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    El diario ntimo ha sido considerado histricamente una modalidad literaria heterognea y ambigua, ya que ensu origen no est destinado a salir de los confines de su secreto personal. En este ensayo se persigue meditar sobrelos tres dominios que balizan el diario ntimo: el tiempo presente en el que (se) escribe el diarista, la intimidad y laidentidad personal; adems de seguir el curso de su estela en la extensa geografa de la literatura. Por la prctica deesta escritura el diarista puede construir una imagen de s y el mundo que le rodea, tomando conciencia de s mismo.Esta capacidad de reflexin, de introspeccin, permite interrogar al autor/a y comprender cmo se representa en laexperiencia ntima del lenguaje.

    Palabras Clave: Diario ntimo. Intimidad. Tiempo. Conciencia de s. Identidad personal. Gnero literario.

    Norberaren egunkaria literatura-molde heterogeneo eta anbiguotzat hartu izan da historian zehar, berez sekretupertsonalaren mugetatik at ez irteteko egina baita. Norberaren egunkaria zedarritzen duten hiru eremuez gogoeta egi-tea du helburu saiakera honek: egunkarigileak idazten duen orainaldia, intimitatea eta nortasun pertsonala, bai etahalakoaren ibilbidearen arrastoa jarraitzea literaturaren geografia zabalean. Egunkarigileak bere buruaren eta ingura-tzen duen munduaren irudia eraiki dezake idazketa horren bidez, bere buruaz kontzientzia hartzen duelarik.Gogoetarako eta introspekziorako ahalmen horrek egileari galdekatzeko eta hizkuntzaren barne esperientzia nola irudi-katzen duen ulertzeko bide ematen du.

    Giltz-Hitzak: Norberaren egunkaria. Intimitatea. Denbora. Norberaren kontzientzia. Nortasun pertsonala.Literatura-generoa.

    Le journal intime a t historiquement considr comme un genre littraire htrogne et ambigu, puisqu sonorigine il nest pas destin sortir des confins de son secret personnel. Notre intention, dans cet essai, est de mditersur les trois domaines qui balisent le journal intime: le temps prsent o lauteur (s)crit, lintimit et lidentit personne-lle, en plus de suivre son parcours dans la vaste gographie littraire. Par la pratique de cette criture lauteur peutconstruire sa propre image et celle du monde qui lentoure, en prenant conscience de lui-mme. Cette capacit derflexion, dintrospection, permet dinterroger lauteur et de comprendre comment il se reprsente dans lexprienceintime du langage.

    Mots Cls: Journal intime. Intimit. Temps. Conscience de soi-mme. Identit personnelle. Genre littraire.

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    1. La reflexin terica de este ensayo, as como su desarrollo posterior, estn pensados teniendo en cuenta un

    modelo de diario ntimoy unas coordenadas temporales muy determinadas: el diario ntimoescrito sin propsito depublicacin, al menos en vida del autor/a, que se desarrolla en la primera mitad del siglo XX. Estas condiciones sonlas que se corresponden con la obra diarstica de Manuel Azaa ( Diarios ntimos, Memorias polticas y de guerra yDiarios, 1932-1933), objeto del doble estudio que llevo a cabo en Washington University y el Departamento de HistoriaContempornea de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicacin, Universidad del Pas Vasco. Las pginasque siguen forman parte del captulo terico de esta investigacin.

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    (The Quiet Communication of Literature:a Theoretical Reflection on the Journal Intime)

    Hierro, Manuel

    Washington Univ.2405 E. Locust Street, Apto. 6Milwaukee, WI 53211. EE.UU.

    BIBLID [1137-4462 (1999), 7; 103-127]

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    Como es sabido, desde los estudios de Johann Gootfried von Herder y Wilhelm vonHumboldt sobre la filosofa del lenguaje, una de las funciones fundamentales del lenguaje es

    la comunicativa. Acerca de la capacidad comunicativa del lenguaje, en el sentido msamplio, Hans-Georg Gadamer escribe que no cabe dudar de que el lenguaje no slo debeser considerado como lenguaje formado por palabras, sino como una forma de comunica-cin (Arte y verdad de la palabra131). El mismo Gadamer, en otro ensayo titulado La cul-tura y la palabra, nos dice que la palabra es comunicacin en su forma ms pura; espaciodonde reside el secreto de la transmisin de la cultura humana (13; 17). Tras estas observa-ciones, la constatacin primera y ms simple es afirmar que la literatura se construye conlenguaje. De ah nace el axioma, ampliamente aceptado por la comunidad intelectual, que laliteratura es una forma de comunicacin, definida por su voluntad de transmisin2.

    Pero al abordar el anlisis del diario ntimonos encontramos con una dificultad inheren-te a la propia naturaleza de este modo de expresin o prctica literaria. Segn sostieneHans Rudolf Picard, el autntico diario en esencia es a-literatura, ya que al ser redacta-do exclusivamente para uso privado de quien lo escribe y en razn de la estricta identidadautor y lector, no pertenecera al mbito pblico de la comunicacin, condicin que s pose-en los otros gneros de la literatura (116)3. Esta idea, sin embargo, se desvanece desde elmomento en que el diario ntimola quintaesencia de la literatura autobiogrfica, en opininde Anna Caball (51) se convierte en obra abiertay es objeto de la atencin de editores,pblico lector y crticos. Cuando el diario ntimosale del umbral de ocultamiento, de la priva-cidad, entonces su contenido recupera la voz y la palabra, es decir, descubre la experiencia

    individual de un sujeto que por medio del lenguaje se representa a s mismo y al mundo quele rodea. Es de esta manera por la que el diario ntimo, con independencia de sus caracte-rsticas y funciones, o su condicin personal y secreta, queda inscrito en el marco de la lite-ratura. En ese instante pierde importancia que, en un principio, el destinatario del diarioseael propio diarista, pues como la hermenutica de Gadamer ensea, lo que se fija por escritose eleva en cierto modo, a la vista de todos, hacia una esfera de sentido en la que puedeparticipar todo el que est en condiciones de leer, ... [y porque] el horizonte de sentido de lacomprensin no puede limitarse ni por lo que el autor tena originalmente in mente ni por elhorizonte del destinatario al que se dedic el texto en origen (Verdad y mtodo471; 474).

    Querer leer o/y entender la escritura diarstica ntima como una forma de expresin que

    por su naturaleza destierra la funcin comunicativa, ya que no est pensada para ser publi-cada; o pensar que no contiene las ventajas que Picard encuentra en el diario escrito ypublicado en vida del autor/a y que llama literario, es proponer el problema de su exgesisde forma incorrecta. El primer planteamiento interpretativo se demora en exceso y estpreso en la fascinacin por el accidente de la no publicacin, y el segundo, todava est pordemostrarse. Una vez que el diario ntimo accede a su desocultacin y se constituyecomo texto inserto en el proceso comunicativo, pues se ofrece a la comprensin de un hipo-

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    2. Para una explicacin ms concisa y extensa de la proposicin literatura como una forma de comunicacin,vase la obra de Cesare Segre, Principios de anlisis del texto literario, quien en el primer captulo, La comunica-cin, se dedica a analizar el esquema y agentes que configuran la comunicacin literaria. Otro texto que se detieneen describir el sistema comunicacional de la literatura, a partir de un modelo informativo, es el ensayo de WalterMignolo, Elementos para una teora del texto literario.

    3. En su artculo, Le journal intime texte sans destinataire?, Jean Rousset ahonda en las diferentes gradacionesde auto-destination en el diario ntimo. Me remito a la tipificacin que Rousset construye, pues tiene en cuenta la dis-tincin bsica entre lector y destinatario.

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    ttico lector, la tarea recae en la interpretacin del discurso interior, el de un ser que dialo-ga consigo mismo en un espacio textual al que confiere valor de interlocutor y confidente.Esta cualidad permite al intimista una observacin interior ms autntica y transparente, yque a priorile sirve como instrumento para el conocimiento de s. Ya no importa que la inten-

    cin subjetiva y primera del diarista pretendiera poner su obra lejos del alcance de cuales-quiera ojos lectores o acaso no se escribe implcitamente teniendo la absoluta certeza ygaranta de que habr un lector futuro?. Con todas sus ambigedades, el cosmos personaldel escritor/a de diarios ntimos, fluctuando entre la experiencia temporal del da a da, esanotado en el diario en un acto de escritura y de conciencia de s por el que nos comunicay pone en contacto con su mundo. Un mundo en el que tambin estn presentes los otros,tal como ha observado Batrice Didier, pues si el diarista ntimo tiende a meditar y dialogarconsigo mismo, trs vite cette analyse devient celle de ses rapports avec autrui. Il note lesconversations quil a eues, les recontres diverses (Le journal intime24).

    El presente ensayo, por tanto, se ocupa del diario ntimo a partir de su integracin ydefinicin como discurso en el proceso de comunicacin literaria.

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    La intencin primera que anima el cuerpo del estudio aspira a delinear la rbita descritapor los dos conceptos que articulan la nocin de diario ntimo. Es en la estrecha trabazn delos dominios del tiempoy de la intimidaddonde halla cobijo y toma asiento el relato de undeterminado yo. De la imbricacin anterior emerge una forma de expresin literaria con

    caractersticas propias en la que se perfila o desvela la constitucin compleja de la identi-dad personal, en interrogacin y dilogo constante con el presente y sus contextos discursi-vos. La indagacin sobre estas tres ideas: tiempo, intimidade identidad personal, y suentrelazado, es la que nos va a permitir entender el diario ntimocomo estructura textual yespacio de significacin reflexiva donde se construye la subjetividad desdey enla costum-bre y el decurso de los das.

    Antes de adentrarnos y pasear por la geografa del diario ntimo, vemos necesario deli-mitar el horizonte de la problemtica identidad personal, aunque sea a escala reducida, yaque la representacin retrica de la identidad del yoatraviesa todas las discusiones terico-crticas acerca del acto autobiogrfico4.

    La idea de identidad personalen la que nos vamos a apoyar es la que Paul Ricur hadesarrollado en dos de sus obras ms importantes: S mismo como otro, y el tercer volumende Tiempo y narracin: I. El tiempo narrado. En S mismo como otro, tras deslindar los trmi-nos identidad como mismidady la identidad como ipseidad, Ricur postula que la proble-mtica de la identidad personalslo puede articularse en la dimensin temporal de laexistencia humana. Esta tesis, desarrollada en el quinto estudio, La identidad personal y laidentidad narrativa, la lleva ms lejos en el siguiente ensayo, solidario del anterior, tituladoEl s y la identidad narrativa, donde Ricur plantea que la verdadera naturaleza de laidentidad narrativa slo se revela en la dialctica de la ipseidad y de la mismidad. En este

    sentido, esta ltima representa la principal contribucin de la teora narrativa a la constitu-cin del s (138).

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    4. La centralidad de la nocin de identidad es de tal importancia que casi todos los estudios dedicados a anali-zar las diferentes modalidades de la escritura autobiogrfica en algn momento de su desarrollo se refieren a este tr-mino, el cual nos remite a una serie de interrogantes cuya magnitud desborda las pretensiones de este ensayo.

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    Para su demostracin, Ricur se sirve del concepto de conexin de la vida, o su equiva-lente historia de una vida, desarrollado por Wilhelm Dilthey en su obra, El mundo histrico.Dilthey mantiene que la explicacin ms completa de la captacin e interpretacin de la propiavida est representada en la autobiografa, a la que define como la forma suprema y ms ins-

    tructiva en que se nos da la comprensin de la vida (224). Teniendo presente que la autobio-grafano es ms que la expresin literaria de la autognosis del hombre acerca del curso desu vida ... [Y la autognosis] se halla siempre presente, se expresa siempre en nuevas formas(225), Dilthey se pregunta cules son las categoras que, al considerar el curso de una vida,constituyen la conexin mediante la que enlazamos cada una de las partes singulares de esetodo vital, en el que la vida es comprendida. El fundador del historicismo crtico encuentra queson las categoras generales del pensar, a las que aade las de valor, fin y significado, las quenos permiten comprender la vida. Sin embargo, todas estas categoras se hallan condiciona-das por el punto de vista desde el cual se capta el curso de la vida en el tiempo (225).

    Este ltimo planteamiento conecta con la manera fragmentaria en que el diario ntimolee y percibe la vida, y se hace ms luminoso cuando Dilthey seala que los valores pro-pios que slo en la vivencia del presente pueden experimentarse, constituyen lo primaria-mente experimentable, pero coexisten dispersos, pues cada uno de ellos surge en larelacin del sujeto con un objeto que le est presente (226). Es la experiencia individual enla vivencia presente, henchida de realidad y fragmentada la que constituye la base directade la comprensin para definir el sentido de [una] vida singular (273). Dilthey observa quelas cartas muestran dnde encuentra el individuo el valor de su situacin [y sealan] lacomplexin vital del momento (274). Trasladada esta reflexin al dominio del diario ntimocuya nica disimilitud con el gnero epistolar es que en el diario ntimoel destinatario es elpropio yo que escribe, mientras que en la correspondencia se establece relacin con unotro, se puede afirmar que es en el espacio literario donde el sujeto encuentra el valor desu situacin y la capacidad de dar cuenta de s mismo5.

    Paul Ricur va a seguir este itinerario trazado por Dilthey para articular su teora narrati-va de la identidad personal, pero teniendo en cuenta que la identidad entendida narrativa-mente, puede llamarse, por convencin del lenguaje, identidad del personaje (139). En elproceso de su argumentacin, el filsofo francs precisa que la construccin de la identidadde un sujeto se produce en el espacio textual donde

    la persona, entendida como personaje de relato, no es una identidad distinta desusexpe-riencias. Muy al contrario: comparte el rgimen de la identidad dinmica propia de la historianarrada. El relato construye la identidad del personaje, que podemos llamar su identidad narrativa,al construir la de la historia narrada. Es la identidad de la historia la que hace la identidad del per-sonaje. (S mismo como otro147).

    Como hemos expuesto antes, el problema de la identidadya era abordado por Ricuren Tiempo y narracin III. El tiempo narrado; en las Conclusiones de esta compleja investi-gacin, el autor de La metfora vivaseala:

    Decir la identidad de un individuo o de una comunidad es responder a la pregunta: quinhahecho esta accin?, quines su agente, su autor? Hemos respondido a esta pregunta nombran-do a alguien, designndolo por su nombre propio ... La respuesta slo puede ser narrativa.

    Responder a la pregunta quin?, como lo haba hecho con toda energa Hannah Arendt, escontar la historia de una vida. La historia narrada dice elquinde la accin. Por lo tanto, la propiaidentidad delquin no es ms que una identidad narrativa ... sin la ayuda de la narracin, el pro-

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    5. El filsofo alemn Wilhelm Dilthey desarrolla el concepto conexin de la vidaen los ensayos tericos acercade la autobiografa, contenidos en su obra El mundo histrico, publicada originalmente en alemn en 1924. Para unaampliacin de estos postulados, vanse las pginas 215-73.

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    blema de la identidad personal est condenado a una antinomia sin solucin: o se presenta unsujeto idntico a s mismo en la diversidad de sus estados, o se sostiene, siguiendo a Hume y aNietzsche, que este sujeto idntico no es ms que una ilusin sustancialista, cuya eliminacin nomuestra ms que una diversidad de cogniciones, de emociones, de voliciones. El dilema desapa-

    rece si la identidad entendida en el sentido de un mismo (idem), se sustituye por la identidadentendida en el sentido de un s-mismo (ipse); la diferencia entre ideme ipseno es otra que ladiferencia entre una identidad sustancial o formal y la identidad narrativa ... Como lo confirma elanlisis literario de la autobiografa, la historia de una vida es refigurada constantemente por todaslas historias verdicas o de ficcin que un sujeto cuenta sobre s mismo. Esta refiguracin hace dela propia vida un tejido de historias narradas. (997-8).

    Si relacionamos las dos citas de Ricur encontramos que de su entrecruzamiento seproyectan algunos ngulos conceptuales que configuran la discusin sobre la enunciacin eidentidad del yo, los cuales han sido objeto de investigacin por diferentes tericos e histo-riadores de la autobiografa. La constelacin de los trminos desplegados por Paul Ricur

    convergen en un punto: el de la referencialidad autobiogrfica, en la que subyace el inquirir-se acerca del quin?, pero tambin del autor, el nombre propio, el personaje, y el grado deverosimilitud o ficcin de la narracin. Si a estas nociones aadimos la de la firma, nosencontramos con la definicin de identidad en la autobiografa, segn la frmula de PhilippeLejeune, la cual hace extensiva al resto de relatos del yo6. Una de estas formas que permitenarrar la presencia de la subjetividad o el intento de constituirla es el diario ntimo.

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    Para Tzvetan Todorov el gnero es el lugar de encuentro de la potica general y de lahistoria literaria, por lo que es un objeto privilegiado al que habra que conceder el honorde personaje principal de los estudios literarios (El origen de los gneros 39). Cinco deca-das antes, Jury Tynjanov, uno de los ms importantes tericos del formalismo ruso y de los

    primeros definidores de la literatura como sistema, en el captulo On Literary Evolution desu obra central Archaists and Innovators(1927), al reflexionar sobre el papel de la historia enrelacin con la literatura y estudiar su evolucin, considera que el diario ocupa un lugar fron-terizo en el desarrollo de los gneros:

    The very existence of a fact as literarydepends on its differential quality, that is, on its interre-lationship with both literary and extraliterary orders ... What in one epoch would be a literary factwould in another be a common matter of communication ... Thus one has the literariness ofmemoirs and diaries in one system and their extraliterariness in another. (Readings in RussianPoetics: Formalist and Structuralist Views69; el subrayado es mo).

    Claudio Guilln nos recuerda que, en 1924, Tynjanov ya insista entonces en lo dispara-tado que significa todo intento de aislar la obra literaria, pues si aislamos una obra literaria oun autor, no alcanzaremos a penetrar en la individualidad del autor (Entre lo uno y lo diverso186).

    Tambin Victor Shklovsky, otro de los fundadores de la escuela formalista y de la famo-sa Opoiaz, al glosar la obra de Tynjanov antes mencionada, afirma:

    Genre is always on the move, which is why static definitions of genre need to be replaced bydynamic ones. Tynyanov remarked in general that genre is constantly being displaced; its evolutionis a broken line, not a straight one. This displacement occurs at the expense of the fundamental

    characteristics of genre. (Conio 103)8.Otra opinin sobre el diario, esta vez desde el mbito estructuralista, es la que Roland

    Barthes aporta comentando las dos maneras muy diferentes, pero no contrapuestas, queAlain Girard y Maurice Blanchot tienen de tratar el diario ntimo, y que le permiten discurriracerca de la doble lectura del gnero Diario:

    cada poca puede creer, en efecto, que detenta el sentido cannico de la obra, pero bastaampliar un poco la historia para transformar ese sentido singular en un sentido plural y la obracerrada en obra abierta. La definicin misma de la obra cambia: ya no es un hecho histrico; pasaa ser un hecho antropolgico puesto que ninguna historia lo agota. (Crtica y verdad52).

    Por su parte, Elizabeth Bruss, al examinar los vnculos de la autobiografa con otras for-mas literarias, advierte que es necesario lograr distinciones genricas vivas, y no simple-mente apilar los libros en grupos: debemos buscar ms especificaciones posteriores enla relacin entre el autobigrafo y la audiencia; por ejemplo, en el contexto donde emergen ydentro de la comunidad literaria que les da vida. Las definiciones de lo que es apropiadopara el acto autobiogrfico nunca son absolutas: deben ser creadas y sustentadas (Actosliterarios 69).

    En la letra y el espritu de esta relacin, muy selectiva, de los tericos y crticos mencio-nados, encontramos una constante. Todos ellos, en sus diferentes acercamientos al gnero,

    convienen en sealar que las categoras genricas no aceptan determinismos ni son com-

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    8. Un testimonio que tambin relaciona el diario ntimoy la evolucin de los gneros literarios es el de RomanJakobson, quien en una conferencia leda en la primavera de 1935 en la Universidad de Masaryk, en Brno, califica detransitional genres a the various forms of littrature intime letters, diaries, notebooks, travelogues, etc. which incertains periods ... serve an important function within the total complex of literary values (The Dominant 86; el subra-yado es nuestro).

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    partimentos estancos, sino que stas, en el orden pragmtico-histrico, se comportan deuna manera flexible y abiertas a evolucin. Antonio Garca Berrio y Javier Huerta Calvoexpresan esta idea con una gran claridad cuando dicen:

    el texto queda instalado en su serie histrica, bajo el precedente de textos anteriores de sumisma familia, a los que se asemeja parcial o totalmente o de los que se separa en forma llamati-va. Segn esto, la individualidad radical de ciertos textos est en funcin de su especificidad tex-tual, la cual slo nos es perceptible en la medida en que, situado el texto en su serie genrica,puede ser valorado de forma comparativa. (Los gneros literarios: sistema e historia88).

    Segn Garca Berrio y Huerta Calvo, el diario sera un subgnero de tipo subjetivo,enmarcado en los gneros didctico-ensaysticos, formas literarias que tradicionalmente sehan excluido del mbito de las Poticas por tratar de materia doctrinal y no ficcional. En lossubgneros de tipo subjetivo predomina la primera persona, ya que toda la exposicin enmateria se hace en funcin de un yo, cuya interioridad se quiere desentraar de modo pro-

    fundo en actitud similar a la del poeta lrico (Los gneros literarios: sistema e historia220).Sin embargo, a diferencia de la ingente atencin bibliogrfica terica y crtica recibi-

    da por la autobiografa, el diario ntimono ha despertado el mismo inters a la hora de serescrutado en el mundo literario; de ah, que su estatuto genrico no haya gozado de lamisma consideracin y estabilidad que su hermana primognita, la autobiografa. Los moti-vos de tal situacin quiz nacen de la propia historia y evolucin de la escritura diarstica,que en principio es una prctica secreta, y hasta no ser publicada nada sabemos de suexistencia, como veremos cuando hagamos un breve excursin por sus orgenes. En estesentido, cabe citar la opinin de Hans Rudolf Picard, quien en un sugestivo artculo mantiene

    que el autntico diario, por su misma definicin, tiene un estatuto de obra no literaria. Endefensa de su argumento, Picard aduce que el autntico diario es un diario redactadoexclusivamente para el uso de quien lo escribe. En razn de la estricta identidad entre autory lector, carece precisamente de la condicin ms universal de toda Literatura: el mbitopblico de la comunicacin (116). Este rasgo de obra oculta a los ojos de un hipottico lec-tor se fractura en el momento en que el diario cobra existencia al salir del mbito estricta-mente privado y encuentra sitio en el crculo de lo pblico, motivo que en opinin de Picardlo convertir en Literatura y en un gnero autnomo dentro del canon literario9.

    El criterio esbozado por Picard en cierto modo ya haba sido sugerido aos antes porAlain Girard en Le journal intime(1963), un extenso estudio histrico y psico-sociolgico delos diaristas-intimistas franceses ms importantes. En su obra, el crtico francs estableceque fue la publicacin del diario de Henri-Frdric Amiel, ms que ninguna otra, la que con-tribuy rpandre la mode du journal et surtout oprer la mue de cette criture pour

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    9. La incompatibilidad del autntico diario con la Literatura, segn Picard, no slo se encuentra en que el des-tinatario es el mismo autor y renuncia a la comunicacin intersubjetiva, sino por otra razn que en su opinin esmucho ms profunda: el diario es un gnero documental y descriptivo, mientras que la Literatura, ... incluyendo lallamada Literatura mimtica, no reproduce el mundo, sino que, por va ficcional, proyecta imgenes de un anti-mundoimaginario (116). La postura de Picard para excluir al diario fuera del ancho campo de la Literatura nos parece muyendeble, falta de lgica, adems de arbitraria. El embrollo crtico nace de una mirada estrbica y muy restringida de lo

    que hoy en da se entiende por Literatura. Para Picard la Literatura tiene lugar en el mbito de lo imaginario y ficcio-nal, ... reproduce en imgenes aquella parte de la realidad que las instituciones no pueden aprehender. La Literaturano reproduce mundo, sino que, contraponiendo anti-mundos a la realidad, es un continuo proyectar y poner a pruebaformas inditas de percibir y de sentir las cosas (115). Hasta aqu la descripcin que Picard hace de la Literatura yque caera dentro del mbito de las Poticas, por tratar stas de materia ficcional. Pero si aceptamos esta divisin tanestrecha, expulsamos de la Literatura a todas las formas de expresin didctico-ensaystica como el ensayo, la bio-grafa, la autobiografa, el dilogoen sus tres modelos, la epstolao las memorias, entre otras. La cuestin a responderpor el crtico es si todas ellas por no ser ficcionales no son literatura.

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    soi en une criture pour le public, et la transformation du journal en un vritable genre litt-raire (427). Del pormenorizado anlisis de los textos, Girard extrae dos rasgos importantes,que encierran cierta paradoja: el diarista escribe para ser ledo, et en consquence onncrit jamais uniquement pour soi (148). El segundo aspecto, segn Girard, est ligado a la

    sinceridad intrnseca del diario ntimocualquier diario que no podra ser sincero a condi-cin de ser un diario que no es publicado hasta la muerte del escritor; sinceridad que cae enel mbito de la intimidad y del cuidado de s, como se observar cuando abordemos esteapartado.

    En nuestra opinin, el diario ntimoes una obra abierta por los temas que acoge y cmolos trata; es un espacio textual de multiplicidad significativa condicionado eny porsu formafragmentaria. Pero antes de alcanzar la orilla de una definicin ms amplia, vamos a obser-var los criterios y algunas tentativas descriptivas, en una escogida representacin de exper-tos que han examinado el diario ntimoen literaturas diversas.

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    Arthur Ponsoby, uno de los crticos madrugadores en explorar el diario en el contornoingls, despus de describir sus marcas caractersticas de manera exhaustiva, admite quees una form of writing awkward and not always easy to read, para llegar a la conclusin deque es necesario asumir with general agreement that diary writing is a practice that shouldbe encouraged (English Diaries37; 42)10. Veinticinco aos ms tarde, Georges Gusdorf, ensu monumental y poco valorado estudio La dcouverte de soi (1948), caracteriza al diario

    como nouvelle forme dcrits intimes y de un genre extrmement souple (38). En 1963,Manuel Granell y Alain Girard, en sus respectivos trabajos, no slo se detienen en mirar loselementos formales del diario, sino que conceden un valor fundamental a dos huellas intrn-secas: la introversin y el momento en que el yo (se) escribe. Ambas trazas haban sidoadvertidas por casi toda la bibliografa anterior, pero no haban sido consideradas comocaractersticas congnitas del diario respecto a los otros gneros literarios escritos en prime-ra persona.

    El estudio de Manuel Granell es valioso en tanto que es una de las escassimas aporta-ciones terico-crticas en espaol sobre el diario, lo cual indica el poco o nulo inters que laliteratura diarstica ha tenido, hasta hace bien poco, para los crticos espaoles11. Granellreconoce que, si bien la forma no es por s sola suficiente para diferenciar los diarios ntimosde escritos ms o menos semejantes, este criterio es el que se considera en la tipicacin delos gneros literarios. Pero observa el crtico espaol que los eruditos de la literatura, porensimismarse en los aspectos de apariencia, no han calado ms hondo en sus fines taxono-

    Hierro, Manuel

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    10. Otras obras que aportan reflexiones sobre el diarioen cuanto gnero literario, sus caractersticas y modelos,adems de estudiar los textos diarsticos de los ms importantes escritores en ingls, son, por orden de publicacin:Spalding, Self Harvest: A Study of Diaries and the Diarist; Matthews, British Diaries: An Annotaded Bibliography ofBritish Diaries Written between 1442 and 1942; Fothergill, Private Chronicles: A Study of English Diaries.

    11. El ensayo preliminar de Manuel Granell en la Antologa de Diarios ntimosviene acompaado de una Brevebiografa del Diario ntimo (xxxi-xlii), escrita por Antonio Dorta, en la que se repasa de manera somera este modo deescritura en distintas lenguas. Dorta apunta un dato a tener en cuenta: apenas si en poca muy reciente se ha conce-dido la debida atencin al estudio conjunto de este gnero literario que tiene una vida de cuatro siglos y medio, y quea medida que pasan los aos va adquiriendo una riqueza mayor de intimidad (xxxi, xli). La relacin de autores reco-gidos en la Antologaabarca desde el diario annimo escrito por un burgus de Pars, hasta el de Andr Gide, inclu-yendo a todos los diaristas en diferentes dominios lingsticos (alemn, ingls, francs, italiano, ruso y espaol) queocupan lugar de referencia en la literatura diarstica.

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    mizadores. El ardid que propone Granell es conceptuar los gneros no por su forma, sinode acuerdo con la direccin en la mirada del autor; [entonces], dichos gneros se ordenarnmansamente en dos series radicalmente distintas (xv). Las obras cuyo punto de vista esextravertido y en donde la mirada del narrador est orientada al mundo exterior, y aquellas

    narraciones en las que el escritor vuelve la mirada sobre s mismo, para tomar por objeto desu quehacer su propia vida e intimidad (xv)12. Este segundo apartado acogera al diarioy alos otros gneros introvertidos: la confesin, las memoriasy las autobiografas.

    En la divisin binaria de Granell, que no nos presenta ningn resultado ni cuadro expli-cativo para confrontar su esquema genrico con otros, encontramos o creemos intuir undoble eco: el de Platn y el de Hegel. En la clasificacin tripartita propuesta por Platn en LaRepblica (392 e-394 b), ya se tomaban como principio los carcteres intrnsecos de laobra, adems de tener en cuenta el vnculo entre la literatura y la realidad, que descansa enel concepto de imitacin. La simplificacin genrica que sugiere Granell pretende equiparar

    lo intrnseco de la propuesta platnica a lo que l llama gneros introvertidos, cuyo refe-rente inmediato es la escritura de surealidad vital, es decir, estaramos en presencia de unaidea de mmesis ntimaen estado puro.

    El rastro hegeliano se adivina en el criterio antittico objetividad-subjetividad, distintivode la reflexin que sobre los gneros Hegel expuso en su Esttica, y que ahora asoma en elplanteamiento de Granell al indicar que la mirada orientada al mundo, a los dems hombres,la mirada que se olvida de s misma, determina inevitablemente una manera objetivadenarrar (xv; las itlicas son mas). Este apartado englobara desde el cuento hasta la epopeya,mientras que lo subjetivoestara limitado a la literatura autorreflexiva, donde el escritor es

    objeto de su propia narracin, en torsin del autor sobre s mismo (xv). El intento reorganiza-dor del canon de Granell no nos parece convincente por reductivo y esclertico, ya que niegaa sus dos categoras el principio dinmico inherente a los gneros, como reclaman la mayorade los estudios modernos. El programa de Granell tambin se nos antoja demasiado amplioen otro aspecto, pues deja fuera algunas peculiaridades de la literatura de autorrepresenta-cin, entre otras, y no precisamente la menor, la que atae a la manera en que el escritor/aintegra en su discurso los cdigos culturales que aprehende de la realidad.

    En la introduccin y en la primera parte de su libro, Le journal intime, Alain Girard va aentronizar al diario ntimocomo una expresin literaria que ha devenido nuevo gnero surgidoen la bisagra de los siglos XVIII y XIX, aos antes de la eclosin romntica13. En la mirada de

    Girard, el diario ntimoes un nouveau genre littraire et fait de civilisation, est insparable descirconstances de temps et de lieu o il a pris naissance et sest dvelopp (xx), y reconoceque sans tre un genre lorigine et pendant longtemps, il partage ... avec dautres genres[chroniques quotidiennes, mmoires, confessions, souvenirs, correspondances, carnets et

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    12. Philippe Lejeune expresa algo similar a lo esbozado por Manuel Granell, pero desde una perspectiva de lec-tura y no de mirada autorial. En su estudio-encuesta sobre el diario de una joven, Lejeune indica: il faudra faire appa-ratre que la dfinition des genres est autant un fait de lectureque dcriture (Le moi des demoiselles23).

    13. En su clsico estudio, Historia y crtica de la opinin pblica. La transformacin estructural de la vida

    pblica, Jrgen Habermas analiza la evolucin y la institucionalizacin de una expresin de privacidad en la esfera dela familia burguesa. Habermas revela que una de las constantes del siglo XVIII es el inters psicolgico en la doblerelacin consigo mismo y los otros: la autoobservacin entra en una conexin en parte curiosa, en parte empticacon las conmociones anmicas del otro Yo. Expresiones de esta subjetividad descubierta en las relaciones ntimaspequeo-familiares son, entre otras, el intercambio epistolar y los diarios ntimos, caractersticos del siglo ilustrado. Lacarta es considerada en esta poca una estampa del alma y escribiendo cartas se robustece el individuo en susubjetividad, mientras que el diario ntimose convierte en una carta destinada al remitente; la narracin en primerapersona (86).

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    cahiers] un ou plusieurs caractres (6). Para Girard, una singularidad que distingue al diariode las otras formas de escribir el yodescansa en que los acontecimientos son consignados noen s mismos, sino que sont une occasion pour lauteur de rflchir sur soi, de saisir le refletdu monde extrieur dans sa conscience, de provoquer un sentiment ou une pense, dclairer

    un aspect de son tre, considr en fin danalyse comme la seule ralit (16).

    La discusin acerca de la importancia del diariola introduce Peter Boerner en su conci-so artculo The Significance of the Diary in Modern Literature (1972), en el que describe laemergencia y los factores que contribuyeron al popular ascenso del diario y su adopcincomo un instrumento de introspeccin psicolgica por los intimistas franceses y escritoresde otros pases. El descubrimiento de estos Journaux intimes, a comienzos del siglo XX, enopinin de Boerner, fue lo que produjo una autntica avalancha de diarios escritos por viaje-ros, exploradores, soldados, polticos o revolucionarios, entre otras profesiones, que no slonarraban sus experiencias, impresiones y emociones, sino que las publicaban, y muchas de

    ellas encontraban lectores. Pero a pesar de tal abundancia textual, la reaccin de la crticaha sido negativa. It has been pointed out that the diary lacks formal structure and does notrequire any literary skill, since most diarists are concerned with the content of what they writeand not with its artistic makeup. In addition ... [the diary] is a utilitarian rather than a literaryform (42)14.

    Lo establecido por Boerner tiene continuidad en la obra de Batrice Didier, tituladaigual que la de Girard, Le journal intime (1976). En ella se constata que la constitucin deldiario en gnero literario se ha hecho progresivamente: le journal ne sera considr, commegenre, que du moment o de grands crivains comme Andr Gide le livreront au public de

    leur vivant. Pero el hecho de ser un genre littraire, piensa Didier, nentrane pas que lejournal intime rponde une potique bien dfinie (140). Ms an, la indefinicin del dia-rio es mayor si tenemos en cuenta que una de sus particularidades es la ausencia total deestructura en su relato, por lo que su flexibilidad permite una gran variedad de registros y ledegr dlaboration est trs variable (11).

    Jean Rousset piensa que el diario ntimo, por ser en origen un discurso sin modeloscodificados, est mal integrado en el sistema de los gneros literarios, y priv de statutreconnu (Le lecteur intime157). Una opinin parecida a la del crtico de la escuela deGinebra, aunque planteada desde un ngulo ms amplio, es la de Georges Gusdorf. En sufundamental y extensa investigacin titulada Les critures du moi. Lignes de vie 1, y Auto-

    Bio-Graphie. Lignes de vie 2, publicadas en enero de 1991, Gusdorf va a subrayar la arbitra-riedad que significa reduire les critures du moi genres littraires, a la vez que critica aciertos especialistas por negarse a reconocer el estatuto de obra literaria a las escriturasdel yo anteriores al final del siglo XVIII. Gusdorf mantiene que estas obras no han sidoredactadas segn las exigencias definidas por Voltaire, es decir, para crear una finalidadesttica, sino que fueron escritas con otras intenciones y con una funcin muy especfica.Para el filsofo e historiador de las ideas francs, les notions de littrature et de genre

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    14. Para paliar la falta de atencin y las reservas que la crtica demuestra ante el diario, Boerner identifica cinco

    rasgos que son reconocibles en el diario moderno, y que seran los siguientes: el diario muestra una tendencia a lofactual, lo tangible, siendo sus percepciones concretas y no abstractas. Segundo, el centro de tensin descansa en elindividuo. El tercero de los atributos alude a que, con frecuencia, el diario sirve a su autor como una plataforma dedilogo pblico. La cuarta cualidad que Boerner registra en el diario moderno es que, en su anotar, el diarista buscauna orientacin personal, ya que sus registros cotidianos, supuestamente, le van a permitir un mejor entendimiento dela multitud de impresiones que recibe; y, quinto, la naturaleza del diario es fragmentaria. Estas cinco notas hacendecir a Boerner que the diary becomes the symbol of a metaphysical groping, and thereby expresses the same pro-cess of disintegration which in modern painting has been defined as loss of the center (44).

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    littraire reprsentent des inventions postrieures lexercice de lcriture du moi (Lescritures du moi282).

    Las conclusiones que se extraen de esta pequea gavilla de reflexiones que podra

    ampliarse son dos. La primera es que todos los estudios citados advierten en el diario nti-molo que Lzaro Carreter denomina permanencia de un modelo estructural, el cual, en elcurso del tiempo, acepta modificaciones dependiendo de las condiciones y contexto delescritor o escritora. La segunda conclusin es explicada por Claudio Guilln cuando insisteen un aserto que tie bastantes de sus investigaciones: slo el tiempo histrico puededemostrarnos que un modelo ha llegado efectivamente a erigirse en gnero ( Entre lo uno ylo diverso150).

    Antes de pasar a la siguiente seccin, oigamos la voz de Paul John Eakin, quien almeditar acerca de los trabajos tericos de Lejeune sobre la autobiografa y otras formas lite-rarias de registrar el yo, nos dice que todo discurso debe ser pensado como una construc-cin que muta en el curso de la historia, pues pertenece a unas cadenas de prcticassociales, sometidas a cambios constantes, en las cuales se articula la vida del individuo(Introduccin 32). La premisa de Eakin se une y ampla los razonamientos anteriores queinciden en el grado de relatividad genrica que anida en el diario, y se tornan muy conve-nientes para los intereses de este estudio, ya que nos permiten abordar una definicin deldiario ntimo.

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    Como corolario a lo desarrollado en las pginas precedentes, ha llegado el momento deproponer una definicin del diario ntimo, pero antes vemos necesario acrisolar el marco desta con tres observaciones ms. Puesto que cada diario es el reflejo de una personalidadnica y, por lo tanto, no es posible encontrar dos diarios idnticos, cualquier definicin quese esboce no se podr aplicar a todos y cada uno de los diarios ntimoshasta ahora escri-tos. La segunda consideracin se sita en una evidencia detectada por los crticos: el que-hacer del diarista. Para Gusdorf y Lejeune la tarea de quien escribe un diario deviene enhbito, en una prcticacontinuada que es tambin una manera de vivir (La dcouverte desoi69; Le Moi des demoiselles18; La prctica del diario personal 58). En la senda de estaasercin, aunque matizndolo, Gerard Genette entiende que cest moins la constance de sapratique que celle de son projet (Le journal, lantijournal 317). El tercer punto se deriva dela primera observacin, y es que la definicin no puede tener como modelo los rasgos queportan los diarios que Gusdorf llama autores mayores de la escritura del yo, y que repre-sentan la excepcin ms que la regla, pues falsean la comprensin de los diarios mscomunes. Para algunos crticos como Batrice Didier, diaristas puros son Maine de Biran,Charles Du Bos o Amiel, cuyo diario ntimosera el modelo por excelencia (162; 178).Georges Gusdorf, en cambio, piensa lo opuesto: Amiel nest pas le modle des crivains desoi-mme, pour lesquels lcriture est une composante de la vie, une contribution la vie etnon lexclusive raison de vivre (Les critures du moi339)15. La apreciacin correctora de

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    15. Batrice Didier, en su ya citado estudio Le journal intime, seala que a priories muy difcil establecer leyesgenerales para todos los diarios, matizando lo inadecuado de la distinction scolaire entre les grands auteurs et lesmoins grands (25). Sin embargo, todo su excrutinio diarstico sin quitarle la importancia histrica que tiene en la cla-rificacin de esta forma de representacin literaria es contradictorio, ya que su investigacin es prisionera en excesode los llamados intimistas ejemplares (Henri-Frdrich Amiel, Maine de Biran, Maurice de Gurin, o Charles Du Bos);el ndice onomstico es una buena muestra de esto que decimos.

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    Gusdorf tiene mucho sentido, si prestamos atencin al tipo de diario ntimoque se ha escritocon posterioridad, ya que ninguno, hasta hoy en da, ha imitado el paradigma diarstico deAmiel.

    En lgica consonancia con lo anterior, y ante la ausencia de unas reglas estticas apli-cables sin distincin a cualquiera de ellos, nos atrevemos a afirmar que el diario ntimoes unmodelo literario siempre por armar. Por consiguiente, una posible definicin no prescriptivadel diario ntimosera la de aquella narracin en prosa de un sujeto real que por mediacindel lenguaje se construye en el texto, al tomar su propia existencia cotidiana como sustanciay espacio de la escritura, permitindole interrogarse sobre s mismo y por el que puedeacceder al conocimiento de s. Al igual que en otras prcticas discursivas del territorio de laautorrepresentacin literaria, en el diario ntimotambin podemos aprehender la individuali-dad de un yo-narrador, sujeto del enunciado y de la enunciacin, que se escribe e inscribeda a da de forma fragmentaria, y donde pretende mostrar en las acepciones de aparecer,

    desplegar o exponer la corriente de sus pensamientos, los actos que le parecen msimportantes, as como las reflexiones causadas por el contacto y la interaccin con escena-rios de la realidad exterior16.

    Conviene precisar que usamos indistintamente los trminos diario y diario ntimo, aun-que es necesario matizar que cuando se emplea la palabra diariolo hacemos pensando enla apreciacin amplia que Gusdorf le confiere: la que recouvre indistinctement la totalit descritures quotidiennes, qui peuvent tre dune extrme diversit (Les critures du moi321).La nocin diario ntimo, en cambio, la aplicamos teniendo en cuenta dos importantes premi-sas. Histricamente se han considerado diarios ntimostodos aquellos escritos que no estn

    destinados a la publicacin hasta la muerte del autor, con independencia del grado deintrospeccin que puedan contener. La acepcin journal intime, o diario ntimo, la toma-mos prestada de Georges Gusdorf, quien establece una separacin entre este tipo de dia-rios y el denominado journal externe. El diario externo acarrea en su escritura unasdeterminadas marcas: las anotaciones dan ms importancia al acontecimiento que al sujeto,y, en muchas ocasiones, es una crnica del mundo y de los otros ms que un relato del yodel diarista (La dcouverte de soi 40-1)17. Por el contrario, el diario ntimo, propiamentedicho, y segn una de las definiciones que deslinda Gusdorf, es la forma de escrito msapta para facilitar el conocimiento exacto en el dominio de la vida personal, pues salvaguar-da la espontaneidad de la experiencia vivida, ya que chaque moment sy reflte ltat

    naissant. De l une assurance de fidlit plus exacte la ralit personelle. Y porque al seruna escritura muy dctil, tambin puede relater les vnements extrieurs, combine lesavantages des mmoires avec ceux de lessai, car il peut traiter leur date toutes les ques-tions dactualit personelle. Il est donc linstrument le plus appropi qui se prsente lhomme curieux de se connitre lui-mme (La dcouverte de soi38-9).

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    16. Uno de los debates ms controvertidos, por crucial, en el marco de las narraciones de carcter autobiogrfi-co, es el que se refiere al estatuto ontolgico del yo, el cual excede el horizonte de nuestra investigacin. Pueden con-sultarse las siguientes obras que exploran acerca de la especulacin ntica del yo, y que de algn modo penetran enel rea que nos ocupa: Gusdorf, Condiciones y lmites de la autobiografa; Hamburger, La lgica de la ficcin;Gadamer, Verdad y mtodo. Fundamentos de una hermenutica filosfica; Benveniste, Problemas de lingstica gene-ral; Lejeune, El pacto autobiogrfico; De Man, La autobiografa como des-figuracin; Olney, Some versions ofMemory/Some Versions of Bios: The Ontology of Autobiography; Eakin, Fictions in Autobiography. Studies in the Art ofSelf-Invention; Abad, Teora hermenutica y literatura (el sujeto del texto).

    17. Para una tipologa de los diarios ntimossegn la caracterologa del diarista remitimos al ensayo de MichleLeleu Les journaux intimes.

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    Una de las ausencias ms notables en los estudios que se han dedicado a examinar el

    diario ntimoes la que se refiere al mbito temporal y a la especial relacin que el diaristatiene con el tiempo y cmo ste se teje en el espacio de escritura que le acoge. Es extraoque siendo el tiempo presenteel dispositivo central que marca y rige el funcionamiento deldiario, algunas investigaciones apenas indagan en la importancia liminar que tiene para lacomprensin e interpretacin de la nocin. Vamos a procurar reflexionar desde una pers-pectiva hermenutica acerca de la dialctica que se establece entre la dimensin temporal yel discurso diarstico, pues en ese dilogo se origina la pertenencia del yoa su mundo, que,a su vez, revela la experiencia subjetiva. Para ello, primero, haremos un seguimiento de losestudios que acotan la temporalidad en el diario, y, despus, recurriremos a las investigacio-nes que se han detenido en conceptualizar y abrir esta dificultad del tiempoa un campo deinterseccin donde la identificacin del yodel diarista queda apresada en lo narrado y en elespacio de su narracin, el diario ntimo18.

    La mayora de los trabajos que han analizado el diario ntimoencuentra en l una cuali-dad fundamental y distintiva de otros discursos autobiogrficos: est sometido al arbitrio delcalendario. Como har posteriormente en el mbito de la autobiografa, es Georges Gusdorf,en su obra La dcouverte de soi(1948), quien primero observa que le cadre chronologiquedu journal tend faire prvaloir le temps du calendrier sur le temps vcu (53) 19. Once aosdespus, Maurice Blanchot, en Le livre venir(1959), remarcar esta caracterstica:

    [Le journal intime] est soumis une clause dapparence lgre, mais redoutable: il doit res-pecter le calendrier. Cest l le pacte quil signe. Le calendrier est son dmon, linspirateur, le com-positeur, le provocateur et le gardien. Ecrire son journal intime, cest se mettre momentanmentsous la protection des jours communs, mettre lcriture sous cette protection, et cest aussi se pro-tger de lcriture en la soumettant cette rgularit heureuse quon sengage ne pas menacer.Ce qui scrit senracine alors, bon gr mal gr, dans le quotidien et dans la perspective que lequotidien dlimite. (224)20

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    18. Los trabajos de Georges Poulet recogidos en tudes sur le temps humain, La distance interiurey Mesure

    de linstanttratan en detalle el problema del tiempo y/en la experiencia humana en diferentes autores. Si en tudes surle temps humain los sujetos de su escrutinio son Montaigne y Descartes, detenindose en Rousseau, BenjaminConstant, Paul Valry y Marcel Proust, entre otros, en La distance interiurelos escritores pertenecen a los siglos XVIIIy XIX francs. En Mesure de linstantPoulet nos descubre la variacin y el valor del instante en la escritura de creado-res como Joubert, Madame de Stel, Stendhal o Amiel. En la introduccin de tudes sur le temps humain, Poulet bos-queja un brillante desarrollo histrico de la conciencia del tiempo en el mundo moderno en las pginas i-xlvii.

    19. Son muchos los estudiosos de la literatura del yoque reconocen en la persona de Georges Gusdorf a unode los precursores de la teora y crtica de la autobiografa contempornea. Su ensayo Conditions et limits de lauto-biographie, publicado en el ao 1956, es considerado fundamental para el posterior desarrollo y comprensin de losproblemas tericos de la autobiografa. Un fenmeno similar se puede decir de las reflexiones seminales que Gusdorfofrece sobre el diario ntimo en La dcouverte de soi. Slo algunos segmentos de este ensayo interesan a nuestroestudio. Vanse las pginas 26-87 y 110-22.

    20. Georges May advierte, no obstante, que en la mayor parte de los diarios ntimosla clusula de la anotacindiaria no se cumple, y la escritura del diario a veces queda interrumpida por intervalos de tiempo ms o menos largos(La autobiografa172). lisabeth Bourcier tambin duda de que la mxima de Cicern, nulla dies sine linea, se puedaaplicar a todos los diarios, en su opinin seul le journal religieux exige de son auteur quil le tienne quotidiennement,pour des raisons de discipline (3). Jean Rousset agrega que, ante la dificultad de mantener este compromiso, sonpocos los que escriben rigurosamente cada da, ya que a toute rgle correspond une infraction, que se ver refleja-da por los intervalos de la datacin (Le lecteur intime160).

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    Es este compromiso con lo cotidiano a veces inconstante por donde el diario transcu-rre y, al desplegarse con y en el tiempo, encuentra su horizonte expresivo en el presente dela anotacin. En el diario, cada registro quiere acotar el sentido de la temporalidad de losacontecimientos, experiencias e impresiones que el diarista ha vivido en contacto con el

    mundo. El que escribe un diario ntimobusca insertarse en el movimiento del tiempo paraapresarlo en palabras, pues stas son la accin del tiempo y encarna[n] todos los procesoscotidianos y temporales de los hombres, tal como explica Carlos Gurmndez (29).

    De ah que la exigencia primera del diario sea la obediencia al trnsito fugaz impuestapor el poder corrosivo del tiempo, y su escritura est diagramada por un ahora que apenasfue un antes. La pretensin profunda del diarista tambin ambicionada por el historiadores que sus anotaciones capten y reconstruyan de manera fiel la plenitud de los momentoso/y acontecimientos por l vividos en el pasado inmediato; es decir, anhela restituir con laescritura el discurrir de un presente desvanecido o a punto de desvanecerse. Esta manera

    de afrontar la escritura, sin una dimensin temporal retrospectiva, es una de las marcas quediferencia al diario de la autobiografa y de las memorias. Sin embargo, hay algunos crticosque matizan y discuten esta retrospeccin del diario ntimo. No hay que olvidar que, deacuerdo con la definicin autobiogrfica de Philippe Lejeune, el diariono cumple con lacuarta categora: la perspectiva retrospectiva de la narracin.

    Uno de estos crticos es Batrice Didier, quien observa la ausencia de distancia histri-ca en el diario, por lo que pone en duda que en ste podamos observar la construccin deuna vida al no acontecer distance entre le temps du rcit et le temps de lvnement (160).Son estas dos distancias las que permiten al escritor crear de manera unitaria logique

    su autobiografa, pero que no concurren en el diario ntimo. Didier sopesa que la organiza-cin del relato en el diario ne peut soprer que sur des parcelles dhistoire trs rduites, yestos fragmentos no pueden tener una estructura y desarrollo similar al de la autobiografa,puesto que el marco temporal es la narracin de lo acontecido en el da (160).

    Por su parte, George May considera que la autobiografa y el diario tienen en comn lareflexin acerca del pasado: la distancia entre el tiempo del acontecimiento y su anotacin;aunque piensa que el autor de un diario ntimo jams puede tener la ilusin de trabajar sobreel presente: al escribirse, ste se vuelve pasado. Se dir: pasado inmediato en un caso [eldiario ntimo] y pasado lejano en el otro [la autobiografa] (173). An as, May resalta que lasventajas del diario ntimoson quizs la precisin y la exactitud, mientras que la prctica auto-

    biogrfica est obligada a volver la mirada hacia el pasado para ordenarlo textualmente.

    Las observaciones de Rousset sobre la retrospeccin no son tan drsticas como lasanteriores, pues del examen de un grupo de diarios ntimos franceses encuentra que, si bienla simultaneidad del discurso y de lo vivido es en realidad una excepcin, la norma serartrospection de faible porte, cart minimum, mais cart entre le discours et le narr(159). Rousset concluye su anlisis con esta observacin: un diario que se deslizara hacia laretrospeccin dejara de serlo.

    Manuel Granell va a introducir un enfoque distinto, al evaluar el punto de vista retros-pectivo inherente al diario. El recurso utilizado es el concepto psicolgico del recuerdo, encuya estructura distingue el recuerdo-percepciny la impresin. Granell afirma que el dia-rista no maneja recuerdos, sino impresiones, las cuales, al ser anotadas, muestran lamayor semejanza posible con su propia realidad: lo subjetivo de las mismas coexiste con losdatos objetivos, en mutua relacin. Este proceso le lleva a decir que no existe en losDiarios un criterio a posteriori... [y] de existir un criterio semejante, ste sera sencillamenteel del da mismo en que fueron anotadas (xxvii).

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    En nuestra opinin, el intervalo temporal que experimenta la anotacin diarstica no estan amplio como para quedar afectado por el pasado. Si as ocurriera, la vivencia del diaristahabra cado en el campo del olvido y ste estara obligado a recordar, pues no hay recuerdosin olvido y, por supuesto, sin un acontecer y vivencia previos. El texto nacido de este proce-

    so no sera un diario ntimo, ya que estara lastrado por el recordar de la memoria, y sabemosque la narracin de sta no se hace de manera fragmentaria, sino que modula los recuerdos,los impone un orden y otorga un significado determinado. Todo este proceso desemboca enla narracin autobiogrfica. Y la autobiografa, como escribiera lcidamente Walter Benjamin,tiene que ver con el tiempo, con el transcurso de las cosas y con aquello que constituye elconstante fluir de la vida. En cambio, el diario trata de un espacio, de momentos y deinconstancia, de unas particularsimas vivencias discontinuas, y de imgenes bajo la figurade lo congelado en el momento recordado (212). El diarista soslaya elaborar con la memoria,proceso contrario que acontece cuando el/la redactor/a de cualquier autobiografa encara laescritura donde la re-creacin del pasado se convierte en necesidad.

    Diremos, entonces, que tal distancia temporal se trata de la idea de cuasi-presente, de laidea de que todo instante rememorado puede ser calificado como presente, dotado de sus pro-pias retenciones y protensiones (Ricur, Tiempo y narracin III: 789). La actitud del diaristaapunta a depositar-leer el tiempo en un intento de dilatar la vivencia ante la imposibilidad cons-ciente de revivirla. As lo observa Gusdorf, cuando escribe acerca de la diferencia de registrotemporal entre la autobiografa y el diario ntimo: sans doute faut-il admettre un dcalage tempo-rel entre lvnement et sa commmoration dans le journal, mais le dcalage horaire du journal,pass immdiat, conserve le frmissement de lexprience vcue (Les critures du moi319).

    Otro juicio que viene a iluminar este problema es el de Grard Genette, quien en suanlisis del tiempo de la narracin, seala que la narracin en pasado puede fragmentarsepara insertarse entre los momentos de la historia como una especie de reportaje ms omenos inmediato, comportamiento que es prctica corriente de la correspondenciay deldiario ntimo. El terico francs distingue cuatro tipos de narracin desde el punto de vistade la posicin temporal, de las cuales slo dos afectan al diario ntimoy a la relacin episto-lar: la simultnea(relato en el presente contemporneo de la accin), y la intercalada(entrelos momentos de la accin); esta ltima es a priorila ms compleja y puede ser tambin lams delicada de analizar. Genette escribe que cuando la forma diario se deshace, para aca-bar en una especie de monlogo a posteriori de posicin intemporal indeterminada, laestrechsima proximidad entre historia y narracin produce ... un efecto muy sutil de roce ...entre el ligero desfase temporal del relato de acontecimiento (Hoy me ha ocurrido losiguiente) y la simultaneidad absoluta en la exposicin de los pensamientos y los senti-mientos (Esta noche pienso lo siguiente) Figuras III (274-5). Para Genette, el diario y laconfidencia epistolar combinaran dos modos del lenguaje radiofnico: el directo y el diferi-do, el casi-monlogo interior y el relato a posteriori (275).

    Convenimos en afirmar que lo que define la vida de una persona son los actos humanosque la constituyen y la distinguen, pues no hay vivir sin conciencia de haber vivido. El filso-fo Carlos Gurmndez ha indicado que es a travs de la experiencia y del contacto directocon el acontecer cambiante del mundo, adems de la comprobacin inmediata, como acce-

    demos a comprender la secuencia duradera del tiempo. El autor de Crtica de la pasin puraexpone que es por el yo pienso que acompaa a todas las representaciones diversas delas sensaciones temporales, y cuya sntesis engarzadora efecta la palabra que se logra lapermanencia y la percepcin del Tiempo vivindolo, sintindolo (98).

    Ahora bien, si acordamos con Paul Ricur que el tiempo se hace tiempo humano en lamedida en que se articula en un modo narrativo, y la narracin alcanza su plena justificacin

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    cuando se convierte en una condicin de la experiencia temporal (Tiempo y narracin I:113), podremos afirmar que es en la escritura fragmentada del diario donde se fija el contor-no de cada episodio vital. Esta idea adquiere un sentido ms claro en la afirmacin deGusdorf: le Journal serait un des moyens dont nous disposons pour rsister au temps et

    nous imposer lui (La dcouverte de soi45).Si la etimologa de la voz diarionos informa que el da es el eje de referencia y medida

    temporal de las experiencias del diarista, y la anotacin es el resultado final de cada jorna-da, su estrategia respecto al valor de lo vivido apunta al corazn del presente porque ste

    es entonces sealado por la coincidencia entre un acontecimiento y el discurso que lo enun-cia; para alcanzar el tiempo vivido a partir del tiempo crnico, es preciso, pues, pasar a travs deltiempo lingustico, referido al discurso; por eso cierta fecha, completa y explcita, no puede decirseni futura ni pasada, si se ignora la fecha de la enunciacin que la pronuncia. (Ricur,Tiempo ynarracin III: 790).

    El diarista se apresta con el tiempo vivido a una labor similar a la del taxidermista conlos animales objeto de su inters y prctica: diseca registrando aquellas experiencias que lconsidera dignas de ser incluidas en su coleccin final y que reunidas darn lugar al diario.Narra los acontecimientos ms importantes, los que tienen el valor en s mismo[s] de ser elreflejo de un momento breve de determinadas situaciones vitales a las que se atribuye unaimportancia primordial (Weintraub, Autobiografa y conciencia histrica 21). Tambin apuntalos detalles insignificantes que lo ligan a la realidad del da a da, pues la pulsin que gua laexistencia del diario est arraigada en la humildad de lo cotidiano fechado y preservado porsu fecha (Maurice Blanchot, El espacio literario23). El diarista escribe sin otro fin provisionalque el de mantener viva la apariencia de su devenir, operacin que le permite resolver la inte-

    rrogacin planteada por el hiato temporal entre el instante vivido y el momento de la escritura.La respuesta la dar mediante la inscripcin del tiempo vivido en el tiempo narrado, refiguran-do el pasado que ahora est disecado-retenido en el presente efectivo de la anotacin. Laestrategia se corresponde con las tres fases de la mimesisque Paul Ricur desarrolla a lolargo de las pginas de Tiempo y narracin, donde el concepto mimesises entendido comoimitacin creadora. En la investigacin, Ricur postula que para resolver el problema de larelacin entre tiempo y narracin, es necesario establecer el papel mediador construyendo latrama entre el momento de la experiencia prctica que la precede y el que la sucede (Tiempoy narracin I: 115). Esta actividad mimtica-refiguradora es la que estimamos propia del diario,y se corresponde con la tarea de narrar-seen fragmentos de vida. La anotacin diarstica recu-

    rre a esta dimensin en la que parafraseando el ttulo de una de las obras de Michel Foucaultno hay gran desavenencia entre las palabras y las cosas, y que permite rememorarlas sinuna profunda infidelidad. As se preserva la dialctica de la prctica diarstica: la permanenciade sen el tiempo de la anotacin y la pervivencia de ste en la escritura. Proceso que tambinpuede interpretarse como el a la vez de la escritura y la lectura que Hans-Georg Gadameradvierte en Aristteles, y que si intercambiamos el leer por vivir, correspondera

    a eso que posee la estructura temporal del demorarse. No se trata de un ejecutar esto yaquello, primero lo uno y luego lo otro, sino que es un todo que est presente ah, en el ver, en elmeditar, en el considerar en el que uno se halla sumergido, o mejor, si escuchamos a la sabidurade la lengua, podemos decir: en lo que uno se halla absorto. (Esttica y hermenutica294)21.

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    21. En su investigacin El orden de los libros. Lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos XIV yXVIII, Roger Chartier alega que la lectura no es slo una operacin abstracta de inteleccin: es puesta en juego delcuerpo, inscripcin en un espacio, relacin consigo mismo y con los otros, es siempre una prctica encarnada en ges-tos, espacios, hbitos (24-25). Esta interpretacin del acto de leer se puede conectar al diario ntimo, pues si despla-zamos el argumento de Chartier a la prctica diarstica se descubre cierta similitud en el proceso y experiencia delvivir cotidiano como lectura del mundo.

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    El problema de la experiencia humana del tiempo y su relacin con el tiempo lingsticolo ilustra mile Benveniste en el ensayo El lenguaje y la experiencia humana. Benvenisteadvierte que una cosa es situar un acontecimiento en el tiempo crnicoy otra insertarlo en eltiempo de la lengua: este tiempo lingstico tiene su centro centro generador y axial a la

    vez en el presente del instante en que se habla. En consonancia con esta apreciacin,Benveniste va a sealar la coincidencia entre el acontecimiento y el discurso, pues siempreque un hablante emplee la forma gramatical de presente, sita el acontecimiento como con-temporneo a la ocasin en que se pronuncia el discurso que lo menciona ... y sita comopresente todo lo que implica como tal, en virtud de la forma lingstica que emplea (8).

    El diarista se apoya en el presente mientras dura el brillo de sus vivencias. Redactn-dolo e inscribindose en l redime la precariedad de los instantes del da que dejan huellaen su vivir, y busca conjurar en su diario la erosin que produce la herida abierta del tiempo.La experiencia de la anotacin se convierte entonces en una epifana rescatada para siem-

    pre del olvido.Puesto que el tiempo presente y sus bordes o prolongaciones son uno de los elementos

    que caracterizan al diario ntimoy lo diferencian de otras narraciones autobiogrficas, habrque inquirirse acerca de las huellas genticas que porta su memoria. En el estudio tituladoAlgunas versiones de la memoria/Algunas versiones del bios: la ontologa de la autobiogra-fa, James Olney ha escrito que la recuperacin del tiempo es uno de los principales mvi-les del autobigrafo por no decir el nico y verdadero motivo, en donde la memoria es elhilo oculto que describe o configura el biosen el sentido de tiempo de vida. Asimismo,Olney propone ver el bioscomo un procesoque se mueve hacia el presente ineludible deles, y piensa que es posible imaginar la memoria en dos sentidos: como el discurrir delpasado convirtindose en presente y como la unin de ese pasado que se ve retrospectiva-mente con el presente como ser (35).

    La persona que escribe su diario ntimono siente la necesidad de tirar de esa especiede hilo de Ariadna del tiempo, ni est obligada a penetrar profundamente en el territorio dela memoria, como antes hemos visto que le ocurre al autobigrafo. La memoria del escritor/ade diarios est emplazada en el presente, lugar de insercin en el mundo que reprsente lemoment dcisif de lexprience personnelle comme affirmation de soi (Gusdorf, Mmoire etpersonne43). Walter Benjamin escribi que el tiempo no es lineal fsico, sino perspectivadesde la actualidad, cuyo espacio es la sucesividad de realidades que la configuran. Para el

    pensador que mejor mostr la complejidad de su circunstancia histrica, el tiempo es pre-sencia de los distintos JeztzeitAhora que se suceden, en donde lo nuevo irrumpe deforma imprevista como un sorprendente mundo original. La memoria de ese presente secomporta de manera similar a lo postulado por Benjamin, al conservar subjetivamente encada anotacin los distintos Ahoras que el diarista ha vivido y que se ve impelido a escri-bir cada da, comenzando una indita pgina de su vida que tendr otra fecha en el diario,la cual queda abierta a las sorpresas del existir.

    Hay un valor de novedad en cada momento de la experiencia, lo cual contradicemuchas opiniones que denuncian la monotona de los diarios ntimos. La apreciacin acerca

    de la monotona del diario radica en que no encontramos en l la construccin de un relatocoherente, como se observa en la autobiografa, espacio en que el autor se reconstituye ensu unidad e identidad en el momento temporal en que narra. El diario ntimo, por el contrario,nos ofrece una vida en celdillas con la fecha inscrita, que contienen las experiencias desvin-culadas normalmente unas de otras y que el redactor salva de la corrosin del tiempo. Eneste sentido, se puede afirmar que el diario es reiterativo, pues su relato se ordena en larepeticin e igualdad que le imponen los das. Su repeticin est representada en la materia,

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    en la sustancia idntica que tienen todos los das. Pero en realidad la repeticin no es tal,pues en su similitud, en la repeticin diferente que forzosamente hay en cada da, las viven-cias a las que est expuesto el autor del diario son distintas.

    El diarista, apresando el flujo del tiempo que viaja en cada anotacin, no slo pretendedetenerlo, sino que una de las funciones de su memoria est servir de tmoin contre lesdfaillances du souvenir, qui trie et simplifie, pour constituer un pass la mesure du pr-sent, liminant ce qui gne lamour propre, ou contredit la bonne conscience du sujet(Gusdorf, Les critures du moi324). As lo expresa tambin Maurice Blanchot, para quien loque se escribe en el diario est dicho bajo la salvaguardia del acontecimiento; eso pertene-ce a los asuntos, a los incidentes, al comercio del mundo, a un presente activo, a una dura-cin quizs absolutamente nula e insignificante, pero al menos sin retorno, trabajo de lo quese adelanta, va hacia maana, y va definitivamente (El espacio literario23).

    Si hemos aceptado que el presente se caracteriza por su inmediatez, por su actualidad,y es le point o jen suis de mon histoire, le moment le plus rel pour moi de mon existence,puisque cest en lui et en lui seulement que je minsre dans les choses (Mmoire et person-ne2), la funcin de la memoria en el presente tiene un valor ms concreto, contingente, yestara inscrita en la huella dejada por los acontecimientos vividos o en la contemporaneidadde los mismos. El diario es una forma de rememorar deteniendo la vivencia huidiza. Y segnHans-Georg Gadamer, la vivencia se caracteriza por una marcada inmediatez que se sus-trae a todo intento de referirse a su significado. Lo vivido es siempre vivido por uno mismo, yforma parte de su significado el que pertenezca a la unidad de este uno mismo y mani-fieste as una referencia inconfundible e insustituible el todo de esta vida una (Verdad y

    mtodo103). Por lo tanto, se puede afirmar que la alteracin de la memoria en el diario noes tan amplia como para poner en juego la verdad referencial de lo que se anota, tal como lesucede al relato autobiogrfico22.

    Si como sostiene Krzysztof Pomian, el tiempo que transcurre mientras se escribe estclaro que no pertenece a la novela, sino a la vida del autor (77), en el escritor de diarios eltiempo de la escritura le pertenece doblemente: porque es su tiempo mortal, expresndolo entrminos de Ricur, y porque la materia de su escritura son sus propios actos. Son estosacontecimientos sobre los que el yodiarstico recordemos que es la instancia productora deldiscurso narrativo estructura la prctica de su escritura23. En correspondencia con esto,podemos apuntar otra de las marcas del diario ntimoo personal, tal como la ha consignado

    Jean Rousset: el diario se auto-destina. Segn el crtico francs, esta particularidad, en la que

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    22. La relacin del acontecimiento con el presente y la cristalizacin de ste como instante han sido abordadasdesde diferentes lecturas filosficas y psicolgicas. Louis Lavelle, en su obra De lacte, entiende el instante presentecomo el momento privilegiado del tiempo. Luis Carretero Abad es otro de los filsofos que considera central la nocinde instante en dos de sus investigaciones: Una filosofa del instantee Instante, querer y realidad. Para el discpulo deJos Ortega y Gasset no hay ms tiempo humano que el presente, ste es lo esencial en el tiempo, es lo que crea, ycon l surge el ser (Una filosofa del instante37). Y en Instante, querer y realidad, Carretero Abad afirma que es en elinstante [donde] se concentran todos los procesos psquicos y vitales (13). Finalmente, George Herbert Mead, en ThePhilosophy of the Present, plantea que la realidad se halla en el presente, entendido como un complejo en el cual se

    proyectan la realidad y la conciencia de sta. Para una mayor profundizacin sobre este asunto, remitimos fundamen-talmente a estas investigaciones.

    23. Benveniste ha dejado muy clara esta cuestin de la subjetividad en el lenguaje, cuando afirma: yo es elindividuo que enuncia la presente instancia de discurso que contiene la instancia lingstica yo ... [pues] es identifi-cndose como persona nica que pronuncia yocomo cada uno de los locutores se pone sucesivamente como suje-to, ... [y] es en y por el lenguaje como el hombre se constituye como sujeto; porque el solo lenguaje funda enrealidad, en surealidad que es la del ser, el concepto de ego (Problemas de lingstica general I: 173; 175; 180).

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    el primer destinatario del diario es el redactor, slo es posible si se acepta una de las clasu-las inherentes a su existencia: el secreto de su escritura (Le lecteur intime141-3). Y puestoque el diario ntimose escribe para s mismo, convirtiendo esta prctica en acto secreto, estehecho no slo va a dar una impronta narcisista al contenido de su narracin fragmentaria,

    sino que, en ocasiones, puede determinar el grado de intimidad y sinceridad de la misma.

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    La prctica de cualquier escritura autorreflexiva conlleva una cierta relacin de intimi-dad entre el autor y la narracin cony en la que se construye. Este vnculo se hace msexplcito en el diario ntimo. El adjetivo ntimose engasta simbiticamente en otro, diario, quepor su radiacin se convierte en sustantivo, y que unidos van a convivir en estrecha compa-a para determinar la naturaleza del escenario en la que un sujeto busca representarse. En

    los diferentes diccionarios consultados, ntimotiene su raz en el superlativo latino intimus, loms interior, y aparece definido bajo dos acepciones principales: primera, lo interior, lointerno, lo que est ms adentro de cualquier cosa; segunda, lo que implica mucho trato oconfianza, o que une por lo que hay de profundo. El Diccionario de uso del espaolde MaraMoliner introduce un matiz en la rama de significados que interesa a nuestro tema: hechoen la intimidad.

    Todas las acepciones de ntimo mencionadas reflejan similar acuerdo en un sentido:espacio en el que se desarrolla una vida interior y es el reducto sagrado de la persona.Atendiendo a estas observaciones, podramos decir que el diario ntimoes el mbito o esce-

    nario textual de pertenencia en que se repliega el yodel diarista y al que se inmanta parapoder realizar el acto de escritura con absoluta libertad. Este escenario ntimo en el que serepresenta un determinado yo necesita de ciertas clusulas bsicas: la del secreto y laausencia de testigos. De ah el celo protector que practican los intimistas para que sus dia-rios ntimos estn fuera del alcance de las miradas ajenas. El diarista considera su intimidadcristalizada en su espacio de representacin, el diario ntimo como algo exclusivamentepropio, un crculo inviolable.

    Jos Luis L. Aranguren define la intimidadcomo la relacin intrapersonal o intradilogo,re-flexin sobre los propios sentimientos y conciencia, autonarracin y autointerpretacin,contarse a s mismo la propia vida y subjetividad, sintindolas como tales (20)24. En su ilu-minador ensayo, Teora de la intimidad, Carlos Castilla del Pino distingue las actuacioneshumanas en ntimas, privadas y pblicas, puntualizando que estas actuaciones no se califi-can por s mismas, sino por el escenario en que tienen lugar, pues la calidad de una con-ducta deriva de la ndole del escenario en que transcurre (18). De acuerdo con esta idea,actuaciones ntimas sern las que se reservan para la intimidad, es decir, para que serepresenten en un espacio ntimo (19). En opinin del psiquiatra y autor de la autobiografaPretrito imperfecto, el escenario ntimo slo puede ser observable por el sujeto. En oposi-cin a los escenarios pblico y privado, que se pueden exteriorizar en grado diverso, el nti-mo es invisible a los otros: la actuacin ntima de alguien slo puede ser inferida, supuesta,conjeturada por los otros, nunca evidenciada ... La actuacin ntima, adems, es un pacto

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    24. Para un conocimiento ms amplio de la intimidadremito a los siguientes estudios: Madelnat, Lintimisme; ylas investigaciones colectivas, Intime, intimit, intimismey De la intimidad, que agrupan trabajos en donde se examinala intimidaddesde diferentes perspectivas, casi todas ellas sociolgicas. Helena Bjar en sus dos libros, La culturadel yoy El mbito ntimo. Privacidad, individualismo y modernidad, reflexiona desde la sociologa sobre estas catego-ras. Otro ttulo que observa con ptica diversa el mbito ntimo es el ensayo de Jos Luis Pardo, La intimidad.

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    consigo mismo: entre un yo y el sujeto (22). Pero esa intimidad, como advierte, pugna porexteriorizarse en diversos mbitos, uno de ellos puede ser la literatura. El diario ntimoes yas se se ha constituido histricamente una de las formas ms puras de la literatura autobio-grfica que permite exteriorizar las geografas ms profundas del yodel sujeto que escribe.

    En el diario ntimo la intimidadcomparte su rea reservada con lo cotidiano, cronotopoen el que el diarista recorre la secuencia de los acontecimientos del da, para guardar lasvivencias, pensamientos, afectos y emociones que le parecen dignas de ser salvadas delolvido. El diarista se recluye en ella para escribir en soledad. Circunstanciado por sus viven-cias y mediante la escritura ntima, el diarista se construye una imagen de s. Esto significaque al registrar la realidad vivida, je me donne moi-mme la parole; je transfre ma parolede lordre de la temporalit prcaire et fugitive lordre de lintemporalit (Gusdorf, Les cri-tures du moi325). Es en ese instante cuando la intimidad instaura una inflexin hacia senbusca de la verdad del yo, utilizando otros dos atributos que dan carcter al diario ntimo: la

    sinceridad y la autenticidad, los cuales alcanzan una especial gradacin en la escritura dia-rstica25. El resultado de esta manera de narrarse confiere al diario ntimouna especial estti-ca, diferenciada de la que aparece en el diario literario, el dietario o los carnets, las memoriaso la autobiografa. En este sentido, el diario ntimose convierte en una suerte de espejo que,dependiendo de cada diarista, lo desvela y confronta con el sujeto que es y acta en pblico.Deja al descubierto el ser que ntimamente es y el que en pblico (a)parece.

    Peter L. Berger y Thomas Luckman sustentan que la experiencia ms importante quetenemos de los otros se produce en las situaciones cara a cara, prototipo de la interaccinsocial comn. En el encuentro cara a cara el otro es real, por lo tanto, lo que l es sehalla en todo momento a mi alcance; en cambio, lo que yo soy noest tan cercano, pues

    no hay que olvidar que la identidad del yo no puede existir sin la identidad del nosotros.Para que la proximidad tenga lugar, indican Berger y Luckman, es necesario detenerse einterrumpir la espontaneidad continua de la experiencia y retrotraer deliberadamente laatencin sobre m mismo (46-7)26. Hasta afrontar la escritura del da no se produce la epi-fana del yo frente a frente, pero esta vez fijando la conciencia de s, de su presente frag-mentado, a travs de la palabra. La pregunta que se plantea a continuacin es si el territoriode la experiencia ntima del diarista consigue, mediante la escritura, alcanzar y penetrar elumbral de la conciencia. Gusdorf asegura que lide mme de conscience implique un con-tact de soi soi, un consentement entre ltat desprit momentan et la personnalit; la pr-sence au monde se fonde sur elle-mme, et trouve dans ce fondement une assurance

    neuve. Lcriture consacre un redoublement de la conscience premire, une seconde cons-cience consacre par linscription qui consolide la parole (Les critures du moi338).

    La narracin de esa experiencia ntima de s es el lugar en el que el diarista se constru-ye, se hace a s mismo ser lo que es. Pero no slo porque el diario contiene el registro de latrama secreta con la que se encadenan las vidas humanas, crnica del tiempo vivido y delespacio sentido, sino como efecto del lenguaje de esa intimidad, pues el saber de smismo es saber de su intimidad, segn aprecia Jos Luis Pardo (227).

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    25. Como ayuda para entender la problemtica autenticidad, caracterstica que tie la escritura del diario ntimo,

    se pueden citar las opiniones del filsofo canadiense Charles Taylor, quien escribe en La tica de la autenticidad loque sigue: ser fiel a uno mismo significa ser fiel a la propia originalidad, y eso es algo que slo yo puedo enunciar ydescubrir. Al enunciarlo, me estoy definiendo a m mismo. Estoy realizando un potencial que es en verdad el mo pro-pio. En ello reside la comprensin del trasfondo del ideal moderno de autenticidad (65).

    26. Una de las reflexiones sociolgicas ms profundas, que recurre a la literatura para articular el proceso de larelacin identidad individual e identidad colectiva, es la que nos presenta Norbert Elias en su estudio La sociedad delos individuos. Para el propsito que nos ocupa, vanse todo el captulo primero y las pginas 211-232 del tercero.

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    Es este proceso de introspeccin especular por el que el yodel diarista indaga acercade su ser ntimo para que haya cierta correspondencia entre la evolucin de la persona y ladel diario que escribe, y es cuando cobran verdadero sentido dos postulados de Gadamersobre la naturaleza del ser: su representacin y su posible comprensin. Para Gadamer, la

    constitucin ontolgica fundamental del ser es lenguaje, esto es, representarse, y este serque puede ser comprendido es lenguaje (Verdad y mtodo581; 567). Al paso de los das lasubjetividad textual del intimista se inscribir en consonancia con los distintos escenariosvitales y sociales y en cmo interiorice y procese la contingencia de esas circunstancias.Pues como piensa Gusdorf, el principio de una identidad inmutable del individuo no tienesentido (Les critures du moi341). As lo cree tambin Anthony Giddens, quien repara quela identidad del yo slo se entiende reflexivamente en funcin de la biografa personal, yesta identidad slo se encuentra en la capacidad de una persona para llevar adelante unacrnica particular (74).

    De acuerdo a cuanto hemos mantenido hasta aqu, vemos necesario retornar al comien-zo de las primeras pginas de esta meditacin y reparar en la importancia del diario ntimocomo forma literaria que permite acercarse a la realidad humana hecha escritura ntima enfragmentos e inscrita en la peripecia diaria del vivir. El diario ntimoest consagrado a la cul-tura de la conciencia de sque ya practicaban en la antigedad griegos y romanos, y que alo largo de la historia ha ido ofreciendo cimas literarias como el diario de Franz Kafka, AndrGide, Stendhal entre muchos otros27.

    En una sociedad como la postindustrial, en la que la intimidad es una carencia o hadevenido en mercanca sometida a especulacin comercial, el diario ntimotiene el privilegio

    de ser una de las prcticas literarias donde la conciencia de un yodeterminado puede man-tener un dilogo con el tiempo de manera reflexiva. Si el diario ntimodeja de ser ntimo sehurta la posibilidad de explorar la complejidad de una persona representndose a s misma,en un espacio libre de controles externos, y pasa a convertirse en un diario privado. Pero laprivacidad nada tiene que ver con la intimidad, por lo que en la mayora de los diarios quese publican en vida del autor/a la intimidad es aparente, producto de consumo desnaturali-zado, corregido, enmendado y expurgado.

    En las pginas anteriores he tratado de exponer algunas de las caractersticas quecomo interrogantes plantea el diario ntimo. Me gustara que este ensayo, por supuestoabierto a la crtica y al intercambio de ideas, sirviera para continuar el debate acerca de esta

    prctica de escritura del pensamiento autobiogrfico.

    2%5$6&,7$'$6

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    27. La prctica diarstica ntima puede estar teida de lo que Michel Foucault desarrolla en La inquietud de s,Tecnologas del yoy Hermenutica del sujeto. El diaro ntimoencontrara su arcano en una figura del pensamientogrecolatino clsico, el concete a ti mismo, que va acompaado de la exigencia ocpate de ti mismo, y que trata-mos en otra seccin de la investigacin. Una lcida lectura de este pensamiento y de los trabajos de Foucault puedeencontrarse en el denso ensayo de ngel Gabilondo, Trazos del eros; vanse las pginas 379-403.

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