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Carli, S. (Comp.) y otros. De la familia a la escuela. Infancia, socializacin y subjetividad. Editorial Santillana. 1999(Ficha Bibliogrfica)

Captulo I. La infancia como construccin social (Carli, S.)

Los nios por venirEl historiador francs Jean-Louis Flandrin, alude que la infancia se convirti en un objeto emblemtico del siglo XX fijado por los saberes de distintas disciplinas, capturado por dispositivos institucionales, proyectado hacia el futuro por las polticas del Estado y transformado en metfora de utopas sociales y pedaggicas. Sin embargo, la constitucin de la niez como sujeto slo puede analizarse en la tensin estrecha que se produce entre la intervencin adulta y la experiencia del nio, entre lo que se ha denominado la construccin social de la infancia y la historia irrepetible de cada nio, entre las regularidades que marcan el horizonte comn que una sociedad construye para la generacin infantil en una poca y las trayectorias individuales.La mirada de los historiadores de la infancia, ha estado centrada en el relato de los procesos por los cuales, a partir de la modernidad, la infancia adquiri un status propio como edad diferenciada de la adultez, en cmo el nio se convirti en objeto de inversin, en heredero de un porvenir. La mirada de los psicoanalistas en cambio ha estado atenta a la singularidad del nio, ha focalizado la temporalizacin de la subjetividad para leer y analizar las articulaciones complejas que se tejen en la historia infantil con la histrica-social. Las nuevas formas de la experiencia social, en un contexto de redefinicin de las polticas pblicas, de las lgicas familiares y de los sistemas educativos, estn modificando en forma indita las condiciones en las cuales se construye la identidad de los nios y transcurren las infancias de las nuevas generaciones.Los estudios sistemticos, tales como los testimonios cotidianos, coinciden en destacar esta mutacin de la experiencia infantil que conmueve a padres y maestros, seduce al mercado e intentan explicar los especialistas. Si bien no es posible hablar de la infancia, sino que las infancias refieren siempre a trnsitos mltiples, diferentes y cada vez ms afectados por la desigualdad, es posible situar algunos procesos globales y comunes que la atraviesan. Esa mutacin se caracteriza, por el impacto de la diferenciacin de las estructuras y de las lgicas familiares, de las polticas neoliberales que redefinen el sentido poltico y social de la poblacin infantil para los estados-naciones, de la incidencia creciente del mercado y de los medios masivos de comunicacin en la vida cotidiana infantil, y de las transformaciones culturales que afectan la escolaridad pblica y que convierten la vieja imagen del alumno en pieza de museo. Esta situacin estructural, que distingue la mirada y la experiencia de las edades, se agudiza en las ltimas dcadas, ante la impugnacin de las tradiciones culturales, la prdida de certezas y la imposibilidad de prever horizontes futuros. Desde la problemtica del medio ambiente hasta los fenmenos en el campo de lo gentico, todo indica transformaciones aceleradas que impactan sobre el registro temporal de las generaciones. Estos fenmenos hacen que la frontera construida histricamente bajo la regulacin familiar, escolar y estatal para establecer una distancia entre adultos y nios, y entre sus universos simblicos, ya no resulte eficaz para separar los territorios de la edad.Algunos autores sostienen que los medios masivos de comunicacin barrieron con el concepto de infancia construido por la escuela. Postman, llega a sostener la desaparicin de la infancia de este artefacto social creado en el Renacimiento, a partir de la erosin, provocada por los mass media, de la lnea divisoria entre la infancia y la adultez. Afirma que as como los medios grficos crearon a la infancia, los electrnicos la estn expulsando o haciendo desaparecer, al modificar las formas de acceso a la informacin y al conocimiento. Los cambios en la esfera mundial provocados por la expansin planetaria de los medios y las tecnologas a partir de los aos 50 han favorecido una mayor distancia cultural entre las generaciones.El borramiento de las diferencias entre nios y adultos no es slo un fenmeno cultural provocado por el impacto del universo audiovisual, sino que tambin puede explorarse en el terreno social. La vida cotidiana de amplios sectores de nios no se distingue de la de los adultos en la medida en que comparten cuerpo a cuerpo la lucha por la supervivencia. El trabajo infantil, los chicos de la calle, el delito infantil, son fenmenos que indican experiencias de autonoma temprana, una adultizacin notoria y una ausencia de infancia, nada inditos Amrica Latina. La pobreza, la marginacin y la explotacin social renen a las generaciones en un horizonte de exclusin social que no registra diferencias por edad. Sea por efecto de la globalizacin del mercado y del impacto cultural del consumo a nuevas edades o por la exclusin social que afecta a ambos sectores, o por sus efectos combinados, el borramiento de las diferencias, entre nios y adultos no nos permite afirmar en forma terminante que la infancia desaparece. Se puede argumentar en este sentido que los medios, y el mercado que se organiza en torno a ellos como potenciales consumidores, han fundado una cultura infantil, con el mismo impacto que tuvieron en la conformacin de una cultura juvenil global a partir de la segunda posguerra.Lo que sucede es que las infancias se configuran con nuevos rasgos en sociedades caracterizadas, entre otros fenmenos, por la incertidumbre frente al futuro, por la caducidad de nuestras representaciones sobre ellas y por el desentendimiento de los adultos, pero tambin por las dificultades de dar forma a un nuevo imaginario sobre la infancia. Desaparecer, alude a ocultarse, quitarse de la vista, parecera que el debate contemporneo invita a volver a ponerlos a la vista, a volver a construir una mirada de los cuerpos y de las almas de nuestros nios, sos tan obvios y tan naturalizados, tan dados por constituidos en las instituciones. Se carece no de nios, sino de un discurso adulto que le oferte sentidos para un tiempo de infancia que est aconteciendo en nuevas condiciones histricas, para nios que son a la vez ciudadanos del mundo y objeto de exterminio. Y en un mundo en el que los adultos deben redefinir su propia ubicacin en una sociedad compleja.

El nio como sujeto en crecimientoSi se admite que la infancia es una construccin social, el tiempo de la infancia es posible si hay, en primer lugar, prolongacin de la vida en el imaginario de una sociedad. Esto supone que pensar la infancia implica la posibilidad de que el nio devenga un sujeto social que permanezca vivo, que pueda imaginarse en el futuro, que llegue a tener historia. Esto remite a un debate social acerca de lo que Arendt denomina actitud hacia la natalidad entendiendo por ello el hecho de que todos hemos venido al mundo al nacer y de que este mundo se renueva sin cesar a travs de los nacimientos. Actitud frente a lo nuevo que nace al mundo y que compromete a los adultos a una transmisin del sentido propio de ese mundo. Afirmar la continuidad de la vida no implica, sostener una visin naturalista que ate la nocin de nio a su status biolgico, sino seguir valorando simblicamente la dimensin vital del crecimiento del nio, y de su proyeccin hacia el futuro. Los acelerados cambios cientficos-tecnolgicos que incluyen las nuevas condiciones para la procreacin y el nacimiento, los reposicionamientos de los adultos frente a horizontes de desempeo y exclusin, con el consecuente impacto sobre las prcticas de crianza y de educacin, de transmisin, y la ruptura cultural de los lazos intergeneracionales y sociales, inciden en el sentido de la vida que la sociedad modula. La posibilidad de este tiempo de infancia requiere pensar en un tiempo de vnculo entre adultos y nios en el que la erosin de las diferencias y de .las distancias, no devenga obstculo epistemolgico o material para la configuracin de una nueva mirada pedaggica que permita la construccin de otra posicin del adulto educador. Desafo para una voluntad educativa que respete el derecho al crecimiento entendindolo como la posibilidad de experimentar los lmites-sean esos de naturaleza social, intelectual o personal, no como prisiones o estereotipos, sino como puntos de tensin que condensan el pasado y que se abren hacia futuros posibles. Derecho que es condicin de lo que denomina la confianza, a la que se suman el derecho a la inclusin y el derecho a la participacin. Tal como seala Freud, la brecha entre nuestra memoria de infancia, siempre atravesada por la represin y por la amnesia, y el presente de los nios debera dejar de ser motivo de repeticin y de una nostalgia conservadora para convertirse en argumento para restituir a nios y educadores una nueva condicin de sujetos.

Infancia y modernidad Se perdi algo?Al admitir la aparente extincin de la infancia moderna, se parte de un supuesto y de la constatacin de una prdida. Ese supuesto es el que indica que esa infancia tuvo un status histrico y que la crisis de la modernidad barri con ella. Es importante destacar que en los proyectos de la modernidad europea y latinoamericana la educacin de la niez fue una de las estrategias nodales para la concrecin de un orden social y cultural nuevo que eliminara el atraso y la barbarie del mundo medieval y colonial. Un imaginario del cambio cultural y social que, a la vez que supuso en Amrica Latina la guerra contra el espaol y el exterminio del indio, favoreci la significacin de la infancia a partir de la concepcin de la niez como germen de la sociedad poltica y civil del futuro, y de su escolarizacin como garanta de un horizonte de cambio social y de progreso. En Sarmiento esta mirada resulta ejemplificadora. Este consideraba al nio como un menor sin derechos propios, que deba subordinarse a la autoridad disciplinaria del maestro y de los padres; pero a la vez lo consideraba una bisagra con la sociedad futura, deba ser estudiado para lograr proporcionarle una educacin eficaz que lo situara generacionalmente como pieza de una nueva cadena histrica.La autoridad del maestro del Estado se sobreimprimi a la autoridad familiar, en un proceso que marca la tensin entre el orden privado y el orden pblico y que indica la gradual delegacin de tareas en el Estado educador. La educacin moderna del siglo XIX en la Argentina se debati entre la pedagoga naturista de Rousseau, quien conceba al nio como una prolongacin del mundo de la naturaleza y cuya educacin negativa posibilitara la constitucin de un sujeto autnomo desde el punto de vista moral, y la pedagoga social de G. Pestalozzi, obsesionado por la creacin de un mtodo de enseanza de la lectoescritura que facilitara la educacin de masas de nios pobres por un nico maestro. Es posible concluir, que la historia de la infancia est atravesada por las luchas polticas, las ideologas y los cambios econmicos, como cualquier otro objeto de interpretacin historiogrfica. El punto de coincidencia entre los historiadores radica en localizar en la modernidad, entre los siglos XVII y XVIII, la emergencia de un nuevo tipo de sentimientos, de polticas y de prcticas sociales relacionadas con el nio. Las tesis bsicas de Aries, sealan que, a diferencia de la sociedad tradicional, que no poda representarse al nio y en la que predominaba una infancia de corta duracin, en las sociedades industriales modernas se configura un nuevo espacio ocupado por el nio y la familia que da lugar a una idea de infancia de larga duracin y a la necesidad de una preparacin especial del nio. Este vuelco haca un mayor inters por el nio se vincula con la emergencia de la familia nuclear y es acompaado ms tarde por la reduccin del nmero de nacimientos y por la organizacin de la familia como espacio primario. Segn Aries, la asociacin familiar reemplaza a la sociedad comunitaria, producindose una revolucin sentimental y escolar.Una exploracin de la experiencia argentina nos ubica en el, complejo escenario de los siglos XVIII y XIX. En el 1800 haba familias nucleares y familias extensas, y ello anuncia en la Argentina una voluntad general de constituir familias pequeas Junto al modelo patriarcal hegemnico exista el complejo y variado sistema de hbitos sociales que incluy consensualidad, ilegitimidad y exogamia, produciendo sujetos de derecho al margen de la normativa y del discurso oficial. En suma, nios y menores fueron luego los nombres con los que se orden un mapa de la poblacin infantil complejo y heterogneo (nios legtimos e ilegtimos, abandonados y hurfanos, alumnos y asilados, etc.)Los debates en torno a la sancin, en 1884, de la ley 1420, por la cual se estableci la obligatoriedad escolar, reflejaron las polmicas acerca de las concepciones vigentes sobre la familia y la ubicacin del nio en un orden privado y pblico en la etapa de fundacin del sistema educativo. La polmica se refera a si el nio deba ser la prolongacin de la familia, un brazo o propiedad de ella, o un sujeto de un nuevo orden social pblico.El reconocimiento de los derechos de los menores fue el argumento que esgrimi el liberalismo laico para imponer la obligatoriedad de la educacin pblica, en u contexto de fundacin del Estado nacional. Este debate se agudiza hoy. La cuestin en juego no es cmo imponer a los padres la obligacin de enviar a sus hijos a la escuela, sino como el Estado puede seguir siendo el garante principal de la educacin pblica.

La escolarizacin de la infanciaLa construccin social de la infancia moderna se relaciona no slo con las transformaciones de la familia sino con la emergencia de la escolaridad. La escuela sustituy el aprendizaje por medio de la educacin provocando el cese de la cohabitacin de los nios con los adultos y el aprendizaje por contacto directo. Segn Flandrin, el proceso de escolarizacin de la infancia desemboc en la infantilizacin de un amplio sector de la sociedad que dio lugar, por otra parte, a un proceso de pedagogizacin de la infancia. La escolaridad obligatoria funcion en la Argentina como un dispositivo disciplinador de los nios de los sectores populares, hijos de la inmigracin y de la poblacin nativa, pero al mismo tiempo tuvo una incidencia efectiva en la conformacin del tejido social y cultural del pas. La escuela favoreci la constitucin de una cultura pblica que incidi generacionalmente en el quiebre de la sociedad patriarcal, en la lucha por un horizonte de ciudadana democrtica y en la posibilidad de construir una sociedad integrada desde el punto de vista cultural. Los nios se inscribieron, a travs de la escuela, en un orden pblico.La implantacin del sistema escolar supuso violentar el orden cultural preexistente, al imponerse a la sociedad la obligatoriedad de asistencia a la escuela de los menores de 6 a 14 aos, esto incidi en la constitucin de los nios como sujetos.Empezaron a ser visualizados como un colectivo, como una generacin constitutiva de la poblacin argentina, y la educacin fue el mejor espacio para su inclusin. A partir de all, la infancia se convirti en el punto de partida y en el punto de llegada de la pedagoga, pero una pedagoga que dialogaba con la criminologa, con la psicologa experimental, con la literatura, con los estudios mdicos, es decir, con el conjunto de saberes que en la poca otorgaba validez cientfica a la pedagoga y prescriba acerca de la naturaleza y la identidad propias del nio.

Los nios en el siglo XX: entre la permisin y la represin La pretensin de sujetar al nio a un orden instituido (en este caso, el escolar) y de definir desde all su identidad, no llega a ser total, en la medida en que, como toda identidad, la del nio es siempre precaria, relacional y abierta. Los nios nunca quedan absolutamente capturados o fijados por las prescripciones adultas o por la lgica de las instituciones: estn atravesados por la historia en su carcter de sujetos en constitucin. Las miradas a la infancia han oscilado muchas veces entre proclamas de derechos del nio y mandatos represivos, desplazndose conflictivamente durante el siglo XX por territorios de interpretacin confrontados: entre la libertad del nio y la autoridad del adulto. Recorriendo el siglo XX partiendo de la hiptesis acerca de la tensin entre permisin y represin es posible que: I. Algunos perodos del siglo se han caracterizado por una ubicacin del nio en el centro de la escena educativa, con argumentos relacionados con la valorizacin de la naturaleza propia del nio, con una notoria recuperacin de la idea de libertad infantil y con un nfasis puesto en el aprendizaje y en la imposicin de lmites a la autoridad del maestro. a) El perodo inicial es el que corresponde a las primeras dcadas del siglo. La divulgacin de las ideas y propuestas pedaggicas del Movimiento de la Escuela Nueva, como el psicoanlisis dan lugar a un reconocimiento del nio y a un conjunto de crticas a los adultos por oprimir su espontaneidad y sus intereses. El nio comenz a ser objeto de miradas disciplinarias que toman como objeto de anlisis la naturaleza propia del nio y discuten el fenmeno de la autoridad escolar, postulando la importancia del estudio del nio y de la renovacin de metodologas, planes de estudio y normas escolares. La infancia como edad se resignifica en tanto tiempo gentico de un nuevo orden social durante el perodo que transcurre entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda, al calor de la expansin de posiciones socialistas. Esta mirada al nio y a la escuela sucede a la etapa fundadora del sistema escolar.b) El segundo perodo es el que corresponde a las dcadas del 60 y del 70, donde se configura un nuevo imaginario sobre la infancia a partir de la divulgacin de distintas corrientes psicolgicas y psicoanalticas, de la pedagoga de la autogestin, la psicologa gentica, la psicologa antiautoritaria, la literatura infantil. La infancia es analizada por un conjunto de disciplinas frente a una sociedad que comienza a transformarse en forma acelerada desde el punto de vista social, cultural y poltico. Los nios se tornan objeto del mercado, de los medios masivos, de la publicidad, pero tambin de nuevas polticas.

II. Otros perodos se han caracterizado por un borramiento del nio, por una sujecin de la poblacin infantil a la Nacin, a la raza o al Estado, mediante polticas represivas. a) Desde esta lectura, es posible pensar el perodo correspondiente a la dcada del 30, cuando se produce en Europa el surgimiento del nazismo. Exista unateora del nio que daba sentido a muchas de las medidas relacionadas con la seleccin racial de los elementos de la poblacin infantil del pas nacional socialista. El desprecio del dbil y la obediencia al poderoso son el ncleo de toda ideologa fascista, y desde esta perspectiva la autoridad del poder se concibe como la determinante de la identidad del nio. En la Argentina la poltica educativa de los gobiernos conservadores de la dcada del 30 estuvo permeada por este imaginario. b) Tambin es posible situar el perodo de los aos 70, caracterizado por la presencia de dictaduras militares en Amrica Latina. Como respuesta regresiva, los nios fueron convertidos en botn de guerra (hijos de desaparecidos), se opero la sustraccin de sus identidades y se instalaron diversas formas de control privado-familiar de la vida infantil desde el poder del Estado. En la ruptura de la cadena generacional que ligaba a los nios con sus padres, y en la ubicacin de stos en otras cadenas (las de los apropiadores), los nios fueron anulados como sujetos. En la actualidad encontramos esta tensin entre represin y permisin, que es sntoma, de cmo la crianza y educacin de un nio resultan hoy un prisma para observar las dificultades de la generacin adulta para construirle un horizonte. Horizonte extensible a la sociedad en su conjunto.

Las tesis sobre el nioLa historia de la educacin y de la pedagoga est vertebrada por tesis acerca del nio que tienen la versatilidad, de permanecer en el tiempo como residuos de concepciones sustancialistas que estn en la base de muchas prcticas educativas, pero que a la vez cristalizan y sedimentan un tipo de relacin histrica entre las generaciones. La pedagoga moderna impugn una tesis clsica, la que se refera al nio como un adulto en miniatura. Acompaando la controversia acerca de la condicin infantil o adulta del nio, se reeditan otras tesis relacionadas con la maldad o inocencia y con la autonoma o heteronoma del nio. Un recorrido brinda un recorrido histrico por estas tesis permite para dar cuenta de los conceptos. Rousseau es el referente en la historia de la infancia por haber afirmado e el siglo XVIII el mito de la inocencia infantil, tesis a partir de la cual se enfrent a las posiciones eclesisticas y a la pedagoga de los jesuitas, que partan de la concepcin de la existencia del pecado original en el nio. El Movimiento de la Escuela Nueva y otras corrientes recuperaron la idea roussoniana sobre la bondad infantil para cuestionar la excesiva autoridad del maestro y para reclamar una urgente renovacin de la educacin.La tesis acerca de la maldad del nio nos remite a la criminologa del siglo XIX, que encontr Lombroso un anatema de la tendencia del nio al delito, y a las posiciones de los pedagogos positivistas, que definan su naturaleza como la del salvaje de las sociedad primitivas. Tema permanente de la historia de la infancia, la bondad o maldad del nio, modul vnculos educativos de confianza o de control, fue argumento para distintas lgicas de enseanza y permea an los perjuicios sobre el nio-alumno.En algunas interpretaciones actuales del delito infantil y juvenil persiste esta visin sobre la naturaleza maligna del nio, que se acenta en el caso de los pobres y los marginales, y se convierte en fundamento para la defensa del descenso de la edad de imputabilidad del menor. Est presente tambin en el debate sobre los castigos corporales, reeditado en esta ltima dcada, en el que se proclama el retorno a prcticas medievales.Como reverso, la presuncin de la inocencia infantil ha sido argumento jurdico para justificar la institucionalizacin del nio en las polticas de minoridad; la idea de protegerlo implicaba su encierro de por vida, segn la Ley de Patronato de Menores (1919), hoy en proceso de derogacin.La tesis de Rousseau, sobre la inocencia infantil permiti ubicar histricamente al nio en un lugar diferencial respecto del adulto, cuestionando el castigo y reclamando un mayor respeto, en una poca en la cual las prcticas vigentes impedan la expresin y espontaneidad de los nios.La tesis de Freud acerca de la existencia de la sexualidad infantil, ms que apelar a un mito diferenciador permiti ubicar al nio en un lugar de mayor paridad respecto del adulto y afirmar la presencia de lo infantil en este ltimo.La construccin terica y social de la infancia denuncia ms que nunca en este fin de siglo los pensamientos, deseos y temores de una sociedad.Otra de las tesis acerca del nio que han atravesado la historia de la educacin se refiere a su autonoma o heteronoma, tesis que se articula con el problema de la autoridad, con los lazos entre las generaciones y con el papel de la educacin frente a un sujeto en constitucin. Castoriadis seala que la imposibilidad de la educacin radica en apoyarse en una autonoma an inexistente a fin de ayudar a crear la autonoma del sujeto, en promover las decisiones del sujeto partiendo de su inscripcin en la cultura instituida. Esta oposicin entre la libertad y autoridad, entre necesidades del nio y mandatos del adulto, sigue permeando los debates del siglo XX.Ms que aferrarse a tesis ideolgicas, una renovacin de la educacin infantil debe atender tanto al debilitamiento de las tareas de transmisin cultural de los educadores como a las nuevas identidades de los nios. Desde all, ser importante construir una posicin ms compleja del educador frente a las situaciones cotidianas que se presentan en las aulas entre los deseos del nio y las normas instituidas hay decisiones autnomas del adulto que deben poder equilibrar consenso y coercin y que no deben obviar la posicin diferencial que ocupa, en el proceso de transmisin, su lugar de educador.

La cadena de las generaciones Durante el siglo XX se ha producido un pasaje de la bsqueda de sujecin de los nios a las instituciones a su resujecin por la crisis de stas. La escuela pblica se ha resignificado en stas ltimas dcadas como un espacio privilegiado para la poblacin infantil en un contexto de desintegracin social, diversidad cultural y fuertes cambios respecto del sentido de lo pblico. Pero las deterioradas condiciones de trabajo docente y el nuevo estatuto de la pedagoga, afectada tanto para la multiplicidad como por la dispersin de saberes, denuncian las dificultades de la empresa decimonnica de escolarizacin y pedagogizacin de la infancia. Incluso, ya no es la escuela la que produce las definiciones acerca de la infancia o discute crticamente las definiciones heredadas, sino que son los nios los que desafan a redefinir las escuelas; de esto resulta tanto un emergente de la crisis de stas como de las nuevas caractersticas del tejido cultural y social. Algunas de las problemticas ligadas con la niez que se presentan hoy en las escuelas son: 1. problemticas culturales y sociales relacionadas con el impacto de los procesos migratorios que modifican a la poblacin infantil e interpelan a la cultura escolar;2. problemticas sociales y culturales relacionadas con el trabajo infantil y la pobreza;3. problemticas relacionadas con el impacto socializador e identificatorio del consumo sobre los nios;4. problemticas relacionadas con la conflictividad propiamente escolar (violencia, etc.). Se debe profundizar en cmo configurar una nueva mirada pedaggica de la infancia hoy frente a esta diversidad de problemticas emergentes, frente a lo que informes recientes evalan como un estallido de los sujetos de la pedagoga moderna. Para ello se necesita en primer lugar una mirada con dimensin histrica, en la medida en que ella permite restituir la cadena histrica entre las generaciones en un contexto de desintegracin de lazos sociales y volver a ubicar la condicin humana de todo proceso educativo para desde all, potenciar demandas, desafos y espacios de responsabilidad pblica. Debe ser una mirada hacia lo contemporneo, atenta al devenir y a los registros de temporalidad de cada generacin en un esfuerzo de descentramiento de los adultos que favorezca la construccin de una nueva posicin educadora acorde con condiciones histricas siempre cambiantes, que explore el impacto de esas nueva tecnologas de los cambios perceptivos, de las formas de construccin del conocimiento, de los procesos de identificacin infantiles, de los cambios en la cotidianidad. Por ltimo tendra que ser una mirada constructora de futuros que potencie tanto las demandas como las autocrticas, la imaginacin pedaggica y la toma de decisiones relacionadas con el cuidado y la orientacin de la trayectorias escolares de los nios, que permita producir nuevos pactos y abrir puertas a tiempos ms justos y dignos para la poblacin infantil. El educador de nios, se mueve siempre entre la sociedad de los nios y la sociedad de los adultos, pero tambin entre los lazos familiares y los lazos polticos, entre la privacidad domstica y la esfera pblica, y entre el pasado y el futuro.La constitucin del nio como sujeto se relaciona con estas tensiones donde lo que est en juego no slo es su posicin y su crecimiento sino, adems la posicin del adulto y los proyectos de una sociedad. En la educacin de los nios se juega la singularidad del vnculo entre un adulto y una generacin en crecimiento, trabajo del tiempo y del deseo, de transmisin siempre renovada.

Captulo II. Las miradas sociolgicas sobre los procesos de socializacin (Lezcano, A.)

El proceso de socializacin adopta formatos sociales diferenciados que se corresponden con situaciones, circunstancias y contextos especficos de continentes, pases, comunidades, barrios, etctera. El objetivo central de este captulo es demostrar la importancia que adquiere para la sociologa la constitucin compleja que implica el proceso de socializacin en las primeras etapas de desarrollo psicofsico de un nio. Se trata de aportar una mirada retrospectiva acerca de lo que significa este proceso, quines son los que se encargan de l y qu funcin social cumple. Se abordan tres cuestiones: la primera enfoca el lugar que le corresponde a la socializacin en el proceso de constitucin social de identidad de los individuos. Es la interaccin de stos con los otros sociales, con los grupos de referencia y/o pertenencia, con el medio, con las instituciones, y cmo estas interrelaciones mltiples, personales e interpersonales, influyen de manera positiva o negativa en la identidad social del individuo. La segunda cuestin es mostrar cmo la familia, el gnero y la niez estn fuertemente concatenados cuando se piensa en la socializacin, entendindolo como el lugar fundamental que tienen a la hora de constituir identidades sociales.La ltima cuestin es sealar que se interpreta por proceso de socializacin. Se trata de un proceso continuo en el que el o los individuos aprehenden, aprenden y transmiten aspectos sustantivos, significativos y simblicos del mundo social que los involucra en un espacio y un tiempo especficos ((poltico, social, cultural, histrico). En este proceso sucesivo y continuo, los nios irn edificando su propia historia y contribuyendo a la construccin social en los lugares ms simples, como familias o en los ms ampliados, como sus comunidades.Este proceso tiene un tiempo en el que se cimientan las identidades individuales y sociales, asimismo estos individuos tienen la potencialidad y pueden generar la autonoma suficiente que les permita mejorar, romper y/o modificar lo preestablecido que posee toda transmisin cultural, econmica y social realizada de generacin en generacin.

Sociedades conflictivas: la necesidad de generar las condiciones para el orden y progresoA partir del siglo XVIII, con el advenimiento de las revoluciones burguesas, la cada del Antiguo Rgimen en la Europa continental y la migracin campo-ciudad en torno a la Gran Industria, se imponen algunas cuestiones que producen un cambio en la configuracin social, poltica, econmica y jurdica y cultural de estas sociedades en el mundo occidental. Se trataba de una sociedad que deba reorganizarse en torno a un nuevo modo de produccin, el capitalista, que implicaba no slo nuevas formas de hacer y saber hacer bienes, sino ms bien una modalidad de organizacin social totalmente opuesta a la preexistente, el feudalismo. Estos pobladores que venan del trabajo en el campo, representaban para las clases dominantes el germen de la desorganizacin, los vicios, el descontrol y la delincuencia, y segn el pensamiento de ese tiempo, esto implicaba la necesidad de un tipo de organizacin social e institucional que encauzara los comportamientos, que no amenazara la integracin de esta nueva sociedad. Se promova un tipo de disciplinamiento de la sociedad que aseguraba la produccin en masa y la reproduccin social sin demasiados costos para el incipiente capitalismo. Uno de los problemas centrales era el de buscar estrategias que permitieran el reaseguro del orden para el progreso y la estabilidad social de las clases dominantes. En este contexto nacen y coexisten dos escuelas de pensamiento antitticas, en los cuales se encuentran los supuestos tericos, epistemolgicos y metodologas de los que se nutren las ciencias sociales. Ambas corrientes son el positivismo y el materialismo histrico. El positivismo toma elementos de las ciencias naturales, equiparando prcticamente lo social a un organismo, de modo que la observacin y el anlisis de la sociedad sern orientados por esta asimilacin. Los fenmenos sociales son pasibles de ser explicados a partir de leyes generales o universales. Para el positivismo, la sociedad poda incluir procesos de cambio, pero stos deban ser introducidos en el marco del orden. La tarea a cumplir era observar y corregir todas aquellas desviaciones que se produjeron en la bsqueda y establecimiento de ese orden. As, cualquier conflicto que tendiera a destruirlo, deba ser prevenido y combatido. La sociedad y sus instituciones estaban por encima de los hombres. Una de las instituciones positivas encargadas de prevenir el conflicto y mantener el orden era, por excelencia la familia.Una de las maneras de regular el conflicto de esta sociedad fragmentada en la econmico-social es hacerlo en un doble sentido: primero, reorientando los comportamientos adultos, y segundo, en torno al eje de la prevencin en la transmisin y orientacin de valores de la prole, o sea la socializacin. El mbito de ejercicio de este tipo de controles es la familia. La mano ejecutora ser entonces la mujer, quien se encargar con amor y devocin de la contencin y atencin de su marido y de la socializacin de los nios.La otra corriente terica, el materialista histrico o marxismo, entiende que el conflicto es el motor del cambio social. Parte de la concepcin del hombre y sus potencialidades, sostiene que estas se encuentran cada vez ms restringidas por la alineacin que provoca la explotacin de la fuerza de trabajo humano. El hombre y sus potencialidades estaran por encima de las estructuras de la sociedad, y l es el nico capaz de cambiar su historia y la historia. La transformacin de la sociedad en manos de ese hombre con tanta potencialidad es lo que define en cierto sentido a esta teora, es decir, tiene una mirada dinmica y contextuada en el tiempo y en el espacio. La relacin familiar es la sede de un conflicto que se origina en la naturaleza material de sus miembros. Es el lugar donde se generan la totalidad de los sentimientos humanos: odio, amor, altruismo, egosmo. Es el mbito en el que se construyen la relacin familiar y las relaciones sociales.

Sociedades sin conflictos, con nios adaptados y normalesEl contexto histrico en el que se produce la teora de la socializacin funcionalista el de la sociedad norteamericana del perodo de la Segunda Guerra Mundial y de la posguerra. Tanto el mbito de lo social como el de lo econmico, tratan de equilibrarse a travs de un sistema de produccin masificada y paternalista. Es una sociedad con un Estado de bienestar generalizado, que tiende a asegurar el empleo adulto y la igualdad de oportunidad de reproduccin de la fuerza de trabajo, entendido esto ltimo como la posibilidad de dar cobertura y satisfaccin a la necesidad de educacin, vivienda y salud. El orden social se pretende, a partir de una de sus instituciones madres, la familia nuclear aislada, y de instituciones que aseguren ese orden. Para el funcionamiento la sociedad es un todo estructurado, entendido de acuerdo con una concepcin moral, con normas que regulan su funcionamiento en busca de un orden regulado para defender la propiedad privada y para lograr que se produzca la menor cantidad posible de tensiones o conflictos sociales. La idea de una sociedad adaptada, ajustada, conlleva nociones de orden y progreso. La sociedad debe de ser capaz de satisfacer algunas necesidades vitales y sociales y de solucionar algunos problemas. Para que este sistema pueda lograr el equilibrio entre sus partes, y con ello la integracin y continuidad sociales, hay instituciones que pueden regularlo, stas entendidas como subsistemas funcionales y cada una de las cuales cumple una funcin, deben adaptarse y ajustarse recprocamente a las necesidades, expectativas y posibilidades de esa sociedad. La posibilidad de dar respuesta tanto a las necesidades como a problemas implica a los subsistemas en dos niveles u rdenes: el pblico que comprende lo poltico, lo jurdico, lo social, y el privado, que comprende las relaciones e interacciones del mundo familiar. La funcin especializada de la familia en la sociedad moderna ser, para este enfoque, la socializacin del nio y la de ofrecer estabilidad y apoyo emocional a los miembros adultos de esta. La familia cumplir con cuatro funciones bsicas: la sexual, la econmica, la reproductiva especialmente, la biolgica y la educativa. Es en esta ltima funcin donde se incluye esencialmente la socializacin. Tanto la educacin como la socializacin pueden entenderse como la satisfaccin de dos requisitos: primero que los nios se desarrollen psicolgicamente como miembros de una sociedad y segundo que se conviertan en miembros de esa sociedad particular en la medida en que adquieren valores, creencias, expectativas y conocimientos acumulados que constituyan su cultura. As la socializacin tendr una funcin cultural. La cultura es una pauta con tres caractersticas que la definen: la cultura es transmitida, aprendida y compartida y, es el producto de los sistemas de interaccin social humana y una determinante de esos sistemas. Estos procesos y los modos de adquisicin son los que tomarn la forma de socializacin.La socializacin tiene para esta corriente tres funciones bsicas:1. Permite la formacin de la personalidad. 2. Es agente de integracin entre individuo y sociedad.3. Asegura la transmisin de la cultura de generacin en generacin y, con ello, la continuidad social. En este sentido la formacin de la personalidad y la transmisin de la cultura tienen una estrecha relacin con los imperativos de interdependencia entre las motivaciones y las situaciones. La socializacin de un nio ser entendida como un proceso de transformacin de organismo viviente a individual social. Dada la importancia que tiene el proceso de socializacin, su realizacin no puede ser aleatoria, sino que debe orientarse y adaptarse equilibradamente a las necesidades de una sociedad ordenada. En este sentido, la importancia de la familia como agente socializador es fundamental. Las pautas que ella impone orientan la conducta de los individuos, especialmente en la niez. La familia cumple as, con una funcin estratgica, en el sentido de que define los roles que el individuo desempear; y es la que, en un sentido restringido, modela la personalidad del individuo. El proceso de socializacin ser entendido como la adquisicin de las orientaciones precisas para funcionar satisfactoriamente en un rol. Se trata de un aprendizaje particular que permite la incorporacin de elementos culturales pautados en los sistemas de accin de los actores individuales y que en todo caso son los que permitirn, una menor tensin. Es un tipo de aprendizaje que permite modelar la conducta del nio, evitando o previniendo a posterior; actitudes fuertemente lesivas o desviadas. De este modo el binomio socializacin aprendizaje es de suma importancia para el funcionalismo. Este proceso se hace efectivo cuando las pautas que el individuo nio adquiere o le son transmitidas son socialmente aceptadas como estilos o modos de vida y valores institucionalizados para que haya continuidad e integracin social. La posibilidad de mantener cierta correspondencia entre la necesidad del individuo y su satisfaccin es la que impide generar tensiones. La socializacin exitosa y los procesos que determinan la normalidad de lo aprendido. Para el funcionalismo la socializacin se asienta en la relacin entre estmulo y respuesta, es decir, el nio es asimilado a un objeto. Con una estimulacin adecuada se obtiene del nio objeto una respuesta adecuada, tal como se propona modificar un fenmeno natural. Los mecanismos a travs de los cuales se logra una socializacin exitosa son aquellos que, de acuerdo con las circunstancias, variarn entre las recompensas y el castigo, que son, por otra parte, los ejes de la correccin permanente de la sociedad normalizada. Este nio objeto tiene tres caractersticas esenciales que le permiten responder a un estmulo y que son: su plasticidad para aprender, su sensibilidad y su dependencia. Aunque los tres aspectos son fundamentales, la dependencia afectiva y material ser la palanca de la socializacin. En esto se apoya el agente socializador adulto para ejercer su poder de recompensa o castigo con el nio. La unin casi simbitica con la madre en primer lugar, la aparicin del padre en un rol complementario y ms tarde, la de otros agentes socializadores son las que en la relacin cara a cara y cotidiana con el nio le atribuirn una ubicacin social primero dentro del grupo y luego en el mundo social. Este proceso es mucho ms complejo, ya que el nio ir aprendiendo e internalizando situaciones particulares para construirlas progresivamente como generales. Para esta teora este proceso es unidireccional donde el adulto referente ensea qu est bien y qu no., qu es lo apropiado y qu, lo inapropiado el nio aprende a identificarse y, casi simultneamente, a diferenciarse por sexo y edad de los adultos y de sus pares. Esto es, aprende de sus padres los roles de lo femenino y lo masculino, identificndose con uno y diferencindose del otro, por la interaccin con ellos y a partir de roles complementarios de estos agentes socializadores. Para esta teora es el padre el que impone una fuerte presin, para que el nio renuncie al infantilismo y se desprenda del fuerte vnculo que lo une a la madre y crezca. Es el momento de la definicin social del rol sexual. Para este enfoque, lo que predomina dentro del proceso de socializacin es la posibilidad de que el nio asuma la identificacin del rol (sexual) adulto, a partir de lo que es cultural y socialmente aceptado. Para este enfoque, en este momento de la primera socializacin la identificacin social del rol sexual no es una cuestin menor, ya que la familia y la distribucin social y sexual del trabajo son uno de los aspectos ms relevantes para que esa sociedad tenga continuidad, para que no emerjan conflictos en el interior de la familia. En sntesis, el sujeto es portador de roles determinados por las estructuras sociales, y tanto la socializacin como el aprendizaje se conciben como aquello que permite la integracin del organismo en el sistema de roles existentes. El nio aprende a ser nio, hijo, alumno, etc., y lo es en tanto tiene frente a s otro que es adulto, es madre o padre, es maestro, etc. Cuando el nio aprende o internaliza al otro generalizado, ha terminado su etapa de socializacin primaria. La segunda etapa de socializacin, o socializacin secundaria, es aquella en la que se produce la internalizacin de la sociedad compleja y sus instituciones. Es la adquisicin del conocimiento especfico de roles que estn vinculados con la divisin social y sexual del trabajo y con cierta distribucin del conocimiento. Es, por otro lado, la identificacin subjetiva del rol y sus normas, el mundo material y sus mecanismos legitimadores. En esta etapa, los agentes socializadores son funcionarios institucionales, como maestros, profesores, compaeros de trabajo, el jefe en la oficina, el presidente del club de ftbol o los miembros de un club de fans, etc. Mientras que en la socializacin primaria, para que se produzca la identificacin debe prevalecer una fuerte relacin afectiva, en la socializacin secundaria se puede prescindir de esta carga emotiva. El pasaje de una etapa a otra va acompaando las primeras salidas del hogar hacia el sistema educativo.

De la descripcin a la prescripcin. De la teora a los mandatos socialesLa formacin de una personalidad o una identidad del yo adaptada a lo social y la potestad de transmitir un modelo socio y culturalmente aceptado y establecido por las necesidades dominantes aseguran la posibilidad de integracin y de continuidad social. La probabilidad de mantener este imperativo impone la necesidad de dos tipos de controles, uno preventivo y el otro represivo, en marcos institucionales o subsistemas que se ajusten en equilibrio simultneo. La socializacin en el marco institucionalizado de la familia es un mecanismo que cumple ambos controles. La idea central de socializar al individuo en el deber ser asegura la existencia de un sistema ordenado y equilibrado. Se trata de pensar al individuo como objeto depositario de lo esperable. Un individuo que, por lo tanto, debe transitar una trayectoria lineal donde no tiene la posibilidad autnoma de elegir o emanciparse. Cabe preguntarse: Qu pasa con todos aquellos individuos, nios y adolescentes, que no se ajustan a lo que se espera de ellos? Son pasibles de sancin social o legal? Qu ocurre cuando la socializacin se realiza en el marco de familias ensambladas o monoparentales? Estos son aspectos del debate actual en las ciencias sociales, sobre todo frente al desarrollo del capitalismo; se trata de lo que algunos han denominado la posmodernidad y otros, la modernidad tarda.

Nuevos contextos y actores socialesLas dcadas del 60 y del 70 han sido simultneamente momentos de creatividad y convulsin. En estas pocas la crisis del Estado de bienestar y la economa en los pases centrales, las relaciones de dependencia externa y la marginalidad social producida por una segunda etapa de migracin campo ciudad en torno al proceso de sustitucin de importaciones, primero, y al agotamiento del impulso de la inversin local del capitalismo latinoamericano, despus, hacen que se cambien las condiciones y los estilos de vida. Durante la dcada del 70, apareca la necesidad de ordenamiento e intervencin pblica a partir de dos tipos de sistemas de control socio penal: con el sistema tutelar, en casos de abandono, de asistencia por pobreza, trabajo infantil, drogodependencia, etc., o con la fuerza represora del Estado, que con el justificativo de romper con los ncleos de la subversin destrua familias enteras o se apropiaban de nios, a los que arrancaba del seno materno para someterlos a procesos de re-socializacin. En tanto se llevaba a cabo el disciplinamiento social, la economa se orientaba hacia el sector externo tradicional y el Estado se converta en subsidiario, subordinando su participacin en la economa, y as se facilitaba el endeudamiento externo que traera consecuencias sociales importantes en las dcadas siguientes. En la dcada del 80, a nivel macroeconmico y social, los efectos de las polticas de ajuste ampliaron los mrgenes de la pobreza, la desocupacin y la falta de generacin de empleo genuino. Uno de los efectos ms importantes fue la incorporacin compulsiva de mujeres y nios al mercado de trabajo. A nivel poltico, la desarticulacin de las dictaduras militares y los incipientes procesos de democratizacin en Amrica latina significaron una redefinicin en los estilos de vida de la sociedad.As las prcticas sociales comenzaron a constituirse en modos de accin social, y estilos de vida que los propios miembros de la sociedad fueron definiendo a partir de estas nuevas realidades. Entre las perspectivas sociolgicas de estas ltimas dcadas puede advertirse que no existe una sola direccin y, que tampoco existe una teora de la socializacin, a diferencia de lo que se planteaba en las pocas del funcionalismo. La riqueza de los nuevos aportes es la de retomar una concepcin diferente del hombre y de la sociedad. A la sociedad se la concibe en una contnua retroalimentacin de acciones e interacciones entre miembros competentes y las formas de identidad individual. En este caso se trata de sociedades que son construidas y reconstruidas por sujetos participantes y lo social, como lo cultural, no es algo impuesto desde fuera por un sistema institucionalizado; sino que est en la esencia de las prcticas de la vida cotidiana, en la doble hermenutica de la construccin y reconstruccin de una sociedad dada en un tiempo y un espacio acotados. Aunque no se propone una ruptura con la tradicin cultural, con la tradicin el individuo puede tener acciones que son productos de deseos y de un control reflexivo acorde con ciertas reglas, costumbres, hbitos, que no forman parte de conductas intencionales . Puede que stas se conviertan en conductas no esperadas, pero esto no provoca una situacin de desviacin o de accin lesiva contra el resto de lo social, sino que pueden dar origen a nuevas tradiciones e incluso manifestarse en forma de conflictos. Se trata de una continuidad histrica a partir de fluir constante entre individuos y estructuras, aunque debido a esta misma accin aparezca el conflicto. Nios sujetos Socializacin, una transformacin y resignificacin simultnea entre nios y adultos. Mientras el positivismo y el funcionalismo consideran a la socializacin como el mbito disciplinador de acciones, actitudes, emociones y decisiones, a la familia como la herramienta coercitiva para prevenir disfuncionalidades o desviaciones y al nio como un objeto depositario de descripciones orientadoras., los nuevos aportes tericos recuperan la posibilidad de un hombre y con ello a un nio sujeto que, tiene la capacidad autnoma de elegir desde formas de ser hasta modos de hacer , de emanciparse y, de ejercer una transformacin en el otro social, se trate de un adulto agente socializado o de otro nio.

La socializacin se hace en el nio a partir de un proceso complejo que comprende desde el reconocimiento de s mismo y de su cuerpo como externalidad, la adquisicin de sistemas simblicos y del lenguaje, hasta la construccin del pensamiento abstracto. Para ello debe haber otros actores sociales que interacten con el nio en un marco especial de proteccin, nutricin y afecto. Estas son las condiciones indispensables para que tengan un mnimo de estabilidad emocional necesaria para el proceso de socializacin y es lo que contribuir a crear una estructura de confianza bsica que le permitir, cuando sea adulto, construirse una coraza protectora para afrontar los riesgos a lo largo de su vida. En este proceso el nio ir constituyendo su identidad individual y social, y, con el desarrollo de habilidades estratgicas a competencias interactivas, lograr distintos grados de autonoma y emancipacin. Habermas retoma aspectos del proceso evolutivo y de los procesos cognitivos como influyentes en la constitucin de la identidad. En ese sentido esboza cuatro estadios que muestran la evolucin psicofsica y cognitiva del individuo como tal: el primero es el simbitico, y el segundo, el egocntrico, el tercero el socio cntrico objetivista y el cuarto el universalista. Estas cuatro etapas o estadios recorren un proceso de crecimiento del individuo: El primer estadio es el del nio recin nacido, el neonato. La relacin entre l y la persona de referencia. La madre, es tan fuerte en trminos de vinculacin que parece imposible pensar que en esta etapa el nio pueda identificar, por ejemplo, la diferencia entre su cuerpo, sus sensaciones, sus expectativas, etc., y las de su madre. El segundo estadio, el nio est desarrollando las fases sensorio motoras y pre-operacionales, percibe su entorno fsico, pero no distingue las diferencias entre lugares fsicos y sociales. Puede estar en su propia casa, en la casa de sus abuelos o en el jardn maternal. Es el centro del mundo; las cosas que le dan placer y que los disgustan son las nicas que cuentan para l. En la tercera etapa, el nio que est comenzando con las etapas de las operaciones concretas y con la latencia posedpica empieza un proceso de conocimiento, entendimiento y comprensin que le permite diferenciar entre su cuerpo, su perspectiva y el entorno fsico, natural (objetivo) normativo y social que lo rodea. Puede distinguir entre fantasas y percepciones, impulsos y deberes. El desarrollo de esta etapa se completa con el nio interactuando con el mundo social en un plano de mayor complejidad. En la cuarta y ltima etapa comienza en la adolescencia se inicia un proceso en el que el adolescente, el joven o el adulto puede poner en duda todo lo dado, lo preestablecido; un proceso de autoidentificacin con algunos referentes primarios o secundarios y de diferenciacin, en cuanto a lo que l piensa y lo que tratan de imponerle. Sus procederes, van a desplegarse teniendo en cuenta estratgicamente su historia biogrfica, su historia presente y el contexto social en el que vive. Desarrolla una actitud reflexiva a partir de la constatacin y comparacin permanente de normas, valores, costumbres y de las acciones con los individuos con los que interacta en forma directa o indirecta. Este carcter reflexivo que el sujeto social asigna a sus actos tiene gran influencia en la formacin de su personalidad, y sta sobre los sistemas relacionales sociales de los que interacta. Por lo tanto la socializacin como proceso dinmico tiene dos momentos: uno en el cual se inserta en el mundo simblico-cdigos, costumbres, hbitos normas- de su familia, que le permite identificarse con ella y simultneamente, establecer su pertenencia, y el otro en el que intenta diferenciarse. Los diferentes agentes socializadores, contextos y socializaciones. Los escritos de Habermas, suponen la unidireccionalidad del proceso de socializacin. Esto es el adulto ensea y el nio aprende sin que medien entre ellos transformaciones profundas, las cuales implicaran que el nio enseara y el adulto aprendiera o modificara actitudes. Pero el avance de Habermas a diferencia de la teora parsoniana se centra fundamentalmente en repensar al individuo como el sujeto agente productor y reproductor de su historia y su cultura. Incluso Habermas reconoce una actitud reflexiva en la adolescencia que aparece construyndose con el desarrollo cognitivo del nio. Pero si se analiza esto, hay un primer supuesto, es que este desarrollo se va llevando a cabo en la primera infancia si se tiene en cuenta, por un lado, que los nios contemporneos tienen agentes socializadores, grupos de pertenencia y de referencias mltiples que les presentan distintas formas o estilos de vida, y por otro, que en su accin cotidiana, se desempean estratgicamente representando papeles que convienen a sus intereses. Un segundo supuesto es que el desarrollo de estas y algunas otras capacidades a edades muy tempranas es potenciado por diferentes agentes sociales que no necesariamente se pueden identificar con el entorno ms inmediato y tradicional, como lo es la familia, sino que varan segn las circunstancias que implican a los nios y que incluso pueden ser agentes virtuales. En el marco de estas reflexiones tericas, no parece haber lmites entre quines pueden ser los agentes socializadores, siempre y cuando exista un clima adecuado afecto, proteccin, cuidado y ritualizacin de la experiencia cotidiana durante la primera etapa de socializacin para el proceso y desarrollo evolutivos fsico y psquico. Esta idea, que parece asimilarse al precepto funcionalista, la desarrolla Giddens, cuando dice que el anclaje de la personalidad y de la identidad individual y colectiva depende en cierta medida de las bases con las que se constituye la confianza bsica.

Reflexiones finalesLos procesos de socializacin se originan alrededor de transformaciones de todo tipo: modelos de conducta y actitudes, de valores y prohibiciones, de recursos lingsticos, perceptivos, cognitivos, escolares, comunicacionales, afectivos. Son ms o menos recibidos y apropiados a lo que estn destinados. En todo caso, lo que haya retenido cada nio depender en gran medida de su insercin social.Para terminar se realiza un recorrido de lo expuesto en el captulo. En primer lugar se present un abordaje terico positivismo y funcionalismo que piensa en una sociedad que asegura su continuidad a travs de controles y agentes de prevencin, represin o control de conflictos individuales o sociales. Uno de los agentes o unidades fundamentales para controlar y mantener el status quo es la familia. Si la socializacin es exitosa los nios se adaptarn a cualquier circunstancia, no pondrn en duda nada de aquello que les fue enseado/transmitido en la primera infancia. Esto puede ir desde la definicin del rol sexual, el rol social y el status ocupacional, hasta el lugar de insercin en una clase social o los sistemas normativos vigentes, aunque todo esto represente un orden injusto e inequitativa. En segundo lugar se realiz un abordaje terico que deviene del materialismo histrico paradigma interpretativo que reconoce que pueden existir mltiples agentes socializadores. Los nios y adolescentes sujetos con potencialidades y capacidades autnomas e independientes capaces de poner en duda lo transmitido y lo aprendido incluso en la primera infancia. Y, con ello, una sociedad que desde lo micro social puede ir modificndose cotidianamente hasta cambiar o resignificar su forma de organizacin macrosocial.Luego con los aportes de otros autores, que no trabajaban directamente sobre el concepto de socializacin, se plante un horizonte terico que permita observar la realidad social profundizando la mirada sobre estas relaciones e interacciones personales e interpersonales entre nios y adultos, teniendo en cuenta estos microclimas diferentes y que aparecen resignificndose da a da.

Captulo IV. Escolaridad y rituales (Amuchstegui, M.)

IntroduccinEn este trabajo se intenta realizar un anlisis de las significaciones presentes en las normas de comportamiento, en particular, las que se relacionan con el orden social y que tradicionalmente la escuela transmiti mediante rituales (formar fila para entrar a clase, guardar silencio y permanecer en posicin de firme cuando se iza la bandera o se canta el himno).

El ritual y la normativa socialAs como el nio se incorpora a la mesa como parte del proceso de integracin social, y participa de este ritual despus de algunos aprendizajes y destrezas, y en ese espacio aprende las modalidades y normas de ese grupo, de manera similar podemos decir que ese nio se incorpora a la escuela, y en ese espacio y tiempo de su vida aprender diversas prcticas en las cuales se transmite, mediante rituales, normas de comportamiento social.

Acerca de los ritualesEl estudio de los rituales fue abordado desde la antropologa, como prctica ceremonial religiosa propia de las sociedades a las que esa misma disciplina llam primitivas o salvajes, por considerar que en su organizacin predomina un pensamiento regido por el inconsciente, mientras que en las sociedades con historia, su devenir aparece signado por expresiones conscientes de la vida social. Desde esta perspectiva, un antroplogo y pedagogo norteamericano, Peter Mclaren, analiz la prctica escolar desde la vinculacin entre rituales, cultura y escuela, en particular desde lo que l mismo denomin las dimensiones rituales de la escolaridad. De acuerdo con este autor, la cultura se manifiesta en un conjunto de smbolos transmitidos histricamente de generacin en generacin a travs de los cuales se comunican percepciones y se desarrollan conocimientos.Mclaren estudia los rituales socialmente construidos, poniendo nfasis en el anlisis de los procedimientos y actitudes de transmisin de valores e ideologa, as como en las distintas formas de produccin de sentidos vinculados con la dominacin y la reproduccin de desigualdades sociales en el marco de las instituciones escolares.El estudio de este captulo parte del inters inicial por los actos escolares y las normas de comportamiento que se ensean en la escuela. Asimismo, se analizan los aportes de Mclaren, y otras investigaciones antropolgicas en particular aquellos desarrollos tericos que permiten distinguir elementos constitutivos de una escena ritual, intentando caracterizar y reconocer con mayor precisin la ritualidad, lo especficamente ritual de algunas prcticas escolares. La bsqueda de estos aspectos relacionados con la especificidad del ritual tiene por objeto diferenciarlos de otras prcticas educativas que se consideran ms vinculadas con los procesos rutinarios, donde predomina la repeticin de las mismas prcticas, que con la representacin de smbolos y significaciones sociales. Turner, antroplogo contemporneo. Concibe el ritual como una conducta formal prescripta en ocasiones no dominadas por la rutina tecnolgica y relacionada con la creencia en seres o fuerzas msticas. En relacin con el ritual, distingue en primer lugar la importancia de los smbolos y su reconocimiento social, en segundo trmino, la pluralidad de significaciones que se articulan en el ritual y por ltimo destaca la importancia que tienen los rituales por su funcin social, en tanto permiten vincular el simbolismo representado con la funcionalidad de la norma. Los desarrollos tericos sobre el ritual que sealan como elementos estructurantes la representacin de significaciones simblicas y la articulacin de sentidos y smbolos para la transmisin de valores relacionados con la cohesin social permiten analizar como rituales algunas prcticas escolares en las que se transmiten normas de comportamiento. Algunos actos escolares tradicionales (como el izamiento de la bandera, o el ponerse de pie cuando entraba la maestra) pueden analizarse desde su relacin con sentidos vinculados simblicamente al orden social y poltico. La representacin de ese vnculo con un orden simblico y el carcter histrico de esas significaciones (el sentido de ponerse de pie, por ejemplo), determinan la posibilidad o imposibilidad de esas prcticas. Los smbolos se crean y se transforman en una trama social (en un tejido de relaciones sociales) que se expresa en lenguajes y prcticas relacionadas y sus sentidos no son nunca fijos sino que estn sujetos a los cambios histricos y polticos.

Algunas prcticas escolares y su carcter ritualCuando se afirma que los actos escolares tradicionales, como el saludo diario a la bandera, fueron durante dcadas rituales cvicos o patriticos; significa que esas prcticas representaban diversos smbolos con los cuales el alumno y el ciudadano actuaban la norma exigida como conducta patritica. El cumplimiento de esas formas simblicas (guardar silencio, pararse en posicin de firme, ponerse de pie), representaba el acatamiento de normas de obediencia, respeto y buena conducta. Esos smbolos y esas significaciones fueron transmitidos como parte de la enseanza escolar, ya que uno de los mandatos de la escuela era formar y ensear las normas de comportamiento del ciudadano, del ciudadano como sbdito de la Patria. La formacin cvica se transmiti en las escuelas mediante normas de comportamiento que articulaban sentidos referentes a la sociedad, la cultura y los vnculos polticos, y esas prcticas en las que se ponan en escena los smbolos nacionales, el ordenamiento jerrquico y el cumplimiento de la norma constituyeron durante dcadas rituales en los que se actuaban comportamientos vinculados al orden social del que se formaba parte. Hoy en da, aunque en muchos casos se realizan ceremonias similares, en las que participan del escenario, los mismos emblemas y se trata de reproducir un comportamiento semejante a las tradicionales, estas prcticas y representaciones no logran constituirse en rituales.

Cuando los actos patriticos eran ritualesLos actos escolares repetan como lo hacen a veces en la actualidad- los ejes temticos del discurso de la historia nacional incluido en los programas de historia de principios de siglo. En cada una de estas fechas se representaban aspectos de la versin que se enseaba en clase y que se reproduca en lminas y en textos. Esas imgenes no slo fijaron aquella versin de la historia sino que impusieron una esttica escolar; que se mantiene hasta la actualidad. El relato histrico convertido en leyenda, se represent y transmiti como ritual. Asimismo esas representaciones estaban reglamentadas desde el gobierno escolar, y peridicamente, mediante disposiciones que llegaban a las escuelas, se exaltaba la importancia de la enseanza de la historia, as como su fuerza disciplinadota. Estas representaciones establecen una vinculacin de los actos escolares con la formacin del espritu patritico, y de este con la disciplina social.Las normas enseadas para manifestar el comportamiento disciplinado y patritico corresponden a smbolos ligados con la obediencia y la subordinacin al orden jerrquico. En la escuela, ese orden en el que el nio obedece a la maestra, a la directora, a las autoridades y, por encima de todo, a la patria representada por sus emblemas, articul los significados de su acatamiento a ese orden como expresin de respeto.La bandera representa a la patria, a la que debemos respeto (cabe destacar que en el proceso de formacin del sentido de patria, su simbolismo alude al lugar donde nacimos, donde nacieron nuestros padres, nuestros antepasados). El significado de respeto alude tanto a la obediencia como a la subordinacin, un nio que respeta a la patria lo manifiesta obedeciendo a los mayores, en el pensamiento (no contradiciendo) y en el gesto (manteniendo silencio y control corporal).

El sentido de la obediencia en los rituales tradicionalesEl silencio como seal de obediencia fue durante dcadas una norma indiscutida de la vida escolar. La obediencia se refiere al vnculo entre los miembros del grupo, y de cada alumno con el maestro y superior. El ordenamiento jerrquico se asienta en la subordinacin al maestro, condicin que alude a la diferencia de derechos de los sujetos. Estos sentidos definen la constitucin del escenario del aula, donde la norma est respaldada por el castigo, y ambas, por el reconocimiento del orden establecido por parte del sujeto. El silencio como acatamiento de las instrucciones de la maestra, aparece como condicin necesaria para la enseanza, y para lograrlo, aqulla slo necesitaba decir dos palabras imperativas, que actualizaban la norma: Nios, silencio. Es la voz de la norma la que habla, marca a los nios sus obligaciones y recuerda, a su vez, el castigo a la trasgresin y el lugar de la escuela. Las significaciones que articulan la escena indican el lugar de los sujetos y de la escuela, el valor del cumplimiento de la norma, cuya trasgresin, ser castigada: los chicos obedecen un mandato familiar que acepta el juego. Por su parte, los mtodos de enseanza tambin articulan con los sentidos de la obediencia, en la escuela se aprende a obedecer y se aprende obedeciendo normas de aprendizaje. Sentados en sus bancos, quietos y atentos a las indicaciones del maestro, los nios deban incorporar los conocimientos que se les impartan y deban aprender a reconocer y aplicar esas normas de enseanza.La cita anterior permite ilustrar un mtodo de lectura con el cual aprendieron varias generaciones. El contenido del texto y sus pormenores de puntuacin reproducen, hasta el ltimo detalle, los signos con los cuales se mide el aprendizaje de una manera de leer, la nica correcta, y se ofrece al alumno un ejercicio para memorizar los aspectos sealados. Los requisitos no incluyen el saber, por ejemplo si Alicia entiende lo que est leyendo.

La escuela ante los cambios polticos y culturales Actualmente, la bsqueda de creatividad y pensamiento crtico en los nios se fundamenta tanto en razones de ndole poltica como tambin en formas de socializacin y aprendizajes acordes con ella; reconocen al nio como sujeto de derecho cuya relacin con los adultos requiere el respeto a sus derechos y no la subordinacin. Este cambio tambin plantea a los adultos, responsables de la incorporacin de los nios a ese mundo que les reconoce derechos, el reconocimiento de responsabilidades y objetivos de formacin. Es en este cruce de cambios donde la sociedad actual no logra simbolizar, dar nuevos sentidos a los derechos y obligaciones de los nios, en un vnculo de autoridad responsable.

Compartir las significacionesLa ruptura de aquellos rituales que permitan sealar el lugar simblico del maestro y de los alumnos como consecuencia de la desarticulacin de los sentidos simblicos que ligaban al docente, el estado, la escuela, la sociedad y la familia deja desprovista de normas un conjunto de actividades escolares que las requieren. El reconocimiento del rol del maestro por parte de sus alumnos no es una significacin que pueda construirse con una frase, es un largo trabajo que necesita el reconocimiento, por parte de los alumnos, de su propio lugar en la escuela y del sentido que otorgue la sociedad a los saberes que se ensean, entre otros.Hoy en da, a diferencia de lo que suceda en otras pocas, los nios demandan explicaciones, buscan respuestas comprensibles para ellos. Para que algo se entienda tiene que ser explicado, argumentado, y esto supone un trabajo recproco de aceptacin y respeto; respeto no como sumisin sino como reconocimiento de la tarea del otro y de la propia en ese espacio que es el aula; adems, la escuela requiere su conocimiento y aceptacin, con reglas claras y acordes con los cambios culturales y polticos. Los comportamientos que se les ensean y exigen a los nios deben guardar relacin con los sentidos que la sociedad, an en tiempos de crisis, espera de ellos, y la escuela debe tomar en cuenta estos aspectos para hacer un aporte activo a la construccin de sentidos nuevos de la cultura y de la sociedad a la que pertenece.Desde esta perspectiva, el espacio y el tiempo de la escuela debern dar respuesta, poblar de significaciones el hecho de asistir a ella para que este perodo de la vida ayude a los nios a incorporarse, real e imaginariamente, como miembros de la sociedad de la que forman parte. La realizacin y cumplimiento de las normas claras irn construyendo nuevos rituales escolares en los cuales los nios pondrn en prctica el comportamiento que se espera de ellos.

La vigencia de algunos ritualesEl acto del primer da de clases es el inicio de una nueva etapa, con promesas y obligaciones que se traducen en emociones diversas. En ese encuentro alumnos, docentes y familias recrean la importancia de la escuela en la vida social, el hecho de pertenecer al mundo escolar.Ese ritual tradicional que permanece permite enunciar y representar los sentidos de esa etapa que se renueva cada ao.

Empezar el da, entrar al aula y salir al recreo Estos momentos, que tuvieron tradicionalmente normas ya determinadas, pueden sealarse como momentos en los cuales es preciso indicar el cambio de situacin.El paso de la casa a la escuela (de lo privado a lo pblico, de la legalidad domstica a una legalidad pblica), tanto como el del recreo al aula, o de sta al recreo, deben poder marcar dos legalidades diferentes: el esparcimiento y el trabajo. El esparcimiento como descanso, distraccin, encuentro y diversin, y el trabajo como responsabilidad, como la tarea propia de ese tiempo y lugar, las posibilidades y alegras de aprender, el reconocimiento de los cambios y saberes.

La escena del aulaEl aula como escenario educativo en el que se acta el vnculo pedaggico es una escena en la que se representa diariamente el lugar que le corresponde a cada sujeto. Es decir que, para que se produzca la articulacin de significados que permitan la constitucin de ese escenario ritual, los participantes deberan creer, aceptar los cdigos de ese encuentro, y las normas de constitucin y participacin. As como en la mesa hay reglas que en la mesa nos fueron enseados, en esta escena que se representa cada da, las formas, costumbres y lmites tienen que ser establecidos por los adultos, con la participacin permanente de los alumnos. Si este escenario no se constituye, ser difcil realizar la tarea del da y la hora.

A modo de sntesis Actualmente en muchas escuelas se contina realizando ceremonias tradicionales en algunos casos incorporando cambios significativos respecto de los contenidos del discurso histrico (como por ejemplo, versiones crticas sobre la conquista de Amrica o la celebracin del 12 de octubre como un encuentro de los pueblos latinoamericanos)Tambin se advierte una mayor flexibilizacin en cuanto a las normas protocolares con las que se organiza el acto como por ejemplo, alumnos que coordinan las actividades o que dirigen el discurso al conjunto reunido). Las modificaciones en los textos de las representaciones histricas, si bien tratan de adaptarse a los nuevos contenidos curriculares propuestos mantienen actualizado el cronograma de fechas y efemrides. La repeticin de las fechas, de un relato legendario se realiza mediante una representacin del orden escolar similar a la escuela de principios de siglo (formacin frente a la bandera, himno, abanderados, discurso). En ese marco los enunciados curriculares sobre formas de enseanza que valorizan la participacin y la necesaria reciprocidad en el reconocimiento del lugar de los sujetos, maestro-alumno, no aparecen representados en los actos escolares como normas de comportamiento acordes con un nuevo orden social. La mayor flexibilidad en el uso del protocolo tradicional, o la mayor horizontalidad en el trato, pueden interpretarse como fracturas del autoritarismo; de hecho lo son, pero no logran dar nuevos sentidos al lugar de los sujetos (adultos-nios, maestros-alumnos), ni permiten simbolizar el vnculo entre ellos. As, la prdida de sentido de los rituales tradicionales representa la prdida de normas representativas del orden social, y por lo tanto, del lugar de los sujetos, y pone al descubierto un vaco que es necesario afrontar y problematizar. Reconocer los cambios y los nuevos valores culturales que aportan las generaciones jvenes en su encuentro con los mayores, aceptar sus bsquedas y el tratamiento de los conflictos como parte de sus derechos, es afirmar el lugar del adulto como responsable para garantizar un respeto recproco.

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