CAPÍTULO VIII LA RENTA DEL SECTOR AGRARIO Y SU EVOLUCIÓN · 2009-03-03 · aumenta con el paso...

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CAPÍTULO VIII LA RENTA DEL SECTOR AGRARIO Y SU EVOLUCIÓN

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CAPÍTULO VIIILA RENTA DEL SECTOR AGRARIO

Y SU EVOLUCIÓN

CAPÍTULO VIII. LA RENTA DEL SECTOR AGRARIOY SU EVOLUCIÓN

8.1. LA PECULIARIDAD DEL DESARROLLO ECONÓMICOESPAÑOL

Se ha insistido en que el desarrollo económico español ha sidopeculiar. Tal afirmación se ha fundado en razones de carácter his-tórico y político. Hasta no hace tanto, el ciclo económico ha esta-do marcado por momentos de quiebra en la vida social. En los últi-mos decenios, el ciclo se ha movido por razones estructuralespropias del modelo de desarrollo.

Los años que precedieron a la transición política marcaronuna clara tendencia a la convergencia de los indicadores macro-económicos nacionales respecto a los de la Unión Europea 8z.Los problemas complejos de la vida política, que tuvieron queplantearse en el inicio de la transición, se vieron acompañadospor la crisis económica y los ajustes a los que hubo que hacerfrente. La integración formal en la Comunidad coincidió conunos años de recuperación económica. El europtimismo de lapoblación española en aquellos años parece que tenía una clarajustificación. Los últimos años son de recesión, pero lo que sepercibe en el ciclo económico no tiene la gravedad de lo que sevivió no hace tanto.

ffi En concreto, las tendencias convergentes de dos macromagnitudes: descenso de la aporta-ción de la agricultura al producto interior bruto, y la reducción de la mano de obra en la agricul-tura. Sin embargo, de acuerdo con los datos de EUROSTAT, la tendencia de la renta agrana realen España tiende a desviarse, favorablemente para los agricultores españoles, al wmpararla conla tendencia que se percibe en el resto de los agncultores en la Unión Europea cousiderada comoun todo.

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El resultado es que España se ha integrado en el ciclo de laeconomía comunitaria. No obstante, la economía españolasigue manteniendo algunas peculiaridades que muestran ladisonancia del modelo de modernización de la estructura eco-nómica. Puede que se explique de esta manera el euroescepti-cismo que se comienza a observar entre la opinión pública,coincidiendo con la que está apareciendo en la opinión publica-da 83.

Así, en la evolución del paro España mantiene el triste pri-vilegio de estar por encima de los valores medios de la UniónEuropea y más todavía de las cifras que presentan los paísescentrales. El resultado de la balanza comercial tampoco resultafavorable para España. En términos porcentuales respeto delPIB, además de ser negativa, el ciclo presenta unas frecuenciasque manifiestan una especial sensibilidad coyuntural que no seobserva en el resto de los países centrales, ni en el valor medioque se obtiene del conjunto de los socios europeos.

A la hora de concretar esta peculiaridad de la economía espa-ñola cabe aceptar la propuesta realizada por Juan Velarde yFuentes Quintana. Explican el modelo de desarrollo español entérminos de casticismo. El dilema que debe resolverse es que hayque pasar cuanto antes a un modelo de economía abierta, máscosmopolita ^.

Este modelo castizo se define por cuatro rasgos. En primerlugar, la economía española se ha caracterizado por el cierrede su mercado interno por medio de la protección arancelaria.En segundo lugar, por la ausencia de una política de estabili-dad en los precios y en el tipo de cambio. En tercer lugar, laintervención de los mercados y la actividad económica que losalejaba de la racionalidad impuesta por la competencia. Por

8J Se puede seguir la evolución de la idea de Unión Europea en los más importan[esmedios de comunicación consultando los Informes anuales de FUNDESCO: "Los medios en laconstrucción de la unidad europea". Un análisis de las luces y sombras de este período puedeverse en libro de Víctor Pérez Díaz ELRETORNO DE LA SOCIEDAD CIVIL, o en la ver-sión más sinté[ica y actualizada LA PRIMACÍA DE LA SOCIEDAD CIVIL, especialmenteel capítulo IV.

^ EI dilema entre el cierre de la economía frente a su apertura, o el del casticismo frente al cos-mopolitismo, tiene que ver wn el proteccionismo que se estableció a finales del siglo pasado para evi-tar que la crisis económica se trasladara al sector agrícola.

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último, un sector público de tardía e inadecuada moderniza-ción ^5.

EI futuro económico cspañol está determinado desde elmomento que se firmó la adhesión a la Comunidad Europea(Fuentes Quintana, 1995: 51-153). Esta exigencia permite, no obs-tante, diseñar escenarios de futuro que, a partir de la realidad pre-sente, hagan más benéfica la integración definitiva R6. En cualquiercaso, ese futuro deberá arrinconar de una vez el modelo castizoque ha condicionado el desarrollo excéntrico español.

8.2. El sector agrario en el desarrollo económico

El enfoque clásico que explica el desarrollo económico en eta-pas sucesivas centra sus análisis en el paso de un modelo de socie-dad en la que predominaba un sector agrario, caracterizado siem-pre como tradicional en el sentido negativo de la expresión, a otrodonde la modernidad se caracteriza por la pérdida de peso de estesector en beneficio del industrial y de servicios.

Últimamente los economistas prestan cada vez más atencióna variables que tienen que ver con la empresa y los empresariosy su vinculación con el desarrollo económico. Este cambio esdebido a la importancia que tuvieron las repercusiones de lasinnovaciones en el sector agrario en la mejora de las condicio-nes de vida del medio rural.

La crisis de los años ochenta, además de dejar bien sentado queel desarrollo continuado y para todos será difícil de alcanzar enel futuro, ha puesto de manifiesto que no existe un modelo dedesarrollo válido y homogéneo para todos los países. También sederiva de esta situación que tampoco se podrán alcanzar los mis-mos resultados con los mismos estímulos.

^ Fuentes Quintana señala que el futuro está asegurado por cuatro firmas que vinculan aEspaña en otros tantos documentos: EI Tratado de Adhesión a la Comunidad Europea (1985), ActaÚnica Europea (1986), Sistema Monetario Europeo (1989), así cumo por los Acuerdos deMaastricht (1991 y su posterior ratificación en 1992).

^ No es cuestión describir algunos de esos escenarios propuestos por distintos analistasmás o menos avezados para otear elfuturo. En cualquier caso debe quedar claro que no setrata de acertar en un sentido virtual, sino de optac Baste citar aquí uno de los últimos vati-cinios.

Diego Hidalgo. EI futuro de España. Madrid: Taurus, 1996.

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Se está abriendo paso un nuevo planteamiento que centra susargumentos en las estrategias alternativas apropiadas para cadacaso, donde se tienen presentes, entre otras, variables como: elnivel de desarrollo general de la sociedad, el grado de integra-ción del sector agrario en la economía nacional, los recursos dis-ponibles, la estructura y los modos de propiedad, el capitalhumano en el sector, las estructuras institucionales, por señalar

solo algunos 87.El sector agrario ha desempeñado a lo largo del tiempo, y

sigue hacíendolo, cuatro funciones que han condicionado de muydistintas maneras el desarrollo global, así como el propio bienes-tar del mundo rural (Colino, 1994: 169-170). Por un lado ha con-tribuido a la financiación del proceso de acumulación de capitalen la industria. Esta circunstancia se ha producido por vía de latransferencia del ahorro agrario y por la balanza de pagos secto-rial, que de esta manera ha provisto de parte de las divisas nece-sarias para invertir en capital.

Los excedentes demográficos rurales, una vez asegurados unosexcedentes debidos a la productividad por persona ocupada, o porunidad de superficie, han cubierto la mano de obra demandada

por los sectores urbanos emergentes.El crecimiento demográfico de las zonas urbanas, al tiempo que

la diversificación de la demanda por razón de rentas mayores, pue-den dar lugar a procesos inflacionistas que hacen más difícil las pri-meras etapas del desarrollo económico. Este riesgo ha sido evita-do al aumentar y diversificarse la oferta de productos del sector

agrario. ^Para poder consolidar las funciones anteriores, el sector agra-

rio necesitó que la oferta de bienes intermedios y la de diferentesservicios de producción y distribución se desarrollase cada vezmás. El resultado final no es otro que la expansión, limitada alprincipio, del mercado interior en las etapas intermedias del desa-

rrollo.El desarrollo agrario tiene además un efecto multiplicador

sobre la demanda del mercado. Por un lado y en un primer

^ Un buen tratado de ewnomía agraria es la obra de George W.Norton y Jeffrey Alwang,Economía del desarrollo agrario. Madrid: Mundi Prensa,1995. L.os aciertos teóricos y pedagógicos noterminan de compensar el carácter anglosajón de toda la obra.

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momento, al aumentar la renta agraria comienzan a inducirse losefectos anteriores. Una vez consolidado un nivel medio de desa-rrollo, comienzan a surgir inversiones en infraestructuras de comu-nicación que, si están orientadas hacia la distribución de productosy de consumos, serán aprovechadas para consolidar una red más omenos densa de comunicaciones entre personas, entre ideas portanto. La acumulación de bienestar en el medio rural promueve eldesarrollo de mercados rurales que producen y distribuyen bienesy servicios que ya no responden a la demanda estrictamente agra-ria.

La aportación directa del sector agrario se va reduciendo con-forme el desarrollo global se consolida, pero conserva una impor-tancia relativa una vez que se ha alcanzado un nivel aceptable dedesarrollo. Entonces se convierte en un sector que comienza aactuar en términos de innovación inducida. Theodor Schultz con-sidera que llegados a esta situación, los agricultores, que se man-tienen en el medio rural, actúan de manera racional y eficiente(ver Schultz, 1964). Lo que necesitan a partir de ese momento,para mantener su ventaja, es que se les asegure el acceso a insumosde alta rentabilidad.

Bajo este concepto se incluyen aspectos tan diversos como lamejora en los sistemas de transporte y comercialización; finan-ciación adecuada para investigar y acceder a tecnologías máseficientes; formación e información de los agricultores; crea-ción de estructuras institucionales con las que asegurar lacomunicación de las innovaciones, apoyo racional de las insti-tuciones públicas y privadas, por señalar algunos de ellos. Elresultado final no es otro que la consolidación de la idea delinterés y de la utilidad personal que termina por difundir el bie-nestar en el medio rural.

Los estudios económicos de casos prácticos donde se haalcanzado un cierto grado de desarrollo agrario no han tenidoen cuenta, como se debía, los fracasos que también se han pro-ducido. En última instancia la sociedad agraria está determina-da por múltiples barreras que ponen en peligro las tradicionesque aseguran unas condiciones de vida, por míseras que sean,en una actividad que depende de factores ecológicos y que sehallan lejos de poder no ya controlar, sino ni tan siquiera minimizar.

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El análisis de las barreras al cambio social se ha realizado fun-damentalmente desde el campo de la antropología (ver Foster,1974).

EI desarrollo agrario se puede medir en términos de relación deunidad monetaria por persona ocupada en el sector agrario, oconsiderando la unidad de superficie. En la actualidad, la mayoríade las explotaciones agrarias se encuentran en una zona de rendi-mientos naturales de carácter marginal. Sin embargo, la producti-vidad por persona ocupada, o por unidad de superficie cultivada,aumenta con el paso del tiempo.

EI sector agrario hace un uso cada vez mayor de tecnologíasque desplazan la curva de asignación de recursos hacia condicio-nes que terminan siendo más productivas para el agricultor^.

Dado que el efecto renta del sector no es inmediato, para quese produzca la acumulación de capital con la que hacer frente a lasinversiones, el sector deberá contar con el apoyo institucional quele asegure ante todo el acceso a créditos suficientes, y no tanto acréditos baratos.

Un problemá por resolver es la naturaleza del mercado mone-tario rural, así como el modo de determinar los tipos de interéspara estos créditos. No se discuten los beneficios que produce unapolítica crediticia subvencionada de manera institucional, pero noson pocos los analistas que consideran excesivos los costes indi-rectos que puede generar, si no se controla de manera adecuada y,a veces, en contra de algunos intereses del propio sector agrario,esta política.

Por parte de algunas entidades privadas de crédito se señala lacompetencia desleal que producen los créditos oficiales. En otrasocasiones se ha denunciado que los créditos concedidos al sectoragrario no se han aplicado con sentido estricto a dichas activida-des, dedicándolos a financiar los gastos de otros bienes y servicios.

Los nuevos factores de producción refuerzan el desarrollodel medio rural al margen y como resultado del efecto multipli-cador de la actividad agraria moderna. La renta de la población

^ Por tecnologías se debe en[ender tanto la maquinaria como el modo de realizar los cultivos,o los "insumos" necesarios para asegura una determinada productividad. Ias ventajas que añadenestas tecnologías pueden suponer, también, efectos indirectos no deseados. Un uso intensivo de tec-nología puede terminar degradando el medio ambiente.

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rural se deberá cada vez menos a procesos de producción agra-ria, siendo cada vez más importantes las rentas generadas porestas otras actividades propias del sector secundario y de servi-cios.

Como indican Norton y Alwang, las tecnologías y los insu-mos modernos son fundamentales para conseguir incrementarla producción agraria y las rentas de las zonas rurales. Losingresos de estas zonas se gastan en bienes y servicios produci-dos localmente o importados. Estos gastos inducen el creci-miento de los sectores no agrarios: son los llamados efectosmultiplicadores. Los gastos domésticos en bienes de consumo yservicios son los responsables de la mayor parte de estos multi-plicadores, pero los efectos del aumento de la utilización deinsumos agrarios en el procesamiento, la comercialización y eltransporte de los productos, contribuyen sustancialmente alcrecimiento de la zona.

Insisten estos autores en que el efecto es más importante toda-vía. La relación entre agricultores y proveedores de insumos supe-ra la economía local.

Aunque las semillas, los productos fitosanitarios, los sistemasde riego y la maquinaria agrícola generalmente no se producen enla región, los servicios relativos a los factores de producción, comoel apoyo técnico, la reparación de la maquinaria y una gran partede la construcción y mantenimiento de edificios e instalaciones, serealizan localmente. Estas actividades crean oportunidades deempleo no agrario y de gasto de los ingresos en la propia localidad.La creación y profundización de estas relaciones son importantespara el desarrollo económico rural.

El efecto multiplicador crea a su vez otros efectos de inducciónen la zona rural. Por un lado, la mayor disponibilidad monetariacrea una demanda de bienes y servicios de uso cotidiano muchomás diversa, que también hay que atender. La mejora en la red decomunicaciones incrementa los contactos entre un mayor númerode poblaciones y afecta a un mayor número de personas que semueven. Durkheim ya adelantó los efectos que tenía una mayordensidad en las relaciones entre los individuos, lo que estimularíael cambio cultural y, con términos de Lerner, la movilidad psíqui-ca. Por otro lado, la creación de más y más diversos puestos de tra-

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bajo atrae mano de obra. Está por verificar si esos nuevos puestosson ocupados por los antiguos emigrantes y sus descendientes opor gentes que no han tenido una vinculación directa con estemedio.

Si, además, la zona rural se encuentra en un lugar apropiado enla estructura jerárquica del espacio Sy, las posibilidades de crearbienestar aumentan de manera considerable. Pero lo contrariotambién debe ser tenido en cuenta. Una zona rural mal situadaexplica su estancamiento, pudiendo llegar incluso a la desapariciónde núcleos de población.

Todo lo anterior se sustenta a partir de los precios agrarios. Porlo menos debería ser así en una economía que se moviera por losplanteamientos teóricos de la oferta y la demanda. El precio de losproductos agrarios ha sido el principal determinante de la rentareal de la población agraria, o lo es en las sociedades subdesarro-lladas.

Como aspecto contradictorio hay que afirmar que los paísesdesarrollados rompen con este modelo teórico del mercado y man-tienen unos precios agrarios artificiales a expensas de contribu-yentes y consumidores. Si en el pasado se trataba de resolver elproblema de los alimentos haciendo que el precio de éstos evitaralas crisis sociales que de forma regular se desencadenaban porrazón de la carestía, en la actualidad se ha pasado, en los paísesdesarrollados, a resolver el problema agrario gestionando los exce-dentes agrarios y manteniendo la capacidad adquisitiva de loscampesinos ante el desplome de los precios provocado por el exce-dente de productividad.

Conforme crece la renta general de los ciudadanos de lospaíses desarrollados aparecen conductas de presión en el sec-tor agrario hacia sus gobernantes con el fin de que se les ase-gure su capacidad adquisitiva. La razón no es otra que el desi-gual comportamiento de generación de rentas en los diferentessectores económicos. E1 agrario, como se verá más adelante,tiene un comportamiento menos dinámico y, al tiempo, por

^ En este punto hay que recordar la importancia que concedía Román Perpiñá al lugar y a laposición que ocupa cada asentamien[o humano tanto a la hora de definir la estruc[ura del mercadoentendiéndolo como relaciones de contacto, como a su capacidad para crear efectos multiplicadoresy de inducción en el espacio de iniluencia. Bajo un planteamiento más complejo es la misma meto-dología que emplea Luis Racionero pero esta vez aplicada a las ciudades y áreas metropolitanas.

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razones ecológicas, su ciclo está condicionado por razonescoyunturales.

Además, los precios de los productos agrarios caen por razonesdirectamente dependientes del desarrollo económico y social.Conforme aumenta la renta disponible, la proporción que se gastaen alimentos es cada vez menor. La demanda en general se contraey ello repercute en los precios que terminan percibiendo los pro-ductores agrarios.

No es cuestión de considerar en estos momentos la amplia lite-ratura, clásica y moderna, que desde muy diferentes enfoques hantratado este problema que queda por resolver. La historia del pen-samiento económico puede dividirse entre proteccionistas y defen-sores del libre comercio. Digamos nada más que, mientras unos seoponen a la subvención de los precios agrícolas en razón de la dis-torsión que se introduce en las leyes de oferta y demanda, otrosreconocen los efectos perversos que supone dicha intervención.En este caso se admite que se está favoreciendo el mantenimientode una situación que existe de manera artificiosa. Se anulan deesta manera, se dice, las iniciativas que tomarían a buen seguro laparte de la población agraria que sobra en el sector.

Por contra, la justificación de las subvenciones se apoya enargumentos que tienen que ver con las peculiaridades de este sec-tor, en donde el futuro resulta ser bastante aleatorio en sus condi-ciones naturales. No faltan los que justifican estos apoyos por lapropia naturaleza de lo que se produce: alimentos. En cuanto queson bienes a los que no se puede renunciar pues no se está dis-puesto a que las fluctuaciones de las cosechas pongan en peligro elbienestar social.

Bajo planteamientos más tecnocráticos, se mantienen las sub-venciones pues se considera que son la única manera de asegurar larenta agraria que permitirá al final la modernización del sector agra-rio para que, en ése futuro, deje de ser necesaria la subvención^. Entérminos políticos, electorales, se ha admitido la existencia de sub-venciones al sector agrario porque de esta manera se asegura una

^ Es la idea que ha manifestado (Agosto de 1996) la Comisaria de Política RegionalComunitaria y del Fondo de Cohesión en la Unión Europea. `Los objetivos de reducir Ias diferenciasde ingresos, equiparar las infraes[ruc[uras y derribar las desventajas entre zonas seguirán siendo váli-dos. porque las diferencias existen... La experiencia demuestra que las diferencias de renta sbin scrrducrn a lareo plazo, con una política persistente-'.

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clientela que apoyará la permanencia en el poder de los gobernan-tes que las conceden.

El Tratado de Maastricht mantiene, en este punto, los mis-mos objetivos que se plantearon en su momento en el Tratadode Roma. Los objetivos de la Política Agraria Común, conligeras reformas, son por tanto inalterables, lo que no deja deser significativo. Estos objetivos que se pretenden alcanzarson los siguientes: 1) Incrementar la productividad agrícola,fomentando el progreso técnico, asegurando el desarrolloracional de la producción y el empleo óptimo de los factores,en particular el trabajo. 2) Garantizar el nivel de vida equita-tivo de la población agraria. 3) Estabilizar los mercados de ali-mentos. 4) Garantizar la seguridad de los abastecimientos. 5)Asegurar a los consumidores productos agrarios a preciosrazonables (Nieto, 1995: 167-178).

Una segunda forma de subvención oficial, donde las discre-pancias apenas existen cuando se trata de países en vías de desa-rrollo, se produce a través del proceso de comercialización de los

productos agrarios.Si por comercialización se entienden los complejos procesos

de almacenaje, transformación y transporte de los productosagrarios, no cabe duda que los países con desventaja en su desa-rrollo global presentan deficiencias notables en todos o en algu-na de las etapas que intervienen en el proceso. LaAdministración en estos casos debe compensar estas externali-dades que tiene que superar el sector agrario, subvencionandoparte de los costes que supone no contar con una infraestructuramoderna. Se admite que estas ayudas deben ir reduciéndose con-forme desaparecen los costes externos.

8.3. La agricultura española en su contexto

8.3.1. Datos macroeconómicos

Tal como se reconoce en los últimos Informes Económicos

del Banco Bilbao Vizcaya, el sector agrario español estásufriendo las consecuencias del ajuste que exige la Política

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Agraria Común. Además, debe asumir que los intereses comu-nitarios tienden a apoyar los sectores agrarios de los paísescentrales y los de reciente incorporación frente al resto. Porúltimo, debe reconocerse que no existe un único sector agrarioespañol pues tanto el pasado como el presente y, sobre todo, elfuturo de las distintas regiones agrícolas españolas son biendiferentes.

Como consecuencia del desarrollo del sector agrario, éste seencuentra cada vez más integrado en el sistema económicogeneral. Integración que supone una tendencia clara de espe-cialización hacia determinados productos; en general se produ-ce lo que termina comercializándose. Como consecuencia deesta restricción, la aportación de la agricultura a la producciónnacional es cada vez menos importante. La tendencia puedeverse en el gráfico 8.1 y los datos más recientes en la tabla quesigue:

CUADRO51

VALOR AÑADIDO BRUTO A PRECIOS CONSTANTES DE 1991DE CADA UNO DE LOS SECTORES ECONÓMICOS

(En miles de millones)

1991 1993 1995Agrario 2.739,2 5,0 2.764,1 4,9 2.480,6 4,7Industria 13.058,6 23,8 12.461,5 21,3 13.654,3 22,2Construcción 4.880,8 8,9 4.414,5 8,0 4.748,0 8,1Servicios 34.103,9 62,3 34.829,5 65,8 36.635,4 65,0Total Nacional 54.782,5 100% 54.469,6 100% 57.518,2 100%

1=uente: Fundación FIES. Papeles de Economía. Disparidades económicas rcaionales. Núm. 67.1996.

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Mientras en la última recesión económica el sector agrarioapenas se resintió, siendo el sector de servicios el que apenasnotó esta crisis, durante el crecimiento económico de los últimosaños no ha ocurrido lo mismo. Todos los sectores, a excepcióndel agrario, han incrementado su aportación al producto nacio-nal.

Resultado de este cambio estructural es que la productividaddel factor trabajo en el sector agrario ha aumentado con el pasodel tiempo, más en los últimos años. La tendencia comparadapuede verse en los gráficos 8.2 y 8.3. Como se indicará más ade-lante, este repunte se explica en parte por las subvencionesdirectas percibidas de la Unión Europea.

Estos excedentes, ganancias, generados por el sector prima-rio, han sido utilizados para financiar a los otros sectores, enespecial al de servicios.

Si se considera la tendencia de los precios que percibe y debepagar el sector agrario se observa que los costes de los factoresde producción aumentan, mientras que los ingresos se reducen.Para hacer frente a este desajuste estructural caben dos opcio-nes: recibir mayores ayudas, y/o aumentar la producción. En elsegundo caso se estaría en presencia de una situación excéntri-ca, pues la demanda de productos agrarios se reduce como con-secuencia de la consolidación del desarrollo, a no ser que seincremente la exportación, cuestión poco probable dadas laslimitaciones impuestas por las normativas comunitarias, o porlas circunstancias coyunturales del mercado internacional de losalimentos.

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CUADRO 52

EVOLUCIÓN DE LOS ÍNDICES DE PRECIOSEN EL SECTOR AGRARIO

Preciospercibidos

Preciospagados

bienes y servicios

Bienesinversión

Salarios

1985 100 100 100 100

1986 106,8 103,8 104,7 109

1987 105,8 104,8 109,2 116

1988 109,3 106,3 114,7 122

1989 I 17,5 108,9 123,1 I 331990 I I 8, 3 I 09,7 129,5 I 49I 991 I I 8,0 I 1 I,8 131,2 I 62I 992 I I 0,0 I I 2,3 133,4 I 78I 993 1 15, 8 1 l 5,7 138,4 188I 994 I 29,4 I 18,6 I 44,9 199

Fuente: MAPA, Anuario de Es[adís[ica Agraria. Madrid, 1995.

8.3.2. Las distintas Españas agrarias

Si no se discute la existencia de distintas Españas, tampoco sepuede poner en duda que también existen modelos bien diferen-ciados de estructuras agrarias regionales. El conocimiento de larealidad desigual es importante a la hora de diseñar políticasmacroeconómicas que aseguren el éxito de las mismas.

Como pone de manifiesto el último estudio del Fondo para laInvestigación Económica y Social, "las regiones españolas se agru-pan en torno a un conjunto de ejes económicos y clubs tecnológi-cos que, poco a poco, parecen ir adquiriendo carta de naturale-za" 91. Esos ejes son los siguientes: Valle del Ebro (Aragón, Riojay Navarra); Arco Mediterráneo (Cataluña, ComunidadValenciana y Murcia); Cornisa Cantábrica (Galicia, Asturias,Cantabria y País Vasco); Centro (Castilla y León, y Castilla-La

91 Hay una larga tradición de es[udios que anticipaba esta realidad que se está construyendo.Resulta imprescindible citar la obra seminal de Román Perpiñá y su teoría corológica.

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Mancha); Sur (Andalucía y Extremadura). Por razones obvias, losdos archipiélagos actúan de manera diferente.

En las conclusiones generales del estudio citado se insiste enque, sea cual sea la agrupación regional que se lleve a cabo, "losfenómenos de desarrollo local tienen una importancia singularcomo factores contribuyentes a la reducción de las desigualdadesregionales".

Por lo pronto, la aportación de las Comunidades Autónomas ala producción final agraria española es bien diferente. Mientras elvalor máximo corresponde a Andalucía (21%), los valores míni-mos se dan en Baleares y Madrid (1%).

Una aportación tan desigualmente repartida se explica, entreotros factores, por la estructura de la propiedad del factor tierra yun conjunto de factores que históricamente han ido asociados aella. Algo más de la mitad de todas las explotaciones (64,7%) seencuentran en el umbral de falta de viabilidad económica. Lasexplotaciones que producen un mayor margen bruto de explota-ción no superan el 10% de todas las explotaciones. Cataluña,Castilla y León y Navarra son las Comunidades más rentablesbajo este concepto. En un segundo lugar se encuentran lasComunidades de Cantabria, País Vasco y La Rioja.

La tabla que sigue resume la estructura productiva del sectoragrario de las Comunidades Autónomas (Calcedo, 1996).

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CUADRO 53

INDICADORES DE ESTRUCTURA ECONÓMICADEL SECTOR AGRARI0.1993

SAU/UTA SAU/E UTA/E UTF/UTAANDALUCIA 19,4 15,5 0,8 53,2ARAGÓN 49,9 35,2 0,7 83,5ASTURIAS 6,8 8,8 1,3 98,3BALEARES 15,3 12,0 0,8 82,6CANARIAS 2,3 3,4 1,5 51,5CANTABRIA 9,6 11,4 1,2 96,2CAST/LEÓN 45,2 36, I 0,8 85,9CAST/MANCHA 54,7 30,2 0,6 67,6CATALUÑA 14,4 14,9 1,0 79,7C.VALENCIANA 9,2 3,7 0,4 72,4EXTREMADURA 48,6 36,3 0,7 62,4GALICIA 3,3 4,4 1,4 97,6LA RIOJA 14,8 12,2 0,8 82,4MADRID 36,0 24,5 0,7 66,3MURCIA 12,0 8,7 0,7 56,0NAVARRA 29,8 22,4 0,8 80,9P. VASCO 8,8 8,6 1,0 94,8ESPAÑA 22,2 18,0 0,8 75,7

Fuente: FIES, pág. 126 (Ver significado de las cabeceras en el cuadro n° 53.1)

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CUADRO 53.1

INDICADORES DE ESTRUCTURA DEL SECTOR AGRARIO

T50/T TDT/T MB/E MB/SAU MB/UTAANDALUCIA 51,8 60,6 1.332,7 72,9 1.416,6ARAGÓN 59,2 68,5 1.712,7 48,7 2.433,2ASTURIAS 60,9 88,7 1.004,0 113,9 779,2

BALEARES 66,0 68,7 782,8 65,5 999,0

CANARIAS 60,2 74,4 1.462,5 431,6 976,3

CANTABRIA 54,0 84,3 1.432,3 125,9 1.208,9

CAST/LEÓN 53,9 75,4 1.944,3 53,9 2.435,3

CAST/MANCHA 57,9 61,6 1.009,5 33,5 1.831,2

CATALUÑA 56,8 68,6 2.354,8 157,6 2.268,4

C. VALENCIANA 60,8 59,1 708,7 189,9 1.744,1

EXTREMADURA 59,9 64,2 1.246,4 34,3 1.668,8

GALICIA 68,3 87,4 848,6 191,6 626,4LA RIOJA 55,5 70,6 1.288,9 105,3 1.559,0

MADRID 66,3 70,6 1.187,9 48,4 1.742,4

MURCIA 49,2 54,9 1.491,0 171,8 2.069,2

NAVARRA 60,8 73,1 2.181,7 97,3 2.900,8

P. VASCO 67,8 74,4 1.298,1 151,1 1.323,8ESPAÑA 57,9 67,8 1.261,0 70,1 1.556,0Fuente: FIES, pág. 126Notas: SAU, superficie agraria útil. UTA, unidad de trabajo año. E, explotación. UTF, unidad detrabajo familiac T, titular de la explotación. TSQ, titular de más de 50 años. TDT, titular con dedi-cación total a la explotación. MB, margen bruto con valor medio en 1993 de 149.124 pesetas.

Sin entrar en más detalles, las Comunidades Autónomas sediferencian entre sí por razones de carácter, formación, organiza-ción, demografía etc. que inciden sobre los tres factores de la pro-ducción: tierra, capital y trabajo. Los desequilibrios son evidentes.Si en algunos casos las explotaciones de carácter familiar son ren-tables, en otros no lo son tanto. Incluso estas estructuras de pro-ducción familiar pueden servir como actividades que fijan lapoblación al espacio. En otras ocasiones cualquier esfuerzo porhacerlo no serviría de nada. Si en unos casos las explotácionesintensivas en el factor tierra, o capital, son poco productivas, enotras Comunidades, por razones ecológicas, sí que lo son.

Esta circunstancia no es privativa de España. En el resto de paísesmiembros de la Unión Europea, tampoco existe un único modelode estructura agraria. Se trata, como se señala en los manuales, deintegrar los distintos sistemas de producción.

228

A partir de las variables de la tabla anterior podrían desarro-llarse distintas tipologías que permitieran caracterizar lasComunidades Autónomas. Quede para otra ocasión sistematizarlos diferentes tipos de estructuras productivas en las que se puedenagrupar las Comunidades.

Se presenta a continuación la distribución que se obtiene al con-siderar los valores que aportan cada una de las Comunidades, com-paradas con el valor medio de las regiones de la Unión Europea.En este caso, la caracterización permite establecer el peso de cadauna de nuestras Comunidades en el conjunto de la Unión Europea.

CUADRO 54

CARACTERIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMASSEGÚN LOS RESULTADOS ECONÓMICOS

DEL SECTOR AGRARIO EN 1991

Valor añadido brutodel sector agrario

por Unidad de TrabajoAnual de la UE=100

% del valor añadido brutoagrario del total del valor

añadido bruto en cadaComunidad Autónoma

Murcia I 10,8 8,7Cast/Mancha I 04,4 11,7La Rioja I 02,5 10,4C. Valenciana 94,7 4,2Andalucía 92,3 7,6Navarra 88,7 4,9Aragón 80,7 6,7Canarias 78,6 3,5Extremadura 77,0 11,4Cataluña 76,5 1,7Madrid 76,2 0,3España 68,8 4,2Baleares 66,1 1,9CasdLeón 61,3 7,9P. Vasco 46,1 1,0Cantabria 46,1 4,0Asturias 26,7 2,6Galicia 26,5 5.7

Fuente: Comisión Europea, La si[uación de la agricultura en la Unión Europea. Inlurmc 199^1.Bruselas, 1995. T/44 y T/45.

229

El cruce de las dos variables da lugar a una tipología que per-mite distinguir las Comunidades agrarias en las que su aportaciónal producto regional es alto, de productividad alta, es decir, que sepueden considerar como modernas y eficaces, de las que no lo son,pues mantienen una estructura tradicional. La referencia es elvalor medio nacional. De acuerdo con los resultados, tresComunidades superan los valores comunitarios: Murcia, CastillaLa Mancha y La Rioja.

A1 mismo tiempo, esta tipología destaca aquellas Comunidadescuya riqueza se funda en actividades industriales y/o de servi-cios, por tanto, la aportación agraria e Ĝ pequeña, pero distinguien-do las Comunidades con alta productividad agraria, o baja. En elprimer caso se encuentran las Comunidades de Canarias, Cataluñay Madrid.

8.4. PRODUCTIVIDAD Y RENTA AGRARIA: LA RENTARURAL

Tal como se reconoce en varias ocasiones en el Informe de laComisión Europea sobre la agricultura en 1994, "la aplicación dela reforma de la PAC a partir de la campaña 1993-94 y, en particu-lar, la introducción de ayudas compensatorias a los productorescomo contrapartida por la reducción de los precios institucionalesde los cereales y de la carne de vacuno. En la actualidad estas ayu-das suponen una parte fundamental de la formación de la rentaagraria y constituyen un factor de seguridad y estabilización de lasrentas en los sectores beneficiados" (Comisión Europea,1995: 31).En el gráfico 8.9 puede verse la tendencia de las dos variables, aun-que debe reconocerse que tal como se han calculado la correlaciónevidentemente es alta.

No obstante, el sector agrario español ha recibido una impor-tante inyección de los fondos comunitarios en los últimos años. Latendencia de estas aportaciones en valores absolutos y relativospuede verse en la tabla que sigue.

230

CUADRO 55

CONTRIBUCIÓN FINANCIERA DE LA UNIÓN EUROPEAA LOS SECTORES AGRARIO Y PESQUERO ESPAÑOLES

(millones de pesetas corrientes)

1986 37.551,0 100,01987 90.048,0 239,81988 270.236,8 719,71989 284.231,9 756,91990 336.409,4 895,91991 511.584,8 I .362,41992 548.096,0 1.459,61993 715.797,0 1.906,21994 760.862,1 2.026,21995 849.661,5 2.267,7

Fuente: Ministerio de Agricul[ura, Pesca y Alimen[ación. HECHOS Y CIFRAS DEL SECTORAGROALIMENTARIO ESPANOL. 1995. Madrid, 1996. Pág. 58.

En 1986 España ocupó el décimo puesto en el total de las ayu-das recibidas del FEOGA-Garantía, que representaron la casitotalidad de las ayudas recibidas -37.442 en 1986, y 700.307,5 en1994-. En 1994 ocupó el tercer lugar, detrás de Francia yAlemania.

231

CUADRO 56

DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS DE LOS FONDOSESTRUCTURALES DE LA UNIÓN EUROPEA

PARA EL PERÍODO 199499

(millones de ECUS de 1994)

Alemania 14,6Bélgica 0,9Dinamarca 0,1ESPAÑA 26,3Francia 5,8Grecia 13,1Holanda 0,5Irlanda 5,3Italia 15,3Luxemburgo -Portugal 13,1Reino Unido 5,-

TOTAL 100 % (106.921)

Fuente: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. MANUAL DE ESTADÍSTICAAGRARIA. 1994. Madrid, 1995. Pág. 232.

El sentido proteccionista de la política comunitaria se hace evi-dente si se compara el destino de las ayudas. El porcentaje másalto del esfuerzo económico de la Comunidad se destina a asegu-rar la capacidad adquisitiva de los agricultores. El argumento quese maneja desde las instancias oficiales de la Comisión es que hayque insistir en el esfuerzo para que, en el futuro, las cosas seandistintas. La agricultura, o mejor los agricultores, debe seguirsiendo tratada de manera diferente a las otras actividades econó-micas. El problema está en saber hasta dónde se estará dispuestoa llegar.

En la tabla que sigue se puede ver el apoyo recibido por las dis-tintas Comunidades, y la diferente manera de recibir los benefi-cios de las subvenciones de la Unión Europea. Los índices que sehan calculado permiten comprobar el desequilibrio en las ayudas

percibidas.Con la excepción de Asturias y Galicia, donde las subvenciones

corresponden sobre todo a los fondos FEOGA-Orientación, el

232

resto de las ayudas financian de manera indirecta la renta de loscampesinos.

CUADRO 57

CONTRIBUCIÓN FINANCIERA DE LA UE POR CC. AA. 1995

(Millones de pesetas)

Ayudas directasFEOGA-Garantía y

Fondos Estructurales

FEOGA-Orientación

Total % Tota1 % Total %

ANDALUCÍA 237.601,2 96,3 9.082,8 3,7 246.683,9 100ARAGÓN 65.433,5 92,7 5.125,7 7,3 70.559,2

ASTURIAS 3.658,4 57,6 2.695,7 42,4 6.354,1

BALEARES 3.801,9 87,3 552,2 12,7 4.354,1

CANARIAS 37.215,1 90,0 4.117,4 0,0 41.332,5CANTABRIA 2.040,6 73,5 734,3 26,5 2.774,9

CAST/MANCHA 108.314,8 93,1 7.999,9 6,9 116.314,7CAST/LEÓN 122.148,6 89,9 13.747,7 10,1 135.896,3

CATALUÑA 36.084,0 95,8 1.580,8 4,2 37.664,8EXTREMADURA 82.516,3 95,4 4.000,6 4,6 86.516,9

GALICIA 9.507,0 48,5 10.086,5 51,5 19.593,5

MADRID 6.904,1 92,4 571,6 7,6 7.475,7

MURCIA 21.549,3 93,3 1.541,4 6,7 23.090,7

NAVARRA 17.311,3 91,6 1.584,0 8,4 18.895,3

LA RIOJA 4.510,0 91,0 446,8 9,0 4.956,8C. VALENCIANA 21.318,4 83,9 4.093,9 16,1 25.412,3

P. VASCO 9.580,3 82,1 2.092,9 17,9 11.673,2

TdT'AL 789.494,6^'' 91,8 70.054,2 8,2 859.548,8 100

(*) En la cifra total del FEOGA-Gazantía no se han considerado 60.166,5 millones de pesetasque están sin "regionalizar".

Fuente: Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Todos los cálculos que miden la concentración, o la dispersión,de la renta espacial o familiar en España, mediante el índice deGini por ejemplo ^, ponen de manifiesto una clara contradicciónen su fundamento que, sin embargo, se explica si se consideran las

^ Datos calculados por el Banco Bilbao Vizcaya a la hora de dar cuenta de la renta nacionalespañola y su distribución provincial.

233

importantes subvenciones de la Unión Europea, del Estado, o delas propias Comunidades Autónomas.

Por un lado, la riqueza se concentra cada vez más en unaszonas, ejes por utilizar la expresión ya señalada, mientras queaumenta el vacío en las demás. Cada vez es más clara la existen-cia de una España rica y otra que no lo es. Pero si la unidad deconcentración-dispersión es la unidad familiar, la dispersión de larenta tiende a reducir las diferencias entre los que más tienen ylos que tienen menos, por supuesto que en los intervalos medios.No cabe otra explicación para comprender esta anomalía queconsiderar las subvenciones, las distintas subvenciones a las quedeben sumarse las ayudas para acceder a ciertos servicios colec-tivos, como un componente más, e importante en algunos casos,de la renta familiar.

En las tablas que siguen puede verse una primera aproxima-ción a esta contradicción. En general, el valor añadido bruto dis-minuye en líneas generales en la mayoría de las Comunidades,sin embargb la renta aumenta. EI caso español resulta particu-larmente beneficiado al compararlo con la tendencia que presen-ta la renta en la Unión Europea. La tendencia puede verse en latabla que sigue.

234

CUADRO 58

EVOLUCIÓN NACIONAL DE LA RENTA AGRARIAPOR UNIDAD DE TRABAJO ANUAL EN ESPAÑA

Y EN LA UNIÓN EUROPEA ^'1

España UniónEuropea

Convergenciao Divergencia

1976 79,6 95,5 -15,91977 90,4 95,6 -5,21978 91,5 97,2 -5,71979 83,5 94,6 -11,11980 90,3 91,9 -1,61981 80,0 92,9 -12,91982 92,4 102,5 -10,11983 92,2 99,0 -6,81984 100,8 ]01,6 -0,81985 102,7 98,0 4,71986 96,4 98,9 -2,51987 102,1 96,7 5,41988 116,5 98,9 17,61989 114,6 110,7 3,91990 121,8 108,5 13,31991 127,0 105,9 21,11992 112,1 104,5 7,61993ta> 141,5 105,1 36,41994tb^ 160,4 111,8 48,6

(s) La fuente manejada considera la Renta Agraria Real por UTA considerando el Índice1985=100.

(a) Avance.(b) Estimación.La convergencia o divergencia se mide por la diferencia entre los dos índices. EI signo positivoindica ventaja para España fren[e al res[o de socios de la UE.Fuente: MAPA-Secretaría General Técnica. "Evolución de macromagnitudes agrarias regiona-

les: 1985-1994". Marzo, 1995.

La situación es má Ĝ Ilamativa si se compara la productividadaparente por persona ocupada en cada uno de los sectores.Gráficos 8.10 a 8.14. En este caso se han calculado las variacionesinteranuales. Sin embargo, como se ha visto más arriba, la ten-dencia de la renta agraria se ha mantenido creciente de maneraconstante. A1 final, el reparto comunitario de esa mayor renta noha beneficiado a todos por igual. Así lo ha medido Raymond Bara

235

con otros indicadores más complejos. La dinámica de la actividadeconómica nacional y de las Comunidades Autónomas no consi-gue eliminar la diferencia entre el todo y las partes, medida entérminos de renta agraria real por persona ocupada en la agricul-tura. Los datos pueden verse en la tabla que se acompaña. A lavista de las tendencias que se observan en las Comunidades hayque añadir otra peculiaridad al desarrollo agrícola español: lasventajas no se han acumulado con el paso del tiempo. Parececomo si el ciclo económico de cada Comunidad siguiera leyes dis-tintas a las de las demás.

236

CUADRO 59.1

DESVIACIÓN DE LA RENTA AGRARIA POR PERSONAOCUPADA DEL VALOR MEDIO NACIONAL EN LOS AÑOS

QUE SE INDICAN ^'>

1976 1977 1978 1979 1980 1981

ANDALUCIA -17,3 -29,1 -23,6 -17,4 -18,1 -11

ARAGÓN 39,8 16,8 43,5 32,6 20 -27,4

ASTURIAS 44,2 26,1 8,9 -3,4 -1,8 12,4

BALEARES -6,3 -22,5 -6,4 -5,8 -7,9 -10,8

CANARIAS -5,4 5,1 10,9 23,5 12,7 22,0

CANTABRIA 27,2 39,8 l,0 -7,0 3,6 16,7

CAST/MANCHA 10,8 6,1 32,7 18,8 34,3 7,4

CAST/LEÓN -3,1 -5,5 -4,3 -18,2 -3,3 -32,9

CATALUÑA 19,2 11,2 37,5 25,4 34,7 11,5

EXTREMADURA -20,5 -35,6 -22,9 -14,8 -8,7 -5,0

GALICIA 27,6 22,7 24,2 29,0 27,1 25,6

MADRID 98,1 87,0 9,2 122,3 44,8 6,2

MURCIA -23,9 -32,7 -23,3 -9,7 -21,7 -17,3

NAVARRA 25,7 -0,2 11,4 10,4 12,8 7,4

LA RIOJA -20,9 -24 -38,6 -28,6 -32,8 -15,3

C. VALENCIANA -2,5 -17,7 -4,9 -8,9 3,3 19,1

P. VASCO 26,7 9,4 -3,3 24,1 -7,6 16,51982 1983 1984 1985

ANDALUCIA -12,7 -11,5 1,4 4,3

ARAGÓN -15,5 -18,2 4,6 -3,3

ASTURIAS 41,8 27,1 4,4 -6,3

BALEARES -13,9 -19,6 -29,8 -19,0CANARIAS 6,0 -2,0 -11,6 -7,9

CANTABRIA 17,2 14,9 9,6 -8,7

CAST/MANCHA 7,8 2,4 0,7 4,9

CAST/LEÓN -24,8 5,7 8,3 6,7

CATALUÑA 29,0 16,3 ]0,4 -4,0

C. VALENCIANA 11,1 12,9 -1,9 -3,6

EXTREMADURA -6,9 -31,0 2,5 1,4

GALICIA 34,2 15,7 5,0 -7,6

MADRID 12,3 17,1 40,7 -20,5

MURCIA -13,8 -14,7 -22,7 6,9

NAVARRA 13,2 21,7 10,3 -15,2LA RIOJA -17,5 32,4 3,8 -0,7

P. VASCO 24,6 27,6 18,0 -22,9

237

CUADRO 59.2

DESVIACIÓN DE LA RENTA AGRARIA POR PERSONAOCUPADA DEL VALOR MEDIO NACIONAL EN LOS AÑOS

QUE SE INDICAN ^`^

1986 1987 1988 1989 1990^a1 1991 ^a>ANDALUCÍA -5,6 -15,1 -13,4 -21,1 -13,3 -3,0ARAGÓN -1,4 -7,5 9,2 2,3 -14,6 25,9ASTURIAS 2,0 -8,1 -15,1 26,1 6,9 -8,4BALEARES 48,8 33,9 1,] 41,4 76,3 109,1CANARIAS 19,4 61,9 40,3 70,2 147,0 112,1CANTABRIA -0,8 8,6 65,7 65,8 27,9 56,7CAST/MANCHA -5,4 -9,3 -12,3 3,5 29,2 41,9CAST/LEÓN -15,1 11,8 12,1 -22,9 -19 -24,9CATALUÑA -6,5 2,8 -5,4 15,9 37,2 13,0C. VALENCIANA 5,5 -4,2 -16,1 -20,4 -8,5 6,2EXTREMADURA -3,8 -14,0 -6,5 -8,3 5,9 11,0GALICIA 2,6 4,8 -5 4,8 15,1 2,8MADRID -20,2 -50,2 -68,2 -24,5 -51,8 -35,]MURCIA 15,8 14,3 5,7 28,5 21,1 13,4NAVARRA 4,9 4,6 -3,8 17 8,8 30,7LA RIOJA -3,1 -10,6 -10,1 -11,9 6,7 19,0P. VASCO 4,9 33,2 18,5 16,2 70,8 191,8

1992^^1 1993^e^ 1994^^>ANDALUCÍA 2,8 3,1 -1,2ARAGÓN 7,5 22,5 18,7ASTURIAS -11,7 -17,2 -9,6BALEARES 39,7 66,3 118,1CANARIAS 97,5 169,6 76,5 ^CANTABRIA 62,6 29,1 55,1CAST/MANCHA 52,5 97,9 83,3CAST/LEÓN -26,7 86,7 73,2CATALUÑA 28,4 38,3 15,4C. VALENCIANA 8,4 -31,3 -23,8EXTREMADURA 14,9 19,4 83,4GALICIA 11,8 -10,1 -2,0MADRID 42,1 9,3 -6,0MURCIA 3,0 -9,8 -15,7NAVARRA 44,3 41,2 23,8LA RIOJA 4,5 -27,9 -25,8P. VASCO 116,1 63,7 72,9(*) Se toma como punto de referencia ]985=100. EI signo positivo beneficia en términos compa-

rados a la Comunidad respecto del total nacional; el negativo indica su desventaja.(a) Datos provisionales.((b) Avance.c) Estimación.

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del MAPA-Secre[aría General Técnica,EVOLUCIÓN DE MACROMAGNITUDES... Ci[.

238

CUADRO 60

EVOLUCIÓN DE LA RENTA AGRARIA Y DEL VAB(MILLONES DE PESETAS DE 1985). ÍNDICE DE PREVALENCIA

ENTRE LOS DOS AÑOS DE LA RENTA Y DEL VAB

Renta V.A.B.1985 1994 Ip 1985 1994 Ip

ANDALUCÍA 398,6 409,5 1,3 421,4 305,5 -15,9ARAGÓN 62,5 74,4 8,7 81,9 48, I -26ASTURIAS 26,3 21,4 -10,3 29,4 21,9 -14,6BALEARES 11,9 11,5 -1,7 15,2 11,9 -12,8CANAR[AS 29 38 13 4 30 39 4 13 5CANTABRIA 18 17, I

,2,6 I 8,3 I

,

17,5

,

-2,2CAST/MANCHA 122,2 157,9 I2,7 I53,5 06,2 -18,2CAST/LEÓN 168,5 195,6 7,4 207,4 158,9 -13,2CATALUÑA 96,3 99,2 I ,5 I 17,7 98,6 -8,8C. VALENCIANA 126,4 107,9 -7,9 133,3 110,3 -9,4EXTREMADURA 75 95,1 11,8 84,9 69,7 -9,8GALICIA 100 84 -8,7 117,4 91,5 -12,4MADRID 10,1 11,9 8,2 14,5 I 0,9 -14,2MURCIA 66 65,5 -0,4 68,7 62,7 -4,6NAVARRA 25,1 23,9 -2,4 29, I 20,6 -17, IP. VASCO 19,1 25,1 13,6 21,9 23,3 3, IRIOJA 22,1 21,4 -1,6 25,2 20,3 -10,8

Fuen[e: Calculado a partir de los da[os aportados por Gerardo García Fernández,"Territorialización de las rentas y subvenciones agrarias". MAPA-VicesecretaríaGeneral Técnica. Agosto, 1995.

239

CUADRO 61

EVOLUCIÓN DE LOS IlVDICADORES DE RENTA

(En pesetas y unidades monetarias constantes)

Renta agrariaprecios cons-tantes 1976

Renta agrariareal por UTA

en España

Renta agrariareal por UTA

en UE12

Poblaciónocupada

agricultura1986 394,2 96,4 98,9 1.639,01987 413,9 102,1 96,7 1.612,81988 434,4 16,5 98,9 1.591,31989 407,5 114,6 110,7 1.496,21990 392,8 21,8 108,5 1.391,01991 371,7 127,0 105,9 1.251,51992 311,4 112,1 104,5 1.166,51993 355,4 141,5 105,1 1.107,41994 388,9 160,4 111,8 1.072,11986 1001987 105 106 97,8 98,41988 110,2 120,9 100 97,11989 103,4 118,9 111,9 91,31990 99,6 126,3 109,7 84,91991 94,3 131,7 107,1 76,41992 79 116,3 105,7 71,21993 90,2 146,8 106,3 67,61994 98,7 166,4 113 65,4

Fuente: MAPA-Secretaría General Técnica, Evolución de las Macromagnitudes... CIT.

A1 contrastar las cifras de población ocupada con las presentadas en LA AGRICULTURA, LAPESCA Y LA ALIMENTACIÓN ESPAÑOLAS EN ]995, aparecen ligeras variaciones que noson significativas para lo que se trata aquí.

8. 5. Productividad e ingresos de los hogares agrarios

No existe una relación directa entre productividad agraria eingresos; de hecho en los últimos años ha ido descendiendo la pro-ductividad agraria en relación a la productividad de la actividad noagraria, lo que no quiere decir que hayan disminuido en la mismaproporción los ingresos de los agricultores.

Un análisis comparado de la productividad de la actividad agrariay no agraria arroja una pérdida creciente de competitividad del sector

240

agrario, de modo que la productividad de un activo agrario era en 1965e142% de la de un activo no agrario, habiéndose reducido la relaciónen 1992 al 28% (Ver El Boletín número 30 del MAPA, pág. 33).

Ahora bien, en descargo de nuestra agricultura hay que señalar queésta parece haber sido la tónica predominante en ciertos países, veáseel caso de los países del Mediterráneo y del Mediterráneo norte, sibien en otros la tendencia ha sido más bien inversa, como en Francia,Grecia e Italia, países en los que se ha mantenido o se ha acortado lige-ramente la diferencia entre la productividad de la actividad agraria yla productividad de la actividad no agraria.

CUADRO 60

EVOLUCIÓN DE LA PRODUCTIVIDAD AGRARIA

Países PIB/actividad agrícola en %

196593 1990 1992MEDITERRANEO 29 20 19ESPAÑA 43 38 28FRANCIA 44 54 51GRECIA 46 55 47ITALIA 46 42 46PORTUGAL 58 24 18

Fuente: EI Boletín, número 3Q, pág. 33. MAPA, 1996.

Ahora bien, la pérdida progresiva de competitividad del sec-tor agrario, en relación al resto de sectores, no parece haberafectado de forma negativa a las rentas agrarias 94. Un estudio

^ EI PIB/actividad era en España en 1965 de 1977 $, y el PIBlactividad agraria 854 $; en 1990se había inaementado a 33.820 $, en la actividad nacional, y a 12.728 $, en la agraria; y en 1992 alcan-zaba 38.911 para el conjunto de activos y 10.933 para los activos agrarios.

^ Los grupos de hogares que se distinguen son los siguientes:1. Trabajadores agrarios por cuenta propia.2. Trabajadores no agrarios por cuenta propia.3. Direc[ivos y cuadros superiores, agrarios y no agrarios.4. Cuadros medios y contramaestres, agrarios y no agrarios.5. Obreros agrarios y no agrarios.6. No activos y parados.7. Total de los grupos no agrarios.

Se entiende por hogar agrario "el hogar cuyo sustentador principal es empleador, empresariosin asalariados o trabajador por cuenta propia con dedicación a la agricultura, ganaderia o silvicultu-ra. siempre que la explotarión no es[é cons[ituida en algún tipo de sociedad mercantil".

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reciente realizado por profesores de la Universidad de Alcalá encombinación con el INE señalan el acercamiento de las rentasde los hogares agrarios a las del resto de categorías de hogares,aunque éstas se mantienen inferiores a las de los empleadoresy trabajadores independientes en actividades no agrarias y a lasdel conjunto de trabajadores por cuenta ajena. Ahora bien, larenta de los hogares agrarios está por encima de las de los hoga-res cuyo sustentador principal es un no activo o no ocupado,pero esta renta es bastante o muy inferior a las rentas del restode activos.

Otros estudios, por contra, señalan un empeoramiento pro-gresivo de las rentas agrarias, sobre todo desde nuestra incorpo-ración a la UE. Un trabajo reciente del MAPA, (GarcíaFernández, 1995). señala que "la renta agraria de 1994 era un11,5% inferior a la de 1985 y, prácticamente, igual a la de 1991.La media de las rentas del trienio 92/94 eran un 1S% menos quelas rentas del período 1986/1988. Ello no contradice otr.o hechoque es la mejora de la renta agraria por UTA. Dicha mejoraparece deberse más que a la Política Agraria Comunitaria a lacaída del empleo agrario, que ha descendido entre 1985194 en un41,4%." ^

Como resumen de lo acontecido es importante señalar:1. Que las subvenciones significaban en el año 1985 el 4,6%

de la renta agraria y en 1994 el 27%.2. Que la renta agraria a precios constantes era, en 1985, de

439,2 miles de millones de pesetas. Y en 1994 había descendido a388,9 miles de millones de pesetas.

3. Que la renta agraria por UTA ha pasado desde el índice102, en 1985, al índice 160 en 1994.

4. Que el empleo ha descendido desde 1,83 a 1,1 millones.5. EI impacto de la subvención sobre la producción agraria de

cada una de las regiones españolas ha sido muy desigual, alcan-zando en algunas más del 50% de la renta agraria (Aragón), oacercándose en otras al 50% (Castilla-La Mancha, Castilla yLeón).

6. Relacionando la evolución del valor añadido de la rentaagraria y las subvenciones recibidas aparecen las siguientes tipo-logías o escenarios territoriales:

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a) Comunidades que a pesar del fuerte descenso del valorañadido de la renta agraria han mejorado su renta como con-secuencia de las subvenciones: Aragón, Castilla-La Mancha,Castilla y León, Extremadura y Madrid.b) Comunidades cuyo valor añadido de la producción ha des-cendido pero sus rentas Ĝan permanecido estables por haberrecibido un menor porcentaje de subvención: Andalucía,Baleares, Cataluña, Navarra y La Rioja.c) Comunidades que han visto reducida su renta agrariaporque ha descendido su valor añadido y han recibido unmenor porcentaje de subvenciones: Asturias, ComunidadValenciana y Galicia.d) Comunidades que han tenido descensos moderados delvalor añadido y que, por tanto, han mantenido estables susrentas, o con ligeros descensos, a pesar de no contar con sub-venciones: Cantabria y Murcia.e) Comunidades en las que, excepcionalmente, ha crecido elvalor añadido y se ha incrementado su renta agraria regional:Canarias y el País Vasco.

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CUADRO 6l

CUADRO COMPARADO DE LAS RENTAS AGRARIASY NO AGRARIAS

Renta Familiar Disponible Neta95

DATOS ABSOLUTOS

Empleadores y trabajadores independientesAgricultores Otros C. C. No Hog. Tot.

propia ajena activos no agr. Hoga.

1980 949.1591.429.644 1.239.901 1.205.090 837.597 1.104.6551.094.6701990 2.834.252 3.456.280 3.301.719 3.595.742 2.030.362 2.915. I l8 2.912.646

Porcentaies1990/1980 299 242 266 298 243 264 244

Relación de los ingresos de los hogares con los ingresos de los

hogares de agricultores.Agricultores= 100 100 100 100 ]00 100 1001980 100 66 77 79 113 86 87

1990 100 82 86 79 140 97 97

Fuente: EI Boletín, número 30 Pág 53. MAPA, 1996

Como comentario final al análisis sobre la renta agraria y surelación con la economía nacional, cabe señalar el caráctercada vez más complejo de este sector de actividad. Lo agrarioya no define el ámbito rural, como lo hacía hace unos años,porque en él se desarrollan actividades que, si en su origen oen su propia razón de ser debían prestar servicios y apoyos ala agricultura, su dinamismo las ha hecho cobrar cada vezmayor importancia. El mundo rural no desaparece, ni tampocola agricultura como soporte de ese mundo. Lo que está ocu-rriendo, y es algo que cabe anticipar como irreversible, es queese mundo -por pequeño que sea- se está haciendo cada vezmás complejo. Integra con mayor o menor éxito actividadesque hasta no hace tanto tiempo eran exclusivas del mundourbano. El continuo rural-urbano se está consolidando; en

^ La renta familiar disponible neta (RFDN) es igual a las rentas directas o primarias menos losimpuestos corrientes sobre renta y patrimonio y menos las cotizaciones a la Seguridad Social.

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lugar de abrirse la brecha de la quiebra, estudiada con fruiciónpor no pocos especialistas, lo rural se afianza como alternativa,manteniendo ciertas funciones tradicionales junto a otras pro-pias de las sociedad moderna.

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