Ars scribendi.

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ARS SCRIBENDI Ins. miquel Bosch i jover Lengua castellana y literatura

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ARS SCRIBENDI

Ins. miquel Bosch i joverLengua castellana y literatura

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Estos meses, los alumnos de 1º de ESO han estudiado el lenguaje poético. Para practicarlo, han creado muchísimas nuevas metáforas y en esta página mostramos algunas de ellas.

Sonreír de oreja a oreja Te has levantado con el pie izquierdo

Tus dientes son perlas

Su corazón está en llamas

Tu matrimonio se tambalea Tengo la piel de gallina

Se ha pasado 7 pueblos

Estás en la luna de Valencia

Tus ojos son dos luceros Mi tío es un pozo de sabiduría Está lloviendo a mares

Estás en el limbo Estar ciego ante esta situación

Tocar el dos Tiene una sonrisa de oreja a oreja

Tú estás en la flor de la vida Si no se arregla esto, rodarán cabezas

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Tener dientes de marfil Oye, ¡ponte las pilas! El tiempo es oro

Se me encendió la bombilla y lo arreglé

En 3º de ESO se preguntan qué ocurre en la puerta del final del pasillo. Y de esa duda han surgido las siguientes historias y muchas más...

LA PUERTA DEL FINAL DEL PASILLO

Hoy, un día como cualquier otro en el instituto, he llegado a las ocho, he ido a clase y me he sentado en mi mesa con la esperanza de que él apareciera, pero no.Después, llegó la profesora de ciencias naturales, tan pesada como siempre. Al empezar a coger apuntes, no podía concentrarme, no había manera de que pudiera prestar atención a lo que la profesora decía o explicaba porque él había invadido todos mis pensamientos. Aquellas manos tan cálidas, que me tocaron al abrir la puerta del final del pasillo, no me las podía quitar de la cabeza.

Mientras los minutos pasaban y la hora se hacía cada vez más larga, pesada y aburrida, yo estaba intentado convencerme de volver a la

puerta del final del pasillo, la puerta que muchos alumnos marginan. Pero cada vez que pensaba en volver perdía el poco coraje que tenía, no podía volver. ¡Ah! Por fin tocó el timbre.

Sin pensar, sin perder ni un minuto más, recogí mis cosas con tanta prisa que me dejé la mitad de ellas sobre y mesa y salí de clase corriendo. No veía a nadie delante de mí, ya que solo pensaba en cuando iba a llegar a aquella dichosa puerta.

En unos solos segundos, llegué. Ya estaba delante de la puerta y sonriendo, pero al darme cuenta que no había nadie más me entristecí. Sin embargo, en aquel momento ocurrió algo. Volví a sentir esas manos tan cálidas sobre mis hombros. Me puse nerviosa, pálida y no sabía si sonreír o quedarme con la cara de sorpresa que llevaba. Di la vuelta y al verle la cara me di cuenta de que no podía ser otra persona que no fuese él, David. Sin darme cuenta me cogió entre sus brazos cálidos y me susurró en el oído: “Llevo esperando este momento toda mi vida”.

Y así, mi día, que había empezado con la típica bronca de la profesora, pasó a ser el mejor día de mi vida y aquella puerta del final del pasillo tan marginada e insignificante para todos, pasó a ser el sitio donde mejor me he sentido.

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FADMA OUACHRA

LA PUERTA DEL FINAL DEL PASILLO

¡Bah! Otro día igual, me levanto, me ducho y me visto… llego al instituto y para variar me voy con mis amigas a hablar y discutir sobre el programa de ayer de Mujeres hombres y viceversa, suena el timbre y, típico de mí, subir por el viejo instituto para tardar un poquito más en llegar a este infierno, que es mi horrorosa clase, y hoy cuando hablo de infierno es que lo es, o lo será; ya veréis el porqué.

A primera hora me toca mates, un auténtico aburrimiento, solo puedes ver como el profe se va moviendo de la pizarra a la puerta sin parar y de vez en cuando se va tocando el pelo para intentar ponérselo bien. Sin querer se me están cerrando los ojos, no puedo más. Esta noche lo he pasado fatal, tenía frío y pesadillas y por culpa de todo eso

caigo redonda sobre la mesa, de fondo oigo al profesor como me está chillando pero no quiero o no puedo despertar, es como si estuviera encerrada en mi profundo sueño, ahora ya no lo oigo, que raro. Mientras estoy dormida empiezo a ver imágenes y a oír ruidos, me estoy ahogando y no puedo respirar, me despierto de golpe y…

¡BANG! Explota la clase, el profesor no me ha podido despertar porque se han ido todos, excepto ella, mi amiga, que me coge del brazo e intenta salir del instituto, al cabo de tres segundos… ¡BANG! Otra vez, esta vez era nuestra clase, estamos en el pasillo con mucha gente corriendo hacia la salida, cogemos nuestras amigas Cristina y yo, las guiamos hasta el final del pasillo, allí hay una puerta que de vez en cuando vamos a pasar el rato en vez de hacer clase, solo sabemos yo y ella que está allí. Intentamos abrirla pero con el calor no se abre, todas juntas le damos un empujón y se abre, todas bajamos una escalera y allí estamos a salvo porque nadie sabía ni sabrá que allí esta esa puerta y nadie podría haber puesto ninguna bomba ahí. Al cabo de unas horas salimos por la puerta de debajo de las escaleras y nos marchamos del instituto.

Al cabo de los días investigamos quién pudo haber hecho tanto daño en el instituto y porqué. Hay muchos sospechosos, pero al final damos en el clavo. Fue la directora, el porqué era porque la querían sustituir…

IRENE CODINA ALTARRIBA

LA PUERTA DEL FINAL DEL PASILLO

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No sé cómo definir esta puerta, hace ya unos años que estoy en esta universidad, he visto gente nerviosa, asustada, ansiosa, alegre… y todas estas reacciones envuelven este trozo de madera simple sin pintar ni barnizar, que cada día me cruzo sin casi mirarla.

Me llamo Hugo, y… no voy a mentiros, soy de familia humilde, o más que eso. Mis padres no eran partidarios de que fuera a estudiar para médico, ya que supone gastos, era más fácil que empezara a trabajar y llevara dinero a casa, pero no quería echar toda mi vida por la borda, quería y continúo queriendo ser un chico con estudios y yo que sé, quizás en unos años trabaje en una clínica de prestigio o esté en los países más necesitados del mundo investigando las causas de una nueva epidemia, me da igual, pero quiero dedicarme a esto.

Quiero demostrar que el talento, las ganas y la superación son

mucho más poderosos que cualquier cheque, billete o moneda que exista en este planeta.

Ahora, probablemente estéis un poco confusos, voy a explicarme: Cuándo ya llevaba todo el verano trabajando en un almacén para poder ahorrar, recibí una carta. ¡No podía creer nada de lo que estaba leyendo!, la facultad de medicina estaba dispuesta a pagarme el 90% de toda mi carrera por mis buenos resultados académicos, a cambio de horas extras en el laboratorio experimental, vamos, un regalo que no pensaba, para nada, rechazar.

Y así fue, ahora estoy en el último curso de medicina, y creo que empiezo a entender el por qué del temor a “la puerta del final del pasillo”. A principio de curso, la mayoría de profesores nos informaron sobre la exposición final, en laque deberemos presentar al jurado nuestros

avances en la materia para hacernos con el título universitario, pero claro, todo quedaba lejos aún, ahora ya no.

Me encuentro al final del pasillo, delante de la puerta que tiene en manos mi futuro. Sé lo qué me encontraré al cruzarla, seguro que estarán sentados, sí, todos en la misma mesa, pronunciarán mi nombre y me levantaré. No creo que me miren demasiado bien por proceder de donde procedo, pero me da igual. Llevo ya, cinco años luchando por esto, y toda mi vida ahora alrededor de “la puerta”. No creo en la suerte ni en

las casualidades, creo en las personas, creo en mí, en mis defectos y virtudes.

Aquí os dejo, han pronunciado mi nombre, voy a entrar a comerme el mundo.

EULÀLIA GALANTE

LA PUERTA DEL FINAL DEL PASILLO

Al cabo de un mes del inicio de curso en el instituto, ya me he acostumbrado a esta vida nueva, pero hay una cosa que me hace sufrir un poco... Todas las clases de primero de la ESO están en un pasillo muy largo, junto a las clases de los alumnos de bachillerato. Al final de este pasillo hay una puerta muy vieja y estropeada (cosa extraña porque todas las puertas de las clases son bancas, nuevas y relucientes) Justo ayer intenté abrirlas pero no podía. Pregunté a los compañeros de clase y a los profesores por qué aquella puerta estaba ahí, pero no hubo respuesta de nadie. Esto me preocupaba un poco, así que le pregunté a mi amiga Claudia. Ella me contó que hay una leyenda sobre aquella puerta. Se

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cuenta que quién la abra, se quedará atrapado por siempre jamás. Por eso estaba cerrada y nadie se atrevía a abrirla. Más tarde, en tutoría, saqué el tema, la profesora nos contó que la profe de sociales estaba allí dentro atrapada. Todos nos quedamos sorprendido.

No volveré a pasar por delante de esa puerta nunca más.

NURIA ALBERCH

LA PUERTA DEL FINAL DEL PASILLO

Marilyn estaba muy cansada, cada año su marido se olvidaba de su cumpleaños. Este año quería que fuese diferente, pero, como siempre, su marido no le hacía ni caso. Por ello y por la personalidad que le caracteriza, le propuso a su marido, conocido como Richard, ir a cenar al restaurante italiano de la calle Boulevard, en frente de su casa. Una vez ya sentados Marilyn, muy enfadada, tuvo que decirle todo lo que le rondaba por la cabeza, y él harto de escuchar reproches empezaron a discutir. La discusión continuó hasta el portal de su casa. Marilyn, siguiendo sus instintos más básicos y violentos, le dijo a su marido que lo discutirían al final de la puerta del pasillo. Ahí llena de rabia y odio sacó del bolso una navaja militar de su suegro y le apuñaló varias veces.

Marilyn con el vestido lleno de sangre y con el cuerpo sin vida de Richard, su marido, lo arrastró hasta la puerta de su casa. Una vez allí, sacó las llaves, abrió la puerta con intención de deshacerse del cuerpo, cuando encendió la luz, de repente salieron todos sus amigos gritando “FELICIDADES”.

Marilyn, arrepintiéndose mucho, se quitó la vida con la misma navaja, porque sabía que con ese recuerdo no iba a poder vivir.

RAMÓN GONZÁLEZ ENDRINO

LA PUERTA DEL FINAL DEL PASILLO

Siempre he tenido una vida muy normal. Nunca me ha pasado nada grave y nunca he estado en el hospital. Tengo unos padres que me quieren y por supuesto piensan que soy la más guapa de todas. También tengo un hermano mayor que me molesta pero a la vez me quiere tanto como yo a él. Y mi perro es adorable. Siempre ha sido así mi vida, normal y aburrida como la mayoría de gente que conozco. Pero hace unos cuantos años, me pasó una cosa que me hizo valorar cada minuto de mi vida.

Cuando tenía siete años iba cada día a comer a casa de mi abuela. Me encantaba como cocinaba, y me sigue encantando, aunque no vaya ni la mitad que antes. Jugaba con mi hermana hasta nos traía el pisto y luego me iba a la escuela. Pero no entendía porqué mi abuela no me

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dejaba entrar en una puerta, la del final del pasillo. Siempre se lo preguntaba, pero ella me decía que no, nunca el porqué, pero se negaba a dejarme entrar.

Un día se fue a comprar y se olvidó de cerrar esa puerta con llave. Mi hermano se había dormido en el sofá, así que aproveché para entrar ¿Sabéis que había? Un espejo y un pijama al lado en el suelo. Fue la cosa más decepcionante que me había pasado nunca, creedme. Y además apareció mi abuela y entró en la habitación. Cuando me vio dentro me riñó y se puso a llorar.

¿Sabéis? Cuando me contó porque no quería que entrara me puse a llorar también. Ese espejo se lo regaló mi abuelo, que hacía tres años que ya no estaba con nosotros. El pijama era suyo y me contó que cada noche antes de dormir se miraba en el espejo y se veía con mi abuelo cuando tenían treinta años y aún eran novios. Me dijo que sobre todo valorara cada minuto y cada momento, porque cuando te das cuenta, los años ya han pasado y no vuelven.

Aunque fuera pequeña, lo comprendí, y desde entonces disfruto de cada momento, gracias a mi abuela.

JÚLIA PADILLA

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Imitando a Mariano José de Larra, los alumnos de 4º de ESO han escrito sus propios cuadros de costumbres, basándose en la cotidianeidad actual.

ADIÓS

No podía ser, era el cuarto día en dos semanas. El router cada cinco o diez minutos se cerraba y no se podía encender hasta que lo reseteabas, así que decidí llamar a la empresa. Después de media hora comunicando, conseguí que me lo cogieran:

- Hola, buenos días, atención al cliente, ¿qué desea?

- Hola, soy Juan, ¿con quién estoy hablando?

- Con María.- Buenos días María, verá usted, el

problema que tengo es que mi router no va bien y desearía cambiarlo.

- ¿Ha probado en resetearlo?- Sí y sigue sin funcionar.- Un momento, le paso con los técnicos

de la compañía.- Muy bien.

De repente empezó a sonar la típica música repetitiva.

- Buenos días, soporte técnico, ¿dígame?

- Buenos días, quería solicitar un nuevo router para mi casa.

- Lo sentimos, pero de esto se encarga atención al cliente, y ahora acaba de cerrar.

- Pero si acabo de hablar con ellos.- Le deben haber informado mal, por

favor vuelva a llamar mañana, porque nuestro turno ya ha acabado, adiós.

Esto fue lo último que me dijeron, ¡“adiós”!

GUILLEM CURA

CUANDO VAS AL MÉDICO…

Cuando vas al médico, a urgencias, pasas por un “filtro” bastante peculiar. Tú llegas, te piden los datos y demás, entonces a esperar.

Llega tu turno, depende del estado en que estés llega antes o después, pero llega. Pasas a un primer médico que decide la gravedad del asunto, que salgas de allí en media hora o que pases la tarde en urgencias, dependerá de

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esa decisión. Te pregunta, te mira, te mira la presión, abres la boca, te mira los oídos, te

pone una pulsera, apunta lo que tienes, pero no te lo dice. Te dice donde tienes que volver a esperar y te vas.

Esperando otra vez. Tú estás ahí, con tus mareos y tus cosas, con unos veinte niños supercucos llorando a gritos, queriéndolos matar a todos y vas viendo como el pavo que ha llegado detrás de ti te pasa delante y te mueres de rabia, hasta que llega el momento en que te cuelas tú, ese momento sí que vale la pena, y te despides de los diez niños gritones que aún quedan en la sala de espera, y a ti ya te visitan durante lo que viene a ser una media horita larga como mucho, sin más, ya sabes lo que tienes, la solución y te vas, y tanto esperar para esa media horita.”

LAURA GAVALDÀ

INCOMPETENCIA EN EL SUPERMERCADO

Un día fui al supermercado a comprar un poquito. Cuando entré fui a por faena porque no tenía mucho tiempo, empecé pasillo por posillo a coger las cosas que necesitaba, cuando me encontré que no había macarrones. Fui a un chico empleado que encontré y le pregunté:

- Oye, ¿no tienes macarrones?Y me responde: - No, puedes venir de aquí dos días.

A los dos días volví porque no tenía macarrones, y no los encontré. Encontré a un chico y le dije:- Oye, ¿no tienes macarrones?Y me responde:- No, puedes venir de aquí dos días.A los dos días siguientes volví y no tenían y les dije:- No sabéis ni llevar un supermercado.Y me responde:- Lo sabemos, puede venir de aquí dos días.

LORENA TRINIDAD

LÍNEA DE INTERNET

- Hola, buenas tardes, mi nombre es Laura y le llamo de Jazztel, ¿es usted doña Carmen?

- Sí, dígame.- ¿Tiene usted línea de Internet en

casa?- No- ¿Le interesaría nuestra promoción de

tarifas ADSL?- No, no estoy interesada pero gracias

igualmente.- Dispondría de 20 megas reales, es

decir podría navegar a alta velocidad y por un precio muy asequible.

- Mire le estoy muy agradecida pero no me interesa.

- En caso de que más adelante quisiera tener línea con nosotros esta oferta ya no estaría disponible, ya que se acaba mañana y con esta puede disfrutar de muchas comodidades y además con un 25% de descuento durante el primer año.

- De acuerdo, asumiré el riesgo.- De todos modos si usted cambiara de

opinión no se preocupe, mañana la volveré a llamar, sino yo, un compañero mío.

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- Muy bien, pero dudo que cambie de opinión así que por favor no me llamen más.

- Usted piénselo bien, ¡es una oferta única!

- ¡Oiga ya le he dicho mil veces que no me interesa!

- Gracias por atendernos.Al día siguiente…- Hola soy Luís, ¿es usted doña Carmen?- Sí soy yo, dígame.- Le llamo de Jazztel, ¿le interesaría

nuestra promoción de tarifas ADSL?- Ayer me harté de decírselo a su

compañera, ¡no quiero Internet en mi casa!

BLANCA ROVIRA

¿ME PUEDES AYUDAR?

- Hijo, ¿me puedes ayudar?- Un momento mamá, que estoy

acabando la partida del juego.- Vale, pero ¡date prisa!

Quince minutos después…

- Pero hijo, ¿aún no has acabado?- ¡No mamá!, es que me han regalado

vidas.- ¿Te falta mucho?- No, ahora voy.

Pasa una hora…- ¡Hijo!- ¿Qué quieres mamá?- ¿Qué no me tienes que ayudar?- No me he acordado y he empezado

otra partida.- Déjalo. Ya lo hago yo sola.

NIN GALLIFA

MÁS TARDE PARO

Un día estaba en casa mirando la tele con mis amigas, cuando de repente el vecino empieza a hacer ruido y no paraba, aunque por un día no pasa nada.

La tarde siguiente estaba haciendo los deberes en el comedor, porque la mesa del cuarto estaba rota y volvió el mismo ruido. Me fui a quejar, porque no me concentraba, y me dijo

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que estaba arreglando una avería y que más tarde pararía, pero no lo hizo.

La mañana siguiente volvió con el ruido y me fui otra vez a quejar. Me dijo que estaba colgando cuadros y que más tarde ya pararía.

Pasaron los días y seguí haciendo ruido, pero esta vez me fui a quejar a l ayuntamiento. La policía fue a su casa a ver que pasaba y cuando entraron en su casa vieron que estaba haciendo obras y no tenía el permiso. La policía le hizo parar las obras hasta que tuviese el permiso y lo que él dijo fue: “No me pare las obras, más tarde paro.”

ÈLIA PAZOS

MALTRATO A UN CLIENTE

Hace más o menos dos años, mis padres, mi hermano y yo, fuimos a comprar mi primer móvil en una tienda Movistar. Al llegar allí, de entrada todo muy bien. Nos enseñaron diferentes teléfonos, nos aconsejaron, nos dijeron las ventajas y las propiedades de cada uno, etc. Cuando ya tenía claro cuál quería, nos contaron que éste todavía no lo tenían en mano y nos dijeron que cuando lo tuviesen ya

nos llamarían, que más o menos sería dentro de cinco o diez días.

Pasaron 15 días y no habíamos recibido ninguna llamada, así que mi padre llamó a la tienda. Le volvieron a decir que ya llamarían cuando lo tuvieran.

Cansados de esperar, y un poco enfadados, ya que este no es el modo de tratar a un cliente, nos fuimos a otra tienda, en la cual nos trataron mucho mejor y el mismo día nos entregaron el teléfono móvil.

XÈNIA JUNCÀ

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En 2º de ESO están muy enigmáticos con sus adivina adivinanzas…

¿Cuál es el animal que al principio de su vida va a cuatro patas, después a dos y al final

de su vida a tres?

Tengo un sonido tan suave que los ángeles tocan en mí. Mis

cuerdas acompañaron los salmos del rey David

En Melilla hay tres, en Galicia una, en Castilla dos y en

Madrid ninguna

Tengo cabeza redonda, sin nariz, ojos ni frente,

y mi cuerpo se compone tan solo de blancos dientes

Tiene corona y no es rey, tiene ojos y no ve, tiene escamas y no

es pez

Cara roja y un ojo negro, con mi vestido verde al trigo alegro

Todos pasan por mí,yo nunca paso por nadie;todos preguntan por mí,

yo no pregunto por nadie.

¿Qué es lo que cuanto más grande menos se ve?

Ave me llaman a veces y es llana mi condición

Con dinero lo compro, con los dedos lo deshilo, por la cara me

lo como

En marcar está el comienzo y en mentir está el final,

El final es el comienzo y el comienzo es el final.

Soluciona este problema y mi nombre acertarás

Salta, salta y la colita le falta, ¿qué es?

Guardada en estrecha cárcel por soldados de marfil,

está una roja culebra que es la madre del mentir

Con dinero lo compro, con los dedos lo deshilo, por la cara me

lo como

¿Quién hace en los troncos su casita y allí esconde, avara,

cuanto necesita?

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¿Quién bebe por los pies? Delante de una montaña yo me puse a gritar y me respondió sin

una vocal quitar.

Puedo ser larga o corta, ancha o estrecha y solo me ves cuando

bajo el sol ando

Minuto tiene una, momento tiene dos y segundo ninguna

La jaula es su casa, su ropaje amarillo, con su canto alegra a

todos los vecinos

Los de bachillerato han trabajado la descripción de personajes y nos presentan estos presuntos autorretratos. (Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.)

AUTORRETRATO 1

Un zoológico. Si, he dicho un zoológico. Es decir, en su conjunto y no uno cualquiera. El zoológico más grande y con más variedad que pueda existir. Y te vas a preguntar, ¿cómo puede alguien verse como un zoológico? Pues bien fácil, es un conjunto de, vamos a llamarles cosas, que analizadas de manera individual pero dentro de la misma jaula pueden aportarnos un sinfín de características estupendas y maravillosas.

Para empezar, un zoo es un sitio físico muy grande que se distribuye por distintas zonas más bien pequeñas: algunas zonas marinas, otras de desierto, otras de selva, un simple bosque, etc. A su vez, yo también soy una cosa física de tamaño más bien grande distribuida en distintas zonas: las piernas, los brazos, la cabeza y el tronco.

Cada una de estas zonas esta subdividida y adaptada a las necesidades de cada individuo. Mis zonas se ven también subdivididas. Los brazos tienen sus manos más bien pequeñitas, sus codos, sus hombros. Las piernas tienen sus ingles, sus rodillas marcadas, sus pies con un aire de deformidad. La cabeza tiene su pelo castaño y kilométrico, su cara con sus imperfecciones cutáneas, sus ojos color esmeralda, su boca finita y con unos dientes bien alineados, sus orejas agujereadas y con brillantes colgando de ellas. Y su tronco, poco definido en general.

Y es que un zoológico no se trata solo del recinto, así como yo no soy solo lo que se ve por fuera. Para que esté completo del todo, debes tener en cuenta todos los animales que lo forman. En mí hay un montón

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de animales, por así decirlo, que me constituyen. En mi zona marina llena de peces habita mi calma y mi pacifismo. Junto con la marmota, descansa mi sueño y mi tranquilidad. Allí donde viven los leones campa mi faceta más salvaje. Con el chacal se encuentra mi yo más despiadado. Entre medio de los cantos de los loros y los colores de las cacatúas vuelan mi felicidad y mi despreocupación. Las aguas por las que nada el delfín llevan a su corriente mi mayor humildad. Con los bípedos peludos de culo rojo denominados monos juegan la simpatía y la gracia que me dominan. Y en los lagos de los cisnes más blancos habita mi lado más romántico y fiel. Y no te olvides de las cabras, ellas guardan mi completa locura.

Pero no debes olvidar que para que todos los animales vivan en concordia y de manera organizada, y que así el funcionamiento del zoo sea el correcto, existen unas personitas que trabajan sin parar para que eso ocurra. Y lo mismo, entiende,

pasa en mí. La imaginación se encarga de alimentar a todos los individuos. La organización, aunque a veces esté un poco despistada, de mantenerlo todo en orden. La responsabilidad, de lograr todo aquello que me propongo, junto con la constancia.

Como no puede faltar en ningún zoo, tengo mi zona más oscura, donde los niños no se acercan sin sus papás y aun así andan con cuidado y los ojos bien abiertos. Y es allí donde se esconde mi pequeño demonio que de vez en cuando saca su cabecilla pelada a la vista. Él se encarga de custodiar la tristeza, el miedo, el fracaso y mis temores.

Y para que el zoo no sea aburrido, debes recordar todas esas pequeñas tiendas que lo adornan, como los carros-heladería o las tiendas donde compras los objetos de recuerdo. Esta guarnición es el estilo que me caracteriza y, de forma idéntica a la de un zoo, es completamente indefinido.

Como puedes ver, soy un conjunto de miles de cosas que en conjunto y en perfecta concordia hacen de mí quien soy. Y que, con solo la falta de una, mi yo se desmoronaría.

Así que sí, lo vuelvo a afirmar y espero que ahora tú lo hagas conmigo: soy un zoo.

LAIA GONZÀLEZ

AUTORRETRATO 2

Cuando me miro en el espejo, lo primero que veo son mis ojos grandes como naranjas y unas pupilas del tamaño de una mandarina de color vino de uva dulce. Mi pelo blanquecino es tan largo que lo piso al andar. Mis manos están repletas de cuerdas de zapato a modo de brazaletes. Siempre llevo puestas mis botas de pana color manzana combinadas con ropa azul.

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Me considero una persona muy extrovertida; siempre saludo a la gente cantando osito gominola para que sepan que me encantan las gominolas tanto como conocerlos. Un gran defecto que tengo es el ser egoísta, porque cada vez que hago guisantes para más de una persona y son impares, yo me quedo uno de más.

AINA PALACIOS

AUTORRETRATO 3

Mi nombre es Carlota y tengo veintitrés años. Me encuentro por debajo de la media de estatura y me caracterizo por ser bastante rellenita. Tengo los ojos saltones y claros y mi pelo es castaño, rizado y muy largo. Mi piel es más negra que el carbón y tengo una boca grande y alegre. La parte de mi cuerpo que me gusta más es el ombligo. Es pequeñito y agujereado, pero creo que me favorece mucho. Tengo las extremidades muy cortas y calzo un treinta y cinco.

Actualmente y después de haber estado varios meses en el paro, estoy trabajando en una panadería y me encanta. Es muy divertido levantarse temprano todos los días para hacer el pan y los bollos que más tarde serán vendidos a agradables personas que vendrán a comprar en la tienda. Lo que más me gusta de mi trabajo es que todos los cruasanes, ensaimadas y bollitos que quedan defectuosos me los puedo comer. Y es que a mí me encanta comer; es uno de los mejores placeres que te da la vida. Cada vez que pienso en comerme un donut con chocolate negro y

azúcar espolvoreado por encima o una pizza de jamón y queso recién cocida se me cae la baba.

Como persona me considero muy amigable. Me gusta mucho tratar con la gente y me siento bien ayudando a los demás. Soy muy confiada y generosa y siempre comparto todo lo que tengo. Mi mayor defecto es la falta de voluntad. Aún no he conseguido nunca levantarme un día temprano para ir a correr o hacer ejercicio. Y es que se está muy bien en el sofá, sobre todo en invierno, cuando hace un frío terrible afuera. Otro gran defecto que tengo es que soy muy despistada, demasiado. Siempre se me olvida dónde he puesto las llaves de mi casa y pierdo cosas constantemente. Aun así, también tengo muchas cualidades. Me considero amable, habladora y, por encima de todo, muy risueña. Me paso los días riendo.

M. ROSA REQUENA

AUTORRETRATO 4

Limpio el espejo para asegurarme, pero la imagen no varía. Observo que donde antes había cara ahora solo hay heridas y vello. El pelo, bueno, el pelo sigue ahí, con más canas y más descuidado, aunque nunca me ha importado eso. La cara se ha vuelto más esquelética, supongo que por la falta de comida. Las arrugas se me marcan más que antes, mucho más, y mis ojos, los ojos que antes transmitían seguridad y tranquilidad, ahora solo desprenden horror y rabia hacia el mundo que le rodea.

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Es probable que mi carácter sea el causante de mis pocas amistades, pero no las necesito: lo único que me importaba, lo único que necesitaba, me lo arrebataron. Dicho pues, no soy amigable y lo único que me mueve es el interés propio; nadie se merece mi ayuda excepto yo mismo.

Sé cómo soy y aunque la persona que se encuentra el otro lado del espejo no me transmite confianza, admito que la respeto.

ÀLEX TAMAJON

AUTORRETRATO 5

Para ser honestos, ni yo mismo me conozco del todo. Físicamente puedo decir que soy alto y bastante corpulento, con ojos marrones y pelo castaño. Soy muy deportista y puedo correr y saltar mucho. Me gusta estar en forma y siempre que puedo estoy entrenando. Me encanta hacer deporte. Me conozco por fuera, pero por dentro soy una caja de misterios.

Me gusta dormir y hacer mucho deporte, sobre todo jugar a baloncesto. Me encanta comer, porque pocos placeres de la vida se pueden comparar al comer, y menos, al comer bien. Me encanta escuchar música; casi siempre estoy con los auriculares, así desconecto de mi exterior para navegar por mi interior. No hablo con casi nadie, soy muy

poco sociable y creo que padezco de misantropía; aunque tengo amigos, amigos verdaderos. Muy pocos, pero los tengo. Los respeto mucho porque a pesar de saber cómo soy yo, ellos me aceptan y me quieren.

Me encanta pensar, darle vueltas a todo tipo de cosas, reflexionar y evadirme del mundo asqueroso que me rodea para entrar en mi mundo. Por eso la filosofía ha sido la ciencia que me ha despertado más interés: puedo comprender todas las cosas, tanto materiales como abstractas, y me doy cuenta de que el mundo está enfermo, al igual que la gente de este mundo. Desde hace ya tiempo he querido mandarlo todo a tomar viento e irme lejos, muy lejos, y solo, sin nadie. Quiero perderme para poder encontrarme: quiero descubrir cuál es mi propósito en la vida, qué hago aquí y si existe algo superior al ser humano. Puedo decir que soy feliz a pesar de todo, porque nunca me ha faltado de nada, pero no quiero tener una vida marcada por estereotipos ni por la presión social. Mi vida es mía, y haré lo que yo quiera con ella.

Admiro mucho al trabajador, a la persona que se esfuerza por conseguir aquello que quiere, y detesto a la gente que tiene dinero sin esfuerzo. Pienso que todos los políticos de este país no se merecen ni la leche materna, son unos corruptos mentirosos y unos canallas. Nos han traído la ruina del país con tanto estafador y corrupto, nos han traído la ignorancia recortando el gran derecho fundamental y sagrado que es la educación y ahora nos traen la epidemia y la enfermedad. Pienso que nadie debería tener más que los demás, sino que todos tuviéramos lo mismo por igual, sin excepciones. El trabajador, el noble obrero, se merece un reconocimiento.

Hablando de música, me encantan la rumba y la salsa, pero sobre todo el Rock and Roll: los grandes grupos de música como Metallica, Aerosmith, Guns ‘n’ Roses, System of a Down, Nirvana, etc. Nada de nada

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de electrolatinos ni reggaetones ni cosas tan repugnantes como esas. Me encanta dibujar todo tipo de cosas, me relaja mucho.

En resumen, pienso que soy bastante corriente, con algunos pensamientos u opiniones que harían crear, quizás, una imagen un poco extraña. A quien le guste bien, y al que no, también.

ADRIÀ GONZÀLEZ

AUTORRETRATO 6Soy un tipo de altura media, ni gordo ni flaco ni fuerte.

Soy “alemanobrasileñocatalán”, pero parezco moro.Soy un chico con vello púbico en la cabeza y unos pies exagerados.

Voy por la calle emitiendo sonidos molestos por la boca.Voy a clases de bachillerato, este año, y el pasado, y el pasado...

Tengo los ojos más habituales de la faz de la tierra.Tengo los orificios nasales del tamaño de sandías.

No se me acerca la mala suerte porque sale perdiendo.

No gusto del salmón, pero si del atún marca Día.

Probablemente nací por accidente.Probablemente muera intencionadamente.

Pero aunque sea el engendro más desgraciado del universo, soy más feliz que un crío disperso.

SILAS ENGLER

AUTORRETRATO 7

Viva por encima de todo; pero también soñadora, trabajadora, alegre, perfeccionista o aventurera. Un poco desordenada, a menudo impuntual y muy autoexigente conmigo misma. Viajera, inquieta, inteligente, con las cosas claras y ganas de comerme el mundo. Dura e insegura cuando mi tierra firme tiembla, temerosa de perder el norte y el sur. Amiga de mis amigos, querida de mis queridos. Las cualidades y los defectos se balancean hasta encontrar el equilibrio; soy persona y ciudadana del mundo, respeto si me respetan y ayudo cuando puedo.

De piel color “leche con colacao” y ojos brillantes, a juego. El pelo castaño, largo, ondulado, natural, suelto al viento siempre que este sopla fuerte y es capaz de arremolinármelo. Sonrisa de labios carnosos que se enciende siempre con el combustible de la electricidad. Pecas que se amontonan en las mejillas y otras partes del cuerpo, desordenadas por la magia del azar. De una altura inferior a la media, nada que no se pueda

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arreglar con zapatos de plataforma o tacón –en ocasiones especiales. Ni muy flaca ni muy gorda, justo al dente, como la pasta.

De esa gente a la que su imperfección, la ha hecho perfecta.

LAIA GÜELL

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