Boehme Jakob - Dialogos Misticos

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    Dilogos Msticos

    Jakob Boehme( 1575 1624 )

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    INTRODUCCION

    Jakob Boehme naci en Gor li zt, Alemania, en 1575, como hij o de un labr iego y fue pastory zapatero. Se cas en Gor li tz y tuvo cuatro hi jos. Aunque haba tenido una pobreeducacin, haba estudiado a f ondo la Bibl ia, las obras de Paracelso y los tratados msticosde K. Schwenkf eld y V. Rigel. Hacia 1613 dej su of icio y se dedic al comercio de lanas.Desde muy joven se proclamaba un vi sionar io. Deca haber visto al Ser de todos los Seres,la Raz de todo y el Abismo. Tambin el nacimiento de la Santsima Tr inidad y el or igen yestado primar io del mundo y de todas las criaturas. Haba visto los tres mundos: el Divinoo mundo angli co; el mundo oscuro, ori gen de la naturaleza y el mundo externo. Duranteesta poca tuvo estas visiones in ternas que deca se abran dentr o de l como una plantaque creciera de pronto. Se deca instr umento de Dios, con el que l haca lo que quera.Pero desde su pr imera obraAurora subtituladala raz o madre de la verdadera fi losofa,astrologa y teologa o descripcin de la natur aleza, la I nqu isicin lo obli g a permaneceren silencio desde 1612 en que apareci, hasta en 1618 en que empez su gr an periodo deproduccin, animado por numerosos crcul os que haban ledo su pr imera obra. En 1624fue llamado a Dresde para defender sus ideas ante la A lta Corte Consister ial , pues el cleroluterano pareca sent irse ofendido. Pero todo este proceso solo consigui aumentar elnmero de sus admiradores. Al igual que el Maestro Eckhart, tres siglos antes, mur i pocodespus de haber sido procesado por la inqu isicin, aunque fal leci sin conocer elveredicto en que se le acusaba de af irmaciones herticas. Jakob Boehme muri el mi smoao de 1624, a la vuelta de su viaje a Dr esde.

    La mayor parte de sus obras tratan de su Teosofa en una atormentada oscur idad. Dios,como el Ser de todos los Seres, no es ni el bien ni el mal , sino la fuente de ambos.Reconcil i su experiencia mstica con la teologa cristiana, di ciendo que el l timo seconoce a s mismo en su H ijo y se expresa a s mismo en el espritu. La Divini dad ti ene dosvolun tades, amor y clera, una buena y otra demonaca. De esta forma nos vemos envueltosen el conf li cto entr e lo bueno y lo demonaco, el amor sobre la cl era. En la uni dad deCr isto el alma conquistar la ti err a y volver a l levar a los ngeles cados a la ciudadcelestial . I nsista en que l no era pan testa, aunque a veces pudi era parecer lo: Yo nodigo que la naturaleza sea Dios. l es todo y comunica su poder a toda su obra .

    Boehme tuvo una gran inf luencia en los f i lsofos alemanes y l mismo estuvo muy inf lui dopor el M aestro Eckhart, que vivi en Colonia y Er fu r t a fi nales del siglo XI I I y pri ncipiosdel XI V. Su inf luencia se vio en personali dades tan diversas como I saac Newton, Wil li amBlake, Baader, Spinoza y sus tesis y anttesis inf luyeron en el pensamiento di alcti co deHegel, qui en lo consideraba el pr imer fi lsofo autnticamente alemn. Su obr a es di fcil deleer, pues a veces tiene un esti lo oscuro y de aparente falta de conexin sistemtica, a pesarde lo cual inf luy sobre grupos reli giosos y msticos alemanes, ingl eses y holandeses. EnI nglaterra fue conocido como Boehme, y al publ icarse all sus obras se formaron

    sociedades regulares de behmeni tas.

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    Evidentemente posea conocimientos esotricos y ha habido contr oversias sobre supertenencia a la F raternidad Rosacruz, pues parece ser que con la clave del conocimientorosacruz se vuelven comprensibles todas sus consideraciones cosmolgicas y hermticas.Pero no exi sten evidencias al respecto.

    En la pr imera obra que presentamos aqu, Boehme expone sus experiencias msticasmediante un dilogo entre maestro y alumno, ambos aqu respectivamente Teforo y Jun io.Teforo parece haber llegado al mximo conocimiento de su alma, donde encuentr a unaregin i nhabitada donde es posible or y ver. A travs del dilogo, Teforo va hablando dela naturaleza que ha de estar supeditada a la luz divina, pues as fue en un pri ncipio antesde la cada, cuando no haba oposicin entre el bien y el mal, sino que simpl emente el malera el sbdito del bien y por l o tanto no haba lucha ni problemas entre ambos.

    Hablando de cmo vencer a l a Natur aleza, al ansia de poseer bienes, y a todo lo que puedaser un obstculo entre el alma y Dios, Teforo le habla a su discpul o, qui en se muestrasiempre muy deseoso de llegar a poseer esta sabidu ra divina que piensa poder obtener desu maestr o, de ese estado en el parti cipa de la sabidura divina, donde se alcanza laverdadera quietud del alma; del cielo y del inf ierno; y evidentemente tena experiencias nonormales, pues afirma con toda segur idad que el cielo est dentro de cada persona, y ci ta aJesucr isto, pero lo af irma como alguien que parece haber lo vivido, no solo como algui enque se basa en su fe. As, cuando Juni o le pregunta si en el cielo se entra como el que entraen una casa, l le responde que cuando algui en muere no tiene porquir a ninguna parte,que el cielo y el inf ierno ya estaban dentr o de l, y por tanto ir a eso de que l semanif ieste, as como que el cielo est donde est Dios, y Dios est en todas partes y por lo

    tanto el ci elo tambin. En cuanto al inf ierno tambin dice que lo l levamos dentro, peroque la vanidad humana hace incapaz de reconocerlo a aquell os que viven sin Dios yporque se han quedado sin ojos y estn sumidos en algo parecido a un sueo y tambin acausa de los placeres sensibles con l os que estn intoxi cados. Pero al mor ir , el alma nodivina es atormentada por las fur ias que estn en su propia mente y que ha engendradoel la misma sobre s misma. El la misma se convierte en su propio diablo y tor turador.

    A travs del dilogo van pasando los temas que han preocupado a los pensadores de todaslas pocas, en especial a msticos y telogos. As pasan de la sabidura divina y elconocimi ento del alma a hablar del bien y del mal, del cielo y del in fi erno, de la

    Naturaleza del cuerpo humano, de la muerte, de la resur reccin de la carne. Al hablar deestos ltimos temas, Boehme introduce conceptos alquimistas, y habla de la buena vir tuddel cuerpo mor tal que volver viviendo para siempre en una especie de materiatransparente y cristalina as como l a ti err a, que tambin se volver cr istal ina.

    El amor lo enfoca de una forma dialctica, y lo contr apone al odio, la amistad a laenemistad, y resuelve el di lema diciendo que estando la pobre alma entre problemas ydolores ya tiene una causa para amar a su propia sustancia, para l ibr arl a del dolor.Tambin la trata desde sus conocimientos alqumicos, y as dice que el amor es de unaaltur a y grandeza tan grandes como Dios, y que Dios mismo es Amor. Que es la primera

    causa, lo pr imero que se mueve tanto en el cielo como en la ti er ra, de ah que se le de elnombre de Alef Lcido o Al fa, con el cual se expresa el comienzo del al fabeto de la

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    Natu raleza y del l ibro de la creacin y de la pr ovidencia, o l ibr o arquetpico divino, en elcual se hal la la luz de la sabidura. El maestro Eckhart hablaba del nacimiento de Diosen el alma y Boehme ti ene un concepto, o experiencia parecido. Pues para l, cuando lavoluntad propia del alma muera para s misma, ocupar su alma la voluntad de Dios, quees su Amor . Donde est la Nada el Amor de Dios trabaja en soli tar io. No puedesconcebir lo, si lo intentas se te escapar; pero si te sometes por completo a el lo, morar en tiy se volver la vida de tu vida, siendo natural para ti . Para l esta r endicin o entregacompleta no mata si no que aviva, siendo el amor de Dios como vida que sur ge de lamuerte. Esta fuer te renuncia tambin expl ica, en su opin in que sean tan escasos los quehan l legado a encontr ar el tesoro tan precioso del alma.

    La segunda obra es Un dilogo entre un alma hambrienta y sedienta de la fuerza de lavida, el dulce amor de Jesucr isto, y un alma i luminada, donde Boehme maneja nocionesde Alquimia j unto con la teologa cri stiana y la conocida lucha entr e el Bien y del M al. Esun largo proceso en que un alma que se ve fuera del Paraso se encuentra con el di ablo quese le presenta como la ruega gnea de la esencia o la sustancia, es decir , en forma deserpiente, quien l a convence de separar su voluntad de Di os, entr ar en el M ercur io y unavez all le sur ge un ansia de comer del rbol de la Ciencia del Bi en y del Mal. En cuantolo h izo, Vul cano encendi la rueda gnea de su sustancia y entonces se desataron en ell atodas las pasiones: el orgul lo, la codicia, la avaricia, la envidia, la ir a, y el alma comenz agobernar el mundo de forma bestial. L lega a darse cuenta a tr avs de un encuentro conJesucr isto y otro con el diablo, que no ti ene reposo y que Dios no quiere mirar la. Entoncesse encuentra con el Alma i luminada y empieza el pr oceso de arrepentimiento, de verse feaante la bell eza divina y l e nace el ansia de llegar hasta Dios, pero encuentr a cerradas las

    puertas del ci elo, sin tindose rechazada y abandonada por Dios. Despus de un procesomstico intermedio, desea mor ir y sumi rse en la mi sericordia de Dios, y entonces se leaparece el amor de Dios que la envuelve en una gran luz y la hace muy gozosa. Perocuando ha l legado a conocer el reposo, empieza de nuevo a senti rse rechazada, esta vez porsus amigos y por el mundo y adems oye una voz interna que le dice que este feli z cambioes simple imaginacin. De nuevo se encuentr a con el A lma il umi nada quien la comparacon Jesucr isto, que nunca tuvo nada y que fue objeto de la maledicencia, y la anima asegui r un camino de paciencia y esperanza. El alma sosegada comienza un camino depaciente suf r imiento, l legando f inalmente a un estado de gracia donde se hace posible quelas puertas del cielo y de la revelacin divina y el r eino de los cielos se abran para ella.

    La lectur a de estas dos obritas abre la cur iosidad de leer el r esto de las obras de Boehme einvestigar un poco de donde sali eron sus experiencias, y si ti ene algo que ver con l aimposicin de las manos de Jesucr isto para curar la vista de los ciegos o con la revelacinde Kr ishna a Ar jona del Conocimi ento de los Conocimientos, o si simplemente se trata deun extraordinar io genio natural e intu iti vo, in fl ui do por l a Biblia, los msticos alemanes,f i lsofos renacentistas y alqu imistas, quienes a su vez estaran inf lui dos por pensadores dedi ferentes pocas y pases, y assucesivamente.

    Las obras de Jakob Boehme fueron publ icadas en Alemania entre 1612 y 1624, fueron

    recopiladas y publ icadas en msterdam en 1730 bajo el ttulo de Theosophia revelata. Dasist: Al le Gttl iche Schr i f ten J. Boehmens y ha sido traducido a diversas lenguas.

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    DILOGOSENTRE UN ESTUDIANTE Y SU MAESTRO

    CONCERNIENTES A

    LA VIDA SUPRASENSIBLELOS CUALES MUESTRAN

    en qu modo el Alma puede alcanzar la Escucha y la Visin divinas, y cul essu puerilidad en la Vida Natural y Sobrenatural; cmo sale de la Naturalezapara entrar en Dios, y sale de Dios para entrar de nuevo en la Naturaleza yen el Yo; as como cules son su Salvacin y su Perdicin.

    Cor. II, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15.

    Hablamos de la sabidura mstica y oculta de Dios, que Dios orden antes que el mundopara nuestra gloria, la cual ningn prncipe de este mundo conoce, pues si la hubieranconocido no habran crucificado al Seor de la gloria. Pero, como est escrito, ni el ojo havisto, ni el odo ha escuchado, ni ha entrado en el corazn del hombre concebir las cosasque Dios ha preparado para quienes le aman, sino que Dios nos las ha revelado por mediode su Espritu. Pues el Espritu sondea todas las cosas, y hasta las cosas profundas deDios. Pues, qu hombre conoce las cosas de un hombre salvo el espritu del hombre quese encuentra en su interior?. Igualmente el hombre no conoce las cosas de Dios, sino es el

    Espritu de Dios quien las conoce. No hemos recibido el espritu del mundo, sino el espritude Dios, de modo que podamos conocer las cosas de Dios que nos son libremente dadas.Cosas las cuales decimos, no con las palabras que ensea la sabidura del hombre, sino conlas que ensea el Espritu Santo, comparando las cosas espirituales con lo espiritual. Peroel hombre natural no recibe las cosas del Espritu de Dios, pues para l son como necedad;ni puede conocerlas, pues son discernidas espiritualmente. Pero aquel que es espiritual

    juzga o discierne todas las cosas.

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    DILOGO I

    DISCIPULO. MAESTRO.

    El discpulo dijo a su maestro:- Seor, cmo puedo alcanzar la vida suprasensible, demodo que pueda ver a Dios, y le pueda o ir hablar?

    El maestro respondi y dijo:- Hijo mo, cuando puedas arrojarte a AQUELLO en donde nomora criatura alguna, aunque no fuera ms que por un instante, entonces escuchars lo queDios habla.

    Discpulo. -Est ello all donde no hay criatura alguna que habite en las proximidades; ose encuentra lejos?

    Maestro. -Se encuentra en ti. Y si por un momento, hijo mo, pudieras cesar de todo tupensamiento y voluntad escucharas las impronunciables palabras de Dios.

    Discpu lo:-Cmo puedo orle hablar cuando detengo mis pensamientos y mi voluntad?

    Maestro: -Cuando detengas el pensamiento de ti mismo, y la voluntad de ti mismo; "cuandotanto tu intelecto como tu voluntad estn en calma, y pasivos frente a las impresiones de laPalabra y del Espritu Eternos; y cuando tu alma vuele por encima de lo temporal, de lossentidos externos, y tu imaginacin sea aprisionada por la abstraccin santa", entonces laescucha, la visin y el habla eternas se revelarn dentro de ti. Entonces Dios escucha "y

    ve a travs de ti, pues eres ahora un rgano de su espritu. Y Dios habla entonces de ti, ysusurra a tu espritu y tu espritu escucha su voz. Bendito seas por tanto si puedes detenertus pensamientos y tu voluntad, y puedes detener la rueda de tu imaginacin y de tussentidos; pues gracias a esto podrs finalmente llegar a ver la gran salvacin de Dios,habindote vuelto capaz de toda clase de sensaciones divinas y comunicaciones celestiales.Pues no son sino tu propia escucha y tu propia voluntad quienes obstaculizan, de modo quete impiden ver y or a Dios.

    Discpu lo: -Pero, dnde escuchar y ver a Dios, siendo as que l se halla por encima dela Naturaleza y de la criatura?

    Maestro: -Hijo mo, cuando ests en calma y silencioso, entonces eres como era Dios antesde la Naturaleza y de la criatura; eres aquello que Dios fue. Eres aquello a partir de lo cualDios hizo tu naturaleza y criatura. Entonces escuchas, y ves con aquello con lo que Dios vioy escuch en ti antes incluso de que tu propia voluntad o tu propia vista comenzaran.

    Discpulo: - Qu es lo que ahora me obstaculiza o echa para atrs, de modo que no puedollegar a aquello con lo cual Dios ha de ser visto y escuchado?

    Maestro: -Nada en verdad, salvo tu propia voluntad, tu escucha y tu visin, que son quienes

    te separan de ello, y quienes te obstaculizan para alcanzar este estado suprasensible. Y hasdescendido y derivado, que te separas, con tu propia voluntad, de la voluntad de Dios, y

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    con tu propia vista de la vista de Dios. En tanto en cuanto con tu propia vista ves slo en tupropia voluntad, en la misma medida te hallars escindido de la voluntad divina. Ms an,esta voluntad tuya detiene tu escucha y te hace sordo a Dios, pues piensas en cosasterrenales, y atiendes a lo que est fuera de ti, llevndote as a un terreno en el que quedasatrapado y cautivo de la Naturaleza. Y habindote llevado hasta aqu, te cubre con ello quedeseas; te ata con tus propias cadenas, y te mantiene en tu propia prisin oscura que tmismo te haces, de modo que no puedes salir de ah: o llegar al estado sobrenatural ysuprasensible.

    Discpu lo:-Pero dado que estoy en la Naturaleza, y as encadenado con mis propiascadenas y por mi propia voluntad natural, te ruego seor que seas tan amable de decirmecomo puedo llegar a travs de la Naturaleza hasta el terreno suprasensible y sobrenaturalsin destruir a la Naturaleza.

    Maestro: -Tres cosas se requieren para esto. La primera, que resignes tu voluntad ante lade Dios y te hundas hasta el pozo en su misericordia. La segunda, que odies tu propiavoluntad y te prohbas hacer aquello a lo que te conduce tu propia voluntad. La tercera,que inclines tu alma ante la cruz, sometindote a ella de corazn, de modo que puedasresistir las tentaciones de la Naturaleza y de la criatura. Y si esto haces, sabe que Dioshablar en tu interior, y llevar hacia ti tu propia voluntad, hacia el terreno sobrenatural; yentonces, hijo mo, escuchars lo que el Seor habla en ti.

    Discpulo: -Estas son duras palabras, maestro; pues debera renunciar al mundo as comoa mi vida si lo hiciese.

    Maestro:-No te desalientes por ello. Si renuncias al mundo, llegas a aquello a partir de locual se ha hecho el mundo; y si pierdes tu vida, entonces tu vida se halla en aquello para locual renuncias a ella. Tu vida est en Dios, de quien provino para entrar en tu cuerpo; yconforme tu propio poder se desvanezca y se vuelva dbil y agonizante, el poder de Diosobrara en ti a travs de ti.

    Discpulo: -No obstante, puesto que Dios ha creado al hombre en y para la vida natural,para que rija sobre todas las criaturas de la tierra, y para que sea el seor de todas lacosas de este mundo, no parece del todo irracional que el hombre deba poseer este mundo

    y sus cosa como propias.

    Maestro: -Si slo riges sobre todas las criaturas exteriormente, ello no vale mucho. Pero situ inclinacin es la de poseer todas las cosas y la de ser seor de todas las cosas de estemundo, hay otro mtodo distinto por el que puedes conducirte.

    Discpulo:-Te suplico me digas cmo puede ser eso. Qu mtodo he de seguir para llegara esta soberana?

    Maestro: -Has de aprender a distinguir bien entre la cosa y aquello que es slo una imagen

    de ella, entre esa soberana y que es sustancial, y que se encuentra en el terreno oNaturaleza internos, y la que es imaginaria, y que se encuentra en una forma o semejanza

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    externa; entre lo que es propiamente angelical y aquello que tan slo es bestial. Si ahorariges sobre las criaturas solamente de modo externo y no desde el terreno exterior de tunaturaleza renovada, que es el correcto, entonces tu voluntad y tu regencia sernverdaderamente de una clase muy bestial, y el tuyo ser en el mejor de los casos ungobierno imaginario y transitorio, carente de lo que es sustancial y permanente, que es lonico que debes desear y lo nico por lo cual esforzarte. Es as que dominandoexternamente sobre las criaturas, te es muy fcil perder la sustancia y la realidad, noquedndote sino la imagen y sombra de tu primer y original dominio, con el cual puedes serinvestido de nuevo, si eres sabio, y tomas tu investidura del seor supremo en el curso ymanera apropiados. Mientras que por tu voluntad y regencia de un modo bestial introducestambin tu deseo en una esencia bestial, por medio de lo cual te infectas y te vuelvescautivo en ella, obteniendo as una naturaleza y una condicin de vida bestiales. Pero si tehas desprendido de tu naturaleza bestial y feroz, si has dejado la vida imaginaria yabandonado la baja condicin figurada de ella, has llegado a la sobreimaginacin y a la vidaintelectual, un estado de vida que se halla por encima de las imgenes, las figuras y lassombras. Y as regirs sobre todas las criaturas, habindote reunido con tu origen en esemismo cimiento o fuente del cual fueron y son creadas; y de aqu en adelante nada de latierra podr daarte. Pues eres como todas las cosas; y nada es distinto de ti.

    Discpulo: -Oh, amado maestro, te ruego que me ensees cul es el camino ms corto porel que puedo llegar a ser como todas las cosas.

    Maestro:-Con todomi corazn. Simplemente piensa en las palabras de nuestro SeorJesucristo, cuando dijo: Salvo que os convirtis y os volvis como nios pequeos, noentraris en el Reino de los Cielos. "No hay camino ms corto que ste; ni puedeencontrarse un camino mejor. Verdaderamente, Jess te dice que a no ser que cambies yte vuelvas como un nio, dependiendo de l para todas las cosas, no vers el reino de Dios.Haz esto, y nada podr daarte, pues sers amigo de todas las cosas que existen, ya quedependers del autor y fuente de ellas, y que te volvers como l por tal dependencia, ypor la unin de tu voluntad con su voluntad. Pero advierte lo que an tengo que decir, y note azores por ello, aunque al principio pueda resultarte difcil concebirlo. Si deseas sercmo todas las cosas, debes alejar tu deseo de todas ellas, y no desear ni ansiar ninguna deellas; no debes extender tu voluntad para poseerlas para ti, o como si fuesen tuyas, lo quees algo, sea este algo lo que sea. Pues tan pronto como tomas algo en tu deseo, y lo recibes

    en ti como algo propio, o de tu propiedad, entonces este mismo algo (sea cual sea sunaturaleza) se identifica contigo mismo, y obra en tu voluntad, estando t entonces obligadoa protegerlo y a cuidarlo, como si formase parte de tu propio ser. Pero si no recibes nadaen tu deseo, eres entonces libre de todas las cosas, y riges sobre todas las cosas al mismotiempo, como si fueses un prncipe de Dios. Pues no has recibido nada para ti mismo, y erescomo nada para todas las cosas; y todas las cosas son como nada para ti. Eres como unnio que no entiende lo que es una cosa; y aunque quiz la entiendas, sin embargo laentiendes sin mezclarte con ella, y sin que ella afecte o toque tu percepcin sensiblemente,del mismo modo que Dios gobierna y ve todas las cosas, comprendiendo l todas las cosas,y sin que estas en cambio le comprendan a l.

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    Discpulo: -Ah! Cmo he de llegar a este entendimiento celestial, a esta visin de todaslas cosas que se dan en Dios, a este conocimiento puro y desnudo que se abstrae de lossentidos; a esta luz que se encuentra por encima de la Naturaleza y de la criatura; y a estparticipacin en la sabidura divina que ve por encima de todas las cosas, y gobierna atravs de todos los seres intelectuales? Pues, ay!, me siento tocado a cada momento porlas cosas que me rodean, y obnubilado por las nubes, y humos que se elevan de la tierra.Deseo por tanto que se me ensee, si es posible, cmo puedo alcanzar tal estado ycondicin que ninguna criatura sea capaz de tocarme para hacerme dao; y como mi mente,purgada de los objetos y de las cosas sensibles, puede ser preparada para que la sabiduradivina entre y habite en m.

    Maestro: -Deseas que te ensee a alcanzarlo; y yo te dirigir a nuestro maestro, quien melo ha enseado de modo que tu mismo puedas aprenderlo de l, que es el nico que enseaal corazn. Escchale. Si quieres llegar a esto; si quieres permanecer intocable para lascosas sensibles; si quieres contemplar la luz misma de Dios, y ver todas las cosas con ellaconsidera entonces las palabras de Cristo, que es dicha luz, y que es la verdad. Consideraahora sus palabras de Cristo cuando dice: "Sin m no podis hacer nada" (Juan XIX, 5), yno demores aplicarte a l, que es la fuerza de tu salvacin el poder de tu vida, y con quienpuedes hacer todas las cosas, por la fe que hace operar en ti. Pero, a no ser que teentregues por completo a la vida de nuestro Seor Jesucristo, y resignes tu voluntadenteramente a l, y no desees ni quieras nada fuera de l, no llegars nunca a ese reposoen el que ninguna criatura pueda perturbarte. Piensa en aquello que te agrada, y nunca tedeleites demasiado en la actividad de tu propia razn, pues encontrars que en tu propiopoder, y sin dicha sumisin total a Dios y a la vida de Dios, nunca podrs llegar a un reposocomo ese, o a la verdadera quietud del alma en la que ninguna criatura podr molestarte, oni siquiera tocarte. Estado el cual, cuando lo hayas alcanzado por la gracia, estars con tucuerpo en el mundo, en las propiedades de la naturaleza externa, y con tu razn bajo la cruzde nuestro Seor Jesucristo; pero con tu voluntad caminars por los cielos y te hallars enel trmino en el cual todas las criaturas provienen y al cual retornan de nuevo. Y en esteTRMINO, idntico al COMIENZO, podrs contemplar todas las cosas exteriormentecon la muerte; y as podrs regir en todas las cosas y sobre todas las cosas, con Cristo, aquien todo el poder le es dado tanto en el cielo como en la tierra.

    Discpulo: -Oh maestro, las criaturas que viven en m me retienen, de modo que no puedo

    rendirme y entregarme por completo como yo quisiera de buena gana. Qu he de hacer eneste caso?

    Maestro: -Nopermitas que esto te preocupe. Se aleja tu voluntad de las criaturas?Entonces las criaturas son abandonadas por ti. Ellas estn en el mundo, y tu cuerpo, queest en el mundo, est con las criaturas. Pero espiritualmente caminas con Dios, yconversas en el cielo, estando en tu mente redimido de la tierra y separado de lascriaturas, para vivir la vida de Dios. Y si tu voluntad abandona as a las criaturas, y se alejade ellas, igual que el espritu escapa del cuerpo a la muerte, entonces las criaturas seencuentran muertas en ellas, ellos no pueden introducirse en tu voluntad, ni pueden en

    modo alguno tocar el alma. De aqu que San Pablo diga: "Nuestra conversacin est en elcielo" y tambin: "Sois el templo de Dios, y el Espritu de Dios mora en vosotros." Los

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    verdaderos cristianos son por tanto los templos mismos del Espritu Santo, quien mora enellos; esto es, el Espritu Santo mora en la voluntad y la criatura mora en el cuerpo.

    Discpulo: -Si ahora el Espritu Santo mora en la voluntad de la mente, de qu modo he decomportarme a fin de que no se aleje de mi?

    Maestro:-Advierte, hijo mo, las palabras de nuestro Seor Jesucristo: "Si permanecis enmis palabras, mis palabras permanecern en vosotros. "Si permaneces con voluntad en laspalabras de Cristo, entonces su palabra y su espritu permanecen en ti, y todo lo quepuedas pedirle se har para ti. Pero si tu voluntad entra en la criatura, te separas de l; yno podrs cosa alguna salvo que te comportes permaneciendo continuamente en la msresignada humildad, y entrando en un curso constante de penitencia, en la que tearrepentirs continuamente de tu propia voluntad de criatura, y de que las criaturas vivanen ti, eso es, en tu apetito corporal. Si esto haces, diariamente mueres para las criaturas, yasciendes diariamente al cielo en tu voluntad, esta voluntad ser entonces la voluntad de tuPadre Celestial.

    Discpul o:-Oh mi amado maestro, rugote me ensees cmo puedo llegar a un curso tanconstante de santa penitencia, y dicha muerte diaria ante los objetos creados; pues comopodra permanecer continuamente en el arrepentimiento?

    Maestro:-Cuando abandones aquello que te ama, y anes aquello que te odia, entoncespodrs permanecer continuamente en el arrepentimiento.

    Discpu lo:-Qu

    es, pues, lo que debo abandonar?

    Maestro:-Todas las cosas que te aman y te entretienen, pues tu voluntad las ama yentretiene; todas las cosas que te agradan y nutren, porque tu voluntad las nutre y cuida;todas las criaturas de carne y hueso, en una palabra, todas las visibles e invisibles por lascuales la imaginacin o el apetito sensible de los hombres son deleitados y renovados.Estas las debe abandonar y olvidar la voluntad de tu mente, o tu parte suprema. Este es elabandono de Aquello que te ama. Y el amor de aquello que te odia, es abrazar el reprochedel mundo. Tienes pues que aprender a amar la cruz del seor Jesucristo, y a verteagradado por l con el reproche del mundo que te odia y se burla de ti, que este sea tu

    ejercicio diario de penitencia: ser crucificado para el mundo, y el mundo para ti. Y astendrs causa continua para odiarte a ti mismo en la criatura, y para buscar el reposoeterno que se halla en Cristo. Una vez que hayas alcanzado este reposo, tu voluntad podrdescansar a salvo en l y reposar ella misma, de acuerdo a lo que tu Seor Jesucristo hadicho: "En mi podis tener reposo, pero en el mundo tendris ansiedad; en m podis tenerpaz, pero en el mundo tendris tribulacin."

    Discpulo: -Cmo podr resistir frente a esta ansiedad y tribulacin del mundo, de modoque no pierda la paz eterna dejando de entrar en este descanso? Y cmo recuperarme ental tentacin, no hundindome bajo el mundo, sino elevndome por encima de l con una

    vida que sea verdaderamente celeste y suprasensible?

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    Maestro:-Siuna vez cada llora te arrojas, por medio de la fe, ms all de las criaturas, masall y por encima de toda percepcin y aprehensin sensual, por encima de todo discurso yrazonamiento, te arrojas, digo, a la abismal misericordia de Dios, a los sufrimientos denuestro Seor, y a la hermandad de su intercesin, y te rindes plena y absolutamente aello, entonces, digo, recibirs poder de lo alto para regir sobre la muerte y sobre el diablo,y para someter al infierno y al mundo bajo tus pies. Entonces podrs resistirte a todas astentaciones, y ser ms brillante an gracias a ellas.

    Discpu lo: -Bendito el hombre que llega a un estado como ese. Pero, ay!, para un pobrehombre como yo, cmo sera esto posible? Y, oh maestro mo, que sera de m sialcanzase con mi mente aquello donde no hay criatura alguna, y no puede haberlo, al puntotu voluntad sera penetrada y revestida por el esplendor supremo de la gloria divina. ydegustara el dulcsimo amor de Jess, cuyo dulzor no puede expresarlo lengua alguna, yencontrarla en ella las impronunciables palabras de nuestro seor concernientes a su granmisericordia. Tu espritu sentira entonces en s mismo que la cruz de nuestro SeorJesucristo le es muy agradable; y amara la cruz ms que a los honores y a los bienes deeste mundo.

    Discpu lo: -Esto sera en verdad extremadamente bueno para el alma, pero que sucederacon el cuerpo, dado que este tiene necesariamente que vivir en la criatura?

    Maestro:-Elcuerpo entrara por este medio en la imitacin de nuestro Seor Jesucristo, yde su cuerpo; se hallara en la comunin de dicho cuerpo, sumamente bendito, que fue elverdadero templo de la Deidad, y en la participacin de todos sus graciosos efectos,virtudes e influencias. Vivirla en la criatura, como "sujeto de la vanidad", y en el mundo,ah dispuesto por orden del Creador para su cultivo y mas elevado avance; y pidiendo serliberado del mundo en el tiempo y modo de Dios, para su perfeccin y resurreccin en lalibertad y la gloria eternas, como el cuerpo glorificado de nuestro Seor y de sus santosresucitados.

    Discpu lo:-Pero, estando el cuerpo en su constitucin presente, "sujeto de la vanidad", yviviendo en una vana imagen y en una sombra propia de la criatura, de acuerdo a la vida delas criaturas o de los brutos subgraduados, cuyo aliento desciende hacia la tierra, tengomucho miedo de ello, no sea que siga deprimiendo a la mente que se eleva hacia Dios,

    colgando como un paso muerto; y siga entreteniendo y azorndola, como anteriormente,con sueos y engaos, dejando entrar a los objetos de afuera, a fin de atraerme hacia abajoal mundo y a su bullicio, mientras que yo quisiera mantener mi conversacin en el cielo,incluso aunque viva en el mundo. Qu es pues lo que he de hacer con este cuerpo, demodo que sea capaz de mantener una conversacin tan apetecible, y a no estar ya sometidoa l por ms tiempo?

    Maestro:-No conozco otro modo para ti, salvo el de presentar el cuerpo de que te quejas(que es la bestia que ha de ser sacrificada) como servicio racional", por medio del cual tucuerpo, como deseas, ser llevado a la imitacin de Jesucristo, quien dijo que su reino no

    era de este mundo. No te conformes, pues, con l, sino transfrmalo por la renovacin detu mente; mente renovada que ha de tener dominio sobre el cuerpo, de modo que puedas

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    probar, tanto en cuerpo como en mente, cul sea la voluntad perfecta de Dios, yacordemente ejecutar la misma con y por su gracia operante en ti. Ante lo cual el cuerpo, ola vida animal, comenzara a ser ofrecido as, a morir, tanto a lo de fuera como a lo dedentro. A lo de fuera, esto es, a la vanidad y a las malas costumbres y modas del mundo;sera un enemigo acrrimo de todas las pompas de ste, y, de toda la ostentacin, fausto,orgullo, ambicin y altanera de ste. A lo de dentro, es decir, morira a todas lasconcupiscencias y apetitos de la carne, obteniendo una voluntad y una mente totalmentenuevas, para su gobierno y manejo; estara ahora sometido al espritu, que se dirigiracontinuamente hacia Dios, y en consecuencia tambin aquello sometido a l. Y as tucuerpo mismo deviene el templo de Dios y de su espritu, en imitacin del cuerpo de tuSeor.

    Discpulo: -Pero el mundo lo odiara y despreciara por actuar as, visto que habra decontradecir al mundo, y vivir y actuar de modo distinto a como lo hace el mundo. Esto esmuy cierto. Qu hacer entonces?

    Maestro:-No tomarlo como un dao que se le infringe, sino mas bien regocijarse porvolverse merecedor de ser como la imagen de nuestro Seor Jesucristo, habindosetransformado a partir de la del mundo. Y estara muy gustoso de soportar la cruz, igual quenuestro Seor, simplemente para que el Seor pudiera dispensar sobre l la influencia desu dulce precioso amor.

    Discpulo: -No dudo que en algunos esto pueda ser as. No obstante, por mi propia parte,me hallo en lucha entre los dos, no sintiendo todava lo bastante sobre mi dicha benditainfluencia. Oh, cun gustosamente lo soportara mi cuerpo, si esto dependiese de m, deacuerdo a mi anhelo! por ello que te pido perdn, amable seor, en lo que a esto respecta,si mi impaciencia todava pregunta "qu sera de l si la ira de Dios procedente delinterior, y el mundo maligno procedente del exterior, lo asaltaran al tiempo, comorealmente le sucedi a Cristo nuestro Seor?"

    Maestro: -Sea todo como con Cristo nuestro Seor, cuando fue reprochado, denigrado ycrucificado por el mundo; y cuando la ira de Dios tan ferozmente le asalt para nuestrobeneficio. Ahora bien, qu hizo l ante este sumamente terrible asalto proveniente tantode dentro como de fuera? Encomend su alma en manos de su Padre, y as parti de la

    angustia de este mundo para ir al gozo eterno. Haz t lo mismo; y su muerte ser tu vida.

    Discpulo: -Sea para m como para Cristo el Seor, y para mi cuerpo como para el suyo; heencomendado mi cuerpo a sus manos, y lo ofrezco en su nombre, de acuerdo a su voluntadrevelada. No obstante, estoy deseoso de saber qu pasara con mi cuerpo al esforzarse porsalir de la angustia de este mundo miserable, para entrar en el poder del reino celestial.

    Maestro: -Se alejaradel reproche y de la contradiccin del mundo, por conformidad con lapasin de Jesucristo; y de las aflicciones y dolores de la carne, que slo son los efectos dealguna impresin sensible de las cosas de afuera, por una tranquila introversin del

    espritu, y por la comunin secreta con la Deidad que se manifestara con esa finalidad.Penetrara en su propio interior, se sumira en el gran amor de Dios; sera sustentado y

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    renovado por el dulcsimo nombre de JESUS; y vera y encontrara adentro de s mismo unnuevo mundo brotando como si fuese a travs de la ira de Dios, hacia el amor y el gozoeternos. Por tanto, un hombre debera envolver as su alma, en el gran amor de Dios, yrevestirse con l como con una vestidura, considerando todas las cosas por igual. Pues enla criatura no puede hallar nada que pueda darle sin Dios la menor satisfaccin, y tambinporque nada daino puede tocarle ya ms mientras permanece en este amor, el cual es enverdad ms fuerte que todaslas cosas, y hace a un hombre invulnerable tanto a lo dedentro como a lo de fuera, arrebatando el aguijn y el veneno de las criaturas, ydestruyendo el poder de la muerte. Y tanto si el cuerpo esta en el infierno como si est enla tierra, todo le es igual; pues tanto si esta aqu como si est all, su mente an se halla enel ms grande amor de Dios; lo que no es menos que decir que se encuentra en el cielo.

    Discpulo: -Pero, en qu modo podra mantenerse en el mundo el cuerpo de un hombre, ocmo podra mantener a los suyos, si incurriese por tal conversin en el desagrado de todoel mundo?

    Maestro: -Tal hombre obtiene mayores favores que los que el mundo es capaz dedispensarle. Tiene a Dios como amigo suyo; tiene a todos los ngeles como amigos. Entodas las necesidades y en todos los peligros estos le protegen y alivian, de modo que notiene porque temer ninguna clase de mal; ninguna criatura puede daarlo. Dios es quien loayuda; y esto es suficiente. Dios es tambin su bendicin en todo; y aunque a veces puedaparecer como si Dios no lo bendijese, esto no es sino una prueba para l, y para atraer elamor divino, con el fin de que pueda orar a Dios mas fervientemente an, encaminandohacia l todos sus senderos.

    Discpulo: -Pierde con esto, sin embargo, todos sus buenos amigos; y no habr nadie que leayude en sus necesidades.

    Maestro:-Al contrario, obtiene en su posesin los corazones de todos sus buenos amigos,que amaban antes su vanidad y su malicia.

    Discpu lo:-Cmo es que puede obtener en su posesin a sus buenos amigos?

    Maestro: -Obtiene los corazones y las almas mismas de aquellos que pertenecen a nuestro

    seor Jess como sus hermanos, y como los miembros de su misma vida propia. Pues todoslos hijos de Dios son UNO solo en Cristo, el cual es Cristo en todos. Y por consiguienteconsigue que sean sus compaeros en el cuerpo de Cristo, teniendo todos en comn losmismos bienes celestiales; todos viven en el mismo y nico amor de Dios, como ramas deun rbol en una misma raz, surgiendo todos de una misma fuente de vida. De modo que nopuedo carecer de amigos y relaciones espirituales, estando todos enraizados junto con el enel amor que viene de arriba; siendo todos de la misma sangre y familia en Jesucristo; ysiendo todos criados por la misma savia y espritu vivificador que se difunden a travs deellos universalmente provenientes de la nica vida verdadera, que es el rbol de la vida ydel amor. Estos son amigos que merecen la pena tener; y aunque aqu puedan serle

    desconocidos, seguirn siendo sus amigos ms all de la muerte, para toda la eternidad. Nodesear siquiera los amigos externos naturales, igual que Cristo nuestro Seor no los

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    dese tampoco cuando estuvo en la tierra. Pues aunque en verdad los sumos sacerdotes ypotentados del mundo no podran amarle, porque no seran de los suyos, ni tendranrelacin alguna con l, como si no fuese de este mundo, sin embargo, aquellos capaces desu amor, y receptivos de sus palabras, le amaran. As, de igual manera, quienes aman laverdad y la rectitud amarn a ese hombre, y se asociaran con l, aunque puedan quizhallarse externamente a alguna distancia o en algn desacuerdo aparente, por la situacinde sus asuntos mundanos, o en ciertos respectos; no obstante, en sus corazones no puedensino adherirse a l. Pues aunque no estn todava incorporados realmente en un slocuerpo junto a l, no pueden resistir ser de la misma mentalidad que l, y estar unidos en elafecto, por la gran consideracin que tienen a la verdad, la cual brilla y reluce en suspalabras y en su vida. Por lo cual se convierten en sus amigos declarados o secretos; y asl obtiene sus corazones, pues ellos se deleitarn por encima de todo con su compaa,nada ms que por ella, y cortejarn su amistad, y se acercaran a l a hurtadillas, si es queno se atreven a hacerlo abiertamente, para beneficiarse de su conversacin y consejo;igual que Nicodemo hizo con Cristo, acercndose a l por la noche, y que amaba en sucorazn a Jess a causa de la verdad, aunque externamente tema al mundo. Y es as quetendrs muchos amigos que no te son conocidos; y algunos conocidos por ti, que pueden noparecerlo as ante el mundo.

    Discpu lo.-Noobstante, es muy penoso ser despreciado en general por el mundo, y sepisoteado por los hombres como la hez del mundo.

    Maestro: -Esto queahora te parece tan difcil y pesado ser algo de lo que te enamorarsde ahora en adelante ms que de ninguna otra cosa.

    Discpulo: -Cmo lograr amar a aquello que me odia?

    Maestro: -Aunque ahora ames la sabidura terrenal, sin embargo, cuando te revistas de lasabidura celestial, vers que toda la sabidura del mundo es necedad; y vers que no estanto el mundo quien te odia, como tu enemigo, que es la vida mortal. Y cuando llegues aodiar su voluntad, por medio de una separacin habitual entre tu mente y el mundo,comenzars entonces tambin a amar ese desprecio de la vida mortal y el reproche delmundo por Cristo. Y as sers capaz de soportar toda tentacin, y atenerte a la finalidadpor los medios de sta con un curso de vida que estar por encima del mundo y por encima

    de los sentidos. En este curso te odiars a ti mismo; y tambin te amars a ti mismo; digoamarte a ti mismo, y ello an ms todava de lo que an lo hiciste.

    Discpulo:-Pero cmo pueden subsistir juntos estos dos, que una persona se ame y seodie a s misma a la vez?

    Maestro:-Alamarte a ti mismo, no te amas a ti mismo como algo propio, sino como algoque da el amor de Dios, amando lo que de divino hay en ti. As amas la sabidura divina, labondad divina, la belleza divina; amas tambin as las maravillosas obras de Dios; y coneste fundamento amas tambin a tus hermanos. Pero al odiarte a ti mismo, solo odias

    aquello que es tuyo propio, lo cual se enganchan los palos del mal. Y esto lo haces de modoque pueda destruir completamente aquello que llamas tuyo, como cuando dices YO hago

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    esto, todo lo cual es un error, pues no hay nada que puedas llamar adecuadamente tuyo,salvo tu yo malo, ni puedes hacer nada por ti mismo que merezca la pena de ser tenido encuenta. Este yo debes por tanto esforzarte en destruirlo totalmente en ti, de modo quepuedas convertirte en un fundamento del todo divino. Es decir, no puede haber egosmoalguno en el amor; son opuestos el uno al otro. El amor esto es, el amor divino (que es elnico del que estamos discursando ahora), odia todo EGOSMO, odia todo aquello a loque llamamos YO; odia todas esas restricciones y confinamientos, incluso todo lo que surgede un espritu contrado, o de esta maligna seidad, pues es una cosa odiosa y letal. Y esimposible que estos dos se hallen juntos, o que subsistan en una misma persona; pues unoexpulsa al otro como una necesidad de la naturaleza. Pues el amor posee el cielo, y habitaen si mismo, lo que es habitar en el cielo, pero aquello que se llama yo, esta vil seidad,posee el mundo y las cosas mundanas; y habita tambin en s mismo, lo que equivale ahabitar en el infierno. Y por consiguiente igual que el cielo rige el mundo, y que la eternidadrige el tiempo, as el amor debera regir sobre la vida temporal natural; pues no hay otromtodo, ni hay otra cosa alguna para alcanzar esta vida sobrenatural y eterna a la quetanto deseas ser conducido.

    Discpulo: -Amado maestro, estoy bien contento de que este amor gobierne en mi sobre lavida natural, de modo que pueda alcanzar aquello que es sobrenatural y suprasensible;pero te ruego que me digas, por qu el amor y el odio, la amistad y la enemistad han deencontrarse juntos? No sera acaso mejor que slo hubiese amor? Es por ello quepregunto, se unen el amor y los problemas?

    Maestro: -Siel amor no habitara en los problemas, no tendra nada que amar. Pero, estandoen problemas y dolores la sustancia que ama, a saber, la pobre alma, tiene entonces causapara amar a su propia sustancia, y para librarla del dolor, de modo que el mismo pueda porello ser amado. Nadie podra saberlo que es el amor si no existiese el odio: o lo que es laamistad si no hubiese enemistad contra la que luchar. En pocas palabras, si el amor notuviera algo alo que pudiera amar, manifestar la virtud y poder del amor liberando alamado de todo dolor y problema.

    Discpulo: -Dime, te lo ruego, cul es la virtud, el poder, la altura y la grandeza del amor.

    Maestro: -La virtud del amor es NADA y es TODO, esa nada visible de la cual provienen

    todas las cosas; su poder se extiende a travs de todas las cosas; su altura es tan elevadacomo Dios; su grandeza es tan grande como Dios. Su virtud es el principio de todos losprincipios; su poder soporta los cielos y sostiene la tierra; su altura es ms elevada que losms elevados cielos; y su grandeza es mayor an que la manifestacin misma de laDivinidad en la luz gloriosa de la esencia divina, siendo infinitamente capaz demanifestaciones cada vez ms grandes en toda la eternidad. Qu ms grande que lo msgrande?. S, en cierto sentido es ms grande que Dios; mientras que en el ms elevadosentido Dios es AMOR, y el amor es Dios. Siendo al amor el ms elevado principio, es lavirtud de todas las virtudes, de la cual todas surgen. Siendo el amor la ms grandemajestad, es el poder de todos los poderes, a partir del cual operan. Y es la santa ms

    mgica, o el poder fantasmal a partir del cual se han obrado todas las maravillas de Dios

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    por medio de sus sirvientes electos, en todas sus generaciones sucesivamente.Quienquiera que lo encuentra, halla nada y todas las cosas.

    Discpulo. -Querido maestro, te ruego me digas como puedo entender esto.

    Maestro:-En primer lugar, pues, cuando digo "su virtud es nada", esa nada que es elcomienzo de todas las cosas, debes entenderlo as: cuando te has alejado por entero de lacriatura, y de lo que es visible, y has devenido nada para todo lo que es Naturaleza ycriatura, te hallas entonces en ese Uno Eterno, que es Dios mismo; entonces percibirs ysentirs en tu interior la ms elevada virtud del amor. Pero cuando digo, "su poder seextiende a travs de todas las cosas" esto es lo que percibes y encuentras en tu propiaalma y en tu propio cuerpo experimentalmente, cuando quiera que este gran amor seenciende dentro de ti, y quemar ms de lo que pueda hacerlo el fuego, como lo hizo con losprofetas de antao, y posteriormente con los apstoles, cuando Dios convers con elloscorporalmente, y cuando su Espritu descendi sobre ellos en el oratorio de Sin. Entoncesvers tambin en todas las obras de Dios cmo el amor se ha vertido sobre todas las cosas,penetrando en todas las cosas, siendo el fundamento ms externo y ms interno de todaslas cosas: interiormente, en la virtud y poder de toda cosa; exteriormente en su figura yforma.

    Y cuando digo, "Su altura es tan elevada como Dios", puedes comprender esto en timismo, pues te lleva a ser tan elevado como Dios mismo lo es, al unirte a Dios; comopuede verse en nuestra humanidad por medio de nuestro amado Seor JesucristoHumanidad la cual el amor la ha subido al ms elevado trono, por encima de todas lasprincipalidades y de todos los poderes anglicos, y al poder mismo de la Deidad.

    Pero cuando digo tambin, "Su grandeza es tan grande como Dios", tienes que entenderpor esto que hay una cierta grandeza y lasitud del corazn en el amor que es inexpresable;pues ensancha el alma tanto como la creacin entera de Dios. Y esta ser verdaderamenteexperimentado por ti, ms all de todas las palabras, cuando el trono del amor seestablezca en tu corazn.

    Ms an, cuando digo, "Su virtud es el principio de todos los principios", aqu se te da aentender que el amor es la causa principalmente de todos los seres creados, tanto

    espirituales como corporales, en virtud de la cual las causas segundas se mueven y actanocasionalmente de acuerdo a ciertas leyes eternas que estn desde el comienzo,implantadas en la constitucin misma de las cosas as originadas. Esta virtud que est en elamor, es la vida y la energa misma de todos los principios de la naturaleza, superiores einferiores. Se extiende a todos los mundos, y a toda suerte de seres en ellos contenidos,siendo ellos los obreros del amor divino, y es el primer motor, y lo primero que se mueve,tanto arriba en los cielos como abajo en la tierra, as como en el agua que est bajo latierra. Y de aqu que se le d el nombre de Alef Lcido, o Alfa, con el cual se expresa elcomienzo del alfabeto de la Naturaleza, y del libro de la creacin y de la providencia, o libroarquetpico divino, en el cual se halla la luz de la sabidura, y la fuente de todas las luces y

    de todas las formas.

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    Y cuando digo, "Su poder soporta los cielos", tendrs con esto que entender que as comolos cielos, tanto visibles como invisibles, son originados a partir de este gran principio, delmismo modo son necesariamente sustentados por l; y que por lo tanto si ste alguna vezse retirase, aunque fuese un poco tan solo, todas1as luces, glorias, bellezas, y poemas delos mundos celestiales se sumiran al punto en las tinieblas y en los caos.

    Y si posteriormente digo "que sostiene la tierra", esto te resultar no menos evidente quelo anterior, y lo percibes en ti mismo por la experiencia diaria y a cada hora; por cuantoque la tierra sin l, incluso tambin tu propia tierra (es decir, tu cuerpo) careceraciertamente de forma y estara vaca. Por su poder ha sido sostenida hasta aqu la tierra,pese a un poder extrao usurpador introducido por la estupidez del pecado. Y si alguna vezfallase o cediese, ya no podra haber sobre ella vegetacin o animacin; si, sus pilaresmismos seran arrojados, y la banda de unin, que es la de la atraccin o el magnetismo, ala que se llama poder centrpeto, se vera rota y disuelta, yendo a parar todo al msextremo desorden, para caer en pedazos, e irse a dispersar como polvo suelto ante elviento.

    Pero cuando digo tambin "Su altura es ms elevada que los ms elevados cielos" estotambin puedes entenderlo dentro de ti mismo. Pues aunque asciendes en espritu a travsde todas las rdenes de los ngeles y a travs de todos los poderes celestiales, sinembargo, el poder del amor sera indiscutiblemente superior a todos ellos. Y as como eltrono de Dios que se asienta sobre el cielo de los cielos, es ms alto que el ms alto deellos, tambin el amor ha de ser as, pues los llena a todos, y los comprende a todos.

    Y si digo de la grandeza del amor que es "ms grande que la manifestacin misma de laDivinidad en la cruz de la esencia divina", esto tambin es cierto. Pues el amor entraincluso en aquello en lo cual la Divinidad no se manifiesta con esta gloriosa luz, y en lo cualse puede decir que no reside Dios. Y entrando en ello, el amor empieza a manifestar alalma la luz de la Divinidad; y as las tinieblas son hendidas, y las maravillas de la nuevacreacin sucesivamente manifestadas.

    As sers llevado a comprender real y fundamentalmente cul es la virtud y el poder delamor, y cules son su altura y su grandeza; como es que en verdad sea la "virtud de todaslas cosas, y una poderosa energa vital que pasa a travs de todas las virtudes y poderes,

    naturales y sobrenaturales; y el poder de todos los poderes, no siendo nada capaz deobstruir la Omnipotencia del amor, o resistirse a su invencible poder penetrativo, que pasaa travs de toda la creacin de Dios, inspeccionando y gobernando todas las cosas.

    Y cuando digo, "Es ms elevado que lo ms elevado, y ms grande que lo ms grande",puedes con esto percibir, como en un destello, la altura y la grandeza supremas delomnipotente amor, que trasciende infinitamente todo aquello que los sentidos y la raznhumanos pueden alcanzar. Los ms elevados arcngeles y los ms grandes poderes delcielo, son en comparacin suya apenas enanos. Nada puede ser concebido ms elevado yms grande en Dios mismo, por la ms elevada y ms grande y misma de sus criaturas.

    Hay tal infinitud en l, que comprende y sobrepasa todos los atributos divinos.

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    Pero si se dijo tambin que "Su grandeza es ms grande que Dios", eso igualmente es muycierto en el sentido en que se dijo; pues el amor, como observ anteriormente, puedeentrar en aquellos sitios donde Dios no reside, puesto que el Altsimo no reside en lastinieblas, sino en la luz, estando las tinieblas infernales bajo sus pies. As por ejemplo,cuando nuestro amado Seor Jesucristo estuvo en el infierno, el infierno no era la mansinde Dios o de Cristo; el infierno no era Dios, ni estaba con Dios, ni podra estar con l enabsoluto; el infierno se hallaba en las tinieblas y en la ansiedad de la naturaleza, y ningunaluz de la majestad divina entraba en l; no estaba Dios ah, pues l no est en las tinieblas,o en la angustia; pero al amor si estaba ah; y el amor destruy a la muerte y conquist elinfierno. Asimismo, cuando ests angustiado o problematizado, lo que constituye el infiernointerior, Dios no es la angustia o el problema; ni est en la angustia o el problema; pero suamor est ah, y te saca de la angustia y del problema para llevarte hacia Dios,conducindote hacia la luz y el gozo de su presencia. Cuando Dios se oculta en ti, el amortodava esta ah, y te lo manifiesta en ti. Tal es la inconcebible grandeza y amplitud delamor; que se te aparecer aqu tan grande como Dios por encima de la Naturaleza, y msgrande que Dios en la Naturaleza, o considerando en su gloria manifestativa.

    Finalmente, si tambin dije "Quienquiera que lo encuentra, encuentra nada y todas lascosas", eso tambin es cierto y verdadero. Pero,cmo es que encuentra nada? Teexplicar cmo. Aquel que lo encuentra, halla un abismo sobrenatural y suprasensible,carente de fundamento sobre el que apoyarse, y no hay lugar en el que habitar. Encuentratambin que no hay nada que se le pueda parecer, de modo que puede adecuadamentecompararse a nada; pues es ms profundo que cualquier cosa, y como nada con respecto atodas las cosas, en tanto en cuanto que no es comprensible por ninguna de ellas. Y puestoque relativamente es nada, .est por tanto libre de todas las cosas; y es ese bien nico queun hombre no pueda expresar o pronunciar qu es, no habiendo nada con lo que puedacompararse para poderlo expresar.

    Pero cuando finalmente dije "Quienquiera que lo encuentra, encuentra todas las cosas,nada puede ser mas verdadero que esta afirmacin. Ha sido el comienzo de todas lascosas, y comprender entonces todas las cosas dentro de su crculo. Todas las cosasprovienen de l, y estn en l, y existen por l. Si lo encuentras, llegas al fundamento delcual provienen todas las cosas, y en el cual subsisten; y eres en l REY sobre todas lasobras de Dios.

    Aqu el discpulo se hall extremadamente embelesado con lo que su maestro habadeclarado tan maravillosa y sorprendentemente, y dio sus ms humildes y efusivas graciaspor esa luz de cuya transmisin hacia el haba sido el maestro un instrumento. Pero,estando deseoso de escuchar ms cosas concernientes a estas elevadas cuestiones, y deconocerlas con algo mas de particularidad, le pidi que le permitiese aguardarle al dasiguiente; y que quisiera mostrarle cmo y dnde hallar esto que se hallaba mucho ms allde todo precio y valor, y en dnde pudiera hallarse su asiento y su morada en la naturalezahumana, junto con todo el proceso de su descubrimiento y de sacarlo a la luz.

    El maestro le dijo: De esto, pues, hablaremos en nuestra prxima conferencia, pues Diosnos lo revelar por medio de su ESPRITU, que sondea todas las cosas. Y si recuerdas

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    bien lo que te respond al comienzo, pronto llegars con ello a entender esa oculta sabidurade Dios que ninguno de los sabios del mundo conoce; y te ser dado desde arriba para quelo disciernas dnde puede hallarse en ti la MINA de dicha sabidura. Mustrate por tantosilencioso en tu espritu, y observa la oracin, de modo que cuando nos encontremosnuevamente, maana en el amor de Cristo, tu mente pueda estar dispuesta a hallar esanoble perla que ante el mundo parece no ser nada, pero que para los hijos de la sabidura,es todas las cosas.

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    DILOGO II

    ARGUMENTO

    Aqu se describe y expone la manera de pasar el ro que divide los dos principios o estadosde cielo e infierno. Y se muestra particularmente cmo se lleva a cabo en el alma estatransaccin, y cul es en ella el muro de la particin que la separa de Dios. Cul es elderribo de este muro de particin, y de qu modo se lleve a efecto; cul es el centro de laluz de Dios, y cul la de la Naturaleza; de qu modo son operativas en sus diversasesferas, y cmo evitar que interfieran una con la otra; se da cuenta de las dos voluntades yde su contraposicin en el estado cado; de la rueda mgica de la voluntad, y de cmo sumovimiento puede ser regulado; del ojo que se halle en medio de ella, lo que el ojo derechoes para el alma, y lo que es el izquierdo, pero especialmente que es el ojo nico, y de qumodo ha de obtenerse; de la purificacin ante el contagio de la materia; de la destruccin

    del mal, y de la aniquilacin misma de l, por el desplome de la voluntad, y procede de unnicopunto; dnde esta situado tal punto, y de que modo puede ser descubierto; y cul esel ms seguro y cercano modo de alcanzar el elevado estado sobrenatural, y el reinointerior de Cristo, de acuerdo a la verdadera magia o sabidura celestes.

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    DISCIPULO. MAESTRO.

    El discpulo, muy anhelante de ser instruido ms plenamente sobre cmo podra llegar a lavida suprasensible, y sobre cmo, habiendo encontrado todas las cosas, podra llegar a ser

    un rey sobre todas las obras de Dios, se alleg nuevamente a su maestro a la maanasiguiente, de modo que estuviera dispuesto a recibir y aprender las instrucciones que se ledaran por medio de una irradiacin divina emitida sobre su mente. El discpulo, tras uncorto rato de silencio, se inclin, y rompi a hablar as:

    Discpulo: -Oh, maestro mo! maestro mo! He tratado de recoger mi alma en presenciade Dios, y de arrojarme a esa profundidad en la que criatura alguna reside o puede residir,de modo que pudiera escuchar la voz de mi Seor hablando en m, y fuera iniciado a esaelevada vida de la que o ayer pronunciar tan grandes y asombrosas cosas. Pero, ay!, niescucho ni veo como debera. Hay todava en m un muro de particin que hace rebotar

    hacia atrs los sonidos celestiales, y obstruye la entrada de esa luz que es la nica con laque pueden descubrirse los objetos divinos; y hasta que este muro no sea derribado, pocasesperanzas podr tener, o incluso ninguna, de llegar a esas gloriosas consecuencias a lasque me impulsaste, de entrar en aquello en lo que ninguna criatura habita, y a lo que llamasnada y todas las cosas. S por tanto tan amable de informarme qu es lo que se requiere demi parte, de modo que esta particin obstaculizante pueda ser derribada o apartada.

    Maestro: -Esta particin es esa voluntad tuya que es propia de la criatura, y no puede serderribada por nada salvo por la gracia de la autonegacin, que es la entrada en elverdadero seguimiento de Cristo; y no puede ser apartada por nada salvo por una perfecta

    conformidad con la voluntad divina.

    Discpulo: -Pero, cmo ser capaz de romper esta voluntad propia de la criatura, que esten enemistad con la voluntad divina? O, qu habr de hacer para seguir a Cristo en unsendero tan difcil, y no desmayar en un curso continuo de autonegacin y de resignacin ala voluntad de Dios?

    Maestro: -Esto no has de hacerlo por ti mismo, sino por la luz y por la gracia de Diosrecibirs en tu alma las cuales, si no te contradices, derribarn la obscuridad que hay en ti,y fundirn tu propia voluntad, que trabaja en las tinieblas y en la corrupcin de la

    Naturaleza, llevndola a la obediencia de Cristo, con lo cual la particin del yo de lacriatura es apartada de en medio de Dios y t.

    Discpu lo: -S que no puedo hacerlo yo mismo. Pero quisiera de buena gana aprendercomo he de recibir esta luz y esta gracia divinas que han de hacerlo por m, si no lo impidoyo mismo. Qu, pues, se requiere de m a fin de admitir esto que derribar la particin, yde promover la consecucin de los fines de tal admisin?

    Maestro: -No se requiere nada ms de ti en principio que no resistirse a esta gracia que semanifiesta en ti; y nada en toda el proceso de tu obra salvo ser obediente y pasivo a la luz

    de Dios, que brilla a travs de las tinieblas de tu ser de criatura, quien la comprende, puesno puede elevarse ms all de la luz de la Naturaleza.

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    Discpulo: -Ms, acaso no he de alcanzar, si puedo, tanto la luz de Dios y la luz de laNaturaleza operando en sus esferas; y tener abiertos juntos al mismo tiempo tanto el ojodel tiempo como el ojo de la eternidad, sin que no obstante interfieran uno con el otro?

    Discpulo: -Gran satisfaccin me produce escuchar esto, habindome hallado muydesasogado al respecto por algn tiempo. Pero la dificultad est en saber cmo puedehacerse esto sin que interfieran uno con el otro. Es por ello que deseara saber, si fueselcito, los lmites de uno y otro; y de qu modo pueden tanto la luz divina como la luz naturalactuar y operar respectivamente en sus diversas esferas, para la manifestacin de losmisterios de Dios y de los misterios de la Naturaleza, y para la conducta de mi vidaexterior y de mi vida interior.

    Maestro: -A fin de estas puedan conservarse distintas en sus diversas esferas, sinconfundir las cosas celestiales con las cosas terrenales, y sin romper la cadena dorada dela sabidura, ser necesario, hijo mo, en primer lugar, aguardar y esperar la luzsobrenatural y divina como esa luz superior designada para gobernar el da, que se elevapor el verdadero Este, que es el centro del paraso. Romper con gran poder a travs detus tinieblas, a travs de un pilar de fuego y de nubes tormentosas, reflejando as tambinuna suerte de imagen de s misma sobre la luz inferior de la Naturaleza, que de este modose mantiene subordinada; lo de abajo se hace sirviente de lo de arriba, y lo de afuera sehace sirviente de lo de adentro. No habr por tanto peligro alguno de interferencia, sinoque todo ir bien, y todo residir en su esfera apropiada.

    Discpulo: -Por consiguiente, si la razn o la luz de la Naturaleza no es santificada en mi

    alma e iluminada por esta luz superior, como si lo fuese desde el este central del santomundo de la luz por el sol eterno e intelectual, percibo que siempre habr algo deconfusin, y que nunca ser capaz de manejar correctamente qu es lo que concierne altiempo y qu a la eternidad; estar siempre perdido y romper los eslabones de la cadenade la sabidura.

    Maestro: -Es como t has dicho. Todo es confusin si slo tienes la tenue luz de laNaturaleza, o una razn no santificada ni regenerada por la que guiarte; y si en ti solo estaabierto el ojo del tiempo, que no pueda penetrar ms all de su propio lmite. Busca por

    tanto la fuente de la luz, aguardando en los cimientos profundos de tu alma a que se eleveen ellos el sol de la rectitud, por medio del cual la luz de la Naturaleza que hay en ti, juntocon sus propiedades, vendr a brillar siete veces ms de lo ordinario. Pues recibir el sello,imagen e impresin de lo suprasensible y sobrenatural; de modo que la vida sensible yracional ser llevada al orden y a la armona ms perfectos.

    Discpulo: -Pero, en qu modo he de aguardar este sol glorioso, y cmo he de buscar en elcentro esta fuente de luz que pueda iluminarme y llevar todas mis propiedades a unaperfecta armona? Estoy en la Naturaleza, como antes dije; y de qu modo pasar atravs de la Naturaleza y de su luz, de modo que pueda llegar a ese terreno sobrenatural y

    suprasensible en el que se eleva esta luz verdadera, que es la luz de las mentes, y ello sinla destruccin de mi Naturaleza, y sin sofocar la luz de sta, que es mi razn?

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    Maestro:-Cesa detu propia actividad, fijando persistentemente tu ojo sobre un solo punto,y confindote con fuerte propsito a la gracia prometida de Dios que se da en Cristo, elcual tiene como fin sacarle de las tinieblas para hacerte entrar en su maravillosa luz. Paraesto, recoge todos tus pensamientos, y dirgete con fe hacia el centro, agarrndote a lapalabra de Dios, que es infalible, y que te ha llamado. S pues obediente a esta llamada, ymantente silencioso ante el Seor, sentado en soledad con l en tu celda mas interna yoculta, estando tu mente centralmente unida en s misma, y aguardando su voluntad con lapaciencia de la esperanza. De ese modo tu luz romper con la maana, y despus de quehaya pasado su rojez, el Sol mismo, al que aguardas, se elevar en ti, y bajo sus curativasalas te regocijars grandemente, ascendiendo y descendiendo en sus brillantes ysalutferos destellos. Advierte que este es el verdadero fundamento suprasensible de lavida.

    Discpulo: -As locreo yo.Pero no destruir esto a la Naturaleza? Acaso no seextinguir en m la luz de la Naturaleza por causa de esta luz mayor? No perecerentonces acaso la vida exterior, junto con el cuerpo terrestre que porto?

    Maestro: -En absoluto. Es cierto que la Naturaleza maligna ser destruida, pero con ladestruccin de sta no puedes perder nada, sino ser un ganador. La esencia eterna de laNaturaleza es la misma de antes y despus, y sus propiedades son las mismas. Es as quecon esto la Naturaleza simplemente se ve avanzada y mejorada; y la luz de la Naturaleza, orazn humana, al ser mantenida dentro de sus lmites debidos, y al ser regulada por una luzsuperior, simplemente se vuelve mas til.

    Discpulo: -Te ruego me hagas saber de qu modo debo usar esta luz inferior; cmo he demantenerla dentro de sus lmites debidos; y de qu modo la regula y ennoblece la luzsuperior.

    Maestro:-Sabe, pues, querido hijo mo, que si deseas mantener la luz de la Naturalezadentro de sus propios lmites, y hacer uso de ella en justa subordinacin a la luz de Dios,debes considerar que hay en tu alma dos voluntades: una voluntad inferior, que te conducehacia las cosas de afuera y de abajo, y una voluntad superior, que te conduce hacia lascosas de adentro y de arriba. Estas dos voluntades se hallan ahora juntas, espalda contra

    espalda, como si dijramos, y en directa contrariedad de una con la otra; pero no fue as alcomienzo. Pues esta contraposicin del alma en estas dos no es sino el efecto del estadocado; antes de sta una estaba colocada debajo de la otra, esto es, la voluntad superiorencima, haciendo de seor, y la inferior debajo, haciendo de sbdito. Y as debera haberseguido siendo. Tambin has de considerar que, en respuesta a estas dos voluntades, hayigualmente en el alma dos ojos por loscuales son diversamente dirigidas; pues estos ojosno estn unidos en una nica visin, sino que miran en direcciones contrarias al mismotiempo. Estn asimismo dispuestos uno contra el otro, sin un medio comn que los una. Yde aqu que mientras esta doble visin permanezca, es imposible que haya acuerdo algunoen la determinacin de cada una de las voluntades. Esto resulta muy llano, y muestra la

    necesidad de que esta enfermedad, surgida de la desunin de los rayos de visin, sea dealgn modo remediada, a fin de obtener un Nuevo discernimiento de la mente. Ambos ojos,

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    por tanto, deben unirse por una concentracin de rayos; pues no hay nada ms peligrosopara la mente que hallarse as en la duplicidad, y no tratar de llegar a la unidad. Percibes,lo s, que hay en ti dos voluntades, una contra la otra, la superior y la inferior; y quetambin tienes dos ojos en tu interior, uno contra el otro. A un ojo podemos llamarlo el ojoderecho, que es de acuerdo al ojo derecho que se mueve la rueda de la voluntad superior; yque es de acuerdo al movimiento del ojo izquierdo que gira la rueda contraria e inferior.

    Discpulo: -Percibo, seor, que todo esto es muy cierto; y es esto lo que causa en m uncombate continuo, y me crea una ansiedad mayor de la que soy capaz de expresar. Y estoyfamiliarizado con la enfermedad de mi propia alma, que tan claramente has declarado. Ay!,percibo y lamento esta enfermedad que tan miserablemente trastorna mi vista; de aqu quesienta irregularidades y convulsivos movimientos que me arrastran a un lado o al otro. Elespritu no ve como lo hace la carne; y la carne no ve como el espritu, ni puede hacerlo. Deaqu que la voluntad del espritu vaya contra la carne; y que la voluntad de la carne vaya encontra de mi espritu. Este ha sido mi difcil caso. Pero, cmo remediarlo? Oh, deseara

    _saber como llegar a la unidad de la voluntad, y cmo entrar en la unidad de la visin!

    Maestro:-Toma ahora nota de lo que te digo. Tu ojo derecho mira hacia delante y hacia laeternidad. Tu ojo izquierdo mira hacia atrs y hacia el tiempo. Si sufres de estar mirandosiempre hacia la naturaleza y hacia las cosas del tiempo, y de estar conduciendo lavoluntad para buscar algo en el deseo, ser imposible para ti llegar alguna vez a la unidadque tanto deseas. Recuerda esto, y estate en guardia: no des a tu mente venia para entraren, o llenarse de, aquello que est fuera de ti, ni mires hacia atrs sobre ti mismo; lo quehas de hacer es abandonarte a ti mismo y mirar hacia delante sobre Cristo. No dejes que tuojo izquierdo te engae haciendo continuamente una representacin detrs de otra, yexcitando con ello una ansiosa codicia de autopropiedad. Deja ms bien que tu ojoderechomande traer de vuelta al izquierdo, y lo atraiga hacia a ti, de modo que no pueda correteara sus anchas por las maravillas y deleites de la Naturaleza. Si, es mejor desarraigarlo yexpulsarlo de ti, que tener que sufrir que prosiga sin restriccin en la Naturaleza, siguiendosus propios antojos. Sin embargo, no hay necesidad de esto, pues ambos ojos puedenvolverse muy tiles, si se ordenan correctamente. Tanto la luz divina como la luz naturalpueden subsistir juntas en el alma, y ser de mutuo servicio una para la otra. Mas nuncallegars a la unidad de la visin o a la uniformidad de las voluntades, si no entrasplenamente en la voluntad de Cristo nuestro Salvador, introduciendo as el ojo del tiempo

    en el ojo de la eternidad, y descendiendo, por medio de esta unin, a la luz de la Naturalezaa travs de la luz de Dios.

    Discpul o: -Por tanto, si tan solo consigo entrar en la voluntad de mi Seor, y morar enella estar a salvo. Podr entonces alcanzar la luz de Dios, en el espritu de mi alma, y vercon el ojo de Dios, es decir, con el ojode la eternidad, en el fundamento eterno de mivoluntad, y podr al mismo tiempo gozar de la luz de este mundo, no degradando, sinoadornando la luz de la Naturaleza. Contemplar con el ojo de la eternidad las cosaseternas, y con el ojo de la Naturaleza las maravillas de Dios, y sustentando por ello la vidade mi vehculo o cuerpo exterior.

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    Maestro:-Estsenlo correcto. Lo has comprendido bien. Ahora deseas entrar en lavoluntad de Dios, y morar en ella como en el terreno suprasensible de la luz y de la vida,de modo que puedas con su luz contemplar tanto el tiempo como la eternidad, llevandotodas las maravillas creadas por Dios para el exterior, pudindote as regocijar en ellaspara la gloria de Cristo; la particin de tu voluntad, propia de la criatura, habr sidoderribada, y la visin de tu espritu habr sido simplificada en y a travs del ojo de Dios,que se manifestar en el centro de tu vida. Que esto sea as ahora, pues es voluntad deDios.

    Discpulo: -Pero es muy difcil estar mirando siempre adelante hacia la eternidad, yconsiguientemente obtener este nico ojo y la simplicidad de la visin divina. La entrada deun alma desnuda en la voluntad de Dios, cerrndose a todas las imaginaciones y deseos, yderribando la fuerte particin que mencionas, es en verdad algo terrible y traumtico parala naturaleza humana tal como est en su presente estado. Entonces, qu he de hacerpara alcanzar esto que tanto anhelo?

    Maestro:-Hijo mo, que el ojo de la naturaleza junto con la voluntad de las maravillas no teaparten de ese ojo que est introvertido en la libertad divina, y en la luz eterna de lamajestad santa, sino que te traiga esas maravillas por unin con ese ojo interno celestial,maravillas que son ejecutadas y manifestadas en la naturaleza visible. Pues mientras queests en el mundo y tengas un empleo honesto, estars ciertamente obligado, por orden dela Providencia, a trabajar en l y a acabar la labor que te ha sido encomendada, de acuerdoa lo mejor de tus capacidades, sin quejarte en lo ms mnimo, buscando y manifestando lasmaravillas de la Naturaleza y del arte para gloria de Dios. Pues, sea lo que sea laNaturaleza, es todo obra y arte de Dios. Y sea lo que sea el arte, tambin ser obra deDios, antes que arte o artificio alguno del hombre. Y todo, tanto en el arte como en laNaturaleza, sirve abundantemente para manifestar las maravillosas obras de Dios, a fin deque l, por todo y en todo, sea glorificado. S todo sirve, si sabes el modo correcto deusarlo; pero recgete ms hacia dentro, conduciendo tu espritu hacia esa majestuosa luzen la que han de verse los patrones y las formas originales de las cosas visibles. Mantentepor tanto en el centro, y no te apartes de la presencia de Dios revelada dentro de tu alma;no permitas que el mundo y el diablo hagan un ruido tan grande que traigan hacia afuera,no les des importancia; no pueden daarte. Le est permitido el ojode tu razn buscaralimento para el cuerpo terrestre. Pero entonces este ojono debe entrar con su deseo en el

    alimento preparado, lo que sera avaricia, sino que simplemente debes traerlo ante el ojode Dios en tu espritu, y debes buscar el modo de colocarlo muy cerca de este ojo mismo,sin permitir que se vaya. Advierte bien esta leccin.

    Deja que tus manos o tu cabeza estn trabajando, pero tu corazn debera no obstantereposar en Dios. Dios es Espritu; habita en el Espritu, trabaja en el Espritu, ora en elEspritu, y hazlo todo en el Espritu, pues has de recordar que t tambin eres espritu,creado por tanto a imagen de Dios. Cuida por tanto de no atraer materia hacia ti con tudeseo, sino abstraerte lo ms posible de toda suerte de materia. Y as, hallndote en elcentro, presntate ante Dios como un espritu desnudo, con simplicidad y pureza; y

    asegrate de que tu espritu no atrae nada que no sea espritu.

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    Te vers, sin embargo, muy tentado a atraer materia, y a reunir lo que el mundo llamasustancia, a fin de tener algo visible a lo que confiarte. Pero no consientas en ningn modoceder ante el tentador, ni rendirte a los caprichos de tu carne en contra del espritu. Pues alhacerlo as infaliblemente oscurecers la luz divina que en ti hay. Tu espritu se enfermarcon la oscura raz de la avaricia, y refulgir con orgullo y clera debido al gneo dolor de tualma. Tu voluntad ser encadenada a la terrenidad y se sumergir, a travs de la angustia,en las tinieblas y en el materialismo; y, nunca sers capaz de alcanzar la libertad en calma,ni de hallarte ante la majestad de Dios. Puesto que esto equivale a abrir una puerta paraaqul que reina en la corrupcin de la materia, posiblemente el diablo te alle por esterechazo; pues nada puede vejarlo ms que dicha silenciosa abstraccin del alma, y suintroversin hacia el punto de descanso frente a todo lo mundano y circunferencial. Pero nole hagas caso, ni admitas en ti la menor mota de polvo de esa materia que l puedareclamar. Todo se convertira en tinieblas para ti, tanta como materia atraigas hacia ti porel deseo de tu voluntad. Te oscurecer la majestad de Dios, y cerrar el ojo que ve,ocultndote la luz de su adorable rostro; esto es lo que la serpiente ansa hacer; pero envano, excepto que permitas a tu imaginacin, ante su sugerencia, recibir a la seductoramateria; si no es as, no podr entrar en ti. Ten pues presente, si deseas ver la luz de Diosen tu alma y ser iluminado y conducido divinamente, que sta es la va breve que has detomar: no dejar que el ojo de tu espritu entre en la materia, o se llene de cosa alguna, seaen el cielo o en la tierra, sino permitirle entrar, por medio de una fe desnuda, en la luz de lamajestad recibiendo as, por medio del amor puro, la luz de Dios, atrayendo al poder divino,ponindose al cuerpo divino, y creciendo en l hasta llegar a la plena madurez de lahumanidad de Cristo.

    Discpulo: -Como antes dije, y ahora lo digo, esto es dificilsimo. Concibo en verdad

    bastante bien que mi espritu debera liberarse del contagio de 1a materia, y vaciarseenteramente, de modo que pudiera admitir en su interior al Espritu de Dios. Asimismo queeste Espritu no entrar sino ah donde la voluntad entra en la Nada, y se resigna en ladesnudez de la fe y en la pureza del amor, alimentndose de la palabra de Dios, yrevistindose por medio de ella con una sustancialidad divina. Pero, ay!, cun difcil espara la voluntad sumirse en la Nada, no atraer nada, no imaginar nada!

    Maestro:-Admito queas es, ms, acaso no merece la pena, ms que todo lo que puedashacer alguna vez?

    Discpulo: -As es debo confesarlo.

    Maestro:-Pero quizno sea tan difcil como a primera vista parezca; haz el intento y ssincero. Qu otra cosa se requiere de ti, salvo que ests en calma y veas la salvacin detu Dios? Donde est aqu la dificultad? No tienes nada de que cuidarte, nada que desearen tu vida, nada que imaginar o atraer; slo tienes que poner tu cuidado sobre Dios, quiencuida de ti, y permitir que l disponga de ti de acuerdo a su buena voluntad y placer, inclusocomo si no tuvieses una voluntad propia. Pues l sabe qu es lo mejor. Y si tan slo puedesconfiar en l, ciertamente que har lo que sea mejor para ti, mejor que si te encomendases

    a tu propia eleccin.

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    Discpu lo: -Esto lo creo muy firmemente.

    Maestro: -Si lo crees as, ve y acta de acuerdo con ello. Todo esta en la voluntad, como tehe mostrado. Cuando la voluntad imagina algo, entra en ese algo, y este algo toma al puntoa la voluntad adentro suyo, obnubilndola, de modo que carece de luz y debe permaneceren las tinieblas, a no ser que retorne desde ese algo a la nada. Pero cuando la voluntadimagina o ansa la Nada, entra en la Nada, en donde recibe la voluntad de Dios adentrosuyo, y as mora en la luz y trabaja en ella todas sus obras.

    Discpulo: -Entiendo ahora que la causa principal de la ceguera espiritual de cualquiera espermitir que su voluntad entre en algo, o en aquello que ha llevado a cabo, o, sea cual seasu naturaleza, buena o mala, y asentar su corazn y sus afectos sobre la obra de suspropias manos o de su propio cerebro. Y que cuando el cuerpo terrestre perece al almaqueda aprisionada en la cosa misma que ha recibido y a la que ha permitido entrar, y si laluz de Dios no se halla en ella, hallndose privada de la luz de este mundo, slo puedeencontrarse en una oscura prisin.

    Maestro:-Estaesmuy preciosa puerta del conocimiento, y estoy contento de que la tengasen tanta consideracin. La comprensin de las Escrituras enteras se halla en ellacontenida, y todo lo que se ha escrito desde el comienzo del mundo puede hallarse en ella;lo hallar quien, habiendo introducido su voluntad en la Nada, ha encontrado en sta todaslas cosas al encontrar a Dios, por quien, de quien, y en quien son todas las cosas. Por estemedio llegars a or y ver a Dios. Y cuando esta vida terrestre haya acabado, llegars aver con el ojode la eternidad todas las maravillas de Dios y de la naturaleza, y msparticularmente aquellas que sern ejecutadas por ti en la carne, o todo aquello que elEspritu de Dios te haya encomendado hacer para ti mismo y tu prjimo, o todo lo que elojo de la razn, iluminado desde arriba, pueda haberte manifestado en cualquier momento.No te demores, pues, en entrar por esta puerta, la cual, si la ves con el espritu, igual que lahan visto algunas almas altamente favorecidas, vers en el terreno suprasensible todo loque Dios es y puede hacer. Vers tambin, como dijo uno que fue introducido, a travs delos cielos, infiernos y tierra, y a travs de la Esencia de todas las esencias. Quienquieraque la encuentra, ha llegado todo lo que puede desear. Aqu el poder y la virtud de Diosestn desplegados. Aqu se encuentran la altura y la profundidad; aqu se manifiestan suanchura y su longitud, tanto como la capacidad de tu alma pueda contenerlos. Llegars as

    al terreno a partir del cual se originan todas las cosas, y en el cual subsisten; y en lreinars sobre todas las obras de Dios, como prncipe de Dios.

    Discpu lo: -Te ruego me digas, querido maestro, dnde reside esto en el hombre.

    Maestro:-Ah dondeel hombre no habita; ah tiene su sede en el hombre.

    Discpulo: -Dnde se encuentra en el hombre el lugar en el que el hombre no habita en smismo?

    Maestro:-Es el terreno designado de un alma a la que nada se adhiere.

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    Discpu lo: -Dnde se halla en cualquier alma el terreno al que nada se adhiere? Dndeest aquello que no habita y reside en algo?

    Maestro:-Es el centro de reposo y movimiento en la voluntad resignada de un esprituverdaderamente contrito, que est crucificado ante el mundo. Este centro de la voluntad esconsecuencia impenetrable para el mundo, para el diablo y para el infierno. No hay nada enel mundo que pueda entrar en l, o adherirse a l, pese a cuantos diablos puedanconfederarse en su contra. Pues la voluntad ha muerto con Cristo para el mundo, pero hasido revivida por l en su centro, conforme a su bendita imagen. He aqu el lugar en el queel hombre no habita, y en el que ningn ser puede morar o residir.

    Discpulo: -Oh, dnde se halla este terreno desnudo del alma, vaco de todo ser? Y, cmollegar al centro oculto en el que mora Dios y no el hombre? Dime llanamente, amadoseor, dnde se encuentra, y cmo he de encontrarlo y entrar en l.

    Maestro:-Ah dondeel alma ha matado su propia voluntad, y ya no desea nada de smisma, sino slo lo que Dios quiere; conforme el Espritu de Dios se mueve sobre el almaaparecer. Cuando el amor egosta es barrido, el amor de Dios ocupa la morada. Tantocuanto la voluntad propia del alma muera para s misma, tanto lugar tomar en ese alma lavoluntad de Dios, que es su amor. La razn de esto es que donde antes se asentaba supropia voluntad ahora no hay nada; y all donde est la Nada, el amor de Dios trabaja ensolitario.

    Discpulo: -Mas, cmo podr concebirlo?

    Maestro:-Si intentas concebirlo, se escapar de ti; pero si te sometes por completo a ello,morar en ti, y se volver la vida de tu vida, siendo natural para ti.

    Discpulo: -Cmo puede ser esto sin morir, y sin la destruccin completa de mi voluntad?

    Maestro:-Con estarendicin y esta entrega completas de tu voluntad, el amor de Dios sevuelve en ti la vida de tu naturaleza; no te mata, sino que te aviva, pues ahora ests muertopara ti mismo en tu propia voluntad, de acuerdo a su vida apropiada, incluso de acuerdo ala vida de Dios. Y entonces vivirs, aunque no conforme a tu propia voluntad, sino que

    vivirs su voluntad, por cuanto que tu voluntad se habr convertido en lo sucesivo en suvoluntad.

    As que ya no es tu voluntad, sino la voluntad de Dios; ya no es el amor de ti mismo, sino elamor de Dios, quien se mueve y opera en ti; y por tanto, estando comprendido en l, estscomo muerto para ti mismo, pero vivo ante Dios. Es as que estando muerto vives, o masbien Dios vive en ti por medio de su Espritu, y su amor se vuelve para ti como vida quesurge de la muerte. Nunca podras haberlo concebido con toda tu bsqueda; pero l te haconcebido a ti. As es como se encuentra el tesoro de todos los tesoros.

    Discpulo: -Cmo es que tan pocas almas lo encuentran, cuando, sin embargo, tantas sealegraran de tenerlo?

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    Maestro:-Todas lobuscan en algo, y es as que no lo encuentran. Pues cuando hay algo a loque el alma se puede adherir, entonces el alma solo encuentra ese algo, y toma su reposoen ese algo, hasta que advierte que ha de encontrarse en la Nada, y sale del algo para ir ala Nada, a esa Nada a partir de la cual se han hecho todas las cosas.. El alma dice aqu:"No tengo nada, pues estoy completamente desprovista de todo y desnuda. Nada puedohacer, pues no tengo poder alguno, y soy como agua vertida. No soy nada, pues todo lo quesoy no es sino una imagen de ser, y slo Dios es para m YO SOY. Y as, asentada en minada, doy gloria al Ser Eterno, no deseando nada para m misma, de modo que Dios puedadesearlo todo en m, siendo para m mi Dios y todas las cosas". Es por esto que son tanpocos quienes hallan este tesoro tan precioso del alma aunque todos desearan tenerlo; ypodran tenerlo, sino fuera por esta algo que les estorba a todos.

    Discpulo: -Pero si el amor se profiriese a un alma, acaso no podra dicha alma hallarlo, yatenerse a l, sin tener que ir a buscarlo a la Nada?

    Maestro: -No, verdaderamente. Los hombres buscan y no encuentran, pues no lo buscan enel terreno desnudo en que se halla, sino en algo donde no est, ni nunca podr estar. Lobuscan en su propia voluntad, y no lo encuentran. Lo buscan en su propio autodeseo, y nose encuentran con l. Lo buscan en una imagen, o en una opinin, o en un afecto, o en unadevocin o un fervor naturales, y pierden la sustancia al tratar de cazar una sombra. Lobuscan en algo sensible o imaginario, en algo para lo que puedan tener una inclinacinnatural ms peculiar, o una adhesin a ello. Y as pierden lo que buscan, a falta dezambullirse en el terreno suprasensible y sobrenatural, en donde se oculta el tesoro. Ahorabien, si el amor condescendiese graciosamente en manifestarse a esta gente, e incluso enpresentarse son evidencia ante el ojo de ese espritu, no encontrara en ellos, sin embargo,lugar alguno, ni podra ser retenido por ellos, o permanecer con ellos.

    Discpulo: -Por qu no, si el amor estuviese deseoso y dispuesto a ofrecerse y apermanecer con ellos?

    Maestro: -Porque la fantasa de su propia voluntad se ha asentado en el lugar del amor. Esas que esta fantasa contendra al amor, pero el amor huira de ella porque es su prisin. Elamor puede ofrecerse, pero no puede habitar all donde el autodeseo atrae o imagina. Esa

    voluntad que no atrae nada, y a la que nada se adhiere, es la nica capaz de recibirlo; puesslo habita en la Nada, como ya dije, y por tanto no lo encuentran.

    Discpulo: - Si slo habita en la Nada, cul es su misin en la Nada?

    Maestro:-La misin del amor es aqu la de penetrar incesantemente en algo; y si penetra, yencuentra un sitio en algo que permanezca quieto y en reposo, entonces su funcin es la detomar posesin de l. Y cuando ha tomado posesin de l, se regocija en l con sullameante fuego de amor, igual que lo hace el Sol en el mundo visible. Y entonces su misines la encender ininterrumpidamente un fuego en esta algo, un fuego que lo haga arder; y

    luego, con sus llamas, inflamarse l mismo, elevando as el calor del fuego del amor,incluso en siete grados.

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    Discpulo: - Oh, amado maestro! Cmo podr entender esto?

    Maestro:-Si tanslo una vez consigue encender un fuego dentro de ti, hijo mo, sentirsciertamente de qu modo consume todo lo que toca; lo sentirs al arder en ti mismo,devorando rpidamente todo egosmo, o aquello que llamas Yo y M, que son una razseparada, dividida de la Deidad, la fuente de tu ser. Y al hacerse en ti este incendio, elamor se regocijar de tal manera en tu fuego, que por nada del mundo querrs hallartefuera de l; s, antes preferiras que te mataran, que no entrar de nuevo en tu algo. Estefuego deber ahora volverse ms caliente cada vez, hasta haber perfeccionado su misincon respecto a ti, y por tanto no ceder hasta llegar al sptimo grado. Su llama serentonces tan grande que nunca te abandonar, incluso aunque te cueste tu vida temporal;te acompaar en la muerte con su dulce fuego del amor; y si fueses al infierno por ti.Nada es ms cierto que esto, pues es ms fuerte que la muerte y el infierno.

    Discpulo:-Es suficiente, mi muy querido maestro, ya no. puedo resistir que nada medistraiga de l. Pero, cmo hallarte la va que ms cerca me conduzca de l?

    Maestro:-Ve alldonde el camino se haga ms duro, y toma contigo lo que el mundodesprecia. Lo que el mundo hace, no lo hagas t. Haz en todo lo contrario que el mundo.As es como ms te acercars a lo que ests buscando.

    Discpulo:-Sitengo que caminar en todo en direccin contraria al resto de la gente, pornecesidad que me hallar en un estado muy intranquilo y triste, y el mundo no dejar detenerme como un loco.

    Maestro:-No te conmino, hijo mo, a la que hagas dao a alguien, crendote con ellocualquier miseria o intranquilidad. No es esto lo que quiero decir cuando te aconsejo quehagas lo contrario del mundo en todo. Pero es que el mundo, como mundo, slo ama elengao y la vanidad, y camina por vas falsas y traicioneras; por tanto, si tu inclinacin esla de actuar en una forma limpia, contraria a los caminos del mundo, sin excepcin oreserva alguna, camina slo por la va correcta, llamada la va de la luz, pues la del mundoes propiamente la va de las