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    BIBLIOTECA DE IDEAS

    --------------------------------------------------------------------------------Coleccin de Papers Instituto Internacional de Gobernabilidadhttp://www.iigov.org

    PAPER N 29

    Capital social y culturaClaves olvidadas del desarrollo

    PorBernardo Kliksberg

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    PROLOGO

    "Capital social y cultura: claves olvidadas del desarrollo" refleja la preocupacin de suautor por examinar y redefinir al desarrollo desde una perspectiva que se despega delpensamiento econmico convencional. Sin dejar de valorar el aporte de la teoraeconmica y la necesidad de herramientas tcnicas en pos de un crecimiento econmicosostenido, cuestiona su posicin de privilegio dentro del proceso de desarrollo endetrimento de otros factores. A partir de aqu, el autor invita a ampliar el horizonte deldesarrollo, invita a repensarlo como un proceso donde crecimiento econmico sostenido yequitativo y progreso social respetuoso de lo diverso van de la mano y se potencian, con

    el fin de ampliar las oportunidades de los seres humanos, que es el verdadero fin deldesarrollo.

    Cultura y capital social son, justamente, esas "claves olvidadas", esas "palancasformidables" para el desarrollo, como el mismo Kliksberg las califica. La primera, lacultura, subyace en todas las dimensiones, en todos los planos de una sociedad. Definidacomo "maneras de vivir juntos" por la Comisin Mundial de Cultura y Desarrollo de laUNESCO, la cultura es ese conjunto de valores, costumbres, ideas y muchos otroselementos compartidos que conforman la identidad de las personas. La cultura como"factor decisivo de cohesin social", segn el mismo autor, es la base que da sustento alcapital social.

    El capital social, concepto de reciente aparicin en el campo de las ciencias sociales, esobjeto de especial consideracin en este trabajo. Sin detenerse demasiado en laconceptualizacin terica del trmino, valindose para ello de investigaciones producidaspor estudiosos del tema, el autor se concentra en la presencia y accin efectiva de estefactor y su aporte a los fines del desarrollo. Tres experiencias concretas situadas enAmrica Latina ilustran la relevancia del capital social para la obtencin de resultados dedesarrollo, como el mejoramiento de la calidad de vida de sectores desfavorecidos.Aunque no se le escapa al autor que la realidad presenta dificultades, obstculos ylimitaciones para la aplicacin de capital social y la extensin de estas experiencias,tambin asegura que, junto a la cultura, son agentes activos de desarrollo econmico y

    social y constituyen una propuesta viable y que produce resultados efectivos.

    Existe una brecha entre cultura y desarrollo. Existe descreimiento en cuanto a lasposibilidades del capital social de aportar al desarrollo. Kliksberg confronta estos temas,los debate y, sin alejarse de la realidad, presenta argumentos contundentes que no dejandudas acerca del potencial de la cultura y el capital social y de los efectos positivos que selogran al darles la oportunidad de contribuir al desarrollo. No se olvida que nuevasestrategias de desarrollo que consideren estos elementos no resultarn fciles de disear.

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    Pero valdr la pena el esfuerzo. Polticas que integren estos aspectos a los ya conocidostendrn ms posibilidades de alcanzar resultados exitosos porque, como dice Enrique V.Iglesias, oportunamente citado por Kliksberg, "hay mltiples aspectos de la cultura decada pueblo que pueden favorecer a su desarrollo econmico y social, es precisodescubrirlos, potenciarlos y apoyarse en ellos, y hacer esto con seriedad significareplantear la agenda del desarrollo de una manera que a la postre resultar ms eficaz,

    porque tomar en cuenta potencialidades de la realidad que son de su esencia y, quehasta ahora, han sido generalmente ignoradas".

    El trabajo de Kliksberg es una invitacin a resituar la cultura y lo cultural en un lugardestacado dentro del proceso de desarrollo. Sin embargo, el autor no pierde de vista queaunque la cultura es un instrumento privilegiado para alcanzar mayores niveles deprogreso econmico y social, no es un mero instrumento. El desarrollo cultural es un finen s mismo "por que da sentido a nuestra existencia", segn la Comisin Mundial deCultura y Desarrollo de la UNESCO. No solamente enriquece espiritual e histricamente alas sociedades sino que contribuye a afirmar la identidad, a elevar la autoestima, a cultivarvalores y transmitirlos, a generar respeto por las instituciones y a integrar la familia y lasociedad civil. Por todo esto, Kliksberg concluye su trabajo proponiendo la incorporacin

    efectiva de la cultura a la agenda del desarrollo a travs de una accin concertada entre elEstado y la sociedad civil.

    La evolucin de estos conceptos en el actual contexto mundial puede encontrar unespacio propicio en el marco de los procesos de integracin regional existentes enAmrica Latina y el Caribe. Estos procesos estn desarrollando, cada vez con mayorprofundidad, espacios de concertacin y coordinacin de polticas que exceden losmbitos nacionales. El impulso de las iniciativas conjuntas que se gestan en el marco dela integracin regional funciona como instrumento movilizador de la implantacin depolticas nacionales en diversos campos temticos y ofrece la oportunidad deenriquecimiento recproco de experiencias entre los pases que participan en dichasiniciativas. La creciente incorporacin de diversos actores sociales a la formulacin y

    gestin de las iniciativas integracionistas en la regin otorga al tema del capital social unrol protagnico en el futuro en materia de diseo e implantacin de polticas por parte delos gobiernos involucrados en tales iniciativas.

    El trabajo que se presenta a continuacin fue realizado por el seor Bernardo Kliksberg,Coordinador del Instituto Interamericano para el Desarrollo Social del Departamento deIntegracin y Programas Regionales del Banco Interamericano de Desarrollo (INDES/BID)y fue expuesto en ocasin del Foro de Poltica sobre "Cultura, Desarrollo e Integracin"organizado por el Instituto para la Integracin de Amrica Latina y el Caribe (INTAL) delBanco Interamericano de Desarrollo, el Ministerio de Relaciones Exteriores, ComercioInternacional y Culto de la Repblica Argentina y la Fundacin El Libro. El evento se lleva cabo los das 20 y 21 de abril de 2000 durante la Feria Internacional del Libro, Buenos

    Aires, Argentina.

    Juan Jos TacconeDirector INTAL

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    Indice

    I. EL NUEVO DEBATE SOBRE EL DESARROLLO

    II. LA CRISIS DEL PENSAMIENTO ECONOMICO CONVENCIONAL

    III. CAPITAL SOCIAL, CULTURA Y DESARROLLO

    IV. EL CAPITAL SOCIAL EN ACCION. EXPERIENCIAS LATINOAMERICANAS

    Villa El Salvador, Per: de los arenales a una experiencia social de avanzada

    Las ferias de consumo familiar de Venezuela: los dividendos del capital social

    El presupuesto municipal participativo de Porto Alegre; ampliando el capital

    social existente

    Algunas enseanzas

    V. HORA DE MOVILIZAR EL POTENCIAL DE LA CULTURA

    Cultura y Polticas Sociales

    Cultura e Integracin Social

    Cultura y Valores

    BIBLIOGRAFIA

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    I. EL NUEVO DEBATE SOBRE EL DESARROLLO

    A fines del siglo XX la humanidad cuenta con inmensas fuerzas productivas. Lasrevoluciones tecnolgicas en curso han alterado sustancialmente sus capacidades

    potenciales de generar bienes y servicios. Los avances simultneos en campos como lainformtica, la biotecnologa, la robtica, la microelectrnica, las telecomunicaciones, laciencia de los materiales y otras reas, han determinado rupturas cualitativas en lasposibilidades usuales de produccin, amplindolas extensamente, y con un horizonte decontinuo crecimiento hacia adelante. Sin embargo, 1.300 millones de personas carecende lo ms mnimo y viven en pobreza extrema con menos de un dlar de ingresos al da,3.000 millones se hallan en pobreza, teniendo que subsistir con menos de dos dlaresdiarios, 1.300 millones de personas carecen de agua potable, 3.000 millones no tieneninstalaciones sanitarias bsicas, y 2.000 millones no reciben electricidad.

    Alcanzar la deseada meta del desarrollo econmico y social es ms viable que nunca entrminos de tecnologas y potencial productivo pero, al mismo tiempo, el objetivo se halla

    muy distante de amplias poblaciones en diversos continentes, entre ellos, en AmricaLatina.

    La "aldea global" en que se ha convertido el planeta, en donde las interrelaciones entrelos pases y los mercados se multiplican continuamente, parece caracterizarse por unaexplosin de complejidad, direcciones contradictorias de evolucin, y altas dosis deincertidumbre. Exploradores de las fronteras de las nuevas realidades, como Prygogine[1988], Premio Nobel de Qumica, ha sealado que la mayor parte de las estructuras de larealidad actual, son "estructuras disipativas de final abierto", es difcil predecir en qusentido evolucionarn, y las lgicas tradicionales son impotentes para explicar su curso.Morn [1991] resalta que en lugar del "fin de la historia", vaticinado por algunos quealegaron que al desaparecer el mundo bipolar, la historia sera previsible y hasta

    "aburrida", lo que tenemos ante nuestros ojos es que "de aqu en adelante el futuro sellama incertidumbre". La historia en curso est marcada por severas contradicciones. As,al mismo tiempo, por ejemplo, que el conocimiento tecnolgico disponible ha multiplicadolas capacidades de dominar la naturaleza, el ser humano est creando desequilibriosecolgicos de gran magnitud, poniendo en peligro aspectos bsicos del ecosistema, y supropia supervivencia. Mientras que las capacidades productivas han llevado la produccinmundial a ms de US$ 25 trillones, las polarizaciones sociales se han incrementandofuertemente y, segn los informes de las Naciones Unidas (1998), 358 personas sonposeedoras de una riqueza acumulada superior a la del 45% de la poblacin mundial. Lasdisparidades alcanzan los aspectos ms elementales de la vida cotidiana. Los aceleradosprogresos en medicina, han permitido una extensin considerable en la esperanza de vidapero, mientras en las 26 naciones ms ricas la misma alcanzaba en 1997, a 78 aos de

    edad, en los 46 pases ms pobres era, en dicho ao, de 53 aos.

    La idea del progreso indefinido est siendo suplantada por visiones que asignan un rolmayor a las complejidades, las contradicciones, y las incertidumbres y buscan solucionesa partir de integrar las mismas a las perspectivas de anlisis de la realidad.[0]

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    En este marco general, hay un nuevo debate en activa ebullicin en el campo deldesarrollo. Buscando caminos ms efectivos, en un mundo donde la vida cotidiana deamplios sectores est agobiada por carencias agudas, y donde se estima que una terceraparte de la poblacin activa mundial se halla afectada por serios problemas dedesocupacin y subocupacin, el debate est revisando supuestos no convalidados porlos hechos, y abrindose hacia variables a las que se asignaba escaso peso en las

    ltimas dcadas.

    Hay una revalorizacin en el nuevo debate de aspectos no incluidos en el pensamientoeconmico convencional. Se ha instalado una potente rea de anlisis en vertiginosocrecimiento que gira en derredor de la idea de "capital social". Uno de los focos de eserea, a su vez con su propia especificidad, es el reexamen de las relaciones entre culturay desarrollo. Como seala Arizpe [1998], "la cultura ha pasado a ser el ltimo aspectoinexplorado, de los esfuerzos que se despliegan a nivel internacional, para fomentar eldesarrollo econmico". Iglesias [1997], subraya que se abre en este reexamen de lasrelaciones entre cultura y desarrollo, un vasto campo de gran potencial. Resalta "haymltiples aspectos en la cultura de cada pueblo que pueden favorecer a su desarrolloeconmico y social, es preciso descubrirlos, potenciarlos y apoyarse en ellos, y hacer esto

    con seriedad significa replantear la agenda del desarrollo de una manera que a la postreresultar ms eficaz, porque tomar en cuenta potencialidades de la realidad que son desu esencia y, que hasta ahora, han sido generalmente ignoradas".

    Ubicado en este contexto bullente en reclamos por rediscutir la visin convencional deldesarrollo, e integrar nuevas dimensiones, este trabajo procura poner a foco un temarelevante del nuevo debate, las posibilidades del capital social y de la cultura, de aportaral desarrollo econmico y social. Particularmente, el trabajo se centra en sus posiblescontribuciones a Amrica Latina, una regin con graves problemas en los campos de lapobreza (afecta a vastos sectores de la poblacin) y de la inequidad (es considerado elContinente ms desigual del Planeta). Seguramente la integracin de estos planoscomplejizar an mucho ms la bsqueda de estrategias y diseos adecuados. Pero esa

    es la idea. Las polticas basadas en diseos que marginan aspectos como losmencionados, han demostrado muy profundas limitaciones.

    El trabajo se propone cumplir su propsito a travs de varios momentos sucesivos deanlisis. En primer lugar se presentan aspectos de la crisis del pensamiento econmicoconvencional. La nueva atencin prestada a capital social y cultura, se inscribe en esacrisis. En segundo trmino se explora la idea de capital social. El nfasis se pone, en estecaso, no en la discusin terica, sino en la presencia concreta del mismo en realidadesactuales. En tercer trmino, con apoyo en los desarrollos anteriores, se ingresa a observar"el capital social en accin" en realidades latinoamericanas. Se indaga a travs deexperiencias concretas de la regin, cmo el capital social y la cultura constituyenpotentes instrumentos de construccin histrica. Por ltimo, se formulan algunas

    reflexiones sobre posibles aportes de la cultura al desarrollo latinoamericano.

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    II. LA CRISIS DEL PENSAMIENTO ECONOMICO CONVENCIONAL

    Se hallan en plena actividad, actualmente, diversas lneas de discusin sobre lossupuestos econmicos que han orientado el desarrollo en las ltimas dcadas. El debate

    en curso no aparece como un debate hacia el interior de la academia, en donde diversasescuelas de pensamiento o personalidades defienden determinados enfoques surgidos desu propia especulacin. Est fuertemente influido por las dificultades del pensamientoconvencional en la realidad. Lo han dinamizado y urgido procesos como los severosproblemas experimentados por las economas del Sudeste asitico, las graves crisisobservables en economas en transicin, como la rusa, las inestabilidades pronunciadasen los mercados financieros internacionales, los desajustes y las polarizaciones socialesen regiones como Amrica Latina, y otros. Aparece gracias a los importantes avances enla medicin de los fenmenos econmicos y sociales, como un debate en donde laespeculacin infinita a partir de las propias premisas, caracterstica de dcadasanteriores, es reemplazado por anlisis que arrancan de la vasta evidencia emprica queest generando el instrumental cuantitativo y estadstico.

    Una primera caracterstica de la crisis en curso es el llamado, cada vez ms amplio, arespetar la complejidad de la realidad. Se previene contra la "soberbia epistemolgica"conque el pensamiento econmico convencional trabaj mltiples problemas,pretendiendo capturarlos y resolverlos a partir de marcos de referencia basados engrupos de variables limitadas, de ndole casi exclusivamente econmico, que no dejabanespacio a variables de otras procedencias. Stiglitz [abril de 1998] reclama que "unprincipio del consenso emergente es que un mayor grado de humildad es necesario".Aboga por un nuevo consenso, post Washington, ante las dificultades surgidas en larealidad. Seala a Amrica Latina como uno de los casos que evidencia las dificultades.Afirma: "yo argumentara que la experiencia latinoamericana sugiere que deberamosreexaminar, rehacer y ampliar, los conocimientos acerca de la economa de desarrollo

    que se toman como verdad, mientras planificamos la prxima serie de reformas".

    Otro aspecto sobresaliente de la nueva discusin sobre el desarrollo, es la apelacin cadavez ms generalizada a superar los enfoques reduccionistas y buscar, para captar lacomplejidad, perspectivas integradoras de variables mltiples. Iglesias [1997] advierte: "Eldesarrollo slo puede encararse en forma integral; los enfoques monistas sencillamenteno funcionan". Stiglitz [octubre de 1998] destaca que se ha visto al desarrollo como un"problema tcnico que requiere soluciones tcnicas", y esa visin ha chocado con larealidad que va mucho mas all de ella. Seala que "un evento definidor ha sido quemuchos pases han seguido los dictados de liberalizacin, estabilizacin y privatizacin,las premisas centrales del llamado Consenso de Washington y, sin embargo, no hancrecido. Las soluciones tcnicas no son evidentemente suficientes".

    Un tema resaltante de la discusin abierta es el nfasis en no confundir los medios conlos fines, desvo en el que se sugiere, se ha cado con frecuencia. Los objetivos finales deldesarrollo tienen que ver con la ampliacin de las oportunidades reales de los sereshumanos, de desenvolver sus potencialidades. Una sociedad progresa efectivamentecuando los indicadores claves, como aos que la gente vive, calidad de su vida, ydesarrollo de su potencial avanzan. Las metas tcnicas son absolutamente respetables yrelevantes, pero son medios al servicio de esos objetivos finalistas. Si se produce unproceso de sustitucin silenciosa de los fines reales por los medios, se puede perder de

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    vista el horizonte hacia el cual se debera avanzar, y equivocar los mtodos para mediravance. La elevacin del Producto Bruto per cpita, por ejemplo, aparece en la nuevaperspectiva como un objetivo importante y deseable, pero sin dejar de tener nunca encuenta que es un medio al servicio de fines mayores, como los ndices de nutricin, salud,educacin, libertad, y otros. Sus mediciones no reflejan por tanto, necesariamente, lo queest sucediendo en relacin a dichas metas. Sen [1998] analiza detalladamente esta

    visin general en el caso de los recursos humanos. Seala que constituye un progresoconsiderable el nuevo nfasis puesto en los mismos, pero que debe entenderse que el serhumano no es slo un medio del desarrollo, sino, su fin ltimo. Esa visin no debeperderse de vista. Subraya "Si en ltima instancia considersemos al desarrollo como laampliacin de la capacidad de la poblacin para realizar actividades elegidas libremente yvaloradas, sera del todo inapropiado ensalzar a los seres humanos como instrumentosdel desarrollo econmico. Hay una gran diferencia entre los medios y los fines".

    Stiglitz [octubre de 1998] enfatiza que la confusin medios-fines ha sido frecuente en laaplicacin del Consenso de Washington: "se ha tomado la privatizacin y la liberalizacincomercial como fines en s mismos ms que como medios para alcanzar un crecimientosostenible, equitativo y democrtico. Se ha focalizado demasiado en la estabilidad de los

    precios, ms que en el crecimiento y la estabilidad de la produccin. Se ha fallado enreconocer que el fortalecimiento de las instituciones financieras es tan importante para laestabilidad econmica, como controlar el dficit presupuestario y aumentar la oferta dedinero. Se ha centrado en la privatizacin, pero se ha puesto demasiada poca atencin ala infraestructura institucional, que es necesaria para hacer que los mercados funcionen y,especialmente, a la importancia de la competicin".

    A partir de estas percepciones sobre la estrechez del enfoque meramente tcnico y lanecesidad de delimitar fines y medios, se plantean visiones ampliatorias de los objetivosque debera perseguir el desarrollo. Junto al crecimiento econmico, surge la necesidadde lograr desarrollo social, mejorar la equidad, fortalecer la democracia, y preservar losequilibrios medioambientales. El Consenso de los Presidentes de Amrica en Santiago

    (1998), reflej este orden de preocupaciones incluyendo, en su plan de accin, puntosque exceden a los abordajes convencionales como, entre otros: el nfasis en lapromocin de la educacin, la preservacin y profundizacin de la democracia, la justiciay los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y la discriminacin, el fortalecimientode los mercados financieros, y la cooperacin regional en asuntos ambientales.

    Se resalta en las crticas al pensamiento econmico convencional cmo las limitacionesde su marco de anlisis, han creado serias insuficiencias de operacin. Variablesexcluidas o marginadas como, entre otras, las polticas, y las institucionales, tienen altopeso en la realidad y van a incidir fuertemente creando escenarios no previstos. Quejarsede ellas como "intrusos indeseables" no conduce a ningn camino til. Pareciera que loque corresponde no es reclamarle a la realidad, sino revisar el esquema conceptual con el

    que se est analizando, para darles su debido lugar.

    Alessina y Peroti [1994], entre otros, plantean la necesidad de ingresar en un examen enprofundidad de las intersecciones entre poltica y economa. Destacan: " la economasola no puede explicar integralmente la enorme variabilidad entre los pases en elcrecimiento y ms generalmente los resultados econmicos y las alternativas de poltica.Las elecciones de polticas econmicas no son hechas por planificadores sociales queviven slo entre documentos acadmicos. Ms bien, la poltica econmica es el resultadode luchas polticas dentro de estructuras institucionales".

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    Sen analiza, al respecto, cmo las realidades polticas son determinantes en lashambrunas masivas que han afligido a amplios grupos humanos en el presente siglo.Segn sus investigaciones [1981], las hambrunas no tienen que ver necesariamente conescaseces de recursos alimenticios. Se vinculan ms con factores como las disparidadesde precios relativos, los bajos salarios, y las maniobras especulatorias. El cuadro de

    condiciones polticas pesa fuertemente al respecto. Examinando las correlaciones entrehambrunas masivas y tipo de rgimen poltico, determina [1998] que "ningn pas dotadode un sistema de elecciones multipartidistas, con partidos de oposicin capaces deexpresarse como tales, de una prensa capacitada para informar y poner en tela de juiciola poltica gubernamental sin temor a ser censurada, ha sido escenario de hambrunasrealmente importantes". En esos pases funcionan poderosos "incentivos polticos" paraque se tomen decisiones que eviten la hambruna. En cambio, observa que las hambrunasde mayores proporciones han tenido lugar en: "territorios colonizados y gobernados porautoridades imperialistas extranjeras, dictaduras militares de corte moderno, bajo elcontrol de potentados autoritarios, o regmenes de partido nico donde no se tolera ladisidencia poltica".

    "Las instituciones cuentan", es el ttulo de un reciente trabajo del Banco Mundial sobre lamateria [1998]. El mismo, desarrolla en detalle la visin de que todo el tema de lasinstituciones debe ser incorporado al anlisis de las realidades econmicas y el diseo depolticas. Entiende, como tales, al conjunto de reglas formales e informales y susmecanismos de ejecucin que inciden sobre el comportamiento de los individuos y lasorganizaciones de una sociedad. Entre las formales se hallan las constituciones, leyes,regulaciones, contratos, etc. Entre las informales estn la tica, la confianza, lospreceptos religiosos y otros cdigos implcitos. Una de las debilidades del Consenso deWashington habra sido, segn el Banco Mundial, la no inclusin de las mismas entre laspolticas que recomienda. Seala al respecto: "Con una sola excepcin (la proteccin delos derechos de propiedad), las prescripciones de poltica del Consenso de Washingtonignoran el rol potencial que los cambios en las instituciones pueden jugar en acelerar el

    desarrollo econmico y social". Un amplio nmero de investigaciones recientes da cuentade correlaciones estadsticas significativas entre buen funcionamiento de institucionesbsicas, como los mecanismos anticorrupcin, la calidad de las instituciones pblicas, lacredibilidad, y otras, y los avances en crecimiento, desarrollo social y equidad.

    En las reformulaciones en curso del pensamiento econmico convencional ha ingresado,como un tema central, el del capital humano. Mejorar el perfil de la poblacin de un pases un fin en s mismo, como resaltaba Sen. Al mismo tiempo, constituye una vafundamental para alcanzar productividad, progreso tecnolgico y competitividad en losescenarios econmicos de fin de siglo. En ellos el papel del capital humano en laproduccin es decisivo. En estructuras productivas, cada vez ms basadas enconocimiento, como las presentes y prospectivas, los niveles de calificacin promedio de

    una sociedad van a ser determinantes en sus posibilidades de generar, absorber ydifundir tecnologas avanzadas. La educacin hace una diferencia crucial segn lasmediciones disponibles, tanto para la vida de las personas, el desenvolvimiento de lasfamilias, la productividad de las empresas, y los resultados econmicos macro de un pas.Es, como se la ha denominado, una estrategia "ganadora" con beneficios para todos. Lanutricin y la salud son a su vez, desde ya, condiciones de base para el desenvolvimientodel capital humano.

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    En este cuadro de conjunto, donde las dificultades de la realidad han impulsado una crisisy un proceso de reenfoque profundo del pensamiento econmico, se inscribe laintegracin activa a los anlisis del capital social y de la cultura. Una ola deinvestigaciones de los ltimos aos indica, con datos de campo a su favor, cmo diversoscomponentes no visibles del funcionamiento cotidiano de una sociedad, que tienen que

    ver con la situacin de su tejido social bsico, inciden silenciosamente en las posibilidadesde crecimiento y desarrollo. Denominados capital social, sern explorados en la seccinsiguiente. Empiezan a influir en el diseo de polticas en algunos pases avanzados, hancomenzado a formar parte de la elaboracin de los proyectos de desarrollo, e institucionesde cooperacin internacional, estn incluyendo los progresos en capital social, en loscriterios de medicin del grado de xito de los proyectos.

    Al centro del capital social se hallan mltiples elementos del campo de la cultura. Como lodestaca Arizpe [1998], tienen todo orden de implicancias prcticas y han sido marginadospor el pensamiento convencional. Destaca: "La teora y la poltica del desarrollo debenincorporar los conceptos de cooperacin, confianza, etnicidad, identidad, comunidad yamistad, ya que estos elementos constituyen el tejido social en que se basan la poltica y

    la economa. En muchos lugares, el enfoque limitado del mercado basado en lacompetencia y la utilidad est alterando el delicado equilibrio de estos factores y, por lotanto, agravando las tensiones culturales y el sentimiento de incertidumbre".

    El capital social y la cultura han comenzado a instalarse en el centro del debate sobre eldesarrollo, no como adiciones complementarias a un modelo de alto vigor que seperfecciona un poco ms con ellos. Todo el modelo est sufriendo severas dificultadespor sus distancias con los hechos, y las crticas procedentes de diversos orgenes seencaminan de un modo u otro a "recuperar la realidad" con miras a producir, en definitiva,polticas con mejores chances respecto a las metas finales. En ese encuadre, el ingreso aldebate de los mismos forma parte del esfuerzo por darle realidad a toda la reflexin sobreel desarrollo.

    El replanteo del modelo no se est haciendo solamente a travs de la inclusin dediversas variables ausentes. Est en discusin un aspecto subyacente ms profundo, lalgica de las interrelaciones. Una parte significativa del nuevo debate est concentrado enel anlisis de cmo se han subestimado los encadenamientos recprocos entre lasdiversas dimensiones, y cmo ello ha generado errores de consideracin en lapreparacin de polticas. Alessina y Peroti [1994], por ejemplo, subrayan sobre unainterrelacin clave: " la desigualdad en los ingresos es un determinando importante dela inestabilidad poltica. Los pases con un ingreso ms desigualmente distribuido sonpolticamente ms inestables. A su vez la inestabilidad poltica tiene efectos adversossobre el crecimiento".

    Las reas econmica, poltica y social estn inextricablemente ligadas. Lo que suceda encada una de ellas va a condicionar severamente las otras. La visin puramenteeconomicista del desarrollo puede tropezar, en cualquier momento, con bloqueos muyserios que surgen de las otras reas, y as se ha dado en la realidad.

    Hay en curso, en ese marco, una reevaluacin integral de las relaciones entre crecimientoeconmico y desarrollo social. En la visin convencional se supona que, alcanzandotasas significativas de crecimiento econmico, el mismo se "derramara" hacia lossectores ms desfavorecidos y los sacara de la pobreza. El crecimiento sera, al mismo

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    tiempo, desarrollo social. Las experiencias concretas han indicado que las relacionesentre desarrollo econmico y desarrollo social son de carcter mucho ms complejo. Elseguimiento de la experiencia de numerosos pases, efectuado por las Naciones Unidas atravs de sus informes de Desarrollo Humano, no encuentra corroboracin para lossupuestos del llamado modelo de derrame. No basta el crecimiento para solucionar lapobreza. Siendo absolutamente imprescindible, el mismo puede quedar estacionado en

    ciertos sectores de la sociedad, y no llegar a los estratos sumergidos. Pueden inclusodarse tasas significativas de crecimiento y, al mismo tiempo, continuar en vigencia agudascarencias para amplios sectores de la poblacin. Migdley [1995] seala que esa forma decrecimiento ha caracterizado a muchas naciones desarrolladas y en desarrollo en losltimos aos, y la denomina "desarrollo distorsionado". El crecimiento, constata, no hasido acompaado en ellas por un mejor acceso a proteccin de salud, educacin,servicios pblicos y otros factores que contribuyen al bienestar social. Se planteaentonces que, junto a los esfuerzos que es desde ya necesario realizar por el crecimiento,deben practicarse activas polticas de desarrollo social, y debe mejorarse la equidad.Formarn parte de dichas polticas inversiones, mantenidas en el tiempo y considerables,en educacin y salud, extensin de los servicios de agua potable, instalaciones sanitariasy energa elctrica, proteccin a la familia, y otras. Para que el crecimiento signifique

    bienestar colectivo, debe haber simultneamente desarrollo social.

    El anlisis de las interrelaciones entre ambos est yendo, incluso, ms lejos. Se resaltaque son interdependientes. Wolfensohn [1996], Presidente del Banco Mundial, haplanteado al respecto: "Sin desarrollo social paralelo no habr desarrollo econmicosatisfactorio".

    Efectivamente, el desarrollo social fortalece el capital humano, potencia el capital social, ygenera estabilidad poltica, bases esenciales para un crecimiento sano y sostenido.Touraine [1997] sugiere que es necesario pasar a una nueva manera de razonar el tema:"Queda as planteado el principio central de una nueva poltica social: en vez decompensar los efectos de la lgica econmica, esta debe concebirse como condicin

    indispensable del desarrollo econmico".

    La visin que aparece es la de que no es viable el desarrollo social sin crecimientoeconmico pero el mismo, a su vez, no tendr carcter sustentable si no est apoyado enun intenso crecimiento social.

    Otro eje analizado son las relaciones entre grado de democracia y desarrollo social.Wickrama y Mulford [1996], entre otros, han examinado las correlaciones estadsticasrespectivas. Sus datos indican que cuando aumenta la participacin democrtica, y sedispersa el poder poltico entre el conjunto de la poblacin, mejoran los indicadores dedesarrollo social. Los gobiernos tienden a responder ms cercanamente a lasnecesidades de la mayora de la poblacin.

    Sumando factores, Wolfensohn [1998] sugiere la imprescindibilidad de ir ms all de losenfoques unilaterales:

    "Debemos ir ms all de la estabilizacin financiera. Debemos abordar los problemas delcrecimiento con equidad a largo plazo, base de la prosperidad y el progreso humano.Debemos prestar especial atencin a los cambios institucionales y estructuralesnecesarios para la recuperacin econmica y el desarrollo sostenible. Debemosocuparnos de los problemas sociales.

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    Debemos hacer todo eso. Porque si no tenemos la capacidad de hacer frente a lasemergencias sociales, si no contamos con planes a ms largo plazo para establecerinstituciones slidas, si no logramos una mayor equidad y justicia social, no habrestabilidad poltica. Y sin estabilidad poltica, por muchos recursos que consigamosacumular para programas econmicos, no habr estabilidad financiera".

    Como se observa, en la imagen transmitida, la estabilidad financiera no es posible sinestabilidad poltica. Ella a su vez est muy ligada a los grados de equidad y justicia social.El frente a abordar es muy amplio. Es necesario atacar, al mismo tiempo que losproblemas econmicos y financieros, los sociales, y avanzar en las transformacionesinstitucionales.

    El capital social y la cultura son componentes claves de estas interacciones. Laspersonas, las familias, los grupos, son capital social y cultura por esencia. Son portadoresde actitudes de cooperacin, valores, tradiciones, visiones de la realidad, que son suidentidad misma. Si ello es ignorado, salteado, deteriorado, se inutilizarn importantescapacidades aplicables al desarrollo, y se desatarn poderosas resistencias. Si, por el

    contrario, se reconoce, explora, valora, y potencia su aporte, puede ser muy relevante ypropiciar crculos virtuosos con las otras dimensiones del desarrollo.

    La crisis de la reflexin convencional sobre el desarrollo en marcha est abriendo, entreotras, la oportunidad de cruzar activamente capital social, cultura, y desarrollo. Hasta hacepoco la corriente principal de trabajo sobre desarrollo prestaba limitada atencin a lo quesuceda en dichos campos. A su vez, en ellos, muchas indagaciones se realizaban almargen de posibles conexiones con el proceso de desarrollo. La crisis, que busca ampliarel marco de comprensin para poder superar la estrechez evidenciada por el marco usual,crea un vasto espacio para superar los aislamientos. En la seccin siguiente se intentaavanzar en esa direccin, explorando algunos de las mltiples interrelaciones posibles.

    III. CAPITAL SOCIAL, CULTURA Y DESARROLLO

    Segn anlisis del Banco Mundial hay cuatro formas bsicas de capital; el natural,constituido por la dotacin de recursos naturales con que cuenta un pas; el construido,generado por el ser humano que incluye diversas formas de capital: infraestructura,bienes de capital, financiero, comercial, etc.; el capital humano, determinado por losgrados de nutricin, salud, y educacin de su poblacin, y el capital social, descubrimientoreciente de las ciencias del desarrollo. Algunos estudios adjudican a las dos ltimas

    formas de capital, un porcentaje mayoritario del desarrollo econmico de las naciones afines del siglo XX. Indican que all hay claves decisivas del progreso tecnolgico, lacompetitividad, el crecimiento sostenido, el buen gobierno, y la estabilidad democrtica.

    Qu es en definitiva el capital social? El campo no tiene una definicin consensualmenteaceptada. De reciente exploracin se halla, en realidad, en plena delimitacin de suidentidad, de aquello que es, y de aquello que no es. Sin embargo, a pesar de lasconsiderables imprecisiones, existe la impresin cada vez ms generalizada que, alpercibirlo e investigarlo, las disciplinas del desarrollo estn incorporando al conocimiento y

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    la accin, un amplsimo nmero de variables que juegan roles importantes en el mismo, yque estaban fuera del encuadre convencional.

    Putnam [1994], precursor de los anlisis del capital social, considera en su difundidoestudio sobre las disimilitudes entre Italia del Norte e Italia del Sur que,fundamentalmente, lo conforman: el grado de confianza existente entre los actores

    sociales de una sociedad, las normas de comportamiento cvico practicadas, y nivel deasociatividad que la caracteriza. Estos elementos son evidenciadores de la riqueza yfortaleza del tejido social interno de una sociedad. La confianza, por ejemplo, acta comoun "ahorrador de conflictos potenciales" limitando el "pleitismo". Las actitudes positivas enmateria de comportamiento cvico, que van desde cuidar los espacios pblicos al pago delos impuestos, contribuyen al bienestar general. La existencia de altos niveles deasociacionismo indica que es una sociedad con capacidades para actuarcooperativamente, armar redes, concertaciones, sinergias de todo orden a su interior.Este conjunto de factores tendra, segn las observaciones de Putnam, mayor presencia yprofundidad en Italia del Norte en relacin a la Italia del Sur, y habran jugado un papeldefinitorio en la superioridad que la primera haba evidenciado en materia de performanceeconmica, calidad de gobierno, estabilidad poltica y otras reas.

    Para otro de los precursores, Coleman [1990], el capital social se presenta tanto en elplano individual como en el colectivo. En el primero tiene que ver con el grado deintegracin social de un individuo, su red de contactos sociales, implica relaciones,expectativas de reciprocidad, comportamientos confiables. Mejora la efectividad privada.Pero tambin es un bien colectivo. Por ejemplo, si todos en un vecindario siguen normastcitas de cuidar por el otro y de no-agresin, los nios podrn caminar a la escuela conseguridad, y el capital social estar produciendo orden pblico.

    Diferentes analistas actuales de esta vieja-nueva forma de capital ponen el nfasis endiversos aspectos. Entre otros, para Newton [1997], el capital social puede ser visto comoun fenmeno subjetivo, compuesto de valores y actitudes que influencian cmo las

    personas se relacionan entre s. Incluye confianza, normas de reciprocidad, actitudes yvalores que ayudan a las personas a trascender relaciones conflictivas y competitivaspara conformar relaciones de cooperacin y ayuda mutua. Baas [1997] dice que el capitalsocial tiene que ver con cohesin social, con identificacin con las formas de gobierno,con expresiones culturales y comportamientos sociales que hacen a la sociedad mscohesiva, y ms que una suma de individuos. Considera que los arreglos institucionaleshorizontales tienen un impacto positivo en la generacin de redes de confianza, buengobierno y equidad social. El capital social juega un rol importante en estimular lasolidaridad y en superar las fallas del mercado a travs de acciones colectivas y el usocomunitario de recursos. Joseph [1998] lo percibe como un vasto conjunto de ideas,ideales, instituciones y arreglos sociales, a travs de los cuales las personas encuentransu voz y movilizan sus energas particulares para causas publicas. Bullen y Onyx [1998] lo

    ven como redes sociales basadas en principios de confianza, reciprocidad y normas deaccin.

    En visin crtica, Levi [1996] destaca la importancia de los hallazgos de Putnam, peroacenta que es necesario dar ms nfasis a las vas por las que el estado puedefavorecer la creacin de capital social. Considera que el foco de Putnam en asociacionesciviles, lejos del Estado, deriva de su perspectiva romntica de la comunidad y del capitalsocial. Ese romanticismo restringira la identificacin de mecanismos alternativos para lacreacin y uso del capital social, y limitara las conceptualizaciones tericas. Wall,

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    Ferrazzi, y Schryer [1998] entienden que la teora del capital social necesita de mayoresrefinamientos antes de que pueda ser considerada una generalizacin medible.Serageldin [1998] resalta que, mientras hay consenso en que el capital social es relevantepara el desarrollo, no hay acuerdo entre los investigadores y prcticos acerca de losmodos particulares en que aporta al desarrollo, en cmo puede ser generado y utilizado, ycmo puede ser operacionalizado y estudiado empricamente.

    Mientras prosigue la discusin epistemolgica y metodolgica totalmente legtima, dadoque los estudios sistemticos sobre el tema recin se iniciaron hace menos de unadcada, y el mismo es de una enorme complejidad, el capital social sigue dando muestrasde su presencia y accin efectiva. En ello queremos concentrarnos.

    Una amplia lnea de investigaciones enfocadas a "registrarlo en accin" est arrojandocontinuamente nuevas evidencias sobre su peso en el desarrollo.

    Entre ellas, Knack y Keefer [1996] midieron economtricamente las correlaciones entreconfianza y normas de cooperacin cvica y crecimiento econmico, en un amplio grupode pases y encontraron que los primeros presentan un fuerte impacto sobre el segundo.

    Asimismo, su estudio indica que el capital social integrado por esos dos componentes, esmayor en sociedades menos polarizadas en cuanto a desigualdad, y diferencias tnicas.

    Narayan y Pritchet [1997] realizaron un estudio muy sugerente sobre grado deasociatividad y rendimiento econmico en hogares rurales de Tanzania. Detectaron queaun en esos contextos de alta pobreza, las familias con mayores niveles de ingresos(medidos por los gastos), eran las que tenan un ms alto grado de participacin enorganizaciones colectivas. El capital social que acumulaban a travs de esa participacinlos beneficiaba individualmente y creaba beneficios colectivos por diversas vas. Entreellas:

    sus prcticas agrcolas eran mejores que las de los hogares que no tenan

    participacin; derivaban de su participacin informacin que llevaba a que utilizaran msagroqumicos, fertilizantes, y semillas mejoradas;

    tenan mejor informacin sobre el mercado;

    estaban dispuestos a tomar ms riesgos porque se sentan ms protegidos porformar parte de una red social;

    influan en el mejoramiento de los servicios pblicos; as participaban ms en laescuela;

    cooperaban ms a nivel del municipio.

    Sealan los investigadores en sus conclusiones que: "los canales identificados por los queel capital social incrementaba los ingresos, y la solidez economtrica de la magnitud delos efectos del capital social sugieren que el capital social es capital y no meramente unbien de consumo".

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    La Porta, Lpez de Silanes, Shleifer, y Vishny [1997], trataron de convalidar las tesis dePutnam en una muestra amplia de pases. Sus anlisis estadsticos arrojan significativascorrelaciones entre el grado de confianza existente en una sociedad y factores como laeficiencia judicial, la ausencia de corrupcin, la calidad de la burocracia, y el cumplimientocon los impuestos. Consideran que "los resultados de Putnam para Italia aparecen

    confirmados a nivel internacional".

    Teachman, Paasch y Carver [1997] trataron de medir cmo el capital social influye en elrendimiento educativo de los nios. Utilizaron tres indicadores: la dinmica de la familia,los lazos con la comunidad, y el nmero de veces que un nio ha cambiado de colegio.Encontraron fuerte correlacin con un indicador clave de rendimiento, la probabilidad dedesercin. Su hiptesis es que el capital social hace ms productivas otras formas decapital, como el capital humano y el capital financiero.

    La influencia positiva de un componente central del capital social, la familia, en numerososaspectos ha sido verificada por diversas investigaciones recientes. Cuanto mayor es lasolidez de ese capital social bsico, mejores los resultados y al revs. Una amplia

    investigacin sobre 60.000 nios en EE.UU. (Wilson [1994]), indica que los nios quevivan con un solo progenitor, eran dos veces ms propensos a ser expulsados osuspendido en la escuela, a sufrir problemas emocionales o de conducta, y a tenerdificultades con los compaeros. Tambin eran mucho ms proclives a tener unaconducta antisocial. Katzman [1997] seala que estudios en Uruguay muestran que losnios concebidos fuera del matrimonio muestran una tasa de mortalidad infantil muchomayor que el resto, y los que no conviven con ambos padres biolgicos exhiben mayoresdaos en distintas dimensiones del desarrollo psicomotriz. En una investigacin en unmedio totalmente diferente, en Suecia, en mucho mejores condiciones econmicas, sinembargo, se mantiene el peso diferencial de las familias estables en el rendimiento delnio. Jonsson y Gahler [1997] demuestran que los nios que vienen de familiasdivorciadas muestran menor rendimiento educativo. Hay una prdida de recursos en

    relacin a aquellos con los que cuenta el nio en las familias estables.

    Sanders y Nee [1996] analizan la familia como capital social en el caso de los inmigrantesen EE.UU. Sus estudios indican que el espacio familiar crea condiciones que hacenfactible una estrategia clave de supervivencia, entre los inmigrantes, el autoempleo. Lafamilia minimiza los costos de produccin, transaccin e informacin asociados con elmismo. Facilita la aparicin de empresas operadas familiarmente. Hagan, MacMillan yWheaton [1996] sealan que en las migraciones, incluso hacia el interior de un pas, hayprdidas de capital social, y que ellas son menores en familias con padres involucradoscon los nios, y madres protectoras, y mayores, si se trata de padres y madres que no sededican intensamente a los nios.

    Kawachi, Kennedy y Lochner [1997] dan cuenta de datos muy sugerentes sobre larelacin entre capital social, equidad, y salud pblica. El conocido estudio de AlamedaCounty (EE.UU.), confirmado despus en estudios epidemiolgicos en diferentescomunidades, detect que las personas con menos contactos sociales tienen peoresprobabilidades en trminos de esperanza de vida, que aquellos con contactos msextensivos. La cohesin social de una sociedad, que facilita los contactos interpersonaleses, afirman los autores, un factor fundamental de salud pblica. Miden estadsticamentelas correlaciones entre capital social representado por confianza y mortalidad en 39estados de EE.UU. Cuanto menor es el grado de confianza entre los ciudadanos, mayor

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    es la tasa de mortalidad promedio. La misma correlacin se obtiene al relacionar la tasade participacin en asociaciones voluntarias, con mortalidad. Cuanto ms baja es laprimera, crece la mortalidad. Los investigadores introducen en el anlisis el grado dedesigualdad econmica. Cuanto ms alto, demuestran, menor es la confianza que unosciudadanos tienen en otros. El modelo estadstico que utilizan les permite afirmar que, porcada punto de aumento en la desigualdad en la distribucin de los ingresos, la tasa de

    mortalidad sube dos o tres puntos con respecto a lo que debiera ser. Ilustran su anlisiscon diversas cifras comparadas. EE.UU., a pesar de tener un ingreso per cpita de losms altos del mundo ($ 24.680 en 1993), tiene una esperanza de vida (76,1 en 1993)menor a la de pases con menor ingreso como Holanda ($ 17.340, esperanza de vida77,5), Israel ($ 15.130, esperanza de vida 76,6), y Espaa ($ 13.660, esperanza de vida77,7). Una distribucin ms igualitaria de los ingresos crea mayor armona y cohesinsocial, y mejora la salud pblica. Las sociedades con mayor esperanza de vida mundial,como Suecia (78,3) y Japn (79,6) se caracterizan por muy altos niveles de equidad.

    La desigualdad, concluyen los investigadores, hace disminuir el capital social, y ello afectafuertemente la salud de la poblacin.

    El capital social, al margen de las especulaciones y las bsquedas de precisinmetodolgicas, desde ya vlidas y necesarias, est operando en la realidad a diario ytiene gran peso en el proceso de desarrollo. Puede aparecer a travs de las expresionesms variadas. Por ejemplo, como destaca Stiglitz [octubre de 1998], son estratgicas parael desarrollo econmico las capacidades existentes en una sociedad para resolverdisputas, impulsar consensos, concertar al Estado y el sector privado. Hirschman [1984],pioneramente, ha planteado al respecto un punto que merece toda la atencin. Indica quese trata de la nica forma de capital que no disminuye o se agota con su uso, sino que porel contrario, el mismo la hace crecer. Seala: "El amor o el civismo no son recursoslimitados o fijos, como pueden ser otros factores de produccin, son recursos cuyadisponibilidad, lejos de disminuir, aumenta con su empleo".

    El capital social puede, asimismo, ser reducido o destruido. Moser [1998] advierte sobre lavulnerabilidad de la poblacin pobre, en ese aspecto, frente a las crisis econmicas. Enellas resalta: "mientras que los hogares con suficientes recursos mantienen relacionesrecprocas, aquellos que enfrentan la crisis, se retiran de tales relaciones ante suimposibilidad de cumplir sus obligaciones". Fuentes [1998] analiza cmo en Chiapas,Mxico, las poblaciones campesinas desplazadas, al verse obligadas a migrar, sedescapitalizaron severamente en trminos de capital social, dado que se destruyeron susvnculos e inserciones bsicas. Puede, asimismo, como lo sealan varios estudios, haberformas de capital social negativo como las organizaciones criminales, pero ellas noinvalidan las inmensas potencialidades del capital social positivo.

    La cultura cruza todas las dimensiones del capital social de una sociedad. La cultura

    subyace tras los componentes bsicos considerados capital social, como la confianza, elcomportamiento cvico, el grado de asociacionismo. Como lo caracteriza el informe de laComisin Mundial de Cultura y Desarrollo de la UNESCO [1996], "la cultura es manerasde vivir juntos (...) moldea nuestro pensamiento, nuestra imagen, y nuestrocomportamiento". La cultura engloba valores, percepciones, imgenes, formas deexpresin y de comunicacin, y muchsimos otros aspectos que definen la identidad delas personas, y de las naciones

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    Las interrelaciones entre cultura y desarrollo son de todo orden, y asombra la escasaatencin que se les ha prestado. Aparecen potenciadas al revalorizarse todos estoselementos silenciosos e invisibles, pero claramente operantes, que involucra la idea decapital social.

    Entre otros aspectos, los valores de que es portadora una sociedad van a incidirfuertemente sobre los esfuerzos de desarrollo. Como lo ha sealado Sen [1997], "loscdigos ticos de los empresarios y profesionales son parte de los recursos productivosde la sociedad". Si estos cdigos subrayan valores afines al proyecto reclamado poramplios sectores de la poblacin, de desarrollo con equidad, lo favorecern o, de locontrario, lo obstaculizarn.

    Los valores predominantes en un sistema educativo en los medios de difusin masiva, yotros mbitos influyentes de formacin de valores, pueden estimular u obstruir laconformacin de capital social que, a su vez, como se ha visto, tiene efectos de primerorden sobre el desarrollo. Como lo subraya Chang [1997]: "Los valores ponen las basesde la preocupacin del uno por el otro ms all del solo bienestar personal. Juegan un rol

    crtico en determinar si avanzarn las redes, las normas y la confianza". Valores que tienesus races en la cultura, y son fortalecidos o dificultados por esta como el grado desolidaridad, altruismo, respeto, tolerancia, son esenciales para un desarrollo sostenido.

    La cultura incide marcadamente sobre el estilo de vida de los diversos grupos sociales.Un significativo estudio realizado en Holanda (Rupp [1997] pp. 221-241) trat dedeterminar diferencias en estilo de vida entre hogares obreros de un mismo nivelsocioeconmico, que se diferenciaban netamente en un aspecto. Algunos de ellosenviaban sus nios a escuelas con un fuerte nfasis en lo cultural, y otros a escuelasinclinadas hacia lo econmico. Los comportamientos que surgieron eran muy distintos.Los padres culturalmente orientados utilizaban ms tiempo y energa en formas de artesencillas como cantar, ejecutar instrumentos musicales, y leer un libro cada mes. Su estilo

    de vida inclua el gusto por formas simples del arte y la bsqueda de una vida saludable,natural, y no complicada. Los padres con orientacin hacia lo econmico se centraban enlogros econmicos, bienes materiales, y en aspectos como la apariencia externa.Teniendo similares trabajos y niveles de ingresos, la actitud cultural era la variable bsicaque estaba impulsando comportamientos muy diversos.

    En la lucha contra la pobreza la cultura aparece como un elemento clave. Comoagudamente lo destaca la UNESCO, en el informe mencionado [1997]: "Para los pobreslos valores propios son frecuentemente lo nico que pueden afirmar". Los gruposdesfavorecidos tienen valores que les dan identidad. Su irrespeto, o marginacin, puedenser totalmente lesivos a su identidad y bloquear las mejores propuestas productivas. Porel contrario, su potenciacin y afirmacin pueden desencadenar enormes potenciales de

    energa creativa.

    La cultura es, asimismo, un factor decisivo de cohesin social. En ella, las personaspueden reconocerse mutuamente, cultivarse, crecer en conjunto, y desarrollar laautoestima colectiva. Como seala al respecto Stiglitz [octubre de 1998], preservar losvalores culturales tiene gran importancia para el desarrollo, por cuanto sirven como unafuerza cohesiva en una poca en que muchas otras se estn debilitando.

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    Capital social y cultura pueden ser palancas formidables de desarrollo si se crean lascondiciones adecuadas. Su desconocimiento o destruccin, por el contrario, pueden crearobstculos enormes en el camino hacia el desarrollo. Sin embargo, podra preguntarse:lograr esa potenciacin no pertenecer al reino de las grandes utopas, de un porvenirtodava ajeno a las posibilidades actuales de las sociedades? En la seccin siguiente del

    trabajo se intenta demostrar que ello no es as, que hay experiencias concretas que hanlogrado movilizarlos en escala considerable al servicio del desarrollo, y que debeprestrseles la mxima atencin para extraer enseanzas al respecto.

    IV. EL CAPITAL SOCIAL EN ACCION. EXPERIENCIAS LATINOAMERICANAS

    Qu sucede cuando se realiza un trabajo sostenido de largo plazo de movilizacin deaspectos claves del capital social de una comunidad? Cules son las respuestasobservables? Qu oportunidades nuevas y qu dificultades aparecen? Es posibleobtener indicios significativos, al respecto, revisando experiencias actualmente en curso.

    Existe una amplsima gama de ellas a nivel internacional. Algunas han obtenidocelebridad mundial, como la del Grameen Bank de Bangla Desh, dedicado a apoyarfinancieramente a campesinos pobres, que ha logrado sorprendentes resultadosapoyndose en elementos que tienen que ver con grado de asociatividad, confianzamutua, y otras dimensiones del capital social. Nos concentraremos en nuestro trabajo enexperiencias de Amrica Latina, que son indicativas del potencial latente en la regin enesta materia, y pueden arrojar enseanzas tiles para formular polticas de desarrollosocial en ellas. Hemos escogido tres casos que han obtenido resultados de altarelevancia, que son reconocidos en sus pases, y a nivel internacional, como "prcticassociales de gran xito" y que son continuamente analizados y visitados para buscarposibilidades de replicarlos, total, o parcialmente.

    Villa El Salvador, Per: de los arenales a una experiencia social de avanzada

    En 1971 varios centenares de personas pobres realizaron una invasin de tierras pblicasen las afueras de Lima. Se les sumaron miles de habitantes de tugurios de Lima. ElGobierno intervino para expulsarlos, y finalmente accedi a que se radicaran en un vastoarenal ubicado a 19 Km de Lima. Esos 50.000 pobres, que carecan de recursos de todandole, fundan all Villa El Salvador (VES). Se les van agregando muchas ms personas ysu poblacin actual se estima en cercana a 300.000 habitantes. La experiencia quedesarrollan es considerada muy particular en mltiples aspectos. El plano urbansticotrazado diferencia VES netamente de otras barriadas de pobres. El diseo es el de 1.300

    manzanas, que configuran 110 grupos residenciales. En lugar de haber un solo centro, endonde funcionen los edificios pblicos bsicos, el esquema es totalmente descentralizado.Cada grupo residencial tiene su propio centro, en donde se instalaron locales comunales,y espacios para el deporte, actividades culturales, y el encuentro social. Ello favorece lainteraccin y maximiza las posibilidades de cooperacin. Se da un modelo organizativobasado en la participacin activa. Partiendo de delegados por manzana, y por gruposresidenciales, crean una organizacin, CUAVES, que representa a toda la comunidad yque va a tener un peso decisivo en su desarrollo. Establecen casi 4.000 unidadesorganizativas para buscar soluciones y gestionar los asuntos comunitarios. En ellas

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    participa la gran mayora de la poblacin, llegndose a que cerca del 50% de los mayoresde 18 aos ocupan algn cargo dirigencial en trminos organizacionales.

    Desarrollan en estos arenales, carentes de todo orden de recursos, y casi incomunicados(deban recorrer 3 Km para encontrar una va de acceso a Lima), un gigantesco esfuerzode construccin basado, centralmente, en el trabajo voluntario de la misma comunidad.

    Un inventario de situacin de fines de 1989 dice que, en menos de dos dcadas, tenan50.000 viviendas, 38.000 de ellas construidas por los pobladores, un 68% con materialesnobles (ladrillo, cemento, techos de concreto, etc.), haban levantado con su esfuerzo2.800.000 metros cuadrados de calles de tierra afirmada y construido, en su mayor parte,con los recursos y el trabajo de la comunidad, 60 locales comunales, 64 centroseducativos, y 32 bibliotecas populares. A ello se sumaban 41 ncleos de serviciosintegrados de salud, educacin y recuperacin nutricional, centros de salud comunitarios,una red de farmacias, y una razonable estructura vial interna con 4 rutas principales y 7avenidas perpendiculares, que permitan la comunicacin interna. Plantaron medio millnde rboles.

    Permaneciendo pobres y con serios problemas ocupacionales, como toda Lima, los logros

    sociales obtenidos por VES eran muy significativos. La tasa de analfabetismo habadescendido de 5,8% a 3,5%. La tasa de matrcula en primaria haba alcanzado el 98% y,en secundaria, era superior al 90%, todas cifras superiores a las medias nacionales, ymucho mejores que las de las poblaciones pobres similares. En salud, las campaas devacunacin realizadas con apoyo en la comunidad, que haban cubierto a toda lapoblacin, la organizacin de la comunidad para la salud preventiva, y el control deembarazos, haban incidido en un fuerte descenso de la mortalidad infantil, a 67 por mil,cifra muy inferior a la media nacional que estaba en 88 a 95 por mil. La tasa de mortalidadgeneral era tambin inferior a los promedios nacionales. Se registraban, asimismo,avances en materia de obtencin de servicios de agua, desage y electricidad, en unplazo que se estim menor, en 8 aos, al que tardaban otros barrios pobres paralograrlos, y se haba desarrollado una considerable infraestructura, equipamiento y

    servicios comunitarios superior a la de otras barriadas.

    El enorme esfuerzo colectivo realizado ha sido descripto por el varias veces Alcalde deVES, Michel Azcueta [1991], del siguiente modo: "El pueblo de Villa El Salvador, con suesfuerzo y su lucha, ha ido construyendo una ciudad de la nada, con cientos de kilmetrosde redes de agua y de luz, pistas, colegios, mercados, zona agropecuaria, y hasta unparque industrial, conseguido tambin con lucha por los pequeos industriales de lazona".

    Se plantea una pregunta de fondo: cmo fue posible lograr estos resultados partiendo dela miseria, en un marco natural tan difcil, en medio de la aguda crisis econmica que viviel Per, como toda la regin, en los aos ochenta, y de todo orden de dificultades? Las

    claves para entender los logros, que no erradicaron la pobreza, pero mejoraron aspectosfundamentales de la vida de las gentes de VES, y la convirtieron en una barriada pobrediferente, parecen hallarse en elementos incluidos en la idea del capital social.

    La poblacin originaria de VES estaba conformada, en su mayor parte, por familiasllegadas de la sierra peruana. Los campesinos de los Andes carecan de toda riquezamaterial, pero tenan un rico capital social. Llevaban consigo la cultura y la tradicinindgena, y una milenaria experiencia histrica de cooperacin, trabajo comunal ysolidaridad. Aspectos centrales de esa cultura, como la prctica de una intensa vida

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    comunitaria, donde convive la propiedad comunal de servicios tiles para todos, al mismotiempo que la propiedad familiar e individual, fueron aplicados en VES. Esa cultura facilitel montaje de esa extendida organizacin participativa, donde todos los pobladores fueronconvocados a ser actores de las soluciones de los problemas colectivos. Funcion confluidez, a partir de las bases histricas favorables, que haba en la cultura campesinaperuana. Hasta recetas tcnicas, como las lagunas de oxidacin utilizadas por los Incas,

    fueron empleadas intensamente en VES. Ellas permiten un procesamiento de losdesechos generados, por va de un sistema de lagunas que lleva a la produccin deabonos, que despus se usaron en generar zonas verdes y produccin agrcola.

    La visin anclada en la cultura de los pobladores de VES, de la trascendencia del trabajocolectivo como medio para buscar soluciones, impregn desde el inicio la historia de laVilla. Aparece reflejada vvidamente en cmo se enfrent el problema de construirescuelas. Azcueta (Zapata [1996]) narra: " desde la instalacin misma, la poblacin seorganiz para que se construyeran escuelas y los nios no perdieran el ao escolar. Seformaron doce comits proescuela en los primeros tres meses y se inici la construccinde muchas aulas en un esfuerzo que, mirado a la distancia, parece enorme y que no seentiende sin acudir a una explicacin sobre sus motivaciones subjetivas. Se empez a

    dictar clases en aulas que usaban esteras como paredes, las que se impermeabilizabancon plsticos para mnimamente combatir el fro invernal, mientras que el suelo era detierra apenas afirmada, y los escasos ladrillos fueron reservados para ser usados comoprecarios bancos por los nios. Estas aulas fueron construidas en jornadas colectivasdominicales, con un entusiasmo y febrilidad que han dejado un recuerdo imborrable entresus protagonistas".

    A favor de estas condiciones se cre en VES un amplio y slido tejido asociativo. Seconstituyeron organizaciones de jvenes, de mujeres, de madres, cooperativas demercados, asociaciones de pequeos industriales y comerciantes, rondas urbanas,coordinadoras y brigadas juveniles, ligas deportivas, grupos culturales de todo orden, etc.La asociatividad cubri en VES los ms variados aspectos. Entre ellos: productores

    unindose para comprar insumos en conjunto, buscar mancomunadamente maquinarias,mejorar la calidad; ms de un centenar de clubes de madres, que crearon y gestionaronejemplarmente 264 comedores populares y 150 programas de Vaso de Leche; jvenesque dirigen y llevan adelante centenares de grupos culturales, artsticos, bibliotecaspopulares, clubes deportivos, asociaciones estudiantiles, talleres de comunicacin, etc.

    El trabajo de la propia comunidad, organizada en marcos cabalmente participativos,estuvo en la base de los avances que fue logrando en corto tiempo. El proceso "dispar"el capital social latente, que se fue multiplicando. La creacin, a partir de la nada, de unmunicipio entero por su poblacin, gener una identidad slida e impuls la autoestimapersonal y colectiva. Como seala Franco [1992], la ciudad que se cre era la expresinde sus habitantes. No eran simplemente sus pobladores, sino sus constructores. Al crear

    VES, y desarrollarla, se crearon a s mismos. Por eso como marca, cuando se pregunta alos habitantes de VES de dnde son, no contestan como otros, llegados del interior,haciendo referencia a su lugar de nacimiento, sino que dicen "soy de Villa", el lugar queles dio una identidad que valoran altamente. El proceso de enfrentar desafos muy difcilesy avanzar, fue asimismo fortaleciendo su autoestima, estmulo fundamental para la accinproductiva. Describe Franco: " cuando se asiste con alguna frecuencia a reuniones depobladores y se conversa con los 'fundadores' de la comunidad, o sus dirigentes, noresulta difcil advertir expresiones recurrentes de autoconfianza colectiva, certidumbres

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    sobre su disposicin de un poder organizado, una cierta creencia en las capacidades dela comunidad para proponerse objetivos y unirse para su logro".

    La autoestima fue especialmente cultivada tambin en las escuelas de VES. Los maestrostrataron de liberar a los nios de todo sentimiento de inferioridad derivado de suscondiciones de hijos de familias pobres. Procuraron darle seguridad a los nios, que no se

    sintieran en minusvala.

    La cultura cumpli un papel significativo en la experiencia desde sus inicios. En 1974Azcueta cre, y llev adelante, el Centro de Comunicacin Popular, espacio destinado aactividades culturales extracurriculares de toda ndole. All surgieron primero Talleres deTeatro y Msica, y luego de otras reas, y se despleg una intenssima labor. Desde esosespacios culturales se procuraba estimular la participacin de la poblacin en lasasambleas de toma de decisiones y las actividades comunales. El teatro de VES produjo,a lo largo de los aos, piezas que lo llevaron a los escenarios metropolitanos ynacionales. La actividad cultural form parte de la vida cotidiana de la poblacin. DescribeFranco: " el intermitente funcionamiento de 39 altoparlantes, las competenciasdeportivas internas, los programas radiales de la comunidad, los talleres de comunicacin,

    los numerosos grupos artsticos y culturales, la nueva y moderna radio del Centro deComunicacin Popular, y el creciente nmero de peas y grupos musicales, contribuyenal desarrollo de una intensa y bullente vida comunal".

    El esfuerzo de construccin comunitaria de VES, realizado en las ms difcilescondiciones, fue presidido y orientado por ciertos valores. La poblacin defini su proyectocomo la conformacin de una comunidad autogestionaria participativa. Una visincolectiva centrada en la promocin de valores comunitaristas, de la participacin activa yde la autogestin, enmarc todo el esfuerzo. En 1986 VES se convirti en un Municipio. Alestructurarlo se mantuvieron todos los principios anteriores. As se estableci que lasdecisiones comunales seran la base de las decisiones municipales. Recientemente VESestableci, con asistencia de varias ONG, el Diario El Comercio, y otras entidades, un

    sistema destinado a facilitar la participacin de la poblacin empleando la informtica.Entre sus elementos: el Consejo Municipal transmite sus sesiones en circuito cerrado a laVilla; en la misma hay terminales de computadora, y los habitantes pueden recibir, atravs de ellos, informacin sobre qu se va a tratar en dichas sesiones, y elementos de

    juicio al respecto, y hacen llegar al Consejo sus puntos de vista; el Consejo realiza, atravs del sistema de computacin, referndums continuos sobre las opiniones de loshabitantes.

    La experiencia de VES ha sido reconocida mundialmente siendo objeto de continuasdistinciones. En 1973 la UNESCO la premi como una de las ms desafiantesexperiencias en educacin popular, en 1986 el Diario La Repblica (de Lima) la declar"personaje del ao del pas", en 1987 las Naciones Unidas design a VES Ciudad

    Mensajera de la Paz, distinguindola como promotora ejemplar de formas de vidacomunitaria. Tambin en 1987 se le otorg el Premio Prncipe de Asturias, del Rey deEspaa, por el impresionante desarrollo alcanzado por la comunidad en el rea social ycultural. Asimismo, entre otras, recibi el Premio Nacional de Arquitectura y DesarrolloUrbano del Per, y un premio por ser la comunidad con un mayor grado de forestacin yarborizacin. En 1985 el Papa Juan Pablo II visit Villa El Salvador destacando sus logrosy sealando: "Con gran alegra me he enterado de la generosidad con que muchos de loshabitantes de este 'pueblo joven' ayudan a los hermanos ms pobres de la comunidad, enlos comedores populares y familiares, en los grupos para atender a los enfermos, en las

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    campaas de solidaridad para socorrer a los hermanos golpeados por las catstrofesnaturales".

    En VES no se lograron solucionar los problemas de fondo causantes de la pobreza, quetienen que ver con factores que exceden totalmente a la experiencia y forman parte deproblemas generales del pas. Sin embargo, se obtuvieron avances considerables

    respecto a otras poblaciones pobres, y se cre un perfil de sociedad muy particular, quemereci la larga lista de premios obtenida. La potenciacin del capital social jug un papeldecisivo en los logros de VES. Factores no visibles, silenciosos, que actan en lasentraas del tejido social, desempearon aqu un rol positivo constante. Entre ellos: elfomento permanente de formas de cooperacin, la confianza mutua entre los actoresorganizacionales, la existencia de un comportamiento cvico comunal, constructivo ycreador, la presencia de valores comunes orientadores, la movilizacin de la culturapropia, la afirmacin de la identidad personal, familiar y colectiva, el crecimiento de laautoestima en la misma experiencia. Todos estos elementos fueron dinamizados por elmodelo genuinamente participativo adoptado por la comunidad. Con desde ya avances, yretrocesos, pasando por momentos muy duros como los que se dieron durante el auge dela violencia en el pas, VES se halla en 1999, como se mencion, buscando formas

    todava ms activas de participacin de la comunidad, y como lo indican peridicos delPer se ha convertido, probablemente, en el primer Municipio de Amrica Latina que hasumado, a las metodologas de participacin democrtica usuales, la democracia virtual.

    Las ferias de consumo familiar de Venezuela: los dividendos del capital social

    La pregunta de cmo abaratar el costo de los productos alimenticios, para los sectoreshumildes de la poblacin, ha tenido una respuesta significativa en la ciudad deBarquisimeto, Venezuela. Iniciadas en 1983, las ferias de consumo familiar han logradoreducir en un 40% los precios de venta al pblico de productos verdes como frutas yhortalizas, y en un 15 al 20% los precios de vveres. Ello beneficia semanalmente a40.000 familias de esa ciudad de un milln de habitantes. Esas familias, integrantes

    principalmente de estratos bajos y medios bajos, obtienen comprando en las Ferias unahorro anual que se estima en US$ 10,5 millones.

    Las ferias estn integradas por un amplio nmero de organizaciones de la sociedad civil.Formalmente constituyen parte de CECOSESOLA, la Central Cooperativa del EstadoLara, pero en su operacin intervienen grupos de productores, asociaciones deconsumidores y pequeas empresas autogestionarias. As, en ellas participan 18asociaciones de productores agrcolas, que agrupan a cerca de 600 productores, y 12unidades de produccin comunitaria. Esos pequeos y medianos agricultores y losproductores de vveres colocan su produccin a travs de las Ferias. Las Feriascomprenden 50 puntos de ventas, que operan los tres ltimos das de la semana, yvenden directamente a la poblacin 300 toneladas semanales de productos hortofrutcolas

    y vveres comunes para el consumo hogareo.

    Las ferias venden, como producto bsico, un kilo de productos hortofrutcolas por unprecio nico. Ello simplifica al mximo su operacin. Entre los productos se hallan: papa,tomate, zanahoria, cebolla, pimentn, lechuga, ame, ocumo, apio, ayuma, yuca, repollo ypltano. Los hacen llegar a travs de sus transportes y locales directamente del pequeoproductor al consumidor. Todos salen ganando. El pequeo productor, antes dependientede "roscas" de la comercializacin y de vaivenes continuos, tiene a travs de ellasasegurada la venta de su produccin a precios razonables, y es uno de los cogestores de

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    toda la iniciativa. Los consumidores reciben productos frescos a precios mucho msreducidos que los del mercado.

    Las ferias han crecido rpidamente durante estos 15 aos, y se han convertido en elprincipal proveedor de alimentos y productos bsicos de la ciudad de Barquisimeto.

    Su expansin puede observarse en el siguiente cuadro, incluido en el sistemtico estudiode las mismas, preparado por Gmez Clcano (1998):

    198419901997

    Unidades de venta187*105**

    Venta semanal de productos hortofrutcolas (en toneladas)3168300

    Nmero de familias atendidas30020.00040.000

    Nmero de trabajadores

    15400700

    Nmero de productores agrcolas15100500

    Nmero de organizaciones de productores1n/d

    18

    Nmero de unidades de produccin comunitaria1912

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    Notas: * Incluye todo el Estado Lara; aproximadamente la mitad en Barquisimeto. **Incluye 50 ferias y 55 centros de abastecimiento solidario.

    Fuentes: CECOSESOLA. Ferias de Consumo Familiar. Estado Lara. Barquisimeto, 1990.CECOSESOLA. Presentacin del programa de Ferias de Consumo Familiar en reunindel Grupo Santa Luca. Puerto La Cruz, Venezuela. Octubre de 1997.

    Como se observa, partiendo de una sola feria, y casi sin capital inicial, las Ferias hancrecido aceleradamente en todos los indicadores incluidos en el cuadro. Entre 1990 y1997 aument en un 78% el nmero de toneladas semanales de productos verdesvendidos, y se duplic la cantidad de familias atendidas.

    Cules han sido las bases de estos xitos econmicos y de eficiencia de un conjunto deorganizaciones de base de la sociedad civil, sin capital, que se lanzaron a un mercadocomo el de comercializacin de productos agroalimentarios de alta competitividad yescasos mrgenes de beneficio?

    En la base del xito parecen hallarse elementos claves del capital social. Los actores dela experiencia sealan, como base de sus logros (Ferias de Consumo Familiar [1996]):

    "Tratando de buscar las claves para comprender los logros que hemos obtenido, podemosmencionar:

    1. Una historia de formacin de un capital social y humano

    2. Potenciar el capital social por encima del financiero

    3. Unas formas novedosas de gestin participativa".

    Los varios centenares de trabajadores que llevan adelante las ferias y las asociacionesvinculadas a ellas, han establecido un sistema organizacional basado en la cooperacin,la participacin, la horizontalidad, y fuertemente orientado por valores.

    Las Ferias tienen tras suyo una concepcin de vida que privilegia, segn indican susactores, la solidaridad, la responsabilidad personal y de grupo, la transparencia en las

    relaciones, la creacin de confianza, la iniciativa personal, el amor al trabajo.

    Esta tabla de valores no permanece confinada a alguna declaracin escrita, como sucedecon frecuencia, sino que se trata de cultivar sistemticamente en la organizacin. Unobservador externo (Bruni Celli [1996]) describe as la dinmica cotidiana de las ferias:"Los valores cooperativistas de crecimiento personal, apoyo mutuo, solidaridad,frugalidad, y austeridad; de ensear a otros, de no ser egosta y dar lo mejor de s para lacomunidad, son temas de reflexin continua en las ocho o ms horas de reuniones a lasque asisten todos los trabajadores de CECOSESELA a la semana. El alto nmero de

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    horas dedicadas a reuniones podran verse como una prdida en productividad, pero sonel principal medio a travs del cual se logra la dedicacin, el entusiasmo y el compromisode los trabajadores de la organizacin".

    Enmarcado en esos valores, el diseo organizacional adoptado parece haber jugado unrol decisivo en los resultados obtenidos. Est centrado en principios como la participacin

    activa de todos los integrantes de la organizacin, en la comunicacin fluida, el anlisis yel aprendizaje conjunto, y la rotacin continua de tareas. Uno de sus rasgos es que todoslos centenares de trabajadores de la organizacin ganan igual remuneracin, que es un57% superior al salario mnimo nacional. Adems, la organizacin ha creado un fondo definanciamiento que presta a tasas bajas, y un fondo integrado de salud. Siendo unaremuneracin modesta, los miembros de la organizacin han indicado que tienen otrosincentivos, como participar de un proyecto con estos valores, formar parte de un ambientede trabajo democrtico y no autoritario, tener posibilidades de formacin y desarrollo.

    Los mecanismos concretos de operacin de la organizacin incluyen: reunionessemanales de cada grupo para evaluar y planificar; toma de decisiones por consenso;informacin compartida; disciplina y vigilancia colectiva; trabajo descentralizado de cada

    grupo, y la mencionada rotacin de responsabilidades.

    A ello se suman los espacios de encuentro denominados "convivencias". Estn dedicadosal encuentro personal y social.

    Estos rasgos organizacionales coinciden con muchas de las recomendaciones de lagerencia de avanzada. Son propicios para crear lo que se llama hoy "una organizacinque aprende", y "una organizacin inteligente". El modelo organizacional de las Feriastiene gran flexibilidad, les permite absorber por todos sus "poros" informacin sobre lo quesucede en la realidad y, al compartirla internamente, aumenta la capacidad de reaccinante los cambios en la misma. Asimismo, permite monitorear sobre la marcha losprocesos, detectando rpidamente los errores y corrigindolos. El clima de confianza

    creado entre sus integrantes evita los cuantiosos costos de la desconfianza y elenfrentamiento permanente, muy caractersticos de otras organizaciones. Por otra parte,los elementos del modelo favorecen un sentimiento profundo de pertenencia que es unestmulo fundamental para la productividad y la bsqueda continua de cmo mejorar latarea.

    Las Ferias han resistido todos los pronsticos sobre que difcilmente podran enfrentar losrigores del mercado. Por el contrario, se han posicionado en una situacin de liderazgo enel mercado respectivo, obligando a otros competidores empresariales a tratar de ajustarsus precios para poder tener un espacio. Se han convertido en el principalcomercializador de alimentos bsicos de la cuarta ciudad en poblacin, de Venezuela y, apesar de su dimensin local por las cifras que manejan, son una de las principales

    empresas de mercadeo de alimentos del pas entero. Se han demostrado como unaempresa con plena sustentabilidad que, en 15 aos, ha ido ampliando continuamente suoperacin. Actualmente su modelo est inspirando rplicas en diversas ciudades deVenezuela. Las claves de la excelencia alcanzada no estn, en este caso, en grandesinversiones de capital manejadas con criterios empresariales clsicos de maximizacin dela rentabilidad, y con una gerencia vertical "dura". El capital que han movilizado es,esencialmente, "capital social". Han promovido ciertos valores latentes en la sociedadcivil, han mostrado la posibilidad de un proyecto colectivo, al mismo tiempo eficienteproductivamente, til socialmente, y atractivo como marco de vida, y han potenciado, a

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    travs de su particular estilo gerencial, que ellas han denominado "gestin solidaria",elementos bsicos de la concepcin aceptada de capital social, como la asociatividad, laconfianza mutua, y normas de comportamiento positivas hacia lo comunitario.

    Su objetivo, en realidad, no se reduce a lo econmico. Lo declara as uno de los lderesde la experiencia, Salas [1991]: " el objetivo fundamental del programa, y su mayor

    aporte a la organizacin popular, est dado por el proceso formativo que se intentapropiciar desde todas sus actividades concretas".

    Cuando son observadas desde el exterior, pareciera que se est frente a un mecanismoaudaz e innovativo de mercadeo. Pero como seala un agudo observador, Delgado Bello[1998]: "... en realidad, son una escuela de vida. Una escuela que potencia el desarrollohumano en colectivo, e impulsa la felicidad en las relaciones en el trabajo, en la vidafamiliar y personal".

    Analistas locales como Machado y Freytes [1994] sealan que, a su vez, se han apoyadoen el vasto capital social existente en el Estado Lara. Existe en el mismo una viejatradicin cooperativa, es el estado de Venezuela con mayor presencia de organizaciones

    cooperativas. Tena en 1994, 85 cooperativas, de ellas, 36 de servicios mltiples.Asimismo, presenta una densa red de organizaciones no gubernamentales (ms de3.500), numerosas asociaciones de vecinos y otras formas de organizacin social. Hay enel Estado Lara todo un hbitat "cultural" que favorece el desarrollo del capital social y quedio pie a una experiencia de estas caractersticas.

    El presupuesto municipal participativo de Porto Alegre; ampliando el capital socialexistente

    La experiencia de Presupuesto Municipal Participativo iniciada en la Ciudad de PortoAlegre, de Brasil, en 1989, se ha transformado en una experiencia "estrella" a nivelinternacional, concitando amplsima atencin. Entre otras expresiones de ese

    reconocimiento en 1996, las Naciones Unidas la escogi como uno de los 40 cambiosurbanos elegidos, en todo el mundo, para ser analizados en la Conferencia Mundial sobreAsentamientos Humanos (Hbitat II, de Estambul) y, en 1997, el Instituto de DesarrolloEconmico del Banco Mundial, realiz una Conferencia Internacional en Porto Alegre, conla presencia de representantes de 9 pases de la regin para examinar la experiencia.Asimismo, el BID la seleccion como una de las experiencias incluidas en su LibroMaestro sobre Participacin.

    A nivel nacional, cerca de 70 Municipios de Brasil estn iniciando experiencias similaresinspiradas en Porto Alegre.

    Este impacto se debe a resultados muy concretos. La Ciudad de Porto Alegre, de

    1.300.000 habitantes, tena en 1989 importantes problemas sociales, y amplios sectoresde su poblacin tenan limitado acceso a servicios bsicos. El cuadro era, asimismo, depenuria aguda de recursos fiscales. El nuevo Alcalde electo (elegido en 1999 Gobernadordel Estado al que pertenece la ciudad Ro Grande do Sul), resolvi invitar a la poblacin acogestionar el proceso presupuestario de modo de administrar, de acuerdo a sus realesprioridades, los recursos limitados, y aumentar su eficiencia. La cogestin ofrecida serealizara sobre el rubro de inversiones de dicho presupuesto. En este caso la invitacinno fue mero "discurso", sino que se estableci un complejo y elaborado sistema queposibilitaba la participacin masiva. La ciudad fue dividida en 16 regiones, en cada una de

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    las cuales se analizan las cifras de ejecucin presupuestaria, las estimaciones futuras, yse identifican, a nivel barrial, prioridades que luego se van concertando y compatibilizandoa nivel regional y global. Junto a las regiones, existe otro mecanismo de anlisis ydecisin que funciona por grandes temas de preocupacin urbana: desarrollo urbano,transporte, atencin de la salud, tiempo libre, educacin y cultura. Rodadas, reunionesintermedias, plenarios, y otras formas de reunin se van sucediendo durante todo el ao,

    con participacin de pblicos amplios, en algunos casos, delegados elegidos por losmismos, en otros, y la colaboracin de los funcionarios del municipio. El presupuesto quese va conformando de abajo hacia arriba, es finalmente sancionado formalmente por elConsejo Municipal.

    La poblacin reaccion con una "fiebre participativa", como la llama Navarro [1998], a laconvocatoria del Alcalde. En 1995 se estimaba que 100.000 personas participaban en elproceso.

    Los resultados han sido sorprendentes y han echado por tierra los vaticinios pesimistasaugurados por algunos sectores, que vean como una heterodoxia inadmisible la entregade una cuestin tan tcnica y delicada como el presupuesto, a un proceso de participacin

    popular. Por un lado la poblacin determin sus reales necesidades. Ello gener unaprecisa identificacin de prioridades, reorientando recursos hacia los problemas mssentidos. Por otra parte, todo el trayecto del presupuesto, otrora impenetrable y cerrado,se abri totalmente para la ciudadana. Al compartirse con ella, toda la informacin seconvirti en transparente. Ello gener condiciones propicias a la erradicacin de todaforma de corrupcin. La poblacin, masivamente, hizo el control social de la ejecucin yconfeccin de la partida de inversiones, que signific el 15% del presupuesto total y sum,en el perodo 1989-1995, US$ 700 millones. Asimismo, al existir reglas de juego clarassobre cmo sera el proceso de toma de decisiones, se recortaron al mximo los espaciospara prcticas clientelares arbitrarias.

    La correspondencia del presupuesto, con las necesidades prioritarias y la mejora de su

    administracin, llevaron a resultados muy significativos. Entre ellos, de 1990 a 1996, elabastecimiento de agua potable subi de 400.000 hogares atendidos, a 484.000,cubrindose el 98% de la poblacin. En materia del alcantarillado, mientras que en 1989slo el 48% de los hogares estaban conectados a la red de cloacas, en 1997 era el80,4%, cuando el promedio del Brasil es el 49%. El programa de legitimacin de lapropiedad de la tierra a sectores pobres, y asentamientos humanos, benefici entre 1990y 1996, a 167.408 personas, el 13% de toda la poblacin. La pavimentacin de callesalcanz a 30 Km por ao, en las reas pobres de la ciudad. La matrcula en escuelaprimaria y secundaria subi en un 159% entre 1989 y 1997, y el Municipio cre unprograma de alfabetizacin de adultos que tena, en 1997, 5.277 participantes.

    La identificacin de prioridades ajustadas a las reales, y todo el sistema, haban producido

    una vasta reasignacin de recursos que, sumada a la participacin colectiva en elmonitoreo de los procesos de ejecucin, posibilitaron resultados de esta magnitud.

    La poblacin se transform en un gran actor del presupuesto municipal. Como describe elLibro Maestro sobre Participacin del BID [1997]:

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    "Los ciudadanos de Porto Alegre han tenido oportunidad de pasar por un procesoplenamente participativo a travs de haber:

    expresado su comprensin de los problemas cruciales que enfrenta la ciudad;

    establecido prioridades de los problemas que merecen ms inmediata atencin;

    seleccionado las prioridades y generado soluciones prcticas;

    tenido oportunidad de comparar con las soluciones creadas en otras regiones de laciudad y en otros grupos de temas;

    decidido, con el apoyo de tcnicos de la oficina del Alcalde, en invertir en losprogramas menos costosos y ms factibles de atender;

    tomado la decisin definitiva sobre la aprobacin, o no, del plan de inversiones; y

    revisado los xitos y fracasos del programa de inversiones para mejorar sus criterios

    para el ao siguiente".

    La amplia base social de apoyo a cambios presupuestarios profundos, se exprestambin en una fuerte presin hacia hacer ms progresivo y eficiente el sistema fiscal delMunicipio, y se realizaron importantes reformas en el mismo que permitieron ampliar larecaudacin y mejorar la equidad fiscal.

    En su conjunto, cambi sensiblemente la fisonoma poltica tradicional del Municipio,semejante a la de muchos otros de la regin. Entre otras expresiones de este cambio, sehallaron: una nueva redistribucin de funciones entre Municipio y sociedad civil, activacinenrgica de la misma, instalacin de formas de democracia directa junto a larepresentativa, reduccin muy fuerte del margen para la corrupcin, al hacerse tan

    trasparente y vigilado el proceso de manejo de las finanzas pblicas, condicionesdesfavorables para las prcticas clientelares, descentralizacin de las decisiones.

    El proceso se bas en el capital social existente en esa sociedad. Haba en ella unatradicin relevante de asociaciones de la comunidad. Se movilizaron activamente, en elmismo, y tienen un papel fundamental en los diversos niveles de deliberacin creados.Como seala Navarro, el proceso tuvo un eje decisivo en la voluntad poltica del Alcaldede superar los esquemas de concentracin del poder, usuales, y convocar a la poblaciny a dichas asociaciones a, en definitiva, "compartir el poder". Ese llamado y la instalacinde mecanismos genuinos de participacin actuaron como ampliadores del capital social.Se dispar la capacidad de cooperacin, se cre un clima de confianza entre los actores,se generaron estmulos significativos para un comportamiento cvico constructivo. La

    cultura asociativa preexistente fue un cimiento esencial para que la poblacin participara,y a su vez, fue fortalecida enormemente por el