CLASE 9 - EL SIGLO XVIII Y SUS CARACTERES GENERALES.doc

27
EL SIGLO XVIII Y SUS CARACTERES GENERALES Abog. DANIEL B. DE LA CRUZ ZELADA Es básico saber que en aquellos tiempos (siglo XVIII y comienzos del XIX) el imperialismo inglés buscaba expandirse cada vez más, abrir nuevos mercados para su pujante industria, tan necesitada de ellos. Hobsbawm nos dirá que "Inglaterra tenía buenos motivos para favorecer la independencia de Latinoamérica y para «abrir» China". España era poseedora de un vasto imperio y por supuesto los intereses económicos ingleses tenían que ambicionar esos potenciales mercados para su producción manufacturera, cerrados en virtud del monopolio comercial, el cual, como es lógico suponer tenía que beneficiar no sólo a ciertos sectores sociales de España sino también de Hispanoamérica, especialmente de Lima, pero, como señala muy bien Nelson Manrique, "perjudicaba fuertemente a las burguesías de los dominios del interior y de la vertiente oriental del virreinato". Esto explica porqué era tan bien recibido el contrabando inglés por la costa atlántica. Si, como se ha afirmado, cierto sector de nuestro grupo comercial se beneficiaba con el monopolio, en cambio "las pujantes burguesías comerciales del litoral Atlántico tenían mucho que perder con el mantenimiento del orden colonial y en cambio tenían todo por ganar con su cancelación. Por decirlo de una vez: la clase dominante limeña vivía en una condición de abierta dependencia estructural de los privilegios coloniales; de allí su

Transcript of CLASE 9 - EL SIGLO XVIII Y SUS CARACTERES GENERALES.doc

EL SIGLO XVIII Y SUS CARACTERES GENERALES

EL SIGLO XVIII Y SUS CARACTERES GENERALESAbog. DANIEL B. DE LA CRUZ ZELADA

Es bsico saber que en aquellos tiempos (siglo XVIII y comienzos del XIX) el imperialismo ingls buscaba expandirse cada vez ms, abrir nuevos mercados para su pujante industria, tan necesitada de ellos. Hobsbawm nos dir que "Inglaterra tena buenos motivos para favorecer la independencia de Latinoamrica y para abrir China". Espaa era poseedora de un vasto imperio y por supuesto los intereses econmicos ingleses tenan que ambicionar esos potenciales mercados para su produccin manufacturera, cerrados en virtud del monopolio comercial, el cual, como es lgico suponer tena que beneficiar no slo a ciertos sectores sociales de Espaa sino tambin de Hispanoamrica, especialmente de Lima, pero, como seala muy bien Nelson Manrique, "perjudicaba fuertemente a las burguesas de los dominios del interior y de la vertiente oriental del virreinato". Esto explica porqu era tan bien recibido el contrabando ingls por la costa atlntica.

Si, como se ha afirmado, cierto sector de nuestro grupo comercial se beneficiaba con el monopolio, en cambio "las pujantes burguesas comerciales del litoral Atlntico tenan mucho que perder con el mantenimiento del orden colonial y en cambio tenan todo por ganar con su cancelacin. Por decirlo de una vez: la clase dominante limea viva en una condicin de abierta dependencia estructural de los privilegios coloniales; de all su fidelismo a ultranza, que la llevara a jugar todas las cartas para mediatizar el proceso emancipador y terminara finalmente con su liquidacin como clase, como consecuencia de la crisis originada por la independencia".

La independencia del dominio espaol no comport la ruptura del sistema socio-econmico desarrollado y consolidado durante tres siglos de coloniaje. Las guerras emancipadoras produjeron la ruptura de los vnculos polticos con la metrpoli, sin que si operase una transformacin profunda de las estructuras internas, situacin que se mantuvo a todo lo largo del siglo XIX y sirvi para la introduccin y asentamiento de la nueva metrpoli: Inglaterra.

La emancipacin "no tuvo propagacin social, ni cultural de amplia escala, ni el vigor suficiente para crear una conciencia nacional". Fue una empresa apoyada por los mercaderes ingleses y realizada por los grandes propietarios de tierras, que eran criollos (espaoles nacidos en Amrica) imbuidos de los ideales de la revolucin francesa.La dominacin espaola, primero y la repblica, despus, vincularon el desarrollo del Per a la cultura occidental, "la que le seal su sentido y direccin como colonia, como dominio econmico, como regin proveedora de materias primas y, con la terminologa actual, como pas subdesarrollado. Es decir, la cultura occidental, de la cual es su periferia, le impuso a diverso ritmo e intensidad su derrotero". Dentro del contexto anti hispnico de los movimientos emancipadores, se dictaron diversos dispositivos legales tendientes a establecer la igualdad social y a romper los privilegios existentes que favorecan a los peninsulares. Estas medidas favorecieron a los criollos y a otras castas que tomaron el lugar privilegiado de los espaoles. De esta manera, sostiene Cotler, los nuevos grupos dominantes, al amparo de la renovada legislacin "reeditaron la conquista espaola sobre la poblacin indgena".Por esto es que la implantacin de la Repblica y la abolicin de los ttulos de nobleza no determinaron un cambio en la mentalidad de los criollos ya que, si bien juraban fidelidad a la patria y a la repblica en lugar de sumisin al soberano, continuaron usufructuando los privilegios y menospreciando a las otras clases y castas. Por su parte, los indios no se identificaron con la causa emancipadora y la nueva repblica, dirigida por el nuevo grupo dominante, no logr integrarlos. No fueron ellos los que promovieron y llevaron adelante la emancipacin, sino ms bien los criollos y mestizos. Fueron stos los que tomaron en sus manos el poder de la repblica, y no como en el caso de frica, donde fueron los aborgenes los que cumplieron ese rol.A consecuencia de las guerras emancipadoras, salieron del pas numerosos espaoles y criollos realistas. Su situacin privilegiada en el sistema econmico no fue ocupada por los criollos o mestizos patriotas sino, generalmente, por los extranjeros, sobre todo anglosajones.Es incuestionable, como bien lo han precisado no slo Bonilla y Spalding sino tambin Virgilio Roel, que la aristocracia criolla peruana se adhiri al fidelismo. Abascal, innegablemente el "prior del convento colonial americano" pudo actuar eficazmente contra los movimientos separatista hispanoamericanos no slo gracias a su innegable gran habilidad, sino porque teniendo el poder poltico ste era realmente un poder poltico efectivo porque contaba con el poder militar y financiero, toda vez que dichos poderes se encontraban en manos de los criollos ricos, los cuales integraban los cuadros de mando del ejrcito colonial realista. Como nos lo recuerda Virgilio Roel las tropas del Alto Per estaban comandadas por dos criollos: Goyeneche y Tristn. Algo ms, el "Regimiento de Voluntarios Distinguidos de la Concordia Espaola del Per" organizado por Abascal en 1811 fue financiado por los grandes comerciantes de Lima y su cuadro de oficiales estuvo integrada por los ms destacados miembros de la aristocracia capitalina. Tal es la importancia de este Regimiento en su lucha contra el proceso separatista Hispanoamericano, que a Fernando de Abascal se le otorg el ttulo nada menos que de Marqus de la Concordia. Pero no fue el nico regimiento financiado e integrado por los criollos, es tambin el caso de los Dragones de Carabayllo. Todo esto permite concluir a Roel que "si bien el virrey tena el poder poltico, el poder militar efectivo estuvo en manos de la aristocracia criolla, principalmente de Lima, Arequipa y Trujillo".

La concepcin liberal individualista imperante en el momento de la independencia, e inspiradora de la organizacin del nuevo Estado, se reflej directamente en la nueva legislacin. Muchas fueron las disposiciones legales que se dictaron desde la declaracin de la independencia. Pero, asimismo, tuvieron importancia las diversas leyes de la colonia que se mantuvieron en vigencia hasta bien avanzado el siglo XIX. En el Reglamento Provisional del 17 de marzo de 1821, San Martn estatuy que se reconoca vigencia en todas las leyes, ordenanzas y reglamentos espaoles que no contradijeren los principios de libertad e independencia proclamados en decretos desde el 8 de septiembre de 1820, y que no hubieran sido derogados por autoridad competente. Las principales leyes, como los cdigos civil y comercial, no se promulgaron sino vencidos los treinta primeros aos de la vida republicana.As como la organizacin administrativa del pas se caracteriz por ser "formalista, en la que los ropajes republicanos cubran a veces la realidad de la tradicin colonial" (Basadre), la legislacin tambin se distingui por su ineficacia en la prctica. Con relacin a los indgenas (Maritegui), el legislador prohibi la mita, el pongaje, la encomienda y el yanaconaje, y les reconoci su condicin de personas de derecho y de ciudadanos, "y se negaba a aceptar el principio invvito en la legislacin de indias que haba buscado normar para la tutela de los aborgenes, porque ellas implicaban una potestad del Estado que el liberalismo no aceptaba en la esfera de las relaciones privadas" (Basadre). En las primeras dcadas de vida republicana, no se estableci un orden interno capaz de sustituir eficazmente a la administracin colonial. Las lites criollas adoptaron para la nueva repblica la organizacin demoliberal. Se preocuparon, sobre todo, de disear un Estado mediante la elaboracin de constituciones que ms sirvieron, en diferentes ocasiones, para el surgimiento de dictaduras, dejando de lado, por el contrario, la redaccin de los cdigos fundamentales. Pero, durante el siglo XIX y en armona con sus principios ideolgicos, los grupos gobernantes promulgaron diversas normas legales en relacin a los indios y esclavos, con el objeto de cambiar la situacin de sujecin econmica en que se encontraban. "Sin embargo - como seala Cotler, las condiciones estructurales en que emerga la naciente repblica hicieron posible que la realidad colonial se impusiera sobre los designios ideolgicos de los liberales que intentaban, a travs de modificaciones de superestructura, modificar les bases econmico-sociales".El vaco legislativo originado por la no dacin de las leyes bsicas determin, como tambin en otros niveles, la supervivencia de la legislacin espaola: hasta 1852 rigi el ordenamiento civil impregnado fuertemente de los fundamentos del derecho romano y, hasta 1862, imperaron exclusivamente las disposiciones penales de la colonia. De modo que, en este perodo, las supervivencias hispnicas eran mltiples y en esto influy bastante el hecho de que "el virreinato y la repblica hallbanse ligados por una comunidad de idioma, de religin, de instituciones y de espritu" (Basadre).En el campo legislativo, en la primera constitucin peruana de 1823, se reconoci validez a la regla establecida por San Martn en su decreto de septiembre de 1820; citado anteriormente. En 1824, Simn Bolvar, Supremo Dictador, nombr una comisin y le encarg preparar los proyectos en materia penal y civil. En relacin con el mbito penal, las constituciones de 1823 y 1828 abolieron las penas infamantes y corporales (tortura, mutilacin, etc.), as como la confiscacin, y, adems, consagraron el carcter personal de las sanciones penales.Todas estas medidas reflejan el predominio que alcanzaron los principios del Derecho Natural y de Gentes, en los aos siguientes de la emancipacin, como hemos tenido ocasin de afirmar con anterioridad. No est dems repetir que el abandono del derecho cannico y romano caracteriz la doctrina y enseanza jurdica de la poca. La aceptacin del Derecho Natural y de Gentes elaborados y desarrollados por Grocio, Hobbes, Pufendorf, Wolf y otros, signific la admisin de la concepcin del inicial estado de naturaleza en el que todos los hombres eran libres e iguales, con los mismos derechos y obligaciones, y de que el origen del Estado estuvo en la cesin, por parte de los hombres, de algunos derechos naturales para lograr el bien comn.

Por otra parte, como es fcil concluir, los criollos posean el poder econmico, que en gran medida se hallaba supeditado del Tribunal del Consulado, llamado por entonces la "universidad de los mercaderes" y que representaba la poltica y conducta monopolista del capitalismo mercantil espaol. En la poca de oro del monopolismo hispnico, en el Consulado se encontraban los poderosos seores que controlaban todo el comercio sudamericano, desde Panam hasta el Cabo de Hornos, los cuales se valan de los corregidores para colocar sus mercaderas entre los indgenas. Como su riqueza provena del comercio monopolista, los miembros del consulado se opusieron decididamente al libre comercio, combatieron el contrabando y entraron, por intereses contrapuestos, en pugna con la burguesa comerciante del sur y del norte y es por ello que no vieron con buenos ojos la creacin de los virreinatos de Nueva Granada y del Ro de la Plata. Esto as mismo explica el porqu cuando la burguesa comerciante nortea y surea luchaba por la independencia en el virreinato, porque as le convena a sus intereses econmicos, los miembros del tribunal del consulado limeo, tambin porque as convena a sus intereses, abraz la causa realista. Se equivocaron de causa? Por supuesto. Pero esto lo podemos evaluar hoy, que analizamos el pasado conociendo el curso de su evolucin y, por otra parte, algunas veces con conceptos que no fueron de la poca, lo cual afecta, necesariamente, la objetividad del anlisis.

A pesar de todo lo expuesto, resulta carente de objetividad el no reconocer o querer minimizar la existencia de intelectuales que atisbaron los errores del sistema imperante y que por lo mismo hicieron anlisis crticos muy valioso, llegando algunos de ellos a transitar del simple fidelismo reformista al liberalismo separatista. Tendremos oportunidad de analizar, aunque sucintamente la tesis de Jorge Bracamonte acerca de la existencia, realmente, de un proyecto criollo de tipo aristocrtico, de tal manera, como sostiene Bracamonte que "Es injusto entonces pretender que la elite criolla fue incapaz de formular propuestas de carcter poltico" Como se ve esta es ya una crtica a las posiciones de Bonilla, Spalding, etc. y que matiza el anlisis de la problemtica de la independencia peruana, que algunos pretenden desconocer, presentando como verdades indubitables, las que realmente no lo son.

Similar es el caso de otro criollo, ste s de una posicin econmica alta. Nos estamos refiriendo a Jos de la Riva Agero quien en su "Manifestacin histrica y poltica de la revolucin de la Amrica y ms especialmente de la parte que corresponde al Per y Ro de la Plata" seala tambin como una de las causas para separarse de Espaa los intereses contrapuestos. Riva Agero escribe: "Que los intereses de la Pennsula estn diametralmente opuestos con los de la Amrica; que para que aquella prospere es preciso que esta permanezca en cadenas"(causa 1). Y en la causa 3 seala: "Que el monopolio de la Pennsula les impide a todos (se refiere a los criollos) el comercio libre y les pone mayores trabas al expendio de sus preciosos frutos".Mariano Alejo lvarez en su "Discurso sobre la preferencia que deben tener los americanos en los puestos de Amrica", discurso que debi ser ledo en el Colegio de Abogados de Lima en 1811, sealaba que Amrica era algo totalmente diferente de Espaa, que era ya una singularidad y por ello lo que corresponde a ella debera ser exclusividad de sus propios habitantes. M.A. lvarez escribe: "El espaol en los reinos de Espaa debe ser considerado en primer lugar; y por consiguiente el americano en Amrica". Estas pocas y breves citas la hemos hecho, porque resulta realmente inaceptable no reconocer que, incluso en el sector criollo en el cual se incub y lleg a tomar realmente forma un reformismo fiel a la metrpoli, sus crticas al sistema colonial e incluso sus proyectos de reformas, contribuyeron sin saberlo y de seguro an sin quererlo, al proceso separatista. Es inconcebible que anlisis que pretenden ser serios y supuestamente novedosos no tengan en cuenta las nuevas investigaciones, las novedosas interpretaciones, como por ejemplo la de Jorge Bracamonte con relacin al proyecto aristocrtico de los criollos. As como tampoco estudios tan acuciosos y perspicaces como los de Scarlett O'Phelan G. o los de Nria Sala i Vila, sobre todo con relacin a la gran convulsin del virreinato peruano, sobre todo, aunque no exclusivamente, en la parte sur, as como en el Alto Per.

Siguiendo con un anlisis sucinto del pensamiento criollo, encontramos que en el "Estado Poltico del Per" de Victorino Montero, poderoso criollo que haba logrado una enorme fortuna como corregidor en Piura, existe especial nfasis crtico con relacin a la corrupcin administrativa y en el descuido e indiferencia de Espaa por la nobleza peruana (como certeramente seala Pablo Macera, Montero es el representante del resentimiento aristocrtico frente a las reformas administrativas y econmicas de los borbones).

Tambin perteneciente a la nobleza criolla, Macera ha estudiado el caso del reformismo de Jos Bravo de Lagunas, el cual a diferencia de Montero no adopt una actitud de cerrada defensa de la aristocracia, sino que puso nfasis en la crtica del aspecto econmico del virreinato peruano. Seal los peligros, para la economa virreinal peruana, de su dependencia con relacin a Chile, en lo que se refera a la importacin de trigo para el consumo bsicamente limeo, que pudo haberse originado en un primer momento por cuestiones climticas de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, pero que se mantuvo por intereses estrictamente econmicos en la medida que tanto peninsulares como criollos, entre los que se encontraban grandes comerciantes, propietarios de navos y dueos de plantaciones de caa azucarera, amasaron enormes fortunas exportando azcar peruana a Chile e importando trigo chileno. Como seala Macera, el transporte del azcar resultaba ms barato puesto que los buques traan de regreso el trigo como cargamento.

Bravo de Lagunas, familiarmente vinculado con muchos de los que prosperaban con dicho negocio, a pesar de ello seal sus peligros para la economa virreinal peruana, la cual, segn l, tena que ser reorientada protegiendo y fomentando la agricultura como base de todos los sectores y, por otra parte, preferir el producto peruano al extranjero, es decir fisiocratismo y proteccionismo.

El caso de Miguel Feijo de Sosa, que lleg a ser asesor del virrey Amat, representa dentro del fidelismo una posicin ms radical (lo cual nos seala matices incluso dentro del fidelismo) porque, en primer lugar, en forma expresa manifiesta su identificacin emocional con el Per, en tanto que patria nativa, y, por otra parte, se centra en la bsqueda del mejor desarrollo de las potencialidades de la realidad peruana. Fue un crtico de los repartos mercantiles, a pesar de que l haba sido corregidor y por lo tanto se haba beneficiado con dichos repartos.

Podemos ya analizar crticamente la posicin historiogrfica que presenta la independencia peruana como un regalo que le hicieron al Per y a los peruanos fuerzas e intereses forneos. Sin negar el trascendental papel que ellos jugaron, no se puede aceptar como verdad definitiva y por lo tanto indiscutible la mencionada interpretacin, no por un malentendido nacionalismo, patrioterismo o chauvinismo, sino porque un anlisis ms profundo de la problemtica y teniendo en cuenta los aportes de diversos estudiosos de este aspecto de nuestra historia, se llega a conclusiones menos monocausales y s mucho ms matizadas.Consideramos que es exagerado afirmar que el pueblo peruano fue siempre partidario de la independencia. A quines nos referimos como pueblo o pueblo llano? Obviamente a todos aquellos que no pertenecan al sector criollo o peninsular rico. Pero es inexacto afirmar que todos ellos estuvieron por la independencia, aunque sus intereses se vieran favorecidos por ella. Porque aqu entra el problema de conciencia de clase y de la distorsin de aquello que realmente conviene en funcin a la ideologa predominante en una sociedad en un momento dado. Es por ello que no podemos sostener que en todo el pueblo se form una conciencia anticolonialista, porque si no cmo explicar, por ejemplo, la lucha de indios contra indios incluso en los movimientos indgenas. Acaso no sabemos de tantos caciques que estuvieron al lado realista en la lucha contra el movimiento de Tpac Amaru II. Y de estos caciques no se puede decir que fueron arrastrados a dicha lucha, contra su voluntad, por las fuerzas represivas coloniales. Estos caciques iban con su propia gente, es decir con indios. Esta participacin de indios y mestizos en ambos bandos es por todos conocida. Por ello se sostiene que no slo la conquista fue una guerra de indios contra indios, sino tambin la guerra separatista. Sin embargo esto no nos debe llevar a conclusiones apresuradas y errneas. Es normal en todas las sociedades de todos los tiempos esta falta de conciencia en la mayor parte de los grupos dominados, debido a la influencia de la ideologa del grupo que detenta el poder econmico, poltico y cultural.

El proceso separatista peruano o guerra por la soberana nacional, como prefiere denominarlo el historiador Edmundo Guilln Guilln, cubre un periodo bastante amplio. Si consideramos en su exacta dimensin lo que fue bsicamente la conquista, una invasin, el proceso separatista tom, por lo menos en su vertiente primigenia, es decir indgena, un carcter de reconquista, que comienza inmediatamente despus de la invasin hispana, aunque fue un proceso frustrado que alcanz su punto climtico con el movimiento de Tpac Amaru II, el cual a su vez marca una cierta relativa ruptura en dicho proceso, porque con posterioridad a dicho movimiento los que le seguirn cronolgicamente sern ya en el siglo XIX y el mando ya no estar en manos del grupo dirigente indgena (caciques) sino de criollos. Por eso Glave afirma que fue una guerra inconclusa cuyas causas no se erradicaron, slo se postergaron para aparecer intermitentemente en otros momentos de la historia de los pases andinos.

Tiene razn Edmundo Guilln Guilln, como seala en su ponencia presentada en el "I Seminario sobre nueva historia de Cajamarca"(Agosto de 1992) y en el "Congreso Nacional de Etnohistoria: V Centenario"(Octubre, 1992), que los testimonios arqueolgicos y etnohistricos demuestran que la historia del Per de raz andina es una continuidad en el espacio y en el tiempo. Como nos lo recuerda Jorge Bracamonte, ya en 1982 y 1983 Bernard Lavall destac la importancia del espacio dentro de la reivindicacin criolla. Volveremos al respecto ms adelante. PRIMERA CONSTITUCIN DEL PERU

1. Constitucin de 1828 tiene un significado emblemtico en el constitucionalismo peruano. Es la primera constitucin genuinamente nacional. No slo por su contenido sino por las circunstancias en que se expidi. La Constitucin de 1823 se inspir y sigui muy cercanamente el texto de la constitucin gaditana y expres el romanticismo iluso de los fundadores, en una hora apremiante y angustiosa; la de 1826, era la constitucin boliviana que el Libertador impuso, a sangre y fuego, y que el Per, obviamente, jams acatara. Los constituyentes de 1827 pretendan que la Constitucin reflejara la identidad, esencial y privativamente peruana, y su voluntad de constituirse como una nacin verazmente soberana e independiente, ajena, por entero, a los proyectos polticos del Libertador y distante, por cierto, de las tendencias separatistas del sur que alentaban Santa Cruz y otros bolivianos.2. Desde luego que el momento histrico result ms propicio que otros para su dacin. No estaba el Per, en 1827, inmerso, como en 1823, en el fragor del combate emancipador ni en la tarea impostergable de improvisar, en medio de la guerra, un rgimen poltico estable. Tampoco viva ya el ambiente opresivo de una autocracia que se haba tornado intolerante y agresiva contra todos los que advertan que, detrs de los proyectos de integracin del Libertador, haba un claro designio hegemnico de la Gran Colombia. Por el contrario, su hostilidad al Per que provocara luego la guerra entre ambos pases sirvi para afinar el espritu nacionalista peruano y templar el nimo para la obra organizadora del derecho.

3. Derivada, como todas las constituciones peruanas, la singularidad de la Carta de 1828 radica no tanto en su autonoma respecto de fuentes de inspiracin extranjeras cuanto en la del propsito que animaba a sus inspiradores. Queran una Constitucin que respondiera, con realismo, a las necesidades y posibilidades del Per. Autoritarios y liberales haban asimilado las lecciones de las dolorosas experiencias derivadas de sus respectivos desvaros y excesos ideolgicos en el primer lustro de vida independiente. Por eso mismo, decidieron inspirarse en los principios liberales de la Carta de 1823 y recoger, con sentido pragmtico, normas e instituciones de otras Constituciones americanas como la colombiana de 1821 y la argentina de 1826 que parecan haber hallado recetas concretas y especficas para resolver problemas que, a la sazn preocupaban o agobiaban tambin al Per.4. La lucha por la libertad que, al final de cuentas, es la lucha por la Constitucin, no comenz, en el Per, en 1820 o en 1824, en que arriban las expediciones libertadoras del sur y del norte, ni stas trajeron una semilla desconocida. Culminaron simplemente un largo proceso en el que los peruanos, pese a haber sido los primeros en combatir por la libertad, paradjicamente, fueron los ltimos en conseguirla. La significacin econmica, administrativa y poltica del Virreinato convirtieron al Per en el ltimo bastin sudamericano del poder espaol y en el escenario final de la emancipacin americana. Surgieron en el Per --en palabras de Porras-- al mismo tiempo que en los dems pueblos de Amrica, los agitadores y los tribunos, los idelogos embargados por la quimera de Rousseau y los rebeldes fanticos que pagaron con el martirio la valerosa inoportunidad de su empeo. Ocurre simplemente que, en esos empeos la revolucin precursora de Tupac Amaru en 1780 o la insurreccin de los Angulo y Pumacahua en 1814-- no surgi ningn caudillo genial para las batallas. El guerrillero obstinado en la brea natal, el insurgente de cuartel que revoluciona una ciudad o una fortaleza para perderla por la traicin o por inhabilidad estratgica, el indio cabecilla de huestes ignaras y desarmadas, son las incompletas individualidades de nuestra gesta pica. Por ello, fueron mayores y mas constantes los fracasos, (y) ms cruenta y brutal la represin y por ello ms viril y admirable la rebelda. La independencia, sin embargo, no se habra logrado sin la idea revolucionaria, fruto (...) de una obra civil e intelectual de la ctedra y el peridico, alentada por apstoles y soadores que son los que preparan la accin heroica, aunque desafortunada de los precursores. No fue menor el esfuerzo de los luchadores.5. La revolucin de Tupac Amaru, en 1781 no slo agit el Cusco, el sur del Per o Bolivia. Conmovi a la Amrica entera y abri el camino de la emancipacin del continente. En ella hall inspiracin Viscardo y Guzmn para publicar, diez aos despus, su Carta a los espaoles americanos. En 1805, una vez ms, el Cusco se pronuncia. Esta vez, en la conspiracin frustrada de Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde que, finalmente, son ejecutados. En 1810 se descubre la conspiracin de Anchoriz en Lima. No obstante hallarse en pleno funcionamiento las Cortes de Cdiz, se producen diversos levantamientos con claro propsito independentista: en 1811, es la revolucin de Tacna encabezada por Francisco Antonio de Zela; en 1812, es la revolucin de Hunuco y la conspiracin de Huamanga; en 1813, Enrique Pallardelli se pronuncia, nuevamente, en Tacna. Finalmente, en 1814 estalla la gran insurreccin cusquea encabezada, por cierto, por los hermanos Angulo Torres y Mateo Garca Pumacahua que agita, durante un ao, todo el sur del Per y Bolivia. En 1816, Jos de la Riva Agero publica en Buenos Aires las famosas Veintiocho causas para la revolucin de Hispanoamrica[5] y promueve permanentes conspiraciones en Lima. En 1819 se descubre una nueva conspiracin en el Callao por obra de Gmez, Alczar y Espejo. Ese mismo ao, Supe proclama su independencia. Un ao despus, desembarca San Martn en Paracas y en julio de 1821 proclama la independencia, en Lima. La larga lucha, aparentemente, haba concluido. Hasta entonces, slo sangre y esfuerzo peruanos, haban permitido la emancipacin del Per. La consolidacin del proceso y la derrota final de Espaa requerira el concurso de Bolvar.6. No fue menor la lucha ideolgica. A propsito de la formacin de la conciencia nacional Pablo Macera distingue tres etapas ideolgicas que influyeron de alguna manera tambin en el proceso de la emancipacin. Dos de ellas se ubican en el siglo XVIII: una, representada por Bravo de Lagunas, Montero del guila y Baqujano y Carrillo, y, otra, por la Sociedad Amantes del Pas y el Mercurio Peruano. La tercera, encarna en el movimiento liberal de principio del siglo XIX.7. Caracterizase la etapa inicial por la introduccin de las nuevas inquietudes europeas y su aprovechamiento para criticar el rgimen colonial. Son crticas econmicas como las de Bravo de Lagunas, sociales como las de Victorino Montero o polticas en el caso del Elogio al virrey Juregui de Baqujano y Carillo que expresan un progresivo criollismo nacional de crtica y de conciencia de la singularidad del pas. Es notoria, en la segunda etapa, particularmente en los Amantes del pas la coherencia ideolgica entre todos sus miembros en tanto que la actividad doctrinaria del Mercurio Peruano est inspirada por el amor patrio, los deseos de reforma y la presencia del pensamiento de la ilustracin, modificado por el de la religin catlica. La investigacin que realiza el Mercurio versa sobre la realidad geogrfica, econmica y pedaggica del Per sin referirse a temas de carcter poltico. Tributarios del despotismo ilustrado confan en una reforma con moderacin y control; se cree que los progresos del conocimiento son preparativos de los del gobierno.8. Al liberalismo de la iniciacin republicana perteneciente a la generacin de El Mercurio, no le interesan ya la descripcin de las provincias ni los planes econmicos o pedaggicos sino el ciudadano libre. El liberalismo critica el rgimen de la colonia, impugna los fundamentos ideolgicos del rgimen como la historia misma de su administracin y divulga las ideas de soberana popular, libertades, derechos individuales, igualdad ante la ley. Pero, es tradicionalista y moderado como el liberalismo espaol-- y por ello mismo se declara partidaria de un rgimen monrquico constitucional que impida los excesos de la aristocracia y del pueblo. Encarnan esta etapa peruanos de la ms diversa posicin social y econmica como Baqujano, Villalta, Unanue, Jos Ignacio Moreno, Larrea, Larriva, Lpez Aldana, etc. No hay, por cierto, total afinidad ideolgica ni poltica entre ellos adems que predicaron sus ideas a travs de muy diversos peridicos como El Satlite, El Peruano, El Verdadero Peruano, El Peruano Liberal, El Argos Constitucional y El Investigador. Comparten sin embargo, algunas ideas bsicas tales como la aceptacin de la soberana popular, la separacin de poderes, la limitacin del poder monrquico por una Constitucin sancionada por los representantes del pueblo. Defienden, por cierto, una monarqua constitucional, moderada, naturalmente, por la separacin de poderes.9. El ideal del constitucionalismo es asumido y alentado, decididamente. Se puede suponer dice un peridico liberal que el sistema colonial del Per concluy con el siglo anterior y con la edicin del ltimo volumen de la Gua. En este ao de 1813 comienza una nueva era con la jura de la Constitucin de la monarqua espaola. Ese entusiasmo, sin embargo, no les haca compartir los ideales emancipadores. Por el contrario. Para los liberales peruanos la revolucin independiente era reprobable sobre todo por que supona destruccin y guerra. El espritu que anima a sus argumentos es ms que el fidelismo, el temor a las luchas; el deseo de aprovechar las concesiones constitucionales dentro de una etapa de paz. Juzgaban, en ese sentido, que el amor a la patria era el fundamento de cualquier reforma a realizar en el Per. Sin embargo, tampoco haba consenso entre ellos mismos en torno de tan fundamental tema. Para unos, patria era Espaa y sus provincias, eufemismo con que los doceaistas intentaron identificar a las colonias del pasado y a las que vinculaban religin, idioma, sangre, costumbres y, desde luego, su rgimen poltico. Para otros, patria es slo la Amrica. Por Patria entendemos por resumen que toda la vasta extensin de ambas Amricas. Sin embargo, el continente no es slo una nocin fsica e histrica; ser americano es tener fe en la libertad de los hombres, en la soberana del pueblo. Amrica es la tierra liberal.10. Quien encarna, mejor que nadie el espritu, genuinamente nacional, en esta etapa es, sin duda, Rafael Ramrez de Arellano. Baste recordar su proclama titulada Los verdaderos hijos de la nacin, son los amigos de la Constitucin exigiendo el cumplimiento precisamente de la Carta gaditana y la realizacin de las elecciones municipales en el Cusco. Junto a l compartiendo sus ilusiones, entonces slo constitucionales y, despus, francamente republicanas, est el estudiante aun, Faustino Snchez Carrin, para hacer prevalecer los derechos reconocidos al pueblo en la Constitucin de Cdiz contra las asechanzas del Virrey Abascal. Ambos seran, luego, en el primer Congreso Constituyente, apasionados defensores de la repblica y de las instituciones liberales.

11. La creacin de la Sociedad Patritica pone fin, en la prctica, a los intentos monarquistas de San Martn. Se convoca al Congreso constituyente que se instala el 20 de septiembre de 1822. El 27 de febrero de 1823 estalla el motn de Balconcillo contra la Junta Gubernativa y, al da siguiente, el Congreso elige presidente a Jos de la Riva Agero. Tres meses despus, se suscitan graves diferencias entre el Congreso y Riva Agero y el 22 de junio el Congreso decreta su cese en el cargo. Entre tanto, Sucre encarga el mando transitoriamente a Torre Tagle y Bolvar llega al Per y se le confiere autoridad militar y poltica y, finalmente, facultades dictatoriales el mismo da en que se promulgaba la Constitucin, suspendindola en su vigencia.12. Como dijera Porras Barrenechea, no fue necesario llevar los debates, a los claustros de la antigua Universidad de San Marcos (sede del Primer Congreso Constituyente) para definir nuestra forma republicana de gobierno, que ya se haba definido en las deliberaciones de la Sociedad Patritica, se proclam la independencia, se defini la forma poltica de estado y de gobierno, pero no se asegur, por completo, la independencia del suelo peruano. En ese escenario y clima se disea la Constitucin de 1823 que como otras constituciones latinoamericanas se inspira en el texto de la Carta gaditana. Los avatares de la guerra de la emancipacin obligaron a que el Congreso otorgara a Bolvar la suprema autoridad poltica y militar de la Repblica, declarara en suspenso el ejercicio de las funciones del Presidente, en receso el Congreso y sin cumplimiento los artculos de la Constitucin poltica, las leyes y decretos que fueren incompatibles con la salvacin de la Repblica encomendndole la convocatoria del primer Congreso constitucional luego que lo permitan las circunstancias. Tal el texto de la Ley de 10 de febrero de 1824 que se prorrog, por ley de 10 de febrero de 1825, amplindose las facultades del Libertador para permitirle, adems de delegar o sustituir los poderes que se le conferan, suspender los artculos constitucionales, leyes y decretos que estn en oposicin con la exigencia del bien pblico en las presentes circunstancias y en las que pudieran sobrevenir, como tambin decretar, en uso de la autoridad que ejerce, todo lo concerniente a la organizacin de la repblica.13. Bolvar, lejos de facilitar la celebracin del Congreso constitucional que deba ratificar o no la Carta de 1823-- forz la aprobacin de la Constitucin Vitalicia por los Colegios electorales. Ese hecho y su claro propsito hegemnico, a favor de Colombia, provocaron la reaccin de la opinin popular que se volvi contra el rgimen bolivariano. Y as el proyecto cesarista de Bolvar, fracas en 1827, por su absoluta ilegitimidad. Los liberales encabezaron la resistencia contra la autocracia bolivariana que no slo expresaba el cansancio y hasto frente a la dictadura impuesta sino tambin un claro sentimiento de afirmacin nacional semejante al que se haba suscitado, en 1822, frente a Monteagudo y San Martin. Por ello mismo Santiago Tvara expresaba que la lucha del Per contra las aspiraciones de Bolvar fue el tercer triunfo de la independencia nacional y con ella, el de la democracia.14. En 1827, al cabo de un lustro de vida independiente, los peruanos, por vez primera en su historia, tenan, en sus propias manos, la decisin de su destino. Todos o casi todos, cuando menos en el Congreso constituyente de 1827, eran concientes de esa singular circunstancia que Mariano Alejo lvarez, a la sazn Presidente del Congreso, haba destacado. Dijo entonces: Lleg al fin el da en que el Per despus de una larga serie de infortunios y sacrificios de todo gnero, se vea constituido por la libre y espontnea voluntad de sus pueblos. Hoy es el verdadero da de su regeneracin poltica pues hoy asegura su independencia y libertad por medio de un Cdigo que conteniendo los votos, los derechos y el poder de la Nacin, destruye los abusos y fija las bases slidas de la pblica felicidad (...). Este da ser siempre grande y sublime en nuestra historia, pues que nos da patria y libertad a los peruanos (...).

15. Era preciso, pues, enfrentar el trabajo constituyente desde una ptica harto diferente a aquella que haba inspirado la redaccin de la Carta de 1823. Haba que alejarse tambin de toda tentacin autoritaria como la que condujo a la imposicin de la Constitucin Vitalicia que el pas haba rechazado explcitamente. El proyecto de Luna Pizarro y sus partidarios parta de un esquema que contemplaba dos etapas. Una primera, en que imperara un rgimen destinado a sortear las dificultades de la iniciacin republicana. Una segunda, que se iniciara, al cabo de 5 aos de experiencia, con el fin de consolidar o reformar el rgimen previsto. Por ello mismo, sabiendo de las dificultades de todo inicio y, dejando de lado sus celos e ideales tericos, configuraron una carta poltica moderada y, en cierto modo, consensual. La Carta de 1828 respondi, con acierto, a las exigencias inmediatas de su hora, sin embargo, se propuso y logr, adems, poner los cimientos de nuestra constitucionalidad. En consonancia con esos ideales, la Carta de 1828 persegua:

La vigencia obligada y posterior ratificacin de la Constitucin:El proyecto de Constitucin como se dijo- contrariaba algunos ideales tericos y polticos de los liberales. No obstante, era el punto de partida de un proceso mucho mayor. Por ello mismo, era obvio que deban prever su posterior modificacin, luego de que los peligros internos y externos que amenazaban al rgimen hubieran sido sorteados. En ese sentido, la hicieron temporalmente rgida. Deba regir, sin modificaciones cinco aos. Transcurrido ese plazo, la Constitucin poda ser reformada, en todo o en parte. La experiencia lo dira. Tal vez as se intentaba frenar tambin el afn constituyente de la primera hora. No obstante, previendo dificultades en la marcha del plan, establecieron una clusula por la cual la Carta poda ser reformada antes del plazo de los 5 aos, si circunstancias muy graves as lo exigieran. De producirse tales eventos, la cuarta parte del Congreso poda aprobar la reforma, en caso de presentarse la proposicin en cualquiera de las dos cmaras. En virtud de aquellos objetivos, era evidente la intencionalidad poltica que persegua.