Articulo Violencia en Las Escuelas
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Escuela, violencia y pandillas: Influencia de las pandillas en la
dinámica escolar de bachillerato, del Instituto Nacional Isidro
Menéndez
Ángela Pacheco & Víctor Hugo Perla
Resumen
Al igual que en el resto de Latinoamérica, El problema de la violencia en El
Salvador ha sido abordado por distintos conocedores, entre historiadores,
economistas, sociólogos y políticos, todos convergen en que, por un lado es
parte de un proceso aunado a la estructura y dinámica cultural del país y por
otro, constituye un problema de creciente magnitud que afecta y desgasta la
institucionalidad social. Como manifestación concreta de este problema, la
violencia juvenil, relacionada de manera inmediata con la expresión de
conductas delictivas de jóvenes, adolescentes y niños involucrados en
pandillas; representa una de las formas de violencia más visibles que en los
últimos años ha traspasado los muros escolares. Este trabajo intenta
esclarecer a partir de hallazgos académicos, si la violencia de las pandillas
influye en la dinámica de la violencia escolar en uno de los institutos
históricamente emblemáticos de la ciudad de San Miguel, tildado hace
algunos años como “semillero de mareros” infiriendo su estrecha relación con
la Mara Salvatrucha. La investigación se concibió bajo el enfoque cualitativo
utilizando como técnica básica la entrevista y observación. Los resultados
sugieren la importancia de establecer mecanismos preventivos adecuados y
la asunción de diagnósticos precisos que conlleven estrategias de
afrontamiento libres de coacción o represión.
Palabras clave: Violencia, Pandillas, Escuela, Violencia Juvenil
I. Introducción
Este artículo representa un intento de dilucidar la influencia que ejercen las
pandillas en la violencia escolar, específicamente del Instituto Nacional Isidro
Menéndez. En tal sentido el análisis parte de la consideración que dentro de
la violencia social, la violencia de las pandillas, pensada también como
violencia juvenil, ocupa gran parte del análisis de los discursos políticos en
cuya base se definen las estrategias para su afrontamiento. Este fenómeno
tan estudiado en los últimos años (INTERPEACE, 2007) ha pasado a ser
considerado por algunos gobiernos y agencias de seguridad de Estados
Unidos el principal foco de criminalidad en la región e incluso como una de
las principales amenazas a la seguridad hemisférica (IUDOP, 2008). Se ha
especulado por ejemplo, acerca de la asociación entre las maras
centroamericanas —en particular las salvadoreñas— y el crimen organizado,
lo cierto es que no todas mantienen estos vínculos. No obstante, en sus
barrios sí están frecuentemente relacionadas con actividades de extorsión a
pequeños comerciantes, transportistas y vecinos en general; con prácticas
como el consumo y la venta de drogas; y con el tráfico de armas y diversas
formas de violencia (Costa, 2007)
Vinculado a este fenómeno se encuentra, según la opinión pública la
violencia escolar presente en varios países del mundo, relevante en
Latinoamérica a partir de los años ochenta (Organización Mundial de la
Salud, 2002). Ésta, enmarcada dentro de la violencia social, representa el
reflejo de la ideología que impera en la experiencia de una sociedad, se
convierte en una construcción social, en un concepto transformado en sujeto,
desde esta perspectiva, “la violencia se presenta activa y toma a los
protagonistas como objetos; es decir, el sujeto, el niño, niña, adolescente ya
no es un simple hechor, pareciera que, imprevisiblemente, la violencia
escolar fuera el sujeto que toma al humano y no lo contrario” (Fernando
Osorio, 2006). En esta misma línea, Di Lio (2008) Afirma que la violencia en
las escuelas podría ser considerada como expresión de la crisis actual en los
lazos sociales y la precariedad en las mediaciones discursivas y simbólicas
de los sujetos para reconocerse con relación a los otros, manifestando su
necesidad primaria de afirmar sus propias identidades violentas en las
instituciones educativas.
La relación entre violencia de pandillas y escuelas, aun cuando no está
claramente establecida, se evidencia a partir de los reportes de los medios
de comunicación, los que diariamente informan acerca de desapariciones de
jóvenes estudiantes, los que se presume tienen, aunque no siempre de
manera directa, vinculación con pandillas, homicidios y en los últimos meses
la cobertura de cientos de maestros que solicitan traslado por las amenazas
de las pandillas. El Ministerio de educación por su parte, niega que esta
relación tenga las connotaciones que la opinión pública le adjudica, no
obstante ha desarrollado estrategias de prevención encaminadas a
establecer mecanismos de seguridad en las áreas de mayor índice de
operación de pandillas (Espinoza, 2008). La violencia en las escuelas con
vínculos pandilleriles en su análisis tiene más similitudes que diferencias,
cotidianamente el asistir o no a una institución educativa puede estar
determinado por la demarcación del territorio de las pandillas, ya que si los
estudiantes no se percatan de tal distribución y proceden de zonas
ratificadas por la mara contraria, corren un alto riesgo de ser secuestrados,
pagar extorsiones o ser asesinados (Aguilar & Carranza, 2008).
Es innegable que la violencia social ha llegado a las escuelas y ha lo ha
hecho acompañada de la muerte lo que hace de la situación algo
escandaloso. Sin embargo a pesar de la responsabilidad que puedan tener
las maras en la violencia escolar, no queda claro su nivel de protagonismo.
Se ha hecho una revisión lo más exhaustiva posible de la literatura pertinente
y no se ha encontrado ninguna investigación que indique de manera seria la
responsabilidad de las pandillas o maras como variable primaria en la
violencia escolar.
II. Método
El diseño de esta investigación ha sido cualitativo y se implementó a través
de un conjunto de procedimientos de múltiples referencias donde se
consideró lo descriptivo-interpretativo como metodología de análisis de los
datos obtenidos. Para alcanzar los objetivos propuestos se plantearon los
siguientes abordajes diferenciales: encuesta por muestreo a alumnos del
nivel medio, encuesta a docentes, entrevistas a docentes, entrevistas a
alumnos del nivel medio.
El universo de esta investigación lo conformaron todos los estudiantes y
docentes que asisten a bachillerato en las diferentes modalidades del
Instituto Nacional Isidro Menéndez de San Miguel (INIM), ubicado en la
Ciudad de San Miguel, departamento de San Miguel de El Salvador.
Se utilizó como marco muestral una base de datos que incluye la totalidad de
estudiantes matriculados en el 2012, la muestra fue probabilística
estratificada por secciones.
III. Desarrollo Temático
El fenómeno de la violencia escolar, no es un hecho aislado de la violencia
social, desde este punto de vista, la perspectiva para su análisis requiere la
consideración de los múltiples factores que no alcanzan en la comprensión
del enfoque tradicional, así el presente estudio, tomó en consideración tanto
variables relacionadas con la dinámica escolar del Instituto Nacional Isidro
Menéndez, como factores implícitos en la violencia que ejercen las pandillas
en las comunidades y entornos de estudiantes y docentes de dicha
institución. Los resultados en general, no muestran una incidencia
significativa de la violencia de las pandillas en la dinámica escolar de este
centro de educación; sin embargo hay datos contradictorios que invitan a una
reflexión profunda.
Según los datos recabados, tanto maestros como estudiantes, coinciden en
afirmar que dentro de la institución se experimenta un alto grado de
integración, que se traduce en identidad y amor por el centro educativo. El
índice de rendimiento académico en un 55% se encuentra levemente sobre
la media, y el restante porcentaje por debajo de la misma.
La calidad de relación entre estudiantes y maestros, desde la perspectiva de
estos últimos es muy buena, son pocos los maestros que reconocen tener
una relación negativa con los estudiantes, y en estos casos en particular la
mala relación la adjudican a la falta de compromiso de los estudiantes en su
propia formación.
La violencia percibida por parte de los docentes es muy baja, ellos advierten
que los conflictos que pudieran surgir dentro del ámbito escolar, incluyendo
en él a estudiantes, docentes y el director, son fácilmente controlados, por lo
tanto su manifestación es casi inexistente.
En relación a este mismo aspecto los estudiantes, confirman que la violencia
entre ellos es mínima, y la influencia de las pandillas en la misma es igual de
insignificante. En este punto la visión de los maestros es que hay muy poca
incidencia de las pandillas en la violencia que pudiera manifestarse en INIM,
no obstante un 38% teme que las pandillas influencien conductas violentas
de los estudiantes.
En relación a la escala de evaluación de la violencia, administrada a los y las
estudiantes, esta se concentra en cuatro áreas fundamentales: la primera
relacionada a la violencia que los estudiantes ejercen de manera material a
las instalaciones del instituto, la segunda a la violencia experimentada por los
estudiantes, tanto ejercida como recibida. Una tercera área se vincula a la
violencia de estudiantes a maestros y finalmente la cuarta, que concierne a la
influencia de las pandillas en la vida estudiantil.
De tal forma que el porcentaje de estudiantes que asume haber realizado
daños materiales al instituto es tan solo del 22% ante un 16% que prefirió no
contestar, y 67% que dice no haber dañado o pintado paredes o quebrado
ventanas.
En la segunda área, los resultados son igual de sucintos, el 51% niega haber
manifestado conductas de violencia en contra de otros estudiantes o
maestros, un 11% prefiere no contestar y un 38% admite que ha ejercido
violencia de raras a constantes ocasiones en contra de sus pares o de sus
maestros.
En cuanto a la violencia recibida los datos muestran que un 48% de los
estudiantes han experimentado burlas, sabotajes, empujones, golpes o
extorciones, aunque no directamente de jóvenes pandilleros. Un 10%
prefiere no contestar y 42% niega haber sido objeto de violencia.
Estos datos, invitan a pensar sobre la autenticidad de la ausencia de actos
de violencia dentro de las instalaciones, puesto que ciertamente un buen
porcentaje de participantes ha sido objeto en alguna ocasión de estos actos.
Por otra parte, en la tercera área, el 52% y el 71% de estudiantes niega
haber sido objeto de violencia psicológica y física respectivamente, por parte
de sus maestros.
Finalmente, un 47% de estudiantes admite que las pandillas influyen en la
dinámica escolar del INIM., hay un 41% que lo niega un 12% que prefiere no
hablar del tema.
Indudablemente, los estudiantes del INIM, se encuentran inmersos en
relaciones sociales que mediatizan sus representaciones sobre la violencia y
el accionar de las pandillas. Asumen, como lo afirma Cruz (2005) y Sánchez-
Jankowski, que estos grupos se orientan a acciones delictivas y que poseen
reglas dicotómicas y absolutas, que especular algo de ellos significa incurrir
en una transgresión que podría cobrarles la vida, por lo tanto es mejor
alejarse del tema, silenciar y encubrir hasta cierto punto su influencia en la
vida cotidiana escolar. No obstante, no puede afirmarse que en esta
institución sus estudiantes o maestros se encuentren vinculados a
estructuras pandilleriles o que estas determinen por ejemplo desapariciones
de estudiantes, deserción escolar, intimidación o traslado de maestros.
La mayor parte de los estudiantes que participaron en el estudio provienen
de zonas urbanas populares donde evidentemente hay pandillas, la gran
mayoría negó en la entrevista que estas circundaran la institución o que
hubiesen pandilleros estudiando, o reclutando jóvenes al interior de las
instalaciones.
Ninguno de los entrevistados simpatizó con los grupos de pandillas, le
adjudicaron a estos adjetivos negativos, y negaron enfáticamente cualquier
relación con los mismos.
IV. Conclusiones
La investigación de campo tanto con instrumentos cualitativos como con los
cuantitativos, no muestra una relación significativa de influencia negativa de
las maras en la vida estudiantil y docente del Instituto Nacional Isidro
Menéndez. No obstante es importante destacar que esta institución fue
duramente señalada por la opinión pública hace cinco años y a raíz de ello,
sus políticas de seguridad fueron modificadas, de igual manera en algunas
narraciones, se encuentran expresiones de miedo tanto por parte de alumnos
como de docentes, lo que indica que hay un sesgo de sinceridad en las
respuestas emitidas, debido al miedo que existe de hablar acerca de las
pandillas o maras, esto es una limitación calculada, que nos hace reflexionar
en el sentido que hacer investigaciones objetivas en esta temática es una
tarea un tanto difícil.
V. Referencias
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2006.
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Disponible on line: www.centroreinasofia.es/informes/violencia_estudiantes.