catequilla crónica mejorada

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Catequilla, un Pueblo y una Civilización en Medio del Olvido Catequilla es un pequeño poblado ubicado a las faldas del cerro Catequilla. Se encuentra al oeste de San Antonio de Pichincha, aproximadamente a unos 45 minutos de la ciudad de Quito. En el cerro Catequilla se encuentra el monumento a la Mitad del Mundo mas antiguo. Se trata de una plataforma de piedra circular bordeada por una pequeña pared que data de períodos pre-incas. Las culturas que vivieron en este sector tenían conocimientos de astronomía avanzados. Determinaron que la línea equinoccial pasaba justamente por esta loma y construyeron la plataforma, tal vez servía como observatorio o era un lugar sagrado. El Catequilla ha sido catalogado como un axis mundi, por el proyecto científico QUITSA-TO. Si en un mapa se coloca una estrella de ocho puntas como centro el Catequilla, sorprendentemente las puntas señalan sitios arqueológicos como la pirámide de Alance, las pirámides de Cochasquí, entre otros. Es un sitio perfecto para meditar y es un observatorio natural. Desde el Catequilla se puede observar, al oeste, la ciudad mitad del mundo, San Antonio de Pichincha, las ruinas de Rumicucho y parte de Quito. Al este hay una hermosa vista del valle del Guayllabamba.

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Catequilla, un Pueblo y una Civilización en Medio del Olvido

Catequilla es un pequeño poblado ubicado a las faldas del cerro Catequilla. Se encuentra

al oeste de San Antonio de Pichincha, aproximadamente a unos 45 minutos de la ciudad

de Quito.

En el cerro Catequilla se encuentra el monumento a la Mitad del Mundo mas antiguo. Se

trata de una plataforma de piedra circular bordeada por una pequeña pared que data de

períodos pre-incas. Las culturas que vivieron en este sector tenían conocimientos de

astronomía avanzados. Determinaron que la línea equinoccial pasaba justamente por esta

loma y construyeron la plataforma, tal vez servía como observatorio o era un lugar

sagrado.

El Catequilla ha sido catalogado como un axis mundi, por el proyecto científico QUITSA-

TO. Si en un mapa se coloca una estrella de ocho puntas como centro el Catequilla,

sorprendentemente las puntas señalan sitios arqueológicos como la pirámide de Alance,

las pirámides de Cochasquí, entre otros.

Es un sitio perfecto para meditar y es un observatorio natural. Desde el Catequilla se

puede observar, al oeste, la ciudad mitad del mundo, San Antonio de Pichincha, las ruinas

de Rumicucho y parte de Quito. Al este hay una hermosa vista del valle del

Guayllabamba.

Sin embargo, Catequilla es mucho más que un sitio arqueológico y turístico,es una

localidad habitada por algunas familias de escasos recursos, dedicadas a la minería

artesanal. Es un lugar olvidado, desatendido, invisible, donde no existen servicios básicos,

donde los niños no tienen escuela, donde no hay centros médicos ni va ninguna brigada de

atención a la salud, donde no llega el transporte público, porque las vías de acceso no son

adecuadas, porque el camino es de tierra, porque no hay personajes políticos ni de

farándula que visiten este lugar.

De este contraste entre el turismo y la cotidianidad de los pobladores surgen algunos de

los conflictos que ahora se suscitan en esta localidad.

Era domingo por la mañana, aproximadamente a las nueve arrivamos a San Antonio de

Pichincha, nunca nos ha parecido atractivo el paraje desolado que rodea este sector

perteneciente a la ciudad de Quito, pero nos causó cierto interés acercarnos un poco más

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al contexto arqueológico y antropológico de esta zona.

A Catequilla solo es posible llegar a través de busetas pequeñas que se pueden tomar en el

centro de San Antonio, en el camino encontramos algunos conjuntos habitacionales, nos

sorprendimos, pues cada vez nos parecían más hostiles las condiciones climáticas; eran

casas para gente de escasos recursos económicos. El camino es de tierra con relativos

sectores empedrados. Después de media hora, llegamos al asentamiento, la primera

impresión que tuvimos fue de incredulidad, pues estábamos ante un humilde pueblo

minero que se dedica a explotar piedra de la cantera del Cerro Catequilla. Observamos

alrededor volquetas, excavadoras y varios artilugios necesarios (Foto 1) para la

explotación de la piedra, pensamos que nos equivocamos de sitio y vamos a preguntar a

la gente, les dijimos que buscábamos el famoso “Reloj de Sol”, símbolo representativo de

aquel lugar. Esperábamos encontrar turistas o antropólogos, quizás, un centro de

información, pero no hay nadie, solo los pobladores que me observan con rostros

extraños. Al preguntarles a los lugareños nos encontramos con Luis, un hombre mayor de

aproximadamente 65 años, cuyo rostro se encuentra demacrado por el sol y el polvo

producto de la actividad minera, tenemos una charla amistosa y nos enteramos que nuestra

visita al pequeño pueblo, nos depara sorpresas que no esperábamos encontrar. Después de

entrara en confianza con Luis, decidimos sacar la grabadora de voz y aunque

calculábamos que la entrevista sea de 15 minutos máximo, la conversación se extiende

por más de media hora.

Catequilla se fundó hace aproximadamente 40 años, por un grupo de colonos de las

provincias de Cotopaxi y Bolivar, que venían a San Antonio a buscar trabajo en las

canteras, Luis llegó hace 35 años desde Guayaquil. Menciona que cuando llego al lugar,

era un sitio inhóspito donde cada uno practicaba la minería artesanal. Nadie se preocupo

por ellos hasta la llegada a la alcaldía de Rodrigo Paz, a quien tuvieron que rogar que los

ayudara, puesto que no tenían luz eléctrica, ni agua potable. Cuenta que la alcaldía los

ayudó a organizarse y a formar un comité, del cual ,curiosamente, Luis es el presidente.

Llegó la electricidad y el agua potable desde unas piscinas cercanas, no así el desarrollo.

Pese a que el municipio ofreció capacitación en minería, salud y educación para los niños

y jóvenes, esta nunca llegó, la prueba más clara de esto es que él aprendió a leer recién en

las campañas de alfabetización de Rodrigo Borja, pero que ya no lo logra por las

enfermedades e infecciones oculares que tiene producto de su trabajo en la cantera.

En Catequilla viven alrededor de veinte familias, no hay escuela, no hay centro de salud y

la mayoría de habitantes son adultos mayores, puesto que los jóvenes van a Quito y a San

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Antonio a buscar una actividad más rentable. Luis nos informa acerca del problema que

tienen con el municipio de Quito en la actualidad, afirma que el municipio pretende

expropiar las tierras y acabar con la explotación minera. Nuestra percepción es que se

nota claramente que el cerro esta sobreexplotado, lo que podría ocasionar y derrumbe

(Foto 2), sin embargo el nos responde que el municipio no les ha ofrecido otra actividad a

la que puedan dedicarse, tras dejar de lado la minería. Además afirma que sus tierras

fueron adquiridas legalmente a través de convenios con el mismo, por lo que no van a dar

marcha atrás.

Le preguntamos acerca del yacimiento arqueológico de la zona, él cree que estamos

confundidos con Rumicucho, luego le decimos que buscamos el “Reloj de Sol”. Nos

indica que es arriba, en el cerro y que es propiedad privada de un tal Gustavo

Guayasamín, quien pretende hacer de Catequilla una zona turística, ellos también se

oponen a eso, porque dicen que no pueden atraer gente a un pueblo que ni siquiera tiene

la infraestructura y los recursos básicos, como desea el Sr. Guayasamín. Nos despedimos

de Luis aproximadamente a las once, nos envía en una camioneta que nosadelantará al

sitio al cual queremos llegar, nos explica por donde caminar para llegar rápido.

Son las doce y media de la mañana y el sol pega fuerte, finalmente llegamos a nuestro

destino después de haber vagado por el lugar incorrecto. Vemos al frente nuestro la

famosa estructura construida por nuestros ancestros mucho antes de la llegada de los

españoles. Estamos exactamente en la mitad del mundo, terreno sagrado donde se rendía

culto a la Luna (Foto 3) y es un bastión para la cultura y el mundo andino al que

pertenecemos. Observamos la estructura y nos da vergüenza el que los turistas vean lo

poco que apreciamos nuestro patrimonio, puesto que las piedras del antiguo templo se

encuentran, al igual que varios monumentos históricos del centro de la ciudad, rayadas y

dañadas por la erosión.

Nos quedamos un momento contemplando la belleza y la magnificencia arquitectónica.

Poco después bajamos de nuevo al pueblo para regresar a la ciudad de Quito. En cierto

sentido nos pareció una visita muy sui generis, por un lado conocer aquel lugar donde se

predijo con gran exactitud el centro del mundo, mucho antes de que la racionalidad

occidental y por otro una montaña que está a punto de caerse por culpa una mala

explotación de los recursos naturales, producto de la desatención del Estado a una

comunidad que lucha por salir de la miseria y subsistir día a día. Nos queda la duda con

respecto a los intereses que tiene el sector privado en Catequilla. Por lo que pudimos

averiguar el dueño de aquellas tierras pretende construir un reloj gigante cercano a la

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estructura original para atraer turistas.

Tenemos el grato de recuerdo de haber podido visitar Catequilla, puesto que no lo

conocíamos y antes de ir a hacer la visita, sabíamos solo detalles ambiguos acerca de su

importancia en la cultura y la sociedad. Solo esperamos que el municipio emprenda un

plan de rescate, no solo para el monumento sino para todas aquellas personas que han sido

marginadas por la sociedad durante muchísimos años y se ven en la obligación de trabajar

en empleos en los que arriesgan su vida, porque no poseen otras fuentes de ingresos

económicos.

Creemos que, definitivamente, es necesario que conozcamos nuestro país, pues hay muy

poca gente que maneja estos datos, no todos tenemos la oportunidad de estar en la mitad

del mundo y sentir esa atracción a la Tierra, no todos tendrán la oportunidad de conversar

con lo habitantes de Catequilla y palpar la cruda realidad que existe en lugares tan

cercanos a la ciudad de Quito.

Si bien es cierto nuestra labor era ir a hacer el reconocimiento de las ruinas de Catequilla,

nos encontramos con información que no podemos dejar de mencionar, pues nuestra labor

comunicativa nos indica que debemos, de alguna manera, informar y denunciar la falta de

atención del Estado. Es increíble que nadie vea las condiciones en las que vive la gente, a

pesar de que es un lugar muy cercano al perímetro urbano.

ANEXOS

Foto 1

Las retroexcavadoras perforan la montaña una vez que la dinamita vuela la estructura, a

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pesar de que existen estudios técnicos antes de romper la montaña, muchos mineros

artesanales se exponen a serios riesgos al sacar piedra en sectores peligrosos.

Foto 2

La erosión de la montaña producto de la masiva explotación de piedra.

Foto 3

El monumento de Catequilla, legado de nuestros antepasados.