Beni Spoons 2014

21
BENI SPOONS CUENTO DE SEPTIEMBRE Aelfrich Sparemberg

Transcript of Beni Spoons 2014

BENI SPOONS

CUENTO DE SEPTIEMBRE

Aelfrich Sparemberg

LA CUCHARA DE PLATA

Nos tienen guardadas en el primer cajón del mueble

principal de la cocina, desde que estamos viviendo en esta

casa hace más de 100 años.

Nos compraron en una famosa tienda de cubertería de la

época, se llamaba la Cuchara de Plata y se encontraba en la

Plaza Mayor de Madrid

Una tarde tristemente nos enteramos a la hora de la

merienda que los propietarios de la tienda tuvieron que

cerrarla, por la aparición de grandes tiendas modernas y los

centros comerciales donde abunda el plástico.

Como afirmaba Doña Matilde, una buena amiga de la

Señora de la casa, todo lo bueno se acaba y como diría una

cuchara joven hoy en día…. como se acaba un bote de

nutella familiar.

TIPOS DE CUCHARAS

Estamos siempre juntas en las separaciones de nuestros

cajones, en la cocina de una casa grande. Pasamos muchas

horas en compañía pero como somos tantas y somos más

fuertes que un ejército de guisantes, no nos da miedo la

oscuridad y nunca nos aburrimos.

Nos dividimos en grupos de cuatro y somos unas 76

cucharas, tenemos 19 batallones agrupados en grupos de 4

cucharas.

Nuestro grupo como el resto, lo formamos, una cucharilla,

una cucharita, una cuchara y un cucharón.

También hay dos o tres mini cucharitas de nácar o marfil

para comer huevos duros y una gran cuchara de hueso de

bisonte, que decora la pared de azulejos de color turquesa

enfrente de los fogones.

PRESENTACION

¡¡¡¡ Holaaaaaaaaa!!!!! Me llamo Rocio y soy la cucharita y

también la cuchara.

Desde la otra fila se escuchó aún mas fuerte:

¡¡¡¡ Holaaaaaaaaa!!!! Me llamo Olivia y soy la cucharilla y el

cucharón.

La gran cuchara de hueso, se aclaró la voz y se presentó con

su estruendosa voz tan fuerte, que a veces hacía bailar a los

saleros que se encontraban en una repisa junto a otras

hierbas para cocinar, ¡!!!! Holaaaa me llamo Carmen.¡¡¡¡

Y por último con una voz no menos fuerte a pesar de su

pequeño tamaño, se presentó la cucharita de nácar,

desperezándose de aburrimiento porque nadie la utiliza

mucho últimamente, sólo cuando vienen de visita en

navidad los primos ingleses. ¡¡¡¡ Holaa soy Candela!!!

En su mundo, las cucharas pueden tener su vida repartida

entre dos tipos de cucharas, son las únicas que tienen una

forma redonda como el sol, el cuchillo corta y el tenedor

pincha como las armas de un torero.

MAÑANAS

En Madrid vivimos enfrente de un gran parque con muchos

árboles, tantos como letras tienen algunas sopas y también

tiene muchas fuentes que de noche están lanzan chorros de

agua de colores.

Es una casa grande, con techos tan altos que hasta las

lámparas de cristal tienen vértigo, pero con muchas

ventanas, unas dan al parque y otras a un museo donde

sabemos que todos los que quieren impresionar a los

señores de la casa, hablan como cotorras sobre los cuadros,

sus pintores y cosas que hacen bostezar hasta a las

alfombras.

Lo que más nos gusta es cuando la luz de la mañana se cuela

por toda la casa y la ilumina como a una crepe flambeada.

Los dueños de la casa son simpáticos y nos tratan muy bien,

tienen a dos personas a su servicio una cocinera muy gorda

y mayor que parece más vieja que la pila del fregadero y una

chica joven que siempre la está incordiando, cosa que a

nosotras cuando escuchamos desde nuestro cajón sus

discusiones, nos hacen reír durante buenos ratos.

Una vez al mes la chica joven nos saca a todas del cajón y

con mucho mimo nos saca brillo a la plata, es una gozada

vernos todas tan guapas y resplandecientes, reflejamos

tanto la luz que entra en la cocina que a veces la chica tiene

que apartar la mirada.

¡Deslumbramos¡

Algunas veces, nos meten en una máquina junto a los

platos, vasos, sartenes y el resto de la cubertería, cierran la

puerta y empieza a salir el agua con jabón a tanta velocidad

como la del vapor que lanza la olla a presión, además el

jabón que emplean hace que nos escuezan los ojos, como a

los niños de la casa cuando salen de la bañera, con los ojos

enrojecidos como tomates por el picor del champú.

No siempre podemos elegir el champú que queremos.

DESAYUNOS

Los desayunos por la mañana entre semana eran como

cuando a Rocío con su cucharita de café, la chocan contra

todas la esquinas de la taza y después la arrastran por el

fondo para sacar los restos de azúcar, la pobrecilla termina

mareada, hay cosas a las que una no se acostumbra nunca.

Algo parecido sucede a los niños de la casa cuando

desayunan sin orden, tras las voces de su madre para que se

lo coman todo y terminen rápido para no perder el autobús

del colegio, y la del padre despotricando porque llega tarde

a su trabajo.

Cada mañana parece un calco de la anterior, sin embargo

todas son siempre diferentes, por ejemplo hoy saliendo a

toda prisa por la puerta con nuestra madre repasándonos la

raya en el pelo, el perro ha aprovechado su oportunidad y de

un gran brinco ha cogido de la encimera el bocadillo del

más pequeño de la casa.

Nunca hay nada cierto. La excepción es la norma en los

desayunos

DOMINGO

Los domingos es el día en que viene casi toda la familia a

comer a casa, nosotras nos ponemos muy nerviosas

queremos estar lo mejor engalanadas posible para todos.

Ese día se monta la mesa grande para que puedan sentarse

28 mayores y otra mesa para 12 o 17 niños, depende si

algunos niños tienen partidos de rugby en el extrarradio de

Madrid y no pueden llegar a tiempo.

¡! Gran reunión familiar.¡¡

Ese día desde antes que el sol aparezca por el parque

regalando rayos de luz, la cocinera se encontraba ya

levantada, resoplando y quejándose un poco por todo lo que

tiene que preparar.

Si por lo menos tuviera una ayudante podría ir más rápida,

refunfuñaba para sí misma, pero a pesar de sus lamentos

era una gran persona que se desvivía por hacerlo todo

perfecto y sentía a toda la familia como si fuese la suya

propia.

Cada domingo cambiaba el menú, hoy había preparado un

gran cocido y poco aperitivo como le indicó la señora de la

casa para no tener que desperdiciar comida.

FAMILIA

Conseguir sentar a todos al mismo tiempo en la mesa es una

tarea tan difícil de organizar, como comerse un plato de

paella en cinco minutos haciendo montoncitos de arroz de

27 granos cada uno.

Los abuelos presidian la mesa, uno en cada punta, como el

norte y el sur de una brújula y sus hijas con los maridos y

los hijos mayores ocupaban el resto de las sillas.

Si al vocinglero de las madres intentando poner orden en la

mesa de los niños le sumamos el de los padres elevando la

voz para hablar de fútbol, política o las últimas novedades

de coches, se podría formar un coro para cantar la ópera

“Los Garbanzos Escalfados”.

Este domingo el cocido le ha salido a la cocinera buenísimo

y todos han repetido y ella, desde la cocina, miraba feliz de

que a todo el mundo disfrutase con su cocido, y es que con

el embutido de Castellon todo sabe mejor, pensaba para sus

adentros.

Todos los platos tienen sus pequeños secretos.

COCIDO

En la sopa del cocido era el turno de Rocío, hoy le había

tocado su cuchara a un nieto que cada vez que se metía la

cuchara en la boca, mordía un poco los bordes como si

quedase sopa pegada o para comprobar si Rocío estaba

hecha de plata o de latón, algo que descubrió a la tercera

cuando su diente incisivo le dio un buen calambre, plata,

plata ¡¡ se convenció rápidamente!!

A Rocío todo esto le hacía gracia, son tantas bocas por las

que ha pasado en 100 años que la inocencia de un niño

siempre le resulta agradable, lo único que no soportaba era

cuando había spaghettis para cenar y algunos los enrollan

en el tenedor, apoyándose en su panchita, algo que le

produce tantas cosquillas que a veces le hace pensar que se

va a derretir como la mantequilla en las tostadas.

Y lo que no entendía es que ante un buen plato de sopa, aún

hay niños que pasean la cuchara por el fondo del plato

sopero, como buscando un cofre que en vez de oro contenga

muchas letras de colores.

Cuando terminaron el cocido, la mayoría de los hombres

habían tenido que desabrocharse un punto del cinturón y

alguna madre algún que otro botón de la camisa.

Con la mesa recogida, apareció la cocinera con una enorme

fuente de cristal tallado que contenía una mousse de

chocolate, parecía que iba a desparramarse en cualquier

momento.

Esta vez la cucharita de Rocío le tocó a uno de los padres de

la señora de la casa, que engullía la mousse con la misma

velocidad que la cocinera trincha una cebolla, lamía tanto la

cucharita tras cada engullida de chocolate, que daba la

sensación que se le iba a quedar la lengua de color plata.

Con los cafés, Olivia entró en acción, estaba algo nerviosa

porque hoy en lugar de utilizar su cucharon para servir el

cocido, habían utilizado un extraño invento de plástico con

forma de pinzas de cangrejo.

Su cucharilla la utilizó la señora de la casa, que es la tercera

de las hijas de los abuelos que vienen todos los domingos a

comer.

Removía la cucharilla en el café con delicadeza sin golpear

las paredes de la tacita de porcelana, sólo deslizó la

cucharilla para mezclar las dos gotas de líquido edulcorante

que le había añadido, y tratar de compensar las dos tazas de

mousse de chocolate que la había visto comerse, una en la

mesa y otra en la cocina a todo prisa con la mirada cómplice

la cocinera.

La comida familiar resultó un éxito y tras una breve

sobremesa, empezaba lo que el abuelo llamaba la hora de la

siesta o como le gustaba decir con cara amodorrada y media

sonrisa “ la horita mejicana”.

LA COCINA

La cocina es el lugar de la casa donde más tiempo y cosas

pasan en una casa, ¿no crees? le preguntó Carmen desde la

pared a Candela que la habían dejado fuera del cajón por si

hubiesen faltado cucharillas para el café.

Candela: si es verdad aquí es donde escuchas más risas,

pero a veces también más broncas, sobre todo cuando la

cocinera riñe con el novio o la señora de la casa se pone

nerviosa cuando uno de sus hijos no quiere comer o le da

parte de su comida al perro.

Carmen: sabes candela, el otro día escuché una

conversación de la abuela, le contaba a su hija que tú fuiste

un regalo que le hizo un sobrino suyo capitán de navío y que

la compró en un anticuario de Madagascar hace muchos

años atrás…

Candela: ¡!!Ahí va¡¡¡¡ ¿sabes dónde está Madagascar? A mí

me suena muy lejos.

Carmen: pues si, hace años colgaron un mapa en la pared de

enfrente a la mía que terminé por memorizarlo,

imaginándome que viajaba por todo el mundo. Madagascar

es una isla grande situada en la costa sureste de África.

Candela: pero, ¿Está lejos? ¿No?.

Carmen: ¡muchísimo¡ creo que nunca llegaríamos andando

sólo por mar, ya has visto en verano las olas cuando se

enfadan qué grandes son, jamás te dejan ver el final de la

línea del horizonte.

Candela: ¿Y no te han dicho de qué estoy hecha?

Carmen: se me olvidaba perdona, estás hecha de un

delicado nácar que proviene del caparazón de una clase de

tortuga que la llaman, Tortuga Alcorí, que es la de mejor

calidad que se puede encontrar navegando en el océano

Índico.

De repente se escuchó la puerta de la cocina abrirse con

sigilo, sin apenas hacer ruido.

Y Carmen y Candela vieron como la señora de la casa

entraba sin encender la luz para rebañar los restos de

chocolate de la fuente de cristal.

Carmen le guiñó el ojo a Candela e intentaron que no se

escuchasen sus risas.

El dulce es un imán para muchos como el sol para las

lagartijas.

VERANO

Llega el verano, llega el calor, y a nosotras de un día para

otro, nos empacan para llevarnos a la casa de veraneo en la

playa de Benicasim.

Nosotras sólo podemos hablar de nosotras mismas, pero no

de las personas a las que servimos, sólo de sus manías y sus

bocas, y en los veranos, todo se multiplica como un plato de

lentejas.

Cerrar la casa de Madrid es tan costoso como cerrar la

puerta principal del parque el Retiro cada noche, todos los

goznes chirrían, cada verano los mismos nervios.

No sabemos cuánto dura el viaje, pero estamos tristes el

señor de la casa se ha llevado a Carmen para decorar una

casa que tiene en la montaña para cazar, y por lo que

sabemos, es un lugar donde hace mucho frio en invierno y

mucho calor en verano. Creemos que por lo menos llevará a

Olivia o Rocío en alguna cacería y podrán ver como la figura

de su amiga Carmen decora orgullosa una nueva pared.

Ya hemos llegado, es de noche, nadie deshace ninguna

maleta hasta que salga el sol por la mañana.

A nosotras nos han seleccionado para llevarnos este verano,

pero en otras ocasiones eligen a otras en sus grupos de

cuatro, hemos tenido suerte, pasar todo el verano

encerradas en un cajón de la cocina en Madrid es muy

aburrido.

PLAYA

El primer día de playa es el mejor, los niños, los padres, se

reencuentran con sus amigos y vecinos, se organiza un gran

pic-nic en la playa, donde la reina de la comida es una

sabrosa y monumental ensaladilla rusa que prepara Lydia,

una amiga de la familia, que sólo emplea ingredientes

naturales y que le lleva toda una mañana en la cocina

prepararla.

Rocio y Olivia aprovechan la confusión y les piden unos

dientes a los tenedores para poder correr cerca de la orilla y

bracear algunas olas.

Mientras tanto, Candela se enzarza a discutir porque el

tenedor de su tamaño no le quiere dejar ningún diente y

menos para correr, al final le convencimos entre todas y las

tres nos vamos de un espigón a otro, saltando por la arena

como los tropezones por el gazpacho.

Los niños como los mayores se juntan según la edad y el

color de los trajes de baño y toallas. Sentado bajo una

sombrilla hay un calvo que sólo abandona la sombra para

jugar con las olas o a la pelota con algunos niños.

Hay otro amigo extranjero que tiene una moto de agua y

hace las delicias de todo el mundo, va y viene con todo el

que espera con paciencia su turno, con la misma rapidez

con que Olivia se termina un tazón de chocolate.

Los padres merodean alrededor de sus hijos y estos lo único

que quieren hacer es nadar, jugar y pelearse entre ellos.

Hay muchos más amigos y niños que retratar, pero eso será

el próximo verano, este es de las cucharas.

A la hora de la ensaladilla, todos se acercan como un tigre a

su presa, todos traen su plato y vaso en la mano, algunos no

utilizan ni el tenedor, se saben protagonistas de la primera

comida en compañía en la playa, que es como el pistoletazo

para llenarse la barriga de fuegos artificiales y disfrutar del

verano.

Los dos meses de vacaciones pasarán volando, como las

gaviotas que se lanzan en picado al mar a pescar y antes de

que se den cuenta, Septiembre reclamará su hoja en el

calendario.

Nosotras a pesar de nuestro tamaño ya hemos tenido

muchos veranos y lo único que podemos decir, es lo mismo

que está grabado en la gran bandeja de plata donde nos

limpian una vez al mes.

Anima Felix Vivas. El alma feliz disfruta.

THE END