Carlos Alberto Rodríguez. Las neurociencias: entre el determinismo ...

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Carlos Alberto Rodríguez Ramírez Las neurociencias: entre el determinismo y la libertad de un privilegiado tiempo de ocio, escaso por en- tonces, se extrañaron de su mundo y echaron vuelo a la imaginación, para tratar de compren- der las fuerzas misteriosas que les rodeaban y que actuaban en sí mismos. Hasta los que nos en- contramos en esta época contemporánea, donde ciertamente hay un enorme cúmulo de conoci- mientos, pero también una gran cantidad de inte- rrogantes, ya no solo sobre lo que nos rodea, si- no también sobre nuestra propia estructura inter- na. Me atrevería a decir que la permanente inte- rrogante ha sido: ¿quiénes somos? Las ciencias cognoscitivas aglutinan una se- rie de disciplinas tales como: neurociencias, psi- cología, lingüística, inteligencia artificial, antro- pología cultural y sociología del conocimiento, que han revolucionado lo que hasta ahora cono- cemos de nosotros mismos. Incluso sus aportes tienen una serie de aplicaciones prácticas, por ejemplo mejores diagnósticos clínicos y un trata- miento de las enfermedades más efectivo, mayor comprensión de los procesos cognitivos desde el punto de vista psicológico; análisis lingüísticos más precisos; y así sucesivamente en los demás campos de estudio. Pero aún con el enorme auge de todas es- tas disciplinas la interrogante persiste. Sin em- bargo, algunos de los resultados obtenidos por las ciencias cognoscitivas, cuestionan posicio- nes filosóficas sostenidas durante mucho tiem- po; no es el propósito de este artículo abordar- las, sí en cambio detenerse en algunas conse- cuencias éticas sobre cómo estas ciencias cog- noscitivas, especialmente las neurociencias ex- plican el actuar humano. Abstracl: Determinism and freedom are re- current themes in the history ofthought. They ha- ve been considered under different perspectives and criteria. Any reflection nowadays on these topics should take into account the advances in neuroscience. Although scientific results do not solve the dichotomy between determinism and freedom, they nonetheless bring to the fore new elements for discussion. Resumen: El determinismo y la libertad son temas recurrentes en la historia del pensamiento; los criterios al respecto son diversos y los contex- tos en los que se han dado las discusiones han va- riado. En la actual coyuntura cualquier reflexión sobre estos temas debe considerar los estudios neurocientíficos, que si bien no resuelven la dico- tomía sí dan nuevos elementos para el debate. En este contexto se enmarca el presente artículo. Introducción Así, tanto el libre albedrío como el determinismo, se han embestido, mutuamente calificándose de absurdos, porque cada uno, a los ojos de su enemigo, parecía evitar la "imputabilidad" de las acciones buenas o malas a sus autores, ¡qué extraña antinomia! William James, PRAGMATlSMO. El ser humano ha dedicado mucho de su tiempo a indagar el entorno, desde aquellos pri- meros homo sapiens que haciendo uso creativo Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (99) Extraordinario, 55-66, Diciembre 2DO)

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Carlos Alberto Rodríguez Ramírez

Las neurociencias: entre el determinismoy la libertad

de un privilegiado tiempo de ocio, escaso por en-tonces, se extrañaron de su mundo y echaronvuelo a la imaginación, para tratar de compren-der las fuerzas misteriosas que les rodeaban yque actuaban en sí mismos. Hasta los que nos en-contramos en esta época contemporánea, dondeciertamente hay un enorme cúmulo de conoci-mientos, pero también una gran cantidad de inte-rrogantes, ya no solo sobre lo que nos rodea, si-no también sobre nuestra propia estructura inter-na. Me atrevería a decir que la permanente inte-rrogante ha sido: ¿quiénes somos?

Las ciencias cognoscitivas aglutinan una se-rie de disciplinas tales como: neurociencias, psi-cología, lingüística, inteligencia artificial, antro-pología cultural y sociología del conocimiento,que han revolucionado lo que hasta ahora cono-cemos de nosotros mismos. Incluso sus aportestienen una serie de aplicaciones prácticas, porejemplo mejores diagnósticos clínicos y un trata-miento de las enfermedades más efectivo, mayorcomprensión de los procesos cognitivos desde elpunto de vista psicológico; análisis lingüísticosmás precisos; y así sucesivamente en los demáscampos de estudio.

Pero aún con el enorme auge de todas es-tas disciplinas la interrogante persiste. Sin em-bargo, algunos de los resultados obtenidos porlas ciencias cognoscitivas, cuestionan posicio-nes filosóficas sostenidas durante mucho tiem-po; no es el propósito de este artículo abordar-las, sí en cambio detenerse en algunas conse-cuencias éticas sobre cómo estas ciencias cog-noscitivas, especialmente las neurociencias ex-plican el actuar humano.

Abstracl: Determinism and freedom are re-current themes in the history ofthought. They ha-ve been considered under different perspectivesand criteria. Any reflection nowadays on thesetopics should take into account the advances inneuroscience. Although scientific results do notsolve the dichotomy between determinism andfreedom, they nonetheless bring to the fore newelements for discussion.

Resumen: El determinismo y la libertad sontemas recurrentes en la historia del pensamiento;los criterios al respecto son diversos y los contex-tos en los que se han dado las discusiones han va-riado. En la actual coyuntura cualquier reflexiónsobre estos temas debe considerar los estudiosneurocientíficos, que si bien no resuelven la dico-tomía sí dan nuevos elementos para el debate. Eneste contexto se enmarca el presente artículo.

Introducción

Así, tanto el libre albedrío como el determinismo,se han

embestido, mutuamente calificándose de absurdos,porque cada uno, a los ojos de su enemigo, parecía

evitar la "imputabilidad" de las acciones buenaso malas a sus autores, ¡qué extraña antinomia!

William James, PRAGMATlSMO.

El ser humano ha dedicado mucho de sutiempo a indagar el entorno, desde aquellos pri-meros homo sapiens que haciendo uso creativo

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (99) Extraordinario, 55-66, Diciembre 2DO)

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Pretendo, por lo tanto, reflexionar sobre elpapel de la libertad humana a la luz de los aportesneurocientíficos. La gran interrogante inicial es sinuestros actos conscientes se explican sólo porcompuestos bioquímicos y fisiológicos. Para talefecto, empezaré haciendo una referencia generalsobre los principales puntos de discordia entre eldeterminismo y la libertad. Luego abordaré el te-ma de los actos humanos, la libertad y el determi-nismo según las neurociencias, para finalmentehacer una valoración personal al respecto.

Los actos humanos

Los estudiosos de la ética suelen afirmar queesta disciplina se refiere a la valoración del com-portamiento humano, tanto a nivel individual co-mo social. Y asumen este comportamiento comoel conjunto de actos que se realizan de forma vo-luntaria, consciente, responsable y libre. Bajo es-tos presupuestos explican una de las principalesdiferencias entre la especie humana y los demásseres vivos. De tal manera que, el acto humano altener un carácter intencional y deliberativo ad-quiere un valor moral.

En otras palabras, parece en principio que nose dan tantas divergencias entre los estudiosos dela ética con respecto a lo que se conceptúa comoacto humano, es decir, como la fuente de controlque le permite al ser humano ser dueño de sí. Pe-ro el punto de discusión de nuestro tema consis-te en que dados estos postulados, ¿hasta qué pun-to somos dueños de nuestros actos? La preguntaes importante por cuánto al responderla se verifi-ca lo que señala Philip Pettit: "Todas las teoríasmorales, las teorías sobre lo que deben hacer losindividuos o las instituciones, contienen al me-nos dos elementos diferentes. En primer lugar,cada una de ellas presenta Una noción de lo quees bueno o valioso, aún cuando no todas ellas lohagan explícitamente e incluso resistan hablardel bien: cada una de ellas presenta una nociónde qué propiedades debemos desear realizadas ennuestros actos o en el mundo en general.[ ...]Otras diversas teorías proponen que lo que im-porta es la libertad humana, la solidaridad social,el desarrollo autónomo de la naturaleza o una

combinación de estos rasgos." (pettit cit. en Sin-ger, 1995: 323)

Ya sean las teorías deontológicas o teleológi-cas, siempre habrá referencias a la conducta hu-mana voluntaria. Cualquiera que sea el punto devista que se adopte, habrá una práctica y juiciosmorales. Al respecto más adelante se indagarásobre las consecuencias del conocimiento neuro-científico, que si bien no tiene como propósitocentral el tema ético, inevitablemente sus inves-tigaciones trascienden los límites científicos ypenetran el de la valoración ética.

Determinismo e indeterminismo

a. Sentido de los términos

"Si todo lo que sucede tiene una causa, en-tonces vivimos en un universo determinista, o enotras palabras, el determinismo es verdadero; y siel determinismo es verdadero, entonces, se dice,no hay lugar para la libertad humana" (Hospers,1976: 400), ante esta disyuntiva se encuentra elconocimiento, aún el científico, campo que sinduda alguna es el que más avanza, pero que notiene argumentos contundentes para apoyar o re-chazar la libertad o el determinismo.

El descubrimiento y descripción del códigogenético en la primera parte del siglo XX posibi-litó saber "que el ADN contenía un mecanismobiológico para almacenar, con precisión y parasiempre, cantidades enormes de información"(Bridgeman, 1991: 454). Ahora genéticamente sesabe bastante sobre nosotros e incluso se ha pro-gresado mucho en el proyecto genoma humano;a nivel social las ciencias correspondientes hanrealizado exhaustivos estudios sobre el compor-tamiento humano en diferentes sociedades y cul-turas; la inteligencia artificial emulando el proce-so de construcción del conocimiento humano nosdeslumbra con la posibilidad de ampliar nuestrohorizonte cognitivo; las neurociencias pretendendecimos cómo funcionan las sustancias, neuro-nas, mecanismos y zonas de nuestro cerebro. Esdecir, que en una carrera sin fin tratamos de ex-plicar hasta ahora lo inexplicable. Para algunostodo lo que nos acontece es causado, quienes así

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LAS NEUROCIENClAS: ENTRE EL DETERMINISMO y LA LIBERTAD

piensan se les llama determínistas; para otros, sinembargo, no se pueden explicar nuestros actossólo a través de causas y, sostienen la importan-cia de elegir, a éstos se les ubica entre los llama-dos indeterministas.

Precisemos más los términos determinismoe indeterminismo. Si se afirma que nuestros actosno obedecen a causas, sino que son producto dela decisión de la voluntad del ser humano, enton-ces se habla de indeterminismo y de libertad "quees el poder que un hombre tiene de hacer o de nohacer alguna acción conforme a lo que él quiere".(Leibniz, 1971: 131)

Si se acepta que todo está determinado en-tonces también se asume que todo está causado,es decir, que todo acontecimiento está precedidopor otro y así sucesivamente. La causa varía se-gún sea la tendencia determinista. Es importanteseñalar que el determinismo no se reduce a fata-lismo, esta última tendencia según Hospers "Ar-guye, correctamente, vas a ser muerto, en esteataque o no lo vas a ser". (A o no-A). Pero luegoarguye, incorrectamente: "Si vas a ser muerto,vas a ser muerto cualquiera que sean las precau-ciones que tomes" y "si no vas a ser muerto, noserás muerto cualesquiera que sean las precau-ciones que dejes de tomar" (Hospers, 1976: 402),lo que obviamente es falacioso porque pone a losseres humanos como impotentes ante el curso delos acontecimientos y, no es este el sentido de lasafirmaciones deterministas; de esta manera afir-mar que el determinismo es causación, no es lomismo que atribuir a éste predicciones sobre to-do lo que sucede o sucederá.

b. Hume y la causalidad

Cuando se aborda el tema de las leyes causa-les y su discusión es casi obligatorio mencionar aDavid Hume, filósofo inglés que llevó los plantea-mientos empiristas a las posiciones más radicales.

Al respecto del tema en cuestión él decía quesi toda idea procede de una impresión (Hume lla-ma idea a las representaciones o copias de lo quehay en el pensamiento; e impresión al conoci-miento por medio de los sentidos), entonces éstaes el límite del conocimiento. Según Hume en

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general los hechos se limitan a impresiones ac-tuales, los recuerdos actuales a impresiones pasa-das, pero del futuro no hay impresiones porque elfuturo aún no ha sucedido; pero dado lo anteriorse puede inferir en algunos casos lo que puedesuceder, por ejemplo que si llevo un curso uni-versitario habrá una nota, siendo el curso el mo-tivo o efecto de la posible nota. Pero como élmismo afirma "El verdadero estado de la cues-tión consiste en saber si todo objeto que comien-za a existir debe su existencia a una causa."(Hu-me, 1987,1: 114)

De acuerdo con Hume la idea de causa se havisto como una conexión que necesariamente de-be darse; en este sentido él hace una crítica por-que no hay una impresión que corresponda a laidea de conexión necesaria de dos fenómenos,esta es una suposición que no se ha comprobadoy que se asume por costumbre.

Así lo describe el pensador inglés: "La ideade la necesidad surge de alguna impresión. Noexiste impresión alguna proporcionada por nues-tros sentidos que pueda dar lugar a esta idea. Noexiste ninguna impresión interna que tenga algu-na relación con el presente problema más que lainclinación que la costumbre produce a pasar deun objeto a la idea de su acompañante usual. Es-to, por consiguiente, es la esencia de la necesi-dad." (Ibid, 204) Y añade más adelante que "Elprincipio de unión de nuestras percepciones in-ternas es tan ininteligible como el de los objetosexternos y no lo conocemos de otro modo másque por la experiencia." (lbid, 208)

Entonces lo que se asume como conocimien-to si se fundamenta en la relación causa-efecto,serán en realidad -de acuerdo con Hume- suposi-ciones y creencias, incrementadas por los hábitosy las costumbres, de manera tal que "Cuando exa-mino con la mayor exactitud los objetos que sedenominan comúnmente causas y efectos hallo, alconsiderar un caso único, que un objeto precedeal otro y le es contiguo, y extendiendo mi consi-deración a varios casos, encuentro solamente queobjetos análogos se hallan situados constante-mente en análogas relaciones de sucesión y con-tigüidad. Además, cuando considero la influenciade este enlace constante percibo que una rela-ción tal jamás puede ser objeto de razonamiento

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y jamás puede actuar sobre el espíritu más quepor medio de la costumbre que determina la ima-ginación al hacer la transición de la idea de unobjeto a la de su acompañante usual y de la im-presión de uno a la idea más vivaz del otro."(lbid,209)

Esta posición empirista de Hume culmina enun fenomenismo y escepticismo, porque las im-presiones se dan aisladamente y no cabe buscar-les relación causal. Estas impresiones son losfactores que constituyen el punto inicial, aunquela costumbre y el hábito nos lleven a creer quehay una inferencia causal. Para este filósofo em-pirista sólo conocemos lo que se muestra, es de-cir el fenómeno, así lo reitera en el apéndice de laobra que se ha venido citando: "que todas nues-tras percepciones distintas son existencias distin-tas y que el espíritu jamás percibe una conexiónreal entre existencias distintas." (Ibid, 11, 388)

Las consecuencias éticas de la posición deHume son muy interesantes, porque otros pensa-dores siguiendo en parte algunas de estas ideas,han dicho que el determinismo atenta contra laresponsabilidad moral y la creatividad. En el pri-mer caso, por cuanto limita la deliberación inte-rior de mis actos y el control que se supone debe-mos tener de lo mismos y, en el segundo caso,por lo que respecta a la elaboración y selecciónde los procesos de cognición. Ambos aspectosserán analizados con más detenimiento vinculán-dolos con el conocimiento neurocientífico.

c. Argumentos y contra argumentos

Desde Hume hasta nuestra época muchaagua ha pasado bajo el puente, como dice un di-cho. Tanto quienes apoyan a un bando como alotro argumentan y contra argumentan. El progre-so científico por ejemplo, ha servido para los ra-zonamientos de unos y otros.

Para los deterministas la libertad existe has-ta que somos conscientes de los mecanismos in-ternos que actúan en nosotros, en este sentidomuchos neurocientíficos procuran explicar losactos humanos en términos de condicionamientodel cerebro. Preocupado por una era científicaencaminada a una explicación determinista Ja-

mes escribía: "El hombre no da leyes a la Natu-raleza, sino que las recibe. Ella es quien se man-tiene firme y él quien debe acomodarse. El ha deregistrar la verdad, por inhumana que sea, y so-meterse a ella. La espontaneidad romántica y elvalor desaparecen; la visión es materialista y de-primente. Los ideales aparecen como apareceninertes productos de la fisiología; lo más elevadose explica por lo más bajo y es tratado siemprecomo un caso sin importancia, de orden absolu-tamente inferior." (James, 1967: 30)

La libertad es una palabra que tiene una plu-ralidad de significados y contextos. Independien-temente de la posición que se defienda, tanto de-terministas como indeterministas aludirán a esteconcepto. Para unos la libertad no tiene un funda-mento real, sino que se postula y, algunas posi-ciones más radicales afirman que la libertad esuna ficción que se desvanece conforme más seconoce. Otros niegan cualquier condicionamien-to y sostienen que la libertad es la capacidad deautodeterminación y dentro de este mismo sector,están los que defienden la idea de la autodetermi-nación pero con límites y, están los que no acep-tan ningún tipo de restricción.

Entre los deterministas absolutos es muy in-teresante la posición del matemático Pierre Si-món Marqués de Laplace, citado por Hecht, paraquien nada sucede sin algo que lo haga suceder,"Una inteligencia que en un momento dado cono-ció todas las fuerzas que animan la naturaleza y laposición respectiva de los seres que la componen,podría condensar en una sola fórmula el movi-miento de los cuerpos más grandes del universo yel del último de los átomos: para tal inteligencianada sería indeterminado, el pasado y el futuroestarían ante sus ojos." (Hecht, 1987: 323) Segúnse deduce de la referencia anterior, Laplace bienpodría admitir que el determinismo no puede pro-barse, no por improbable, sino más bien por laslimitaciones de la mente humana, pero no tendríainconveniente en admitir que conforme ésta seexpanda confirmará ese determinismo.

Kant, uno de los pensadores más célebres,estableció que el determinismo se da en el casode lo fenoménico, que responde al mundo de lanecesidad, porque es lo que está en el tiempo y elespacio; por otro lado estableció el mundo de lo

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inteligible o nouménico, donde ubicó a la libertady afirmó que ésta es indemostrable, pero que es unsupuesto necesario para fundamentar la moral. Noes que niegue la posibilidad de la libertad, sinoque, junto con la inmortalidad del alma y la exis-tencia de Dios, consideró que no son asequibles alconocimiento científico y, por lo tanto, las postulacomo parte de la razón práctica: "Pero cómo la li-bertad sea posible y cómo teórica y positivamenteha de representarse este modo de causalidad, escosa que no se puede comprender por esto sino só-lo que hay que postularla por ley moral, y para suconveniencia una libertad semejante. Lo mismoocurre con las demás ideas; ningún entendimientohumano jamás penetra, según su posibilidad; peroque no sean conceptos verdaderos, no lo persuadi-rá tampoco ningún sofisma al convencimiento aúndel hombre vulgar." (Libro n, Cap. VI, 848)

Sobre este mismo punto de la libertad, Aris-tóteles estableció que el ser humano es el respon-sable de sus actos que ejecuta libremente, de talforma que "Así, cuando un hombre actúa, ha demencionarse tanto lo voluntario como lo invo-luntario; pero en tales acciones obra voluntaria-mente, porque el principio del movimiento im-preso a los miembros instrumentales está en elmismo que las ejecuta, y si el principio de ellasestá en él, también radica en él el hacerlas o no."(Libro III, 1, I11JOa, 14-17)

Como se dijo anteriormente sobre este punto,podemos concluir que el término libertad suele serinvocado por deterrninistas e indeterministas, conpropósitos muy disímiles entre sí. Al respecto'nuestro punto de vista genera más interrogantesque respuestas claras, por ejemplo, ¿será negandoel determinismo como la libertad puede tener ca-bida? Si así fuera, entonces se estaría afirmandoque lo incausado es la base de la libertad. Pero sur-ge otra pregunta ¿sobre qué supuestos afirmo quelo indeterminado y contingente es libertad? Y¿por qué no pensar en una posición intermedia, endonde se pueda decir que hay acontecimientos queocurren por azar, y que otros tienen un vínculo concausas? Así, aquello que ignoramos cómo surgeno lo podemos atribuir exclusivamente al azar o lanecesidad. En este punto es importante conocerqué se puede deducir del conocimiento neurocien-tífico y si modifica o no la discusión.

Un nuevo protagonistaen la discusión: la neurociencia

a. Sentido del término

El Diccionario de Neurociencias define estetérmino como la "Disciplina que estudia el desa-rrollo, estructura, función, farmacología y pato-logía del sistema nervioso." (Mora y Sanguinetti,1994: 190) Más que una disciplina es un conjun-to de disciplinas que se entrelazan y se enrique-cen mutuamente; aquí se ubican la neurología, laneurocirugía, la neuroanatomía, la neurofisiolo-gía, la neuroquímica y la neurofísica, que facili-tan elementos epistemológicos para nuestro temaen cuestión, pero no lo resuelven.

Los precursores se localizan en diferentesépocas), pero su pleno desarrollo es relativamen-te reciente. Sus planteamientos ya han posibilita-do que se rechacen postulados filosóficos y reli-giosos,por la comprobación científica correspon-diente, sobre todo porque hoy se conoce más delfuncionamiento del cerebro de los seres huma-nos. Pero también han generado nuevas interro-gantes y arduas polémicas, con otras áreas delconocimiento y al interior de ellas mismas.

La influencia neurocientífica provoca trans-formaciones a nivel filosófico, especialmente endos áreas: la gnoseología y la ética. Si bien el co-nocimiento neurocientífico no constituye por sisolo una teoría del conocimiento o una teoría éti-ca, sin embargo, ahora es un referente indispen-sable que debe tomarse en cuenta en las reflexio-nes filosóficas, puesto que cabe preguntarse si lainterpretación neuronal es suficiente para expli-car el conocimiento y la conciencia. Sirva puescomo nuestro referente a partir de este momento.

b. Los actos humanos desde la perspectivade la neurociencia

Abordar la temática de los actos humanosentre el determinismo y la libertad, desde la neu-rociencia acarrea varias dificultades. Se puedeobjetar que no es un propósito específico de losestudios neurocientíficos este tema, aunque estos

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conocimientos tienen alcance ético, esta es preci-samente una tarea que se ha propuesto indagaresta investigación. Otra dificultad que es necesa-rio señalar por los alcances metodológicos de es-te trabajo, es que quienes han abordado el temano tienen una posición homogénea y no parecevislumbrarse una solución definitiva, puesto quecada día aparecen nuevos elementos científicos,que hay que agregar a dicha temática.

El premio Nobel de medicina John C. Ecclesdijo: "Sin que quiera ser demasiado dogmático,se podría decir que el objetivo de las neurocien-cias es formular una teoría que pueda suministraren principio una explicación completa de toda laconducta de los animales y del hombre, incluyen-do la conducta verbal humana" (popper y Eccles,1982: 403), es decir, que este campo de conoci-mientos también pretende explicar la actividadhumana voluntaria a partir de la configuracióndel cerebro y sus funciones.

Esta definición de Eccles precisamente plan-tea uno de los principales conflictos neurofilosó-ficos, ¿se pueden explicar el conocimiento y laconciencia a través de una interpretación neuro-nal exclusivamente?, ¿se puede precisar el puntodonde se separa lo propiamente humano que nosdiferencia de otros seres vivos?, ¿existe un nivelinmaterial más allá del cerebro, que expliquenuestro actuar humano?

Para efectos de acceder con más claridad aposibles respuestas y entender el actuar humanosegún las neurociencias, son de utilidad las clasifi-caciones que hace Mario Bunge en su libro EL pro-blema mente - cerebro. Con respecto al tema conel que titula su libro dice que se han dado tres po-siciones: los que sostienen que es un problema sininterés científico; los que consideran que sí es unproblema importante pero que nunca tendrá solu-ción, y los que obviamente consideran que sí sepuede solucionar. Es esta última posición la queinteresa en este trabajo, y en el que Bunge ubicados corrientes que pretenden dar sus soluciones: elmonismo psicofísico y el dualismo psicofísico,que a su vez tienen sus propios subgrupos.

En el dualismo psicofísico se suele ubicar elcristianismo, del que afirma Bunge "resumiendo, nilas Escrituras ni las argumentaciones dan fuerza a laconcepción de que el dualismo psicofísico es una

parcela de la religión cristiana. Lo cierto histórica-mente es que la doctrina cristiana del alma fue tardía,además de tomada prestada, del filósofo pagano Pla-tino y del filósofo judio Filón." (Bunge, 1988: 32)

Bunge localiza también en su clasificaciónde dualistas psicofísicos a neurocientíficos comoEccles y filósofos como Popper, en el sub grupoconocido como interaccionismo. (Ibid, 26) Con-siderando que sus propuestas ayudan a la discu-sión y desarrollo del tema propuesto, nos deten-dremos un poco en estos dos autores.

c. El dualismo psicofísico de Popper y EccIes

Ambos investigadores son coautores del libroThe self and its Brain, que ha sido traducido al es-pañol. La primera parte la escribe Popper y ya des-de el inicio destaca lo extraordinario de la con-ciencia humana, cuando menciona que la "materiamuerta parece poseer más potencialidades que lasimple reproducción de materia muerta. En parti-cular, ha producido mentes -sin duda en lentasetapas- terminando con el cerebro y la mente hu-mana, con la conciencia de sí y con la concienciadel universo." (popper y Eccles, 1982: 12)

Posteriormente Popper explica tres momen-tos de la evolución que él prefiere llamar evolu-ción emergente o creadora, aunque admite queesta idea "es muy simple un tanto vaga". Hablade tres mundos, el primero es el de los objetos fí-sicos; el segundo el de las experiencias subjeti-vas; y el tercero y más importante, el de los pro-ductos de la mente humana (Ibid, 18). Le da es-pecial énfasis al lenguaje, ya que "Se podría de-cir que al decidirse hablar, el hombre ha decididodesarrollar su cerebro y su mente; que el lengua-je, una vez creado, ejerció la presión selectiva ba-jo la cual ha tenido lugar la emergencia del cere-bro humano y de la conciencia del yo." (Ibid, 15)

Además agrega más adelante que en esteemerger del cerebro y la conciencia humanasexiste una dimensión desconocida en "dondeocurren cosas y sucesos que son nuevos con pro-piedades inesperadas y realmente impredictibles:cosas nuevas y sucesos que son nuevos en el sen-tido en que se puede considerar nueva una granobra de arte." (Ibid, 24)

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Desde un punto de vista ético es muy intere-sante lo impredecible, porque se puede afirmarque de esta manera se reafirma la libertad de ele-gir, aunque el mismo Popper señala que esta po-sición ha sido criticada especialmente por los de-terministas, atomistas clásicos y seguidores de lateoría de las capacidades.

La segunda parte del texto la escribe Eccles,para quien nuestros conocimientos científicos es-tán en una fase exploratoria que impide "resolverla antinomia entre nuestras experiencias y nues-tra comprensión de la función cerebral." (Ibid,318) Como neurocientífico se refiere al movi-miento voluntario y a sus posibles componentescerebrales, al respecto dice: "La corteza motorase ocupa esencialmente del movimiento volunta-rio, aunque no es quien primero inicia un movi-miento, como pueda ser la flexión voluntaria deun dedo. Tan sólo es la estación en relé final deactividades inmensamente complicadas en áreasmuy dispersas de la corteza cerebral, el cerebeloy los ganglios basales." (Ibid, 316)

La pregunta que surge inmediatamente es¿cuál es el detonante de ese movimiento? Ecclesconjetura que en el potencial reactivo "se está de-sarrollando una especificidad del patrón de des-carga de impulsos en las neuronas, de maneraque tarde o temprano acaban por activarse las cé-lulas piramidales en el área cortical motora ade-cuada, a fin de llevar a cabo el movimiento re-querido. El potencial reactivo se puede conside-rar como la consecuencia neuronal de la ordenvoluntaria." (Ibid, 320)

Más específicamente asigna al cerebelo todala complejidad organizacional del control delmovimiento, que en el estado consciente no seaprecia. En este sentido Eccles admite la posibi-lidad de que sí se pueden explicar detalladamen-te los movimientos automatizados y subconcien-tes, pero es enfático en afirmar "que la estrategiareduccionista fracasará en su intento de dar cuen-ta de los niveles superiores del comportamientoconsciente del cerebro humano." (Ibid, 407)

Aquí confluyen las posiciones de Popper yEccles, porque pretenden demostrar que los Mun-dos popperianos interaccionan entre sí, pero que elMundo 3 no se determina genéticamente, porqueresponde a procesos culturales y a la creatividad de

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los seres humanos, que se construyen a sí mismosen la interacción con los demás y con el entorno.

d. El monísmo psicofisico

Volviendo a la clasificación de Bunge, ahoracorresponde destacar la posición monista psicofí-sica, en especial nos interesa indagar un pocomás en el materialismo fisicalista y el materialis-mo emergencista. Bunge explica que "Ambossostienen que todos los estados mentales (o suce-sos o procesos) son estados (o sucesos o proce-sos) del sistema nervioso central (o de una partesuya). Por lo tanto, las dos corrientes reconocenla existencia de lo mental a la vez que niegan quese trate de una entidad independiente. Donde am-bas doctrinas difieren es cuando se enfrentan a lanaturaleza del sistema nervioso central -en siglasSNC- y por tanto en el modo adecuado de expli-car las funciones mentales como procesos menta-les del SNC." (Bunge, 1988: 45)

El materialismo fisicalista se refiere al SNCcomo un sistema físico como cualquier otro delser humano, pero con una mayor complejidad,mientras que el materialismo emergencista sibien concuerda con los fisicalistas en la impor-tancia de las funciones físico-químicas para ex-plicar el cerebro, considera que no es suficiente.

Con respecto al SNC dice el DiccionarioOxford de la Mente que "El sistema nerviosocentral es la materia física que proporciona a suposeedor las formas de conducta, determinadasgenéticamente, y también las maneras de cam-biar esa conducta. Lo que se ha heredado es la es-tructura, que se estudia como anatomía, y el fun-cionamiento de esta estructura, que se estudia co-mo fisiología. A veces conviene, y a veces con-funde, clasificar algunas partes del funciona-miento como actividades mentales. Pero esto noimplica que tras este funcionamiento haya unaestructura a la que se podría llamar la mente."(Gregory, 1995: 1039)

El sistema nervioso entonces tiene dos gran-des partes, el ya mencionado SNC compuesto asu vez por el cerebro y la médula espinal y el sis-tema nervioso periférico. Las células de todo elsistema se llaman las neuronas-, las que tienen un

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cuerpo celular, las dendritas y los axones. "Entrelas cosas más impresionantes de las neuronas, almenos a primera vista, está su extraordinaria can-tidad -cerca de 100 mil millones, tantas como es-trellas hay en nuestra galaxia- en los 1.600 gra-mos de materia gris encerrada en el cráneo de unhumano adulto corriente. Estas neuronas estánconectadas entre sí por mil billones de sinapsis yen conjunto disparan 10 mil billones de veces porsegundo, mientras gastan menos energía que unabombilla corriente." (Freedman, 1994: 132)

El SNC tiene una estrecha relación con elSNP a través de músculos y receptores, que tie-nen un funcionamiento eléctro -físico -químicoque activa los impulsos de entrada y salida de lainformación, en otras palabras, se gesta el proce-samiento cerebral.

Lo dicho hasta el momento lo aceptan los fi-sicalistas y los emergencistas. Las divergenciasse dan cuando se responde a la pregunta ¿se pue-den explicar todas las funciones del ser humanode esta manera, incluyendo los actos voluntarios?Para los primeros los actos humanos se puedenexplicar en términos de condicionamiento del ce-rebro, para los otros no todo se puede explicar apartir del sistema nervioso central, aunque todopase por este sistema.

Los estudios neurocientíficos han determi-nado que el sistema nervioso funciona en dife-rentes niveles, pero no todos han sido compren-didos, especialmente las funciones nerviosas su-periores. Tras la búsqueda de respuestas algunosinvestigadores consideran que el progreso neuro-fisiológico está permitiendo entender muchoscomportamientos y actos voluntarios del ser hu-mano que ahora pueden ser predecibles y los queno lo son no es porque respondan a una dimen-sión misteriosa y desconocida, completamenteimpredicible, donde normalmente muchos éticosubican la libertad, sino porque las condiciones denuestros conocimientos actuales no permiten aúndescifrar esa dimensión, lo que no involucra laimposibilidad de lograrlo. Esta posición tiende aun determinismo absoluto y a una anulación de lalibertad.

Otros investigadores que tampoco aceptanlos actos mentales como producto de algo inma-terial, sin embargo, los ven como actos emergen-

tes que pueden ser estudiados "con la ayuda de to-das las ciencias debido a que el cerebro es un sis-tema con múltiples niveles" (Bunge, 1988: 45).Quienes así piensan advierten que nuestro cerebroes tan complejo y aún tan poco conocido, que con-cluir que todo tiene una causa es algo apresurado.

Tales conclusiones de ambos bandos remitena hipótesis y propuestas posteriores a estudiosrealizados, en especial en el campo de la infor-mación y su organización dentro del cerebro, quehan realizado investigadores como Shannon, Tu-ring y otros, quienes empezaron a buscar y es-tructurar la analogía del cerebro con ordenado-res, siendo los verdaderos padres de la era infor-mática y la inteligencia artificial y, a estudios rea-lizados en las áreas neurológicas por famososcientíficos como Lashley, Luria y otros, quienesinvestigan la complejidad de las funciones neu-ronales, sus conexiones y las correspondientesconductas y actos humanos, a partir de patolo-gías, enfermedades y lesiones cerebrales que hantenido algunas personas.

Con el propósito de comprender mejor el te-ma central de esta propuesta, es importante dete-nerse en las investigaciones neurológicas paraver si el dilema de las neurociencias: determinis-mo o libertad, se resuelve.

e. La acción deliberaday las funciones superiores del cerebro

Desde las diferentes ramas neurológicas seubica la acción voluntaria en las funciones superio-res del cerebro, aunque las referencias e investiga-ciones hechas por las neurociencias en este sentido,aún no encuentran la solidez para aceptarlas sin re-serva, así lo advierte Smith Churchland cuandosostiene que "Como las cosas están, hay muchashipótesis suplicantes pero pocas que pasan a travésde las puertas; diferentes métodos a veces produ-cen resultados conflictivos y confusos; hay proble-mas más profundos concernientes a como interpre-tar resultados; la taxonomía de las funciones supe-riores es en sí misma mal entendida y teóricamen-te pobre." (Churchland, 1987: 147)

Se podría justificar esta situación confusa yconflictiva por ser un campo en proceso de

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LAS NEUROCIENCIAS: ENTRE EL DETERMINISMO y LA LIBERTAD

construcción, lo que provoca en ocasiones que seacepten conceptos sin la debida contrastación oque den interpretaciones muy dispares entre sí.

El estudio especializado de las funciones su-periores del cerebro ha ido unido -como se seña-ló antes- al estudio de lesiones cerebrales que su-fren algunas personas, tales como apoplejías, afa-sias, tumores, traumas, diferentes tipos de enfer-medades: infecciosas, nervio-degenerativas, psi-quiátricas y desórdenes neurogenéticos.

La neurofilósofa citada nos dice que los in-vestigadores indagan sobre las partes del cerebroy su trabajo específico, "Tal vez la más importan-te investigación ideológica escrita es la de la teo-ría psicológica (especialmente la de la taxonomíade funciones y una teoría de la interconexión)Por eso, deben cooperar éstas para hacer unas hi-pótesis de mapeo neuronal que establecen lasáreas que deben participar en tales funciones, asíque los neurofisiólogos usen esos resultados parasaber cómo el cerebro lo hace y qué hace." (Ibid,148) Aunque la autora más adelante agrega quefunciones superiores como la conciencia, no es-tán bien definidos por esta taxonomía funcionalpsicológica, a pesar de los "datos notables encon-trados en todos los niveles en psicología y neuro-ciencia, pero precisamente cómo interpretar losdatos en una teoría de capacidades neurobiológi-cas, representaciones y procesos están aún paradescubrirse." (Ibid, 152)

Las funciones superiores del cerebro son lasque se encargan de las actividades más comple-jas que realiza un individuo, donde se deben re-solver los problemas, planificar lo que se hará yse dirá, recordar lo realizado. En fin tienen quever con las opiniones y juicios que emitimos, enpocas palabras la actividad mental: el pensamien-to, el lenguaje, la conciencia.

Son precisamente estas zonas que se ubicanen la corteza cerebral, donde se estructura nues-tra individualidad y nuestras diferencias, de estamanera 'por ejemplo, se tiene que "La habilidadde pensar espacialmente depende de una zona delhemisferio derecho situada entre los lóbulos oc-cipital, parietal y temporal; y-una zona capital pa-ra el pensamiento matemático está en una partesemejante del hemisferio izquierdo." (Gregory,1995: 1061)

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Más específicamente las investigacionesneurocientíficas establecen que "Los lóbulostemporales son las regiones de los hemisferioscerebrales que están más relacionadas. con la me-moria. Los lóbulos límbicos son las partes princi-pales para la organización de los impulsos esen-ciales que despiertan las emociones [...] Las par-tes más anteriores de los lóbulos frontales y susconexiones con el tálamo, con el hipotálamo ycon las áreas septales son las zonas del cerebroque están más relacionadas con la conducta so-cial." (!bid, 1062s)

Algunos de los pioneros investigadores delcerebro utilizaron la exploración eléctrica, nom-bres como Emil du Bois-Reyrnond quien demos-tró que "el efecto nervioso era un fenómeno eléc-trico y que una onda eléctrica pasaba por el ner-vio" (Churchland, 1987: 24); Gustav Fritsh yEduard Hitzig, quienes partiendo del descubri-miento de las propiedades eléctricas del nervioutilizaron estimulación eléctrica nerviosa paraconstatar sus efectos, "En un reporte publicadoen 1870, ellos declararon que obtuvieron con-tracciones de grupos de músculos específicos porestimulación de áreas específicas de la corteza,esa área relevante para un grupo de músculos enel área era muy pequeña, y era constante [los su-jetos empleados por ellos eran perros] ... la esti-mulación de grupos de músculos en el área iz-quierda contraían los músculos del área derechay viceversa. Para consolidar sus resultados, ellosprodujeron un mapa crudo de la corteza motoramostrando qué área correlacionaba con las otrasáreas de la convolución cortical inmediatamenteal frente de el salcus central, un área designadacomo corteza motora." (Ibid, 166) Con el trans-currir del tiempo otras investigaciones fuerondescubriendo otras áreas y destacando otras acti-vidades neuronales en especial las bioquímicas,que han ido permitiendo mapas cerebrales másfidedignos, fundamentalmente de las funcionesmotoras.

Al avanzar la neurología partiendo del es-tudio de lesiones cerebrales se han identificadootras áreas, las ya mencionadas de las funcio-nes superiores, donde están la memoria y susprocesos", el lenguaje y la actividad conscientede las personas, que nos muestran que "somos

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organismos que han evolucionado para solucionarproblemas en un mundo real utilizando los me-dios que sean necesarios. Para dirigir esta flexibi-lidad hemos adquirido sistemas de control queguían nuestro comportamiento y nuestro pensa-miento, sistemas que reciben el nombre de "con-ciencia"." (Bridgeman, 1991: 548)

Como se mencionó, el cerebro humano nosiempre funciona normalmente, se presentan es-tados que alteran la conciencia. Los neurocientí-ficos consideran que la conciencia es un sistemaneurológico que ha venido evolucionando, en sufuncionamiento se apoya en la experiencia acu-mulada de la actividad pasada y en la organiza-ción secuencial de la conducta.

Bridgeman (cf. Cap. 14) describe cuatro ac-tos mentales que requiere la conciencia: planifi-cación, ejecución, dirección de la atención y losrecuerdos, que son los componentes claves delproceso de control de nivel superior y explicaque en los pacientes con lesiones cerebrales seles altera este centro de control de los actos hu-manos. Entre las lesiones más documentadas yestudiadas están las epilepsias graves, la esquizo-frenia, las lesiones de la corteza prefrontal y lostraumas producidos por algún tipo de accidente.

f. Lesiones cerebrales y conducta voluntaria

"Las grandes lesiones en las partes delante-ras de las lóbulos frontales provocan una falta deatención hacia los sentimientos y la conducta delos demás" (Gregory, 1995: 1063), al respecto elcaso más mencionado y tristemente célebre, es elde Phinias Gage quien sufrió el impacto de unabarra de hierro que se le introdujo en la cortezacerebral. Sobrevivió al accidente pero se le mo-dificó la conducta; de un hombre estable se vol-vió un hombre irrespetuoso e irritable."

Entre los problemas que tienen los pacientes conlesiones prefrontales, Bridgeman (Cap. 14) mencio-na las siguientes: serios problemas de planificación;dificultades en la ejecución de planes; percepción delmundo de manera extremadamente concreta (disfun-ción abstractiva); pérdida del control de la conducta;impedimento para la realización de tareas rutina-rias; dificultades en la producción del lenguaje.

Es interesante lo que ahora se sabe sobre elfuncionamiento del cerebro, porque le está per-mitiendo decir a los fisicalistas que también lasdecisiones morales tienen una base biológica. Eneste sentido "Un sorprendente resultado de estosestudios ha sido que los pacientes con daños enel área prefrontal con frecuencia retienen el co-nocimiento objetivo de normas sociales y mora-les; en otras palabras, son capaces de responderpreguntas sobre dilemas morales hipotéticos,aunque parecen no ser capaces de aplicar el co-nocimiento a su vida." (Jenning, 1999) Lo intri-gante es que antes de sufrir la lesión cerebral es-tas personas llevaban una vida normal.

En un reciente artículo publicado por NatureNeuroscience un grupo de investigadores enca-bezados por Anderson y Damasio, dio a conocerel estudio realizado con dos pacientes que tuvie-ron lesiones prefrontales antes de los 16 meses deedad, en este sentido este es un estudio pioneroporque por primera vez se le da un seguimientodesde las primeras etapas de la niñez.

Los dos pacientes -nos dicen los investiga-dores- provenían de hogares de clase media ycon acceso a la educación. Uno de ellos, una mu-jer, sufrió un accidente al golpearse con un carro,se recuperó pero tuvo daño prefrontal. Conformecrecía su conducta moral fue mostrando deterio-ro, mentía con frecuencia, robaba y tenía una vi-da sexual riesgos a, "No expresaba culpa ni re-mordimiento por su mala conducta." (Anderson,1999: 2)

El otro, un varón, a los tres meses se le extir-pó un tumor en la parte prefrontal derecha, se re-cuperó pero al ingresar a la escuela su conductacambió, mostró desmotivación, poca interacción,indiferencia e ira, en general se hizo irresponsa-ble en todos los planos.

Los dos pacientes tenían las lesiones "locali-zadas en sitios cuyos daños en adultos es sabidoque producen defectos en lo emocional y en la to-ma de decisiones." (Ibid, 6) Nos informan los in-vestigadores que los dos pacientes estudiados tie-nen alguna semejanza con pacientes adultos ymarcadas diferencias, en los últimos se recono-cen las reglas morales aunque no son capaces deaplicarlas, sin embargo no exhiben conductas derobo ni violencia, tienen sentimientos de culpa y

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LAS NEUROCIENCIAS: ENTRE EL DETERMINISMO y LA LIBERTAD

remordimiento. Mientras que en los niños (ahoraadolescentes) se dio lo contrario y aunque los in-vestigadores reconocen que es una muestra pe-queña, se nota que en pacientes con lesiones pre-frontales tempranas coinciden.

A modo de conclusión: ¿Libres o detenninados?

Este recorrido exploratorio aún no nos libe-ra de nuestra inquietud inicial. Ciertamente elmundo en el que estamos se ha visto beneficiadopor las investigaciones neurocientíficas, perotambién es conveniente abordarlas desde otrosenfoques para evitar el abuso y la manipulación.Los estudiosos de este apasionante campo nosdescriben que los conocimientos sobre estructu-ra, funciones y demás misterios del cerebro,avanzan sobre todo por el trabajo investigativoque se realiza con pacientes lesionados, lo gravees que muchas de esas lesiones se han realizadodeliberadamente, sabiendo que dejan secuelas in-curables atentando contra la dignidad humana.

Si bien la labor investigadora ha permitido de-terminar muchas de nuestras funciones motoras yalgunas de las voluntarias, no deja de angustiamosel pensar que algunos científicos, mercaderes o po-líticos inescrupulosos quieran aprovecharse parafines inapropiados. Ya el fisiólogo español Rodrí-guez Delgado, conocido por algunos de sus expe-rimentos un tanto extravagantes, apeló a los go-biernos a tener como tema nacional la conquista dela mente, porque él "prevé una nueva era en la quelos cerebros de los seres humanos se podrían regu-lar a distancia con la misma facilidad con que sepuedan abrir o cerrar las puertas de un garaje apre-tando un botón desde el coche." (Pines, 1978: 55)

Plantearse el papel de los actos humanos enla ética a partir de las indagaciones de las neuro-ciencias, es ahora indispensable. Aún quedanmuchas interrogantes pero ya se tienen algunasrespuestas. Parte de nuestra acción consciente sepuede explicar a través de procesos bioquímicosy neuroanatómicos, se sabe que antes de ejecutarcualquier acto, incluyendo el voluntario hay unaserie de causas que se pueden explicar científica-mente, previo a una determinación y ejecucióndel acto hay una reacción neuronal.

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Para algunos la libertad se da cuando dentrode lo causado elegimos lo que preferimos, aun-que se debe decir que no siempre elegimos lo quepreferimos, porque los individuos además de lasdeterminaciones biológicas también están condi-cionados socialmente por valores, normas y casitodo el entorno sociocultural.

Para otros si bien hay condiciones suficien-tes para cualquier acción humana individual, qui-zás la más elemental e importante sea la existen-cia del cerebro, sin embargo no se puede prede-cir exactamente lo que haremos con ese cerebroy demás condiciones necesarias para una acción.Esta posición nos parece la más acorde a un mun-do verdaderamente humano.

Los deterministas que se apoyan en las neu-rociencias, argumentan que poco a poco se vandilucidando los misterios del cerebro humano,entre ellos los que tienen que ver con los actosvoluntarios, desde lo cognitivo hasta lo emocio-nal, simplemente hay que darle tiempo al tiempo,pues el conocimiento aún está limitado para sa-berlo, pero conforme ello se dé se mostrará quela libertad es una ficción, que se mantendrámientras haya ignorancia de todo nuestro com-plejo cerebro.

Al respecto consideramos que quienes asípiensan caen en un ad ignoratiam, es decir, afir-man que como no hay pruebas contundentes a fa-vor del azar, entonces se concluye lo determina-do y toman la causación apriorísticamente comoverdad absoluta.

"El problema de la relación entre la mente yel cuerpo, el modo en que la consciencia emergedel cerebro, tal vez el reto más difícil que existey que ha existido siempre" (LeDoux, 1996: 301),mientras el problema se resuelve si es que algu-na vez se hará, compartimos la opinión de Searlecuando expresó: "Así, la conducta libre existe,pero es solamente una esquinita del mundo deter-minado". (Searle, 1984: l00) También coincidi-mos con la aseveración de Savater y con ésta fi-nalizamos: "Por mucha programación biológicao cultural que tengamos, los hombres siemprepodemos optar finalmente por algo que no estéen el programa (al menos, que no esté del todo).Podemos decir "sí" o "no", quiero o no quiero"(Savater, 1994: 29)

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Notas

1. Cf. ChurchIand, 1989, Cap. 1: "The science ofnervous systems: A Historical Sketch".

2. P. ChurchIand, en el libro Neurophilosophy, dedi-ca el cap. 2 a la teoría de las neuronas. Valóreseen especial el segundo apartado, donde describecon detalle los componentes celulares de los sis-temas nerviosos y, el tercer apartado, donde ex-plica el funcionamiento de las neuronas.

3. Cf. Bridgeman, 1991, Cap. 11. Y LeDoux, 1999,Caps. 6 y 7.

4. El caso Gage fue documentado por Harlow y escitado por diferentes textos de la neurología.

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Carlos Alberto Rodríguez Ramírez

Escuela de FilosofíaUniversidad de Costa Rica