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UTOPÍA [ARTÍCULOS] Prada Poole: por tierra, mar y aire (3 utopías para el s. XXI) J.M. Reyes Museo Judío de Daniel Libeskind: La utopía desde la función de la memoria Edgar M. Alemán Alonso Ramón Guillermo Segura Contreras Arquitectura lacerada. De la utopía a la distopía Ruben Jacinto Mondragón Urbanización: la utopía contemporánea Adrián Ortiz Luna Entorno Humanos: La utopía de una especie Álvaro Reyes Ortiz Filosofía, proceso y argumento hacia la utopía Ruth María Grajeda Rosado Ismael Lara Ochoa Máx Mondragón Olán La ciudad a través de las utopías urbanas y la distopía literaria Diana Rodríguez Mendoza La utopía del urbanismo social José Rafael Altamirano Martínez Escenarios promisorios en el espacio discursivo del desastre Heidi Lizbeth Monroy Carranza Más allá de las fronteras del espacio. Hacia una arquitectura multidisciplinar Juan Andrés Sanchéz García [Estética-Topográfica] Apología al espacio laberíntico. El reencuentro simbólico de la arquitectura con la experiencia mítico-sagrado Javier Figueroa Pelayo Utopía: La enseñanza en el Taller de diseño Arquitectónico Eunice del C. García García Luis Antonio Estrada Salazar Omar Parra Mendoza Valoración de la arquitectura tradicional del centro histórico de Coatepec, Veracruz Eva Acosta Pérez Ana Aurora Fernández Mayo [RESEÑA] Reseña de actividades 1er Foro Estudiantil Eunice del Carmen García García Eduardo Mijangos Martinez [email protected] DIECISIETE Enero - Junio 2017

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UTOPÍA

[ARTÍCULOS]Prada Poole: por tierra, mar y aire (3 utopías para el s. XXI) J.M. Reyes

Museo Judío de Daniel Libeskind: La utopía desde la función de la memoria Edgar M. Alemán AlonsoRamón Guillermo Segura Contreras

Arquitectura lacerada. De la utopía a la distopía Ruben Jacinto Mondragón

Urbanización: la utopía contemporánea Adrián Ortiz Luna

Entorno Humanos: La utopía de una especie Álvaro Reyes Ortiz

Filosofía, proceso y argumento hacia la utopía Ruth María Grajeda Rosado Ismael Lara Ochoa Máx Mondragón Olán

La ciudad a través de las utopías urbanas y la distopía literariaDiana Rodríguez Mendoza

La utopía del urbanismo social José Rafael Altamirano Martínez

Escenarios promisorios en el espacio discursivo del desastre Heidi Lizbeth Monroy Carranza

Más allá de las fronteras del espacio. Hacia una arquitectura multidisciplinar Juan Andrés Sanchéz García

[Estética-Topográfica] Apología al espacio laberíntico. El reencuentro simbólico de la arquitectura con la experiencia mítico-sagrado Javier Figueroa Pelayo

Utopía: La enseñanza en el Taller de diseño Arquitectónico Eunice del C. García García Luis Antonio Estrada SalazarOmar Parra Mendoza

Valoración de la arquitectura tradicional del centro histórico de Coatepec, Veracruz Eva Acosta PérezAna Aurora Fernández Mayo

[RESEÑA]Reseña de actividades 1er Foro Estudiantil Eunice del Carmen García García Eduardo Mijangos Martinez

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ContenidoDirectorioREVISTA RUA

RUA, año 9, número 17, Enero - Junio 2017.RUA es una publicación semestral editada por Dr. Arq.Daniel Rolando Martí Capitanachi. Diego Leño No. 12, Centro Histórico, C.P. 91000, Xalapa, Ver.

Editor responsable: Dr. Arq. Daniel Rolando MartíCapitanachi. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No.04-2009-070213393100-102. ISSN 2007-3992. Licitud de Título y Licitud de Contenido No. 14800, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX No. No aplica.

Impresa por Imprenta Industria Gráfica Internacional SA. de CV. Av. Arco Vial Sur #102, int, b, Col. Lomas Verdes C.P 91194 Teléfono (045) 2281416256, Xalapa, Veracruz. Este número se terminó de imprimir en el mes de Junio de 2017, con un tiraje de 700 ejemplares.

Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.

Queda estrictamente prohibida la reproducción total oparcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor.

Comité EditorialDr. Arq. Daniel R. Martí CapitanachiDr. Arq. Mauricio Hernández Bonilla Dr. Arq. Gustavo Bureau RoquetDr. Arq. Fernando N. Winfield ReyesMtra. Arq. Ana María Moreno Ortega

Consejo EditorialDr. Arq. Roberto Goycoolea Prado Universidad de Alcalá de Henares, EspañaDra. Arq. Margarita de Luxán G. Universidad Politécnica de Madrid, EspañaDra. Elvira Maycotte Pansza Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, MéxicoDra. Arq. Martha Chávez Anguiano Universidad de Colima, MéxicoDra. Arq. María Teresa Pérez Bourzac Universidad de Guadalajara, MéxicoDra. Beatriz Eugenia Rodríguez Villafuerte Universidad Veracruzana, MéxicoDr. Arq. Ricardo Pérez Elorriaga Universidad Veracruzana, México

Panel de árbitros externos:Mtra. Arq. Harmida Rubio GutiérrezDr. Arq. Iván San Martín CórdovaDr. Arq. Daniel González Romero Dra. Arq. Bertha Lilia Salazar MartínezDra. Arq. Eunice del C. García GarcíaMtro Arq. Ramón Guillermo Segura ContrerasMtro Arq. Rhett Alexandr Cano Jácome

Coordinador de este número:Mtro. Arq. Rhett Alexandr Cano Jácome

Diseño editorial:Diana Rodríguez MendozaRuth Lara Pérez

Diseño de portada y contraportada:Diana Rodíguez MendozaRuth Lara Pérez

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Prada Poole: por tierra, mar y aire (3 utopías para el s. XXI) JM Reyes

Museo Judío de Daniel Libeskind: La utopía desde la función de la memoria Edgar M. Alemán AlonsoRamón Guillermo Segura Contreras

Arquitectura lacerada. De la utopía a la distopía Ruben Jacinto Mondragón

Urbanización: la utopía contemporánea Adrián Ortiz Luna

Entorno Humanos: La utopía de una especie Álvaro Reyes Ortiz

Filosofía, proceso y argumento hacia la utopía Ruth María Grajeda Rosado Ismael Lara Ochoa Máx Mondragón Olán

La ciudad a través de las utopías urbanas y la distopía literariaDiana Rodríguez Mendoza

La utopía del urbanismo social José Rafael Altamirano Martínez

Escenarios promisorios en el espacio discursivo del desastre Heidi Lizbeth Monroy Carranza

Más allá de las fronteras del espacio. Hacia una arquitectura multidisciplinar Juan Andrés Sanchéz García

[Estética-Topográfica] Apología al espacio laberíntico. El reencuentro simbólico de la arquitectura con la experiencia mítico-sagrado Javier Figueroa Pelayo

Utopía: La enseñanza en el Taller de diseño Arquitectónico Eunice del C. García García Luis Antonio Estrada SalazarOmar Parra Mendoza

Valoración de la arquitectura tradicional del centro histórico de Coatepec, Veracruz Eva Acosta PérezAna Aurora Fernández Mayo

Reseña de actividades 1er Foro Estudiantil

Eunice del Carmen García García Eduardo Mijangos Martinez

Plan Voisin, Paris, France, 1925, por Le Cobusier : Fuente: https://goo.gl/OYjEQ8

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Prada Poole: por tierra, mar, y aire (3 utopías para el s. XXI)

J.M. Reyes

Utopías realizables

Recientemente, J.M. de Prada se declaraba en público como “utopista numérico”. Se trataba de un acto en el MNCARS (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía) dentro de la celebración de la exposición “Nueva Babilonia” que mostraba la obra de Constant.

Todos sabemos que las utopías sirven para poner en relación la filosofía con sociedades ideales a través de la organización del espacio. Espacio que, casi siempre deviene en un modelo urbano o ciudad. Sin embargo, todavía hay quien cree que lo utópico es directamente lo imposible. Y sólo, porque siempre se trata de generar sistemas generales completos y “de nuevo cuño”....

Relacionar el mundo de las ideas con el universo de lo cotidiano no es cosa fácil (las utopías son imágenes terminadas, ciudades sin grúas ni operarios, ajenas a las condiciones que afectan al desarrollo. Las utopías no suelen considerar el proceso constructivo), pero es algo que se viene intentando de antiguo por toda clase de poderes y organizaciones políticas.

Platón nos cristalizaba su República en territorios Atlantes, Sto. Tomás su existencia espiritual en la Ciudad de la Luz, y Moro, criticaba su realidad política a través de una isla inexistente. Todas ellas, propuestas ideales y difíciles de alcanzar, pero que bien podrían servir de guía a avezados navegantes.

Con el Renacimiento y sus Ciudades Estado, se empezaron a estrenar algunas

ciudades ideales. Y la misma América que le sirve a Moro de inspiración, sirve a La Orden de Jesús para fundar sus Misiones. Después, la Ilustración insufla un mayor impulso a estas ideas desde sus tribunas iluministas y, al fin, tras 3 Revoluciones (Francesa, Industrial y Rusa), nos encontramos con Owen, o Miltjiutin (entre otros) que tratan de poner en práctica por todos los medios sus planos y mapas en pos de ciudades multipolares, lineales, o hipodámicas, que no son otra cosa que la plasmación de ciertas organizaciones sociales sobre un espacio que nuestra especie sea capaza de dominar.

Pero, si entonces fueron casi siempre las condiciones de producción y reparto de bienes los parámetros más destacados al definir estos sistemas generales, tras la explosión de Hiroshima y el advenimiento de la sociedad de consumo han sido otros aspectos sociales los que han servido para definir otras utopías recientes. Constant nos propone el “Homo Ludens” (de Huizinga, 1938) y nos enfrenta a una producción totalmente robotizada, donde la especie humana debe dedicarse a manifestar su entidad a través del arte como la mayor de las bendiciones existenciales; y, Jona Friedman nos ofrece su “Arquitectura Móvil” (Casterman, 1970) como el medio urbano donde el ser humano podrá llegar a realizarse plenamente con solo acceder al disfrute que le aporta la intercomunicación de experiencias culturales y festivas con sus semejantes.

Es el mismo Friedman, el que en su libro “Utopías Realizables” (Paris ,1975) indica

el cómo y cuándo se puede llegar a manifestar esta clase de sociedad, y el Centro George Pompidou de París, bien pudiera ser parte material de aquel mundo que en los 60 del s.XX abogaba por este modelo de sociedad (C. Price, Archigram, archizoom).

Pero, después de aquello han ocurrido más cosas, y fue justamente la primera crisis de la energía (1972) la que estranguló toda aquella euforia (justo durante la fabricación y puesta a punto del Bobeaurgh), con lo que la propuesta en sí quedo en suspenso total. La conciencia ecológica y la preocupación general por los recursos energéticos surgió justo en aquellos años, y desde entonces, la postura del ser humano ante la naturaleza es la que pone en jaque a nuestra civilización ante la inminente destrucción del planeta por nuestra especie.

Como veremos a continuación, Prada Poole es uno de los pocos pensadores contemporáneos capaces de reaccionar con profundidad ante este cambio de paradigma. Sus propuestas urbanas para nuevos asentamientos humanos son siempre tan artificiales como las utopías mencionadas anteriormente, pero ahora, además, el respeto y la relación con la naturaleza son el paradigma que marca la construcción del discurso teórico.

Es cierto que la ciudad-jardín del XIX, la Ciudad Lineal constructivista, o la Ville Radieuse de Le Corbusier contemplan la vegetación como algo que debe formar parte del planeamiento urbano, pero en las ciudades de Prada Poole, además, se considera el reciclaje y la

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Museo Judío de Daniel Libeskind: La utopía desde la función de la memoria

Tomás Moro (1478-1535) declaró en 1516 un posible mundo imaginario a través de la utopía, y con esta finalidad se aisló a un pasado mítico y heroico que pese a la distancia no se ha perdido. Sin embargo, la enumeración de pasos a seguir para lograr ésta conexión esencial que la utopía ofrece —si pensamos por ejemplo en el lugar Aristotélico—ha conllevado un determinismo polar que pretende sin compromiso pero con mucha voluntad adentrarse en una zona de conflictos: sueños que lo acercan a la ficción, además de símbolos, metáforas e interpretaciones socio-culturales siempre cambiantes.1

A partir de una cuidadosa revisión histórica de la arquitectura enfocada en su dimensión ética puede dar luz a la interpretación que, con base en las diferentes situaciones de crisis o coyuntura, reflejan los espacios que en un momento dado resultaron icónicos para una época.

De este modo, la arquitectura se vuelve una representación física de largo alcance vinculada a una visión de mundo; su significado, entonces, se halla cifrado en la manera de comprender el estado de las cosas según los cambios de pensamiento relacionados con el lenguaje ya sea político o simbólico. En este sentido, es importante considerar la responsabilidad del arquitecto con la concepción y edificación de los

Edgar M. Alemán Alonso

Ramón Guillermo Segura Contreras

1 Cfr. Ricoeur, Paul. Ideología y utopía. El teórico francés ha señalado: “ En cuanto al concepto de utopía, también éste tiene una connotación despectiva. Se lo considera como una especie de sueño social que no tiene en cuenta los primeros pasos reales y necesarios para seguir un movimiento en la dirección de una nueva sociedad. A menudo una visión utópica se considera como una especie de actitud esquizofrénica frente a la sociedad, como una manera de escapar a la lógica de la acción mediante una construcción realizada fuera de la historia y también como una protección contra todo tipo de verificación por parte de la acción concreta.” (2008:45).

Figura 11: Vista aérea Fuente: https://goo.gl/rqlKnT

Figura 12: Interior Fuente: goo.gl/mktj4Icontent_copy

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Arquitectura lacerada: De la utopía a la distopíaRubén Jacinto Mondragón

Introducción

Lo que se conoce como “el auge petrolero del Sureste de México”, consistió en una dramática expansión de la industria petrolera en aquella región, que tuvo lugar durante los años setenta y los primeros años de la década actual [años ochenta]. El proceso de “modernización” recibió así un poderoso estímulo.1

Dentro de los acontecimientos históricos que bifurcaron la estructuración social, económica, política y cultural al estado de Tabasco, el referente más avasallador y del cual pende hasta hoy en día la dinámica del Estado, se empezó a gestar con el descubrimiento del oro negro. De acuerdo a Tudela, las dinámicas forzadas en cuanto al concepto de modernización2 implementados en Tabasco a mediados del siglo pasado, sometieron al Estado a un “desarrollo deteriorante”3 generando un período hegemónico cuyas consecuencias negativas se perciben hoy en día en el plano socio ambiental y en el quebranto de las condiciones de vida en varios de los sectores de la población.

El auge petrolero trasfirió diversas expresiones arquitectónicas, espejos formales del centro de la República. Manifestaciones, que al tener el estigma de construirse en un periodo difícil, ha generado el abandono y destrucción de los mismos, es decir, un espacio lacerado. La historia no logra develar que este periodo también fue crucial para la constitución de un espacio que aún no ha terminado de conectarse con las subjetividades y colectividades actuales, principalmente por la carga fuerte de indiferencia que

tienen, debido a la dramática génesis con que fueron concebidos.

La historiografía, desde un punto de vista filosófico, plantea las consecuencias de un orden y un desorden espacial, los cuales, convenientemente manejados, explican y acercan al hombre con la naturaleza espacial, no en su totalidad sino en una parte de ella.4 ¿Acaso no es en el auge petrolero y cacaotero donde obtendríamos las conexiones estéticas que aún no han podido llevarse a cabo dentro del espacio contemporáneo? Valery nos dice que la Belleza, diríamos la arquitectura lacerada, es un espécimen raro, difícil de conseguir si no es contra sí misma.

Dentro de la década a disertar son pocos los antecedentes fidedignos de la génesis arquitectónica, por lo que se vuelve complejo el estudio arquitectónico, añadiendo además, que la década de los setenta, para Tabasco, se presenta como una vorágine de fenómenos ajenos a la localidad, por lo tanto el concepto de belleza acontece como proceso narrativo y acto de experiencia, tal como la contempla Foucault.

Las diversas conexiones de la arquitectura lacerada se plasman en lo que Deleuze llama plano de inmanencia, partiendo del doblez, la fragmentación y cohesión espacio – temporal, utilizar esta herramienta conceptual permite reflexionar el espacio arquitectónico en su concepción caótica. De igual manera, las cargas afectivas en la arquitectura constituyen pautas antropológicas, como lo advierte Hall en La dimensión

oculta, son pautas culturales ocultas, expresadas en actos comunicativos entre sujetos y sus distintas formas de percepción.

La arquitectura lacerada se apropia de los diferentes mundos perceptivos5, construyendo una nueva realidad histórica. La transformación urbana a partir de la actividad petrolera, cacaotera y coprera desencadeno otras visualizaciones en los gestos, olores, sabores, relaciones espaciales y temporales de los pobladores.

En la medida que los universos perceptivos se confrontan durante los setenta, el cacaotero, industrial y petrolero, se derivan códigos éticos y lingüísticos–visuales distintos a los existentes, reafirmando la importancia de lo arquitectónico y constituyéndose una colectividad con dos realidades. La arquitectura en la ciudad de Villahermosa tiende a arroparse en una carrera contra ella misma y su “aparente” transformación.

De la utopía a la distopía

De acuerdo a la Real Academia Española, se designa como utopía a un proyecto, doctrina o sistema cuya realización resulta difícil. También,

1 Tudela, Fernando et al. La modernización forzada del trópico: El caso de Tabasco. Colegio de México. México. 1989. Pág. 2382 En palabras de Habermas es justo decir que la modernización como proceso de evolución social es un patrón que neutraliza el espacio y el tiempo, y es que, la modernidad no es la misma en todas partes. Esta es quizá la vertiente de porque la modernidad no llego a América Latina. Estamos inmersos en una modernización cuyo sentido es la explotación de los recursos naturales, la apreciación del capital como valor social, la homogeneización de lo social, las ciudades latinoamericanas son destinadas de manera peyorativa a formar parte de un constructo nihilista.3 Ibíd.Pág. 4394 Valéry, Paul. Eupalinos o el arquitecto. UNAM. México. 2007. Pág. 705 Hall, Edward. La dimensión oculta. Siglo Veintiuno. México. 2007. Págs. 16 –20.4 Valéry, Paul. Eupalinos o el arquitecto. UNAM. México. 2007. Pág. 705 Hall, Edward. La dimensión oculta. Siglo Veintiuno. México. 2007. Págs. 16 –20.

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Urbanización: la utopía contemporánea Adrián Ortiz Luna

Introducción

En la historia de la humanidad se han descrito de distintas formas los ideales a seguir de la sociedad: belleza, valores, comportamiento, entre otros mediante pinturas, obras literarias o representaciones teatrales. Una de estas formas de construcción ideal es la utopía que en el imaginario colectivo se asocia directamente con la arquitectura debido al sentido creador de dicha profesión. Es importante señalar que la relación del concepto utopía con la arquitectura y la ciudad puede responder a tres grandes niveles de conocimiento: el aspecto filosófico, que describe valores, aptitudes y organización jurídico-política de una sociedad; el aspecto formal, que atiende al proceso creativo y al resultado proyectado; y el aspecto económico, que responde a los procesos productivos y las relaciones sociales derivadas de los mismos.

Abordar el tema de la utopía es necesario debido a la multiplicidad de disciplinas a las que se tienen que acercar los profesionales de la arquitectura para desarrollar un proyecto con esta temática, sea gráfico e idealista o teórico y con fundamentos para su aplicación. En este sentido y para acotar el tema, el presente artículo explora la relación entre la utopía y la ciudad contemporánea: explorando las causas que originaron la urbanización y dándole sentido a un posible ideal de la mejora colectiva de las condiciones de vida a todo aquel habitante de los centros urbanos. Sin embargo existe una fuerte contradicción en habitar la ciudad cuando esta encarna la utopía contemporánea: habitar el no lugar

define y explica la actual crisis urbana, vivida principalmente en las ciudades latinoamericanas y de los países emergentes: falta de servicios, altos índices de criminalidad, privatización del espacio público y el alto costo, económico y físico, que los habitantes urbanos deben de pagar por ser parte de dicha utopía.

Urbanización

La urbanización es un fenómeno social y productivo iniciado a partir de la industrialización de las ciudades lo que generó un cambio en el patrón de ocupación espacial y privilegiando la concentración demográfica y la acumulación de riqueza (Romo & Llovera, 2012: 11–12) lo cual, sumado al desarrollo tecnológico y la evolución de la economía capitalista durante la segunda mitad del siglo XX, convirtió a la ciudad en la utopía contemporánea: el lugar de oportunidades para todo el mundo. Lo urbano se entiende como “todo asentamiento que tenga un tamaño, una densidad de población y una estructura de empleo determinados, principalmente no agrícolas” (Johnson, 1980:13), y que al concentrar las oportunidades y la riqueza producida por los distintos sectores económicos representa la oportunidad para acceder a un mejor nivel de vida. La razón principal para hablar de una utopía contemporánea radica en la normalización de la condición urbana como fenómeno y característica poblacional iniciada en el siglo XX, y que actualmente constituye uno de los mayores retos a resolver: cómo satisfacer las necesidades de consumo de la sociedad urbana permitiendo

el acceso a las oportunidades de forma democrática y el equilibrio ambiental.

El grado de urbanización en la República Mexicana para el año 2010 era el 72.3% del total de la población nacional 112,33 millones de mexicanos (Inegi, 2010: 3), cifra que contrasta con el 36.6% de población urbana registrada en 1960 y con una población de (CONAPO, SEDESOL, 2012: 22). A nivel global, de acuerdo al Banco Mundial, el porcentaje de población urbana fue de 51.24% (Banco Mundial, 2016), cifra que crece año con año, en un fenómeno irreversible.

Utopías

Antes de continuar construyendo la idea de la ciudad referida como la utopía contemporánea se hará un breve análisis histórico del concepto utopía para entender la evolución del concepto y si ha cumplido su objetivo de guiar a la humanidad hacia un mejor mundo.

Los ejemplos son amplios y diversos, uno de los primeros ejemplos es la construcción de La Torre de Babel que aparece en el libro del Génesis, y que en una de sus explicaciones serviría para explicar el fenómeno actual: de trabajar en conjunto para lograr un objetivo común, alcanzar el cielo, a encontrar las diferencias con el otro, desentenderse y separarse, cada pueblo trabajar para lograr su propia utopía. El referente obligado en esta temática es Tomás Moro y su obra Utopía en la que describe la vida y organización de los utópicos, obra escrita como una crítica a la sociedad inglesa del siglo XVI. Ya en el siglo XVIII aparecen los modelos de ciudad que buscaban responder

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Entornos humanos: La utopía de una especie Álvaro Reyes Ortiz

Introducción: Condicionantes para el desarrollo de entornos humanos

Durante el proceso evolutivo de las especies, la selección natural se ha encargado de regular la existencia a través de la resiliencia que las especies manifiestan hacia las condiciones del espacio-tiempo en el cual habitan. De esta forma, los sujetos de rápida adaptación a dichas condicionantes pueden continuar con su desarrollo y dar paso a otras nuevas. El ser humano no es la excepción a estas leyes naturales. A partir de la aparición del primer homínido, cada modelo consecutivo es uno mejor equipado para la supervivencia que el anterior. Partiendo de esta premisa, el caminar erguido fue el detonante que liberó nuestras manos y nos permitió mirar más lejos, así, estas nuevas especies de homínidos determinados a sobrevivir, comenzaron a elaborar a través de la naturaleza artefactos (herramientas) a partir de un modelo cerebral más complejo, la inteligencia comenzó a retirar caracteres físicos innecesarios: los brazos largos, el pelaje, etcétera, para sustituirlos por una anatomía más fina y al mismo tiempo vulnerable ante hostilidad de naturaleza. Si se compara la anatomía de otras especies con la de cualquier homínido, este sería incapaz de competir cuerpo a cuerpo en la lucha por la supervivencia, pero, la inteligencia, la capacidad de inventiva, y la creatividad propia del ser humano lo que le ha permitido hacerle frente a la hostilidad de la naturaleza.

Estos nuevos seres recibieron de la naturaleza una capacidad “superdotada”; quizá una anomalía

en el código natural, que se ha ido perfeccionando durante miles de años. La manufactura de los artefactos (herramientas) mejoró, Y con ellas nuestra endeble anatomía se fortaleció, diseñando todo aquello que les hacía falta para defenderse de los peligros y protegerse de las inclemencias del tiempo o de las amenazas de los depredadores, posteriormente gracias al dominio del fuego, los grupos humanos se fortalecieron permitiendo que la especie se multiplicase y desarrollara un estado de conciencia, paralelo a lo instintivo, que los llevó a formar sociedades, grupos de individuos cada vez más conscientes del entorno que los rodea.

Aquellos primeros grupos de homo sapiens comenzaron a explorar el paisaje, siguiendo las rutas de migración de los animales que ellos cazaban. Durante ese andar la especie buscaba aquellos lugares que le procuraran una posición segura y más cómoda, se trataba de encontrar formas dentro del relieve del paisaje que brindaran protección, un refugio quizá. Esto último se refiere a los estadios primitivos de la arquitectura: la cueva y el nido. Según Sou Fujimoto en su obra el futuro primitivo:

“Para la persona (o animal) que lo habita, el

nido puede describirse como “lugar funcional”

acondicionado de forma acogedora. En

cambio, la cuevaes ajena a sus habitantes. Es

un lugar que acontece de manera natural, sin

tener en cuenta si es acogedor o no para

que una persona lo habite. No obstante,

tampoco es un lugar poco apropiado para

vivir.”1

En este sentido la cueva representa un accidente geográfico que el hombre

primitivo considera para solventar una de sus primeras necesidades, la cual es protegerse de la intemperie. Al mismo tiempo la caverna le permite experimentar otras sensaciones, además de la protección que ella le brinda, encuentra en las rocas algunas formas que le producen comodidad y le permiten entender que las pude tomar como satisfactores de una necesidad específica, este es el primer paso hacia la conformación del nido.

Pronto el homo sapiens se alzó como el más apto de los homos para seguir evolucionando, y perfeccionar su habilidad de creación para satisfacer su voracidad como nuevo depredador. La cacería y la recolección demostraron ser el modo más adecuado para la supervivencia. Seguir a sus presas y vivir en constante movimiento dio paso a la descripción del paisaje, y a los primeros lenguajes para dejar marcas, rastros o instrucciones para generaciones futuras. Así se desarrollaron los primeros elementos simbólicos (Monolitos), referencias que empezaron a mejorar cualitativamente el paisaje y marcar sitios de importancia mítico-religiosa o indicados para la caza o ubicación. A partir de este momento el hombre comenzó su andar hacía un entorno onírico y surreal, se dio cuenta de su capacidad de modelar y reconfigurar el paisaje a voluntad, para generar los primeros nidos territoriales.

Con el descubrimiento de la agricultura el hombre primitivo paso de un estado de cazador/recolector errante (nómada) al de un agricultor asentado en un sitio de condiciones generosas 1FUJIMOTO, Sou (2008) Futuro Primitivo. Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla: Proyectando Leyendo.https://proyectandoleyendo.wordpress.com/2010/05/25/futuro-primitivo-sou-fujimoto/

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Filosofía, proceso y argumento hacia la utopía Ruth María Grajeda Rosado

La utopía, desde un punto de vista general, tiene como objetivo buscar la excelencia del ser humano y en sus tres relaciones: interpersonal, extra-personal y con el medio ambiente, con el fin de darle coherencia a su existencia, resolviendo preguntas formuladas en filosofía desde la visión de Ernst Bloch (1918).

El término UTOPÍA no es un término nuevo, lo observamos desde Platón, en el año 370 a. C., en su discurso “La República”, donde en el Libro VII habla sobre la manera en la que deben vivir los hombres para crear una sociedad justa, y poder lograr con esto, una máxima felicidad en la sociedad, siendo el primer discurso literario de este género, criticando la situación actual en Atenas. En 1516, el nombre Utopía es acuñado por Tomás

Moro en la novela “Libro Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía” (Fig. 25)donde la palabra se deriva del griego, οv (“no”) y τόπος(“lugar”) y significa literalmente “no-lugar”, o como acuña Enrique de Quevedo “no hay tal lugar”, es aquí donde se adopta esta palabra, entendiendo que es la descripción de la sociedad justa e ideal no existente, siendo vigente este significado hasta la actualidad.

Pero, ¿cómo se puede definir algo perfecto, que no existe? Ernst Bloch determina que existen dos polos: uno positivo y otro negativo. El primero intenta consolidar estéticas, ideologías y valores positivos, que sirva para que un estado pueda manejar condiciones de existencias favorables para la humanidad. Mientras que el segundo argumenta desde el punto de vista científico la degradación humana (Clase de filosofía, 2017).

La utopía ha sido fuente inagotable del ser humano en su búsqueda de la perfección, desde las manifestaciones artísticas como la pintura, la literatura en relatos, prosa, poemas; hasta nuestros días con el séptimo arte. Este último se ha visto complementado o favorecido por la arquitectura, brindando un escenario óptimo para los ideales filosóficos y discursos narrativos, logrando una interpretación y representación menos abstracta de lo que busca la utopía en la vida y condición humana.

La creación de estos espacios es

motivada por muchos aspectos y contextos, siendo el contexto cultural el que más peso tiene dentro de su diseño. Definiendo cultura, como el “conjunto de conocimientos e ideas no especializadas adquiridas gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, que caracterizan a una sociedad en un tiempo determinado” (Oxford Dictionaries | Spanish, 2017).

Los valores que confieren a un proyecto utópico pueden ser variados: original, sustancial, adaptable, realista, pertinente, sustentable. Estos valores deben estar ligados a los 3 componentes de la arquitectura: función, forma y técnica.

Según Serra (2004), Ernst Bloch, filósofo alemán, que desde sus escritos “El Espíritu de la Utopía” en 1918 y “El espíritu de la esperanza” en 1959, marca que la utopía tiene tres funciones:

-Hacer crítica de la realidad actual.

-Realizar propuestas utópicas indicando hacia donde caminar, es decir, dar dirección al pensamiento.

-Analizar la posibilidad de realización: esperanza. La fuente de la utopía está en los sueños-soñados-despierto o como Bloch lo llama “el excedente cultural que contiene todas las manifestaciones de la cultura humana”, (Gálvez, 2008).

Si bien en la filosofía, su función no es darnos imágenes sino una manera de proceder con racionalidad y coherencia lógica para una adecuada convivencia social, sea conducido por

Ismael Lara Ochoa

Máx Mondragón Olán

Figura 25: Utopía de Tomás Moro. Ilustración de la 1er edición de 151 del libro “Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía”. Fuente: https://goo.gl/OQlWN0

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La ciudad a través de las utopías urbanas y la distopía literaria

Diana Rodríguez Mendoza

“Utopia has long been another name for the unreal and the impossible”

Lewis Mumford

Introducción

El hombre, por naturaleza, siempre tiende a soñar con algo mejor. Es como se ha dado paso a los grandes progresos que han llevado a la sociedad a explotar sus capacidades de inventiva y solución. La arquitectura y el urbanismo no han estado exentos de este deseo de contribuir a la mejora de la sociedad, y prueba de ello son las propuestas que a lo largo de la historia arquitectos y urbanistas han dado al mundo. Todas son diferentes y responden a los sucesos que acontecían en el momento que fueron concebidas, sin embargo, es posible encontrar ideas en común.

En el siglo XVI, la obra Utopía de Tomás Moro fue publicada y se convirtió en una de las referencias más conocidas de tal concepto. En ella describe cómo sería una sociedad ideal, hablando del comportamiento que los habitantes han de tener, las leyes que han de imperar, el modo de vida, etc.; idealiza cómo el hombre debe vivir para que exista una convivencia siempre armónica.

Posterior a Tomás Moro, se da un auge de pensadores y críticos que se dedican a imaginar su propio proyecto de sociedad y ciudad ideal. Por mencionar algunos autores están Ebenezer Howard con su ciudad jardín, Toni Garnier con la ciudad industrial de 35 mil habitantes (e ideas socialistas que no fueron bien recibidas) y ya más adentrado el siglo XX, Le Corbusier con su Ciudad Radiante.

Sin embargo, el siglo XX, además de ser un tiempo para el desarrollo de utopías urbanas, fue también un periodo en donde el sueño de una sociedad y ciudad ideal fueron motivo de inspiración para otros campos, como se dio en la literatura, propiciando en ella un género que si bien tomó como base la perfección de la utopía, se atrevió a criticar la realidad vivida a través de futuros no deseables: la distopía. Definida por la Real Academia Española como una “representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana”, la distopía como género literario sigue vigente y ha cobrado más fuerza con un incremento de nuevas publicaciones cada año, obras que además de tener un argumento entretenido, narran ciudades con características desconocidas y fascinantes.

A continuación, se describen algunas de las utopías urbanas más conocidas, además de algunas de las obras que son pilares del género distópico, las últimas desde el punto de vista arquitectónico y urbano, enfocando parte de las descripciones sobre la ciudad que a través de la historia, hacen los autores para tratar de guiar al lector. La intención de esto con el propósito de mostrar las similitudes que desde el planteamiento urbano, ambos conceptos comparten.

Utopías

Ciudad industrial (Cité Industrielle)

Propuesta por Tony Garnier a principios del siglo XX, la ciudad industrial se planteaba con una estructura regular y

geométrica, regida por una zonificación de carácter estricto, permitiendo la articulación de ejes de circulación. Emplazada sobre una plataforma queda definida por un perímetro que funciona como muralla, emula la idea de una ciudad compacta (Montaner,1987).

Situada en una preexistente ciudad, tiene una estación central que se sitúa entre ésta y el complejo industrial. En la parte alta se ubica una presa que abastece de energía eléctrica al sector industrial y la ciudad.

Las edificaciones tanto residenciales como públicas se encuentran rodeadas de áreas verdes y sin la presencia de barreras o delimitaciones de la propiedad. En cada barrio se encuentran las escuelas primarias y sobre la ciudad los establecimientos sanitarios (baños públicos como en la ciudad helénica)(Montaner,1987).

La Ciudad Radiante (Ville Radieuse)

Con esta propuesta Le Corbusier proyecta la que para él sería su ciudad ideal, la cual tendría raíces en el modernismo y habría de ser la solución a los problemas que la ciudad, desde tiempo atrás adolecía. Al igual que Tomás Moro, él hace una obra dedicada a lo ideal, con la diferencia que el planteamiento de él fue desde la específica visión de la arquitectura y el urbanismo, tocando menos conceptos sociales como la moral humana, pero finalmente una utopía.

En su proyecto propone una ciudad de tres millones de habitantes, sobre un terreno llano que él considera ideal

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La utopía del urbanismo social José Rafael Altamirano Martínez

Tomás Moro publicaría en 1516 su obra literaria magna “utopía”, cuya aparición marcaría un punto y aparte en la concepción del urbanismo. Dentro de sus páginas, el espacio es la herramienta con la cual moldear una sociedad perfecta. La ciudad está construida explícitamente para conseguir una sociedad justa y feliz. Peña nos señala que sin embargo, desde su planteamiento, los elementos que constituyen este concepto no han cambiado, únicamente han desplazado el énfasis de sus paradigmas, siendo el más reciente de ellos el de la sustentabilidad.1

El concepto de utopía presupone una visión de la realidad en la cual existe un gran “único” mal del cual derivan todos los demás. Una vez que se encuentra “la solución”, los síntomas que trastornaban a la sociedad desaparecen de raíz.

El discurso de los urbanistas dentro de esta visión salvadora, es ofrecer una solución espacial para todos los males. Es una visión que resulta narcisista y que opone dos imágenes antagónicas, la real y la utópica, excluyendo la posibilidad

de que surjan soluciones intermedias.

La ciudad, sin embargo, como la cultura y la vida cotidiana, es una creación colectiva, siempre inacabada y en perpetua trasformación. Cada generación la transforma según sus necesidades o valores. Posee tantas interpretaciones como habitantes albergue.

El espacio urbano permite la interacción de seres extraños entre sí, aumenta la posibilidad de encuentro con similares y disminuye el número de aquellos que se sienten sin lugar en el mundo. Para que esto ocurra la ciudad debe ser entonces un espacio diverso y polivalente, porque es la única manera de que sea inclusiva y tolerante.

Desde esta perspectiva social, la utopía, con su mirada unificadora, se nos presenta como algo no deseable, ya que a la vez que intenta resolver un gran problema con una única solución, elimina toda posibilidad de que exista el caos controlado que da origen a nuestra cultura humana.

Bajo esta reflexión, donde se hace hincapié al aspecto humano, es que nace la filosofía del urbanismo social, que según EDU (Empresa de Desarrollo Urbano de la ciudad de Medellín), implica poner el papel de la arquitectura al servicio de las personas, fortaleciéndolos como usuarios de la ciudad. Rescata al espacio público como punto de referencia y consolida al tejido urbano como un ente que articula los diferentes elementos que constituyen a la ciudad.2

Se trata de proyectos de alta rentabilidad social, la cual se consigue mediante

una arquitectura austera pero robusta, diseñada para que la comunidad se encuentre y apropie de ellas, que reflejen su sentido de pertenencia e identidad respecto a su espacio habitable.

Complementando este enfoque, Peter Brand nos explica que el urbanismo social consiste en invertir en proyectos urbanos puntuales hacia los sectores populares de la ciudad. Argumenta que la ciudad posee una gran deuda histórica con ciertos sectores olvidados, y por tanto debe de apostar por la construcción de obras de infraestructura y arquitectura de gran calidad, de fuerte impacto estético y relevancia social. Se trata de modernizar zonas olvidadas por el desarrollo urbano y convertirlas en parte integral del tejido de la ciudad.3

Esta mirada social respecto a la labor de la arquitectura y el urbanismo no es nueva, sin embargo, ya desde la década de los años sesenta del siglo pasado, la teórica Jane Jacobs en su obra “Muerte y vida de las grandes ciudades” denunciaba la destrucción del espacio público de parte de los planificadores urbanos, quienes al seguir el dogma modernista formulaban la ciudad dejando el aspecto humano fuera de la ecuación. En su deseo de alcanzar la utopía ofrecían soluciones apartadas de la realidad, desde la fría mesa del diseñador. Y en su orgullosa posición de salvadores de la humanidad eran incapaces de admitir que sus proyectos terminaban por generar condiciones más adversas de las que pretendían

1 PEÑA Frade, Nayibe. La arquitectura de la utopía y el urbanismo. Revista Bitácora Urbano Territorial. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. No. 5. p. 46-50. 20012 EDU. Empresa de Desarrollo Urbano. Urbanismo Social. Recuperado de: http://www.edu.gov.co/index.php/edu/notificacionderesoluciones/125.html?date=2004-05-01 (Visto el 7 de abril de 2015)3BRAND, Peter Charles. El urbanismo social de Medellín. Arquitectura. Revista del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Madrid, España. No. 359, p.99-103. 2010

Figura 33: Los Angeles: Antes y después . Fuente: https://goo.gl/CzDsQe

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Escenarios promisorios en el espacio discursivo del desastre

Heidi Lizbeth Monroy Carranza

Introducción

Si bien la utopía se define como el proyecto de una sociedad humana caracterizada por la igualdad, la paz, la justicia, el amor, la fraternidad y todos los valores humanos1, se visualiza la arquitectura como el procedimiento para materializar el ideario propuesto a manera de un nuevo mundo, y con ello, la idea de un escenario para una nueva sociedad2; destaca el espíritu de renovación al momento de concebir la utopía dentro del quehacer arquitectónico, específicamente, al abordar la revisión de la modernidad incluso como paradigma, sin embargo, cuando desde las disciplinas del espacio se aborda el tema de desastres, cabe preguntarse acerca del vacío operativo que cabe en su etapa final, esto es, al referir procesos de reconstrucción, renovación o recuperación.

De hecho, se plantea la necesidad de identificar la evolución del discurso de desastre desde las ideas que guiaron las concepciones colectivas y así, establecer una relación con el trazo urbano y las características morfológicas del emplazamiento en zonas de riesgo; es por ello que las presentes reflexiones tienen como objetivo, desarrollar una mirada diferente en torno al tema de los desastres que, en la prevalencia de la ubicación de viviendas en zonas de riesgos, permita explicar el trasfondo conceptual que, desde el desastre, permita ofrecer posibles alternativas de escenarios promisorios respecto de la continuidad, cuestionamiento o evolución de la idea utópica heredada de la modernidad.

La lógica en el fenómeno de la vivienda ubicada en zonas de riegos parte en gran medida de las decisiones del individuo, las inundaciones constituyen un resultado por desborde de ríos en cuyas riberas se ubican asentamientos humanos; un desastre se identifica como la situación por la cual, se sufren daños y pérdidas, dando como resultado, un desajuste de su estructura social administrativa y política, perjudicando así, la operación dentro de los límites normales y su capacidad para superar la emergencia3; de modo tal que entre sus características, destaca:

a) Su magnitud en cuanto a la duración, altura de los niveles de inundación registrados e impacto en las zonas.

b) Su carácter imprevisible, cuando, a pesar del pronóstico de lluvias y avisos a la población, se presentan situaciones de emergencia y damnificados.

c) Su impacto en cuanto a daños materiales y humanos, incluso, dando lugar al conteo de damnificados, desaparecidos y muertos.

La vulnerabilidad está en función de la disposición de recursos e infraestructura al alcance de la población en situación de riesgo4, por eso en el caso de una construcción ubicada en zona de riesgo por inundación, se identifica que en temporada de lluvias, el riesgo se incrementa, y que de suceder, sería consecuencia del fenómeno natural correspondiente a las lluvias o bien, al aumento de volumen en el cauce del río, mientras que la vulnerabilidad y el riesgo están en función de las viviendas

ubicadas en las márgenes de dicho río o bien, en cercanía o localización en zonas afectables por inundación5.

I. Enfoques desde el discurso del desastre

Al abordar los desastres en un sentido complejo, se reclama la orientación metodológica para reconocer ciclos en la historia6, y así, se fundamentaron interpretaciones míticas de deidades asociadas con la destrucción, así como también, se desarrolló la concepción providencialista dominante en donde los desastres se debían a la ira de Dios7,

y así, el caso del Dios Tajín en la región de Papantla en el estado de Veracruz, México; asociado desde el significado de su nombre, al rayo o trueno en lenguaje totonaca; a este respecto, la cosmogonía de la etnografía indígena americana describía un ambiente donde los fenómenos meteorológicos po-seían disposiciones perceptivas, apetitivas y cognitivas, de esta manera, la orientación perspectivista explicó a la distancia del tiempo, que la manera en como se observa al otro, era

1 Roguel, Héctor. Diccionario de Filósofos. Doctrina y errores. Editorial Porrúa. Distrito Federal. México. 2007. Página: 580. Lara, Fernando Luiz. Incomplete utopias: embedded inequalities in Brazilian modern architecture. Publicado en Architectural Research Quarterly. Cambridge University Press. Año 2011. Vol. 15. Número 2. Página 131.3.Lugo Hubp, José e Inbar, Moshe. Desastres naturales en América Latina. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México. 2002. Página 19.4. Lugo Hubp, José e Inbar, Moshe. Desastres naturales en América Latina. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México. 2002. Página 19.5. Reinterpretación a partir de Lugo Hubp, José e Inbar, Moshe. Desastres naturales en América Latina. Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México. 2002. Página 13.6. Wolf, 1987. Citado por Rodríguez Velázquez, Daniel. Desastre y vulnerabilidad. Entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. Publicado en Los desastres en México. Una perspectiva multidisciplinaria. Universidad Iberoamericana y el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México. 1998. Página 26.7. Rodríguez Velázquez, Daniel. Desastre y vulnerabilidad. Entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. Publicado en Los desastres en México. Una perspectiva multidisciplinaria. Universidad Iberoamericana y el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México. 1998. Página 26.

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Más allá de las fronteras del espacio. Hacia una arquitectura multidisciplinar

Desde Tomás Moro, el término utopía hace referencia a una sociedad ideal y por ende inexistente; sin embargo cuando se traslada este concepto a la arquitectura, no como una noción lejana y perfecta sino como un principio necesario de diseño y construcción, se debe hacer referencia a lograr una articulación de lo tangible y lo intangible, es decir una unión multidialógica que manifieste el verdadero ideal de la arquitectura.

Utopía en arquitectura no debiera verse como un sueño inalcanzable sino como laarticulación habitable y espiritual con el ser en todas sus dimensiones, y es esta relación la que permite que la arquitectura sea utópica. Como refiere Lewis Mumford, utopía pareciera un concepto irreal o imposible, cuestión que años más tarde Paul Ricoeur analiza, planteando también la relación existente entre ideología y utopía en Utopias and Dialogies.

La arquitectura se ha valido de diferentes disciplinas para cuestionar y reflexionar sobre su mismo propósito y organización. Al enlazar los distintitos enfoques es posible ver a la arquitectura como un ideal, un sueño o una quimera hecha realidad.

Para visualizar la naturaleza de la arquitectura es necesario partir de la complejidad de este término. Cuando se ingresa a la licenciatura de arquitectura, una de las primeras discusiones académicas con las que se confronta el estudiante, es definir precisamente a la arquitectura misma. El alumno se encuentra en crisis por intentar asumir si la arquitectura pertenece al núcleo

científico, al núcleo artístico o en su caso a ambas.

El sistema académico ha colocado a esta profesión en áreas de conocimiento de ciencias exactas, humanidades y también en las artes, sin embargo no se puede fragmentar el conocimiento de la arquitectura de esta manera puesto que se formarían arquitectos con una sola visión, un solo enfoque, y en su caso, una perspectiva de cuestionar y reflexionar los problemas ante los cuales el alumno se enfrenta en la vida profesional; cabe aclarar que no es malo tener una directriz en cuanto a la apreciacion de la arquitectura, pero al ser una disciplina compleja se debe asumir los principios hologramáticos, recursivos y dialógicos a los cuales hace referencia MorÍn (1990).

Como refiere el Braulio Hornedo: “Esta absurda dualidad lleva a creer que las universidades al estar divididas administrativamente en ciencias y humanidades, fueran de esta manera una representación de los fenómenos reales y condicionaran sus diferentes modelos cognitivos a sus respectivas y muy estrechas miradas de especialistas”. (Hornedo Rocha, 2017:3)

Así como el conocimiento, el estudio de la arquitectura no se puede comprender sin tomar en cuenta disciplinas adyacentes, en otras palabras debe pensarse desde una complejidad que amalgame saberes en una gran red cognitivia; no se puede edificar sin matemáticas y sin nuevas tegnologías, diseñar sin los principios básicos creatividad, dibujo y composición, entender al ser sin de

filosofía o psicología, planificar ciudades sin un conocimiento de geografía.

Para generar a una aproximación a la naturaleza compleja de arquitectura, es necesario retomar sus premisas que manifiestan el punto medular de ésta: Kahn(1957) menciona que “la arquitectura es la creación meditada de espacios. (...) La renovación continua de la arquitectura proviene de los cambios en los conceptos de espacio”. Zevi menciona que “la bella arquitectura es aquella que posee un espacio interno que atrae, eleva y subyuga espiritualmente a las personas y expresa que lo importante es establecer que todo lo que no tiene espacio interno no es arquitectura” (Zevi, 1981: 26).

Se entiende entonces que el punto medular de la arquitectura es el espacio, mismo que sólo refiere a lo arquitectónico; entonces se expresa al espacio arquitectónico como la sustancia o principio de la arquitectura misma.

Se debe interpretar el espacio para capturar la esencia de cualquier obra arquitectónica ya que, “tomar posesión del espacio, saberlo ver, constituye la llave para ingresar a la comprensión de los edificios” (Zevi, 1981:20). Así mismo, tanto en la didáctica y como en el ejercicio de la arquitectura, es necesario partir de las diferentes vertientes y de la complejidad que tiene este concepto.

Hablar de espacio es una discusión extensa; prueba de ello es que los presocráticos se oponían a la relación entre espacio y materia como

Juan Andrés Sánchez García

RUA 17. ENERO - JUNIO 2017 [ 47 ]

[Estética-topográfica] Apología al espacio laberíntico. El reencuentro simbólico

de la arquitectura con la experiencia mítico-sagrada Javier Figueroa Pelayo

“Cerrando el monstruo bajo de tal techo Y casa tan difícil y enredada, Que quede á su contento satisfecho. A Dédalo la obra [Laberinto] fue entregada, En el arquitectura entre mortales Ingeniosa persona y señalada Edificóla, y puso los umbrales A diversos caminos rodeando: Cuando salía, borraba las señales.” 1

Ovidio (Metamorfosis, 8 d.C.)

Introducción

El retorno de la metafísica utópico-laberíntica y estética topográfica Los laberintos considerados manifestaciones metafísicas enigmáticas, versátiles y místicas

en la historiografía arquitectónica, representan una triple metafísica arquitectónica: 1) la metafísica de la historia2 de la arquitectura, pues todo ser espiritual se encuentra en constante flujo respecto a la eterna dualidad espacio/tiempo; es indiscutible que simbolizan la sabiduría poética-mitológica de distintas regiones geográficas y divinizan o sacralizan el paisaje; 2) los laberintos por sus cualidades geométricas, sensoriales y morfológicas encarnan la metafísica del arte y de lo bello3, pues su potenciación metafísica henchida de cualidades atmosféricas y encantadoras son producto de dos vitales actos

intelectivos: fantasía e imaginación que son la sustancia que permite que los laberintos oscilen entre lo apolíneo y lo dionisíaco; y 3) los espacios laberínticos son modelos canónicos4que poseen cualidades estéticas y topográficas, es decir, responden a una metafísica topoestética que oscila entre el espacio mítico, el espacio teorético y el espacio estético. La topoestética del laberinto es manifestada a través de la metafísica de la historia de la arquitectura, prueba de ello es revelada desde el laberinto dedálico, pasando por el laberinto teórico kircheriano, el laberinto dantesco, el laberinto paisajístico, hasta llegar a los modelos subterráneos de arquitectura contemporánea.

Figura 38: Pintura de Laberinto del artista inglés Dan Seagrave, 2009. De acuerdo a su estética topográfica y morfología ontológica-espacial, la esencia de este laberinto es barroca con diferentes conexiones y parajes imaginarios. La presente pintura muestra la dinámica topológica espacial del laberinto.

1Véase la obra Las Metamorfosis Tomo I de Publio Ovidio Nasón, Traducción al verso castellano por Pedro Sánchez de Viana, 1887, Madrid, España, Librer“a de la Viuda de Hernando y C. p. 336. Se sabe que dicha obra fue escrita en el año 8 d.C., y se le considera como una de las joyas pilares de la literatura mitológica romana, además de ser una fuente de invaluable valor poético y mitográfico en la Edad Media y Renacimiento. De acuerdo la historiograf “a eurocéntrica y en referencia al mundo greco-romano, el arquitecto Dédalo a la par de Ictinos, Eupalinos de Samos e Hipodamo de Mileto se les considera como los primeros constructores con registros arqueológico-arquitectónicos 2Véase la obra Ontolog“a I. Fundamentos de Nicolai Hartmann, Traducción del alemán al español por José Gaos, 1954, Ciudad de México, México, Fondo de Cultura Económica. pp. 28-29. La obra original se titula Zur Grundlelung der Ontologie de 1934. Nicola Hartmann define la metaf “sica de la historia como: «Todo ser espiritual está en flujo. Tiene historia. La historia no es, sin duda, sólo historia del esp“ritu, pero s“ siempre ಯtambiénಯ historia del esp“ritu sin el factor del esp“ritu no se diferencia fundamentalmente del curso de la naturaleza... Ahora bien, el proceso de la historia está anexa la vieja cuestión del de dónde y el adónde... El proceso histórico es, en efecto, de suyo un proceso estratificado, que encierra la vida f “sica y económica de los pueblos tanto cuanto la espiritual».3Op. Cit. Nicola Hartmann define la metaf “sica del arte y de lo bello como: «El reino de lo bello no es un mundo al lado del mundo real. La naturaleza, el hombre, la vida, con sus involuntarias comedias y tragedias, todo lo que puede llegar a ser del conocimiento, puede llegar a ser también objeto de la contemplación y del goce estéticos... El objeto art“stico es un objeto estratificado en todos los dominios de la creación art“stica. En la piedra escultóricamente modelada aparece la figura en movimiento, aparece la fuerza, la vida y la gracia. En la palabra poéticamente modulada aparecen figuras de carne y sangre, pasiones, escenas, destinos... la obra es lo único dado. De ella mana la magia del aparecer». P.p. 26-274Cfr. la obra Sicolog“a del espacio de Abraham moles y Elisabeth Rohmer, Traducción del francés al español por Enrique GrillóSolano y Ma. José Méndez Tiista, 1972, Madrid, España, Colección orbe 14. pp. 164. Moles y Rohmer dedican dos cap“tulos al estudio de los laberintos como manifestaciones topológicas del espacio, sin embargo, enfatizan la relevancia histórica del laberinto como parte de las artes del espacio a practicar en el futuro.

RUA 17. ENERO - JUNIO 2017 [ 53 ]

Utopía: La enseñanza en el Taller de diseño arquitectónico

“La Utopía está en el horizonte...Si yo camino 10 pasos ella se aleja 10 pasos, y sé que, entre más la busco, nunca la encontrare, porque ella se va alejando a medida que yo me acerco...Buena pregunta: ¿entonces para qué sirve la UTOPIA? ¡LA UTOPIA SIRVE PARA ESO! ¡PARA CAMINAR!” Eduardo Galeano (fragmento de entrevista)

Con esta frase tan peculiar se da inicio a esta breve opinión que aborda el por qué enseñar “utopía” en el Taller de Diseño Arquitectónico es fundamental para el desarrollo de la imaginación y la creatividad, permitiendo con ello incurrir en la generación de nuevas formas de vivir el espacio.

Si bien en el transcurso del tiempo, por su tradición académica, así como por la labor social que ha brindado a la comunidad pudiera considerarse que los planes de estudio de la Facultad de Arquitectura Xalapa (UV) están orientados hacia la corriente racional (funcionalista) de la arquitectura, existen también, sobre todo en la actualidad, nuevas visiones que intentan lograr que el alumno experimente con soluciones que se pudieran tildar de utópicas. Esto va en el sentido de generar una búsqueda de nuevos mecanismos que apoyen al futuro arquitecto en la génesis del proyecto arquitectónico, dotándolo de las herramientas necesarias apropiadas a nuestra época.

Pero surge la pregunta ¿qué es la utopía? con el fin de intentar aclarar y evitar en lo posible definiciones estrictas y rigurosas, se puede

entender como la búsqueda del mundo perfecto, por ende, de ahí estriba su imposibilidad para llegar a ella.

La utopía por excelencia está en conflicto con la realidad1, busca la felicidad desde San Agustín y su “Ciudad de Dios” pasando por la “búsqueda de la redención humana” según Tomás Moro pero además “depende de todo el conjunto de voluntades” según nos dice Aldous Huxley haciendo que ésta se vuelva la búsqueda de un unicornio, un animal mítico, inexistente, que vive sólo en nuestra mente pero que jamás lograremos atrapar.

Cuando Karl Manheim habla sobre el ser utópico se refiere al conflicto imperante al que se enfrenta el individuo con la realidad a la cual le parece insoportable2, así se ha observado como desde la edad media se busca la Utopía Arquitectónica / Urbana, referente son las ciudades medievales amuralladas inspiradoras de los cuentos del Rey Arturo y su mítica Camelot (la ciudad perfecta) o ciudades de ciencia ficción tan comunes hoy día.

Partiendo desde un punto de vista en donde la Heterotopía es una representación física o aproximación de una utopía, o un espacio paralelo que contiene los cuerpos no deseados para hacer un espacio utópico real posible3, en otras palabras un fragmento de utopía; esto nos lleva al entendimiento de que se asume en la era Moderna detener el avance inmoral de la sociedad y otorgar un plan de vida a la comunidad. Hoy en

día la posmodernidad hace que este planteamiento sea prácticamente imposible, ya que la sociedad hedonista en la que vivimos sólo busca la propia satisfacción y parece una tarea titánica el tratar de inculcar una mentalidad en búsqueda del bien común.

Tal vez imposible, pero no por eso las escuelas de arquitectura deben abandonar la enseñanza del bienestar social que por naturaleza es enseñar la utopía desde del proyecto arquitectónico.

Es recurrente apreciar en los estudiantes de arquitectura que ansían una metodología o un “camino entretenido” e interesante para lograr resultados innovadores e inesperados, incluso para profesionistas en la

Eunice del C. García García

Luis Antonio Estrada Salazar

Omar Parra Mendoza

Figura 41: Camelot : Fuente: https://goo.gl/NVaPJb

Figura 42 : Fuente: https://goo.gl/R1v6rX

RUA 17. ENERO - JUNIO 2017 [ 55 ]

Valoración de la arquitectura tradicional del centro histórico de Coatepec, Veracruz

Eva Acosta Pérez

Ana Aurora Fernández Mayo

Introducción

La arquitectura se sitúa y se construye bajo una realidad sociocultural, en donde a partir de la misma determina los cambios que se requieran en busca del confort y a su vez, debe ser uno de los elementos de síntesis de la economía, la tecnología y la cultura.

“Las ciudades hay que explicarlas como

realidades complejas dado que en su paisaje

se interrelacionan elementos del medio

ambiente, herencias de la historia, las fuerzas

económicas, el progreso técnico, el genio

creador del hombre, las tensiones sociales, los

modos de vida de sus habitantes y también, las

aspiraciones y los deseos de los ciudadanos. La

ciudad, además de ser un paisaje cultural, es

una realidad dinámica donde los problemas

de reorganización del espacio urbano han

estado siempre presentes.

La ciudad, tiene que responder a las

necesidades que cada época o coyuntura

histórica le plantea. De aquí que, de cara a

la valoración del patrimonio cultural, a la

superación de las visiones museísticas de los

centros históricos y también a la intervención

urbanística, sea necesario hacer conciencia

sobre el hecho de que cada espacio urbanístico

tiene una etapa histórica que es clave en su

formación y articulación, además, se trata de

ciudades vivas que han tenido que adaptarse a

diversas etapas.” (Sánchez López, 2000)

Hablar de recuperación y mejora de los centros históricos puede ser cuestionado por algunos modelos de asentamiento y desarrollo que generan principalmente la expansión de áreas urbanas, sin embargo, se pueden realizar

diferentes acciones para su protección. El casco antiguo es un área geográfica extremadamente sensible, con una identidad urbana específica y un alto valor histórico y testimonial. Se refiere tanto a lo urbano como a elementos del patrimonio arquitectónico de gran valor que puede llegar a ser un recurso importante en la transformación de todo proyecto urbano al reforzar tanto la identidad como el atractivo hacia el exterior.

Desarrollo

En general, muchas ciudades, y en particular sus centros históricos, están en crisis desde hace décadas, ya que no son capaces de sacar provecho de su potencial en términos de valor consolidado para ser promovido como una identidad local. Los valores culturales de los centros históricos se pueden manejar o conservar a través de su identificación mediante procesos adecuados para permitir el reforzamiento, para corresponder a las expectativas de los que viven y los que no viven en la ciudad, en términos de mayor calidad, y al mismo tiempo las necesidades en términos de funcionalidad y la competitividad. Un método basado en recursos públicos urbanos y territoriales, lo que permite proyectos, herramientas, acciones integradas de acuerdo a un modelo de desarrollo compartido para enfocar los programas e inversiones de instituciones e intervenciones de los actores para producir normas que aumentan la calidad de vida de toda la comunidad.

Figura 45: Archivo de los autores

Figura 46: Calle en Coatepec : Fuente: Archivo de los autores

Figura 47: Iglesia en Coatepec. Fuente: Archivo de los autores

RUA 17 ENERO - JUNIO 2017 [ 60 ]

Reseña de actividades 1er. Foro Estudiantil Eunice del Carmen García García

Eduardo Mijangos Martínez

Lo que aquí se presenta es una breve reseña de las distintas charlas suscitadas a lo largo del Primer Foro Estudiantil FAUV 2016, llevado a cabo los días 22, 23 y 24 de noviembre, con el fin de promover y dar importancia a las actividades estudiantiles que permiten el crecimiento académico y que de manera integral brindan herramientas para el enfrentamiento a una vida profesional.

La Dra. Ma Gpe. Noemi Uehara Guerrero inauguró el evento dirigiendo unas palabras a la comunidad estudiantil y con la entrega de reconocimientos a los alumnos que tuvieron una participación destacada en el pasado torneo inter-facultades.

La primera exposición estuvo a cargo de la Consejera Alumna Samantha Rodríguez, quien comentó sus experiencias durante el cargo de la Consejería y manifestó que uno de sus principales compromisos fue el de llevar la voz de los alumnos, así como informar y apoyar en distintas situaciones a los compañeros, logrando que durante su comisión se les dieran seguimiento a diversas iniciativas, existiendo un diálogo más abierto con las autoridades no sólo universitarias sino del sector público y privado, que han permitido generar experiencias significativas.

Con la finalidad de compartir diversas experiencias, se realizó una mesa de diálogo titulada ¿Qué hacemos los arquitectos?, con la participación de profesionales de la disciplina, los participantes fueron: Guillermo Ávila Devezze, Sonia Estrada, Brahim Bautista, Pablo Ricalde, Alfonso Rodríguez

Pulido. Moderador Eduardo Mijangos Martínez.

Partiendo de una serie de inquietudes, los participantes describen su experiencia en el ámbito profesional, con la intención de brindarles a los alumnos una visión de las dificultades y retos a los que se enfrenta el recién titulado, explicando de manera particular algunas de las anécdotas más relevantes en su quehacer profesional.

La dinámica se dio a través del planteamiento de preguntas de reflexión sobre el oficio arquitectónico. A continuación se citan algunas:

“Es relevante la satisfacción de haber

visto acabada tu construcción, más por los

retos a los que se enfrenta uno cuando sales

de la carrera, hay que responder a una

ética profesional, no permitir que por que

seas mujer no exista igualdad, ante todo

el respeto tratando a los trabajadores con

firmeza, pero nunca maltrato”

Arq. Sonia Estrada

“La arquitectura se basa en criterios más

humanos que técnicos. Nosotros debemos ser

coordinadores dejando claro dos aspectos A)

circunstancias que tenemos, metodologías

del aprendizaje, sabiendo que vamos a dirigir

recursos humanos. B) Circulo de calidad, es

decir, planear, dirigir, proyectar eso nos

lleva nuevamente a lo que comentaba el

Arq. Pulido, llegar a ser generalista.”

Arq. Guillermo Ávila Deveze

“Invito a los alumnos a que una vez afuera,

recuperen las relaciones con sus compañeros

de trabajo para generar realmente trabajo

gremial bajo compromisos éticos en cada

uno de los aspectos de la arquitectura”.

Alfonso R. Pulido

“Por otro lado, se encuentra la parte social,

un dato contundente es que el 90% de lo

construido es autoconstrucción por la

Figura 51. Apertura del evento por la Dra. Ma Guadalupe Noemi Uehara Guerrero. Fuente: Archivo de los autores

UTOPÍA

[ARTÍCULOS]Prada Poole: por tierra, mar y aire (3 utopías para el s. XXI) J.M. Reyes

Museo Judío de Daniel Libeskind: La utopía desde la función de la memoria Edgar M. Alemán AlonsoRamón Guillermo Segura Contreras

Arquitectura lacerada. De la utopía a la distopía Ruben Jacinto Mondragón

Urbanización: la utopía contemporánea Adrián Ortiz Luna

Entorno Humanos: La utopía de una especie Álvaro Reyes Ortiz

Filosofía, proceso y argumento hacia la utopía Ruth María Grajeda Rosado Ismael Lara Ochoa Máx Mondragón Olán

La ciudad a través de las utopías urbanas y la distopía literariaDiana Rodríguez Mendoza

La utopía del urbanismo social José Rafael Altamirano Martínez

Escenarios promisorios en el espacio discursivo del desastre Heidi Lizbeth Monroy Carranza

Más allá de las fronteras del espacio. Hacia una arquitectura multidisciplinar Juan Andrés Sanchéz García

[Estética-Topográfica] Apología al espacio laberíntico. El reencuentro simbólico de la arquitectura con la experiencia mítico-sagrado Javier Figueroa Pelayo

Utopía: La enseñanza en el Taller de diseño Arquitectónico Eunice del C. García García Luis Antonio Estrada SalazarOmar Parra Mendoza

Valoración de la arquitectura tradicional del centro histórico de Coatepec, Veracruz Eva Acosta PérezAna Aurora Fernández Mayo

[RESEÑA]Reseña de actividades 1er Foro Estudiantil Eunice del Carmen García García Eduardo Mijangos Martinez

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DIECISIETEEnero - Junio 2017