BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociología Del Trabajo

download BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociología Del Trabajo

of 19

Transcript of BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociología Del Trabajo

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    1/19

    PUEDE LA SOCIOLOGA DEL TRABAJO DAR CUENTADE LAS NUEVAS ARTICULACIONES LABORALES?1

    Alberto L. Bialakowsky **

    Javier Pablo Hermo ***

    Artculo publicado en Revista del Trabajo

    Ministerio de Trabajo y Seguridad Social

    Buenos Aires, Noviembre 1995

    ** Director de Investigacin del Instituto de Investigaciones Gino Germani. Profesor Titular

    Regular de la Carrera de Sociologa de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de BuenosAires (UBA). Subdirector de Postgrado en el Centro de Estudios Avanzados, UBA.

    *** Investigador del Instituto de Investigaciones Gino Germani. Jefe de Trabajos Prcticos de la

    Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Coordinador Asociado del Proyecto Juventud de FLACSO

    - Sede Acadmica Argentina.

    1El presente artculo est parcialmente basado en una reelaboracin de la investigacin El movimiento de los trabajadores ante el ao 2000. Conflictos y

    desafos, presentada en la Conferencia Latinoamericana de UTAL/CLAT en San Pablo, septiembre de 1993; y del posterior trabajo, Procesos de

    formalizacion de la informalidad, presentado en el Encuentro Precarizacion del empleo y desgaste de la salud de los trabajadores, realizado en Sgo. De

    Chile en 1993 por el Grupo CLACSO sobre Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    2/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    1

    CUESTIONES QUE INTERROGAN A LA SOCIOLOGA DEL TRABAJO EN LOS 90

    Revisar las cuestiones que ataen a Sociologa del Trabajo, tiene muchas opciones, la nuestra se

    refiere al objeto de intervencin de esta disciplina y a las situaciones crticas como tecnologa que

    enfrentar en la dcada que sigue.

    Desde nuestra perspectiva los noventa se constituyen como un punto de inflexin crtico, punto de

    reflexin, punto de desajuste entre posibilidades prcticas de la sociologa del trabajo.

    Qu cuestiones nos interrogamos, marcan la crisis de la disciplina en los 90, a nuestro juicio

    signada por:

    a. los lmites reduccionistas, por excesiva dependencia de los enfoques econmicos que reducen

    los actores a categoras del modelo fabril o al modelo burocrtico,

    b. la transformacin radical de los actores socio-laborales gestados durante el ltimo siglo y,

    c. la necesidad de incorporar las dimensiones antropolgicas y subjetivas en el marco de anlisis.

    Las cuestiones que encontramos en debate se refieren a procesos que arrancan en la dcada del 70y se consolidan en los inicios de los 90, y en nuestra estimacin van a exigir un esfuerzo disciplinario y una

    ruptura del marco epistmico actual. Esta ruptura es tal en la medida que exige concebir de una manera

    distinta nada menos que al objeto, al sujeto y al contexto de investigacin e intervencin.

    Desde esta perspectiva convendr detenernos en cinco procesos socio-laborales:

    a. la formalizacin de la informalidad,

    b. la formacin de una nueva subjetividad del actor laboral y la necesidad de incorporacin como

    dimensin de anlisis,

    c. los nuevos perfiles del sufrimiento humano y de desgaste laboral,

    d. el nuevo significado del trabajo y,

    e. las nuevas articulaciones laborales en Amrica Latina.

    Al decir formalizacin de la informalidad, nos referimos al proceso por medio del cual se levantan

    las regulaciones de la postguerra y se instalan de hecho y de derecho nuevas normativas cuya construccin

    derriba edificios legales histricamente construidos, entre los cuales puede sealarse:

    a. la contratacin por tiempo indeterminado,

    b. el empleo como forma de ocupacin universal,

    c. el salario directo e indirecto como tipo generalizado de remuneracin por el trabajo,

    d. la limitacin de la jornada laboral,

    e. la interlocucin con el colectivo sindical,

    f. la desocupacin transitoria como reserva para el empleo y,

    g. la representacin socio-educativa armnica con las calificaciones requeridas para el puesto detrabajo.

    Lo que hasta los 80 se categorizaba como informalidad, no registro y precariedad de empleo

    pasan a ser las formas reguladas de la gestin de la fuerza de trabajo. Se instituye la flexibilizacin en un

    proceso histrico que requiri con frecuencia, en Amrica Latina, de tres hechos fundadores, ms all de

    la propia competitividad del mercado, la globalizacin y la reconversin tecnolgica. Lo social y lo

    laboral, en estas observaciones histricas no postcede al cambio productivo sino que lo soporta y lo

    precede.

    Desde esta ptica no se trata de retrotraer la definicin de los actores a las formas mercantilistas o

    pre-industriales, sino que nos encontramos con una elaboracin social que acumula esa experiencia

    histrica y entabla un conflicto entre paradigmas de desarrollo productivo, luchas no direccionales, tales

    como las que se entablan entre las posturas keynesianas y las formas liberales. En rigor el espacio social se

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    3/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    2

    encuentra cruzado por formas de conflicto tanto a nivel de los actores en la produccin como, en las

    representaciones sociales y cientficas.

    Los cambios de este proceso resultan radicales en una cuestin bsica: la ruptura del lazo en la

    forma jurdica que se dio en llamar relacin de dependencia, el giro es el abandono del salario indirecto y

    en general de la categora salario y de las categoras sociales que se desprenden de este tipo de relacin,

    tales como ser trabajador asalariado. Ahora, el contrato por tiempo limitado y los honorarios configuranal contratado y su compensacin monetaria. En esta ruptura encontramos un punto de partida que

    destruye el trabajador universal en relacin de dependencia. Ser empleado carece de significado en lo

    productivo, lo tecnolgico y en la responsabilidad del contratista.

    La tecnologa de la sociologa laboral en los 90 deber enfrentar no slo la creacin de empleos

    sino de ocupaciones y trabajar consecuentemente en la representaciones sociales de sus significados.

    Emprender, en resumen, una crtica en lo que se considera hasta el presente la poblacin econmicamente

    activa en su forma ms reduccionista.

    Otra cuestin est referida a la nueva subjetividad del trabajador y sus mltiples derivaciones. Ya

    no podrn utilizarse categoras polticas, sindicales u organizacionales que den cuenta de una identidad

    inmediata con la posicin de clase o de ocupacin, las inclinaciones de los trabajadores estn construyendoun perfil desajustado con los modelos de identificacin unvocos. Las nuevas articulaciones dan cuenta de

    procesos sorprendentes sobre los cuales nos detendremos como el sindicalismo ciudadano, el de

    resultados o el solidarismo. Por otra parte no ha sido frecuente en nuestro medio incorporar estas

    dimensiones intrasubjetivas aunque se registran iniciativas en esa direccin.

    Desde la particularidad de este enfoque, la sociologa laboral al interrogarse por el sufrimiento

    humano en el proceso de trabajo es interrogada ella misma como disciplina y como tal por la tica practica

    que promueve. En los 90 no se encuentra un patrn fabril de sufrimiento sino un nuevo perfil en el que

    entran a jugar las dimensiones nuevas de tiempo y espacio tales como:

    a. la ocupacin limitada y la formacin de nuevas identidades,b. la reduccin del espacio del taller y el incremento del trabajo domiciliario,

    c. la pobreza introyectada como dimensin subjetiva y,

    d. la privatizacin de los conflictos laborales.

    e. Estos nuevos objetos descubren algunos soportes epistmicos que la sociologa conservaba

    hasta no hace tanto tiempo:

    f. la concepcin de un progreso ilimitado,

    g. la ignorancia de los lmites del ecosistema,

    h. la creencia en una nica y mejor manera del desarrollo tecnolgico, organizativo y

    reivindicativo y,

    i. la visin del sujeto trabajador como mero portador de estructuras.

    Parafraseando a E. Menndez en su innovadora visin de la antropologa de la medicina, la

    sociologa laboral debera realizar una crtica a su propio modelo tecnolgico hegemnico trazado en

    sintona con el modelo fabril que acaba de fenecer2.

    La realidad laboral se crea en medio de conflictos e intercambios sociales, no puede pensarse sino

    como una accin permanente a partir de un conflicto subyacente, latente, en torno a la distribucin de la

    ocupacin y del producto para la sobrevivencia. Lo social precede a las posibilidades de esta

    conflictividad. De ah que el significado social del trabajo cobra importancia.

    En cuanto al significado del trabajo, sostenemos que entra en crisis por no haberse

    cristalizado an el nuevo contexto social que le da sentido y en el cual se construye. En la situacin

    2MENNDEZ, E., 1979.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    4/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    3

    presente podemos identificar elementos de lo nuevo y de lo viejo, pero no an una sntesis

    superadora que de cuenta de las transformaciones operadas.

    No obstante, pareciera observarse una importante dispersin entre imaginarios que ligan el

    significado del trabajo con sus contenidos tradicionales propios del modelo fabril industrialista y lo

    que podran denominarse como imaginarios postmodernos, con alto contenido utilitarista e

    inmediatista.

    Por ltimo, hablar de las nuevas articulaciones laborales en la regin, nos remite al nuevo

    escenario planteado, a cules son los actores emergentes en l y al tipo de lazos que se establecen

    entre los mismos. Esto implica aceptar la crisis, difusin y rearticulacin de los actores socio-

    laborales predominantes durante la etapa clsica del modelo fabril industrialista, caracterizados de

    modo esquemtico como Estado, empresarios y sindicatos.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    5/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    4

    CONTEXTO SOCIO ECONMICO Y TRANSFORMACIONES SOCIALES

    Habitualmente, se ha vinculado las categoras de informalidad, subempleo, marginalidad, a

    situaciones capaces de ser registradas, como un dato puramente estadstico que cuantifica una

    proporcin de la poblacin en funcin de lo legal o ilegal de la actividad u otros parmetros

    objetivos. Detrs de tales enfoques, se advierte el marco conceptual de la Economa, que hace

    primar la perspectiva clsica con foco en el empleo; que sita y categoriza a la poblacin activa en

    trminos de un determinado rgimen de acumulacin, en el cual no tienen cabida, por ejemplo,

    quienes no desarrollan actividades valorizadas en el mercado de modo directo -amas de casa,

    jubilados-.

    El foco de estas conceptualizaciones no est puesto sobre la ocupacin sino sobre el empleo.

    No obstante, ciertos fenmenos extendidos y crecientes, en particular en Amrica Latina, tales como

    el cuentapropismo, el crecimiento de las microempresas que ocupan a un pequeo nmero de

    trabajadores y, ms an, las economas no registradas legalmente -que en algunos casos constituyen

    los sectores ms dinmicos de las economas nacionales- comienzan a perfilarse como muy

    inquietantes.Es posible registrar, entonces, dos hechos convergentes: por una parte, y tanto a nivel

    mundial como latinoamericano, un cambio radical en las formas de acumulacin y de empleo; por

    otra parte, la emergencia en la superficie de las modalidades denominadas informales.

    Desde nuestro planteo, estas formas son inescindibles de la conformacin del mercado global.

    Si bien en las ltimas dcadas su peso cuantitativo ha variado notoriamente, estamos convencidos de

    que se trata de una clara expresin del proceso de difusin del Estado de Bienestar -donde el empleo

    formal, junto con el salario indirecto, jugaron un papel central en trminos ideolgicos- con la

    paulatina disolucin del grado de formalidad de la fuerza laboral. Esto ha dado lugar a la

    reinstalacin del mercado como mximo regulador y el progresivo crecimiento de las formas flexibles

    de contratacin, como situaciones fcticas y/o por vas legales; quebrndose de este modo el

    imaginario construido al calor del Estado de Bienestar3. Las nuevas formas, que minimizan el salario

    indirecto, la seguridad social, la permanencia en el empleo, ponen al ser humano en el lugar del

    recurso, alimentando un imaginario de libre contratacin y destruyendo los lazos que hacan posible

    la construccin de identidades colectivas y, por ende, de los actores -trabajadores, sindicatos-.

    Se producen, as, varios movimientos confluyentes. La legitimacin de la libertad de

    mercado, incluyendo la libertad del trabajador, instala una visin pragmtica de la utilizacin de la

    mano de obra que visualiza a las prcticas informales y precarias de contratacin -temporales, a

    travs de terceros, etc.- como formas paradigmticas extendidas a toda la produccin. Se construyen

    normas que desregulan los marcos anteriores que legitimaban a los actores, por ejemplo, al

    sindicato, y hacen aparecer en la superficie los fenmenos que eran ocultados, con caractersticas de

    legalidad.

    Descubrimos as, que la ocupacin se soporta en relaciones sociales que, a su vez,

    conforman actores.

    No obstante, como se ha adelantado, este proceso no sucede con naturalidad, sino que est

    precedido por tres momentos, de difusin y presentacin global, que se nos presentan como hechos

    fundadores para interpretar el presente contexto que intentamos analizar.

    La dcada de los 70, para la mayora de Amrica Latina, signific la instalacin de

    dictaduras militares o gobiernos dbiles que con polticas de debilitamiento de los movimientos de

    los trabajadores y de la fuerza sindical -mediante represin y persecucin ideolgica-, pero tambin a

    travs de polticas que alentaron la desindustrializacin y el libre mercado; marcaron un primer paso

    3Aunque no es plenamente apropiado utilizar el concepto para Amrica Latina, para simplificar lo haremos.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    6/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    5

    hacia la reconversin de las incompletas polticas de Estado de Bienestar vigentes hasta entonces en

    la regin.

    Durante los 80, marcados por la apertura democrtica, asistimos a un segundo momento, el

    de la flexibilizacin de hecho, sustentado en la crisis estructural que se desata con la crisis de la

    deuda externa en el 82 y en espirales inflacionarias que culminan con situaciones de hiperinflacin.

    Estos procesos convergentes legitimaron la aplicacin de las polticas de ajuste estructural desdeuna ptica neoconservadora. De este modo se ponen en blanco las situaciones de hecho que en el

    Estado de Bienestar no podan ser admitidas como funcionales o como elementos integrantes del

    sistema.

    Por ltimo, en los 90, se adoptan marcos de normativa jurdica que cristalizan y legalizan la

    flexibilidad laboral fctica.

    Ms all de una lectura cuantitativa y econmica de los procesos inflacionarios e

    hiperinflacionarios registrados en los distintos casos nacionales, nos interesa destacar que producen

    consecuencias en trminos de las relaciones sociales que encarnan, as como tambin sobre la

    subjetividad colectiva e individual.

    Partimos de considerar a la hiperinflacin como la expresin extrema de un conflicto socialque se ha mantenido latente, que las instituciones monetarias no pueden detener por estar fuera de

    su rbita de accin. Para dicha afirmacin, sostenemos que el establecimiento de una soberana y

    estabilidad monetaria resulta un producto -complejo y ambivalente- de las relaciones sociales, cuyo

    elemento central es la rivalidad entre actores en un proceso de intercambio mercantil. As, el proceso

    de socializacin es engendrado a partir de un elemento fundante eminentemente violento y

    usurpador, y que en nuestra conceptualizacin se correspondera con la dominacin en ese proceso.

    Los fenmenos hiperinflacionarios desmitifican la naturalizacin y permanencia del valor de la

    moneda, apareciendo en la superficie, de modo violento, las fuerzas distributivas que se juegan en su

    conformacin y que la cuestionan como institucin reguladora4.

    Esta ruptura de los marcos de normalidad que conllevan los procesos hiperinflacionarios,

    da paso a una fuerza disgregadora de lo social; que traba la construccin de identidad y de marcos dereferencia para la subjetividad, hace tabla rasa de experiencias histricas anteriores y, por tanto,

    juega un importante rol en la introyeccin de pautas de disciplinamiento vigentes hacia el futuro. Los

    planes de ajuste estructural, especialmente a partir de los 90, se apoyan sobre esta base legitimadora

    de la nica y mejor manera; donde el temor del regreso de la inermidad obra con el poder de la

    fuerza precedente.

    Sobre esta base, se aplicaron programas de ajuste estructural de largo alcance, los que

    resultaron en un conjunto de importantes cambios en los mercados laborales, profundizndose la

    heterogeneidad que ya se perfilaba como tendencia en los 80, y transformando los patrones de

    utilizacin de la fuerza de trabajo y los mecanismos que regulan la propia relacin laboral.

    Un conjunto de procesos expresa tales transformaciones:1) la prdida de dinamismo del sector industrial manufacturero en la generacin de nuevos

    puestos de trabajo;

    2) el avance paralelo de los procesos de tercerizacin y de terciarizacin en lo que respecta al

    peso relativo de los distintos subsectores dentro de las estructuras econmicas y de las

    nuevas estrategias implementadas en la organizacin y gestin de la produccin;

    3) la cada de la participacin del empleo pblico en el marco de las polticas estatales de

    reduccin del dficit fiscal y de privatizaciones.

    En lneas muy generales, y ms all de las especificidades de cada caso, las estructuras

    laborales emergentes y la dinmica actual de la oferta de trabajo muestran una clara tendencia hacia

    4Vese al respecto AGLIETTA, M. Y ORLEN, A, 1990.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    7/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    6

    el crecimiento del empleo no asalariado y del empleo precario, de la informalidad, de la participacin

    femenina y de jvenes en el empleo,

    En tanto la relacin salarial y las modalidades que asume, tienen un papel explicativo y

    fundante de las formas de acumulacin, es en los mecanismos de regulacin en que se estara

    expresando la instalacin de un modelo postfordista de acumulacin, de distribucin y de consumo, a

    partir de la cristalizacin de un conjunto de fenmenos: dualizacin, precarizacin, informalizacin;transformaciones de la relacin salarial clsica sustentada en un determinado tipo de contrato de

    trabajo, y cuya redefinicin lleva hacia nuevos esquemas de regulacin formal.

    Estos movimientos dan como resultante un mercado de trabajo, en el que se distinguen

    claramente tres grandes sectores: un sector moderno inserto en el mercado mundial, un sector

    dependiente del anterior, ligado por mecanismos de contratacin e intercambios temporales y,

    finalmente, un sector marginal y empobrecido; configurndose entre ellos diversos tipos de

    articulaciones y de vnculos.

    Nuestra hiptesis central plantea que, en los 90, nos encontramos culminando con la

    aceptacin de los patrones informales en la formalidad y la instalacin de un proceso de

    mercantilizacin de los elementos que constituan el salario indirecto. El trabajo va a lacompraventa despojado cada vez ms de los atributos que generaban, en los empleadores,

    responsabilidad sobre el trabajador que se contrata.

    La ruptura de los patrones de relacin de dependencia subyacente a los nuevos modos de

    gestin de la mano de obra significan que la oferta de trabajo se realiza en creciente medida bajo

    propio riesgo, presentndose el trabajo como mercanca en estado cada vez ms puro y, por lo tanto,

    desprendido de la corporeidad del que trabaja.

    Este sujeto, de un perfil social determinado, acceda a su identidad a travs de un conjunto

    de significantes de reconocimiento social. Entre ellos, el Estado -por medio de los mecanismos de la

    seguridad social, la educacin y la salud pblicas, -, y el sindicato, son dos elementos centrales que

    configuraban mecanismos de identificacin y un sentido de pertenencia. Degradados esossignificantes, el trabajador se encuentra cada vez ms ubicado como oferente aislado en el mercado,

    en tanto que los componentes del salario indirecto se transforman en mercanca.

    Esta temporalidad en el contrato o, directamente, su ausencia, y la estructuracin del

    desempleo y del subempleo, conllevan como consecuencia nuevas formas de empleo

    (subcontratacin, tercerizacin) y de ocupacin (cuentapropismo, microempresas) que son aquellas

    que comienzan a absorber con dinamismo el crecimiento de los niveles de ocupacin.

    En las dcadas precedentes se planteaba como necesario evaluar los resultados sociales a

    partir de la infraestructura econmica. Creemos que, por todo lo dicho, es preciso efectuar una

    lectura acerca de como se presenta la economa del trabajo en tanto que resultado de las relaciones

    sociales y en tanto que procesos de construccin de los nuevos actores. En consecuencia, las

    categoras sociodemogrficas clsicas -poblacin econmicamente activa y no econmicamente

    activa- como tambin ciertos conceptos tericos -fuerzas productivas, colectivos laborales, etc.-

    deben ser revisados.

    Frente a un proceso de formalizacin de las formas ms precarias del empleo en las lneas y

    puntos ms dbiles del mercado de trabajo, la hiptesis de desgaste subjetivo son mayores, pero ya

    no, o por lo menos no solamente, en el sentido de un trabajo que implica riesgos de insalubridad,

    sino que la propia relacin social implicada en un tipo de empleo precario prefigura de antemano un

    sufrimiento, al estar en juego componentes de inestabilidad del puesto, la carencia de vnculo social,

    la reduccin y debilitamiento del espacio de lo pblico como defensa del actor, la mitificacin del

    mercado y del trabajo como oferta posible.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    8/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    7

    NUEVOS ACTORES Y NUEVAS FORMAS ORGANIZATIVAS DE LOS PROCESOS DEPRODUCCIN.

    Las ms significativas tendencias en la evolucin de los mercados de trabajo durante la

    presente dcada, muestran con claridad el aumento de la participacin de la mujer, y de jvenes y

    nios5.No obstante, este proceso de feminizacin del empleo no obedecera centralmente al

    mejoramiento de las oportunidades de insercin laboral para las mujeres; sino que, por el contrario,

    se vera impulsado por la necesidad de ampliar los ingresos del grupo familiar frente al creciente

    deterioro de las remuneraciones. Algunos estudios especficos indican, justamente, que si bien la

    feminizacin del empleo abarca tanto al trabajo asalariado como al no asalariado, los porcentuales

    son ms elevados en el sector no estructurado6.

    Otro de los factores que influyen en dicho aumento parece relacionarse con la nueva cultura

    empresarial y la influencia del ohnismo7:

    Las mujeres son mejores en las labores de grupo que los hombres ... ellas invierten en el trabajo su

    capacidad de polivalencia familiar, el saber atender y hacer tantas cosas al mismo tiempo ... por esarazn, podrn ser buenas conductoras de lneas.

    8

    En relacin con el trabajo infantil y juvenil, nos encontramos con fenmenos de diferente

    sentido pero que, en los hechos, se articulan. Por un lado, los nuevos trabajadores juveniles e

    infantiles (estos ltimos no registrados en la definicin de poblacin econmicamente activa),

    constituyen un segmento nada despreciable del empleo. Por otro lado, las estadsticas indican que los

    grupos ms afectados por el desempleo son los sectores poblacionales menores de 24 aos de edad

    y, entre ellos, en particular las mujeres.

    Esta aparente contradiccin es slo comprensible a la luz de las interpretaciones que apuntan

    sobre la creciente presin del sector denominado histricamente de trabajadores secundarios9,

    sobre el mercado laboral. Para comprender este fenmeno es indispensable hacer mencin de lastransformaciones sociales que desestructuran la familia tradicional y, consecuentemente, el creciente

    nmero de mujeres y de jvenes jefes de hogar, lo que se ve matizado por muy distintas

    situaciones segn el pas en consideracin, desde aquellos en que priman estas situaciones, como

    consecuencia de fenmenos asociados a la pobreza y la exclusin social sumados a elementos

    culturales propios, hasta aquellos otros en que el crecimiento sostenido de la tasa de actividad

    femenina y juvenil es producto histrico de la modernizacin de la estructura social10.

    Fuere cual fuere el caso, en las diversas realidades se verifica un sustancial incremento de la

    incorporacin al mercado laboral de mujeres y jvenes, debido a la convergencia de otros factores,

    ms all de las razones antedichas, como son la cada del empleo -que afecta tambin a los jefes de

    hogar de familias tradicionales- y la merma general de los ingresos de los trabajadores; por vainflacionaria o, ms recientemente, por reduccin directa de salarios.

    Debe destacarse especialmente la alta incidencia que tiene en la regin (sobre todo en algunos

    pases como Brasil) el trabajo infantil, dado que por su caracterstica de ilegalidad es una de las

    5Encuestas de hogares de algunos pases indican un aumento constante en las tasas de participacin femenina. Ms an, dado que las tasas masculinas no

    muestran una variacin de magnitud considerable, se elev la proporcin de mujeres en la fuerza de trabajo. En efecto, la tasa de participacin de las

    mujeres aument en casi un quinto en el transcurso del decenio de 32% a 38%. De all que en ese lapso la contribucin de las mujeres al aumento de la

    poblacin econmicamente activa fuese de 42% . (INFANTE, R. Y KLEIN, E., 1991)6RENDN, T. Y SALAS, C., 1992.7Trmino acuado por Coriat para designar el mtodo desarrollado en Japn por Taiichi Ohno, en la fbrica Toyota. Ver CORIAT, B., 1992.8PALOMARES, L. Y MERTENS, L., 1993.9Concepto que hoy, probablemente, habra que rediscutir.10 ...la familia monparental femenina es ... una institucin muy diferente segn los pases. En aquellos ms urbanos y ms modernos ... donde lasmujeres han ganado ms espacios en las franjas superiores del mercado de empleo, el hecho de que permanezcan formalmente solas, ... no constituye una

    importante desventaja. [...] Inversamente, en sociedades en las que predominan otras formas culturakles y la estrataficacin social es ms polarizada, las

    jefas de las familias monoparentales femeninastienen un nivel educativo muy inferior al de los jefes de las familias formales.. RAMA, 1994.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    9/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    8

    formas ms claras de precarizacin de la fuerza laboral11. La presin sobre los nios trabajadores es

    extrema, desde la imposicin de condiciones de riesgo y extensin de la jornada hasta la dominacin

    directa que vehiculiza la sobreexplotacin.

    Paralelamente, la tasa media de desocupacin abierta urbana para el conjunto de los pases

    latinoamericanos se ha estabilizado, en los ltimos aos, en porcentajes de alrededor del 10%

    12

    . Yaen los inicios de los 90, los datos nos mostraban que los ms afectados por el desempleo son los

    jvenes y, entre ellos, las mujeres y los sectores de ms bajo nivel educativo. Es as que las tasas de

    desocupacin entre los jvenes para el ao 1990 duplicaron o triplicaron, segn el pas de que se

    trate, los promedios para el conjunto de la poblacin econmicamente activa. Las ms afectadas son

    las mujeres, con extremos como el caso de Ecuador y Panam donde la brecha en detrimento de los

    grupos femeninos respecto de los masculinos supera el 60%, o el de Honduras y Panam, donde los

    diferenciales llegan al 100%13.

    Estos cambios en la composicin demogrfica de la fuerza laboral, as como las tendencias

    que se perfilan en la organizacin productiva y en la gestin de la fuerza de trabajo caben ser

    analizadas en el contexto creado a partir de tres procesos convergentes: el de terciarizacin de laeconoma (crecimiento del sector servicios); el de la flexibilizacin laboral y, en tercer lugar, el de la

    tercerizacin o subcontratacin.

    El crecimiento de la subcontratacin como modalidad en las nuevas formas de organizacin

    de la produccin constituye un patrn comn en la reconversin de los sectores modernos de la

    economa y del propio Estado, en tanto estrategia que apunta al reacomodamiento respecto de los

    nuevos esquemas de competitividad internacional y a la flexibilizacin de las relaciones laborales. Y

    la externacin de actividades se efecta, precisamente, y en primer lugar, en las reas de servicios y

    tareas de apoyo a la produccin (mantenimiento, transporte, sector financiero, etc.) 14pero tambin

    afecta las distintas etapas de las cadenas productivas.

    La subcontratacin tiene claros componentes de precarizacin y flexibilizacin en lautilizacin de la fuerza de trabajo y en las relaciones laborales. De una parte, la empresa contratante

    transfiere los costos directos del trabajo a los subcontratistas; de otra, la relacin laboral se precariza.

    El trabajo domiciliario, los contratos temporarios, las altas tasas de rotacin de la fuerza de trabajo,

    son propios de esta modalidad; que adems, en general, comporta niveles salariales inferiores a los

    del sector formal15.

    La flexibilizacin del vnculo laboral plantea, en un extremo, la redefinicin de la propia

    relacin salarial o, directamente, su ausencia, y de los mecanismos que la regulaban.

    La regulacin institucional del mercado de trabajo, que fue una de las caractersticas centrales del

    modelo de desarrollo de la industrializacin sustitutiva, tiende a ser reemplazada por una regulacin ad

    hoc que ... se centra en un retorno a la explotacin directa, sin redistribucin ... que nos permite hablar de

    una regulacin no institucionalizada de las relaciones laborales....16La reestructuracin del mercado de trabajo que se dio en la regin en los 80, implic que la

    poblacin ocupada en el sector no estructurado, se incrementara formidablemente. Una idea de ello

    11Amrica Latina es la regin ms urbanizada del mundo en desarrollo, por lo que es ms probable que los nios trabajen en las ciudades. Es muy posible

    que en algunas ciudades de ciertos pases laboren hasta el 26% de los nios. En el Brasil es donde hay ms nios que trabajan: siete millones, segn una

    encuesta oficial sobre hogares, que indica que aproximadamente el 18% de los nios brasileos de diez a catorce aos son econmicamente activos. ( OIT,1992).12

    Con bastante dispersin entre sus extremos, llegando casi al 20% en Argentina.13PREALC, 1991.14Pesquisa DIESSE, 1993.15Estudios efectuados en Brasil en el ao 1992 respecto de un conjunto de 40 empresas de las zonas industriales ms importantes del pas y que hanintroducido algn tipo de tercerizacin, indican que stos incluyen tanto las reas de apoyo como las de produccin. Sus efectos han sido: en primer lugar,

    la disminucin de los beneficios sociales, en segundo lugar, niveles salariales inferiores, en tercer lugar, insalubridad y ausencia de seguridad. (PesquisaDIESSE, 1993.. Pg. 10.)16

    ZAPATA, F.,

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    10/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    9

    podemos obtenerla al observar que de cada 10 empleos que se crearon en la regin, 8,3 de ellos

    fueron en el sector informal17.

    No obstante, se verifican dinmicas diferenciales en la evolucin del sector informal, de

    acuerdo con las particularidades de cada situacin nacional. En 1990, el peso del sector a escala

    regional fue semejante a los niveles mximos alcanzados durante la dcada anterior, tendencia que esvlida en trminos generales (por ej. en el caso de Argentina y Mxico). Pese a ello, en algunos

    casos, como Costa Rica, Colombia y Chile, el peso de las ocupaciones informales comenz a

    disminuir respecto del nivel mximo alcanzado durante los 80 como resultado del ingreso a etapas de

    cierta recuperacin econmica; experimentando un deterioro algo menos acusado del empleo

    moderno o estructurado en comparacin con el resto de los pases del rea.

    El caso chileno es apropiado para ilustrar la calidad del empleo generado y la profundidad y

    persistencia del fenmeno, que no se limita a una mera coyuntura. Luego del perodo de mayor

    crisis, desde mediados de los 80, la economa chilena ha mostrado tasas de creacin de empleo

    incluso superiores a las tasas de actividad; pero a pesar de la recuperacin global y del descenso

    significativo del desempleo abierto, los niveles de informalidad siguen mantenindose elevados.

    De acuerdo con mediciones realizadas por el PET para el ao 91, la informalidad en el Gran Santiago

    alcanz a un 22% de los ocupados, registrndose una leve pero sostenida tendencia hacia la baja desde

    1989, al tiempo que los ingresos medios informales han tenido un pequeo repunte.18

    ...hoy es posible advertir mltiples formas de contratacin atpicas, que han derivado en una persistente

    precarizacion del empleo asalariado...El empleo asalariado precario se expresa a travs de mltiples

    formas contractuales, entre otras, como la subcontratacin en la minera y en las actividades forestales, en

    el aumento de la demanda por trabajo temporal en sectores dinmicos de la agricultura como la

    fruticultura de exportacin, en ramas del comercio y de los servicios, y en sectores de produccin

    industrial, como el del calzado, por ejemplo.19

    Este cuadro de situacin pone en duda la hiptesis de la eficacia del crecimiento econmico

    como condicin suficiente que garantiza la plena insercin productiva de la fuerza de trabajo en elmercado y muestra la estabilizacin de las modalidades informales, precarias, flexibles y de

    subcontratacin, an en un contexto de cierta recuperacin del nivel de actividad econmica.

    Lo que a nivel de los datos estadsticos se presenta como tendencia hacia el mantenimiento de

    altos niveles de trabajo informal, nos lleva a plantear la necesidad de reexaminar su significacin en

    tanto que categora conceptual, problematizando la articulacin entre situaciones de informalidad,

    ilegalidad, economa ilcita, pobreza y marginalidad.

    La importancia indudable de las actividades que se desarrollan en una zona gris20entre lo

    subterrneo y lo legal, nos lleva a reflexionar acerca de la propia existencia y del crecimiento del

    sector informal en la ultima dcada en trminos de los procesos de reestructuracin econmica y

    descentralizacin de la produccin y de la bsqueda de flexibilidad. Sus ventajas competitivas(trabajo no declarado, trabajo precario o temporario, menores remuneraciones, sumados a la evasin

    tributaria) explican, en buena medida, el crecimiento cuantitativo de actividades y unidades

    productivas que se desenvuelven en un marco de ilegalidad parcial que minimiza los riesgos de

    posibles sanciones legales.

    Es decir, que lo que puede advertirse tras la informalidad, remite a diferentes fenmenos. Por

    una parte, evidentemente debemos remitirnos a la marginalidad, que parece perfilarse como

    estructural: crecientes sectores de la poblacin por fuera del mercado y de la lgica de acumulacin

    en l predominante, que ensayan las ms diversas estrategias de subsistencia. Pero, por otra parte,

    ello no debe ocultar los nexos existentes entre economa formal e informal como aspectos de una

    17OIT, 1994.18PET, 1992.19

    PET, 1992.20

    Vese ELIZONDO, N., 1990.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    11/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    10

    misma dinmica de desarrollo y crecimiento. Esto implica caracterizar la evolucin de Amrica

    Latina en la ltima dcada de modo opuesto a los enfoques tradicionales que interpretan a la

    informalidad como sector autosustentado21.

    Por ltimo, con respecto a esta cuestin debemos decir que la articulacin formalidad -

    informalidad refuerza la hiptesis de un proceso de formalizacin de la informalidad como

    culminacin lgica de estas modalidades de utilizacin y disciplinamiento de la fuerza de trabajo.

    Todo ello, nos conduce nuevamente al punto de inicio de nuestros planteos, poniendo de

    manifiesto que la crisis presente no es solamente la de un orden econmico; se trata de la crisis de un

    orden subjetivo y simblico, donde se ve afectada la capacidad de sobrevivencia y,

    fundamentalmente, los marcos de referencia colectiva del lugar que se ocupa en tanto que trabajador.

    Y en este sentido, los costos subjetivos (que no son vivenciados slo individualmente, sino que

    tienen consecuencias sociales) que implica la fractura de la cultura laboral en tanto que soporte de la

    identidad son enormes.

    El sindicato, que en sus reivindicaciones por la dignidad del trabajador promova esa

    identidad, en la medida en que tambin es cruzado por los mecanismos de la mercantilizacin, poneen el lugar de la identificacin al intercambio, y el reconocimiento se juega en ese ncleo, semejante

    al del mercado.

    Las dcadas posteriores a la postguerra implicaron, especialmente en los pases con

    estructuras productivas ms desarrolladas e industrializadas de Amrica Latina, junto con el auge del

    modelo fabril industrialista, la configuracin de un sindicalismo de masas, y de una cultura laboral

    reivindicativa, de modo congruente con las lneas homogeneizadoras que la relacin salarial instituye.

    Como ya se ha sealado, el impacto de los procesos de hiperinflacin, ajuste, reconversin

    productiva, y sus componentes de flexibilizacin, informalizacin y precarizacin se constituyen

    como hechos fundadores de una nueva realidad distinta a la conocida hasta entonces.

    De lo que se trata es de una desarticulacin de las identidades, de los modos en que losindividuos se reconocen en el trabajo, en tanto objetivan, material y simblicamente, el fenmeno de

    la desalarizacin. Se prefigura, entonces, un nuevo imaginario del trabajador y del trabajo, de la

    identificacin y, en consecuencia, de la reivindicacin, sus modos y sus espacios.

    En estos nuevos imaginarios, se producen dos deslizamientos que hacen a la desalarizacin o

    redefinicin de la relacin salarial:

    1) la precariedad, expresada por la inestabilidad laboral y la temporalidad del trabajo, es

    asumida como naturalidad dada; y

    2) en tanto el salario indirecto y los servicios pblicos se convierten en mercancas, el

    trabajador aparece ahora como mero consumidor.

    Ambas cuestiones refieren a la ruptura de la relacin salarial: la responsabilidad patronal y delEstado respecto de la reproduccin de la fuerza de trabajo queda librada al mercado y a la

    responsabilidad individual del trabajador.

    En este sentido, cabe plantear que el debilitamiento y desactivacin del espacio de lo pblico

    remite no slo a la privatizacin del consumo sino tambin a la del conflicto.

    La formalizacin de la informalidad a la que hemos hecho referencia, tiende a cristalizar todo

    un conjunto de valores, que algunos autores han identificado como caractersticos de la

    marginalidad, pero que aparecen cruzando los universos simblicos socialmente compartidos. Al

    extenderse al conjunto de los sectores trabajadores aquellos componentes de precariedad y de

    21La naturaleza de la articulacin formal - informal ha sido convencionalmente descripta en la literatura como dndose entre un sector moderno y otro

    atrasado, cuando en realidad buena parte de la interaccin se da entre actividades de tipo moderno situadas a ambos lados de la lnea divisoria del trabajo

    reglamentado. Esta configuracin particular puede ayudar a explicar porqu en muchos pases ... el sector informal no disminuye ... (no) representa en

    verdad una constante sino una parte creciente de su fuerza de trabajo. (PORTES, A., 1993).

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    12/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    11

    temporalidad, de quiebre del espacio de las intermediaciones22 y de desorganizacin de las

    identidades colectivas tradicionales, se presenta un panorama de segmentacin lleno de oposiciones y

    de exclusiones.

    Pareciera ser que estos valores de la informalidad, puestos como ejes de la subjetividad,

    renen una serie de rasgos que hablan de la atomizacin, la privatizacin del individuo y del

    conflicto; lo que posibilitara, a su vez, la internalizacin de esquemas subjetivos centrados en laautorresponsabilizacin y en la retraccin al espacio de lo privado, que instituyen al sujeto aislado

    como soporte de la situacin de trabajo. En este sentido, la desestructuracin del proceso social que

    configuraba la matriz a partir de la cual el individuo recortaba su identidad, conforma un

    deslizamiento en los modos de sociabilidad.

    Las fracturas de los mecanismos institucionales de construccin de la solidaridad, propios del

    anterior modelo predominante, devienen en procesos de desocializacin.

    En ellos, parecieran primar las visiones pragmticas, inmediatistas, de corto aliento; que son

    explicadas por tres elementos o variables: el individualismo; la falta de credibilidad y la ausencia de

    solidaridad; que parecen ir extendindose al conjunto de los trabajadores.

    Este es el escenario en el que se constituyen nuevos formas de organizacin de lostrabajadores, en consonancia con las transformaciones de las que hemos venido dando cuenta.

    Una serie de fenmenos organizativos observables en distintos pases del rea, que se apoyan

    en nuevos principios y esquemas de movilizacin e integracin colectivas, permiten modelizar dos

    formas, no excluyentes, en la rearticulacin de las identidades: de articulacin ciudadana y de

    articulacin de resultados.

    En el primer caso, se destacan las experiencias colombiana y uruguaya en torno a los

    procesos de privatizacin de las empresas pblicas, donde el nuevo perfil sindical se centra en formas

    de movilizacin intersectorial e intersindical. En el caso uruguayo, es de destacar el apoyo en las

    formas previstas constitucionalmente, llegndose a la convocatoria de un referndum popular, y laparticipacin de la central obrera (PIT-CNT) en el desarrollo de un programa de anlisis de la

    reconversin del Estado y en la preparacin de un Encuentro Nacional de Soluciones, recortndose

    as como actor que discute los planes privatizadores con otras fuerzas y actores sociales.

    Estas vertientes se vinculan, por otra parte, con el desarrollo y afianzamiento del Partido de

    los Trabajadores (PT) en Brasil -cuyo progresivo crecimiento no solamente se expresa en lo que

    hace al nmero de afiliados alcanzado sino tambin en el caudal de votos obtenidos en las ltimas

    elecciones presidenciales- y, en Chile, con las estrategias de la CUT hacia la Concertacin.

    En lo que refiere a la articulacin de resultados, su exponente a nivel ms macro es Fuerza

    Sindical de Brasil. Su estrategia se basa en una serie de ejes que implican toda una redefinicin de los

    principios a partir de los cuales plantear las negociaciones: el establecimiento de un programaideolgico de no confrontacin y de no oposicin a las privatizaciones, la definicin del sindicato

    como parte del sistema, la propuesta de participacin en las decisiones de la empresa. La bsqueda

    de un desarrollo intersectorial que beneficie a los sectores independientes o autnomos se traduce,

    por otra parte, en intentos de incorporacin de los trabajadores informales y los pequeos

    empresarios,

    En un nivel de mayor especificidad se sita, tambin dentro de esta lnea de articulacin de

    resultados, la nueva experiencia sindical en sectores de trabajadores temporeros de la actividad

    frutcola en Chile, que se plantea como intento de satisfaccin de las necesidades productivas, de

    empleo, de ocupacin, de vivienda, a partir de la configuracin de redes organizativas con ejes en

    dichas necesidades. Los elementos claves que definen esta experiencia sindical son, por un lado, su

    22 Barrido completamente el campo de las intermediaciones, y debilitados a tal grado los actores propiamente sociales legados por la etapa de

    industrializacin.... (ZERMEO, S., 1992).

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    13/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    12

    carcter comunal y de interempresa; por el otro, el desarrollo de estrategias reivindicativas que se

    sustenten en la discusin del desarrollo en trminos de productividad y de calidad del producto.

    Lo destacable de estas formas de articulacin consiste, precisamente, en el hecho de

    constituirse como modos posibles de resignificacin de los esquemas de comportamiento patronal y

    de produccin a los que hemos aludido en todo este trabajo, en los replanteos que implican respecto

    de las antiguas formas organizativas al tomar en cuenta la necesidad de alianzas intersectoriales y lainclusin de los trabajadores informales. Suponen para el movimiento sindical una redefinicin en dos

    direcciones: por un lado el desafo de la reestructuracin de su capacidad organizativa; por el

    otro, la inclusin de nuevas temticas y de nuevas funciones, por ejemplo, la incorporacin del

    debate acerca de la poltica fiscal a la discusin sindical, de la productividad y de la calidad. No

    obstante, ambos modos de rearticulacin se sitan frente a riesgos concretos, el peligro de que la

    accin propiamente sindical quede diluida o relegada a la accin poltica en un caso; y el de la

    instauracin de nexos corporativistas y clientelistas en el otro caso.

    Las nuevas formas precarias y flexibles de organizacin de la produccin y los rasgos de

    fragmentacin que asumen los mercados laborales, por una parte, y la situacin de debilidad y

    desgaste en que quedan colocados el individuo y el colectivo, por la otra sugieren una serie de

    caminos y direcciones posibles a la reconversin del movimiento sindical y su redefinicin comoactor.

    En primer lugar, y dada la magnitud de las tendencias concertadoras e inequitativas en la

    distribucin del ingreso, cabe ser incluida en la discusin sindical la participacin en las definiciones

    de una poltica fiscal que tienda a poner freno a esa tendencia y a incrementar los ingresos del Estado

    para volcarlos en el gasto social.

    En segundo lugar, y en virtud de los rasgos de heterogeneidad que asume la oferta de fuerza

    de trabajo en el mercado, la definicin de alianzas entre sectores se presenta como un eje posible en

    la reconstruccin de identidades colectivas en los nuevos contextos de creciente segmentacin,

    capaz de resolver los hiatos que la fragmentacin social supone y de establecer normas de solidaridad

    basadas en el reconocimiento de necesidades y reivindicaciones compartidas.En tercer lugar, la centralidad de las nuevas tecnologas productivas plantean la necesidad de

    un proceso de acumulacin tecnolgica propio, que de cuenta, por una parte, de los saberes del

    trabajador en tanto fuerza productiva y, por la otra, de las nuevas reivindicaciones en torno de la

    capacitacin y de la calificacin y su significado en trminos de socializacin y de reapropiacin de

    los procesos de trabajo.

    Finalmente, la reconversin al interior del movimiento sindical significa poner en cuestin las

    formas de poder en que descansan sus principios organizativos -lo burocrtico, lo utilitario- y

    plantearse la transformacin de sus modos de operacin a partir de una lgica de poder diferente

    cuyo diseo se base en el reconocimiento, la reconstruccin del vnculo y la autoestima, la inclusin.

    Desde la perspectiva del desgaste y de la subjetividad, este punto se presenta como ncleo

    de la posibilidad misma de articulaciones y de instrumentos que vehiculicen una resignificacin deaquel desgaste, desnaturalizndolo.

    A MODO DE CONCLUSIONES: NOTAS PARA UNA SOCIOLOGA LABORAL

    En la actualidad los desafos de la sociologa laboral se han multiplicado enormemente, varias son

    las razones que intentaremos resumir y efectuar al mismo tiempo una relectura que permita acceder a

    nuevos cursos de interrogacin.

    Una primer cuestin se refiere a la composicin real y funcional de los actores que participan del

    proceso de trabajo. Los datos sealan en los 90 nuevos perfiles de participacin de ellos destacamos el

    trabajo infantil, el juvenil y el femenino. Estos componentes como es ampliamente sealado revisten suma

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    14/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    13

    importancia para la consideracin de una sociologa ms amplia que integre el espectro que va de los

    derechos infarto - juveniles a la discriminacin por motivos de gnero.

    Otro sector que afluir crecientemente a las ciudades ser el campesinado, que conjuntamente con

    los sectores desocupados aportaran nuevas formas de contingencia en la composicin de los actores

    laborales en lucha por la sobrevivencia. Buena parte de los anlisis a finales de los 80, de la llamada

    dcada perdida, auspiciaban crecimiento en los 90, para este devenir ms auspicioso el problemarondara en torno a la distribucin del ingreso y del empleo23. La realidad posterior demostr que el

    crecimiento podra an acentuar las distancias sociales preexistentes.

    Toda esta base social dio y dar caminos a la interrogacin desde un marco ms amplio que con el

    que se desarrollaba a partir del modelo fabril y de sus interlocutores, incluso el horizonte del imaginario

    social ha fragmentado el perfil homogneo del trabajador adulto, asalariado, masculino con una cultura

    urbana y una larga tradicin gremial.

    No en vano estas preocupaciones se hayan presentes en la declaracin de las confederaciones

    sindicales mundiales y europea CIOLS, CMT y CES, que con el fin de enfrentar el llamado dumping

    social, insisten en rescatar y promover los Convenios de OIT que se refieren a libertad sindical y al

    derecho de negociacin, la edad mnima de empleo, la discriminacin y la igualdad de remuneracin y el

    trabajo forzoso.

    La segunda cuestin que hemos puesto en el debate se refiere a los actores laborales, en su doble

    significado: colectivo y subjetivo.

    Hasta aqu de una u otra manera los anlisis podan apoyarse en la idea de un trabajador universal,

    sin embargo a lo largo de estas dos dcadas se verifica un triple proceso de deconstruccin: autoritarismo,

    hiperinflacin y ajuste estructural que inciden directamente en el colectivo sindical, especialmente el

    sindicalismo de masas, y en sus principales soportes como son la afiliacin universal, el convenio colectivo

    centralizado y la categorizaciones homogneas. Por otra parte, la propia organizacin sindical encuentra

    sus lmites tanto en las operatorias tradicionales de los conflictos laborales como en su propia estructura

    burocrtica.La nueva construccin del sujeto trabajador se aleja del patrn conocido como en relacin de

    dependencia y pasa a perfiles crecientemente autnomos, en el colectivo esta reivindicacin es ms

    temprana como lo demuestra el nuevo sindicalismo brasileo emergente a finales de los setenta con los

    metalrgicos de San Pablo. La dificultad con que se enfrenta la relacin colectivo - subjetiva es la baja

    homogeneidad.

    La creciente heterogeneidad de actores cuyas caractersticas psicosociales resultan muy difciles de

    clasificar. Estas podran insinuarse segn hiptesis que los definen entre dos perfiles extremos de

    introyecciones: los de la marginalidad24y los de la integracin en la postmodernidad25. En cuyos casos se

    destacan las dimensiones de:

    a.subsidiariedad del espacio pblico en el debate de los conflictos laborales,

    b.naturalizacin de las fuerzas del mercado,c.la primaca de lo individual y,

    d.el neohedonismo o la hipostasa del cuerpo y del consumo.

    Rasgos estos que no se instalan linealmente sino con tensin a travs de un proceso de conflicto y

    acumulacin con las formas anteriores.

    Otras hiptesis complementarias debern agregarse tal como puede pensarse a partir de la difusin

    del ohnismo como estructura de organizacin empresaria y laboral, donde los equipos y la implicacin

    23PREALC, 1991.24Investigaciones realizadas en Chile han permitido sealar algunas dimensiones psicosociales de la pobreza en un contexto autoritario, entre estas

    dimensiones se sealan: 1. la inermidad frente al Estado (agresividad latente y/o manifiesta, desesperanza, autocoercin), 2. frustracin silenciosa (culpa y

    verguenza, frustracin acumulada en el tiempo, concrecin en los juicioss de insatisfaccin), 3. agresividad: hacia afuera y hacia adentro, 4. individualismoimpotente (desesperanza, escepticismo, impotencia), 5. desinters por la poltica (disolucin de los nexos individuo-sociedad, privatizacin de los conflictos

    sociales, miedo al fracaso), 6. rechazo a la violencia y conformismo (sentido de realidad, disonancia cognitiva, miedo), 7. pobreza, coercin y resignacin

    (inutilidad de toda planificacin, presentismo, fatalismo). (TIRONI Y WEINSTEIN, 1990). Vase cap. Qu sienten los marginados?, pgs. 148-162.25

    Retomamos los aportes realizados por Cristina Micieli en esta direccin, mimeo, 1993.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    15/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    14

    negociada juegan un rol relevante. Es probable que se acte no slo en sus ncleos de vanguardia sino

    como estilo discursivo con consecuencias tanto a nivel de las articulaciones laborales en la empresa como

    en la sociedad. De hecho, aun en los casos en que opera con doble discurso se podran instalar situaciones

    paradojales y homlogas como result histricamente con el taylorismo-fordismo.

    En este cuadro de inicios de los 90 nuestras investigaciones nos conducen a descubrir nuevasformas articuladoras que dan cuenta tanto de los nuevos procesos como de las nuevas configuraciones

    organizativas, estas configuraciones las redefinimos como de integracin, de resultados y ciudadanas.

    El primer fenmeno lo denominaremos de integracin, es un fenmeno que ha llamado atencin

    tanto en la OIT como en los propios dirigentes sindicales, especialmente de Centroamrica. Nos referimos

    al movimiento solidarista en el que se da un proceso de integracin con renuncia contractual a toda accin

    sindical, esta corriente ha sido denunciada en lo OIT como prctica antisindical, pero su crecimiento es

    continuo y poder econmico es creciente. El solidarista renuncia al conflicto y se asocia con los

    empleadores con el fin de obtener entre otras mejoras: empleo, crditos y facilidades para el consumo.

    Encontramos en este trasfondo, no una renuncia del trabajador rural a sus legendarias reivindicaciones

    sino aspectos de nuevos posicionamientos, sectores sindicales de Costa Rica, por ejemplo ya hanplanteado sus dudas en confrontar con el movimiento y de hechos se han implementado acercamientos.

    Por su parte, la articulacin de resultados, resulta en este nuevo contexto una construccin tanto

    de respuestas pragmticas como la redefinicin de un nuevo tipo de actor sindical. Aun partiendo de

    dirigentes histricos del sindicalismo de masas o de dirigentes que han sufrido el exilio como es el caso de

    Fuerza Sindical de Brasil, plantean ya no como otrora en la socialdemocracia situarse en el lmite del

    sistema, sino ser partners, compaeros o socios, en el desarrollo capitalista. Este punto de partida puede

    plantear respuestas sorprendentes para el sindicalismo tradicional e incluso el sindicalismo poltico, tal fue

    por ejemplo su participacin favorable al proceso de privatizacin de la planta siderrgica de Volta

    Redonda

    26

    . De una diversidad de innovaciones que el sindicalismo de resultados plantea rescataremostres:

    a.la capacidad de inversin en el desarrollo de propuestas programticas27,

    b.la intencin de discutir en el marco de la democracia la poltica fiscal y,

    c.el impulso a pequeos empresarios y el fortalecimiento de cooperativas.

    Por otra parte en la articulacin ciudadana encontramos la fuente de una variedad de movimientos

    y entrelazamientos. Destacamos entre ellos el caso del movimiento sindical uruguayo en su funcin

    plebiscitaria, como as las iniciativas de las centrales colombianas, la CONATO del sindicalismo panameo

    y los primeros Acuerdo - marco de concertacin chilenos. Ya no se trata del Estado, ni de un partido en

    particular28, sino de acuerdos interpartidarios e intersectoriales que recogen y amplan los derechos

    ciudadanos y civiles como plataforma para redisear conflictos. Lo notable, en esta lnea de implicacindemocrtica, resulta de esta percepcin post autoritaria en la que muchos sindicalismos de masas no

    asociaban.29

    Nuevas formaciones tambin pueden encontrarse entre las organizaciones no gubernamentales y

    las nuevas articulaciones laborales. En este caso esta integracin hace que trabajadores difcilmente

    sindicalizables creen organizaciones mixtas, por ejemplo entre trabajadores temporeros y migrantes. Por

    otro, redes de organizaciones no gubernamentales que integran unidades de trabajo, produccin e

    26DE MEDEIROS, L., 1992.27FORCA SINDICAL, 1993.28En la gestin de la CUT (Central Unica dos Trabalhadores) de Brasil bien pueden detectarse formas de articulacin ciudadana, especialmente en susprimeras etapas de gestacin de un sindicalismo autnomo, en su evolucin posterior, convergente a la creacin del Partido de los Trabajadores, se

    profundizan las articulaciones poltico-sindicales.29Sobre democracia y movimientos sociales son conocidas las aportes de Alain Touraine, para mbito de la empresa vase CORIAT, B., 1992,especialmente el captulo final sobre Ostracismo y democracia, pg. 145 y subs.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    16/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    15

    intercambio como el caso de las redes solidarias de Chile30y la red nacional de Institutos de desarrollo del

    sector informal de los empresarios populares de Per31.

    Estas nuevas formaciones, no aparecen fuera de contexto del sistema, lo construyen desde un

    lugar alternativo, quizs no en sus lneas dominantes sino en un entrecruzamiento con ellas. La alteracin

    en la posicin de los actores se produce en una variedad de campos: en la concepcin del poder querelaciona lo micro y lo macrosocial, las posibilidades discursivas para la construccin de actores laborales,

    la lgica del conflicto desde un enfoque no violento gandhiano, la concepcin de una historia an abierta.

    Desde una perspectiva tecnolgica la sociologa laboral va a enfrentar una diversidad de

    problemticas complejas32derivadas del proceso anterior entre sus interrogantes recogemos:

    a. la necesidad de encontrar instrumentos para reemplazo de la organizacin burocrtica,

    b. el diseo de metodologas por las cuales las fuerzas productivas alcancen autonoma en la

    participacin de alternativas al modelo tecnolgico hegemnico33,

    c. incrementar la capacidad concertacin y de gestin colectiva e individual en los nuevos

    espacios socioeconmicos regionales34,

    d. superar los reduccionismos que impiden comprender los sujetos emergentes ye. superar las barreras discursivas que le impiden difundirse como instrumental de cambio.

    Por ltimo como puede definirse una nueva sociologa laboral sino a la luz de este interjuego entre

    actores, comprensin y transformacin. Estimamos que la inflexin de los 90 puede contribuir a un

    cambio del marco epistmico entre cuyos rasgos destacaremos: una ms estrecha relacin en el anlisis de

    las estructuras micro y macro, el sujeto en una estructura con dislocaciones35 y el alejamiento del modelo

    fabril y todas sus implicaciones socio-laborales.

    Una pregunta ms exigente para la sociologa laboral, desde nuestra perspectiva, descubre en el

    sentido ltimo de esta disciplina un ncleo de interrogacin sobre la relacin social en la que est inserto ydefinido el proceso de trabajo. En este sentido no es el esclavo y el amo quienes definen el significado del

    trabajo en un sistema sino la relacin que establecen entre s estos actores laborales, lo mismo podra

    decirse del trabajo servil, del trabajo gremial y del trabajo fabril. En la actualidad esta relacin construida

    histricamente y consolidada en el siglo XX ha comenzado a mutar y en consecuencia queda por

    interrogarse la propia definicin del significado del trabajo inserto en las nuevas articulaciones socio-

    laborales.

    30RAZETO, L. y otros, 1990.31Memoria 1986-1992, IDESI, Lima, 1993.32Utilizamos este concepto a partir de los desarrollos epistemolgicos de Rolando Garca. Vase tambin MORIN, E., 1994.33Entre otras iniciativas puede citarse los esfuerzos empredidos por el sindicalismo canadiense entre los cuales se encuentra la Ontario Federation of

    Labour, entre los que destacamos tres programas: uno, sobre desarrollo tecnolgico ( OFL-Technology Adjustment Research Programme), dos, dedesarrollo de la salud (OFL-Health Research Project), tres, de desarrollo cultural y artstico(Mayworks Festival of Working People and the Arts).34Dorval Brunelle de la Universidad de Quebec de Montreal ha expresado la necesidad de instalar una sociologa laboral regional. En la regin el centro de

    investigaciones DESEP de la CUT de Brasil ha sido pionero en los estudios de las implicaciones laborales del Mercosur.35

    Vese al respecto LACLAU, E., 1993.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    17/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    16

    BIBLIOGRAFA

    AGLIETTA, M., y ORLAN, A., 1990. La violencia de la moneda. Siglo XXI.Mxico D.F., 1990.

    ARAUCO, M., 1992. El sindicalismo boliviano: entre la accin directa y lanegociacin del conflicto. En ISCOS, CISL, CLACSO. El sindicalismolatinoamericano en los 90. Vol.II. Santiago de Chile, 1992.

    ALTIMIR, O., 1993. Income distribution and poverty from crisis and adjustment.Mimeo. CEPAL, 1993.

    CEPAL, 1992. Balance preliminar de la economa de Amrica Latina y el Caribe.Santiago de Chile, 1992.

    CEPAL, 1992. El perfil de la pobreza en Amrica Latina a comienzos de los aos

    90. Santiago de Chile, 1992.

    CEPAL, 1991. Panorama social de Amrica Latina. Santiago de Chile, 1991.

    CEPAL, 1989. Transformacin ocupacional y crisis social en Amrica Latina.Santiago de Chile, 1989.

    CORIAT, B., 1992. Pensar al revs. Trabajo y organizacin en la empresajaponesa, Siglo XXI. Mxico, 1992,.

    CORIAT, B., 1990. El taller y el robot. Siglo XXI. Mxico D.F., 1990.

    DEJOURS, C., 1990. Trabajo y desgaste mental. Humanitas. Buenos Aires, 1990.

    DE MEDEIROS, L., 1992. A conquista da modernidade. Geracao Ed. So Paulo,1992.

    DAZ CORVALN, E.Nuevo sindicalismo, viejos problemas. La concertacin enChile. En Nueva Sociedad, N 124. Venezuela.

    ELIZONDO, N., 1990. La ilegalidad en el sector informal urbano de la ciudad deMxico. En PREALC. Ms all de la regulacin. El sector informal en Amrica

    Latina. Santiago de Chile, 1990.

    FALABELLA, G., 1993. Reestructuracin y respuesta sindical. La experiencia enSanta Mara. 1993 (mimeo).

    FORCA SINDICAL, 1993. Un projeto para o Brasil a proposta da Forca Sindical.Geracao Ed. San Pablo, 1993.

    GARCA, N., 1991. Reestructuracin econmica y mercado de trabajo enAmrica Latina. En Estudios del Trabajo N 2. Buenos Aires, 1991.

    INFANTE, R., y KLEIN, E., 1991. Mercado latinoamericano del trabajo en 1950-1990. En Revista de la CEPAL N 45. 1991.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    18/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    17

    LACLAU, E., 1993. Nuevas reflexiones sobre la revolucin de nuestro tiempo.Nueva Visin. Buenos Aires, 1993.

    MANSILLA, H.C.F., y TORANZO ROCA, C.F., 1991. Economa informal ynarcotrfico. ILDIS. La Paz, 1991.

    MARTNEZ, J., 1990. Violencia social y poltica en Santiago de Chile (1947-1987). Un nuevo examen de algunas viejas hiptesis. En La violencia en Chile.Vol.II. Sur., Santiago de Chile, 1990.

    MENNDEZ, E., 1979. Cura y control. Nueva Imagen. Mxico D.F. , 1979.

    MIDEPLAN, 1992. Impacto de la poltica econmica y social en 1991 y estimacinpara 1992. Santiago de Chile, 1992.

    MORIN, E., 1994. Epistemologa de la complejidad. En D.F. SCHNITMAN

    (comp.), Nuevos Paradigmas , Cultura y Subjetividad. Paids. Buenos Aires,1994.

    OIT, 1994. Panorama laboral 94. Ginebra, 1994.

    OIT, 1993. El trabajo en el mundo. 1993. Ginebra, 1993.

    OIT, 1992. El trabajo en el mundo. 1992. Ginebra, 1992.

    OIT, 1992. Informe del Director General. Ginebra, 1992.

    OSWALD, R., y DOHERTY, W., 1991. Ajustes estruturais na dcada de 1990 eas respostas do movimento sindical. Instituto Cultural do Trabalho. So Paulo,1991.

    PALOMARES, L., y MERTENS, L.El movimiento sindical ante los cambios en laprctica productiva. En Revista de Economa del Trabajo.

    PESQUISA DIESSE, 1993. Os trabalhadores frente a terceirizacao. N 7. SoPaulo, 1993.

    PESQUISA DIESSE, 1991. A recessao e os trabalhadores. N 5. So

    Paulo,1991.

    POLLAK, M., 1992. Feminizacion del sector informal en Amrica Latina y elCaribe?. CEPAL. Santiago de Chile, 1992.

    PORTES, A., 1993. Quando mais pode ser menos. CEBRAP. Novos Estudos N35. So Paulo, 1993.

    PREALC, 1992. Empleo y transformacin productiva en Amrica Latina y elCaribe. Santiago de Chile, 1992.

    PREALC, 1991. Empleo y Equidad: el Desafo de los 90. OIT. Santiago de Chile,1991.

  • 7/24/2019 BIALAKOWSKY Y HERMO - Revista Del Trabajo - Puede La Sociologa Del Trabajo

    19/19

    Puede la sociologa del trabajo dar cuenta de las nuevas articulaciones laborales?

    PROJETO IRES/DESEP, 1992. Crise e desenvolvimento na Amrica Latina:perspetivas de estabilizaao e de retomada do desenvolvimento. So Paulo,

    1992.

    PROGRAMA DE ECONOMA DEL TRABAJO (PET), 1992. 1991-1992.

    Economa y trabajo en Chile. Santiago de Chile, 1992.

    PROGRAMA DE ECONOMA DEL TRABAJO, 1992. Series de indicadoreseconmico - sociales. Series anuales 1960-1991. Santiago de Chile, 1992.

    RAMA, G. 1994. Informe: Educacin y Juventud. II Informe sobre la Juventud deAmrica Latina. Organizacin Iberoamericana de la Juventud. Madrid, 1994.

    RAZETO, L. y otros, 1990. Las organizaciones econmicas populares 1973-1990 . PET. Santiago de Chile, 1990.

    RENDN, T., y SALAS, C., 1992. El mercado de trabajo no agrcola en Mxico.Tendencias y cambios recientes. En Ajuste estructural, mercados laborales yTLC. El Colegio de Mxico. Mxico, 1992.

    RICCIARDELLI, M., 1992. La CISL y las polticas tributarias. En ISCOS, CISL,CLACSO. El sindicalismo latinoamericano en los 90. Vol. III. Santiago de Chile,1992.

    RUIZ TAGLE, J., 1993. Desafos del sindicalismo chileno frente a laflexibilizacin del mercado de trabajo. En Revista de Economa y Trabajo. PET.N 1. Santiago de Chile, 1993.

    TIRONI, E., y WEINSTEIN, E., 1990. Violencia y resignacin. Dimensionespsicosociales de la marginalidad urbana en un contexto poltico autoritario. EnLa violencia en Chile, Vol.II. Sur., Santiago de Chile, 1990.

    TOKMAN, V, 1990. Sector informal en Amrica Latina: De subterrneo a legal.En PREALC. Mas all de la regulacin. El sector informal en Amrica Latina.

    Santiago de Chile, 1990.

    TORRICO, E.R., 1990. Bolivia: el rediseo violento de la sociedad. En NuevaSociedad N 105. Caracas, 1990.

    ZAPATA, F., 1992. La crisis del control sindical sobre la dinmica del mercadode trabajo en Mxico. En Ajuste estructural, mercados laborales y TLC. ElColegio de Mxico. Mxico, 1992.

    ZERMEO, S., 1992. Mxico neoliberal. Globalizacin autoritaria con trnsito ala democracia?. En Nueva Sociedad N 121. Caracas,1992.

    ZERMEO, S., 1991. Desidentidad y desorden. Mxico en la economa global yel libre comercio. En Revista Mexicana de Sociologa. Vol.52, N 3. Mxico D.F.,1991.