ANTROPOLOGIA ECONOMICA

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ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA I I PARTE: ÁRBOL GENEALÓGICO DEL CAPITAL INTRODUCCIÓN Como ocurre tantas veces en la antropología, existe una tensión entre el etnocentrismo de una categoría que reproduce la ideología de nuestra sociedad: si entre nosotros es fundamental la economía, también tiene que serlo para el conjunto de los pueblos que llamamos otros; y la manera en que a partir de las investigaciones y formulaciones teóricas se han agrupado como especialidad diversas cuestiones que presentan una cierta unidad temática. Esta tensión obliga a situar adecuadamente el doble contexto en el que se originan los problemas a tratar. En la Inglaterra de finales del siglo XVIII se consolidó una forma de representar la sociedad y su modelo de hombre - el individuo - que aparece ligada a la gran transformación, no sólo política, social y económica, sino también cultural e ideológica, que supuso el surgimiento tanto de la categoría económica como del credo liberal, cuyas aplicaciones - la mano invisible que se oculta en las descripciones convencionales del laissez-faire es la paradójica intervención estatal - acabarían por transformar los fundamentos con los que hasta entonces se había sustentado el poder, el dominio y el control de unas sociedades sobre otras, de unos grupos sociales sobre otros y del modo en que esas sociedades se apropiaban y expropiaban los recursos de la naturaleza. La antropología ha cuestionado la aplicación universal de ciertos principios que muchas escuelas económicas consideran la columna vertebral de sus propuestas teóricas. Esta primera parte aborda un complejo entramado de problemas: las dificultades con las que nos enfrentamos al comparar las sociedades con instituciones “de mercado” con las de “economía incrustada”: comparación que planteamos como un viaje de “ida y vuelta”, desde las otras culturas a la nuestra, de modo que podamos observar a nuestra sociedad desde la lejanía que nos da el conocimiento antropológico de las otras. Existe una cierta tendencia a considerar que el etnocentrismo, subyacente a la idea de progreso, tiene su lugar por excelencia en los estadios a partir de los cuales los viejos evolucionistas establecían la comparación entre distintas sociedades. Sin embargo, la misma idea se manifiesta al realizar comparaciones en las que interviene una escala temporal, que, a menudo encierra falacias similares a las que nos encontramos en la perspectiva espacial. Y no considerar el surgimiento de la economía - como ciencia de comportamiento y como esfera independiente del resto de la sociedad - como un fenómeno reciente, característico de la ideología moderna, es un excelente ejemplo de la utilización atemporal y etnocéntrica de ciertas categorías. Rafael Sánchez Ferlosio mostró como la confusión con que se presenta la linealidad temporal del progreso proviene de una trampa retórica, que consiste en convertir un número cardinal - como, por ejemplo, cuando constatamos que el suceso X ocurrió en la fecha Y - en uno ordinal a partir del cual insertamos lo acontecido en una escala valorativa de superación del pasado. Y es que sobreentendemos que el paso del tiempo presupone un orden de progreso ascendente, plasmado en una contabilidad moral o intelectual de los indicadores temporales, que tratasen las cifras como si fuesen ordinales. La falaz utilización ordinal de los números cardinales está presente en muchos estudios que pretenden aplicar la ideología económica, dominante en nuestra sociedad, a otras: las teorías sobre la modernización y el desarrollo o los análisis - y las recetas - neoliberales que atribuyen la pobreza

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Antropología económica 1ª parte

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ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA I

I PARTE: ÁRBOL GENEALÓGICO DEL CAPITAL

INTRODUCCIÓN

Como ocurre tantas veces en la antropología, existe una tensión entre el etnocentrismo de unacategoría que reproduce la ideología de nuestra sociedad: si entre nosotros es fundamental laeconomía, también tiene que serlo para el conjunto de los pueblos que llamamos otros; y la maneraen que a partir de las investigaciones y formulaciones teóricas se han agrupado como especialidaddiversas cuestiones que presentan una cierta unidad temática. Esta tensión obliga a situaradecuadamente el doble contexto en el que se originan los problemas a tratar.

En la Inglaterra de finales del siglo XVIII se consolidó una forma de representar la sociedad y sumodelo de hombre - el individuo - que aparece ligada a la gran transformación, no sólo política,social y económica, sino también cultural e ideológica, que supuso el surgimiento tanto de lacategoría económica como del credo liberal, cuyas aplicaciones - la mano invisible que se oculta enlas descripciones convencionales del laissez-faire es la paradójica intervención estatal - acabaríanpor transformar los fundamentos con los que hasta entonces se había sustentado el poder, eldominio y el control de unas sociedades sobre otras, de unos grupos sociales sobre otros y del modoen que esas sociedades se apropiaban y expropiaban los recursos de la naturaleza. La antropologíaha cuestionado la aplicación universal de ciertos principios que muchas escuelas económicasconsideran la columna vertebral de sus propuestas teóricas.

Esta primera parte aborda un complejo entramado de problemas: las dificultades con las que nosenfrentamos al comparar las sociedades con instituciones “de mercado” con las de “economíaincrustada”: comparación que planteamos como un viaje de “ida y vuelta”, desde las otras culturas ala nuestra, de modo que podamos observar a nuestra sociedad desde la lejanía que nos da elconocimiento antropológico de las otras.

Existe una cierta tendencia a considerar que el etnocentrismo, subyacente a la idea de progreso,tiene su lugar por excelencia en los estadios a partir de los cuales los viejos evolucionistasestablecían la comparación entre distintas sociedades. Sin embargo, la misma idea se manifiesta alrealizar comparaciones en las que interviene una escala temporal, que, a menudo encierra falaciassimilares a las que nos encontramos en la perspectiva espacial. Y no considerar el surgimiento de laeconomía - como ciencia de comportamiento y como esfera independiente del resto de la sociedad -como un fenómeno reciente, característico de la ideología moderna, es un excelente ejemplo de lautilización atemporal y etnocéntrica de ciertas categorías.

Rafael Sánchez Ferlosio mostró como la confusión con que se presenta la linealidad temporal delprogreso proviene de una trampa retórica, que consiste en convertir un número cardinal - como, porejemplo, cuando constatamos que el suceso X ocurrió en la fecha Y - en uno ordinal a partir del cualinsertamos lo acontecido en una escala valorativa de superación del pasado. Y es quesobreentendemos que el paso del tiempo presupone un orden de progreso ascendente, plasmado enuna contabilidad moral o intelectual de los indicadores temporales, que tratasen las cifras como sifuesen ordinales.

La falaz utilización ordinal de los números cardinales está presente en muchos estudios quepretenden aplicar la ideología económica, dominante en nuestra sociedad, a otras: las teorías sobrela modernización y el desarrollo o los análisis - y las recetas - neoliberales que atribuyen la pobreza

extrema que sufren muchas sociedades poscoloniales al atraso económico, "impropio del sigloXXI", de quienes viven, se nos dice, como si estuviesen en la "Edad Media". También es falazpretender explicar el pasado de otras sociedades, incluidas las occidentales, cuya representaciónideológica no coincidía con los presupuestos económicos de la nuestra, a partir de las categoría conque nos representamos la nuestra.

Para evitar este tipo de problemas, seguiremos una senda inversa: si el capitalismo ha construidouna nueva concepción del lugar que ocupa la economía en la sociedad, como han señalado condistintos matices antropólogos como Mauss, Polanyi o Dumont, nuestra tarea inicial nos obliga aindagar en qué consiste lo excepcional de un sistema que, convertido en la auténtica configuraciónideológica de nuestra época, ha sentado la base de muchas categorías y paradigmas que todavía hayquien aplica, como si fuesen universales, a todas las épocas y lugares de las distintas culturashumanas.

Esta primera parte, se inicia planteando como primer problema en qué consistieron esasinnovaciones occidentales: surgimiento e interpretación de la categoría económica y lasvariantes del capitalismo, examinadas a partir de varias viñetas etnográficas.

ARISTÓTELES DESCUBRE LA ECONOMÍA

Karl Polanyi

África no fue heredera de técnicas comerciales supuestamente desarrolladas en Oriente, sino másbien la pionera de nuevos métodos comerciales, cuyos elementos debieron de proceder de la esferahelénica, en alguna época del primer milenio a. C. La Grecia de los Siglos VI y V era, en aspectoscomerciales, económicamente más primitiva de lo que opinan incluso los más primitivistas,mientras que en el siglo IV, aquellos mismos griegos, iniciaron las lucrativas prácticas mercantilesque en épocas muy posteriores se convertirían en la dinámica de la competencia de mercado.

Sumeria, Babilonia y Asiria, así como sus sucesores, hititas y tirios practicaban el comercio a travésde las acciones de una casta de mercaderes. ¿de dónde aprendieron los helenos sus artes deiniciativa comercial individual con riesgo y ganancia que empezaron a practicar en una épocadeterminada? Y, si, imposible no concluir, lo fueron creando y desarrollando por su cuenta ¿quétestimonios deja la literatura griega de la inevitable crisis de valores de los nuevos métodosdebieron de crear necesariamente?

Parece de utilidad seguir la evolución del pensamiento social de Aristóteles cuando se encontró porprimera vez ante el fenómeno llamado economía.

Para Aristóteles, la economía humana no tenía sus orígenes en el carácter ilimitado de los deseos ynecesidades del hombre, es decir, en el fenómeno de la escasez. En cuanto al comercio, se extendiódebido a un deseo innatural de ganar dinero que no tenía límites, y los precios debían adaptarse a lajusticia, aunque no detallaba cuáles eran esas normas.

Atacó el problema del sustento humano con un radicalismo del que no fueron capaces autoresposteriores, penetró profundamente en la organización material de la vida humana. Y, planteó contodo su peso, la cuestión del lugar ocupado por la economía en la sociedad ¿por qué Aristóteles tuvodeterminadas opiniones sobre lo que llamamos economía? ¿qué le impulsó a considerar la gananciade dinero en el comercio y el precio justo como las principales cuestiones relacionadas con la tomade decisiones?

Es probable que los griegos no fueran simples recién llegados que recogieron las prácticascomerciales desarrolladas por los imperios orientales, sino más bien recién llegados a un mundocivilizado, pero sin mercados, que se vieron obligados por las circunstancias a convertirse enpioneros del desarrollo de los nuevos métodos de intercambio, que a lo sumo esbozaban elfuncionamiento de lo que sería después el mercado.

En los escritos aristotélicos tenemos la descripción, a cargo de un testigo presencial, de algunas delas primeras características de la incipiente actividad de mercado en el momento de su aparición enla historia de la civilización. En el germen intuyó el espécimen completamente desarrollado.

Maine asumió la tarea de probar que la sociedad moderna está construida sobre el contractus,mientras que la antigua se basaba en el status. El status está establecido por nacimiento - posiciónde un hombre en la familia - y determina los derechos y deberes de una persona. Deriva delparentesco y la adopción; persiste durante el feudalismo y, con algunas matizaciones, hasta la épocade la igualdad de los ciudadanos establecida en el siglo XIX. Pero ya en las leyes romanas el statusera desplazado por el contractus, es decir, por deberes y derechos derivados de acuerdos bilaterales.

Maine tuvo un discípulo en Alemania, Toennis, que recogió su dicotomía en su obra Comunidad ySociedad (Gemeinschaft und Gesellschaft), de 1888. En ella, Comunidad correspondía a status ySociedad a contratus, pero difería en la connotación emocional. Para Maine, la condición de lahumanidad anterior a la institución contractual representaba simplemente la época oscura deltribalismo, consideraba que la introducción del contrato había emancipado al individuo de laservidumbre del status. Toennis idealizaba la comunidad como una condición en la que la vida delos hombres estaban integradas en un entramado de experiencias comunes, mientras que la sociedadno era para él muy diferente del nexo del dinero.

Hoy se puede afirmar que el status o Gemeinschaft domina allí donde la economía estácondicionada por instituciones no económicas, mientras que el contractus o Gesellschaft escaracterística de formaciones en las que la economía tiene una existencia autónoma.

El status corresponde a una situación ligada a los conceptos de reciprocidad y redistribución.Mientras predominan estas últimas formas de integración no hace falta una economía tal como laentendemos aquí porque sus elementos están integrados en instituciones no económicas. Todo elproceso económico está recogido institucionalmente a través del parentesco, matrimonio, grupos deedad, sociedades secretas, asociaciones totémicas y solemnidades públicas. El concepto vidaeconómica carece aquí de significado claro.

Todo es producto de la forma en que está organizada institucionalmente la economía en dichascomunidades. Las motivaciones individuales, definidas y articuladas, surgen como una norma desituaciones determinadas por hechos de orden extraeconómico - familiar, político o religioso. Ellugar de la pequeña economía familiar es poco más que un punto de intersección entre líneas deactividades llevadas a cabo por grupos de parentesco más amplios en diversas localidades; el trabajoes una mera abstracción de la ayuda mutua que se prestan las personas y grupos en ocasionesdeterminadas; por lo tanto, el proceso económico se desarrolla por vías marcadas por estructurasdiferentes.

Antiguamente las formas de sustento del hombre atraían mucho menos su atención que la mayoríade las otras partes de su existencia organizada. A diferencia del parentesco, la magia o el ritual,definidas por palabras de poderosa evocación, la economía permaneció sin nombre. Se puedededucir que no existía tal concepto. No puede deberse simplemente a la casualidad el que hastatiempos muy recientes no existiera ni en los idiomas ninguna palabra que definiera la organizaciónde las condiciones materiales de vida. La razón principal de la ausencia de un concepto de

economía es la dificultad para identificar el proceso económico en una situación en que éste estáintegrado en instituciones extraeconómicas. Lo que no existe es el concepto de economía, no laeconomía misma. Hace tan sólo doscientos años que una esotérica secta de pensadores francesesacuñó el vocablo y designó a sus miembros como economistas.

Allí donde otras fuerzas están encarnadas en instituciones permanentes el concepto de lo económicoresultaría más desorientador que clarificador para los individuos. La antropología ofrece muchosejemplos:

1. Si el escenario físico de la vida de un hombre no se puede identificar con ninguna parteostensible de la economía, su hábitat carece de significación económica. Margaret Mead conlos arapesh.

2. La falta de cuantitividad. En el dinero, las monedas, son unidades intercambiables quepueden sustituirse, sumarse o restarse; mientras, la reciprocidad requiere adecuación de larespuesta, pero no igualdad matemática, por lo que las transacciones y decisiones no puedenagruparse con precisión desde el punto de vista económico. Malinowski y su clasificación de"regalos, pagos y transacciones".

3. La propiedad como un derecho a disponer de determinados objetos es inaplicable encondiciones primitivas. La apropiación no tiene como finalidad el objeto completo, sino susutilizaciones discretas.

4. En comunidades organizadas sobre el parentesco muy difícilmente surgen transaccioneseconómicas. Las transacciones, por grande que fueran, establecían la posición de laspersonas en el contexto social porque estaban basadas en el rango. Sólo unos cuantos bieneseran portadores de rango y enajenables, como la tierra, los esclavos y el ganado, latransferencia de tales bienes acompaña al cambio de rango. Además, difícilmente podíantener un valor económico objetos cuyo destino estaba vinculado inseparablemente a supropietario.Las transacciones separadas de bienes se limitaban a dos artículos muy importantes, 1ª tierray mano de obra. De esta forma, los bienes que más tardaron en ser libremente enajenablesfueron los primeros en convertirse en objeto de transacciones limitadas. Limitadas, puestanto la tierra como la mano de obra fueron a lo largo de mucho tiempo parte integrante deltejido social y no podía disponerse arbitrariamente de ellos sin que éste se descompusiera.

5. En muchas sociedades arcaicas, la riqueza no está constituida por bienes, sino por serviciosprestados por esclavos, criados y jornaleros. Para ello, para conseguir que hombres sirviesenrequerían poder político (que no económico). La aristocracia continuó monopolizando elgobierno y despreciando la producción. Mientras la mano de obra dependiente predominacomo elemento de riqueza, la economía tiene solo una existencia borrosa.

6. En la filosofía de Aristóteles los tres premios de la fortuna eran: honor y prestigio; seguridadde vida e integridad física; riqueza. El primero significa privilegio y reverencia, rango yprocedencia; el segundo asegura contra los enemigos abiertos y secretos, contra la traición yla rebelión, la revuelta de los esclavos, la prepotencia del fuerte, y protege del brazo de laley; la riqueza es la felicidad de la propiedad, principalmente de la herencia o de algúntesoro famoso. La pobreza va ligada a una condición inferior; supone trabajar para vivir, confrecuencia a las órdenes de otros. Lo que hace despreciable al siervo es depender de losantojos y órdenes de otras personas y no tanto el trabajo manual.

7. Los aghata son los más altos premios de la vida, lo más deseable y raro. En este contextosorprende encontrar la característica de los bienes que la teoría moderna ha adoptado comocriterio de lo "económico", es decir, la escasez. En Aristóteles, la escasez refleja lamezquindad de la naturaleza o la carga en trabajo que la producción conlleva. Pero los altoshonores y las raras distinciones no escasean por esos motivos, sino por la razón evidente deque en la cima de la pirámide hay poco sitio. Su número reducido está implícito en el rango,inmunidad y riqueza, que no serían lo que son si estuvieran al alcance de muchos.

8. La autosuficiencia del grupo humano está asegurada cuando es posible físicamente el

abastecimiento de lo necesario, bienes que sirven de sustento y se pueden almacenar,conservar. La cantidad necesaria para una familia o para la ciudad es un dato objetivo. Comosólo se establecían equivalencias, por costumbre o por leyes, para bienes de subsistencia queservían como pago o salarios, la noción de cantidad necesaria estaba ligada a la de reservasalmacenadas normalmente. Este enfoque deja al margen el carácter ilimitado de los deseos ynecesidades humanas.

Por el hecho de vivir en la frontera de las épocas económicas, se encontraba en una situaciónprivilegiada para apreciar el interés del tema.

Aspiraba a poner de relieve el ligamen de la economía con el conjunto de la sociedad. Su marco dereferencia era la comunidad. Sus conceptos de referencia eran la comunidad, la autosuficiencia y lajusticia. El grupo como empresa activa común forman una comunidad (koinomia) cuyos miembrosestán ligados por el vínculo de la buena voluntad (philia). Tanto en el oikos como en la polis, ytambién en otros lugares, hay una especie de philia específica de aquella koinomia, sin la cual nopodría subsistir el grupo. La philia se expresa en una conducta de reciprocidad (antipeponthos), esdecir, en disposición para dividir y compartir las cargas sociales. Todo lo que se necesita paracontinuar y mantener la comunidad, incluyendo su autosuficiencia (autarkeia), es natural eintrínsecamente bueno. Se puede decir que la autarquía es la capacidad para subsistir sin dependerde recursos exteriores. La justicia implica (en contra de nuestra opinión) que los miembros de lacomunidad tienen un rango diferente. Lo que garantiza la justicia, es bueno, pues asegura lacontinuidad del grupo. La normatividad, inseparable de la actualidad.

El comercio es natural cuando sirve para la supervivencia de la comunidad haciéndolaautosuficiente. Su necesidad surge cuando la familia crece demasiado y se ven obligados aestablecerse por separado. Su autarquía se vería ahora muy obstaculizada si no fuera por laoperación de entregar una parte (metadosis) del propio excedente. El ritmo al que se intercambianlos servicios depende de la philia, es decir, de que persista la buena voluntad entre los miembros,pues sin ella dejaría de existir la comunidad como tal. El precio justo deriva de las demandas dephilia expresadas en la reciprocidad que es la esencia de la comunidad humana.

Aristóteles negó que el deseo de riqueza es ilimitado en el hombre: la riqueza consiste realmente enlas cosas necesarias para la supervivencia almacenadas por la comunidad que depende de ellas parasu sustento. Las necesidades humanas, y sean las de la familia o las de la ciudad, no son ilimitadas,y tampoco hay una escasez de medios de subsistencia en la naturaleza. Aristóteles en todo momentoexplícita la referencia institucional, adoptando una postura sociológica. No tiene en cuenta, y muchomenos aprueba, ninguna necesidad que no sea de subsistencia.

Por lo tanto, si la escasez deriva del lado de la demanda, como diríamos nosotros, Aristóteles laatribuye a una noción equivocada de la buena vida como un deseo de mayor abundancia de bienesfísicos y placeres. El elixir de la vida placentera - el teatro, servicio de los tribunales populares, lasgrandes fiestas e incluso la emoción de la batalla o del combate naval - no puede ni almacenarse niposeerse físicamente. Si bien, es cierto que la vida placentera requiere que el ciudadano tengatiempo libre para dedicarse al servicio de la polis. Parte de la solución está en la esclavitud, que paraél es natural, otra parte, más importante aún, reside en el pago a todos los ciudadanos para quedesempeñen cargos públicos, o la resolución de no conceder la ciudadanía a los artesanos.

Redujo la concepción errónea de deseos y necesidades humanas ilimitadas, o de una escasez generalde bienes a dos circunstancias: primera, la adquisición de reservas de alimentos a través demercaderes, lo que introduce la necesidad de conseguir dinero en la búsqueda del sustento; segunda,un falso concepto de la vida placentera como una acumulación utilitaria de placeres físicos. No dejóde relacionar todo esto con la existencia de instituciones como la esclavitud, el infanticidio y el

modo de vida que rechaza la comodidad. Para él, las necesidades humanas presuponíaninstituciones.

La adhesión del pensador al significado material de lo económico fue básico para el conjunto de suargumentación. Podemos responder a las preguntas anteriores ¿por qué Aristóteles tuvodeterminadas opiniones sobre lo que llamamos economía? ¿qué le impulsó a considerar la gananciade dinero en el comercio y el precio justo como las principales cuestiones relacionadas con la tomade decisiones?

Dos problemas con la actividad práctica, el comercio y el precio, estaban exigiendo una respuesta.Si las cuestiones del intercambio comercial y del establecimiento de unos precios no se podíanrelacionar con las necesidades de la existencia comunitaria y su autosuficiencia, no había ningunaforma racional de abordarlas, ni en la teoría ni en la práctica. Si se encontraba esa relación, larespuesta era simple: en primer lugar, el comercio que servía para restablecer la autosuficienciaestaba en armonía con la naturaleza; en segundo lugar, los precios habían de ser tales que reforzaranlos vínculos de la comunidad; de lo contrario, el intercambio dejaría de producirse y la comunidaddejaría de existir. El concepto mediador era, en los dos casos, la autosuficiencia de la comunidad.

La conclusión era clara y única: O bien la economía se refería a cosas materiales que servían para elsustento o bien no existía ningún vínculo racional empíricamente dado entre cuestiones comocomercio y precios, por un lado, y el postulado de la comunidad autosuficiente, por el otro. Es obviala necesidad lógica de la insistencia del filósofo en el significado material de lo económico.

El intercambio comercial era una novedad desconcertante que no se podía situar, explicar o juzgaradecuadamente. Ciudadanos ganaban dinero por el método de comprar y vender. Esta práctica habíasido desconocida, o mejor dicho, había estado limitada a personas de las clases baja, buhoneros,generalmente extranjeros (metoikos) que se ganaban la vida vendiendo alimentos en el mercado.Compraban a un precio y vendían a otro. A pesar de que hasta entonces era considerada unaactividad deshonrosa, se extendió entre los ciudadanos de alta condición.

Llamando al intercambio comercial kapêlikê, sugirió que no se trataba de nada nuevo, sino por lasproporciones que había adquirido, eran buhonerismo a gran escala. Se le sacaba dinero a los demáspor los métodos de sobrevaloración que tan frecuentemente aparecía en los mercados. Esta es unafase crucial de transición: la institución del mercado entra en el comercio.

En tiempos de Aristóteles, los mercados eran una institución inestable. Se organizaban cuando laocasión lo requería y por razones siempre políticas. El mercado local de alimentos tampocopresenta características de órgano para el comercio de largas distancias. Lo habitual es la separaciónentre intercambios y mercado. La institución que pondría en relación al mercado y al comercio, elmecanismo oferta-demanda-precio, era desconocido para él y fue el verdadero impulsor de lasprácticas comerciales que se estaban delineando en los intercambios. Tradicionalmente, estos noestaban maculados por prácticas comerciales, estaban no sólo separados por su localización, sinotambién por su status y su personal, así como por sus propósitos, ética y organización.

Aparecieron precios los precios serían fijos en los siguientes intercambios. Como no habíaintercambio sin convenio, éste obstruía el surgimiento de prácticas de mercado.

Hasta el siglo III a. C. no se hizo detectable el funcionamiento de la dinámica del mercadocompetitivo en el terreno del comercio internacional. Aristóteles, que escribía en la segunda mitadde aquel período, reconoció en los primeros ejemplos de ganancia conseguida en base a lasdiferencias de precios el desarrollo sintomático de la organización del comercio. No veía más queperversidad en la suposición de un deseo de hacer dinero podía servir a algún propósito útil.

No ofreció una teoría de precios. Su postulado de autosuficiencia implicaba que todo intercambionecesario para mantener la autarquía era natural, y, por consiguiente justo. Llevaba consigo laexigencia de unos términos de equivalencia. Al principio, los intercambios consistían en actos detrueque consiguiendo la reciprocidad en la distribución para mantener la cohesión de la comunidad.Los bienes y servicios productos de personas de distintos rangos debían ser intercambiados segúnuna equivalencia proporcional a tal diferencia, porque si no se cumplía se infringía la reciprocidad yla comunidad corría el peligro de disolverse.

No pareció ver más diferencia entre precio fijado y precio negociado que una meramente temporal:el primero estaba fijado antes de la transacción y el segundo se plasmaba sólo después. Afirmó queel regateado tendería a ser excesivo. El precio fijado, además de ser justo, tenía la ventaja de separarel comercio natural del que no lo es. El intercambio natural tenía como fin mantener la autarquía y,por eso, el precio fijado la aseguraba al excluir la ganancia. Las equivalencias servían parasalvaguardar el trueque natural. El precio regateado le daba beneficios a una de las partes aexpensas de la otra, minando la coherencia de la comunidad.

Es curioso el desprecio en el que la economía de Aristóteles ha caído hoy en día, sus enseñanzas eneste sentido son consideradas inadecuadas y hasta totalmente inútiles.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

CAPÍTULO I: VARIACIONES EN TORNO AL CAPITALISMO

Las vidas paralelas de la economía y del sistema de mercado

Al comparar la nuestra con otras sociedades, historiadores económicos y antropólogos, como KarlPolanyi y Louis Dumont, han destacado la aparición de los dos elementos peculiares de la ideologíamoderna: el individuo como valor y la economía como esfera autónoma, que establecen unadiscontinuidad radical no sólo con las culturas estudiadas tradicionalmente por los antropólogos,sino también con la forma que los pensadores clásicos se habían representado la organizacióninstitucional de sus sociedades.

El término economía, derivado del griego oikos - cuidado de la casa, y por extensión, normas ymedios para que el padre de familia llevase a cabo una buena administración del patrimoniofamiliar - se empezó a utilizar en el siglo XVIII para designar el estudio de la producción,distribución y consumo de bienes y servicios dentro del sistema de mercado, cuando en variospaíses europeos se inició un novedoso proceso:

1. Constitución de un campo de estudio independiente: economía2. Surgimiento de una nueva representación ideológica de la sociedad que acabaría por

considerar al campo económico como autónomo con respecto a la religión, la política o lamoral

3. Distintos procesos políticos, económicos, tecnológicos y sociales sucedidos, primero en laInglaterra de finales del XVIII, que se extendería a otros países europeos y a sus colonias,configurarían una sociedad cuyas clases dirigentes basarían su razón de ser en la búsquedadel beneficio económico.

La búsqueda del beneficio económico deriva de una nueva y rupturista concepción de la riqueza,mientras dejaban atrás la ideología y las relaciones tradicionales sobre las que se fundamentaba elejercicio del poder sobre las personas. Por ejemplo, la tierra como mercancía que se pudiera vendery comprar, resultaba culturalmente inconcebible, en gran medida porque los derechos sobre ellaestaban imbricados en la organización social y acompañaban al poder sobre los hombres, o eran

detentadores de estatus, de rango.

El asentamiento de la economía política, como ciencia descriptiva del nuevo campo de estudio, fuemuy rápido en Inglaterra. Adam Smith, Malthus y Bentham establecieron los pilares, en losalrededores del cambio de siglo (XVIII-XIX). Hacía 1817, se añadirían las contribuciones de DavidRicardo. A mediados de siglo, John St. Mill ya había publicado una síntesis de la nueva cienciaeconómica y Marx y Engels, el Manifiesto Comunista. Dowd, dice: "Tomadas en su conjunto, lasaportaciones de Smith, Malthus y Bentham, seguidas de las de Ricardo, Mill y Marx, establecieronlas bases de los argumentos que hasta la actualidad apoyan o se oponen al mantenimiento,propagación, reforma o disolución del capitalismo".

Paralelamente, aparece una sociedad cuyos cambios se aceleraron desde finales del XVIII. Unasociedad caracterizada por una nueva forma de concebir la riqueza y el poder sobre las personas.Asociado a esto, una nueva forma de producir ligado a la creación de nuevos mercados de bienes,algunos sin precedentes, como la tierra, el trabajo o el dinero - mercancías ficticias, como las llamóPolanyi. Todo esto unido a un largo proceso ideológico mediante el cual la gente no sólo los aceptó,sino que los consideró como mercados naturales y universales.

El capitalismo: escalas y variaciones culturales

Existen razones para no creer que exista una continuidad comercios-mercado-dinero con elcapitalismo, porque éste no surgió en zonas con avanzados mercados, además, aunque es innegablela existencia del comercio en muchas sociedades, no se corresponde con datos que avalen queexistiese un sistema de mercado que, como el actual, abarque producción, distribución y el consumode bienes. Son sociedades que no contemplaban que todas esas instituciones estuvieran dotadas deuna unidad sistémica y que, los comerciantes y sus prácticas carecían de la importancia y del rangoque se daba a otras transacciones que formaban parte de procesos políticos, religioso o deparentesco.

La falta de precisión a la hora de definir los rasgos distintivos del capitalismo provoca tantoconfusión con otros procesos históricos, mercantilismo, colonialismo, imperialismo, como unapresentación del nuevo sistema como si fuera una nube de palabras en la que ciertos términos serepiten más a menudo.

El capitalismo no es solo una forma peculiar de intercambio, o de producción, o de relaciones detrabajo. Cuando se tienen en cuenta sus dimensiones planetarias hay que situarlo en el contexto detres desarrollos político, económico y técnicos que reforzaron su expansión, sus formas deexplotación - naturaleza y trabajo - y su tendencia a formar oligarquías; al mismo tiempo, que estoreforzaba al capitalismo. Estos son: el colonialismo, tanto el inicial como el actual de laglobalización; a la industrialización, parte fundamental del proceso que Weber definía comoracionalización; y al papel del nacionalismo como engranaje cultural de las comunidadesimaginarias, surgidas con la nación-Estado, entidad política en que se enraízan las distintasvariedades de la gran transformación.

No es fácil encontrar una definición del capitalismo que resulte satisfactoria, porque es unfenómeno tan complejo - abstracto y concreto al mismo tiempo - que no se pueden descuidar lascorrelaciones que indiquen con precisión a qué tipo de proceso, a qué escala o a qué variacioneslocales y culturales se refieren en un momento histórico concreto. A partir de sus orígenes europeos,su expansión planetaria lo dotó no solo de una escala global, sino también de diversos modelos ovariaciones culturales que nos inclinan a interpretar que no es un fenómeno genérico ni ahistórico.No es un bloque homogéneo ni estanco, así que para analizarlo se puede seguir a Hobsbawn (2011)que lo representa como si fuese un paquete que contuviese varios modelos posibles, desde el

fundamentalismo del mercado, hasta los más imbricados en distintas regulaciones políticas quesuelen dar estabilidad al sistema después de las grandes crisis.

El proceso histórico en Inglaterra: cercados, colonias y resistencia difusa

Linebraugh y Rediker en un libro sobre la compleja ramificación de las políticas comerciales,coloniales y agrarias en la Inglaterra posterior al siglo XVIII, siguiendo la tradición de relacionar elcapitalismo con descripciones sacadas de las doctrinas, racionalizaciones o prácticas religiosas ymitológicas, observaron que la aparición incipiente de las nuevas instituciones, que terminaríansiendo llamadas mercado, coincidieron con la moda entre las élites comerciales inglesas de utilizarcomo ornamento reproducciones de Hércules luchando contra la Hidra de las Siete Cabezas, comorepresentación de la lucha que esas mismas élites llevaban a cabo para conseguir que el Parlamentoemitiese leyes que cambiasen la estructura agraria inglesa, así como que desarrollasen una nuevaexpansión colonial que les permitiese extender el comercio ultramarino.

Así pues, Hércules se convirtió en un símbolo pionero de una racionalidad económica quelegitimaba la expansión planetaria, la expropiación y las nuevas formas de dominio; mientras que laHidra encarnaba la oposición al héroe, "un símbolo antitético de desorden y resistencia, fuerteamenaza para la reconstrucción del Estado, del Imperio y del Capitalismo". La oposición Hércules-Hidra acabaría por simbolizar al buen gobierno que querían ejercer las élites y la resistencia a él deuna heterogénea multitud de grupos sociales que vivían en las distintas costas atlánticas.

Desde la perspectiva de Hércules, se avecinaban grandes e importantes cambios:

1. Se emitieron leyes que permitieron cercar los terrenos comunales en los campos ingleses.Esto provocó el abandono de los cultivos orientados a la subsistencia de la familiacampesina. La política de cercados se llevó por delante millares de pequeñas explotacionescampesinas, para dar paso a grandes latifundios: entre 2 y 3 mil propietarios se repartieron el75% de la tierra cultivable en Inglaterra. Polanyi opuso estas medidas a la pretensión dellaissez-faire neoliberal de que el sistema de mercado hubiese sido un desarrollo inevitable oque hubiese surgido por sus propios medios.

2. Los pequeños campesinos expulsados de sus tierras tuvieron que buscar otra forma desustento. Polanyi, en la gran transformación, compara el resultado de esas medidas estatalescon la destrucción cultural que sufrieron muchos pueblos aborígenes ante el avance colonial:no sólo el hambre y la violencia ejercida contra ellos, sino el doloroso desconcierto ante lapérdida de la seguridad y de los principios y valores que hasta entonces habían dotado desentido a su forma de vida. Su dispersión coincidió con la elaboración de leyes terriblescontra los vagabundos y los pobres, y creó una gran masa de personas, desvinculadas de susparroquias nativas que contribuirían al crecimiento de las ciudades, al aumento de lostrabajadores pobres, desposeídos de cualquier medio de subsistencia que no fuese la ventapor un salario de su propio trabajo. Se convirtieron en la base de las primeras migracioneslaborales que nutrirían de trabajadores las fábricas del nuevo sistema industrial. Con estoscambios, muchos ingleses emigrarían y se asentarían en otros países.

3. Desde el punto de vista espacial, la expansión mundial del capitalismo sería inexplicable sinlos grandes movimientos de gentes de unos lugares a otros en busca de trabajo.

Los dos aspectos más visibles de esta destrucción del tejido social - campo inglés y expansióncolonial - serían un desarraigo cultural del que, para bien o para mal, surgirían posteriormente otrascombinaciones de las series culturales antiguas y nuevas, que configurarían nuevas relaciones declase y étnicas, nuevos conflictos y nuevas formas de vida.

Desde la perspectiva de la Hidra, hubo también alguna resistencia: revueltas, en forma de motines,

aunque no tan radicales porque la gente percibía los cambios, sus vidas empeoraron, pero ignorabanla dirección y el carácter sistémico que tendrían. Tenían un carácter difuso, que encaja con laindefinición del proceso, pero esta se acompañaba de gran fluidez entre las tres grandes categoría deresistencia:

1. La economía moral: obligaciones y responsabilidades que tenían los gobernantes o losseñores tradicionales con la multitud y que evitaban que se pusiese en peligro lasubsistencia, o se traspasasen ciertos límites sin redistribuir o rebajar el precio de losalimentos. La economía moral representa una forma ideológica, presente en lo que Wolfdenomina "modo tributario", porque la legitimidad de este tipo de poder se basa en una ideade justicia que obliga a los gobernantes o señores a garantizar el sustento de los que estánbajo sus mando.Estos principios eran incompatibles con los principios del mercado, porque la nuevaeconomía debía liberarse de los imperativos morales y de las obligaciones del don. Pero, laeconomía moral de la multitud tardó más tiempo en morir, y aun parece que siga viva.

2. Milenarismo y disidencia religiosa: gran parte de la resistencia formaba parte demovimientos religiosos disidentes. Los antinomistas se oponían a todo tipo de leyes. Luteroera muy crítico con estos disidentes: calvinistas, cuáqueros, anabaptistas, los ranters y loslevellers. La mayoría de estos grupos se opusieron y participaron activamente en todas lasprotestas, que solían acompañar de aspectos milenaristas más que políticos.

3. Protestas políticas y sindicales: Comaroff señala que los modos de resistencia recorren unamplio espectro, en uno de cuyos umbrales estaría la protesta organizada, con movimientosde disidentes específicos; el otro umbral, manifestaciones de rechazo, gestos que podríanponer en cuestión, ridiculizarían o intentarían saltarse informalmente los podereshegemónicos, a medio camino entre lo articulado y lo tácito, la protesta abierta y laindirecta.Con la primera sociedad industrial aparecieron varios movimientos reformistas, claramentesindicales. Pero, en los primeros movimientos de resistencia o de protesta resulta equívocodiferenciar política, religión y escepticismo general.

4. Disidencia difusa: ¿qué requiere la resistencia para ser tal?. Muchas veces encontramosmanifestaciones que no asociamos con la resistencia, y sí con otras prácticas que son unaforma tácita de resistencia, pero que nos producen una cierta perplejidad.

La inmersión etnográfica de Engels

Los estudios concretos de Marx y, sobre todo de Engels en las barriadas obreras de Manchester,impregnan varios capítulos de El Capital. Estos estudios muchos puntos de confluencia con lainvestigación etnográfica actual, de tal forma que podrían considerarse trabajos pioneros en laantropología urbana e industrial.

Engels se nos ha presentado siempre como un personaje dividido en dos mitades: la de militantecomunista y la de empresario capitalista; se nos muestra como un fiel seguidor de Marx, coautor deEl Manifiesto Comunista, editor de El Capital, autor de varias obras, entre ellas El origen de lafamilia, la propiedad privada y el Estado, aunque su aportación intelectual, a menudo, aparezcarebajada a la de mero publicista o divulgador de la obra del maestro. Junto a su militancia ydedicación intelectual, se cuela su otra mitad, la de un hombre del mundo de la industria, inmersoen la cultura textil de Manchester, de tal forma que sus ideas políticas no interfieren en su laborcapitalista, aunque nunca se habla de si esta doble faceta causaba inquietud entre capitalistas ycomunistas.Cuando Engels llega a Manchester queda impresionado por el medio social que le rodea, y escribeLa Situación de la Clase Obrera en Inglaterra. Su interés central era analizar ese todo llamado

capitalismo, y cómo el triple proceso de concentración de capital, polarización del sistema de clasesy la urbanización galopante se podía observar en una de sus regiones clave como era el GranManchester de ese momento histórico preciso: la economía política hegemónica y susinterpretaciones, la sociedad burguesa, la desposesión de los trabajadores en la división de clases, elsistema fabril, el modo de vida de los obreros ante la pobreza extrema y la falta de alternativas delsistema... Su análisis se basa en la conjunción de informes sanitarios, gubernamentales, industrialesy periodísticos con ciertos datos empíricos a pie de calle, obtenidos, elaborados e interpretados porEngels mismo: describe las fábricas, lo que queda de la antes potente clase de artesanos o laexplotación de modistas y costureras; cuenta el papel de diversos intermediarios y las consecuenciasde la externalización.

Todo esto lo hace con un objetivo y un método muy cercano a la etnografía actual.

La sociedad del capitalismo industrial

Ignasi Terradas a partir de la etnografía de Engels se plantea investigar la sociedad inglesa de aquelentonces, de las personas insignificantes que pueblan sus insalubres suburbios, el corazón industrialde aquella misma sociedad en la que otros investigadores sociales, antropólogos, ordenaban en susgabinetes datos dispersos sobre "la cadena del progreso humano".

Eliza Kendall, una joven de dieciocho años que se suicidó por la prisión que le esperaba al no poderpagar sus deudas, llevó a Ignasi a una conclusión: lo que ha destruido a Eliza es un orden social, unsistema que había considerado que el trabajo es una mercancía y que desde 1834 había abolido lasdiversas leyes de Pobres, que hasta entonces habían proporcionado subsidios a los de cadaparroquia y habían evitado el trabajo forzoso o la servitud a muchos de ellos. A partir de esa fechase suprimieron los subsidios y se habilitaron los asilos como talleres de trabajos forzosos, en los quehombres y mujeres - también los casados - estaban separados para evitar la amenaza malthusiana.

En cierto modo, estos asilos venían a suplir el vacío, dejado tras la independencia de las coloniasnorteamericanas, de dónde llevar a todos aquellos pobres que, como los niños huérfanos o losadultos condenados, cumplían condena en las colonias americanas después de que la Corona losvendiese a particulares como esclavos o siervos.

El trabajo libre que Eliza Kendall estaba obligada a intercambiar por un salario, en realidad estabacompuesto por trabajos forzosos, una amplia red de subcontratas para abaratar costes, empleofluctuante, desempleados sin perspectivas y reducción de salarios.

La antibiografía de Eliza Kendall

Ignasi Terradas aplicó el término antibiografía para referirse a varios personajes literarios y a quienen vida se llamó Eliza Kendall, una joven trabajadora cuyo suicidio figura en una de las notas a piede página de La situación de la clase obrera, aunque Engels había omitido su nombre.

La antibiografía nos revela el silencio, el vacío y el caos que una civilización ha proyectadosobre una persona, haciéndola convencionalmente insignificante. [...] La antibiografía noescribe la vida de una persona, pero nos habla de ella. Nos habla de lo que se hace encontra de su vida, a su alrededor y sin contar con su vida. La antibiografía es un conjuntode producciones culturales y actitudes sociales que promueve a personajes y a símbolos oemblemas a las personas que se tienen por insignificantes, a las personas cuya biografía nomerece la pena escribirse porque no puede tenerse por original o significativa (Terradas,1992)

Los historiadores Henderson y Chaloner, revisando las fuentes de Engels para mostrar susexageraciones, dieron con la noticia antiobiográfica sobre Eliza publicada el día 31 de Agosto de1844, en la sección de un diario simpatizante del movimiento cartista. Era la vida de una mujerjoven, trabajadora que junto con sus hermanas y su padre vivían en una de las barriadas más pobresde la localidad. Su trabajo, como el del resto de las mujeres de su familia, era coser camisas. Supadre perdió su trabajo, con lo que con los ingresos de la familia difícilmente podían atender alpago del alquiler de la vivienda. Una de las estrategias era la de racionar los alimentos, "cumpliendoescrupulosamente con la moral malthusiana: reducir su capacidad para vivir y reproducir la vidapara no ofender al proceso de acumulación de capitales" (Terradas).

Sin cortapisas parroquiales, sindicales, políticas o sociales que existían en otros países, o que lostrabajadores conseguirían más adelante, el laissez-faire aplicado al trabajo de la costura obligaba aque estas trabajadoras se endeudasen para subsistir, pero también, en el caso de las que hacían lostrabajos externalizados, tenían que pedir créditos a corto plazo para poder realizar las propias tareaslaborales. Los intermediarios que les suministraban el material se quedaban con más valor marginalde sus unidades de trabajo que las costureras.

En el verano de 1844, Eliza tuvo un altercado con una mujer que la denunció. El juez condenó aEliza a pagar las costas del juicio en un plazo de quince días so pena de ir a la cárcel: tres chelines,el trabajo de cinco días completos, que en plena crisis, no podría conseguir. Ante la imposibilidadde pagar la deuda, e incluso la de haberse endeudado más, sólo le quedaba la alternativa deentregarse e ir a la cárcel. En su último paseo sacó un pañuelo, se tapó el rostro y se tiró al río.

Nunca habían podido pagar sus deudas porque "trabajaban sin cesar en un círculo vicioso dedeudas, empeños y amenazas". A partir de la exposición monográfica de una caso particular, se nosmuestra la lógica y el funcionamiento de todo un sistema que tras haber convertido el trabajo en unamercancía, lanzaba a la gente a "ganarse la vida". La búsqueda de beneficio - auténtico objetivo -subordinaba la vida de los otros, su mantenimiento y su reproducción social.

Desde el punto de vista antropológico, Terradas invierte la práctica de la tradición antropológicabritánica al buscar en el centro del sistema capitalista la misma especificidad cultural que aquellosbuscaban en los pueblos primitivos, para referirse al orden social y cultural en uno y otros lugares.Desde el punto de vista histórico, contextualizó la sociedad en la que se desarrolló la vida de Eliza,cómo era el sistema político-legal, o cómo se organizaba la resistencia y las reivindicacionesreformistas, como ilustra el cartismo.

También resulta interesante destacar que el trabajo de las hermanas no tenía nada que ver con esaimagen del primer capitalismo industrial que lo relaciona con las máquinas de vapor, con laRevolución Industrial o con la cultura fabril. Esta descripción cobra sentido porque confluye con elproceso que haría que la conversión del trabajo en mercancía fuese una de las característicasinnovadoras y distintivas del sistema.

Hoy en día, cuando la desregulación del mercado laboral vuelve a consentir en casi todas lasvariantes del capitalismo, podríamos situar a Eliza en un taller que produjese para las redes deintermediarios de la economía sumergida; pero también como "empresaria autónoma" en la versiónactual de la externalización y eliminación de los riesgos laborales, trabajando en su casa paracualquier empresa de renombre y rapiñando chelines no para el alquiler, sino para el alquiler totalque supone una hipoteca a cuarenta años. Otras Elizas en la Indonesia actual entran en trance,poseídas por los espíritus, en la cadena de montaje de la fábrica donde trabajan, o como lastrabajadoras de las fábricas-dormitorio en China imitan la vida que llevaban las pobres recluidas enlos asilos.

El sistema varía, pero muchos sectores, pueden reflejarse en espejos múltiples que reproducen enotra época y en otros lugares una imagen comparable a la de Eliza. El capitalismo no se trataba de una mera innovación económica, sino que se convirtió en elescenario político, moral y cultural en que transcurre la vida cotidiana de las personas.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

GÉNESIS DE LA CATEGORÍA ECONÓMICA

Louis Dumont

En apariencia no es fácil definir lo económico. Es difícil proponer una definición que seauniversalmente aceptada, sobre todo si se la quiere imputar a economistas del pasado y acontemporáneos. Esto es una muestra de un fenómeno extendido: el hombre moderno sabe lo quehace (el análisis), pero no de lo que trata realmente (lo económico).

La dificultad aumenta desde un punto de vista comparativo. Los antropólogos tienen una fuertetendencia a identificar en todas las sociedades un aspecto económico. En el pasado reciente se hanenfrentado dos tendencias: la tendencia formalista define lo económico por su concepto y pretendeaplicar a las sociedades no modernas sus propias concepciones de los usos alternativos de recursosescasos, de la maximización de ganancias, etc; la tendencia sustantiva alega que tal actitud destruyelo que es realmente la economía como dato objetivo universal, es decir, a grandes rasgos las formasy los medios de subsistencia de los hombres. El divorcio entre el concepto y la cosa demuestra contoda evidencia la inaplicabilidad desde el punto de vista: lo que tiene sentido en el mundo modernono lo tiene allí. Polanyi tomó la segunda posición y rechazó lo económico en su versióncontemporánea para retener la economía, a lo que añade que por oposición a nosotros las otrassociedades no han segregado los aspectos económicos, que en ellas se los encuentra únicamentemezclados o embutidos (embedded) en el tejido social.

Es particularmente difícil - y por añadidura vano - separar los aspectos políticos y económicos.Distinguir, por ello, entre una antropología política y una antropología económica carece de sentidopara el avance del conocimiento, significa únicamente ceder a la tendencia moderna a unacompartimentación y especialización creciente, mientras que la inspiración antropológica consistemuy por el contrario en religar - ¡en re-unir!

Debería ser evidente que no hay nada que se parezca a una economía en la realidad exterior, hasta elmomento en que construimos tal objeto, sin embargo, podemos descubrir en todas partes, en algunamedida, aspectos más o menos correspondientes que, en estricto rigor, deberíamos llamar "cuasieconómicos" o "virtualmente económicos".

Si el objeto de la economía es una construcción, y si la disciplina particular no puede decirnos cómolo hace, sino puede dar la esencia de lo económico, las presuposiciones de base sobre las que esconstruido, entonces nos es preciso encontrarlas en la relación entre el pensamiento económico y laideología global, es decir, en el lugar de lo económico en la configuración ideológica general.

En la mayoría de las sociedades, y en primer lugar en las civilizaciones superiores, las sociedadestradicionales, las relaciones entre hombres son más importantes, más valorizadas, que las relacionesentre hombres y cosas. Esta primacía se invierte en el tipo moderno de sociedad, en el que, por elcontrario, las relaciones entre hombres están supeditadas a las relaciones entre los hombres y lascosas. Estrechamente ligada a esta inversión de primacía, en la sociedad moderna surge una nuevaconcepción de riqueza. En las sociedades tradicionales en general, la riqueza inmobiliaria se

distinguía con nitidez de la riqueza mobiliaria; los bienes raíces son una cosa; los bienes muebles, eldinero, son otra muy distinta. En efecto, los derechos sobre la tierra están imbricados en laorganización social: los derechos superiores sobre la tierra acompañan al poder sobre los hombres.Esos derechos, esa especie de riqueza, al implicar las relaciones entre hombres, son intrínsecamentesuperiores a la riqueza mobiliaria, despreciada como una simple relación con las cosas.

Con los modernos se produce una revolución en este punto: roto el lazo entre la riqueza inmobiliariay el poder sobre los hombres, la riqueza mobiliaria adquiere plena autonomía, no sólo en sí misma,sino como la forma superior de la riqueza en general, mientras que la riqueza inmobiliaria seconvierte en una forma inferior, menos perfecta; en resumen, se asiste a la emergencia de unacategoría de la riqueza autónoma y relativamente unificada. Únicamente a partir de aquí puedehacerse una clara distinción entre lo que llamamos político y lo que llamamos económico.Distinción que las sociedades tradicionales desconocen. En el Occidente moderno ocurrió que elsoberano abandonó, voluntariamente o no, el derecho o la costumbre de disponer sin másdiligencias de la riqueza de sus súbditos. De hecho, esta es una condición necesaria de la distinciónque tan familiar nos es.

Condiciones de la emergencia de la categoría económica

La publicación en 1176 de la obra de Adam Smith, Una indagación sobre la naturaleza y lascausas de la riqueza de las naciones, se considera acta de nacimiento de la nueva categoría "loeconómico".

Insistiendo en la continuidad entre los escolásticos y los autores posteriores hasta el siglo XVIII, yen las contribuciones de los teólogos y canonistas de los siglos XIV al XVII, escribía Schumpeterque en las obras de estos últimos "lo económico adquiere una existencia definida sino separada". Elproblema se centra, precisamente, en la existencia separada, en la separación frente a los puntos devista y las disciplinas existentes mediante la cual lo económico empezó a existir como tal, se haya ono designado la cosa con el vocablo de economía política.

Para que una tal separación tuviera lugar, era preciso que la materia particular fuera vista o sentidacomo un sistema, como constituyendo de algún modo un todo distinto de las otras materias. Estacondición puede analizarse bajo dos aspectos: el reconocimiento de una materia prima, y unamanera específica de considerarla. El primero existía desde muy temprano, el segundo apareciódespués, es lo que dice Schumpeter cuando habla de un estado intermedio caracterizado por unaexistencia definida, pero no separada de lo económico.

Los canonistas planteaban una serie de cuestiones relativas al bien público, que giraban en torno alo que nosotros llamamos materias económicas, pero estas cuestiones aparecían sin relación, odébilmente relacionadas entre sí, y eran tratadas no desde un punto de vista especial, sino desde unaperspectiva más amplia. Los mercantilistas de los siglos XVII-XVIII mezclan lo que llamamosfenómenos económicos y políticos, consideran los fenómenos económicos desde el punto de vistapolítico: el fin que casi siempre se persigue es la prosperidad y el poder del Estado, y la economíapolítica aparece en este momento como una rama particular de la política al centrarse en los medios"económicos" para tal fin. La riqueza permanecía englobada en el poder.

Es cierto que no ha habido nunca "sistema comercial o mercantil" como Adam Smith lo presentómás tarde. Ningún autor serio ha creído nunca que la riqueza de un Estado o de una naciónconsistiera en la acumulación de un tesoro. En lo que concierne a la ausencia de unificación delcampo: la estrecha relación con el Estado tiene como consecuencia que las transaccionesinternacionales son consideradas de una manera, y las transacciones en el interior del Estado o delpaís, de otra.

En ese período se produjo un cambio ideológico fundamental. La idea primitiva era que en elcomercio el beneficio de una parte implicaba la pérdida de la otra, era un "idiologema", un elementoideológico de base, muy próximo al desprecio generalizado del comercio y del dinero quecaracteriza a las sociedades tradicionales en general. Por eso, considerar el intercambio comoventajoso para los dos partes representa un cambio fundamental, y señala la emergencia de lacategoría económica. El viejo idiologema continua vivo, mientras que retrocede en el terreno delcomercio interior permanece boyante en el internacional. Se halla en la raíz del estatismo de laeconomía, al que opone el dinamismo del Estado: la suma de riqueza presente en el mundo seconsidera constante, y el fin de la política para un Estado es conseguir obtener la mayor parteposible de esa suma total y constante de riqueza.

La literatura mercantilista muestra que, para que un dominio separado pudiera ser reconocido un díacomo económico, debía ser arrancado del dominio político; el punto de vista económico podía seremancipado del punto de vista político. Había otro aspecto en esta emancipación: lo económicotenía que liberarse de la moralidad.

La ciencia excluye todo juicio de valor. Pero, se puede decir que una ciencia del hombre es pordefinición normativa, y en apoyo de esta proposición puede negar que nuestra ciencia social seaverdaderamente una ciencia, o bien que se halle verdaderamente fuera de juicios de valor. Unaspecto normativo se adhiere a la ciencia económica a lo largo de todo su desarrollo. En cuanto a sugénesis misma, el carácter distinto del dominio económico reposa sobre el postulado de unacoherencia orientada al bien del hombre: la emancipación respecto a lo político reclamaba lasuposición de una coherencia interna, pues de otro modo el orden habría debido ser introducidodesde fuera. Y además, en el supuesto de que se hubiera demostrado que tal coherencia eraperniciosa, entonces de nuevo el político o el hombre de Estado habría tenido ocasión de intervenir.Esta supuesta coherencia puede ser enfocada como el residuo, en el interior de una ciencia globalque se quiere puramente descriptiva, de su fundación normativa o teleológica: necesitaban leyesinmanentes que garantizaran la independencia del dominio y de la consideración que a él seaplicaba.

Que la independencia de lo económico a lo político no se ha dado de modo inmediato, sin combateo contradicción se ve también indirectamente: alegatos en favor de la reintegración o subordinaciónde lo económico se hallan no sólo en nuestra época o en los círculos políticos, sino que estuvopresente en algunos espíritus a lo largo de todo su desarrollo.

Según la doctrina: no sólo los intereses de las dos partes en una transacción no se oponen, sino queel interés particular coincide con el interés general. Es el axioma de la "armonía natural de losintereses" que la mayoría de las veces se vio acompañado por la noción notablemente diferente dela "armonía artificial de los intereses".

Todas estas condiciones se hallan reunidas por primera vez en La riqueza de las naciones, lo queexplica la importancia histórica de este libro. Lo que a coherencia interna del campo se refiere, sereconoce que el paso decisivo lo dieron el doctor Quesnay y los fisiócratas. Adam Smith diverge deQuesnay tanto como depende de él. Con Quesnay lo económico no se ha vuelto aún radicalmenteindependiente de lo político ni se ha separado de la moralidad, no puede decirse que para él todoslos intereses económicos se armonizan por sí mismos, mientras que para Adam Smith sí que lohacen, en principio, al menos aunque no siempre de hecho.

CAPÍTULO II: LA IDEOLOGÍA ECONÓMICA Y LA REPRESENTACIÓN DE LASOCIEDAD

El lugar de la economía en la sociedad

Karl Polanyi planteó como uno de los problemas analíticos más relevantes de la antropologíaeconómica la necesidad de averiguar y comparar el lugar que ocupa la economía en las distintassociedades, no sólo desde el punto de vista de las instituciones concretas, sino también desde el dela representación que de ella hacen quienes viven en esa sociedad. Muchos antropólogos quepretendía una respuesta a ese problema se encontraron con que la imagen que tiene la gente de otrasculturas de lo qué es la economía no se corresponde con el papel inequívoco que ocupa en lanuestra.

Louis Dumont consideró necesario contrastar el modelo indio de castas con el nuestro, examinandoal Homo aequalis a partir de lo que había averiguado en la India sobre el Homo hierarchicus: lostérminos en los que estable la comparación: jerarquía/igualdad y holismo/individualismo, son elresultado de las configuraciones ideológicas que según su análisis, aparecen como dominantes encada una de las sociedades. Llama ideología al conjunto de las ideas y valores - o representaciones -comunes en una sociedad o corrientes en un medio social dado. Esta definición puede resultar untanto vaga, pero es que es inevitable que sea así, ya que los elementos que Dumont reconoce comocomponentes de una ideología se suelen presentar de forma implícita, como si fuesen tan evidenteso naturales que no necesitasen ningún tipo de cuestionamiento o análisis: el antropólogo debesacarlos a la luz.

Tanto la definición, como su vaguedad o la naturalidad - rayana con el etnocentrismo - con que lagente acepta sus presupuestos, aproximan el concepto de ideología al de cultura de la tradiciónantropológica estadounidense, como dice Dumont:

La ideología en general es bastante semejante a lo que la antropología americana llamacultura por oposición a sociedad, pero con una importante diferencia. En efecto, paradesprender la significación comparativa de la ideología es esencial hacerles su sitio a losrasgos sociales no ideológicos, que, en la concepción americana, caerían del lado de lasociedad, fuera, por tanto, del análisis de la cultura. (1982)

A pesar de la aparente complicación de la fórmula de Dumont, si quisiéramos llevar a cabo unestudio holista de los procesos económicos que tienen lugar en nuestra sociedad, tendríamos queintegrarlos analíticamente como un componente tanto de nuestra sociedad como de nuestra cultura,por difusa que pueda resultar la vieja distinción funcionalista entre sociedad y cultura.

A partir del contraste entre los valores de jerarquía e igualdad, Dumont opone la ideología holista,Homo hierarchicus, presente en el sistema de castas, a nuestra ideología individualista, Homoaequalis. Denomina ideología holista a aquella que valora la totalidad social e ignora o subordina alindividuo humano, concepto - el de individuo como valor - que sólo cobra pleno sentido en laideología individualista moderna, que se caracteriza - como oposición al holismo - por valorar alindividuo e ignorar o subordinar la totalidad social:

Entre las grandes civilizaciones que el mundo ha conocido, ha predominado el tipo holistade sociedad. Incluso, da la impresión de haber sido la regla, con la única excepción denuestra civilización moderna y su tipo individualista de sociedad. (Dumont, 1987)

Dumont opone el individualismo - con sus valores igualitarios - al holismo - con sus valoresjerárquicos, porque cada una de las configuraciones ideológicas mantiene una lógica semejante enla forma de relacionar los valores y las prácticas en las que se lleva a cabo el englobamiento delcontrario. "Dumont entiende por jerarquía no una cadena de mando o de individuos de dignidad

decreciente, sino una relación de englobamiento de su contrario" (Stolcke, 2001). Es decir, elenglobamiento incluye que el situado en la escala superior engloba a su oponente.

El holismo está presente en la configuración ideológica de la Europa medieval, así como el sentidoaglutinador de la caridad cristiana.

La caridad cristiana frente a la usura

Los escolásticos, fuese cual fuese la conjunción que hicieran de la revelación cristiana con suinterpretación de Aristóteles, volvieron a prestar atención al comercio, al dinero, al valor y susparadojas o al beneficio como forma de riqueza, pero estos elementos, tal y como se encontraban enla realidad, estaban incrustados en una sociedad, cuya identidad quedaba englobada en el conceptode cristiandad, vocablo que señalaba que la adscripción religiosa y la política eran inseparables.

Los valores presentes se basaban en unos principios de origen religioso, pero que afectaban a lasociedad como un todo. Dichos principios oponían la práctica de la caritas al lucro y a la usura, quesolo a veces aparecían como un componente marginal en ciertos contratos, que dejaban claro que laganancia económica esta subordinada a otros valores.

¿Cuál era la base de la caritas como virtud teologal y por qué legitimaba la prohibición orestricción de la usura? La usura es el lucro relacionado con el préstamo del dinero, porqueaparece cuando no hay producción o transformación material de bienes concretos, en unaconcepción según la cual, el dinero es infecundo. Santo Tomás de Aquino, en una misma línea queAristóteles, afirma: "la moneda fue inventada principalmente para los intercambios; de manera quesu uso primero y propio es ser consumida, gastada en los intercambios. Por consiguiente, es injustoen sí recibir un pago por el uso del dinero prestado; en eso consiste la usura". La usura era unpecado en una doble faceta: los usureros pecaban contra Dios al robar o apropiarse del tiempo, queera un don divino y gratuito, pero también contra su prójimo por cobrar intereses en una comunidadde hermanos. El pecado del usurero - robar el tiempo que pertenece a Dios y al prójimo - equivale ala pretensión, saltándose la economía moral, de controlar y dominar a los otros: a pesar del auraabstracta que lo rodea, el tiempo - entonces y ahora - es una variable fundamental para calcular elinterés.

¿por qué encontramos en la caritas el fundamento del rechazo a la obtención de riquezamediante el cobro de intereses en los préstamos de dinero? La caridad fue la virtud porexcelencia durante varios siglos, definida como la disposición para amar a dios y al prójimo. Suvigencia en los países que mantuvieron el credo católico se mantuvo hasta el siglo XVII. Comorepresentación ideológica de la sociedad, la caridad se articulaba a partir de tres principiosteológicos:

• La caritas establecía una ecuación con dios (Deus est caritas)• La caritas como don que partía del espíritu santo era gratuita y universal. Gratuita de gracia,

opuesta a justicia. Universal, porque el cristiano - término similar al moderno de ciudadano -tendría que practicar la caridad con todos sus prójimos, incluidos los enemigos

• La caridad era una virtud relacional, que se basaba en el vínculo que une a dios con loshombres, y que, por tanto, ocupa un lugar central tanto en la teología cristiana como en laorganización social, porque moldeaba las relaciones entre dios y los hombres y entre loshombres y su prójimo

Su práctica afecta a toda la sociedad cristiana, y se convirtió en la madre de todas las virtudes,porque llegaría a ser uno de los principios aglutinantes, no solo para los teólogos, sino para lasociedad como un todo. Estructuraba principios sociales de los que emanaban muchas normas

sociales que configuraban las instituciones clave o más relevantes de aquella sociedad holista, en laque lo político, lo religioso y lo económico formaban un todo indiferenciado.

¿Qué matices se desarrollaron para aceptar una proporción justa - el precio justo - delinterés? En el siglo XIII se introdujeron grandes cambios en la noción de pecado, en la práctica dela confesión, o en el propio nacimiento del purgatorio, que permitieron que desde los valoresideológicos que daba consistencia al sistema, se tolerase o se abriese un camino ambiguo paraexpiar los pecados relacionados con ciertas formas de lucro o con el cobro de intereses. En lapráctica se trató de una aproximación que permitió a los comerciantes coordinar los valorescristianos con la organización de nuevas rutas y el surgimiento de nuevas instituciones delcomercio, como la banca, las ferias y los monopolios mercantiles de las ligas germanas o de lasciudades italianas. La introducción de nuevos matices sobre el precio justo permitiría negociar ycobrar intereses sin que se resquebrajase el peso de la caridad.

¿Qué significaba caritas para la cristiandad? La caritas estaba de lleno en el día a día de lasinstituciones a través de las cuales circulaban los bienes más relevantes. De la ecuación establecidaentre la caritas y Dios, se sigue que al ejercitarse entre los hombres, por medio de la limosna, lacaritas se convertía en el agradecimiento a Cristo de parte de un inferior que se lo debía por losbeneficios recibidos, una relación antidoral. Es decir, la caridad hacia el prójimo recalcabasimultáneamente el carácter jerárquico de la relación y de la transferencia de gran parte de losbienes a su representante en la tierra, es decir, a la iglesia. Las donaciones a los santos seguían lasmismas normas.

De esta manera, la caridad con el prójimo, ponía en manos de la iglesia, la producción,administración y redistribución de gran parte de las riquezas que circulaban por toda la sociedad:desde el cuidado y atención de huérfanos, pobres, peregrinos y enfermos, a su papel deintermediarios y mediadores en conflictos, o a su ejercicio de administradores de las grandesfundaciones que configuraban lo más parecido a las corporaciones de negocios actuales - abadías,monasterios, catedrales e iglesias -:

La circulación privilegiada de las limosnas a través de la institución eclesiástica - o defundaciones estrecha y notoriamente vinculadas a ella - se apoya en la equivalencia entreCristo, Iglesia y pobres [...] La Iglesia en la tierra, representante de Cristo que la haengendrado en la cruz; a los clérigos debido a su renuncia a las riquezas materiales y a suopción de pobreza voluntaria a imitación de Cristo, se los define como pauperes Christi(pobres de Cristo). Por eso, todo don a la Iglesia es a la vez un don a Cristo y a los pobres;lo que quiere decir que se concibe como limosna. (Guerreau-Jalabert, 2000)

El abandono de la polaridad cielo-infierno, al adoptarse en el siglo XIII una posición intermedia ypragmática - el purgatorio - permitió encontrar una solución a los pecados más graves, entre los queestaba la usura en su doble faceta. Por otra parte, como del purgatorio sólo se saldría hacia el cielo,su mera existencia reforzaba el vínculo entre piedad familiar y caridad: los vínculos entre losmiembros difuntos de una familia y los vivos dejaban en mano de estos últimos las obligaciones deparentesco - limosnas y donaciones a la iglesia - que permitieran a sus parientes salir del purgatorio.

Estas enormes riquezas puestas en circulación por la caridad generaban enormes tensiones yconflictos, que se manifestaban con el mismo carácter holista de la sociedad en la que surgían. Delmismo modo que la caridad partía de una situación jerárquica y legitimaba la desigualdad, si estasobrepasaba las proporciones adecuadas, también daba argumentos a la economía moral paralegitimar las revueltas y motines de la multitud. De cuando en cuando, surgían grupos sociales quecuestionaban la santidad o la legitimidad de que la iglesia institucional, regida por los pauperesChristi oficiales, fuese cada vez más poderosa frente a los príncipes, a los clérigos de a pie o frente

a la multitud de desposeídos. La historia medieval está llena de enfrentamientos entre monarcas yseñores con los eclesiásticos, así como de los numerosos seguidores de movimientos disidentesmedievales, nacidos de distintas interpretaciones de la doctrina cristiana, que buscaban entre sueñosmilenaristas una parusía (vuelta de Jesús) que reparase las desigualdades desproporcionadasexistentes entre los distintos estamentos de los hijos de Dios. La caritas en su faceta de principioestructurante estaba tan presente en la poderosa iglesia como en los movimientos de resistencia delos descontentos por la falta de equidad tras la - según ellos - poco evangélicas apropiaciones de losbienes repartidos graciosamente entre todos los hermanos en Cristo.

La Iglesia sabía canalizar esa tensión a su favor. En los momentos en que de verdad se ponía en telade juicio su poder, por ejemplo, en el siglo XIII, la asimilación y el respaldo a figuras carismáticaspróximas a los disidentes - San Francisco de Asís, p.e. - lograba que los fieles volviesen al redil.

La amistad, la antidora y la jerarquía

La antidora es la obligación natural de corresponder a los beneficios recibidos. Existen una serie deprincipios que, utilizando un lenguaje religioso, estructuraban las relaciones de poder y sus resortesen las instituciones jurídico-político-morales. Las palabras claves en aquellos momentos, usando lagracia como argamasa de las relaciones sociales eran las versiones cristianas de: amistad,liberalidad, caridad, magnificencia, gratitud y servicio.

En el siglo XVII, en el Tratado de mutuo y usura, texto de un moralista sevillano, que eran notas oapuntes para elaborar discursos, en él se desvelan cuáles eran las reglas que se tenían en cuenta ycómo las normas prestatarias quedaban supeditadas a otro tipo de derechos. Representa también elfin de la época de la cristiandad, ante la división en distintas iglesias de lo que había sido en todoOccidente una unidad. Por otra parte, la expansión colonial y la práctica mercantilista de la épocahacia apremiante una solución mundana de la regulación de préstamos, intereses y las limitaciones ala usura, que ya no se expresaría en lenguaje religioso.

En principio, había usura cuando existía lucro en los contratos llamados de mutuo, es decir, depréstamo, cosa que ya sucedía en el siglo XIII, pero que tenía la novedad, que "si el lucro no se dainmediatamente por el mutuo, sino por amistad o agradecimiento, no es usura". Es decir, no existíauna regla objetiva que definiese cuándo la tasa de interés dejaba de ser aceptable para convertirse enusura, sino que se detectaba su presencia cuando el prestamista tenía la intención mental de obtenerganancias a partir del mutuo. Esta visión de la usura en la que la intención está por encima delprecio al que se había hecho el préstamo, no es más que una extensión de los cambios en laconfesión y en la noción de pecado, del siglo XIII.

Con las mismas cifras no habría usura si mediaba la amistad o la gratitud, aunque hubiese lucro. Y,a la inversa, "sin gratitud ni amistad, sin su clase de libertad, todo es usura". Esta nuevainterpretación de la lógica inherente a la caridad - con obligaciones parejas a las del don de Mauss -da pistas para entender el uso de términos como amistad, amor, gracias, préstamos, etc, pero quecuando los autores de la época los combinan para describir su papel en el interés o en la usura -gramática de la caridad - nos resulta muy difícil entender de qué hablan.

En bastantes lugares, los contratos de préstamo, mutuum, no sólo no mencionan el interés, sino que- independientemente de lo que ocurriese en la realidad - se presentan como mutuum gratiae etamoris, causa veri mutui et amoris, racione amicabilis mutui (un préstamo de la gracia y el amor),estas fórmulas permiten definir el préstamo como gratuito. Esto nos indica que las relaciones no sonequiparables a lo que llamamos un préstamo ni al interés que tendríamos que pagar como preciodel dinero. Lo que aparece en la práctica es la existencia de una jerarquía de valores quesubordinaba ciertas reglas, precisamente aquellas que a partir de nuestro presente ideológico

interpretaríamos como "las de verdad" por parecer las más "económicas", a otros camposnormativos, como, por ejemplo, la antidora.

¿A qué se refieren los escolásticos cuando hablan de amistad? En principio, por amistad,siguiendo a Aristóteles, se entienden los vínculos políticos entre aliados, es decir, aquellos que no sebasaban en la violencia. La naturaleza política de la amistad radica en que fundamenta y puedelegitimar tanto las relaciones relevantes para un gobierno, como todas aquellas que se dan entrepersonas que ocupan lugares desiguales en la jerarquía social, que eran muy extendidas "la amistaddesigual - más la estructura conceptual y el código de comportamiento que de ellas se derivan -inspiran más o menos directamente todas las formas cultas de imaginar las relaciones de patronazgoy clientela desde la Edad Media hasta nuestros días". El problema de cómo tasar la equivalencia delas prestaciones y contraprestaciones en una relación de amistad desigual se resuelve, segúnAristóteles, estableciendo una proporción según la posición social que se aplicará de distinto modoal tipo de amistad: en la amistad virtuosa se mide la intención, pero el inferior tendrá que amar másque el superior; en la amistad por interés, los resultados materiales se contrapondrían a la sumisiónpolítica del inferior.

El sistema se articulaba en torno a la idea de que la desigualdad jerárquica no superase ciertasproporciones, de tal forma que las políticas concretas procedentes de los intercambios socialeslograsen resultados armónicos para el orden social establecido. La representación ideológica delprincipio motor, la caridad, legitimaba la jerarquía porque se basaba en la desigualdad entre dios - ysu representante, la iglesia - y los hombres, o miméticamente entre quién da la limosna y quién larecibe, que queda obligado a responder con gratitud al beneficio recibido: el código de la antidoraestablecía, por una parte, que todos los hombres estaban obligados a dios y a la iglesia; por otra, quelos inferiores debían responder con gratitud a sus superiores.

La amistad desigual se expresaría en virtudes apropiadas, en función de la posición social que seocupase en la relación. Así, la parte superior tendría una conducta basada en la liberalidad - caridad- magnificencia con un amigo inferior, que se vería obligado a corresponder con la gratitud o elservicio. La variación más importante introducida por la escolástica cristiana frente a descripciónaristotélica de las virtudes en la polis es que la caridad toma el relevo de lo que en el mundo clásicohabía sido la virtud de la liberalidad - como justo medio aristotélico - y su refuerzo, lamagnificencia.

Todas estas prestaciones, contraprestaciones, en torno a las relaciones sociales, la jerarquía y susvirtudes - don, gratitud, retribución - estaban sujetas a distintos códigos de regulación, es decir,configuraban un orden. De acuerdo con la gramática de la caridad, a partir de la caridad, seestablecen, por medio de la gracia, unas relaciones asimétricas: ya fuese en la amistad, en losvínculos con los príncipes o con los señores, los inferiores tenían que corresponder, pero nuncapodrían alcanzar la equivalencia. Ya se expresase en términos de amistad, de parentesco - con lafamilia doméstica o la religiosa - lo que se desprende es una sociedad de patronazgos y clientelas,en la que Mercado y Estado, ni siquiera están en el horizonte de esa cultura. Puede, que todo suenea clientelismo, del amiguismo o, simplemente, de un intercambio de favores que desde laperspectiva actual denominaríamos corrupción política, pero hay que tener en cuenta que aunque,las conductas parezcan similares estamos ante distintas realidades, no se pueden equiparar. "Son dossistemas distintos [...] Tampoco se ha asistido a la concepción y gestación de novedadeseconómicas, ya se diga globalmente del capitalismo, ya concretamente de su elemento bancario.Entre uno y otro sistema habría ulteriormente de producirse una sustitución, gran transformación osimple revolución que a su vez se diga" (Clavero)La ruptura moderna: ideología económica e individualismo

Lo que vemos en cualquier sociedad holista no se parece en nada a lo que encontramos entre

nosotros: ni los principios estructurantes, ni la predominancia que ocupa la economía, ni el modelode hombre - el individuo - parecen tener una continuidad clara con los modelos anteriores. Todasociedad reconoce la existencia de individuos empíricos; la novedad que señala Dumont provienede considerar a ese individuo como un valor moral, independiente, autónomo, como si fuera unamónada leibniziana - sustancia como realidad en sí y por sí -:

Corrientemente designamos mediante la expresión "hombre individual" (o individuo) doscosas muy diferentes que es necesario distinguir:

a)El sujeto empírico de la palabra, el pensamiento, la voluntad, muestra representativade la especie humana, tal como se encuentra en todas las sociedadesb)El ser moral, independiente, autónomo y, por ende (esencialmente) no social, tal comose lo encuentra ante todo en nuestra ideología moderna del hombre y de la sociedad

Ese individuo, en el segundo sentido de Dumont, no deja de ser una representación ideológica denuestra cultura del presente, frente a la que, como decía Wolf, "los individuos de la vida real, quepueblan los distintos escenarios culturales que conocemos, se construyen distintivamente a partir denuestros ancestros, padres, parientes, hermanos, modelos de rol, espíritus guardianes, animalespoderosos, memorias anteriores a su nacimiento, sus propios sueños, espíritus reencarnados o diosesque se asientan en sus cabezas y les conducen como si fuesen jinetes divinos", o como ya habíaadvertido Dumont "los hombres no han dejado de ser seres sociales el día que ellos se hanconcebido de una manera contraria"

Nuestra representación ideológica de nuestra sociedad es el resultado de un largo proceso, en el quepor primera vez se había segregado lo religioso, lo político, lo moral y lo económico de lo que habíasido una sociedad holista, un todo social indiferenciado.

¿Cómo se produce el proceso? Dumont, analiza el surgimiento de la categoría económica en lasobras del fisiócrata francés Quesnay (la economía); del filósofo empirista inglés John Locke(emancipación de lo político e individuo posesivo); del polemista satírico Mandeville (economía yneutralidad moral); del considerado por muchos padre de la economía, aunque fuese profesor demoral, Adam Smith (la teoría del valor-trabajo) y del filósofo, sociólogo y economista Karl Marx(su teoría sociohistórica). La preocupación de Dumont no se centra en los autores, sino en "lassucesivas configuraciones de ideas. Una configuración estudiada en un autor particular puede queno sea especial de él, puede que la haya tomado de otra fuente; ello sólo afectaría secundariamenteel argumento en la medida de que de lo que se trata en primer lugar es de la configuración en símisma". Dumont, así, explora desde sus primeros indicios, cómo se ha configurado esa ruptura queal cabo se ha convertido en nuestra peculiaridad cultural, con el fin de que logremos entender porqué nuestra sociedad considera que el individuo o el mercado son tan naturales, que llevan toda lavida entre los humanos.

Por ejemplo, en el análisis a John Locke, encuentra la novedad - aunque rodeada de un vagoentramado teísta de la sociedad - es la ligazón que el filósofo establece entre el individuo y sucapacidad de ser propietario - aunque el concepto de propiedad tiene todavía muchas limitaciones -lo que llevaría a hablar en Locke del individuo posesivo. Pero el fundamento de la propiedad -segunda e impactante novedad - es el trabajo y no las necesidades: "Basar un derecho en lasnecesidades de las personas procede de una idea de justicia social o distributiva; basarlo en eltrabajo de la persona procede de una idea del individuo como una entidad contenida en sí misma,metasocial. En los dos casos podemos hablar de un derecho, pero el derecho remite,respectivamente, a un principio social o a un principio individual" (Dumont, 1982).La sociedad en Locke se presenta como el terreno de interacción de los derechos privados de losindividuos frente al Estado: el Gobierno es limitado y existe sólo por el consentimiento de losgobernados. ¿Cuál es el fundamento de ese consentimiento? A pesar de que consideraba la religión

un asunto privado, su teísmo avala que los hijos de dios puedan vivir como hermanos según larazón, porque la sociedad es una sociedad de hermanos, cada uno individualmente con derecho a lapropiedad como hijo de dios. Dumont consideraba que su posición encierra un dilema: los hombresson libres para seguir sus propios intereses como individuos, pero dios representa la única garantíapara que no surjan conflictos entre ellos. "Para Locke era posible una sociedad compuesta por unayuxtaposición de individuos abstractos solo porque en los límites concretos de la sociedad podríasubsistir la moralidad, dado que la cristiandad garantizaba al individuo como ser moral" (Dumont,1982)

Adam Smith desarrolla, en Teoría de los sentimientos morales, la idea de que la gente convive ensociedad porque depende de la consideración de los otros: la configuración del yo individual surgede unos espectadores externos que buscan acomodarse a los deseos divinos. Esta es la razón por laque muchos autores identifican la mano invisible del mercado con la providencia.

Esta ligazón teísta entre los individuos no se mantendría mucho tiempo: desaparecerá en el sigloXIX, como constataría Nietzsche al registrar la muerte de dios. Después de Locke o de Adam Smithno se vuelven a encontrar los valores morales que crean vínculos sociales garantizados por un dios.A partir del XIX, el nuevo artificialismo político resultante de representar la vida política como sino tuviese su fundamento en lo social, sino en la atomización individual, dejará la idea de sociedadsubsumida en el concepto de nación; o más bien, se concibe que la sociedad de individuos y delmercado queda encarnada en los valores y proyectos de la nación-Estado.

El fetichismo de las mercancías. El liberalismo económico como utopía y la ética protestante

La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que Inglaterra fue el primer país en el quesurgió tanto el sistema como gran parte de su configuración ideológica, que una vez puesto enmarcha, el proceso fue muy rápido: antes de 1750, podríamos identificar, sabiendo lo que veníadespués, algunos elementos que nos indicarían de forma embrionaria la presencia de lo que sería elcapitalismo e incluso, la de unos intérpretes que serían llamados economistas. Hacia 1800 elcapitalismo industrial en Inglaterra era un fenómeno irreversible

El fetichismo de las mercancías

Marx, como intelectual se había propuesto explicar el funcionamiento del capitalismo; comoactivista político, rechazaba profundamente el sistema que estudiaba. Marx, sintetiza trestradiciones intelectuales: la de Malthus, la de Ricardo y el resto de representantes de la economíapolítica inglesa; la del socialismo francés, sobre todo en la versión de Proudhom y la de la filosofíaalemana clásica (Hegel y Feuerbach), origen de su concepción de la dialéctica como un proceso detransformación constante.

En Marx, la especie humana se caracteriza por su interacción con la naturaleza y también por suinterdependencia de los procesos históricos. Los humanos son seres sociales dotados de una historianatural y de una naturaleza histórica: la historia es una creación de la productividad humana, porqueuna sociedad se caracteriza por un modo de producción concreto en un momento histórico concreto,a partir del cual se explicarían otras instituciones de esa sociedad, como las jurídicas o lasideológicas - lo que se conoce como superestructura.

Pero será en El Capital donde al criticar la preponderancia de la propiedad privada en la sociedadburguesa, y al denunciar la inversión entre sujeto-predicado, cuando Marx considere el fetichismo,prácticamente intercambiable con su noción de alienación, como una de las característicasprincipales del sistema: se sustituye el aspecto social de los seres humanos por las características delas cosas; mientras que las cosas aparecen dotadas de los atributos sociales o humanos. Marx no se

contenta con criticar o utilizar categorías religiosas como las usadas en el misticismo lógico deHegel, o la "Santísima Trinidad" (capital, tierra y trabajo) de la economía política, sino que quiereexplicar la lógica del capitalismo con referencia al fetichismo o misticismo que le atribuye a larealidad social.

Una mercancía es un elemento fácil de definir ("A primera vista, una mercancía parece ser una cosatrivial, de comprensión inmediata"), pero se trata de algo que en realidad se nos presenta de formaextraña, como si fuese un fenómeno religioso creado por los dioses o como si procediese de otromundo y no del resultado del trabajo humano ("Su análisis demuestra que es un objetoendemoniado, rico en sutilezas metafísicas y reticencias teológicas. En cuanto valor de uso nadamisterioso se oculta en ella, ya la consideremos desde el punto de vista de que merced a suspropiedades satisface necesidades humanas, o de que no adquiere esas propiedades sino en cuantoproducto del trabajo humano [...] Pero no bien entra en escena como mercancía, se trasmuta en cosasensorialmente suprasensible").

A lo largo de la historia, los hombres han realizado todo tipo de objetos y artefactos: pero esosobjetos, por útiles que sean, no son mercancías, a no ser que circulen, que se intercambien en elmercado. Pero una vez convertido en mercancía ya no se ve el trabajo que costó hacerla, sino queestá en una tienda como por arte de magia para que la compremos: como si tuviese vida propia, hapasado de ser un objeto útil, salido de las manos de su productor, a ser un objeto para intercambiar,una mercancía.

"El carácter místico de la mercancía no deriva, por tanto, de su valor de uso. Tampocoproviene del contenido de las determinaciones de valor. En primer término, (...) desde elpunto de vista fisiológico, se trata de funciones del organismo humano... son en esenciagastos de su cerebro, nervio, músculo... En segundo lugar, (...) es posible distinguir hastasensorialmente la cantidad de trabajo de su calidad. En todo tipo de sociedad hubo deinteresar al hombre el tiempo que insume la producción de los medios de subsistencia.Finalmente, tan pronto como los hombres trabajan unos para otros, su trabajo adquiere unaforma social."

"Lo misterioso de la forma mercantil consiste sencillamente, pues, en que la misma reflejaante los hombres el carácter social de su propio trabajo, como propiedades sociales naturalesde dichas cosas, y, por ende, en que también refleja la relación social que media entre losproductores y el trabajo global, como una relación social entre los objetos, existente almargen de los productores. Es por medio de este quid pro quo (tomar una cosa por otra)como los productos del trabajo se convierten en mercancías, en cosas sensorialmentesuprasensibles o sociales. (...) Lo que aquí adopta para los hombres la forma fantasmagóricade una relación entre cosas, es solo la relación social determinada existente entre aquellos.De ahí que para hallar una analogía pertinente debamos buscar amparo en las neblinosascomarcas del mundo religioso. En éste los productos de la mente humana parecen figurasautónomas, dotadas de vida propia, en relación unas con otras y con los hombres. Otro tantoocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana. A esto llamo elfetichismo que se adhiere a los productos del trabajo no bien se los produce comomercancías, y que es inseparable de la producción mercantil."

Cuando la producción se encamina al mercado, el valor de los objetos no proviene de su utilidad -su valor de uso - sino de su capacidad para intercambiarse por otros bienes - su valor de cambio -.Paralelamente, el trabajo de quien los hizo se valora por su capacidad para generar bienesintercambiables, de tal modo que el propio trabajo se convierte también en una mercancía que sepuede comprar y vender. Las relaciones sociales que fundamentan el trabajo se transforman en elcapitalismo en una relación material entre cosas, de tal forma que nos olvidamos o sustituimos las

relaciones entre los seres humanos por una relación entre mercancías.

"Si los objetos para el uso se convierten en mercancías, ello se debe únicamente a que sonproductos de trabajos privados ejercidos independientemente los unos de los otros. Elcomplejo de estos trabajos es lo que constituye el trabajo social global. Como losproductores no entran en contacto social hasta que intercambian los productos de su trabajo,los atributos específicamente sociales de esos trabajos privados no se manifiestan sino en elmarco de dicho intercambio. (...) A éstos, por ende, las relaciones sociales entre sus trabajosprivados se les ponen de manifiesto como lo que son, vale decir, no como relacionesdirectamente sociales trabadas entre las personas mismas, en sus trabajos, sino por elcontrario como relaciones propias de cosas entre las personas y relaciones sociales entre lascosas"

Para Marx, como los economistas burgueses han olvidado por completo las relaciones socialesexistentes en el trabajo humano - fuente de valor de las mercancías -, describen la producción debienes como si se tratase de objetos que son independientes de las personas.

"Es solo en su intercambio donde los productos adquieren una objetividad de valor,socialmente uniforme, separada de su objetividad de uso, sensorialmente diversa. Talescisión del producto laboral en cosa útil y cosa de valor sólo se efectiviza, en la práctica,cuando el intercambio ya ha alcanzado la extensión y relevancia suficientes como para quese produzcan cosas útiles destinadas al intercambio, con lo cual, pues, ya en su producciónmisma se tiene en cuenta el carácter de valor de las cosas. A partir de ese momento lostrabajos privados de los productores adoptan de manera efectiva un doble carácter social.Por una parte, en cuanto trabajos útiles determinados (...) De otra parte, (...) todo trabajoprivado particular, dotado de utilidad, es posible de intercambio por otra clase de trabajoprivado útil, y por lo tanto le es equivalente. La igualdad de trabajos toto coelo (totalmente)diversos sólo puede consistir en una abstracción de su desigualdad real, en la reducción alcarácter común que poseen en cuanto gasto de fuerza humana de trabajo, trabajoabstractamente humano. El cerebro de los productores refleja ese doble carácter social desus trabajos privados solamente en las formas que se manifiestan en el movimiento práctico,en el intercambio de productos: el carácter socialmente útil de sus trabajos privados, pues,sólo lo refleja bajo la forma de que el producto de trabajo tiene que ser útil, y precisamenteserlo para otros; el carácter social de la igualdad entre los diversos trabajos, sólo bajo laforma del carácter de valor que es común a esas cosas materialmente diferentes, losproductos del trabajo".

En otras formaciones sociales, por ejemplo, en la Edad Media, nadie dudaba que el trabajo humano,explotado a partir de las relaciones de dominio y sumisión feudal, fuese la base de toda laproducción de los objetos que utilizaba la gente. Muchos otros sistemas, según Marx, han primadola producción para el uso frente a la producción para el cambio; pero en ninguno se ha negado quela base de toda producción fuese el trabajo humano.

Por el contrario, en los tratados de economía política da la impresión de que se nos describe lacirculación de bienes como si un velo nos lo ocultase y nos lo presentase no sólo como si fuesenindependientes de los seres humanos que los han hecho, sino como si viviesen "gobernados" porotras leyes, en las que el capital y sus fetiches tuviesen un valor de por sí y no el que la gente les daa través de su trabajo.

"Al equiparar entre sí en el cambio como valores sus productos heterogéneos, equiparanrecíprocamente sus diversos trabajos como trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen. (...)la determinación de los objetos para el uso como valores es producto social suyo a igual

título que el lenguaje"."Lo que interesa ante todo, en la práctica, a quienes intercambian mercancías es sabercuánto producto ajeno obtendrán por el propio; en qué proporciones, pues, se intercambiaránlos productos. No bien esas proporciones, al madurar, llegan a adquirir cierta fijezaconsagrada por el uso, parecen deber su origen a la naturaleza de los productos del trabajo(...) En realidad, el carácter de valor que presentan los productos de trabajo, no se consolidasino por hacerse efectivos en la práctica como magnitudes de valor. Estas magnitudescambian de manera constante, independientemente de la voluntad, las previsiones o los actosde los sujetos del intercambio. Su propio movimiento social posee para ellos la forma de unmovimiento de cosas bajo cuyo control se encuentran, en lugar de controlarlas. Se requiereuna producción de mercancías desarrollada de manera plena antes que brote, a partir de laexperiencia misma, la comprensión científica de que los trabajos privados - ejercidosindependientemente los unos de los otros pero sujetos a una interdependencia multilateral encuanto ramas de la división social del trabajo que se originan naturalmente - son reducidosen todo momento a su medida de proporción social porque en las relaciones de intercambioentre sus productores, fortuitas y siempre fluctuantes, el tiempo de trabajo socialmentenecesario para la producción de los mismos se impone de modo irresistible como ley naturalreguladora (...) La determinación de las magnitudes de valor por el tiempo de trabajo, pues,es un misterio oculto bajo los movimientos manifiestos que afectan a los valores relativos delas mercancías. Su desciframiento borra la apariencia de que la determinación de lasmagnitudes de valor alcanzadas por los productos del trabajo es meramente fortuita, pero enmodo alguno elimina su forma de cosa"."... fue sólo el análisis de los precios de las mercancías lo que llevó a la determinación de lasmagnitudes de valor; sólo la expresión colectiva de las mercancías en dinero, lo que indujo afijar su carácter de valor. Pero es precisamente esa forma acabada del mundo de lasmercancías - la forma de dinero - la que vela de hecho, en vez de revelar, el carácter socialde los trabajo privados, y por tanto, las relaciones sociales entre los trabajadoresindividuales. Si digo que la chaqueta, los botines, etc., se vinculan con el lienzo como con laencarnación general de trabajo humano abstracto, salta a la vista la insensatez de tal modode expresarse. Pero cuando los productores de chaquetas, botines, etc., refieren esasmercancías al lienzo - o al oro y la plata, lo que en nada modifica la cosa - como equivalentegeneral, la relación entre sus trabajos privados y el trabajo social en su conjunto se lespresenta exactamente bajo esa forma insensata"."Formas semejantes constituyen precisamente las categorías de la economía burguesa. Setrata de formas del pensar socialmente válidas, y por tanto objetivas, para las relaciones deproducción que caracterizan ese modo de producción social históricamente determinado: laproducción de mercancías. Todo el misticismo del mundo de las mercancías, toda la magia yla fantasmagoría que nimban los productos del trabajo fundados en la producción demercancías, se esfuma de inmediato cuando emprendemos camino hacia otras formas deproducción".

Marx, que se había interesado mucho por las religiones primitivas y sus modos de explicar elmundo utiliza frases en sus términos ("carácter místico de las mercancías) con el fin de constatarque no se trata de un velo interpuesto por los economistas burgueses para impedirnos comprender el"proceso de la vida social", sino que, dando un paso más, considera que la idea de que en elcapitalismo las mercancías acaban por tener vida propia es más fácil de comprender utilizando esetipo de expresiones.

"Para una sociedad de productores de mercancías, cuya relación social general deproducción consiste en comportarse frente a sus productos como ante mercancías, o seavalores, y en relacionar entre sí sus trabajos privados, bajo esta forma de de cosas, comotrabajo humano indiferenciado, la forma de religión más adecuada es el cristianismo, con su

culto al hombre abstracto, y sobre todo en su desenvolvimiento burgués, en elprotestantismo, deísmo, etc.. En los modos de producción paleoasiático, antiguo, etc., latransformación de productos en mercancía y por tanto la existencia de los hombres comoproductores de mercancías, desempeña un papel subordinado, que empero se vuelve tantomás relevante cuanto más entran las entidades comunitarias en decadencia. Verdaderospueblos mercantiles solo existían en los intermundos del orbe antiguo, cual los dioses deEpicuro, o como los judíos en los poros de la sociedad polaca. Esos antiguos organismossociales de producción son muchísimo más sencillos y transparentes que los burgueses, (...)Están condicionados por un bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo ypor las relaciones correspondientemente restringidas de los hombres dentro del procesomaterial de producción de vida, y por tanto entre sí y con la naturaleza. Esta restricción realse refleja de un modo ideal en el culto a la naturaleza y en las religiones populares de laAntigüedad. El reflejo religioso del mundo real únicamente podrá desvanecerse cuando lascircunstancias de la vida práctica, cotidiana, representen para los hombres, día a día,relaciones diáfanamente racionales, entre ellos y con la naturaleza. La figura del procesosocial de vida, esto es, del proceso material de producción, sólo perderá su místico veloneblinoso cuando, como producto de hombres libremente asociados, éstos la hayan sometidoa su control planificado y consciente"."Ahora bien, es indudable que la economía política ha analizado, aunque de maneraincompleta, el valor y la magnitud de valor y descubierto el contenido oculto en esas formas.Sólo que nunca llegó siquiera a plantear la pregunta de por qué ese contenido adopta dichaforma; de por qué, pues, el trabajo se representa en el valor, de a qué se debe que la medidadel trabajo conforme a su duración se represente en la magnitud del valor alcanzada por elproducto del trabajo. A formas que llevan escrita en la frente su pertenencia a una formaciónsocial donde el proceso de producción domina al hombre, en vez de dominar el hombre aese proceso, la conciencia burguesa de esa economía las tiene por una necesidad natural tanmanifiestamente evidente como el trabajo productivo mismo. De ahí que, poco más omenos, trate a las formas preburguesas del organismo social de producción como los Padresde la Iglesia a las religiones precristianas.""Hasta qué punto una parte de los economistas se deja encandilar por el fetichismo adheridoal mundo de las mercancías, o por la apariencia objetiva de las determinaciones sociales deltrabajo, nos lo muestra, entre otras cosas, la tediosa e insulsa controversia en torno al papelque desempeñaría la naturaleza en la formación de valor de cambio. Como el valor decambio es determinada manera social de expresar el trabajo empleado en una cosa, no puedecontener más materia natural que, por ejemplo, el curso cambiario"."Como la forma de mercancías es la más general y menos evolucionada de la producciónburguesa - a lo cual se debe que aparezca tempranamente, aun cuando no de la mismamanera dominante y por tanto característica que adopta en nuestros días - todavía parecefácil penetrarla revelando su carácter de fetiche. Pero en las formas más concretas sedesvanece hasta esa apariencia de sencillez. ¿De dónde proceden, entonces, las ilusiones delsistema monetarista? Este no veía al oro y la plata, en cuanto dinero, como representantes deuna relación social de producción, sino bajo la forma de objetos naturales adornados deinsólitos atributos sociales. Y cuando trata de el capital ¿no se vuelve palpable el fetichismode la economía moderna, de esa misma economía que, dándose importancia, mira conengreimiento y desdén al mercantilismo? ¿Hace acaso mucho tiempo que se disipó lailusión fisiocrática de que la renta del suelo surgía de la tierra, no de la sociedad?""Si las mercancías pudieran hablar lo harían de esta manera: puede ser que a los hombres lesinterese nuestro valor de uso. No nos incumbe en cuanto cosas. Lo que nos concierne encuanto cosas es nuestro valor. Nuestro propio movimiento como cosas mercantiles lodemuestra. Únicamente nos vinculamos entre nosotras en cuanto valores de cambio.Oigamos ahora como el economista habla desde el alma de la mercancía: "El valor" - valorde cambio - "es un atributo de las cosas; las riquezas" - valor de uso -, "un atributo del

hombre. El valor, en este sentido, implica necesariamente el intercambio; la riqueza, no"."La riqueza - valor de uso - es un atributo del hombre, el valor un atributo de las mercancías.Un hombre o una comunidad son ricos; una perla o un diamante son valiosos... una perla oun diamante son valiosos en cuanto tales perlas o diamante". Hasta el presente, todavía nohay químico que haya descubierto en la perla o en el diamante el valor de cambio. Losdescubridores económicos de esa sustancia química, alardeando ante todo de su profundidadcrítica, llegan a la conclusión de que el valor de uso de las cosas no depende de suspropiedades como cosas, mientras que por el contrario, su valor les es inherente en cuantocosas. Lo que los reafirma en esta concepción es la curiosa circunstancia de que el valor deuso de las cosas se realiza para el hombre sin intercambio, o sea, en la relación directa entrela cosa y el hombre, mientras que su valor, por el contrario, sólo en el intercambio, o sea enel proceso social"

A principios de los años 80, el antropólogo Michael Taussig interpretaría, a partir de las tesis deMarx del fetichismo de las mercancías, ciertos rituales centrados en los espíritus "dueños" de lariqueza que hay en las montañas de Oruro, donde están las minas de estaño bolivianas, que habíaestudiado la antropóloga June Nash, o el contrato con el diablo que, para aumentar la productividadde los cultivos de plantaciones y, por tanto, el salario de los jornaleros agrícolas, realizan loscampesinos del valle del Cauca colombiano, donde él mismo había realizado un trabajo de campo.

Comemos la mina y las minas nos comen a nosotros, de June Nash, se refiere a cómo un mineroexpresaba la especial interacción que las gentes de Oruro mantienen con las deidades de la tierra:existe un espíritu femenino, la Pachamama, responsable del ciclo agrícola y de la fertilidad engeneral, que se asocia en el culto católico con la Virgen María, llamada allí la Virgen del Socavón, yotro masculino, Supay, Huari o El Tío, señor de las montañas, custodio de los tesoros minerales yencargado a su capricho de repartir la suerte - buena o mala -. Su imagen sentada preside todas lasminas, escudriñando con sus ávidos ojos, inyectados en sangre, todas las actividades de los mineros,cuya vida o muerte en el interior de la mina depende del cumplimiento o incumplimiento de lospactos, de los ritos propiciatorios y de las prohibiciones de su señor, El Tío.

Debido a su carácter caprichoso, cuando está enojado El Tío se come la vida de algún minero ocambia las vetas de mineral de sitio y las reemplaza a su antojo. Una discrepancia entre mineros ypatronal se produce cuando los gerentes de la empresa consideran agotado el mineral de unaexplotación: frente al posible cierre, los mineros hacen rituales a El Tío para que vuelva a colocar elestaño en sitio visible.

Tales rituales propiciatorios más que rendirle culto, pretenden establecer intercambios, tantocolectivamente, para que los humanos puedan disponer del mineral, como buscando la suerteindividual para lo que se le dan cigarrillos, coca o licores a esta figura históricamente cambiante,incluso en la manera de vestir: en el período colonial iba como si fuese un inquisidor o uncorregidor; posteriormente, cuando las empresas capitalistas estadounidenses dominaron laexplotación, se viste como si fuera un gringo con un sombrero de cowboy; al nacionalizarse laminería, aparece como un minero más; por último, cada carnaval, el día de su fiesta, brillan, relucena lo lucifer, sus ropajes dorados.

El Tío es una figura moralmente ambigua, los misioneros católicos lo asociaban a Lucifer, sinembargo Nathan Wachtel, indica que en la cosmogonía andina Supay se refería al espíritu de losmuertos, quienes, al parecer eran concebidos no como esencialmente malos, sino más bien,ambivalentes:

"Su culto, tal como era practicado por los indios, fue interpretado como diabólico, de modoque el término Supay quedó cargado con un nuevo significado, conservando al mismotiempo su ambivalencia (...) Dicho de otro modo, las relaciones entre ellos y los hombres

continúan conformándose a las reglas del intercambio, confirmadas de igual modo por elculto al diablo de las minas (El Tío), comprobado en la actual Bolivia. Ignoramos en quéépoca se desarrollaron estos ritos eminentemente diabólicos, pero se manifiestan como unareversión irónica de la evangelización: el diablo occidental entró en las relaciones andinasde reciprocidad". (Wachtel, 2001)

Michael Taussig reinterpreta los datos de June Nash y los une a los suyos sobre lastransformaciones de los antiguos campesinos del Cauca en obreros agrícolas de plantaciones, dondelos trabajadores que sobrepasan a los otros en producción y ganancias son acusados en lasmurmuraciones y cotilleos locales de haber pactado con el diablo. Según Taussig, el pacto,rechazado tanto por los dueños de las plantaciones como por los trabajadores, nunca afecta ni a lasmujeres ni a los pequeños propietarios que realizan otros rituales propiciatorios con la tierra, sinosolo a varones que trabajen por un salario en las plantaciones.

Frente a la presencia pública de El Tío, Taussig nunca encontró a nadie que reconociese haberpactado con el diablo, a pesar de lo cual en la zona se habla constantemente de pactos y se decíaque quienes lo han hecho arrastran castigos y penalidades, como que solo podrán gastar susbeneficios en lujos inútiles, en un consumo socialmente estéril. Según Taussig, en ambos pactos,tanto los mineros como los campesinos fetichizan la tierra como si fuese una cosa animada, que dasus frutos - vegetales o minerales - para usarlos - no cambiarlos - en una vida social presidida porlas relaciones de reciprocidad. También, según su interpretación, en ambas comunidades estosintercambios recíprocos se contraponen al tipo de explotación y a las prácticas capitalistas de lasminas o de la agricultura comercial, donde el modelo salarial coincide con los descrito por Marxcomo fetichismo de las mercancías.

June Nash descarta la interpretación de Taussig, porque percibe en ella una linealidad evolutivaentre el fetichismo precapitalista y el capitalista; asimismo, considera que la ambigüedad de El Tíocomo elemento cultural andino no se corresponde etnográficamente con las acusaciones de pactarcon el diablo de los jornaleros agrícolas de Cauca.

Parece que Taussig no planteaba como condición necesaria la existencia de una evolución unilinealque, a semejanza de los viejos estadios, presentase un modelo universal del progreso fetichista: sucomparación se refería a las diferencias existentes entre los viejos fetiches que canalizaban lasrelaciones sociales interpersonales existentes en lo que Marx llamaría una formación social concretay el cambio de las estructuras de poder y de relaciones entre la naturaleza, las personas y las cosasque caracteriza al capitalismo.

Resulta indudable que los rituales propiciatorios, los intercambios recíprocos y el papel de El Tío enlas minas coexisten con unas relaciones con los patronos que les pagan sus salarios siguiendo lamisma lógica del capital que Marx había simbolizado en su formulación del fetichismo de lasmercancías. Susana Narotzky lo sintetiza diciendo: la búsqueda de protección de mineros ycampesinos refleja el choque entre el fetichismo que podemos llamar clásico "donde las cosas estánvivas porque incorporan relaciones interpersonales y, en consecuencia, producen y reproducen latrama social, y el fetichismo de las mercancías, donde las cosas parecen tener vida propia,independientemente de las relaciones entre las personas y la naturaleza y están disociadas de losproducto, usuarios y contextos previos".

La ética protestante

Otras interpretaciones clásicas sobre el impacto inicial del capitalismo, más que preocuparse por los

desencadenantes, se centraron en averiguar los motivos de las personas para que sus accionescontribuyesen a que esos cambios se produjesen. Max Weber encontró en ciertas manifestaciones dela religión una guía para la acción que siguieron muchos de los primeros capitalistas.

Uno de los temas centrales de la obra de Max Weber fue la relación existente entre los valorescompartidos por los practicantes de las grandes religiones - hinduismo, judaísmo, cristianismo,islamismo, confucianismo o budismo - con cierto tipo de actitudes relacionadas con el espíritu conque se abordaba la vida - económica, social o política - mundana. Weber engloba bajo el términocapitalismo todas las relaciones comerciales que se habían dado en todo el mundo, al menos desdeque existieran ciudades-Estado, por ello, distingue varias clases de capitalismo según sus metas: losbotines bélicos, el préstamo de dinero o la realización de diversas empresas comerciales. Pero síconsidera específicamente moderno el capitalismo racional, que exige que se lo diferencie de todaslas formas anteriores; aunque no solo en su aspecto económico, lo consideraba como una forma dever el mundo. Para Weber el rasgos distintivo era su ethos o espíritu.

En su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo mantiene que la ética del trabajo quedesarrollaron ciertas sectas protestantes, particularmente los calvinistas y los pietistas, influyó en elsurgimiento de este tipo de capitalismo moderno en los países del norte de Europa: para loscalvinistas la salvación en la otra vida estaba determinada y sólo la conocía dios, sin embargo, losfieles podía interpretar el éxito mundano en los negocios como si fuese un anticipo de la gracia deser uno de los escogidos para salvarse. Esto llevó a que un número considerable de protestantes, porsu devoción religiosa, jugase un papel activo en la creación de empresas y en la acumulación deriquezas para invertir, porque buscaban señales que les indicasen que dios les favorecía. En orden acontrarrestar el fatalismo y a inducir autoconfianza, se recomendaba una actividad terrenal intensa.

Para Bordieu la base de tal actitud está en la creencia calvinista de que dios ayuda a quien se ayuday en la exaltación de las responsabilidad individual - ética que hace a un pobre responsable de supobreza - . La sociedad estadounidense ha llevado al límite lo que Weber llamó "espíritu delcapitalismo" una revolución ética, cuya encarnación paradigmática eran, por una parte, BenjaminFranklin y su concepción de convertir en deber el crecimiento del capital; y, por otra, el culto alindividuo.

Como señala Bordieu, Weber considera que Franklin expresaba en sus escritos el espíritucapitalista, cuyas virtudes tendrían que mover a la acción a todos los miembros de la sociedad.

Weber no estableció una relación causal, sino que señala la ética protestante como una de lasafinidades electivas que condujo hacia el capitalismo.

El liberalismo económico como utopía

Polanyi consideraba la sociedad engendrada por el liberalismo económico una representaciónutópica, porque, según su tesis, jamás ha existido un mercado autorregulado: en contra de todo loque dicen sus proponentes, el análisis de sus orígenes y de cómo funcionan sus institucionesmuestra que la regulación de todo el sistema procede de la intervención estatal continua yplanificada.

ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA I

II PARTE: ANTROPOLOGÍA Y ECONOMÍA

Esta segunda parte se inicia exponiendo las rupturas antropológicas que supusieron las obras y losenfoques pioneros del Ensayo sobre el don de Marcel Mauss y La gran transformación de KarlPolanyi para, posteriormente exponer las principales orientaciones teóricas que se han ocupado dela economía política de las sociedades que presentan una esfera económica indiferenciada del restode las instituciones sociales.

Rupturas antropológicas

Marcel Mauss y Karl Polanyi, de forma independiente rompieron con los discursos dominanteshasta entonces en la economía y en otras ciencias sociales. Ambos presentaron otros mundos: losdel don y los anteriores a la Gran transformación, que, a pesar de su ambigüedad conceptual,hicieron posible la constitución de un corpus académico distintivo.

La doble ruptura coincidió con dos momentos dramáticos del pasado reciente europeo:

• Mauss: el adiós simbólico de la Gran Guerra a la civilización que había dotado al comercio,durante casi todo el siglo XIX, de un rostro pacífico, fue uno de los desencadenantes de laescritura (1923-1924) y de la publicación (1925) del Ensayo sobre el don;

• Polanyi: sitúa los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo (subtítulo de La grantransformación) - el tiempo que simbolizaba tanto el triunfo de Hitler en Alemania, comolos planes quinquenales soviéticos o el New Deal en unos Estados Unidos destrozados por laGran Recesión - en la desaparición de dos pilares políticos y dos económicos que habíanacompañado el apogeo de la expansión mundial del sistema de mercado, los grandescambios culturales, étnicos, demográficos y sociales provocado por su asentamientoplanetario y la nueva forma de riqueza que había generado. Estos cuatro pilares habían sido:el Estado liberal, el equilibrio de poderes, el patrón oro y el mercado autorregulado. Su finlo había certificado la adopción de políticas estatales, como las de Hitler, Stalin o Roosevelt,que regulaban la economía después de que los mercados especulativos y los desmanesfinancieros hubiesen provocado el colapso del sistema.

Una de las enseñanzas fundamentales de ambos autores es la necesidad de seguir una perspectivaholista, ya sea mediante la noción maussiana de hecho social total o la de incrustación de Polanyi.

Mauss y Polanyi

Caracterizaron las complejas relaciones sociales en las que se insertan como opuestas a lasexistentes en las sociedades capitalistas modernas en dos aspectos:

1. Se trata de relaciones sociales frente a las de contrato2. Son relaciones sociales entre las personas y los bienes frente a las mercancías

Estas distinciones entre el bloque reciprocidad - relaciones sociales, por una parte y, contrato -mercancías, por otra, han marcado el camino teórico seguido por la mayor parte de antropólogosposteriores, porque indican la especificidad de los dones y de las relaciones de reciprocidad frente alas del mercado.

En su formulación se pueden desentrañar una doble vertiente: la comparación entre otras sociedades(Boas, Malinowski y Thurnwald) y la suya propia, ese viaje de ida y vuelta como base de lasformulaciones teóricas, y la relación entre el rechazo al capitalismo y el análisis histórico -etnográfico de cuáles habían sido las bases y las consecuencias sociales de ese sistema.

En ambos autores los conceptos de don o de reciprocidad aparecen ligados tanto a sus propiasconcepciones morales y políticas, que se hacen inseparables de lo que ambos considerabanproblemático en sus propias sociedades, como a la relación analítica de estas relaciones sociales enotro tipo de sociedades.

Esta doble vertiente aparece con toda claridad en el ensayo de Mauss, donde en su última parteexpone un modelo de socialismo corporativo, en el que debería reinstaurarse la moral del don,uniendo así su proyecto político a las distintas formas del don analizadas en la primera parte.

Mauss y el ensayo sobre el don

Marcel Mauss abrió un nuevo campo de estudio a los antropólogos: el de los sistemas dedonaciones y contradonaciones que se producen en distintos sistemas sociales y que todosreconocemos en las palabras gracias, regalos, presentes, dones o dádivas. Se trata de un estudiocomparativo de cómo y por qué se intercambian regalos en diferentes sociedades primitivas,arcaicas, y que incluso persisten en la nuestra de manera restringida.

"los intercambios y los contratos tienen lugar en forma de regalos que, en teoría, sonvoluntarios, pero que, en realidad, se dan y se devuelven obligatoriamente"

Contrariamente a lo que se suele interpretar, el objeto del ensayo no es la reciprocidad como tipoestructural: los movimientos de bienes que analiza en algunos casos pueden clasificarse comorecíprocos, pero en otros pertenecen a otro tipo de relaciones.

"En estos fenómenos sociales «totales», como nos proponemos denominarlos, semanifiestan a la vez todo tipo de instituciones: las religiosas, jurídicas y morales que sonpolíticas y familiares al mismo tiempo; así como las económicas, que suponen formasespeciales de producción y consumo, o más bien de prestación y de distribución; sin contarlos fenómenos estéticos a que dan lugar estos hechos y los fenómenos morfológicos quecaracterizan a estas instituciones"

Desde un punto de vista etnográfico Mauss no incluye en su muestra ejemplos significativos desociedades carentes de mecanismos formales que canalicen la transmisión del liderazgo: casi no seocupa de los pueblos más igualitarios, donde las relaciones sociales se basan más en compartir queen cumplir las obligaciones del don. Sus principales datos provienen de sociedades de rango - yasean de jefaturas, tipo Kwakiutl, de grandes hombres como los Trobriand, o de las sociedadeshistóricas de los imperios arcaicos -. Por eso, el don también forma parte de las relacionesredistributivas de los jefes, de los regalos entre autoridades y jefes clánicos o de las antidorales de laamistad desigual.

"Hemos seguido un método preciso de comparación. En primer lugar, como hacemossiempre, hemos estudiado nuestro objeto en ciertas zonas específicas y seleccionadas:Polinesia, Melanesia, el Noroeste americano y en otros sistemas de derecho importantes.Después, hemos escogido sólo aquellos sistemas de derecho que, gracias a los documentos yal trabajo filológico, nos daban acceso a la propia conciencia de las sociedades, porque aquíestamos tratando de conceptos y de ideas. Esto ha limitado el campo de nuestrascomparaciones. Por último, cada estudio se ha centrado en sistemas que nos hemos obligadoa describir íntegramente; renunciando, así, a una comparación continua donde todo semezcla y donde las instituciones pierden su color local y los documentos su saber."

El tema central del ensayo es la circulación de los dones, las obligaciones entre grupos que dan,

reciben o los devuelven y el amplio espectro de relaciones sociales que entablan las partes entre sí yque, a la larga, legitiman la creación de alianzas, redes de ayuda mutua, desigualdades, procesoscompetitivos o las múltiples identidades de los distintos grupos.

"En la economía y en el derecho que nos han precedido, jamás se constatará que losintercambios simples de bienes, de riquezas y de productos durante una transacción seanllevados a cabo por individuos. En primer lugar, no son los individuos, sino lascolectividades las que se obligan mutuamente, intercambian y contraen obligaciones. Laspersonas presentes en los contratos son personas morales: clanes, tribus y familias que seenfrentan y se oponen entre sí, ya sea en grupos, cara a cara en el terreno, ya searepresentados por sus jefes, o combinando ambas formas".

Mauss denomina al sistema un hecho social total porque no se refiere a una institución que tenga uncarácter particular, sino que las cadenas de prestaciones y contraprestaciones son al mismo tiempopolíticas, jurídicas, económicas, de parentesco, morales, religiosas, de etiqueta y estéticas. En todaslas sociedades hay numerosos intercambios que se producen bajo la forma de regalos voluntarios,aparentemente fruto de la generosidad, pero que, contemplados como una totalidad social, se hacen,se reciben y se devuelven obligatoriamente.

"De todos estos temas tan complejos y del múltiple flujo de cosas sociales queremos tomaraquí en consideración un solo rasgo, profundo pero aislado: el carácter voluntario, por asídecirlo, de estas prestaciones que parecen libres y desinteresadas, pero que son obligatoriase interesadas. Estas prestaciones casi siempre han tomado la forma de un presente, de unregalo dado generosamente, incluso cuando en el gesto que acompaña la transacción, no haymás que ficción, formalismo y farsa social, y cuando, en el fondo, lo que encontramos esobligación e interés económico.""Proponemos denominarlas sistema de prestaciones totales. El tipo más puro de estasinstituciones nos parece que está representado por la alianza de dos fratrías en las tribusaustralianas o en las norteamericanas, donde los ritos, los matrimonios, la herencia debienes, los lazos del derecho y los del interés, los rangos militares y sacerdotales soncomplementarios y suponen la colaboración de las dos mitades de la tribu. Por ejemplo, losjuegos se rigen especialmente por ellas. Los Tlinkit y los Haida, dos tribus del noroesteamericano, expresan profundamente la naturaleza de estas prácticas, cuando dicen que «lasdos fratrías se muestran el respeto».

¿Por qué consideramos el Ensayo innovador y parte de una ruptura? Porque la existencia de estosintercambios desmonta la ilusión de que haya existido una "economía natural", como conjeturabanlos primeros economistas, sin fundamento empírico, cuando para justificar el modelo de mercado,necesitaban un primer estadio evolutivo que diera cuenta de la disposición natural al trueque de todala especie humana. La ruptura viene de su afirmación de que los intercambios que siempre hahabido en todas las sociedades no lo eran meramente de bienes y riquezas, de objetos útileseconómicamente, sino de una mezcla extraña de intercambios que se daban entre distintascolectividades, no entre individuos, y que incluían invitaciones a banquetes, prácticas rituales,reglas de etiqueta, servicios militares y de trabajo, alianzas matrimoniales con mujeres o varones deotros grupos, danzas o fiestas ceremoniales.

"Por una parte llegaremos a conclusiones de tipo arqueológico, relativas a la naturaleza delas transacciones humanas en las sociedades que nos rodean o que nos han precedido.Describiremos el fenómeno del intercambio y del contrato en sociedades que, en contra delo que se ha pretendido, no carecen de mercados económicos, ya que, a nuestro parecer, elmercado es un fenómeno humano que se produce en todas las sociedades conocidas, aunqueel régimen del intercambio sea distinto del nuestro. Estudiaremos el mercado antes de que

apareciese la institución del mercader y su principal invento, el dinero propiamente dicho.""Parece que no ha existido jamás, ni en un periodo cercano al nuestro, ni en las sociedadesmal llamadas primitivas o inferiores, nada que se parezca a lo que se denomina «EconomíaNatural». Por una rara pero clásica aberración, se ha elegido para caracterizar a este tipo deeconomía los textos de Cook relativos al intercambio y al trueque entre los polinesios.""El don implica necesariamente la noción de crédito. La evolución en el campo del derechode la economía no ha consistido en pasar del trueque a la venta, y de la venta al contado alcrédito. Sino que, a partir de un sistema de regalos que se dan y se devuelven dentro de unplazo, ha surgido tanto el trueque al simplificarse y al reducirse los tiempos que en unprincipio estaban más distanciados, como la compra-venta, ya sea a plazos, al contado o acrédito."

La circulación de riquezas es solo uno de los términos de un intercambio más general y permanenteque, como afecta al resto de las instituciones, genera lo que Mauss denomina prestaciones totales:cada regalo es parte de un sistema en el que, además de lo intercambiado, el honor del que da secomunica con el del que lo recibe. Sin embargo, la existencia del don no remite a una visiónbenéfica - digna del buen salvaje ilustrado y romántico - de la sociedad donde se produce,contrapuesta a la destrucción cultural que representa el sistema de mercado: el don forma parte dede las sociedades, enlaza grupos y forma parte de alianzas, pero también de rivalidades, conflictos ydesigualdades.

Las tres obligaciones del don

Mauss establece que la obligación de dar, la obligación de recibir y la obligación de devolverforman parte de la vida social, a la vez que establecen la dimensión de la comunidad: sin una moralde responsabilidad universal con los extraños no hay obligaciones.

"La vida material y moral y el intercambio, funcionan bajo una forma que es al mismotiempo desinteresada y obligatoria. (...) En realidad, este símbolo de la vida social —lapermanente influencia de las cosas intercambiadas— no hace sino traducir casi literalmentecómo los subgrupos de estas sociedades segmentadas de tipo arcaico, están constantementeimbricados los unos en los otros y cómo sienten que se deben todo."

Incluso las ofrendas y sacrificios a los dioses siguen una situación análoga, aunque más complejaque la encerrada en la fórmula do ut des: se ofrece algo a cambio de algo. Los dones a los dioses y alos humanos compran la paz, alejan los malos espíritus e influencias y se insertan también en unacadena de prestaciones y contraprestaciones.

Godelier resume: "uno está obligado a dar, porque el dar obliga a la otra parte y uno está obligado aaceptar, porque rechazar un don es quizás entrar en conflicto con el que lo ofrece". Para explicar laobligación de devolver, recurre a una explicación melanesia - el hau -, según la cual, el espíritu deldonante permanece en el objeto donado.

Annete Weiner interpreta la tercera obligación, hablando de "la paradoja de dar, mientras seguarda", porque como las cosas que se dan mantienen el espíritu de su antiguo propietario, comodice el hau, y tienden a regresar a él. Para muchos autores, esta interpretación pretende librarse dela moral de la reciprocidad o de las obligaciones del don.

Bases etnográficas del EnsayoLas bases principales son los trabajos del etnógrafo alemán Richard Thurnwald sobre los Banaro,los de Boas sobre los Kwakiutl y los de Malinowski sobre los Trobriand.

Harry Liebersohn, hace notar que estos "notarios del don", no fueron capaces de encajarlo opracticarlo en sus trabajos de campo. A ninguno de los tres se les ocurrió integrarse en algúncircuito del don, ni considerar sus experiencias económicas en el campo, un tema central y deinterés permanente en la antropología.

Los datos con los que Mauss tejió su ensayo fueron fundamentalmente los suministrados por Boas yMalinowski para los dos casos que analiza con más detalle: el potlacht y el kula, en los que Maussencuentra como elementos comunes las tres obligaciones y como elementos específicos la forma deestablecer la competencia: agonística en el caso del potlacht, y la complejidad de todas lasrelaciones que confluyen en el intercambio de dones en las Trobriand.

El potlacht, que significa alimentar, consumir, es un complejo sistema de intercambios que Maussdenomina agonístico, por su rivalidad exasperada y su inmensa destrucción de riquezas. El kula,que significa círculo, los intercambios son de carácter noble, reservados a los jefes, y perfectamentedistinguibles del comercio, para Mauss es el caso extremo del intercambio de dones.

La moral del don en la sociedad de mercado

Para Mauss no resultó problemático establecer en sus conclusiones un vínculo entre el análisis deldon en las sociedades primitivas y arcaicas y el proyecto político-moral de revitalizar este mismotipo de relaciones, que han persistido, incluso en la Europa de los años veinte.

A partir de aquí Mauss propone una serie de medidas que se pueden considerar políticas, perotambién como fundamento moral de la política, surgidas de una concepción del don como valormoral. Se observa la influencia de Durkheim, que transmitió unas ideas ideas sobre la moral queoscilan entre dos polos: a veces, como sinónimo de lo social, y otras, como el aglutinante necesariopara que surja una arena que funcione como una institución intermedia entre el Estado y elindividuo. Como sinónimo de los social, la moral entra de lleno en lo que Evans-Pritchard llamó"metafísica sociológica" de Durkheim, una de cuyas principales manifestaciones era que lo socialera simultáneamente demasiado amplio y demasiado restringido. En Mauss, aunque con matices seobserva esta polarización: la moral se confunde con lo social cuando analiza el papel que comofundamento de la sociedad tenía el triángulo de las normas (jurídicas, morales y religiosas), cuyadescripción coincidiría con los hechos sociales totales. Por otra, cuando considera los mismosfundamentos en la sociedad moderna sin religión y las normas son jurídicas y morales, el socialismose convierte en uno de los aglutinantes morales de la sociedad. También se puede considerar queotorgó la categoría de valor a la reciprocidad como un intento de construir el fundamento de unanueva moral para una sociedad en busca de instituciones intermedias.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

ACERCA DE LAS COSAS QUE SE DAN, DE LAS COSAS QUE SE VENDEN Y DE LASCOSAS QUE NO HAY QUE VENDER NI DAR, SINO QUE HAY QUE GUARDAR: UNA

REEVALUACIÓN CRÍTICA DEL ENSAYO SOBRE EL DON DE MARCEL MAUSS Maurice Godelier

"El hombre no vive en sociedad como los otros animales sociales, produce sociedad para vivir.Pero, observar, vivir con los demás, dialogar con ellos, observar lo que hacen, oír lo que dicen,comprender sus silencios, no significa identificarse totalmente con el otro, hacer de su verdad laúnica verdad, como si cada uno de nosotros ignorase las distancias que existen entre principios yprácticas, palabras y actos, como si no se supiera que todo orden social debe legitimarse paraperpetuarse y que en ese trabajo de justificación muchos aspectos del funcionamiento real de la

sociedad son ocultados, negados o disfrazados, transfigurados."

"Después de la guerra había visitado Rusia, donde se edificaba el poder comunista, y a su regreso sehabía convertido en opositor al bolchevismo por dos razones: por querer construir una economíaque prescindiera del mercado y por recurrir sistemáticamente a la violencia para transformar lasociedad 3 . Pero en el Ensayo sobre el Don , Mauss critica sobre todo al liberalismo, no aceptandoque la sociedad se encierre cada vez más en lo que llama «la fría razón del comerciante, delbanquero y del capitalista». A modo de precursor diseña, en 1921, quince años antes de que elFrente Popular se imponga en Francia en 1936, un programa «socialdemócrata» en el que pide queel Estado otorgue a los que trabajan la ayuda material y la protección social que el salario no ofrece.Pero Mauss demanda también a los ricos y a los poderosos que muestren la misma generosidadinteresada practicada por los jefes melanesios o los nobles Kwakiutl y que habían igualmentellevado a cabo los jefes celtas o germánicos en el pasado europeo. Porque, después de siglos decristianismo, pensaba que la «caridad es todavía humillante para quien la recibe».

"Hoy, de manera paradójica se retorna a la caridad y de nuevo el don vuelve a ser socialmentenecesario. En los países más ricos del planeta, los que están en el centro del sistema mundialcapitalista, día tras día se excluye de la economía a millones de personas."

"Hacemos una relectura de Mauss por cierto, pero no un retorno a Mauss porque, como lo veremos,en su obra muchos problemas quedaron sin respuesta y muchos hechos mencionados no fueroncuestionados ni por él ni por sus comentadores, (...) Entre estos hechos, hay uno mencionado porMauss pero del que éste no extrae las consecuencias posibles. Se trata del hecho de que, entre losindios Kwakiutl y sus vecinos de la costa noroeste de América del Norte, los objetos más preciososeran las célebres piezas de cobre que jamás entraban a formar parte de los potlatchs . Esas piezas decobre se consideraban como sagradas y estaban inmovilizadas en los tesoros de los clanes y de lastribus. En otras palabras, al lado de los objetos preciosos que se pueden dar e incluso vender, existíaotra categoría de objetos, los objetos sagrados, que había que conservar. El análisis de este hecho nofue realizado ni por Mauss ni por Lévi-Strauss, para quien toda vida social es intercambio —demujeres, de bienes y de palabras—, intercambios que son los fundamentos de la economía y de lacultura."

Para Mauss, ¿qué es un don?

"Es un acto que al mismo tiempo instaura una relación doble entre el donante y el receptor. Dar escompartir voluntariamente lo que se tiene o lo que uno es. Un don forzado no es un don. El donvoluntario aproxima al donante y al receptor y por ser voluntario crea una deuda a quién lo recibe,es decir, genera las obligaciones de recibir y de devolver o de volver a dar a su vez. Por lo tanto eldon produce dos cosas al mismo tiempo, acerca y pone ambas partes a distancia. Instaura unadisimetría, una jerarquía, entre el que da y el que recibe, puesto que, para que haya don, esnecesario que lo dado sea aceptado. Desde Mauss se instaura como principio de análisis el hecho deque el don no es un acto que pueda ser estudiado aisladamente, sino que forma parte de un conjuntoque nace del encadenamiento de tres obligaciones, la de dar, la de aceptar el don y la de devolvercuando uno aceptó."

"... según Lévi-Strauss, desgraciadamente Mauss había abandonado en el resto de su Ensayo sobreel Don los principios metodológicos propuestos al considerar como una explicación científica de laobligación de «devolver» una ideología indígena particular. Una ideología que se encuentra en losdiscursos del sabio Tamati Ranaipiri, de la tribu de los ngati-raukawa, quien había contado aletnólogo Elsdon Best las creencias de los Maori en la existencia de un espíritu (hau) en el objetodado, espíritu que obligaría a quien recibe a devolver el objeto dado o algo equivalente a lo que selo entregó (estos propósitos fueron recogidos por Elsdon Best en 1909). En resumen, según Lévi-

Strauss, Mauss se dejó «engañar» por una ideología indígena, compleja y sutil, según él 6 . No era,sin embargo, la primera vez que un etnólogo caía en tal trampa."

"Según Lévi-Strauss, cuando el espíritu humano no puede explicarse las cosas, inventa conceptosvacíos que expresan directamente las estructuras inconscientes del espíritu y son la prueba delorigen simbólico de la sociedad. De hecho, las nociones de hau, mana o manitu demostrarían lasupremacía del lenguaje, de lo simbólico sobre lo imaginario, y a su vez la supremacía de losimbólico sobre lo real. Incluso en el límite, los símbolos serían más reales que las realidades quesimbolizan. Veremos, sin embargo, que existen otras explicaciones posibles para estos conceptos yque si hubiera que elegir una prioridad sería más bien la de lo imaginario sobre lo simbólico que ala inversa."

"Pero ¿por qué cuando un don es aceptado es necesario devolverlo? Mauss propuso una explicaciónque reposaba principalmente en razones ideológicas, es decir en creencias místico-religiosas. Loque llevaría a quien lo recibió a devolver un don sería una fuerza, un «espíritu» presente en elobjeto recibido y que lo obligaría a volver a manos de su primer propietario. Pero, ¿de qué espírituse trata? Leyendo cuidadosamente a Mauss parecería que a sus ojos los objetos están habitados nopor uno sino por dos espíritus. Ante todo, el de quién lo poseyó primero y luego lo donó. De algunamanera, es el donante quien se encuentra presente en la cosa dada. Además el objeto en sí poseeríaun alma y sería como una persona que tiene el poder de actuar sobre otras personas. Retornando porsu cuenta estas creencias maoríes, Mauss quería demostrar que el objeto dado no estaba realmentealienado, sino seguía unido a su propietario, y por lo tanto, paradójicamente, era a la vez inalienabley alienado."

"Quizá sea otra la explicación y el dualismo implícito en el objeto donado podría encontrarse en elhecho de que lo rigen dos principios del derecho: un derecho inalienable de propiedad y un derechode uso alienable. Cuando se da un objeto, lo que se conserva es la propiedad, lo que se cede es elderecho de utilización para otros dones pero no para otros usos. Esta interpretación es la queproponen los habitantes de las islas Trobriand para explicar el funcionamiento de su sistema deintercambio ceremonial, el famoso kula que le sirvió a Mauss como ejemplo melanesio simétricodel potlacht americano."

Los dones como prestaciones totales

"... cuáles son los dones que interesaron a Mauss y que fueron por él analizados. Son los quedenomina «prestaciones totales», que no son dones individuales sino que implican a grupos opersonas en tanto que representantes de esos grupos. (...) Le interesan los dones que sonsocialmente necesarios para producir y reproducir las relaciones sociales, el tejido de una sociedad,las condiciones sociales de la existencia de cada uno en una sociedad determinada. (...) Llama«totales» a estas prestaciones y la palabra designa para él dos cosas distintas. La primera, que el donsea un acto con múltiples dimensiones, de carácter económico, político, religioso, artístico, es decircon la capacidad de condensar en sí mismo muchos aspectos de la sociedad. La segunda, que el don,al arrastrar «contradones» que movilizan las riquezas y la energía de numerosos grupos eindividuos, ponga en movimiento a toda la sociedad y se presente como un mecanismo y unmomento esencial en su reproducción. Mauss distinguía además dos tipos de prestaciones totales,distinción que fue olvidada más tarde: unas, que llama «no agonísticas» y otras «agonísticas» (delgriego agon, combate)."

El punto de partida de su análisis: las prestaciones totales no agonísticas"Mauss indica claramente —y esto se silencia generalmente— que el punto de partida de su análisisse hallaba en los dones no agonísticos, a cuyo estudio no se iba a dedicar en su libro. Pero esteanálisis se encuentra, por ejemplo, en las notas del Manuel d’Ethnographie publicado en 1947. Nos

da allí como ejemplos los intercambios de bienes, de ritos, de nombres, que pueden existir entre losgrupos y los individuos que componen cada una de las dos mitades en el seno de sociedadesdualistas."... volver a dar no es devolver, cosa difícil de entender para un occidental. (...) En última instancia,este tipo de prestaciones recíprocas conduce finalmente a la redistribución, de manera relativamenteigualitaria, de los recursos de los grupos que componen la sociedad, pudiendo ser estos recursosseres humanos, mujeres y niños, o bienes, trabajos y servicios. Dentro de esta lógica una mujer valeuna mujer, la muerte de un guerrero es compensada por la muerte de otro guerrero y la esfera deequivalencias entre los objetos y entre los sujetos, entre las riquezas materiales y los seres humanos,vivos o muertos, es limitada."

Dones y contradones agonísticos: el potlacht

"El potlatch, y en general los dones y contradones agonísticos, ponen en juego una lógicatotalmente distinta. Mauss señala que se trata de una verdadera «guerra por las riquezas», destinadaa conquistar títulos, estatus, poder, y en la que la rivalidad sobrepasa a la generosidad: es el acto dedonar y de donar más que los demás lo que realmente cuenta. Como él mismo señala, se trata deotra «economía y moral del don». (...) El potlatch es, por lo tanto, un práctica que permite acceder oconservar un poder, y el medio para acceder a él es la acumulación y la redistribución de inmensascantidades de bienes de subsistencia consumidos durante los festines, así como también laacumulación de objetos preciosos como, por ejemplo, las placas de cobre incisas. (...) Ya no estamosen la lógica de las prestaciones totales no-agonísticas, que implican una distribución relativamenteigual de los recursos necesarios para la reproducción de los grupos sociales. Aquí varios gruposcompiten, pero sólo uno gana. Una deuda se anula cuando se devuelve más de lo que se recibió. Setrata de donar con la intención de romper la reciprocidad de los demás. La situación ideal es que, alfinal, un clan haya dado tanto que nadie pueda devolver, quedando así solo, sin posiblescompetidores. La deuda es de nuevo esencial para la lógica del don: pues su finalidad es ser anuladacon un contradón más importante. Esto genera una incesante espiral de dones y contradones quearrastra consigo a toda la sociedad."

"... volvamos a las tesis de Mauss sobre la existencia de un espíritu que está en los objetos así comosobre la distinción entre cosas y personas que caracterizaría a los universos sociales y mentales demuchas sociedades no occidentales. (...) Mauss, ya lo hemos visto, quería comprender porqué unobjeto dado debía retornar a su donador o una cosa equivalente debía ser devuelta. Las nuevasinvestigaciones de campo sobre los conceptos indígenas y los mecanismos de funcionamiento delkula —el amplio sistema melanesio de intercambio de bienes preciosos que operó simétricamente alejemplo del potlatch—, nos permiten entender cómo una cosa dada puede ser alienada por supropietario y seguir siendo de su propiedad. (...) Pero como ya dijimos fue necesario esperar losresultados de las nuevas investigaciones hechas a partir de la década de 1970 por Annette Weiner,Frederick Damon, Nancy Munn, Jerry Leach, John Liep y otros en una docena de sociedades todasellas pertenecientes al Kula-ring. Se llegó entonces a la conclusión de que la práctica del kula descrita por Malinowski era laexcepción y no la regla. En Kiriwina, la isla donde Malinowski la observó, solamente losaristócratas y los hombres de alto rango tenían derecho a consagrarse al kula y no así la gentecomún, a cuyo alcance no se encuentra ascender o cambiar de estatus mediante intercambiosexitosos. Pero esto tampoco sucede así en otras partes. ¿Cuáles son los objetos intercambiados en elkula? Ante todo caracolas trabajadas, es decir abrillantadas, horadadas y que se presentan comocollares o como pulseras. Estos objetos son clasificados en siete rangos con valores diferentes: laregla del juego establece que no se puede cambiar una pulsera por otra pulsera o un collar por otrocollar, sino que se intercambia una pulsera de un rango determinado por un collar del mismo rangoo a la inversa. Por lo tanto, en este «juego» nunca es el mismo tipo de objeto el que ocupa el lugardel objeto dado. Es decir, no es el espíritu presente en un objeto el que impulsaría al que lo recibe

como don a devolverlo a su primer propietario."

"Un importante descubrimiento es la noción de kitoum. ¿Qué es un kitoum? Se puede definir comolas pertenencias de un linaje e, incluso, las de un individuo: canoas, caracolas, hojas de hachas depiedra, etc. Como kitoum, sus propietarios pueden utilizarlos en distintos contextos con diferentesusos. Pueden servir para compensar la muerte de un enemigo o como bridewealth para obtener unaesposa, o intercambiarlos a cambio de una canoa grande, etc. Pero pueden también inscribirse enuna de las rutas del intercambio kula, en una keda. Apenas un collar penetró en una ruta del kula —pasando de manos de su propietario a un primer receptor— se transforma en vaygu’a, es decir en unobjeto que en adelante sólo puede ser utilizado para los intercambios kula. Pero sigue siendopropiedad del primer donante, quien puede en cualquier momento reclamarlo al que lo poseeprovisoriamente y sacarlo del kula. Lo que prácticamente nunca sucede. Sin embargo, el hecho de que teóricamente esto sea posible indica claramente la naturaleza de larelación entre el propietario, primer donante, y el objeto dado. Lo cedido al dar el objeto no es suderecho de propiedad sino el derecho de utilizarlo para hacer otros dones. Nadie, entre cuyas manospasará el objeto precioso podrá utilizarlo como kitum y servirse de él para compensar un asesinato opara conseguir una esposa. ¿Entonces, cómo vuelve el objeto a su propietario? Nunca vuelve, lo quevuelve en lugar de un collar es una pulsera de rango equivalente cedido por alguien que fue sudueño al principio y que decidió cambiarla por el collar. La pulsera recorre entonces en sentidocontrario toda la cadena de intermediarios acabando finalmente entre las manos del propietario delcollar que se lo apropiará como kitum y con este acto terminará la ruta (keda) de los intercambios."

"Por lo tanto, se trata efectivamente de una regla de derecho que explica que los bienes preciososque circulan en los dones tengan un uso alienado y al mismo tiempo sigan siendo la propiedadinalienable del donante originario. Lo que el derecho no explica es por qué este principio se aplica alos objetos preciosos y no a los objetos sagrados que son a menudo del mismo tipo, caracolas raraso piezas de cobre muy antiguas. Vimos antes que los objetos preciosos poseen un valor imaginarioque no se confunde con el trabajo necesario para descubrirlos o fabricarlos ni con su relativaescasez. Este valor imaginario traduce el hecho de que pueden ser intercambiados por la vida, queson considerados equivalentes de los seres humanos."

"Antes de continuar concluiré este análisis del potlatch y de las demás formas ceremoniales decontradones agonísticos, proponiendo la siguiente hipótesis que Mauss no había formulado: lahipótesis de que tales formas de competición sólo emergen si se presentan dos condicionessociológicas e ideológicas. Por un lado, es necesario que el casamiento no se limite al intercambiodirecto de mujeres sino que la práctica del bridewealth, es decir, del intercambio de mujeres contrariquezas se generalice. A partir del momento en que se intercambian mujeres por riquezas, se haceposible «una verdadera economía política del parentesco». Las riquezas procuran mujeres y lasmujeres procuran riquezas. Las mujeres se convierten ellas mismas en riqueza. Por otro lado, esnecesario que una parte de las posiciones de poder en la sociedad, en el campo político, seaaccesible por acumulación de riquezas redistribuidas por los grupos y los individuos en competiciónpor el poder bajo forma de dones ceremoniales. Donar siempre más, redonar siempre más: esta es lafórmula del sistema que sin cesar lo empuja hacia sus límites. Cuando estos dos tipos de relacionessociales se combinan en una misma sociedad, se reúnen las condiciones para que emerjan lasprácticas del potlatch. Sin embargo, las sociedades que tienen potlatch no son tan numerosas comolo imaginaba Mauss, quien encontraba en ellas una forma muy frecuente de economía de transiciónentre las sociedades primitivas con dones no antagonistas y las sociedades mercantiles. Hoyconocemos otros ejemplos de dones competitivos, en Nueva-Guinea, en Asia, etc. que Mauss noconocía, si bien no son muchos y no son parangonables con la presencia múltiple de los dones no-agonísticos."

Cosas que no hay que ver, ni dar, sino que hay que guardar: los objetos sagrados

"Los objetos sagrados se presentan como dones que los dioses o los espíritus habrían hecho a losantepasados del hombre y que sus descendientes, los hombres actuales, no deben darlos sinoconservarlos preciosamente. Es para ellos tanto un elemento esencial de su identidad como unafuente de poder en la sociedad, poder que pueden ejercer sea para favorecer a los demás, sea paraperjudicarlos. El objeto sagrado, a diferencia del objeto precioso, es inalienable e inalienado."

"En definitiva, un objeto sagrado es un objeto material que representa lo irrepresentable, que remitea los orígenes de las cosas y es testigo de la legitimidad del orden cósmico y social que sucedió altiempo y a los acontecimientos desde los orígenes. Un objeto sagrado no es bello como lo son losobjetos de valor que se intercambian en los potlatch. Es más que hermoso, es sublime, porque ponea la humanidad en presencia de las potencias que ordenan al mundo más allá de lo visible. Losobjetos sagrados no son símbolos para los que los manejan y los exhiben, son la presencia real delas potencias que son la fuente de los poderes que encierran".

"... El objeto sagrado se presenta entonces como la síntesis «material» de los componentesimaginarios y simbólicos de las relaciones que organizan a las sociedades reales."

"En esta perspectiva se podría plantear la hipótesis de que el monopolio de los objetos sagrados, delos ritos y de otros medios imaginarios de acceder a las potencias que controlan el cosmos y lasociedad, debieron lógica y cronológicamente preceder la emergencia de castas o de clases,controlando también los medios materiales que producen la vida y las riquezas, la tierra y susrecursos, los individuos y su fuerza de trabajo."

"Para acabar con el problema de la naturaleza de los objetos sagrados es necesario ir más lejos ycomprender que constituyen un testimonio extremo de la opacidad necesaria para la producción y lareproducción de las sociedades. En el objeto sagrado, los hombres que lo fabrican estánsimultáneamente presentes y ausentes, presentes en una forma tal que disimula el hecho de que loshombres están en el origen mismo de lo que los domina y a lo que rinden culto. Es la mismarelación que los hombres tienen con el dinero cuando funciona como capital y parece ser capaz porsí mismo de autorreproducirse y de engendrar —por sí mismo— dinero."

Conclusión

"Quizá pudiéramos concluir presentando una hipótesis general sobre la naturaleza de las sociedadeshumanas, ya que los hombres no sólo viven en sociedad sino que producen sociedad para vivir. Meparece que para producir una sociedad es necesario combinar tres bases. Hay que dar ciertas cosas,hay que vender o intercambiar otras y algunas hay que conservarlas en lo posible. En nuestrassociedades vender y comprar se transformaron en actividades dominantes. Vender es operar unaseparación total entre las personas y las cosas, dar es siempre conservar algo de la persona en lacosa dada. Guardar es no separar las cosas de las personas porque en esa unión se afirma unaidentidad histórica que hay que transmitir, al menos hasta que desaparezca."

"Contra los que tienen dudas quisiera decir finalmente que la antropología, es capaz de acumulardescubrimientos que revelan procesos y lógicas de las cuales los propios actores no tienenconciencia o al menos una conciencia clara. Los hombres producen permanentemente doblesimaginarios de si mismos pero no pueden —o no quieren— reconocerse en sus dobles. De ahí laimportancia crítica de la antropología y de las ciencias sociales. Nuestro trabajo consisteprecisamente en intentar, con otros, encontrar al hombre allí donde se halla, en el origen de símismo."________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

ACERCA DE UN POSIBLE MALENTENDIDO SOBRE LA OBLIGACIÓN DERECIPROCIDAD

Ignasi Terradas i Saborit

"... Se trata de cómo al concebirse el concepto teórico de reciprocidad se ha partido de unaconfusión entre su práctica excepcional y la normal, entre su opcionalidad más o menos ideal y suobligación gravosa, o también, entre su uso y su abuso. Al haber ocurrido esto, las interpretacionesteóricas han acudido a buscar explicaciones para la normalidad de lo anormal (reglas prescriptivas,«totalitarias», de reciprocidad, representando sociedades esclavizadas por la obligación dereciprocidad), y a interpretar un dato etnográfico de Edward Horace Man sobre los andamanesescomo una utopía de alcance universal que desea liberarse de la obligación de reciprocidad.

Proponemos una reconstrucción histórica y una contextualización etnográfica más precisa paradilucidar esta cuestión. ¿Ha existido realmente un deseo utópico para liberarse de la reciprocidad?

Toda la tesis del libro de Annette Weiner descansa sobre la premisa de una negación real de lareciprocidad en determinadas sociedades —en el entendido de considerarla gravosa—, y a la vez,acudir a ella, dando lugar a lo que Weiner denomina la paradoja de guardar mientras hay que dar.

A nosotros nos parece que este enunciado teórico es falaz: se trasmuta a sociedades regidas por elprincipio de la reciprocidad la esperanza de librarse de dicho principio, como si les pesara porquerer ser individualistas y librecambistas a la manera occidental. El ejemplo andamanés muestra locontrario: les pesa un exceso de la regla de reciprocidad precisamente por culpa del impactocolonial, y rechazan la falta de reciprocidad que los blancos les quieren introducir por estimar quees una ofensa gravísima contra sus espíritus, y que es la que en realidad —también al claudicar losandamaneses colaboracionistas— causa la muerte de la vida humana y social del puebloandamanés.

Resulta significativo que la teoría de ese querer librarse de la reciprocidad haya ido aparejada con larepresentación de la inalienabilidad de las cosas preciadas. Es decir que la argumentación de Weinerconjuga en su trasfondo ideológico el individualismo librecambista con el posesivo y atesorador.Esta es una conjunción típica de la Economía política capitalista. No es nada contradictoria: elbeneficio comercial y la propiedad privada resuelven la contradicción aparente.

Ahora bien, la argumentación de Weiner confunde la «inalienabilidad» de objetos de gran valorsimbólico con la de gran valor de cambio.

Las generalizaciones que criticamos proceden de la concepción de la reciprocidad como dogmaanálogo al dogma del librecambio.

La concepción dogmática de la reciprocidad ha desarrollado todo un corolario de generalizacionessobre la «inalienabilidad» de las cosas que se valoran como don, y ha dado lugar también a laconfusión de la reciprocidad de don con la reciprocidad de contrato. Weiner es de las antropólogasque ha sostenido dicha generalización y confusión con más autoridad.

La reciprocidad de don es aquella que se explica por las tres acciones de Mauss: saber dar, saberrecibir y saber retornar según determinados contextos sociales y culturales. Mientras que lareciprocidad de contrato radica exclusivamente en la obligación de cumplir con una materia

determinada y sólo con ésta. Y aunque para cumplir con esa materia se evoquen o conjurensentimientos morales de reciprocidad y vínculos personales estables, propios de otros compromisos,tal maniobra no sostiene la existencia social y sociable de la reciprocidad de don.

En comparación sociológica, la reciprocidad de don obliga por la vinculación existente entre laspersonas, mientras que la reciprocidad de contrato obliga por el poder que existe a compeler laspartes sin ninguna otra vinculación que la del mismo contrato con su cumplimiento. Lo propio deldon es ser un momento de una relación de vinculación. Lo propio del contrato es excluir laobligación de cualquier otra vinculación que no sea la del mismo contrato. Es por este motivo quetoda la doctrina jurídica que descansa sobre una ética de vinculación entre personas según unámbito determinado, se lleva mal con la contingencia contractual, y aún con la reciprocidad estricta.

Por otra parte, hermanar una doctrina coherente y práctica de derechos humanos, respetuosos convarias vinculaciones, con un derecho mercantil extraordinariamente fragmentario es el imposible dela ideología liberal o librecambista de ahora y siempre.

Weiner también promueve la confusión entre el valor de cambio, el don y el objeto de culto. Esteúltimo es lo más distinto al objeto con valor de cambio. Cierto que determinados objetos se hallanen una frontera ambigua entre el culto, el don y el cambio. Pero precisamente esta ambigüedad espropia de la crisis de una religión, de una tradición cultural o de una economía. Entonces se vendelo sagrado, se venden los regalos y se adora el dinero. Y aunque esta crisis perdure y se extienda, se«normalice», no es motivo para anular nuestra capacidad crítica y analítica que la Antropologíamantiene como método comparativo universal.

El malentendido de la reciprocidad matrimonial como una obligación gravosa de por sí ha idoaparejado con la representación de la mujer como víctima de esa misma reciprocidad. Aunque lomismo puede decirse del hombre en el sentido del deber gravoso de cumplir con una alianza políticaantes que con una elección personal. Pero la idea lévi-straussiana de «circulación de mujeres» en lacomunicación política masculina ha hecho más fortuna antropológica que la de la resignaciónmasculina ante el deber político. Weiner critica la idea de Lévi-Strauss incluso en autoras comoOrtner, Rubin y Strathern diciendo que continúan calificando a las mujeres como objetos sometidosal «esencialismo de la norma de reciprocidad».

Nos parece que la cuestión hay que enfocarla de otro modo. Es el abuso o la prescripción gravosade la reciprocidad en la práctica matrimonial la que puede hacer pensar en que el matrimonio es laúnica o mejor forma de alianza y que las mujeres sólo contribuyen a la alianza y a la reciprocidadcomo esposas y madres. Pero un estudio contextualizado del mismo Parentesco desmiente estemalentendido.

Siguiendo la crítica que Mark Mosko hace a Weiner, podemos decir que la paradoja de «InalienablePossessions» es la de comenzar criticando la noción de reciprocidad de Mauss-Malinowski (queWeiner nunca define en el sistema de don tal como Mauss insistió) atribuyéndole un etnocentrismoque vendría a coincidir con la ideología del contrato liberal. Y una vez dicho esto, Weiner lasustituye también con alcance universal, con el «guardar mientras se da» en una versión mucho másafín al individualismo posesivo, tan o más etnocéntrico (capitalista) que el contractualismorecíproco. En palabras de Mark Mosko:

«Se toman las raíces occidentales de la teoría de la reciprocidad como indicios de distorsióna priori de la naturaleza que es propia de los sistemas de intercambio oceánicos (u otros),mientras que las raíces occidentales del «guardar mientras se da» revelan una lógicauniversal evidente de por sí...».

Mosko añade que Weiner no ve las «posesiones» o dominios sobre algo como un aspecto de lasrelaciones interpersonales (precisamente la característica propia de la reciprocidad como sistema deldon decimos nosotros), sino como relación inherente entre la cosa y su posesor.

Mosko, por su parte, reconduce la reciprocidad a sus propios términos como sistema social del don,no como individualismo contractualista: los objetos vinculan y desvinculan aspectos o cualidades delas personas; los contextos otorgan sentido a estas relaciones; las propiedades de los objetosintercambiados en la reciprocidad pueden ser igual o aún más ambivalentes que las personas (desdela gracia en el don hasta el veneno en el don); la «inalienabilidad» es una manera cosificada dereferirse a la prioridad de las relaciones interpersonales, tal como sugiere Strathern; el significadode los objetos debe medirse para el conjunto de la vida de las personas no en el acto de sutransmisión o intercambio; las claves de la «inalienabilidad» no están en los objetos sino en laspersonas y en los vínculos que establecen; en el sistema del don lo propio es dar, por lo tanto no hay«inalienabilidad» (a eso añadimos que dar no quiere decir alienar, como tampoco vender).

Nos parece, pues, que el malentendido que ha hecho confundir la reforma de un tipo de reciprocidadcon su total negación está relacionado con otro abuso o absolutismo más ordinario para laexperiencia del antropólogo, y este es sin duda el de la economía contractual. Así entendemos mejorcomo Weiner, después de haber fusionado contrato y reciprocidad para el capitalismo occidental,encuentre natural el deseo absoluto de liberarse de esta «reciprocidad».

... la idea de «inalienabilidad» centrada en los bienes, nos sustrae de la historia social propiamentedicha, de todo el significado y vicisitudes de diversos vínculos sociales, arrastrándonos en excesohacia «la vida social de las cosas», en detrimento de la vida social de las personas. Muchosandamaneses escogieron estrechar aún más sus vínculos sociales, a riesgo de ser oprimidos porellos, y acentuar su aislamiento, antes que quedar disueltos y exterminados por quienes faltaron a lareciprocidad como regla de trato entre pueblos libres.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

KARL POLANYI Y LA GRAN TRANSFORMACIÓN

Polanyi, teórico de la reciprocidad, mantiene una posición muy distinta a la de Mauss. Establece suanálisis comparativo partiendo de la discontinuidad radical entre el capitalismo y el resto desociedades conocidas. Polanyi, se decanta por la comparación activa de nuestra cultura con lasotras, incluyendo en otras la propia occidental antes de que hubiese surgido el liberalismoeconómico. Los fenómenos económicos, que para nosotros están separados del resto de la sociedad,en las otras están incrustados en las instituciones. De esta discontinuidad, que teóricamente suponela ruptura con la linealidad evolutiva que todavía se puede rastrear en Mauss, es de donde surgiránlas comparaciones con otras culturas, que con el tiempo darán lugar a la formulación explícita de lastipologías de las formas de integración y sus correlaciones institucionales.

El rechazo: fundamentos analíticos

La transformación a la que Polanyi llama Gran, no es otra que el surgimiento de una situacióncomo consecuencia del derrumbe de una civilización excepcional; es decir, el objeto de estudiocentral no es el inicio, también analizado retrospectivamente, sino el final de una época. Las señalesque indicaban este final surgieron repentinamente por doquier: el abandono del patrón oro en GranBretaña, los planes quinquenales soviéticos, el New Deal americano, el colapso de la Liga de lasNaciones, y el surgimiento de Hitler en Alemania. Precisamente, escribió este libro para explicar elpor qué de la Segunda Guerra Mundial - que él denomina de Hitler - mostrando cuál era la gran

transformación, es decir, el fin de una época que se había distinguido por una ideología única:la que estableció a la economía como un sistema separado y autónomo del resto de lasinstituciones sociales y que gravitaba sobre el mercado como mecanismo institucionaldefinido.

Analiza dos transformaciones de carácter inverso: la re-socialización de la economía - consecuenciade la crisis de los años 30 - y el análisis de los orígenes innovadores del sistema de mercado comodes-socialización de la economía. Globalmente, la innovación había consistido en una nueva formade pensar la sociedad: una serie de fenómenos sociales que siempre se había considerado inmersosen las relaciones sociales existentes - ecológicas, familiares, políticas, jurídicas o morales - sedisociaron del resto de la sociedad - se des-socializaron - constituyéndose en una esfera aislada,distinta y determinante del resto de la misma.

La economía, su modelo de hombre - el individuo - y la idea de ganancia como norma explícita deactuación, son el fruto innovador de esta concepción utópica del mercado autorregulador para el quetodo se convierte en mercancía, incluso aquello que no lo había sido nunca: la tierra, el trabajo y eldinero. Como consecuencia, se convierten en relaciones contractuales todas aquellas relaciones queeran el fundamento de la sociedad. Para Polanyi, esta transformación no hace sino poner en marchaun mecanismo de destrucción de la sociedad.

El doble movimiento

Polanyi entiende por doble movimiento la puesta en marcha de dos principios organizativos:

1. El liberalismo económico cuyo fin institucional es el establecimiento del mercadoautorregulador. Las fuerzas que lo pusieron en marcha fueron las clase mercantiles aliadascon el Gobierno. Sus métodos - el laissez-faire y el librecambio - se confunden con la mismacosa que pretendían establecer.

2. Protección de la sociedad frente a los efectos destructivos del liberalismo económico.Autodefensa. Su pretensión es conservar lo que el otro principio destruye, es decir, laconservación del hombre, de la naturaleza y de la organización productiva.

Para los liberales el laissez-faire fue un acontecimiento natural y toda la legislación restrictivaposterior, el producto de una resistencia planificada, de una conspiración antiliberal; para Polanyi,el laissez-faire se abrió camino gracias a la intervención estatal continua y planificada, mientras quela respuesta contra el mercado autorregulador a partir de 1860, fue una autodefensa realista,pragmática y espontánea de la sociedad.

Al estudiar la pretensión del liberalismo sobre la naturalidad del proceso económico, encontró laparadoja de la intervención estatal planificada, justamente lo contrario a lo pregonado por losliberales.

La incrustación y las formas de integración

La idea misma de economía es reciente, en otras sociedades se presentan incrustados en unaamalgama de instituciones sin distinguirse como algo específico. Incrustado, es un modo gráfico deexplicar, no que el parentesco y la producción estén inextricablemente relacionados, sino que estáninstitucionalmente indiferenciados. Guarda cierto paralelismo con la idea del don como hechosocial total.

El concepto casa, como una entidad autárquica, inspirada en la oikos aristotélica, en elevolucionista alemán Bücher y en los primeros estudios sobre los campesinos, desparecerá de la

tipología en sus años americanos.

TIPO DE CONDUCTA RECIPROCIDAD REDISTRIBUCIÓN CASA BÚSQUEDA DEBENEFICIO

Relaciones sociales Incrustación en la familia yel parentesco

Incrustación en jefaturasterritoriales, tribus,ciudades-Estado,

despotismo o feudalismo

Indiferente: podría serfamilia patriarcal,

asentamiento en aldeas, ocasona señorial

Relaciones socialesincrustadas en la economía

Patrones institucionales Simetría Punto Central "con muchasvariantes históricas que

llegan casi hasta nuestrosdías"

Autarquía: "propio de unavida económica

característica de unaagricultura avanzada

Mercado autorregulado

La formulación del concepto de reciprocidad contrasta con el de Mauss, porque Polanyi lo incluyedentro de las formas de integración, donde se establece de forma limitada, casi como un tipo ideal, apartir de la noción de Richard Thurnwald.

La utilidad de esta tipología radica en que las formas de integración son los suficientementeelásticas, así la reciprocidad puede considerarse una de las formas de integración, pero también unmodelo de lo que son o deberían ser las relaciones sociales apropiadas en cada cultura.

La falsa polémica de los años americanos

La difusión americana de las tesis de Polanyi generó varias polémicas académicas: por una parte, lade la aplicabilidad universal de la teoría económica - debate entre formalistas y substantivistas - y,por otra, la discusión del llamado principio de escasez.

Polanyi ante estos debates parte de que si la tesis central de la gran transformación era laexcepcionalidad del sistema de mercado, consecuentemente, las elaboraciones teóricas realizadaspor la ciencia económica para describir este utópico sistema desligado de su sociedad son tambiénexcepcionales, frutos de una nueva forma de pensar característica de una sociedad concreta y, portanto, no se pueden aplicar universalmente.

El holismo como enfoque: la incrustación de la economía en la sociedad

Si hay un concepto pedestre asentado en el ámbito de la antropología económica es el deincrustación (embedded) en la formulación de Polanyi. Si bien la referencia inicial pertenececlaramente a Polanyi, el concepto, debido a su uso posterior, ha sufrido una gran transformación.

El término incrustación no significa que se produzca una interrelación de diversas instituciones,sino que tanto las instituciones como las estrategias en las que las gentes buscan, no solo susustento, sino también la reproducción de su modo de vida, están hasta tal punto incrustadas endistintas formas de normas, valores y obligaciones socioculturales que las instituciones económicasserían incapaces de darnos cuenta de los procesos y de cómo tienen lugar.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

EL SISTEMA ECONÓMICO COMO PROCESO INSTITUCIONALIZADO

Karl PolanyiPara Polanyi la economía es un sistema formado por la producción, la distribución o intercambio yel mercado.

"Nuestro propósito fundamental en este capítulo es determinar qué significado coherente puededarse al término «económico» en todas las ciencias sociales.

Todos los esfuerzos dirigidos en este sentido debieran comenzar reconociendo simplemente que, alreferirse a las actividades humanas, el término «económico» está compuesto de dos significados quetienen raíces independientes. Los llamaremos significado substantivo y significado formal.

El significado substantivo de «económico» deriva de que el hombre depende, para su subsistencia,de la naturaleza y de sus semejantes. Se refiere al intercambio con el medio ambiente natural ysocial, en la medida en que este intercambio tiene como resultado proporcionarle medios para sunecesaria satisfacción material. (Todas las sociedades son igual de capaces)

El significado «formal» de económico deriva del carácter lógico de la relación medios-fines, tal ycomo aparece en palabras como «económico» (barato) o «economizar» (ahorrar). Se refiere a laconcreta situación de elegir y especialmente a la elección entre los distintos usos de los medios,cuando éstos son insuficientes. (Los formalistas ponen como objeto de la ciencia económica elestudio de toda actividad orientada a un fin que le garantice una cierta eficacia)

Si denominamos lógica de la acción racional a las reglas que determinan la elección de los medios,podemos denominar a esta variante de la lógica como «economía formal».

Los dos significados raíces de «económico», el substantivo y el formal, no tienen nada en común.El último procede de la lógica, el primero de la realidad. El significado formal implica un conjuntode reglas relativas a la elección entre los usos alternativos de los medios insuficientes. Elsignificado substantivo no implica elección ni insuficiencia de los medios; la subsistencia humanapuede implicar o no la necesidad de elección, y si hay elección, no necesariamente tiene quedeberse al efecto limitador de la «escasez» de los medios (...) La coherencia que entra en juego enuno u otro caso difiere, de la misma forma que difiere la fuerza de un silogismo de la fuerza de lagravedad. En un caso se trata de las leyes del entendimiento; en el otro, de las leyes de la naturaleza.Los dos significados no pueden ser más distintos; semánticamente se sitúan en sentidos opuestos dela intencionalidad.

Nuestra propuesta es que solamente el significado substantivo de «económico» puede producir losconceptos que necesitan las ciencias sociales para la investigación de todos los sistemas económicosempíricos del pasado y del presente. El inmediato obstáculo de nuestro camino se encuentra, comose ha indicado, en ese concepto de «económico» en el que ingenuamente se entremezclan los dossignificados, el substantivo y el formal.

El antropólogo, el sociólogo o el historiador, en el estudio que cada uno de ellos hace del lugar queocupa la economía en la sociedad humana, se enfrentaban con una gran variedad de institucionesque no eran el mercado, en las que estaba incrustada la subsistencia humana. Sus problemas nopodían ser afrontados con la ayuda de un método analítico diseñado para una forma especial desistema económico, basado en la presencia de elementos específicos del mercado.

El significado formal y el significado substantivo de económico

La acción racional se define aquí como la elección de los medios en relación con los fines. Losmedios son cualquier cosa que sea adecuada para servir a un fin, sea en virtud de las leyes de lanaturaleza o en virtud de las reglas del juego. De este modo, «racional» no se refiere a los fines ni alos medios, sino más bien a la relación de los medios con los fines.

La economía formal se refiere, como hemos dicho, a una situación de elección que se plantea a

partir de la insuficiencia de los medios. Éste es el postulado llamado «escasez». Requiere, en primerlugar, insuficiencia de medios; en segundo lugar, que la elección sea inducida por la insuficiencia.La insuficiencia de los medios en relación con los fines se determina con ayuda de una sencillaoperación de «comprobación», que demuestra si hay o no hay bastante para todos. Para que lainsuficiencia induzca la elección debe existir más de un uso de los medios, así como finesjerarquizados, es decir, por lo menos dos fines clasificados en orden de preferencia. Ambascondiciones son fácticas. Es irrelevante que la razón por la cual los medios sólo puedan utilizarse deuna determinada manera esté basada en la costumbre o en la técnica; lo mismo puede decirse de lajerarquización de los fines.

Habiendo definido de este modo la elección, la insuficiencia y la escasez en términos operativos,resulta fácil ver cómo se da elección de medios sin que tengan que ser insuficientes y cómo hayinsuficiencia de medios sin elección. (...) En cualquier caso, la abundancia de medios, en vez dedisminuir las dificultades de la elección, más bien las aumenta. Por supuesto, la escasez puedepresentarse o no presentarse en casi todos los campos de la acción racional.

Last but not least, el análisis económico. Esta disciplina es el resultado de la aplicación de laeconomía formal a un sistema económico concreto, a saber, el sistema de mercado. Se consiguemediante la generalización del sistema de producción de precios del mercado. Se consigue mediantela generalización del sistema de producción de precios del mercado. Todos los bienes y servicios,incluyendo la utilización del trabajo, la tierra y el capital, están a la venta en los mercados y, portanto, tienen un precio; todas las formas de ingreso derivan de la venta de bienes y servicios:salarios, rentas e intereses, respectivamente, sólo aparecen como diferentes casos de precios deacuerdo con los artículos que se venden. La introducción general del poder de compra como mediode adquisición convierte al proceso de cumplir las exigencias en una asignación de los mediosescasos a usos alternativos, a saber, el dinero. De donde se deduce que tanto las condiciones deelección como sus consecuencias son cuantificables en forma de precios. Puede afirmarse que,concentrándose en los precios como el hecho económico par excellence, el método de aproximaciónformal ofrece una descripción total del sistema económico en cuanto determinado por las eleccionesinducidas por una insuficiencia de medios. Los instrumentos conceptuales mediante los cuales serealiza esto constituyen la disciplina del análisis económico.

La utilización del significado formal denota que el sistema económico es una secuencia de actosdirigidos al ahorro, es decir, de elecciones inducidas por situaciones de escasez. Puesto que lasreglas que determinan tales actos son universales, el que estas normas puedan aplicarse a unconcreto sistema económico depende de si tal sistema económico consiste, de hecho, en unasecuencia de tales actos. Para producir resultados cuantitativos, los movimientos de asignación y deapropiación, de que consta el proceso económico, deben presentarse aquí como funciones de lasacciones sociales con respecto a los medios insuficientes y orientadas por los precios resultantes.Tal situación sólo se da en un sistema de mercado. La relación entre la economía formal y elsistema económico humano es, en efecto, contingente. Fuera del sistema de mercados formadoresde precio, el análisis económico pierde la mayor parte de su relevancia como método deinvestigación del funcionamiento del sistema económico. Un sistema económico de planificacióncentral, que se basa en precios no creados por el mercado, constituye un ejemplo bien conocido.

El origen del concepto substantivo es el sistema económico empírico. Puede resumirse brevemente(si no comprometidamente) como el proceso instituido de interacción entre el hombre y su medioambiente, que tiene como consecuencia un continuo abastecimiento de los medios materiales parasatisfacer las necesidades. La satisfacción de la necesidad es «material» si implica la utilización demedios materiales para cumplir sus fines; en el caso de un concreto tipo de necesidades fisiológicas,como la comida o el abrigo, sólo incluye el uso de los llamados servicios. El sistema económico es,pues, un proceso institucionalizado.

Dos conceptos sobresalen: el de «proceso» y el de su «institucionalización».

«Proceso» sugiere un análisis en términos de movimiento. Los movimientos se refieren acambios de localización o a cambios de apropiación o bien a ambos. En otras palabras, loselementos materiales pueden alterar su posición cambiando de lugar o bien cambiando de«manos»; además, estos muy distintos traslados de posición pueden ir o no juntos. Entreambas, puede decirse que estas dos clases de movimientos agotan la posibilidad quecomprende el proceso económico en cuanto fenómeno natural y social. Los movimientos delocalización incluyen la producción, junto con el transporte, para la que el traslado espacialdel objeto es igualmente esencial. Este tipo de movimiento de los elementos representa algoesencial del sistema económico en el sentido substantivo del término, a saber, la producción.El movimiento de apropiación determina tanto lo que generalmente se denomina lacirculación de los bienes como su administración. En el primer caso, el movimiento deapropiación es el resultado de una transacción; en el segundo caso, de la disposición. Enconsecuencia, la transacción es un movimiento de apropiación que ocurre entre «manos»; ladisposición es un acto unilateral de la mano al que —por la fuerza de la costumbre o de laley—, se le atribuyen concretos efectos de apropiación. El término «mano» se utiliza aquípara denotar cargos y organismos públicos así como a las personas o firmas privadas, siendola diferencia entre ellos, sobre todo, una cuestión de organización interna.

La institucionalización del proceso económico dota al proceso de unidad y estabilidad; creauna estructura con una función determinada en la sociedad; traslada el lugar del proceso enla sociedad, añadiendo de este modo significación a su historia; centra el interés en losvalores, los motivos y la política. Unidad y estabilidad, estructura y función, historia ypolítica deletrean de forma operacional el contenido de nuestra afirmación de que el sistemaeconómico humano es un proceso institucionalizado.

Reciprocidad, redistribución e intercambios

Empíricamente encontramos que las principales pautas son la reciprocidad, la redistribución y elintercambio. La reciprocidad denota movimientos entre puntos correlativos de agrupamientossimétricos; la redistribución designa los movimientos de apropiación hacia un centro y luego hacia eexterior; el intercambio hace referencia aquí a movimientos de ida y vuelta en un sentido y en elcontrario que tienen lugar como entre «manos» en el sistema de mercado. La reciprocidad, pues,presupone como trasfondo agrupamientos simétricamente dispuestos; la redistribución depende dela presencia en alguna medida de centralidad en el agrupamiento; el intercambio, con objeto deproducir integración, precisa de un sistema de mercados que formen los precios. Parece obvio quelos distintos modelos de integración presuponen apoyos institucionales concretos.

Los términos reciprocidad, redistribución e intercambio, por los que nos referimos a nuestrasformas de integración, suelen utilizarse para denotar interrelaciones personales. Superficialmente,pues, podría parecer que las formas de integración simplemente reflejan agregados de lasrespectivas formas de comportamiento individual. (...) Sin duda, hemos insistido en que el efectointegrador estaba condicionado a la presencia de determinados dispositivos institucionales, como lasorganizaciones asimétricas, los puntos centrales y los sistemas de mercado, respectivamente. Perotales dispositivos parecen representar un mero agregado de las mismas a pautas personales cuyosefectos finales se supone que condicionan. El hecho significativo es que los simples agregados decomportamientos personales en cuestión no crean por sí solos tales estructuras.El comportamiento recíproco entre individuos sólo integra la economía si se dan estructurassimétricamente organizadas, como en un sistema simétrico de grupos de parentesco. Pero unsistema de parentesco nunca aparece como simple resultado de un comportamiento recíproco a

nivel personal. De manera similar, por lo que toca a la redistribución. Esta presupone la existenciade un centro distribuidor en la comunidad, y sin embargo la organización y validación de tal centrono se produce simplemente como consecuencia de numerosos actos de compartir las cosas entre losindividuos. Por último, lo mismo es cierto para el sistema de mercado. Los actos de intercambio anivel personal sólo producen precios si ocurren en un sistema de formación de precios por elmercado, una organización institucional que en ninguna parte ha sido creada por meros actos deintercambio realizados al azar. No queremos decir con esto, desde luego, que estos modelosinstitucionales sean el producto de fuerzas misteriosas que actúan desde fuera del campo delcomportamiento personal o individual. Simplemente insistimos en que si, en un caso concreto, losefectos sociales del comportamiento individual dependen de la presencia de determinadascondiciones institucionales, no por esa razón estas condiciones son el resultado del comportamientoindividual en cuestión. Superficialmente, la pauta institucional puede parecer resultado de unaacumulación de la correspondiente clase de comportamiento individual, pero los elementos vitalesde organización y validación son proporcionados necesariamente por un tipo de comportamientocompletamente distinto.

... por qué, en la esfera económica, es tan frecuente que la conducta interpersonal no tenga losesperados efectos en ausencia de unas concretas precondiciones institucionalizadas. Sólo en unentorno simétricamente organizado producirá el comportamiento recíproco institucioneseconómicas de alguna importancia; sólo donde se han creado centros distribuidores, los actosindividuales de compartición y reparto producirán una economía redistributiva; y sólo en presenciade un sistema de formación de precios por medio del mercado, los actos individuales de intercambiotendrán como consecuencia unos precios fluctuantes que integren la economía. En otros casos, talestrueques resultarán ineficaces y por tanto tenderán a no producirse.

Aristóteles enseñó que a todo tipo de comunidad ( koinonia ) corresponde un tipo de buena voluntad( philia ) entre sus miembros que se manifiesta en forma de reciprocidad ( antipeponthos ). Esto eracierto para comunidades más permanentes como las familias, las tribus o las ciudades-Estado, asícomo para las menos permanentes que pueden estar incluidas en las anteriores o subordinadas aellas. Dicho en nuestros términos, esto implica una tendencia de las comunidades mayores adesarrollar una simetría múltiple con respecto a la cual puede desarrollarse el comportamientorecíproco en las comunidades subordinadas. Cuanto más estrechamente se sientan atraídos losmiembros de la comunidad circundante, más general será la tendencia entre ellos a desarrollaractitudes recíprocas con respecto a las relaciones específicas limitadas por el espacio, el tiempo opor cualquier otra causa. El parentesco, la vecindad o el totem pertenecen a las agrupaciones máspermanentes y globales; dentro de su círculo, las asociaciones voluntarias o semivoluntarias decarácter militar, vocacional, religioso o social crean situaciones en las que, transitoriamente o conrespecto a una localidad o situación típica dada, por lo menos, se forman agrupaciones simétricascuyos miembros practican la reciprocidad en alguna de sus formas.

La reciprocidad, como forma de integración, gana fuerza en gran medida gracias a su capacidad deutilizar tanto la redistribución como el intercambio a manera de métodos subordinados. (...) En laseconomías sin mercado estas dos formas de integración, la reciprocidad y la redistribución, suelende hecho presentarse juntas.

La redistribución se consigue, dentro de un grupo, en la medida en que la asignación de los bienesse reúna en una mano y tenga lugar en virtud de la costumbre, la ley o una decisión central ad hoc.A veces esto significa una reunión física de bienes, acompañada de almacenamiento yredistribución, y otras veces la «reunión» no es física, sino simplemente apropiativa, es decir, elderecho a disponer de la localización física de los bienes. La redistribución se presenta por muchasrazones, en todos los niveles de civilización, desde la tribu cazadora primitiva hasta los grandessistemas de almacenamiento de Egipto, Sumeria, Babilonia y Perú. En los grandes países, las

diferencias de tierra y clima pueden hacer necesaria la redistribución; en otros casos se debe aldesfase temporal que existe, por ejemplo, entre la recolección y el consumo. En el caso de la caza,cualquier otro método de distribución conduce a la desintegración de la horda o banda, puesto queen este caso sólo la «división del trabajo» puede asegurar los resultados; una redistribución delpoder de compra puede ser valiosa en sí misma, es decir, para los propósitos que exigen los idealessociales de los modernos Estados del bienestar. El principio sigue siendo el mismo: reunir y redistribuir desde un centro. La redistribución también puede aplicarse a un grupo más pequeño queuna sociedad, como la familia o el feudo, independientemente de la forma en que se integre elconjunto de la economía. Los ejemplos más conocidos son el kraal del África central, la familiapatriarcal hebrea, la hacienda griega de la época de Aristóteles, la familia romana, el feudo medievalo la típica gran familia campesina anterior al surgimiento de un mercado general de cereales. Noobstante, sólo en una forma relativamente avanzada de sociedad agrícola es practicable estaredistribución de menor escala que constituye la economía doméstica. Anteriormente, la «pequeñafamilia» tan ampliamente difundida no estaba económicamente institucionalizada, excepto para lacelebración de algunas comidas; el uso de los pastos, la tierra o el ganado está todavía dominadopor los métodos redistributivos y recíprocos en escala más amplia que la familiar.

La redistribución también es apta para integrar grupos a todos los niveles y en todos los grados depermanencia, desde el mismo Estado hasta unidades de carácter transitorio. También aquí, como enel caso de la reciprocidad, cuanto más estrechamente esté entretejida la unidad abarcadora, másvariadas serán las subdivisiones en que pueda operar con eficacia la redistribución.

El intercambio, para poder servir de forma de integración, requiere un sistema de mercadosformadores de precios. Por tanto, deben distinguirse tres clases de intercambios: el movimientomeramente físico de «cambio de lugar» entre manos (intercambio operacional); los movimientosapropiativos de intercambio, con una equivalencia fija (intercambio basado en un acuerdo previo), ylos que tienen lugar con una equivalencia negociada o contractual (intercambio integrador). En lamedida en que se trate de intercambio fijo, el sistema económico está integrado por factores quefijan esa equivalencia, que no son propios del mecanismo del mercado. Incluso los mercadosformadores de precios sólo son integradores si están vinculados en un sistema que tiende a extenderel efecto de los precios a otros mercados distintos de los directamente afectados.

Con razón, el regateo ha sido reconocido como la esencia del comportamiento negociado ocontractual. Para que el intercambio pueda ser integrador, el comportamiento de las partes debeestar dirigido hacia la determinación de un precio que sea lo más favorable posible para cada una deellas. Tal comportamiento es muy distinto del intercambio a un precio fijo. La ambigüedad deltérmino «beneficio» tiende a cubrir la diferencia. El intercambio a precios fijos no implica otra cosaque beneficio para las dos partes que intervienen en la decisión de intercambiar; el intercambio aprecios fluctuantes tiene como objetivo un beneficio que sólo puede conseguirse con una actitudque implica una clara relación de antagonismo entre las partes intervinientes. Por diluido que esté,el elemento de antagonismo, que acompaña a esta variante de intercambio, no se puede eliminar.Ninguna comunidad que desee proteger la solidaridad entre sus miembros puede permitir quecrezca una hostilidad latente sobre un asunto tan vital para la existencia animal como el alimento yque, por tanto, es capaz de crear ansiedad y tensión. De ahí la prohibición universal de hacertransacciones de naturaleza lucrativa en lo referente a comida y materias comestibles en la sociedadprimitiva y arcaica. La misma prohibición muy extendida del regateo a propósito de los víveresautomáticamente evita la existencia de mercados formadores de precios en el ámbito de lasinstituciones primitivas.

Resultan esclarecedoras las agrupaciones tradicionales de los sistemas económicos cuando más omenos se aproximan a una clasificación según las formas dominantes de integración. Eso que a loshistoriadores les gusta denominar «sistemas económicos» parece encajar perfectamente en este

modelo. En ellos, el predominio de una forma de integración se identifica con el grado en queabarca la tierra y el trabajo de la sociedad. La llamada sociedad bárbara se caracteriza por laintegración de la tierra y el trabajo en el sistema económico por medio de los lazos de parentesco.En la sociedad feudal, los vínculos de lealtad determinan el destino de la tierra y del trabajo que vaasociado a ella. En los imperios de regadíos (los basados en grandes obras de irrigación), eran eltemplo y el palacio quienes en gran medida distribuían y a veces redistribuían la tierra, y lo mismoocurría con el trabajo, al menos en su forma de trabajo dependiente. La aparición del mercado comofuerza dominante del sistema económico puede rastrearse observando la amplitud con que la tierra ylos alimentos se movilizaban mediante los intercambios y el trabajo se convertía en una mercancíaque se podía adquirir libremente en el mercado. Esto puede ayudar a explicar la relevancia de lateoría históricamente insostenible que distingue tres etapas (esclavitud, servidumbre y trabajoasalariado), tradicional del marxismo, que se origina de la convicción de que el carácter de laeconomía está determinado por la situación en la que se encuentra la fuerza de trabajo. No obstante,no debería considerarse menos vital la integración de la tierra en la economía.

En cualquier caso, las formas de integración no representan «etapas» de desarrollo. No implicanningún orden temporal. Pueden presentarse distintas formas subordinadas al mismo tiempo que laforma dominante, y ésta sufrir un eclipse temporal y luego reaparecer. Las sociedades tribalespractican la reciprocidad y la redistribución, mientras que las sociedades arcaicas sonfundamentalmente redistributivas, aunque en alguna medida puedan dejar espacio al intercambio.La reciprocidad, que desempeña un papel dominante en algunas comunidades melanesias, sepresenta no como rasgo importante, sino como subordinado, en los imperios arcaicosredistributivos, hasta el punto que el comercio exterior (que se lleva a cabo con regalos ydevoluciones de regalos) sigue estando en gran medida organizado según los principios de lareciprocidad. De hecho, durante una emergencia bélica se reintrodujo a gran escala en el sigloveinte, con el nombre de lend-lease (préstamo y arriendo), en sociedades donde por lo demásdominaban la comercialización y el intercambio. La redistribución, el método dominante en lasociedad tribal y arcaica, junto a la cual el intercambio sólo juega un papel menor, llegó a tener unagran importancia en el imperio romano tardío y actualmente está ganando terreno en algunos estadomodernos.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

CAPÍTULO IV: PRINCIPALES ORIENTACIONES TEÓRICAS

La antropología económica en los primeros modelos evolucionistas

Es de destacar la escasa relevancia de la economía en las obras de los evolucionistas o difusionistasdel siglo XIX pertenecientes a alguna de las cuatro tradiciones. No existen obras pioneras deantropología económica.

El aspecto más llamativo que se desprende de los primeros esquemas es que las sociedades situadasen los estadios inferiores de la evolución parecían subsistir sin que supiesen explotar la naturaleza ysus recursos, como sí sabían los colonizadores. Pero, teniendo en cuenta, por un lado, el pesoideológico de ese individual Homo economicus, formado a la imagen y semejanza de RobinsonCrusoe, cuya arena de actuación era la economía y, por otro lado, el impacto de los distintos tiposde dominio colonial bajo el que se desarrollaban las complejas relaciones entre primitivos ycivilizados, no es de extrañar este vacío.

Los antropólogos permitieron que los economistas liberales establecieran estadios económicossimilares o correspondientes a salvajismo, barbarie y civilización. Así establecieron los siguientes:

a) Primera fase de economía natural: forma espontánea de subsistencia con lo que regala lanaturaleza - ligada al salvajismo

b) Una segunda fase de economía del trueque: relacionada con la barbarie de las tribusc) Última fase de el mercado: correspondiente a la civilización, ya estaría presente en los

imperios antiguos, sobre todo en el mundo grecorromano

Al basarse de manera implícita en los presupuestos de los economistas, los etnólogos del XIXcrearon una gran confusión al equiparar la subsistencia - caza, recolección, horticultura - y lastécnicas y herramientas materiales de que se servían con la economía natural de los salvajes. En elensayo del don de Mauss se desmonta que hubiese existido algo semejante a la economía natural, ypara ello reinterpretó los datos de Malinowski, Boas y Thurnwald.

Posteriormente, otra orientación teórica - la de la ecología cultural - se ocuparía de entender lainteracción de las distintas sociedades humanas con el medio ambiente y las formas deaprovisionarse. Pero, a pesar de que muchos ecólogos culturales mantienen posicionesevolucionistas multilineales, resulta difícil trazar una línea de continuidad entre sus investigacionesy las decimonónicas sobre la subsistencia.

Hay que tener en cuenta que todas las orientaciones teóricas se ocupan de las formas sociales en quelos distintos pueblos se aprovisionan y producen sus recursos, pero es importante insistir que lasubsistencia no era la economía de los pueblos sin mercado. Muchos de los primeros antropólogospartían de una formación jurídica, lo que les llevaba a plantear en sus estadios cuestionesrelacionadas con el mundo legal. Por ejemplo, el tipo de propiedad de los bienes de capital - privadao comunal - que llevó a otros pensadores a plantearse el origen de la desigualdad y su relación conla estructura y composición de los grupos familiares.

Morgan realizó un tratamiento sistemático al análisis de las formas de propiedad, lo que produjogran admiración en Marx, Engels o Kropotkin; basó su distinción entre societas y civitas, paralela ala dicotomía de Maine - estatus y contrato - o la de Tönnies - comunidad y sociedad -, en el tipo derelaciones de propiedad imperantes en cada una de ellas.

Tanto por razones ideológicas (el interés de Morgan por Marx y Engels y su formulación del"comunismo primitivo" como un estadio evolutivo), pero también por el rechazo al evolucionismo,esta problemática dejó de ser tratada sistemáticamente en antropología durante muchos años. Sureintroducción se produjo en los años 60 por el interés de las antropólogas feministas, como porotras corrientes más o menos marxistas.

Weber, primer autor de una distinción entre el significado formal y substantivo de la economía,cuya influencia en la antropología económica venía de la mano de Thurnwald, fue ignorado durantelas décadas centrales del siglo XX.

El impacto etnográfico en las cuatro tradiciones

El cambio de paradigma evolucionista y su sustitución por el funcionalista coincidió con la nuevaforma de plantearse los trabajos de campo por parte de investigadores como Boas, en EEUU,Malinowski, en RU y, hasta cierto punto, Thurnwald, en Alemania. La tradición francesa, centradahasta la Gran Guerra en Durkheim y después en Mauss, tardaría más en incorporarse a los trabajosde campo, en parte, porque Mauss rechazaba participar en las políticas coloniales francesas.

Es importante destacar la fluidez de influencias mutuas entre las cuatro tradiciones. A partir deentonces, ninguna monografía de la época clásica, dejó de dedicar un espacio al lugar de laeconomía.

La antropología económica en la academia

Después de la Segunda Guerra Mundial, la antropología económica se asentó como especialidadacadémica. La ruptura que supusieron las obras de Mauss y Polanyi, tuvo un impacto desigual ytardío. Mauss murió demasiado pronto, y Polanyi, al no pertenecer a ninguna de las cuatrotradiciones, tardó en penetrar, aunque acabó influyendo en todas ellas.

Los principales problemas de la disciplina entraron a formar parte del corpus académico en torno alos años 50, lo que supuso que las formulaciones teóricas estaban dominadas por las ideas dePolanyi y por su distinción de dos significados en el término económico: uno formal y otrosubstantivo. A partir de esta definición los antropólogos se agruparían en dos escuelas rivales:

a) La escuela formalista: defendía que las herramientas utilizadas por los economistas sepodrían aplicar a cualquier sociedad, porque la economía puede analizarseindependientemente de la estructura y de las instituciones sociales. Por tanto, los estudios dela antropología económica deberían centrarse en estudiar cómo la gente de otras culturasmaximiza sus beneficios personales buscando su interés individual, cómo funcionan laoferta y la demanda o cómo se toman decisiones económicas racionales

b) La escuela substantivista: niega que en otras sociedades se puedan aplicar las categorías quese utilizan en el análisis de las sociedades capitalistas, porque la economía está incrustada enotras instituciones sociales y no puede estudiarse separada de la estructura social. Losfactores que entran en juego para recolectar, producir o repartir los recursos tienen que vercon el parentesco, con la estructura política y con la organización de las prácticas y ritualesreligiosos

El debate suscitado por esta distinción supone una incongruencia teórica de Polanyi: se aísla laeconomía como objeto de estudio substantivo, creándose así una esfera económica - supuestamentedesligada del concepto moderno - en un universo de relaciones sociales que él mismo habíacaracterizado por su indefinición, por estar incrustadas en un complejo entramado de institucionessociales. Esta distorsión hizo que Polanyi aparezca en los manuales como el principal exponente del"substantivismo" corriente teórica antropológica que se asimila a la institucionalista entre loseconomistas, a pesar de que Polanyi coincidiese en muchos aspectos con éstos, sus orígenesintelectuales, el tipo de comparaciones que hace y sus planteamientos teóricos son diferentes.

La polémica entre formalistas y substantivistas: encuentros y desencuentros

"Los formalistas dicen que la economía es el estudio de la asignación de recursos escasos afines alternativos. Es decir, es el estudio de economizar, o el modo en que la gente maximizalas satisfacciones personales. Los economistas poseen teorías acerca de cómo la gente haceesto, dicen los formalistas, y no hay ninguna razón para pensar que estas teorías no son losuficientemente generales como para no ser aplicables al estudio de sociedades nooccidentales (...) No, replican los substantivistas, la teoría económica se basa en el estudiode las economías de mercado en las que ambas partes que intervienen en una transacciónintentan maximizar el beneficio, y esto no ocurre en las sociedades no occidentales.Debemos estudiar las configuraciones únicas de las sociedades no occidentales, esto es, susinstituciones. El objeto de la antropología económica es el estudio de las instituciones queproveen las necesidades materiales para la existencia humana.Pero, responde el formalista, no se puede probar que el hombre no occidental no maximice,porque claramente está sujeto a varias clases de escasez, aunque solo sea a la escasez de laenergía humana; y, por tanto, debe adecuar medios escasos para obtener fines alternativos. Yademás, los bienes materiales y no materiales se intercambian a menudo, así que no se

puede sostener vuestra definición de antropología económica.Cualquier espectador pensará: "Sí, pero si todo el mundo maximiza y no se pueden separarlas esferas de bienes materiales y no materiales, la antropología económica sería el estudiode toda la conducta humana, y eso parecerá extraño. Yo creía que era una subdisciplina de laantropología" (Cancian)

Aunque este texto pueda parecer una caricatura, utiliza las mismas expresiones y argumentos quedominaron durante los años 60 y 70 los debates de la antropología económica. La mayor parte delos antropólogos rechazaron los términos de la polémica. Por otra parte, la visión de la economía, omás bien de la teoría marginalista, que se desprende de la polémica es chocante: aparece como sifuera una ciencia homogénea que diese respuestas uniformes a todo tipo de situaciones y en la queun Keynes plantease las cosas igual que un Hayek. Sin embargo, en economía, la polémica de losantropólogos sería equiparable a la de marginalistas e institucionalistas. Por otra parte, la explícitadistinción entre microeconomía y macroeconomía, son buenas pruebas de que desde un punto devista teórico no existe el acuerdo que suponían los antropólogos formalistas.

Si a estos problemas se le añade el de la génesis del concepto económico como un fenómenoseparado del resto de la sociedad, ya sea buscando una configuración ideológica, como Dumont, yaanalizando histórica y comparativamente las intersecciones de varias sociedades, será fácil deentender que no son las proposiciones básicas de la ciencia económica , propia de un sistema socialdeterminado, y la inseparable ideología económica de nuestra sociedad la pauta más idónea paraestudiar sociedades: a fin de cuentas el prototipo del Homo economicus, utilizado en los discursoseconomizantes - Robinson Crusoe -, es un personaje de ficción.

Las posturas teóricas y los problemas estudiados se han ampliado, y hay discusiones más complejasque las planteadas en esos años. En la introducción a su libro La economía de la Edad de Piedra(1972), M. Sahlins sitúa su obra en el contexto de la polémica substantivista - formalista, tomandopostura por la orientación substantivista aunque participando en la batalla con algunas herramientasusadas por los formalistas y con conceptos inspirados o reminiscentes de Marx.

Sahlins, basándose en los presupuestos ideológicos y políticos de la polémica, cree inevitable suadscripción clara a uno de los bandos porque se trata de una "elección entre la perspectiva de losnegocios, pues para los formalistas las economías primitivas deben considerarse versionessubdesarrolladas de la nuestra, y un estudio cultural que por principio respeta a las diferentessociedades por lo que son." (1972)

Un final etnográfico de la polémica

Como ocurre siempre en antropología, la dinámica entre las discusiones teóricas y lasinvestigaciones empíricas aglutinaron las nuevas perspectivas y reagruparon los problemas porestudiar mostrando cómo ambas posturas - la formalista y la substantivista - tenían posibilidades decomunicarse entre sí si planteaban los presupuestos teóricos, las percepciones de cómo la gente serepresenta a sí misma y a su sociedad, y las investigaciones de otro modo.

Los estudios etnográficos concluyen que las variables utilizadas por formalistas y substantivistashan de ser yuxtapuestas o articuladas con otras. A esto hay que añadir aportaciones o nuevosplanteamientos de problemas procedentes de otras corrientes teóricas: ecología cultural, marxismoestructural, o, posteriormente, estudios de género. Todo esto desembocó en un progresivodesplazamiento de la polémica como tal y en reagrupamiento de corrientes teóricas en función delos problemas por estudiar y de la incorporación de investigaciones procedentes de otras cienciassociales.________________________________________________________________________________

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Definición formalista de economíaRobbins Burling

La economía es el estudio de la asignación de los medios escasos a objetivos múltiples, omás ampliamente «la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relaciónentre fines y medios escasos que tienen usos alternativos» (Robbins, 1935)

Robbins señala que no hay problema económico si se dispone de medios ilimitados para alcanzaruna meta y, además, no tenemos que economizar si algo no tiene usos alternativos cualesquiera quesean. «Cuando el tiempo y los medios para alcanzar los fines son limitados, y susceptibles de unaaplicación alternativa, y los fines pueden diferenciarse en orden de importancia, entonces elcomportamiento necesariamente asume la forma de elección». Hay que escoger entre los mediosescasos y aplicarlos a fines valorados de forma diversa. La unidad de la ciencia económica, diceRobbins, se encuentra en la forma que asume el comportamiento humano para disponer de losmedios escasos. Ni los fines ni los medios pueden necesariamente medirse en términos monetarios,ni la necesidad consiste en objetos materiales, y por tanto la economía definida de esta manera notiene necesariamente conexión con el uso del dinero ni de objetos materiales. Puesto quevirtualmente disponemos de medios escasos en todo lo que hacemos, en esta concepción laeconomía se centra en un aspecto particular del comportamiento y no en cierta clase decomportamiento (Robbins, 1935). Si Robbins, como otros economistas, sigue por el estudio deaquellos tipos de comportamientos en que el aspecto económico (elección y asignación) puede hastacierto punto medirse en dinero, ello no se debe a los fundamentos de la economía, sino a supuestoscomplementarios y convenientes sobre qué clases de comportamientos son más o menosimportantes o más o menos fáciles de analizar. Evidentemente, volviendo a la sociedad primitiva,esta alternativa de restringirnos a los fenómenos con precio no existe. El aspecto económico delcomportamiento —la elección y la asignación de los medios escasos, incluidos el tiempo y laenergía y no sólo la moneda— está presente en todo este comportamiento.

Ahora bien, estrictamente hablando, dado un conjunto de capacidades técnicas y conocimientos ydado un conjunto de fines o valores escalonados, sólo existe una forma que sea la mejor forma deutilizar los unos para alcanzar los otros. El economista no suele interesarse ni por los fines ni por losmedios en sí mismos, sino por la forma en que se manipulan los medios para alcanzar los fines, ysobre todo se interesa por el funcionamiento de la forma más eficiente posible de alcanzardeterminados fines, dados los medios. En este punto es posible que los economistas manifiesten sufalta de interés por la economía de los pueblos primitivos, puesto que, presumiblemente, elprocedimiento más económico no es diferente para un primitivo que para cualquier otro, teniendoen cuenta, desde luego, que tanto los fines como los medios pueden ser distintos en otra sociedadque en la nuestra. Para la mayor parte de los economistas tiene poca importancia cómo toman susdecisiones los miembros de cualquier sociedad concreta. Si son ineficaces y no orientan sus medioshacia la realización racional de sus fines, entonces, tanto peor para ellos.

En la práctica, por supuesto, los economistas no se han preocupado del problema general de cómopueden lograrse todos los distintos fines de un individuo.

Polanyi y sus colaboradores reconocen que la «economía» se ha utilizado muchas veces en estesentido, para referirse a situaciones que requieren elección en zonas de medios limitados.Argumentan que los mercados formadores de precios sólo se encuentran en un segmento limitadode la historia humana. Parecen concluir que, por esta razón, es difícil estudiar la adopción deelecciones en otras sociedades, pero sus intereses no se centran simplemente en la adopción deelecciones. Sin embargo, puede que merezca la pena examinar la adopción de elecciones incluso en

sociedades donde están ausentes la moneda y los mercados formadores de precios.

Parece por completo razonable sugerir que determinadas características de nuestro sistema demercado que se conocen con el nombre de «ley de la oferta y la demanda» son aplicables acontextos mucho más amplios que nuestros propios mercados. Esta posibilidad se oscurece silimitamos el significado de economía a la consideración de los bienes materiales, como sugierePolanyi. Si podemos volver a los supuestos iniciales de los economistas sobre la escasez de losmedios y lo ilimitado de las necesidades, podríamos constatar que todavía hay suposiciones útiles,incluso en ausencia de mercados y precios.

He aquí, pues, la última zona de comportamiento a que podría aplicarse el término «económico», elárea de la elección y la asignación de los recursos escasos a metas alternativas. Estudiaría unaspecto del comportamiento, no una clase de comportamientos, y sería un aspecto delcomportamiento que no tiene mayor conexión con los aspectos materiales de la vida que con losotros, y ninguna conexión necesaria con los objetos que tienen precio en nuestra sociedad. Uno delos problemas de nuestra comprensión de la economía de los pueblos primitivos ha sido,seguramente, que hemos confundido las distintas definiciones posibles de economía y nos hemosconvencido de que la asignación de los recursos era más característico del comportamiento que seocupa de los bienes materiales que del otro comportamiento, o bien que el uso de la monedacoincide con el uso de los bienes materiales o que sólo utilizando dinero se podía economizarracionalmente. Sin embargo, está claro que el cálculo economizador, los bienes materiales y losartículos que se intercambian mediante marcados formadores de precios se refieren a cosasclaramente distintas.

Una vez nos centramos sobre la elección y la asignación, resulta visible que ha habido ciertonúmero de escuelas de pensamiento, dentro de las ciencias sociales, que ha observado elcomportamiento humano desde este punto de vista esencialmente económico.

Más allá de la polémica: el problema de las escalas y de la gran narrativa

Un problema subyacente al planteamiento de los problemas y a las discusiones teóricas es que lademarcación de los campos de estudio en torno a los que se configura la especialidad de laantropología económica es muy dispar:

• Existen numerosos trabajos, tanto teóricos como etnológicos que tienen por objeto elanálisis de los distintos modos de producción, distribución y consumo de bienes y servicios,así como la articulación de las instituciones y redes de intercambio locales con el sistemaeconómico global.

• Otras investigaciones se han centrado en el análisis de los mecanismos que intervienen enlos procesos de toma de decisiones, es decir, cuáles son las variables que hacen posible olimitan esas decisiones: las estrategias adaptativas a un medio ambiente determinado. lademografía, la tecnología disponible, la transmisión de información y conocimientos, losmodos de apropiación o la estratificación social son algunos ejemplos de la complejidadsocial en la que se inscribe todo proceso de toma de decisiones.

• El análisis de las instituciones que intervienen en los procesos distributivos y de circulacióny las distintas relaciones de reciprocidad e intercambio ha caracterizado distintivamentemuchas investigaciones.

• Otros han analizado el contraste entre la economía, considerada como una esfera autónoma,tal y como la representa la ideología moderna, y las prácticas sociales en que se definenvariables como el trabajo o el mercado y han cuestionado el etnocentrismo y elandrocentrismo existente en muchas categorías económicas.

• Muchos autores han incorporado el impacto ambiental, político y económico de los grandes

cambios sociales contemporáneos, como por ejemplo, el estudio de las causas y patrones delas grandes migraciones y el subsiguiente asentamiento urbano de un incesante número depersonas casi siempre procedentes de poblaciones campesinas o las relaciones del llamadosector informal o economía sumergida con los distintos elementos del sistema de mercado,así como los cambios en las estructuras productivas y en el consumo.

Tal variedad de temas y niveles de análisis crea serias dificultades para delimitar el campo deestudio, o al menos, para distinguir las distintas escalas que intervienen en esa delimitación. Partedel problema deriva del carácter holista de la disciplina, que pretende establecer las interrelacionespresentes e históricas entre fenómenos tales como la configuración ideológica de una sociedad dada,la adaptación al medio, la organización de la subsistencia, el sistema de parentesco, las relacionesrecíprocas o el ejercicio del poder.

Esta visión holista hace que el trabajo de la antropóloga difiera bastante del que se hace en otrasciencias sociales. Por otra parte, la ruptura del planteamiento clásico de los estudios de comunidad -foto fija - que arranca de la crisis de los años setenta, a la larga supuso la ampliación de los camposteóricos, de investigación y de análisis. Todos estos cambios han modificado no solo la percepciónde lo diferente, sino también las técnicas de investigación.

Los datos no se obtienen solo de la observación participante, porque el trabajo de campoconvencional se complementa con el uso de métodos y técnicas de procedentes de otras disciplinasque estudian similares problemas, y a la vez afectan al planteamiento teórico exclusivamenteantropológico al incorporar y asimilar estrategias de investigación y problemas provenientes deotras ciencias sociales.

En un campo como el de la antropología económica, las unidades de estudio y de análisis siempreson más amplias sincrónica y diacrónicamente que las unidades de observación.

Un último problema, que afecta a todas las ciencias sociales y que tiene mucho que ver con vaivénde las modas. Existen oscilaciones pendulares como reacción a la tensión existente entre lo quepodemos llamar la gran narrativa, frente a la narrativa fragmentaria de la realidad: hay momentos enque los paradigmas explicativos presentan una escala máxima, omnicomprensiva, de la sociedad,para después oscilar y presentar explicaciones fragmentadas fuera de todo contexto, y otra vez haciaa la gran narrativa.

A pesar de las oscilaciones pendulares, el estudio sistemático de las sociedades humanas conduce auna cierta acumulación de los conocimientos, que nos lleva a descartar que la gran narrativa y lasminiaturas etnográficas deban presentarse como alternativas excluyentes.

Orientaciones teóricas actuales

Aunque se pueden agrupar las distintas corrientes en distintos grupos, las delimitaciones o fronterasentre ellos son bastante fluidas. Las técnicas de análisis - construcción y replanteamientos demodelos comparativos, cuantificación, etc. son utilizadas por antropólogos pertenecientes acualquiera de las orientaciones teóricas, aunque sí varía la escala en que sitúan sus investigaciones:

1. Orientación culturalista: han recogido muchas aportaciones de los ecólogos y de losmarxistas, lo cual se ha visto acompañado por un nuevo planteamiento del estudio de laproducción, partiendo de la composición de los grupos domésticos. No han abandonado suinterés por las instituciones más ligadas a la distribución - intercambio, dinero y mercados - .Algunos se han abierto al estudio de problemas específicos de las sociedades industriales,sin embargo, continúan existiendo autores que no han abandonado la problemática general

sobre la propia definición de economía y la aplicabilidad de las categorías económicas, yano solo a las sociedades primitivas y arcaicas, sino también a la nuestra. Narotzky hadiscutido sobre la relevancia de utilizar conceptos como capital social; Sahlins ha tratado ladefinición de economía señalando las dificultades que tienen tanto el utilitarismo como lateoría de la praxis para aprehender las diferencias entre culturas.

2. Estudiosos de la teoría de toma de decisión: muestran, como los antiguos formalistas, unaclara preferencia por analizar las teorías de la elección racional, tomando como punto departida la conducta del productor individual; pero no descuidan los aspectos institucionales,ni el contexto global de las economías. Han incorporado ciertos estudios de los ecólogosculturales, a partir del análisis de variables tales como la fertilidad del suelo, el crecimientodemográfico, el sistema de asentamiento o las técnicas de producción que subyacen o causansistemas de racionalidad.

3. Antropología marxista: hasta los años 20 del siglo XX, los seguidores de Marx habían sidoactivistas políticos, cuyo principal interés radicaba en combatir los efectos del capitalismoen las clases trabajadoras. Pero, a partir de esa época, mientras Rusia consolidaba un modelode sociedad, el marxismo se asentó en ámbitos académicos. El giro que dieron estosacadémicos fue pasar del activismo y de la economía política a aplicar el análisis marxista ala estética, la teoría cultural y la realización de discursos interpretativos y exegéticos. En laantropología económica ha inspirado tres enfoques teóricos: marxismo estructural, economíapolítica y las teorías sobre el sistema mundo. A partir de los años 80, el término economíapolítica ya no es sinónimo de marxismo, sino que es una etiqueta multiuso que englobainvestigadores con perspectivas diferentes.

4. Ecología cultural: estudia las relaciones entre las técnicas de producción, la fertilidad delsuelo, el crecimiento demográfico y los sistemas de asentamiento y emigración de laspoblaciones humanas. La mayor parte de los ecólogos culturales sugieren, de formaoptimista, que las sociedades se adaptan a las barreras ecológicas por medios culturales oinstitucionalizados, porque un proceso adaptativo no es algo estático, sino que forma partede una larga historia en la que las acciones de un grupo humano explotan un conjunto devariables, algunas limitantes: como establece la ley del mínimo de Liebig, ningún grupo seadaptará a los medios, sino a los extremos, y otras que aportan nuevas oportunidadesadaptativas. El concepto de adaptación incluye además, ciertas variables y estrategiassociales e institucionales, por lo que es imprescindible analizarlas para definir tanto lasestrategias utilizadas en el proceso como las fronteras del sistema. Tipologías de apropiaciónde recursos:1. Cazadores-recolectores organizados en bandas nómadas, sin liderazgo fuerte, con una

notable adaptación a sus ambientes, son igualitarios (salvo por género y edad), conorganizaciones flexibles y fluidas de parentesco. Claro predominio de la reciprocidadgeneralizada, y con un claro predominio de la resistencia generalizada, se han mantenidoaislados de otros pueblos desde hace unos 12.000 años. Esta descripción es unaidealización. A lo largo de la historia han habido multitud de variables que llevaron aunos grupos a estas prácticas y no todos cumplen estas características.

2. Horticultores las distinciones entre horticultores y cazadores-recolectores no son tandrásticas como se suponía. Una de las "agriculturas" más estudiadas ha sido ladenominada de "tala y quema", "itinerante" o de "barbecho", aunque técnicamente seutiliza el término horticultura: utilización de pequeñas parcelas durante una temporada yherramientas simples. La caza y la pesca contribuyen de forma importante a la dieta.

3. Pastores su característica fundamental es su clasificación como productores, aunque ladiferencia con los cazadores-recolectores es muy tenue. Su nomadismo, su adaptación adiversos hábitats y sociedades y sus relaciones con los campesinos, con otros pastores ycon las sociedades estatales hacen que los pastores no se puedan considerar unacategoría homogénea, sino un paquete de variabilidad. Suelen poseer una organizaciónsocial del tipo de linaje segmentario. Algunos de estos grupos han mostrado una feroz

resistencia a perder su independencia tribal o a ser dominados4. Campesinos y agroindustria el primer problema es el de la propia definición de

campesinado al encontrarse las sociedades agrarias entre dos polos: la producción apequeña escala inclinada hacia la autosuficiencia del grupo doméstico y la agricultura agran escala orientada al mercado. Al mismo tiempo, las poblaciones rurales, partícipesde los mercados mundiales de alimentación, siguen manteniendo la ideología campesinaque las presenta como comunidades relativamente autónomas, que forman parte deestructuras políticas estatales en las que mantienen una posición de subordinación social,política y económica.

5. Sociedades industriales el estudio etnográfico de estas sociedades, sobre todo conrelación a problemas políticos, medioambientales y laborales, se ha incorporadotardíamente a los estudios de la antropología económica. Tenemos muy arraigada la ideade que la historia se mueve en una secuencia preordenada de progreso, lo que ha hechoque muchos de los estudios urbanos pequen, en mayor o menor medida de etnocentrismoy de evolucionismo.

CONTRAPUNTO: NOCIONES DE ECONOMÍA MARGINALISTA O NEOCLÁSICA

Economía neoclásica

Ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre unos medios - que son escasos ytienen usos alternativos - y los fines que se pretende conseguir.

Los economistas que formularon esta teoría, también llamada marginalista (concebían el valorcomo el cálculo del incremento marginal que se producía según fuesen los bienes que tuviese elHomo economicus), ocultan sus sesgo ideológico, atribuyéndose el papel de expertos en la buenamarcha de las empresas, de tal modo que la economía se convierte en la aplicación de unas técnicas.

Su ámbito de interés, restringido a la microeconomía, se centra en el funcionamiento del librecomercio y de mercados particulares, sobre todo relacionados con las empresas, y la demandaindividual, basada en la racionalidad de las elecciones.

La economía neoclásica presenta una teoría formal de la toma de decisiones racionales, que sepodría aplicar a cualquier tipo de acción. Sólo se convertirá en parte de una teoría económicacuando se matice que la la teoría formal de la acción racional se aplicará a procesos claramentedefinidos como económicos.

Siguiendo la definición, la economía formal plantea los problemas económicos como problemas detoma de decisión óptima, es decir, como problemas de maximizar o minimizar los esfuerzos paraalcanzar unos objetos sujetos a una serie de restricciones.

Teoría neoclásica elemental de la elección del consumidor

MAXIMIZACIÓN COMO NORMA, COMO ESTRATEGIA Y COMO TEORÍA:UN COMENTARIO SOBRE LAS DECLARACIONES PROGRAMÁTICAS

DE LA ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA Frank Cancian

LA ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA

Los formalistas dicen que la economía es el estudio de la asignación de recursos escasos a finesalternativos. Es decir, es el estudio de economizar o del modo en el que la gente maximiza lassatisfacciones personales.

No, dicen los substantivistas, la teoría económica se basa en el estudio de la economía de mercadoque pretende que todas las partes que intervengan en una transacción, maximicen el beneficio.

Los formalistas defienden que la maximización es una herramienta útil para estudiar la conductahumana, mientras que los substantivistas dicen que las instituciones humanas son diversas y dedifícil categorización y de que muchas de las «económicas» difieren mucho de ciertas institucionesoccidentales en las que la norma es la maximización de algo.

Cancil dice que la raíz del malentendido puede comprenderse mejor mediante el examen de tresdistintos significados de la palabra maximización:

I. MAXIMIZACIÓN COMO NORMA:1. Hay ciertas instituciones occidentales que utilizan maximización como una norma.2. Los substantivistas sostienen que hay muchas instituciones en las que la maximización

no es una norma.3. Podemos considerar, casi con total seguridad, que las partes van a maximizar su

observancia de unas normas o de una serie de normas, pero ninguna de estas normas esen sí misma una prescripción para maximizar desde el punto de vista de los propiosobjetos que se están intercambiando. El hecho de que la interacción pueda considerarseeconomizante o maximizante desde el punto de vista de una serie de medios y fines,como puedan ser los ñames, las obligaciones de parentesco o el prestigio, no evita lasdiferencias normativas o institucionales.

II. MAXIMIZACIÓN COMO ESTRATEGIA:1. La maximización es una de las reafirmaciones corrientes de la verdad apriorística de que

toda conducta humana obedece a pautas, de que toda conducta humana tiene una razón.2. El significado de maximizar como estrategia científica supone buscar las normas o

razones (o lo que el investigador estime oportuno), asignarles un orden gradual de modoque se considere la conducta como la maximización (consciente o inconsciente) de estasrazones, que llegan a ser los fines que se están maximizando.

3. No rechazará la idea de que la gente maximiza porque es la base de su estrategiacientífica. Es en este sentido en el que todo el mundo maximiza o economiza siempre.No cabe discusión alguna, pero saberlo no sirve de gran ayuda para realizar prediccionessobre los casos empíricos.

III. MAXIMIZACIÓN COMO TEORÍA:1. Los dos artículos formalistas más importantes que se han publicado en esta revista

(Burling, 1962 y LeClair, 1962) mantienen que economizar o maximizar es la estrategiacientífica característica de la antropología económica:

1. Burling propone que los estudios de la conducta humana que utilicen lamaximización como estrategia científica constituyen la antropología económica.

2. Le Clair establece el principio de economizar y después generaliza unosconceptos que usan los economistas para que puedan aplicarse a toda la conductahumana

3. Homans ha usado la idea de maximización en una teoría que él aplica a toda laconducta humana y, nos sugiere que, independientemente de las virtudes de laidea de maximizar, los problemas a investigar permanecen todavía en el campode estudio de las instituciones. Según Homans, «elemental» denota los aspectos

de la conducta social que son independientes de las instituciones. Los llama«sub-institucionales». Homans pretende establecer proposiciones generales sobrela conducta social que sean independientes de las convenciones culturales y delas diferencias individuales. Para ello, aplica conceptos e ideas como «coste»,«recompensa», «beneficio» maximización y otros al hambre, a la satisfacción y alos condicionamientos. Al pensar en los costes y las recompensas llega a la ideade valor, y al pensar en cómo medirlo, llega a la idea de que los valores varíansegún el pasado cultural e individual de la persona en cuestión.

2. En la polémica que se ha desarrollado parece que los formalistas han argumentado que eluso de la teoría económica en su forma subinstitucional es una estrategia científicageneral; mientras que los substantivistas han argumentado que existen diferencias obviasentre las instituciones asociadas con la transferencia de las necesidades materiales de lavida.

Si bien Cook puede tener razón sobre el dogmatismo de los substantivistas, no se da cuenta de ladistancia que media entre las abstracciones de la teoría económica y los intercambios de regalosnavideños; y que si bien los substantivistas tienen razón en que la maximización (del objetomaterial que se está intercambiando) aparece como una norma solo en algunos intercambios deobjetos materiales, no han apreciado la utilidad de la maximización como estrategia científica ensituaciones en las que no está presente la maximización como norma.

No hay ninguna contradicción entre afirmar que «La Economía es el estudio de economizar.Economizar es la asignación de recursos escasos a fines alternativos» (LeClair, 1962: 1188) yque «La economía, por tanto, es un proceso institucionalizado» (Polanyi, 1957: 248)

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ECONOMÍA ECONÓMICA Roseberry

Los marxistas viscerales eran unos antropólogos americanos que

«...ante su profunda preocupación por la situación mundial, sostenían que ésta seajustaba, en general, a las teorías marxistas del conflicto de clases, de la base, lasuperestructura, etc., al tiempo que casaban su interpretación del desarrollohistórico con su fervor moral»

Entre los temas que interesaban a los viscerales se contaban

«... [los] problemas creados por el dominio económico y político occidental ensociedades menos desarrolladas, el significado de la inmigración laboral en losregímenes coloniales, la génesis de la conciencia proletaria, de la identidad declase y de sus luchas o el papel político de los campesinos»

La «economía política», el marxismo visceral de Firth, y su inspiración procede «básicamente de lasteorías de la sociología política sobre el subdesarrollo y los sistemas mundiales» y su problemáticase interesa por «los efectos de la penetración capitalista en… las comunidades»

Al ofrecer un relato alternativo de la historia de la economía política antropológica, este ensayopropone una serie más amplia de intereses y problemas y ofrece una valoración diferente de susituación actual y de su potencial dentro de la literatura antropológica.

EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA ANTROPOLÓGICA

Etiquetas, movimientos, historias

La mayoría de los antropólogos que se apropiaron de la economía política no se apropiaron de todala economía política clásica: se apropiaron de Marx. Salvo honrosas excepciones pocos recurrierona los fisiócratas, a los ricardianos o a los neoricardianos.

Lo que ha llegado a llamarse economía política es el producto desarrollado de una variedad demovimientos políticos e intelectuales, unos marxistas y otros no, unos basados en Wallerstein yotros no, que han tomado forma a partir de una serie de discusiones mantenidas con otrosantropólogos «economistas políticos», con otros científicos sociales conscientes de la historia, conotros estilos de trabajo antropológico.

Wolf, Mintz, Leacock, Nash

Lo apropiado para presentar a Wolf y Mintz es comenzar no en los años sesenta, sino en loscuarenta y en el proyecto Puerto Rico de Steward. Cuando publicaron los resultados de su estudio,Wolf y Mintz se apartaron explícitamente de la ecología cultural de Steward y denominaron a suenfoque «historia cultural». Tal y como queda claro en el bosquejo de 400 años de historia dePuerto Rico, los autores mantenían que la formación de sus comunidades estuvo íntimamenterelacionada con una historia más amplia del colonialismo, de la construcción imperial, del comerciointernacional y de la formación del estado.

Hay un número de rasgos característicos de este primer enfoque de historia cultural que tambiénencontraremos en las obras posteriores de Wolf y Mintz:

1. Se trataba de una obra histórica, en el sentido de que intentaba considerar las comunidadeslocales como productos de varios siglos de procesos sociales, políticos, económicos yculturales y en el sentido de que comprendía estos procesos en términos globales.

2. Sin embargo, a diferencia de las teorías posteriores del sistema - mundo, la meta de lainvestigación histórica no era subsumir las historias locales en procesos globales, sinoentender la formación de los sujetos antropológicos (gente real haciendo cosas reales), comola intersección de las relaciones e interacciones locales y de los grandes procesos deformación de imperios y estados.

Leacock: tres temas que motivarán sus trabajos: la evolución, los orígenes de la desigualdad,especialmente de la de género y los efectos del colonialismo (más adelante también se interesaríapor la formación del estado). Estos intereses también lo son de la economía política, pero suenfoque difiere del de Wolf y Mintz. Leacock se centra más en la comprensión de lastransformaciones evolutivas y sus efectos en las clases y grupos de gente particulares que en lacomprensión de las historias locales en términos globales.

Nash se ha dedicado principalmente a dos actividades: En primer lugar, al estudio de los minerosdel estaño de Bolivia, que comenzó en 1969 y que dio lugar a una monografía (en 1979), quetodavía hoy es una de las etnografías más impresionantes escritas desde la perspectiva de laeconomía política. En segundo lugar, destaca su trabajo etnográfico y como organizadora en elcampo de la antropología feminista, donde ha explorado cuestiones tales como la división deltrabajo dentro y entre familias, la estructura de las compañías multinacionales, y el impacto de lasúltimas tendencias económicas internacionales en la participación de las mujeres en la fuerza detrabajo, tanto en países capitalistas avanzados como en países subdesarrollados. Ha tenido un

enfoque más etnográfico de los problemas de la economía política que ninguno de los otros autoresque hemos discutido.

Críticas radicales

Aunque algunos de sus productos intelectuales —críticas de los conceptos y prácticas imperantes enla antropología, las reflexiones sobre la relación de la antropología con el colonialismo, y lasreinterpretaciones de los materiales culturales y políticos — se publicaron en las revistasprofesionales establecidas, muchos artículos circulaban informalmente o aparecieron en las nuevasrevistas alternativas que surgieron en los años setenta, muchas de las cuales llegarían a convertirse,a su vez, en revistas establecidas En este periodo, los antropólogos comenzaron a usar el término«economía política» para referirse a su perspectiva, generalmente (aunque no siempre) como unaglosa por marxismo. Con la publicación en 1978 de un número especial de la revista AmericanEthnologist dedicado a la economía política, se puede decir que el subcampo adquirió existenciaoficial.

Las teorías de la dependencia y del sistema - mundo

Gunder Frank: Una idea central de sus trabajos era que el mundo desarrollado y elsubdesarrollado estaban ligados estructural y sistemáticamente, de tal manera que el proceso dedesarrollo en una región suponía el proceso de subdesarrollo en otra. Más allá de este acuerdo, lasteorías de la dependencia se caracterizaban por las discusiones. Entre las varias «escuelas» y puntosde vista destacaríamos dos. La primera, asociada con Frank, era la más extremista. Sostenía que lasestructuras de desarrollo y subdesarrollo, forjadas por el capitalismo, eran rígidas. Los grandessucesos dentro del mundo desarrollado o subdesarrollado —crisis económicas, independenciapolítica, el desarrollo de nuevos productos, el surgimiento de nuevos tipos de regímenes políticos yde nuevas políticas económicas, etc.— no afectaban a la estructura básica de dependencia ysubdesarrollo, en tanto en cuanto el sistema capitalista permaneciese intacto. La segunda, asociadacon F. H. Cardoso, recalcaba la existencia de movimientos y cambios en el interior de lasestructuras de dependencia. También prestaba atención a las formas de dependencia en regiones yen países concretos, y a las diferentes posibilidades de «desarrollo dependiente» o transformacionesestructurales que las distintas formas podían propiciar. En todo momento se hacía hincapié en laparticularidad de las situaciones locales, en la «internalización de lo externo»

En muchos aspectos, la teoría del sistema-mundo de Wallerstein, especialmente en su primeraelaboración, fue una versión norteamericana de la teoría de la dependencia de Frank, no sólo encuanto a su asociación explícita con Frank, sino también en sus presupuestos básicos. La principaldiferencia entre ambas posturas radicaba en que, mientras que el principal interés de los teóricos dela dependencia era el mundo subdesarrollado o la periferia, el interés de Wallerstein se centraba enel mundo como sistema y en las dinámicas y procesos que tenían lugar en el centro desarrollado. Lainnovación más importante de Wallerstein fue una relación, históricamente bien investigada, de losorígenes del capitalismo. Las teorías de la dependencia presuponían y pedían historia; Wallersteinescribió una.

Todo dinamismo aparecía en el centro desarrollado o metrópolis; los desarrollos en la periferia osatélites dependían de las iniciativas tomadas en el centro. Además muchos sucesos y estructurasdel sistema se explicaban en términos de las funciones que cumplían para el desarrollo del centro opara el mantenimiento del sistema como un todo. En este sentido, Wallerstein, Frank y susseguidores reproducían la lógica funcionalista de una ciencia social que ellos mismos estabansometiendo a una crítica radical.Modos de producción

Tal vez, la contribución más importante de Althusser para los investigadores radicales delsubdesarrollo, fue su interpretación de dos conceptos: modo de producción y formación social. Ensus aplicaciones más prácticas, el concepto de modo de producción ofreció la posibilidad de unacomprensión más diferenciada del capitalismo que la que se podía alcanzar con las versionesextremas de la teoría de la dependencia y de la del sistema-mundo. En las investigacioneshistóricas, en lugar de subsumir todas las partes del mundo en un capitalismo global existente desdeel siglo XVI hasta nuestros días (como habían hecho Frank y Wallerstein), los investigadores, queutilizaban la perspectiva del modo de producción, consideraron que la transición al capitalismohabía sido más prolongada y desigual. La incorporación de las regiones a los imperios coloniales omercantiles no les había impuesto, necesariamente, las leyes del desarrollo capitalista. Losinvestigadores mantenían que existía una compleja relación, o «articulación» entre las dinámicas delos modos capitalistas y no capitalistas. Asimismo, el trabajo en poblaciones actuales se realizabaentre grupos que también parecían caer fuera del capitalismo concebido en sentido estricto, porqueno se ajustaban a la relación capital/trabajo asalariado. Para estos casos, también resultabaimportante el concepto de «articulación» entre las dinámicas capitalistas y no capitalistas. En losestudios concretos se podían combinar ambos enfoques, cuando los investigadores intentabanentender la historia del capitalismo en sus regiones y, al tiempo, encuadrarla en el desarrollo delcapitalismo de finales del siglo XX.

Rey ideó tres estadios en la transición al capitalismo. A pesar de la aparente uniformidad decualquier esquema en etapas, Rey procuró ajustarlo al problema de la variedad de las transicionesposibles al capitalismo, cada una de ellas condicionada por las relaciones sociales locales en laépoca del contacto y por las formas y procesos de la imposición del capitalismo mismo. Reydestacaba la importancia de escribir una «historia doble», porque las transiciones deberíanconsiderarse tanto en términos de la estructura y lógica del capitalismo como en términos de laestructura y lógica de los modos no capitalistas en los que se estaba enraizando el capitalismo. Suenfoque conservaba un carácter teleológico porque su «doble historia» tenía un final único, elcapitalista.

En los estudios de las poblaciones actuales, algunos autores se concentraron en el estudio de gruposy de tipos de actividad que no se ajustaban a una relación concebida estrictamente en términos decapital/trabajo asalariado. Los investigadores se dedicaron activamente a estudiar a grupos decampesinos y artesanos y el trabajo de las mujeres dentro de las casas. Ambas corrientes deinvestigación tienen historias distintas, pero los intentos recientes de integrarlas nos ofrecen algunosde los más prometedores desarrollos de la economía política. La ligazón de ambas ha producido unaserie de asunciones, ya corrientes, con respecto a la importancia del trabajo «doméstico» o la«reproducción», la esfera del trabajo eliminado del mercado de salarios y que no está dedicado a laproducción de valor (por ejemplo, la producción de cosechas campesinas de subsistencia, lostrabajos domésticos de las mujeres, etc.).

Alternativas

Desgraciadamente, la comprensión de los sujetos antropológicos en términos de los procesoscapitalistas condujo a que, a menudo, tanto los teóricos de la dependencia, como los del modo deproducción, cayesen en un tipo de razonamiento funcionalista que explicaba la existencia de rasgostradicionales o no capitalistas en términos de las funciones que realizaban para la acumulación delcapital (una fuente de fuerza de trabajo barata, una fuente de bienes baratos, un mercado paradeshacerse del exceso de bienes, etc.). De forma similar, su hincapié en la determinación estructuralera, con frecuencia, tan determinista que dejaba poca cancha a las actividades consecuentes de lossujetos antropológicos.Además, muy a menudo, las concepciones de la historia y de las relaciones estructurales serelataban de forma muy abstracta. Incluso las aplicaciones más prácticas de la teoría del modo de

producción compartían con el marxismo althusseriano sus perversidades teóricas: en lugar de servircomo un medio para analizar grupos sociales concretos —comunidades, clases, grupos étnicos,partidos—, los análisis del modo de producción con demasiada frecuencia se convertían en un finen sí mismo.

La corriente crítica recibió el estímulo de la aparición de obras de otros estudiosos franceses talescomo Bourdieu; pero la influencia más notable proviene de la obra de otros autores ajenos a latradición francesa, entre los que destaca especialmente Thompson. En su crítica a Althuser, elhistoriador británico había atacado con firmeza el problema de la abstracción y del determinismoestructural, al tiempo, que había pedido un enfoque más concreto y sin desarrollos preestablecidospara abordar la actividad de los trabajadores en la historia del capitalismo. El de Thompson fue unode los varios análisis críticos que introducía entre los temas a tratar los problemas de la estructura yla agencia. También introdujo a los antropólogos marxistas en una tradición que había sidodespreciada por los althusserianos: la tradición de la historiografía marxista británica que contabaentre sus filas a figuras como Hobsbawm, Hill, Milton y Thompson. Estas obras y las de otrosmarxistas británicos como Williams se hicieron cada vez más populares, y dieron paso a estudiosculturales marxistas, basados en Gramsci y Williams, que mostraron una preocupación explícita porla clase, la cultura y la política.

Todas estas obras, que en muchos casos complementan las del modo de producción y las delsistema-mundo, tienen sus más y sus menos. Mientras que la corriente del modo de producciónprestaba muy poca atención a la actividad de los sujetos humanos, ahora, tal actividad se sitúa en elcentro del análisis. Mientras que la corriente del modo de producción era demasiado abstracta, lasnuevas obras sitúan a los grupos concretos —incluidos los actores individuales— en el centro delanálisis. Mientras que la teoría del sistema - mundo casi no prestaba atención a las situacioneslocales, muchos investigadores, ahora, empiezan y terminan sus trabajos en lo local. Se podría decirque algunas de las nuevas obras han ido demasiado lejos en cada uno de estos aspectos: escasacontextualización de la actividad de los individuos y grupos locales, escasa reflexión teórica sobrelas estructuras sistemas en los que la gente actúa, escasa atención a las estructuras de poder queconfiguran y restringen la resistencia. Es decir, mucha agencia y muy poca estructura. En estesentido, muchos investigadores han consumido el materialismo histórico británico con parcialidad.Han tenido en cuenta cuidadosamente el hincapié que hace Thompson en la actividad de la claseobrera británica, pero han prestado muy poca atención a su tratamiento de la revolución industrial ydel cambiante Estado británico en el que esa actividad tenía lugar. No basta con afirmar que lastransformaciones no están estructuralmente determinadas y que son el resultado de la intervenciónhumana. Tales afirmaciones son ciertas, pero triviales y corren el riesgo de convertirse en unaespecie de eslogan teórico. Lo que es necesario recalcar es la unidad de estructura y agencia, esdecir, la actividad de los sujetos humanos en unos contextos estructurados, que son en sí mismos losproductos de la actividad del pasado, pero que, como productos estructurados, ejercen presionesdeterminantes y establecen límites a la actividad del futuro.

En este sentido, el último libro de Wolf, Europa y las gentes sin historia, puede considerarse, a lavez, la culminación de la perspectiva de la historia cultural, ya esbozada a comienzos de los añoscincuenta, y un poderoso texto que expone una gran variedad de estudios de economía política. Ellibro se puede leer como un ejemplo de las teorías del sistema-mundo, o como un texto de la teoríadel modo de producción, porque socava ambos campos. En el primer caso, además de las críticasexplícitas a Wallerstein y a Frank, examina procesos globales sin encerrarlos en un sistema. En elsegundo, no intenta conceptuar la articulación de los modos de producción, sino que éstos seconvierten en una herramienta para reflexionar sobre la historia del capitalismo fuera de Europa sinimponerle a esa historia etiquetas evolucionistas. Podemos plantearnos si realmente logra evitar elevolucionismo y si los conceptos son los adecuados para llegar a las intersecciones históricas queWolf plantea como objeto de estudio. Sin embargo, en la práctica, Wolf evita tanto la imposición

unilateral del capitalismo a los sujetos antropológicos, como la búsqueda ilusoria de la autenticidadcultural. En su discusión sobre las reacciones de varios grupos norteamericanos ante el comercio depieles, o sobre la transformación de las sociedades africanas en centros de captura yaprovisionamiento de esclavos nos aporta unos excelentes casos de estudio de la unidad deestructura y agencia. Wolf sigue la pista a una serie de intersecciones de historias locales y globalesen la propia constitución de los sujetos antropológicos, y reclama una reformulación de cómopensamos y nos planteamos la historia.

Proyectos

(Proyectos antropológicos que estudien la tensión entre lo local y lo global, entre la estructura y laagencia, entre el determinismo de la estructura y la libertad de la agencia.).

Voy a concluir este ensayo refiriéndome a seis obras aparecidas recientemente, que aportan distintostratamientos al problema de la tensión. No quiere esto decir que sean los seis mejores librospublicados, porque podría haber seleccionado otros muchos; sino que mi única intención es señalarqué tipos de enfoques utilizan los antropólogos dedicados a la economía política con respecto a losanálisis de lo global, de lo local (Stoler y Behar), de la historia (Vincent y Warman) y de la cultura(Ong y Mintz).

CONCLUSIÓN

Aunque la mayoría de los estudios que hemos visto sitúan a sus sujetos dentro de la formación deuna economía mundial y del desarrollo del capitalismo, ninguno se limita a afirmar que hay unmundo más amplio y ninguno se preocupa por la articulación de los modos de producción. Cadauno sitúa los fenómenos sociales y culturales que investiga, en un análisis de las circunstanciasasociadas a ganarse la vida y a la estructura de poder que configura y restringe la actividad.Tomados como grupo, nos aportan pruebas de la gama, vitalidad y de lo prometedor de estosestudios realizados dentro del campo de la economía política antropológica, al tiempo que brindanuna respuesta efectiva a quienes habían proclamado demasiado pronto y con demasiadaimpaciencia, su fallecimiento. Pero, lo que todavía es más importante, demuestran que losantropólogos pueden tratar creativamente las tensiones metodológicas y teóricas impuestas por elintento de situar a los sujetos antropológicos en las intersecciones de las historias locales y globales.En el proceso, ofrecen un desafío fundamental a quienes discuten sobre cultura, historia y prácticasin tener en consideración las clases, el capitalismo y el poder.

III PARTE: LA CIRCULACIÓN Y EL INTERCAMBIO DE BIENES

CAPÍTULO 5: ECONOMÍA POLÍTICA Y CIRCULACIÓN DE BIENES

USO Y ABUSO DE LA ETIQUETA "ECONOMÍA POLÍTICA"

El término de economía política, en principio sirvió para que todos los estudios de antropologíaeconómica que hacia tiempo que presentaban una visión fragmentaria de las relaciones entre unsistema social y la circulación de bienes volvieran a contar con una gran narrativa. Además, habíaservido para introducir el interés por cómo se organizaba la producción y la reproducción social enla antropología norteamericana. Se aplicaba a una concepción de la antropología económica y de lapolítica que reconociera la imposibilidad de separar ambos campos, pero que al mismo tiempoconectara con el marxismo estructural de los años setenta y ochenta, que tanto en Francia como enInglaterra había puesto sobre la mesa una lectura marxista - estructuralista de los datos etnográficossobre diversas sociedades africanas. (A excepción de Godelier, que trabajó en Melanesia). Estenuevo marxismo abandonó las viejas relaciones deterministas entre base y superestructura.

Pero al generalizarse el uso del término en otras subdisciplinas de la antropología, se perdieron lasraíces iniciales que habían dotado de un cierto sentido teórico a esta perspectiva.

LIMITACIONES DE LA CADENA DE PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO

La antropología ha estado orientada al análisis de los diversos modos de distribución (reciprocidad,redistribución e intercambios) frente a los otros dos elementos de la triada clásica de loseconomistas, la producción y el consumo. Una explicación puede estar en la incrustación de laeconomía en las instituciones de las sociedades estudiadas, por eso muchos antropólogosreemplazan esa cadena por el estudio de los procesos de aprovisionamiento, que aúnan lasrelaciones de producción, distribución, apropiación y consumo, al mismo tiempo que permiten teneren cuenta la inmensa variedad que se encuentra localmente e integrarlas en un contexto másgeneral.

Narotzky dice que la división conceptual entre producción, distribución y consumo oscurece elcarácter complejo de la mayoría de las relaciones económicas y pone como ejemplo el hecho de quemuchas empresas pongan a sus clientes a realizar trabajos no remunerados que les generanplusvalías: cajeros automáticos, restaurantes de comida rápida, Ikea... Registrando actividades tancotidianas como echar gasolina o comprar en un supermercado, pone de manifiesto cómo cada vezlos clientes participamos como trabajadores sin salario en los procesos de producción y distribución.

MODOS DE PRODUCCIÓN, DE APROVISIONAMIENTO E INSTITUCIONES AFINES

En el libro Europa y las gentes sin historia (1995), Wolf ha mostrado cómo la mayoría de lassociedades objeto preferido de estudio de la antropología que suelen aparecer agrupadas comobandas, tribus, jefaturas y Estados no son entidades estáticas y originales, sino que habían surgido,se habían transformado o eran en gran parte producto del contacto con la expansión occidental. Estoquiere decir que estas poblaciones no fueron ajenas a los mismos procesos históricos que losoccidentales.

Lejos de la clasificación ideológica sobre su salvajismo improductivo que hicieron los mismospueblos que se apropiaban de sus recursos y, que además, fueron los que crearon estasclasificaciones, esos pueblos no han sido pasivos ante la expansión colonial y a la pretensión dehaber llevado la Historia a esos pueblos.

Eric Wolf añade una mayor dificultad a la construcción de tipologías generales que, desde unaperspectiva holista, sirvan teórica y etnográficamente para comparar y representar las formasespecíficas de la diversidad cultural. Las tipologías más útiles son aquellas que no contienen unexceso de casillas y proporcionan una orientación general, como la de Eric Wolf, que mantiene eltérmino de modo de producción para agrupar la base de la economía política de cualquier sociedad.

MODO DE PRODUCCIÓNCAPITALISTA

MODO DE PRODUCCIÓNTRIBUTARIO

MODO DE PRODUCCIÓN DELPARENTESCO

El poder sobre los hombres se basa enel control de la riqueza

El poder se basa en el control político Poder restringido a la movilización delas relaciones sociales

• los capitalistas controlan losmedios de producción

• los trabajadores no tienenacceso a los medios deproducción

• los propietarios acumulan elexcedente con el cualaumentarán su expansión

• la producción se organiza através de mecanismospolíticos, no económicos

• cierta centralización delpoder que tiene quearticularse con los podereslocales a la hora de controlarel excedente

• justificación ideológica de lajerarquía

• el trabajo está inmerso en lasrelaciones sociales deconsanguinidad y afinidad

• búsqueda de alianzas• la acumulación, si la hay,

proviene del control de losaliados o de los botines deguerra

Una ventaja de la tipología de Wolf es que se corresponde con las que hacen de los medios deintercambio tanto Polanyi (formas de integración: reciprocidad, redistribución e intercambio demercado), como Sahlins, aunque esta esté esté restringida a los tres tipos de reciprocidad:generalizada, equilibrada y negativa.

Narotzky utiliza la noción de aprovisionamiento, porque es más inclusiva que la de modos deproducción, ya que como defiende, obliga a considerar conjuntamente las relaciones de producción,distribución, apropiación y consumo, al tiempo que parece dar una visión más holista a la hora deenfrentarnos con las formas no mercantiles de obtener y transferir los recursos. Narotzky elaborauna tabla en la que correlaciona cuatro formas de aprovisionamiento - de mercado, estatal, comunaly doméstico - con los campos correspondientes de responsabilidad y de motivaciones.

PROVISIÓN MOTIVACIÓN RESPONSABILIDADMUTUA

EXPERIENCIA /RESPONSABILIDAD

Mercado Interés Intercambio / contrato Cliente / consumidor

Estado Justicia Derechos civiles Ciudadano

Comunidad Solidaridad Reciprocidad equilibrada Proximidad social / prójimo

Grupo doméstico Amor Reciprocidad generalizada Familia / parentesco

En esta línea, el antropólogo J. Eades (2005) ha elaborado una tipología que combina las categoríasclásicas del parentesco y de la antropología política con los que él considera los modos dominantesde acumulación y aprovisionamiento de recursos.

MODO DOMINANTECAPITALISTA

MODO DOMINANTETRIBUTARIO

MODO DOMINANTE BASADO EN EL

(Estado, ciudades) PARENTESCO

• El subsistema centrado enEuropa desde el siglo XVII

• Sistema mundo globalmoderno

• Estados prístinos (Egipto,Mesopotamia, valle del Indo,valle del Ganges, China,México precolombino yPerú)

• Imperios primarios, fruto dela unificación medianteconquista de varios Estadosautónomos previos (Agade,antiguo reino de Egipto,Magahda, Chou, Huari,Teotihuacan)

• Sistema mundo multicéntricoscompuesto de imperios,Estados y regionesperiféricas (OrientePróximo, India, China,Mesoamérica, Perú)

• Sistemas mundo basados enEstados comerciales, en losque aparece la lógica de lasmercancías, pero siguensiendo tributarios (sistemamundo afro-euro-asiático,incluyendo las regionescentro de Roma, India yChina)

• Sin estado, sin clase:◦ recolectores, sedentarios,

horticultores, pastores◦ sistemas de gran-hombre

• Jefaturas (hay rangos, perono hay Estados)

Sea cual sea el alcance de las tipologías, muchas clasificaciones vinculan la circulación de bienescon las instituciones con las que se correlacionan con más frecuencia: así, prácticas como compartir,a la manera de reciprocidad generalizada de Sahlins, está relacionada con la esfera del parentesco;las de redistribución con la existencia de autoridades formales, con cierto grado de centralizaciónpolítica; mientras que la complejidad del sistema de mercado se corresponde con una variedad deinstituciones como lo es el capitalismo, del que Hobsbawm decía:

Creo que existe un riesgo en considerar, como hacen los neoliberales y lospartidarios del libre mercado, que existe un solo tipo de capitalismo. Elcapitalismo es, si lo prefieres, una familia con una variedad de posibilidades,desde el capitalismo controlado por el Estado en Francia al libre mercado deEstados Unidos. Por tanto, es erróneo creer que el surgimiento de los paísesBric es sinónimo de la generalización del capitalismo occidental. No lo es: laúnica vez que uno de ellos importó el fundamentalismo del libre mercadoocurrió en Rusia y se convirtió en un fracaso absolutamente trágico.

ECONOMÍA TRIBAL

Sahlins

Aun cuando centrado en la «economía», el presente capítulo se ocupa de las familias tanto como dela producción; donde habla de intercambio tiene en la mente el parentesco, y cuando trata deconsumo se preocupa principalmente de los jefes. Lleva implícito algo más que la simple idea deque la economía está relacionada funcionalmente con las combinaciones sociales y políticas de lassociedades tribales. La economía no puede separarse de estas combinaciones; está organizada por

instituciones exactamente tan generalizadas como las familias y los linajes; «incrustadas» en ellas,como dice el historiador de economía.

Lo que en la erudición convencional de la ciencia económica son factores «exógenos» o«económicos», tales como parentesco y política, en la realidad tribal son la organización misma delproceso económico. La economía antropológica no puede concebidos como externos,obstaculizadores de «la economía» desde algún lugar fuera de ella. Son la economía, elementosesenciales del cálculo económico y de todo análisis auténtico de él.

El modo de producción doméstico

Así, en las sociedades tribales el «modo de producción» —suponiendo que la expresión encierrerelaciones de producción a la vez que medios materiales— debería calificarse de «doméstico» o«familiar», a la luz de la posición estratégica asumida por los hogares individuales. La familia es enrelación con la economía tribal lo que la casa solariega fue con respecto a la economía europea delMedievo, o la corporación industrial en relación con el capitalismo moderno: cada una de ellas es lainstitución central de producción de su época.

Los grupos domésticos de sociedades tribales no se han visto todavía reducidos al estado de simplesunidades de consumo. Ni tampoco la mano de obra humana ha sido superada por la familia y,empleada en un dominio externo, supeditada a una organización y una finalidad extrañas. Laproducción es una función doméstica. La familia está, como tal, comprometida directamente en elproceso económico y en buena parte lo controla. Sus mismas relaciones interiores, como lasexistentes entre marido y mujer, entre padre e hijo, son relaciones de producción. Los bienes que laspersonas producen, así como la forma de asignación del trabajo, son, en su mayor parte,estipulaciones domésticas. Las decisiones se toman con miras a las necesidades hogareñas: laproducción se organiza de acuerdo con las demandas familiares.

Con todo, es «lo que necesitan» la idea que preside la producción, no el beneficio que puedanobtener de ella. El interés en el intercambio sigue siendo interés de consumidor, no de capitalista.Tal vez la mejor forma de expresarlo sería «producción para aprovisionamiento».

«Modo de producción familiar»

1. La soberanía de los grupos domésticos en el dominio de la producción se fundamenta sobreel hecho siguiente: que dichos grupos están constituidos, equipados, autorizados ycapacitados para determinar y adaptar la producción social. Las familias son constituidaspara la producción en primer lugar por la división sexual del trabajo, la únicaespecialización del pleno empleo en la marcha de las sociedades primitivas.Complementariamente y de forma casi exhaustiva de las tareas sociales, el trabajo de unhombre junto con el de una mujer puede suministrar la mayor parte de las cosas de valorhabituales.

2. Las familias son equipadas para gobernar la producción mediante la disponibilidad de lasherramientas y las técnicas precisas; generalmente cuentan con los recursos específicoscorrientes. Este dominio se corresponde con con cierta simplicidad de los recursos, podríadecirse con cierta democracia de la tecnología: herramientas de fácil construcción ydisponibilidad; capacidades técnicas del dominio público; utensilios sencillos capaces de sermanejados por individuos o por grupos reducidos; y procedimientos de producción que soncon frecuencia unitarios, de modo que el mismo sector interesado pueda realizar todo eltrabajo desde la extracción de la primera materia hasta el acabado completo del producto.

3. La familia está autorizada y facultada para actuar autónomamente gracias a su acceso a losrecursos de la producción. No que sea propietaria particular exclusiva de tierras de labor,

pastos u otras riquezas naturales. Lo más frecuente es que éstas sean del dominio de gruposcorporativos más amplios, tales como linajes o pueblos y que los derechos de la familia sefundamenten en su condición de miembro del grupo propietario. La familia goza deprivilegio usufructuario, en el que se incluye el derecho de vigilancia sobre la forma de usode su parte y el de disponibilidad del producto. Más que un impedimento al disfrute familiar,el conferir la propiedad a grupos mayores da a las familias miembros una especie degarantía inalienable de subsistencia. En el curso normal de las cosas ningún hogar estáexcluido del acceso directo a los medios de: su propia subsistencia, como no lo está tampocoen la participación en la mayor estructura social. Ninguna clase expropiada de pobresprivados de tierras es característica de las sociedades tribales. Si se produce la expropiaciónes debido a algún accidente —como un triste efecto de la guerra, por ejemplo— y no a unacondición derivada de la economía.

4. Algunas sociedades tribales están jerarquizadas, pero ninguna es una sociedad de clases.Contra la formación de clases, lo mismo que contra la estratificación económica, se levantael sistema de producción familiar autónoma. La posesión por las personas de sus mediospropios de producción es fatal para todo intento de esta naturaleza de prepotenciaeconómica. La apropiación de los recursos productivos importantes por parte de unos pocosestá descartada y, por ende, el servilismo económico de los muchos que restan. Losmiembros de las tribus disponen de muchos medios para elevar a un individuo por encimade sus paisanos; éste, empero, el más coercitivo históricamente, les está cerrado.

5. Por lo que toca a la organización de la producción misma, la mejor palabra con que puededefinirse es anarquía. La economía social está atomizada en existencias hogareñasindependientes, dispuestas para operar paralelamente entre sí y de forma no coordinada. Estaalegación de anarquía primitiva no tiene el propósito de provocar la alarma —dialécticamente se neutraliza con fuerzas de orden social—, sino sólo de resumir en formabien visible los aspectos atomísticos de un modo de producción familiar.

6. La crisis tribal es la infraproducción, la escasez de artículos salidos de los diversos centrosdomésticos, insuficientes para su propio bien o para el bien de la sociedad. La reducidafuerza laboral doméstica —en principio tal vez constituida defectuosamente, con exceso depersonal improductivo en proporción a los trabajadores productivos— se ve con frecuenciapenosamente acosada. Si se la deja «que marche sola», la economía doméstica resultainadecuada: varias familias en un tiempo dado y alguna familia repetidas veces, puedenprobablemente ver ante ellas la perspectiva del granero vacío.

7. La economía no está organizada para una producción sostenida ni siquiera en tiemponormal. Un modo doméstico de producción es un modo de producción doméstico. Enfocadaa suministrar a la familia su acostumbrada provisión de artículos de consumo, tiene límitesfijos de rendimiento, sin propensión inherente a evocar un trabajo continuado o una riquezasuplementaria. En términos más familiares, falta el incentivo para producir excedentes. Laproducción cesa cuando la demanda doméstica está colmada para el momento presente.Aquí la distinción clásica entre «producción para el consumo» (es decir, aprovisionamiento)y «producción para el intercambio» (es decir, el lucro) adquiere todo su sentido.

El mercado competitivo es una dínamo eterna, tal vez no siempre en perfecto estado defuncionamiento, pero siquiera proyectada para engendrar corrientes intensas de productividad. Elmercado pone a nuestro alcance una deslumbrante variedad de productos, cosas apetecibles encantidad y diversidad ilimitadas, cada una con la sonora llamada de la etiqueta de su precio: «sóloos costará esto adquirirme». El alcance del hombre es inevitablemente limitado, puesto que unonunca tiene el dinero suficiente para comprarlo todo. Ante la sentencia del mercado el consumidorestá condenado a la escasez y, por tanto, a una condena perpetua de duro trabajo. Ni se encuentratampoco alivio en adquirir objetos. Participar en una economía de mercado es una tragediainevitable: lo que empezó en insuficiencia terminará en privación. Porque cada adquisición essimultáneamente una privación —de otra cosa que podía haberse adquirido en lugar de la primera

—. Comprar un objeto es privarse de otro. Mientras que en la economía tribal:

Esto guarda relación con el desarrollo limitado del intercambio, con el hecho de que lamayoría de las personas han de proveer sus propias necesidades, de que las familiastienen que contentarse con lo que están en condiciones de producir ellas mismas, por locual sus demandas han de ser forzosamente modestas tanto en cantidad como en calidad.Otra consecuencia de esto es que el móvil económico no actúa continuamente. Porconsiguiente [...] la actividad económica es también intermitente.

8. El vínculo de parentesco relega la anarquía económica a una contradicción acechante en elfondo. Enlazada con otras en una comunidad de parentesco, una familia se ve fuertementepresionada para sostener el lujo del propio interés doméstico, especialmente cuando losparientes de la puerta contigua no tienen bastante comida. Si el modo de producción familiarengendra fuerzas económicas centrípetas, el parentesco desata otras centrífugas,proyectando bienes de consumo fuera del hogar para distribuidos a los necesitados. Losproductos de necesidad urgente circulan, a lo largo de las líneas de parentesco, desde los quelos tienen a los que carecen de ellos. Tampoco el reaprovisionamiento viene forzosamenteen forma de reciprocidad agradecida, sino tal vez como producción adicional por parte deldonante, cargado ahora con la obligación de mantener a otros además de su propia familia.Dicho de otro modo, las responsabilidades de parentesco pueden forzar a productoresefectivos a ampliar su producción por encima y más allá de las exigencias de su hogardoméstico. Más que un incentivo de caridad, el parentesco espolea la productividad.

9. El poder invade la casa humilde, subvirtiendo la autonomía familiar y luchandovictoriosamente contra la infraproducción doméstica. El papel económico público de lasautoridades tribales exige que éstas se impongan así a la población sometida. Los notables yjefes se ven obligados a mitigar las carestías entre el pueblo, exactamente como los parientesordinarios pero incluso en mayor grado, porque el jefe tribal es un modelo entre parientes ysu preocupación por la prosperidad de la comunidad es una especie de centralización de lamoral de parentesco. Las autoridades locales desempeñan el papel de empresarios montandograndes acontecimientos comunales: ritos espectaculares, obras públicas, intercambiosceremoniosos con otros grupos. Para obrar en esta forma, un jefe debe ejercer presión sobrela economía familiar dentro de su esfera, obligándola a acrecentar sus perspectivas deproducción o exigiendo de ella trabajo «en beneficio de toda la colectividad». La direcciónes una de las grandes fuerzas productivas. Actúa para intensificar la producción familiar,para congelar, mediante presión política, un excedente material y, al disponer de este fondo,para mantener a flote a la comunidad como empresa de marcha normal. Sistemas diferentesde autoridad tribal producen impactos diversos sobre la economía doméstica y, con ello,diferentes coeficientes de producción y de acumulación excesiva. Independientemente de losprogresos tecnológicos, la transformación social puede desempeñar el papel decisivo en eldesarrollo económico.

10. Los pueblos tribales difieren considerablemente de nosotros. Su trabajo es más episódico ydiversificado. En total su duración es inferior a la nuestra, tampoco es tan inhumano. En unaeconomía hogareña, como dice Boeke, el estímulo económico no obra continuamente y, enconsecuencia, tampoco lo hacen las personas. Después de todo hay dos caminos queconducen a la satisfacción, a reducir la brecha existente entre los medios y los fines:producir mucho o apetecer poco. Orientada hacia el suministro de una variedad pequeña demedios de subsistencia, la economía doméstica adopta el segundo camino, el Zen. lacantidad de trabajo per capita aumenta en proporción del progreso tecnológico, y la cantidadde ocio disminuye.

11. Tampoco el trabajo tribal es trabajo alienado. Hemos visto que no lo es de los medios deproducción o del producto. De hecho, la relación del miembro de la tribu con los medios deproducción o los productos acabados con frecuencia rebasa la propiedad tal y como nosotros

la entendemos, yendo, más allá de la posesión terrenal, a una unión mística. El suelo es unvalor espiritual, una fuente benéfica, el hogar de los antepasados. Estas asociacionesmísticas reflejan otro aspecto del trabajo: que no es alienable del hombre mismo, separablede su existencia social y negociable como tantas unidades de capacidad laboraldespersonalizada. Un hombre labora, produce en su aptitud como persona social, comoesposo y padre, hermano y camarada de linaje, miembro de un clan, de un pueblo. El trabajono se practica separado de estas existencias, como si fuese una existencia diferente.«Trabajador» no es por sí una condición social, ni «trabajo» una auténtica categoría deeconomía tribal. Dicho de otro modo, el trabajo es organizado por relaciones «noeconómicas» en sentido convencional, perteneciendo más bien a la organización general dela sociedad. Trabajo es una expresión de relaciones preexistente s de parentesco ycomunidad, el ejercicio de estas relaciones. Pero entonces un hombre es lo que hace, y loque hace es lo que es. Incapaz de venderse como independiente de sí mismo, el trabajo nolibera al hombre de su existencia como pariente obediente, ciudadano de la comunidad y serinteligente capaz de arte y de goce. El trabajo no está divorciado de la vida. No hay «tarea»,no hay tiempo ni lugar donde invertir la mayor parte del tiempo de uno no siendo unomismo. Ni tampoco hay trabajo y vida relacionados como medios conducentes a un fin(como lo son a menudo para nosotros): el primero un mal necesario tolerado para llegar alsegundo, «vivir», que es algo que se hace después de las horas de trabajo, «el tiempopropio», si se tiene la energía de hacerlo. La revolución industrial desgajó el trabajo de lavida. La reintegración no se ha conseguido todavía. Entretanto, la pérdida de la primitivaintegración humana es un lamento justificable de crítica romántica, y la enajenación deltrabajo un grito penetrante de dolor revolucionario.

Intercambio y parentesco

En su libro The Hunters, el profesor Service definió los puntos extremos de la banda dereciprocidad —reciprocidad «generalizada» y «negativa»— y también su punto medio, la«equilibrada». Por el interés que ofrece la descripción de la economía sectorial de las sociedadestribales, recapitulamos brevemente esta tipología:

1. Reciprocidad generalizada. Estas transacciones son por lo menos putativamente altruistas,sobre las líneas de una asistencia prestada y, si es posible y necesario, devuelta. En losestudios etnológicos aparecen otras formas concretas de reciprocidad generalizada, como«distribución», «hospitalidad», «entregas en prenda», «ayuda mutua» y «generosidad».Dádivas obligatorias a parientes y jefes («deudas de parentesco» y de «jerarquía»), así comode noblesse oblige, son menos sociales pero, sin apurar demasiado las cosas, pertenecen a lamisma clase. En el extremo, digamos el de la distribución voluntaria de alimentos entreparientes muy próximos —o por su lógico valor intrínseco podría pensarse en una madreamamantando a su hijo—, la espera de una retribución material directa es improbable, sobretodo implícita. El lado social de la relación supera al material y, en cierto modo, lo encubre,como si no contara. El ajuste de cuentas no es correcto, simplemente. No que no hayaobligación de corresponder, pero la esperanza de reciprocidad queda indefinida, no seespecifica en lo relativo a tiempo, cantidad ni calidad. En la práctica, el tiempo de laretribución y el valor de las entregas de restitución no están condicionados sólo a lo que dioel donante, sino también a lo que necesita y cuándo, y a lo que el receptor está en situaciónde darle y al tiempo en que pueda hacerlo. La obligación de reciprocidad es difusa: cuandosea necesaria al dador y/o posible al receptor. Así el pago puede hacerse muy pronto o noefectuarse nunca. Hay personas —los viudos, los ancianos, los imposibilitados— que a lolargo de todo el tiempo son incapaces de sostenerse a sí mismos o de ayudar a los demás.Con todo, las obligaciones para con ellos de los parientes próximos no pueden vacilar. Uncontinuo fluir en una dirección es un buen signo pragmático de reciprocidad generalizada.

La incapacidad de corresponder o de dar tanto como se recibió, no determina la interrupciónde las entregas por parte del donante original: los bienes caminan en una dirección, en favorde los desposeídos, durante largo tiempo.

2. Reciprocidad equilibrada. Intercambio directo: la retribución es inmediata y equivale envalor a las mercancías recibidas. El tipo perfecto de la reciprocidad equilibrada, unintercambio simultáneo de cosas idénticas, no sólo es concebible sino que está documentadoetnológicamente en ciertas transacciones matrimoniales entre los parientes de la novia y losdel novio, pactos de fraternidad de sangre y convenios de paz. De manera menos rigurosa, eltérmino de «reciprocidad equilibrada» puede aplicarse al caso en que artículos de valor outilidad proporcionados deben entregarse en pago dentro de un plazo estipulado o de tiempobreve. Muchos de los «intercambios-obsequio» de que hablan los etnólogos, así como granparte del «tráfico», «trueque» y «compra» con «moneda primitiva», pertenecen a este tipode reciprocidad. La reciprocidad equilibrada es menos «personal» que la generalizada, o sea,mirada desde nuestro punto de vista tergiversado, «más económica». La gente actúaadherida a intereses económicos y sociales separados. El aspecto material de la transacciónes tan importante como el social, y debe haber cierto ajustamiento más o menos exacto, yaque las operaciones deben compensarse. Así, la prueba pragmática es aquí una incapacidadde tolerar la circulación en una sola dirección: las relaciones entre las personas se rompencuando una se retracta, deja de hacer un quid pro quo dentro de un tiempo limitado, como laimpresión que experimenta una anfitriona cuando algún conocido no íntimo a quien hainvitado un par de veces a comer no la invita a su vez «en todo aquel tiempo». Entre amigosíntimos no se produciría este cálculo.

3. Reciprocidad negativa. Es un intento de obtener algo gratuitamente: transaccionesiniciadas y enfocadas hacia una ganancia utilitaria neta. Dicho de otro modo, lo quepudiéramos considerar principios de un sano negocio. En los registros etnográficos apareceocasionalmente como «regateo» o, en formas más insociables, como «juego sucio»,«trampa», «robo y otras variedades de apropiación. En todos los casos los participantes seenfrentan como representantes de intereses no sólo diferentes, sino opuestos, tratando cadauno de maximizar su posición a expensas del otro. Regatear con la mirada puesta en la granoportunidad es una de las formas más sociables. Partiendo de aquí, la reciprocidad negativapasa por varios grados de trapacería, fraude, robo y violencia hasta la estratagema de unabien llevada incursión ecuestre. Como en la reciprocidad generalizada, la «correspondencia»es asimismo condicional, pero en sentido opuesto: contingente en mostrar la presión o lasuperchería compensativa suficiente para servir o, mejor aún, encarecer los propiosintereses.

Los intercambios, incluso los de una sola sociedad tribal, pueden pasar gradualmente de lo uno a lootro en un lapso de tiempo. No pueden hacerlo, sin embargo, al azar. La inclinación a practicar unau otra forma de reciprocidad está organizada sectorialmente. La actuación de las distincionessectoriales sobre la reciprocidad se complica con el influjo de la distancia espacial en las medidasde «distancia de parentesco». Los parientes próximos suelen residir en las cercanías y los remotosviven por lo general lejos, porque los parientes que habitan en un lugar cercano son consideradospróximos en sentido sociológico, mientras que los establecidos a considerable distancia sonparientes lejanos. En la comunidad tribal el parentesco tiene mayor importancia que en la nuestra.Incluso la categoría de «no pariente» está definida por el parentesco, es decir, como el límite lógicode la clase.

Así pues, para una apreciación general del juego de reciprocidad entre los miembros de las tribus,sobreponemos el plano sectorial de la sociedad a la secuencia de reciprocidades. Las relaciones decada esfera social son más solidarias que las del sector contiguo, más periférico. De este modo lareciprocidad tiende al equilibrio y la tramoya en proporción a la distancia sectorial. En cada sectorson predominantes o características determinadas modalidades de intercambio. La reciprocidad

generalizada prevalece en las esferas más estrechas, se debilita en las más amplias; la reciprocidadequilibrada es característica de las relaciones segmentarias intermedias, y la negativa es la forma deintercambio dominante en la esfera periférica, especialmente la intertribal.

Este esbozo del intercambio es completamente hipotético. Incorporado a las diversas estructurassegmentarias de las sociedades particulares, el espectro de las reciprocidades queda modificado demuy diversas formas. Para acomodar nuestro concepto estereotipado a las variaciones impuestas porlas sociedades reales, será necesario trasladar la reciprocidad equilibrada a un «punto medio», haciadentro de unos casos, hacia fuera en otros, que reflejen campos más estrechos o más amplios deintercambio generalizado.

Economía política

Las diferencias de rango, lo mismo que las distancias de parentesco, suponen una relacióneconómica y una forma apropiada de intercambio. No es el menor entre los privilegios de nobleza eleconómico, lo que se debe al señor; ni tampoco noblesse oblige es la última de las obligaciones. Losdeberes y derechos pertenecen a ambas caras de una relación de rango: tanto los encumbrados comolos humildes tienen demandas mutuas que formularse. Y en realidad la terminología feudal no hacejusticia a la equidad económica de la gradación de parentesco. En su propia estimación histórica,noblesse oblige difícilmente anulaba los droits du seigneur; en la sociedad tribal la desigualdadsocial es más la organización de la igualdad económica, y la elevada posición es con frecuenciaasegurada o mantenida por una cacareada generosidad.

La «base económica» de la política tribal es sobre todo la generosidad, a la vez un acto demoralidad positiva y una inversión de gratitud en la población subordinada. O, mirándolo de modomás global, el orden político está garantizado por una circulación centralizada de mercancíasdirigida hacia la cúspide de la pirámide social y luego en sentido de descenso nuevamente,implicando cada entrega no sólo una relación de jerarquía, sino, como donativo generalizado nosolicitado directamente, obligando a la lealtad.

Se advierten dos modalidades diferentes de situar así la reciprocidad al servicio de la jerarquía. Enciertas tribus el sistema de rango existe ya, los jefes en el ejercicio de sus altas funciones y el pueblosometido, un lugar para cada cual y cada uno en su lugar. Aquí la reciprocidad entre jefes y súbditosderiva de unos derechos y privilegios establecidos, y una vez puesto en marcha el intercambio tieneefectos redundante s sobre el sistema jerárquico. Pero en muchísimas sociedades tribales lasoberanía es más una facultad personal que una posición constituida, y la reciprocidad generalizadase empeña en su consecución. En el primer caso, el orden jerárquico existente evoca ciertasrelaciones económicas; en el segundo, determinadas relaciones de esta clase se utilizan para evocarun orden jerárquico. La primera es la forma del auténtico caudillaje, que actúa según el principio «elnoble es generoso». La segunda es la del hombre importante que obra basándose en el corolario deque «el generoso es noble».

Si es verdad que una particular relación social sugiere una modalidad estable de intercambio,también lo es («por la misma razón») que una clase de intercambio origina una relación socialconsistente. Si los regalos hacen amigos, los amigos hacen regalos. O, dicho de manera másapropiada al presente contexto, «los regalos hacen esclavos»; como dicen los esquimales,«exactamente como los latigazos hacen a los perros». Los notables de las comunidades melanesiasy los llamados «caciques» entre los indios de las llanuras, en la medida en que las transaccioneseconómicas participan en su encumbramiento, se sirven precisamente de la conexión entre dádivasy rango para impulsar sus carreras. Convierten el desequilibrio económico en desigualdad política.Un don no solicitado, diría un bosquimán, «crea algo entre la gente». Por lo menos engendra ciertacontinuidad en su relación durante todo el tiempo que no es correspondido. Más que esto, el que

recibe un favor se encuentra en una posición social equívoca: en deuda. La «norma de reciprocidad—observa Alvin Gouldner— plantea dos exigencias mínimas relacionadas entre sí: 1) las personasdeben ayudar a quienes les han ayudado, y 2) no deben perjudicar a quienes les ayudaron». «Losregalos [entre los gahukus de Nueva Guinea] han de ser reintegrados. Constituyen una deuda, yhasta que está saldada las relaciones entre los individuos implicados se hallan en estado dedesequilibrio. El deudor tiene que proceder con circunspección con los que tienen aquella ventajasobre él o, en caso contrario, corre el peligro de quedar en ridículo». Así pues, la generosidad crea lajefatura al crear la sumisión.

Malinowski tuvo una frase feliz para expresar lo que hace el personaje: acumular un «fondo depoder». El personaje es un hombre que usa y crea relaciones sociales que le dan participación en laproducción ajena y le capacitan para absorber un exceso de ella. Trasciende de la economíadoméstica fragmentada y, empujado por su propia ambición, promociona los intereses de lasociedad. Porque en la distribución pública de su fondo de poder, el personaje inicia unacombinación de grupos y una organización de funciones que van más allá del alcance ordinario. Elcontexto de la entrega desinteresada puede ser una ceremonia religiosa, la construcción de un casinolocal, un intercambio ritual entre grupos o un baile. Estas testificaciones de la condición social deun personaje suelen reunir a gentes de los alrededores: el jefe da forma a la organización supralocal.En tribus normalmente segmentadas en reducidos grupos independientes el jefe amplifica, siquieratemporalmente, la esfera de la economía, la política y la ceremonia.

La constitución política es inestable: en su superestructura un flujo de jefes que suben y caen, en lainfraestructura otro de facciones que se amplían y contraen. Lo más importante, sin embargo, es quela posibilidad de su deserción obstaculiza la capacidad de un jefe para impulsar enérgicamente laproducción de sus seguidores. En realidad, al engendrar movimiento, la aspiración de un hombreimportante por alcanzar las cumbres de la fama amenaza provocar una contradicción en susrelaciones con sus subordinados. El mismo impele la defección, o incluso una rebelión igualitaria,al estimular la producción.

La formación de la jefatura altera el perfil social de intercambio, la incidencia de formas diferentesde reciprocidad, de igual manera que las tribus segmentarias introducen cambios a este respecto alser comparadas con bandas de cazadores.

En los campamentos aislados de los cazadores-recolectores marginales de alimentos, la inseguridadde la caza se mitiga con una acentuación colectiva de la participación por igual. Este imperativo decooperación, combinado con contadísimas oportunidades de comercio con extranjeros, pone unareciprocidad generalizada en la posición de la forma dominante de intercambio.

Por contraste, los horizontes sociales de las gentes de las tribus son generalmente más amplios, elárea de sus transacciones es mayor y la reciprocidad equilibrada forzosa en el mundo exteriorcompite ahora con la generosidad doméstica por adquirir importancia en el esquema de la vidatribal. A la organización local de la sociedad de bandas, la tribu segmentaria añade nuevasdimensiones de estructura periférica, y al intercambio local nuevas relaciones económicas en lossectores intercomunal e intertribal. El desarrollo se produce precisamente en las regiones donde esapropiado el intercambio equilibrado, ya en busca de mercancías situadas a distancia, ya de paz yalianza con otras comunidades. Por comparación con las bandas, las tribus segmentarias manifiestanun aumento, mayor o menor según las circunstancias, en la proporción entre el intercambioequilibrado y el generalizado. En la trayectoria de esta evolución, tal vez su expresión más completasea la aparición de la «moneda primitiva» en determinadas regiones tribales, como las conchas-moneda de Melanesia y la California aborigen. Funcionando como patrones consuetudinarios deequivalencia y medios de cambio, estas «monedas» reflejan a la par que facilitan un sólido tráficoequilibrado. No todas las tribus segmentarias tienen moneda, pero las que la poseen son tribus

típicamente segmentarias. La moneda primitiva es rara o inexistente en las economías menosdesarrolladas de las bandas. Y también en los cacicatos más evolucionados, por mucho que estovaya en contra de nuestras ideas sobre progreso económico. Pero con el cacicato la economíainterna recupera el predominio sobre la exterior, en parte por efecto de un proceso de purodesplazamiento. La progresión desde una tribu segmentaria al cacicato es, en cierto sentido, unatransformación de las relaciones externas en internas, a medida que grupos locales adyacentes sevan integrando bajo la égida de jefes poderosos y (a menudo) de amplios grupos de descendencia.Como consecuencia, mengua la reciprocidad equilibrada. Su incidencia queda restringida:

• en primer lugar por la internalización de las relaciones de intercambio; la concentraciónde gente en asociaciones políticas y de descendencia de mayor volumen tiende a generalizarentre ella la reciprocidad.

• en segundo lugar, es restringida por la preponderancia del rango, el cual pasa a convertirseen un factor en el cálculo de casi todas las transacciones, imponiendo elementos dedesequilibrio fuera de las consideraciones de clase social.

• tercero, y lo más significativo de todo, es la centralización del intercambio en unaeconomía pública. Las reciprocidades se centran sobre los jefes reinantes, a quienes todosdeben los tributos estipulados y de quienes manan las «ayudas y mercedes a losnecesitados». Así integrada políticamente, la reciprocidad cambia de calidad. Reaparece enforma más elevada, la fusión de intereses colectivos y la reasignación de bienes por poderesexistentes; un proceso que merece su nombre específico: redistribución.

La redistribución, que constituye una comunidad de intereses tribales o familiares, representa lo quelas familias hacen en todas partes, contribuyendo cada uno de sus miembros al sostenimiento delhogar común y recibiendo por ello la debida participación. La redistribución efectuada por el jefedebe derivar algo de su eficacia política, de la analogía con estas formas más humildes, pero mástodavía del hecho de que esta integración de reciprocidades altera toda la sociología delintercambio. En esta forma más sencilla la reciprocidad es una interrelación, la acción y la reacciónde dos partes. Aun cuando el intercambio puede establecer una armonía entre ellas, la diferenciaciónde las partes, la distinción de intereses, es aquí ineludible. Pero allí donde la reciprocidad separa, laredistribución combina. La redistribución es una relación en el seno de, la acción colectiva de ungrupo, y de un grupo, además, que tiene un centro social en el que se concentran los bienes y delque luego fluyen al exterior. La redistribución es la jefatura dicha en términos de economía.

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LA CIRCULACIÓN DE BIENES

Las distintas formas de transferir bienes y servicios mantienen y refuerzan varios vínculos socialesque acaban por configurar conductas que un observador externo tacharía de cooperativas -competitivas o socialmente armónicas - antagónicas.

Se suelen asociar estas transferencias con el intercambio y con las distintas formas de transmitir losdiversos derechos sobre la propiedad, que caracterizan a las sociedades en las que la mayoría de losbienes y servicios circulan a través de las relaciones sociales, sobre todo, siguiendo las líneas delparentesco.

Transacciones de una sola dirección

Es indudable que se ha prestado mucha menos atención a los numerosos casos y amplio espectro detransferencias unidireccionales, que a pesar de su relevancia social, ni se han estudiado

sistemáticamente, ni se ha reflexionado sobre las anomalías que introducen en las tipologías yclasificaciones más utilizadas.

Susana Narotzky señala que en el debate en torno al trabajo doméstico de las mujeres en su facetade amas - o proveedoras - de casa, se presenta un problema a la hora de clasificar o separar susactividades como productoras y distribuidoras de bienes y cuidados para la familia del de suconsumo personal de esos mismos bienes.

El cuidado en el ámbito doméstico es una transferencia de servicios unidireccional muy peculiar,porque no es un servicio material concreto, sino un estado general de atención, de conciencia frentea las necesidades de los miembros de la casa. Ese cuidado que consume tiempo y energía, es el tipode trabajo más invisible. En nuestra sociedad, la mayor parte de este trabajo se puede sustituir porservicios que están a la venta en el mercado o que forman parte de los servicios sociales del Estado.Es decir, existe un mundo exterior al ámbito doméstico, donde mediante la redistribución o lacompra-venta se accede a estas prestaciones, y otro doméstico donde estos mismos cuidados seobservan hasta tal punto a través de la ideología de género y la de la familia - incrustados en estasinstituciones -, que su aspecto económico queda tan invisible como el trabajo de las propias amas decasa: desde el punto de vista de quién proporciona el cuidado en el ámbito doméstico es un buenejemplo de transacción de una sola dirección.

Otras transferencias, imprescindibles para poder seguir un determinado modo de vida, como porejemplo el de los campesinos, tienen un elemento de ambigüedad a la hora de clasificarlos. Si seanaliza desde la perspectiva del cuidado, cómo circulan los bienes agrícolas de generación engeneración, se incrementa su ambivalencia, ya que su apariencia unidireccional puede presentarsecomo si fuese una auténtica renta del afecto.

Son unidireccionales también, las limosnas a una institución o las relaciones filantrópicas. Máscomplejo es el entramado de las ONG, que son inseparables de la expansión del liberalismoeconómico.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES Y LA PRIVATIZACIÓN DEL DESARROLLO

RURAL EN AMÉRICA LATINA

Victor Bretón Solo de Zaldívar

A simple vista, uno de los aspectos que más sorprenden de ciertas áreas rurales de América Latinaes la presencia numerosa de agencias privadas de desarrollo. Es como si, en los últimos veinte años,estas entidades —coloquial y genéricamente conocidas como Organizaciones No Gubernamentales(ONG) o, más específicamente, como Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD)1 — hubieran ido adquiriendo protagonismo —con mayor o menor intensidad, según los países ylas regiones— al tiempo que los poderes públicos —con el Estado a la cabeza— se replegaban deesos ámbitos tradicionales de intervención. Destaca la existencia de importantes contingentes depoblación indígeno-campesina, la recurrencia de proyectos impulsados, financiados y evaluados porONG, y la presencia cada vez mayor de organizaciones populares —de los beneficiarios de esosproyectos— con una notable capacidad de intermediación y de negociación con las agencias dedesarrollo.En este texto se analiza el papel que están desempeñando las ONG en el medio rurallatinoamericano desde el punto de vista de la eficiencia y la eficacia de sus actuaciones, del de su

adecuación a la agenda derivada del modelo neoliberal y del de su relación con la evolución de losdenominados «nuevos movimientos sociales» que —como los articulados alrededor de la identidadétnica— canalizan la oposición de amplios segmentos de población a la implacabilidad de un ajusteeconómico de alto costo social.

Las ONG y el neoliberalismo

En principio, las ONG suelen ser identificadas con entidades compuestas por un conjunto deindividuos que, voluntariamente y sin ánimo de lucro —lo cual no está necesariamente reñido consu creciente profesionalización en determinados ámbitos— dirigen sus actividades hacia laprestación de diferentes servicios a los sectores sociales más desfavorecidos. Forman parte en laliteratura especializada, pues, del «tercer sector» (en oposición al primer sector, el estado, y alsegundo, las empresas) en el ámbito de la organización de la sociedad; un sector orientado a servir ala colectividad en base a una serie de valores compartidos por quienes integran cada una de lasinstituciones que componen ese tejido.

Naturaleza heterogénea del tercer sector

A escala planetaria, las agencias privadas internacionales (las ONGD del Norte) se dedican a llevarla nueva del «desarrollo» a los países del Sur (atrasados o subdesarrollados). Pueden ser definidascomo organizaciones autónomas con respecto al Estado y orientadas prioritariamente a acopiarrecursos de los países donantes (ricos, desarrollados o simplemente solidarios) para financiarproyectos en el Sur sobre la base de toda una retórica humanitaria originada —hoy por hoy— másen la compasión y el altruismo que en la solidaridad estricto senso , como veremos. Muchas de estasinstituciones no operan directamente —o no sólo directamente— sobre los sectores sociales objetode su intervención y/o sobre sus organizaciones representativas, sino que lo hacen a través de todauna pléyade de ONG locales —del Sur— que se ha consolidado a partir del supuesto de que, dadasu cercanía y mayor conocimiento de su realidad inmediata, constituía la contraparte natural de lasacciones de desarrollo, contribuyendo así a maximizar la eficacia de las iniciativas capitaneadas pory desde las ONG del Norte. Como en todas partes, el mundo de las ONG en América Latina estremendamente heterogéneo y, por ello, no es fácil generalizar sobre sus características comunes:las hay que operan con honestidad junto a otras que, tras la fachada de «sin ánimo de lucro»,enmascaran su naturaleza de empresa de servicios pura y dura; etc. Con todo, las ONGD —y, engeneral, casi todas las ONG— suelen ofrecer una imagen común de equidistancia formal de losestados y los organismos internacionales que no siempre es real, dada su frecuente dependenciafinanciera de aquéllos. Su presunta autonomía, unida a su teórico alejamiento de posicionamientosideológicos maximalistas, redundaría —siempre según ellas— en una eficiencia y una eficacia desus actuaciones muy por encima de las auspiciadas por los corruptos, clientelares y (a menudo)burocratizados aparatos estatales latinoamericanos. Estas afirmaciones no siempre aparecen, sinembargo, avaladas por la fuerza de los hechos, como tendremos ocasión de remarcar.

Entre el consenso y posconsenso de Washington

Desde una perspectiva crítica, las cosas se ven de otra manera, pudiéndose establecer una relacióndirecta entre la gran proliferación de ONG y el apogeo de la retórica anti-estatista delneoliberalismo. Como muy bien apunta Sogge, estas agencias se han hecho importantes ynumerosas en un momento en que las grandes empresas e incluso los gobiernos parece que se vanlibrando progresivamente de parte de sus obligaciones sociales. No es casual, en este sentido, que«la importancia de algunas organizaciones de cooperación esté creciendo junto a la misma ola deprivatización» (Sogge, 1998: 32). En opinión de este autor, la dejación por parte de los poderespúblicos de ciertas responsabilidades explica el traspaso de éstas a las ONG, lo que ha acarreado suencaje como quasi-contratistas de servicios en proceso de externalización y, por ello, cada vez

menos asumidos por el Estado (Sogge y Zadek, 1998: 127).

Muchos opinan que el modelo de cooperación al desarrollo a partir de las ONG obedece a esalógica, siendo —tanto en los países del Norte como en los del Sur— perfectamente compatible conlos preceptos de la agenda neoliberal emanada, desde los inicios de la década de los ochenta, delcélebre Consenso de Washington. De hecho, «no puede olvidarse que las ONG no empezaron atener el protagonismo internacional con que cuentan hoy en día hasta el momento en que el BancoMundial decidió convocarlas, en 1982, para estudiar el papel que deberían desempeñar en elcontexto de la política neoliberal que se iba a aplicar, a escala global, en los años siguientes y queafectaría a la mayor parte de los países» (Picas, 2001: 180). Ante los efectos de los ajustesestructurales —desastrosos en términos sociales y de inestabilidad política en muchos países del Sur—, la búsqueda de un «ajuste con rostro humano» a finales de los noventa (el llamado Posconsensode Washington) ha fortalecido aún más el rol a desempeñar por las ONG; robustecidas en unatesitura en que los discursos al uso enfatizan sobremanera el papel de la sociedad civil y del capitalsocial en las políticas de desarrollo.

Es necesario, pues, cuestionar la lógica de un modelo global que se fundamenta en el abandono deuna parte importante de las obligaciones de los gobiernos nacionales —en el caso que nos ocupa,las políticas de desarrollo rural— y el traspaso (privatización) de su planeación, ejecución yevaluación a agencias particulares financiadas mayoritariamente desde el Norte. No parece gratuito,insistimos en ello, que la gran proliferación de ONG haya coincidido también en esa región con laemergencia de los regímenes neoliberales y con un contexto internacional proclive a canalizarrecursos a través de ese tipo de plataformas institucionales.

Las ONG y el Desarrollo rural en América Latina

Para empezar, hay que distinguir entre la esfera estrictamente económica de la intervención de lasONG sobre el medio rural (la eficacia de los proyectos medida en términos de su capacidad paramejorar o no las condiciones de vida de la población implicada, así como su relevancia porcentualsobre el total de pobres rurales) de las esferas política y social (los efectos colaterales sobre lasorganizaciones populares y los movimientos sociales articulados alrededor de éstas). En base a ello,vamos a presentar y desarrollar sucintamente cinco tesis básicas que apuntan en la direcciónmencionada de la funcionalidad del «modelo ONG» de cooperación al desarrollo con la lógica delajuste neoliberal: la tesis de la substitución no traumática del Estado, la de la fragmentación delaparato del desarrollo y la dispersión paradigmática, la de la domesticación progresiva de lacapacidad crítica de las agencias del Sur, la de su derrota en el combate contra la pobreza extrema y,por último, la tesis de las relaciones políticamente controvertidas entre donantes y beneficiarios.

Primera tesis: una substitución no traumática del Estado

La praxis neoliberal se ha ido concretando en América Latina a través de la paulatina puesta enfuncionamiento de tres grandes líneas de actuación, en lo que al sector agropecuario y a las áreasrurales se refiere:

1. la liberalización y la desregulación de mercados de productos e insumos, consecuencialógica de la aplicación de los preceptos sobre la aldea global y la teoría de las ventajascomparativas;

2. la liberalización del mercado de tierras y el fin del pacto del Estado con los campesinos, através del cual —recuérdese— aquél había acostumbrado a mitigar los conflictos agrariosdurante el dilatado período desarrollista; y

3. la substitución definitiva del paradigma de la reforma agraria por el del desarrollo ruralintegral (DRI). Esto último, más trascendente de lo que pudiera parecer a simple vista, ha

implicado el abandono de la pretensión de una transformación global del sector agrario enaras de una intervención parcial y circunscrita a determinados grupos de productores rurales(Grindle, 1986), al tiempo que ha abierto una puerta a la privatización de las intervencionessobre el medio rural.

Esto redundó en una situación en virtud de la cual el Estado fue perdiendo protagonismo comoagente potenciador del desarrollo rural en beneficio de las ONG y las financieras, multiplicadas ysobredimensionadas a la sombra de un ajuste económico que ha ido limitando progresivamente elmargen interventor de los poderes públicos. (Aunque no se puede generalizar, ya que el contextolatinoamericano es muy amplio y variado) Es realmente novedosa la proliferación general y laentrada masiva en escena de esta clase de organizaciones a partir de los inicios de la década delochenta; se constata a escala continental la existencia de una relación directa entre el replegamientodel Estado del ámbito de las políticas de desarrollo y el incremento, en plena crisis, de ONG enactivo cuya intervención ha servido para cubrir— mal que bien— el vacío dejado por aquél. Esfrecuente, al menos en el medio andino, encontrar proyectos de importante factura eninfraestructuras —tipo canales de regadío— que, a cargo de las grandes ONG locales, sonverdaderas «herencias» del Estado desarrollista de los setenta: con su continuación por medio de lasONG, se evita la sensación de horror vacui que podría haber generado el total abandono de lainiciativa pública, a la vez que se establecen nuevos vínculos (no necesariamente másparticipativos) entre los beneficiarios y los nuevos promotores. Desde este punto de vista, esinnegable que forman parte del engranaje de un modelo global acomodaticio con el ajuste, porheterodoxo que éste sea.

Segunda tesis: fragmentación del aparato interventor y dispersión paradigmática

El paradigma de intervención representado por el modelo de las ONG es, paradójicamente, unasuerte de anti-paradigma o, si se prefiere, de no - paradigma . Decimos esto porque, en realidad, haytantos modelos de actuación sobre la sociedad rural como agencias de desarrollo, siendo sencilloencontrar comunidades campesinas en cuyo espacio opera simultáneamente una multiplicidadinusitada de aquéllas. Además de la yuxtaposición consiguiente de otras tantas pequeñas estructurasburocrático-administrativas —aspecto éste que pone en entredicho la mayor eficacia de las ONG entérminos operativos—, esto genera la superposición sobre la misma base social de proyectosejecutados desde paradigmas con frecuencia contrapuestos.

Semejante heterogeneidad en los intereses y en los enfoques fomenta —como es lógico— todo tipode reticencias a la colaboración interinstitucional, aunque sólo sea por la simple incompatibilidad deparadigmas (Grundmann). Contribuye a equiparar, además, el comportamiento de las agenciasprivadas de desarrollo con el de cualquier empresa de servicios convencional, y eso por dos razonesfundamentales: La primera, por su necesidad de competir en un mercado (el de la cooperacióninternacional), caracterizado por lo limitado de los medios financieros potencialmente disponiblesen relación a las ingentes necesidades de la empresa (el desarrollo convencionalmente entendido):de ahí la contienda inter-institucional para hacerse con los recursos puestos en juego, generandorivalidades y distinciones (Nieto, 2002). La segunda entronca con la tesis de la domesticación queplanteamos a continuación, y tiene que ver con las exigencias de todo tipo —plazos de ejecución delos proyectos, orientación e incluso formas de evaluación— de las financieras, que suelen acabarimponiendo —por activa o por pasiva— criterios de eficiencia propios de empresa capitalista aorganizaciones que nacieron con una voluntad orientada hacia finalidades estrictamente sociales.

Esa fragmentación del aparato y de los enfoques de intervención ofrece la triste estampa «de unespejo quebrado en mil fragmentos, cada uno de los cuales refleja, desde su propia forma, la mismaimagen dislocada del desarrollo» (Paniagua, 1992: 209). Adoleciendo por lo general de una visiónholística e integrada de la realidad social, la perspectiva que se obtiene del mundo de las ONG es la

de un coro con multitud de voces, con multitud de melodías y con multitud de directores queavanza, a trompicones, en una curiosa sinfonía sin un fin preciso, sin un horizonte claro y sin poderconverger en una partitura común que permita al menos evaluar cabalmente los resultados parcialesa la luz del conjunto.

Con todo, un elemento que sí suele ser reiterativo en esta suerte de antimodelo es el hecho de que,con frecuencia, los que obtienen más réditos acostumbran a no ser lo más necesitados. Retóricasaparte, los principales beneficiarios de los proyectos de desarrollo suelen ser los sectores de lascomunidades rurales que cuentan con una mejor posición económica y social. A pesar del discursode ONG y financieras de que su prioridad son los más desfavorecidos de entre los pobres, lo ciertoes que éstos «encuentran serias limitaciones de orden práctico para acceder a los beneficios deldesarrollo, mientras que quienes poseen mayores recursos (sean económicos o culturales) y mayorcapacidad de influencia social cuentan con oportunidades añadidas para desviar a su favor lasventajas ofrecidas y, de este modo, ampliar su patrimonio o —interponiéndose en las organizacionesde base— fortalecer sus redes clientelares» (Picas, 2001: 129). Existe entre los implementadores deproyectos, de hecho, una tendencia a dirigirse donde ya existen otros proyectos en curso, así como aprivilegiar a los segmentos de población que presumiblemente sabrán sacar mejor partido de lasiniciativas; segmentos que no suelen coincidir con los que más lo necesitan.

Tercera tesis: la silenciosa domesticación de la capacidad crítica

Estados Unidos, a través de su agencia oficial de cooperación (USAID), convirtió durante la décadade los ochenta el fomento de importantes ONG locales en un instrumento fundamental de la defensade sus intereses en la zona. Unas veces fortaleciendo organizaciones que desempeñarán un papelclave de cara a garantizar la sostenibilidad del ajuste y la privatización de los servicios públicos(Costa Rica). En otros casos donde la amenaza revolucionaria modificaba el orden de lasprioridades (Guatemala, Honduras, El Salvador), esa línea de actuación acompañó y complementóla estrategia contrainsurgente que consumió la parte del león de las partidas presupuestariasdestinadas a «cooperar» con esos países.

Al mismo tiempo, las agencias europeas y canadienses —más progresistas en sus planteamientos yactitudes— pusieron en práctica políticas orientadas a fortalecer la capacidad organizativa de lossectores marginados en orden a cimentar la oposición política a los regímenes autoritarios y comocontrapeso a la ayuda militar estadounidense. El apoyo a esos sectores adquirió diferentes formas(desde asistencia de emergencia hasta defensa de los derechos humanos) y habitualmente sefundamentó en una noción incluyente de «sociedad civil». La colaboración fue importante, en lamedida en que incluso puede afirmarse que mejoró la ubicación de los movimientos revolucionariosen las respectivas mesas de negociación establecidas al final de los conflictos. El regreso de la pazy la aceleración de los procesos de democratización, sin embargo, introdujeron a esas agencias enuna profunda crisis de identidad en los inicios de los noventa; crisis que se fue traduciendo en unpaulatino escoramiento del antiguo apoyo incondicional a los sectores populares hacia lo que en laactualidad constituye la «ayuda solidaria» convencionalmente entendida (proyectos productivos yasistenciales asépticos), «coincidiendo con la emergencia de una cultura de requerimientosestrechos y criterios despolitizados» (Biekart, 1999: 301).

El caso centroamericano es emblemático, pues señala el camino seguido por todas aquellas ONG desolera y arraigo que, operando en la región durante décadas con un discurso fundamentado en lasolidaridad y con unos planteamientos cercanos a los movimientos de izquierda, han acabadoasumiendo los principios de la entronización del mercado como máxima; cultura en la que, enefecto, la solidaridad ha sido reemplazada —se quiera reconocer o no— por la simple provisión decaridad hacia los desposeídos. En esta línea argumental, Manuel Chiriboga llamó la atención haceya algunos años (1995) sobre el giro de ciento ochenta grados que habían dado muchas de las ONG

históricas del área andina (Ecuador, Perú y Bolivia), pasando de unas actitudes rupturistas ycontestatarias propias de los setenta a otras participativas (léase acomodaticias) con la ortodoxiadominante en la década siguiente.

Este proceso puede darse incluso a pesar del propio código ético de los responsables locales de lasONG: suelen ser las financieras externas (habitualmente europeas o norteamericanas) las queimponen las temáticas, los plazos y las orientaciones políticamente correctas de los proyectos aejecutar. Hoy por hoy, en la medida en que suelen apostar más a atacar los síntomas de la pobreza—con medidas en cualquier caso coyunturales e insuficientes— que las causas estructurales deaquélla —lo que implicaría cuestionar el estatus-quo de los sectores hegemónicos y los mecanismosbásicos de acumulación—, la mayor parte de las agencias privadas que operan en América Latinareciben la mayor parte de sus ingresos de organismos gubernamentales y/o multilateralesinteresados por el efecto de analgésico social que sus intervenciones pueden generar.

Las ONG han ido tejiendo un amplio y sutil «colchón» capaz de amortiguar someramente losefectos del ajuste económico: en unos casos —el de los excluidos del modelo— suplantando alEstado en proyectos de diversa índole y minando, a través de su conversión en beneficiarios de laayuda , su potencial convulsivo; en otros —el de los profesionales— consolidando un espacio derefugio desde el que capear el temporal del ajuste. Ni que decir tiene que esta circunstancia va másallá de la supervivencia de los sectores profesionales medios latinoamericanos, abarcando de hechoa todo el espectro —amplio espectro— de actores que se mueven (y viven), tanto en el Norte comoen el Sur, alrededor del desarrollo.

Cuarta tesis: una derrota clamorosa en el combate contra la pobreza extrema

Planteamos serias reservas al apriorismo —que ha calado bien hondo, por cierto, en el imaginariode extensos segmentos de la población clasemediera de los países del Norte— en virtud del cual sonlas ONG y sólo las ONG las instancias idóneas para promover procesos de apoderamiento(enpowerment) por parte de la población objeto de la ayuda, convirtiéndola en sujeto protagonistade su propio desarrollo y generando así mejoras económicas y sociales sustanciales. La realidad estozuda y, por desgracia, las mediciones sobre la magnitud de la pobreza y la indigencia en AméricaLatina —se midan éstas como se midan, ese es otro tema— ponen claramente de manifiesto lainsuficiencia de esa vía. Si a pesar de los esfuerzos invertidos —propagandas aparte— la brecha dela exclusión crece, es que pasa algo grave en lo que de un modo general hemos denominado comoaparato del desarrollo.

El asunto de la eficacia abre el debate, además, hacia derroteros bien alejados de la estrictamedición del impacto de las intervenciones sobre las comunidades locales. Quizás deberíamatizarse esta cuestión a través de la pregunta: ¿eficacia para quién? Es posible así —expresado enotros términos— que para determinadas ONG sea secundario el hecho de que tras susintervenciones no hayan mejorado estructural y sustancialmente las condiciones de vida de lapoblación afectada, siempre y cuando hayan conseguido transmitir una imagen institucional deeficacia centrada en los logros aparentes (tales como flamantes obras de infraestructura, talleres decapacitación o declaraciones clientelares de dirigentes locales).

En cualquier caso, las estimaciones del alcance de la pobreza y la indigencia en las áreasparadójicamente más visitadas por las ONG invitan por sí solas al diálogo y a la autocríticaconstructiva. Más en contextos donde los esfuerzos se han superpuesto a los de las agenciasestatales que, en el tiempo del desarrollismo reformista, hicieron lo propio por integrar a losindígenas y campesinos a la vida nacional a través de la realización de programas a menudofaraónicos, desproporcionados y alejados de las expectativas reales de la gente. Es verdad que esosmodelos de intervención no supusieron ningún tipo de panacea desde el punto de vista del tan

cacareado desarrollo integral. Pero tampoco es verdad que la substitución de los poderes públicospor la actual constelación de entidades particulares que forman las ONG se haya traducido enavances significativos en lo que a la calidad de vida de la población rural se refiere.

Quinta tesis: unas relaciones con los beneficiarios políticamente controvertidas

El término «participación» se ha convertido en otro comodín usado por muchas agencias parasignificar la diferencia del enfoque de las ONG en relación a lo que caracterizó la gestiónburocratizada y vertical de los DRI públicos. La apuesta por la participación se ha traducido en lapráctica en la apuesta por el fortalecimiento de las organizaciones de los asociados —capital social—, pues se parte de la base de que sólo una sólida organización puede garantizar el éxito de lasintervenciones. Lamentablemente, del dicho al hecho hay un buen trecho y, como vimos, ni todoslos teóricos beneficiarios se benefician por igual, ni todos participan en la misma medida, siendofrecuente por el contrario el mantenimiento de códigos de funcionamiento jerárquicos y verticalistasbajo formas aparentemente horizontales y participativas. Conviene recordar en este sentido que larelación de las agencias con las organizaciones implicadas es, por definición, una relación de poder,en la medida en que se fundamenta en una transferencia de recursos entre una parte donante (laONG) y una contraparte local receptora de la ayuda .

Se puede apreciar una correlación directa entre la concentración espacial de ONG —y de losrecursos desde ellas transferidos— y la mayor densidad organizativa del mundo indígena-campesino concretada en la proliferación de asociaciones de segundo grado; esto es, defederaciones de organizaciones de base, tales como comunidades, cooperativas o agrupaciones deproductores. Es la presencia masiva, reiterada y sin solución de continuidad de ONG sobre las áreaspredominantemente quichuas la que explica la aparición de más y más organizaciones indias y no alrevés, puesto que ésta tiene su origen en el afán mostrado por las agencias en consolidarinterlocutores que, a la vez, sean institucionalmente representativos de los beneficiarios y losuficientemente articulados local y regionalmente como para dotar a los proyectos de una razonablerepercusión espacial y social (Bretón, 2002).

El ejemplo del Ecuador muestra, por otra parte, cómo años y años de esfuerzo en pos delfortalecimiento organizativo no han sido asépticos políticamente hablando: sería ingenuo pensarque tanta insistencia y tantos recursos invertidos en el andamiaje federativo no hubieran tenidoningún tipo de efecto sobre las características de los entes resultantes, sobre la orientación de lasnuevas élites locales consolidadas a la sombra de la cooperación exterior y sobre las implicacionesque ello genera desde la perspectiva de su capacidad de interlocución pública. En nuestra opinión,el actual sistema de relaciones entre el aparato del desarrollo y el movimiento indígena estácontribuyendo eficazmente —aunque de manera desigual, ciertamente— a limitar la profundidad delas reivindicaciones étnicas —o, mejor, de las reivindicaciones hechas en nombre o bajo el paraguasde la etnicidad— y a ubicarlas dentro del campo de lo «políticamente correcto». Pensamos, dehecho, que hay elementos lo suficientemente sólidos como para hablar en términos de etnofagia: ahíqueda el constreñimiento real del margen de maniobra del movimiento, en tanto una parteimportante de su estructura depende financiera y funcionalmente de un modelo de intervención enel medio rural acomodaticio para con el neoliberalismo.

Cf. B RETÓN (2001: 252-253). Una simple ojeada al funcionamiento del entramadoinstitucional del desarrollo evidencia de qué modo sectores importantes de la intelectualidadquichua —la misma que elaboró un discurso contestatario y anti-neoliberal en la década delos ochenta— está ubicada en su maquinaria burocrático-administrativa y en los estamentosprivilegiados de la alta política ecuatoriana (ministerios y Congreso Nacional incluidos). Laparticipación en el Gobierno de Lucio Gutiérrez de algunos de los cuadros más sólidos de ladirigencia indígena vuelve a situar el centro del debate en estas cuestiones: si supone un

salto cualitativo hacia la conquista lenta pero imparable de nuevos espacios o si, por elcontrario, no pasa de ser un «adorno étnico» con capacidad para seguir administrandoproyectos de desarrollo específicos pero sin posibilidad real de incidir en el rumbo de lapolítica macro. Más allá de las buenas intenciones y la honestidad de las personas queocupan los cargos aludidos —fuera de toda duda por su trayectoria, su calidad intelectual ysu voluntad de servicio— el espacio con que cuenten dependerá, sobre todo, de la voluntad(y la capacidad) del Presidente para liderar un cambio real que desligue al Estado de losespecíficos intereses de las oligarquías de siempre: una tarea, además de incierta,tremendamente difícil en un escenario tan patrimonializado por una minoría como elecuatoriano.

Aun a riesgo de ser maximalistas, las consideraciones anteriores obedecen a la observación de cómola afluencia masiva de ONG donde las demandas étnicas se han erigido en la columna vertebral demovimientos sociales con mucha capacidad para aglutinar el amplio descontento generado frente alajuste —tales como Ecuador (Guerrero y Ospina, 2002) o Bolivia (Viola, 2001), por poner dosejemplos bien conocidos—, ha derivado en la tendencia a la sustitución de una dirigencia muymilitante, ideologizada e identificada con un perfil político-reivindicativo (el característico de laetapa de las reformas agrarias y la alianza con los partidos de izquierda), por otra de carácter mástecnocrático. Con ello no queremos decir que los líderes actuales no tengan capacidad demovilización ni sean ellos mismos combativos en lo personal —la situación de deterioro económicoy social es tan severa que la conflictividad está servida—; sino que, más allá de los discursos, en eldía a día se ha impuesto una actitud conciliadora y concertadora por parte de los dirigentes —acordecon el nuevo estilo de sus mecenas y contrapartes ONG— más interesada en las características y laenvergadura de los proyectos a implementar sobre el territorio que en un posible cuestionamientodel modelo proyectista o del abandono del Estado y los poderes públicos de sus obligacionessociales.

(Todavía) Sin conclusiones

El balance expuesto no deja lugar al optimismo. La substitución no traumática del Estado y lospoderes públicos, la fragmentación del aparato interventor, la dispersión paradigmática, lacompetencia interinstitucional por los recursos de la cooperación internacional, el adormecimientode la capacidad crítica de las contrapartes locales, los límites evidentes en la lucha contra la pobrezay la función analgésica que en cierto sentido ejerce el modelo sobre los nuevos movimientossociales, son algunos de los ítems que se nos revelan funcionales desde la lógica del ajuste enAmérica Latina. Lejos de atisbar alguna certeza sobre el camino a recorrer —de ahí el título de«(todavía) sin conclusiones»—, la reflexión quiere invitar a seguir oteando el horizonte desde elconvencimiento —eso sí— de que la vía ONG no constituye (ni contribuye a construir) ningunaalternativa destacable a la senda de inequidades y exclusiones marcada por el establishmentfinanciero neoliberal. Un elemento muy remarcable, y que ha sido señalado en la mayor parte de lostrabajos que han abordado el tema, es el del cambio de intensidad del proceso de adecuación demuchas agencias privadas a los requerimientos de la nueva economía y de la nueva cultura (¿o notan nueva?) del individualismo a ultranza y de la exaltación del mercado como panacea. Por detrásde las retóricas sobre la participación popular, el etnodesarrollo , la sostenibilidad, el capital social yel enfoque de género —todos ellos «temas estrella» en la agenda de financieras y ONG— subyaceun cierto poso de «conmiseración» hacia «los otros», los objetos de la acción humanitaria, dedesarrollo o como quiera llamársela. Para algunos autores, hemos asistido al tránsito —casiimperceptible pero imparable, entre los años ochenta y los noventa— de iniciativas impulsadasdesde la solidaridad (recogiendo en buena parte la herencia de la tradición política de la izquierda)hacia toda una mercadotecnia fundamentada en una versión postmoderna de la caridad cristianaEn cualquier caso, no es reprobable la intención de quien decide por militancia y conciencia socialtrabajar por un mundo más solidario; ni siquiera admite discusión la honestidad de muchas de las

iniciativas. Sí se impone debatir hasta qué punto el camino emprendido conduce a alguna parte y síconsideramos ineludible que los propios actores del «tercer sector» decidan —con claridad, sinmiedos y sin vergüenzas— qué papel quieren, pueden y deben asumir en adelante.________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________Transacciones de una sola dirección

Siguiendo a Sahlins, hay también ambigüedad en la reciprocidad generalizada o la reciprocidadnegativa: el compartir la carne de la caza de los cazadores-recolectores es unidireccional o formaparte de una cadena total de reciprocidad generalizada; y, por otra parte, el carácter sistemático ycontinuo de ciertos robos que los sitúa en el contexto de la reciprocidad negativa.

Furta Sacra

Son robos medievales de reliquias de los santos hechos por encargo con el fin de hacerlos públicospara que todos los fieles se enterasen.

En la Edad Media el culto a los santos era muy importante en el cristianismo, además se distinguíadel culto a las figuras principales cuyos cuerpos estaban en el cielo y, por tanto, no participaron dela novedad que supuso el cristianismo frente a otras religiones de venerar la tumba de sus santos,donde se encuentran sus restos mortales o reliquias, que se convirtieron en lugares deperegrinaciones y celebraciones locales.

Aunque el culto adopta formas dispares y existen notables diferencias regionales e históricas, lapresencia constante de ciertos elementos centrales que dotan de sentido las creencias en el poder delos santos, sobre todo en su facultad de realizar milagros, tanto aquellos que se pueden consideraractos de poder del propio santo, como la protección frente a los males, o como los que sonexpresiones de un reparto de gracias, tales como las curaciones.

Las ofrendas, peticiones y promesas, casi pactos con lo sagrado, creaban vínculos de obligacionesmutuas entre los santos y sus seguidores que quedaban refrendadas en una especie de código deconducta en el que se castigaba el incumplimiento de los compromisos. Con este sentido se hacíanlos rituales para humillar a los santos que no habían estado a la altura, o las historias de terriblesvenganzas de los santos que enviaba a quienes no habían cumplido sus promesas tras haber recibidolos favores solicitados.

La existencia en un templo o en una comunidad de reliquias milagrosas suponía una gran vitalidadeconómica al lugar. B. Ward sostiene que es muy probable que los milagros sean consecuencia y nocausa del culto, porque en la Edad Media los mira no se consideraban sucesos extraordinarios, sinoque tal y como estaba articulada la religión, formaban el día a día de una visión general del mundocuya verdad radicaba en la consistencia del propio milagro con su contexto.

La religión en esa sociedad holista integraba las políticas encaminadas a mantener cultos poderososque fuesen económicamente pertinentes: no sólo el hacerlo presidía las relaciones originarias entreel santo y sus seguidores, sino que también había elementos económicos entre estos y losadministradores del culto. Por eso, el mundo medieval lleno de luchas entre comunidades rivalespor poseer objetos capaces de hacer milagros, dio lugar a una intensa circulación de estos bienesexcepcionales - eran objetos y habían sido personas - ya fuesen como regalos, compra-venta oincluso robos. Cualquier forma de adquisición necesitaba de mucha propaganda, como relato de unatraslatio o como parte de una hagiografía, para demostrar su autenticidad.A diferencia de otros objetos, como un manuscrito o un cuadro, las reliquias carecen de significadosi las tomamos aisladamente: una tibia de un santo solo se distingue de la de un muerto cualquiera si

forma parte de una codificación: la reliquia debe ir acompañada de ciertas convenciones, como estaren un relicario con inscripciones o que hubiese un documento o una tradición que identificase esatibia con un santo concreto.

La dificultad de obtener pruebas escritas y la rivalidad entre ciudades, abadías, catedrales e iglesias,fomentó los robos de reliquias. Según aumentaban las comunidades textuales, es decir, aquellas quepodían leer, discutir e, incluso, falsificar documentos, también lo hacía la popularidad del robocomo procedimiento para introducir el culto a un santo, atraer fieles, donaciones y limosnas. Hurtaruna reliquia en un lugar lejano o a unos religiosos rivales que ya tuviese incorporado un culto yunos fieles que le reconocían su valor evitaba la necesidad de probar documentalmente suautenticidad: así, paradójicamente, que el robo fuese conocido y explicado a la comunidad defuturos seguidores del santo era una garantía de que la reliquia era verdadera.

Kropotkin en el Kalahari: los cazadores-recolectores y la ayuda mutua

Durante los primeros tiempos del discurso antropológico, los cazadores-recolectores eran elprototipo de los primitivos más primitivos: los estadios inferiores de todas las tipologíasdecimonónicas estaban poblados de unas hordas de salvajes, inasimilables para las empresascoloniales, que ideológicamente tanto podían encarnar al buen salvaje como al de la guerra de todoscontra todos hobbesiana. Su vida era un puro vagabundeo para procurarse el sustento, acuciados porel hambre, la escasez y la penuria.

A medida que se fueron estudiando estas sociedades fue desapareciendo este estereotipo. En 1965,durante la celebración de una reunión de especialistas en Chicago, Man The Hunter, donde serecogen las aportaciones de distintos antropólogos, el debate dio un giro copernicano:

• el número de horas de trabajo era muy bajo• estaban bien alimentados, incluso mejor que los pueblos granjeros vecinos• tenían mucho tiempo libre

Sahlins, parafraseando el título de un célebre economista, Galbraith, dijo que los cazadores-recolectores eran los mejor adaptados al medio ambiente y vivían en la sociedad de la afluencia.

Posteriormente, los cazadores-recolectores han sido objeto de varias polémicas, que se puedendividir en tres grandes grupos:

1. Dudas acerca de la adaptación al medio. Algunos autores creían que la caza y recoleccióncomenzó después de haber practicado otras formas de subsistencia

2. Igualdad, debate con dos facetas:a) Igualitarismo en general de estos pueblosb) Igualdad de género

3. El fenómeno de compartir. Es o no es una forma de reciprocidad generalizada, dado que noparecen seguir las obligaciones del don

Para este último debate, Alan Barnard, ha lanzado una nueva propuesta basándose en la noción deayuda mutua planteada por el geógrafo, anarquista y príncipe ruso Pyotr Kropotkin (1842-1925).

Kropotkin tenía amplia experiencia de campo, consecuencia de su trabajo de geógrafo y exploradordel ejército zarista en el este de Siberia y en el norte de Manchuria. Su influencia en la antropologíabritánica ha sido notable: tanto en Radcliffe-Brown como en Los sistemas políticos africanos deEvans-Pritchard y Meyer Fortes, e incluso en Los Nuer. Sus tesis han sido interesantes para algunosantropólogos en todas las tradiciones.

Kropotkin se oponía, por su experiencia y observaciones, a la imagen ideológica del salvaje, tanto albestial como al roussoniano, y a que los salvajes fuesen tan salvajes, como aparecían en los relatosetnográficos. La ayuda mutua se basa en los resultados de las investigaciones del zoólogo rusoKessler sobre la adaptación y evolución, tomando como rasgo la cooperación. En el tercer capítulo,La ayuda mutua entre los salvajes, muestra que los pueblos que no compiten entre sí tienen másposibilidades de sobrevivir. Lo ilustra con relatos de europeos asentados en Sudáfrica sobre losbosquimanos, quienes compartían toda la carne que cazaban, al igual que hacían otros pueblospastores vecinos cuando mataban alguna pieza de su ganado. Eran sociedades cuyas relaciones sebasaban en compartir y en mostrar buena voluntad con los otros. Este tipo de principios sociales sonfundamentales para sobrevivir en una naturaleza hostil.

Para Barnard resulta curioso que muchos años después el llamado debate Kalahari continuara lasenda que había abierto Kropotkin: la discusión se centra en si las relaciones fundamentales entrecazadores-recolectores se basan en compartir o en la reciprocidad generalizada.

Woodburn sostiene que entre los Hadza de Tanzania no se puede hablar de reciprocidad, sino decompartir porque nadie se queda sin una ración equitativa de carne, Barnard considera que la basede los repartos no proviene de los cálculos de quién aporta qué y de quién consume qué, sino de unsistema social que favorece la responsabilidad mutua como base de las relaciones sociales. Por eso,no le resulta contradictorio que haya grupos de bosquimanos que además de compartir, tenganrelaciones de reciprocidad generalizada entre parientes próximos y el hxaro, equivalente a lareciprocidad equilibrada, entre parientes lejanos.

Según Barnard el debate Kalahari está mal planteado porque en las discusiones parece quecompartir, reciprocidad generalizada o el hxaro son mecanismos típicamente bosquimanos o unmodo de intercambio característico de los cazadores-recolectores, cuando la forma khosian deorganizar la vida, que ha estudiado durante años, está llena de aparentes contradicciones que son labase de su flexibilidad, capacidad adaptativa, redes de responsabilidad social y de una fortaleza enlas relaciones de parentesco que comparten con otros pueblos pastores de la zona, que como bienvio Kropotkin, sería con quiénes debían establecerse las comparaciones.

Barnard, recuerda que no deben idealizarse a los cazadores-recolectores por la importancia que dana la ayuda mutua ni la transición a la producción y almacenamiento de alimentos. Tanto compartircomo la reciprocidad son estrategias para conseguir en parte el bienestar social y en parte elbienestar material.

El intercambio de dones

El intercambio de regalos es una actividad multidimensional - holista - centrada en la transferenciade bienes entre dos grupos de personas o entre las personas y ciertos seres espirituales. Estatransferencia tiene repercusiones morales porque obliga a saber cuáles son los valores que deacuerdo con la cultura en cuestión hay que cumplir. Por otra parte, son intercambios que reflejan ycontribuyen a constituir las relaciones sociales. Por esto no es contradictorio que permitan a losactores expresar sus ambiciones, ya que constituyen los campos sociales en los que se configuranlas relaciones de poder, pero también su percepción sobre la propia moralidad de los intercambios.

Circulación de riqueza en las islas Trobriand

El reestudio de Annete Weiner de las Trobriand suministró buenos datos sobre la circulación dedistintos tipos de riqueza que tienen en cuenta las distintas esferas de intercambio y la participación

en ellas de las mujeres, que ayudan a situar las prestaciones totales de Mauss en lo que se podríadenominar la longe durêe trobriandesa.

En principio, los circuitos por los que circulan los bienes en las Trobriand pertenecen a tres esferasdistintas:

1. subsistencia2. bienes de prestigio, dividida en dos subesferas

1. bienes de prestigio para las mujeres2. bienes de prestigio para los hombres

3. Kula

A la esfera de subsistencia pertenecen los ñames, los objetos corrientes y los cerdos, que ocupan unaposición ambigua, porque pueden elevarse a la de los bienes de prestigio. Los ñames podíanutilizarse como un medio de cambio entre los objetos de subsistencia, pero también servían demedio de pago, como si fuese un impuesto, por servicios políticos o de parentesco, sobre todo enpagos matrimoniales o funerarios. El jefe total tenía una esposa nominal en cada poblado, por lo queel hermano de cada una de sus esposas le debía realizar un pago anual en ñames.

Los objetos de prestigio de las mujeres eran de dos clases: fajos hechos con hojas de plátano yfaldas también confeccionadas con hojas de plátano. Estos objetos también podían entrar en laesfera de subsistencia, pero no en la del kula o en la de prestigio de los hombres. Una mujer estabaobligada a regalar faldas de plátano a la mujer de su hermano, durante las ceremoniasmatrimoniales, y ambos bienes, fajos y faldas, eran un modo de pago funerario. Como una mujer ysu esposo reciben anualmente ñames del hermano de la esposa, cuando moría alguien delmatrilinaje de la esposa, el esposo debía de conseguir fajos de plátano como pago mortuorio, y asícontribuir, en unión de otros parientes y socios con obligación de efectuar pagos funerarios, a que seliberara el espíritu del muerto y pudiese ir a la isla de Tuma. Una vez en la isla, el difunto serecrearía en un espíritu niño, que de vuelta a las aguas del Kiriwina entraría en el cuerpo de algunade las mujeres del matrilinaje, cuando siguiese el ritual de bañarse en el mar o cuando otra mujer desu matrilinaje hubiese pronunciado un hechizo.

La idea de procreación en las Trobriand es que la fecundación se produce en el mar, gracias a losespíritus de los antepasados. El esposo de la madre es pater, pero no genitor, porque no intervieneen la concepción. Al nacer el bebé recibirá de la madre el nombre - asociado al espíritu - que habíallevado esa persona fallecida del linaje. Así, los pagos funerarios están vinculados a regenerar en eltiempo la identidad matrilineal.

Cuando los bienes recibidos como pagos se redistribuyen, repartidos como regalos entre losasistentes - que pueden ser más de quinientos - se están marcando las redes intergeneracionales quevinculan a esposas con esposos, a los padres con los hijos, a los parientes keyawa (relacionesrecíprocas entre Ego, la madre de la esposa de su hijo y el hermano de la madre o entre la madre delesposo de la hija y el hermano de la madre, cuando son del mismo clan) con los parientes keyawa ya los parientes transclánicos con los parientes transclánicos. En el centro de esta corriente que tiendela mano a través de los límites maritales, del linaje, del clan y de las generaciones estarán una mujery su hermano - relación primaria que constituye cada matrilinaje.

Entre los bienes de prestigio masculino se contaban las hojas de hacha de piedra, vasijas de arcilla,colmillos de verraco, ciertas canoas, cinturones de conchas, vasijas de arcilla... las hachas servíancomo pago matrimonial, como dinero de sangre por homicidios o como medio de pago funerario.Estos bienes podían descender de categoría y cambiarse por cerdos en la esfera de subsistencia:pero nunca se podían intercambiarse por los fajos y faldas de plátano de las mujeres. No queda claro

que pudiesen ascender y convertirse en bienes del kula.

La conversión de las mercancías en regalos

La oposición don - mercancía es excesivamente restrictiva. La mayoría de los antropólogos seadhieren a una dicotomía que separa la moral del don de los principios legales del contrato tal ycomo están presentes en la circulación de mercancías, que estarían relacionadas con la racionalidadeconómica , mientras que los dones lo están con las relaciones sociales y con una ideología en laque la generosidad refuerza el honor y el prestigio de los donantes, mientras coloca a los receptoresen la posición de deudores, en una escala inferior. Desde finales de los ochenta esta dicotomía se hapuesto en cuestión por distintos antropólogos que estudiaban sociedades industriales.

Carrier afirma que el interés por analizar las relaciones sociales de la producción llevó a muchos adesentenderse de lo que hacía la gente con los objetos producidos, y, las pocas veces que se hanestudiado ha sido como parte del consumo, como demarcación de estatus, es decir, con larepresentación pública de la identidad social.

Carrier afirma que hay que analizar la adquisición de objetos porque puede reflejar la identidadpersonal del donante en el entorno de las unidades domésticas - la casa - y de sus relaciones. Lagente puede comprar objetos y esa compra depende del tipo de relaciones sociales de las que formaparte.

Las mercancías pueden transformarse en dones o regalos si se acompañan de ciertas ceremoniasformales: en nuestra sociedad, el envoltorio transforma el significado social del producto adquirido.Los dones especiales, sin embargo, poseen un rango distinto al regalo de un objeto envuelto. Sonciertos productos domésticos, casi siempre alimentos, que no necesitan envolverse, porque supropia confección implica una relación con el donante. Esto es que la persistencia del don hatransformado la presentación de ciertas mercancías.

REDISTRIBUCIÓN Y MODELO TRIBUTARIO

La redistribución consiste en un poder político formal que logra que parte de los excedentes localeslleguen en forma de tributos a sus arcas centrales, desde donde se redistribuyen o se construyengrandes obras que afectan a las poblaciones locales.

Como ocurría con la reciprocidad, las cosas son más complejas: existe redistribución como parte dela moral del don entre el jefe Trobriand y sus socios, o en el Kwakiutl que redistribuye en lospotlatch la riqueza que ha acumulado.

La centralización política que supone acceso desigual a bienes, servicios, rangos y honores es partede las políticas de los estados. Los estados americanos anteriores a la conquista compartían con lospueblos ibéricos una forma de producción y distribución tributaria. Fuera del esquema de lastipologías, el modelo de Estado tributario era complejo y estaba plagado de tensiones entre las élitesfuncionariales y sacerdotales centrales, y las comunidades locales y otras instancias administrativasque luchaban por mantener una cierta autonomía para que no se les escapase de las manos elmanejo de sus propios asuntos.

Las construcciones políticas nacionalistas dibujaron una imagen monolítica a partir del siglo XIXque las últimas investigaciones históricas añaden muchos matices a cómo eran las prácticas yconflictos presentes en las administraciones tributarias que llevaron a cabo la conquista yexplotación colonial: en las últimas décadas del siglo XX, varios historiadores han cuestionado la

imagen de centralización política, tanto de la metrópolis como de las colonias desde el XIX. Estasrevisiones reintegran la expansión colonial a su contexto político. Es decir, cómo se describe laorganización del Estado que llevó a cabo las conquistas y cómo se reflejaba en los asentamientoscoloniales lo que ocurría en la metrópolis: la existencia de diversos mecanismos institucionales,logísticos o de principios morales, que limitaban el poder real al constreñir la voluntad (arbitrium)de los monarcas.

Aunque es cierto que la casa de Austria homogeneizó su aparato burocrático y se esforzó poraumentar el peso de la Administración y de la corte, pero ese refuerzo coexistía con otrosdispositivos políticos más antiguos, como las garantías y derechos de los distintos reinos, de lascámaras municipales, de las agrupaciones profesionales, del entramado de jurisdicciones -regulares, señoriales y corporativas -, por no mencionar la doctrina, la administración, laspropiedades y las políticas eclesiásticas y sus distintas instancias. En el Siglo XVII, en toda Europala relación entre el dirigente, la gente y el territorio seguía siendo ambigua y fluctuante.

Manuel Hespanha califica la forma plural de gobernar en los reinos ibéricos como un modelo demonarquía corporativa, cuyo poder estaba limitado por los siguientes mecanismos:

1. Los monarcas compartían espacio político con otros poderes, tanto de jerarquías inferiores(familias, comarcas, corporaciones y universidades), como superiores (la Iglesia)

2. El derecho estaba conformado por las doctrinas legales comunes en los países europeos (iuscommune) y por las costumbres locales (consuetudines, usus, styli), si bien no estabadesligado de la religión o de la moral. Del mismo modo, tampoco estaba la política, ymucho menos, los intercambios económicos, sometidos a las leyes sobre la usura.

3. La actividad legal y política estaba subordinada a preceptos y virtudes morales, como lagracia la piedad, la merced o la gratitud. A su vez, estas obligaciones morales formabanparte de los vínculos sociales que obligaban a todos los miembros de la sociedad a tenberuna conducta apropiada en las relaciones de parentesco, de vecindad o de amistad, y que enla vida práctica articulaban las complejas y tupidas redes formadas entre los miembros delos linajes, de los grupos domésticos, de los gremios o en el compadrazgo, presentes en lasnormas antidorales que impregnaban toda la sociedad.

4. Los cargos de las distintas Administraciones reales gozaban de una amplia gama dederechos para ejercer sus competencias (jurisdictio) y contaban con leyes que los protegíanincluso de la injerencia real.

¿Existía una separación radical metrópolis - colonia, basada en la existencia de un plan dedominio específicamente colonial? Los conquistadores ibéricos tenían un modelo vago, conelementos reconocibles procedentes del discurso de la "cruzada"/reconquista contra el infiel quebuscaba aunar el dominio político - económico a la conversión religiosa de los vencidos. Otroselementos partían de proyectos comerciales y de explotación de los recursos (minas o plantaciones),pero carecían de un discurso y de una estrategia colonial, más allá de la defensa de ciertosmonopolios comerciales o religiosos.

El llamado "derecho de Indias" era una colección dispar de providencias legales, de objeto y rangodiferente, que lejos de constituir una brillante legislación imperial, son retales humildes y revueltosde situaciones y soluciones legales, que la historiografía definía como abusos, confusión legal eignorancia, de modo similar a como prejuzgaba las leyes aplicadas a los campesinos (iusrusticorum).

Esta inconsistencia legal, distintas instancias administrativas o la diversidad de regulaciones que seaplicaban a municipios eran un calco de la pluralidad existente en los propios países ibéricos. Lejosde existir un plan único ejecutado por unos virreyes o gobernadores que sustentaban un poder

absoluto, la nueva interpretación de cómo ejercía el poder y cómo se regularon las colonias nosremite a la existencia del Antiguo Régimen en los trópicos, con varios centros de poder insertos enun entramado de complicadas negociaciones entre los distintos agentes que operaban en distintosniveles.

La llegada de los colonos mostraba la falta de un plan colonizador: lo único que pretendían erasobrevivir, obtener riquezas y si podían, regresar a sus pueblos, donar riquezas a su iglesiaparroquial, casarse o traer familiares de allí: tampoco existía una separación radical entre metrópolisy colonias.

La situación de los colonizados era muy distinta, ya fuesen indios, esclavos o pertenecientes acualquiera de las castas, aunque tampoco disponían de un paradigma único, sino una sociedadpluralista donde la explotación y la coerción se canalizaban mediante mecanismos muy complejos ydiversos: transferencias de rentas, jerarquías simbólicas, desigualdades legales que, a menudo,jugaban papeles divergentes y se contrarrestaban mutuamente.

Solo después de Leviatán - que en el caso español coincidiría con la legislación de los Borbones - seintentaría aplicar a las colonias las nuevas ideas de centralización política, que no llegaría a abrirsepaso por la presencia de viejas instituciones. Pero con ellas, al difundirse la idea de un contratosocial y de los derechos naturales, surgiría la pregunta sobre quién era el pueblo y cómo seconstituiría: la definición de nación entroncaría con la independencia de las antiguas colonias.

La descripción imperial clásica presuponía la existencia de un plan ordenado de conquista,asentamiento y dominio - similar a la visión que se tenía de los Imperios de la Antigüedadgrecorromanos - llevado a cabo por un gran imperio, con una burocracia monolítica que, además deal administración virreinal, se encargaría de recolectar los recursos de la Corona y enviarlos aSevilla.

Para algunos historiadores esta reconstrucción responde al modelo ideológico nacionalista del XIXcuyo mantenimiento se debe a que se acomodaba a las construcciones nacionales que tenían lugar aambas orillas del Atlántico. Así, el modelo centralista de la España del XIX concordaba con lasmedidas que se estaban adoptando para cambiar el modelo con la supresión "definitiva" de losordenamientos particulares de que habían gozado los distintos reinos peninsulares, además depermitirse la fantasía ideológica de presentar a los conquistadores como romanos.

La mayoría de los países americanos que acaban de alcanzar la independencia se encontrabanrelatando las bases históricas de cada una de las nuevas nación Estado. En las nuevas repúblicas, elmodelo de un imperio político centralizado, que había llevado a cabo la conquista y la explotaciónde recursos y gentes, daba pie a interpretar el colonialismo español como un largo episodio -socialmente ahistórico - de dominio extranjero.

Este discurso permitía a las nuevas naciones una externalización de males, que dejaba limpias a lasélites locales, que habían participado - como criollos, descendientes de los mismos conquistadores -en las políticas coloniales, al tiempo que mantenía invisibles y apartados de la arena política a losgrupos más desfavorecidos y dominados.

LAS INSTITUCIONES DEL INTERCAMBIO:COMERCIO, MERCADO Y DINERO

El punto de partida de Polanyi para estudiar la tríada comercio - mercado y dinero, tríadacataláctica o del intercambio, consistía en establecer dos puntualizaciones:

• Pertenencia a un mismo sistema: no hay ningún indicio que permita sospechar que loselementos de la tríada formaban o irían a formar parte, alguna vez de la misma institución,como indudablemente lo forman en la economía de mercado. El comercio se muestra comoel movimiento de bienes en el mercado y el dinero como el medio de cambio que facilitadicho movimiento. Al faltar, en muchas sociedades, esa unidad integradora, las etnografíasdan cuenta de varias formas de comercio, varias esferas de intercambio, varios tipos y usosde dinero, y la entrada de varias instituciones y de sus normativas (morales, políticas,legales, de parentesco y religiosas, fundamentalmente) en las limitaciones impuestas a lacirculación de bienes o en la formación de los varios niveles de precios existentes.

• Mercado y sistema de mercado: Polanyi negó que en toda sociedad existiesen los principiosde mercado, formadores de precios, como los conocemos nosotros. Así, en oposición a lasteorías neoclásicas - que suelen ser normativas - los antropólogos suelen incorporar almodelo factores no económicos o, sencillamente, incrustados en diversas instituciones. Alcarecer de sistema, comercio, mercado o dinero, no son categorías unitarias, lo que significaque a diferencia del sistema de mercado no guardan relación ni con una concepciónburguesa de la propiedad, ni con las ideas liberales sobre la libertad individual a la hora decomprar y vender.

El modelo de Polanyi, comercio, mercado y dinero, eran independientes y no guardaban relaciónentre ellos, se trata de un modelo parecido a los tipos ideales de Max Weber.

EL COMERCIO

Polanyi establece una distinción radical entre el comercio local y el comercio de larga distancia. Elcomercio exterior es anterior al interior, y desde luego, al mercado. Poseía una gran variedad deformas, tanto desde el punto de vista institucional, como desde el de las distintas técnicasdesarrolladas. Polanyi establece sobre el comercio una tipología ideal para dar cuenta de estavariedad.

El comercio es una forma de adquirir bienes que no hay en un lugar. Esto implica, por un lado, laadquisición de productos procedentes de fuera de una comunidad dada y, por otra parte,transportarlos a ella desde un lugar distante. Este tipo de movimientos trae, necesariamente elestablecimiento de una red de relaciones bilaterales de carácter pacífico.

El papel de ambas comunidades no es igual para cada de ellas: o las transacciones tienen lugar enun sitio neutral, o una de las dos ha de llevar un rol activo (tomar iniciativa, asumir el riesgo y lasnegociaciones), mientras que la otra juega un papel pasivo, en el sentido de que la comunidadreceptora no participa de los procesos de toma de decisión y asunción de riesgos, al ser meramenteuna comunidad visitada.

De todas formas, en estas redes de relaciones destaca la presencia de elementos de carácter ritual,ceremonial y políticos, que inciden directamente en los mecanismos de intercambio