¿BARRUNTAN EL TIEMPO LAS PLANTAS Y LOS ANIMALES? · Los cambios del tiempo atmosférico en el...

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105 ¿BARRUNTAN EL TIEMPO LAS PLANTAS Y LOS ANIMALES? En otras ocasiones hemos tratado desde las páginas de esta Revista de Extensión Agraria de « mitos agrometeorológicos» (marzo-abril de 1984), y de «tópicos meteoro-ilógicos» (ene- ro-febrero de 1985). Pero también debemos reivindicar, en honor a la verdad, que otras veces el campesino sabe interpretar correc- tamente el comportamiento de ciertos « bioin- dicadores», tales como plantas y animales —silvestres o de granja— para inducir de ellos el tiempo que se va a presentar a fecha corta y tomar, en consecuencia, sus medidas y precauciones. Antes de entrar en materia, volvamos la vista atrás y recordemos algunas cuestiones del pasado. Atavismos meteorológicos En español existe una sola palabra, «tiempo», para designar dos procesos: el paso de las horas, días, años... de tiempo cronométrico que miden el reloj y el calendario (time de los ingleses), y las fluctuaciones meteorológicas de los cambios del tiempo atmosférico que indican la veleta y el termómetro (wather de los ingleses). Por eso, en ocasiones, se oyen sentencias que parecen trabalenguas, tales como: « No hay peor tiempo (atmosférico), que aquél que llega a destiempo (cronomé- trico)». Ya desde antiguo esta doble condi- ción del tiempo era citada en los pueblos por los serenos que —a lo largo de la noche— de hora en hora, empezaban con la salutación de ¡Viva el Rey nuestro señor!, cantaban la hora y anunciaban el tiempo reinante. Por ejemplo: «las dos en punto y... nevando». Asimismo, los carteles de los toros indicaban: la corrida empezará a las cinco en punto (cronométrico), si el tiempo (atmosférico) no lo impide. También eran entonces las campanas el mejor medio de publicidad de los medios rurales; había toques especiales de alarma: «tocar a fuego», «tocar a nublo»... El primero para congregar a las gentes y apagar los fue- gos en el monte; el segundo para desviar la nube de tormenta e intentar salvar la cosecha. Digamos de paso, refiriéndonos a antiguas creencias que, por lo que a las tronadas se refiere, existían los conjuradores de granizo y nublados (los tempestarii), e invocaciones tales como ésta: Alto nublo, tente tú que Dios puede más que tú. Si eres agua ven acá, si eres piedra tente allá. Y cuando incubaba una gallina clueca se ponían unas tijeras abiertas en forma de cruz o una herradura debajo del nidal, para que las tormentas no «atronasen» ni «engüerasen» los huevos. La Naturaleza y la atmósfera Los cambios del tiempo atmosférico en el trascurso del tiempo cronométrico nos van a permitir ver como influyen en plantas y ani- males y como —de la reacción de éstos— se puede pronosticar el tiempo inmediato. Tam- bién determinan los ritmos de las estaciones según se vaya comportando la atmósfera. Aludiremos a: — Indicios locales del cambio de tiempo. Comportamiento de los animales. Ciclos fenológicos. Marcha de la Natu- raleza acorde con la meteorología. Calendarios bioclimáticos. Ritmos esta- cionales de comportamiento. De ellos vamos a dar algunos comentarios a continuación. Cambios locales del tiempo Plantas y animales «barruntan» el tiempo y reaccionan ante la llegada de masas de aire:

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¿BARRUNTAN EL TIEMPO LASPLANTAS Y LOS ANIMALES?

En otras ocasiones hemos tratado desde laspáginas de esta Revista de Extensión Agrariade « mitos agrometeorológicos» (marzo-abrilde 1984), y de «tópicos meteoro-ilógicos» (ene-ro-febrero de 1985). Pero también debemosreivindicar, en honor a la verdad, que otrasveces el campesino sabe interpretar correc-tamente el comportamiento de ciertos « bioin-dicadores», tales como plantas y animales—silvestres o de granja— para inducir de ellosel tiempo que se va a presentar a fecha cortay tomar, en consecuencia, sus medidas yprecauciones.

Antes de entrar en materia, volvamos lavista atrás y recordemos algunas cuestionesdel pasado.

Atavismos meteorológicos

En español existe una sola palabra, «tiempo»,para designar dos procesos: el paso de lashoras, días, años... de tiempo cronométricoque miden el reloj y el calendario (time de losingleses), y las fluctuaciones meteorológicasde los cambios del tiempo atmosférico queindican la veleta y el termómetro (wather delos ingleses). Por eso, en ocasiones, se oyensentencias que parecen trabalenguas, talescomo: « No hay peor tiempo (atmosférico),que aquél que llega a destiempo (cronomé-trico)». Ya desde antiguo esta doble condi-ción del tiempo era citada en los pueblos porlos serenos que —a lo largo de la noche— dehora en hora, empezaban con la salutaciónde ¡Viva el Rey nuestro señor!, cantaban lahora y anunciaban el tiempo reinante. Porejemplo: «las dos en punto y... nevando».Asimismo, los carteles de los toros indicaban:la corrida empezará a las cinco en punto(cronométrico), si el tiempo (atmosférico) nolo impide.

También eran entonces las campanas elmejor medio de publicidad de los mediosrurales; había toques especiales de alarma:

«tocar a fuego», «tocar a nublo»... El primeropara congregar a las gentes y apagar los fue-gos en el monte; el segundo para desviar lanube de tormenta e intentar salvar la cosecha.

Digamos de paso, refiriéndonos a antiguascreencias que, por lo que a las tronadas serefiere, existían los conjuradores de granizo ynublados (los tempestarii), e invocacionestales como ésta:

Alto nublo, tente túque Dios puede más que tú.Si eres agua ven acá,si eres piedra tente allá.

Y cuando incubaba una gallina clueca seponían unas tijeras abiertas en forma de cruzo una herradura debajo del nidal, para quelas tormentas no «atronasen» ni «engüerasen»los huevos.

La Naturaleza y la atmósfera

Los cambios del tiempo atmosférico en eltrascurso del tiempo cronométrico nos van apermitir ver como influyen en plantas y ani-males y como —de la reacción de éstos— sepuede pronosticar el tiempo inmediato. Tam-bién determinan los ritmos de las estacionessegún se vaya comportando la atmósfera.

Aludiremos a:

— Indicios locales del cambio de tiempo.Comportamiento de los animales.Ciclos fenológicos. Marcha de la Natu-raleza acorde con la meteorología.Calendarios bioclimáticos. Ritmos esta-cionales de comportamiento. De ellosvamos a dar algunos comentarios acontinuación.

Cambios locales del tiempo

Plantas y animales «barruntan» el tiempo yreaccionan ante la llegada de masas de aire:

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frío o cálido, húmedo o seco, nuboso odespejado, ventoso o encalmado, estable oinseguro.

Labradores, pastores, cazadores y toda per-sona observadora en general han ido reco-giendo y comprobando experiencias relativasa la sensibilidad especial con la que plantas yanimales acusan los cambios de tiempo. Esde suponer que el hombre primitivo en susfases de cazador-nómada y agricultor-seden-tario aprendió mucho del comportamiento delos animales frente a las agresiones y bruscosramalazos atmosféricos. Así, trataría de co-nectar la relación causa-efecto y de valorarcoincidencias y repeticiones.

No cabe duda que muchos animales tienenun «sexto sentido» que les hace reaccionarante los cambios meteorológicos más racio-nalmente de lo que lo harían muchos hu-manos.

Supongamos, por ejemplo, que a una co-marca de secano llega una masa de airecálido con gran contenido de humedad enverano; ello puede dar lugar a inestabilidadatmosférica. He aquí algunos síntomas que elcampesino capta enseguida:

a) El aire húmedo conduce mucho mejorlos sonidos que el aire seco. En consecuen-cia, los hachazos, el tañer de las campanas,el silbido del tren, los disparos... suenan mu-cho más nítidos y persistentes.

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b) El aire húmedo recarga las alas higros-cópicas de muchos insectos (moscas, tába-nos, abejas...), tensa las telarañas, tira de lalana de las ovejas. El agricultor observa quelas moscas están pesadas, pican y sacrifican

al ganado —que se revuelca en la tierra—.Las abejas se agrupan zumbando en lapiquera de las colmenas. Las arañas, al tirarel hilo de aviso de su pata, buscan y corre-tean desorientadas alrededor de su tela. Lasovejas se muestran inquietas en el rebaño yno pastan a gusto.

c) Las moscas, mosquitos, gorgojos..., consus alas cargadas de humedad, vuelan bajo.Allí vienen a buscarlos, a ras del suelo, lasgolondrinas y vencejos en el centro del día ylos murciélagos por la noche.

d) Muchas flores abren su corola paracaptar humedad y sus fragantes olores sepropagan mejor en el ambiente. También sepropagan fácilmente los malos olores delestiércol, cuadras y basureros.

e) El hollín húmedo se desprende de laschimeneas y cae al lar. La sal se apelmaza enel salero.

f) Por la mañana, a la salida del sol, seobservan nubecitas altas y aisladas que re-cuerdan a las almenas de un castillo y quedelatan que hay movimientos verticales delaire y humedad a esos niveles, mientras elviento se mantiene calmado.

El agricultor observa todos esos síntomaspor la mañana, cuando todavía luce un fuertesol, los procesa in mente y sentencia: «va acambiar el tiempo: esta tarde habrá tronada».Y raras veces se equivoca.

El pescador de las Rías Bajas gallegas, quetiene su pequeño huerto comenta: «gaviotasen el huerto; temporal viene hacia el puerto».Pues sabe que cuando las gaviotas se metentierra adentro, hay mar lejano picado por

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viento y ello se traducirá en mar de fondocon fuerte oleaje.

Estas predicciones son inmediatas y decarácter muy local: un valle, una comarca...Las matiza muy bien el campesino (cazador,labrador, pastor...), que, a esta escala, conocemuy bien —por experiencia acumulada y portradición oral transmitida— las reacciones at-mosféricas de su comarca.

Los ciclos fenológicos

La Fenología es el estudio de la reacción delos seres vivos (plantas y animales) ante loscambios de las condiciones ambientales (tem-peratura, lluvia, viento, insolación, etc.). Aquí,los seres del reino vegetal y animal se com-portan como auténticos «barómetros».

Bajo este punto de vista pueden conside-rarse plantas y animales como registradores eintegradores de las condiciones atmosféricasdel tiempo a lo largo del año y de los años.En otras palabras, indican el comportamientoanual del tiempo y la casi constancia delclima en la región.

Las fases fenológicas de brotación, flora-ción, caída de la hoja de los árboles y plantasse produce año tras año alrededor de lasmismas épocas. Algo semejante ocurre con lallegada y emigración de aves, los primeroscantos, la nidificación, los primeros vuelos delos insectos...

Sin embargo, la misma planta no florece enigual fecha todos los años, ni las aves emi-gran en un mismo día. Según el año vengaatrasado o adelantado, frío o cálido, húmedo

o seco, así será bien distinto el comporta-miento de esos « indicadores vivientes».

Las líneas que indican en un mapa los pun-tos en que una fase comienza en una mismafecha se llaman «isofenas».

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Isofenas de llegada de las golondrinas.

Una determinada fase de una especie dadase produce en fechas distintas según los cli-mas. Por ejemplo, en España, el almendro flo-rece a primeros de enero en Levante y Balea-res, a primeros de marzo en La Mancha y aprimeros de abril en el Duero; los primerosvuelos de las abejas van condicionados aesas flores en muchas regiones. Por otrolado, la golondrina alcanza Extremadura yGuadalquivir a mitad de febrero y no llega aCastilla hasta primeros de abril.

Son dignos de destacar en comarcas de lazona Centro los veranillos primaverales de«las lilas» y «del cuco» a finales de abril(hacia San Marcos) y «de las rosas y del rui-señor» a mediados de mayo (hacia San Isi-dro). También los veranillos otoñales de «lavendimia» (hacia San Miguel y los Arcánge-les) y «del membrillo y las bellotas» a media-dos de noviembre (hacia San Martín).

Bajo el punto de vista cinegético, quedamuy bien delimitada la nidificación y primerosbandos de pollitos de la perdiz (con tempera-tura media entre 12 y 20" C), cuando apare-cen las larvas de insectos que proporcionanlas proteínas con las que se alimentan lospollos en las primeras semanas. También laberrea y celo de los ciervos, después de losprimeros chubascos del otoño, cuando vuelve

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a calentar el tibio sol (con temperatura mediaentre 12 y 16° C).

Estos «umbrales» aparecen perfectamentedelimitados en la curva anual de temperaturamedia, precisamente hacia los puntos deinflexión que separan el mínimo invernal delmáximo estival, y viceversa.

Para efectos agrometeorológicos o hidroló-gicos no se utiliza el año civil, sino que sesuele comenzar el año a principios de sep-tiembre, después de transcurrido el largo pe-ríodo estival, cuando van aminorando lasaltas temperaturas y la acusada evapotranspi-ración que agostaron los pastos y el monte yagotaron la reserva de agua de los suelos,ríos y manantiales; además, existen ya posibi-lidades de que se presenten algunas lluviasde temporal.

Ya hemos indicado que con las fases feno-lógicas de un determinado año se puedetener idea del comportamiento de ese año enel observatorio.

Al comparar los datos de un año en unobservatorio con los valores normales mediosde ese mismo lugar se tiene un modelo dereferencia del fenómeno indicado; así se sa-be si resultó más temprano o más tardío delo normal, al observar sus anomalías.

* * *

Los campesinos conocen bien estos deta-lles y son estupendos colaboradores de laFenología oficial, que desde 1943 tiene orga-nizada el Instituto Nacional de Meteorologíade España.

Calendarios bioclimáticos

Hemos visto como la actividad de los seresvivos sigue unos ritmos según sus necesida-des fisiológicas que se ajustan a los ciclosambientales. Su duración viene condicionadapor el hábitat comarcal que ocupan. Por otrolado, los ciclos anuales tienen marcado carác-ter en las regiones de latitudes templadasdonde son acusadas las oscilaciones frío-calor; más que en las intertropicales, donde elciclo es de lluvia-sequía.

Las condiciones propicias provocan el de-sarrollo y las adversas casi lo paralizan. Lalongitud del día (aumento de las horas deluz) es una de las señales más constantes —sólo depende de la latitud y época del año—y constituye un « reloj biológico» que da unabuena medida del tiempo cronométrico; másajustada que las temperaturas o lluvias quevan asociadas a las veleidades del tiempoatmosférico.

Vemos, pues, como el campesino puedeayudar localmente al conocimiento del tiempoatmosférico en su región por medio de obser-vaciones fenológicas: llegada y emigración deaves, aparición y vuelo de insectos, plagasdel campo, epidemias del ganado, comporta-miento en las especies de caza, repercusióndel tiempo en rebaños y vacadas, épocas decelo y paridera, incidencia en cultivos y cose-chas, etc.

En su comarca, el campesino es un per-fecto conocedor. Una encuesta oportuna rea-lizada por los agentes de Extensión Agraria ylos guardas forestales podría aportar muybuenos resultados, proporcionando valiosasfichas.

Hoy día, aunque existan los modelos mate-máticos, los programas de ordenador, los sa-télites artificiales y la televisión..., no todoestá hecho y superado. Nuestros campesinossiguen poseyendo una buena dosis de sentidocomún (que empieza a ser el menos comúnde los sentidos) y localmente pueden ayudar-nos a conocer su medio ambiente (clima, ani-males, vegetación y suelo) para enseñanza demuchos y delicia de todos.

Lorenzo García de PedrazaMeteorólogo