Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

10
FELIPE PÉREZ y LA NOSTALGIA DEL VIAJERO: LA REALIDAD EN EL HORIZONTE DE LA CULTURAl Carmen Elisa Acosta Universidad Nacional de Colombia Viajar con una pluma en la mano Felipe Pérez (1836-1891) fue uno de aquellos escritores, educa- dores, investigadores y políticos liberales que participó de manera activa en la conformación de la nacionalidad colombiana, en una actividad política destinada tanto a los altos cargos de gobierno co- mo a la guerra, la educación, la prensa y la literatura. En la políti- ca se desempeñó como subsecretario de Hacienda y Tesoro, como senador y como presidente del Estado de Boyacá; en la educación, como rector del Colegio de Pérez Hermanos y profesor de la Uni- versidad Nacional; en la prensa, particularmente como colaborador en el periódico El Relator. Fue autor además de varias publicaciones en las que defendió la política liberal y la función de la escritura COtno una forma de educar al pueblo, como puede leerse en la Bi- --- l Este trabajo participa de las reflexiones desarrolladas con Carolina Álzate en la investigación conjunta "Del yo lector al yo escritor: génesis de la ficción en la autobiografía (Colombia, segunda mitad del siglo XIX)" (en curso). 99

description

teoría literaria

Transcript of Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

Page 1: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

FELIPE PÉREZ y LA NOSTALGIA DEL VIAJERO:LA REALIDAD EN EL HORIZONTE DE LA CULTURAl

Carmen Elisa Acosta

Universidad Nacional de Colombia

Viajarcon una pluma en la mano

Felipe Pérez (1836-1891) fue uno de aquellos escritores, educa-dores, investigadores y políticos liberales que participó de maneraactiva en la conformación de la nacionalidad colombiana, en unaactividad política destinada tanto a los altos cargos de gobierno co-mo a la guerra, la educación, la prensa y la literatura. En la políti-ca se desempeñó como subsecretario de Hacienda y Tesoro, comosenador y como presidente del Estado de Boyacá; en la educación,como rector del Colegio de Pérez Hermanos y profesor de la Uni-versidad Nacional; en la prensa, particularmente como colaboradoren el periódico El Relator. Fue autor además de varias publicacionesen las que defendió la política liberal y la función de la escrituraCOtno una forma de educar al pueblo, como puede leerse en la Bi----l

Este trabajo participa de las reflexiones desarrolladas con Carolina Álzate enla investigación conjunta "Del yo lector al yo escritor: génesis de la ficción enla autobiografía (Colombia, segunda mitad del siglo XIX)" (en curso).

99

Page 2: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

Relatos autobiográficos y otras (armas del yo

00

blioteca de Señoritas, uno de sus más interesantes proyectos. En uescrito de diversa índole buscó reconstruir la geografía nacionaldescribiendo cada uno de los Estado soberanos, y en u intenciónde novelar espacios indeterminados entre Europa y América qUisoapropiarse del discurso romántico europeo.

Pérez participó en varias publicaciones de prensa y defendió laPOlítica liberal y su concepto sobre la función social que debía dar_se a la literatura. En su juventud aventuró un interesante proyectoliterario Con la publicación por entregas de cuatro obras consecUti_va ,Huayna Capac (1856), Atahuallpa (1856), Los PizarTOs (l857)yJilma (1858), en las que construyó su propia repreSentación delpasado indígena y la conquista e pañola. Así, mediante la nove-la histórica, y también a partir de su marcada posición anticleri_cal, se situó frente al pasado hispánico y pretendió reconstruir unanueva imagen de ese pasado a partir de la relación entre pasado ypresente, Europa y América. La novela histórica era al tiempo loque el viaje al espacio.

Durante los años 1864 y 1865 viajó a Estados Unidos y a Eu-ropa Y consignó sus experiencias e impresiones en los EPisodios deun viaje (Bogotá: Imprenta de Counje y Villarino, 1881). o fue suprimer viaje fuera de los Estados Unidos de Colombia. Años atrás,como secretario de la Legación de la ueva Granada, visitó Ecua-dor, Perú, Bolivia y Chile. Varios gobiernos le habían encomenda-do la misión oficial de recorrer el territorio nacional con el fin deelaborar la Geografía física y política de los Estados federales (París:La Casa Rosa y Bouret, 1865).

Para la época, el viaje de Pérez no era un caso fuera de lo co-mún. En los relatos de viajes de sus contemporáneos, no sólo aEuropa sino también dentro de su propia nación y hacia los paí-ses vecinos, era COsacorriente encontrar la búsqueda de identidaddel continente americano y elementos de identificación de lo na-cional. Reconocer las características del COntinente fue en últimotérmino la intención de Domingo Faustino Sarmiento en su viajea Estados Unidos, la de Ricardo Palma en el suyo a Cuba y la deEugenio María de Hostos en su viaje a Río de ]aneiro, entre otros

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

, - ) De los neogranadinos que realizaron sus viajes en-(vé.

1seune~mérica se puede recordar a José María Samper y,a

(fe Europa y orrido por varios países europeo y el Peru,¡edadAcosta en su r~c di' a Londres, París y Caracas.G l' do quien se esp azoa ;\níb

ala m " ta llegar a París y allí encargarse dey lí Pérez tema como me , b I

Fe ipe fí p titica (1863) de su pais, o ra e a-. , de la Geogra a o ¡ . . ,la publicaclon d ib ecorrió e! río Magdalena, y VISito'1 Antes e arn ar, r , dbor.l

dapor ~ . I I a En Episodios de un viaje narro e ma-

Esrado Unidos e ng aterr.. . s En ellas se puede leer cómo e!tada sus experiencia . I

ner.l fragmen

d . je integra su tradición romántica a pro-auro

r, a través e su~Ia, anera propu o una mirada particu-

blerna de! progreso .. e eslta ~ quiere dejar constancia de las .....d I ealidad naciona en a que . n SI;- :

lar e a r d nadino y e! extranjero, image· s entre e! mun o neogradiferenCIa . I ......•ió Ipresente naciona .de comparaCI n con e .. doble proceso de lec- , f

di Episodios ejercitan un .)\,;Los lectores e os bi n libro y la de! libro' e! mundo a ierto como u

tura: la de Perez ante . . Consecuente con e! desplazamien-que proyecta esta expened~~lai viajero la construcción de un viaje

· I le correspon io a di'to espaciar, . d I I boración discursiva e a VI-ibl sólo a partir e a e a Iinterior, pOSI e .. . , d su yo fue fundamentado La participación evencia y su recuer . .. . di te el cual consolida su

• ó d I mnerano me ianen la reconstrucci n. e '1 en la descripción ino tambiénfunción educativa, evidente no so o .

. análisis comparativos.en las digresiones y en sus id d Desde el título

fe! viajero una necesi a .La escritura ue para íd d na ecuencia de he-

. d historias extra! as e uconvoca una sene e , ió de relatos con histo-

con la construcci n ,chos que tienen que ver . di n carácter individual, se

· d Cada episo to, con urías propias y e otros. dari d n relato mayor, el viaje, que

. ecto secun ano e u Iconstituye en asp d fr te a dos situaciones: af, d general proyecta o enaparece como on o I I miserias del siglo XIX.lei d II ogar y a a vez, asmiseria de estar ejos e 1. , I d Felipe Pérez exige la

b . .ero en e caso e ,Escribir so re un viaj , e enfrenta a un mun-

d . dividuo de un yo que sconstrucción e un m '.. la actividad de! geó-

t sus expenencias condo en e! que contras a . . agen en permanentegrato, y que a la vez se burla de su propia im

desplazamiento. 101

Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Page 3: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

•• Relatos autobiográficos y otras formas del yo

iQué felicidad detenerse allí y bañarse! iQué dicha tomar esaagua fresca y pura! Pero no: el viajero es una especie de JudíoErrante en pequeño, y andar, andar siempre es su oficio.-Quehay un ave. -iAnda!, ianda! -Que hay una fruta. -iAn_dal, ianda! Nada de eso es para ti. -Un minuto, un segundoquisiera detenerme para ver aquel paisaje, para contemplaraquella maravilla ... -No, iel tiempo está medido, y hay quehacer la jornada (11).

La base sobre la cual se sustenta un relato de viajes es la des-cripc.i~n: el relato está supeditado al espacio, y la trama a los luga-res visitados. Ambos plantean la necesidad de marcar la diferen_cia con lo conocido, con el lugar de origen. En esta situación, elautor se ubica frente a varios planos construidos por su condiciónde escritor-viajero que busca la representación de la realidad en elhorizonte de la cultura. A continuación se presentan algunos in-dicios de ese mapa mental del autor al ubicar/o en la relación delyo y el mundo por medio de la palabra y sus tradiciones.

1. "Vaya, icomo que sí es cierto que todo el mundoes Popayán!"2

Con Madame de Stael, el neogranadino Felipe Pérez afirmó queno hay placer más triste que viajar (1). Viajar es como una muertetemporal que exige distanciarse del lugar de vida, del sitio dondeestán los afectos y los muertos. Desde el inicio, el autor quiere de-mostrar la inutilidad de su viaje como experiencia íntima y personal,aunque posteriormente sea consciente de que dicha experienciapuede tener un efecto colectivo para el progreso de la nación. Antela tristeza que impone el viaje, afirmó, copiando a Chateaubriand:"felices los que no han visto el humo de las fiestas del extranjero,y sólo se han sentado a la mesa de los festines de sus padres" (61).

lO2

Popayán es una ciudad ubicada al sur de Colombia, en el Estado soberano delCauca. En ella se mantenía una fuerte tradición colonial, católica y conserva-dora, y permanentes polémicas con los discursos liberales emergentes.

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

. . . do el trayecto se refiere varias veces con un tinte de ironíaYa tOLCla . .lacer de viajar: recorrer lugares SIn tiempo para detenerse, de-

al p 11 b "andáb hacil omodidades de lagar y sus costum res: an a amos actatar as c

~delante, y andar en un viaje es ser uno f~liz" (51). "Episodios de un viaje da cuenta del conflicto irreconciliable entre

tradición y progreso en la mentalidad del escritor neogr~nadIno,conflicto del que probablemente éste no tuvo conciencia, y quehizo parte de! fracaso de! liberalismo en e! siglo XIX colombiano.'Aunque las ideas liberales de sus contemporáneos, las lecturas, lassibilidades de nuevas rutas sociales y políticas podían ser perci-

:das durante los viajes, e! peso de la tradición católica, los ante-pasados hispánicos y quizá los varios siglos de colonización hacíanque de nuevo la mirada del viajero prefiriera volver a rescatar e!mundo de los afectos, de! origen, en una actitud básicamente ro-mántica de! retorno a la madre y a la naturaleza. En su despedidade Bogotá, Pérez había afirmado: "Aquella tumba querida encerra-ba los restos de mi madre, es decir de ese ser segunda naturaleza,que después de Dios es e! Dios de! hombre [... ]" (3).A diferencia de los viajeros europeos que buscaban geografías

mágicas (véase Litvak) y lugares exóticos con los cuales compa-rar su modelo de civilización, los viajeros colombianos buscabanjustamente lo que éstos abandonaban, la civilización. Durante laobservación, dos son los caminos que, concluye Felipe Pérez, con-ducen al progreso humano: la civilización y la ilustración. "La pri-mera se refiere en un todo a los adelantos materiales; la segunda alos morales" (82). La primera la encontró en Estados Unidos. Larelación de esta nación con las artes era poca y la literatura escasa.Sus habitantes, comerciantes, hombres de negocios y mecánicos,Conocían poco de literatura clásica. Esperaba que aún así, despuésde los ferrocarriles vinieran los libros. Comprobaba ahora, estan-

------3 Este tema fue desarrollado por mí en la ponencia "Tradición y progreso en los

EPisodios de un viaje (1864-1865) de Felipe Pérez", presentada en el CongresoTravel Literature to and from Latín America from the Fifteenth through theTwentieth Centuries, realizado en Humboldt State University, Arcata, Cali-fornia, en junio de 2001.

103

Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Page 4: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

Relatos autobiográficos y otras formas del yo

do allí, que el ideal para una nación era caminar simultáneamentepor ambas vías. Los Estados Unidos de Colombia, rica en recursosnaturales y escritores, era un espacio propicio para dicha meta.El aprendizaje que le brindaba el viaje en el reconocimiento de

nuevas posibilidades y de factores de progreso estaban mediados,quizá sin una conciencia clara por parte del autor, por una tradi-ción fuertemente católica en la que por encima de todo era ne-cesario volver sobre los valores de la tierra. Vencían, quizá comoha ocurrido muchas veces en la historia nacional, las costumbres.

Para los lectores neogranadinos del siglo XIX, la proyección delo individual sobre lo colectivo que proponían escritos de viaje co-mo los de Felipe Pérez brindó nuevos elementos para la materiali-zación de un imaginario sobre la nación señalando posibilidades detransformación de la realidad. La diferencia entre el presupuestode una Europa civilizada en contraste con el estado en que se en-contraba su país se neutralizaba cuando durante el viaje se reco-nocían las similitudes de las acciones y actividades humanas. "To-do el mundo es Popayán y algunos mundos más que otros" (176),afirmó en otra ocasión. Si bien la perspectiva del progreso estabaabierta, las cosas podían permanecer como estaban porque las ac-ciones y las relaciones originales entre los individuos debían man-tenerse. Aún así, la tensión de lo conocido frente a lo nuevo llevóa Pérez a cuestionar la forma como las costumbres se encargabande configurar el carácter nacional. Era a la vez el viajero que debíaadaptarse a lo nuevo, lo que no implicaba abandonar su reconoci-miento de los valores del mundo dejado atrás. Podría decirse queestaba en una permanente resistencia al cambio, y que sólo podíalograr el equilibrio mediante la consolidación de una mirada cen-trada en el yo, yo expresado en el espacio íntimo que le propiciabalo letrado en el carácter de lo autobiográfico.A diferencia de otros viajeros como José María Samper, quien

en sus relatos propuso contar lo que había visto, el escritor boya-cense Felipe Pérez cuenta lo que ha sentido, lo que lo ha impre-sionado, sin descartar la misión del viajero que debe ver y estudiar(207). Quizá por esto es tan importante el carácter episódico del

104

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

relato, el cual marca la diferencia entre un yo que busca desplazar-se hacia afuera en la comparación de formas de organización so-ciales y políticas, y un yo que desplaza el mundo hacia su interiory lo transforma según sus marcas individuales, con la pluma en lamano. Lo vivido estuvo mediado por la escritura: del viaje quedóla experiencia individual y, para los lectores -en el ámbito de locolectivo-, el texto.

2. Escribir y leer el mundo

El proceso de escritura de los Episodios se enmarca en la tradiciónconstruida por la palabra. Si bien Pérez era un geógrafo que pormomentos se dejaba tentar por la descripción minuciosa de lugares,montañas y ríos, esa tentación estuvo controlada por la necesidadde reconfigurar espacios que se asimilaban a olores de flores quizáinventadas por un genio oriental, donde Cristóbal Colón es comoun Apolo sobre el carro del solo la terrible noche es como aquellapasada por el caballero del popular romance y, como él, un poco"desvencijado". El viaje es presentado al lector como una formade conocimiento en la cual la realidad se asemeja a un mundo pa-ralelo: los ejemplos y las comparaciones consolidan una mímesissólo posible desde un horizonte cultural que el propio texto valida.La tensión entre el mundo exterior y la obra en la que se sostie-

ne el yo literario implica que un lugar no es posible sin el otro. Labúsqueda de elementos que los vincule es permanente. La palabraeScrita se convierte en todo momento en un factor casi indispen-sable para el conocimiento del mundo. Así, desde un principio, Pé-rez se somete a la necesidad de consignar la presencia del mundode la escritura en espacios poco frecuentes. Para el futuro lector esIlluy interesante encontrar las reflexiones del autor sobre las diver-sas expresiones de la escritura y el mundo cotidiano: por ejemplo,los fragmentos que encuentra "trazados con carbón o con tinta debrOcha" sobre papeles amarillentos pegados en la parte baja de las~uertas en las Bodegas de Bogotá, puerto medio abandonado so-re el río Magdalena, cerca de Honda, donde debía tomar el barco

105

Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Page 5: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

Relatos autobiográficos y otras formas del yo

para llegar al puerto marítimo de Cartagena. Se trata de poema y

frases escritas quizá por los bodeguero y de los que copia ejemploscomo e! siguiente:

La vida es la muerte del hombre,Por ser frecuentes sus bregas;Que aunque el sepulcro lo asombre,Se goza más que en Bodegas (22).

y éste, de otro estilo:

Aquí yace una beataque no habló mal de ninguna[:]perdió la lengua en la cuna (26).

Así pues, desde e! inicio de! viaje e! autor asume la escritura y

la palabra escrita como parte de las diversas formas que habitan elmundo y de esta manera las lee: son elementos que se le presentanen una temporalidad de relato, en la que posteriormente configurala narración, o en la espacialidad detenida de las descripciones. Así,al mundo se le adjudican los valores de la literatura. En ocasionesel viajero se concentra en lo que observa a su alrededor y lo expo-ne en lo que podría llamarse una doble mímesis de ida y retornoentre e! lenguaje y la realidad en la que se fu ionan la interioridady la exterioridad del observador:

En torno nuestro no más se desarrollan todos los días escenassociales del mayor interés. La imaginación no tiene para quétrabajar: basta simplemente observar y contar lo que pasa enel mundo. Ésa es la fuente de toda las peripecias, y por con-siguiente de todos los dramas. La humanidad es siempre másoriginal que los poetas (74).

Pero a la vez, si e! mundo le habla con su propia escritura, elviajero siente también la necesidad de asimilarse al poeta, al obser-

106

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

vador que a la vez escribe en e! mundo. La poesía es el horizontede legitimación de! pasado, de la tradición, es la posibilidad de lacrítica pero también la de realzar las características de! mundo. Elescritor expresa la tensión que le proponen lo mundos construi-dos por palabras enfrentados a la realidad y a sus sensaciones. Sufunción como viajero está en todas las ocasiones atento a la pa-labra: cumple con las convenciones del poeta cuando escribe enel álbum de una viajera chilena y le obsequia unos versos a unaperuana; cuando llega a París busca su espacio natural, la prensa,para expresar sus sentimientos como extranjero y emitir artículos,correspondencia y poemas sobre sus impresiones inmediatas y lascomparaciones que ellas invitan a hacer con su nación, todo bajoel lente de la escritura de su experiencia como viajero. Pero qui-zá el momento en el que la realidad poética está más presente escuando e! viajero recuerda, como poeta, los poemas de José Maríade Heredia y de Edda, seudónimo de Rafael Pombo (quien apa-rentemente es también su compañero de viaje) frente a las catara-tas de! iágara. A partir de la experiencia vital y poética asume ladescripción de! fenómeno natural de forma paralela a la de! Saltodel Tequendama: las cataratas desde lo femenino, e! salto desdelo masculino. Tiene su experiencia vital de viajero y retorna a lapoesía en su propia escritura: "escribí [ ... ] la cuarteta siguiente,que no tiene otro mérito que la exactitud de la comparación" (95).imílar experiencia poética vivirá, en una circun tancia completa-mente distinta, cuando sienta que vive e! choque con e! mundo delas grandes ciudades, y los casinos de Londres lo lleven a escribir e!poema Las hijas de la noche (172).

3. Parecía que hubiera conversado con mi sombra

Si el mundo exterior y e! viajero que lo recorren se dan en el mun-do de la palabra, el lector, a su vez, conoce la realidad relatada siha conocido la realidad de los libros, como Robinson en su isla, se-gún uno de los ejemplos del libro. La fusión entre la escritura, lailllaginación y la realidad muestra los acontecimientos mediados

107

Fernanda Mora
Fernanda Mora
Fernanda Mora
Page 6: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

.• Relatos autobiográficos y otras formas del yo

por ese yo que parece que crea un mundo nuevo, de persona' JesSi varios de los viajeros contemporáneos de Pérez se preocuparo~por mostrar las diferencias económicas y políticas, él se centra enlos individuos, en la reconstrucción de retratos o personajes. En elbuque en el que se desplaza de Colón hacia Nueva York, por ejem_plo, expresa un deseo como escritor:

Sería un libro muy divertido y quizá melancólico, decía yo amis compañeros de viaje el que se podría escribir de la historiaíntima de todos los que vamos a bordo de este buque. ¡Qué deromances, de desgracias, de ilusiones, de desengaños, de crí-menes, de novedades, de caracteres y de esperanzas! ¡Cuántazozobra y cuánto dolor! ¿Qué hacen todos estos átomos de lahumanidad? (66).

Con este interés, los Episodios de un viaje se estructuran a par-tir de la construcción de pequeños relatos. Éstos comienzan conlas historias narradas por un joven caucano sobre los cuentos delos bogas del río Magdalena y sus alardes de valentía, y la pequeñahistoria de la señora Sicolly, vivandera de los ejércitos de Crimea.A estos relatos siguen anécdotas que en varias oportunidades com-para con hechos históricos con la intención de dar humor y pers-pectiva a lo que va relatando.

A cada capacidad su obra. Otros han hablado de lasgrandezasde los pueblos que han visitado; yo hablaré de sus pequeñe-ces. Para ellos, los grandes conjuntos; para mí las banalidadesy los detalles. Buffon dijo: "El estilo es el hombre". Yodigo "Elcarácter es el hombre"; y como nada revela tan bien como lasanécdotas el verdadero modo de ser de los personajes, tampo-co hay nada mejor para conocer a los pueblos. Si la anécdotaes cierta, ella es el tiPo; si es acomodada, es la fórmula del in-dividuo. Tipo o fórmula, todo viene a ser lo mismo en el pre-sente caso (160).

108••

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

Los epiSodiOScumplen ese objetivo: las anécdotas inglesas daránde las características nacionales, por ejemplo de la frialdad

cuentahabitantes y de su reserva social. El viajero disfruta contando,de sus. rnplo cómo ante una joven que había caído a un lago por no

por eJe ,ber nadar, dos jóvenes después de un correcto diálogo concluyen:

~¿córno queréis que la saque del agua? ¿No veis que esa señorita noe ha sido presentada?' Y agregan que la señorita se ahogó" (161).

rn La anécdota es también una solución frente a la imposibilidadde conocer a fondo el carácter humano, en especial "el de un hom-bre grande" (160): recurriendo a ella es posible estudiarlo en susrasgos principales y darlo a conocer en su vida pública y privada. Asu vez, y de manera proporcional a lo anterior en el conocimientode los acciones de los individuos, la literatura será útil a las socie-dades y las naciones para su compresión. La función del viajero serála de observar y relacionar. Es lo que hace el narrador en su textocuando construye historias y en la revisión permanente de las rela-ciones que la sociedad tiene con el mundo literario. Quizá de estaintención proviene el puente que traza entre la descripción de laspersonas que encuentra a su paso y la construcción de personajesque aparecen como provenientes de novela.En esta ocasión, Felipe Pérez no viajó a España, y en su texto se

refirió poco a ella. Pero este imaginario estuvo implícito en la tradi-ción y en la presencia de un viajero romántico, con rasgos hispáni-cos, con el que el autor se cruzó en sus últimos días de estancia enlos Estados Unidos. Era un joven pálido y moreno, de cabellos ne-gros, cuerpo alto y flexible, de fisonomía latina, que "llamó nuestraatención por la tristeza que lo consumía" y que relató su historia deamor. La historia estaba hecha de miradas ardientes que sustituíanel COntacto directo, y la amada era "un verdadero tipo de mujerromántica", vestida de luto riguroso y sin un "punto rosado en sucara" (123). El amor de la historia se caracteriza por su brevedad,Por la ausencia de contacto verbal y físico entre los amados, por elsilencio y la melancolía.El romanticismo, al igual que en varias obras de sus contempo-

ráneos, es consciente para el escritor y se convierte en una forma109

Page 7: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

•• Relatos autobíográficos y otras formas del yo

de representación de la realidad desde un imaginario cultural1 1 . f qUe,a menos en e caso amencano, estará en uerte tensión con el

L hpro_

greso. a istoria que relata el joven está ubicada fuera del ambolen_te norteamericano de progreso en el que transcurre, distanciada decualquier relación práctica con su entorno. El joven enamorad

. d oes caractenza o como un tipo del que podría deducirse una trad].ción hispánica que se construye sólo a partir de palabras atem, po-ral en relación con los avances de la actualidad, completamenteajena al presente. Inicialmente la identificación del narrador conél es curiosa, pero parece inevitable cuando se sabe que compartenla tradición de la lengua, la religión, la calidad de extranjero y laactitud frente al amor. Luego de conocer su historia y perdedo devista, Felipe Pérez afirma: "pregunté por él, y nadie me dio razón,no parecía sino que yo hubiera soñado, o que hubiera conversadocon mi sombra" (140).

Entre muchas anécdotas, una segunda historia. París es unaciudad construida sobre cementerios y muertos. La impersonali-dad de la ciudad moderna impacta al viajero, igual que Londres.De nuevo, un personaje llevado por el azar conduce al narradoral contacto con la miseria de la sociedad contemporánea. En estecaso, como en el anterior, el carácter típico del personaje da cuen-ta de su destino: "tropiezo siempre con una joven pálida y flaca, decabellos blondos y ojos azules, por cuya fisonomía enferma o ham-brienta se extiende una tristeza mortuoria" (197). El río Sena reci-be a los suicidas que, como personajes de novela, dejan sus cartasa desconocidos. Luego de un furtivo encuentro, la joven, Lucrecia,relata su historia a Felipe Pérez en una misiva de agradecimientopor sus palabras de consuelo. La historia habla de una ciudad queno da espacio a la música y las letras, que la sume, al igual que aaquellas mujeres educadas con los valores del pasado, en una po-breza sin retorno. Como consecuencia inevitable de la miseria, elneogranadino debe ir a buscada a la morgue para darle su últimOadiós y afirmar: "iTriste es aquel que no deja sobre su tumba, sinOlos harapos que no fueron bastantes a cubrirle el cuerpo durantesu vida!" (196). Nuevamente, como en el caso anterior, los valo-

110

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

del pasado no coinciden con las exigencias del entorno y sóloresonducen a la miseria y al dolor.e En una tercera historia se oponen los tipos femeninos y sus des-. s En una fiesta, un amigo introduce al viajero en las contradic-ono·dones de la sociedad. Las mujeres y sus bailes ya habían sido objetode curiosidad en los Estados Unidos, donde la frialdad y el aburri-miento caracterizaban las reuniones. Ahora, en París, el mundo esel de las apariencias y su influencia en la manera como pueden serjuzgadas las personas. La anécdota, a la que según él sólo puededarse crédito por el hecho de ocurrir en París, relata la historia dedos mujeres con vidas distintas. Es una narración que bien podríahaber sido concebida por escritores contemporáneos como FernánCaballero o Antonio de Trueba. "La una era alta, bien hecha, y deuna mirada llena de resolución; la otra era pequeña, rubia, de la-bios delgados y rojos, y de ojos soñadores" (213). La alta era loreta,"había tocado los últimos escalones de la degradación" (le era pre-ciso escoger entre la cárcel y el Sena), pero fue salvada por la for-tuna al lograr una relación amorosa con un extranjero que la sacóde la pobreza y la devolvió a la "sociedad" para vengarse de aque-llos que la despreciaron en su desgracia. La otra, la más pequeña,tampoco es lo que aparenta, ni griseta, ni loreta, ni estudiante: esuna condesa viuda, joven y rica a la que le gusta divertirse y quecomparte el baile con la otra mujer en una sociedad que las haceiguales en un espacio nocturno, de diversión. Allí el viajero podráreconocer la diferencia de valores en la sociedad parisina frente alo que él piensa sobre los valores femeninos. El lugar del baile, elCastillo de las Flores, es percibido por el viajero como el mundo dela voluptuosidad y el desenfreno:

Todo el que entra allí por primera vez, pierde la cabeza, excep-

to las mujeres, pues no llegan allá sino cuando ya lo han per-

dido todo. Cabeza nunca tuvieron estas infelices; y en cuanto

a corazón, él fue sólo la flor de un día, que arrancó de cuajo el

desengaño de su primer amor [ ... ) (213).

111

Page 8: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

Relatos autobiográficos y otras formas del yo

El viajero no es pasivo frente a sus experiencias. Mediante lapalabra, además de consignar lo vivido, ha intentado interveniren la sociedad extranjera. El concepto sobre la mujer y su vida esfundamental en e! proceso de comparación con la nación. Pérezdescribe la polémica entre un periódico femenino y los lectoresmasculinos sobre las mujeres francesas. Para tomar parte en la dis-cusión envía una carta:

[... ) a propósito de la supuesta ignorancia de las mujeres; ig-norancia a la cual se atribuye injustamente el desvío de loshombres. Vos tenéis razón en todo; los hombres no formanun cuerpo de sabios respecto de lasmujeres en este país, ni lossabios empiezan por despreciar a los demás (177).

A continuación expone las razones: había señalado, anterior-mente, la importancia de! desempeño laboral de las mujeres fran-cesas en la industria, para presentar a continuación una perspec-tiva conservadora y propia de la posición romántica frente a lofemenino. La sabiduría de! hombre es la botánica, las leyes y lasmercancías; las mujeres saben de bellos sentimientos, de piedad yde deberes domésticos; por consiguiente los lugares de los hom-bres son la tribuna, la cátedra y e! bufete; esto no se opone -ar-gumenta e! autor- a que el hogar y e! salón sean los lugares deacción de la mujer.

El hombre representa en el mundo la inteligencia, y tiene poragente la sabiduría; la mujer representa el corazón, y tiene poragente los afectos generosos. La mujer no debe buscarse en-tre los sabios, sino aliado de la cuna de los niños, aliado delesposo, sobre la testera de los enfermos. Es en donde se duer-me, se sonríe o se llora, en donde la mujer se encuentra en laplenitud de su creación [... ) Digo más: es allí donde la mujerasume los caracteres superiores que hacen de ella un ángelsobre la tierra (178).

112

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

Felipe Pérez concluye la misiva preguntando hasta dónde sevalora e! hogar en París y, al resaltar la función de éste, señala a lamujer como la vacuna contra e! "cáncer social". La sociedad fran-cesa, entonces, está marcada por la función que se da a la mujer enella, función en la que e! viajero propone e! "ángel de! hogar" comola imagen ideal, imagen en la cual las funciones de la mujer estánlimitadas a la maternidad, el bienestar físico y afectivo de la fami-lia y las labores domésticas. La correspondencia, entonces, buscaintervenir en la transformación de la perspectiva desde la prensa,marcando e! mundo de lo privado como e! espacio de lo femeni-no. Por oferta de su fundador, el neogranadino participa tambiénen el Diario para todas, en e! que colabora algunas veces. A la vezcuenta en los Episodios su participación en la polémica con el co-lombiano José María Torres Caicedo sobre la abolición de la penade muerte y su aplicación en Colombia, donde se ponen en cues-tión temas como e! delito, e! pecado, la dictadura, los cargos a To-más Cipriano de Mosquera (publicada en el Correo de Ultramar enenero de 1865). Nuevamente la función de la palabra escrita estávalorada en su función social y e! viajero se siente en la obligaciónde participar en la realidad.

4. Historia y muerte son como viejos amigos del espíritu

En e! viaje, el relato se ha construido como la forma de presentarlas diversas culturas a través de las reflexiones de! autor sobre có-mo las sociedades expresan su carácter nacional. Ya se ha señaladoque la literatura y la política son e! centro de sus indagaciones, y ala vez sirven al viajero para identificar y describir la miseria de lassociedades europeas. Su objetivo final es llegar a París. En su visita,Felipe Pérez considera como ejes de la cultura francesa a AlejandroDumas (padre), Alphonse de Lamartine y Napoleón.Sin duda, para él es indispensable hacerles una visita a los es-

critores que habían sido publicados prolíficamente en la prensa defolletín neogranadina, en la que sus ideas y novelas fueron objetode imitaciones, polémicas y críticas. Quizá son los autores extran-

113

Fernanda Mora
Page 9: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

•• Relatos autobiográficos y otras formas del yo

jeros más leídos desde la Independencia hasta su momento en Co-lombia. Por esta razón, piensa en iniciar una relación epistolar desaludo con ellos. Como era de esperar, y para resaltar sus atributos ,en los Episodios transcribe esas cartas. A Lamartine lo admira des-de su condición de americano, viajero, joven y poeta, por su gloriacomo el poeta, historiador, viajero y novelista más sentimental delsiglo y por sus escritos en El Civilizador. A Dumas se dirige desdesu carácter particular de viajero y poeta, lo saluda a través de lossonidos de América, en el recuerdo de la naturaleza desde la quese lo ve como a un representante de la civilización y el talento.

Las cartas no llegan a ser enviadas. Vive la desilusión de dife-renciar los hombres de sus escritos. Ya había señalado la diferen-cia que implica juzgar a los hombres por sus obras más que por susactos. Un compatriota que hace diez años vive en París y conocepor lo tanto algo más de su cultura, le advierte: "A Lamartine se leestima en Francia actualmente como hombre de letras, pero se leaprecia poco como carácter [... ] Dumas padre no es sino un espe-ciero de libros propios y ajenos" (186). Estas anécdotas marcan ladesilusión frente a los modelos europeos a partir de los cuales sebuscaba consolidar la nacionalidad. Desde entonces, Pérez no veen París otra cosa que decadencia, no sólo la que se proyecta enlas novelas de folletín que proliferan en el momento, duramentecriticadas por el autor, sino en la forma como la sociedad descuidaa sus integrantes.

El viajero es novelista y menciona la publicación en París de sunovela Sophia B, en francés. También hace referencia a las obrasque ha leído durante su viaje. Entre ellas el drama Los amantes deMurcia, de Federico Soulié, que le sirve para referirse a la particularmanera como se hace uso de los héroes en los dramas españoles,donde los temas ya parecen agotados; y Mademoiselle Cleopatre deArséne Housaye, que le hace plantear su perspectiva sobre la lite-ratura contemporánea: "¿Por qué, pues, son escritos estos libros?¿Por qué se rebaja así el talento y se hace de la poesía y del romanceuna simple mercancía del folletín?" (155). Al referirse a esta obracomparte con sus contemporáneos la tensión que despierta la li-

114

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

teratura moderna por su influencia en las costumbres y en el desa-rrollo social. Los escritos de la actualidad se fundamentan en "lapersonificación y la deificación del vicio en la hermosura" (154).El neogranadino ve que éste es el propósito de la escuela literariaabierta recientemente en París por Alejandro Dumas hijo y quese refleja en La dama de las camelias, lo que no es de extrañar enun país que ha proscrito de su territorio a un escritor como VíctorHugo y que no valora suficientemente a Balzac, como sí lo hacenlas demás naciones que reconocen el mérito de su escritura. La li-teratura entonces contribuye a presenciar la decadencia social en

la capital francesa.Como complemento de esta visión, Felipe Pérez ve en París el

lugar de la muerte al encontrar lo perecedero de los productoresde la historia y de la cultura: "historia y muerte son como los viejosamigos del espíritu que uno ha conocido en los libros y aquí tocacon las manos y ve con los ojos" (226). La ciudad de los vivos hatenido que construir otra ciudad para los muertos, lo que se expre-sa además en los altos costos que los franceses destinan a los ser-vicios funerarios. Un lugar obligado para los viajeros es la visita alcementerio Pere Lachaise: allí "tropieza con las tumbas" de Eloisa yAbelardo, La Fontaine, Moliere, Saint-Pierre y Balzac. "Una tumbaes buena compañía para meditar y para formarse idea cabal de lahistoria de la humanidad" (234). También ve en París el lugar en elque han muerto los grandes hombres. Frente al Panteón reflexionasobre las figuras de Voltaire y Rousseau, "el blanco más constante yperseguido de los católicos" (232), y se detiene ante los mausoleosde Luis XIV y de Napoleón, los cuales lo llevan a meditar sobre elpapel de Dios en la historia y el de los grandes hombres y sus ideas.Con estas reflexiones concluye sin cierre, ni retorno, sus Episodios.Para comprender la percepción que los viajeros tenían del mun-

do que recorrían buscando distanciarse y reconocerse en el con-tacto con el mundo exterior es importante aceptar la irrupción dela ficción y la necesidad de mantener el filtro de la cultura que seencarga de moldear la realidad. El viajero logra así recuperar untiempo propio que en muchos casos la hístoriografía, por el afán de

115

Fernanda Mora
Fernanda Mora
Page 10: Carmen Elisa Acosta_Felipe Pérez y la Nostalgia del Viajero

Relatos autobiográficos y otras formas del yo

ver en los relatos de viajes su carácter documental, había dejadode lado (Torre 517). Son viajes literarios en los que el viajero tie-ne ojos de lector y de escritor. La cultura permite la construccióndel mapa elaborado por el escritor viajero y ratifica la tradición decómo la escritura corresponde a la escritura. Su labor consiste enel desdoblamiento que le exige la palabra, para separar la vida yfingida desde la literatura y la cultura. El Romanticismo, el Cris-tianismo y su vinculación con lo europeo llevaron a Felipe Péreza la apropiación de una cultura desde una determinada posiciónética. Quizá la escritura de viajes, la confrontación con otras na-ciones, lo hacían tomar una ruta diferente a la que años atrás, enun ímpetu juvenil más propenso al liberalismo, había tomado ensus novelas históricas sobre el pasado de conquista y colonia. Fueasí como los niveles de su discurso propusieron una función socialde la escritura de viajes que lleva a interrogar sobre el receptor alque aspiraron dichos textos y cómo se buscaba transformar su per-cepción de la realidad habitada por el lector, nacional quizá másque el extranjero.

Los Episodios de un viaje ofrecen quizá, como ocurrió con otrosautores en sus recuerdos, un camino propicio para leer el peculiarcarácter conservador con el que se asumió el liberalismo nacionaly para comprender una tradición en la que un liberal representabael mundo y lo hacía posible mediante el filtro que le permitían latradición de la palabra y los elementos de la cultura.

Bibliografía

Acosta Peñaloza, Carmen Elisa. "Tradición y progreso en los Episodiosde un viaje (1864-1865) de Felipe Pérez", ponencia presentada en el

congreso Travel Literature to and from Latin America from rhe F¡{-

teenth through the Twentieth Centuries, realizado en Humboldr Srare

University. Arcata, California, en junio de 200l.Litvak, Lily. Geografías mágicas. Viajes españoles del siglo XIX por paísesexóticos (1800-1913). Barcelona: Laertes, 1984.

116

Felipe Pérez y la nostalgia del viajero: la realidad en el horizonte de la cultura

Núñez, Estuardo. Viajeros hispanoamericanos. Caracas: Biblioteca Aya-

cucho, 1989.Pérez, Felipe. Episodios de un viaje. Bogotá: Biblioteca Popular de Cultura

Colombiana, 1946.Torre, Claudia. "Los relatos de viajeros". Noé [itrik, Historia crítica de laliteratura argentina. Buenos Aires: Emecé Editores, 2003.

.iJ

..

)\

. (

117

Fernanda Mora
Fernanda Mora