Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción...

19
Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los centros urbanos. por Fernando Diez Una recorrida por el conurbano de Buenos Aires que no se realizara por las autopistas radiales de entrada y de salida, sino por los precarios caminos anulares que vinculan las distintas localidades de la periferia; muestra inconfundiblemente la evidencia de una ausencia total de infraestructura pública: falta de cloacas y desagües, pavimentos y agua corriente, por no mencionar la no menos importante de las plazas barriales, la escuela y el dispensario público. Una carencia crónica y generalizada, que alcanza incluso a muchos de los barrios de mayores ingresos, donde casas millonarias comparten el pozo ciego y el de agua en el mismo lote, o son amenazadas constantemente por la inundación. La profunda crisis que atraviesa el conurbano de Buenos Aires y el de otras grandes ciudades, no debe buscase -al menos exclusivamente- en la capacidad de inversión de sus pobladores, sino en la manera en que sus recursos han sido desplegados sobre el territorio. Allí está la clave principal para superar la crisis de salud, seguridad e infraestructura que hoy parece imposible corregir, y para las que ningún presupuesto o medida de gobierno parece suficiente. Será entonces necesario revisar el proceso que condujo a esta apropiación del territorio, y que todavía la sigue alimentando, si deseamos corregir problemas cuya base estructural se encuentra en el modelo que está implícito en la ocupación del territorio. Esta revisión nos exige hacer explícito el modelo de ciudad que está guiando las inversiones públicas y privadas, para comprender su relación con la presente crisis. El crecimiento de las ciudades europeas hasta el siglo XIX se había realizado anexando al territorio de la ciudad áreas nuevas cuya superficie era relativamente pequeña en relación a la de la ciudad existente. Estas superficies estaban rigurosamente controladas por el costo económico de la defensa de la ciudad, pues incorporar una nueva extensión consistía precisamente en dotarla de murallas defensivas. A este costo fijo, debía añadirse el necesario aumento de los costos operativos de la vigilancia y la defensa. De manera que hasta que esta nueva porción de la ciudad no fuese completamente ocupada, no se realizarían nuevas extensiones al casco urbano. La evolución de Stuttgart entre el siglo XII y el siglo XIX ilustra esta situación, donde puede verse que el área de cada extensión nunca es mayor que aproximadamente un quinto del área urbana hasta entonces existente. Cambios en la técnica militar y defensiva, eliminarían las murallas, y en especial en América, enormes extensiones aparecerían como disponibles para expansiones más ambiciosas. En el mapa de Nueva York de 1811, que muestra en negro intenso la ciudad existente, y en grisado la grilla del amanzanamiento proyectado para la extensión de la ciudad, puede advertirse que la expansión planeada, que es aproximadamente igual a la del proyecto

Transcript of Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción...

Page 1: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los centros urbanos. por Fernando Diez Una recorrida por el conurbano de Buenos Aires que no se realizara por las autopistas radiales de entrada y de salida, sino por los precarios caminos anulares que vinculan las distintas localidades de la periferia; muestra inconfundiblemente la evidencia de una ausencia total de infraestructura pública: falta de cloacas y desagües, pavimentos y agua corriente, por no mencionar la no menos importante de las plazas barriales, la escuela y el dispensario público. Una carencia crónica y generalizada, que alcanza incluso a muchos de los barrios de mayores ingresos, donde casas millonarias comparten el pozo ciego y el de agua en el mismo lote, o son amenazadas constantemente por la inundación. La profunda crisis que atraviesa el conurbano de Buenos Aires y el de otras grandes ciudades, no debe buscase -al menos exclusivamente- en la capacidad de inversión de sus pobladores, sino en la manera en que sus recursos han sido desplegados sobre el territorio. Allí está la clave principal para superar la crisis de salud, seguridad e infraestructura que hoy parece imposible corregir, y para las que ningún presupuesto o medida de gobierno parece suficiente. Será entonces necesario revisar el proceso que condujo a esta apropiación del territorio, y que todavía la sigue alimentando, si deseamos corregir problemas cuya base estructural se encuentra en el modelo que está implícito en la ocupación del territorio. Esta revisión nos exige hacer explícito el modelo de ciudad que está guiando las inversiones públicas y privadas, para comprender su relación con la presente crisis. El crecimiento de las ciudades europeas hasta el siglo XIX se había realizado anexando al territorio de la ciudad áreas nuevas cuya superficie era relativamente pequeña en relación a la de la ciudad existente. Estas superficies estaban rigurosamente controladas por el costo económico de la defensa de la ciudad, pues incorporar una nueva extensión consistía precisamente en dotarla de murallas defensivas. A este costo fijo, debía añadirse el necesario aumento de los costos operativos de la vigilancia y la defensa. De manera que hasta que esta nueva porción de la ciudad no fuese completamente ocupada, no se realizarían nuevas extensiones al casco urbano. La evolución de Stuttgart entre el siglo XII y el siglo XIX ilustra esta situación, donde puede verse que el área de cada extensión nunca es mayor que aproximadamente un quinto del área urbana hasta entonces existente. Cambios en la técnica militar y defensiva, eliminarían las murallas, y en especial en América, enormes extensiones aparecerían como disponibles para expansiones más ambiciosas. En el mapa de Nueva York de 1811, que muestra en negro intenso la ciudad existente, y en grisado la grilla del amanzanamiento proyectado para la extensión de la ciudad, puede advertirse que la expansión planeada, que es aproximadamente igual a la del proyecto

Page 2: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

definitivo, es más de ocho veces mayor que la superficie de la ciudad existente. Esta relación es cuarenta veces mayor que la que mantuvo Stuttgart durante más de seis siglos. Analizando el mapa Dripps de Manhattan, realizado cuarenta años después, puede comprobarse que la superficie de la ampliación del mapa anterior era mucho mayor que el potencial de crecimiento que efectivamente tendría la ciudad en este período. Tanto que el mapa Dripps no se siente obligado a representar más que la mitad de la isla, aproximadamente hasta la calle 42. Pues más hacia el norte, la isla conserva todavía un carácter predominantemente rural. Puede apreciarse aquí, que la zona efectivamente consolidada del down-town que ya aparecía en el plano de 1811, ocupando aproximadamente hasta Houston, se ha extendido hasta la calle 14. Más al norte hay numerosas construcciones, pero éstas no se encuentran concentradas, sino desperdigadas en todo este vasto territorio. Pareciera que su posición es aleatoria, pero lejos de ello, se disponen ocupando la mayor cantidad de territorio posible. Pues como la tierra disponible era mucho mayor de la necesaria, muchos lotes se han vendido para construir, pero muchos más han sido comprados para esperar un mayor valor futuro de la tierra. En muchos casos, especuladores y constructores son la misma persona. De manera que el desperdigamiento de las construcciones logra crear la ilusión de que todo este territorio es ahora tierra urbana. Si todas las nuevas construcciones se hubieran concentrado en un área más reducida, el resto habría conservado su carácter rural, y por lo tanto sin beneficiarse del valor agregado que automáticamente supone su transformación en tierra urbana. Observando el plano de Buenos Aires de 1807 puede detectarse una situación parecida. La superficie amanzanada es allí aproximadamente cinco veces la de la ciudad efectivamente construida. Pero a diferencia de Manhattan, Buenos Aires no es una isla, y una llanura interminable rodea la ciudad. No lejos de ella se fundan otras ciudades: seis o siete kilómetros hacia el norte, la ciudad de Belgrano. Diez kilómetros hacia el noroeste, la ciudad de San Martín, cinco kilómetros hacia el oeste la ciudad de San José de Flores, y hacia el sur, cruzando el Riachuelo, la ciudad de Barracas al Sud, hoy Avellaneda. En 1880 Buenos Aires sería declarada Capital Federal de la Nación, y en ese mismo acto trazados los nuevos límites de la ciudad federal. El nuevo territorio urbano tendría alrededor de 200 kilómetros cuadrados, englobando las ciudades de Flores y Belgrano, incorporadas ahora como barrios de la nueva ciudad. De manera que un nuevo fenómeno incrementaría exponencialmente el proceso descripto en Manhattan: la conurbación. Súbitamente, toda la tierra rural que se encontraba entre estas ciudades, es declarada urbana, y mediante este acto, sus propietarios incitados a suspender sus actividades agrícolo-intensivas con que abastecían de alimentos la ciudad, para amanzanar sus tierras con la esperanza de grandes ganancias en el negocio inmobiliario, iniciándose así otro ciclo de la especulación en tierras. El plano de Chapeaurouge de 1890 ilustra claramente esta situación, en que vastas propiedades rurales quedan abrazadas por el nuevo perímetro urbano. Pero como la fiebre del oro del siglo XIX, la especulación en tierras terminaría bien para unos pocos, y mal para la mayoría de los que creyeron en un crecimiento instantáneo de la ciudad. Este mismo proceso está hoy en marcha en el conurbano de Buenos Aires,

Page 3: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

donde pueden apreciarse a simple vista los síntomas de una expansión descontrolada y una construcción desperdigada. Lógicamente nunca alcanzan los recursos disponibles para dotarla de la infraestructura necesaria, pues ocupa una extensión excesiva en proporción a la capacidad contributiva de los pobladores. Por largo tiempo este proceso se mantuvo relativamente controlado por el recorrido de los medios de transporte público dominantes, el tranvía y el ferrocarril suburbano, produciendo un patrón característico de asentamiento de la población, principalmente alrededor de las estaciones suburbanas de trenes, como Colegiales, Flores, Ramos Mejía, Adrogué, Quilmes, Florida, Olivos, etc.. Este patrón de ocupación muestra una configuración precisa que deviene de la necesaria relación peatonal con la estación de tren, centro funcional de estos barrios, alrededor de la cuál se concentrarían los comercios, el equipamiento comunal y una pequeña área de dos o cuatro manzanas con edificios de departamentos y comercios en plata baja (al principio de dos o tres pisos, después más altos). Las viviendas unifamiliares que ocupan el barrio, si bien de carácter suburbano, tienen lotes pequeños y se suceden unas a otras casi sin solución de continuidad: es que esta disposición permite un mayor número de viviendas a distancia peatonal de la estación, las necesarias para hacer económicamente viable este medio de transporte. Y a la vez, esta disposición con fachadas continuas y veredas protegidas, crea la situación apta para caminar y para mantener el control visual (léase seguridad) de las calles, vigiladas por la propia presencia de los ojos y los oídos de los vecinos sobre las veredas. Igual que la ciudad medieval, la concentración es lo que permite aquí solventar la infraestructura común. Basta recorrer estos barrios, con toda su infraestructura consolidada de veredas, pavimentos, desagües, arboledas, cloacas, etc.; para comprender la importancia de la densidad edificada en cuanto a la capacidad contributiva que esa concentración supone, y por lo tanto a la viabilidad económica de esta infraestructura, tanto en su inversión inicial como en los costos de mantenimiento. Y basta verificar los precios inmobiliarios, para comprobar cómo son valorados estos atributos por la gente. El desarrollo del transporte automotor primero, con sus recorridos y paradas flexibles, y la construcción de las grandes vías de acceso y egreso de la ciudad después, se constituyeron a partir de los años 60 en nuevo estímulo de una ocupación dispersa, alentada por la nueva accesibilidad de tierras rurales que serían urbanizadas sin la infraestructura apropiada. Las autopistas de acceso, se construyeron siguiendo el recorrido de las menores expropiaciones, y por lo tanto el de las zonas menos edificadas y más baratas, y éste fue, por la propia lógica del proceso de urbanización anterior, equidistante de las antiguas líneas ferroviarias. De manera que el trazado de las autopistas hizo accesible justamente las zonas menos ocupadas. Estas autopistas se encuentran hoy congestionadas, no porque se haya multiplicado excesivamente el tránsito que pretendían servir, aquél entre Buenos Aires y las otras ciudades del país, sino porque alentaron una ocupación suburbana que depende estructuralmente de los automóviles, los mismos que hoy las atascan diariamente transportando a una fuerza de trabajo que depende del centro de la ciudad. Buenos Aires es hoy una megalópolis de más de diez millones de habitantes y se extiende

Page 4: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

a un radio variable de 30 o 40 kilómetros. En la morfología urbana característica de esta vasta mancha de aceite, las casas de los nuevos suburbios se encuentran alejadas entre sí y de la calle, pues ocupan lotes exageradamente grandes, o se encuentran demasiado dispersas a la espera de un desarrollo irremediablemente retardado por la misma dispersión de los esfuerzos. La calles no son aptas para caminar pues carecen de veredas y del reparo de fachadas o cercos continuos. Tampoco los necesitan, pues todo destino está más allá de una distancia peatonal, de manera que el automóvil será el medio obligado de transporte. Una condición congénita, tanto de la diáspora, como de la propia especialización funcional de las nuevas soluciones suburbanas: el "Fonavi", el "country", el "shopping" y el "parque industrial". El suburbio se va convirtiendo, por intermedio de estas "soluciones", en un campo vallado por barreras infranqueables para el peatón: la autopista, sus cunetas, los cercos de los barrios cerrados (ambos lo son, el "Fonavi" y el "country"), las grandes distancias sin reparos, o los interminables estacionamientos que rodean los centros comerciales. Dos viviendas pueden estar a una distancia peatonal entre sí, pero si están en distintos barrios cerrados, será necesario tomar el auto para sortear todos estos obstáculos, y tomando obligadamente el camino troncal, recorrer dos kilómetros al volante en lugar de caminar los doscientos metros que las separan. Si el excesivo tamaño de los terrenos, alimentado por el sueño de trabajar y disfrutar de los beneficios de la ciudad, pero vivir en el campo, (sueño imposible como explica Harley Sherlock, pues a medida que los habitantes se desplazan al borde externo de la ciudad, éste avanza con ellos) es una de las causas de esta dependencia, la otra es la constitución de zonas monofuncionales. La segregación funcional aleja las viviendas de los comercios y el trabajo, haciendo que las funciones complementarias estén siempre lejos, pues la propia homogeneidad de cada sector lo hace demasiado extenso para el peatón. La zonificación funcional exacerbada hasta este extremo, se transforma finalmente en zonficación social, haciendo del ghetto el ideal de los nuevos desarrollos. El profundo déficit del conurbano, sin seguridad, con una población crecientemente marginalizada y sin servicios adecuados, podría atribuirse a la falta de los recursos económicos suficientes. Esto sería un grave error: suponer que la solución a estos problemas son más autopistas, más automóviles, más policías mejor equipados, cercos más altos, etc.. No se trata de que faltan recursos, pues no es un problema cuantitativo, sino cualitativo. Se trata de un modelo de ciudad que en otras latitudes ya fue desarrollado hasta sus últimas consecuencias, con una enorme inversión económica. Los Angeles es la ciudad menos densa, más extensa, y con más espacios verdes entre las grandes ciudades norteamericanas, y es también la que tiene el aire más contaminado. Es la ciudad con más autopistas, y también la que padece los peores atranques. Entre los equívocos que alimentaron este modelo se encuentra aquél de que "los parques son los pulmones de la ciudad". Sin embargo, como explica Jane Jacobs, "hace falta una hectárea y media de verdaderos bosques para absorber el dióxido de carbono que produce diariamente una familia tipo; de manera que son los océanos de aire que los vientos arrastran a través de la ciudad, no los parques, lo que nos permiten seguir viviendo". De hecho el exceso de "espacios verdes" produce el efecto contrario cuando se suma a una densidad escasa (como en Los Angeles), obligando a la masa de automóviles a circular por la ciudad más horas diariamente para cubrir distancias mayores.

Page 5: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

El éxodo de los centros de las ciudades es impulsado por el incremento de los automóviles, cuya presencia congestiva termina por expulsar a sus residentes hacia los suburbios. A medida que este movimiento se acentúa, la necesidad de más y más lugar de estacionamiento para la creciente masa de autos que arriba todos los días, termina por demoler los edificios residenciales para construir playas de estacionamiento. La desaparición de los edificios destruye la continuidad de las calles, y con ello se destruye también la posibilidad del control del territorio y la de una calle comercial exitosa. El centro de Los Ángeles se ha convertido en una zona habitada por los fantasmas nocturnos del robo y la violencia pues su población residencial ha desaparecido, transformándolo en una área exclusivamente administrativa. La razón por la cuál el centro de Buenos Aires es relativamente seguro de noche, no obedece a una mayor eficiencia policíaca, sino a que conserva sus actividades integradas, es decir residenciales, comerciales y administrativas. Cuanta más gente deja la ciudad central por los suburbios, más autos congestionan la ciudad, pues estas personas siguen trabajando en el centro, y no será posible proveerles otro medio de transporte alternativo, en la medida que la gran dispersión de los nuevos suburbios los hace estructuralmente dependientes del automóvil. Nunca son suficientes las calles de la ciudad para asimilar esta masa de vehículos ni para proveerles estacionamiento. Consecuentemente el ciclo se realimenta, y cuantas más personas huyan a los suburbios dormitorio, más contaminado estará el aire de la ciudad y más congestionadas sus calles. Pero éste es sólo uno de los males emergentes de esta situación: la marginación social es alimentada por barrios discriminados (ghettos), donde la distancia es el medio para segregar a los jóvenes carenciados de la ciudad pública y sus beneficios, privándolos de modelos de referencia y de oportunidades de progreso dentro de la sociedad. Los Angeles tiene 130.000 adolescentes que son miembros de gangs, éstos manejan la distribución de drogas y se considera que poseen 20.000 armas de fuego; son responsables de la mitad de los tres asesinatos diarios que padece la ciudad. Ciudad y supervivencia El trabajador medio americano debe conducir hacia su trabajo hasta dos horas en su automóvil, lo que representa 60 días al año al frente del volante. Estas horas caídas, más el costo del combustible, la contaminación ambiental, y la amortización de los vehículos mismos, deben ser pagados por la economía en su conjunto. La competitividad económica de la ciudad necesariamente depende del escenario concreto sobre el que se desarrolla su economía. A medida que nos aproximamos al fin del siglo, la eficiencia productiva de la sociedad es algo que tiende a medirse en parámetros cada vez más generales. No se trata ya solamente de medir la cantidad de lo producido, sino también su costo en términos ecológicos, de calidad de vida, y de contaminación del medio ambiente. Hoy tenemos una responsabilidad generacional para con nuestros hijos, pues los efectos de las acontecimientos urbanísticos del presente, serán en la práctica irreversibles en el futuro, y sus consecuencias sobre el tejido social, dramáticas. La gradualidad de los procesos urbanos, nos engaña sobre la verdadera gravedad de los cambios que afectan la ciudad. Debemos comprender que la crisis del centro y los suburbios, es la manifestación de un mismo problema estructural, que es necesario pensar en uno y en otro, en lugar de la

Page 6: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

opción individual a que cada uno se ve sometido: uno o el otro. En las pequeñas ciudades de las áreas rurales, estos problemas adoptan una forma contrapuesta. Pues allí la crisis se produce por la emigración de la población hacia las megalópolis, en busca de las fuentes de trabajo que la concentración de capitales y la producción de tipo "fordista" desplazó a las grandes ciudades, pero también de las oportunidades culturales y de educación que no encuentran en sus lugares de origen. Francia libra una lucha sin cuartel para preservar sus ciudades de una inmigración descontrolada, y a la campiña de un vaciamiento acelerado. Su costo es igual al de los subsidios agrícolas que tan severamente lastiman las exportaciones argentinas. En definitiva, los problemas de las grandes y las pequeñas ciudades, aunque distintos, reconocen una causa común: la pérdida creciente del sentido de comunidad, de pertenencia, de identificación con el lugar, de responsabilidad cívica y de participación en la gestión de sus comunidades. Los habitantes de las grandes urbes y de las pequeñas ciudades huyen hacia el mismo lugar: el suburbio indiferenciado de las grandes metrópolis. Unos huyen de la polución y la congestión, otros de la subocupación y las limitaciones culturales. Ambos movimientos contribuyen a destruir los centros de las ciudades, grandes y pequeñas, sin los que el suburbio carece de sentido y de oportunidades culturales. Por primera vez en la historia, la población urbana mundial ha superado a la rural, y una tendencia incontenible acerca más y más personas a las áreas urbanas. La lucha final por la ecología se librará, no en las selvas en peligro ni en los grandes ríos amenazados por la contaminación. No se librará en los vastos paisajes naturales vírgenes, sobre cuya importancia ya está lográndose imponer un consenso. Allí se libran las batallas preliminares. Pero la batalla decisiva se librará en la ciudad, fuente de los grandes desequilibrios atmosféricos, de la contaminación de las aguas de ríos y mares, consumidora insaciable de preciados insumos, y ámbito de la creciente degradación de la calidad de vida humana. EPIGRAFES 1 Plano para la extensión de Manhattan publicado en 1811. El área proyectada es entre ocho y diez veces más extensa que la superficie de la ciudad existente. Esto quiere decir que la ampliación es cuarenta veces mayor que lo que había sido corriente en los siglos anteriores. (Eno Collection, New York Public Library) 2 Manhattan, Lennox y 134 en el año 1882. La construcción desperdigada en este vasto territorio intenta crear la ilusión de que todo esto es tierra urbana. (New York Historical Society) 3

Page 7: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

Bs .Aires, Plano de Chapeaurouge, 1890 (Atlas de Buenos Aires, Municipalidad de Bs. Aires, 1981)

Page 8: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

La ley de autopistas interestatales de 1956 provoc6 un cambio radical en la velocidad del desarrollo de las zonas suburbanas y en la articulaci6n de dichas zonas con 10s n6cleos urbanos. La ley de autopistas se pus0 en pric- tica a travis de una red nacional de carreteras que estimul6 el privilegio del coche como medio de transporte y, por consiguiente, asest6 un golpe mortal al transporte p6blico. Este predominio del automovil, a su vez, aceler6 el deterioro de 10s espacios pdblicos exteriores y peatonales y la generalizaci6n de un entorno urbano-suburban0 interior. El proceso de suburbanizacibn, incluyendo el crecirniento sistemdtico de heas perifiricas a un ritmo mis rhpido que el del centro urbano, produjo en unos pocos aiios una nueva mu- taci6n urbana: 'la ciudad suburbana'. Esta nueva forma urbana se definia por

1 la relaci6n de tirminos opuestos: las heas suburbanas (el tCrmino ~ositivo) frente al downtown o el centro de la ciudad (el tkrmino negativo), las ireas residenciales frente a1 lugar de trabajo; per0 tamhgn divididos en tirminos

7 d e clase y raza, la clase media blanca frente a la clase baja negra. Por prirnera -fS qez, el entorno urbano deja de verse como un solo escenario complejo para 'sf- L-& concebirse como dos escenarios opuestos (urbano/suburbano) vistos desde la

"o-abgras$j+ontierW que separa a la ciudad suburbana de un entorno natural que va cediendo terreno a la ciudad en expansi6n.

La ciudad suburbana se hizo realidad gracias a la industrializaci6n de la casa unifamiliar y del autom6d y estuvo condicionada por factores diversos entre 10s que se encuentran 10s programas de financiaci6n a nivel nacional, la redistribuci6n laboral necesaria para dar trabajo a 1os.veteranos de la Segun- da Guerra Mundial y la construcci6n del sistema de autopistas. El prograrna de garantias hipotecarias iniciado durante la Gran Depresi6n represent6 un

Page 9: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

y de jardines para una sociedad 69. ylckson, crabgrass Ftonffer.

, F r ~ U k f , pp. 21-25. sonas por milla cuadrada en los , C m nantier. Breas suburbanas, cuyos solare! bcbm Downing A neat& on the meory and PraCbe pies cuadrados 1279-464 m21.

rSmerka (rehnpresl6n. 70. Diana -sty o m , me ~ e .

library arni ColWon, N. Abrams, 1996). *L El libro, bssado en principip de diseh de fardines ingtesea se

~omt, una leoh norteamerlcma de dlseiio arquifsctbnlco

demochfica". La densidad pas6 de 20.000 per- barrios de tranvlas a 10.000 en k s podian oscllar entre 3000 y 5000

LA CIUDAD OCCIDENTAL: S I I T E ESCENAS URBANAS 1 3 1

- ~ - - ~ - ~ - -

Page 10: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

revlsta Ladies Home Jwmel ofrece pianos para cases que de 1500 a 5000 Mares con todas ias especlflceciones para

.rr,*r ,..-lr -̂ -̂ ..-..--.-- A- r-- - -. - - I

Page 11: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

un lugar para la intervenci6n del ad suburbana (al estilo de las que

donde amtalmente se e s t h re-

al diferencia formal

a uh 'araultecto* meQ1mte una reb@ del valw hlpatecab 69 alustara a ~ V S norm de U W Q (par elernpla cuMertas

LA CIUDAD OCCIDENTAL: SlETE ESCENAS URBANAS 1 3 3

Page 12: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

qie podria denominarse d 'objeto como tejido'. tro d a n o tambiin sufre una transfbrmau6n. El dete-

ci6n anterior, "el tejido de 10s blancos" a las zbnas suburbanas cambia el downtown y pone en marcha el proceso de su de-

ores pronosriwen que la explosi6n de 10s medios de estimularia la disoluci6n de la ciudad fisica de alta

i&n de 10s espacios p&licos fibres, accesibles las 24 dia y sin p~eserda policial. Debido a que la red intraurbana de

mejor que el tramporte intenubano, las ciudades empezaron a econ6micanente (separando las clases media y alta de la baja) nte (ireas residenuales frente a heas wmerdales). Esta frag- n6mica y social refom6 el praceso de sepaa&n entre el centro

Ares suburbanas, un proceso q w ern@ can el fracas0 de 10s e los nuevos enclavm suburbanos y prepar6 el terreno

nueva mutacibn wbana, la ciudad eXurbana.

URA HABITA EL " N ~ ~ C L E O "

ana se poyectan dos fantasks arquitect6nicas gue com- mtemenci6n en la realidad urbana. La primera, la ciudad

el enfoque de MeMn Webber desde las of Theory, en Agrest Ald,itecture

uBhe. ~xpresways as an -tic Problem", Dl.? Au- MI este brevlslmo tern MieS describe las nodones

rarb tebrimmente M afiw m6s tarde en 6n en aquilectum.

con centro, la representa a la perfeccicin el period0 americano de Mies van der Rohe. Los proyectos de Mies de finales de 10s '40 y '50, fieles a la tradici6n de la primera etapa del Movimiento Moderno, proyectan la ciudad arqui- tect6nica moderna sobre la ciudad norteamericana. El complejo Seagram en Park Avenue de Nueva York "empuja" el edificio hacia atrL, proporcionando una kctura del ediicio como "un objeto encima de un podio", visto desde un autom6vil. En las calles laterales, el edificio choca con un "tejido" m h bajo formando una pared urbana. Con el edificio Seagram, Mies pone en escena una ciudad moderna (una ciudad de objetos) en la avenida, yuxtapuesta a la ciudad no arquitect6nica de tejido de las cdes laterales. Un nuevo rigimen 6ptic0, descrito por Mies en un articulo publicado en 1932 75 que proponia dos registros visuales determinados por la velocidad, anuncia esta estrategia. Mies opone una visi6n determinada por la velocidad del autom6vil --en la que las autopistas "abririn nuevos paisajesn, no s6o rurales sino tambitn ur- banos, no d l o de vegetaci6n sino de publicidad- al punto de vista clisico del peat6n. Mientras que la lectura lenta de la arquitectura queda reservada al peat6n, el autom6vil permite una nueva visi6n del paisaje. La oposici6n entre peat6n y autom6vil en 10s proyectos urbanos de Mies --el campo de objetos peatonal en el campus del Illinois Institute ofTec6nolog-y y la plaza Seagram- tiene en cuenta la definici6n de dos velocidades distintas que &- finen dicot6micamente el nuevo rtgirnen 6ptico.

LA CIUDAD SUBURBANA HABITA LA ARQUITECTURA La segunda fantasia arquitect6nica concierne a la ciudd suburbans propia- mente dicha. El mejor exponente del efecto arquitect6nico de esta mutaci6n

Page 13: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

'06 soye sol ap sopeznwa) souewn sam sol ap SW@UI ap WWJ~ el ua ~WPI Blsa ap OII-W

om A~PWY~JSIP, I asla WPO~ '.owuwn (ap A emmma el ap lewe opw un e oUadgl sewls13au. 'm!snqlw el asw ',s8(ul0) ap e]uow!s. @ ~e811l auag apuop ua ouam om &WE

PP wlapolu wlwu el aP - mls~13wwn owdsa lap wm .o~up&watu3 o~eJo3ap lap la m!laul auo~ueqe la gJUdxa a~~yadns el ap A ua.?elu! el ap o!u!wopad 13 1

q3edsa la A o3!1plua anbmd lap oppow la aW!s ~ouawa ot3edse 'am dod le euuw~ eun k4 prnw ap w el u3 'a la :o~xlnw!s ocuw q3ech-a le esaBa~ 06 soye sol ap se%~se-i '6.f ..e~mwnble ua ~9~2lpeg~03 A ~eplkd~03. '~JMWRT~

7 , d

Page 14: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

e l e s p a c i o b a s u r a

Si se llama basura espacial a los desechos humanos que ensucian el universo, el “espacio basura es el residuo que la humanidad deja sobre el planeta. El producto construido (volveremos sobre esta mas adelante) de la modernización no es la arquitectura moderna, sino el espacio basura.

El espacio basura es lo que queda después que la modernización haya seguido su curso o, mas concretamente, lo que se coagula mientras la modernización esta ocurriendo: su secuela. La modernización tenia un programa racional: compartir universalmente las bendiciones de la ciencia. El espacio basura es su apoteosis, o su derretimiento; aunque cada una de sus partes son fruto de brillantes inventos, su suma augura el final de la ilustración, su resurrección como una farsa, un purgatorio de poca calidad. El espacio basura es la suma total de nuestra arquitectura actual; hemos construido tanto como toda la historia anterior, pero no se nos recordara a esa misma escala. El espacio basura es el fruto del encuentro entre la escalera mecánica y el aire acondicionado, concebido en una incubadora de pladur (las tres cosas faltan en los libros de historia). El espacio basura es la contrafigura del espacio, un territorio de una ambición devaluada, expectativas limitadas y una sinceridad reducida. El espacio basura es un “triangulo de las bermudas” de conceptos, una “cápsula de Petri” abandonada: reduce la inmunidad, suprime las distinciones, socava la determinación y prefiere la intención a la ejecución. Reemplaza la jerarquía por la acumulación y la composición por la adición. Mas y mas es mas. El espacio basura esta verde y maduro al mismo tiempo; es un colosal manto de seguridad que cubre la tierra, la suma de todas las decisiones no tomadas, de los problemas no afrontados, de las opciones no elegidas, de las prioridades dejadas sin definir, de las contradicciones perpetuadas, de los compromisos adoptados, de la corrupción tolerada. El espacio basura es como estar condenado a un jacuzzi perpetuo con millones de tus mejores amigos.Es un enmarañado imperio de la confusión que funde lo publico y lo privado, lo derecho y lo torcido, lo atiborrado y lo famélico, lo elevado y lo mezquino, para ofrecer un mosaico sin suturas de lo permanente inconexo. Aparentemente apoteósico y espacialmente grandioso, el efecto de su riqueza es una vacuidad terminal, una depravada parodia que sistemáticamente erosiona la credibilidad de la arquitectura, posiblemente para siempre.

Vale, hablemos del espacio entonces: de la belleza de los aeropuertos, en especial después de cada ampliación; del brillo de las remodelaciones; de la variedad de los centros comerciales. Vamos a explorar el espacio publico, a descubrir los casinos y a investigar los parques temáticos. Nuestra preocupación por la gente ha vuelto invisible la arquitectura para la gente. Fue un error inventar la arquitectura moderna para el siglo XX; la arquitectura desapareció en el siglo XX; hemos estado leyendo una nota a pie de pagina con un microscopio, esperando que se convirtiese en novela. El espacio basura parece una aberración, pero es la esencia, lo principal. El espacio basura se presenta como si un huracán hubiese recompuesto una situación previamente ordenada, pero esa impresión es engañosa: tal situación nunca fue coherente y nunca aspiro a serlo.Cuando pensamos en el espacio, solo hemos mirado sus contenedores. Toda la teoría para la producción del espacio se basa en una preocupación obsesiva por lo opuesto: la masa, es decir la arquitectura. La continuidad es la esencia del espacio basura; este aprovecha cualquier invención que permita la expansión, incorpora cualquier recurso que fomente la desorientación (los espejos, los pulidos, el eco), despliega una infraestructura de no interrupción: escaleras mecánicas, aspersores, barreras contraincendios, cortinas de aire caliente, aire acondicionado, etcétera. El espacio basura esta sellado, se mantiene unido no por la estructura, sino por la piel, como una burbuja. La gravedad ha permanecido constante, resistida por el mismo arsenal desde que el mundo es mundo; pero el aire acondicionado un medio invisible y, por tanto, del que no queda constancia- ha revolucionado realmente la arquitectura del siglo XX. El aire acondicionado ha lanzada el edificio sin fin. Si la arquitectura es lo que separa los edificios, el aire acondicionado es lo que los une. El aire acondicionado ha impuesto regímenes mutantes de organización y coexistencia que la

r e m k o o l h a a sd e l a m o d e r n i z a c i ó n y s u s s e c u e l a s

01

Page 15: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

arquitectura ya no puede seguir. Al igual que en la edad media, ahora un solo centro comercial es un trabajo de generaciones: el aire acondicionado hace o deshace nuestras catedrales. Como cuesta dinero y ya no es gratis, el espacio acondicionado se convierte inevitablemente en un espacio condicional; antes o después todo el espacio condicional se convierte en espacio basura. El espacio basura es siempre interior, y tan extenso que raramente se perciben sus limites. El espacio se creo apilando unos materiales encima de otros y consolidándolos para formar una nueva totalidad. El espacio basura es aditivo, estratificado y ligero, y va quedando descuartizado igual que el cadáver de un animal va siendo desgarrado por los depredadores: pedazos amputados de una situación universal.

El espacio basura es un ámbito de geometría fingida y simulada. Aunque es algo estrictamente no arquitectónico, tiende hacia lo abovedado, hacia la cúpula. Algunas partes parecen destinadas a proclamar su carácter inerte, otras se ven frenéticamente abocadas a la articulación: lo mas apagado junto a lo mas histérico. Los temas corren una cortina de atrofia sobre sus interiores tan grandes como el Panteón, produciendo abortos en cada rincón. La estética es bizantina, escindida en millares de fragmentos, todos visibles al mismo tiempo: un vertiginoso populismo panóptico. El neón significa tanto lo nuevo como lo viejo.Regresivos y futuristas, los interiores hacen referencia, al mismo tiempo, a la edad de piedra y a la era del espacio. Al igual que el virus inactivo de una inoculación, la arquitectura moderna sigue siendo esencial, pero solo en su versión mas inútil; la high tech ha venido para celebrar el Milenio, y eso que parecía muerta solo hace una década. Se basa en poner en primer termino lo que generaciones anteriores habían mantenido en secreto: formas de moluscos con pieles tersamente estiradas, escaleras de urgencia suspendidas en un trapecio unilateral, elementos artesanales sosteniendo salas de naves casi industriales, hectáreas de vidrio colgado de una telaraña de cables, y unas sondas hincadas en el espacio para proporcionar fatigosamente lo que a otros sitios llega sin esfuerzo, el aire libre. La transparencia solo revela todo aquello en lo que no podemos tomar parte. Con las campanadas de medianoche, todo ello puede convertirse en un estilo gótico taiwanes; después de tres años, en un estilo contemporáneo nigeriano. Los murales solían mostrar a los dioses; los módulos del espacio basura están dimensionados para portar marcas. Los mitos pueden habitarse, las marcas dosifican el aura a merced de los grupos de interés. El espacio basura se basa en la cooperación. No hay diseño sino proliferación creativa. El grafismo tridimensional, los emblemas trasplantados de las franquicias y las centelleantes infraestructuras de luces, diodos luminosos y videos describen un mundo sin autor, mas allá de la pretensión de cada cual, completamente singular, totalmente impredecible y sin embargo, intensamente familiar: la regurgitación en lugar de la resurrección. El espacio basura se despoja de la arquitectura igual que un reptil cambia de piel, y renace cada lunes por la mañana. En el espacio clásico, la materialidad se basaba en un estado final que solo podía modificarse a costa de una destrucción al menos parcial. En el mismo momento en que la regularidad y la repetición se ha abandonado como algo represivo, los materiales de construcción se han hecho cada vez mas modulares, unitarios y normalizados, como si la materia viniese predigitalizada (el siguiente grado de abstracción). El modulo se hace cada vez mas pequeño, hasta el punto que se convierte en un mosaico. Con enormes dificultades (discusiones, negociaciones, sabotajes) la irregularidad y la singularidad se elaboran a partir de elementos idénticos. En vez de intentar arrebatar el orden al caos, lo pintoresco se arrebata ahora a lo homogeneizado. Toda materialización es provisional; la construcción ha adquirido una nueva tersura, como la sastrería a medida. Verbos desconocidos en la historia de arquitectura (grapar, pegar, plegar, descargar, encolar, duplicar, fundir) se han hecho indispensables.

Donde antes los detalles indicaban la unión, tal vez para siempre, de materiales dispares, ahora hay un acoplamiento fugaz que espera ser desecho, desatornillado, un abrazo temporal al que quizás no sobreviva ninguno de sus componentes; no se trata ya de un encuentro orquestado de la diferencia, sino de un punto muerto, el brusco final de un sistema. Solo los ciegos, al leer con sus dedos estas líneas defectuosas, comprenderán las historias del espacio basura. Facetado como una formación cristalográfica, no por la naturaleza o el diseño, sino por omisión, el espacio basura es como una vidriera emplomada que se ha vuelto tridimensional, una barrera de color delante de muros fluorescentes que generan calor para elevar la temperatura del espacio basura hasta niveles donde se podrían cultivar orquídeas. El espacio basura es un espacio caliente. Hay dos clases de densidad en el espacio basura: la primera, óptica; la segunda, informática. Las dos compiten entre si. El espacio basura siempre cambia, pero nunca evoluciona. El programa del espacio basura es el crescendo, como en el Bolero de Ravel. Tomando historias de un lado y de otro, su contenido es repetitivo y estable; se multiplica como en una clonación: mas de lo mismo. Algunos sectores se pudren, ya no se ven, y quedan conectados al cuerpo principal mediante pasajes gangrenosos. El espacio basura es un caldo de cultivo primigenio del aplazamiento y el consumo, una nueva forma de esa servidumbre de que “la forma sigue a la función”.

Volcado en la gratificación instantánea, el espacio basura contiene el germen de la perfección futura, un lenguaje apologético esta entretejido en su textura de historia elemental. “Cerrado para su futura diversión”, “perdonen nuestro aspecto” o diminutos carteles amarillos de “lo sentimos”, señalan las reparaciones en curso o las manchas de humedad, anuncian cierres momentáneos a cambio de una brillantez inminente: el encanto de las mejoras. Todas las superficies son arqueológicas, es decir, “superposiciones de diferentes épocas”; (¿cómo llamaríamos al periodo en que era habitual una clase concreta de moqueta continua?). En teoría cada megaestructura genera su propio subsistema de partículas compatibles y tienden a crear un universo de cohesión galopante. En el espacio basura se han vuelto las tornas: solo hay subsistemas, sin concepto alguno, partículas huérfanas en busca de un programa o un patrón.

02

Page 16: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

Tradicionalmente, la topología implica delimitación, la definición de un modelo singular que excluye otras interpretaciones. El espacio basura representa una tipología inversa de identidad acumulativa y promiscua que tiene que ver menos con la clase que con la cantidad. Una tipología de lo informe sigue siendo una tipología, la ausencia de forma sigue siendo forma.Ejemplos de ello son: la tipología del vertedero, donde los camiones, uno detrás de otro, sueltan su carga para formar un montón, todo ello pese a lo arbitrario de su contenido y a su carácter esencialmente incompleto; o la tienda de campaña, un envoltorio que adopta formas distintas para albergar volúmenes interiores variables. El espacio basura puede ser absolutamente caótico o bien espantosamente estéril y perfecto, indeterminado y excesivamente determinado al mismo tiempo. El espacio basura es como un liquido que se hubiese condensado en alguna otra forma. Su configuración especifica es tan fortuita como la geometría de un copo de nieve. Los trazados implican una repetición o, en ultima instancia, unas reglas descifrables; el espacio basura esta mas allá de la geometría, mas allá de los trazados. Como no puede captarse, el espacio basura no puede recordarse. Es ampuloso pero poco rememorable, como un protector de pantalla, cuya negativa a quedarse quieto asegura una amnesia instantánea.

Circulación

El espacio basura suele describirse a menudo como un espacio de flujos, pero esta es una denominación poco adecuada; los flujos dependen de un movimiento disciplinado, de cuerpos que forman una unidad. Aunque se trata de una arquitectura de masas, cada trayectoria es estrictamente singular. El espacio basura es una telaraña sin araña.Esta anarquía es una de las ultimas maneras tangibles en que podemos medir nuestra libertad. Es un espacio de colisión, un contenedor de átomos. Es abigarrado, no denso. Hay en el espacio basura un modo especial de moverse, que es al mismo tiempo errante y decidido. Es una cultura aprendida. A veces todo un espacio basura se viene abajo debido al inconformismo de uno de sus miembros; un solo ciudadano de otra cultura un campesino albanes, una madre portuguesa- puede entorpecer y desestabilizar todo un espacio basura, dejando a su paso una estela de obstrucción, una desregulación finalmente transmitida hasta sus ultimas consecuencias. Cuando el movimiento se hace coordinado, se congela: en las escaleras mecánicas, cerca de las salidas y junto a las maquinas de los aparcamientos y los cajeros automáticos.A veces, bajo coacción, los individuos quedan acorralados en un flujo, se ven empujados por una sola puerta o forzados a salvar el abismo entre dos obstáculos provisionales (una silla de invalido que pita y una palmera): la evidente animadversión que provoca esta canalización ridiculiza la idea de los flujos. En el espacio basura, los flujos conducen al desastre: cuerpos muertos amontonándose ante salidas de urgencia, cerradas, de una discoteca; los grandes almacenes el primer día de rebajas; las estampidas de grupos enfrentados de hinchas de fútbol; todo ello es prueba de la falta de adaptación entre los portales del espacio basura y el calibrado medio del resto del mundo. Cada arquitectura encarna ahora dos situaciones: una parte es permanente; la otra provisional. Unos sectores envejecen, otros se mejoran. Juzgar lo construido suponía una situación estática; el espacio basura esta siempre en fase de transformación. Supongamos que un aeropuerto necesita mas espacio. En el pasado, se añadían nuevas terminales cada una mas o menos característica de su propia época- dejando las antiguas como un recuerdo legible, como una progresión. Dado que los pasajeros han mostrado ampliamente su infinita maleabilidad, la idea de reconstruir en el mismo lugar ha ganado adeptos. Los pasillos mecánicos se lanzan en sentido inverso. El vestíbulo llega a ser indescifrable: los antiguos espacios de la indiferencia se convierten en algo genérico, tipo casbah que ofrece vistas de un submundo de vestuarios improvisados, trabajo manual, humo, pausas de café, incendios reales, etc.Pantallas de pladur pegadas con cinta adhesiva segregan dos poblaciones: una húmeda y otra seca; una dura y otra blanda; una fría y otra recalentada; una masculina y otra castrada. Un cambio crea el espacio nuevo; el otro consume el espacio viejo. El techo es una placa abollada, como los alpes, retículas de planchas inestables se alternan con laminas estampadas de plástico negro, perforadas de modo inverosímil por mallas de candelabros cristalinos. Los conductos metálicos han sido sustituidos por textiles que respiran. Las juntas abiertas revelan enormes vacíos en el techo (¿antiguos cañones de amianto?), vigas toscas, tubos, sogas, cables, aislamiento, protección contra incendios, cuerdas, enmarañados arreglos que de pronto salen a la luz, tan impuros, torturados y complejos que solo existen porque nunca se planearon. El suelo esta hecho de retales; diferentes texturas luchan por la supremacía: peludas, toscas, brillantes, plásticas, metálicas, embarradas, etc.El terreno ya no existe. Hay demasiadas necesidades básicas que han de satisfacerse en un solo plano. Se ha abandonado la idea de un nivel de referencia, del carácter absoluto de la horizontal. La transparencia ha desaparecido, reemplazada por una densa costra de ocupación preliminar: quioscos, carritos, cochecitos infantiles, palmeras, fuentes, bares, sofás, etc. Los corredores ya no unen A con B, sino que se han convertido en galerías comerciales, en “destinos”. Su vida como inquilinos suele ser corta: los vestidos mas horribles, los escaparates mas inactivos, las flores mas inexplicables. Se ha perdido cualquier perspectiva, como en una selva tropical (que también esta desapareciendo).La línea recta se enrolla en configuraciones cada vez mas laberínticas. Solo una especie de perversa coreografía puede explicar los giros y las vueltas, los ascensos y los descansos, las súbitas inversiones que incluye el típico recorrido desde el mostrador de facturación hasta la pista de estacionamiento en el típico aeropuerto contemporáneo. Debido a que nunca cuestionamos o reconstruimos lo absurdo de nuestras trayectorias, nos sometemos dócilmente a dantescos viajes que incluyen perfumes,

03

Page 17: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

solicitantes de asilo, ropa interior, ostras, teléfonos móviles, salmón ahumado, increíbles aventuras para el cerebro, la vista, el oído, el olfato, el gusto, el útero o los testículos. En su momento hubo una polémica sobre la línea recta; ahora el ángulo de 90 grados es solo uno entre muchos. En realidad los restos de antiguas geometrías siempre crean un nuevo embrollo, ofreciendo así desesperados núcleos de resistencia que forman inestables remolinos en flujos nuevamente oportunistas. ¿Quién osaría exigir responsabilidad por esta secuencia?. La idea de que antes una profesión imponía o al menos creía predecir- los movimientos de la gente ahora resulta risible; o peor: impensable. En lugar de diseño, hay cálculos: cuanto mas errático es el camino, mas excéntricos son los circuitos: cuanto mas eficaz es la exposición, mas inevitable es la transacción. La corriente posmoderna añade una zona arrugada de poche vírico que fractura y multiplica el interminable frente de exhibición: un retractilado peristáltico crucial para todo intercambio comercial. Las trayectorias se lanzan por rampas, se vuelven horizontales sin previo aviso, se interceptan, se pliegan hacia abajo y surgen de pronto en una balconada sobre un gran vacío. (Sin saberlo, siempre habitamos un bocadillo. El espacio se excava en el espacio basura como si este fuese un bloque de helado que ha pasado demasiado tiempo en el congelador: cónico, esférico, lo que sea.) Una escalera mecánica nos lleva a un destino desconocido, desde el callejón sin salida donde nos dejo una monumental escalera de granito, frente a una vista provisional de yeso inspirada en fuentes poco memorables.

Los núcleos de aseos se transmutan en un almacén de Disney y luego se metamorfosean para convertirse en un centro de meditación: las transformaciones sucesivas ridiculizan la palabra “proyecto”. En este punto muerto entre lo redundante y lo inevitable, un proyecto realmente habría empeorado las cosas y nos habría llevado a una desesperación inmediata. El proyecto es una pantalla de radar en la que los impulsos individuales sobreviven durante impredecibles periodos de tiempo en unas grescas bacanales.

Solo los diagramas dan una versión soportable. El espacio basura es posexistencial: hace incierto el lugar en el que estamos, obstaculiza el camino por donde vamos y desmonta el sitio de donde venimos. ¿Quiénes somos? Pensamos que podíamos hacer caso omiso del espacio basura, visitarlo a escondidas, tratarlo con un desdén condescendiente o disfrutarlo indirectamente. Como no podíamos entenderlo, hemos tirado las llaves. Pero nuestra propia arquitectura esta infectada, se ha hecho igual de lisa, total, continua, torcida, abigarrada.

política

El espacio basura será nuestra tumba. La mitad de la humanidad contamina para producir y la otra mitad contamina para consumir. La contaminación combinada de todos los coches, motos, camiones, autobuses y fabricas explotadoras del tercer mundo resulta una nimiedad en comparación con el pulso generado por el espacio basura. El espacio basura es política: depende de la eliminación central de la capacidad critica en nombre de la comodidad y el placer. Enteros países diminutos adoptan ahora el espacio basura como un programa político, establecen regímenes de desorientación planificada, instigan una política de desorganización sistemática. No es exactamente eso de “todo vale”; en realidad el secreto del espacio basura esta en que es promiscuo y al mismo tiempo represivo: a medida que prolifera lo informe, lo formal se atrofia y con ello todas las reglas, las ordenanzas, los recursos, etcétera. El espacio basura conoce todas nuestras emociones, todos nuestros deseos. Es el interior del vientre del Gran Hermano. Se apodera de las sensaciones de la gente. Se presenta como una banda sonora, un olor, unos letreros, anuncia descaradamente como quiere que se lo interprete: “sensacional, flamante, enorme, abstracto, minimalista, histórico”. Los huéspedes del espacio basura forman un colectivo de inquietantes consumidores en actitud de hosca anticipación de su próxima compra. El espacio basura pretende unificar, pero en realidad escinde. Crea comunidades no de intereses comunes o de libre asociación, sino de estadísticas idénticas: un mosaico del denominador común. El ego se ve despojado de su intimidad y su misterio, cada hombre, cada mujer y cada niño se convierten en objetivos, se les espía y se les separa del resto. Los fragmentos se recomponen solo por “seguridad”, en una retícula de pantallas de video que de modo decepcionante vuelven a ensamblar mágicas tomas de un cubismo banalizado y utilitario que revela la coherencia global del espacio basura ante la desapasionada mirada de unos vigilantes poco expuestos: la videoetnografía en bruto. Las superficies mas brillantes de la historia de la humanidad reflejan la humanidad en su aspecto mas superficial. Cuanto mas habitamos en palacios, mas informalmente nos vestimos.

Como mejor se disfruta el espacio basura es en un estado de embelesamiento posrevolucionario. Hay un grado cero de lealtad hacia la configuración, no hay una “situación original”, y la arquitectura se ha convertido en una secuencia de imágenes fijas de video. La única certidumbre es la conversión continua-, seguida en unos cuantos casos por la “restauración”. Ese es el proceso que reclama constantemente nuevos sectores de historia como aplicación del espacio basura. Igual que el espacio basura es inestable, su propiedad real siempre va cambiando con una deslealtad similar. A medida que su escala crece rápidamente y rivaliza contra la del espacio publico, incluso superándola-, su economía se hace mas inescrutable. Su financiación es una bruma deliberada que difumina acuerdos poco claros, dudosas evasiones fiscales, “sorprendentes” incentivos, posesiones endebles, derechos aéreos transferidos, copropiedades, zonas especiales y complicidades entre lo publico y lo privado.

04

Page 18: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

El espacio basura surge espontáneamente gracias a la natural exuberancia empresarial el libre juego de los mercados- o bien se genera mediante la acción combinada de los “zares” temporales y largos historiales de filantropía tridimensional: funcionarios públicos a menudo antiguos izquierdistas- que liquidan con optimismo vastas extensiones de litoral, antiguos hipódromos, aeródromos abandonados y/o piezas de marca conservadas por defecto (el mantenimiento de conjuntos históricos que nadie quiere pero por alguna razón no pueden destruirse). Procedente de loterías, subsidios, limosnas o subvenciones, un errático flujo de dólares, euros y yenes crea envoltorios financieros tan frágiles como sus configuraciones anteriores. Debido a una caída estructural o a un decisivo signo menos una bancarrota bajista-, cada centímetro cuadrado se convierte en una superficie codiciosa y necesitada que depende de apoyos, compensaciones y fondos, ya sean manifiestos o encubiertos: para la cultura, lapidas en honor al “donante”; para todo lo demás, efectivo, arriendos, usufructos, cadenas y marcas que reclaman “todo el espacio que quepa”. Cada atracción porta sus propias debilidades; debido a su endeble viabilidad, el espacio basura se traga cada vez mas programa. Pronto podremos hacer cualquier cosa en cualquier sitio.

En el espacio basura, el viejo aura encuentra un nuevo lustre para generar una súbita viabilidad comercial: Barcelona se fusiono con los Juegos Olímpicos, Bilbao, con el Guggenheim; la calle 42, con Disney. En lugar de “vida publica”, espacio publico “de marca”: lo que queda una vez eliminado lo impredecible. Todos los prototipos del espacio basura son urbanos (el foro romano, la metrópolis, el futuro); solo su sinergia los hace suburbanos, inflamados y encogidos al mismo tiempo. El espacio ya no tiene relación con la densidad y la intensificación, sino con la inflación y la deflación. El espacio basura se expande con la economía: su huella no puede hacerse mas pequeña, sino solo mas grande. Cuando ya no se necesita se abandona.

Para el tercer milenio, el espacio basura asume la responsabilidad del entretenimiento y de la protección, de la exhibición y de la intimidad, de lo publico y lo privado. El escenario escogido para la megalomanía, para lo dictatorial, ya no es la política, sino el entretenimiento. Gracias al espacio basura, el entretenimiento organiza regímenes herméticos que se basan en la misma idea de “concentración” que nos proporcionan los campos de concentración. Sus principales inventos ya resultan antiguos: la imagen en movimiento, la montaña rusa, el sonido, los dibujos animados, los payasos, los dinosaurios, la guerra. No tenemos nada que añadir, salvo las estrellas, solo lo recombinamos. El entretenimiento empresarial es un imperio de entropía, forzado a mantenerse en movimiento por las implacables leyes copernicanas. El secreto de la estética empresarial fue el poder de la eliminación, la erradicación del exceso. La abstracción como camuflaje. Por exigencia popular, la belleza empresarial se ha vuelto humanista, inclusivista, arbitraria, poética y confortable: el agua se lanza a presión por orificios muy pequeños, y luego se la obliga a formar rigurosos aros; las palmeras rectas se doblan en figuras grotescas, el aire se carga de oxigeno; como si forzar el mas rígido comportamiento en las sustancias maleables fuese lo único que mantiene el control y satisface el impulso de exterminar la sorpresa. El color ha desaparecido para apagar la cacofonía resultante, unida bajo los efectos de un sedante. El espacio basura es el espacio de vacaciones.

oficina

Una vez hubo una relación entre el ocio y el trabajo, un dictado bíblico sobre el principio y el fin. Ahora trabajamos mas, atascados en un permanente fin de semana. La oficina es la siguiente frontera del espacio basura. Ahora que podemos trabajar en casa, la oficina aspira a lo domestico; y puesto que aun necesitamos vivir la vida, la oficina reproduce la ciudad. El espacio basura representa la oficina como el hogar urbano: tocadores de reuniones, felices esculturas de escritorio, intimas luces indirectas, tabiques monumentales, quioscos, mini Starbucks en plazas interiores, y todo ello “conectado” a los demás espacios basura del mundo, reales o imaginarios.El siglo XXI traerá un espacio basura “inteligente”; presenciaremos la propaganda empresarial; el sequito del consejero delegado se convierte en un “colectivo de dirección”:el oximoron como visión. En los grandes murales digitales aparecerán las rebajas, la CNN y la Bolsa de Nueva York, presentados en tiempo real como un cursillo teórico de autoescuela. “Memoria de equipo”, “persistencia informativa”: fútiles protecciones contra el olvido universal de lo no rememorable. Pensando para lo interior, el espacio basura puede engullir fácilmente toda una ciudad a modo de espacio publico “de marca”. Primero se escapa de sus contenedores, y luego el propio exterior se transforma: se elimina el peligro, las calles se pavimentan con mas lujo, el trafico se calma. Y entonces el espacio basura se extiende consumiendo la naturaleza como un incendio forestal en Los Angeles. El espacio basura no pretende crear perfección, solo interés, saca provecho de lo existente (cualquier cosa en peligro): un nuevo pintoresquismo, incluso un nuevo gótico, generado por colisiones entre objetos inmutables y energías arquitectónicas embrionarias, híbridos del olvido y del recuerdo. Sus geometrías no son imaginables, solo realizables. Una nueva planta vegetal se acapara por su eficacia temática. La exteriorización del espacio basura ha permitido la profesionalización de la desnaturalización, un ecofascismo benigno que sitúa a un tigre siberiano en peligro de extinción en un bosque de tragaperras, cerca de Versace. El aire, el agua, la madera: todo se realza para producir una hiperecologia santurronamente invocada para lograr el máximo rendimiento. Fuera, entre los casinos, las fuentes proyectan enteros edificios stalinistas de liquido, eyaculados en una fracción de segundo, momentáneamente suspendidos y luego

05

Page 19: Centro y periferia - teoriarq.files.wordpress.com · Centro y periferia La construcción descontrolada de un suburbio disperso, es causa y efecto a la vez de la destrucción de los

retirados con una competencia amnésica que ni siquiera el espacio basura puede igualar. ¿Puede amplificarse lo anodino? ¿Puede exagerarse la insulso?

Aeropuerto

¿Altura ? ¿Profundidad? ¿ Longitud? ¿ Variación? ¿Repetición?. A veces lo que genera el espacio basura no es la sobrecarga, sino justo lo opuesto: una absoluta ausencia de detalles, una situación vaciada, de una alarmante escasez, prueba escandalosa de cómo se puede organizar tanto con tan poco. Los aeropuertos, alojamiento provisional habitado por una concurrencia unida solo por la inminencia de su disolución, se han convertido en gulags del consumo, democráticamente distribuidos, por todo el globo para ofrecer a cada ciudadano las mismas oportunidades de admisión.

Conjuntos enteros compuestos tan solo por tres elementos, repetidos hasta el infinito: una clase de viga, una clase de ladrillo, y una clase de baldosa, todo recubierto del mismo color (¿es azul verdoso?, ¿herrumbre?, ¿tabaco?). sus simetrías se hinchan mas allá de cualquier esperanza de reconocimiento. Tomemos el aeropuerto de Dallas Fort Worth: en una displicente desviación de la línea recta, la interminable curva de sus terminales obliga a sus usuarios a activar la teoría de la relatividad en su búsqueda de la puerta de entrada. Su apeadero es el inicio aparentemente inocuo de un viaje al centro de la nada absoluta, mas allá de la animación creada por Pizza Hut, etc.

Donde la cultura sea lo menos convincente ¿será lo primero en agotarse?. ¿Es la vacuidad algo regional? ¿Exigen los espacios abiertos un espacio basura abierto?. Los estados norteamericanos del sur y el suroeste, el “Sunbelt”, gigantescas poblaciones donde antes no había nada, dibujos indios en moquetas continuas en PHX, arte publica repartido en todo LAS: solo lo que esta muerto puede resucitarse. La muerde puede estar causada por exceso o por defecto de esterilidad; ambas situaciones se dan en el espacio basura (con frecuencia al mismo tiempo). Lo “mínimo” es el ornamento definitivo, el delito mas farisaico, el barroco mas contemporáneo. No significa belleza, sino culpa. Su concluyente gravedad empuja a culturas enteras a los acogedores brazos de lo camp y lo kitsch. Aunque parece un alivio frente a la constante avalancha sensorial, lo mínimo es lo máximo, pero travestido, una sigilosa represión del lujo: cuanto mas severas son las líneas, mas irresistibles son las seducciones. Su misión no consiste en acercarse a lo sublime, sino en minimizar la vergüenza del consumo, rebajar lo elevado. Lo mínimo existe ahora en un estado de codependencia parasitaria con la sobredosis: tener y no tener, poseer y ansiar, por fin plegados en una sola emoción. El espacio basura es como un útero que organiza la transición de interminables cantidades entre lo real (piedra, árboles, mercancías, luz natural, gente) y lo virtual.

plástico

La constante amenaza de la virtualidad en el espacio basura ya no se sirve del “plástico”, la formica o el vinilo, materiales que solo “degradan”; montañas enteras se desmontan para proporcionar cantidades cada vez mayores de autenticidad, suspendidas de abrazaderas precarias, pulidas hasta conseguir un brillo cegador, que hace del pretendido realismo algo inmediatamente esquivo. La piedra solo se ve en color carne, en amarillo claro o en verde jabonoso, los mismos colores que tenían los plásticos comunistas en los años cincuenta; la madera es toda pálida; probablemente el origen del espacio basura se remonte a los primeros jardines de infancia. El color del mundo real parece cada vez mas irreal y desvaído. El color del espacio virtual es luminoso y, por tanto irresistible. La presentación habitual del Power Point exhibe súbitas oleadas de exuberancia india que el espacio basura ha sido el primero en trasladar a la realidad de marca: una simulación de vigor virtual. La ya considerable vastedad del espacio basura se extiende hasta el infinito en el espacio virtual. Conceptualmente, cada monitor, cada pantalla de televisión es el sustituto de una ventana: la vida real esta dentro, el ciberespacio son los grandes exteriores.

06