+++ATRAVESANDO LAS PUERTAS DEL AUTISMO

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REDBA - RED ASISTENCIAL DE BUENOS AIRES DIRECTOR GENERAL: Lic. Sergio Sáliche CURSO: Acompañante Terapéutico (Especialización en Niños) DOCENTES: Lic. Claudia Karabaic y Lic. Sergio Sáliche MONOGRAFÍA: “ATRAVESANDO LAS PUERTAS DEL AUTISMO” AUTORAS: Luciana Muzaber y Mariana Córdoba CURSADA: Mayo – Agosto de 2008 ENTREGA CERTIFICADO: 30 de Agosto de 2008 “Los más sanos como los más locos de nosotros, nos colgamos como arañas de una tela tejida por nosotros mismos, oscuramente armada en el vacío y sacudida con fuerza por los vientos del cambio. Sin embargo esta frágil telaraña, a través de la cual muchos solo ven el vacío, es el único artefacto duradero, la única firma autentica de humanidad y su tejido es nuestra responsabilidad fundamental .” Geoffey Vickers (1964) INTRODUCCION A través de este trabajo nos proponemos exponer una de las patologías que hasta la actualidad ha generado mayor controversia en el núcleo de las diferentes corrientes médicas y psicológicas: el Autismo. Nuestro objetivo será por un lado, investigar las diversas postulaciones haciendo un recorrido por algunos de los actores profesionales que se han abocado al estudio de dicho cuadro. Por el otro resaltar las características principales en relación a sus síntomas específicos. Para ello: 1- Abordaremos la problemática etiológica desde la

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notas sobre el autismo

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REDBA - RED ASISTENCIAL DE BUENOS AIRES

DIRECTOR GENERAL: Lic. Sergio Sáliche

CURSO: Acompañante Terapéutico (Especialización en Niños)

DOCENTES: Lic. Claudia Karabaic y Lic. Sergio Sáliche

MONOGRAFÍA: “ATRAVESANDO LAS PUERTAS DEL AUTISMO”

AUTORAS: Luciana Muzaber y Mariana Córdoba

CURSADA: Mayo – Agosto de 2008

ENTREGA CERTIFICADO: 30 de Agosto de 2008

 

 

 “Los más sanos como los más locos de nosotros, nos colgamos como arañas de una tela tejida por nosotros mismos, oscuramente armada en el vacío y sacudida con fuerza por los vientos del cambio. Sin embargo esta frágil telaraña, a través de la cual muchos solo ven el vacío, es el único artefacto duradero, la única firma autentica de humanidad y su tejido es nuestra responsabilidad fundamental.”                                                                                                 Geoffey Vickers (1964)

                                                INTRODUCCION

A través de este trabajo nos proponemos exponer una de las patologías que hasta la actualidad ha generado mayor controversia en el núcleo de las diferentes corrientes médicas y psicológicas: el Autismo.  Nuestro objetivo será por un lado, investigar las diversas postulaciones haciendo un recorrido por algunos de los actores profesionales que se han abocado al estudio de dicho cuadro. Por el otro resaltar las características principales en relación a sus síntomas específicos. Para ello:   1- Abordaremos la problemática etiológica desde la perspectiva de dos importantes marcos teóricos: la Teoría Psicoanalítica y la Teoría Orgánica.

2- Puntualizaremos la sintomatología clínica especificando las áreas del desarrollo afectadas.

3- Resaltaremos la importancia del diagnóstico diferencial entre Autismo y Esquizofrenia.

4- Caracterizaremos la función del Acompañante terapéutico.

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1PSICOANÁLISIS Y AUTISMO En el campo psicoanalítico el concepto freudiano de autoerotismo (1905: Tres ensayos de teoría sexual; 1914: Introducción del narcisismo), trazará la vía para abordar el autismo no sólo en referencia a las vicisitudes de la pulsión y su objeto sino, también, al narcisismo. Amputada la referencia al Eros freudiano, el autismo está construido sobre su rechazo. Para Freud, en el abordaje de las psicosis, la fijación al autoerotismo determinará tanto la enfermedad como la cura: la restitución libidinal encontrará su objeto en la alucinación, la estereotipia motora y el cuerpo, así como en el tratamiento de la palabra como cosa . En consecuencia, al producir otra lectura de los síntomas, la clínica psicoanalítica no sigue la descripción nosográfica del síndrome de Kanner.

Desde una perspectiva lacaniana

En el marco de las consecuencias clínicas de las tesis de Jacques Lacan sobre el lenguaje, operará un descentramiento en el que el acento se desplaza de lo innato, en tanto factor ligado a lo biológico, a los trastornos del lenguaje actualizados en la relación transferencial. Al caracterizar al autista, Lacan expone la relación particular con el lenguaje y el Otro.

- Estadio del espejo.  Constituye la primera identificación del niño, donde se ve como unidad, distinto del Otro. Esa focalización sobre la imagen permite una conceptualización imaginaria del propio cuerpo que aparece como separado de la madre y como entidad diferenciada del resto de las cosas. Cuando el sujeto asume su imagen se produce una transformación jubilosa porque anticipa la posibilidad real de dominio de un cuerpo aún inmaduro neurológicamente para aprehenderse como unidad. No basta que el niño observe su propia imagen sino que es necesario que el sujeto que le acompaña asienta y que obtenga el signo de que esa imagen es refrendada por el otro y por el Otro. Esta aprehensión de la imagen del cuerpo no se realiza inmediatamente. Es a través de un periodo o estadio, que el infante descubre y asume ese lugar. Su acompañante le invita a descubrirse como un ser diferenciado pero este logro solo se alcanzará con la posterior adquisición del lenguaje. Así, este será un momento de promesas, un momento que anticipa al infante lo que podrá llegar a ser.Para Lacan, durante mucho tiempo, el niño no esta en disposición de apropiarse de la relación de pertenencia imaginaria (1957). Y ese funcionar del sujeto en el objeto se procesa como intertexto que puede quedar a veces como un icono o emblema (objeto transaccional) antes de ganar un estatuto simbólico.  El reconocimiento como un ser querido y diferenciado por parte de la madre hacia el niño, supone la focalización e integración del yo del niño sobre su propio cuerpo. Desgraciadamente, el niño con autismo no se ve en el espejo, está colocado en un más allá incapaz de recibir cualquier mensaje en forma invertida. El inconsciente no fue desubjetivado sino que fue trasladado a lo real. En el lugar del objeto en el espejo del Otro, el autista no encuentra reflejo: Al niño con autismo le falta lo simbólico que le permitiría la extracción del objeto

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para la constitución del circuito pulsional. Donde la inscripción de la falta simbólica no funcionó surge un retorno de goce sobre el propio cuerpo. Se puede entonces hablar de autismo como Freud considera la esquizofrenia: hay una fijación autoerótica, anterior al narcisismo y colocada fuera del espejo plano. Es aquí donde el autista se ubica. Podemos suponer entonces que lo que falta es el Ideal del Yofracasando todos los intentos de establecer una estabilidad corporal.

 - Cuerpo fragmentado

Ya antes de nacer, dentro de su madre, el niño se siente uno con ella. En su vientre cálido se siente protegido, alimentado e incluso hablado. Durante los primeros meses de vida, la madre es como una prolongación de su propio cuerpo. El pezón que le amamanta, los brazos que le sostienen, el contacto con la madre etc., hacen que ésta aparezca como formando parte de sí mismo. El infante no es capaz de diferenciar su cuerpo del de la madre.Es mediante el dominio del par presencia-ausencia que el niño es capaz de soportar las ausencias de su madre. El ingreso en el mundo de lo simbólico permite al infante dominar el mundo, manipularlo y sentirse diferenciado de él.El pequeño con autismo no tiene consciencia de su propio cuerpo pues no es capaz de enfocar su propio yo. No tiene organizado su esquema corporal. Ve su cuerpo como una entidad fragmentada que intersecciona con el resto de objetos del mundo. No tiene consciencia de los límites de sí mismo. De ahí esa enorme susceptibilidad ante la alteración del entorno pues lo vive como una constante agresión.El hecho de no poder acceder a la simbolización, hace que el pequeño con autismo sienta su cuerpo como algo indiferenciado del resto de las cosas. Siente su cuerpo fragmentado como si no formase parte de él, e incluso considera lo contrario, es decir, que una agresión a un objeto aparentemente ajeno a él la toma como propia. Por otro lado, no disponer de referentes para designar a las cosas hace que tiendan a detenerse en las partes o fragmentos que las forman antes que en el propio objeto en sí.En el autismo, lo simbólico, en lugar de poner límite a lo real se incorpora como un real añadido. Este real redoblado por lo simbólico ejerce una mortificación sobre el cuerpo del niño con autismo que queda deshecho en pedazos, pedazos que la significación fálica no delimitó. El yo del autista está en suspenso pues su cuerpo parece estar aprisionado y adherido al Otro como una máquina libidinal exteriorizada.Este cuerpo está fijado al objeto que no se desprende del Otro. Es en este lugar de objeto a donde el niño con autismo se aloja, en cuanto cuerpo encarnado de la metonimia del Otro, ya que la metáfora no tuvo lugar. El Otro se hace en su carne.Donde lo simbólico no inscribió su trazo, el imaginario desatado, no conforma el cuerpo, que permanece fijado en lo real de las pulsiones. Estas paralizadas en el goce, desmembran al autista en múltiples pedazos. 

 - Lenguaje-simbolización.

El lenguaje, permite asociar aquello que acontece en nuestro entorno a un símbolo, el significante. Además esta asociación, supone que el sujeto pueda

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nombrar acontecimientos, objetos, etc. sin necesidad de que estén presentes. Es decir el lenguaje permite capturar el mundo y someterlo a nuestra crítica en lugar de encontrarnos inmersos e indiferenciados en él. Esta separación que el acceso a la simbolización, proporciona es lo que permite al sujeto ingresar en la sociedad y en la cultura aceptando sus normas y leyes.Hemos de pensar que el lenguaje, la cultura y la sociedad ya estaban antes de que naciésemos. Esto supone una lucha de cada uno por la integración en el entorno. Es decir, el mundo no se ha adaptado a nosotros, ha sido al revés, nos hemos tenido que adaptar a él. En esa lucha por la adaptación no siempre se triunfa.La adquisición del lenguaje, es fundamental para que se produzca esta adaptación, más que por el lenguaje en sí, por el acceso a la capacidad de simbolización, pues esto permite que el niño adquiera el par dentro-fuera que es la base que le va a permitir diferenciarse del resto del mundo y marcar los límites de su propio cuerpo con el entorno.El autista no ha quedado atrapado en las redes del lenguaje. Redes que le hubieran permitido acceder a la cultura y al mundo de sus padres. La no simbolización hace que lo real invada al autista como un acontecer no dominable.  Lo que se simboliza es denominable y por lo tanto puede ser separado, puede ser empujado hacia un lugar más allá del espacio topológico propio. El autista carece de ese espacio topológico propio que le permita sentirse a salvo de las continuas demandas externas, que permita establecer una separación, que establece un recorte entre el yo y el mundo.

 - El autismo en la estructura

Para poder ubicar el lugar del autismo en la estructura, es necesario estudiar la relación del sujeto autista con el Otro y con el objeto y esto implica encontrar su lugar dentro de las estructuras de neurosis, psicosis y perversión o por el contrario manejar la posibilidad de encontrarnos frente a otra estructura clínica.La relación del autista con la transferencia es problemática. Ni la mirada, ni sus movimientos dan testimonio de una relación al objeto. Es como si no tuviese ningún Otro.    El problema es que el mutismo del autista tiene por objeto impedir la desaparición del Otro y esto bloquea la relación transferencial y toda demanda por su parte.Existen diferentes proposiciones en cuanto al lugar del autismo en la estructura. Se habla de una esquizofrenia precozmente desencadenada, se habla de una cuarta estructura, otros lo clasifican como un síndrome, hay otra concepción sobre una fase psicótica inicial en todo desarrollo humano (núcleo psicótico Kleiniano) donde quedaría atrapado el autista. Por otra parte, Tustin habla de estados autistas transestructurales que se encontrarían tanto en la neurosis como en la psicosis.Lacan trata en los mismos términos conceptuales autismo y esquizofrenia. Tanto el autismo como la esquizofrenia estarían entonces determinados por una fijación en el autoerotismo, antes del estadio del espejo y del narcisismo.En la conferencia de Ginebra de 1975, Lacan dice que las personas con autismo no oyen voces sino que se oyen a ellos mismos, lo que induce a pensar en una pulsión que retorna al mismo lugar sin haber sufrido ningún cambio. El neurótico, sería el caso contrario de la persona con autismo porque por definición, el neurótico no se oye a sí mismo.

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Lacan resalta el hecho de detectar de dónde oye el autista antes de plantearse por que no habla.

- Presencia-ausencia

En un primer momento, el infante se encuentra en un estado de fusión con la madre, de indistinción, donde la presencia de la madre es constante. Las ausencias de la madre son vividas con temor y angustia. Para que esta etapa pueda ser superada y así poder soportar dichas ausencias, el infante debe inscribir en su mente, dos significantes, mediante los cuales se inaugura la dialéctica de la PRESENCIA-AUSENCIA.El ejemplo que ilustra Freud con el par “fort-da”, el juego “cucus-tras”, u otros medios por los que el infante descubre dicho binomio permitirán, cuando llegue el momento de la ausencia de la madre, poder referenciar dichos significantes y mediante un proceso lógico, asumir que la madre “ya – no – está”, es decir, poder olvidar a la madre o lo que es lo mismo poder reprimirla.Esta primera represión, Freud la llama Represión Originaria, y va a constituir el nacimiento del Inconsciente y de los primeros significantes.Los significantes primarios que se inscriben en el niño de PRESENCIA-AUSENCIA, marcan una diferenciación entre vida y muerte, entre narcisismo y castración. Es desde la vida (presencia) que el niño se constituye (deseo de la madre por que su hijo sea), y es desde la muerte (ausencia) que también se constituye pues hay una separación paulatina de la madre que produce la muerte de la cosa pero que implica el nacimiento a la cultura (la entrada del significante vacía de goce al cuerpo, recluyéndose en zonas erógenas). Los significantes PRESENCIA-AUSENCIA conllevan una oposición dual, un Si está – No está que instalan el interruptor binario básico (SI-NO) que permitirá en el futuro comprender los límites que la madre marca: "NO llores...", "NO hagas eso..."... y que ofrecerá la posibilidad de apropiarse, por oposición, del resto de significantes. El deseo de conocer y la curiosidad están truncadas en el autismo, pues no ha habido inscripción significante, no se ha creado el puente necesario que luego iba a permitir la apropiación de los significantes del Otro, o los que el Otro guardaba para él. 

 - La mirada y la voz en el autista

Los objetos que invaden en lo real (lo que no se ha simbolizado) al niño con autismo y ejercen una continua demanda son la voz, y la mirada.Cuando el sujeto no está constituido, cuando aun es viviente, es hablado y mirado desde todas partes. Para que se pueda constituir una imagen narcisista en la que se pueda reconocer el sujeto, debe haber represión primaria de esa mirada y esa voz que se ejercitan desde todos lados.La mirada queda velada en la tercera fase del estadio del espejo cuando el niño descubre que el otro que le mira es él mismo. En la psicosis, cuando la mirada no está reprimida en la imagen, el sujeto ve su mirada viendo a otro. El espejo no ha ocultado la mirada que inhibe el soporte de su propia imagen.Lo que tranquiliza al infante es descubrir que el otro es él mismo y que esto es refrendado por su acompañante, que le mira y le habla. Es en la voz y en la mirada donde vamos a reconocer la influencia crítica ejercida por nuestros

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padres.Si el autista queda atrapado, dominado, invadido por la mirada del otro es porque hay algo en relación con el otro que no está resuelto, hay algo del orden de lo real (lo no simbolizado) que no se deja nombrar y se repite en el encuentro escópico.La persistencia con la que el autista defiende la inmutabilidad de su entorno se explica por la perturbación ejercida por la invasión escópica y la voz. No hay un lugar topológico a partir del cual la mirada y la voz del otro ya no ejercen influencia, un lugar que separe, que escinda, que recorte, que haga límite.

 - La ametropía de la mirada.

Para que el autista pueda mirar, previamente, se ha tenido que constituir un Otro propio capturado por identificación con ese Otro. El yo no percibe indistintamente cualquier imagen sino que selecciona solo aquellas en las que se reconoce.Al no tener focalizado su yo, la relación con el semejante no está constituida siguiendo las leyes de disposición espacial: "yo estoy aquí y me relaciono con el otro que está allí". El límite que separa a uno del otro, solo aparece cuando hay un yo simbolizado que conoce las fronteras de su cuerpo y que sabe que el ojo que mira le pertenece, por lo que se crea un corte y una separación entre lo que es mío y lo que es del otro.Ese "yo estoy aquí" no existe para el autista, él, simplemente, aún no sabe cual es su lugar y se coloca frente al otro desenfocado. La mirada perdida y ausente, típicas en el autista, se explicarían por esta ametropía de la mirada, por esta fuga de la imagen hacia el infinito (en lugar de ser enfocada sobre el yo).

Desde una perspectiva Kleniana y postkleniana

Frances Tustin, psicoanalista inglesa, fundamenta sus ideas principalmente en las de Melanie Klein, Mahler, Winnicott. Basa su método en la observación, de lo que resulta una clínica de los fenómenos.Antes que hablar de narcisismo, habla de un estado de autismo normal en el que predominan las sensaciones en el cuerpo y a esto lo llama autosensualidad. El niño tiene la ilusión de que todo es prolongación de su cuerpo. Este estado es superado por una conciencia normal de separación respecto de la madre mediante experiencias transicionales que llevarían a las relaciones objetales. De no ser así puede suceder que una separación traumática extrema, fije al niño en el autismo patológico. Este consiste en la separación precoz de la madre, traducido como la pérdida de una parte del cuerpo, es vivido como un agujero que conduce a la depresión. Entonces el autismo patológico es la defensa contra la depresión a través de la intensificación de la autosensualidad. Para F. Tustin (Autistic States in Children, 198l), los niños autistas son prematuros psicológicos. La toma de conciencia de la separación del objeto ha ocurrido antes de que sus capacidades de integración fueran suficientes en el plano neurofisiológico. El niño se encontraría entonces en una situación de depresión psicótica, concepto tomado de D. W. Winnicott que remite a un fantasma de arrancamiento del objeto, con pérdida de la parte correspondiente del propio cuerpo (por ejemplo,

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el seno junto con una parte de la boca). Esto produciría un vacío que Tustin llama «el agujero negro de la psiquis»; y el autista, para defenderse de ello, desarrollaría defensas masivas, con el propósito de negar toda separación, toda alteridad. Se construiría un caparazón en el que, invistiendo sus propias sensaciones internas, produciría las «figuras autistas» que están en la raíz de los «objetos autistas», constituidos por partes del cuerpo del niño o por objetos del mundo exterior percibidos (concentración de sensaciones en el cuerpo).Explica que cuando el niño se da cuenta de que la madre dadora de sensaciones ya no es parte de su propio cuerpo, esto resulta catastrófico. Especialmente porque sucede en una época en que no puede hacer frente a esta separación debido a la carencia de estructuras sensoriales organizadas.

TEORÍA ORGÁNICAAUTISMO: UN SÍNDROME DE DISFUNCIÒN NEUROLÓGICA

El autismo no es una enfermedad; esto es, no es una condición de una etiología bien definida. Del mismo modo que la demencia, el autismo es un síndrome de disfunción neurológica que se manifiesta en el área de la conducta. Un diagnostico de autismo- o de demencia- implica que un sistema cerebral especifico aun indefinido es disfuncional, y que esa disfunción es responsable de los síntomas clínicos que se toman en cuenta para el diagnostico.Aunque la comprensión de la fisiopatología de la demencia esta progresando, continua incompleta; las investigaciones sobre el autismo se encuentran en un estado aun anterior, con varias hipótesis patogénicas interesantes, pero pocos hechos.Niños con autismo pueden sufrir retrasos mentales severos y convulsiones o caminar en puntas de pie, pero ninguno de estos síntomas se requiere en un diagnostico de autismo.La demencia puede deberse a la enfermedad del Alzheimer, la sífilis, la hidrocefalia o a una enfermedad cerebrovascular. El autismo puede tener una etiología genética o ser consecuencia de la rubéola congénita, espasmos infantiles, esclerosis tuberosa, una malformación cerebral o muchas otras lesiones al cerebro en desarrollo. La mayoría de los niños que se encuentran en estas condiciones no tienen autismo, lo que indica que mas que la etiología es la locución de la patología en el cerebro lo que determina la emergencia de la sintomatología autista.

L. Kanner fue el primero, en 1943, en describir el cuadro clínico, al estudiar un grupo de 11 niños («Autistic disturbances of affective contact», Nervous Child, vol. 2). Su descripción sigue siendo aún válida y presenta la ventaja de no estar contaminada por intentos explicativos, como en los autores posteriores. Kanner describe un cuadro cuyo rasgo patognomónico es «la ineptitud para establecer relaciones normales con las personas desde el principio de la vida». Todo contacto físico directo, todo movimiento o ruido es vivido como una amenaza de romper esta soledad. Será tratado «como si no existiera», o se lo sentirá dolorosamente como una interferencia desoladora. Cada aporte del exterior representa una «intrusión espantosa». De ello se desprende un límite fijo dentro de la variedad de las actividades espontáneas, como si el

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comportamiento del niño estuviese gobernado por una búsqueda de la inmutabilidad que explicaría la monotonía de las repeticiones. Respecto de los signos precursores, Kanner destaca que, si el niño común aprende desde los primeros meses a ajustar su cuerpo a la posición de la persona que lo lleva, los niños autistas no son capaces de ello. En cuanto a la etiología en juego, Kanner supone que «estos niños han venido al mundo con una incapacidad innata, biológica, de constituir un contacto afectivo con la gente». En lo que concierne al lenguaje, ocho de los once niños estudiados hablaban, pero sólo para enunciar el nombre de objetos identificados, adjetivos de colores o indicaciones sin especificidad. Cuando estos niños llegan por fin a formar frases -estado que los autores actuales denominan «posautismo»-, se trata de repeticiones inmediatas o de ecolalias diferidas, como en los loros, e incluso de combinaciones de palabras oídas. El sentido de una palabra es inflexible, sólo puede ser utilizado con la connotación originariamente adquirida. Los pronombres personales son repetidos tal como son oídos, sin tener en cuenta quién enuncia la frase. «El lenguaje -dice- estaba desviado hacia una autosuficiencia sin valor semántico ni de conversación, o hacia ejercicios de memoria groseramente deformados». Concluye que, en lo concerniente a la función de comunicación de la palabra, no había diferencia fundamental entre los ocho niños hablantes y los tres mudos. Kanner («Follow up study of eleven children originally reported 1943», 1971) sobre la evolución de los once niños estudiados. Reitera allí, con más convicción aún, su concepción de una etiología biológica innata, y rechaza cualquier psicogénesis posnatal: para él, todo está jugado ya en el nacimiento, y le parece imposible considerar este cuadro como un efecto de la relación padres-hijos.A pesar de que han transcurrido 50 años desde que Kanner descubrió el autismo infantil (Kanner, 1943), su diagnostico continua siendo completamente clínico, porque en la actualidad no existe ningún examen biológico que pueda validarlo a través de la demostración de una disfunción del sistema nervioso. Sin embargo en la actualidad la investigación científica apunta a la búsqueda de la disfunción neurológica por medio de los siguientes estudios:

Electrofisiológicos – Potenciales evocados. Neuropatológicos – Tomografía computada; resonancia magnética. Cromosómicos. Alteraciones en aminoácidos. Sobre enfermedades infecciosas relacionadas con el autismo.

Luego de varias experimentaciones, se ha observado una gran implicancia de la serotonina y la dopamina que a nivel intersináptico estarían influyendo en la conexión neuronal, provocando o bien fuertes impulsos sensoriales o bien una gran lentitud en los mismos.Gracias a otros resultados arrojados, el comportamiento autístico, puede estar relacionado con un bajo nivel de activación del sistema límbico del cerebro medio, que al producir un alto umbral de receptividad sensorial, no permite la codificación de las experiencias sensoriales. Al carecer éstas de sentido gratificante para el niño, no les da respuesta y por ende no se almacenan en su memoria. Esto sería una de las posibles causas de las dificultades para un aprendizaje natural.  

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La teoría de la mente

Hay teorías cognitivas que centran el autismo en una alteración de la mente. Acentúan la dificultad de comprensión, fundamentalmente en la comunicación y en la aprehensión de los significados sociales.

Función Ejecutiva

Utilizada para describir las conductas de pensamiento mediadas por los lóbulos frontales, el neurólogo Damasio, en su libro El error de Descartes, compara los trastornos autistas con los trastornos neurológicos. Los comportamientos de los niños muestran un déficit en la función ejecutiva, caracterizada por rigidez e inflexibilidad, comportamientos estereotipados y repetitivos. De esta manera han encontrado un sustrato empírico a la psicología cognitiva de la teoría de la mente, aunque es evidente que los organismos están parasitados por el lenguaje y que las clasificaciones y mediciones eluden esta causa.

3SINTOMATOLOGIA CLINICA

Dr. Ángel RivièreCatedrático de la Universidad Autónoma de MadridInformatización del Inventario de Espectro Autista IDEAComo ayuda al proceso de evaluación y diagnóstico del autismo pueden utilizarse varias escalas, cuestionarios u otros sistemas basados en distintas dimensiones. Algunos instrumentos proporcionan información acerca del diagnóstico y otros proporcionan medidas de su complejidad, pero todos exigen un entrenamiento y práctica considerable para su manejo adecuado. La informatización del Inventario de Espectro Autista (Á. Rivière, 1997, 1998, 2000) –IDEA–, es un instrumento de evaluación que permite sistematizar la observación brindándonos una valoración cuidadosa de las dimensiones que se alteran en el autismo y en las personas con espectro autista, proporcionando pistas adecuadas para el posterior diseño de los programas de intervención. Desarrollamos su informatización, dejando claro que “el mayor interés del instrumento es la evaluación cualitativa y no psicométrica: “sistematiza la observación permitiéndonos una valoración cuidadosa de las dimensiones que se alteran en el autismo y en las personas con espectro autista y, lo que es más importante, nos proporciona pistas muy adecuadas para el diseño de los necesarios programas de intervención” (J. Martos Pérez, 2001). Dado que el IDEA no es un instrumento de diagnóstico sino de valoración cualitativa de la menor o mayor severidad de los rasgos del espectro autista que una persona presenta, esta “medida” nos ayudará a entender el grado de alteración de sus dimensiones

Las características conductuales que diferencian a los niños autistas de aquellos con otros problemas del desarrollo se relacionan con la sociabilidad, el juego, los impulsos y afectos, el lenguaje y la comunicación y el patrón de habilidades cognitivas. Las estereotipias motrices conductuales son tan salientes y predominantes que merecen ser incluidas entre los principales síntomas del autismo.

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JUEGO

Las características conductuales de un niño con autismo en el preescolar se ven claramente reflejadas en el empobrecimiento de su juego. Por lo general, manipulan los juguetes en vez de jugar con ellos; si son capaces de realizar algún juego imaginativo, este suele ser la repetición de un escenario aprendido reiteradamente, pueden acumular o elegir juguetes, y se sienten bien jugando solos, ya que tienen la notoria incapacidad de incorporar a otro niño en su juego.

SOCIABILIDAD

La sociabilidad deficiente puede variar desde un completo desinterés por una persona, que son ignoradas o tratadas como objetos, hasta un modo intrusivo de repetición de preguntas en un intento de mantener la interacción social en movimiento. Los niños pueden ser distantes y evadir las miradas o entrometerse en el espacio de otros, acercándose demasiado, tocándolos inapropiadamente, besándolos u oliéndolos. Es erróneo pensar que un niño con autismo no tiene la capacidad de expresar afecto: mientras que a algunos los irrita el contacto físico y alejan a quien trata de abrazarlos, otros se cuelgan de las personas familiares o hasta llegan a ser indiscriminadamente afectuosos con extraños. Por lo general prefieren a los adultos e lugar de a otros niños, lo que quizás sea consecuencia de que aquellos son mas tolerantes con los comportamientos autistas.

AFECTO

Solo una parte de los niños con autismo son nulos o severamente aislados afectivamente. El entorpecimiento de la experiencia afectiva puede deberse, en parte, al deterioro de sus impulsos comunicativos y a la decreciente efectividad de las penalidades y premios que modelan la conducta.Algunos niños con autismo son extremadamente ansiosos y temen a objetos inofensivos como escaleras, rociadores de agua o determinados juguetes.El afecto es frecuentemente lábil, con lágrimas sin motivo aparente, risa o irrupciones agresivas. El niño puede parecer feliz y sonreír mientras todo sea hecho en sus términos; solo se producen los berrinches, gritos o comportamientos autos agresivos si no se hacen las cosas a su manera. Como consecuencia, la vida de la familia que tiene un niño autista puede estar bastante dominada por los deseos de este, quien determina, por ejemplo, que va a comer la familia y en que momento, donde va a dormir y que programa se va a mirar en la televisión. Algunos niños con autismo son agresivos y pueden pellizcar, morder o pegar sin provocación alguna. Estos berrinches reflejan el poco juicio social, incapacidad para tolerar la frustración y un desarrollo inadecuado de los controles sociales inhibitorios. El enojo y la depresión son bastante frecuentes en adolescentes con autismo de alto funcionamiento, quizás como consecuencia de una mayor conciencia de sus limitaciones y su aislamiento.

LENGUAJE

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 El lenguaje de un niño con autismo preescolar siempre esta deteriorado. La ausencia de lenguaje era la preocupación principal expresada en las consultas neurológicas por más de la mitad de los padres de niños que están en preescolar. La comprensión y la pragmática (uso del lenguaje) son siempre deficientes. Una minoría de niños con autismo, que sufren lo que actualmente se llama síndrome de Asperguer (Wing, 1991) hablan a temprana edad, fluida y claramente, con frases bien formadas, pero solo pronuncian repeticiones lentas, palabra por palabra, de oraciones que les han enseñado repetidamente y fragmentos de comerciales de televisión. También es muy frecuente la ecolalia inmediata. El niño acompaña sus juegos con una catarata de discursos insistentes e irrelevantes con  frecuencia intercalados con jerga; no necesita un compañero de conversación, al mismo tiempo emplea el lenguaje para sostener una interacción social más que para intercambiar información. En la mayoría de los niños con autismo de preescolar, el desarrollo del lenguaje esta severamente retrasado. En una minoría, el lenguaje progresa de forma inusualmente rápida desde palabras simples hasta oraciones completas. Como todo niño pequeño con autismo, tienen dificultades para contestar a preguntas con final abierto como cuándo, por qué y cómo. Tienen grandes dificultades para formular un discurso, por ejemplo contar una historia o explicar un juego.

 4¿AUTISMO O ESQUIZOFRENIA INFANTIL?

 El término autismo tiene una historia atípica. Fue originalmente acuñado por el psiquiatra Eugen Bleuler en el año 1911 para describir lo que el percibía como uno de los síntomas mas importantes de la esquizofrenia, el aislamiento social. En 1940 cuando Leo Kanner en América y Hans Asperger en Austria comenzaron ambos a identificar la existencia del autismo separadamente atribuyeron a este término lo que ellos sintieron que describía lo que estaban viendo en los niños que trataban. En el caso de Kanner él comenzó desde la premisa de que esos niños estaban experimentando esquizofrenia infantil, aunque era consciente de que no exhibían todos los síntomas de la esquizofrenia y usó la frase autismo infantil para describir esa condición. Luego descartó toda confusión con la esquizofrenia, adulta o infantil, y señala que en estos niños no existió nunca una relación inicial tras la cual habría habido una retracción. «Hay desde el principio una extrema soledad autista que, siempre que es posible, desdeña, ignora, excluye todo lo que viene hacia el niño desde el exterior».A diferencia de los pacientes psiquiátricos, los niños con autismo no presentan una desintegración de la personalidad. No son psicóticos, en cambio presentan un mayor o menos grado de sicopatología. La esquizofrenia infantil es una categoría diagnostica que aglutina una gran cantidad de trastornos infantiles. Desde tiempo atrás parece haber venido cumpliendo la función de ser un cajón de sastre en el que se incluían las antiguamente llamadas pseudo psicopatologías, alteraciones orgánicas e incluso alteraciones del lenguaje y de la inteligencia. Kolvin (1971) plantea que los niños desarrollan las psicosis según dos modalidades. La primera debuta antes de los 3 años, con características

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autistas. La segunda inicia la sintomatología entre los 5 y los 15 años, con una significativa similitud a la esquizofrenia adulta. Tustin, de manera descriptiva, alude a los niños con autismo como “prematuros psicológicos” encapsulados por una especie de propia caparazón protectora y “confuso enmarañados” a los pequeños con esquizofrenia. Aduce que en el autismo, el niño evita a su madre con la mirada, mientras en la esquizofrenia aparece una confusión en relación a ella.   En las psicosis, ante la falla de la esencial función paterna como mediadora de la diada madre-hijo, no existe en el aparato psíquico del niño, la inscripción de la experiencia de Castración Materna, lo que Lacan llama, Forclusión del significante del nombre del padre. A partir de allí, por medio de un trabajo analítico se buscará que el niño pueda ingresar al campo de la neurósis pudiéndose activar la triada edípica y la Novela familiar indispensables. A diferencia del Autismo, donde no hay inscripción del Lenguaje debido a una disfunción orgánica. Antes de los cinco años de edad, la sintomatología de ambos cuadros puede presentarse de manera muy similar, son niños retraídos, aislados socialmente, con comunicación de escasa a ausente, con lenguaje expresivo pobre e incluso mutismo. El juego es estereotipado, monótono y repetitivo, generalmente no alcanza el nivel funcional ni simbólico. Sin embargo, para realizar un diagnóstico diferencial entre ambas patologías, la importancia recae en que en el caso de la esquizofrenia, han sido adquiridas en un primer momento las funciones normales del desarrollo, siendo la sintomatología descripta un cambio de comportamiento. En el autismo, en cambio, nunca ha emergido ese desarrollo, siendo observable ya a los tres meses de edad, la ausencia de risa social. Podría considerarse la esquizofrenia, entonces como un cuadro de desintegración psicológica, mientras que al autismo como una falta de integración.  En el caso que el niño que está ingresando al campo de la psicosis no recibe el adecuado tratamiento mencionado anteriormente, sus aparecerán luego de los cinco años, los síntomas específicos de la psicosis. Estos son, alteraciones del pensamiento (delirios), alteraciones de la percepción (alucinaciones), déficit psicomotrices y pobre salud física. Será en la adolescencia, el siguiente momento para definir o redefinir la estructura psíquica del sujeto. Para el niño con autismo, son muy efectivos los tratamientos psicoeducativos. La experiencia de los últimos quince años, muestra una gran evolución en los sujetos con autismo en sus áreas del desarrollo afectadas, incluso muchos de ellos han logrado una significativa autosuficiencia e inserción laboral gracias al aprendizaje de oficios. Si bien este tipo de tratamientos brinda una mejor calidad de vida, la condición de autismo, los acompañará toda la vida ya que hasta la actualidad no hay ninguna posibilidad de cura de dicha patología.

5¿CÓMO TRABAJA UN A.T. CON UN NIÑO AUTISTA?

 Si bien no se espera del acompañante terapéutico una lectura con precisión diagnostica dentro del campo de las psicosis en la infancia, creemos que es útil en el acercamiento a niños con retracción, mutismo, desconexión, tener algún conocimiento de sus respectivos modos de funcionamiento psíquico. 

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 Respondiendo a la pregunta inicial, consideramos que igual que cualquier otra persona, los niños con autismo son individuos ante todo. Tiene fortalezas y debilidades únicas. Las personas con autismo tienen en común una discapacidad del desarrollo, un trastorno de la capacidad comunicativa, la cual se manifiesta de manera diferente en cada persona. Algunos individuos con autismo pueden ser de inteligencia promedio o alta, mientras que otras pueden ser de bajo promedio. Algunas necesitarán ayuda para comprender las situaciones sociales y aprender a reaccionar apropiadamente a dichas situaciones. Otras personas demostrarán comportamiento agresivo o auto agresivo y necesitarán ayuda en el manejo de éste. Tal como existen muchos tipos de individuos con autismo, también hay muchas clases de programas y estrategias. Sea cual fuera el nivel de discapacidad, la estrategia del acompañante terapéutico deberá ser evaluada y basada en cada individuo en particular. El acompañante terapéutico que trabaja con niños debe poseer conocimientos de la importancia del juego porque en muchas oportunidades el niño con dificultades demandará que el AT lo ayude a construir un juego que alivie sus conflictos, sus culpas, sus miedos; le pedirá que lo acompañe a cruzar aquel puente entre su mundo interno a veces precario y fragmentado, y la realidad que el niño se ve incapaz de sostener, de articular y de vivir. ¿Será la función del AT proponer un juego que aliviane los conflictos del niño? El AT funcionará como un puente que le posibilite al niño transitar desde su padecimiento a su bienestar y donde “al acompañar se cree un vínculo con el paciente…un espacio entre la desolación y la esperanza, entre la desconexión y la pertenencia, entre el silencio estratégico y la palabra orientadora…” Kuras y Resniky (2000). Es importante considerar al juego como un dispositivo clínico para el trabajo del AT con niños. El juego como manifestación de la conducta humana tiene un proceso evolutivo que comienza con juegos funcionales para luego pasar a los de ficción o simbólicos y, por último, al juego reglado. Dentro de cada uno de estas etapas lúdicas habrá indicadores que darán cuenta de aspectos evolutivos fundamentales tales como: la estructura del esquema corporal, el dominio del espacio y la configuración del tiempo que le dará al niño la noción de continuidad. También los juegos aportarán a la esfera psicosocial tanto el desarrollo de la autonomía como el equilibrio emocional. Pensar, entonces, el acompañamiento terapéutico como un “acompañamiento lúdico” seria más que pertinente para el caso tanto de niños con autismo como de niños con otras patologías graves. El AT no deberá hacer jugar al niño sino que tendrá que jugar “con” el niño y sostener su deseo lúdico, acompañarlo en la búsqueda y desarrollo de su propia imaginación y creatividad, elementos fundamentales para que cualquier juego emerja. Ahora bien, ¿qué pasa con los niños que no juegan y cuál será la función del AT? Los niños que tienes dificultades para jugar, según el psicoanálisis, son niños con patologías graves, como lo es el caso del autismo. Lo que sucede es que hay una inhibición en el campo de la creatividad y la imaginación, estos elementos aquí o no se hallan o se encuentran deteriorados. El AT al detectar estos indicadores sabrá que es él mismo la herramienta lúdica, que deberá prestarse él como una posibilidad de juego.  En todos los casos es importante considerar que no es la finalidad del AT la de proponer una subjetividad ajena de la del niño para que este la tome como

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propia, sino que su fin esta orientado a ser el “puente de transición” , puente que posibilite cruzar del padecimiento a la salud, de la desconexión total a la conexión relativa, de la soledad a la compañía y que, una vez cumplidos los objetivos propuestos y la visible mejoría del niño, el acompañante terapéutico se retire dosificadamente de la escena.

CONCLUSION

 La ubicación nosológica del autismo resulta difícil, a causa de la falta de acuerdo de los profesionales respecto del criterio de diagnostico, la ausencia de marcadores biológicos y la escasa comprensión de la fisiopatología de sus principales síntomas, que se expresan mas en el comportamiento que a nivel sensorio motor. Asimismo, la variación del grado de severidad con que se manifiesta este trastorno contribuye a la confusión. El autismo es el trastorno del desarrollo de la infancia que ha provocado mayor controversia política, dado que sus síntomas se consideran insólitos y estigmatizantes. Si bien actualmente estamos en condiciones de pensar que el autismo no está determinado por distorsiones en la conducta de los padres, como se creía hasta hace unas décadas atrás, sino por disfunciones originadas en el sistema nervioso central del niño. Esto no implica desconocer la participación de las vertientes psicológica, psicopedagógica, lingüística, comunicacional y psicomotriz en el equipo que trabaje junto a los padres para mejorar la adaptación de los niños con autismo, sino que el trabajo interdisciplinario debe iniciarse a partir de esta declaración de principios. Debido a que el autismo es como hemos mencionado a lo largo de este trabajo, una condición, la sustitución del término niño autista para referirnos a un niño con autismo. Ponemos gran énfasis en el ser y el tener prevaleciendo su condición humana por sobre su cuadro patológico.Consideramos que hasta el momento en que científicamente pueda encontrarse la etiología del cuadro, es necesario trabajar profesionalmente en mejorar cualitativamente la vida de estos niños y de su entorno familiar. El acompañamiento terapéutico es uno de los recursos que pueden apuntalar a estos sujetos en una socialización brindando la recreación, contención y apoyo que cualquier pequeño necesita para sentir seguridad, bienestar. Consideramos esa presencia como una alternativa para lograr el despliegue de potencialidades dentro de las posibilidades de cada caso.

Bibliografía

Angel Riviere. “Inventario de Espectro Autista”. Bs. As., Ed Copyright fundec, 2002

Angel Rivière – Juan Martos. “El niño pequeño con autismo”. Madrid, Ed. APNA

Frances Tustin. “Estados autísticos en los niños”. Barcelona, Buenos Aires, Mexico. Ed. Paidós.

Natalio Fejerman y otros . “Autismo infantil y otros tastornos del desarrollo”. Buenos Aires, Barcelona, Mexico. Ed. Paidós.

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Rossi-Pulice. “Acompañamiento terapéutico”. Bs. As, Ed. Polemos S.A

Redba. Bibliografía proporcionada en el curso de A.T. Especialización en Niños, 2008

Susana Kuras de Mauer – Silvia Resnizky. “Territorios del acompañamiento terapéutico”. Ed: Letra Viva.

Sitios Web:

El cisne/Edición digital. Articulo: acompañamiento terapéutico. “Un puente entre el niño que no juega y aquel que puede jugar”.nucep.com/autismo.htmpuertasabiertas.com.ar/autismo.psicosis.docrosak.com.ar/clinica/llamadosautistas.htmwww.isabelsalomo.com/Autismo%20diagnostico%20diferencial.htm