BIOGRAFIAS SALVADOREÑAS

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Roque Dalton (San Salvador, 1935 - cerca de Quezaltepeque, 1975) Poeta salvadoreño cuya obra, de estilo coloquial y socialmente comprometida, fue partícipe de la renovación de la lírica latinoamericana de la década de 1960. Nacido en la popular barriada de San José de la capital salvadoreña, el joven Roque Dalton cursó sus primeros estudios en los colegios religiosos Santa Teresita del Niño Jesús y Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado de San José, donde en 1953 obtuvo el graduado como bachiller. Desde muy joven manifestó una acusada conciencia social que le llevó a militar en los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras sociales en Centroamérica. En 1956, mientras estudiaba Leyes en la Universidad de El Salvador, fue en uno de los miembros fundadores del Círculo Literario Universitario, y en 1957 se desplazó hasta Moscú como delegado salvadoreño en el Sexto Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad. Previamente había estado en Chile para cursar estudios superiores de Jurisprudencia (1953), carrera que complementó en su país natal con la de Ciencias Sociales (1954-1959), y en la Universidad de México con la de Etnología (1961). Por aquel entonces ya era Roque Dalton una de las voces jóvenes más prometedoras de la poesía hispanoamericana contemporánea. Algunas de sus primeras composiciones habían

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Roque Dalton

(San Salvador, 1935 - cerca de Quezaltepeque, 1975) Poeta salvadoreño cuya obra, de estilo coloquial y socialmente comprometida, fue partícipe de la renovación de la lírica latinoamericana de la década de 1960. Nacido en la popular barriada de San José de la capital salvadoreña, el joven Roque Dalton cursó sus primeros estudios en los colegios religiosos Santa Teresita del Niño Jesús y Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado de San José, donde en 1953 obtuvo el graduado como bachiller.

Desde muy joven manifestó una acusada conciencia social que le llevó a militar en los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras sociales en Centroamérica. En 1956, mientras estudiaba Leyes en la Universidad de El Salvador, fue en uno de los miembros fundadores del Círculo Literario Universitario, y en 1957 se desplazó hasta Moscú como delegado salvadoreño en el Sexto Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad. Previamente había estado en Chile para cursar estudios superiores de Jurisprudencia (1953), carrera que complementó en su país natal con la de Ciencias Sociales (1954-1959), y en la Universidad de México con la de Etnología (1961).

Por aquel entonces ya era Roque Dalton una de las voces jóvenes más prometedoras de la poesía hispanoamericana contemporánea. Algunas de sus primeras composiciones habían sido galardonadas en varias ediciones del Premio Centroamericano de Poesía (1956, 1958 y 1959). En 1963, con la publicación de uno de sus mejores poemarios, El turno del ofendido, se consolidó como el poeta salvadoreño más relevante de su tiempo. La obra fue distinguida con una mención honorífica en el certamen Casa de las Américas, certamen que siete años después ganaría con el poemario Taberna y otros lugares (1969).

Su actividad política corría pareja a su dedicación a la creación literaria. Miembro del Partido Comunista Salvadoreño desde 1958, Dalton ya había sido encarcelado en varias ocasiones en su país natal cuando, en 1961, se vio abocado a tomar el camino del exilio. Emprendió entonces un periplo que le llevó a residir y trabajar en

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Guatemala, México, Checoslovaquia y Cuba, estancias en el extranjero que solía interrumpir con esporádicas visitas a su país natal. Se ganaba la vida con los ensayos y artículos que iba publicando, lo que le permitió viajar también, unas veces por motivos periodísticos y otras por activismo político, a las Repúblicas de Vietnam y Corea, y a numerosos países europeos y sudamericanos.

La poesía de Roque Dalton, aunque de rasgos coloquiales, se sustentó en la fuerza de las palabras y del ethos implicado en ellas, como en los siguientes versos: "La vida paga sus cuentas con tu sangre y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor. Cógele el cuello de una vez, desnúdala, túmbala y haz de ella tu pelea de fuego, rellénale la tripa majestuosa, préñala, ponla a parir cien años por el corazón. Pero con lindo modo, hermano, con un gesto propicio a la melancolía". En sus versos subyace un espíritu rebelde que plantea temas de fuerte contenido social, tratados de una manera a veces tierna y a veces irónica y sarcástica, cuyo resultado es de un enorme lirismo.

Sus influencias fueron el surrealismo y las vanguardias europeas en general, la poética conversacional latinoamericana (sobre todo voces como la del chileno Nicanor Parra, que habían traído nuevos aires irónicos a la lírica del continente), la poesía moderna de expresión inglesa, los clásicos en lengua española y algunos poetas contemporáneos, como el guatemalteco Otto René Castillo, el cubano R. Fernández Retamar, el nicaragüense Ernesto Cardenal o el argentino Juan Gelman.

Una parte de su obra ahonda en las aproximaciones entre el relato breve y el poema en prosa, tentativa en la que alcanzó buenos resultados. Un equilibrio entre calidad del lenguaje, ingenio, intelecto, amor humanista y visión política confluyen en sus mejores títulos, como en su célebre Taberna y otros lugares (1969), merecedor del premio Casa de las Américas, tal vez su libro más importante. Antes había publicado La ventana en el rostro (1961), El turno del ofendido (1963), El Mar (1964) y Poemas (1968). Luego publicó los libros Las historias prohibidas de pulgarcito (1975, poesía); y Pobrecito poeta que era yo (1976, novela).

Póstumamente aparecieron algunos títulos inéditos y varias recopilaciones antológicas de sus versos, como Poemas clandestinos (1980), Un libro rojo para Lenin (1986), Un libro levemente odioso (1988), En la humedad del secreto (antología compilada por Rafael Lara Martínez, San Salvador, 1994) y Antología mínima (a cargo de Luis Melgar Brizuela, San José de Costa Rica, 1998). En el campo del ensayo, publicó una monografía titulada El Salvador (1963), un ensayo sobre César Vallejo (1963) y un volumen de testimonios aparecido bajo el epígrafe de Miguel Mármol (1972). Compuso además algunas piezas teatrales, como Caminando y cantando (publicada en 1976) y Los helicópteros (escrita en colaboración con José Napoleón Rodríguez, e impresa en 1980).

Hugo Lindo

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(La Unión, 1917 - El Salvador, 1985) Poeta, novelista y cuentista salvadoreño cuya poesía se caracteriza por su impronta religiosa y metafísica, como en el poema Católica biografía del dolor (1943). La mirada comprometida define su obra narrativa y ensayística.Hugo Lindo estudió jurisprudencia y ciencias sociales la Universidad de El Salvador, por la que se doctoró en 1948. Su tesis, El divorcio en El Salvador, fue galardonada con una medalla de oro por las autoridades académicas. Sirvió como embajador en Bogotá y Madrid y llegó a ser ministro de educación (1961). Posteriormente fue nombrado director de la Oficina de Asuntos Culturales de la Organización de Estados Centroamericanos. Perteneció a la Academia Salvadoreña de la Lengua, de la que fue director emérito, y fue miembro correspondiente de las Academias de España, Chile, Colombia y Honduras.Su poesía busca alcanzar la revelación lírica a través de la claridad y la transparencia, y es también un acto de conocimiento, una búsqueda de las formas enclavadas en la realidad. La exactitud y claridad poéticas, sin embargo, denotan una lucha contra lo transitorio de la vida, las cosas y las propias palabras: "Y cada vez que pienso una palabra digo, no es esto, no. Cubre una red sonora, un extenso vacío. No es esto, no. Todavía no es esto. Mejor borremos una a una, todas las palabras escritas", sentimiento de fugacidad que intenta vencer suministrando a las palabras todo su poder redentor.

Entre sus numerosos poemarios merecen destacarseClavelia (1936), Poema eucarístico y otros (1943), Libro de horas (1948, primer premio del Certamen Permanente 15 de Septiembre), Sinfonía sin límites(1953), Trece instantes (1959), Varia poesía (1961),Navegante río (1963, primer premio de los Juegos Florales de Quezaltenango), Sólo la voz (1968, premiado en el Certamen Nacional de Cultural),Maneras de llover (1969), Este pequeño siempre(1971), Resonancia de Vivaldi (1976), Fácil palabra(1985) y Aquí mi tierra (1989). Póstumamente apareció Desmesura (1993), un largo poema de carácter autobiográfico que quedó inconcluso.Sus cuentos fueron antologados en diversas selecciones regionales como la Antología del cuento moderno centroamericano (1949-1950). De su obra en prosa destacan sus narraciones religiosas e introspectivas como El anzuelo de Dios (1956) y  ¡Justicia, señor gobernador! (1960), junto a otras novelas como Cada día tiene su afán (1964) y Yo soy la memoria (1983).

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Claudia Lars

Carmen Margarita Brannon Vega, nacio en Armenia, 1899 y fallecio en  San Salvador en 1974. Poetisa salvadoreña, una de las voces más sobresalientes de la lírica centroamericana del siglo XX.Hija de Peter Patrick Brannon, ingeniero norteamericano, y de la salvadoreña Carmen Vega Zelayandía. Claudia Lars estudió en el colegio La Asunción de la ciudad de Santa Ana, donde la joven se decantó por los estudios humanísticos. Religión y poesía se vincularon en su hogar para acrecentar su sensibilidad natural. Desde muy pronto recibió la influencia de los clásicos antiguos y españoles (Góngora, Quevedo, Fray Luis de León), así como Rubén Darío.Poetisa con tan solo diecisiete años publicó un breve poemario que pasó inadvertido: Tristes mirajes, que vio la luz gracias al poeta Juan José Cañas, uno de sus primeros mentores. En 1919 su padre la envió a los Estados Unidos, a casa de unos familiares en Pennsylvania. Allí conoció a Le Roy Beers, con quien contrajo matrimonio tras un breve período de noviazgo.

La poetisa se instaló en compañía de su nuevo esposo en el barrio de Brooklyn de Nueva York, donde ejerció como profesora de lengua castellana en la Escuela Berlitz. En 1927 tuvo ocasión de regresar a su país junto con su cónyuge. En la capital salvadoreña, a finales de 1927 nació su primer hijo, Le Roy Beers Brannon, que sería el único de Claudia Lars.

Claudia Lars volvió a frecuentar los cenáculos literarios, en especial el congregado alrededor del poeta Alberto Guerra Trigueros. En ese nuevo ambiente la poesía de Claudia Lars fluyó de nuevo con espontaneidad y soltura, lo que se tradujo en 1934 en una nueva entrega lírica: Estrellas en el pozo, publicada en las famosas Ediciones Convivio. Esta obra, bien recibida por críticos y lectores, allanó el camino del siguiente poemario de Claudia Lars, Canción redonda (1936) y La casa de vidrio (1942). En este periodo publicó también Romances de norte y sur (1946), Sonetos (1947) y Ciudad bajo mi voz, libro premiado en el Certamen Conmemorativo del IV Centenario del Título de Ciudad de San Salvador.

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En 1948 se instaló en Guatemala en donde conoció a quien habría de convertirse en su segundo esposo, Carlos Samayoa Chinchilla. A su regreso a El Salvador mostró una mayor madurez conceptual y expresiva en el volumen Donde llegan los pasos (1953), al que siguió, dos años después, Escuela de pájaros (1955), un texto con el que se acercaba a los lectores infantiles.En 1959 publicó Fábula de una verdad y Tierra de infancia, obra que presentó como sus memorias poéticas. En 1961 se imprimió una muestra antológica de sus versos destinados a los niños (Girasol), que se complementó aquel mismo año con una selección del resto de su producción lírica (Presencia en el tiempo). Al año siguiente, su poemario Sobre el ángel y el hombre fue distinguido con el segundo premio del Certamen Nacional de Cultura. Desde su libro inicial, Estrellas en el pozo (1934), el ideal poético de Claudia Lars quedó en evidencia: la transparencia, la sencillez y la ternura como revelación de la belleza, a través de un notable conocimiento formal del verso. El paisaje y los seres que lo habitaban, así como el tema familiar, la influyeron hondamente, como reflejó en La cantora y su pueblo.

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Alfredo Espino

(Edgardo Alfredo Espino Najarro; Ahuachapán, 1900 - San Salvador, 1928) Poeta salvadoreño que a partir de la publicación de su único libro, Jícaras Tristes, ha sido uno de los líricos más leídos en su país y está considerado como uno de los autores clásicos de la literatura centroamericana.

Nacido en el seno de una familia numerosa (segundo de ocho hermanos), era hijo del también poeta Alfredo Espino, miembro de una destacada dinastía de profesores, médicos y escritores. El joven Alfredo recibió una esmerada formación académica que finalizó en 1927, cuando se doctoró en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador con una tesis sobre Sociología estética.A muy temprana edad comenzó a publicar colaboraciones literarias en las revistas Lumen y Opinión estudiantil y en los periódicos La Prensa y Diario de El Salvador. Llevó una vida bohemia y disipada que le condujo a caer en frecuentes crisis alcohólicas, en una de las cuales se quitó la vida cuando contaba poco más de veintiocho años de edad. Sus restos mortales, sepultados en primera instancia en el Cementerio General de San Salvador, fueron después trasladados a la llamada Cripta de los Poetas, en el camposanto de los Jardines del Recuerdo.Sus composiciones, diseminadas en papeles sueltos y en distintas publicaciones, fueron recopiladas por su padre con el fin de llevarlas a la imprenta. Una parte de esta recopilación, prologada por un texto esclarecedor del poeta Alberto Masferrer, fue publicada en 1932 en el diario Reforma social. A causa de su repercusión, en 1936 vio la luz en forma de libro una compilación más completa y representativa de su obra que se tituló Jícaras tristes.La poesía de Alfredo Espino es un equilibrio de romanticismo y expresión mesurada, que canta al paisaje con imágenes de gran poder descriptivo y plasticidad, siempre desde una percepción tierna de los seres y las cosas de su tierra. Buena parte de su obra es un canto a la región de Cuzcatlán. Prefirió la sencillez y la métrica tradicional para sus modestas pretensiones líricas y escribió romances y sonetos, aunque no desechó el verso libre. Sus poemas evocan los árboles, los frutos, el aroma de la noche, los colores, los niños y lo maternal.Desde su publicación, sus poemas fueron acogidos y difundidos con entusiasmo por los lectores salvadoreños, que enseguida se identificaron con su líricas descripciones paisajísticas. Así, Jícaras tristes se convirtió en una de las lecturas obligadas en los programas educativos salvadoreños, y desde instancias gubernamentales se promovió su edición y difusión.

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Alberto Masferrer(Vicente Alberto Masferrer Mónico; Tecapa, 1868 - San Salvador, 1932) Escritor e intelectual salvadoreño. De personalidad polémica, fue una de las figuras más dinámicas de la vida cultural y política de su país y ejerció una fuerte influencia en las generaciones más jóvenes.

Cursó sus primeras letras en la escuela de Jucuapa, y, a los diez años de edad, ingresó al colegio que había fundado en San Salvador la pedagoga francesa Agustine Charvin. En 1883 fue enviado por su padre a Guatemala en represalia por haberse negado a cumplir un castigo que le había impuesto. El jovencísimo Masferrer rechazó la custodia paterna y vagabundeó por Guatemala, Honduras y Nicaragua, trabajando en oficios como un ambulante.

 Ejerció luego la docencia en el departamento nicaragüense de Rivas, desde donde fue enviado a la isla de Ometepe para que impartiera clases en el presidio que allí se levantaba. Posteriormente se trasladó a San Rafael del Sur, donde asumió la dirección de la Escuela de Varones. En 1885 se trasladó a Costa Rica, donde apenas permaneció un año, y en 1886 regresó a su país natal y fue profesor en El Carrizal, donde residió durante tres años. En 1889 fue nombrado director de la escuela de Jucuapa, la misma en que el propio Masferrer había recibido sus primeras clases.

En 1890 fue nombrado subdirector escolar en Sensuntepeque y archivero de la Contaduría Mayor en San Salvador; dos años después, asumió la dirección del Diario Oficial, y en 1900 se convirtió en secretario del Instituto Nacional, cargo que abandonó un año después, cuando fue nombrado cónsul de El Salvador en Buenos Aires (Argentina). Inició así una carrera diplomática que lo llevaría a ocupar los consulados salvadoreños en Santiago de Chile (1902), San José de Costa Rica (1907) y Amberes (Bélgica, 1910). Fue delegado de El Salvador en la Conferencia de La Haya (1912), colaborador en el Segundo Congreso Científico celebrado Washington en 1915, asesor del Ministerio de Instrucción Pública y director del Instituto Ixeles (1916).

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Su labor literaria y ensayística se desarrolló paralelamente. En 1923 se convirtió en uno de los editorialistas del periódico El Día, y en 1928, en compañía de los escritores y periodistas Alberto Guerra Trigueros y José Bernal, fundó en la capital salvadoreña el rotativo Patria, donde se hizo cargo de la sección editorial y de una aplaudida columna titulada Vivir. Sus trabajos periodísticos publicados en este diario fueron recopilados al cabo de varios años por el poeta y crítico literario Pedro Geoffroy Rivas, y publicados por la editorial de la Universidad de El Salvador. Masferrer brilló también como periodista en territorio chileno, donde, bajo el pseudónimo de "Lutrín", firmó una columna humorística que aparecía en los rotativos El Chileno, de Santiago, y El Mercurio, de Valparaíso.

En los últimos años de su vida, Alberto Masferrer se implicó en la política de su país. Participó ardientemente en la campaña electoral de 1929 y 1930 a favor del partido laborista, apoyando al candidato Arturo Araujo, quien, elegido presidente en 1931, resultó inmediatamente derrocado por el golpe de estado del general Maximiliano Hernández Martínez. Las matanzas posteriores a manos del ejército salvadoreño desengañaron a Masferrer, quien hubo de partir a Guatemala y a Honduras sumido en la pobreza y la enfermedad.

Según sus propias palabras, él quería "Luchar contra todas las injusticias; declarar la guerra a la miseria y la ignorancia; meter el hombro a las clases desheredadas sin humillar a las favorecidas; consagrar nuestro esfuerzo al triunfo de la verdad y de la virtud. Considerado de esta manera, el socialismo es la más santa de las doctrinas: es el cristianismo en sus más avanzadas consecuencias. En este sentido, nuestra literatura debe ser socialista", palabras que operan como una especie de poética o al menos de programa cultural y social. Este episodio sumió al escritor en una amarga decepción que se agravó por sus problemas de salud y por el agotamiento que le produjo el viaje a Guatemala. De regreso a El Salvador, muy mermado de facultades, falleció en la capital del país el 4 de septiembre de 1932.

Su obra, que ejerció profunda influencia en la juventud de su país, se caracteriza por una mezcla de socialismo y misticismo religioso y por una visión un tanto ambigua de los problemas sociales. Su primer libro, Páginas (1893), a pesar de estar enclavado en el modernismo, se destacó por su impronta social. Entre sus obras más importantes figuran La nuevas ideas (1910), Ensayo sobre el destino (1926), El dinero maldito (1927) y El minimun vital (1929). La obra Las siete cuerdas de la lira (1926) ahondó en los misterios del cosmos, la psicología y las fuerzas sobrenaturales.

Otros títulos de su producción son Naderías (1900), Recortes (1908), ¿Qué debemos saber? (1913), Pensamientos y formas (1921), El buitre se tornó calandria (1922), Ensayos y figuraciones sobre la vida de Jesús (1927), Helios (1928), La religión universal (1928) y El libro de la vida (1932). Póstumamente se publicó El rosal deshojado (1935). Su copiosa producción literaria le valió un asiento en la Academia Salvadoreña de la Lengua, donde ocupó la silla N, en sustitución del poeta y militar Juan José Cañas.

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Francisco Gavidia

(San Miguel, 1863 - San Salvador, 1955) Poeta salvadoreño que comenzó su labor literaria dentro del romanticismo y fue luego una de las figuras clave del modernismo hispanoamericano. Su figura abrió una etapa para la literatura de El Salvador y de América Latina en general, pues se le considera, junto al nicaragüense Rubén Darío y al cubano José Martí, uno de los iniciadores de la poesía modernista.

Los estudios clásicos, el periodismo y la política llenaron su vida. Se formó en su país, pero viajó por Europa y América del Norte y del Sur. Se enamoró de los parnasianos, tradujo a los románticos franceses (Víctor Hugo, Lamartine) y tuvo la gloria de iniciar a Rubén Darío, según confesión del maestro de la poesía moderna, en el conocimiento de los parnasianos y los simbolistas franceses y en el manejo del alejandrino con amplia libertad en los cortes y en el ritmo, lo que había de cuajar después en la revolución modernista, con todas sus consecuencias y secuelas literarias. El punto de partida de estas innovaciones fue la traducción que en 1884 hizo Gavidia de una composición de Víctor Hugo, "Stella". También se le deben algunos ensayos de adaptación del hexámetro clásico a nuestro idioma. Sin embargo, Francisco Gavidia fue todavía, y más que nada, un romántico que enseñó a Rubén Darío a manejar el hexámetro griego y el alejandrino francés en lengua castellana.

En esa adaptación al castellano, Víctor Hugo lo influyó con el espesor y poder de su verso. La bella exactitud de los versos de Gavidia es un elemento constante: "La curva de su casto pecho / Que alza su seno al respirar tranquila, / Como ola mansa voluptuosa oscila / En el mar de blancura de su lecho." Por otro lado, su poesía también describió o ayudó a imaginar la realidad de su país, con escenas continentales. Indagó el pasado histórico prehispánico y colonial, pues conocía la cultura tolteca, maya y nahoa, además del humanismo grecolatino y europeo, factor que lo hizo practicar una poesía mesurada y poco artificiosa. Sus versos son de gran musicalidad, innovando en los ritmos y la métrica. Algunos críticos sitúan

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a Sóteer o La tierra de Preseas (editado completo en 1949) como su libro fundamental, pero destacan, además, Versos (1884) y El libro de los azahares (1913).

Gavidia también cultivó otros géneros como el teatro (buscando un lenguaje que lo aproximara al público): Júpiter (1885), Ursino (1889), Conde de San Salvador o el Dios de las cosas (1901), Lucía Lasso o Los piratas (1914), La torre de marfil (1920) y el poema dramático La princesa Catalá (1944) son algunas de sus obras. A través de los periódicos de la época, por otra parte, realizó además una labor crítica y publicó ensayos educativos. Su ensayística fue recogida fundamentalmente en Discursos, estudios y conferencias, en 1941. Sus relatos, para los que buscó inspiración en los tiempos precolombinos y coloniales y en tradiciones foráneas, fueron reunidos en varios libros, entre ellos Cuentos y narraciones (1931).

Destacada figura del parlamentarismo en su país, fundó periódicos en diversas repúblicas centroamericanas y publicó La primera forma de gobierno en Centroamérica; intentó la creación de un idioma universal; escribió obras sobre música, historia y filosofía (como Estudio sobre la personalidad de Juan Montalvo y Pensamientos); se le coronó como "meritísimo" en 1933 con gran solemnidad, presidió la Academia Salvadoreña de la Lengua y logró estrenar con éxito algunos de sus dramas.

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David Escobar Galindo

David Escobar Galindo es un poeta, novelista y jurista salvadoreño nacido en Santa Ana, El Salvador. Es Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales, graduado de la Universidad de El Salvador, Fundador y Rector de la Universidad "Dr. José Matías Delgado", y columnista habitual del diario La Prensa Gráfica. 

Entre 1990 y 1992 participó en la Comisión gubernamental negociadora del proceso de paz que puso fin a la Guerra Civil de El Salvador.

Es miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Lengua y Director de la misma desde el año 2006; ganador de los Juegos Florales de Quezaltenango, Guatemala en la rama de Poesía en 1980,1981 y 1983; y ha sido nombrado Hijo Meritísimo de la Ciudad de Santa Ana.

Es considerado uno de los autores más prolijos y reconocidos de la literatura salvadoreña. Su obra publicada comprende los poemarios Cornamusa (1975), El Libro de Lilian (1976), Sonetos penitenciales (1980), Árbol sin Tregua (1996), Oración en la Guerra (1989) El venado y el colibrí (1996) y la novela Una Grieta en el Agua (1972). Además ha preparado varias antologías poéticas como El Árbol de Todos, Lecturas Hispanoamericanas (1979) y Páginas Patrióticas Salvadoreñas (1988).

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Miguel Angel Espino

Miguel Ángel Espino fue un escritor, periodista y abogado salvadoreño (Santa Ana 17 de diciembre de 1902 - México, D. F., el 1 de octubre de 1967)

Nació en el seno de una familia de literatos, fue hermano del joven poeta lírico Alfredo Espino, autor de la antología Jícaras Tristes y su abuelo materno don Antonio Najarro (1850-1890), publicó la obra poética Ecos del Alma. Se casó con doña María Luisa Nieto.

Durante los años 20, trabajó como periodista en los diarios de la época: Diario Latino y La Prensa. Él ingresó a la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador en 1921; en 1927 viajó a México, para trabajar en la Delegación Diplomática de su país, allí habría de culminar su doctorado en Jurisprudencia en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM en 1928.Se dedicó a la narrativa, desde su juventud. A los 17 años publicó Mitología de Cuscatlán, recopilación de antiguas leyendas indígenas. Además publicó una colección de cuentos titulada Como Cantan Allá (1926). Publicó también dos novelas: Trenes (1940) y Hombres Contra la Muerte (1947), su obra más reconocida, ambientada en Belice; ambas fueron traducidas al inglés y al francés. El Gobierno de El Salvador le otorgó en 1948, un premio literario, por su obra Hombres contra la Muerte.

La prosa de Espino ha sido descrita como "valiente y audaz" por atreverse a romper mitos acerca del pasado indígena. En general, el objetivo primordial siempre es dar a conocer a los salvadoreños la cultura de los antepasados y demostrar que pueden retomarse costumbres y tradiciones. Expresó en varias ocasiones que su mayor sueño fue el de educar a los indígenas que aun existían para que se integrasen a la sociedad moderna, fomentando así sus aportes a la cultura.

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No suelen hacerse comparaciones con su hermano por la profunda diferencia de estilo entre ambos; sin embargo, existen ligeros puntos en común, por ejemplo la forma detallada de describir cada elemento percibido por medio de metáforas y símiles. A pesar de haber crecido juntos, Miguel era mucho más realista que Alfredo, viendo el mundo (y describiéndolo a través de la literatura) de una forma más real y palpable, como reflejo inequívoco del pasado. Expresó reiteradamente su profunda admiración por Alberto Masferrer, al cual calificaba de maestro, dándole el apelativo de "Apóstol de la armonía social en El Salvador"

En 1951, debido al daño que le causó un derrame cerebral, tuvo que poner fin a su carrera literaria, evitándole acabar su novela inspirada sobre el caudillo centroaméricano Francisco Morazán. Su familia lo trasladó a México, donde permaneció retirado los últimos años de su vida.

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Salvador Salazar Arrue

(Sonsonate, 1899 - San Salvador, 1976) Artista y escritor salvadoreño también conocido por el seudónimo de Salarrué, una de las voces fundamentales de la literatura hispanoamericana por su concisión y fuerza en la recreación de la realidad de su pueblo.

Su identificación con el mundo del campesino salvadoreño y sus exploraciones en los asuntos esotéricos orientales y de ciencia ficción han llevado a valorarlo como uno de los iniciadores de la nueva narrativa latinoamericana y como destacado exponente de la cultura de su país. Sus Cuentos de barro (1933), relatos de extrema brevedad, contribuyeron a forjar la estética del cuento hispanoamericano.

Instalado con su familia en la capital salvadoreña desde los ocho años, a los diez años publicó ya sus primeros textos en el Diario de El Salvador. Formado en el Liceo Salvadoreño, el Instituto Nacional y la Academia de Comercio, estudió además pintura y dibujo con el maestro greco-ruso Spiro Rossolimo, y más tarde, gracias a una beca, en la Corcoran School of Art de Washington, donde con veinte años realizó su primera exposición individual en la Hisada's Gallery.

De regreso a El Salvador, contrajo nupcias con la artista Zelie Lardé y comenzó a prestar servicios laborales en la Cruz Roja. En 1928 fue contratado como redactor jefe del diario Patria, dirigido por los escritores Alberto Masferrer y Alberto Guerra Trigueros. Publicó allí artículos y sus primeros relatos, reagrupados luego en Cuentos de cipotes. Fundó y dirigió las revistas Amatl y Espiral; a lo largo de su vida colaboraría en numerosas rotativos y revistas literarias y artísticas.

Miembro de la Sociedad de Amigos del Arte (1935-1939), durante varios años trabajó como agregado cultural de la delegación diplomática en Estados Unidos, y participó en la Conferencia de Educación organizada en julio de 1941 por la Universidad de Michigan. Alternó la literatura con la pintura; se recuerda especialmente el éxito de sus exposiciones en Nueva York y San Francisco (1947-

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49) y de algunas de las que realizó posteriormente en su país y de nuevo en Estados Unidos entre 1958 y 1963. Otra de sus facetas artísticas fue la de compositor: se le deben más de un centenar de canciones.

En 1963 ocupó el puesto de Director General de Bellas Artes, y en 1967 fundó, en el parque Cuscatlán, la Galería Nacional de Arte (actualmente conocida como Sala Nacional de Exposiciones), centro cuya dirección asumió. Desde 1973 hasta su fallecimiento fue asesor cultural del gabinete del Director General de Cultura, Carlos de Sola.

La obra literaria de Salarrué lo ha colocado en el justo papel de clásico no sólo de la literatura salvadoreña, sino también de la cuentística en castellano. Su peculiar costumbrismo es más bien un énfasis en la lengua de su pueblo, una visión tierna de los pequeños seres que atraviesan, con su ternura y miseria, los paisajes de su país. Escribió acerca de campesinos y desplazados de las urbes, identificándose con sus problemas y rasgos, así como con su materia verbal, que reproduce la tensión idiomática entre los dialectos, las lenguas indígenas y el castellano.

En su caso también se ha hablado de realismo mágico: un buen ejemplo de ello es el célebre cuento "El anillo de Oricalco", que desarrolla el tema de la muerte, los indios magos, y el tópico del anillo encantado. Sus primeras novelas fueron El Cristo negro (1927) y El señor de la burbuja (1927). Con Oyarkandal (1929), recopilación de relatos, dio a conocer sus primeros cuentos fantásticos. Entre sus títulos posteriores deben destacarse Remontando el Uluán (1932),Cuentos de barro (1933), Conjeturas en la penumbra (1934), Eso y más (cuentos, 1940), Cuentos de cipotes (1945; 1961, edición íntegra), Trasmallo (cuentos, 1954), La espada y otras narraciones (1960), La sed de Sling Bader (novela, 1971), Catleya luna (novela, 1974) y Mundo nomasito (poemas, 1975). Entre 1969 y 1970, a instancias de la editorial de la Universidad de El Salvador, el poeta y narrador salvadoreño Hugo Lindo se encargó de prologar los dos tomos de las Obras escogidas de Salarrué, quien intervino directamente en la selección de los textos.

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Rafael Góchez Sosa

Rafael Góchez Sosa (Santa Tecla, 23 de diciembre de 1927 – 16 de diciembre de 1986) fue un poeta y docente salvadoreño.

En su juventud Góchez logró ser titulado como contador, y fungió además como maestro de educación media en la especialidad de estética y letras. A finales de la década de los años 1940 partió a Honduras a trabajar en las bananeras de este país, como un trabajador más. De regreso a El Salvador se dedicó a la docencia y al periodismo, además de contraer nupcias en 1957. El siguiente año fundó el Liceo Tecleño.

Su primer éxito en el ámbito poético fue en los Juegos florales de Sonsonate en 1959, formando parte en ese tiempo de la llamada “Generación comprometida”. Ganó otros concursos, entre ellos los Juegos florales de Quezaltenango con los trabajos Desde la Sombra y Los Regresos en 1967 y 1970, respectivamente. Otro de sus logros fue el haber ganado la II Bienal Latinoamericana de poesía en Panamá en 1972.

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Ricardo Trigueros de León

Nació el 13 de noviembre de 1917 y falleció en San Salvador el 20 de mayo de 1965. Fue poeta, periodista, abogado, crítico, literario y editor. Viajó por México, Centroamérica, Pañama, Suramérica, Estados Unidos y Europa.

 Fue profesor de literatura en muchos centros educativos de San Salvador y catedrático de la Escuela de Periodismo de la Universidad de El Salvador; director de la página “Filosofía, arte y letras” de EL DIARIO DE HOY; fundó la Casa de la Cultura capitalina. Sus obras son “Campanario” (1941), “Nardo y estrella” (1943), “Presencia de la rosa” (1945), “Labrado en madera” (1947), “Perfil en el aire” (1955) y “Pueblo” (1960).

Durante más de una década desde 1953 hasta 1965, estuvo al frente de la Dirección General de Publicaciones, actual Dirección de Publicaciones e Impresos. Su persona reunía todas las características imprescindibles en el oficio editorial, conocimiento de las técnicas de imprenta, capacidad de gestión y, quizás la más importante, amor por los libros: por los de otros (que es lo que define medularmente al editor) y por los propios. Editor y escritor, las dos facetas del amor a los libros: eso describe la vocación de Trigueros de León. Perfil en el aire y Labrando en madera son sus dos principales libros de prosas. Textos breves en los que aparecen retratados personajes del mundo literario iberoamericano. Campanario, Nardo y estrella y Pueblo, conforman su poesía en prosa y Presencia de la rosa, su poesía versal. 

Estos títulos, más una selección de sus escritos periodísticos, conforman el cuerpo de textos de Trigueros que incluye esta recopilación. A 90 años de su natalicio, la figura de Trigueros de León pasa por ser una de las más importantes en el desarrollo de la tradición editorial salvadoreña. La dirección de Publicaciones e Impresos se enorgullece al presentar en Obras: poesía y prosa lo mejor de la obra literaria de nuestro fundador.

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Arturo Ambrogi

Arturo Ambrogi (San Salvador, El Salvador, 1874 - id. 1936) fue un escritor y periodista salvadoreño, considerado uno de los fundadores de la literatura salvadoreña, junto con Francisco Gavidia y Alberto Masferrer y uno de los representantes del costumbrismo en Centroamérica.

Era hijo de un General italiano. A los 16 años de edad, conoció al poeta nicaragüense Rubén Darío. Trabajando como periodista, viajó en su juventud por Europa, Suramérica y el Lejano Oriente; en sus viajes por el Cono Sur conoció al escritor uruguayo José Ingenieros. Su padre creó las condiciones económicas para que él tuviera una formación elitista y que adquiriera una gran cultura cosmopolita al punto que se afirmaba de él que era el salvadoreño de su época más informado, no tuvo descendencia porque nunca se casó, pero un hermano llamado Constantino Ambrogi Acosta se radicó en Nicaragua donde procreó con Rosa Medal tres hijos: Vicente Julián, Constantino y Cristina. Siendo los hijos de éstos los descendientes más cercanos a este escritor. El padre de Arturo Ambrogi se llamó Constantino Ambrogi Luissi y su madre era Lucrecia Acosta, tía carnal del también escritor Vicente Acosta. El último en morir de sus sobrinos Vicente Julian Ambrogi Medal, a la edad de noventa años en 1999, llevaba ese nombre en honor de Vicente Acosta puesto por su padre a sugerencia del mismo Arturo Ambrogi. Sus restos descansan junto a los de su padre en el cementerio de la ciudad de Jinotepe. Los hijos de Vicente Julian Ambrogi Medal son Pedro Arturo, Vicente Constantino y Giovanna todos ligados al derecho.

Ambrogi cultivó la narrativa costumbrista y fue influenciado por el romanticismo español y el modernismo hispanoamericano. En sus cuentos y crónicas quiso plasmar por escrito todos los aspectos tradicionales de la vida campesina salvadoreña. Sus obras publicadas son: "Cuentos y Fantasías" (1895), "Máscaras, Manchas y Sensaciones" (1901), "El Libro del Trópico" (1907), "Sensaciones del Japón y de la China" (1915) y "El Jetón" (1936).