Articles-22510 Recurso PDF

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1 L a Mami Flora vive en la majada La Cantera, al sur de la ciudad de Vallenar. Ahí ella cría cabras, gallinas, chanchos, conejos y burros. Le decimos Mami, porque nunca ha querido que la llamemos abuela. Ella es muy especial, tiene tantas historias como años sobre sus hombros. Esta es una de esas veces en las cuales, como siempre, guardamos silencio y nos dejamos envolver por su voz llena de magia. Yo era una niña, creo que tenía unos 11 ó 12 años. Vivía con mi mamita y mis hermanos, el Lázaro y el Melqui, en la majada El Molle. Nosotros éramos los más chicos, porque mis hermanas Gala y la Berta ya se habían casado. La Gala vivía cerca, pero la Berta se había ido a la mina La Abundancia, por allá por Camarones, el mineral de plata y cobre que años antes había sido muy grande. Incluso ahí había hasta pulpería, pero por ese entonces quedaban las puras ruinas y unas cuantas minas que aprovechaban los pirquineros. El diablo en su caballo

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  • 1La Mami Flora vive en la majada La Cantera, al sur de la ciudad de Vallenar. Ah ella cra cabras, gallinas, chanchos, conejos y burros. Le decimos Mami, porque nunca ha querido que la llamemos abuela.

    Ella es muy especial, tiene tantas historias como aos sobre sus hombros. Esta es una de esas veces en las cuales, como siempre, guardamos silencio y nos dejamos envolver por su voz llena de magia.

    Yo era una nia, creo que tena unos 11 12 aos. Viva con mi mamita y mis hermanos, el Lzaro y el Melqui, en la majada El Molle. Nosotros ramos los ms chicos, porque mis hermanas Gala y la Berta ya se haban casado. La Gala viva cerca, pero la Berta se haba ido a la mina La Abundancia, por all por Camarones, el mineral de plata y cobre que aos antes haba sido muy grande. Incluso ah haba hasta pulpera, pero por ese entonces quedaban las puras ruinas y unas cuantas minas que aprovechaban los pirquineros.

    El diablo en su caballo

  • 2Entre esos pirquineros estaba mi cuado Manuel, marido de la Berta, pero l era tan bueno pandar tomando que lo poco que ganaba se le iba en puro vicio, as que la Berta pasaba harta necesidad, y mi mamita viva preocupa por ella, por eso siempre me mandaba a dejarle alguna cosa. Claro que antes no era como ahora, cuando las mams mandaban, uno tena que obedecer al tiro y na de andar rezongando, fuera lo que fuera que te mandaran a hacer, uno lo haca. Y as pu, mi mamita un da de los tantos se puso a arreglar unas cosas para mi hermana, la Berta, y sin preguntar na, me dijo: Oye Flora, vai a ir a dejarle un poco de hierba, harina y azcar a tu hermana.

    Yo call obedec y aunque el sol ya se haba puesto, ni tonta reclamar que era tarde pa ir y volver. As que ensill al Calchilla, un burro que tenamos bien mansito, y era bien difcil que se espantara con algo. Yo me senta bien segura cuando andaba en l, le arregl la alforja con los vveres y llam al Pichintn, mi perro, que nunca me dejaba y me cuidaba como hueso santo cuando yo andaba por el cerro. Y me fui po, me demor en llegar, porque los caminos eran malos, caminos de arrieros noms. Cuando llegu a Camarones, all estaba la Berta, haba hecho unas tortillas de pacul y las tena en la parrilla pacul, pu!, esas semillitas que ustedes recogen pa hacer con azcar quem, pero en esos tiempos cuando uno no tena pan las mola en piedra, despus con un poco de agua quedaban como manjar de campo y bien cocidas eran capaz de tentar al diablo. Cuando me vio, la Berta se puso contenta y me ofreci un tecito. Yo com rapidito porque estaba cayendo la noche y tena que volver y mi vieja era joda, y no aguantaba que uno se quedara en las casas. No como los niitos de ahora que se amanecen en la calle y no les importa ni una cuestin, as que la Berta me alist una tortilla de las que haba hecho en la alforja: Es pa la mamita -me dijo- pa que tome mate, y te apurai pa que no se te haga de noche- termin dicindome.

    Sal rapidito de ah pa alcanzar un poco de sol, pero a mitad de camino se me vino la oscuridad, empezaron a salir las primeras estrellas y la noche se vino encima como una mina vieja sin lmparas. Yo arriaba al Calchilla pa que se apurara, pero el burro caminaba despacito, y entre

  • 3tiras y aflojas llegu hasta el portezuelo del Romero, y baj pensando que sera mejor irme por la quebr, pa evitar encontrarme con algn minero, porque haban hartos por ah y, segn mi mamita, uno tena que alejarse de ellos, porque no conoca las intenciones de toda la gente, y yo que era nia noms. Ah empez la noche ms larga de toda mi vida. No alcanc ni siquiera a avanzar un metro cuando de repente sent un rodao de piedras y una sonajera de riendas detrs de m. La piel se me puso de gallina y un escalofro me recorri completa, pero como mi mamita siempre deca:

    - Cuando anden por ah y sientan lo que sea, nunca pero nunca miren patrs! porque puede ser cualquier cosa mala y si la miran de frente pueden hasta perder la vida.

    As que no s cmo le di rienda al Calchilla y de vez en cuando le apretaba las costillas con los talones pa que se apurara, pero pareca que el Calchilla no me entenda, porque cada vez me senta ms cerca de ese huaso a caballo que me segua sin siquiera decir una palabra. Me sigui metros y yo de reojo poda ver que el caballo era negrito y que de las riendas le salan chispas amarillentas, lo mismo que de las herraduras. El hombre que montaba ese animal era grande y no era de este mundo, porque aunque yo no poda verlo, senta que no era algo bueno, adems que el Pinchintn gema como si alguien le hubiese pegao, pero nunca se apartaba de mi lado.

    No s cunto camino recorr, pero ese trecho fue el ms largo que nunca haba andado, el Diablo y su caballo estaban tras de m y yo sin siquiera poder pronunciar ni una palabra. Yo creo que me sigui como una media hora, nunca mir, pero poda sentir el resuello caliente y hmedo por la espalda, y as fue por toda la quebr.Cuando llegamos a media falda del cerro, donde hay unas piedras negras grandes, sent como si vena una tropa de caballos rodando... como si un cerro se me vena encima y un viento fuerte con olor a azufre me entr por la nariz. Sent un miedo grande y qued como hipnotizada, me ca del burro con montura y todo, me acuerdo que trat de agarrarla, pero no pude y en mi inconsciencia busqu la alforja con la tortilla de pacul y no estaba, era como si alguien la hubiese sacao del burro: todo era muy terrible.

  • 4Al rato me par como pude y me qued como paraliza sin pensamientos ni nada, no s cunto rato estuve as, a lo lejos senta una voz que me gritaba: Flora!, Flora! pero no poda contestar, estaba muda e ida

    Lo que me dijeron despus fue que mi hermano Melqui me encontr al aclarar y que estuve tres das sin decir una palabra. En la casa pensaban que algn hombre me haba hecho algo, pero no pu, si lo que yo haba vivido esa noche nunca ms se me olvidar, incluso ahora que ya estoy vieja

    Esa noche me haba seguido el Diablo en su caballo y de seguro el muy sinvergenza se habr chupado los bigotes con la tortilla de pacul que me rob.

    Este texto forma parte de una antologa del concurso literario Historias de Nuestra Tierra,

    de Fucoa (Fundacin de Comunicaciones, Capacitacin y Cultura del Agro). Todos los dere-

    chos reservados.

    Su autor es Felipe Andrs Muoz Molina. Envi el cuento al concurso estando en 3 Medio

    del Liceo B N8 Jos Santos Ossa, Vallenar, regin de Atacama.