Boletin Salesiano Abril Mayo 2010

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3 El Boletín Salesiano quiere ser una memoria escrita de lo que la Familia Salesiana del Ecuador ha vivido, durante el mes de abril, con DON BOSCO EN ECUADOR, país que bendijo. Visto desde la pluma de nuestros articulistas, la visita de Don Bosco a diversas obras de la Familia Salesiana en Ecuador tiene un sabor cercano, identificable y reflexivo, distinto a la emoción, convocatoria y motivación que la lente de los amigos de Audiovi- suales Don Bosco han logrado crear en el mundo salesiano con sus videos colgados en YouTube y con acceso directo desde el sitio www.salesianos.org.ec. El Rector Mayor se hace eco de este Ecuador salesiano vivido en el mes de abril cuando escribe al P. Alfredo Espinoza: «Un saludo rápido desde Sri Lanka, donde me encuentro actualmente, en reuniones con los Inspectores de la Región Asia Sur. Muchas gracias por las hermosas y consoladoras noticias sobre el éxito increíble que la visita de la urna de Don Bosco está suscitando a su paso por el Ecuador. Es una expresión de lo que significa la figura de este santo, verdadero signo del amor de Dios para los jóvenes, especialmente los más pobres, abandona- dos y en peligro. Al mismo tiempo, las manifestaciones de devoción y de amor de toda la gente son un reconocimiento a la presencia de los SDB en ese país. Espero que la visita de Don Bosco al Ecuador sea un momento de relanza- miento de su carisma y de su misión, que se traduzca en abundancia de vocaciones…». (P. Pascual Chávez Villanueva, Rector Mayor). Este número es más que recuerdos. P. Javier Herrán, sdb Editorial BOLETÍN SALESIANO

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Boletin Salesiano Abril Mayo 2010

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El Boletín Salesiano quiere ser una memoria escrita de lo que la Familia Salesiana del Ecuador ha vivido, durante el mes de abril, con DON BOSCO EN ECUADOR, país que bendijo.

Visto desde la pluma de nuestros articulistas, la visita de Don Bosco a diversas obras de la Familia Salesiana en Ecuador tiene un sabor cercano, identificable y reflexivo, distinto a la emoción, convocatoria y motivación que la lente de los amigos de Audiovi-suales Don Bosco han logrado crear en el mundo salesiano con sus videos colgados en YouTube y con acceso directo desde el sitio www.salesianos.org.ec.

El Rector Mayor se hace eco de este Ecuador salesiano vivido en el mes de abril cuando escribe al P. Alfredo Espinoza:

«Un saludo rápido desde Sri Lanka, donde me encuentro actualmente, en reuniones con los Inspectores de la Región Asia Sur.

Muchas gracias por las hermosas y consoladoras noticias sobre el éxito increíble que la visita de la urna de Don Bosco está suscitando a su paso

por el Ecuador.

Es una expresión de lo que significa la figura de este santo, verdadero signo del amor de Dios para los jóvenes, especialmente los más pobres, abandona-

dos y en peligro.

Al mismo tiempo, las manifestaciones de devoción y de amor de toda la gente son un reconocimiento a la presencia de los SDB en ese país.

Espero que la visita de Don Bosco al Ecuador sea un momento de relanza-miento de su carisma y de su misión, que se traduzca en abundancia de

vocaciones…».

(P. Pascual Chávez Villanueva, Rector Mayor).

Este número es más que recuerdos.

P. Javier Herrán, sdb

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El Evangelio de Marcos, el más antiguo, presenta el inicio de la predicación de Jesús con una síntesis breve y sencilla, pero de una extraordi-naria densidad: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca: conviértanse y crean en la Buena Nueva» (Mc 1, 15). En cierta manera, todo el mensaje de Jesús se encuentra presente en estas cuatro pequeñísimas expresiones, inseparables entre sí. Veámoslas en detalle.

«El tiempo se ha cumplido»: toda la historia de Israel puede contemplarse desde la perspec-tiva de la relación de Dios con su pueblo, en la que ocupa un lugar central la promesa mesiánica y la espera de su cumplimiento. Is-rael pasó a lo largo de siglos por diferentes vicisitudes, la mayoría negativas: guerras con los pue-blos vecinos, desmembramiento del Reino, deportaciones, destrucción de la ciudad y del Templo, persecución religio-sa... y, sin embargo, la esperanza nunca murió, porque siempre esperó en el Dios fiel y cumplidor de sus promesas. Ahora, fi-nalmente, ha llegado el momento de dicha realización.

«El Reino de Dios está cerca»: constitu-ye el contenido principal de dicho «cumpli-miento del tiempo». No se trata de instau-rar un nuevo sistema sociopolítico, opuesto a los reinos y gobiernos humanos, a la ma-nera de una teocracia yahvista; sino, más bien, del reinado de Dios, de su señorío

sobre el pueblo elegido y, a través de él, sobre toda la humanidad; como

reza la liturgia cristiana, un «Reino de justicia, de amor y de paz». Pero, sobre todo, está ligado a la persona de Jesús; Orígenes, en una genial ex-presión, afirma que Jesús es el Reino en sí mismo («Auto-basileia»): aceptar el Reino es aceptar plenamente a Jesús en la propia vida.

Lo anterior se ve aún más claro en la tercera frase, que es ape-nas una palabra: «Conviértan-se». La conversión, el cambio de vida al que Jesús invita, tie-ne una configuración propia y original. El término griego que utiliza el evangelio, metanoia, alude, más que a un mejora-miento moral, o simplemente a una observancia más fiel de la

Ley, a un cambio de forma de pensar y de juzgar, a una transformación del corazón.

La última parte concretiza dicha conver-sión: «Crean en la Buena Nueva»: Jesús invita a sus oyentes a abrirse plenamen-te al Amor de Dios, que irrumpe en él de una manera nueva, definitiva y, sin duda, desconcertante. Los evangelios no ocultan que la predicación de Jesús fue, desde el principio, «signo de contradicción» (cfr. Lc 2, 34). Es triste tener que reconocer que su mensaje, acción, su persona misma, no fue para todos los israelitas «buena noti-cia»: para muchos de ellos, por desgracia,

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fue una noticia nefasta e inaceptable, que le condujo, finalmente, a la cruz.

Entre muchísimo textos del Evangelio que así lo atestiguan, podemos recordar la es-cena de la sinagoga de Nazaret, en Lc 4, 18ss. El «año de gracia del Señor«», la amnistía general que Jesús anuncia, no es bien recibida por quien, desde la fortaleza de su autosuficiencia, no se siente nece-sitado de la misericordia y del perdón de Dios: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» (Mc 2, 17; cfr. Mt 9, 13; Lc 5, 32).

Por ello, «todos los publicanos y los peca-dores se acercaban a Él para oírle», pues nadie tenía más necesidad de la misericor-dia del Padre, anunciada y realizada por Jesús, como los que se sentían y sabían más alejados de Dios; y por desgracia, los que se sentían seguros ante Dios a través del cumplimiento de la Ley no percibían con la misma fuerza que el Amor de Dios es siempre Gracia, esto es: un don gratui-to. No eran suficientemente «pobres» para alegrarse con lo que no habían «mereci-do», ni podían merecer.

Estos rasgos fundamentales de la predi-cación del Reino de Dios, por parte de Je-sús, aparecerán con toda claridad cuando reflexionemos sobre los textos evangélicos que describen simbólicamente este Reino, o sea, las parábolas.

La reacción del pueblo de Israel frente a la predicación programática de Jesús ha continuado, a lo largo de los siglos, en la vida de los cristianos. Como en el caso de sus oyentes, también a nosotros nos entu-siasma pensar que vivimos en la plenitud de los tiempos, que el Reino de Dios está entre nosotros: pero cuando aceptar este implica un cambio total de mentalidad y de

vida, es cuando comienzan las dificultades. Quisiéramos que todo nos llegara «llovido del cielo», resultándonos difícil aceptar que Dios quiere nuestra libre respuesta y cola-boración en la construcción de su Reino.

Pero, por otra parte, tampoco se trata de vivir la conversión como una «penitencia» entendida como simple sufrimiento, priva-ción, o peor aún, «castigo».

Para Don Bosco, la auténtica conversión es inseparable de la alegría; y no puede ser distinto, pues en el fondo consiste en aceptar a Jesús en nuestra vida y la Bue-na Noticia que viene a traernos: que Dios es nuestro Padre y que nos ama, pero que no podemos vivir como hijos e hijas suyos si no vivimos entre nosotros como herma-nos. En cambio, quien no quiere convertir-se, vive irremediablemente en la tiniebla, la soledad y la tristeza. Basta recordar la alegría del buen pastor al poner sobre sus hombros la oveja perdida, de la mujer que encuentra la moneda extraviada, del padre cuyo hijo «estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontra-do» (cfr. Lc 15).

En los escritos de Don Bosco, quizá en nin-gún otro texto, encontramos esta relación entre conversión y alegría como en la Vida de Miguel Magone (capítulos 3-5), que les invito a releer. Su cambio de vida, concreti-zado en la celebración del Sacramento de la Penitencia, le permite gustar la misma alegría y paz que tanto envidiaba en sus compañeros y le deja saborear las prácti-cas de piedad que antes le resultaban difí-ciles: es el inicio de un camino de auténtica santidad, que, en el Oratorio de Don Bos-co, «consistía en estar siempre alegres».

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En 1883, Don Bosco, en uno de sus sueños misioneros, vio en tierras leja-nas a sus salesianos que trabajaban en escuelas, colegios, internados, dis-pensarios y misiones; con jóvenes y adultos de toda condición social. «Me mezclé con ellos, dice; eran muchos; yo no los conocía. No vi a ninguno de mis primeros hijos. Todos me veían maravillados, como si fuese una per-sona desconocida. Y les dije: ¿No me conocen? ¿No conocen a Don Bosco? Ellos respondieron: ¡Oh, Don Bosco,

nosotros lo conocemos de fama, lo hemos visto en fotografías! Yo les dije: Y Don Cos-tamagna, Don Lassagna, Don Calcagno, ¿dónde están? Ellos respondieron: «A ellos no los hemos conocido, fueron los primeros salesianos en llegar, pero ya han pasado tantos años de su muerte». Y una voz le dijo: «¡Esta es la mies de tus salesianos!». (MB XVIII).

Este fue un sueño profético de hace 127 años. Ahora, Don Bosco ha venido, como el buen sembrador, en la presencia de su Reliquia insigne presente en la Urna, a recoger, con júbilo, las gavillas, fruto de aquellas primeras semillas que, con lágrimas, sembraron sus hijos durante 122 años.

Don Bosco, en su Urna, ha visitado las principales Obras salesianas de la Costa, Sierra y Región Amazónica, siendo aclamado con gritos de júbilo, con danzas y orquestas, con gozosas celebraciones, rezos, lágrimas y peticiones. El Presidente de la República ha orado junto a la Urna pidiendo por el país; los obispos lo han acogido en sus catedrales, con eucaristías solemnes y emotivas; los alcaldes lo han declarado «huésped ilustre» de sus ciudades; los militares y policías lo han escoltado con orgullo. Los jóvenes y niños han venido por miles y miles junto con sus maestros y padres. Han colmado avenidas, plazas, iglesias y coliseos Los indígenas y afros han cantado y danzado sus mejores bailes y can-tares. El pueblo sencillo ha dejado su terruño y sus hogares para salir a aclamarlo.

El recorrido empezó el 8 de abril, en Machala, una de las últimas Obras salesianas en el tiempo, pero fecunda en la atención a las clases populares: el Bosque, Venezuela y Voluntad de Dios. De allí, al día siguiente, pasó a Cuenca, llamada la Valdocco salesiana,

El Recorrido de la Urna de Don Bosco por el Ecuador«Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares» (Salmo 126, 6)

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donde la acogida fue multitudinaria y pletórica de alegría y gratitud de las distintas Obras salesia-nas: parroquia María Auxiliadora, Escuela Carlos Crespi, Instituto Técnico Superior, parroquia San Juan Bosco, Universidad Politécnica Salesiana. El 12 y 13, siguió el recorrido, penetrando en la Amazonia, atravesando las Misiones de Limón y Sucúa, hasta la legendaria Macas que aglutina todos los centros misioneros del Vicariato, donde los shuar, achuar y colonos le aclamaron con sus ritos, danzas y plegarias y la multitudinaria cele-bración en el Santuario de la Purísima. La Urna si-guió luego avanzando, el 13-14, hacia Riobamba, corazón de la patria, ciudad asentada a las faldas del majestuoso Chimborazo, donde la juventud del Santo Tomás Apóstol y María Auxiliadora encabe-zó el homenaje agradecido y fervoroso de toda la ciudad. Más adelante, el 15, visitó el monumental Santuario de El Guayco, recibiendo el cariño de todo el pueblo y pasando luego a Guaranda para la misa solemne en la Catedral.

Del 15 al 19, estuvo en la Capital de la República. En la Catedral se celebró la Euca-ristía de bienvenida, presidida por las altas autoridades eclesiásticas y civiles; es muy importante mencionar que estuvo presente la Conferencia Episcopal del Ecuador en pleno. Durante su estadía en Quito, la Urna visitó las diversas presencias salesianas: La Tola, UESPA, El Girón, Spellman, Técnico de la Kennedy y las Obras de las FMA y de los Sagrados Corazones, culminando con la multitudinaria presencia de 15 000 jóvenes reunidos en el Coliseo Rumiñahui, que festejaron, con bombos y platillos, a su Padre y Maestro. La gira continuó el 20, hacia el Norte, a Cayambe, ciudad que celebraba los 50 años de fundación, donde recibió una de las muestras más grandes de cariño y gratitud de parte de niños y jóvenes de la Unidad Educativa Domingo Savio, de los indígenas de la Casa Campesina y de todo el pueblo. De Cayambe, la gira siguió, el 21, para la Ciudad

Blanca, Ibarra, pasando por varias po-blaciones que lo aclamaron con fervor y entusiasmo. En la ciudad, la juventud del Sánchez y Cifuentes dio muestras del gran amor que guarda hacia Don Bosco, junto con las representaciones de los cantones.

Dejando el Altiplano andino, el 22, la Urna partió para Esmeraldas, presen-cia que celebra veinticinco años de existencia. Entró por San Lorenzo,

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donde los Chicos de la Calle le die-ron una «calurosa» bienvenida y de allí ingresó a la ciudad. En la Catedral recibió el homenaje de obispos, sa-cerdotes y numeroso público. Visitó luego las distintas Obras educativas y parroquiales de San Rafael que le aclamaron como su Padre y Maestro. De allí, siguió hacia Manta, ciudad que le recibió en forma multitudinaria por parte de las autoridades, los jóvenes y el pueblo manabita. Se hacen presen-

tes todas las Obras salesianas y de las Hijas de María Auxiliadora, en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario y el Colegio San José. Finalmente, la Urna se encamina a la última etapa de su triunfal gira, Guayaquil, que será realmente el broche de oro. Entra por la avenida 9 de Octubre hacia el Malecón, donde más de 20 000 personas lo aclaman y acompañan hasta la Catedral que resultó pequeña para las 2000 personas que asistieron a la misa. Visita igualmente todas las Obras salesianas de la ciudad, la Casa Don Bosco, Colegio Mazzarello, Colegio Cristóbal Colón, Santuario de María Auxiliadora, Colegio Domingo Savio, siendo aclamado Don Bosco por todos los secto-res de la población. La presencia de la Urna en la ciudad de Guayaquil se cierra con la masiva concentración de la Familia Salesiana en el Coliseo Voltaire Paladines. El día 28, la Urna de Don Bosco se despide del Ecuador para emprender vuelo a Medellín y empezar la visita de la hermana república de Colombia.

Al finalizar esta histórica gira de la Urna de Don Bosco por el Ecuador, solo nos queda, a los Salesianos y a la Familia Salesiana, el sentimiento de una inmensa gratitud a Dios Padre y a Jesucristo que, en la presencia del Santo de la Juventud, nos ha traído su bendición. En segundo lugar, al pueblo ecuatoriano por este apoteósico recibimiento a la Urna de Don Bosco, que lo interpretamos como signo del aprecio, confianza y gratitud por la labor que centenares de salesianos, durante 122 años, han realizado especial-mente en bien de la juventud y de las clases populares, bajo la égida de nuestro padre Don Bosco. Pero también despierta en nosotros la conciencia de la grave responsabili-dad de seguir siendo fieles al espíritu y a la misión del Santo Fundador.

Concluyo que esta breve plegaria: «¡Oh, Don Bosco, tú que enviaste a tus hijos salesia-nos al Ecuador, sigue bendiciéndolos a ellos y a sus Obras en bien de los jóvenes, sobre todo, los más necesitados y hazlas fructificar para el Reino de Dios!». Amén.

P. Pedro Creamer, sdbArchivo Histórico Inspectorial

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¿Por qué tanto entusiasmo?

Cuando se difundió la noticia que las reliquias de San Juan Bosco visitarían el Ecuador por espacio de tres semanas, todos se alegraron y nadie puso en duda que la acogida sería entusiasta y cálida.

Pero la realidad fue mucho más allá de las expectativas. En todos los sitios en que hizo etapa la Urna, la concurrencia fue de veras masiva. No acudieron solo los jóvenes vinculados con las diferentes obras de la Familia Salesiana, sino sus familiares y ríos de personas de todas las edades y condición social. Los que han estado presentes en esta visita a otros países de América Latina, afirman que la explosión de entusiasmo del Ecuador superó a todos. Una pregunta nace espontánea: ¿cómo se explica todo esto?

En primer lugar hay que tener presente que el evento fue escrupulosamente preparado. La comisión respectiva, coordinada por el padre Alfredo Espinoza, realizó una planifica-ción minuciosa, acompañó su realización en cada detalle y no dejó nada al azar. Muy importante fue también la promoción y la cobertura de parte de los medios de comuni-cación, escritos y hablados, que siguieron los desplazamientos de las reliquias durante las tres semanas. Se trató de una oportunidad no solo para difundir la crónica de cada evento, sino para hablar de la vida del Santo, su espíritu, su método educativo, la labor de su Familia en el Ecuador.

Pero esto no lo explica todo. Lo que sucedió es que la visita se dio en un ambiente pre-parado y propicio. El Ecuador fue el país que recibió la postrera bendición del Santo, además fue el destinatario de la última expedición misionera que realizara en vida. Esa bendición multiplicó los frutos de la labor de los ocho pioneros que llegaron a Quito, en enero de 1888.

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Es evidente que el espíritu de Don Bosco empató perfectamente con la sicología y la sensibilidad del pueblo ecuatoriano.

A pesar de los tropiezos que se dieron de inmediato, a causa de la revolución liberal, la presencia salesiana echó hondas raíces. Después de poquísimo tiempo de haberse establecido los salesianos en Quito, ya ha-bían novicios ecuatorianos.

Muchos fueron los factores que explican esta sintonía entre Don Bosco y el Ecuador, pero probablemente son dos las caracterís-ticas más destacadas: la cercanía a las cla-ses populares y el espíritu juvenil y alegre.

Cuando llegaron los primeros hijos de Don Bosco, el Ecuador comenzaba tímidamente a entrar en la etapa de la tecnificación. Los Salesianos traían una propuesta concreta en este campo: los colegios técnicos.

Se vivía, además, un momento delicado en la historia del país. El auge cauchero en la Amazonia ponía en peligro la integridad te-rritorial, porque multitudes de aventureros cosmopolitas remontaban los ríos, haciendo caso omiso de las fronteras.

Los misioneros se adentraron en la selva, es-tablecieron residencias y centros educativos y así aseguraron, en una parte de la Región Oriental, una presencia nacional estable.

En cuanto a la segunda característica no es necesario gastar muchas palabras. El pue-blo ecuatoriano es festivo. La música, el deporte, las representaciones teatrales, las manifestaciones artísticas, van con su idiosincrasia.

Lo importante, después de este huracán de entusiasmo, es que algo estable permanez-ca. Que muchos jóvenes, viendo lo actual que es el espíritu de Don Bosco en este tiem-po, tengan el valor de dedicar su vida para que perdure y crezca en el Ecuador.

P. Juan Bottasso, sdb

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« Vamos Muchachos »La obra que recrea la vida de nuestro Patrono Don Bosco y que con mucho agrado la Universidad Po-litécnica Salesiana asumió el reto de ponerla en escena, no solamente ha significado crecer como artistas, sino, compartir entre diferentes institucio-nes de la ciudad de Cuenca –salesianas y laicas–, la tarea de llevar adelante el proyecto que nos ha dejado una huella profunda en los corazones, al sa-ber que las enseñanzas del Santo de los Jóvenes siguen vigentes.

Han sido diez meses de convivir en familia entre alrededor de ochenta personas que van desde los siete a los cincuenta años, tiempo en el que los in-tegrantes del elenco (muchos de ellos se subían por primera vez a un escenario) tenían ansias de conocer a Don Bosco, de saber cómo siendo un niño que a los nueve años sueña con apacentar al rebaño y que al final de su fructífera existencia com-prende que la Virgen lo ha hecho todo, que le ha guiado siempre. Que tiene una mamá abnegada, trabajadora y recta, que le ayuda en su vocación sacerdotal y de optar por el servicio a los jóvenes, pero sobre todo a los más necesitados.

Esta experiencia, nuestra experiencia, se inscribe también en aquella Sociedad de la Alegría creada e ideada por Don Bosco, para sentirnos jóvenes siem-pre alegres aunque pasen los años. Este acuerdo entre amigos permitió lograr el objetivo. Comprobar que durante el acompañamiento que realizamos a la Urna de Don Bosco en Cuenca, Macas, Quito y Guayaquil, nos sentimos privilegiados de cantar y bailar más cerca de Don Bosco, que esperábamos con expectativa un nuevo encuentro con él en la siguiente ciudad y que sentimos tristeza también, saber que Don Bosco debía partir a otros lares, pero nos quedó la seguridad de que a su paso por nuevos sitios se constituiría en la alegría y júbilo de otros jóvenes, que con igual entusiasmo sentirían su presencia en sus vidas.

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Para la Universidad Politécnica Salesiana ha sido un privilegio liderar esta aventura artístico-cultural, que al igual que en los musicales anteriores como Godspell, Jesucristo Super Star, La Cantata a Don Bosco, CATS, Hermano Sol, Hermana Luna y José y el Manto Mul-

ticolor, nos siguen comprometiendo en el trabajo entusias-ta; al mismo tiempo que, estamos segu-ros que cada uno de los compañeros directores de la música, coro, teatro, escenografía, coreografía, así como el grupo de logís-tica, luces, la coordinación y la producción, estaremos siempre dispuestos a emprender nuevamente proyec-tos, en donde los niños y jóvenes sean los protagonis-tas y, sobre todo, a seguir formando parte de la ALE-GRÍA SALESIANA.

En nombre del elenco perteneciente a las institucio-nes Oratorio Don Bosco, Fundación Salesiana PA-CES, Unidad Educativa Salesiana María Auxiliadora, Colegio Militar, Colegio Técnico Salesiano, Colegio

Benigno Malo, Co-legio Madrid, Co-legio Francisco Febres Cordero, Instituto Tecnológi-co Sudamericano, Escuela Sagrados Corazones, Escue-la Francisca Dávila, Escuela Asunción, Escuela Tres de Noviembre, Escue-

la Alfonso Cordero, Universidad Católica de Cuenca, Universidad Estatal de Cuenca, Universidad Politécni-ca Salesiana Sede Cuenca, agradecemos la confianza de la Inspectoría Salesiana del Ecuador y el apoyo de las autoridades de Universidad Politécnica Salesiana.

Luis Álvarez Rodas - UPS

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Don Bosco en el GuaycoEl saber que la Urna visitaría El Guayco, provo-có gran expectativa por conocer al Santo de la Juventud. Muchos se dieron cita en la madru-gada del 15 de abril en el santuario.

Así, un grupo de jóvenes de Zumbahua y Anga-marca, iniciaron una caminata desde Angamar-ca, provincia de Cotopaxi, el día 12; pasaron por las parroquias Simiatug, Salinas, Cuatro Esquinas, donde se iban sumando más jóve-

nes, llenos de valentía, entusiasmo y, por supuesto, FE. Iniciaron esta marcha 230 jóvenes que, al paso de los días, se iban incrementando más y más hasta llegar a 750.

En su trayecto vivieron la Providencia Divina que los acompañó, siendo testigos de la soli-daridad y acogida de que fueron objeto. Cabe destacar la organización y presencia de la Ope-ración Mato Grosso, quienes fueron los prime-ros motivados y motivadores de este grupo de caminantes.

Por otra parte, en el santuario se prepararon meses atrás para recibir a la Urna y acoger a los visitantes, en especial a los que hicieron la caminata, a quienes se les facilitó hos-pedaje y alimentación, como gesto de gratitud y cariño al esfuerzo realizado.

Mientras se esperaba a la Urna, que venía de Riobamba, llegaban las distintas delega-ciones y comitivas de toda la provincia. En este tiempo se proyectó la película de Don Bosco, como preámbulo y preparación. No se pueden dejar pasar por alto las muestras de solidaridad de los vecinos y de la Fundación «Promoción Humana», quienes recibían a la gente con café, pan y agua de canela, porque la noche se tornaba larga y fría…

Por fin se hizo el primer anuncio de que la Urna estaba cerca; eran las dos de la mañana. Todos los presentes se pusieron en actitud de oración y espera, a ejemplo de María Santísima, colocán-dose en calle de honor para recibir a Don Bosco, con cirios encendidos, cánticos y proclamas, la emoción era indescriptible; las palabras quedan cortas para poder expresar tal encuentro.

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Una vez ya en el santuario, se vivió y notó un ambiente solemne y de profunda fe. A las 3.00 se ofició la primera misa de bienvenida, la si-guiente a las 5h30 en quichua y a las 7.30 la última para despedir a Don Bosco.

En todas las celebraciones eucarísticas el acom-pañamiento fue multitudinario. Cerca de 6000 personas pudieron conocer de cerca a nuestro padre, maestro y amigo. Fue la oportunidad de reencontrarse con Dios a través de la confesión, las eucaristías y la oración.

Al salir del santuario rumbo a la ciudad de Gua-randa, en el trayecto estaban instituciones edu-cativas para hacer homenaje y manifestar su saludo a Don Bosco, con bandas de guerra, banderas, pancartas, etc.

En la Catedral de Guaranda lo esperaba casi todo el presbiterio de la Diócesis y algunas au-toridades de la provincia y la ciudadanía en ge-neral, que dieron muestras de fe y acogida al santo.

Don Bosco se despide de la Diócesis de Guaran-da a las 12.40, con cuarenta minutos de retraso, porque las expectativas sobrepasaron lo planifi-cado y a cada momento llegaba más gente para conocerlo. Fueron diez horas de permanencia de la Urna, pero aprovechadas al máximo para crecer en la fe.

Comunidad Salesiana del Guayco

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Los jóvenes estamos en movimientoUn convoy de buses y una cantidad de jóvenes descendiendo de ellos. Un mo-saico de rostros y sonrisas terriblemente serenas, configuraron poquito a poco, un ambiente festivo y de familia. Salu-dos efusivos. Un apretón de manos, un abrazo, un beso, fueron la expresión afectiva del encuentro para unos y del reencuentro para otros. Se trataba del XI encuentro del MJS. Todos se sentían en casa. «Ya se conocían» sin haberse visto antes. Se reconocían desde den-

tro. En el corazón salesiano. No importaba el cansancio ni las horas de viaje. La primera gratificación ya la estaban viviendo: encontrarse con los otros. Después de todo y antes que nada, los amigos, el grupo y la experiencia asociativa, son una respuesta a la necesidad de pertenencia e identidad. Es evidente que la necesidad de asociación está canalizada en esta cultura por los temas del ser, más que por los del actuar.«Los jóvenes no se agrupan para cambiar el mundo, sino para cambiarse a sí mismos. No se mira prin-cipalmente a la liberación del mundo, sino a la liberación de sí mismos, condición previa de la liberación comunitaria»1.

Pasa el tiempo y se restan las horas. Sube el nivel de las expectativas. Hay alguien especial a quien esperamos. Todo encuentro se prepara. Nos hemos puesto en «movimiento» todos. Una conjunción de esfuerzos y una serie de acciones en cadena están relaciona-das entre sí. Reuniones. Ideas que flu-yen. Iniciativas y creatividades puestas en común, han preparado el ambiente y han ornamentado el lugar. Banderas, globos, bufandas, luces pirotécnicas y de colores llenan el ambiente de energía, de sensibilidad y de compromiso. El reloj marca las nueve de la noche. Y entonces, con rostro santo y sereno, entra Don Bosco. Es el encuentro de Don Bosco con los jóvenes. Aplausos. Gritos de alegría. Vivas y emociones se confunden entre la música coreada al unísono: «Vive, Don Bosco Vive. Vive y siempre vivirá». Miradas luminosas. Rostros sonrientes. Una explosión de alegría y de llanto son las características. Ese di-1 Corrado Pastore, (1994). «La realidad Juvenil y su Cultura» en: «Proceso educativo salesiano y culturas emergentes». Actas En-cuentro Latinoamericano de estudio. Cumbayá 15-25 de mayo. p. 266.

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que juvenil se ha desbordado. Son lágrimas de vida, de amor. Gestos de gratitud al santo que «aunque han pasado los años no ha dejado de amar».

En Don Bosco reconocemos al discípulo autén-tico y apóstol apasionado por Cristo. El encuen-tro entre nosotros y con Don Bosco, nos exige al mismo tiempo, el Encuentro con Cristo. Esto precisamente ha sido la clave del XI Encuentro.

Que el MJS se constituya en «comunidad de discípulos y apóstoles apasionados por Cristo y su Evangelio al estilo de Don Bosco». En Don Bosco se actualiza la máxima de San Pablo: «Hay de mí si no anunciara el Evangelio» (1 Cor9, 16). Cuarenta cate-quistas, preparados con anterioridad, animaron las comunidades juveniles, favoreciendo una experiencia de vida. Este es el desafío. En la pastoral, somos expertos organizando eventos. ¡Pero no basta! Es necesario ofrecer experiencias de vida. Comunicar vida. Para ello, es importante la Palabra. La palabra exhorta, anima, educa y forma; la palabra como mediación para la formación; que se hace escucha y oración; la oración que se hace canción. La palabra que culmina en celebración. No hay duda, Don Bosco no solo nos ha mo-vido. Nos ha conmovido y comprometido. Su confianza en los jóvenes se mantiene como un signo profético. Por eso es «el santo más ta-quillero». No compite con el mundo de la farán-dula, ni con personajes de papel cuché. Pero convoca y provoca. Llena estadios, coliseos y patios. A su alrededor, todo se convierte no solo en templo, sino en Iglesia con rostro joven.

Concluyendo. No nos olvidemos que el MJS tiene que ser la expresión más genuina de toda la Pastoral Juvenil Salesiana y que su identidad expresa que se trata de un «movimiento de jóvenes para los jóvenes». Ellos son protagonistas y destinatarios; actores y gestores. Son los «dueños del movimiento» y quienes deben gestionar su organización y animar su orientación.

Sigamos haciendo camino. Que el MJS sea un espacio de participación, evangeliza-ción, compromiso, cultura, pluralidad y convivencia, donde se promuevan los valores de la espiritualidad en lo cotidiano, la alegría y optimismo, la amistad con Jesús, el amor mariano, la vivencia de la Iglesia como comunidad, la corresponsabilidad, el servicio res-ponsable y el acompañamiento personal.

P. Juan Cárdenas, sdbDelegado Inspectorial para la Pastoral Juvenil

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La Obra SalesianaLa Congregación Salesiana, como parte de los servicios que da como aporte pastoral-educa-tivo a las Iglesias locales, conformó las parro-quias, distribuidas en las Diócesis donde hay su presencia.

En la asamblea anual de párrocos salesianos, en la ciudad de Manta, se propuso como uno de los objetivos del POA (Proyecto Orgánico Anual 2010).

«El centenario de la muerte del beato Miguel Rua y la visita de la Urna con las reliquias de San Juan Bosco, potencian el carisma juvenil de nuestra pastoral parroquial y la promoción y/o el fortalecimiento de la Familia Salesiana».

Las parroquias buscan que los grupos, familias, movimientos, Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), catequesis de niños, niñas y jóvenes, grupos juveniles y de adultos, pro-fundicen el conocimiento de Don Bosco; labor que se desplaza también a las instituciones educativas escolares públicas. Los resultados esperados se alcanzan por medio de reti-ros-convivencias, talleres, concursos, etc.; las celebraciones de las fiestas salesianas son motivo para promover y consolidar los grupos de la Familia Salesiana, acompañándoles en su proyecto de formación, de acuerdo a sus necesidades. Es importante, que todos y cada uno de los consejos pastorales parroquiales, animados por sus respectivos párrocos, aporten y ejecuten metas para que sean alcanzadas.

La visita de la Urna debe haber despertado en los feligreses, grupos, movimientos y, sobre todo, en los grupos de la Familia Salesiana, la gratitud por los 150 años de existencia de la Congregación a nivel mundial, por los 122 años en el Ecuador y prepararnos para celebrar y vivir el Bicentenario del Nacimiento de Don Bosco.

La presencia salesiana en la Diócesis de Machala ha estado por cincuenta años en la parroquia eclesiástica «Nuestra Señora del Carmen» y en La Unidad Educativa Salesiana «San Juan Bosco» de la ciudad de Zaruma, por 62 años; ha evangelizado y educado a va-rias generaciones de la Diócesis de Machala (provincia El Oro) labor incansable que, con la bendición de Don Bosco, ha respondido a los desafíos presentados.

Machala de abre su corazón

Hace 35 años, la obra salesiana Parroquia eclesiástica «La Merced» se establece en Ma-chala; en su origen estuvimos a cargo de una parroquia en el centro y posteriormente nos ubicamos en el sur de la ciudad.

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El Año Santo Salesiano 2009 fue motivo para incentivar a todos los feligreses, grupos, comunidades, movimien-tos, niños, niñas, jóvenes para realizar un PREGÓN de preparación para celebrar los 150 años de fundación y el bicentenario del natalicio de Don Bosco.

Tuvimos el privilegio de ser los primeros en recibirla. Con expetativa y amor esperamos al menos dos horas más de lo previsto para la llegada, debido a los trámites de la Policía Aduanera. La ciudad se vistió de fiesta. La ocasión de la visita de Don Bosco, quien ha sido procla-mado «Padre y Maestro de la juventud», se engalanó con la presencia de los obispos, de algunas institucio-nes educativas, Familia Salesiana, grupos y movimien-tos parroquiales. La bienvenida en la Catedral tuvo la presencia del Alcalde de Machala, Prof. Carlos Falquez, quien lo declaró Huésped de Honor e hizo un recuento

de su vida de ex alumno salesiano en Cuenca y Quito. Luego se inició la celebración eu-carística, presidida por Mons. Néstor Herrera y su Obispo Auxiliar, Hermenegildo Torres, algunos agentes de Pastoral y la Comunidad Salesiana.

La Urna permaneció en la Catedral para la veneración, hasta que salió para los tres secto-res parroquiales: El Bosque, Venezuela, Voluntad de Dios. Cada uno expresó el cariño y la alegría de este encuentro a través de compromisos, números musicales y peregrinaciones. Disfrutamos del programa artístico-musical organizado de los grupos de catequesis de ni-ños y jóvenes; el festival concluyó con fuegos pirotécnicos, castillos, vaca loca y voladores.

La noche fue escasa para realizar la Vigilia preparada por: Salesianos Cooperadores, VDB, ADS, ADM, y MJS. La Eucaristía fue presidida por el Director de la Comunidad. El tiempo fue corto, pero los compromisos grandes.

Don Bosco ha venido con su presencia espiritual a dejar huellas de entusiasmo, de vida espiritual, de bendición. Gracias a Dios y a Don Bosco por la oportunidad dada de refor-zar nuestra vitalidad e identidad salesiana, a través de este singular acontecimiento. Su visita sea el signo de cómo el buen padre quiere vivir entre nosotros. Deseamos que la participación en los diferentes eventos realizados reactualice nuestros compromisos de consagración y donación al carisma salesiano, para que cada vez se encarne el fruto del don del Espíritu Santo, «caminar siempre en la fe, en la esperanza y en el amor, entrega a favor de la salvación de la juventud más necesitada, y en peligro, sirviéndoles con alegría, como lo hizo Don Bosco».

Don Bosco te invocamos para ser como tú.

P. Hipólito Montahuano, sdbDirector-párroco en Machala

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Don Bosco devuelve las visitas del Centro Salesiano Regional de Formación Permanente

No estaba previsto en el itinerario de la visita de la Urna con las reliquias de Don Bosco al Ecuador, su paso por el Centro Salesiano Regional de For-mación Permanente, pero él mismo se encargó de que esta fuera posible, una vez que llegó a Qui-to. La razón era sencilla: Don Bosco, en persona, quería devolver al Centro Salesiano Regional las múltiples visitas que, en sus 35 años de existen-cia, el P. Fernando Peraza le ha estado haciendo,

con diversos grupos de salesianos, otros miembros de la Familia Salesiana y laicos de América, en su misma tierra y entre su gente. Además, porque tal vez no exista en toda América, y por qué no, en todo el mundo, una Casa «donde todos los días, muchas veces, se pronuncia su nombre y se narra y estudia su vida», como en el Centro Sale-siano Regional de Formación Permanente, de Quito.

Así, con semejantes razones, los organizadores nacionales y locales, P. Alfredo Espinoza y P. Robert García, accedieron de inmediato a que Don Bosco hiciera esta deseada visita. Al entrar al campus central «El Girón» de la Universidad Politécnica Salesiana, la Urna con las reliquias de Don Bosco, en medio de un torrencial aguacero, fue llevada primero a la Casa del Centro Salesiano Regional, ubicado en estos predios. Allí, el equipo formador, los colaboradores con sus familias y los directores de comunidades locales de varias inspecto-rías de América, que hacían un curso de formación para su ministerio, estábamos vestidos de fiesta, esperando la visita de Don Bosco.

«Don Bosco, BIENVENIDO a esta tu casa,la casa de todos tus hijos e hijas que habitamos este continente,

el primero al que tú nos enviastea “buscar almas y no dinero, ni honores ni dignidades…

a ejercitar la caridad con los enfermos, los niños, los ancianos y los pobres”y a evangelizar a los jóvenes más pobres.

Bienvenido a esta casa donde tú vives y eres el Padre, Maestro y Amigo.¡Bien sabes cuánto te amamos!»

Fueron las palabras de la bienvenida que el Director del Centro Salesiano Regional, P. Jaime Morales, dio a Don Bosco. En medio de una corta liturgia, el equipo formador, los directores de comunidades locales de las Inspectorías de América y los salesianos allí presentes, renovamos ante Don Bosco la profesión de los votos religiosos, como expre-sión de nuestra voluntad de fidelidad a la misión salesiana en América, que el Señor nos encomienda en Don Bosco.

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Esta corta pero significativa visita de Don Bosco, concluyó con este hermoso poema que el P. Fernando Peraza, fundador del Centro Salesiano Regional, le compuso rápidamente, para la ocasión:

Don Bosco,

Padre, hermano y amigo, has entrado a tu casa en donde todos los días se dice tu nombre y se narra tu vida. La casa pequeña de entonces y la Casa Grande que ahora es América... Aquí está la madre; Mamá Margarita, poniendo la mesa y está remendando tanta ropa vieja y esparciendo aromas de flores y yerbas y cantando cantos de nidos y armonías de vuelos y cantos que cantan las aves del cielo.

Aquí está la alcoba vacía de donde tomando tu mano te sacó diciendo: «ya no tienes padre!» vente Juan conmigo, y enjugó tu llanto y endulzó tu pena.

Aquí están llegando tu hermano y tu hermano. Antonio te llama: «¡ven Juan!». Pero no hagas caso, sigue trasegando con tus libros, solo; y espera tu hora y ora mientras llega. José viene pronto, al saber que llegas, el viento lo empuja, viene de carrera y busca el abrigo de esa casa ajena ¡en donde ha aprendido qué es siembra y cosecha!

Ven pronto, Juanito, que llama la abuela para que proveas, pues falta la leña y el fuego se apaga y es invierno y nieva.

Más allá los chicos siguen a la puerta y miran con ojos que te ven sin verte y esperan que salgas cuando apenas llegas.

Juan, amigo y padre. Sigue tus memorias y escribe tus sueños y deja que crezca tu rebaño y deja que te lleve lejos pues sabes que eres ya su prisionero y que te ha robado corazón y tiempo...

¡Pero, hoy, Don Bosco ya tu casa es esta y nosotros somos pastores y ovejas!

Don Bosco, Don Bosco, descansa un ratico, ¡nosotros seguimos velando tus sueños!

P. Fernando Peraza, sdb

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La Urna en CuencaEl 9 de abril muy temprano, una caravana es-peraba en Tarqui, la llegada de la Urna de Don Bosco. Llegaba acompañdo de un grupo de la Familia Salesiana desde Machala. Durante el trayecto, vimos a humildes campesinos quedar-se atónitos con el paso de Don Bosco. Ingresa-mos a Cuenca donde, delegaciones de los cole-gios invitados esperaban el paso del Santo. Se abrieron las puertas del camión para descargar la Urna a una plataforma que se preparó con

mucha anticipación. Todos estaban maravillados frente a la figura del Padre; vi muchas lágrimas de aquellos colaboradores que sentían la presencia de Don Bosco; era increí-ble tenerlo allí a dos pasos: estaba con nosotros, estaba en casa. Rápidamente, inició la marcha hacia la Catedral; a su paso se escuchaban las voces de ¡Viva Don Bosco! ¡Salve Don Bosco! Otros decían: Ve, es Don Bosquito que está dormidito. A su paso estuvieron ex alumnos, padres de familia, amigos de los salesianos, etc. En la catedral, era dificil caminar por la cantidad de gente que se había agolpado en la calle, en las aceras, en los balcones, en los negocios y edificios públicos; todos querían ver, tomar una foto, grabar un video de nuestro fundador. En la iglesia el Sr. Arzobispo le dio la bienvenida, acompañado de sacerdotes salesianos y del clero secular. En la eucaristía todo el pueblo participó con entusiasmo, devoción, amor. Por la tarde, la gente en su paso junto a la urna expresó sus súplicas, oraciones, milagros, agradecimientos, gratitudes y amor.

Por la tarde en la Universidad, nos acompañó una pertinaz lluvia que junto con los jóvenes en sus motocicletas alentaban con mucho entusiamo el paso de Don Bosco; fue aclamado por la juventud. En el centro del coliseo, se le cantó durante media hora; luego, la presen-tación del musical; después, la Vigilia. Se turnaron delegaciones para custodiar la urna, cada uno a su manera: los chicos de PACES, los catecúmenos, el personal de la UPS; acompañaron toda la noche a su gran amigo.

Don Bosco visitó a sus hermanas salesianas, niñas y jovencitas salesianas. En la escuela Sor Teresa Valsé, una gran alfombra roja, abrió el camino para su recibimiento. Vi lágrimas de las hermanas que emocionadas oraban y cantaban. Las más pequeñitas, que fueron ayudadas por el P. Javier Herrán y el P. Alfredo, gozaron de la cercanía a la urna.

La urna fue recibida en Los Tres Puentes, en medio de cantos y flores, por alumnos y alumnas del Técnico, del Mario Rizzini, de las escuelas de la parroquia, de los feligreses; en el templo fue homenajeado y recordado por tantos y tantos que recibieron su educación, sobre todo del querido Técnico Salesiano. Caida la tarde llegamos a la escuela Carlos Crespi, qué impresión tan linda; los niños cantaban, presentaron su obra, echaron flores, recitaron, se tomaron fotos a escondidas de los custodios. En la Parroquia Ma. Auxiliadora,

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la entrada se iluminaba con las antorchas del personal de Edibosco. La eucaristía estuvo llena de fe, de esperanza, muy conmovedora; luego, el festejo en el parque y la Vigilia. Muy tempranito hubo un encuentro íntimo de la Familia Salesiana con Don Bosco. Lástima que no se logró abrir la Urna, pero nos adentramos en nuestro carisma, a conversar con nuestro Padre, a decirle cosas nuestras que Él las entiende. El Coliseo Mayor, fue el lugar para darle el hasta luego. Pasamos por las calles vitoreando, jubilosos, entusiasmados. Ocho mil amigos esperaban a Don Bosco con las barras, cantos, gritos; una escena del saltimbanqui dio paso a la entrada triunfal y humilde. Don Bosco vibró y se hizo joven con los jóvenes, participó de la Eucaristía, se encomendó a María Auxiliadora y dio la bendición a cuantos se acercaron por última vez a saludarlo.

En la tarde partimos a Uzhupud, Alumnos, ex Alumnos, gente de todos los pueblos y case-ríos de la zona, esperaban a su Padre; una interminable calle de honor le dio la bienvenida hasta colocarlo frente al altar en un gran prado repleto de fieles que, de manera ordenada y con mucha devoción participaron de la Eucaristía y pasaron frente a la Urna agradeciendo por la presencia salesiana. Una llamada desde el Sígsig me afirmó que debíamos cumplir con los tiempos y que la gente lo esperaba desde Chordeleg. De inmediato partimos al último lugar de visita en el Azuay; efectivamente, una gran caravana lo esperaba, hasta que dos kilómetros antes del Sígsig bajamos la Urna frente a una muchedumbre que lo acompañó durante dos horas de procesión con la banda del pueblo, cohetes, luces, etc. En la plaza del pueblo, que de manera apoteósica (calificativo dado por el P. Alfredo) lo recibió y lo acompañó toda la noche, en la Eucaristía, en la serenata y en la Vigilia. Era la una de la mañana, la urna debía salir para Macas, pues habían venido dos salesianos a acompañar. Limpiamos la Urna, hicimos la última oración, acompañamos hasta el camión para verlo subir de manera pausada, como había llegado el primer día; un gran aplauso y un viva ¡Don Bosco! ahogó nuestras gargantas y corazones al despedir a nuestro Padre.

Don Bosco querido llegaste, tu aspecto fraterno fraguado en la cera, se transformó en co-razón palpitante para todos los que pudimos verte. Con ilusión te esperamos, preparamos tu camino; queríamos verte, tocarte, pasar una vela, un algodón, un rosario; agradecerte por formar a nuestros hijos, padres y hermanos, en tu obra salesiana.

Mi querido Don Bosco, solo tú pudiste hacerme entender que tu paso, es un volver a tus oríge-nes, campesino humilde, huérfano de padre, aprendiz de mil oficios, soñador de juventudes; ahora entiendo qué pides a la Familia Salesiana. Ser testigo de tú paso, me permitió saber has-ta donde llegó tu sueño de niño pastorcito; te vi sonriente de la mano de la Virgen Auxiliadora; me imagino que ahora lo comprendes todo. Tú no te fuiste, te quedas para siempre y yo me quedo contigo.

Pablo Farfán - Salesiano Cooperador

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La Urna de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora

Apenas se nos anunció la llegada de la Urna de Don Bosco al Ecuador, las Hijas de María Auxi-liadora se involucraron, junto con las otras ramas de la Familia Salesiana, en la preparación de esta cita histórica. Constituyó un despliegue de numerosos encuentros para compartir acuerdos, iniciativas, cada cual más curiosas y creativas.

Al realizar la visita a algunas comunidades o es-cuchar los ecos de las diversas casas, percibí que se vivía como en una gran vigilia donde no se hablaba sino de Don Bosco. Me permito destacar algunos aspectos sobresalientes de lo que constituyó para las Hijas de María Auxi-liadora, salesianas de Don Bosco:

Significó un REENCUENTRO CON EL FUNDADOR: su presencia reavivó nuestra identi-dad de Hijas de María Auxiliadora. Él quiso que fuéramos una respuesta de salvación a las aspiraciones profundas de las jóvenes, con el estilo del Buen Pastor que es cercano, que conoce a persona por su nombre, que la cuida, sana, que va en busca cuando se aleja para devolverle la alegría y la esperanza.

Y con él, reavivó la presencia de nuestra Madre y «Cofundadora», Santa María Mazza-rello, quien tuvo un papel determinante en la asimilación del patrimonio espiritual, con-siderado como un amor apasionado por las y los jóvenes. Se realizó, como expresa el salesiano P. Colli, entendido en espiritualidad salesiana, un «injerto de María Mazzarello en el carisma de Don Bosco, para que quedaran armonizados en perfecta unidad en la fundación del Instituto».

Otro aspecto, es la toma de conciencia del nombre, brotado de su corazón: se nos conoce como religiosas «HIJAS DE MARIA AUXILIADORA» o «SALESIANAS DE DON BOSCO». Pertenecemos a una familia religiosa fundada en el año 1872 por San Juan Bosco y Santa María Mazzarello. Nuestros orígenes se remontan al siglo XIX y a un escenario muy concre-to: el norte de Italia en todo el auge de la Revolución industrial, con todos los matices que conlleva –positivos y negativos– de avances tecnológicos y científicos, pero también y, sobre todo, de inmigración y desarraigo de la propia tierra y raíces familiares y culturales, miseria, situación de riesgo alto para las mujeres y los más jóvenes y muy precarias condiciones la-borales. Es en este contexto donde se lleva a cabo nuestra misión de educación de las niñas y jóvenes de las clases pobres y populares.

El 5 de agosto de 1872 las primeras Hijas de María Auxiliadora pronunciaron su «sí» como María para ser «auxilio» entre las jóvenes. Se llamaron «Hijas de María Auxiliadora» porque fue la Virgen quien manifestó a Don Bosco la voluntad de Dios para esta nueva presencia en

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la Iglesia. Por esto Juan Bosco repetía: «Ustedes pertenecen a una familia religiosa que es totalmente de la Virgen; no olviden que su Instituto deberá ser monumento vivo de la gratitud que Don Bosco tiene a la Madre de Dios bajo el título de Auxilio de los cristianos».

Y es así que en la casa provincial, el 18 de abril, campeaba reluciente, brotado ahora, de nuestro corazón, SOMOS TU GRACIAS VIVIENTE. Manifestaba la convicción de cada Hija de María Auxiliadora: ser esa piedra viva, con el compromiso coherente en la vocación sa-lesiana; con la decisión de asumir en profundidad las actitudes proclamadas por María de Nazaret en el magníficat, canto de esperanza, y vividas por nuestros fundadores y por cuan-tos, tras sus huellas, han continuado proclamando con su vida el canto de gratitud de María.

Es digno de mencionar, la emoción contenida de las hermanas de la casa de reposo en Cumbayá, quienes participaron en la Eucaristía alrededor de la Urna. Han sido auxiliadoras de tantas generaciones de niñas y jóvenes de distintas regiones del Ecuador y ahora conti-núan una misión de intercesión, de ofrecimiento alegre y de ayuda recíproca en la medida de sus posibilidades.

Y cómo no recordar el canto unísono y espontáneo alrededor de la Urna: ¡Oh! qué suerte ser Hijas de María Auxiliadora, Salesianas de Don Bosco, Fundador/ Somos la escuadra que la Virgen a Don Bosco mostró. Y nos vio en multitudes bajo el manto de María. Y nos vio como monumento de su esperanza y de su fe. Monumento del auxilio que siempre le prodigó.

El encuentro con Don Bosco, sirvió para sentir-nos «parte viva» de la FAMILIA SALESIANA; compartimos la herencia espiritual del Fundador y, como en Mornese, cuna del Instituto, ofrece-mos la aportación original de nuestra vocación. Es posible hacer realidad el sueño de Don Bosco expresado por el Rector Mayor en el Aguinaldo de 2009: La Familia Salesiana es un vasto mo-vimiento para la salvación de los jóvenes. Así lo expresamos al pronunciar los votos o promesas junto a la Urna de Don Bosco en la casa de las Hermanas de los Sagrados Corazones; si bien la noche era fría, nuestro corazón abrigaba tantas ilusiones y proyectos.

Esta visita, nos deja llenas de alegría y de esperanza, repletas de agradecimiento y frente a retos que nos exigen respuestas en compás de espera. Debemos completar cuanto aquí está expresado para que el recuerdo de su paso por el Ecuador, sea huella fecunda en nuestras vidas entregadas al Señor para una misión entre las y los jóvenes. Ellos y ellas esperan otra Madre Mazzarello y otro Don Bosco para colmar su anhelo de vida, de alegría, de felicidad frente a un presente y futuro cada vez más incierto.

Sor Vicenta Jaramillo - Provincial Hijas de María Auxiliadora

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Don Bosco en nuestra casaExtraordinaria noticia para la Familia Salesia-na: la Urna con las reliquias de Don Bosco llegará al Ecuador «País que bendijo», el 8 de abril de 2010; mayor alegría y emoción para nosotras, al saber que vendría a nuestra casa. Esta agradable noticia nos convocó y motivó a prepararnos espiritual y materialmente para este gran acontecimiento.

Desde noviembre de 2009 hasta abril de 2010, fue un tiempo maravilloso e inolvidable para todos. Con interés y dedicación: maestros, médicos, estudiantes, socios del Movi-miento secular, grupos juveniles, enfermos, niños y niñas de nuestras obras, leyeron y dramatizaron los sueños y la vida del Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes; apren-dieron los cantos y se realizaron concursos; se organizó el programa religioso-cultural para presentar ante la Urna de Don Bosco. Ya próximos a recibirle en nuestra casa, con mucho fervor y alegría, se realizó la novena en su honor. Algunos niños y niñas soñaban con él y esperaban con ansia su llegada.

Se invitó a participar de este gran acontecimiento a las comunidades religiosas del sec-tor; al Seminario Mayor San José, a los sacerdotes y feligreses de las parroquias Santa Clara y Santísima Trinidad; se repartieron hojas volantes con mensajes de Don Bosco; se colocaron programas, afiches e invitaciones en diferentes sitios del medio circundante.

Por fin llega el día esperado; todos se apresuran a engalanar y preparar adecuadamen-te la casa para la gran fiesta. En horas de la tarde, un gran grupo de hermanas, niños, padres de familia, profesores, en dos chivas, se dirigen al lugar de donde vendría la ca-ravana motorizada. Los demás, esperábamos impacientes su llegada. El momento no se hizo esperar y fue tal el resonar de cantos, vivas, barras, eslóganes, globos, pañuelos, luces, pólvora que hasta el cielo se emocionó y soltó sus lágrimas tan abundantes que nos acompañaron toda la noche; pero nuestra fe y amor fueron más fuertes, lo que hizo que la fiesta no pierda su brillo. El programa se realizó tal como se había organizado. Fue una noche inolvidable y de mucho colorido que siempre recordamos con gratitud a Dios por concedernos esta gracia y a Don Bosco por todas sus enseñanzas.

Muchas personas se dieron cita para estar cerca de la Urna. Deseaban venerarlo y pre-sentarle sus problemas y necesidades. Con mucha fe, desfilaban frente a Don Bosco. Algunos testimonios de los niños: «Tenía mi mano fría y cuando la pasé por la Urna se me calentó rápidamente». «No importa la lluvia, quiero verle su carita y eso me basta». «La Urna irradiaba una inmensa sensación de tranquilidad y pureza». «Me impresionó verlo acostadito en su cajita de vidrio». «Don Bosco me dijo, pórtate bien y estudia».

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Los grupos de la Familia Salesiana vencieron las inclemencias del tiempo, y participaron de la eucaristía de despedida. Las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, los Socios del Movimiento Secular Padre Luis Va-riara, el personal docente y otras personas, se quedaron hasta el amanecer hasta la eucaristía en homenaje a Don Bosco, presidida por el pa-dre Skiper Yánez, párroco de Santa Clara, a las cuatro de la mañana. La vigilia continuó hasta que fue entregada a los padres salesianos de la Comunidad de Cayambe.

La visita de Don Bosco fue una experiencia maravillosa, un gran regalo de Dios, un re-cordar de nuestro origen, un sentir la mirada profunda y cariñosa del Padre. Fortalece nuestra entrega y fidelidad como signos del amor de Dios. Pertenecer a la Familia Sale-siana que es un don del Espíritu Santo en la Iglesia. Nos interpela a tomar conciencia de la misión y del espíritu común, que aporta a nuestro Carisma Victimal a esta gran familia.Nos motiva a vivir al estilo de Don Bosco, amar mucho a los niños, adolescentes, jóve-nes y enfermos. El es un Santo extraordinario, que ha aportado mucho a la Iglesia y a la sociedad; es el apóstol que con humor, gracia e ingenio buscó la salvación de los jóve-nes, supo entenderlos y ayudarlos. Es el hombre de las trilogías: RAZÓN, RELIGIÓN y AMOR, pilares fundamentales del Sistema Preventivo. Sus grandes amores: la EUCA-RISTÍA, MARÍA AUXILIADORA y el PAPA.

Su presencia nos ha interpelado y nos ha dejado una buena dosis de esperanza para aceptar que hay tiempos y épocas difíciles, que hay jóvenes rebeldes, drogadictos, en las cárceles, en la calle; los jóvenes están solos; los niños, niñas y adolescentes no saben hacia dónde caminar, porque aunque lo tienen todo les falta lo fundamental: una familia que les de seguridad y les enseñe a vivir como cristianos. Pero no se han agotado los colaboradores generosos y comprometidos con la obra evangelizadora.

La Urna se ha marchado, sentimos su ausencia física, pero la gracia de su bendición se quedó en nosotras, sentimos su presencia viva y operante, encontrando en su ejemplo la fortaleza para seguir adelante, asumiendo con altura y dignidad, las dificultades de la vida cotidiana, anclados en el amor de Jesucristo y la valiosa intercesión de María Auxiliadora, nuestra Madre y Modelo. Don Bosco nos deja la esperanza de levantarnos cada mañana con la ilusión de poner en marcha la creatividad, paciencia y entrega para compartir la vida con los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y enfermos, destinatarios de nuestra misión en las diferentes obras, para hacer de ellos buenos cristianos y hon-rados ciudadanos.

Gracias Don Bosco, tu presencia nos invita a vivir para servir.

Hna. Emilia Camelo, HH. SS. CC.

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La visita de Don Bosco y su gran significado para la Fundación Laura Vicuña

La visita de la Urna fue un acontecimiento único para la Fundación Laura Vicuña, para las niñas, niños y adolescentes, quienes, al conocer de su llegada, desbordaban de alegría y felicidad. Con cariño, entusiasmo y, sobre todo, con mu-cho amor, prepararon los números para recibir-le. Todos ya conocían a San Juan Bosco por su doctrina, carisma y por su método de enseñan-za, el Sistema Preventivo.

Al consultarles sobre el significado que tenía para ellos la visita de la Urna con las reliquias de Don Bosco, coincidían en que era muy bonito conocer a quien entregó su vida por los niños y jóvenes más necesitados. Me llamaron la atención respuestas como estas:

«Cuando miré a Don Bosco sentí mucho amor y gratitud, el enseñó que debemos ser buenos cristianos y honrados ciudadanos».

«Comprendí el inmenso amor que Don Bosco tuvo por nosotros y la fe que puso en los más necesitados. Por eso voy a seguir sus enseñanzas».

«Gracias Don Bosco, por enseñarme a vencer mis miedos; estoy feliz con tu llegada».

«Cuando yo vi a Don Bosco –dijo otro–, mi corazón se llenó de amor y sentí la responsa-bilidad de ayudar a los más necesitados para seguir a Don Bosco y ser un niño bueno».

«Es un regalo muy grande, Don Bosco es Padre y Maestro, que con su amor logró cam-biar al mundo y fundó una gran congregación en base a sus sueños. Él me enseñó que nada es imposible».

Una niña manifestó que para ella Don Bosco era su Padre, Maestro y Amigo y que los que confían en Dios y en la Santísima Virgen estarán en el Paraíso. Su visita es la mani-festación del poder del Santo Rosario y del infinito amor de María Auxiliadora. En resumen, para nuestra Fundación, la llegada de Don Bosco fortaleció más la fe y la esperanza; y, sobre todo, nos incentivó a trabajar por los más necesitados conforme a su sueño, utilizando su sabio y siempre actual sistema educativo, el Sistema Preventivo.

Juan Vera - Educador

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Don Bosco con sus predilectosEs un gusto enorme poder dirigirme a ustedes y desearles que el Señor de la vida los colme de bendiciones.

La Fundación Proyecto Salesiano se une a la alegría de todo el Ecuador, que celebra albo-rozado la llegada de la Urna que contiene las reliquias de nuestro Patrono San Juan Bosco.Los momentos vividos en Quito fueron muy sig-nificativos; nadie esperaba que un Santo creara

tanta expectativa y conmoción. Desde el momento mismo en que bajó la Urna en nuestra Granja Don Bosco de Ambato, pensé: «Don Bosco hizo lo que hizo y fue lo que fue por estos muchachos, los más necesitados». Lo confirmé en Quito y reconfirmé en San Lo-renzo, donde nuestros chicos con sus familias esperaron hasta las dos de la madrugada para recibir a su patrono, caminar por una hora y participar de la Eucaristía, bajo la lloviz-na, a las cuatro de la mañana. Esto es posible solo por el amor que despierta Don Bosco.

He palpado con alegría, en cada lugar donde llegó la Urna, el cariño y la alegría con que fue recibido; muchas fueron las expresiones humanas: gritos, lloros, sonrisas, plega-rias… un sinfín de maneras con las que la gente y, de manera especial, nuestros chicos, quisieron relacionarse con el Padre y Maestro de la Juventud. Pero ¿qué es lo que hace grande a este sacerdote? Y es precisamente su entrega inagotable por el bienestar de sus pobres chicos. Ese convencimiento de ayudar a los niños y jóvenes servía al mismo Jesús, que con su actividad construía el Reino de Dios.

Soñó con darles un mejor futuro a través de la enseñanza. Para Don Bosco, la educación es el instrumento para transformar la cultura y construir una sociedad más justa y solida-ria, en la cual todos, sobre todo los más débiles y necesitados, puedan mirar con espe-ranza el futuro. La formación tiene que estar antes de que lleguen los agentes deshuma-nizadores del ambiente y hagan un estrago irreparable. Lo hace ya con la sola presencia de aquel en quien el sujeto confía; lo hace concienciando, despertando y motivando las capacidades de reacción, de superación y de esperanza del joven en peligro; lo hace a través de múltiples tareas pedagógicas de crecimiento personal y social.

Que la visita de la Urna con las reliquias de Don Bosco nos deje un nuevo entusiasmo por la educación y evangelización de los niños, niñas y jóvenes en situación de calle. Que nos ensanche el corazón y el espíritu a todos los que el Señor nos ha confiado la tarea de educadores.

P. Robert García, sdbDirector Casa Don Rua

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Sevilla Don BoscoLas reliquias de Don Bosco llegaron al pueblo shuar de Sevilla Don Bosco el 12 de abril a las 16.30 y permanecieron hasta las 19.00.

«Don Bosco nos visita» era la aclamación de la gente, y esto llenaba de alegría, entusiasmo y curiosidad a la población.

Quisiera compartir la alegría del pueblo de Sevi-lla Don Bosco desde el momento que se enteró

que las reliquias de Don Bosco llegaban al Ecuador y especialmente a Sevilla Don Bosco.

Una vez conocida la gran noticia y después de saber el cronograma de visita al país que bendijo, se compartió a la gente del pueblo, quienes se llenaron de alegría unos, curiosidad otros y mucha expectativa por ver cómo será ese acontecimiento.

Ya cerca del tiempo de la llegada de las reliquias, me reuní con los presidentes de los barrios y de las instituciones educativas e inmediatamente realizamos un cronograma de actividades. La euforia de la gente era hacer una fiesta en grande pero el factor tiempo nos impidió enormemente. Los moradores entendieron la estrechez del tiempo y aceptaron las debidas sugerencias. Seguidamente, tuve una reunión con los prios-tes de Don Bosco, los cuales se pusieron manos a la obra para preparase y recibir a «nuestro santo» como dicen ellos, claro está, sin descuidar las reuniones y planifica-ciones con los y las salesianos de Macas.

El domingo 11 de abril, por la noche dio inicio el correteo para el gran día; niños, jóvenes y adultos corrían en sus preparativos, buscando flores, palmas, palos, para tener listo y hacer sus arcos y adornarlos de la mejor manera. Los educadores y los niños, cortando los papeles y plásticos de colores para regar en el camino al paso de las reliquias de Don Bosquito, como decían. El lunes desde la mañana, se veía correr a las personas, voces de preocupación y curiosidad por ver qué mismo o cómo mismo será, qué pasará, preguntas de qué si viene el cuerpo entero de Don Bosco, una partecita o qué mismo o cómo será.

Cuando llegó a Macas, al puente del Kurumbaino, fuimos con los estudiantes del colegio y ¡sorpresa!, nos encontramos con mucha gente de Sevilla Don Bosco. Estaban allí es-perando al Santo. Seguimos hasta cerca de la Catedral y se retiraron los alumnos para prepararse, ya que a las tres de la tarde estaba previsto el arribo de Don Bosco a Sevilla.

Terminada la Eucaristía en la Catedral, nos comunican que se retrasará una hora, que sal-drá a Sevilla a las cuatro de la tarde y la gente estaba ya lista desde las dos en el puente del río Copueno para recibirlo. Al sitio esperado llegó a las cuatro y media, de inmediato

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nos dirigimos a la Y; desde allí la gente se aglomeró de manera increíble; había tanta gente que no sé de dónde apareció; desde la “Y” hasta el coliseo de la parroquia bajamos en procesión todo el camino lleno de niños, jó-venes y adultos que cantaban, aplaudían y gritaban a Don Bosco. Ya en el coliseo, que es grande, no había espacio para un pie más y había mucha gente afuera, que quería ingresar. Se dio la Eucaristía, presidida por el P. Fernando Guamán, Director de la misión de Sevilla; al terminar, el P. Marcelo Farfán, Inspector, se dirigió al pueblo y agradeció por la presencia y recibimiento a las reliquias de Don Bosco y ¡oh sorpresa!, se constató que habían delegaciones de Wasakensa, Taisha, Yaupi, Bomboiza, Chiguaza y por supuesto, de Sevilla. Fue una algarabía muy sana y be-lla: todos estábamos emocionados por tener a nuestro santo patrono junto y en medio de nosotros; como decían, «primera vez en la historia y cosa que no se ha de volver a repetir o que por lo menos ellos no volverán a verlo». Después de las palabras del P. Inspector, se inició el paso a verlo, mirarlo, tocarlo, tomarse fotos junto a la Urna; todo era emocionante. A las siete de la noche, salió la Urna de Sevilla rumbo a Macas, para continuar con el re-corrido y la gente le acompañó hasta el río Copueno, donde lo recibimos, ya que desde allí continuaba hacia el coliseo de la Loma, para el programa de la noche.

Todo esto nos llena de alegría y de un gran compromiso, ya que para la gente, Don Bosco es el santo de los po-bres, de los niños y de los jóvenes, el de las misiones, el del pueblo shuar y, con la presencia de las reliquias se avivó y se despertó la religiosidad del pueblo; se notaba una alegría sana, una gana de ser mejores, como quería Don Bosco.

También nos llena de compromiso y nos mueve a ver y revisar cómo es o cómo está la presencia salesiana en el pueblo shuar, qué retos tene-mos ahora, qué debemos hacer para ser respuesta efectiva y eficiente, para este pueblo. Con esto debemos interpelarnos «que haría Don Bosco aquí y ahora» para de esa mis-ma manera nosotros salesianos ser respuesta para nuestros destinatarios preferenciales los pobres. Creo que no debemos defraudar las expectativas de la gente, sino trabajar juntos siendo fermento en medio de la masa, luz en el camino, andando con ellos, junto a ellos, haciendo lo que Don Bosco hacía y decía que hagamos las cosas de los jóvenes para que ellos hagan lo que nosotros les indicamos.

Bueno la gente se quedo emocionada, contenta, satisfecha de haber visto a Don Bosquito. Ahora tenemos que ayudarles para que esa emotividad no se termine inmediatamente, sino que siga y se traduzca en buenas obras, actos y comportamientos de todos.

Comunidad Salesiana de Sevilla Don Bosco

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Colecta para HaitíDesde aquel anuncio tan esperado «Don Bosco en la Mi-tad del Mundo» y el inicio de los preparativos que presa-giaban el magno acontecimiento de la visita de la Urna de San Juan Bosco con sus reliquias, la expectativa en Ecuador comenzó a crecer. Como era natural se pensaba que la Familia Salesiana y algunos sectores conocedores de su historia y vinculados a su obra, de una u otra ma-nera iban a constituirse en los máximos asistentes a los diversos programas y ceremonias en su honor.

Pero nos llevamos una gran sorpresa. El sentimiento católico que vive en el corazón de los ecuatorianos, se hizo presente de una manera no prevista. Ríos de personas de todas las edades, géneros, razas, condición social y cultural asistieron masivamente a todos los even-tos y se acercaron con gran devoción y respeto, a la Urna para permanecer unos momentos junto a ella, tocarla y contemplar al Santo de los Jóvenes con un fervor especial.Fue impre-sionante y emocionante, en la mañana del jueves 8 de abril, Don Bosco llegaba a tierras ecuatorianas y la población que lo recibió, demostró su fe.

Dos meses atrás, el Rector Mayor, Don Pascual Chávez, visitó Haití, a pocos días de un devastador terremoto que afectó una gran parte del país causando dolor y muerte. En una demostración de amor, solidaridad y fraternidad con los habitantes de la nación centroame-ricana y sus hermanos de la Congregación Salesiana. Su experiencia, despertó en su cora-zón el compromiso de reconstruir en el país, las obras salesianas que cobijaban a jóvenes y niños desamparados. Don Pascual resalta: «La prioridad del cuidado y la educación de los jóvenes es absoluta, tanto más que lo que está en juego es la creación de una nueva cultura, por medio de una nueva educación, capaz de construir el nuevo Haití». Es así que, el Rector Mayor solicitó que la limosna fuera para los hermanos de Haití y la respuesta no se hizo esperar. En todas las ciudades donde estuvo Don Bosco se vivió y se sintió la solidari-dad y generosidad de los ecuatorianos. Superó nuestras expectativas. Gracias a Don Bosco vivimos la enorme responsabilidad de la recolección de la limosna, que fue recompensada; ya que estuvimos día a día junto a Don Bosco.

Nuestras pancartas resaltaban el eslogan «Ecuador, país que bendijo». Doble bendición el paso de Don Bosco por la Mitad del Mundo, pues despertó la sensibilidad del espíritu y la solidaridad de los ecuatorianos, vivificadora la venida, el paso de la Urna… ¡cuántas gra-cias derramadas como respuesta a las peticiones de los fieles! Una experiencia inolvidable que todos recordaremos con añoranza, como rememoraremos «sin tregua» al Padre de los niños y de los jóvenes en nuestro caminar con «Don Bosco y con los tiempos» en los dife-rentes campos de misión.

Sara Intriago de Tarré, D. S.

Un encuentro personal y miles de experiencias únicas

En este espacio compartimos algunos testi-monios de jóvenes que vivieron la experien-cia de la visita de Don Bosco a nuestro país.

El encuentro con Don Bosco fue una expe-riencia inolvidable, súper chévere y aun me-jor porque fue en mi ex cole y en mi año de voluntariado fue como que ¡¡¡wooooow!!! Y más aún después de tanto tiempo de haber vivido cerca de los salesianos y de todas las historias que nos contaban sobre Don Bosco.

Verlo me hizo sentir el carisma que él tenía con los chicos más necesitados; gracias a esto, ahora puedo seguir trabajando en mi voluntariado con los chicos del Proyecto Salesiano. Sentir a Don Bosco cerca de cada uno de nosotros debe ayudar para que muchos jóvenes se sientan llamados a servir como lo hizo él con los jóvenes.

Santiago Morales (Voluntario PACES)

La experiencia religiosa del día de mi encuentro con Don Bosco suscitó en mí un tipo de sensa-ciones que nunca antes había experimentado. La verdad, me quedé asombrado, era como sentir enlazados nuestros corazones y saber que, en la función que estemos, luchamos por los mismos ideales, por los jóvenes, sobre todo, por los más desvalidos.Conocer el estilo educativo y evidenciarlo, han creado en mí motivaciones personales para vivir de un modo concreto y el agradecer siempre esta oportunidad a Dios por guiarme en una opción de vida encaminada al servicio.

Rommel Ocampo (Guaranda)

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Cuando me ente-ré que iba a llegar la Urna de Don Bosco a mi país, sentí tanta alegría y emoción que mi mente y mi cora-zón se encontraban en sintonía con él. Don Bosco no se hizo esperar; llegó a mi querido colegio y mi ser saltaba de alegría, de gozo y de amor ha-cia él.

Como joven, siempre he tenido a Don Bosco presente en mi vida y en mis acciones; sin embargo, el haberlo visto tan de cerca y acompañarlo hizo que me sintiera feliz, porque no todos los días se puede vivir una experiencia como esta. Estoy muy agradecida con Dios y María Auxi-liadora por darle a mi país y a mí la bendición de haber tenido la presencia del Padre, Maestro y Amigo de la Juventud.

Al conocer a una persona que hizo tanto por los jóvenes, que renunció a las como-didades, y ofreció con amor y por amor su vida por ellos, quiero manifestar que esta experiencia me motiva a seguir su ejemplo, a ser testimonio para otros y, sobre todo, a luchar por mis ideales y no dejar de soñar, porque con la ayuda de Dios y María Auxiliadora todo es posible... y, como decía Don Bosco, «Viviendo siempre alegres, es fácil alcanzar la santidad».

María Auxiliadora German (Unidad Educativa Santa María Mazzarello – Guayaquil)

Las lágrimas fueron incontenibles al ver a aquel de quien me habían hablado desde los doce años, convirtiéndose en un modelo a seguir. Fue enorme la emoción de ver la reliquia de ese hombre que cambió la vida de miles de niños y jóvenes alrededor del mundo; fue una alegría inmensa al encontrarme con el Padre y Maestro de la Juventud.

Fernando Oñate (ODBK Quito)

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Impresiones sobre la visita de Don Bosco al EcuadorEl 8 de abril de 2010, fue la primera vez en mi vida que vine al Ecuador y desde el primer día, tuve la impresión de que se trataba de un país misterioso, lleno de cosas interesantes. En Machala palpé la participación y la de-voción a San Juan Bosco de sus fieles y autoridades, en medio de una mañana tibia. Luego al día siguiente, en la ciudad de Cuenca, me sentí muy atraído por la gran fe al santo y también por los hermosos edificios que fotografié

del centro histórico. El desfile ce- lebrado en la mañana del 10 de abril, fue un espectáculo inolvidable con las bandas que entonaban himnos y música sagrada, malabaristas y zan-queros, bailarines vestidos con ropa multicolor; expresiones artísticas que nunca había visto antes. Estuve atraído por los feligreses de Macas, por la tradición y forma de vida que con-servan; por la sencillez y la humildad de la parroquia, de su padre y director, de las hermanas salesianas que demuestran un especial cariño y respeto. Agradezco el privilegio y la suerte de viajar con nuestro amado santo, Don Bosco. En Riobamba, el Guayco y Guaranda hubo un gran despliegue de los actos religiosos, asistencia de los feligreses, desfiles por las ca-lles de la ciudad. En Quito, viví una especial atención gracias a la habilidad particular de los salesianos y especialmente de los padres Alfredo Espinoza y Marcelo Farfán, que han sido capaces de organizar con gran celo todos los programas con moderación, seriedad y profe-sionalismo. Me agradó mucho el mercado de las artesanías en cada plaza de Cayambe, y los edificios coloniales de Ibarra que son una verdadera joya de arquitectura. Recuerdo los eventos organizados por el oratorio.

En San Lorenzo y Santo Domingo, pensé mucho sobre las condiciones de vida de esas poblaciones que, aunque modestas en tamaño y condiciones sociales, han participado con un verdadero espíritu salesiano, mostrando una devoción a Don Bosco poco común. Esme-raldas fue el lugar que menos impresionó en lo organizativo pero, de todos modos, puedo decir que se cumplió todo el calendario establecido. El 23 de abril es una fecha para recor-dar. En primer lugar, por los hechos que se produjeron durante el viaje de la noche, porque la carretera estaba en muy malas condiciones y también por el mal tiempo. Don Bosco, nos ha protegido a pesar de los incidentes.En Guayaquil viví uno de los eventos más maravillo-sos; gracias a los Padres Paco Sánchez, Luciano Bellini y Marcelo Bravo y los grupos de las obras salesianas de la zona. He visto, en la urbe porteña el gran aprecio y devoción a Don Bosco que hasta el Presidente del Ecuador envió personal para proteger sus reliquias, con ocho motociclistas de la guardia presidencial con sus uniformes de parada y dos coches patrulla, de su guardia personal. Agradezco a todos los padres salesianos del Ecuador, por la amable hospitalidad que nos brindaron; agradezco a los niños de los oratorios por su de-voción a Don Bosco. Enorme gratitud a Audiovisuales Don Bosco, por su voluntad y la cálida amistad. Un gracias muy sentido a todos, voy a llevar para siempre un recuerdo maravilloso que probablemente nunca olvidaré. ¡Viva Don Bosco, siempre viva!

Gino De Preite y compañeros - (Choferes de la Urna)