Caso de Anorexia Nerviosa

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Paciente con un cuadro de evolución desde los 14 años de edad, época en la cual es víctima de burlas de su profesor de educación física, quien le decía que estaba muy desarrollada y gorda; en inicio ella no hizo mucho caso a estos comentarios pero empezó a sentirse despreciada y sentirse con sobrepeso cuando sus amigas se burlaban de ella, pese a que ella refiere que sus familiares le decían que no estaba con sobrepeso. Cada día al levantarse y mirarse al espejo ella percibía que tenía la cabeza muy grande y redonda además consideraba que su silueta corporal era desagradable ya que no tenía la figura deseada ni cintura: por esta razón decide alejarse de sus amigas de colegio y aislarse evitando de esta manera las burlas que recibía de ellas, además le afecto demasiado en esa época el apodo de “moustrito” que sus compañeros de colegio le dieron porque tenía los ojos hundidos y la consideraban gorda. “Yo era coqueta” refiere pero al verme al espejo veía una persona que no podía ser bella por tener una cara tan redonda con los ojos hundidos y un cuerpo sin forma, es por esta razón que empieza a ocultar la comida que le daban en bolsas plásticas para después botarla a la basura. Durante este tiempo nota que su periodo menstrual se torna primero irregular con periodos de catamenio de 2 a 3 días, luego 1 a 2 días y finalmente desaparece por lapso de 10 años. Comienza a trabajar en una fotocopiadora, lugar donde conoce a su primer enamorado, con el que empieza una relación de bastante confianza. Él le decía que estaba un poco gorda y por eso la llamaba “globito”, “gordita”, “garrafita”, lo que empezó a preocuparla más. Su enamorado le decía que estaba mejor que cuando la había conocido, pero ella desconfiaba de esa expresión por lo que decide intentar provocarse vómitos después de ver un documental de televisión donde una joven se provocaba vómitos metiéndose la mano a su boca. Primero intenta el vómito provocado con un dedo y una vez al mes, luego la frecuencia fue aumentando a una vez a la semana, una vez cada dos días y finalmente en forma diaria y sin darse cuenta ella menciona que incluso ya podía meter a la boca toda la mano para provocarse el vomito, describiendo incluso que tenia marcas de los dientes en la mano y los dedos. Las actividades en su trabajo se tornan más difíciles ya que no podía concentrarse. Empezó a notar que perdía cabello, se le cayeron las pestañas y las cejas, empezaron a deteriorarse sus dientes, constantemente se encontraba estreñida y cada vez, según referencia de la madre, ella estaba más delgada y pálida; motivos por los que empezó a tener más control por parte de su familia para que no vaya al baño o a su cuarto a vomitar después de las comidas. Sus familiares entonces la llevan obligada a un centro sanitario donde es valorada por medicina interna. Según referencia de la paciente, le indicaron que se encontraba con palidez mucocutánea, pérdida importante de peso y reflejos rotulianos disminuidos concluyendo con los diagnósticos de úlcera péptica,

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Paciente con un cuadro de evolución desde los 14 años de edad, época en la cual es víctima de burlas de su profesor de educación física, quien le decía que estaba muy desarrollada y gorda; en inicio ella no hizo mucho caso a estos comentarios pero empezó a sentirse despreciada y sentirse con sobrepeso cuando sus amigas se burlaban de ella, pese a que ella refiere que sus familiares le decían que no estaba con sobrepeso. Cada día al levantarse y mirarse al espejo ella percibía que tenía la cabeza muy grande y redonda además consideraba que su silueta corporal era desagradable ya que no tenía la figura deseada ni cintura: por esta razón decide alejarse de sus amigas de colegio y aislarse evitando de esta manera las burlas que recibía de ellas, además le afecto demasiado en esa época el apodo de “moustrito” que sus compañeros de colegio le dieron porque tenía los ojos hundidos y la consideraban gorda.

“Yo era coqueta” refiere pero al verme al espejo veía una persona que no podía ser bella por tener una cara tan redonda con los ojos hundidos y un cuerpo sin forma, es por esta razón que empieza a ocultar la comida que le daban en bolsas plásticas para después botarla a la basura.

Durante este tiempo nota que su periodo menstrual se torna primero irregular con periodos de catamenio de 2 a 3 días, luego 1 a 2 días y finalmente desaparece por lapso de 10 años.

Comienza a trabajar en una fotocopiadora, lugar donde conoce a su primer enamorado, con el que empieza una relación de bastante confianza. Él le decía que estaba un poco gorda y por eso la llamaba “globito”, “gordita”, “garrafita”, lo que empezó a preocuparla más. Su enamorado le decía que estaba mejor que cuando la había conocido, pero ella desconfiaba de esa expresión por lo que decide intentar provocarse vómitos después de ver un documental de televisión donde una joven se provocaba vómitos metiéndose la mano a su boca. Primero intenta el vómito provocado con un dedo y una vez al mes, luego la frecuencia fue aumentando a una vez a la semana, una vez cada dos días y finalmente en forma diaria y sin darse cuenta ella menciona que incluso ya podía meter a la boca toda la mano para provocarse el vomito, describiendo incluso que tenia marcas de los dientes en la mano y los dedos.

Las actividades en su trabajo se tornan más difíciles ya que no podía concentrarse. Empezó a notar que perdía cabello, se le cayeron las pestañas y las cejas, empezaron a deteriorarse sus dientes, constantemente se encontraba estreñida y cada vez, según referencia de la madre, ella estaba más delgada y pálida; motivos por los que empezó a tener más control por parte de su familia para que no vaya al baño o a su cuarto a vomitar después de las comidas. Sus familiares entonces la llevan obligada a un centro sanitario donde es valorada por medicina interna. Según referencia de la paciente, le indicaron que se encontraba con palidez mucocutánea, pérdida importante de peso y reflejos rotulianos disminuidos concluyendo con los diagnósticos de úlcera péptica, gastritis y abolición en la secreción de ácido clorhídrico y anorexia nerviosa, último diagnóstico que rechazó y no quiso aceptar; recibiendo en esa oportunidad tratamiento con metoclopramida 10 miligramos vía oral, 1 comprimido 30 minutos antes de las comidas, tratamiento que la paciente incumple pese al control que tenia de sus familiares en su domicilio durante las comidas y su medicación.

Con esta conducta de vómitos postprandiales provocados continúa hasta los 20 años, escapando del control de la familia, refiriendo que sentía que no tenía el peso adecuado y necesariamente debía bajar de peso; continuando con la conducta de comer pocas veces al día tomando por lo menos un litro de agua cada día y realizando ejercicios en forma intensa cada vez que podía incluso en su fuente laboral. A los 21 años empieza una dieta de pan con té en la mañana y la noche y cuando se sentía ansiosa y preocupada ella comía en forma exagerada, principalmente cuando sus familiares le llamaban la atención respecto a su conducta, vomitando posteriormente todo el alimento que ingería. Durante este tiempo no podía concentrarse en los estudios ya que pensaba durante el periodo de clases qué alimentos comería al salir del colegio y luego llegar a su casa y considerar la forma más fácil de vomitarlos.