Boletín nº 19

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Por una ciudad Moderna Fin de semana en Arévalo Boletín mensual de cultura y patrimonio de Arévalo JUNIO -2009 AÑO III—NÚMERO XIX En fecha reciente se han renovados dos de las vías mas importantes de Arévalo, dos ejes que a diario son utili- zados por multitud de personas de forma peatonal. Aún en los tiempos que estamos, la generalidad de los proyectos de las ciudades, tienden a ganar metros para los peatones, en detrimento de las vías utilizadas por los vehículos. Eso es así, y así se viene haciendo en cualquiera de las ciudades que nos rodean, Ávila, Segovia, Valladolid. También se ha hecho en otras entidades de población más pequeñas como Medina del Campo y Toro. Otras entidades aún menores han peatonalizado toda su zona centro, Sepúlveda, Pedraza, Peñafiel… En todas estas poblaciones funciona, se fomenta el turismo de a pié y las tiendas y bares toman, si cabe, mas protagonismo. Nosotros somos diferentes. Arévalo es diferente. ¿Lo somos porque las personas somos así?, o ¿ lo somos por- que nuestros dirigentes lo son así?. ¿Acaso nosotros no lo vemos cada vez que salimos?, o ¿acaso es que nues- tros dirigentes no salen?. ¿Y… si no lo saben ver? Bueno, sea como quiera, no se pueden hacer los proyectos mas importantes de Arévalo de la forma en que se realizan, olvidando los principales ideales que se deben perseguir y obviando el interés común de las personas que deben de utilizarlas día a día. Estos dos ejemplos entregados recientemente, calle Arco de Ávila y lateral de Emilio Romero deben de estar hechos para los peatones por dos motivos fundamentales. El primero es porque son los que los van a utilizar de forma preferente y el segundo es que además de estar de moda, como se ha dicho en multitud de lugares, nos interesa y es como mejor sirven a la ciudad, fomentando el pequeño comercio y el turismo que tanto necesita- mos. Ver un coche aparcado en la calle Arco de Ávila parece mal hasta a la vista, y no digo, cuando vas andando por dicha calle y les tienes que ir sorteando. Esta calle siempre tenía que haberse diseñado peatonal y para el paso únicamente para los garajes y los vehículos de suministro y abastecimiento de los locales comerciales que allí se desarrollan. Esta calle no es una vía de tránsito de vehículos, puesto que éstos tienen otras vías alternativas para el tránsito. Sin embargo, si que es un eje fundamental para el peatón, es la conexión del Arévalo antiguo y el Arévalo nuevo, la que utilizarán día a día cientos de niños para ir y venir del colegio y cientos de otras perso- nas en sus compras diarias y tramites administrativos que no necesitan obligatoriamente de un vehículo para desplazarse. Es el eje de conexión con los colegios e institutos, bancos, Ayuntamiento, Juzgado, INEM, Hospi- tal. Con la obra del lateral de la Avenida de Emilio Romero ocurre otro tanto. Parece que el espíritu de lo ejecutado ha sido la ordenación de los vehículos en batería frente al carril central de la Avenida y nada más. El resultado ha sido, la efectiva ordenación de estos vehículos, que al salir del aparcamiento necesitan un gran espacio para poder realizarlo y la disminución del espacio para el paso de los peatones por el citado lateral de la Avenida. Digo disminución, por que con anterioridad existían tres metros de anchura en casi toda su longitud y se podían cruzar dos parejas andando con cierta estrechez. Ahora nos han quedado dos metros que nos permiten cruzar- nos a las parejas cuando vallamos en fila india, una en cada sentido. No podemos obviar la importancia que tienen los vehículos hoy en día, pero la obsesión por el aparcamiento de estos, debe centrarse en la búsqueda de otros lugares donde esto pueda hacerse. No es mas que mirar cuando por la mañana van los niños al colegio, ver la entrada del Colegio Amor de Dios y de la Moraña, la mayoría de ellos lo hace andando, cruzando por pasos de peatones y por aceras que muchas veces dejan mucho que desear y por cier- to, ahora cada vez nos las hacen mas estrechas. Aquí también tenemos el ejemplo de la calle Descalzos, frente al colegio Moraña, que con el mismo .. (sigue en página 2)

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Po r u n a c i u d a d M o d e r n a

Fin de semana en Arévalo Boletín mensual de cultura y patrimonio de Arévalo

J U N I O - 2 0 0 9 A Ñ O I I I — N Ú M E R O X I X

En fecha reciente se han renovados dos de las vías mas importantes de Arévalo, dos ejes que a diario son utili-zados por multitud de personas de forma peatonal. Aún en los tiempos que estamos, la generalidad de los proyectos de las ciudades, tienden a ganar metros para los peatones, en detrimento de las vías utilizadas por los vehículos. Eso es así, y así se viene haciendo en cualquiera de las ciudades que nos rodean, Ávila, Segovia, Valladolid. También se ha hecho en otras entidades de población más pequeñas como Medina del Campo y Toro. Otras entidades aún menores han peatonalizado toda su zona centro, Sepúlveda, Pedraza, Peñafiel… En todas estas poblaciones funciona, se fomenta el turismo de a pié y las tiendas y bares toman, si cabe, mas protagonismo. Nosotros somos diferentes. Arévalo es diferente. ¿Lo somos porque las personas somos así?, o ¿ lo somos por-que nuestros dirigentes lo son así?. ¿Acaso nosotros no lo vemos cada vez que salimos?, o ¿acaso es que nues-tros dirigentes no salen?. ¿Y… si no lo saben ver? Bueno, sea como quiera, no se pueden hacer los proyectos mas importantes de Arévalo de la forma en que se realizan, olvidando los principales ideales que se deben perseguir y obviando el interés común de las personas que deben de utilizarlas día a día. Estos dos ejemplos entregados recientemente, calle Arco de Ávila y lateral de Emilio Romero deben de estar hechos para los peatones por dos motivos fundamentales. El primero es porque son los que los van a utilizar de forma preferente y el segundo es que además de estar de moda, como se ha dicho en multitud de lugares, nos interesa y es como mejor sirven a la ciudad, fomentando el pequeño comercio y el turismo que tanto necesita-mos. Ver un coche aparcado en la calle Arco de Ávila parece mal hasta a la vista, y no digo, cuando vas andando por dicha calle y les tienes que ir sorteando. Esta calle siempre tenía que haberse diseñado peatonal y para el paso únicamente para los garajes y los vehículos de suministro y abastecimiento de los locales comerciales que allí se desarrollan. Esta calle no es una vía de tránsito de vehículos, puesto que éstos tienen otras vías alternativas para el tránsito. Sin embargo, si que es un eje fundamental para el peatón, es la conexión del Arévalo antiguo y el Arévalo nuevo, la que utilizarán día a día cientos de niños para ir y venir del colegio y cientos de otras perso-nas en sus compras diarias y tramites administrativos que no necesitan obligatoriamente de un vehículo para desplazarse. Es el eje de conexión con los colegios e institutos, bancos, Ayuntamiento, Juzgado, INEM, Hospi-tal. Con la obra del lateral de la Avenida de Emilio Romero ocurre otro tanto. Parece que el espíritu de lo ejecutado ha sido la ordenación de los vehículos en batería frente al carril central de la Avenida y nada más. El resultado ha sido, la efectiva ordenación de estos vehículos, que al salir del aparcamiento necesitan un gran espacio para poder realizarlo y la disminución del espacio para el paso de los peatones por el citado lateral de la Avenida. Digo disminución, por que con anterioridad existían tres metros de anchura en casi toda su longitud y se podían cruzar dos parejas andando con cierta estrechez. Ahora nos han quedado dos metros que nos permiten cruzar-nos a las parejas cuando vallamos en fila india, una en cada sentido. No podemos obviar la importancia que tienen los vehículos hoy en día, pero la obsesión por el aparcamiento de estos, debe centrarse en la búsqueda de otros lugares donde esto pueda hacerse. No es mas que mirar cuando por la mañana van los niños al colegio, ver la entrada del Colegio Amor de Dios y de la Moraña, la mayoría de ellos lo hace andando, cruzando por pasos de peatones y por aceras que muchas veces dejan mucho que desear y por cier-to, ahora cada vez nos las hacen mas estrechas. Aquí también tenemos el ejemplo de la calle Descalzos, frente al colegio Moraña, que con el mismo ..

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.. espíritu que en Emilio Romero se han colocado los coches en batería y que con el morro se han comido la acera por la que los niños y sus padres circulan para ir al colegio. No quiero olvidar los bosques de farolas que se están añadiendo a estas nuevas calles pavimentadas, el estorbo que suponen, su alto consumo y la desigualdad que crean con la iluminación del resto de la ciudad. Habrá que poner algún límite a estas iluminaciones exageradas y fuera de lugar. ¿Podremos pagar las facturas de luz que genera todo esto? Si seguimos iluminando de esta manera, ¿hasta dónde se podrá llegar?. Las obras ya están acabadas y me imagino que poco se puede hacer ya. Solo el tiempo nos demostrará cual es la solución buena para estos lugares y si es necesario reformarlos que se reformen, aunque es una pena que no se halla podido llegar a la solución de una forma directa y con un coste económico seguramente bastante menor.

marcelinopv

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En estos momentos Chuchi Prieto se encuentra inmerso en la preparación de una colección de nueve libros de fotografía so-bre Castilla León, uno por cada provincia. El que corresponde a

la provincia de Ávila lleva en su portada la fotografía del castillo de Arévalo que mostramos un poco mas abajo en esta página.

Fotografía Chuchi Prieto

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Restos del convento de San Francisco de la Observancia

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P ocos son ya los restos que nos quedan de este maravilloso monasterio, con el gran expolio y la

francesada que nos lo dejó total-mente arrasado. De un paseo rutinario vi al lado del BBVA los que son los restos de la iglesia, acercándome pude ver dos grandes arcos y otro mas pequeño, y abajo había huesos lo que al parecer, por su gran tama-ño son de personas. Me da una gran tristeza de que poco a poco nos arranquen un trozo de historia, ya que eso en

Arévalo no sorprende por que no es el primer caso. Y yo al ver esos restos me pre-gunto ¿alguien se interesa por nuestra historia y patrimonio? Dejo esta pregunta en el aire. Aquí dejo, también, unas cuan-tas fotos de lo que a lo mejor de-ntro de... no se digamos poco tiempo desaparezca para siempre.

Sedeño.

Un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (III) El casco antiguo.

Uno de los aspectos que, desde nuestro punto de vista, cobra ma-yor importancia la redacción del nuevo Plan General de Ordena-ción Urbana estaría en el trata-miento que se haga de lo que co-nocemos como Casco Antiguo de Arévalo. El casco antiguo es una zona cada vez mas indeter-minada que podría estar entre la plaza del Arrabal y el Castillo, incorporando algunos tramos de lo que en otro tiempo fueron la morería y la judería de Arévalo, llegando quizás a al Iglesia del Salvador. Cuando hablamos de zona cada vez más indeterminada nos refe-rimos a que en los espacios indi-cados se alternan antiguos rinco-nes del viejo Arévalo con mo-

dernas construcciones de dos, tres y hasta cuatro plantas, que han ido cambiando de forma drástica estos viejos barrios, presentando en la actualidad un muy variopin-to y discordante paisaje, exagera-damente distinto al que existía no hace muchos años. El núcleo central des este casco antiguo es, sin lugar a dudas, la plaza de la Villa, sometida a un estado casi continuo de restaura-ciones y remodelaciones que en estos últimos diez o doce años han dado al traste con casi todas las edificaciones existentes, sien-do a fecha de hoy casi todas las viviendas de la plaza de nueva construcción. Podemos decir que salvo las igle-sias, que dan entrada y salida al lugar, no queda casi nada de

aquello que en otro tiempo fue. Desde hace varios años y desde diversas instancias se ha pedido a los diversos grupos que han go-bernado el Ayuntamiento de Aré-valo que se elaborara un Plan Es-pecial de Protección de la Plaza de la Villa, en particular, y de to-do el casco antiguo en general. Hasta la fecha ninguno de los re-gidores, que han ido pasando, ha tenido en consideración estas pe-ticiones. Es hora, creemos, que puesto que se está elaborando un nuevo Plan General, de retomar este asunto e incluir en el mismo el tan deseado Plan de Protección que permita revitalizar estos barrios y al me-nos detener, de una vez por todas, el continuo deterioro que han ve-nido sufriendo hasta ahora.

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He vuelto a bajar a la plaza de la

Villa

H e vuelto a bajar a la Plaza de la Villa. Me he sentido hundida al contemplar el estado en el que se encuentra.

Inmediatamente he recordado una serie de televisión o una película, que se rodó hace 20 o 30 años, no tengo precisión en la memoria, no soy cronista; en ella intervinieron numerosos vecinos de Arévalo como figurantes. Colocaron un patíbulo, esparcieron algo de tierra en el suelo, encendieron unas po-cas lumbres humeantes, vistieron a la gente con harapos y aparecía ante nosotros el siglo XV o XVI tal cual, ¡qué espectáculo! No re-cuerdo bien el título de la película o serie de televisión en concreto, pues han sido numerosas las veces en las que se ha rodado en esta plaza, quizás personas de más edad o más memoria lo recuerden con claridad. Simulaban cortar las cabezas de unos gallos con una hoz. La escena se desarrollaba junto a la puerta de San Martín que da a la plaza de la Villa. Pero rodaron otras muchas, inclu-so en la explanada del castillo. ¡Qué pena al contemplar el estado en el que se encuentra! ¡Y el Ayuntamiento ni siquiera se pro-nuncia públicamente sobre el esta-do que presenta!

La plaza de la Villa era un escenario preparado para que cualquier director de cine o televisión llegase y pronuncia-se las palabras má-g i c a s : “ ¡ L u c e s ! ¡Acción!.” Y las cámaras nos trasla-daban hasta el siglo XIV o XV o incluso el XIII. Daba igual porque la plaza soportaba todas las pruebas. Tenía pátina. Hoy, con el estado que presenta, a ver quién es el guapo que se atre-ve a rodar ni siquiera una imagen. Da pudor hacer una foto, y decir a los amigos que se trata de una pla-za tradicional castellana del siglo XIII o XIV. Que fue ejemplo en toda la región por su estado de conservación. Mi padre tuvo que depositar una fianza cuando realizó la obra de su casa. No le fue devuelta hasta que se comprobó que toda la acera se encontraba en perfecto estado. Aquí ha quedado completamente destrozado todo el entorno, y se ha devuelto la fianza al promotor de las viviendas y además se le ha entregado una subvención del ARI. ¿Tratan las administraciones a todos los ciudadanos por igual? Yo ya he encontrado la respuesta. Que cada uno encuentre la suya. La restauración de la iglesia de San Martín, obra que por cierto

casi nadie ha criti-cado, ni siquiera la asociación LA AL-HÓNDIGA; ha re-cibido el silencio cuando no el bene-plácito de todos. El poder de la Caja de Ávila es inmenso. Pero los que pensa-mos que no pasa de ser una chapuza de

coste elevadísimo somos tratados como descreídos, irreverentes, dinamiteros de la cultura, ignoran-tes de las nuevas tendencias. Claro que cuando decimos a nues-tras amistades, que el Sr. Concejal de Turismo, Industria y Hacienda; miembro además de las comisio-nes informativas de Economía y Hacienda, de la que es presidente; de la de Urbanismo; ex Alcalde y guía turístico en verano, entre otra dignidades; trabaja en San Martín y cada día maltrata su propio vehí-culo con los socavones de la plaza de la Villa; las risas retumban en la junta de los ríos y el eco nos devuelve las mismas. Tengo dos amigos que tuvieron que ser ingre-sados de urgencia por un ataque de risa. Se recuperan satisfactoria-mente después de varios días de ingreso y una vez conseguida la estabilización de sus constantes vitales. En descargo de este Sr. Concejal hemos de decir, que ordenó de forma enérgica la retirada de unos escombros que durante varios me-ses ocupaban un espacio en el lu-gar más visitado de la ciudad. Su entrega para conseguir que el es-combro fuera retirado es digna de alabanza. Es gracias a personas como la que nos ocupa, a las que Arévalo debe tan grandes logros y exitosos avances en su desarrollo.

JULIA SANZ.

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La feria de las Vanidades

"El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuen-

tra verdades que creer." Mariano José de Larra.

E l rumor corría de boca en boca con un hálito de exalta-ción jubilosa que hacía, en simple apariencia, dar una

carga de realismo y veracidad a algo que los mismos propagadores sabían que no era cierto. ¡Un Éxito! Exclamaba el plumilla amaestrado fijando sus ojos en el rostro del político de turno, esperando con ansiosa impaciencia ver dibujado en él un signo de complicidad, asentimiento y aceptación de lo exclamado que le concediera la necesaria tranquilidad de poder irse a dormir con el sentimiento de que el amo estaba contento. ¡Más expositores que nunca!, titulaba corroborando afirmaciones interesadas el medio adoctrinado, dando a entender la magnífica puesta en escena y el buen hacer y el bien saber de los político/organizadores. Panfletos propagandísticos, cuñas pu-blicitarias de radio, banderolas anuncia-doras en farolas innumerables, megáfo-no rodante que, en un trajín que no ce-sa, inunda a voz en grito el comienzo de lo que parece que será lo nunca vis-to. ¡Conferencias!, ¡Homenajes!, ¡Charlas-coloquio!, ¡Degustaciones!.. . . .. . . . ¡Pasen y vean! Los profesionales de la propaganda y el adoctrinamiento intentan hacer su torpe trabajo y son capaces de disfrazar un cadáver de una centenaria anciana con la pretensión de convertirlo en el exu-berante, atractivo y sensual cuerpo de una veinteañera agraciada. El trabajo está hecho, piensan. El éxito está asegurado. Hemos bombardeado a los ciudadanos con mensajes, más abundantes que inteligentes, de que la gestión, organización, funcionamiento, puesta en escena y desarrollo de la tri-gésimo cuarta edición de la Feria de Muestras y de Maquinaria de Arévalo es el más rotundo y absoluto de los éxitos. Ante estas perspectivas y en unas fe-chas festivas que invitan a ello, el ciu-

dadano acude (o debería acudir) entu-siasmado. El casado acuerda con su pareja hora común para la visita. El soltero se cita con los amigos para el disfrute de tan magno acontecimiento. Salen nerviosos de casa; según avanzan por la Avenida de Emilio Romero la excitación aumenta; desde la entrada al centro de salud ya se puede vislumbrar la carpa blanca, majestuosa; el trajín de la gente, el rumor de las voces, ¡ya se ven los tractores y los coches!; estamos en la puerta de la entrada, aspiramos con fuerza para coger aire y disfrutar al cruzar el umbral y……… ¡DECEPCIÓN!. Con eso nos encontra-mos. Pero no es ninguna sorpresa, por-que es con lo que año tras año nos se-ducen nuestros políticos de turno (gobierne quien gobierne), a cambio de dar buena cuenta del erario público. Pero, a fuer de ser sinceros, sí es ver-dad que este año nos tenían preparada una sorpresa a mayores: el hedor que uno sentía al llegar a la entrada de la carpa era absolutamente insoportable. Una especie de aire viciado, mezclado con olores de fritanga, convertía en una auténtica heroicidad la entrada a dicho recinto. Y una vez dentro…. lo de siempre. Puestos de venta y propaganda. Abso-lutamente nada novedoso, tal es así que muchos de los expositores ocupan año tras año el mismo stand. Está bien y es normal que una Feria de Muestras disponga de puestos de venta en su interior, pero, además de eso, ha de mostrarnos algo nuevo, novedoso, que no se pueda ver o comprar en cual-quier establecimiento de nuestro pue-blo, que suponga una novedad en el mercado, en la tecnología. De eso, nada de nada. Esta periódica celebración de la Feria de Muestras de Arévalo es la anual repetición de un esperpento organizati-vo, un derroche económico del dinero público para financiar intereses priva-dos, para auto homenajearse ellos mis-mos. Y la principal causa de que esto ocurra es que se han creído los halagos propagandísticos de aquellos cuya obli-gación es generar opinión pública me-diante la información objetiva, y viven y organizan, en lugar de una Feria de Muestras, una Feria de las Vanidades, las suyas. El bombardeo mediático que nos vende éxitos cuando son rotundos fracasos.

Ya basta de improvisar una Feria en la que brilla por su ausencia el trabajo previo de estudio de otras Ferias bien estructuradas y organizadas, el análisis y crítica de cada celebración, haciendo hincapié en qué ha fallado para que no se repita y qué ha funcionado para for-talecerlo. Ya basta de comenzar los preparativos de la Feria cuando las fechas se han echado encima y no da tiempo a reali-zar ningún acto con garantías, realizan-do, para salir del paso, de forma mecá-nica y repetitiva, las mismas actuacio-nes que el año anterior convirtieron el evento en un bochornoso fracaso que sólo los aprovechadamente interesados no quieren ver. Ya basta de procesos de selección de azafatas tan turbios que terminan pri-mando de forma exagerada y sin senti-do estudios en ciertas titulaciones uni-versitarias y, sin embargo, aspectos como las cargas familiares o la antigüe-dad en el paro (en estos tiempos que corren) no son observadas por una Ins-titución que por su proximidad al ciu-dadano debería de tener muy en cuenta. Ya basta de obsequios adquiridos con dinero público y que siempre caen en manos de los mismos: aquellos que jalean y adulan al concejal de turno. Un consejo: ellos ya están ganados para la causa, regaladle a los no convencidos. Ya basta del esperpento de las votacio-nes en los concursos de carteles. Fami-liares de algún autor/a que votan repeti-damente sin ningún control. ¿Tan difí-cil resulta controlar eso y dar un poco de seriedad y prestigio a un concurso que en esencia tiene mucha aceptación? Aquello que debería de ser el acompa-ñamiento a la Feria de Muestras, todo el conjunto de exposiciones que se or-ganizan alrededor de ella, ha dado una lección de cómo con un presupuesto ínfimo y con una magnífica ilusión se c o n s i g u e n a c t o s d i g n í s i m o s . El que más adula y niega la verdad no es el que desea lo mejor para su comu-nidad. Para poder sanar una enferme-dad lo primero es reconocerla y acep-tarla. El doctor que diagnostica una enfermedad no es el culpable de la mis-ma, sino el principio de la solución. Aunque también es verdad que dicho doctor pudiera estar equivocado, por ello, no estaría de más una segunda opinión.

Colectivo 26 de Marzo

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Sastres vienen al infierno vamos

“SASTRES vienen, al infierno vamos”. Quevedo que era tan re-nco como lenguaraz y es un gozo leerlo reservado a los estoicos como el que suscribe para enten-der la desesperación del mundo aguza sus dardos hacia el honora-ble gremio de los alfayates a los que odiaba tanto como a los ta-berneros pero un poco menos que don Luis de Góngora aguza su sátira contra los golilleros del ja-boncillo las tijeras y el acerico prendido en la manga. Será lo que tase un sastre. Pues eso. No hay ningún hombre grande para su ayuda de cámara. Nos tienen tomadas las medidas y saben mucho de las imperfeccio-nes de nuestra percha y yo tengo una que es la desesperación del corte y confección pero mi amigo Genaro el hombre y su hermano Alejandro que regenta una sastre-ría en Arévalo y son familia de los Seseñas –nadie sabría hacer una pañosa con tanto cuido y per-fección- que debe de ser de las más antiguas de Castilla la Vieja hacen lo que pueden. Lo suyo era el traje talar de los obispos las buenas pellizas y hasta los mandi-les de fregatriz sabían confeccio-nar. Han estado vistiendo de la Edad Media para acá a media co-marca de las Morañas. ¡Ah aquella pana¡ -la pana de Sa-badell ya no se fabrica, duro hablar del estatuto prostituto pero los catalanes no mandan retales sucumbiendo en el sector textil a la competencia de los chinos- de los labrantines de mi mocedad cuando un traje era para toda la

vida o al menos habría de durar unos cuantos años resistentes para ir a arar o la camisa de percal pa-ra los días de fiesta cuando se gastaban pues un remiendo que la labranza no daba para más! Zurcir coser y bordar y ¿qué más? La aguja y el hilo el tijerón a mano para cortar y una cantinela “tanto que sabes coser tanto que sabes bordar y me has hecho los panta-lones con la bragueta pa atrás” y buena semana te dé el Dic que entonaban los sefardíes en las al-jamas pues era profesión ejercida mayormente por los judíos. Que “para sastres Hervás donde judíos los más” y otro dicho com-petente: “el sastre de Sacramenia se santigua del revés y da la ve-nia” “con el de Cantimpalos sali-mos a palos” y el de “Campillo cose de balde y pone el hilo” “esto es coser y cantar sí, sí, coser aquí y cantar en la iglesia”. Bue-no va. El mostrador de Genaro es un po-co el referente social de las gene-raciones que pasaron por la villa y siempre que me voy a probar me hago la misma pregunta. ¿Será este el último que me hagan? ¿Cuántos afeitados me quedarán? Así que acudo a esta tienda arevalense pues es para mi un lugar entrañable al recordar las tertulias de rebotica y las parrafa-das que echábamos cómo arreglá-bamos el mundo o cómo nos con-tábamos cuentos con cierta pre-vención. Ya digo tengo un cuerpo que es la desesperación de los sastres. Las chaquetas del Corte Inglés me pingan y los pantalones quedan pesqueros o les sobra per-nera y por abajo un dobladillo de más. A un sastre no le engañas jamás. Son gentes acostumbradas a trabajar con la verdad de nues-tros pobres cuerpos que se han de

comer los gusanos. Su intuición les lleva al perfecto conocimiento de nuestras glándulas saben de que pie cojeamos. Ir al sastre es como pasarse a re-coger unos análisis. Genaro me rodea con el metro de plástico los cuadriles y no me abarca casi. En mi frente unos pelos de menos o más canos que la otra vez y en la cintura unos centímetros de más. Has engordado. La buena vida. De la danza sale la panza. ¿Y to-dos esos lechones que te metes en la “Pinilla” regados con el vino de las Morañas, eh, eh? No me fastidies, Genarín a mí lo que me engorda es la mala leche. El ir contra corriente vivir con la con-ciencia tranquila pero sometido a la hostilidad de esas milanas del estrado cuyos ojos me apuntan cuando entro a trabajar como dos fusiles detrás de un parapeto. ¿Qué habré hecho yo para caer tan mal a la gente? ¿Ser gordo? Los gordos nos hemos converti-dos en una especie marginal el lumpen hostil al cual esta socie-dad tan injusta y descomedida para lo que le conviene aunque para otras abre la manga ancha le ha declarado la guerra al tejidos adiposo. Nosotros no tenemos la culpa pero nos hacen culpables de nuestros kilos de más, de ser un poco ventripotentes de aspecto y afligidos de prolepsis o ptosis crónica que es como denominan los endocrinos a nuestra enferme-dad. El otro día al pasar por cierta puerta mis mollas quincharon una falleba del arco de seguridad y se dispararon las alarmas. La secura-ta vino hacia mí hecha una eumé-nide y sin llegar a detenerme me trató como si fuera un criminal. Señorita fue sin querer pero a es-

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tas furias de Prosegur no les valen razones. Están ahí para vigilar no frente a un ataque externo sino a los de dentro. 1984. You are being watched. Estás siendo ob-servado. Una red de espionaje que se extiende por toda la ciu-dad. La han emprendido con los fumadores y ahora puede que les toque el turno a los que somos víctimas de nuestra propia grasa. Proponen un mundo feliz y bajo el control de los securatas una especie de policía paralela. Cámaras por los pasillos, chiva-tos de observación hasta en el retrete. Una historia rocamboles-ca. Saltó la alarma pero yo tam-bién si me hubiera dejado de lle-var por el temperamento le hubiera dicho cuatro frescas a esa guardiesa de Auschwitz y hubié-ramos salido en los periódicos. La violencia subliminal y la des-

confianza y ese afán de hacer la puñeta al otro de derribarle de acosarle conduce a lo que tene-mos por ejemplo a ese fulano de Correos que por Reyes la em-prendió a tiros con sus compañe-ros otros securatas y que no me venga con monsergas cantamaña-neras don Pérez Abellán y los gaceteros del Caso que parece que se refocilan en la escopeta nacional y que quieren convertir esto en una especie de Puerto Urraco a lo bestia creyendo que este malestar es un hecho casual. No, señoríto, está inducido por el sistema. Luego dicen que hay tanto loco y tanta violencia labo-ral. Eso es una aberración. Aquí se habla de los efectos pero nadie se pone a escudriñar las causas. Pues habrá que tomar medidas. Eso es lo que venimos haciendo desde que don Adolfo Suárez que

también es buen cliente de esta casa donde yo me visto –pobre Adolfo, ponte bueno- se marcó la frase de puedo prometer y pro-meto y después instauró la Tran-sición y nos colocó en el limbo. De ahora en adelante todos cabos primera. Sí, sí tomar medidas. El sastre me da otra mala noticia; no sólo han aumentado mis caderas sino que también las nalgas las tengo con más rumbo en el últi-mo lustro que es el tiempo que a mí me suele durar un terno. Vaya por dios. Mientras mi amigo el sastre de Arévalo no me ponga motes y me llame Paca la Culona como decía el general Queipo de Llano del General Francisco Franco no va del todo mal la cosa pero habrá que tomar medidas, ponerse a régimen y apretarse el cinturón una vez más. ¡Qué sé yo!

Antonio Parra

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Mosé ben Sen Tob de León (en hebreo ליאון-טוב די-משה בן שם ,(también conocido como Moisés de León o Moisés de Guadalajara, ( G u a d a l a j a r a , 1 2 4 0 - ¿Guadalajara, 1290? o ¿Arévalo (Ávila), 1305?) fue un filósofo judío y rabino autor del Libro del Esplendor o Zóhar, libro central en la Cábala. Desde joven se interesó por la filosofía y ya con 24 años de edad, mientras seguía sus estudios religiosos, recibió una copia de la Guía de perplejos de Maimóni-des. A partir de entonces empezó a interesarse por la Cábala y dedi-có varios años de su vida a con-tactar con cabalistas de toda la

Corona de Castilla, llegando a entablar relación con un ya anciano Nahmánides, y a difundir la doctrina cabalista ante el aumento de la in-fluencia racionalista del ju-daísmo. Establecido en su Guadala-jara natal realiza alrededor de veinticuatro escritos so-bre la Cábala y en 1286 ya tenía concluido gran parte del Zóhar, incluyendo una versión distinta del Midrash. Si bien, aunque para escribir el Zóhar afirmó basarse en antiguos manuscritos del místico Simeón Ben Yojai (siglo II) nunca pudo llegar a demostrase pues entonces era muy común entre los escritores judíos atribuir sus libros a autores clásicos.

Mosé ben Sen Tob de León

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Ángel Macías desde Arévalo —donde lucha hace diez años, enviando trabajos lle-nos de ideas y de clarividencia a todos los periódicos democráti-cos de provincias— hasta Irún, donde ha visto la luz el artículo nefando. ¡Toda una peregrinación siniestra que acaso hubiera dado al traste con la exigua energía físi-ca del admirable y oscuro guerri-llero de las causas altas!

¿Para qué hablar del vacío que en torno a estos caracteres ex-traordinarios se hace en los pobla-chones castellanos, sucios de toda la roña tradicional, recelosos y adversos a toda intrusión de idea nueva?

Ángel Macías lo ha explicado mejor que yo lo hiciera, en algún centenar de trabajos, que, recopila-dos y en orden, darían justa toda la psicología del presente de esas españolas ciudades viejas, como la que, hospitalaria de fuerza, co-bija sus ensueños de rebelde.

Los suyos y los míos, fraternas nuestras almas y unidos nuestros entusiasmos, cristalizaron desde el reducido y espinoso círculo, que podría hacer rancho ante noso-tros en varias empresas románticas en pro de la Libertad y del Progre-so, que desenvolvimos en el am-biente hostil de que he hablado, y de las que pudo salir triturada nuestra debilidad, pero fresca y

pujante la fe que aún nos dirige por el campo de todas las hetero-doxias.

Ayer fue el que firma, hoy, es él el caído; y para el luchador humilde pido a todos los buenos radicales un respeto y una ayuda. Para los que quieran, aquí está la Redac-ción de España Nueva... Macías es pobre, tiene mujer, tres hijos niños, y está enfermo en la cárcel. Su dirección es ésta: Ángel Macías Rodríguez, escritor, Aré-valo (Ávila).

Y sería muy bello que la primera retribución a su callada labor pro-pagadora de pensador y de incan-sable, saliera de las voluntades li-bres de sus buenos correligiona-rios...

Nicasio Hernández Luquero

De España Nueva - N.° 139 Madrid, 20 marzo 1910

P articularmente el otro día, y por España Nueva después, he conocido el proceso y prisión del humilde escritor revo-

lucionario.

Este bravo luchador, caído dando la cara en la brecha, denodada y oscuramente en el medio adverso de una arcaica ciudad castellana, es todo un romántico caballero de Ideal.

Vive, si es vida la suya, atenaza-do por mil dolores físicos y otras mil escaseces materiales, como una flor exótica, mirada con re-celo por las gentes molientes de estos llanos predios de la prosa, un poco abandonado de los su-yos, y otro poco agriada su ex-quisita sensibilidad de artista pu-ro por la aceda convicción de que allí no se le comprende y por la imposibilidad de poner en via-je, no ya sus ensueños de poeta, de un más allá sumamente equi-tativo, pero ni siquiera sus breves ambiciones de otra vida mejor, lejos del predio triste... Ya os he dicho que Ángel Macías es po-bre y está enfermo.

A esta última triste circunstancia debe hoy el haber ahorrado la nueva desdicha de ser conducido

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