Apuntes de Moral Fundamental y Moral de La Persona Def 2012

163
APUNTES DE MORAL FUNDAMENTAL Y MORAL DE LA PERSONA VERANO 2012

description

Moral cristiana fundamental

Transcript of Apuntes de Moral Fundamental y Moral de La Persona Def 2012

APUNTES DE MORAL FUNDAMENTAL Y MORAL DE LA PERSONAVERANO

2012

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

2

PRIMERA PARTE INTRODUCCIN A LA MORAL CRISTIANA1. La Cuestin Moral11.1 Riqueza del trmino moralLa tica es siempre un interrogante lanzado desde la realidad a la responsabilidad humana y retornando a sta, en clave de compromiso, a la misma realidad de donde procedi. Por eso la nocin genrica de tica coincide con el significado y la funcin de la pregunta moral en general. Lo primero que encuentra quien se asoma al campo de lo tico es la variedad de trminos y de expresiones para formular el universo de lo moral. Esta variedad es, sin duda, signo de riqueza expresiva, pero tambin puedo constituir una trampa que origina cadas en la ambigedad semntica. En espaol existe dos grupos de trminos para referirse a la misma realidad: tica y moral. A veces se han utilizado y se utilizan con significado diverso. Por ejemplo, la tica se reserva para la aproximacin racional o filosfica y moral se utiliza para la consideracin religiosa; en otras ocasiones, tica indica el estudio fundamental del problema mientras que moral se refiere a los cdigos concretos de comportamiento humano. Los dos grupos de trminos de tica y moral sirven para introducir la pregunta sobre lo bueno (objetivo y subjetivo): Empleados como sustantivos, la tica y la moral, denotan un especfico saber (o mejor, un conjunto interdisciplinar de saberes) que versa sobre lo bueno; Empleados como adjetivos, lo tico o lo moral, expresan una calidad o dimensin de la realidad cuando sta se refiere a la responsabilidad de las personas. Estas dos formas de empleo dan lugar a dos niveles en la realidad de la tica o de lo moral. El primer nivel corresponde al comportamiento concreto o a la vivencia que los hombres tienen de los valores morales; el segundo nivel se refiere a las formulaciones en principios y normas en que aparecen recogidos dichos valores. Se trata de dos niveles estrechamente relacionados entre s, pero susceptibles de una consideracin diversificada. Al primer nivel se le puede llamar moral vivida, mientras que al segundo se lo puede calificar de moral formulada. Estos trminos cuando sirven para expresar la pregunta de los cristianos sobre lo bueno adquieren una adjetivacin: se trata de la moral cristiana o de la tica cristiana.

1

VIDAL Marciano, Moral de actitudes, tomo I, moral fundamental, PS 19907, pg. 17-55.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

3

Consiguientemente, al saber de los cristianos sobre lo bueno se le denomina: Teologa Moral o tica teolgica. Etimolgicamente el trmino ethos fue utilizado en el mundo helnico con notable carga expresiva. Escrito con psilon, el thos designaba el concepto de costumbre; mientras que si se escriba con eta el thos se refera al concepto de carcter. Sin olvidar ni negar la correlacin entre costumbres y carcter, hay que dar la primaca al significado al thos carcter cuando se utiliza en el contexto de la tica. Lo tico tiene ms directa y estrecha relacin con el carcter que con la costumbre. En el latn se tradujo el ethos griego, en su doble forma lingstica de thos costumbre y de thos carcter, por el trmino latino mos. De ese modo se inclino excesivamente el significado hacia la idea de costumbre, ya que el vocablo latino mos significaba directamente costumbre. Segn el uso genuino del mundo helnico y romano, lo tico o lo moral designa la personalidad tica o moral en cuanto expresa el significado de carcter o modo de ser adquirido.

1.2 Sentido preciso de la pregunta moralLa pregunta moral tiene un sentido preciso, que con frecuencia es falseado. A veces se convierte la cuestin moral en cuestin sociolgica o en cuestin jurdica, desvirtuando as el contenido exacto de lo moral. Para llegar al nivel de lo tico es preciso atravesar dos niveles previos: el nivel sociolgico y el nivel jurdico. Las costumbres (nivel sociolgico) y la pregunta moral La moral de una sociedad tiene su manifestacin primera y ms aparente en las costumbres (mores). El conjunto de costumbres morales aceptadas por un grupo constituyen el thos de esa comunidad humana. La pregunta moral tiene que tener en cuenta el nivel sociolgico de la realidad tica. Y ello en un doble sentido: Como punto de partida: la moral ha de partir de los datos de la realidad. Una pregunta moral que se sita ms all de todo anlisis emprico de la realidad est abocada a la esterilidad. Son muchos los mtodos que se pueden adoptar para captar y expresar la situacin real de las costumbres morales de la sociedad: encuestas y estadsticas, estudios de antropologa cultural y psicologa de la moralidad, estudios de crtica social, etc. El conocimiento de las costumbres morales de la sociedad es el punto de partida imprescindible para todo cuestionamiento serio sobre la moralidad.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

4

Como punto de llegada: la pregunta moral tiene por cometido transformar las costumbres. Esta funcin no ha de ser entendida en el sentido de una exhortacin ms o menos persuasiva, o de una amonestacin ms o menos apocalptica. La transformacin de las costumbres que busca la pregunta moral se sita en los siguientes aspectos de la vida: en los esquemas de valores, que justifican la vida humana; en las pautas de comportamiento, que estructuran las manifestaciones sociales; en el conjunto de aspiraciones, que orientan los cambios socio histricos. Si la pregunta moral logra incidir sobre los aspectos sealados, las costumbres de la sociedad adquieren un perfil tico definido. Esto no indica que dejen de existir inmoralidades o comportamientos contrarios a las normas ticas. Pero s se puede ir transformando ticamente el universo de las costumbres de la sociedad. Si la pregunta tica tiene una conexin con la situacin fctica (hechos) de la moralidad, no por eso puede ser identificada con la aproximacin sociolgica de la realidad. La tica se distingue claramente de la sociologa, y, ms expresamente, de la estadstica. El saber sociolgico, y ms el estadstico, pertenece al universo de los juicios de hecho, mientras que la tica se mueve en el mundo de los juicios de valor. La descripcin y el anlisis de lo que es no es coincidente ni en metodologa ni en resultados, con el estudio de lo que debe ser. As como se ha dado un tipo de moral desencarnada de la realidad concreta, puede darse tambin una forma vulgar de sociologa que cede a la tentacin de querer deducir de meros hechos normas imperantes para la conducta de los hombres y juicios definitivos sobre el valor o la ausencia de valor de los principios morales. A esta actitud del sociologismo vulgar, de rehuir a toda consideracin valorativa de la realidad, se ha aadido en nuestro tiempo la creencia pseudocientfica de que en cuestiones de verdad y de moral tambin es vlido el principio de la mayora democrtica. La reduccin de la tica a la estadstica o a la sociologa es una tentacin continua que ha de ser permanentemente conjurada. No es la estadstica la que impone una moralidad determinada. La validez de la moral se sita en el terreno de lo cualitativo y no de lo cuantitativo. La normatividad tica no es coincidente con la normatividad sociolgica o estadstica. Lo lcito (nivel jurdico) y la pregunta moral La pregunta moral se encuentra necesariamente relacionada con el nivel de lo lcito ilcito. Las sociedades occidentales sienten una especial predileccin por el orden jurdico y hasta suelen proyectar el deseo de una comprensin exclusivamente jurdica de la vida. Con relacin al orden jurdico, la pregunta moral tiene dos funciones precisas: desmitificar la ley positiva y cuestionar permanentemente todo orden jurdico.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

5

Funcin desmitificadora. Esta funcin se concreta en diversos aspectos, en primer lugar es necesario impedir que el orden jurdico se arrogue el derecho de ser la nica instancia formativa de la sociedad. Esta afirmacin puede comportar dos cosas, por una parte, la moral no debe confiar excesivamente en la proteccin jurdica para inducir valores ticos dentro de las realidades sociales; por otra, la ley positiva no ha de buscar amparo y justificacin en los sistemas morales prevalentes. Desmitificar el orden jurdico supone revisar profundamente el concepto de moralidad pblica. No se puede entender la moralidad pblica reduciendo la moralidad a algunos aspectos (sexo, droga, robos, etc.) y basando el carcter de pblica en el orden meramente jurdico. Funcin crtica: la distincin de la moral frente al orden jurdico no debe conducir a un desentendimiento de aquella ante la configuracin jurdica de la sociedad. Por el contrario, al quedar liberada de excesivas vinculaciones jurdicas, la pregunta moral est en disposicin de realizar una adecuada funcin crtica frente al orden jurdico. Evidenciada la conexin entre el nivel jurdico y la pregunta moral, es necesario sealar la distincin entre licitud jurdica y exigencia moral. Un comportamiento humano puede ser valorado desde la perspectiva de la conciencia, y entonces tiene una entidad moral; tambin puede ser valorado desde la perspectiva del ordenamiento jurdico, y entonces tiene una entidad jurdica. Cuando se trata de una persona concreta es la conciencia moral la que tiene primaca y, por tanto, existe una subordinacin del nivel jurdico al orden moral. En este caso no hay lugar para separar la licitud jurdica de la exigencia tica. Pero cuando se trata de una comunidad poltica, sobre todo cuando sta es de signo pluralista y democrtico, hay lugar a la distincin y separacin entre exigencia moral y licitud jurdica. En efecto, puede suceder que no todos los componentes de la comunidad poltica tengan idntico sistema de valoracin moral. En ese caso, ningn sistema tico puede imponer su primaca para que se adecue la licitud jurdica con su exigencia moral. La tica cristiana puede admitir un ordenamiento jurdico sobre comportamientos contrarios a su sistema de valoracin moral cuando ese ordenamiento jurdico venga exigido por la justicia de la comunidad poltica. En este sentido, ante la conciencia moral, un ordenamiento jurdico puede ser justo en su existencia, aunque el comportamiento que regula sea inmoral para dicha conciencia tica. La justicia del ordenamiento jurdico se mide por el bien comn. Ahora bien, en determinadas circunstancias la realizacin del bien comn postular ciertos ordenamientos jurdicos sobre comportamientos contrarios a un sistema moral concreto. Una de las formas en que se echa a ver esta exigencia del bien comn es la consideracin de los mayores males que acarrea la no existencia de tal ordenamiento jurdico. Adems, dentro de la realizacin del bien comn entra la libertad de conciencia. La adaptacin y proteccin de esa libertad de conciencia, con tal de que no suponga inmediatos

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

6

daos sociales, es lo que puede postular ordenamientos jurdicos sobre comportamientos contrarios a un determinado cdigo moral, aunque sea el prevalente dentro de una comunidad poltica. Es un dato de la ms sana tradicin moral el respetar los derechos de la conciencia tica. Este respeto ha de tener su traduccin en ordenamientos jurdicos. Con todo lo dicho queda suficientemente marcada la distincin entre orden jurdico y orden tico. La pregunta moral no se identifica con el ordenamiento jurdico, aunque tiene conexin necesaria con l. La peculiaridad de la pregunta moral La pregunta moral se compone de dos subpreguntas: Polaridad objetiva (aquella que indica la construccin normativa de la realidad humana): qu es lo bueno? Polaridad subjetiva (expresa el grado de coherencia de la persona): qu debo hacer? La pregunta sobre lo bueno orienta la Moral hacia la bsqueda del ideal objetivo, hacia la construccin normativa de la realidad humana. los diversos sistemas ticos se diversifican a la hora de concretar lo bueno y a la hora de determinar para quines ha de ser bueno (para todos, para un grupo, para cada individuo) y para qu ha de ser bueno (para ser felices, para realizar un plan de liberacin, etc.) tambin se diversifican los sistemas ticos al dar preferencias en la forma de concrecin de lo bueno: en la accin (la tica se orienta por los derroteros del actualismo, del voluntarismo); en la estructura (la tica se preocupa por los planteamientos estructurales y sociales de las cuestiones morales). La solucin adecuada esta en mantener la sntesis dialctica entre los causes de la accin y de la estructura, aunque insistiendo en la importancia metodolgica y real de la ltima. Cuando la pregunta moral se refiere directamente a la polaridad subjetiva, la tica cuestiona la responsabilidad del sujeto: sobre lo que tiene que hacer. Es la pregunta sobre la coherencia. Ahora bien la bsqueda de la coherencia del sujeto puede realizarse siguiendo una preferencia individualista o bien colectivista. Integrando la polaridad objetiva y subjetiva, la pregunta moral cuestiona la construccin normativa de la realidad humana para que de ese modo los sujetos humanos sean coherentes con ellos mismos. Coherencia subjetiva e ideal objetivo son las dos vertientes de la pregunta moral. De entre las muchas funciones que tiene la tica se destacan dos como prevalentes: la funcin crtica y la funcin constructiva. A travs de la primera funcin la tica detecta, desenmascara y pondera las realizaciones inautnticas de la historia humana. Mediante la segunda funcin proyecta y configura el ideal normativo de la realizacin humana. Estas dos funciones se realizan de modo eminente cuando la pregunta moral se inserta en la trama social en que acaece lo justo. El nivel tico de la realidad social corresponde a la

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

7

configuracin humanizadora o deshumanizadora de la sociedad. Esta puede ser juzgada por el grado creciente o decreciente dentro del proceso de humanizacin. Tal consideracin constituye la valoracin ms profunda de la realidad histrica, ya que la interpela en su sentido ltimo.

1.3 Condicionamientos actuales de la pregunta moralLa pregunta tica tiene que ser planteada teniendo en cuanta los condicionamientos propios de cada poca. La nuestra se caracteriza por una profunda crisis en el terreno moral. Esta crisis no significa, evidentemente, el fin o la muerte de la moral; pero tampoco se reduce a una variacin sin importancia en el comportamiento tico de la humanidad. Ms que sealar una serie de causas que han provocado la crisis del mundo moral, interesa hacer una descripcin del fenmeno. Para ello usaremos tres tipos de aproximacin: el que usa el falso camino de la sntomas morales, el que describe la situacin a partir de la hiptesis de cambio en la estimativa moral y el que interpreta la situacin actual de la moral con la hermenutica de crisis. Interpretacin de la situacin bajo la hiptesis de desmoralizacin (falso camino de sntomas morales) Cuando se afirma que la sociedad actual est desmoralizada se cree que se esta en un momento de involucin moral. Este proceso es entendido en tres capas diferentes de profundidad: viendo la desmoralizacin como un aumento cuantitativo de mal moral; entendiendo la desmoralizacin a partir del carcter permisivo de la sociedad; valorando la desmoralizacin a partir del tipo de hombre que est creando la sociedad actual. En el primer nivel se identifica desmoralizacin con inmoralidad; en el segundo se identifica con permisividad; en el tercero, con amoralidad. Desmoralizacin = inmoralidad (interpretacin cuantitativa) La manera ms superficial de entender la moralidad es en trminos cuantitativos. Se debe admitir la existencia de muchas y profundas inmoralidades en el mundo actual. Hasta se puede aceptar que la situacin tica de los hombres haya sufrido un aumento de inmoralidad. Sin embargo, aun admitiendo todo eso, no se puede decir que la crisis de la moral se resuelva en un aumento de inmoralidad. La valoracin del fenmeno de la desmoralizacin como aumento cuantitativo de inmoralidad es un aspecto del problema, pero no el ms decisivo. De ah que una pastoral y una educacin del sentido moral cristiano no deban apoyarse sobre esa valoracin superficial de la crisis de la moral. Desmoralizacin = permisividad (tolerancia socio-jurdica) La sociedad actual es de signo permisivo. La permisividad aparece necesariamente en un tipo de sociedad pluralista y lleva consigo como consecuencia la tolerancia. Estos tres factores, pluralismo, permisividad, tolerancia, repercuten hondamente en la manera de vivir y de formular la moral.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

8

La permisividad, que es rango peculiar de la sociedad pluralista, tiene dos manifestaciones fundamentales: la permisividad social y la tolerancia jurdica. Con respecto a la permisividad social, es evidente el paso de la clandestinidad a la publicidad. Muchos comportamientos ticamente reprobables permanecan antes en la esfera privada, mientras que ahora han pasado a la esfera de lo pblico. Para muchas personas esta publicidad es un factor decisivo de desmoralizacin. No se puede negar que esta nueva situacin trae muchos elementos negativos. Destacamos, sobre todo: La publicidad de los fallos morales va cerrando una situacin de oscurecimiento de los valores ticos; va apareciendo una connaturalidad con relacin al mal que hace descender el nivel de reaccin moral; - Los aspectos negativos repercuten de un modo especial en todas aquellas personas que llamamos dbiles: nios, personas en periodo de educacin, adultos inmaduros, etc. La permisividad de tipo jurdico o tolerancia: Dentro de la sociedad se denota un descenso real de los valores morales, sobre todo cristianos, un ordenamiento jurdico de tolerancia supone una realidad social que configura su vida con esa valoracin tolerante. Pero, por otra parte, el ordenamiento jurdico de tolerancia supone un progreso en la aceptacin real de la libertad de conciencia de las personas. Las leyes civiles, para ser justas, tienen que apoyarse, de algn modo, en el orden moral, esto no impide que se den ordenamientos jurdicos sobre comportamientos que desde un punto de vista moral resultan inmorales. Un ordenamiento jurdico concreto no proclama la licitud moral de dicho comportamiento. Adems, todo ordenamiento jurdico tolerante ha de respetar la libertad de conciencia de los que tengan ideas morales contrarias al comportamiento tolerante, sin que se atente a su libertad ni se les cause ningn perjuicio. Desmoralizacin = amoralidad (interpretacin socio antropolgica)

La amoralidad supone una mayor desmoralizacin que la inmoralidad y la permisividad. En la sociedad actual consumista existen factores estructurales que la hacen refractaria al cuestionamiento tico. Se puede decir que la sociedad de consumo provoca cierto grado de amoralidad. Entre los mecanismos por los cuales la sociedad de consumo lleva a cabo su funcin amoralizadora se pueden destacar los siguientes: La creacin de un nuevo tipo de hombre: el hombre masa La desintegracin de las relaciones humanas La funcin manipuladora de la palabra La degradacin del amor y de la sexualidad La violencia como forma de relacin interhumana El empobrecimiento del espritu humano

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona

9

Aunque es evidente que los mecanismos de la sociedad de masas originan zonas humanas de amoralidad, sin embargo tambin hemos de reconocer que la configuracin sociocultural de la poca presente favorece el recto planteamiento de la pregunta moral. Interpretacin de la situacin actual bajo la hiptesis del cambio (el camino verdadero de la estimativa moral) Frente a la hiptesis interpretativa en clave de desmoralizacin aparece la interpretacin en trminos de cambio. Se trata de una interpretacin ms exacta y ms reveladora de la realidad. En el fondo lo que esta sucediendo en el mundo es una variacin dentro de la dinmica histrica. As lo entendi el Concilio Vaticano II: El gnero humano se halla hoy en un periodo nuevo de su historia, caracterizado por cambio profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al mundo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive. Tanto es as que se puede hablar de una verdadera metamorfosis social y cultural, que redunda tambin sobre la vida religiosa2. Este cambio histrico tiene que repercutir de un modo particular en la moral. No en vano es el hombre el sujeto y el objeto fundamental de la realidad y del saber moral. Se debe reconocer que la reflexin moral se ha mantenido bastante al margen de las revoluciones que se han ido operando en la comprensin que el hombre tiene de s mismo y del mundo. Esto hace que el cambio actual se tenga que realizar de una manera ms brusca y violenta. El cambio cultural de hoy repercute en la moral operando una variacin en la estimativa social del hombre. Los factores que estn condicionando el cambio en la estimativa moral son: Conciencia de la historicidad del hombre y del mundo La temporalidad es un constitutivo del ser del hombre en cuanto espritu encarnado. El hombre no solamente vive en el tiempo, sino que es temporalidad. Es un ser histrico. Esta concepcin dinmica de la realidad lleva consigo una manera especial de percibir los valores, y en concreto los valores morales. Variabilidad cultural y sociolgica de las normas de comportamiento La conciencia de su historicidad aporta la hombre el sentido de pluralismo. El hombre de hoy ha tomado conciencia de la variabilidad cultural y sociolgica de las normas de conducta. Esta toma de conciencia repercute a su vez, y de un modo profundo, en el modo de captar los valores morales. La moral tiene que vivirse y formularse dentro de ese contexto de pluralismo normativo: pluralismo cultural y pluralismo estadstico dentro de una misma cultura. Es necesario2

DOCUMENTOS 1975, n 4.

DEL

VATICANO II, Constitucin Dogmtica Gaudium et Spes, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 10

establecer la relacin correcta entre normas sociales, de gran variabilidad y pluralidad, y las normas propiamente morales. Para ello hay que tener en cuenta su distincin y su correlacin. Variacin en el concepto de naturaleza humana Dentro de la moral cristiana pocos conceptos han tenido tanta importancia como el de naturaleza. La moral cristiana ha considerado la naturaleza como el lugar abstracto de los valores y de los principios ticos. De ah que hubiese una cuasi-identificacin entre natural y moral y entre antinatural e inmoral. Hoy en da los avances cientficos, la comprensin nueva del hombre y el dilogo ecumnico han obligado a repensar el concepto de naturaleza humana y de ley natural. Interpretacin con la hermenutica de crisis El trmino crisis es utilizado con una gran variedad de significados; algunos de ellos son exactos, otros implican una variacin semntica poco ortodoxa. El uso ordinario del vocablo ha acumulado sobre l significaciones de carcter predominantemente negativo: decaimiento, depresin, prdida de nimo, situacin problemtica, desorientacin. Por el contrario, el uso culto pretende revindicar para el trmino crisis un contenido semntico positivo, en conformidad con su etimologa griega: juicio, discernimiento, decisin final sobre un proceso iniciado, cambio decisivo, eleccin, etc. Existe la crisis en sentido general que se identifica con la normal variacin trabajosa de los procesos morales de la existencia individual y colectiva. Existe tambin la crisis moral en sentido estricto, la cual se verifica en los cambios considerables de la moral y en sus correspondientes dificultades especiales para la vida tica de los sujetos humanos. La crisis moral en sentido estricto adopta diversas modalidades: Por razn del sujeto: crisis moral individual y colectiva. Por razn de la causa: crisis moral estructural o evolutiva y crisis situacional o coyuntural. Por razn del contenido: crisis de valores morales en general y crisis de determinadas reas de valores morales. Por razn de la forma de presentacin: crisis en la moral formulada y crisis en la moral vivida. Por razn de la amplitud: crisis de lo moral y crisis de una determinada opcin moral; por ejemplo, de la moral cristiana. Por razn de su profundidad: crisis radical y crisis superficial. Por su desenlace: crisis positiva y crisis negativa.

En la realidad la crisis moral adopta formas ms complejas, en las que se interfieren de hecho todas las modalidades enumeradas. Sin embargo, al hablar de crisis moral conviene sealar qu perspectiva se adopta y a que modalidad de crisis se refiere preferentemente la consideracin.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 11

La variacin crtica de la moral en el mundo actual tiene una repercusin especfica entre los cristianos. Dicha repercusin puede ser concretada en los siguientes rasgos: Perplejidad (confusin o duda nacidas del asombro o la sorpresa): son muchos los creyentes que, con buena fe, se encuentran perplejos ante la dimensin moral de su vida cristiana. En ellos reina la confusin: dudan sobre la vigencia o no de los criterios morales. La perplejidad ante la moral paraliza la sensibilidad de la conciencia y conduce a un difuso y acrtico relativismo, segn el cual da lo mismo una cosa que otra. La doble moral: acaece con relativa frecuencia entre los cristianos, y en general entre los ciudadanos, una especie de esquizofrenia moral. Por una parte, brota espontneamente la sensibilidad moral ante determinadas realidades; y, por otra, parece no existir reaccin moral frente a otros comportamientos igualmente contrarios a la dignidad de la persona. Tal esquizofrenia o doble moral funciona en la distinta medida moral para los comportamientos individuales o interindividuales; para los de carcter estructural o institucional; en la diversa valoracin de un mismo problema, ms all de todos los legtimos pluralismos; en la incoherencia en las aplicaciones de un valor moral afirmado en trminos general. El carcter vergonzante y sin base crtica de la vida moral: no es infrecuente encontrar cristianos que siguen viviendo la dimensin moral de su fe con notable esfuerzo y con no menor decisin. Sin embargo, bastantes de ellos sienten de modo general o en determinadas ocasiones la falta de apoyo o base crtica para sus convicciones morales. En ocasiones viven sus compromisos morales de modo vergonzante. El excesivo moralismo de un pasado: con las secuelas de una presentacin legalista de la moral cristiana. La falta de una exposicin coherente del fenmeno moral dentro de la sntesis cristiana. La induccin de la confusin y hasta el conflicto de interpretaciones en el terreno de la moral cristiana.

2. La imagen de Dios en la Moral Cristiana3El Salmo 27 (26) constituye una magnfica iniciacin a la vida moral del cristiano. El creyente se abre a Dios para que l sea quien le gue en el camino del existir humano: indcame, Seor, tu camino, guame por un sendero llano (v. 11). Dios es la luz, la salvacin, el baluarte de la vida; no se corre peligro a su vera: de quin me asustar? (v.1). Llevar una existencia digna y conforme a la rectitud de conciencia no es fcil hoy, no lo fue ayer, ni lo ser maana. Atacan los malhechores (v. 2); todo un ejrcito del mal entra en3

VIDAL Marciano, Nueva Moral Fundamental. El hogar teolgico de la tica, Descle de Brouwer 20002, pg. 2753.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 12

batalla (v. 3). Se levantan testigos falsos, acusadores violentos (v. 12); hay gente continuamente espiando (v. 11). En el centro de la oracin, en lo ms secreto de la iniciacin, acaece la revelacin de Dios: Buscad mi rostro (v. 8). Y el creyente penetra en lo ms ntimo de la iniciacin, respondiendo: mi corazn te dice: Yo busco tu rostro, Seor, no me ocultes tu rostro (vv. 89). El rostro de Dios se manifiesta a lo largo y ancho de la vida: todos los das de mi vida (v. 4). Un rostro que deslumbra por la belleza: contemplando la belleza del Seor (v. 4). El creyente esta seguro de la presencia envolvente del Seor: es valiente, tiene animo (v. 14), espera gozar de la dicha del Seor en el pas de la vida (v. 13). Tan seguro est que aunque mi padre y mi madre me abandone, el Seor me acoger (v. 10). He aqu la gran tarea de la Moral Cristiana: buscar el rostro de Dios. En la autenticidad de la imagen de Dios se basa el correcto planteamiento del discurso teolgico-moral y se realiza la coherencia de la vida moral cristiana. La fe en Dios y el comportamiento moral son dos magnitudes indisolublemente unidas en la vida del creyente. No solamente coexisten, sino que mutuamente se condicionan y se construyen. La educacin moral y el contenido tico de la prctica pastoral dependen de la imagen de Dios transmitida en la propuesta de la fe y vivida en la celebracin religiosa.

2.1 Las falsas imgenes de Dios en la moral cristianaMostrar a los hombres el verdadero rostro de Dios, tal como se ha revelado en Cristo Jess, es siempre la ms importante tarea pastoral de la Iglesia, en todo tiempo y lugar. A la luz de este imperativo bsico de la evangelizacin cristiana, es necesario reconocer que el nombre de Dios ha llegado a nosotros con frecuencia maltratado y maltrecho. La palabra Dios, y sobre todo, la realidad de Dios han constituido, a veces, un argumento ms dentro de las controversias morales y religiosas, siendo as que el misterio de Dios es ante todo una Buena noticia de gracia y de salvacin. Cada poca histrica tiene sus prejuicios y sus dificultades para percibir desde la fe el misterio de Dios Padre que nos ama en su Hijo Jesucristo y nos comunica su Espritu. En muchas ocasiones debido a los planteamientos de la moral religiosa y los defectos de la vida moral de los creyentes se puede caer en un atesmo de gnesis moral. De ah que es preciso rehacer la vida moral de los creyentes a fin de hacer ms creble la presencia de Dios en nuestro mundo. Existe una interaccin entre moral falseada e imagen falsa de Dios. Son muchas las deformaciones de la imagen de Dios que han tenido y, en parte, siguen teniendo, lugar en la moral cristiana, entre ellas: la imagen de un Dios descomprometido con la historia humana; la imagen de un Dios heternomo que suplanta la libertad con la que dot a la criatura racional; la imagen de un Dios que se presenta como carga para la conciencia moral.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 13

Un Dios descomprometido con la historia humana La fe en un Dios alejado de la realidad humana introduce una profunda deformacin en la comprensin de la moral religiosa. Es el divorcio entre fe y moral. El Concilio Vaticano II, siguiendo la tradicin bblica de los profetas y de Jess, denuncio el divorcio entre la fe y el compromiso moral como uno de los errores ms graves de nuestro tiempo: La separacin entre la fe que profesan y la vida cotidiana de muchos debe ser considerada como uno de los errores ms graves de nuestro tiempo. Ya en el Antiguo Testamento los profetas condenaban vehementemente este escndalo (cf. Is 58, 1-12) y mucho ms en el Nuevo Testamento, donde el mismo Jesucristo amenazaba por l con graves castigos (cf. Mt 23, 3-13; Mc 7, 10-13)4. La encclica Veritatis splendor ha tenido un particular inters en afirmar el nexo intrnseco e indisoluble entre fe y moral. Ha aplicado, de forma concreta, esa relacin a la propuesta de la nueva evangelizacin. sta ha de insistir en la dimensin moral de la fe cristiana: La evangelizacin, y por tanto la nueva evangelizacin, comporta tambin el anuncio y la propuesta moral. Jess mismo, al predicar precisamente el Reino de Dios y su amor salvfico, ha hecho una llamada a la fe y a la conversin (cf. Mc 1,15). Y Pedro con los otros apstoles, anunciando la resurreccin de Jess de Nazaret de entre los muertos, propone una vida nueva que hay que vivir, un camino que hay que seguir para ser discpulo del Resucitado (cf. Hch 2, 37-41; 3, 17-10)5. La reflexin teolgico-moral actual pone un particular empeo en proponer una correcta articulacin de la fe y de la moral en el conjunto unitario de la existencia cristiana. El creer no es reducible al compromiso moral. Pero, por otra parte, no tiene sentido una fe que no conlleve una serie de decisiones empeativas. Para un cristiano no tiene sentido ni el moralismo vaco de lo religioso ni el supranaturalismo vaco de lo moral. Bastantes defectos del pasado y del presente tienen su explicacin en una educacin que por exceso (moralismo) o por defecto (amoralismo) no ha situado de modo conveniente la moral dentro del conjunto del mensaje cristiano. Un Dios heternomo que suplanta la libertad con que dot a la criatura racional6

Tal ha sido la comprensin de Dios como legislador universal que, al crear el mundo, lo ordena segn una ley eterna, la cual se va dando a conocer por diversos causes y procedimientos. Sobre esta comprensin de Dios como una voluntad heternoma a la persona se han apoyado la mayor parte de las falsificaciones de la moral cristiana:4 5

DOCUMENTOS DEL VATICANO II, Constitucin Dogmtica Gaudium et Spes..., n 3. JUAN PABLO II, Veritatis splendor, sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseanza moral de la Iglesia, (6 de Agosto de 1993), n 4. 6 Heternomo: del griego hetero (otro) y nmos (ley, costumbre).Sujeto a un poder externo o ajeno que impide el desarrollo de su voluntad y naturaleza.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 14

-

El voluntarismo nominalista; El fundamentalismo bblico; El legalismo tanto eclesistico como civil; El naturalismo objetivista.

En las comprensiones heternomas de la moral la persona queda al margen del proceso de decisin. Tampoco es la persona el objetivo primordial de los comportamientos ticos impuestos con criterios de heteronoma. La imagen de un Dios heternomo no propicia una moral que favorezca la causa del hombre; por el contrario, conduce a formas de moral que mantienen a la persona en el infantilismo heternomo, en el miedo al castigo o en la bsqueda del premio, en la sujecin a los intereses de los poderosos. La valoracin global que se puede hacer de los modelos morales basados en la heteronoma es que suponen y propician la infantilizacin de la conciencia moral. Bajo un rgimen de heteronoma el creyente y la comunidad cristiana no alcanzan aquellos grados mnimos de adultez que posibilitan a cada uno ser sujeto de su propia vocacin. Segn J. Piaget y la mayor parte de los psiclogos, para que un nio alcance la madurez moral es preciso que pase de la heteronoma a la autonoma. Si esto no sucede, la persona adulta vivir con una moral infantil. Es lo que sucede a la conciencia cristiana cuando vive la dimensin moral de la fe con esquemas de heteronoma: la conciencia de la comunidad cristiana padece infantilizacin moral. La correcta autonoma no elimina la teonoma, es decir su apertura a la Trascendencia y su consiguiente fundamentacin en Dios. Se puede apoyar la tica cristiana en las races ms estrictamente teolgicas y al mismo tiempo en las bases plenamente afirmativas de lo humano. Si la fundamentacin estrictamente teolgica recibe el nombre de teonoma, el apoyo antropolgico es calificado como autonoma. Vivir en autonoma moral, bajo la mirada amorosa de Dios, es una de las exigencias del cristiano en el momento actual. Frente a la imagen de un Dios heternomo es necesario volver a proponer la imagen autntica del Dios de la Revelacin cristiana. nicamente la imagen de Dios que apoya y plenifica la libertad del ser humano puede ser garanta de una moral autntica y liberadora, es decir, de una moral salvfica. Revelada la imagen de Dios como alguien que, mediante la relacin mutua de amor, hace existir al ser humano en libertad y en autonoma, es fcil concebir la moral cristiana como una moral de la libertad que tiene su fundamento ltimo y su realizacin plena en Dios. La encclica Veritatis splendor dice: la obediencia a Dios no es, como algunos piensan, una heteronoma, como si la vida moral estuviese sometida a la voluntad de una omnipotencia absoluta, externa al hombre y contraria a la afirmacin de su libertad. En realidad, si heteronoma de la moral significase negacin de la autodeterminacin del hombre o imposicin de normas ajenas a su bien, tal heteronoma estara en contradiccin con la revelacin de la Alianza y de la Encarnacin redentora, y no sera ms que una forma de alienacin, contraria a la sabidura divina y a la dignidad de la persona humana7.7

JUAN PABLO II, Veritatis splendor..., n 41.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 15

Un Dios que se presenta como una carga para la conciencia moral En el mundo judo se utiliz la imagen de yugo y de carga para referirse a los preceptos de la ley. En el evangelio de Mateo, Jess se sirvi tambin de esta metfora para hablar de su propuesta como un yugo suave y una carga ligera (Mt 11, 30). Con bastante frecuencia, la moral cristiana ha sido presentada y vivida como un yugo duro o como una carga pesada. Dentro de la historia de la Iglesia esto se ha presentado en la orientacin rigorista de la moral jansenista. Detrs del rigorismo jansenista, y en general de todo rigorismo moral, hay una comprensin antropolgico teolgica que le proporciona cobertura y fundamentacin. Es la comprensin del cristianismo con rumbos de: Pesimismo antropolgico; Afirmacin exagerada de la necesidad de la gracia eficaz; Reduccin elitista de la salvacin eterna (son pocos los que se pueden salvar); Limitacin de la gracia sacramental, reservada para perfectos (la eucarista como pan para los ngeles) o dada como premio a quienes se someten a esfuerzos sobrehumanos.

Pero sobre todo detrs de la postura moral jansenista est determinada una imagen de Dios como juez. Esta imagen ha dejando una profunda y amplia huella en la conciencia catlica. Jess nos revel el misterio de un Dios que est muy alejado del rigorismo moral: Te doy gracias, Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque, ocultando estas cosas a los entendidos, se las revelaste a la gente sencilla (Mt 11, 25). El Dios revelado en Cristo no impone cargas ni yugos: acudid a m, los que andis cansados y agobiados, y yo los aliviar. Cargad con mi yugo y aprended de m, que soy tolerante y humilde, y os sentiris aliviados (Mt 11, 28-29). Las imgenes falsas de Dios utilizadas en la moral cristiana coinciden en algo comn: presentan a un Dios que parece celoso de la realizacin humana. Frente a esa imagen falseada de Dios es necesario redescubrir continuamente el verdadero rostro de Dios tal como se ha manifestado a s mismo en la Revelacin. Porque Dios no ha de ser comprendido desde la consideracin testa de un ser supremo pero alejado del mundo sino desde la imagen de Dios tal como es revelado en Cristo. nicamente desde la comprensin y aceptacin de Dios tal como es revelado en Cristo se puede construir una reflexin teolgica y vivir una moral que sean genuinamente cristianas. Una propuesta moral en la que: Se ame a la persona, como Dios Padre la ama; Se haga libre, como Cristo la ha liberado; Se le haga vivir en libertad, como corresponde a quienes viven bajo la ley del Espritu que da vida en Cristo Jess (Rom 8, 2).

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 16

Desde esta comprensin de Dios es posible vivir y formular la moral cristiana como el camino de la autntica realizacin humana. La propuesta moral cristiana no se opone a la libertad sino que ms bien la fundamenta y la plenifica. Segn ha sido reafirmado por la encclica Veritatis splendor, el obrar moral cristiano no depende de la ley heternoma sino del discernimiento personalizante. La moral cristiana es capaz de asumir el significado autntico del placer en el universo del vivir cristiano. en resumen, la autntica moral cristiana realiza la norma de san Irineo de que la gloria de Dios es la vida del hombre.

2.2 Las interpretaciones de la imagen de Dios en la tradicin teolgico moral Cuadro de interpretaciones Cuando Dios es invocado como fundamento y meta de la moral cristiana lo es en su sentido pleno, es decir, en la totalidad significativa de su Misterio. Sin embargo, es imposible abarcar dentro de la presentacin de la moral cristiana la totalidad del Misterio de Dios. de ah que se pueda hablar de diversas interpretaciones de la imagen de Dios en la tradicin teolgica moral, en cuanto que cada formulacin de la moral cristiana destaca un rasgo bsico en el Misterio de Dios y asume implcitamente el resto de los significados. Los paradigmas de moral cristiana pueden ser catalogados de acuerdo con la interpretacin de la imagen de Dios que d justificacin al universo moral. Hay tres interpretaciones fundamentales: La primera ve a Dios como Bien y, consiguientemente, como contenido de la realizacin y de la felicidad humana. - La segunda comprender a Dios como Belleza, dando lugar a una orientacin de la Moral en clave de orden y armona. - La tercera considera a Dios como Justicia, desde la cual es juzgada y orientada la historia humana. Cada una de las tres interpretaciones sealadas de la imagen de Dios puede ser atribuida a una tendencia determinada en el devenir histrico de la reflexin teolgico moral. Las dos primeras interpretaciones se deben a tres grandes Doctores de la Moral catlica: la comprensin de Dios como belleza a San Agustn, la comprensin de Dios como Bien a Santo Toms y a San Buenaventura. La comprensin de Dios como Justicia tiene sus races profundas en la predicacin bblica y ha sido desarrollada de modo especial por las teologas de carcter social, particularmente por la teologa latinoamericana de la Liberacin.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 17

Dios como Justicia En la Sagrada Escritura la justicia tiene una estructura religiosa y teocntrica. La justicia que proclaman los Profetas y la injusticia que denuncian son una justicia y una injusticia delante de Dios. Y ello es as porque Dios es justicia. Las mltiples exigencias morales, contenidas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, estn indisolublemente vinculadas a la proclamacin de la Justicia de Dios. Para la predicacin proftica el derecho y la justicia tienen una dimensin religiosa y hay que entenderlos en referencia al Dios de la revelacin; manifiestan la voluntad del Dios justo. El Nuevo Testamento radicaliza an ms la dimensin religiosa teocntrica de la justicia. La justicia de Dios, que nos ha justificado en Cristo, es la razn y el fundamento del comportamiento interpersonal. El Dios de la Justicia da justificacin y ofrece orientacin a los planteamientos morales de carcter preferentemente social. Dios como Belleza Para San Agustn, la moral cristiana es una participacin de la belleza de Dios. Teniendo de fondo la anmesis platnica, comprende el sentido moral como un recuerdo y una llamada de la primera hermosura. La bsqueda de Dios es un camino hacia la hermosura, una vez encontrada esta hermosura surge la pena del tiempo perdido fuera de ella. Est comprensin de la moral y de la vida cristiana en general, en clave de belleza, aunque tiene en san Agustn un exponente cualificado, es un elemento comn de la tradicin de la teologa. Esta belleza, segn los Santos Padres, afecta al interior de los seres y de las acciones y los califica en su propia sustancia. Por esta razn, tambin las acciones moralmente rectas son acciones bellas. El Dios invisible puede atraernos por su belleza, igual que por su bondad y su verdad y as hacernos amar. El amor, la bondad y la belleza de Dios, manifestadas en Jesucristo, son la primera fuente del dinamismo de la vida cristiana para los Padres de la Iglesia. La belleza y la bondad moral suponen siempre una apertura desinteresada y gozosa del misterio de Dios, presentido o reconocido. Conviene anotar que para san Agustn la consideracin de la moral como belleza no le lleva a desentenderse de las injusticias y, en general, del mal moral. Por el contrario, san Agustn da un relieve especial a la necesidad de dolerse de la injusticia ajena y de pecado, dolor que ser en nosotros tanto mayor cuanto ms justos seamos y ms caridad tengamos. Dios como Bien Para Santo Toms Dios es el fundamento y la meta de la moral cristiana en cuanto que l es el Bien absoluto y supremo.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 18

Esta comprensin de Dios como Bien en la fundamentacin y en la orientacin de la moral cristiana no slo responde a las aspiraciones humanas de felicidad sino que transmite el mensaje evanglico de las Bienaventuranzas. En San Buenaventura la vida moral cristiana recibe una orientacin peculiar. La moralidad no es otra cosa que la realizacin del bien y ste se verifica a travs del amor de donacin. La persona moral es una existencia, es decir, un salir de si misma en el sentido de donacin a otro y mediante el compartir con otros. De ese modo el Ejemplar, que es Dios como bien absoluto, se realiza en parte en la criatura racional. El ejemplarismo tico es la expresin adecuada para la comprensin bonaventuriana de la Moral. De todo lo anterior podemos afirmar que las tres interpretaciones arriba mencionadas no son las nicas, ests y otras interpretaciones estn unidas entre s y confluyen en la nica realidad del Misterio de Dios que las unifica a todas. La revelacin de Dios va adquiriendo rasgos cada vez ms clidos y personales hasta alcanzar su manifestacin definitiva en Cristo Jess. En Cristo se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres (Tit 2, 11); por medio de Cristo se ha manifestado la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres (Tit 3, 4). La benignitas y la humanitas de Dios se revelan definitivamente en Cristo.

2.3 La revelacin definitiva de Dios como AmorLa imagen definitiva de Dios nos es dada a travs de la revelacin del Misterio de la Comunin Trinitaria. Es este Misterio de la Trinidad el fundamento ltimo y la meta definitiva de la vida moral cristiana. Dios es Amor La definicin ms explicita que tenemos de Dios en el Nuevo Testamento es la que afirma que Dios es Amor (1Jn 4,8. 16). El ser y el actuar de Dios consiste en Amar. Juan Pablo II ha expuesto con vigor la importancia de esta verdad cristiana, descubriendo los varios horizontes de significado que contiene: Horizonte trinitario8: Dios en su vida ntima es amor, amor esencial, comn a las tres Personas divinas. El Espritu Santo es amor personal como Espritu del Padre y del Hijo. Por esto sondea hasta las profundidades de Dios como Amor don increado. Puede decirse que en el Espritu Santo la vida ntima de Dios uno y trino se hace enteramente intercambio de amor recproco entre las Personas divinas y que por el Espritu Santo existe como Don. Horizonte cristolgico9: La misin de Cristo ha consistido en revelar la realidad de Dios como amor. Cristo ha mostrado a la humanidad la ms profunda verdad sobre Dios y8

JUAN PABLO II, Dominum et vivificantem, sobre el Espritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo, (18 de Mayo 1986), n 10.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 19

al mismo tiempo sobre el hombre, revelando al Padre que es rico en misericordia (Ef 2, 4). Dios es amor (1Jn 4, 8). La revelacin del amor misericordioso del Padre ha constituido el ncleo central de la misin mesinica del Hijo del hombre. Horizonte antropolgico10: El amor pertenece a la comprensin esencial de la condicin humana. El hombre no puede vivir sin amor. l permanece para s mismo un ser incomprensible, su vida est privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no experimenta y lo hace propio, si no participa en l vivamente. Ahora bien, el hombre puede amar, porque primero ha sido amado por Dios. Nos ensea San Juan: nosotros amamos (a Dios) porque l (Dios) nos am primero (1Jn 4, 19). Est comprensin antropolgica radicalmente agpica ilumina toda la vida humana: la verdad sobre el amor de Dios arroja luz tambin sobre nuestra bsqueda de la verdad, sobre nuestro trabajo, sobre el desarrollo de la ciencia y sobre toda nuestra cultura. Esta comprensin de Dios posee una funcionalidad inmediata para orientar la moral cristiana. Teniendo como fundamento y como meta el Dios del Amor, la moral cristiana es necesariamente una moral del amor. As lo adelanta definitivamente Jess (Mc 12, 28-34 par); as lo recoge Pablo (Rom 13, 9) y lo profundiza Juan (1Jn 3, 23). As lo ha expuesto la teologa de todos los tiempos, desde san Agustn hasta la teologa actual pasando por Santo Toms. La frmula tradicional de que la caridad es la forma de todas las dems virtudes ha de ser entendida en un sentido profundo: el amor informa todas las virtudes porque es la verdadera forma de Dios. El Vaticano II pidi una renovacin de la Teologa Moral que considerara la caridad como la sntesis de las exigencias de la vocacin cristiana: producir frutos en la caridad para la vida del mundo11. La caridad es, pues, el ncleo de la moral cristiana. Para san Alfonso Mara de Liguori, la suma de la santidad y perfeccin del alma se cifra en amar a Jesucristo, nuestro Dios, Bien soberano y Salvador nuestro. El amor afectivo y efectivo constituye la respuesta, escrita en lenguaje de amor, con que la persona contesta al proyecto del Dios del amor y de la misericordia. As pues, la imagen definitiva de Dios para la moral no puede ser otra que la de Dios Amor; segn la expresin de Juan: Dios es amor (1Jn 4,8. 16). A esta revelacin de Dios como Amor corresponde la revelacin de la Caridad como el camino de la tica cristiana: camino de la perfeccin personal y camino de la transformacin del mundo. Segn el Vaticano II, es el Verbo de Dios el que nos ha hecho esta doble revelacin: l mismo (el verbo de Dios) nos revela que Dios es amor (1Jn 4, 8) y que la ley fundamental de la perfeccin humana, y, por ello, de la transformacin del mundo, es el mandamiento del amor.9

JUAN PABLO II, Discurso en el Aula Magna de la Universidad Nicols Corprnico de Torun, (7 de Junio 1999), n 3; JUAN PABLO II, Dominum et vivificantem..., n 13. 10 JUAN PABLO II, Redemptor hominis, a los venerables Hermanos en el Episcopado, a los Sacerdotes, a las Familias religiosas, a los Hijos e Hijas de la Iglesia y a todos los Hombres de Buena Voluntad al principio de su Ministerio Pontifical (4 de Marzo 1979), n 10; JUAN PABLO II, Discurso en el Aula Magna de la Universidad Nicols Corprnico de Torun..., n 3. 11 DOCUMENTOS DEL VATICANO II, Decreto Optatam totius, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1975, n 16.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 20

La moral cristiana es cristocntrica. Pero, no por eso, deja de ser teocntrica. Dios es el fundamento ltimo de la vida moral. l es tambin el objeto primero hacia donde se dirigen las exigencias morales. Esta orientacin est expresada en el primer mandamiento del Declogo: Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. El amor total e incondicional a Dios es la suprema experiencia humana y la realizacin ms perfecta de la vida religiosa y moral.

3. Modelo o paradigma de la Moral cristiana12Marciano Vidal propone como modelo tico que representa la reflexin teolgica actual el modelo de autonoma teonoma interpretado desde la tica de la liberacin. Resulta as un modelo de tica teolgica en el que se integra lo mejor de la moral renovada con lo mejor de las ticas surgidas al interior de las teologas de liberacin.

3.1 modelo de autonoma teonomaEl modelo teolgico moral de autonoma teonoma se compone de dos momentos indisolublemente unidos: el momento autnomo y el momento tenomo. El primero, expresado con la frmula gramatical del sustantivo, alude a la mediacin antropolgica de que se sirve la teologa para formular el thos cristiano. el momento tenomo, expresado con la frmula gramatical del adjetivo, indica la dimensin propia y especfica de la fe en la configuracin del modelo teolgico moral. El momento autnomo del modelo teolgico moral es expresado mediante la categora tica de personalismo de alteridad poltica. En esta formulacin se pretende recoger el contenido de la racionalidad tica en cuanto funcin autnoma y no referida de por s a la trascendencia religiosa, si bien para el creyente aparece como la categora mediadora del compromiso de la fe sobre la realidad intramundana. Los tres trminos: personalismo alteridad politicidad, no se oponen entre s; ms bien, se complementan al relativizarse mutuamente y al ofrecerse mbitos de mutua interaccin. Al afirmar como mediacin global el personalismo de alteridad poltica optamos por una moral cristiana basada y encarnada en el siguiente mbito intramundano y con las siguientes caractersticas estructurales: Valor moral de la persona: el personalismo no puede referirse como ideologa nica o preferentemente justificadora del orden moral; sino que debe ser entendido dentro de una racionalidad ms totalizadora. Valor moral del otro: en este sentido hablamos de alteridad tica. En la comprensin actual de la persona destaca su apertura y comunicatibilidad. La alteridad corrige la visin individualista y abstracta del personalismo. El encuentro intersubjetivo es el origen de los valores morales.12

VIDAL Marciano, Moral de actitudes.., pg. 260-284.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 21

Valor moral de las mediaciones sociales, las estructuras: el personalismo de alteridad, para que pueda superar las contradicciones internas que lleva consigo, ha de abrirse a la mediacin poltica. El lugar normativo y el valor nuclear de la moral es el hombre autnomo, secular y concreto; el fundamento y el contenido de todo compromiso tico se justifica desde esta categora. El hombre autnomo, secular y concreto es, al mismo tiempo, espacio de la fe comprometida; el thos cristiano no tiene otro horizonte de compromiso que ese mismo lugar de la normatividad moral humana. el empeo moral humano se expresa a travs del personalismo de alteridad poltica elevado a categora mediadora. Y por eso mismo, esta categora se convierte en mediacin tico antropolgica global para el thos cristiano. La tica cristiana es una moral religiosa; en cuanto tal, no puede ser reducida a una tica puramente intramundana. Es cierto que el empeo tico del creyente tiene como horizonte de actuacin la realidad humana y, consiguientemente, participa del mismo universo significativo que la tica autnoma. Sin embargo, ese horizonte intramundano y esas mediaciones tico antropolgicas quedan condicionadas por la dimensin religiosa cristiana. El momento tenomo del modelo teolgico moral coincide con el elemento propio y especfico de la moral cristiana: la cosmovisin religiosa propiamente cristiana. La cosmovisin cristiana es la referencia que proyecta unos determinados aspectos al momento autnomo. Las referencias fundamentales que proyecta la cosmovisin cristiana son: La referencia de la comunidad: La racionalidad del thos cristiano ha de ser asumida en y desde la vida real de los creyentes en cuanto constituye una instancia comunitaria dentro de la creatividad histrico mundana. El discurso tico moral se hace praxis en la vida comunitaria o eclesial. Los creyentes realizan su vocacin especfica en un contexto cristiano o en clave eclesial. La referencia de Cristo: El thos de los creyentes cristianos tiene sentido por la referencia a Cristo. Los cristianos se comprometen ticamente en el mundo porque aceptan el compromiso cristolgico que el mundo ya tiene. En la historia de la teologa encontramos afirmaciones de la presencia de Cristo en el mundo, presencia que ha de ser desvelada por la actuacin de los cristianos. Confesar a Cristo Resucitado es proclamar la fuerza tica ms profunda dentro de la historia humana; es afirmar activamente la Salvacin definitiva de los hombres. La fe actuante de los creyentes en Cristo Resucitado es el cause de la fuerza tico transformadora de la realidad intramundana. La referencia a Cristo es un dato continuo en la historia de la moral cristiana. La referencia normativa de Dios: la racionalidad cristolgica culmina y da sentido a la racionalidad del contexto histrico real del thos de los creyentes, pero al mismo tiempo abre la puerta hacia la racionalidad del de donde ha venido entendido como trascendencia de la actuacin de Cristo y consiguientemente como trascendencia tambin de la actuacin de los cristianos. El thos cristiano es vivido y proclamado

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 22

como un thos religioso, en referencia necesaria a Dios. La referencia a Dios la entendemos como la urgencia totalizadora de lo humano que relativiza activamente las realizaciones intramundanas abrindolas a una esperanza escatolgica entendida como memoria y narracin subversiva en la confesin de Cristo Resucitado por los creyentes. La dimensin especficamente religiosa y propia de la eticidad cristiana queda asumida crticamente a travs de la categora del Absoluto que se hace presente en Cristo y que, dentro del contexto histrico real de la comunidad creyente, cuestiona radicalmente lo humano con una esperanza activamente escatolgica. Con esta categora el discurso teolgico moral no se cierra a la autonoma normativa de los humano pero tampoco vaca la dimensin cristiana. El mbito de referencia originado por la presencia de Dios en Cristo Jess aparece en el discurso teolgico moral a travs de la racionalidad crtico constructiva de la presencia del Absoluto proyectndose, desde el contexto histrico real de los creyentes, en la transformacin coherente de la realidad histrica de los hombres. El thos cristiano no se encierra en la pura dimensin religiosa; por necesidad, se abre al quehacer intramundano. Por su parte el discurso teolgico sobre la forma de existencia cristiana no puede tampoco encerrarse en una autojustificacin desde los niveles de la sola fe. La normatividad humana es autnoma y anterior (no en el tiempo, pero si en la estructura) a la normatividad especficamente cristiana; ms aun, sta, aunque tiene una estructura interna autnoma con relacin a la normatividad humana, no puede tener una verificacin o existencia real sin encarnarse en el thos humano. El personalismo de alteridad poltica lo entendemos en el discurso teolgico moral como el contenido material, con su estructura propia y sus leyes autnomas, mientras que la presencia operativa del Absoluto en Cristo y en el contexto histrico real de los creyentes lo entendemos como la dimensin nueva o el nuevo mbito de referencia en que aqul recibe la racionalidad terico prctica. El modelo del discurso teolgico moral puede ser sintetizado diciendo que el thos cristiano encuentra su racionalidad crtico constructiva en la presencia operativa del Absoluto en Cristo y en el contexto histrico real de los creyentes en cuanto redimensiona la normativa intramundana del personalismo de alteridad poltica. La integracin se realiza a travs de la categora de la redimensionalidad. Ah creemos que radica la fuerza y la debilidad de la tica cristiana porque es ah donde la teologa se constituye en saber real y es ah donde aporta su peculiar especificidad.

3.2 La autonoma teonoma reinterpretada desde la tica de liberacinAl hablar de tica de liberacin nos referimos a los planteamientos de la tica teolgica surgidos al interior de la Teologa de la liberacin, sobre todo latinoamericana. Esta tica de

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 23

liberacin se nutre de las grandes orientaciones teolgicas nacidas de la Teologa de liberacin: significado integral de la salvacin cristiana, dimensin estructural del pecado y de la gracia, los pobres como lugar preferencial de todo discurso teolgico, etc. El paradigma de la tica de liberacin no es solamente vlido para la moral social sino que ha de ser utilizado tambin en todo el campo de la tica teolgica. Es un paradigma global de la tica teolgica en su conjunto. Algunas aportaciones que la tica de liberacin ofrece al paradigma de la autonoma teonoma son: La tica de la liberacin critica el ideal de la Ilustracin burguesa (el hombre autnomo) as como las derivaciones negativas (moral burguesa ligada a clases medias ascendentes y acompaante del liberalismo econmico, social y poltico; moral individualista; perdida del sentido mesinico) que ese ideal ha tenido para el planteamiento de la tica teolgica occidental. La tica de la liberacin sugiere introducir algunas insistencias en la interpretacin del ideal humanista proyectado por la tica de la autonoma teonoma: evitar el optimismo ingenuo y el pesimismo ciego; evitar entender el personalismo en funcin de una parte privilegiada del colectivo humano, propiciar la imagen tica de la persona en cuanto ser apoltico, conservador, reaccionario, cerrndola a las exigencias del compromiso de transformacin histrico social; apoyar, como ideal tico, al hombre privalstico, que no tiene en cuenta las mediaciones sociales en cuanto campo de su responsabilidad moral. El momento tenomo no puede quedar reducido a satisfacer las exigencias de una metodologa teolgico moral, sino que ha de ser una referencia a Dios que transforme la sensibilidad tica y oriente los contenidos morales. Esta referencia es de un Dios revelado en Cristo que apoya la causa del hombre, sobre todo del ms dbil. nicamente desde la comprensin y aceptacin de Dios revelado en Cristo se puede construir una Teologa Moral genuinamente cristiana: que ame al hombre, como Dios Padre lo ama; que lo libere como Cristo lo ha liberado; que le haga vivir en libertad como corresponde a quienes viven bajo la ley del Espritu que da vida en Cristo Jess (Rm 8, 2).

Concluimos estas reflexiones sobre el paradigma de la tica teolgica sealando la posibilidad, y hasta la necesidad, de integrar el modelo de tica de la autonoma tenoma con el modelo de tica de liberacin. Es posible y fecunda una sntesis dialctica de ambos planteamientos. Autonoma y liberacin son dos polos ineludibles del discurso teolgico moral. La autonoma es la estructura de lo humano y el supuesto imprescindible de la tica. La liberacin es el horizonte tico religioso de la existencia cristiana. Las dos categoras encajan dentro de la unidad estructural y funcional de un modelo de moral. Modelo de moral que denominamos como paradigma de autonoma tenoma en clave de liberacin.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 24

SEGUNDA PARTE PERSPECTIVA HISTRICA DE LA MORAL CRISTIANA4. La raz bblica de la moral cristiana13La tica cristiana de todos los tiempos tiene su inevitable matriz en la Sagrada Escritura. La referencia continua a la Biblia es la garanta ms eficaz y segura de la autenticidad de la vida tica de los creyentes y de la reflexin teolgico moral. El Concilio Vaticano II afirma que la teologa se apoya, como en cimiento perdurable en la Sagrada Escritura unida a la Tradicin; as se mantiene firme y recobra su juventud, penetrando a la luz de la verdad escondida en el Misterio de Cristo. La Sagrada Escritura contiene la Palabra de Dios, y en cuanto inspirada es realmente palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser el alma de la teologa 14. Y en relacin directa con la Teologa moral, el mismo Concilio exige que sta sea nutrida con mayor intensidad por la doctrina de la Sagrada Escritura. La encclica Veritatis splendor se hace eco del Concilio al afirmar: La Sagrada Escritura es la fuente siempre viva y fecunda de la doctrina moral de la Iglesia, como ha recordado el concilio Vaticano II15. En cuanto punto de origen vital y dinmico, la Biblia: no es utilizada por los moralistas como justificacin a posteriori de elucubraciones previas, ni como depsito del que se sacan soluciones prefabricadas; por el contrario, sirve de referencial primario, en cuyo contraste se ilumina de un modo nuevo la realidad humana. En el primer captulo de la Veritatis splendor (nn. 6-27) se recogen los contenidos esenciales de la revelacin del Antiguo y del Nuevo Testamento sobre el comportamiento moral. De modo especial subraya: La centralidad del Declogo tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento (nn. 10-14). La moral evanglica: cuya carta magna es el Sermn de la Montaa, dentro del cual hay que destacar la propuesta de las bienaventuranzas (nn. 15-18). El seguimiento de Jess en cuanto norma suprema de la moral cristiana (nn. 19-21): el modo de actuar de Jess y sus palabras, sus acciones y sus preceptos constituyen la regla moral de la vida cristiana. La ley del Espritu o ley nueva, tal como aparece sobre todo en san Pablo (carta a los Glatas y a los Romanos) (nn. 22-24). La catequesis moral de la primitiva comunidad cristiana, tal como queda reflejada en los diversos escritos del Nuevo Testamento (nn. 25-27).

1314

VIDAL Marciano, Nueva Moral Fundamental..., pg. 301-338. DOCUMENTOS DEL VATICANO II, Constitucin Dogmtica Dei Verbum, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1975, n 24. 15 JUAN PABLO II, Veritatis splendor..., n 28.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 25

La misma encclica resume los contenidos esenciales de la moral bblica en las siguientes orientaciones16: La subordinacin del hombre y de su obrar a Dios, aquel que solo l es bueno; La relacin entre el bien moral de los actos humanos y la vida eterna; El seguimiento de Cristo, que abre al hombre la perspectiva del amor perfecto; El don del Espritu Santo, fuente y fuerza de la vida moral de la nueva criatura (cf. 2 Cor 5, 17).

4.1 La moral del Antiguo TestamentoLa moral del Antiguo Testamento puede ser articulada en torno a cuatro ejes temticos: La Ley El Declogo El Profetismo La Sabidura

Todos estos se articulan para formar la visin religiosa de la moral de acuerdo con las exigencias de la fe en Dios, salvador del pueblo de la Alianza y creador de toda la realidad. Sin embargo, cada uno de esos ejes, sobre todo el primero, el tercero y el cuarto, tiene su peculiaridad no slo temtica sino tambin formal. Cada uno de ellos se sirve de gneros literarios propios y se encuentra delimitado en documentos o libros propios. Moral de la Ley Dentro de la tica del Antiguo Testamento el tema mayor, tanto en importancia objetiva como en vigencia cristiana, es el de la Ley. En este tema se presenta: El fondo tico de las tradiciones ms primitivas; El modo de la vida moral israeltica; La vinculacin tico-religiosa como base de la Confederacin de las tribus; La teologizacin providente del marco religioso de la Alianza; Las adherencias de la reflexin proftica, sacerdotal y sapiensal. El tema de la Ley es la columna vertebral de la tica veterotestamentaria. El Cdigo de las Diez Palabras (Declogo) En relacin estrecha con la Ley se encuentra el cdigo del Declogo. Sobre su origen, sobre su funcin en la vida de Israel, y sobre su vigencia cristiana existe abundante bibliografa. El texto se encuentra en dos redacciones: Ex 20, 2-17; Dt 5, 6-21. La primera est situada en el contexto del cdigo de la Alianza; la segunda refleja la teologa deuterinomista.

16

JUAN PABLO II, Veritatis splendor..., n 28.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 26

En el Nuevo Testamento se asume el contenido moral del Declogo: Mc 10, 17-22; Mt 19, 16-18; Lc 18, 18-23; Rom 13, 9. La iglesia adems de mantener su contenido, lo ha utilizado como esquema para exponer la catequesis moral. Tambin los telogos medievales (san buenaventura y santo Toms) y los moralistas postridentinos se sirvieron del Declogo para desarrollar el contenido de la moral cristiana. Sin negar la importancia del Declogo dentro de la economa de la Revelacin, no conviene olvidar su carcter de promesa y de signo de una Alianza Nueva, tal como ha destacado la encclica Veritatis splendor: Dios manifest su voluntad en la historia de Israel, particularmente con las diez palabras, con los mandamientos del Sina, mediante los cuales l fund el pueblo de la Alianza (Ex 24) y lo llam a ser su propiedad personal entre todos los pueblos, una nacin santa (Ex 19, 5-6), que hiciera resplandecer su santidad entre todas las naciones (cf. Sab 18, 4; Ez 20, 41). La entrega del Declogo es promesa y signo de la Alianza Nueva, cuando la ley ser escrita nuevamente y de modo definitivo en el corazn del hombre (cf. Jr 31, 41-34), para sustituir la ley del pecado, que haba desfigurado aquel corazn (Cf. Jr 17, 1). Entonces ser dado un corazn nuevo porque en l habitar un espritu nuevo, el Espritu de Dios (cf. Ez 36, 24-28)17. La Moral Proftica Ley y Declogo no tienen interpretacin correcta si no es a partir del Profetismo. Los rasgos fundamentales de la tica de los Profetas siguen teniendo vigencia: El arranque del ethos a partir del conocimiento de Dios; La concrecin moral en la triada de misericordia justicia derecho; La capacidad de denuncia tica; La incidencia poltico social.

La Moral Sapiencial Algunas orientaciones de la moral sapiencial cobran relieve especial en la tica cristiana actual: Importancia de la estimativa tica (= sabidura); Apertura de la tica a la experiencia y a la reflexin humana; Acento en la responsabilidad personal frente a la presin sociolgica; Vinculacin de la tica con la cultura popular; Insistencia en los temas de preocupacin humanista.

Valor normativo del Antiguo Testamento El Concilio Vaticano II expone los criterios que iluminan el valor normativo que tiene el Antiguo Testamento para los cristianos. En primer lugar, afirma que la economa de salvacin, anunciada, contada y explicada por los escritores sagrados, se encuentra, hecha palabra de Dios, en los libros del Antiguo Testamento; por eso dichos libros inspirados17

JUAN PABLO II, Veritatis splendor..., n 12.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 27

conservan para siempre su valor18. Reconoce que estos libros contienen elementos imperfectos y pasajeros, pero tambin subraya que nos ensean la pedagoga divina. Por eso los cristianos deben recibirlos con devocin, porque expresan un vivo sentido de Dios, contienen enseanzas sublimes sobre Dios y una sabidura salvadora acerca del hombre, encierra tesoros de oracin y esconden el misterio de nuestra salvacin19. De donde se sigue la unidad de ambos Testamentos, unidad entendida del siguiente modo: los libros ntegros del Antiguo Testamento, incorporados a la predicacin evanglica, alcanzan y muestran su plenitud de sentido en el Nuevo Testamento (cf. Mt 5, 17; Lc 24, 27; Rom 16, 25-26; 2 Cor 3, 14-16) y a su vez lo iluminan y lo explican20.

4. 2 La Moral del Nuevo TestamentoLa teologa Moral se siente ms receptiva ante los datos de la tica neotestamentaria. La moral cristiana es entendida como la actualizacin del seguimiento de Jess y como la realizacin de las exigencias del Reino. La moral del Nuevo Testamento ha de ser interpretada teniendo en cuenta las coordenadas religiosas del Antiguo Testamento. Es imprescindible tener en cuenta las ideas ticas y los valores morales que configuraban la vida, la cultura, y el pensamiento del mundo helenista, con el que se tuvieron que confrontar las comunidades cristianas primitivas. No conviene olvidar las ideas morales de la literatura intertestamental y de los movimientos religiosos judos, entre los cuales hay que destacar el movimiento de Qumrn. Moral Paulina La moral paulina ha atrado y sigue atrayendo la atencin de los estudiosos: Por su base mstico teolgica: moral de la vida nueva en Cristo; moral nacida del bautismo; moral integrada en la vida cultural (Rom 6); Por su estructura de libertad: moral del indicativo; moral del Espritu (carta a los Glatas); Por la riqueza formal de su funcionamiento: universo motivacional amplio y profundo; uso de la razn transformada en Cristo; Por su inculturacin en la filosofa helenista, de la que asume factores decisivos de la vida moral como nomos (ley) (carta a los Romanos) y synedesis (conciencia) (Rom 2, 14; c. 14; 1 Cor 8, 10); Por el desarrollo de categoras peculiares del organismos cristiano, como el discernimiento (Rom 12, 1-2; Fil 1, 2-9); Por la cercana a las preocupaciones de hoy: moral de la autonoma, lo especfico de la moral cristiana; Por la amplitud temtica: esclavitud (carta a Filemn); sexualidad, matrimonio y familia (1Cor, c. 7; Ef 5, 22-23); estado (Rom 13, 1-7).

18 19

DOCUMENTOS DEL VATICANO II, Constitucin Dogmtica Dei Verbum, n 21. Ibidem, n 15. 20 Ibidem, n 16.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 28

La Moral de los Evangelios Sinpticos El estudio de los Evangelios sinpticos ofrece la posibilidad de encontrarse con vetas decisivas de la moral neotestamentaria. En primer lugar, en ellos se nos transmite la tica de Jess. La caracterizacin de esta tica depende de la interpretacin que se d al hecho del Jess histrico: Si es un hombre fundamentalmente religioso, su inters tico se concentra en las exigencias para con Dios; Si es un hombre perfecto en lo humano, su tica tiene la perfeccin kantiana; Si es un fariseo radical, su objetivo moral es llevar a la radicalidad las normas morales; Si es un revolucionario, su preocupacin moral participar del mismo objetivo revolucionario; Si es un judo marginal, si ethos tendr las caractersticas de la marginalidad social y religiosa; Si es un cnico, su tica ser contracultural; Si es un profeta mesinico, el contenido moral de su enseanza participar del tono radical y utpico del mesianismo.

A pesar de esta diversidad de interpretaciones nadie dejar de reconocer que Jess aporta una orientacin radicalmente nueva a la moral, basada en su nueva comprensin de Dios como Padre y concretada en las exigencias que hacen posible la llegada del Reinado de Dios en el mundo. Los Evangelios sinpticos tambin transmiten la tica de la tradicin sinptica. En los ltimos aos ha cobrado inters el estudio de la tica peculiar a cada uno de los tres evangelistas sinpticos. En Marcos sobresale la tica del camino y del seguidor de Jess, la moral de la casa que es la comunidad de la nueva era, en la que la gente se siente liberada y sanada y en donde se vive con libertad la normativa de la ley. En el evangelio de Mateo abunda el contenido moral. Desde la Reforma se lo ha visto como la opcin catlica por una moral de las obras frente a la opcin protestante, de raz paulina, por una justificacin mediante la fe. En este evangelio esta la tica del Sermn de la Montaa y las Bienaventuranzas, la tica misionera, la tica del Reino explicado en parbolas, la tica de la comunidad cristiana, la tica de la vigilancia. En este evangelio se encuentra la cumbre de la identificacin entre tica, cristologa y escatologa. La moral mateana es una moral del discpulo, enseado por el Cristo presente en la comunidad. Mateo tambin deduce implicaciones ticas para la vida concreta de la comunidad en relacin con la economa y la justicia. El Cristo de Mateo pide sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48). El evangelio de Lucas y el libro de los Hechos forman una propuesta teolgica unitaria. Tambin su moral puede ser estudiada unitariamente. Lo ms peculiar de la tica de Lc/Hch

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 29

es la articulacin de un ethos integrador dentro de la comunidad cristiana plural y presente del cristianismo como salvacin para todos. Lucas asume, como elemento de la enseanza y de la prctica de Jess, la opcin por los pobres. Obra suya es la adaptacin de ese ideal para hacerlo funcional en las comunidades cristianas plurales provenientes del helenismo; para ello pide a los ricos que se conviertan realizando la justicia, practicando la beneficencia con todos y haciendo prcticas de caridad en el seno de la comunidad cristiana. El evangelio de Lucas resalta en la praxis de Jess: su funcin integradora, sobre todo mediante las comidas abiertas a todos; su funcin sanante, a travs de las curaciones; su opcin por los ms dbiles concretamente por la mujer. Son rasgos propios de la tica de Jess y de sus seguidores el ideal de la convivencia humana (Hch 2, 42). La Moral de San Juan y de los restantes escritos del Nuevo Testamento Ha existido duda de si los escritos de Juan contienen elementos ticos, dado su carcter eminentemente teolgico y mstico. Ante esto basta recordar que la vinculacin del ethos cristiano con los signos: la moral cristiana est indisolublemente vinculada con el misterio; es una moral mistrica y sacramental. Muchas de las categoras bsicas de la moral cristiana se sienten enriquecidas por las perspectivas junicas. El libro del Apocalipsis contiene una vibrante parenesis sobre la fidelidad y sobre la necesidad de acompaar con obras la fe que se dice profesar. A lo largo de las visiones y profecas, el texto va desgranando una tica martirial, de testimonio fiel frente a la persecucin. De este modo, el creyente y la comunidad cristiana en su conjunto realiza en plenitud el seguimiento de Jess. La Carta primera de Pedro ha sido vista como circular en la que se dan nimos a grupos cristianos minoritarios, dispersos y en dispora dentro de la sociedad no cristiana. Se les ofrece la propuesta de la comunidad cristiana como hogar, en el que se puede vivir la esperanza cristiana y desde donde es posible confrontarse con la realidad social adversa. El ethos sugerido es el del testimonio de la buena conducta ante las crticas y el de la paciencia ante los sufrimientos y las persecuciones. De ese modo, se realiza el seguimiento y la imitacin de Jess (1 Pe 2, 21). La Carta de Santiago se sita en la tradicin de la tica proftica al recriminar la parcialidad de los poderosos y al pedir solidaridad con los pobres. Para este escrito la moral cristiana se resume en la prctica de la ley de libertad, que no es otra que la propuesta liberadora del Evangelio y que se identifica con la ley del amor. Las Cartas Pastorales tienden la mirada ms bien hacia el interior de la comunidad. Piden un ethos de fidelidad a la tradicin recibida, una moral de responsabilidad en el ministerio encomendado, y una actitud de lucidez ante el tiempo de salvacin en el que se vive. La Carta a los Hebreos habla a la segunda generacin de cristianos. En el variado conjunto de esta homila teolgico espiritual no faltan los elementos morales: ethos de esperanza, de paciencia y de aguante; exhortacin a una vida virtuosa; recurso a los modelos o ejemplos de los testigos antiguos, etc. Hay pasajes en los escritos paulinos, en las cartas petrinas y en las cartas pastorales que, segn algunos autores, transmitiran una especie de Catecismo moral de la primitiva

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 30

comunidad cristiana. La parte principal de ese catecismo consistira en la tabla de cdigos domsticos, un tpico de la parenesis moral cristiana de la que se encuentran abundantes testimonios en los escritos neotestamentarios. Tambin cabe mencionar otro tpico moral que se encuentra en bastantes escritos: las listas de vicios y virtudes.

4.3 Las categoras bblicas en la moral cristianaLa genuina moral del hombre bblico tiene la estructura de la Alianza. Despus de los estudios acerca de la alianza bblica y extrabblica y gracias a las reflexiones directas sobre el Declogo sabemos que los cdigos morales del Antiguo Testamento forman parte de las frmulas de alianza, de las que no hay que separarlos. Tanto la estructura literaria como la estructura temtica de estos pasajes morales del Antiguo Testamento manifiestan cmo la moral veterotestamentaria es una moral de tipo dialogal, basada en la iniciativa amorosa de Dios y en la respuesta fiel del hombre. Antes que moral imperativa es una moral de donacin. Esto aparece mucho ms claro en el tema paulino de la tensin entre Indicativo e Imperativo. Para San Pablo el imperativo moral est enraizado y basado en un indicativo: en la donacin de Dios en Cristo, sacramentalizada sobre todo en el bautismo (cf. Rom 6). Dentro de la visin neotestamentaria, el principio de la actividad moral cristiana es la transformacin operada en el interior por el Espritu. Por eso la ley cristiana es la ley del Espritu, que no se ha de confundir ni con la ley mosaica ni con una vaguedad, sometida a la ilusin o al subjetivismo. Las funciones del Espritu en orden a la actividad moral cristiana pueden ser reducidas a las tres siguientes: Santificar (hacer el sujeto moral), Iluminar (proponer el objeto moral), Dar fuerzas para cumplir lo que se ha de hacer (es la vertiente dinmica de la accin del Espritu en el sujeto moral).

En este sentido la ley del Espritu recibe otros nombres que la califican: es la ley de libertad (en cuanto libera de tener que obedecer de una manera servil a la ley, sea cual sea esta ley), ley interior (en cuanto que est inscrita en los corazones y es como una segunda naturaleza), ley de gracia, ley de claridad, etc. Las tres categoras anteriores, Alianza Indicativo Espritu, se concretan en el seguimiento de Cristo. Dentro del universo significativo de los evangelios sinpticos, el seguir a Cristo tiene dos niveles de lectura: se refiere al hecho de acompaar al Jess histrico segn las costumbres del judasmo de entonces o bien puede entenderse al nivel postpascual describiendo con ese trmino la nueva condicin del discpulo de Jess. La tica cristiana se resume en la actualizacin del seguimiento de Cristo. El ethos del creyente se despliega a travs de las condiciones del seguimiento, que no ha de ser

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 31

entendido como simple imitacin. Si el seguimiento de Cristo tiene un rango teolgico, tambin expresa la forma de compromiso, mstico y poltico, del creyente. Las categoras bblicas dan a la tica un conjunto de orientaciones peculiares. Sobresalen las siguientes: La proposicin de un ideal de perfeccin absoluta, que es como la situacin-lmite que tiene fuerza de atraccin para los creyentes. bajo esta perspectiva hay que interpretar muchas de las exhortaciones morales del Nuevo Testamento, y ms particularmente del Sermn de la Montaa, en las que aparece el radicalismo de la enseanza moral de Jess. La exigencia del crecimiento continuo en orden a la consecucin del ideal de perfeccin. La vida cristiana lleva consigo el imperativo de la ascensin dinmica hacia su perfeccin. Por eso mismo el concilio Vaticano II dice que la teologa moral deber mostrar la excelencia de la vocacin de los fieles en Cristo y su obligacin de producir frutos en la caridad para la vida del mundo. La elevacin del universo motivacional. Con frecuencia se ha reprochado a la moral cristiana el haber exagerado las motivaciones del premio y del castigo. No se puede negar que la motivacin de premio/castigo pertenezca a cualquier sistema tico y que es una de las motivaciones de la moral del Nuevo Testamento. Pero conviene afirmar tambin que no se trata del motivo exclusivo, ni siquiera del motivo primario de la moral cristiana. Hay otra serie de motivaciones que han sido olvidadas en la moral y que juegan un papel decisivo: el Reino de Dios, la esperanza escatolgica, la imitacin de Dios, etc.

5. Perspectiva Histrica Global de la moral cristiana21El objetivo de este captulo es presentar la historia de la Teologa moral dentro del devenir de la Iglesia, la toma de conciencia de la evolucin histrica de la reflexin teolgico moral es un factor imprescindible para comprender el significado de la moral cristiana. Exponer la historia de la moral cristiana es una tarea ardua y compleja. Quiz sea tan amplio su contenido que resulte inabarcable. En efecto, si entendemos la mora cristiana en su significado pleno, tendramos que referirnos a tal cantidad y tal variedad de dimensiones y de aspectos que diversificaran casi ilimitadamente las consideraciones. La moral cristiana tiene dos grandes vertientes: la moral vivida y la moral formulada. Cada una de ellas se diversifica en mltiples caminos. La historia de la vida moral cristiana se encuentra: en la vida de los creyentes, en las mediaciones eclesiales, en la liturgia, en la obra evangelizadora, en la funcin social de la Iglesia, etc. Las expresiones de la moral formulada son tambin numerosas y de variada ndole: Concilios, Magisterio de la Iglesia, normativa eclesial, predicacin, catequesis, libros de espiritualidad, reflexin teolgica, etc.

21

VIDAL Marciano, Nueva Moral Fundamental..., pg. 338-556.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 32

Esta breve presentacin de la historia de la moral la dividiremos en: Perodo Patrstico Edad Media Renacimiento Etapa Casustica (s. XVII XVIII) Siglos XIX y XX: La meta del Concilio Vaticano II La Teologa Moral despus del Concilio Vaticano II

5.1 Perodo Patrstico Entre la moral bblica y la teologa moral de la Edad Media corre un largo perodo (los siete / ocho primeros siglos del cristianismo) en el que tienen cabida los escritos de la Patrstica. sta llega en Occidente hasta san Gregorio Magno (+604) o san Isidoro de Sevilla (+636), y en Oriente hasta San Juan Damasceno (+749). Bajo el epgrafe de la Patrstica entran: los Padres Apostlicos del siglo I-II, los Apologistas del siglo II, los escritores eclesisticos del siglo III, de entre los cuales tienen especial significacin para la historia de la moral: los moralistas africanos y Clemente de Alejandra como representante de la escuela del mismo nombre. Pero la edad de oro de la Patrstica est en los siglos IV y V. Aqu se encuentran los Padres de la Iglesia, reconocidos como tales por la santidad de vida y por la ortodoxia de su doctrina. Entre ellos sobresalen los denominados Grandes Padres de la Iglesia a causa de la eminencia de su doctrina y de su destacado influjo en la vida de la Iglesia. En Occidente son considerados como tales: san Agustn, san Jernimo, san Ambrosio, y san Gregorio Magno; en Oriente se enumeran: san Basilio, san Gregorio Nacianceno y san Juan Crisstomo. A san Basilio y a san Gregorio Nacianceno hay que aadir a san Gregorio Niseno para comprender el grupo de los Padres Capadocios. Adems de los Padres sealados, conviene no olvidar a otros escritores que tuvieron tambin especial influjo en la historia de la moral: Irineo de Lyon, Len Magno, Cesreo de Arls, Isidoro de Sevilla, y los escritores vinculados al monacato. La Patrstica tiene una importancia decisiva en la historia de la moral, ya que, mediante estos escritos, se va configurando un autntico discurso teolgico moral. Con el modelo o paradigma de moral que puede ser denominado parentico22, la Patrstica echa las bases de los grandes tratados de moral: moral de la vida, moral de la sexualidad, moral del matrimonio y de la familia, moral econmica, moral de la guerra y de la paz. Escritos subapostlicos

Con el trmino de Padres Apostlicos se denomina un conjunto de escritos de la Iglesia primitiva (aproximadamente del ao 90 al ao 250), porque en otro tiempo se crey que sus22

PARENTICO: Perteneciente o relativo a la parnesis: Exhortacin o amonestacin.

Apuntes de Moral Fundamental y de la Persona 33

autores conocieron a los Apstoles. Se incluyen entre ellos a: Didaj, Carta de Clemente de Roma, Cartas de Ignacio de Antioquia, Carta de Policarpio, Carta de Bernab, El Pastor de Hermas. Estos escritos tienen gran importancia en la historia de la moral cristiana, ya que nos transmiten testimonios de la catequesis moral de la Iglesia primitiva, una catequesis moral en la que el aliento bblico es integrado con la tradicin moral juda y la sabidura helnica. La dependencia del judasmo es mayor que la del helenismo. Tambin hay que reconocer que no contienen la riqueza de contenido de los libros del Nuevo Testamento. La Didaj (la doctrina de los doce apstoles), escrita a finales del siglo I probablemente en Siria, tiene especial importancia para la historia de la moral cristiana la catequesis de Los dos caminos, el de la vida y de la muerte: en el camino de la vida expone la estructura del declogo, mientras que en el camino de la muerte presenta un amplio catlogo de vicios. Adems recoge el doble precepto del amor a Dios y al prjimo as como la formulacin de la regla de oro; transmite un catlogo de vicios y virtudes; hace valoracin sobre la moral de la vida (reprueba el infanticidio y el aborto) y sobre la tica sexual; ofrece reglas de discernimiento para valorar el comportamiento de los predicadores ambulantes en la comunidad cristiana. Clemente de Roma, autor de una carta que la comunidad de Roma escribe a la comunidad de Corinto hacia el ao 96 97. el motivo de la carta es un conflicto intraeclesial surgido en la comunidad de Corinto; el contenido del escrito es una exhortacin o parnesis a la reconciliacin. Trata el tema del comportamiento moral: lista de virtudes cristianas y tabla de deberes familiares; desarrollo sobre el vicio de la rivalidad; en la segunda parte del escrito se recoge un cdigo de santidad cristiana y una exhortacin a las buenas obras. Presenta una moral centrada en la categora de vicios y virtudes y una moral en la que se integran motivaciones veterotestamentarias, exhortaciones de la tradicin cristiana y elementos de la sabidura griega. Ignacio de Antioquia, obispo de Siria sufre el martirio en Roma en los ltimos aos del emperador Trajano (110-117). De camino hacia su martirio escribe siete cartas donde aparece una vivencia cristiana y una teologa con resonancias paulinas y junicas. Estas cartas tambin explican orientaciones para el comportamiento moral de los cristianos. Es de destacar la categora de imitacin de Cristo; la mstica martirial; la exhortacin a la caridad como sntesis de la perfeccin cristiana y a la prctica de otras virtudes. Policarpio, obispo de Esmirna en la poca de Ignacio de Antioquia, martirizado hacia el ao 156. En relacin con la moral, sus escritos recogen catlogos tradicionales de los deberes familiares, as como listas de vicios y virtudes. Pseudo-Bernab, con este nombre se conoce un escrito perteneciente al grupo de los Padres Apostlicos que utiliza una interpretacin alegrica del AT para exponer la verdadera gnosis (conocimiento) del cristianismo. La segunda parte del escrito es una exposicin de la