas reflexiones en torno al autocine y su fun-

    cin dentro de la sociedad venezolana. Entre otras cosas realizamos un rpidocenso de los establecimientos de ese tipo existentes en el rea Metropolitana,cartelera en mano, y contamos hasta doce Doce autocines, algunos de ellosmorochos, y todava se construyen otros! Los mejores parajes, los que disfrutande mejores vistas sobre la ciudad, son limpiados de toda vegetacin, aplanados ypavimentados para convertirse en autocines. No es eso lo que otros pueblosmenos motorizados y engasolinados y nuevo enriquecidos llaman desperdicio deterreno en un valle como el de Caracas, donde la lucha por conquistar el terrenose hace cada da ms dramtica, donde faltan tantos parques, tantos institutos deasistencia pblica, escuelas, zonas verdes?, no resulta la perfecta combinacinde crimen y surrealismo esta proliferacin de autocines? Doctor Arra, ah unanueva rea donde ejercer su accin humanizadora. No se deje asustar por aque-llos que le pronostican una parlisis por falta de repertorio y vaya esta noche ainspirarse en el Autocine.

    PEDIMOS OTRA GUERRA0055--0099--11997744

    Dos ejrcitos combaten en la guerra contra el rancho: el oficial, que seenfrenta al enemigo con los argumentos de la salud pblica, la seguridad fsi-ca de los vecinos y la justicia social (este ltimo arma con mucha cacha y pocofilo) y el particular, que basa su accin en el hecho espeluznante de que el ran-cho afea y desacredita mucho a nuestra orgullosa capital. Ambos grupos decombatientes tienen la razn, si bien el segundo puede esgrimirla con menosfuerza, por cuanto no son precisamente esttica las razones que exigen la desa-paricin del rancho. Despus de todo, estticamente hablando el rancho no

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  • ostenta otra fealdad que la de la verdad. La verdad no siempre es lo ms bello,y por eso cuando se habla de la verdad desnuda no se piensa en RaquelWelch sino en una pobre seora gorda en cueros a quien sin embargo debemosrespetar porque as y todo es la Verdad. El rancho es el reverso de todas lasmentiras en forma de centro comercial, rascacielos y Parques Centrales conque nuestro capitalismo de medio-pelo suele engaar a los consumidores. Enotras palabras, el rancho es feo porque en verdadero, los otros corotos sonbellos porque son falsos.Sin embargo, como no somos dogmticos, no podemos dejar de reconocer

    que tambin hay fealdad, mucha fealdad en las construcciones que alojan a laparte afortunada de esta sociedad. De manera que aparte de la guerra contrael rancho sera necesario declarar una guerra contra la quinta. Porque unrancho no ofende menos al paisaje que una quintica en forma de torta de noviacon sus regorgallas de chantill y todo. Ayer vimos una que parece un cruce dehangar con mezquita, todo ejecutado en lajas negras salpicadas con azulejosmulticolores hechos aicos y con guilindajos de yedra sobresaliendo por lasjunturas. Ms adelante otra, rosada con techo verde y una gran tapia de vidriomolido, presentaba en todo el centro del jardn algo as como un rolo de poli-ca en tamao heroico, charolado con ptina de oro y con un farol que ms bienpareca un garrafn embojotado en un chinchorro, y todo ese corotero se llamaScheherezada. Luego vienen las quintas en forma de barco, de tumba egipcia,de Gruta de Lourdes, de castillo subdesarrollado y pare usted de contar, omejor no pare, porque entonces vienen las de estilo ultramoderno, que sonverdaderas pesadillas de un cubismo ingenuo.Vamos entonces a lo concreto: los pobres no tienen derecho a afear el

    paisaje con sus ranchos. Lo tienen los ricos a afearlo con sus quintas? La ciu-dad tiene la palabra.

    DNDE EST LA TIERRA?0044--0022--11997755

    El misterio de la fuga del San Carlos ha dado origen a varios submisterios.El ms apasionante de todos es el llamado misterio de la tierra: ya las autori-dades taparon el tnel le echaron tierra, dicen algunos y sta es la hora en

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  • que nadie puede decir a dnde fue a parar la tierra que necesariamente hubo demovilizarse para su construccin. La teora de que sali del presidio en los bol-sos y bolsillos de los visitantes ya fue descartada precisamente por bboollssaa.. Quehaya sido comida por los fugitivos, es cosa que a nadie se le ocurre por no per-tenecer stos precisamente a la clase de los ggeeggrraaffooss.. Apartando las quepueda aportar la ciencia-ficcin, la tesis que tuvo ms xito fue la de que esatierra reposaba en el techo del propio Cuartel. Una rpida bsqueda de altu-ra por tejas y canales, sin embargo, demostr que tampoco all estaban losperdidos terrones...No queremos aventurar un nuevo dato que nos hara sospechoso para

    ambos bandos buscadores y buscados en este delicado juego de ppaalliittoommaanntteeqquuiilllleerroo,, pero s creemos correcto expresar nuestro parecer de que pier-den su tiempo quienes se empean en hallar esa tierra que no va a encontrar niRodrigo de Triana. Si de buscar tierra se trata, ser preciso revisar el pas ente-ro, lo cual resulta absolutamente imposible. Para empezar, buena parte de esay de la otra tierra existente en el territorio nacional est en manos de los terra-tenientes, as la Ley de Reforma Agraria diga lo contrario. El resto, convertidoen barro o en f ino polvo, estar repartido por los barrios de Caracas. Otrabuena porcin andar perdida entre los estantes donde se guardan los proyec-tos y anteproyectos del Gobierno, unos cuantos puados formarn ya una solasustancia con las planillas de los contribuyentes que todava no han podidoarreglar sus cuentas con el Impuesto sobre la Renta y una cantidad considera-ble se habr incorporado a las capas geolgicas que cubren el famoso expe-diente del Caso Vegas, sin contar los tierreros que se apresten a caer sobre elasunto de la Chatarra y los que pudieran rodar sobre el recin abierto hueco deEl Tablazo.As creemos haber dado cumplida respuesta a un lector que tiene el tup de

    escribirnos para hacernos esta menudencia de pregunta: Dnde cree usted quepodra conseguir yo un poquito, aunque sea un puado de esta tierra del SanCarlos que debe ser tan milagrosa que ni Mandrake puede encontrarla? El lectoren cuestin nos pide que por favor, no revele mi nombre. En lo cual estamosperfectamente dispuestos a complacerlo. En cuestin de nombres relacionadoscon la fuga del San Carlos podemos asegurarle que somos una tumba; o, mejordicho, un tnel.

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  • LA ESCALADA DE LA AREPA1133--0022--11997755

    Cun profundos son los misterios de la ciencia econmica! Mientras ms ycon mayor entusiasmo se habla de la prosperidad venezolana, ms cuadrada sepone la arepa. Nadie se lo puede explicar, pero a cada jubilosacampanada anun-ciadora de la bonanza incontenible que nos traen nuestros triunfos en la batalladel petrleo corresponde una lgubre nota de rquiem por la otrora populararepa. Con la ltima medida del Ministerio de Fomento en materia de tostadas,aquello de me le sacas la masa se ha vuelto completamente al revs, porquecon los nuevos precios no se le est sacando la masa a las arepas sino, por el con-trario, se le est sacando la arepa a las masas, 1.75 por uunnaa ddee qquueessoo,, de jamno de cochino ya es un precio que definitivamente transforma a las arepas en res-taurantes de lujo.Al hablar de restaurantes de lujo, sin darnos cuenta hemos cado en la esen-

    cia del problema que plantea este nuevo precio de las arepas: por qu han decostar lo mismo en todo el territorio nacional, sin distincin de calidades nilugares? Que la arepa consumida en un establecimiento del Este frecuentadopor la jai cueste lo mismo en una taguara de El Guarataro nos parece por lomenos un desatino desde el punto de vista de la imagen del gobierno. Porqueno se justif ica de ninguna manera el que se obligue a pagar el mismo precio alobrero que se come su arepa de pie, en una cuevita llena de moscas y al pavochvere que saborea la suya en un local atendido por f inos caballeros de batablanca, o a lo mejor, servida a bordo de su propia nnaavvee ltimo modelo. En todocaso, y ya que se est hablando tambin de un prximo aumento en el preciode la gasolina, sera ms justo establecer una escala de precios basada en unaestricta clasif icacin de las arepas segn su grado de mazacotudez, dureza ygrosor de la concha, edad del relleno (en este aspecto, hay algunas a las cualeshabra que aplicarles el carbono 14), ndice de mugrosidad de los expendedo-res, nmero de moscas por metro cbico en el aire del local, etc. As cadaquin, de acuerdo con sus posibilidades, podra comprarse una arepa Alta,Extra, Super, Meteor, Popular o Corriente o bien, aplicando a laindustria arepera la modalidad de servicio de la CVP, pedir la combinacin quems le guste o convenga.

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    Aunque tambin, para concluir en la misma lnea de pensamiento petrole-ro, podramos retirar definitivamente la arepa del mercado nacional para dedi-carnos a exportarlas y as aumentar nuestra ya asfixiante prosperidad, creandouna nueva fuente de aarreeppaaddllaarreess.

    BUEN PROVECHO1133--0033--11997755

    Por qu no te quedas a comer? Ya vamos a servir yNo, gracias, no se molestenPero si no es ninguna molestia! Al contrario, al contrarioEs que, como yo almorc tardeDjate de excusas y ven, que ya est todo listo. Y te advierto que hay

    crema de apio que tanto te gusta y el asado est de espanto y brinco. Anda,chico, no te hagas de rogar.Como despus de todo las cosas no estn como para despreciar una comida

    que incluye crema de apio y asado, pues todo sea por la amistad! Aceptamos ypasamos al comedor.Evidentemente se trataba de una de esas cenas improvisadas con sema-

    nas de anticipacin, pues hasta flores haba en la mesa y entre las piezas de lavajilla dominguera desempolvada para la ocasin se vea pomos de mostaza deGijn y botellas de vinos de gran marca. Tan prometedor panorama vena a serensombrecido por la presencia de un enorme televisorporque estbamos encasa de una de estas familias que tienen televisor en el comedor para no per-derse la culebra a causa de la comida encendido a todo dar. As, mientrassaborebamos, los diversos platos las cuas se encargaban de estropearnos elapetito:Fjese en esa caspa, verdad que es asquerosa? Si su caspa es una cosa

    seria use Seborrex, que adems combate el eczema y la seborrea.(Y nosotros haciendo buches con la crema de apio, sin poderla tragar).Vea estos dientes atacados por la caries. Eso les pasa a quienes no usan

    Panchil que pone los dientes duros. Sarro? Panchil! Mal aliento? Panchil!Lengua saburrosa? Panchil! Encas sangrantes? Panchil! Y si usted usaplancha, no olvide usar el complemento de Panchil: Planchol, el f ijador de

  • plancha con agarre cientf ico. As evitar que la plancha se le quede pegada delame cuando come hervido.(Y nosotros tratando intilmente de concentrarnos en el asado).Mira, mi amor, una cucaracha grandotota, coge la chancleta, antes de

    que se meta en el bidet! No, chancleta no, eso es muy anticuado. Aqu estCucarapn, el veneno que las atrae con su caracterstico olor a zapato de gomasudado y las mata al instante.(Y nosotros maldiciendo la hora en que aceptamos la invitacin).Usted no tiene por qu avergonzarse ante sus amistades cuando vayan al

    bao. Limpie su poceta con Sus, el limpiador de pocetas de la era espacial, ysus invitados mantendrn el bao siempre ocupado.(Y nosotros con ganas de llorar).Moraleja: no crea en Ministerios de Sanidad, ni en organismos de Defensa

    de la Salud Mental, ni en ordenanzas, leyes ni reglamentos. Crea en el rating(palabra derivada de rata) y antes de aceptar una invitacin a cenar, cerciresede que el televisor est bien lejos de la mesa.

    LA GRAN OPORTUNIDAD2222--0033--11997755

    Lo tradicional en Venezuela es que usted sufra un accidente, digamos una frac-tura de pierna, y se quede tirado en la calle durante horas porque las ambulanciasoficiales estn ocupadas o accidentadas, las particulares son demasiado caras y nohay un taxista que se quiera echar la lavativa de llevarlo al Puesto de Socorro.Llegado al instituto asistencial, es tradicional tambin que se le obligue a esperarsentado en una silla mmoocchhaa de un brazo y con una pata coja, porque nnoo hhaayy ccaammii--llllaa,, y que se le someta a un interrogatorio semipolicial para obligarlo a confesar eldelito de haberse quebrado la pata y las circunstancias en que lo cometi, todoeso para que al final se le recomiende dirigirse a una clnica privada, porque en elhospital no hay ni analgsicos para calmarle el dolor ni placas para hacerle laradiografa ni yeso para inmovilizarle el miembro afectado ni mucho menoscama para hospitalizarlo en caso necesario. Como es tradicional que usted lle-gue al hospital con un ataque de asma, con cara de infarto y le den nmeropara que vuelva dentro de ao y medio. O que lo muerda una mapanare y lo

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  • pongan a madurar cambur mientras se espera la respuesta a un llamadourgente lanzado por televisin y a travs de la Banca Ciudadana, solicitando decaridad una dosis del suero antiofidico que no hay en la Medicatura.Un pas donde se vive y muere en esas circunstancias es como para morirse

    de tristeza, pero tal cosa no sucede porque el consuelo nunca falta.Afortunadamente, en Venezuela tenemos tradiciones de dejar que la gente muerade mengua a lo largo del ao, existe la de abrumarla de atenciones durante losseis das de la Semana Santa. Durante esta temporada Venezuela es un pas enestado de emergencia donde no se niega la asistencia a nadie. A todo lo largo delas carreteras se establecen puestos de primeros auxilios perfectamente equipa-dos hasta el ltimo detalle. Aviones y helicpteros sobrevuelan las montaas enbusca de excursionistas extraviados, los mejores nadadores del pas estn con-centrados en las playas, listos para acudir al primer llamado de socorro de algnbaista imprudente y en las tiendas sanitarias sobra el oxgeno, el merthiolate, elsuero glucifisiolgico y los apsitos quirrgicos de todo tipo. Mdicos de todaslas especialidades, bomberos especializados en las ms arriesgadas operacionesde rescate, sacerdotes dotados de todos los elementos necesarios para adminis-trar los ltimos sacramentos, todo lo que cuesta conseguir en el curso del ao esta la mano y sin complicaciones durante esta temporada.Aproveche, pues lector: si quiere ser atendido como nunca lo ha sido en

    todo el ao aproveche la oportunidad y mtase a temporadista de SemanaSanta. Quibrese ahora su pata, sufra su ataque de asma, envennense con pes-cado ciguato, crtese con el ocasin, cigase por las escaleras pero que sea ya,que la ocasin la pintan calva y ms tarde quin sabe...

    BUENAS NUEVAS1155--0055--11997755

    Para ese lector obsesivo que nos escribe diariamente, nos telefonea, nostelegrafa, nos aborda en la calle, nos espera a las puertas del peridico paraahogarnos en quejas contra los telfonos pblicos, porque l se imagina que laciudad no tiene otros problemas ni nosotros otro tema que tratar, as reconoz-camos como legtima su angustia y comprendamos sus impulsos telefonicidas,tenemos hoy por f in! Dos buenas noticias. Las primera, suministrada por el

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  • organismo de relaciones pblicas de las Primeras Jornadas Andinas deTelecomunicaciones que se realizan actualmente en esta ciudad, est conteni-da en un esperanzador ttulo de este mismo diario:

    APENAS 5.000 TELFONOS MONEDEROS PBLICOS EXISTENEN VENEZUELA

    No es como para alegrarse? Imagnese inconforme lector, son cinco milnada ms! Solamente cinco mil bichos que se tragan el medio y no devuelven;cinco mil carapachos muertos que al principio dan el tono de discar pero callanpara siempre apenas se les introduce la moneda; cinco mil aparatos que hacenlocuras como dar la hora sin que nadie se la est pidiendo o ligarse con una emi-sora de radio o ensordecer al usuario con un ruido como de cien parejas bailan-do un joropo sobre una pirmide de cscaras de huevos o que simplemente secortan intempestivamente cuando la conversacin est ms interesante.Cinco mil nada ms, y nosotros que por lo que embroman (y lo seguido)

    los sentamos como cinco millones. Despus de todo, las cosas no estn tanmal como nos imaginbamos.La otra noticia levantadora de nimos y apaciguadora de iras nos llega

    directamente a travs de un muchachito a quien encontramos muy contento enuna esquina de Sabana Grande. El chiquillo no poda resistir el deseo de comu-nicar su alegra al primer transente que estuviese dispuesto a orlo, o sea quienescribe:Seor, seor, venga para vea!Para que vea qu, muchacho?Ese telfono, se de la esquina... Qu telfono tan bueno! Imagnese que

    yo le met medio para llamar a mi mam para avisarle que el transporte estabaaccidentado y que me viniera a buscar, y cuando colgu me devolvi mi medioy dos ms... Ande, mtale medio y llame a cualquier parte para que vea, queyo no digo nada!Tentados estuvimos de hacer la prueba, pero nos abstuvimos por aquello de

    no dar el mal ejemplo a la infancia. Con una sonrisa y unas palmaditas en elhombro del afortunado chico nos dejamos y dos cuadras ms all estuvimoscomentando el incidente con un amigo; ste nos confirm que, en efecto, unade las ltimas locuras de los telfonos pblicos de Caracas consiste en obse-quiar un chorro de medios al usuario. No son todos, ni lo hacen cada vez quese los utiliza, pero lo cierto es que en Caracas tenemos telfonos pblicos que

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  • regalan dinero. O sea que de instrumentos de comunicacin se han transforma-do en mquinas para juegos de envite y azar, suerte de tele-ruletas que agreganuna nueva emocin a la ya de por s bastante fuerte de lograr la comunicacin.Porque ha de saberse que el mismo aparato que a vuelta de llamada le largatres bolvares en mediecitos puede tambin engullirse otros tres sin otorgar nisiquiera el premio de la llamada.De manera, pues, que los usuarios de los telfonos pblicos de Caracas

    cuentan desde ahora y hasta que los mecnicos de la CANTV se enteren, conun nuevo servicio que les permite tentar la suerte mientras pasan la tradicionalcalentura. Aprovechen, hagan juego, seores, ca ne va plus!

    ESTTICA Y RIONES2299--0055--11997755

    Cuando se habla de la esttica de la ciudad tema de los ms aprecia-dos por los exquisitos e intelectuales en general, la conversacin se refie-re por lo regular a los trillados temas de la zonificacin y las zonas verdes, losmuladares y los cerros almenados de construcciones marginales. Cierto es queCaracas, a pesar de los piropos que le prodigan personas e instituciones intere-sadas, da bastante y bien triste que hablar en esos aspectos: que si mreme eseedificio que parece un injerto de morrocoy con cartn de leche, que si aquellaavenida por el amontonamiento de bolsas plsticas de basura me recuerda lasbarricadas en la guerra del 14, que si no pase por esa esquina porque eso huelecomo a mazamorra piche, que si hay que ver lo feos que son esos cerros reves-tidos de cemento como unas barrigotas enyesadas...Todo eso es cierto, es preciso f ijarse en otros aspectos no menos serios y

    hasta alarmantes de la esttica ciudadana. Nos referimos concretamente, y nopor primera vez, a las vallas y letreros de todo orden que adornan, por asdecirlo, a nuestra castigada capital. En primer trmino, la superabundancia deanuncios de bebidas alcohlicas, cigarrillos y automviles que nos exhibencomo Sultana del vicio, que no del vila. Los letreros con faltas de ortogra-fa que hacen revolver en su tumba al caraqueo Andrs Bello. Las vallas por-nogrficas, no tanto por la intencin como por lo mal pintadas, velludamentepintadas y mantecosamente pintadas que estn, sin contar lo balurdo y pobre

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  • del mensaje. Pero lo ms lamentable de todo es que en este captulo se incluyanejemplares de la propaganda oficial, por la cual pagamos los llamados contribu-yentes. No vamos a referirnos a las grandes vallas montadas para anunciar tonte-ras o para festejar las bellezas del pas o para solicitar el aplauso del pblico paraobras que el Estado est obligado a ejecutar. Demos un solo ejemplo de cmo ins-tituciones oficiales o semioficiales, con la mejor intencin, orientada hacia losms sanos propsitos y todas las etcteras del caso, tambin pueden contribuir adaar la esttica de la ciudad: por toda Caracas y sus aledaos hemos estado obser-vando ltimamente la valla que con altos fines humanitarios ha colocado una ins-titucin de indiscutible respetabilidad y merecidsimo aprecio. En esta valla, allado de un dibujo bellamente ejecutado, aparece esta siniestra leyenda:

    LLooss rriioonneess nnoo ssee eennttiieerrrraann,, ssee ddoonnaann

    Nada ms cierto ni ms pleno de contenido altruista. Por qu se han de entre-gar a los gusanos unos rganos que bien podran servir para salvar una vida quepodra dar lustre a la patria o sencillamente salvar otras vidas? Estamos ciento porciento de acuerdo con el mensaje y no creemos que haya nadie en desacuerdo.Pero en cuanto a la manera de darlo, no podra encontrarse una menos directa,menos brutal, ms bella, en una palabra? Enterrar es un verbo terrible, una cosaperfectamente seria, como dira Antonio Machado. Por qu asociarse un actotan hermoso como la donacin de un rgano a la idea de la muerte y peor an, ladel sepelio, en vez de asociarla a la vida con todo lo bueno que ella ofrece al bene-ficiario? Una frase como esa, por correcta que sea; afea la ciudad. Con el debidorespeto a los anunciantes, debe haber otra manera de decirlo... A punto estbamosde sugerir alguna frmula humorstica relacionada con la forma del rin, que esla de la criollsima caraota, cuando recordamos que la caraota ya no es ni crioll-sima ni popular, porque es importada y cara, de manera que ya no simboliza lavida sino el hambre. Dejmoslo, pues de ese tamao...

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  • IMPORTANCIA DE LA GRAMTICA1188--0099--11997755

    La prensa ha informado ampliamente acerca de lo que acontece en La Vega.Segn tenamos entendido a travs de sucesivas publicaciones en esa parroquiadel extremo Oeste caraqueo, se haba producido una serie de desalojos y demo-liciones de viviendas como consecuencia de las torrenciales lluvias cadas sobrela capital en los ltimos das. Segn tenamos igualmente entendido, los desalo-jos se haban cumplido por medio de la violencia policial y las demoliciones enforma indiscriminada, sin tener en cuenta cules viviendas podan ser reputadasseguras y cules representaban peligro para sus habitantes. Un grupo de vecinosdel sector, encabezados por dos sacerdotes jesuitas, protestaron contra las medi-das y concretaron su protesta en una huelga de hambre a la cual se puso finmediante la ocupacin de la escuela donde se desarrollaba la accin cvica y ladetencin de sus protagonistas en medio del habitual cuan pintoresco desplieguede rolazos, empujones y ofensas personales. El destino de los desalojados, deacuerdo con declaracin oficial, era la extensin marginal repartida entreTacagua, Valencia, el llamado campo de concentracin de Caucagita y otroslugares vacacionales destinados a esa clase de venezolanos fuera de nmina.Hasta aqu los hechos objetivos. Pero ahora viene la parte literaria o, mejor

    dicho, gramatical: resulta que segn las autoridades en La Vega no hay desa-lojos. Lo que hay son reubicaciones. Tampoco hay demoliciones sino ejecu-cin de obras y detenidos tampoco hay, puesto que no se puede informarsobre su paradero. Tampoco hay curas involucrados en el asunto, sino agita-dores que slo quieren el bochinche.Humildemente, como simples observadores de la situacin, nos permiti-

    mos hacer notar que debe haber un lamentable error de carcter gramatical enel manejo de estos asuntos por parte de la comunidad o, si las autoridades loprefieren, de los empresarios del bochinche. A nuestro modo de ver y a la luzde estos acontecimientos, para que exista un entendimiento ms o menos satis-factorio entre los caraqueos y sus gobernantes, estos ltimos deberan proce-der inmediatamente a realizar un gran esfuerzo editorial que permita a cadahabitante de la ciudad disponer de un Diccionario de Sinnimos para la debi-da interpretacin de las acciones gubernamentales. As podremos los caraque-os comprender que no se debe hablar de desalojos sino de reubicaciones, quela polica no da rolazos ni planazos sino bastonazos y sablazos (que son mucho

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  • ms elegantes), que los huecos no son huecos sino oquedades, que lo de LaPastora no es un plan de demolicin sino de remodelacin, que los telfonosno estn engalletados sino que son irregularidades, y as sucesivamente.Para esos compaeros que todava carecen de cambur, qu espera el go -

    bier no para crear la Comisin de Reforma del Lenguaje Administrativo?

    HUEQUENPOLITIK1111--1111--11997755

    La Gobernacin del Distrito Federal acaba de anunciar que para el 11 dediciembre de este ao estarn reparados los 1.132 huecos censados que hayen Caracas. Felicitaciones! Jams, ciudad alguna del mundo fue objeto de tanespectacular campaa de deshuequizacin. Para cuando est cumplida esa her-clea tarea, ser preciso crear nuevas condecoraciones para los pechos de susejecutores, porque las actuales no son lo suficientemente grandes ni brillantespara premiar la grande hazaa en ste, el nico pas de cualquiera de los tresmundos, que cuenta con una Huequenpolitik para emplear la terminologaalemana a la moda perfectamente implementada e instrumentada y el huecoha alcanzado la categora de elemento esencial de la vida nacional.

    Hablemos en serio: la instrumentacin de una Huequenpolitik o Poltica deHuecos es una de las creaciones ms lamentables y tristes del arte poltico opolitiquero para llamarlo por su nombre y exhibe a Venezuela como el pasmiserable (en el sentido moral) y cmico, que no es, as sus gobernantes seempeen en que lo sea. Los venezolanos, y particularmente los caraqueosacostumbrados a rompernos el alma en un hueco cada vez que salimos a lacalle, de todos modos preferimos el rompimiento de alma a la exposicin a larisa del mundo, por el aprovechamiento de los huecos como elementos de com-bate de nuestros polticos. Que los responsables de la administracin pblicano nos vengan con cuentos. Ellos han viajado ms que nosotros y saben que entodas partes el tapado o la reparacin de huecos es una diaria actividad y obli-gacin corriente del Estado, que de ninguna manera pude ser objeto de feste-jos y mucho menos de campaas electoreras. Cualquiera de los propulsores dela campaa huequenpoliquera sabe, porque lo ha visto y no podr desmentir-lo, que toda carretera o autopista de Europa es recorrida permanentemente por

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  • cuadrillas de tapahuecos que jams han reclamado para s el ttulo de hroes, yque en ninguna ciudad europea hay huecos por la sencilla razn de que no debehaberlo, y que a ningn candidato a Alcalde de una ciudad europea o nortea-mericana se le ocurrira la insensatez de incluir dentro de sus promesas electo-rales la reparacin de los huecos si los hubiere. Y no hablemos ya del mundosuperdesarrollado: nosotros visitamos La Paz en 1971 (no sabemos cmo latendr Herr Banzer) y no vimos en aquella subdesarrollada ciudad del TercerMundo, ni un solo hueco, ni omos a nadie celebrar esa circunstancia. EnBogot, aunque por una misteriosa razn las aceras son un desastre, las calza-das son impecables desde el punto de vista huequstico o huequeril, Cuba, queaparte de su rgimen socialista es un pas subdesarrollado, no tiene un solohueco en ninguna de sus calles, carreteras, autopistas, caminos ni senderos. Ynadie habla de eso, porque es lo natural. Mientras que nosotros hasta vimos laotra noche a un funcionario que a travs de la televisin, y con perdn de suinvestidura, haca el ridculo ms condenable, explicando las enormes dif icul-tades tcnicas que comporta la reparacin de un hueco.

    No, seores, si ustedes quieren ganar las elecciones, esa no es la va, comodicen. Los huecos se tapan porque hay que taparlos, porque para eso pagamoslos contribuyentes. No hay ningn mrito en tapar huecos; en todo caso, elmrito est en taparlos mal para cobrar ms tarde para volverlos a tapar, que esel proceder habitual de nuestra mafia municipal. El poeta dijo Si hay un huecoen tu vida, llnalo de amor, no llnalo de votos.

    TORRE DE MARFIL1144--1100--11997766

    La noticia apareci la semana pasada en un diario local. En uno solo. Est,por lo tanto sujeta a confirmacin, desmentido o lo que sea: de acuerdo con esediario un da, o mejor dicho, una noche de esa semana, con mal tiempo por aa-didura, apareci en el cielo de Sabana Grande una avioneta que por largo ratose dedic a aterrorizar a la poblacin revoloteando y haciendo pases rasantessobre los edif icios del sector. Estuvo incluso a punto de estrellarse contra laTorre de La Previsora, segn precisa la nota periodstica que, de paso, da lassiglas de identif icacin de la aeronave y el nombre de su piloto. ste, siempre

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  • de acuerdo con el diario, conduca en estado de embriaguez y cuando secans de jugar con su vida, que sera lo de menos, y las ajenas aterriz en elAerdromo de La Carlota donde fue severamente amonestado por las auto-ridades de Aeronutica Civil y Cuerpo de Bomberos Aeronuticos.Repetimos: la noticia la dio o al menos la vimos nosotros en un solo diario

    y por lo tanto est sujeta, etc., etc. Pero estar sujeta quiere decir exactamen-te estar sujeta a esto o a lo otro y de ninguna manera ser inexistente. Entoncessurge inevitablemente la pregunta: por qu las autoridades no han formuladoel menor comentario, no se han ocupado, no han dicho esta boca es ma entorno a una informacin de tal gravedad? Porque traducida al lenguaje cotidia-no la noticia sera: UN BORRACHO ENCARAMADO EN UNA AVIONE-TA JUG CON VIDAS Y PROPIEDADES HASTA QUE LE DIO LAGANA EN EL ESTE DE CARACAS.La presente nota no tiene por qu ser ms larga. Como seres humanos que

    nos arrastramos por las calles porque no tenemos con qu comprarnos unaavioneta para andar rascados amenazando las vidas de nuestros semejantes ysi tuviramos no lo haramos porque somos personas decentes, cortamos poraqu repitiendo nuestra pregunta: por qu no ha habido el menor comentariooficial a una noticia tan alarmante?, cierta o falsa? Si es cierta que la confir-men, si es falsa que la desmientan, pero digan algo, por favor. S cortamos, ylo hacemos preguntndonos, con el debido respeto a la sacrosanta JAI delaire si acaso una severa reprimenda es castigo suficiente para quien cometesemejante crimen... O nos van a venir ahora con que eso no es un crimen?Ah?

    QUIN, YO?0033--0022--11997777

    Lo que ms me gusta de Caracas es esa informalidad, esa frescura casisurrealista de sus autoridades. Aqu no nos andamos con brinquitos. Si hay quetumbar tal cosa, se tumba y ya veremos. Si hay que construir tal otra, se cons-truye y despus si es de raspar al constructor se le raspa. Si este doctor quiereuna isla, y si un doctor ms poderoso est contra la isla se la tumbamos y elotro que se vaya a llorar al El Valle, con perdn de este elle con elle cigallo.

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  • Ust me tapa esta quebrada aqu y me corta aquel monte all que con laIngeniera me arreglo yo, pero doctor mire que esto es zona verde qu zonaverde, ni qu manga e chaleco pichn que este edificio no me lo tumba niMandrake, entonces cerramos esta calle y la estatua del poeta ese la mudamospara El Llanito, cul casa colonial eso lo que es un peligro, paabajo es que vay despus veremos.Despus veremos. Caracas es la tierra de nadie, la ciudad hija-de-la-

    panadera donde cada funcionario y cada constructor hace lo que le venga enganas, donde la ley es la versin urbanstica del disparar primero y averiguardespus betancuriano. En esta novela de caballeras que es la administracinpblica venezolana, cada administracin es un caballero abroquelado en sucastillo y asistido por sus f ieles mesnadas. Desde la Torre del Homenaje orde-na el seor: tlense estos rboles, derrbese ese edif icio, pulvercese aquellaplaza, y si el vecino caballero protesta aqu lo estaremos esperando con balles-tas y plomadas manguales y partesana y harta cera hirviente para lanzar por lastroneras. La plaza pulverizada puede ser, por ejemplo, la de La Estrella, en SanBernardino. El Caballero de la Cruz Negra orden su demolicin, provocandocon ello la protesta del Caballero del Dragn Bifronte. El Caballero de la CruzNegra responde que l pidi permiso al Caballero del Oso Listado y elCaballero del Oso Listado jura que l no recibi tal solicitud de permiso, entanto el Caballero de los Seis Leones se lava las manos y el de la Luna y laCorza Prea llama a Conejo en la Colina de las Controversias. Entretanto, elde la Triste Figura, que no es Caballero sino villano nacido en cuna de juncossin lienzos, pero verdadero dueo de la plaza por tradicin desde ms all deBeltenebros y de Arts y de los Druidas, no tiene voz ni voto en la disputa.Quin orden la demolicin de la Plaza la Estrella? Cllate, chusma. No

    preguntis, siervos de la gleba, que ningn derecho tenis a hacerlo. Aunque oscreis dueos de la Plaza. Callad, que ms os conviene no meteros en los nego-cios de los Caballeros, que negocios son y eso es sagrado. Como bien sabis,si no sois brutos.

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  • OTRA VEZ SER1155--0033--11997777

    Otra vez ser, queridos lectores, pero lo que es hoy no hay puerta. No la haypor la sencillsima razn de que no nos sale. Nos ponemos as, nos ponemosasao, nos sentamos al aire libre, ensayamos a escribir a mano y acostados, ynada: la inspiracin, la condenada, la maldita, la escurridiza inspiracin noviene, Qu pasa? Falta de temas no es, porque los hay en abundancia. Tenemosel de los talleres mecnicos que se apropian de las calles para convertirlas en unreguero de mugre y chatarra. Tenemos el del Hospital de Nios, que en una capi-tal con vergenza debera llevar el nombre de Herodes y no el de J.M. de losRos. Tenemos el del Hospital Prez Carreo, que absurdamente en esta ciudadabsurda lleva el nombre apropiado porque es un verdadero pescozn al concep-to de salud pblica. Tenemos el de la CANTV, que mantiene a Caracas inco-municada con el interior y con el exterior, porque desde no menos de quince dasel 122 y todos nmeros-cdigos del Discado Directo suenan ocupados, y a lossuscriptores que reclaman se les da la pobrecita explicacin de que las lneasestn sobrecargadas, estn sobrecargadas. Tenemos Bueno, para qu seguirenumerando? Caracas es una ciudad que sufre de TODO y no se le arreglaNADA. Vergenza debera darnos el no poder dar a luz un articulillo en esteparaso de los cronistas especializados en quejas y reclamos.Debera darnos vergenza, pero no nos da. No nos da, aunque la razn no

    sea muy valedera por estar ms relacionado con el vicio que con la virtud, porla muy sencilla de que hoy no hemos podido tomar al levantarnos el cafecitoque nos pone en movimiento. Desgraciadamente pertenecemos al grupo de losesclavos del caf, de los que temblamos como paldicos y somos incapaces deproferir, ni siquiera pensar una frase coherente antes de haber saboreado la pri-mera taza de la alienante infusin.Nos perdonan, pues, por esta vez, si la falta de caf nos impide cumplir con

    nuestra obligacin. Pero es que aun si hiciramos un esfuerzo sobrehumano porescribir no podramos lograrlo, simple y llanamente porque lo que nos saldra nosera publicable. Aparte de que la cantidad de humo que envuelve nuestro lugar detrabajo y a Venezuela entera tampoco nos permitira escribir y, de permitrnoslo,tambin sera para producir algo impublicable. Los urbanizadores, los terrate-nientes, los concejales muni-venales y el gobierno saben a qu nos referimos.

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  • SUAVECITA1122--0055--11997777

    La que se reproduce a continuacin es una de las muchas cartas recibidasen esta modesta Puerta con motivo de la ltima hazaa policial cumplida en laUniversidad Central de Venezuela. Como podrn ver los lectores, la cosa esbastante dura. Si la publicamos es porque, conocida la opinin que