Ariel y La Identidad Latinoamericana

download Ariel y La Identidad Latinoamericana

of 28

description

Habla sobre la relación entre Ariel de José Enrique Rodó y su concepción de lo que debería ser la identidad latinoamericana sin contar con la comparación con el texto "Calibán" de Fernandez Retamar.

Transcript of Ariel y La Identidad Latinoamericana

  • 31

    ARIELY LAPREGUNTAPOR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    Mara Eugenia Vzquez Semadeni*

    RESUMEN: Se realiza un recorrido historiogrfico por las mutaciones de los re-ferentes para la construccin de la identidad latinoamericana a partir de lapublicacin del Ariel de Rod. Se analizan sus cambios de valoracin y desentido, en gran medida determinados histricamente. Se destaca la lecturaactual, a partir de las variaciones en el concepto de cultura, la ruptura de lasformas tradicionales de conocimiento y la reivindicacin de la diferencia. Serevisa el papel del intelectual latinoamericano y la vigencia de la triada sha-kesperiana.

    PALABRAS CLAVE: Identidad latinoamericana, Complejo simblico, Intelectual,Cultura.

    ABSTRACT: A historiographic revision is presented about the transformationssuffered by the referents for the construction of the Latin American identitysince the publication of Rods Ariel. An analysis of the historically-drivenchanges on the appreciation of the characters is also presented, emphasi-zing the current perception of the complex, starting from the change in theconcept of culture, the breakdown of the traditional forms of knowledge, andthe vindication of the difference. A review of the role of the Latin American in-tellectual, and about the validity of the Shakespearian triad is given.

    KEY WORDS: Latin American identity, Symbolic complex, Intellectual, Culture.

    INTRODUCCINLa pregunta por la identidad latinoamericana dista mucho de ser nueva,puede remontarse hasta el siglo XVI cuando los espaoles americanos fue-ron tomando conciencia de s mismos como americanos ante el despojodel que se sentan objeto por parte de los peninsulares.1 Ms tarde, casiinmediatamente despus de la consecucin de las independencias de los

    * Colegio de Michoacn ([email protected]).1 David Brading, Los orgenes del nacionalismo mexicano, trad. de Soledad Loaeza,Mxico, Era, 1980, pp. 15-23.

  • 32 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    estados latinoamericanos, Simn Bolvar propuso crear un organismoque vinculara a los nuevos pases. Esta propuesta no era inocente; du-rante los siglos de dominacin espaola no existan entidades territoria-les que dieran sustento al surgimiento de esos nuevos pases, por lo quepara el pensamiento de muchos las divisiones geopolticas que apare-cieron despus de la independencia slo haban venido a separar lo quedurante siglos haba estado unido. Por ello, esta pregunta por la identidadlatinoamericana ha persistido, latente o actuante, y ha guiado explcitao implcitamente el pensamiento de muchos intelectuales hispanoame-ricanos.

    Cabra preguntarse si hoy, en pleno siglo XXI, ante una inminenteglobalizacin que tiende a la desterritorializacin y frente al avancecasi irrefrenable de los proyectos econmicos de las grandes potenciasmundiales, con sus evidentes implicaciones polticas y sociales, sigueteniendo sentido la bsqueda de una identidad, ya sea local, nacional osupranacional. A lo largo del siglo XIX comenzaron a surgir voces quepretendan encontrar elementos que identificaran a los pases del Sur, enoposicin a laAmrica sajona.A finales del siglo XIX y sobre todo a prin-cipios del XX, la pregunta por la identidad latinoamericana encontr, nocasualmente, su referente simblico en La Tempestad de Shakespeare, enparticular en las figuras deAriel y Calibn. El contenido significativo deestos smbolos no ha permanecido esttico, ha sido actualizado y resig-nificado a lo largo del siglo y ha ido adquiriendo nuevos sentidos deacuerdo con el acontecer histrico. Por otro lado, en la actualidad, contodas las nuevas tendencias del anlisis cultural que se fundan justamenteen la reivindicacin de la diferencia y la valoracin de la diversidad, secuestionan por una parte los referentes monosimblicos que tienden auna falsa unificacin, pero por otra parte adquiere una nueva dimensinla pregunta por la identidad, pues se intenta que el otro deje de ser el re-ferente para la construccin de lo que se es y se haga posible el hablardesde s mismo.

    Dentro de este complejo panorama, el enorme nmero de posturasque se han adoptado respecto al problema de la identidad latinoame-

  • 33LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    ricana y a su referente simblico shakesperiano, la aparentemente infi-nita cantidad de publicaciones que existen al respecto, el notable nmerode congresos, coloquios y simposios dedicados al tema o a otros con l re-lacionados, y las incontables preguntas, ms que respuestas, que de lse han derivado, si algo muestran es la pasin que an sigue despertandoy la importancia que tiene para las culturas hispanoamericanas, pues in-cluso al negarle vigencia se le otorga preeminencia. Por ello, en este tra-bajo se realiza un recorrido historiogrfico, muy breve, sobre la formaen que se ha entendido el problema de la identidad latinoamericanadesde la perspectiva de algunos de sus principales intelectuales; se bus-car ubicar sobre qu bases se ha intentado construir dicha identidad apartir del Ariel de Rod y se tratar de delinear la ruta que han seguidolos desplazamientos valorativos de que ha sido objeto el complejo sim-blico de La Tempestad en Amrica Latina, preguntndose particular-mente por el sentido que tiene o puede tener en la actualidad, por suvigencia y validez, as como por su capacidad de ofrecer posturas posi-bles frente a los procesos globalizadores.

    ROD Y EL ARIEL

    Cuando a principios del siglo XX Jos Enrique Rod public su Ariel, lasituacin econmica y poltica de Amrica Latina era crtica. A lo largodel siglo XIX, pero sobre todo durante la segunda mitad, la mayora de losgobiernos de las jvenes naciones haba intentado imponer un sistema li-beral cuyo modelo prcticamente indiscutible era el estadounidense.Segn OGorman dicho modelo no funcion y ms bien condujo a unarealidad inoperante en la que el traslado de las instituciones norteameri-canas a los pases latinoamericanos no produjo los resultados esperados.2

    Que haya sido realmente un fracaso, o sus causas, puede ser muy dis-cutible, pero no lo es tanto el que rpidamente la formidable repblicadel Norte pas de ser objeto de admiracin e imitacin a convertirse en

    2 Edmundo OGorman, Mxico: el trauma de su historia, Mxico, UNAM, 1977, p. 41.

  • 34 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    la causa del fracaso latinoamericano, es decir, en el enemigo cuyos inte-reses maquiavlicos impidieron el desarrollo de los nuevos pases. Dichavisin se deriv de que durante las ltimas dcadas del siglo XIX el inter-vencionismo poltico y el expansionismo comercial estadounidense sobreHispanoamrica se haban hecho evidentes, desplazando paulatinamentela injerencia poltica y econmica de los pases europeos. La situacinse intensific a partir de la lucha cubana por su independencia de Espaa,en la que la intervencin de Estados Unidos y el imperialismo informal3que logr imponer en Cuba pusieron a las lites latinoamericanas en unasituacin ambivalente: por una parte apoyaban y vean con simpata la in-dependencia cubana de Espaa, pero tambin teman la creciente influen-cia y el evidente podero militar de Estados Unidos.

    Los Estados Unidos no slo se apoderaron de Cuba y Puerto Rico, sino queiniciaron su penetracin en el Ocano Pacfico a travs de Filipinas y lan-zaron su tentculo hasta Centroamrica, mediante la artificial creacin dePanam como nacin independiente para facilitar la construccin del famosocanal. Es, pues, legtimo hablar, como ya lo ha hecho algn estudioso, delao 1898 como una divisoria de aguas que anuncia un nuevo orden inter-nacional para el siglo que est a la puerta.4

    De este modo, Estados Unidos dej de ser el modelo y se convirtien una amenaza inminente para los jvenes y dbiles pases latinoa-mericanos. Por otra parte, esta situacin gener una revaloracin del pa-sado hispnico y de los sistemas tradicionales, en oposicin a los de lamodernidad representados por Estados Unidos. En medio de todo estecontexto aparece el Ariel de Jos Enrique Rod.

    3 Este trmino se emplea para hacer referencia al control a travs de tratados comerciales,con la clusula de nacin ms favorecida, y mediante la instalacin de gobiernos esta-bles, de acuerdo con lo sealado por Walther L. Bernecker, El fin de siglo en el Rode la Plata: intereses internacionales y reacciones latinoamericanas, en Ottmar Ette yTitus Heydenreich [eds.], Jos Enrique Rod y su tiempo. Cien aos de Ariel, Frank-furt/Madrid, Vervuet/Iberoamericana, 2000, p. 28.

    4 Jos Luis Abelln, Modernismo: Ariel como smbolo, Anales del Seminario de His-toria de la Filosofa, nm. 17, Madrid, 2000, p. 220.

  • 35LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    En su obra es clara la bsqueda de identidad latinoamericana, a lacual pretenda fundamentar en la herencia clsica, cimentada en los va-lores espirituales, en la cultura (que l entiende como la alta culturaprincipalmente) y en particular en la lengua. Para Rod:

    Ariel es el imperio de la razn y el sentimiento sobre los bajos estmulos dela irracionalidad; es el entusiasmo generoso, el mvil alto y desinteresadoen la accin, la espiritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la in-teligencia, el trmino ideal a que asciende la seleccin humana, rectificandoen el hombre superior los tenaces vestigios de Calibn, smbolo de sensua-lidad y de torpeza, con el cincel perseverante de la vida.5

    Intenta guiar a la juventud latinoamericana por el camino del espiri-tualismo y el cultivo de los valores morales, representados en su numen,Ariel, para defenderse de la amenaza del utilitarismo y materialismo quedefine a la sociedad estadounidense. Propone escapar de la esclavitudmaterial salvando la libertad interior de la razn y el sentimiento.

    Contrario a lo que se sostuvo despus, y que se abordar ms ade-lante, la postura de Rod no es resultado del resentimiento, l no proponeuna cruzada latinoamericana en contra de Estados Unidos, sino simple-mente ofrece a Ariel como un escudo espiritual para defenderse delavance del utilitarismo calibanesco: Yo os ruego que os defendis, enla milicia de la vida, contra la mutilacin de vuestro espritu por la tiranade un objetivo nico e interesado.6

    Por sus constantes alusiones a Renan, se ha considerado a ste comola principal referencia en la obra de Rod, aunque rechaza la postura an-tidemocrtica de aqul, al considerar que la democracia implica la posi-bilidad de acceso de todos al conocimiento de la virtud para crear nuevasjerarquas sociales basadas en la verdadera superioridad, es decir, en

    5 Jos Enrique Rod y Roberto Fernndez Retamar, Ariel y Calibn. Apuntes sobre lacultura en nuestra Amrica, prl. y notas de Abelardo Villegas, Mxico, SEP/UNAM,1982, p. 13.

    6 Ibid., p. 25.

  • 36 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    la superioridad de los mejores. Lo que debe evitarse es que la democracialleve a un igualitarismo vaco, para lo cual se requiere la educacin dela democracia y su reforma.

    Racionalmente concebida, la democracia admite siempre un imprescriptibleelemento aristocrtico, que consiste en establecer la superioridad de los me-jores, asegurndola sobre el consentimiento libre de los asociados. Ella con-sagra, como las aristocracias, la distincin de calidad; pero las resuelve afavor de las calidades realmente superiores las de la virtud, el carcter, elespritu, y sin pretender inmovilizarlas en clases constituidas aparte delas otras, que mantengan a su favor el privilegio execrable de la casta, re-nueva sin cesar su aristocracia dirigente en las fuentes vivas del pueblo y lahace aceptar por la justicia y el amor.7

    Una democracia como sta lograr la conciliacin de la herenciacristiana de igualdad con la herencia clsica del orden, la jerarqua y elrespeto del genio. Por eso era indispensable que Amrica Latina se pro-tegiera de la creciente admiracin que despertaba la formidable rep-blica del Norte, es decir, de la nordomana, pues su democracia estabacimentada en el utilitarismo y la inmediatez de las necesidades materia-les, careca de refinamiento y espiritualidad, y por lo tanto adoptarla porimitacin llevara a la absoluta mediocridad. Si en Latinoamrica se apli-caban los modelos norteamericanos se caera en la desnaturalizacin desu carcter, pues aunque reconoce la ausencia de un sello propio y defi-nido en los pueblos latinoamericanos, sostiene la existencia de una he-rencia de raza, una gran tradicin tnica8 que deba mantenerse comovnculo sagrado deAmrica Latina, sin por ello negar el cosmopolitismo.

    Como puede verse, para Rod es claro que las instituciones nortea-mericanas no pueden sin ms trasladarse a los pases latinoamericanosy esperar que funcionen adecuadamente, pues el ser de estos pueblosest determinado por su historia y es radicalmente distinto. Por ello, La-tinoamrica debe realizar una sabia labor de sntesis, que tome lo mejor

    7 Ibid., p. 46.8 Ibid., p. 51.

  • 37LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    de la tradicin clsica e hispnica y sepa valorar lo bueno del ejemplo delaAmrica anglosajona, de modo que la obra del positivismo norteame-ricano servir a la causa de Ariel, en ltimo trmino, pues Ariel triun-fante, significa idealidad y orden en la vida, noble inspiracin en elpensamiento, desinters en moral, buen gusto en arte, herosmo en la ac-cin, delicadeza en las costumbres, y aun

    vencido una y mil veces por la indomable rebelin de Calibn, proscriptopor la barbarie vencedora, asfixiado por el humo de las batallas, manchadaslas alas transparentes al rozar el eterno estercolero de Job, Ariel resurgeinmortalmente, Ariel recobra su juventud y su hermosura, y acude gil,como al mandato de Prspero, al llamado de cuantos le aman e invocan enla realidad.9

    La Amrica que comienza en el Ro Grande es el sitio destinado acultivar la espiritualidad clsica, y su raza, merecedora de egregio des-tino, la encomendada a realizar esta ilustre tarea; por ello Rod puede ce-rrar su ensayo con una visin utpico-proftica llena de orgullo yesperanza: Yo suelo embriagarme con el sueo del da en que las cosasreales harn pensar que la Cordillera que se yergue sobre el suelo deAmrica ha sido tallada para ser el pedestal definitivo de esta estatua [lade Ariel], para ser el ara inmutable de su veneracin.10 Lo que Rodpropone es, ms que un proyecto poltico, uno cultural, que ponga elacento en los valores espirituales, estticos y religiosos, y de lo que serasmbolo Ariel sera de ese proyecto.11

    As en el contexto de la amenaza del intervencionismo estadounidensede principios del siglo XX la idea de la identidad latinoamericana simbo-lizada enAriel se convierte en el referente utpico mediante el cual, a partirde ese momento, se opondr resistencia a los embates norteamericanos yse intentar preservar los valores tradicionales heredados de Espaa.

    9 Ibid., pp. 73-74.10 Ibid., p. 75.11 Abelardo Villegas, Prlogo a Fernndez Retamar, op. cit., p. 1.

  • 38 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    Con lo hasta ahora mencionado puede hablarse de la existencia deuna doble dimensin en el pensamiento rodoniano: la identidad latino-americana es sin duda un referente utpico, un ideal a alcanzar, como yase dijo un proyecto cultural; no obstante, esta utopa tiene un sustentoreal claro y conciso que es la historia, el pasado colonial, la herencia his-pnica que se traduce en la lengua, en la religin, en las costumbres ysobre todo en la espiritualidad. No puede negarse, sin embargo, que setrata de una identidad cultural de lite que pretenda construirse a ex-pensas de la compleja realidad latinoamericana, buscando eliminar ladiferencia en aras de uniformar a las poblaciones de Amrica Latina enfuncin de aquello que la lite intelectual, que no necesariamente la po-ltica, consideraba valioso.

    La importancia de Ariel para la construccin de la identidad latino-americana fue definitiva, porque contribuy a centrar los elementos deldiscurso, colocando a Estados Unidos como el enemigo y el causantedel atraso y definiendo como el elemento de cohesin a la herencia cl-sica. Rod, por encima de todo, aport la idea de que exista una unidadinherente a Amrica Latina que se superpona a las diversidades nacio-nales, y contribuy a la definicin de las formas simblicas que expre-saran la bsqueda de los elementos identitarios para ese gran complejosupranacional.

    Aunque apenas dos aos antes de la publicacin de Ariel RubnDaro haba empleado ya los referentes simblicos de La Tempestad paraaludir al mismo problema,12 es sin duda la obra de Rod la que obtienemayores alcances y llega a ser tomada como manifiesto por los arielis-tas, quienes radicalizan esta postura y perfilan de manera definitiva lalucha por la identidad latinoamericana en oposicin al enemigo, es decir,a Estados Unidos. En este sentido, esa pretendida identidad no se intentaconstruir a partir de lo que se es, sino en funcin de lo que no se es: nose es Estados Unidos, no se puede, ni se debe querer ser como l, sino

    12 Cfr. Rubn Daro, El triunfo de Calibn, Proyecto ensayo hispnico, Georgia.En http://ensayo.rom.uga.edu/antologa/XIXA/daro/ [Consulta: diciembre, 2003].

  • 39LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    que debe asumirse y construirse el propio ser a partir de la propia reali-dad y, sobre todo, a partir de la propia historia, que es el elemento comny por lo tanto, el factor de cohesin que permitir la anhelada unidad.

    En la radicalizacin de los arielistas, que convirtieron la obra deRod en el Evangelio de la Esperanza, puede verse tambin una doblevertiente, por una parte la necesidad de autoafirmarse a partir de algoque se percibe pero que tambin debe construirse, la pretendida identidadcultural, y por otra parte el resentimiento que se haba generado contraEstados Unidos, resentimiento que a su vez se construye a partir de va-rios elementos: el rencor que despertaban los logros, los avances econ-micos, polticos, sociales de los norteamericanos que los paseslatinoamericanos no haban logrado alcanzar; el resentimiento derivadode la falta de apoyo que se senta de parte de Estados Unidos, pues con-sideraban que este pas tena la obligacin moral de ayudar a sus her-manos americanos a liberarse del yugo europeo y salir adelante sobretodo en el mbito econmico; y el rencor porque lejos de haber cumplidosus expectativas como modelo y ejemplo a seguir se haba convertido enel nuevo enemigo por sus constantes intervenciones enAmrica Latina.As, al sentirse impotentes contra el poderoso enemigo, el resultado delresentimiento es un envanecimiento que los hace creerse superiores en elmbito espiritual, aunque con pesar se reconocen inferiores en el econ-mico, militar y poltico. Esto los lleva a colocar en el enemigo todos losmales y olvidarse de su propia parte de culpa en el fracaso de los proyec-tos nacionales latinoamericanos.13

    La postura elitista y hasta cierto punto conservadora de Rod le aca-rre mltiples crticas; adems, en algunos de los casos el radicalismo delos arielistas fue tal que llegaron a adoptar una postura estatista y anti-democrtica, expresada por ejemplo en el Calibn rex (1914) de JosAntonio Ramos o enCalibn: tragicomedia de la vida poltica (1943), de

    13 OGorman, op. cit., passim. Conrado Hernndez, Edmundo OGorman y el libera-lismo mexicano, Metapoltica, vol. 7, nm. 31, Mxico, septiembre-octubre, 2003,p. 111.

  • 40 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    Manuel Glvez, que identificaba a Calibn con las masas que ocasio-naban los conflictos sociales y polticos de los pases latinoamericanos.

    En las primeras dcadas del siglo se extrema la alarma de los intelectualesde la ciudad letrada frente a la plebe urbana, las luchas obreras y la insur-gencia campesina. Encontraremos entonces numerosas reescrituras autori-tarias de The Tempest y una suerte de regreso de lo reprimido que Calibnnombra. El arielismo se perfila como una serie de posicionamientos discur-sivos frente a las muchedumbres democrticas o masas, categora con laque como recuerda Raymond Williams el poder se desencuentra frentea lo popular. Con razn Luis Alberto Snchez (1900-1994) sealaba que enla mayora de los casos el arielismo despus de Rod consisti en un este-ticismo acomodado en los beneficios de la poltica y los negocios con el Es-tado, pelechando en el regazo de caudillos brbaros y coquetendole alfascismo.14

    Por ello, y con la incorporacin del pensamiento marxista, prontovarios autores latinoamericanos, como Jos Carlos Maritegui y Fer-nando Dez de Medina, comprometidos con la tradicin indgena, con losgrupos populares y con una postura antielitista comienzan a criticar elidealismo de Rod y a considerar obsoleto el arielismo, proponiendonuevas vas de interpretacin e incluso el reemplazo de las formas sim-blicas shakesperianas.15

    Una de las principales crticas a Rod fue la elaborada por EdmundoOGorman, quien seala queRod destaca la superioridad espiritual deAm-rica Latina, cuyo estatuto ontolgico es totalmente distinto al de laAmricasajona, por lo que intentar imitarla no slo es infructuoso, sino carece derazn de ser. De este modo, se oculta el fracaso latinoamericano y se tra-duce en una autoglorificacin que se transforma en utopa, cimentada enla unidad que llevar al triunfo y a la exaltacin de los sistemas de creen-

    14 Carlos Juregui, Calibn: cono del 98. A propsito de un artculo de Rubn Daro],Proyecto ensayo hispnico. Georgia.

    En http://ensayo.rom.uga.edu/filosofos/nicaragua/dario/Jauregui.htm [Consulta: diciem-bre, 2003].

    15 Ibid., passim.

  • 41LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    cias y valores heredados de la Colonia. Pero esta utopa, que como tal de-bera ser dinmica y proyectarse a futuro, finalmente se convierte en unmito esttico y que slo remite al pasado, y que lleva a la intelectualidadlatinoamericana a proclamar el espritu idealista de Amrica Latina, enoposicin al espritu pragmtico de la sajona. El problema de esta pos-tura es que si Latinoamrica no quiere contaminarse del utilitarismo nor-teamericano tendra que vivir prcticamente aislada de los procesosmundiales, y si quiere ser partcipe de ellos no puede evitar calibani-zarse.16

    CALIBN

    Apesar de las crticas y el rechazo, el referente de La Tempestad perma-neci, aunque con sus inevitables matices, y con el transcurrir del sigloel smbolo de la identidad latinoamericana se fue trasladando de Ariel aCalibn, entendido ste, primero, como el colonizado y ms tarde comoel mestizo.As, de un Calibn que a principios del siglo xx representabaun ser inculto, salvaje y brbaro (cuya identificacin con Estados Unidosimplicaba una clara inversin de las categoras de Sarmiento y por lotanto una crtica a los proyectos civilizadores del siglo XIX17) se pas aun Calibn que simbolizaba primero al habitante nativo, dueo originalde la isla, dominado por el saber de Prspero, y de ste al mestizo, re-sultado nico y original de la mezcla producida por la colonizacin, peroque valoraba mucho ms al elemento indgena y nativo que al hispnico.Con ello se dio un importante desplazamiento de una identidad cons-truida sobre elementos culturales a una identidad cimentada en aspectosprincipalmente de raza.

    16 OGorman, op. cit., pp. 59-81.17 Cfr. Liliana Weinberg, La identidad como traduccin. Itinerario del Calibn en el en-sayo latinoamericano, Estudios interdisciplinarios de Amrica Latina y el Caribe,vol. 5, nm. 1, Tel Aviv, enero-junio, 1994.

  • 42 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    En el contexto de la Revolucin cubana, y cuando el conflicto por elcaso Padilla y la influencia norteamericana haban alejado a la intelec-tualidad hispanoamericana de los ideales de dicha revolucin, surge laobra de Roberto Fernndez Retamar, mediante la cual se da la consoli-dacin de Calibn como smbolo deAmrica Latina. En Calibn. Apun-tes sobre la cultura en nuestra Amrica, Calibn sigue siendo elcolonizado, pero es adems el mestizo, elemento de cohesin ya ante-riormente sealado por Mart. Por la va etimolgica Fernndez Retamarintenta mostrar que Calibn es el Caribe, que puede tener dos aproxima-ciones, una que llama de derecha en la que la asociacin es Caribe-Cali-bn-canbal, con un sentido peyorativo; la otra, de izquierda, es laasociacin Caribe-tano, criatura ednica, con sentido utpico.

    A partir de este momento se define de manera categrica la triangu-lacin Prspero-Ariel-Calibn:

    Asumir nuestra condicin de Calibn implica repensar nuestra historia desdeel otro lado, desde el otro protagonista. El otro protagonista de La tempestad(o, como hubiramos dicho nosotros, El cicln) no es por supuestoAriel, sinoPrspero. No hay verdadera polaridad Ariel-Calibn: ambos son siervos enmanos de Prspero, el hechicero extranjero. Slo que Calibn es el rudo e in-conquistable dueo de la isla, mientras que Ariel, criatura area, aunque hijotambin de la isla, es en ella, como vieron Ponce y Csaire, el intelectual.18

    En esta estructuracin del complejo simblico hay entonces unanueva inversin de los smbolos. Prspero representa al colonizador: Eu-ropa, Estados Unidos, el imperialismo, el intervencionismo e inclusiveel cosmopolitismo que amenaza al nacionalismo y a la pretendida unidadlatinoamericana. Calibn esAmrica Latina, mestiza, es cierto, pero quereconoce ms sus races en el conquistado, el nativo, el dueo originalde la isla; y es la Amrica Latina revolucionaria, porque Calibn no esel colonizado sumiso de Mannoni, sino el inconquistable. Ante esto,Ariel es el intelectual que debe elegir entre Prspero y Calibn.

    18 Fernndez Retamar, op. cit., p. 100.

  • 43LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    Habla Retamar de la existencia de dos tipos de cultura en AmricaLatina: la genuina, aquella gestada por el pueblo mestizo, la de lasclases explotadas, la pequea burguesa, el campesinado y la claseobrera, que es una cultura en constante construccin y que posee rasgospropios aunque haya nacido de una sntesis, pues no se limita a repetirlos rasgos de los elementos que la compusieron; y la cultura de la anti-Amrica, la de los opresores, de quienes tratan de imponer o reproduciresquemas ajenos y que con ello traicionan de acuerdo con la afirma-cin de Martnez Estrada que cita Retamar la causa de la verdaderaemancipacin de la Amrica Latina.

    Pero como muestra Klengel, sta es slo una parte de la lectura de Ca-libn. Otra es que mediante la esencial cita de Shakespeare en la queCalibn usa la lengua que Prspero le ha enseado para maldecirlo, y alaceptar Retamar que l mismo est discutiendo con la lengua y las he-rramientas conceptuales del colonizador, que ya son tambin suyas, de-fine al complejo sujeto de su propia identidad cultural mixta (mestiza).As, al describir el cambio de significacin del smbolo shakesperiano secoloca a s mismo en una tradicin diferente. La estrategia retrica con-siste en la combinacin de una historia de conceptos y motivos de Cali-bn no-europeos (Caribe-canbal-Calibn), y la identificacin con elsmbolo mismo, que s lo es. Con ello, Fernndez Retamar explicita el de-recho a una interpretacin diferente de un modelo originalmente europeo,lo cual es un verdadero gesto subversivo de apropiacin que le ayudaa legitimar la cultura latinoamericana como una Amrica mestiza.19

    La idea de la identidad latinoamericana permanece, pero ahora estfundamentada en elementos muy distintos de los que originalmente habapropuesto Rod. El enemigo comn sigue siendo Estados Unidos, peroya no es el nico, ahora lo es tambin cualquier intento de colonizacin,

    19 Susanne Klengel, From cultural cannibalism to metalinguistic novel-writing , In-tellectual News. Review of the International Society for Intellectual History, nms. 6-7 (2000), p. 5.

    En http://www.fu-berlin.de/lai/aktuelles/Caliban-Ariel-RV.pdf [Consulta: diciembre,2003].

  • 44 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    cualquier imperialismo, ya sea econmico, poltico o cultural. Y el ele-mento de cohesin ya no es la herencia hispnica en s misma, sino el re-sultado de sta en sntesis con el habitante nativo, es decir, la razamestiza. sta es una postura mucho ms incluyente que la de Rod, puesel concepto mismo de mestizaje implica ya una heterogeneidad del pro-ducto de la sntesis que cuestiona la homogeneizacin civilizatoria.20

    Ya no se trata nicamente de la imposibilidad o infructuosidad detrasladar a Amrica Latina los modelos norteamericanos, sino de la po-sibilidad concreta de generar los propios modelos, aun cuando se utiliceninstituciones, categoras y sistemas polticos, econmicos o axiolgicosajenos. La herramienta, desde luego, el socialismo, pero no por la meraimitacin del socialismo en curso, sino mediante la formulacin de unopropio cimentado en asumir la peculiar heterogeneidad.21 En este sen-tido, la idea de la identidad latinoamericana en Fernndez Retamar ya notiende a la eliminacin de la diferencia en aras de los sistemas de valoresy creencias heredados por la va hispnica, no es una identidad unifor-mizante, sino una identidad que precisamente asume esa diferencia en undoble sentido: diferencia respecto al otro que pretende imponerse comomodelo, diferencia por la condicin sui generis totalmente irrepetible,pero tambin diferencia implcita dentro de eso que se es, en cuya hete-rogeneidad radica su originalidad y por lo tanto su identidad.

    EXISTE UNA IDENTIDAD LATINOAMERICANA?

    Conforme transcurra el siglo XX, la amenaza del expansionismo nortea-mericano se fue convirtiendo en una realidad que trascendi los lmitesde Latinoamrica y comenzaron a sentirse los estragos de la Guerra Fra.En la mayora de los pases latinoamericanos se vivi una profunda ines-tabilidad poltica, que en muchos casos termin en guerras civiles, golpes

    20 Yamand Acosta, Globalizacin e identidad latinoamericana, Pgina latinoameri-cana de filosofa, nm. 3 (1997).

    En http://www.ngweb.com/latinofil/nrotres/3global.html [Consulta: diciembre, 2003].21 Ibid., p. 5.

  • 45LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    de Estado y dictaduras. Como es evidente, cada uno de estos pases tuvosus propios procesos y vivi su propia historia, pero de una forma u otrael brazo norteamericano se poda percibir en cada uno de dichos proce-sos. Esto contribuy a consolidar y acrecentar la idea de que la formi-dable repblica del Norte era el enemigo casi invencible, que en arasde sus intereses econmicos estaba dispuesto a intervenir en la poltica detodos los pases latinoamericanos, sin respetar su autodeterminacin ysin favorecer su desarrollo.

    Al mismo tiempo, la pregunta por la identidad latinoamericana con-tinuaba; ya para la segunda mitad del siglo XX esta bsqueda se intentasociar con proyectos polticos concretos, aunque en general la mayorparte de los pases latinoamericanos continuaron aplicando modelos li-berales y desarrollistas, ya fuera por conviccin propia o por imposicinde ciertos grupos, por lo general relacionados con los intereses econ-micos internacionales. En trminos generales y a pesar de la existenciade importantes excepciones como Cuba y el gobierno de SalvadorAllende en Chile, puede decirse que los gobiernos latinoamericanos de-sarrollaron una poltica cada vez ms cercana a Estados Unidos, llegandoen algunos casos incluso al servilismo, aun cuando la idea de la identidadtodava se construa en oposicin a ellos.

    Poco a poco el problema de la identidad latinoamericana se fue ha-ciendo ms complejo, ya no slo se cimentaba en una herencia compar-tida, manifestada en la lengua, la religiosidad y los valores espirituales.Ahora se cuestionaba la existencia misma de la identidad, sus condicio-nes de posibilidad, se fue aceptando y asumiendo la diversidad, de modoque la idea de identidad se fue acercando cada vez ms a la condicin deun referente utpico, aunque tambin hubo quien la daba como un hecho.Esto implic que la idea de identidad fuera adquiriendo ms bien tintesde unidad, es decir, que dejara de cimentarse en las bases histricas con-cretas de Rod, en el pasado, y recobrara su condicin de opcin a fu-turo, de utopa, que no negara las particularidades nacionales, sino quelograra una unin de los diversos pueblos latinoamericanos para hacerfrente a los embates de las grandes potencias.

  • 46 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    Muchos intelectuales latinoamericanos dedicaron una parte impor-tante de sus esfuerzos a analizar el problema de la identidad. Uno de losms crticos al respecto fue siempre Edmundo OGorman, quien consi-deraba que el innegable tronco comn del pasado latinoamericano noera operante para hablar de una efectiva unidad entre los pases que sur-gieron a partir de las independencias, pues sostiene que justamente esepasado comn fue lo que propici la separacin de las diferentes entida-des nacionales; en oposicin a lo que ocurri con las dismiles coloniasnorteamericanas, que no fundaron su unidad en su pasado, sino en sufuturo comn.22 Esta separacin dio lugar al surgimiento de los naciona-lismos, de modo que la identidad una vez ms desplaz sus referentes ylos traslad de la cultura y la raza a la tierra, al lugar de nacimiento, apa-reciendo as las culturas matrioteras de las que habla Gabriel Zaid, y estavinculacin al terruo que se defini despus de las independencias fuela causa de que no se lograra construir una identidad y un futuro comnlatinoamericano.23 Al cimentarse los nacionalismos en cuestiones terri-toriales, encuentran elementos para diferenciarse de aquellos que podranser sus iguales en los mbitos cultural y racial, generando as las distan-cias que impidieron la consolidacin de la identidad de los pases latino-americanos independientes.

    Por otra parte, OGorman critica la intencin de buscar la verda-dera identidad de Latinoamrica desde una perspectiva esencialista,pues sostiene que quien se pregunta por su identidad es porque de algnmodo sabe lo que es pero esto por alguna razn no le satisface, por lo queintenta buscar otro modo de ser que s lo haga y sobre el cual no quepaninguna duda. Por ello, Latinoamrica debe asumir que no puede tenerms identidad que la que tiene, la cual es completamente histrica, esdecir, indisolublemente ligada al devenir de sus pueblos. Buscar unaverdadera identidad fundamentada en posturas idealistas y mticas,como lo hizo Rod, slo lleva a exacerbaciones e impide asumir que ese

    22 OGorman, op. cit., passim y Latinoamrica:A no, Nexos, nm. 123, Mxico, 1988.23 Gabriel Zaid, Cmo leer en bicicleta, Mxico, Joaqun Mortiz, 1979.

  • 47LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    pasado comn lo nico comn que ha generado es la frustracin e insa-tisfaccin respecto al modo de ser heredado, y que por lo tanto, dichaidea debe superarse para asumir las circunstancias actuales y construirun programa a futuro cimentado en bases ms realistas.24

    No todas las posturas acerca de la identidad latinoamericana han sidotan crticas y radicales como las de OGorman; por ejemplo, OctavioPaz sostena que la identidad latinoamericana es evidente, y se expresaconstantemente en un poema, una novela, una crnica o unas pginasde historia; pero al ser plural y cambiante, es decir, al tratarse de un pro-ceso sometido a las leyes de la historia y de la geografa y estar en perpe-tuo movimiento no puede reducirse a una articulacin de conceptos, peroello no quiere decir que no exista, pues para l, la cultura latinoameri-cana es una por el origen y la evolucin de las sociedades que la com-ponen, y esa unidad, como ya se dijo, se percibe en destellos de la creacin humana. A pesar de reconocer la dificultad para definir esa identi-dad, Paz considera que se debe continuar buscndola, que es importanteseguir preguntndose por ella, y no slo porque la pregunta sea valiosaen s misma, sino porque los resultados que se obtienen de la preguntason justamente los que expresan dicha identidad, aun cuando no se logreresponderla.25

    Por su parte Luis Villoro se hace esta misma pregunta, pero relacio-nando los elementos histricos (econmicos, polticos, sociales y cultu-rales) con la situacin de Amrica Latina en el momento de su anlisis(1987), la actualiza, y hace explcito el carcter de referente utpico dela unidad latinoamericana, en el sentido de que si bien existen elementospara encontrar un pasado compartido que vincule a estos pases, lo msimportante es hacer un frente comn para resistirse a la amenaza que sig-nifica la Guerra Fra y el constante intervencionismo. Es decir, en Villorola identidad latinoamericana vuelve a verse, al igual que en Rod, comoun proyecto, que ya no slo es cultural sino que es a la vez poltico y

    24 OGorman, Latinoamrica..., pp. 13-14.25 Octavio Paz, Poltica cultural o cultura poltica, Vuelta, nm. 136, Mxico, 1988.

  • 48 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    econmico, para enfrentar la amenaza que implica el intervencionismoy los intereses de las grandes potencias mundiales. El punto ms impor-tante en Villoro es la vinculacin con la situacin que se viva en Am-rica Latina en ese momento. Parecera como si se repitiera la historiao ms exactamente quiz no haba cambiado, y de nuevo las con-diciones histricas fueran el motor que hiciera evidente la necesidad deunirse para defenderse de la amenaza exterior. Villoro seala con clari-dad: slo si el anhelo espiritual se acompaa de un inters histrico es-pecfico, la imagen utpica puede convertirse en proyecto poltico;26 esdecir, como en Rod, las circunstancias histricas concretas son el ele-mento que otorga la fuerza para que la utopa se pueda, y se deba, con-vertir en realidad y trascender el mbito de las ideas.

    A MS DE CIEN AOS DE ARIEL

    Ese inters histrico especfico del que habla Villoro quiz sea an msevidente en la actualidad. Los embates de la globalizacin no son slocada vez ms claros, sino tambin ms ineludibles. Por eso ahora lo quemuchos intelectuales, y ya no slo latinoamericanos, se preguntan es sitiene sentido seguir buscando una identidad justo cuando el avance delos medios masivos de comunicacin, del mercado mundial y de los in-tereses econmicos tienden a la destemporalizacin, la desterritorializa-cin y la desaparicin de las formas particulares de ser en aras del modelounificador de las grandes potencias mundiales y en especial de EstadosUnidos. Adems de todo esto, la afirmacin y reivindicacin de la di-versidad han puesto en cuestin los referentes monosimblicos para re-presentar la complejidad de cualquier realidad.

    Desde ese punto de vista, muchas nuevas lecturas, crticas, reivindi-caciones y resignificaciones tanto deAriel como de Calibn han surgidoen los contextos ms diversos y dentro de mltiples campos de anlisis.

    26 Luis Villoro, La idea de la unidad iberoamericana, en ibid., p. 55.

  • 49LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    Algunos autores han realizado comparaciones entre la situacin latino-americana de finales del siglo XIX que dio origen a Ariel y la situacinactual en la que puede realizarse una relectura del mismo. Por ejemplo,FernandoAnsa, en Ariel, una lectura para el ao 2000, considera queexisten varias similitudes entre las dos pocas, entre ellas sobre todo lasensacin de crisis de valores y la agigantada figura de los estadouniden-ses y su persistente intervencin en la vida latinoamericana. Seala queRod comprendi que no bastaba con lamentarse y que era necesario in-tentar dar una respuesta al pesimismo y decadentismo que reinaba en supoca, y considera que esto es igualmente necesario en la actualidad,por lo que propone cuatro puntos que considera vigentes de la obra deRod: su espritu crtico, desconfiado de plataformas concretas y de pro-gramas que fijaran un sistema de ideas, lejano del dogmatismo y quepropona la constante renovacin del pensamiento, orientado siemprehacia el porvenir; su carcter eclctico que busca conjugar los extremosentre los que oscila la razn humana el fantico y el escptico parasintetizar los rasgos de un carcter superior en el que se conjuguen elideal creativo, el entusiasmo dotado de tolerancia y la curiosidad por losideales ajenos; su vinculacin de tica y esttica; y su americanismocomo programa de liberacin. Estos cuatro puntos siguen proporcio-nando opciones a la Amrica Latina de la actualidad, que ms de 100aos despus no ha visto aparecer una obra capaz de semejar el impactoy la influencia del Ariel.27

    Por su parte, Yamand Acosta hace un profundo anlisis sobre lapertinencia de Calibn como smbolo deAmrica Latina, y la posibilidadde la idea de identidad latinoamericana en plena globalizacin; sealaque la cuestin de la identidad cultural latinoamericana no es un datoemprico sino un referente utpico, en el sentido de que ha estado pre-sente en el mbito discursivo, desde Bolvar, como algo que se debeconstruir. Analiza por lo tanto la funcin utpica de Ariel y Calibn

    27 FernandoAnsa, Ariel, una lectura para el ao 2000, en Ette y Heydenreich, op. cit.,pp. 41-57.

  • 50 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    para dar cuenta de las significaciones y resignificaciones de estos smbo-los en trminos de construccin de identidad. Cuestiona las posturas queniegan vigencia a Calibn como smbolo de identidad deAmrica Latina,y aunque reconoce que carece de funcionalidad para representar la diver-sidad de identidades en el espacio cultural posmoderno consideradas ensu diferencia, que no es representativo de los sectores socioculturalesque habitan en los mrgenes de la ciudad letrada y que no puede serresignificado desde la mujer o desde las minoras raciales o sexuales, sies visto como referente utpico, funciona para combatir el paralizanterealismo pragmtico, porque al poner en juego lo imposible permite ima-ginar, pensar y realizar lo posible.

    En esta perspectiva, Calibn no es un referente emprico actual, ni una metaemprica a alcanzar, sino un referente utpico para la construccin de unproyecto que tiene que contrarrestar la deshistorizacin y la desterrito-rializacin de la globalizacin en curso, por la reconstruccin de los par-metros tempo-espaciales como ejes de sentido cultural autntico yautnomo. [...] Calibn puede simbolizar hoy de un modo renovado, un pro-yecto cultural contrahegemnico alternativo dotado de validez, en tantopuede sostenerse que es valioso que sea.28

    Para l, Calibn sigue vigente entonces porque legitima la autocons-truccin de la diferencia frente a la globalizacin y la homogeneizaciny orienta el pensamiento y la accin hacia un futuro distinto del que destas se deriva.

    Finalmente, Nadia Lie, con su crtica a la lectura poscolonial que seha hecho de Calibn, que la entiende como una meditacin sobre losproblemas de raza y que atribuye al trmino mestizo elementos como im-previsibilidad e hibridez que no estaban en el sentido original, muestraque el poscolonialismo ha traducido la obra desde sus propias preocupa-ciones y en sus trminos, extrayndola de su contexto e intencin, demodo que todo su sentido anticolonialista se diluye en un discurso

    28 Acosta, op. cit.

  • 51LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    opuesto, poscolonialista.29 Con ello nos hace recordar que aunque las di-versas interpretaciones son vlidas, no debe perderse el referente textuale histrico que da sentido a un smbolo. Y es precisamente se el que seintent delinear en este ensayo.

    CONSIDERACIONES FINALES

    Como habr podido verse con lo hasta ahora sealado, la idea de la iden-tidad latinoamericana dista mucho de ser homognea, como tampoco loson esos pueblos que se ha pretendido agrupar bajo el complejo simb-lico de La Tempestad de Shakespeare. Asimismo, puede verse que labsqueda de identidad es completamente histrica, es decir, ha cambiadosu carga semntica de acuerdo con el momento y los acontecimientosque le han dado sentido. As, puede decirse que lo que con Rod nacicon un contenido cultural, como una identidad patriotera poco a pocose fue resignificando, adquiri connotaciones raciales con FernndezRetamar y finalmente se convirti en una identidad matriotera, ligadaa la tierra, al lugar de origen, y dio cabida a los nacionalismos que, lejosde favorecer, impidieron el desarrollo de una identidad comn latinoa-mericana. Es claro que estos tres elementos han estado profundamenteimbricados todo el tiempo en la pregunta por la identidad, pero depen-diendo de cul se ha privilegiado, de acuerdo con las necesidades hist-ricas, es el sentido que ha ido adquiriendo.

    En este ensayo se revisaron algunas de las posturas principales quese dieron a lo largo del siglo XX en torno a la identidad latinoamericana,as como los desplazamientos que sufrieron sus referentes simblicosshakesperianos, y pudo verse cmo se dio un cambio de valoracin que

    29 Nadia Lie, Translation studies and the other cannbal: the English versin of Fernn-dez Retamars Calibn, Enter text, nm. 2-2, 2003.En http: //www.brunel.ac.uk/faculty/arts/Enter text/2.2.pdfs.lie.pdf [Consulta: diciem-bre, 2003].

  • 52 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    fue desde la herencia clsica y la cultura de lite simbolizada en Arielhasta los elementos que se consideran ms cercanos a la realidad latino-americana como el mestizaje y la heterogeneidad cultural representadospor Calibn, de modo que la idea de identidad pas a ser ms bien undeseo de unidad basado en la necesidad de defender lo que somos, cual-quiera que sea el significado de esto, frente al avance de aquello contralo que siempre nos hemos defendido, o de aquello que justamente nosomos: Estados Unidos.

    Es indudable que el mundo se encuentra en la actualidad en una si-tuacin ambivalente en la que desde la ciudad letrada se ha intentadodar voz a las diferencias que hasta hace muy poco tiempo no la habantenido; que inmersos en plena condicin posmoderna, la muerte delos grandes relatos implica la decadencia de los discursos homologado-res y homogeneizantes, que tienden simplemente a sobrevalorar los sis-temas de creencias y valores de los grupos hegemnicos con la intencinde hacer invisibles a todos los que disienten de ellos; pero por otra parte,la realidad habla de un cada vez ms extendido sistema homologador,que bajo el optimista trmino de globalizacin oculta la realidad de unanorteamericanizacin cada vez ms profunda que se percibe en todoslos mbitos de la vida. El predominio de los intereses econmicos en losprocesos de globalizacin ha hecho que sta, lejos de ser una realidad deintercambio y multiculturalidad se convierta en una adopcin casi abso-luta de los patrones de vida norteamericanos.

    En este sentido, cabe destacar que el arielismo surgi en un momentoclave para la historia de la Amrica hispana; emergi como una posiblerespuesta a la situacin casi desesperada que enfrentaba un grupo de pasesque se senta inevitablemente amenazado por un poder que se vea y seimaginaba gigante, y al que no se saba como combatir. Curiosamente,naci como una utopa y ms de cien aos despus vuelve a ser eso quefue en un principio, un referente, un ideal quiz inalcanzable pero que pue-de seguir sirviendo como inspiracin, como fuerza para contrarrestaraquella amenaza que desgraciadamente (ineludible el juicio de valor)casi se ha convertido en una realidad. La globalizacin, la homogeniza-

  • 53LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    cin, los medios masivos de comunicacin han logrado que se desdibujecada vez ms el individuo, que se pierdan los referentes de tiempo y es-pacio, y por qu no decir con Rod, que se olvide la espiritualidad. Escierto que cada vez son ms los gritos que emergen de todas partes de-nunciando, preguntando, criticando, proponiendo, pero la amenazaavanza y se hace cada vez ms palpable.

    Es claro que el principal peligro sigue estando dentro de esa Am-rica nuestra que no ha renunciado a su nordomana y que lucha deses-peradamente por insertarse en un mundo que slo tiene para ella un sitiode subordinacin. Por eso quiz una respuesta siga estando enAriel y enCalibn, por qu renunciar al sueo de hacer un frente comn? Pero nohay que perder la brjula, ese frente comn hace mucho tiempo que yano quiere decir construir una identidad que elimine la diferencia, ymenos ahora que esas diferencias comienzan a encontrar un sitio propiodesde el cual hablar de s mismas.

    Es cierto que los elementos tradicionales del discurso de identidadestn en crisis, pero eso no implica que la pregunta deje de tener sentido.El problema es permitir la momificacin de la identidad querindola ci-mentar en conceptos dados de una vez y para siempre, en vez de asumirque la identidad y la cultura son algo dinmico, en permanente cons-truccin.

    Por eso en el centro del debate sigue estando el intelectual, que desdela ciudad letrada dirime las hegemonas culturales e intenta consolidarun imaginario colectivo.30 Pero ese Ariel tiene ahora ante s un compro-miso mucho ms grande que el de hace cien aos, pues debe lidiar desdela diversidad para encontrar elementos de cohesin que le den fuerza. Yparece imposible entonces no tomar postura, no verse como un ser ac-tuante que incide de manera efectiva en el acontecer de su tiempo, sinque ello implique ninguna megalomana. Es simplemente que se coin-cide con Fernndez Retamar en que el intelectual debe ser combatiente

    30 Acosta, op. cit.

  • 54 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    (que no necesariamente militante), comprometerse con su aqu y ahora,y ejercer a toda costa su libertad para proponer su proyecto cultural.

    Las preguntas que se hacen hoy al complejo simblico shakespe-riano son tan diversas como lo es el mundo que se las hace. Y como in-tent sealarse al comienzo de este trabajo, quiz ms que las respuestas,lo que sea capaz de hablar de nosotros mismos y hacernos visibles seanlas preguntas; por ello, mientras siga existiendo quien tenga algo quepreguntarle aAriel, a Calibn o a Prspero, stos seguirn vigentes comosmbolos de Nuestra Amrica.

    BIBLIOGRAFA

    ABELLN, JOS LUIS, Modernismo: Ariel como smbolo, Anales delSeminario de Historia de la Filosofa, nm. 17, Madrid, 2000, pp.219-229.

    ACOSTA, YAMAND, Globalizacin e identidad latinoamericana, Pginalatinoamericana de filosofa, nm. 3, 1997. En http://www.ngweb.com/latinofil/nrotres/3global.html [Consulta: diciembre, 2003].

    BERNECKER, WALTHER L., El fin de siglo en el Ro de la Plata: interesesinternacionales y reacciones latinoamericanas, en Ottmar Ette yTitus Heydenreich [eds.], Jos Enrique Rod y su tiempo. Cien aosde Ariel, Frankfurt/Madrid, Vervuet/Iberoamericana 2000.

    BRADING, DAVID, Los orgenes del nacionalismo mexicano, trad. de So-ledad Loaeza, Mxico, Era, 1980, 138 pp.

    BROTHERSTON, GORDON, Introduccin a Ariel, de J. E. Rod (II). Pr-logo a la edicin de Ariel de la Cambridge University Press, 1967.En Enciclopedia, Uruguay, trad. de Aldo Mazzucchelli. En http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Brotherston/Rodo%20(II).htm [Con-sulta: diciembre, 2003].

    CHERONI, ALCIN, La revolucin cultural positivista en el UruguayGalileo, nm. 22, 2000.

  • 55LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    En http://galileo.fcien.edu.uy/la_revolucion_cultural_positivista_uru-guay.htm [Consulta: diciembre, 2003].

    CENTRO COORDINADOR Y DIFUSOR DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS,Dic-cionario de Filosofa Latinoamericana. Biblioteca virtual Latinoa-mericana, Mxico.En http://www.ccydel.unam.mx/pensamientoycultura/biblioteca%20vir-tual/Diccionario [Consulta: diciembre, 2003].

    DARO, RUBN, El triunfo de Calibn, Proyecto ensayo hispnico, Geor-gia.En http://ensayo.rom.uga.edu/antologia/XIXa/dario/ [Consulta: di-ciembre, 2003].

    _____, Poesas completas. Libros poticos completos y antologa de laobra dispersa, estudio preliminar de Enrique Anderson Imbert, M-xico, FCE, 1984, 510 pp. (Biblioteca Americana, Serie de literaturamoderna, Vida y Ficcin).

    ETTE, OTTMAR Y TITUS HEYDENREICH [eds.], Jos Enrique Rod y sutiempo. Cien aos de Ariel, Frankfurt/Madrid, Vervuet/Iberoameri-cana, 2000, 231 pp.

    FERNNDEZ RETAMAR, ROBERTO, Calibn revisitado, La jiribilla. Re-vista de la cultura cubana, nm. 80, 2002. Libro digital Todo Calibn.En http://www.lajiribilla.cu/pdf/caliban2.pdf [Consulta: diciembre,2003].

    _____, Calibn en esta hora de nuestraAmrica, La jiribilla. Revista dela cultura cubana, nm. 80, 2002. Libro digital Todo Calibn. Enhttp://www.lajiribilla.cu/pdf/caliban2.pdf [Consulta: diciembre, 2003].

    ______, Calibn quinientos aos ms tarde, La jiribilla. Revista de lacultura cubana, nm. 80, 2002. Libro digital Todo Calibn. Enhttp://www.lajiribilla.cu/pdf/caliban3.pdf [Consulta: diciembre,2003].

    FUENTES, CARLOS, El espejo enterrado, Mxico, FCE, 1994, 440 pp. (Co-leccin Tierra Firme).

  • 56 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    GRACIA NORIEGA, JOS IGNACIO, Una lectura: Renan o las fronteras his-tricas, La ilustracin liberal, nm. 8, abril, 2001, Madrid. Enhttp://www.libertaddigital.com:83/ilustracion_liberal/articulo.php/145 [Consulta: diciembre, 2003].

    HERNNDEZ, CONRADO, Edmundo OGorman y el liberalismo mexi-cano, Metapoltica, vol. 7, nm. 31, Mxico, septiembre/octubre,2003, pp. 100-111.

    JUREGUI, CARLOS, Calibn: cono del 98.Apropsito de un artculo deRubn Daro, Proyecto ensayo hispnico. Georgia.En http://ensayo.rom.uga.edu/filosofos/nicaragua/dario/Jauregui.htm[Consulta: diciembre, 2003].

    _____, Arielismo e imaginario indigenista en la Revolucin boliviana.Sariri: una rplica a Rod (1954), Revista de crtica literaria latino-americana, nm. 59, ao XXX, 1er semestre, 2004, pp. 155-182.

    KLENGEL, SUSANNE, From cultural cannibalism to metalinguisticnovel-writing, Intellectual News. Review of the International Societyfor Intellectual History, nms. 6-7, 2000. En http://www.fu-berlin.de/lai/aktuelles/Caliban-Ariel-RV.pdf [Consulta: diciembre,2003].

    KOVADLOFF, SANTIAGO EZEQUIEL, Por un futuro imperfecto, Vuelta,nm. 136, Mxico, 1988.

    LEGRS, HORACIO, Criollismo e indigenismo literarios: representacinsin resto y resto sin representacin,Georgetown University. Colabo-racin para Mario Valds, Linda Hutcheon y Djelal Kadir [coords.],Latin American Literatures: A Comparative History of Cultural For-mations, vol. 3 [en prensa].En http://www.georgetown.edu/faculty/hl/Toronto.htm [Consulta: di-ciembre, 2003].

    LIE, NADIA, Translation studies and the other cannibal: the English ver-sion of Fernndez Retamars Calibn, Enter text, nm. 2.2, 2003.En http://www.brunel.ac.uk/faculty/arts/EnterText/2_2_pdfs/lie.pdf[Consulta: diciembre, 2003].

  • 57LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    ARIEL Y LA PREGUNTA POR LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA

    MART, JOS, Nuestra Amrica, en Roberto Hernndez Montoya, Bit-blioteca, Caracas. En http://www.analitica.com/bitblioteca/jmar-ti/nuestra_america.asp [Consulta: diciembre, 2003].

    NUO, JUAN, Latinoamrica: variedad y divergencia, Vuelta, nm. 136,Mxico, 1988.

    OGORMAN, EDMUNDO,Mxico: el trauma de su historia, Mxico, UNAM,1977, 119 pp.

    _____, Latinoamrica: As no, Nexos, nm. 123, Mxico, 1988.PAZ, OCTAVIO, Poltica cultural o cultura poltica, Vuelta, nm. 136,

    Mxico, 1988.PERILLI, CARMEN, Mestizaje yArielismo en la escritura de Carlos Fuen-

    tes, Espculo, nm. 23, Madrid, 2003.En http://www.ucm.es/info/especulo/numero23/mestizaj.html [Con-sulta: diciembre, 2003].

    RAMOS, SAMUEL [selec. y prl.], Rod, Mxico, SEP, 1943, 171 pp.______, Ariel/Fernndez Retamar, Roberto, Calibn. Apuntes sobre la

    cultura en nuestra Amrica, prl. y notas de Abelardo Villegas, M-xico, SEP/UNAM, 1982.

    RODRGUEZ MONEGAL, EMIR, Las metamorfosis de Calibn, Vuelta,vol. 3, nm. 25, Mxico, diciembre, 1978, pp. 23-26.

    ______. El maestro de la Belle Epoque, Lisa Block de Behar, Archivode prensa, Uruguay. En http://mll.cas.buffalo.edu/rodriguez-mone-gal/bibliografia/prensa/artpren/iberoamer/latino_02.htm [Consulta:diciembre, 2003].

    SHAKESPEARE, WILLIAM, Comedias: El mercader de Venecia, Como gus-tis, noche de reyes, La tempestad, estudio preliminar de EzequielMartnez Estrada, trad. de Jaime Clark, BuenosAires, W. M. JacksonInc., 1950, 369 pp., (Serie Clsicos Jackson, 16).

    SOLARI, HERMINIA, Esteticismo moralizante en el Ariel de Rod, Pro-yecto Arj. Comunidad filosfica interdisciplinaria, Montevideo. Enhttp://arje.uy.nu/ [Consulta: 21 de febrero, 2007].

    TANI, RUBN, Produccin simblica en la comunidad intelectual uru-guaya: Jos Enrique Rod (1871-1917), Proyecto Arj. Comunidad

  • 58 LATINOAMRICA 45 (MXICO 2007/2): 31-58

    MARA EUGENIAVZQUEZ SEMADENI

    filosfica interdisciplinaria, Montevideo. En http://arje.uy.nu/ [Con-sulta: 21 de febrero, 2007].

    VALDS UGALDE, FRANCISCO, Jano contra el Coloso del Norte, Fractal,ao VI, vol. 6, nm. 22, Mxico, otoo, 2001, pp. 133-178.

    VASCONCELOS, JOS, Ulises Criollo, 2 vols., Mxico, FCE, 1983 (SerieLecturas Mexicanas, 11 y 12).

    VILLORO, LUIS, La idea de unidad iberoamericana, Vuelta, nm. 136,Mxico, 1988.

    WEINBERG, LILIANA, La identidad como traduccin. Itinerario del Ca-libn en el ensayo latinoamericano, Estudios interdisciplinarios deAmrica Latina y el Caribe, vol. 5, nm. 1, Tel Aviv, enero-junio,1994, pp. 21-35.

    ZAID, GABRIEL, Cmo leer en bicicleta, Mxico, Joaqun Mortiz, 1979,196 pp.

    Recibido: 23 de febrero de 2007Aceptado: 04 de junio de 2007