CLIJ. Cuadernos de literatura infantil y juvenil - Año 13, Número 136 ...

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Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil Montserrat del Amo Tinta Fresca: Emilio Pascual Premios Andersen 2000

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Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

Montserrat del Amo Tinta Fresca: Emilio Pascual Premios Andersen 2000

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Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

5 EDITORIAL

Un Principe para Ana María Matute

7 ENTREVISTA

Montserrat del Amo Una vida dedicada a la literatura

Olaya Argüeso

15 BIBLIOGRAFÍAS

Premios Andersen 2000

26 COLABORACIONES

Una propuesta creativa de animación Natalia Bernabeu Morón

37 TINTA FRESCA Taller de escritura

Emilio Pascual

ir AUTORRETRATO

Quelot

44 HISTORIETA

Tintín: atajos en el tiempo y en el espacio Femando Zaparaín

136 SUMARIO

Montserrat del Amo Tinta Fresca: Emilio Pascual Premios Andersen 2000

NUESTRA PORTADA

Nos impactó su Pulgarcito (La Galera, 1998), con aquella cabeza ladeada que

ahora sabemos que tienen otros personajes suyos, y que se ha

convertido en uno de los signos reconocibles del trabajo de Quelot, un

ilustrador catalán que aterrizó hace unos años en la LU, procedente del diseño gráfico. Pero hay otras cosas

que nos gustan de sus obras como, por ejemplo, su textura (en la que se aprecia la huella del pincel), o el

colorido. En la actualidad, compagina la ilustración en la LIJ con la

realización de carteles, deportadas para libros de adultos, calendarios, o colaboraciones en revistas como

Cavall Fort y en la prensa. Las últimas Navidades, sus dibujos para la campaña de unas conocidas galerías

de Barcelona lo invadieron todo y nos dimos cuenta de que su talento es difícil de sujetar en un solo medio.

55 LOS 100 DEL SIGLO XX

Los recuerdos de una vaca sabia

(Behi euskaldun baten memoriak, de Bernardo Atxaga) Javier Flor Rebañal

En busca de la propia identidad (L'Ocell de Foc, de Emili Teixidor)

Assumpció Lissón

58 LA COLECCIÓN DEL MES

¿Quieres que juguemos al teatro?

Ana María García Alonso

61 LA PRACTICA

23 de abril: un homenaje a la lectura

Guadalupe Jover y Ma Ángeles Rodríguez

63 LIBROS

78 AGENDA

82 EL ENANO SALTARÍN

Cosas de la genética

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CUJ Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

Directora Victoria Fernández

Coordinador Fabricio Caivano

Redactora Maite Ricart

Diseño gráfico Mercedes Ruiz-Larrea

Ilustración portada Quelot

Han colaborado en este número: Gabriel Abril, Olaya Argüeso, Natalia Bernabeu Morón, Centro de Docu­mentación de la Biblioteca Infantil Santa Creu (Barcelona), Xabier Etxa-niz, Ma Jesús Fernández, Javier Flor Rebañal, Ana María García Alonso, Guadalupe Jover, Assumpció Lissón, Teresa Maña, Nuria Obiols, Ma Án­geles Rodríguez, Fernando Zaparaín.

Edita Editorial Torre de Papel, S.L. Amigó 38, Io Ia. 08021 Barcelona Tel. (93)414 11 66 Fax (93) 414 46 65 E-mail: [email protected]

Administración y suscripciones Susana Sanz Gabriel Abril Horario oficina: de 9 a 17.30 (de lunes a viernes).

Fotomecánica Filma Print S.L.

Impresión MES GRAN (SERVÉIS GRÀFICS INTEGRALS) Ignasi Iglesias, 15 ocal 1 Cornelia de Llobregat (Barcelona) Depósito legal B-38943-1988 ISSN: 0214-41230

Editorial Torre de Papel, S.L., 1996. Impreso en España/Printed in Spain El pre­cio para Canarias es el mismo de portada incluida sobretasa aérea.

CUJ no hace necesariamente suyas las opiniones y criterios expresados por sus colaboradores. No devolverá los originales que no solicite previamente, ni mantendrá correspondencia sobre los mismos.

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Esta revista es miembro de ARCE, Asociación de Revistas Culturales de España

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EDITORIAL

Un Príncipe para Ana María Matute

C l orno cada año por estas V ^ . fechas, comienza la ca-^ ^ ^ rrera por los Premios

Príncipe de Asturias. A mediados de este mes finaliza el plazo de presen­tación de candidaturas y, a conti­nuación, se pondrá en marcha el proceso de evaluación de currícu-los, méritos y apoyos de los candi­datos, que culminará en otoño.

Creados en 1981 por la Funda­ción Príncipe de Asturias con el objetivo de «galardonar la labor científica, cultural y social reali­zada por personas, equipos de tra­bajo o instituciones cuyos logros constituyan un ejemplo para la Hu­manidad», los Premios gozan de gran prestigio internacional y la nó­mina de galardonados en las ocho modalidades establecidas —Comu­nicación y Humanidades, Ciencias Sociales, Artes, Letras, Investigación Científica y Técnica, Cooperación Internacional, Concordia y Depor­tes— no deja lugar a dudas sobre los criterios de excelencia que los rigen. Con todo, son premios «políticos», en los que los Jurados que deciden han de valorar no sólo los méritos de los candidatos —todos son «pesos pesados» con méritos más que sufi­cientes—, sino los apoyos que acom­pañan a las candidaturas. Cuanto más importantes sean los apoyos, más posibilidades tiene el candidato.

¿Y a qué viene todo esto, se pre­guntarán ustedes? Pues viene a cuen­

to de que CLIJ ha sido invitada por la Fundación asturiana —por se­gundo año— a presentar candida­tura. Y como la hemos presentado, queríamos que nuestros lectores lo supieran. Al igual que el año pasa­do, hemos optado por la modalidad de Letras y por Ana María Matute. No hubo suerte entonces: ganó Mon-terroso. Así que volvemos a inten­tarlo. Nuestra candidata, autora «principal» donde las haya, ade­más de académica, tiene para noso­tros un mérito singular: es una de

Victoria Fernández

V^TZAÁe-

las fundadoras de la moderna litera­tura infantil española, y una de las primeras que se atrevió a escribir sobre la cara oculta de la infancia. Acerca de las tristezas, los miedos y la soledad de unos niños auténticos —esos conmovedores príncipes sin reino que son Yungo, de El salta­montes verde; Jujú, de El polizón del «Ulises»; Bongo, de Carnavalito; Paulina y Nin, de Paulina; o Gabrie­la, de Sólo un pie descalzo— que son ya una referencia en el género.

La princesa secreta que ella mis­ma fue durante una infancia difícil que nunca ha olvidado, y que le im­pulsó a escribir para inventarse un mundo más respirable, sigue viva en la Matute de hoy. Viva y libre, para defender a sus lectores más jóvenes —«los niños no son tontos», ha re­petido una y mil veces—, y para la­mentar el escaso respeto con que ha sido tratada la literatura infantil, y los que a tal «género menor» se de­dican, en España. Algo que ella sa­be muy bien: el que considera su li­bro más importante, Olvidado rey Gudú, fue etiquetado por la crítica como una novela «de hadas»...

Afortunadamente, la princesa Ana María está por encima de esas cosas. Ni la crítica ni los premios —que le parecen, por otra parte, un regalo es­tupendo— le quitan el sueño. Sólo quiere seguir inventando el mundo y contando cuentos. Por eso propone­mos un Príncipe de Asturias para ella.

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ENTREVISTA

Montserrat del Amo Una vida dedicada a la literatura

por Olaya Argüeso*

Exposición homenaje a Montserrat del Amo en el Salón del Libro de Madrid, en 1999.

Montserrat del Amo (Madrid, 1927), tiene detrás de sí una larga, reconocida y premiada carrera como escritora, en la que siempre ha primado la calidad literaria por encima de otras exigencias. Premio Nacional de LU en 1978, por El nudo, candidata al Andersen, y galardonada en muchas ocasiones, Del Amo sigue interesando a las nuevas generaciones de lectores, como lo demuestran las sucesivas ediciones de algunas de sus obras, muchas de las cuales se pueden leer en alemán, inglés o portugués, además de en catalán, euskera y gallego. En esta conversación con Olaya Argüeso, la autora, que también dedica tiempo a dar cursillos sobre técnicas de animación a la lectura, habla con entusiasmo de su profesión, de cómo ve y vive la literatura.

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ENTREVISTA

ontserrat del Amo es una veterana en esto de la lite­ratura para niños y jóve­

nes. Sin embargo, ello no le ha restado vitalidad, más bien al contrario. Habla con enorme entusiasmo de sus pasiones y su mirada chispea como la de una ado­lescente. Tiene una voz potente, propia de la mujer de carácter que es y a la que no siempre se intuye a través de su obra. En esta entrevista deshace unos cuantos prejuicios.

— Tras una larga y premiada trayec­toria como escritora, Montserrat del Amo es, sin duda, una referencia en la LU ¿Cuál es su aportación más reco­nocible al panorama de la LU, aquella que nadie más ha podido realizar?

— He hecho algunas cosas en solita­rio, simplemente porque empecé antes que otros en este mundo de la LIJ. Mi aportación, desde siempre, ha sido una exigencia de calidad literaria. A la lite­ratura infantil se le debe exigir calidad literaria. En mis obras, he procurado mantenerme fiel a esa exigencia.

— ¿Hasta qué punto cree que ha influi­do en su carrera como escritora el ser miembro de una familia numerosa y, ade­más, la pequeña de nueve hermanos?

— Mucho. Indiscutiblemente, ese he­cho hace que yo me aficione muy pron­to a la lectura. Además, la guerra civil me pilló en Madrid a los 9 años. Duran­te tres años, no asistí a ninguna escuela de manera sistemática. Todo ese tiempo lo pasé leyendo novelas: en la cola de la cárcel, en la cola de las cebollas, en el sótano durante los bombardeos, etc., etc. Cuando acabó la guerra y comencé a es­tudiar peritaje de comercio, asignaturas como la Geografía Económica, la Histo­ria, se me hacían fáciles gracias a las lec­turas acumuladas durante esos tres años. En cambio, la ortografía siempre me ha dejado un poco mal [risas],

— En una pequeña reseña autobio­gráfica publicada hace años en esta re­vista (CLIJ 41, julio-agosto 1992, p. 8), reconoce que comenzó a leer «desorde­nadamente», alternando Valle Lnclán con Karl May. ¿Usted cree que cual­quier lectura es buena para iniciarse?

— Defiendo mucho la libertad de

elección por parte del lector. Eso no es­tá en contradicción con que a los niños se les ofrezca en las escuelas lectura re­creativa casi de una manera obligatoria. Si un niño, después de haber leído un li­bro por obligación, me pregunta: «Y

ahora, ¿qué leo?», yo le daré libertad. Le aconsejaré que se vaya a la biblioteca de su barrio y escoja el que más le guste. Tampoco soy partidaria de una selección extremadamente rigurosa. Considero que es conveniente que algún profesor,

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un familiar aficionado a la lectura, o la bibliotecaria le oriente en su elección.

— Muchos de sus libros se acercan a culturas (La. encrucijada, a Israel y la cultura beduina; El abrazo del Nilo, a la

nerle dificultades al lector de forma consciente; quiero contar esa historia con la técnica narrativa que requiere pa­ra llegar en profundidad a los lectores. Pero no tengo miedo a desconcertarles. Sólo un lector infantil y juvenil que ten­

ga la experiencia lectora de distintas téc­nicas narrativas será capaz después de leer lo que llamamos la gran literatura. Si se lo ponemos todo muy facilito, si abaratamos el estilo, ese lector no ma­durará y de adulto no leerá. En el mo-

«A la literatura infantil se le debe exigir

calidad literaria. En mis obras, he procurado

mantenerme fiel a esa exigencia.»

árabe) completamente distintas de la oc­cidental, a la que, en principio, pertene­cerían los lectores a quienes van dirigi­dos.

— Me fío mucho de las cifras de tira­da de los editores. Con El abrazo del Ni­lo, en diez años, llevamos cerca de los 200.000 ejemplares. Señal de que les in­teresa. Hay muchos tipos de lectores, y quizás algunos busquen en la lectura una aventura, una escapada.

— ¿Ypor qué ese interés suyo por esos temas?

— Creo que, en primer lugar, se debe a mis primeras lecturas. Todas fueron de aventuras en países exóticos. Durante la guerra, nos juntábamos diez o doce ni­ños de edades parecidas que leíamos más o menos lo mismo —incluso vivi­mos tres familias en el mismo piso, grande, eso si—, y seguíamos tal o cual novela en los mapas.

— La piedra de toque narra una his­toria compleja, donde se entrecruzan los narradores y los pensamientos con la acción. ¿No es demasiado compleja pa­ra el público al que va destinada?

— ¡Mi novela está muy bien! Se lo di­go directamente a los chavales: «Si no la queréis leer, no la leáis, ¡peor para voso­tros, peor para vosotros!». No quiero po-

Montserrat del Amo junto a un narrador de cuentos en la ciudad maya de Uxmal (México).

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ENTREVISTA

mentó en que tenga dificultades pa­ra entender una novela, la dejará. Esto lo comento con los propios profesores, que en ocasiones no quieren recomen­dar libros demasiado complicados a sus alumnos para que no se pongan contra ellos. Ahora las novelas tienen que ser «de garra». ¡Pues no quiero escribir no­velas que agarroten al pobrecito lector en la primera página! No quiero seducir ni agarrar, sino plantear una historia de modo que el lector en todo momento sea libre para decidir si sigue o no.

En los contactos con los lectores, que a veces son muy difíciles, si hay un gru­po que me mira de manera displicente, me lo tomo como un desafío, y pienso cuántos de ésos se interesarán por lo que estoy diciendo. Pero no quiero utilizar el

halago, ni la seducción, ni la «garra». Les respeto, pero exijo respeto para mí también.

— La piedra de toque es una historia de buenos sentimientos. Además, fue un best seller. ¿Cree usted que lo sería tam­bién hoy día, cuando triunfan el manga y los videojuegos violentos?

—Vuelvo a remitirme a la experiencia de la continuidad de las ediciones. Las situaciones no han cambiado tanto. To­davía hoy, aunque a los discapacitados se los ve de otra manera y están más pre­sentes en la calle que hace veinte años, mucha gente los rehuye aún, con la ex­cusa de una excesiva sensibilidad. En el fondo es miedo, desconocimiento, no saber cómo comportarse. Se va avan­

zando en la aceptación, pero con evi­dente lentitud.

Esta historia parte de una experiencia personal. A finales de los años 70, yo y un grupo de gente fundamos una prime­ra escuela de animación sociocultural, cuando de este tema ni se hablaba en el país. Un año vino a mi clase un mucha­cho paralítico cerebral, muy inteligente, con unas dificultades físicas bastante grandes. Ese muchacho hoy es un hom­bre hecho y derecho, y ha logrado hacer lo que entonces parecía imposible: estu­diar Psicología. Lo consiguió y en la ac­tualidad está trabajando como psicólogo en un centro de Educación Especial.

— Pero parece que hoy en día los adolescentes son mucho más duros, qui-

«Defiendo mucho la libertad de elección por parte del lector. Eso no está en contradicción con que a los niños se

les ofrezca en las escuelas lectura

recreativa casi de manera obligatoria.»

zá pueden considerar muy blandengue la historia de este libro.

— No lo creo. Los adolescentes cam­bian en sus maneras externas, pero en cuanto se rasca un poco la superficie, aquello sigue siendo muy vulnerable, aunque se quiera esconder.

— Y en cuanto a los videojuegos, ¿cree usted que ocupan demasiado tiempo en la vida de los niños de hoy en día? ¿Les distraen de otras formas de entretenimiento, como la lectura?

— Sé que ahora se lee más que cuan­do empecé.

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La autora en una de las visitas que hace habitualmente a los colegios, en plena charla con sus lectores.

— Sin embargo, dicen que el 50 % de los españoles no leen ni siquiera un li­bro al año.

— Pero ¡es que hace treinta años no leía más que el 20 % de los españoles! En principio, porque, inmediatamente después de la guerra, el acceso material al libro era algo costoso. Además, había unos índices de analfabetismo muy al­tos. Hoy se lee muchísimo más que hace años. Y nadie me puede decir que vivo en otro mundo, que ya no tengo contac­to con la realidad. Mucha gente hubiera salido huyendo de un gimnasio lleno con trescientos chavales de 17 años que me miran con desprecio total; y consigo ga­nármelos. Si todo fuera la violencia de la que nos están hablando todos los días, no se podría salir a la calle; las universi­dades no estarían llenas de gente que quiere estudiar y que lo hace bien, y ade­más el país no funcionaría.

— ¿Qué opinión le merecen los apén­dices que incorporan algunos libros in­fantiles y juveniles y que invitan a tra­bajar sobre el texto, una vez leído? ¿No se establece una relación entre lectura y esfuerzo que puede ahogar vocaciones lectoras?

— No creo que sea un perjuicio para la lectura que el libro se halla metido en la escuela. Cuando era colegiala, encon­trar un libro recreativo en la cartera del colegio suponía un castigo inmediato. Entonces se opinaba así, y se lo he oído a gente de muy buena voluntad. Sin em­bargo, estoy viendo que ahora es al re­vés. Es el niño lector quien introduce el libro en casa. Uno de mis primeros li­bros, Patio de corredor, narra las penu­rias de la posguerra que se vivían en una corrala de los barrios bajos de Madrid. Patio de corredor, en algunas casas, es el primer libro que están leyendo los

abuelos en su vida, y se ha establecido un diálogo entre ellos y sus nietos a par­tir de esa historia.

— ¿No ve, entonces, perjudiciales esos apéndices?

— Es mejor que un maestro trabaje con las sugerencias que le vienen dadas de la editorial, que con otras que a lo me­jor se le ocurren a él y son mucho peores. Porque he visto a profesores formados en las épocas duras del estructuralismo contando sustantivos en mis libros, para comprobar si yo sustantivaba mucho, y calculando la proporción de sustantivos y adjetivos.

— ¿ Cuál es su relación con la tecno­logía?

— Es muy buena. Nunca diré eso de «en mis tiempos...». Mis tiempos serán éstos siempre. Hace ya mucho, fui a un

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ENTREVISTA

centro de profesores en Béjar y allí acaba­ba de llegar un primer equipo informático, cuando no estaban popularizados, ni mu­cho menos. Vi que aquello me iba a venir muy bien, y me preocupé de aprender in­

mediatamente, con uno de aquellos Ams­trad de primera generación, con las letras en verde y el papel continuo. Me parece absurdo que todavía haya escritores que digan que elimina la creatividad. ¡ Si no es

más que un aparato que me facilita el tra­bajo! Más bien al contrario, estoy conven­cida de que llego a un nivel de exigencia y de corrección al que no habría llegado a mano. Todavía no me he metido en Inter­net, pero lo haré.

— Su libro La encrucijada tiene lugar en un kibutz. Sus descripciones de la or­ganización del movimiento kibutziano parecen muy documentadas. ¿Ha estado alguna vez en uno?

— He visitado alguno, y también tuve la oportunidad de ponerme en contacto con una persona mayor, no judía, que ha­bía ido a un kibutz con otra persona joven que había pasado temporadas en uno de ellos. Además, hay cosas que se ven allí mismo. En el kibutz que visité, tuve ex­periencias duras, como lo que vi en la zo­na de la guardería infantil, donde tenían los restos de una avioneta de uno de los muchos enfrentamientos mantenidos en­tre el Estado de Israel y sus vecinos, para que los niños, ya desde pequeños, se acostumbrasen a que aquél era el enemi­go al que había que abatir.

— ¿No es aberrante la separación de padres e hijos en el kibutz? ¿O mi men­talidad es demasiado occidental para entenderlo? Personalmente, me recuer­da al Estado de Esparta: a los 7 años, los niños al ejército.

— Sí, eso es un hecho. De una mane­ra indirecta, también tuve referencias de una pareja que entró como tal en el ki­butz, y a los diez o doce años se querían marchar con sus hijos. Pero, claro, ¿có­mo sale uno de un kibutz? No les dan absolutamente nada, ni seguridad social, ni referencias. La pareja se encuentra en la calle y con dos niños que les recono­cen como padres, pero de una manera un poco distanciada. Así que lo que en prin­cipio se había elegido libremente, se transforma en una especie de encierro.

— También es muy detallada la des­cripción del atentado en Jerusalén. ¿Presenció usted alguno allí?

— No, pero Jerusalén es una ciudad de un gran atractivo debido a esa situa­ción de tensión que se vive en ella.

— ¿Le parece admirable la figura del árabe Ahmed ben Xamel (La encrucija-

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da), que se arranca los ojos después de peregrinar a la Meca, porque sus ojos «han quedado saciados»?

— El caso de ese hombre es cierto. Sí, me parece terrible, pero admirable. Toda persona que sea capaz de ese sacrificio me lo parece.

— ¿Sintió en Jerusalén —como Joa­quín, el protagonista de La encrucijada— «la aproximación al misterio»?; ¿sintió que «la ciudad quemaba»?; ¿se extasió ante la ciudad?

— Sí, creo que sí. Hay otros destinos que he elegido de un modo más amoroso, con un mayor deseo; sin embargo, éste fue más bien fruto de la casualidad. Nun­ca lo hubiera escogido, porque tenía refe­rencias muy contradictorias, pero real­mente me fascinó.

— ¿Es usted creyente? — Sí, pero a muchos creyentes no les

gusta el viaje. Soy una creyente muy profunda, precisamente porque soy muy crítica. Esa intensidad de la que habla el personaje se palpa, pero no sólo por la

«No quiero ponerle dificultades al lector,

pero quiero contar esa historia con la técnica narrativa que requiere. Si se lo ponemos todo

muy facilito, si abaratamos el estilo,

ese lector no madurará y de adulto no leerá.»

religiosidad cristiana, sino también por la musulmana y la judía.

— Respecto a El abrazo del Nilo, ¿no es un poco increíble todo el relato, de­masiado bonito, con reunión familiar fi­nal incluida?

— Bueno, bueno. De vez en cuando

nos lo podemos permitir. No voy siem­pre a dejar a Joaquín [protagonista de su libro La encrucijada] en la encrucijada, sin pasaporte, medio muerto y en sitios conflictivos. También hace falta tener un poquitín de esperanza.

— Sinceramente, ¿cree que alguien en la sociedad actual, tan individualista, seria capaz de sacrificar la propia vida por el bien común, tal y como hace el protagonista de Arnalburgo?

— No es que lo crea, lo sé con toda se­guridad. Ahí está el éxito brutal que en este mismo momento están teniendo las ONGs, que disponen de numerosos vo­luntarios. En bastantes ocasiones lo pa­gan con la vida.

— En el perfil de Montserrat del Amo que se incluye en Cuentos para bailar se dice que ha escrito «toda clase de historias, casi siempre con­tadas de modo que puedan inte­resar a lectores niños y jóve­nes». ¿Sólo a ellos?

— No, a buenos lectores de 3 a 93 años. Hay textos que sabes que a un adulto no le van a aportar mucho, como por ejemplo la referencia a la búsqueda de la propia iden­tidad, aunque hay adultos que no tiene ni idea de quiénes son. Hay temáticas típica­mente adolescentes. Pero, en especial el cuento, está cargado de simbolismos, y para él sí que no hay edades. Ahí está el aún reciente reconocimiento a los valores simbólicos de los cuentos tradicionales. En la época del realismo social, se ataca­ba a degüello el cuento tradicional.

— Por cierto, ¿de dónde surgió la idea de Cuentos para bailar, un libro en el que la musicalidad de las palabras desempeña un papel destacado?

— Así como no me importa mezclar diversas técnicas literarias en una misma obra, no me importa tampoco mantener-

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ENTREVISTA

Bibliografía (selección)

ARCADIO LOBATO, CUENTOS PARA BAILAR, NOGUER, 1984.

Hombres de hoy, ciudades de siglos, Madrid: Hijos de Gre­gorio del Amo, 1948.

Patio de corredor, Madrid: Ediciones Escelicer, 1956 / Bruño, 1994.

Rastro de Dios, Madrid: Ediciones Cid, 1960 / Ediciones SM, 1981. (Existe versión en portugués, en Ediçoes Paulinas, 1997.)

Chitinay su gato, Barcelona: Juventud, 1970. Zuecos y naranjas (teatro), Barcelona: La Galera, 1972. La torre, Valladolid: Miñón, 1975/ Susaeta, 1990. El nudo, Barcelona: Juventud, 1980. (Existe edición en ca­

talán.) Zuecos y naranjas (cuentos), Barcelona: La Galera, 1981.

(Existe edición en catalán.) Cuentos para bailar, Barcelona: Noguer, 1982. La fiesta (teatro), Barcelona: Edebé, 1982. La piedra de toque, Madrid: SM, 1983. (Existe edición en

portugués, en Ediçoes Paulinas, 1989.) La encrucijada, Madrid: SM, 1986. (Existe edición en ale­

mán, en Signal-Verlag, 1986.) El abrazo del Nilo, Madrid: Bruño, 1988. (Existe edición

en inglés, en Focus Publications, 1994.) La casa pintada, Madrid: SM, 1990. (Existe edición en

portugués, en Ediçoes Paulinas, 1992.) ¡Siempre toca! (teatro), Madrid: Bruño, 1991. «Arnalburgo», en Compañero de sueños, Madrid: Bruño,

1992. El bambú resiste la riada, Madrid: Bruño, 1996. La cometa verde, Zaragoza: Edelvives, 1996. Alvaro a su aire, Madrid: Bruño, 1997. (Existe edición en

catalán, en Editorial Brúixola, 1997.) Mao Tiang Pelos Tiesos, Madrid: Bruño, 1997. (Existe edi­

ción en gallego.) ¡Ring! ¡Ring!, Madrid: Espasa Calpe, 2000.

me en lo que podríamos llamar las fron­teras de los géneros. Ese libro se man­tiene en la frontera. Además, creo que ese juego con la musicalidad de las pa­labras es muy importante como expe­riencia lectora. Siempre me leo una no­vela a última hora, antes de entregarla, en voz alta, desde el principio al final. E incluso cambio alguna palabra porque no tiene el acento donde debiera, y me rompe el ritmo musical de la frase. Eso no debe notarlo el lector, pero yo sí. La prosa también debe sonar bien.

— ¿Le preocupa la permanencia en el tiempo, pervivir en la memoria de las próximas generaciones?

— Creo que ya lo he logrado. Nunca he vivido el escribir como una cosa an­gustiosa, con el fin de conseguir esto o lo otro. Claro que quiero que mi obra sea perdurable, pero si me dan a escoger en­tre tener mil lectores más o que mi libro esté mejor escrito, elijo esto último. Y si un editor me dice que mi obra no res­ponde a lo que ahora está de moda, me la llevo.

— Dentro de cien años, las enciclope­dias especializadas dirán de Montserrat del Amo...

— Pondrán una foto mía. Me voy a hacer una, porque no me gusta nada eso de poner una de cuando tenías 20 años. Creo que hablarán de mi dedica­ción a la literatura. Espero que no di­gan «a la literatura infantil», sino a la literatura. •

* Olaya Argüeso es licenciada en Filología Clá­sica.

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BIBLIOGRAFÍAS

Premios Andersen 2000

E l IBBY (International Board on Books for Young People) otorga cada dos años los Premios An­

dersen y publica la selección bibliográ­fica Lista de Honor del IBBY. En la con­vocatoria del año 2000 —en la que resultaron galardonados Ana María Ma­chado y Anthony Browne—, concurrie­ron 54 autores e ilustradores de todo el mundo, mientras que para la Lista de Honor fueron seleccionados 128 títulos. De todo ello da cuenta este trabajo bi­bliográfico.

Los Nobel de la LU

Los Premios Andersen, otorgados por el IBBY cada dos años, están considera­dos como los Nobel de la literatura in­fantil y juvenil. En cada convocatoria, los más de sesenta países miembros del IBBY proponen a un autor y a un ilus­trador como candidatos a los premios (para el año 2000, España presentó a Bernardo Atxaga y Miguel Calatayud), y un jurado elige a los ganadores. La au­tora brasileña, Ana María Machado, y el ilustrador inglés, Anthony Browne, fue­ron los premiados del año 2000, y reci­bieron sus galardones en la ceremonia de los Premios Andersen que tuvo lugar durante el 27 Congreso del IBBY, cele­brado en Cartagena de Indias (Colom­bia), el pasado mes de septiembre.

En el transcurso del Congreso se hizo pública también la Lista de Honor 2000, formada por 128 títulos (8 españoles: 4 en castellano, 2 en gallego, 1 en catalán y 1 en vasco), selecionados según tres categorías: por el texto, por la ilustración y por la traducción.

I —

La importancia, tanto de los premios como de la Lista de Honor —por otra parte, escasamente difundidos por los medios de comunicación—, así como la relevancia de los autores y de los libros

seleccionados —son, en definitiva, «los mejores» de cada país—, nos ha anima­do a preparar, desde CLIJ, y con la fun­damental y muy eficaz colaboración del Centro de Documentación de la Funda-

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BIBLIOGRAFÍAS

Ana María Machado. Anthony Browne.

ción Germán Sánchez Ruipérez (GSR) de Salamanca, este trabajo.

En él hemos reunido, por una parte, las bibliografías en español de los can­didatos a los Andersen del año 2000, in­cluyendo en ellas tanto los libros edita­dos en España (en cualquiera de las lenguas peninsulares) como en Latinoa­mérica (en el caso de que tengan distri­bución en España, como Fondo de Cul­tura Económica de México, AZ, Ekaré, etc.), aunque de los autores españoles y de algunos latinoamericanos sólo hemos incluido una selección bibliográfica. Se­gún la búsqueda realizada por la Funda­ción GSR, en el ISBN y en el propio Ca­tálogo de su Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil, sólo 28 de los 54 candidatos —procedentes de una treintena de países—, tienen obra publi­cada en español. Es decir, que no están todos los que son, aunque sí son todos los que están. Por otra parte, hemos in­corporado las ediciones en español de la Lista de Honor. Siguiendo los mismos criterios y procedimientos de búsqueda, el resultado —29 títulos de los 128 se­leccionados— es una breve aunque muy

fiable muestra, avalada por especialis­tas, de la mejor LIJ internacional publi­cada en los dos últimos años y disponi­ble para los lectores españoles.

Les ofrecemos, pues, un recorrido por la obra de 27 prestigiosos autores e ilus­tradores y un conjunto de 29 buenos li­bros, algunos bien conocidos ya entre nosotros y otros no tanto, pero en cual­quier caso, merecedores de una atenta revisión.

Premio Andersen 2000 de Creación

Ana María Machado Río de Janeiro, 1941. Candidata de Brasil.

Bisa Bea, Bisa Bel, Barcelona: No-guer, 1985.

Camilón comilón, Madrid: SM, 1989. Un montón de unicornios, Madrid:

SM, 1990. Adarbakar mordsa, Madrid: SM,

1991. Historia medio al revés, México D.F.:

Fondo de Cultura Económica, 1992. La abuelita aventurera, Madrid: SM,

1992. Del tamaño justo, Madrid: Alfaguara,

1995. El canto de la plaza, Barcelona: No-

guer, 1995. Exploradores y aventureros en Améri­

ca Latina, Madrid: SM, 1995. Un pajarito me contó, México D.F.:

Fondo de Cultura Económica, 1995. El domador de monstruos, Madrid:

SM, 1996. Niña bonita, Caracas: Ekaré, 1997. Amanda con cien pies anda, León:

Everest, 2000. Aunque parezca mentira, Madrid:

Anaya, 2000. Currupaco Papaco, Madrid: SM,

2000.

Premio Andersen 2000 de Ilustración

Anthony Browne Sheffieíd, 1946. Candidato del Reino Unido.

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Peter Dickinson. Lois Lowrv.

Mira lo que tengo, León: Everest. 1981.

Un paseo por el parque, León: Eve­rest, 1981.

El libro de los cerdos, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1991.

Gorila, México D.F.: Fondo de Cultu­ra Económica, 1991.

Willy el tímido, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1991.

Cosas que me gustan, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1992.

Me gustan los libros, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1992.

Cambios, México D.F.: Fondo de Cul­tura Económica, 1993.

El túnel, México D.F.: Fondo de Cul­tura Económica, 1993.

Willy el campeón, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993.

Willy y Hugo, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993.

Zoológico, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1993.

El libro del osito, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1994.

Un cuento de oso, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1994.

Willy el mago, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1996.

Willy el soñador, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1997.

Voces en el parque, México D.F.: Fon­do de Cultura Económica, 2000.

Autores finalistas

Peter Dickinson Zambia, 1927. Reino Unido.

El pensamiento, Madrid: Altea, 1985. El séptimo cuervo, Madrid: Altea,

1985. El traficante de climas, Madrid: Altea,

1986. Los hijos del diablo, Madrid: Altea,

1987. El gigante de hielo, Madrid: SM, 1990. La caja de nada, Barcelona: Edicio­

nes B, 1990. Los sueños de Merlin, Barcelona: Ti-

munMas, 1992. Mi madre es la guerra, Madrid: SM.

1992.

Lois Lowry Hawai. Estados Unidos.

Un estiu per morir, Barcelona: La Magrana, 1985. (Edición en catalán.)

Anastasia Krupnik, Madrid: Espasa Calpe, 1987.(Existe edición en catalán —Anastasia Krupnik—, Barcelona: Alior-na, 1987-.)

Anastasia altra vegada, Barcelona: Aliorna, 1988. (Edición en catalán.)

Anastasia de nuevo, Madrid: Espasa Calpe, 1988.

Anastasia tiene problemas, Madrid: Espasa Calpe, 1989.

Anastasia elige profesión, Madrid: Es­pasa Calpe, 1990.

Quién cuenta las estrellas, Madrid: Es­pasa Calpe, 1990.

Una germana per a Rabble, Barcelo­na: La Magrana, 1991. (Edición en cata­lán.)

L'Anastasia fa de les seves, Barcelona: Manuel Salvat, 1993. (Edición en cata­lán.)

Pots comptar els estéis?, Barcelona: La Magrana, 1994. (Edición en catalán.)

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BIBLIOGRAFÍAS

El Dador/O Dador, León: Everest, 1997.

Un verano para morir, León: Everest, 1998.

Anastasia «Asusórdenes», Madrid: Espasa Calpe, 1999.

Anastasia, pregunta-ho al psicoana­lista, Barcelona: Columna, 1999. (Edi­ción en catalán.)

Anastasia está al mando, Madrid: Es­pasa Calpe, 2000.

Anastasia tiene las respuestas, Ma­drid: Espasa Calpe, 2001.

UlfStark Estocolmo, 1944. Suecia.

El disfraz, Madrid: Alfaguara, 1992. Cuando se estropeó la lavadora, Ma­

drid: SM, 1993. Una bruja en casa, Madrid: SM,

1994. (Existe edición en gallego —Un­ira bruxa na casa. Vigo: SM, 1994—.)

La visita del jeque, Madrid: SM, 1996. Mi hermano mayor, Madrid: SM,

1996. ¿Sabes silbar, Johanna?, Madrid: SM,

1996. El club de los Corazones Solitarios,

Madrid: SM, 1999.

Ilustradores finalistas

Rotraut Susanne Berner Stuttgart, 1948. Alemania.

El caballo salvaje agazapado bajo la estufa, Ch. Hein, Madrid: Alfaguara, 1986.

Papá de Pascua, G. Mebs, Madrid: Espasa Calpe, 1989.

Tin y Pía solos en casa, G. Mebs, Ma­drid: Espasa Calpe, 1990.

Mi padre, T. Tellegen, Madrid: Sime-la, 1995.

La visita del jeque, U. Stark, Madrid: SM, 1996.

Cuando el mundo era joven todavía, J. Schubiger, Madrid: Anaya, 1997. (Existe edición en catalán —Quan el man encara erajove, Barcelona: Barcanova, 1997—.)

El diablo de los números, H.M. En-zensberger, Madrid: Siruela, 1997.

El paquete sorpresa, S. Plath, Madrid: SM, 1997.

El pes, H. Johansen, Salamanca: Ló­guez, 1997.

La hora de los cuentos, R. Susanne Berner, Barcelona: Lumen, 2000.

La princesa viene a las cuatro, W. Schnurre, Salamanca: Lóguez, 2000.

¡Me lo pido!, F. Hohler, Madrid: SM, 2000.

Boris Diodorov Moscú, 1934. Rusia.

El mundo de Puff A.A. Milne, Ma­drid: Anaya, 1989. '

Marija Lucija Stupica Ljubljana, 1950. Eslovenia.

No tiene bibliografía en español. Hay un artículo suyo registrado en el catálo­go del Centro de Documentación de la Fundación GSR.

Autores seleccionados

— Alemania Kirsten Boie Hamburgo, 1950.

Qué suerte hemos tenido con Paule, Madrid: Alfaguara, 1987. (Existe edi­ción en catalán —Hem estât de sort, amb en Paule, Alfaguara, 1990—.)

Todo cambió con Jakob, Madrid: Al­faguara, 1988.

Jenny es casi siempre muy formalita, Madrid: Alfaguara, 1991.

— Argentina Graciela Montes Buenos Aires, 1947.

Betina, la máquina del tiempo, Ma-2 drid: Cincel, 1984.

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UlfStark. Rotraut Susanne Berner.

El corral de la infancia, Buenos Aires: Libros del Quirquincho, 1990.

El Ratón Feroz vuelve al ataque, Bue­nos Aires: Libros del Quirquincho. 1990.

Irulana y el ogronte, Buenos Aires: Libros del Quirquincho, 1991.

Otroso, Madrid: Alfaguara, 1991. Cuatro calles y un problema, Madrid:

SM, 1992. Tengo un monstruo en el bolsillo,

Buenos Aires: Libros del Quirquincho, 1994.

Valentín se parece a, Madrid: SM, 1994.

A la sombra de la inmensa cuchara, Buenos Aires: Sudamericana, 1997.

La venganza de la trenza, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1997.

La venganza contra el chistoso, Méxi­co D.E: Fondo de Cultura Económica, 1998.

La frontera indómita, México: Fondo de Cultura Económica, 1999.

Adán y Eva en el Paraíso, G. Montes y VA. Valverde Gómez, Madrid: SM, 2000.

David y Goliat, G. Montes y VA. Val-verde Gómez, Madrid: SM, 2000.

José el que sabia leer los sueños, G. Montes y VA. Valverde Gómez, Madrid: SM, 2000.

La torre de Babel, G. Montes y V.A. Valverde Gómez, Madrid: SM, 2000.

Moisés y el faraón de Egipto, G. Mon­tes y VA. Valverde Gómez, Madrid: SM, 2000.

Salomón y el juez más justo, G. Mon­tes y V.A. Valverde Gómez, Madrid: SM, 2000.

Sansón y Dalila, G. Montes, y VA. Valverde Gómez, Madrid: SM, 2000.

— Austria Renate Welsh

Corinna, Madrid: Espasa Calpe, 1987.

Johanna, Barcelona: La Galera, 1988. Con zapatos ajenos, Barcelona: Edi­

ciones B, 1990. Melania y la fórmula mágica, Madrid:

Espasa Calpe, 1991. Una corona de papel, Barcelona: Ede-

bé, 1993.

Una mano tendida, Salamanca: Ló-guez, 1994.

Wu, un perro fantástico, Madrid: SM, 1994.

Espinacas sobre rodas, Vigo: Galaxia, 1995. (Edición en gallego.)

Martín en la bañera, Madrid: SM, 1995. (Existe edición en catalán —En Martí a la banyera, Crui'lla, 1995—.)

Ales de drac, Barcelona: Empuries, 1996. (Edición en catalán.)

MélaniMiráculi, Vigo: Galaxia, 1996. (Edición en gallego.)

Días oscuros, Barcelona: Edebé, 1998.

— Bélgica Pierre Coran St. Denis en Brocquerole, 1934.

La piel del otro, Barcelona: La Gale­ra, 1986. (Existe edición en catalán — Lapell de l'altre. La Galera, 1986—.)

El gat que plora, Madrid: Bruño, 1990. (Edición en catalán.) (Existe edi­ción en castellano —El gato está lloran­do, Bruño, 1991—.)

El guardabosc fuma massa, Madrid:

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BIBLIOGRAFÍAS

ULF STARK < MATI LEPP

M I HERMANO MAYOR

Bruño, 1990. (Edición en catalán.) (Exis­te edición en castellano —El guardabos­ques fuma demasiado, Bruño, 1991—.)

Les pastanagues de l'avi Benet, Ma­drid: Bruño, 1990. (Edición en catalán.) (Existe edición en castellano —Las zana­horias del tío Benito, Bruño, 1991—.)

Lladres de llenya, Madrid: Bruño, 1990. (Edición en catalán). (Existe edi­ción en castellano —Los ladrones de madera. Bruño, 1991—.)

— Chile Alicia Morel Santiago de Chile, 1921.

Juanilla, Juanillo y la abuela, Santia­go de Chile: Andrés Bello, 1978.

Cuentos de la lluvia, Santiago de Chi­le: Andrés Bello, 1993.

Cuentos araucanos, Santiago de Chi­le: Andrés Bello, 1997.

Leyendas bajo la Cruz del Sur, San­tiago de Chile: Andrés Bello, 1998.

— Colombia Ivar da Coll. Bogotá, 1962.

Medias dulces, Bogotá: Norma, 1995. Chigüiro, Abo y Ata, Bogotá: Norma,

1997. Hamamelisy el secreto, Caracas: Eka-

ré, 1997. Garabato, Santafé de Bogotá: Pana­

mericana, 1998. Hamamelis, Misotis y el Señor Sor­

presa, Caracas: Ekaré, 1998. ¡No, no fui yo!, Bogotá: Panamerica­

na, 1998. ' Tengo miedo, Santafé de Bogotá: Pa­

namericana, 1998.

— España Bernardo Atxaga. Asteasu (Guipúzcoa), 1951.

Nikolasaren abenturak eta kalenturak, San Sebastián: Elkar, 1979. (Ed. en vasco.)

Ramuntxo detektibea, San Sebastián: Elkar, 1979. (Edición en vasco.)

Antonio Apretaren istorioa, San Se­bastián: Erein, 1982.

Nikolasa: aventuras y locuras, Barce­lona: Ediciones B, 1989.

Ramuntxo detective, Barcelona: Edi­ciones B, 1989.

Behi euskaldun baten memoriak, Pamplona: Pamiela, 1991. (Edición en vasco.)

Memorias de una vaca, Madrid: SM, 1992. (Existe edición en catalán — Memóries d'una vaca, Barcelona: Cruï-11a, 1994—.)

Sholaylos leones, Madrid: SM, 1995. Xolak badu lehoien berri, San Sebas­

tián: Erein, 1995. (Edición en vasco.) Sara izeneko gizona, Pamplona: Pa­

miela, 1996. (Edición en vasco.) Un espía llamado Sara, Madrid:

Acento, 1996. Xola eta basurdeak, San Sebastián:

Erein, 1996. (Edición en vasco.) Shola y los jabalíes, Madrid: SM,

1997. Bambulo. Lehen urratsak, San Sebas­

tián: Erein, 1998. (Edición en vasco.) (Existe edición en castellano —Bambu­lo. Primeros pasos, Madrid: Alfaguara, 1998—, y en catalán —Bambulo. Els primers passos, Barcelona: Alfagua-ra/Grup Promotor, 1998—.)

Nikolasa: histories y caboríes, Barce­lona: La Magrana, 1998. (Edición en ca­talán.)

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Boris Diodorov. Marija Lucija Stupica.

Ramuntxo detectiu, Barcelona: La Magrana, 1998. (Edición en catalán.)

Bambulo. Crisis, Madrid: Alfaguara, 1999. (Existe edición en catalán—Bam­bulo. La crisi, Barcelona: Alfagua-ra/Grup Promotor, 1999— y en vasco —Bambulo. Krisia, San Sebastián: Erein, 1999—.)

Bambulo. Ternuako penak, San Sebas­tián: Erein, 1999. (Edición en vasco.) (Existe edición en castellano —Bambu­lo. Amigos que cuentan, Madrid: Alfa­guara, 2000—.)

— Francia Susie Morgenstern Newark, New Jersey, 1945.

La tele de Esteban, Madrid: Altea, 1984.

No hay derecho, Barcelona: La Gale­ra, 1984. (Existe edición en catalán — No hi ha dret, La Galera, 1984—.)

Cara i creu, Barcelona: Pirene, 1987. (Edición en catalán.) (Existe edición en castellano —Cara y cruz, Pirene, 1989—.)

Alibi, Barcelona: Pirene, 1988.

Llama un desconocido, Madrid: Di-dascalia, 1990.

La primera vez que cumplí 16 años, Barcelona: La Galera, 1991. (Existe edi­ción en catalán —El primer cop que vaig tenir seize anys, La Galera, 1991—.)

Alibi o ¡'escapada, Barcelona: Pirene, 1992. (Edición en catalán.)

Dos caras tiene la vida, Madrid: Ce­leste, 1993.

No hi ha dret o Els desenganys d'una nena emprenedora, Barcelona: La Gale­ra, 1997. (Edición en catalán.)

— Irlanda Martin Waddell. Belfast, 1941.

La princesa peleona, Madrid: Anaya, 1987. (Existe edición en catalán —Una princesa d 'empenta, Barcelona: Barca-nova, 1987—.)

El gran desastre, Barcelona: Edicio­nes B, 1990.

Ahí viene el malvado topo, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1994.

¿No duermes, osito?, Madrid: Kóki-

nos, 1994. (Existe edición en catalán —Petit Os, no dorms?, Kókinos, 1996—.)

Tú y yo, osito, Madrid: Kókinos, 1996. (Existe edición en catalán —Tu i jo, pe­tit Ôs, Kókinos, 1996—.)

Varias historietas de Draculín, Barce­lona: Ediciones B, 1996.

Enriqueta i els cocodrils, Valencia: Bromera, 1998. (Edición en valenciano.)

La Biblia, historias del Antiguo Testa­mento, Educación Primaria. Material auxiliar, Barcelona: Vicens Vives, 1999. (Existe edición en catalán —La Biblia, histories de l Antic Testament, Educado Primaria. Material auxiliar, Vicens Vi­ves, 1999—.)

Muy bien, osito, Madrid: Kókinos, 2000.

Querido diario ¡esta vez tampoco me han invitado!, Barcelona: Montena, 2000.

— Noruega Jostein Gaarder. Oslo, 1952.

El mundo de Sofia, Madrid: Siruela,

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BIBLIOGRAFÍAS

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El misterio del solitario, Madrid: Si­ruela, 1995. (Existe edición en catalán —El misteri del solitari, Barcelona: Empùries, 1995-.)

El enigma y el espejo, Madrid: Sirue­la, 1996. (Existe edición en catalán — ¿'enigma i el mirall, Barcelona: Empu­ñes, 1996—.)

Hay alguien ahí?, Madrid: Siruela, 1998. (Existe edición en catalán —¿Que hi ha algú?, Barcelona: Empùries, 1998—.)

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A historia da Carchiña e do infeliz Xo-án Ratón, Vigo: Ir Indo, 1993. (Edición en gallego.)

A nao Catrineta que ten moito que cantar, Vigo: Ir Indo, 1993. (Edición en gallego.)

O macaco de rabo cortado, Vigo: Ir Indo, 1993. (Edición en gallego.)

Opaxe non cala, Vigo: Ir Indo, 1993. (Edición en gallego.)

Teatro ás tres pancadas, Vigo: Xerais, 1999. (Edición en gallego.)

— Suiza Hanna Johansen. Bremen, 1939.

El pato y la lechuza, Madrid: Espasa Calpe, 1990.

Historia del pequeño ganso que no era bastante rápido, Madrid: Espasa Calpe, 1990.

Félix, Félix, Vigo: Galaxia, 1991. (Edición en gallego.)

O parruliño que sempre chegaba tar­de, Vigo: Galaxia, 1991. (Edición en ga­llego.)

Oparrulo e o moucho. Vigo: Galaxia, 1991. (Ed. en gallego).

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Anaya, 1997. (Existe edición en catalán —La bruixa de les estacions, Barcelona: Barcanova, 1997—.)

Ilustradores seleccionados

— Argentina Nora Inés Hilb. Buenos Aires, 1953.

Miedo, G. Cabal, Buenos Aires: Suda­mericana, 1997.

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Tutu Marambá, Ma E. Walsh, Buenos Aires: Espasa Calpe, 1997.

Gastón Ratón y Gastoncito salen de paseo, Buenos Aires: AZ, 1998.

Una montaña para Pancho, M.A. Mainé, Barcelona: Edebé, 1998.

— Austria Angelika Kaufmann. Viena, 1935.

Piruleta, Ch. Nôstlinger, Madrid: Al­faguara, 1985.

El manzano, M. Lobe, Salamanca: Lóguez, 2000.

— Canadá László Gal. Budapest, 1933.

El Cid, Ma L. Gefaell, Barcelona: No-guer, 1965.

Roldan, Ma L. Gefaell, Barcelona: Noguer, 1970.

— España Miguel Calatayud. Aspe (Alicante), 1942.

Escenarios fantásticos, Barcelona: Labor, 1979.

Una de indios y otras historias, Ma­drid: SM, 1988.

Els lusiades, Barcelona: Proa, 1989. (Edición en catalán.)

El món inventât, Barcelona: Publica­tions de l'Abadia de Montserrat, 1990. (Edición en catalán.)

El último de los dragones, Madrid: Anaya,1990.

Libro de las M'Alicias, Madrid: SM, 1990.

Lobo hombre, Madrid: SM, 1991. El gegantpanxut, Barcelona: Publica­

tions de l'Abadia de Montserrat, 1992. (Edición en catalán.)

El árbol inquieto, Madrid: SM, 1994.

La ballena en la bañera, Madrid: SM, 1994.

Una de piratas, Madrid: SM, 1994. Columbeta la isla libro, Madrid: Ana-

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— Francia Phillippe Dumas. Cannes, 1940.

A Raíña das Abellas, Vigo: Xerais, 1985. (Edición en gallego.)

Cuentos agridulces, G de Maupas-sant, Madrid: Alfaguara, 1985.

La Reina de las abejas, J. Grimm, Ma­drid: Anaya, 1985. (Existe edición en ca­talán —La Reina de les abelles, Barce­lona: Barcanova, 1985—.)

El otro lado de la vida, Barcelona: Aliorna, 1987. (Existe edición en cata­lán —L'altre costat de la vida, Alior­na, 1987—.)

El profesor Octavio Gastón-Crustón o el nieto de su abuelo, Barcelona: Aliorna, 1987. (Existe edición en cata­lán —Elprofessor Octavi Gastó-Crustó o el nét del seu avi, Aliorna, 1987—.)

Los Bandoleros de Sierra Morena, Barcelona: Aliorna, 1987. (Existe edi­ción en catalán —Els Bandolers del Collsacabra, Aliorna, 1987—.)

Historia del Califa Cigüeña, W. Hauff, Barcelona: Ediciones B, 1988. (Existe edición en catalán —Historia del Califa Cigonya, Ediciones B, 1988—.)

Laura: el terranova de Alicia, Barce­lona: Aliorna, 1989. (Existe edición en catalán —Laura: el terranova de l 'Ali­cia, Aliorna, 1989—).

— Holanda Dick Bruna Utrech, 1927.

Historia d'una porqueta, Madrid: Aguilar, 1977.

La porqueta al seu jardí, Madrid: Aguilar, 1977.

Miffy en el parque, Madrid: Aguilar, 1977. (Existe edición en catalán —Miffy al pare, Aguilar, 1977—.)

Una altra historia sense paraules, Madrid: Aguilar, 1977. (Edición en ca­talán.)

Abecedario, Madrid: Aguilar, 1978. Animales de la granja, Madrid: Agui­

lar, 1978. Los animales del zoo, Madrid: Agui­

lar, 1978. Buen provecho, Madrid: Aguilar, 1980. En el campo, Madrid: Aguilar, 1980. Mis juguetes, Madrid: Aguilar, 1980. En mi casa, Madrid: Círculo de Lec­

tores, 1989. Vamos al campo, Madrid: Círculo de

Lectores, 1990.

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El cumpleaños de Mifi, Barcelona: Ju­ventud, 1991. (Existe edición en catalán —L'aniversari de Mifi, Juventud, 1991—.)

Mifi en la escuela, Barcelona: Juven­tud, 1991. (Existe edición en catalán — Mifi a l'escola, Juventud, 1991—.)

Mifi y su amiga, Barcelona: Juventud, 1991. (Existe edición en catalán —Mifi i la seva amiga, Juventud, 1991—.)

Un día con Miffy, Madrid: Círculo de Lectores, 1991.

De paseo, Madrid: Círculo de Lecto­res, 1992.

Todos mis colores, Madrid: Círculo de Lectores, 1993.

— Irlanda P. J. Lynch Belfast, 1962.

El joven rey, Oscar Wilde, Barcelona: Vicens Vives, 1991. (Existe edición en catalán —Eljove rei—.)

Cuentos para niños, , Oscar Wilde, Barcelona: Vicens Vives, 1991. (Existe edición en catalán —Contes per a nens—.)

El gigante egoístay otros cuentos, Os­ear Wilde, Barcelona: Vicens Vives, 2000. (Existe edición en catalán —El gegant egoísta i altres contes—.)

— Polonia JósefWilkon Bogucice, 1930.

La montaña de los osos, M. Bolliger, Madrid: SM, 1986.

Los Pipistrelli, E. Hasler, Madrid: SM, 1988.

La gata Rosalinda, R Wilkon, Madrid: SM, 1989.

Dos amigos, P Rodero, Madrid: Kóki-nos, 1995.

— Suiza Anne Wilsdorf. Angola, 1954.

Filomena, Barcelona: Destino, 1991. Yuyuba, Barcelona: Destino, 2000.

(Existe edición en catalán —Gínjol, Destino, 2000—.)

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BIBLIOGRAFÍAS

Lista de Honor del IBBY 2000

Libros españoles

Anxos en tempos de chuvia, Miguel Vázquez Freiré, Vigo: Xerais, 1999. (Edición en gallego.) (Existe edición en en va­lenciano —Angels en temps de pluja, Valencia: Bromera, 2000—.)

As aventuras de Arthur Gordon Pym, Edgar Alian Poe, trad. de Alberto Avendaño, Vigo: Xerais, 1997.

Bunyols de vacances, Teresa Duran, il. Max, Barcelona: Pu­blications de 1'Abadía de Montserrat, 1997.

El misterio Velázquez, Eliacer Cansino, Madrid: Bruño, 1998.

El monstruo de la oscuridad, Uri Orlev, trad. de Eulalia Sa­nóla, Madrid: SM, 1997.

No sé, Mabel Piérola, Madrid: SM, 1998. Urrezco ibaiaren erregea edo anaia beltzar, John Ruskin,

trad. de Maria Garikano, San Sebastián: Erein, 1998. (Edición en vasco.)

Libros en español

Bonsai, Christine Nôstlinger, trad. de María de las Merce­des Ortíz, Bogotá: Norma, 1998.

Cómo reconocer a un monstruo, Gustavo Roldan (junior), Buenos Aires: AZ, 1997.

El coleccionista de momentos —Der Sammler der Augen-blicke—, Quint Buchholz, Salamanca: Lóguez, 1998.

El hombre que calculaba —O homem que calculava—, Malba Tahan, Barcelona: Verón, 1972.

El imperio de las cinco lunas, Celso Román, il. Alekos, Bo­gotá: Norma, 1998.

El poeta y los lunáticos, G.K. Chesterton, il. Karol Guerre­ro, Santafé de Bogotá: Panamericana, 1998.

El secreto del indio —The Indian in the Cupboard—, Lyn-ne Reid Banks, León: Everest, 1998.

Florentino, el guardador de secretos, Jorge Eslava, il. Julio Granados, Lima: Alfaguara, 1998.

Frederick, Leo Lionni, Barcelona: Lumen, 1982. Harry Potter y la piedra filosofal —Harry Potter and the

Philosopher's Stone—, J.K. Rowling, Barcelona: Emecé, 1999. (Existe edición en catalán —Harry Potter i la pedra fi­losofal, Barcelona: Empùries, 1999—.)

¿Hay alguien ahí? —Hallo? Er det noen her?...—, Jos-tein Gaarder, Madrid: Siruela, 1998. (Existe edición en ca­talán —¿Que hi ha algú?, Barcelona: Empùries, 1998—.)

La conferencia de los animales —Die Konferenz der Tiere—, Erich Kastner, Madrid: Alfaguara, 1995.

La peor banda del universo —The Worst Band in the Uni-verse—, Graeme Base, Madrid: SM, 1999.

Los cuatro amigos de siempre, Gilberto Rendón Ortiz, il. Rossana Bohórquez, México: SM, 1999.

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Los últimos gigantes —Les derniers géants—, François Pla­ce, trad. de Leopoldo Iribarren, Caracas: Ekaré, 1998. (Edi­ciones en España: Madrid: Círculo de Lectores, 1999; Zara­goza: Leopoldo Blume, 2000.)

Mágico Sur, Manuel Peña Muñoz, Madrid: SM, 1998. Mi valle—Ma vallée—, Claude Ponti, Barcelona: Corimbo,

1999. (Existe edición en catalán —La meva vall, Corimbo, 1999—.)

¿Quién cuenta las estrellas? —Number the stars—, Lois Lowry, Madrid: Espasa Calpe, 1990.

Si llega la suerte ponle una silla —Wenn das Glück kommt, muss man ihm einen Stuhl hinstellen—, Mirjam Pressler, Ma­drid: SM, 1996.

Toby, Graciela Cabal, il. Pez, Buenos Aires: Norma, 1997. Una rueda en la escuela —The Wheel on the School—,

Meindert DeJong, Barcelona: Bruguera, 1980. Willy el mago —Willy the Wizard—, Anthony Browne, trad.

de Carmen Esteva, México D.E: Fondo de Cultura Económi­ca, 1998. •

Notas Información y documentación gráfica extraída de las publicaciones oficia­les del IBBY: revista Bookbird (n° 3, vol. 38,2000) y Honour List 2000. Pa­ra más información: IBBY Secrétariat. Nonnenweg 12, Postfach. CH-4003 Basel, Switzerland. E-mail: [email protected]

La búsqueda de las ediciones españolas ha sido realizada por el Centro de Documentación de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez de Salamanca.

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COLABORACIONES

Una propuesta creativa de animación

por Natalia Bernabeu Morón*

Conseguir que los alumnos deseen aprender. Ésa es la clave de una enseñanza exitosa. La realidad es que la escuela fracasa a menudo en este intento, porque sólo atiende los aspectos intelectual y racional de la personalidad, y se olvida de motivar al alumnado apelando también a sus emociones y sentidos. La autora del artículo relata una experiencia de animación a la lectura y la escritura que ha ensayado con estudiantes de Secundaria, en la que les propone un juego tan intelectual, como sensorial e imaginativo. Los romances son el eje de esta propuesta, en la que todo cuenta, desde la escenografía hasta la música de fondo.

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«La función propia del juego es el jue­go mismo. Ocurre que las aptitudes que ejercita son las mismas que sirven para el estudio y para las actividades serias del adulto.»

Roger Caillots

L os docentes que llevamos ya unos cuantos años impartiendo clases nos quejamos de que las sucesivas

oleadas de adolescentes que llegan a nuestros colegios e institutos son cada vez más inmaduros. Les falta capacidad de concentración, no muestran interés por el estudio, no se apasionan... Estos chicos y chicas, que han crecido inmer­sos en la cultura audiovisual, están acos­tumbrados a la intensidad de las imáge­

nes: han desarrollado poco el pensa­miento lógico y mucho las emociones.

La escuela sigue atendiendo exclusi­vamente a los aspectos intelectual y ra­cional de la personalidad: no sabe operar con las emociones. Por eso resulta cada vez más difícil motivar a los alumnos y conseguir que su deseo de aprender les permita hacerlo.

Enseñar de forma creativa

Para empezar a transformar esta situa­ción propongo un cambio de metodolo­gía que atienda a todas las facultades y desarrolle el mayor número de capaci­dades de los alumnos, dando entrada también a la creatividad y la fantasía. Al­gunas ideas que están en la base de esta propuesta son las siguientes:

— Se aprende con todas las facultades de la mente y con todos los sentidos del cuerpo.

La metodología que proponemos in­tenta desarrollar todas las capacidades intelectuales y emotivas de los alumnos. Se intentan potenciar la percepción, la observación, la sensibilidad; la esponta­neidad, la curiosidad y la autonomía; la fantasía y la intuición. Se busca que los alumnos desarrollen la memoria visual, auditiva y cinética. Por eso las estrate­gias de aprendizaje serán muy variadas y entre ellas ocuparán un lugar importan­te aquellas que requieren movimiento y manipulación; se plantearán diversos ca­minos hacia el conocimiento que pueden y deben pasar por el mayor número de sentidos posibles. Nos parece importan­te que el conocimiento se viva y expe­rimente para que quede así marcado en

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COLABORACIONES

instancias más profundas de la persona­lidad. Se trabajará con actividades que potencien los sentidos; tendrán cabida en el aula elementos no convencionales como el fuego, los aromas, la música, papeles y pañuelos de colores, imágenes sorprendentes, etc. Y se puede recurrir también al humor, al juego, al uso de elementos simbólicos e imaginarios; al trabajo en equipo; a audiciones, lecturas y escrituras creativas, etc.

— El aula puede convertirse en un te-menos o espacio sagrado de juego.

La geografía de las aulas de Secunda­ria está llena de aristas. Todo allí habla de rigidez: las sillas y mesas; el lugar del profesor; las ventanas, siempre algo su­cias y desvencijadas; la pizarra; las puer­tas; las luces del techo... Es uno de los es­pacios menos creativos que existen. Por eso es necesario transformarlo, para do­tarlo de flexibilidad e interés. Con muy pocos recursos el aula puede convertirse en un témenos o espacio sagrado; lugar especial donde es posible la aventura de aprender. Se puede transformar la clase moviendo los muebles de sitio o hacien­do que los que se desplacen sean los alumnos: cambiar de sitio es ponerse en el lugar del otro, cambiar de perspectiva, poder ver las cosas desde otro lugar; es romper con estereotipos, variar la rutina del «orden establecido»; y predisponer la mente y el espíritu para aceptar los nuevos conocimientos.

Otro recurso consiste en realizar un breve rito o ceremonia, que puede ser muy simple, pero que sirve a los alum­nos como señal de que ahí, en ese mo­mento, empezamos a hacer algo dife­rente y en otro lugar. Podemos, por ejemplo, adornar el aula con algún ele­mento simbólico, relacionado con lo que vamos a estudiar ese día; o recurrir a la música de entrada y de cierre, que indique que, en el período entre ambas melodías, el tiempo y el espacio adquie­ren una naturaleza propicia para que puedan ocurrir las cosas más insospe­chadas; sería el equivalente al redoble de tambores cuando comienza la función del circo, al «¡se levanta el telón!», y también —al final— cuando «cae el telón».

— El profesor y los alumnos han de estar preparados para el intercambio.

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La enseñanza es ante todo comunica­ción. En nuestro modelo metodológico la relación entre el profesor y sus alum­nos es muy intensa y moviliza muchas emociones. Para que el intercambio se produzca, tanto el profesor como los alumnos han de mantener una actitud abierta y receptiva. Por eso los docentes tendrán que prepararse, y preparar a su vez a los alumnos para el aprendizaje. Una preparación muy fácil consiste en realizar algunas actividades motrices, (un breve caldeamiento en el que provo­camos una descarga catártica de todas las tensiones corporales y emocionales), y una actividad de relajación y concen­tración.

— Cada sesión conduce al centro de un laberinto.

El aprendizaje significativo puede rea­lizarse por recepción —a través de las explicaciones del profesor—, o por des­cubrimiento: la comprensión se va rea­lizando poco a poco, de modo parcial, en el transcurso de las actividades, a lo largo del proceso. Al final, se descubre la totalidad. Nuestro modelo metodo­lógico trabaja con el segundo tipo. Por ello, toda la actuación didáctica ha de estar bien graduada. El acercamiento al núcleo de aprendizaje se ha de hacer no sólo por vía racional; hay también un acercamiento intuitivo, emotivo, irra­cional.

Los contenidos de aprendizaje se en­lazarán y presentarán de forma coheren­te. En todas las sesiones, debe existir un hilo conductor que lleve a los alumnos a desentrañar el misterio, a llegar al centro del laberinto, a descubrir y asimilar el nuevo conocimiento. Para conseguir es­to, es muy importante programar entre actividad y actividad distintos entrena­mientos: hay que escoger cuidadosa­mente el momento en que se facilita la información teórica. Los conceptos se dan después de que los alumnos hayan realizado una serie de actividades que les permitan descubrir o experimentar los aspectos que se van a trabajar de for­ma teórica. Lo importante no es entregar «la suma del conocimiento», sino dar la información relevante en el momento en que los alumnos la necesiten y deman­den. El profesor tendrá las manos llenas de preguntas, no de respuestas...

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COLABORACIONES

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FRANCISCO LUIS FRONTAN, EL ROMANCERO, ANAYA, 1985.

— Hay un momento para hacer; otro para reflexionar sobre lo hecho y eva­luar lo realizado.

Para favorecer el aprendizaje es im­portante no criticar ni juzgar. Si el pro­fesor o los propios alumnos, consigo o con los otros compañeros, muestran una actitud crítica sobre lo que están hacien­do, no podrán actuar libremente, no da­rán cauce a todas sus potencialidades. En este modelo metodológico es muy importante ampliar los límites de liber­tad, crear en el aula un clima de tole­rancia propicio para que los alumnos puedan expresarse. Hay que evaluar lo hecho, pero nunca a lo largo del proce­so, sino cuando éste ha terminado.

Un modelo de sesión

Un esquema que siempre funciona consiste en distribuir el tiempo de la se­sión de clase en cuatro momentos bási­cos: el caldeamiento, la relajación, las actividades y, por último, la reflexión teórica.

A continuación transcribo un modelo de sesión que he realizado, con varia­ciones, en tres cursos diferentes: un ter­cero de ESO (25 alumnos, 22 de los cuales son repetidores, 1 alumno es de integración y 2 pertenecen a minorías étnicas); un cuarto de ESO de diversi­ficación y un cuarto normal.

El libro misterioso

Duración: dos períodos lectivos se­guidos.

Materiales necesarios: perfume floral y velas; cestas de mimbre con lápices de colores, ceras o similar; hojas con ilus­traciones y hojas en blanco. Además, una selección de romances para su lec­tura; y una selección de música para el fondo musical.

Desarrollo:

— Preparación (5 min.): se dan las normas iniciales. Se colocan las mesas en corro. Se enciende una barrita de in­cienso. Se apagan las luces.

— Caldeamiento (5-10 min.): se les pide a los alumnos que paseen por la cla­se muy despacio, con los ojos cerrados,

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Reflexiones de los alumnos

«Iba sintiendo por todo mi cuerpo las cosas que la profesora decía. Después, al despertarnos y coger la vela, me sentí con fuerza y al escribir la poesía me salían cosas que nunca me hubiesen salido.» (Cristina Murga, 4o D.)

«Mi estado de ánimo durante la relajación era muy positivo, me encontraba muy relajado y con ganas de escuchar. Cuando empecé a escribir sentía que po­día hacerlo bien. Y así fue, creo que lo hice bien.» (Marcelo Mallo, 4o D.)

«Después de la historia y de la relajación, las ideas para escribir sobre tu per­sonaje llovían. Era como si hubiésemos desarrollado nuestra imaginación en treinta minutos, una imaginación que no sabia de su existencia en mí.» (Jorge González Cabello, 4°A.)

«Lo que sientes puedes decirlo de muchas formas; pero una cosa que se sen­tía era la libertad de poder decir lo que pensabas y quisieras, ya que nadie te daba pautas para describir a tu personaje.» (Gabriel Casado, 4°A.)

«A mi personaje le acabé cogiendo cariño, ya que me daba pena, ahí, todo solitario: sólo se tenía a él y a nadie más. Con la ayuda de la música y de la re­lajación que tenía en ese momento, conseguí adentrarme en él para así poder­lo sacar de su problema; y así fue.» (Alvaro Diez Gómez, 4o A.)

«A medida que escribía e iba leyendo la historia, tenía cada vez más claro acerca de quién escribía, y fue como si aquel personaje inanimado, aquel dibujo impreso sobre la pequeña pieza de papel, empezase a cobrar vida propia y yo le conociera de toda la vida.» (Ma Eugenia Herreras, 4o A.)

escuchando, oliendo, sintiendo... (mien­tras lo hacen se pulveriza un perfume floral y suave). También se pone un fon­do musical, en este caso, la banda sono­ra de la película El golpe (Los Osear, vol. 3, Barcelona: Divucsa, 1991).

A continuación se les dice que pueden abrir los ojos pero que deben mirar hacia abajo mientras caminan. Siguen pasean­do, hay demasiada gente por la calle y, sin querer, al pasar, se chocan los hom­bros. Levantan un momento la vista. Ahora pueden mirarse unos a otros, muy serios. Son extraños. Se encuentran con un conocido y le saludan con la cabeza. Siguen andando. Saludan a la persona que está más lejos de ellos, levantando el brazo. Se encuentran con un compañero de trabajo. Tienen mucha prisa, así que lo saludan con la mano en alto y siguen andando, muy rápido. Se encuentran con su jefe, y pasan de largo. Levantan la

vista y ven a unos amigos: se dan la ma­no o un beso rápido y siguen andando. Ahora todos son familiares muy queri­dos que hace mucho que no se ven. Al pasar por la calle se dan un abrazo y si­guen, se dan un abrazo y siguen, se dan un abrazo y siguen...

Luego, se les pide que ensayen distin­tas formas de saludo. Empiezan salu­dándose como en las películas; «a la americana», chocando las manos en lo alto.

Cambio de música: danzas del Rena­cimiento (Renaissance, vol. 3, Arles: Harmonía Mundi, 1998). Y se les pre­gunta: ¿cómo os saludaríais si fuerais, por ejemplo, astronautas que se encuen­tran en el espacio? ¿Y si fuerais esqui­males? ¿Y si fuerais rusos? ¿Y si fuerais japoneses? ¿Y si pertenecierais a anti­guos pueblos árabes? ¿Y cómo os salu­daríais si personificarais a valerosos ca-

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"Clásica colección de grandes relatos y de aventuras"

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Ediciones Palabra. S.A. P". de la Castellana, 210. 2S046 MADRID . 91350 77 39 y 91350 77 20 - Fax: 91350 02 30 e-mail: [email protected] http:/w ww.edicionespalabra.es

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COLABORACIONES

Historias surgidas a partir de ilustraciones

Ejemplo de ilustraciones que se entrega a los alumnos y breve texto que las acompaña y sirve de disparador de la historia:

«Me encerraron en esta celda, ¡ay!, rey moro de Granada, por querer que esta ciudad fuera pronto castellana...»

«Me encerraron por no ser igual que ellos, por no tener su misma re­ligión e ideología. Me encerraron por creer que todos los hom,bres son iguales. Y me encerraron como se encierra a un ave, a la que callan los cantos de libertad sólo para poder contemplar su belleza entre rejas. Mis cantos son gritos de silencio que sólo los hombres que tienen las mismas creencias que yo pueden oír. No he callado, no necesito palabras para ha­blar: lo hago con la mirada.

»Sé que sólo me oirán aquellas personas que miran directamente a los ojos, aquellas que son capaces de leer en mis pupilas de azabache como se lee en un libro abierto. Quien mira a los ojos es infinitamente más sa­bio que quien se limita a oír simples palabras. Mis ojos no desprenden odio, no. Mis ojos gritan libertad, y lo hacen con más intensidad cuanto más fuertes son las rejas que me tienen preso.»

(María Eugenia Herreras Rodríguez, ESO, 4o A.)

«Ya caía malherido, ya las fuerzas le faltaban. Los caballeros cristianos deciden si lo mataban...»

«Iba por mi camino hacia Granada, cuando me topé con un grupo de guerreros cristianos alrededor de un noble moro que demostraba en la batalla su fortaleza, su valor y su nobleza de alma. Ya caía malherido, ya las fuerzas le faltaban; los caballeros cristianos decidían si lo mataban. Algunos cristianos apostaban por matarlo, pero otros, encabezados por un hombre que irradiaba nobleza, compasión y leyenda estaban a favor de salvarlo. Al no saber qué hacer, me preguntaron. Yo no sabía qué res­ponder, tan sólo iba hacia Granada, ¿cómo me había convertido en el juez que tenía que decidir si ese hombre seguiría con vida o no?

»Me sentí muy asustada. Quería ser justa, pero ansiaba el favor de aquel caballero. Entonces hice un rápido balance de mis intereses y me di cuenta, tristemente, de que a mí me daba igual el guerrero moro del león en el escudo, y que sólo me importaba lo que pudiese pensar el ca­ballero. Quería saber por qué estaba interesado en salvar la vida de aquel hombre.

»Le pregunté al caballero por qué creía que el hombre-león debía vi­vir y así me contestó:

»—Mi caminante, ¿matarías a la persona que muere a tu lado, a la que llora a su amigo como lloras tú al tuyo, a la que reza a su Dios como tú rezas al tuyo? Este hombre es nuestro lado opuesto, pero a la vez, es igual; nos complementa.

»Desde entonces, veo la vida de otra manera...» (Ángela Sereno Moure, ESO, 4o A.)

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balleros que van a entrar en una difícil batalla? Se saludan.

— Relajación (30 min. y como fondo musical Música mágica. Paz, de Salva­dor Candel, corte 1).

Se les pide a los alumnos que se sien­ten en su sitio y se realiza una primera relajación de todo el cuerpo con el tema de «entraremos en Granada». (Ejemplo: «Relajad bien los pies, porque sólo así podremos recorrer el camino que lleva a Granada. Relajad las caderas, el pecho, la espalda, etc. Relajad la cara, los ojos, preparad los ojos para descubrir el ca­mino que lleva a Granada, etc.»)

Cuando ya están relajados se entra de lleno en el mundo imaginario planteán­doles la situación: «Vamos todos en ca­mino, todos los que queremos entrar en Granada. Mirad bien ese castillo, que ya conocéis. Sus torres: "altas son y relu­cían"... Acercaos para ver esa ventana iluminada... La de la biblioteca... Subid por las escaleras de caracol hasta la to­rre... Qué habitación más hermosa, más misteriosa, se diría que está encantada... Tomad entre vuestras manos ese libro tan antiguo que veis allí, en uno de los más altos anaqueles. Ese libro es miste­rioso y mágico y encierra un secreto. Vamos a leerlo, porque cuenta las ver­daderas historias de los más grandes caballeros y las de las más bellas y deci­didas damas. Allí está la historia del po­bre rey visigodo, Don Rodrigo, que per­dió su reino por culpa de La Cava, hija del traidor conde Don Julián...».

• Lectura de un fragmento de El reino perdido.

«Allí también leemos las hazañas de los famosos héroes castellanos Bernardo del Carpió, Fernán González... O las del muy renombrado Rodrigo Díaz de Vivar...

»Y, escrita en sangre, esta página cuenta el triste final de los siete infan­tes de Lara, muertos en campo de bata­lla, traicionados por su tío Rodrigo Ve-lázquez...

»Pero seguid leyendo... Estas man­chas en la tinta son las lágrimas del po­bre prisionero que lloraba la muerte de su avecilla y maldecía al ballestero que la mató...

»Y esa figura que aquí veis es la del venturoso Conde Arnaldos, que no pudo aprender del marinero esa tan bella y misteriosa canción...»

• Lectura de un pasaje de El infante Arnaldo.

«Y allí están también las increíbles historias del hombre enamorado de la muerte, y la del hermoso Gerineldo, y la de los malogrados Conde Niño y Alba-niña, cuyo amor fue más poderoso que la propia muerte...» (fondo musical de Música mágica. Paz, de Salvador Can­del, Valencia: Biosound, 1994; corte 2 y siguientes).

• Lectura del Romance del amor más poderoso que la muerte.

«Si pasáis otra página, sobre este her­moso fondo dorado, veréis la esbelta fi­gura de la intrépida doncella guerrera que se fue a la guerra disfrazada de hom­bre y allí enamoró al mismísimo hijo del

rey...» (fondo musical de Eye of the sun, Disky Comunications Europe B.V, 1997; corte 1).

»Y esta otra página, tan ricamente adornada, habla de la bella y joven mo­ra Moraima, engañada vilmente por un cristiano, y del rey moro de Granada Muley Hacen, que mató al pobre mensa­jero que traía la noticia de la pérdida de Alhama, y la del famoso príncipe árabe Abenámar...»

• Lectura de un fragmento de Abená­mar, Abenámar.

«Sin daros cuenta habéis llegado a las páginas finales de este misterioso libro. Están escritas en caracteres mucho más modernos... Las miráis rápidamente, pues estáis impacientes por emprender el camino. Pero os da tiempo a distin­guir el nombre de un tal Juan Antonio el de Montilla, que murió a causa de una reyerta, originada por una partida de nai­pes, y os llama la atención una extraña figura: es la Luna, que camina por el cie­lo con un niño cogido de la mano...» (fon­do musical: Ángelus, de Wojciech Kilar, Katowice: Society of Friends of Polish Radio National Symphony Orchestra, 1997; corte 2).

• Lectura del Romance de la Luna Luna.

«Cerramos tan bellas páginas del libro y nos disponemos a salir de la bibliote­ca.» (Fondo musical: Tan cerca de ti, de Pedro Guerra, Madrid: BMG, 1997; cor­te 13.) «Pero al colocarlo de nuevo en su estante, algo cae el suelo... Es la página suelta de otro misterioso libro, perdido

IÍ nnn AfïïÎOULOS DE CREACIÓN ï DE REFI SOBRE U IMPORTANCIA DE LA V EL DESARROLLO DEL HÁRITi

PARA El premio tendrá carácter anual, no podrá declararse

desierto y su dotación es de 2.000.000 de pesetas.

Los trabajos presentados, fotocopias del original del

diario o revista, deberán ser enviados antes del 10

de septiembre de 2001 a la Fundación, donde podrán

solicitarse las bases completas.

P2 de Eduardo Dato, 2 1 . 28010 Madrid.

[email protected]

T 917002840

F 917002858

Germán Sánchez Ruipérez

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COLABORACIONES

hace mucho tiempo. Nos invade la ex­traña sensación de que hemos de inten­tar reconstruir todas y cada una de sus desconocidas páginas... Porque en el grabado que adorna ésta que ha caído al suelo descubrimos, inexplicablemente, nuestro rostro. ¡Nosotros somos una de las figuras que en tan bello grabado apa­rece!» (Fondo musical: Los unos por los otros, vol. 2, de Paco Ibáñez, Barcelona: PDI, 1996; corte 3).

«Guardamos esa hoja apresuradamen­te y bajamos de la torre, pues hemos de salir del castillo, y emprender el largo camino a Granada. »

Fin de la relajación: mientras escu­chan el poema de Alberti se va poniendo al lado de cada uno de ellos una hoja con una ilustración y el inicio de un roman­ce. Se les pide que vayan despertando y moviendo lentamente las manos, los pies, los hombros, etc.

— Producción (30 min. Fondo musi­cal: Renaissance; corte 5 y siguientes).

Se encienden las velas y se colocan una mesa sí y otra no, ya que toda la produc­ción habrá de hacerse a la luz de estas ve­las. Entonces, se les pide a los alumnos que abran muy despacio los ojos y miren detenidamente el elemento que tienen a su lado y que imaginen lo que está pa­sando ahí. Mientras miran la ilustración que les ha tocado, se les van formulando preguntas: ¿Quién será ese personaje? ¿Será un héroe o un traidor? ¿Acaso un rey o un infante? ¿Tal vez una princesa cautiva? ¿Tal vez es una intrépida mujer vestida de hombre? ¿Qué estarán hacien­do esos personajes? ¿Se disponen para la lucha o vienen de ella? ¿Se preparan tal vez para el amor? ¿Van a llevar a cabo una gran empresa? ¿Están alegres o tris­tes? ¿Qué piensan? ¿Cómo son? ¿Qué sienten? ¿Quién soy yo de todas esas fi­guras que ahí aparecen? ¿Con cuál de esas figuras me relaciono?

A continuación se les pide que esco­jan de las cestas de lápices de cera un color —sólo uno— y que señalen una parte —sólo una— de su grabado. Aque­lla que más resuene en su interior, la que más signifique para ellos. Deberán es­coger muy bien el color porque con ellos pueden decir las más variadas cosas. Mientras lo escogen y empiezan a colo­rear se les va diciendo:

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• «Tal vez el rojo de la sangre y del beso, de la ira y la furia, del dolor y del amor, del calor y del fuego... »

• «Tal vez el amarillo del odio y de la envidia, de la vitalidad y la fuerza, de la venganza ...»

• «Tal vez el verde de la esperanza y la serenidad, de lo inmaduro, de la natura­leza desconocida, del pasado y del futu­ro, de la herida y la regeneración...»

• «Tal vez el azul de la imaginación y la sinceridad, de lo frío y lejano, del cuerpo y del alma, de los altos ideales, del cielo y del mar, de lo inmenso y de lo pequeño...»

• «Tal vez el naranja de la ternura y la amistad, de lo cálido y lo hermoso, de lo desconocido y lo triste...»

• «Tal vez el negro de lo exótico, de lo muerto, de lo desconocido, de lo peli­groso, de lo lujoso, de lo lejano y miste­rioso, de lo poderoso...»

Luego, se les pide que miren por de­trás de su hoja y lean el comienzo de la historia. Pueden ajustarse a él o no. Pero cada uno de ellos tiene una misión: des­velar el misterio y relatar la verdadera historia. Pueden hacerlo en romance, co­mo se escriben las historias de los gran­des caballeros y las bellas damas; pue­den hacerlo también en prosa... Escriben su historia a la luz de las velas. (Se pres­ta atención al sentido del olfato: se en­ciende otra barrita de incienso o se rocía de nuevo la esencia floral.)

— Cierre (5 min. Fondo musical: Con­fesiones de un malandrín, de Angelo Branduardi, Madrid: Hispavox, 1993; corte 3).

Se coloca una mesa en el centro de la clase y se les pide que pongan lo que han escrito sobre ella. Cuando lo han hecho, se les hace caer en la cuenta de que ése es el libro que faltaba en la biblioteca, el que tenía todas sus páginas sueltas y perdidas. El que ahora, entre todos, han reconstrui­do. Se colocan cuatro velas para iluminar el libro que han rescatado del olvido y se les pide que formen un corro a su alrede­dor. Deben rozarse y agarrarse los brazos en todo momento. Bailan y cantan al son de la música que suena.

— Epílogo. Tras la sesión, corrijo los trabajos. Al día siguiente los alumnos pulen el texto y lo pasan a limpio. Tam­bién rellenan una ficha de evaluación en la que les pregunto cómo se sintieron, qué creen que aprendieron, etc. Luego, se hace un libro con los trabajos de toda la clase.•

* Natalia Bernabeu Morón es profesora en el ÍES «Margarita Salas» de Madrid.

Bibliografía Antunes, Celso, Manual de técnicas de dinámica de grupo, de sensibilización

y lúdico-pedagógicas, Buenos Aires: Lumen, 1989. Bally, Gustav, El juego como expresión de libertad. México D.E: Fondo de

Cultura Económica, 1992. Calvino, ítalo, El castillo de los destinos cruzados, Madrid: Siruela, 1999. Cañeque, Hilda, Juego y vida, Buenos Aires: El Ateneo, 1993. David, José, Juegos creativos para la vida moderna, Buenos Aires: Lumen-Hu-

manitas. 1997. García Lorca, Federico, Romancero gitano, Madrid: Cátedra, col. Letras His­

pánicas, 1997. González Ramírez, J.E, Procedimientos de relajación, Madrid: EOS, 1992, Jung, Cari G., El hombre y sus símbolos, Barcelona: Caralt, 1997. Menchén Bellón, Francisco, Descubrir la creatividad, Madrid: Pirámide, 1998. Propp, Vladimir, Morfología del cuento, Madrid: Fundamentos, 1985. Pvodari, Gianni, Gramática de la fantasía, Buenos Aires: Ediciones Colihue/Bi-

blioser, 1973. Romancero, El, Madrid: Anaya, col Biblioteca Didáctica Anaya 1985. Romancero, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1973

Çaperucita La Voz y el Cuento

Las letras que hablan

La colección pensada para leer en voz alta CARACTERÍSTICAS DE LA COLECCIÓN: Formato: 22,3

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TINTA FRESCA

Emilio Pascual

Heterobiografía

Nunca he transitado el género autobio­gráfico, y así, cuando CLIJme sometió al tercer grado, me vi en un aprieto mucho mayor que Lope ante el mandato de Vio­lante, y en una aflicción no inferior a la del vidriero de Tremecén cuando su dama le pidió una mona. Tres semanas anduve corrigiendo aquí, borrando allá, enmen­dando acullá, y cuando me pareció que el género estaba en su punto, llamé a mi amigo Alejandro, hombre de mucha dis­creción y buen entendimiento, para que me diera su parecer sobre el resultado. Empecé a leer mi laboriosa autobiografía del siguiente modo:

«Primeramente, quiero que vuestras mercedes sepan, señores míos, que a mí me llaman...»

—¡Alto! —dijo mi amigo Alejan­dro—. No puedes empezar así. Te dirían que está copiado de la biografía autori­zada de la princesa Micomicona, legíti­ma heredera del gran reino Micomicón de Etiopía.

Un poco apesadumbrado por tan erra­do principio, sugerí a mí amigo no sin cierta aprensión:

—¿Y qué tal de esta otra manera?: «En un lugar de las llanuras de Segovia tuvo principio mi linaje...»

—No, no —atajó mi amigo—. Tiene demasiado parecido con la autobiografía del capitán Ruy Pérez de Viedma, y po­drían buscarte las cosquillas.

—¿Y si empezara con cierto humor octosilábico? Algo así como:

«Hijo nací tercerón de un hidalgo pobretón, y si la fiebre amarilla no barre media Castilla no espero ninguna herencia.» «¡Pa...»

—¡Que no, que no! —interrumpió mi amigo—. Nada de bromas con estas co­sas. No faltaría más sino que por un quí­tame allá esa biografía salieran los he­

rreros de Bretón pidiendo daños y per­juicios.

—Pues ¿sabes lo que te digo? Que no pienso autobiografiarme ni aunque me lo pidan frailes descalzos. Tú que eres dis­creto y de buen entendimiento y que me retratarás sin maltratarme, haz lo que te plazca, plazga o plega. Y, si no, al diablo doy yo la autobiografía y el taller de es­critura y todos los cuadernos del universo.

Dos horas después mi amigo Alejan­dro apareció con unas líneas harto elo­cuentes, tan verdaderas como las más autorizadas y tan rigurosas como el pe­riodismo de investigación. Yo las doy por buenas, y desde aquí al día del Jui­cio ténganse por la biografía más cierta y autorizada que se pueda desear.

Vida y hechos de Emilio Pascual

Tras este epígrafe sustitutorio de la autobiografía, premeditada, alevosa­mente sustraído a Nikos Kazantzakis, yace Emilio Pascual Martín, varón de cierta edad —como todos— y sobre to­do avanzada —porque nunca se detiene, y si lo hace, ya no hay aguijada humana que la mueva—. Segoviano de origen, es madrileño de adopción, que es tanto co­mo decir del mundo. Mamó más de do­ce meses, a lo que atribuye su alto grado de realización y bonhomía. Se licenció en Filología Hispánica, cautivado por la melancolía de don Quijote y las octavas del Polifemo. Atosigado por la burocra­cia que nos lleva con más ímpetu que el

otro río, escribió una novelilla —que más de sí no daba— con el título de El purgatorio de don Ojicinio, título tan elocuente y descriptivo que evitaba el trabajo de leerla. Fue acogido por los dioses lares de la edición, donde tuvo la fortuna de estar en el ajo y en el ojo de la colección Tus Libros (aquí Unamuno habría apostillado que estos juegos del vocablo son índice del más menguado ingenio, y a fuer de biografía veraz ahí se deja), colección para la que escribió no menos de una docena de Apéndices (es de esperar que no todos extirpables). Aventura en el Gris fue un librito que apenas logró traspasar los grises umbra­les del libro. Un impensado azar le otor­gó el Premio Lazarillo por el libro Días de Reyes Magos, que fue corroborado con el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Coqueteos con la literatura que­daron atestiguados en algún cuento dis­perso, una obra de teatro inédita, ciertos endecasílabos y algún otro textículo «que anda por ahí descarriado y, quizá, sin el nombre de su dueño». No sabría­mos decir si es un buen lector, pero, lo mismo que de Borges, podría aventurar­se que es un lector agradecido.

Cabría añadir unas cuantas fichas su­pletorias, que, para sorpresa del «bio­grafiado», figuran en los omniscientes catálogos de la Biblioteca Nacional. Pe­ro para biografía ya es harto suficiente y aun excesiva, pues ya dijo Flaubert que la obra es todo y el autor es nada, y Cri­nes de Pasamonte, «caminemos, que ya es mucho regodeo éste».

Bibliografía (selección)

Aventura en el Gris, Madrid: Li­bertarias, 1990.

Días de Reyes Magos, Madrid: Anaya, 1999.

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TINTA FRESCA

Taller de escritura por Emilio Pascual

A Dimas Mas, profesor luciferino. Repraesentet eas!

U na mañana de invierno neblino­sa, aprovechando la hora del re­creo, Eulogio Remarque no

pudo resistir el guiño tentador de la puerta entornada del patio. El profesor de Literatura les había mandado escri­bir un cuento. ¡Si por lo menos hubie­ra sido un cuarteto! En los de viento, Eulogio era único. Y en los de rima pu­ra, había salido discípulo aventajado de aquel poeta que yacía en el infierno quevedesco, «aherrojado y con más penas que todos», por su afición a la rima contundente, como aquella vez en que

«dijo que una señora era absoluta, y siendo más honesta que Lucrecia, por dar fin al cuarteto, la hizo puta».

El profesor de Literatura les tenía di­cho que la inspiración rara vez venía vo­luntaria: había que salir a buscarla a las calles

«donde habita la turba de las gentes de rudas manos y de oscuros nombres...».

En una palabra: que había que sudar­la. Y Eulogio Remarque, aprovechando el guiño de la puerta, la niebla matinal y el frío de diciembre, decidió hacer músculos y sudar la letra gorda. Salió a la calle.

«Puto el que lo lea.» No acababa de semigarrapatear el ra­

bo de la a en la luna del escapara­te, cuando una mano firme y decidida lo agarró por la pelambrera (¡lo sabía, lo sabía, por qué no me cabezarraparía la semana pasada!) y lo introdujo en la tienda. La puerta se cerró tras el agre­sor (¿o debería decir ingresorl), y Eu­logio se vio en una librería de viejo, ro­deado de libros y papeles, y asaeteado en silencio por la mirada penetrante del librero. A juzgar por la energía de sus manos, no podía tener más de cincuen­ta años, aunque medio siglo para Eulo­gio era sinónimo de Matusalén, cono­ciera o no la capicuedad del patriarca bíblico. Apoyado en la puerta, el libre­ro, viejo o no según el punto de vista, le espetó:

—¿Has visto La vida de Brian? Eulogio Remarque lo miró con unos

platos hondos rebosantes de signos de interrogación.

—¿Has leído El tesoro de Fermín Mi­nar? —volvió a preguntar el viejo, im­perturbable.

Los platos llanos aparecieron repletos de adverbios de negación.

—No te preguntaré si sabes latín: se­ría un pleonasmo.

Eulogio Remarque estuvo a punto de pellizcarse (ya sabéis, para saber si esta­ba despierto), pero no lo hizo porque era un recurso más sobado que las perlas odontoilógicas. Tampoco lo necesitó, porque de pronto el cincuentón o me-diosigluelo le dijo:

—Vamos a ver. ¿Qué intentabas: en­suciarme el escaparate o llamarme guarro?

Eulogio Remarque apenas logró bal­

bucear un pronombre con puntos sus­pensivos.

—Verás —prosiguió el librero—: no puedo hacer pedagogía contigo, porque, salvo el pelo, no sé por dónde agarrarte. Si te hago escribir quinientas veces en la luna «puto el que lo lea», ni siquiera sa­brás si me falta originalidad o es que me estás limpiando la vitrina. Pero vamos a hacer un experimento. Aunque supongo que supones que el latín es una lata pe­queña, igual hasta te atreves a traducir este pequeño sintagma de Cicerón: pu-tissima oratio.

Eulogio Remarque tuvo la traducción a flor de labios, pero un sentido no nu­merado, de alarma o de prudencia, lo contuvo a tiempo.

—Es una trampa —dijo. —¡Bravo! Todavía podremos hacer

algo de ti. Putissima oratio significa, en efecto, «estilo muy correcto», y a sus discursos más pulidos y trabajados Cicerón los llamaba putissimae oratio-nes meae. Ya ves: putus, puta, putum aludía en latín a la pureza, la limpieza y la corrección. Y, sin embargo, no tiene nada que ver con lo que tú escribías. Mira que son caprichosas las palabras, ¿eh? Pero ¿por qué me estabas putean­do el cristal?

—Esqueelprofesordeliteraturanosha-mandadoescribiruncuentoyalverlosli-brosenelescaparateheescritoloprime-roquesemehaocurrido —acertó a decir Eulogio sin respirar.

—¡Así que era eso! —dijo el librero con una picara sonrisa—. ¡Espero que tu profesor no se llame Manuel Leguna Be-lluz...!

—No. Se llama Juan Pérez. —¿Zúñiga?

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—No, Gómez. —Entonces estamos salvados. Con­

que un cuento, ¿eh? ¿Sabes que en esta librería, aparte de libros de todas las edades, tengo una máquina cuenta-cuentos?

—Anda ya. —No anda, está parada. Para que se

ponga en marcha hay que introducirle datos; ella los elabora, «revolviendo en su memoria laberintos, retruécanos, em­

blemas», como una lavadora; al final de la revolución, apretamos la tecla, y ya está. ¿Probamos?

Eulogio Remarque lo miró con unos platos de postre llenos de dudosos ad­verbios de afirmación. El libre librero abrió la puerta en que seguía apoyado, colocó por fuera el letrero que decía «CERRADO POR INVENTARIO» y se sentó ante la mágica prodigiosa.

—Pues vamos allá. Lo primero, el per­

sonaje. ¿Te parece un chico de tu edad, condición y ejercicio?

—Y ¿cuál es mi condición y ejerci­cio? ¿Y por qué tiene que ser un chico? Quiero que sea una chica.

—¡Marchando una de chica! —tecleó en la máquina menos maravillosa que os podáis imaginar, pues tenía toda la pinta de un ordenador antebillgatesiano—. ¿Guapa, fea o indiferente?

—No hay dieciocho años feos —citó

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TINTA FRESCA

Eulogio sin saber—. Pero puede tener dieciséis y la cabeza rapada.

—¿Una cabeza rapada? —preguntó sorprendido el librero.

—No he dicho que sea una cabeza ra­pada —parodió Eulogio, cada vez más animado—. Sólo he dicho que se rapó la cabeza.

—¿Con qué objeto? ¿Va a ser una his­toria erótica? Quizá no sepas que las anti­guas cortesanas egipcias se rapaban la ca­beza, cosa que debía de producir una excitación que se nos escapa. ¡No querrás hacer de ella una puta! Vaya, no parece si­no que estamos abonados a la palabreja.

—Pues no. Se rapa la cabeza por lle­var la contraria a todo el mundo. Es re­belde porque el mundo la hizo así.

—¡Hasta la máquina parpadea de asombro! —dijo el librero, que seguía introduciendo datos mientras empezaba a tararear una vieja canción—. ¿Alguna aventura especial?

—Un día en clase, no sé de qué se reía, porque ella es muy alegre, ¿sabe?, el profesor de Literatura, que la odiaba por su libertad, le dijo: «¿De qué te ríes con esa cara de hiena?». Y ella le contestó sin inmutarse: «De ver la tuya de perro pachón». Naturalmente la echó de clase.

—¡Ostras! Esto se pone interesante. La suspendería, claro.

—No pudo, porque, el día del exa­men, ¡se lo hizo en verso!

—¡Me dejas de piedra pómez! ¡Se va a cortocircuitar hasta la máquina! Sigue, sigue, que me tienes en ascua viva. Ha­brá que meter algo de amor, ¿no?

—Lo tenemos un poco jodido, por­que, aunque está como un queso, avien­ta a los subnormales que se le acercan, con su corrosivo ingenio... y con sus lla­ves de yudo. Porque tiene unas piernas brutales, pero puede cruzarlas de modo brutalmente peligroso.

—¡El espíritu de las nueve musas ha­bla por tu boca! ¡Hasta la luna vieja llo­ra de emoción! —tecleaba a matacaballo el librero, que iba cambiando de color—. ¡Lu profesor estará encantado contigo!

—Mi profesor es un capullo, y ella lo sabe. Porque el otro día, como empezó a hacer frío, se compró una peluca que le produjo el efecto Gran Hermano.

—¿Y eso qué es? —Debería tener aquí un televisor en

vez de ese trasto.

—¿Trasto llamas a este cráneo privi­legiado? De desagradecidos está el mun­do lleno. Este trasto te está cambiando la vida. Deberías saber que el alumbrado tiene el corazón azul y «que aunque el mundo conserva sus abismos y todo continúa, el mundo y yo no somos ya los mismos». Ni tú tampoco. ¿Qué es el efecto GH?

—Pues que, cada vez que se pone la peluca, es como un gran ojo que todo lo ve, hasta lo que se esconde en los sóta­nos de las casas.

—Ah, bueno, te refieres al síndrome diablicojuelo. O sea, «el mundo por de dentro» —hizo una pausa sosegada y añadió—. Más viejo que el andar a pie.

—Pues lo que ve en los trasteros de vuestro mundo es bastante moderno: po­líticos que te engañan, banqueros y co­merciantes que te roban mientras te tu­tean afectuosamente, profesores que te injurian y suspenden por no haber leído lo que tampoco han leído ellos, escrito­res chismosos que mienten más que ha­blan, antiguos esclavos que esclavizan y emigrantes que han olvidado que lo fue­ron, padres que... mejor me lo callo. Di­ríase que todos viven en la calle de la Hi­pocresía y que no hay nadie casi que no tenga, si no una casa, una habitación en ella. ¡Qué diferentes son las cosas del mundo de como las vemos!

40 CUJÍ 36

—¡Quevedo ha hablado por su boca, bendita sea! —dijo el librero, tecleando con un ardor que hacía soltar chispas al artilugio a riesgo de electrocutarse—. ¿Esa amiga tuya se llama Teresa?

—No, Ursula. —Lástima. Podríamos haber titulado

este cuento de cuentos «Canto cuarto a Teresa». Lo dejaremos en «Cantocuento de Úrsula». ¿Y qué hacemos con la pe­luca?

Eulogio debió de recordar algo, por­que de pronto se quedó perplejo y pen­sativo, mientras al librero le temblaban las manos de impaciencia.

—¡La hemos hecho buena! ¡Vaya mierda de cuento que va a salir!

—¿Y eso? —¿No ve que la peluca también es

falsa? ¡Era una peluca postiza! —¿Pues qué esperabas? Las pelucas y

los pedagogos son como los frailes: haz lo que dicen pero no lo que hacen.

En aquel momento se fue la luz, y la máquina hizo ¡bluff!

Eulogio Remarque se encontró ante la vitrina de la librería, con el dedo a pun­to de escribir una P, cuando vio al otro lado de la luna un cuadernillo, no sé si en letra gótica o de botica, intitulado Cantocuento de Úrsula.

«Entonces —concluyó Eulogio— el viejo me dijo: Forzoso es que descanses. Que el choque de tantas admiraciones y tantos desengaños fatigan el seso, y te­mo se te desconcierte la imaginación. Reposa un poco para que lo que resta te enseñe y no te atormente.»

Silencio en la clase. —Un poco traído por los pelos... —di­

jo por fin el profe. —¿Por qué pelos? —interrumpió Eu­

logio—. Pero si no los tenía... —Yo no he entendido nada —dijo Te­

resa. —Qué vas a entender llamándote así.

Si por lo menos te llamaras Úrsula... —Yo creo que ese cuento no lo has es­

crito tú —dijo Vicentín—. Si no te sabes ni la mitad de las palabras que pone...

—¿Y para qué está el narrador omnis­ciente, subnormal? ¿Todavía no te has dado cuenta de que estuve en un taller de cuentos, so capullo?

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AUTORRETRATO

Quelot

De niño me gustaba dibujar. Me diver­tía. Entre juego y juego, si el aburrimien­to asomaba, cogía mi lápiz y el primer pe­dazo de papel que encontraba y me pasaba horas dibujando. Viajaba por ima­ginarios mundos, llenos de historias, lle­nos de color, y los transportaba hasta mi pequeño mundo real: el papel. Ahora, ya no soy aquel mocoso fantasioso, es ver­dad. Pero, cosas de la vida, sigo viajando por esos maravillosos mundos y los ojos me siguen haciendo chiribitas cada vez que encuentro mi lápiz y ese trocito de mundo que la gente llama papel.

Supongo que estos viajes se deben en parte a que ahora trabajo como ilustra­dor. Una profesión que he aprendido de forma autodidacta, ya que mis estudios y mi trabajo durante catorce años estu­vieron más enfocados hacia el diseño gráfico. Una autoformación que me ha llevado a crear un lenguaje propio y per­sonal. Un lenguaje basado en un trabajo muy manual, con valores casi pictóricos (pinceles, texturas, pintura sobre papel, madera, tela...) y que tiene como fin de­jar una huella propia en cada una de mis obras. Porque mi intención es que cuan­do estas imágenes lleguen al espectador, éste perciba el paso de las distintas he­rramientas y, a la vez, sienta la sencillez,

la autenticidad y la fuerza con la que he seguido el proceso de creación.

Tal vez todo esto pueda sonar a excusa para justificar mi sempiterno rechazo a estos maqumismos llamados ordenado­res. No dudo en reconocer que son una gran herramienta pero, francamente, me gusta mucho más y me desenvuelvo me­

jor con las clásicas herramientas de toda la vida, herramientas que, hoy por hoy, en un mundo cada vez más globalizado, me sirven para plasmar esta huella personal en cada uno de los trabajos que hago. Y, sobre todo, que justifican mi forma de entender la ilustración como mi lápiz, un trocito de mundo para dibujar y yo.

Bibliografía (selección) El petit polzet, Barcelona: La Galera, 1998. Pau, qué et passa, Barcelona: La Galera, 1998. Cena conmigo esta noche, Barcelona: Plaza Janes, 1999. Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, Barcelona: Muchnik Editores, 1999. * El problema: Madrid-Barcelona, Barcelona: DeBolsillo, 2000. * Come conmigo en Barcelona, Barcelona: DeBolsillo, 2001.

(*) Sólo portada.

Otros trabajos

— Campaña de Navidad de la Illa Diagonal de Barcelona, 2000. — Calendario de Caixa de Catalunya, 2001. — Colección de carteles para cafeterías: Jamaica, Coffe-Shop. — Cartel de las Festes de Santa Eulalia 2000, Ayuntamiento de Barcelona.

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AUTORRETRATO

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HISTORIETA

Tintín: atajos en el tiempo y en el espacio

por Fernando Zaparaín*

Figura2

De la mano del Tintín de Hergé se pone al descubierto la manera como el cómic fabrica sus propios recursos para crear la ilusión de realidad en sus viñetas, para atrapar el movimiento o para dar sensación de profundidad. En definitiva, el autor nos muestra el esforzado camino del cómic en busca de tiempo, movimiento y profundidad. Para ello, este medio de expresión se sirvió de las enseñanzas procedentes de la pintura y del cine, pero también desarrolló sistemas inéditos, nuevas formas de escritura que han sido asimiladas por el público. Viñetas de Tintín en el Tíbet, Stock de Coque, Los cigarros del faraón o Las joyas de la Castafiore sirven de ejemplo de las convenciones gráficas y de las invenciones arbitrarias que utiliza este medio de expresión y representación que es el cómic.

44 CUJÍ 36

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T odo el siglo xx se ha visto sacu­dido por la velocidad y el movi­miento (variaciones del tiempo y

del espacio), fascinado por una nueva forma de relacionarse con el entorno, que surgía de los sistemas de locomo­ción que se estaban poniendo a punto. El ferrocarril, el avión o el automóvil, junto a nuevos medios de representación como el cine, sometieron a los creadores a un nuevo universo de sensaciones y re­flexiones que valía la pena conocer y aprovechar.

La nueva percepción dinámica del mundo y la ciudad invadió pronto medios de representación con soportes estables, que en teoría eran reacios al movimiento, dando lugar a jugosos descubrimientos. El cine tenía una relación más directa con el movimiento pues él mismo se movía, pero otros medios que podrían parecer poco apropiados para expresar el mundo cambiante de las comunicaciones, como la arquitectura, el cómic o la fotografía, pronto forzaron sus propias reglas hasta adaptarlas a las nuevas sensaciones que trataban de transmitir.

Ilusión de realidad

Se estudiará aquí un caso particular, el cómic, de la mano de una de sus crea­ciones más emblemáticas, el Tintín de Hergé. Por la fecha temprana en la que cuajaron los recursos más habituales de este dibujante y por su carácter canóni­co, se le puede considerar como una re­ferencia válida para estudiar cómo se fue poniendo a punto todo un nuevo me­dio de expresión la banda dibujada, que requería la fabricación de recursos pro­pios, muchas veces centrados en el inte­rés por crear ilusión de movimiento en un medio aparentemente hostil, allí don­de la viñeta parecía ser sólo un marco fi­jo y atemporal. Junto a la creación de movimiento se analizará también el lo­gro de profundidad en un sistema apa­rentemente plano.

Estas ambiciones de ilusión de reali­dad venían de lejos,1 y la pintura occi­dental le había dedicado buena parte de sus investigaciones y logros. Se preten­día dar una sensación de volumen y de tres dimensiones cada vez mayor, en un medio que sólo tenía altura y anchura,

Figura 3

Figura 4

pero no profundidad. Fue necesaria una compleja investigación científica para conocer las leyes de nuestra visión y hu­bo que educar la forma de mirar de los espectadores, hasta conseguir, desde el Renacimiento, que la perspectiva focal se impusiera. El Barroco insistió en es­

tos trucos visuales gracias a los cuales parecía, por ejemplo, que un edificio pintado tuviera relieve. En las composi­ciones con figuras, donde a veces falta­ba la ayuda de un marco arquitectónico fugado, se fueron encontrando numero­sos recursos como el escorzo o los fon-

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HISTORIETA

dos, que facilitaban también la sensa­ción tridimensional.2

El esforzado camino del cómic en busca de tiempo, movimiento y profun­didad es especialmente ilustrativo por­que hubo de recorrerse con mucho inge­nio para superar las limitaciones que tenía el soporte técnico inevitable de la viñeta dibujada. El cine recorrió cami­nos similares, pero quizá tuvo que exi­girse menos, al incluir ya su base técni­

ca el tiempo y el movimiento. Lo que la cinta de celuloide daba por su propia constitución, el cómic lo tuvo que ad­quirir con muchas horas de ajuste fino. A veces lo hizo siguiendo las enseñan­zas procedentes de la pintura y del dibu­jo, pero en otras ocasiones desarrolló sistemas inéditos, en muchas ocasiones observados en el cine.

Algunas de estas convenciones gráfi­cas se habían puesto a punto en el largo

¡&""«S3 Plá6"l**d«i¿ )ârteè"t

Figura 5

camino recorrido por la pintura realista en busca de la mimesis y la verosimili­tud. Eran más bien descubrimientos de sistemas gráficos que activan nuestra percepción para que reconozca, en pre­sencia del dibujo, lo mismo que recono­cería en presencia de la realidad. Así, por ejemplo, ya se sabía mucho sobre cómo manifestar estados de ánimo se­gún las curvaturas de la boca,1 o se co­nocía sobradamente que por efecto de la perspectiva, una figura lejana aparecerá más pequeña junto a la figura del primer plano (véase fig. I).

Otras convenciones son más específi­cas del cómic y no parecen tener una ba­se en el mundo real. Son invenciones ar­bitrarias, nuevas formas de escritura, que en algunos casos han sido asimiladas por el público y en otros no. Es el caso de los rayos y calaveras que salen de la boca de un personaje para expresar enfados e in­sultos (véase^íg. 2). Se estableció su em­pleo artificialmente y se empezaron a utilizar con esa intención hasta que aho­ra todos asociamos esos trazos con un mismo significado. Para que sean reco­nocidos es necesaria una fuerte aporta­ción del espectador, que necesita una cultura visual educada previamente pa­ra reconocer un insulto en lo que al­guien ajeno a nuestros códigos no vería más que la línea quebrada de un rayo. Claro que también hace falta una for­mación previa para entender que dos fi-

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¡Mi "whisKu''especie de cromaanon...! ¡M¡ "whisky" mameluco... I i l/smjoiro.., I ¡Espantajo... / •7 JO I i'Esp an tajo... /

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Figura 6

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¡Detengan loi ¡Deténganlo! ¡Deténganlo ' j Alto, jovencito, no va usted a escapar­se. tSSÍI

Figura 7

guras dibujadas juntas pero con distinto tamaño están a diferente distancia dentro de una perspectiva. Una persona de la Edad Media, por ejemplo, habría enten­dido al verlas que la grande era el perso­naje principal (un santo, por ejemplo) y la pequeña uno secundario (el oferente).

A partir de aquí, se intentará explicar, por una parte, cómo el cómic, a medio camino entre el dibujo y el cine, supo descubrir que su esencia está en el mon­taje, y por otro lado, se recordarán algu­nas de las convenciones gráficas que pu­so a punto, como por ejemplo, los atajos narrativos o elipsis, el empleo de la vi­ñeta como escenario, el recurso a la im­posible profundidad de campo, la inven­ción de trazos especiales para expresar movimiento o estados de ánimo, la tra­ducción gráfica de onomatopeyas y rui­dos, el empleo del globo y la superposi­ción de tramas y argumentos.

El montaje

En primer lugar, conviene recordar que los aspectos gráficos en el cómic es­tán al servicio de su carácter narrativo y que esto le distancia de la sistemática del dibujo aislado. Aquí lo importante es en­tender un relato, una acción, y no tanto el definir un paisaje, una situación aisla­da o un personaje. Por tanto, esto justifi­ca la fuerte esquematización o resumen formal que, con frecuencia, presentan las figuras de cómic, en aras de una ma­yor claridad de todo el conjunto, porque resumir para contar más es costoso y exige concentración y medios propios.

Pero donde el cómic alcanza toda su autonomía respecto al dibujo o la pintu­ra es en su carácter secuencial. Así, se aproxima al cine, con el que comparte la necesidad del montaje. Un cómic no es una mera acumulación de buenos dibu­

jos, sino un conjunto que relata una his­toria. Depende básicamente de su carác­ter continuo, un poco como el cine, que tiene que pasar necesariamente por estar contenido en una cinta que se proyecta. En ambos medios el montaje es impres­cindible, y es el verdadero responsable de la unidad de estas obras de arte. A ve­ces, el montaje se llevará hasta extremos alucinantes, como ocurre en Pulp Fic­tion, de Quentin Tarantino: un guión cir­cular que acaba donde empezó y podría empalmar la cola de la película con su comienzo, en una proyección infinita. El tiempo se ha dilatado por encima de lo posible y entramos en un mundo en el que la fantasía gobierna las dimen­siones. También el álbum Stock de co­que empieza con la palabra «fin» en la pantalla del cine al que asisten Tintín y Hadock.

No obstante, decidir cuál es la clave

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HISTORIETA

Estas contento ye verme, ¡ eh, viSÍO Cachalote, ? ianlOs a

remo :<jr-lo con t sA?.

...¿Que esteiis aguí.. ? Pues muu sencillo. Mando uno de Jos mercantes de Gorgonzola, Ayer recibí orden de cambiar de rum­bo,u esta mañana,como por ca-Sualidad,nos cruzamos con el "Shéhérazade ''.No esta mal el truco,

Xjyerdad? qsíes... ¿ Y podemos saber /o oue van a hacer con nosotros?

Si son buenecitos Jes desembarca­remos, pero no en La Meca,jclarol

Én Wadesdah.

LL——Me •"=

¿SO chiquito, no tenqo tjo por Oue saberlo. Debes de tener sed;

bebe a mi salud---

¡Ni pensarlo I Y vas a desembarcamos ^n ¿6 Mecsjsabes?... Sino...

f? Si no¿oué'?i Ja,ja, ja ¡ ? i Ja,ja,ja! Te ¿ajo Wue seas buenecito- No

| o/vides oue estamos en elmar/fojo, donde abundan tos tiburones . lo sabes... Ahora, oomo soy buan chico/ ahí te dejo esta bote/la para oue te consueles.

Bi/e, Bue... Llegaremos pasado mañana. Así tendras tiempo de pensar en un curioso proble­ma ; ¿ duermes con la barba

: enc/ma o a/ebajo ríe /OÍS sábanas ?

Figura

de un medio de expresión a veces no es inmediato. En la historia del cine,4 por ejemplo, son apasionantes los momen­tos en los que se discutió si la esencia del nuevo arte estaba en el plano o en el montaje. Los pioneros americanos, co­mo Griffith, dieron por sentado que el plano era vital y emplearon sus energías en determinar el papel que desempeña­ría la cámara para definirlo. Griffith su­po ver que la cámara no era un recuadro estático encargado de registrar los pla­nos, sino la representante móvil de la mirada del espectador. La cámara debía ir tras la acción en vez de esperar a que las cosas pasaran ante ella. Fue un pri­mer paso clarividente que consiguió que el cine no fuera un mero teatro reprodu-cible sino un medio nuevo.

Pero fue el cine ruso anterior a 1925 el que vio la primacía del montaje sobre el plano, en películas como El Acorazado Potemkim, de Einsestein. Así, no era ne­cesario que cadap/a«o fuera fuertemen­

te descriptivo, y la mera secuencia de planos debía narrar cómo variaba un es­tado de ánimo, o era la encargada de re­lacionar varias partes de una misma si­tuación. El papel determinante de los empalmes aumentaba porque no existía la voz o la música para dotar de unidad el relato. Las imágenes yuxtapuestas de­bían decirlo todo. No todas las investi­gaciones fueron en la misma dirección. El cine alemán expresionista de la épo­ca se centró, por ejemplo, en dotar al plano de la mayor capacidad expresiva, algo en lo que también merecía la pena avanzar, pero que quizá no era la esencia del arte que estaba naciendo.

Cuando se trabaja con sucesiones de encuadres, tanto en el cómic como en el cine, es clave encontrar el punto justo de separación entre ellos. Ni demasiado distantes, porque el espectador no sería capaz de rellenar los espacios interme­dios suprimidos por la elipsis, ni dema­siado juntos, porque se desperdiciaría

espacio y el relato perdería ritmo o se haría trivial. Con el término medio acer­taba Hergé cuando sostenía que el ideal del cómic5 está en que cada viñeta con­tenga un poco de la anterior y algo de la siguiente.

Esto se aprecia muy bien en el desem­barco de cajas desde un junco, en El Lo­to Azul (véase fig. 3). La primera viñeta anuncia la silueta de un barco al fondo y un junco en primer plano, con el que pa­rece relacionarse. En la siguiente, sólo se ve el junco, con unos tripulantes que se asoman por la borda con un gancho largo, que utilizarán en la próxima viñe­ta para recoger unas cajas que flotan. El barco mercante alejándose por el hori­zonte hilvana esta escena con el princi­pio. Aparece después una playa en pri­mer plano, con personas que esperan al junco ahora lejano. Enseguida se ve có­mo descargan las cajas. En la siguiente viñeta se resume todo lo relatado hasta el momento y se anuncia lo próximo: el

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otro, incorporando por el camino canti­dad de datos sin dibujarlos.

El dibujo parece aquí haber pasado a un segundo plano. Incluso, como es de noche, lo más que vemos son siluetas. La primacía es para la secuencia y el rit­mo. De hecho, muchas veces no sabre­mos recordar trazos concretos, caras o colores, pero sí nos habrá quedado muy claro qué es lo que ha pasado y a quién. Además, se han conseguido comprimir en pocas viñetas varios kilómetros de distancia entre el barco mercante y la ca­rretera de costa, y un espacio de tiempo largo en el que pasan muchas cosas. La viñeta en la que aparece el mercante al fondo, el junco en el medio y los que es­peran en la playa es, en este sentido, la mejor, porque resume ella sola todo el tiempo del incidente y el espacio global en que se desarrolla. ¿Es magia? No, se trata del empleo magistral de verdade­ros atajos.

Atajos narrativos

Como se acaba de ver, los atajos sir­ven para contar más cosas en menos es­pacio, resumiendo en el instante de una sola viñeta el paso de mucho tiempo o

49 CLIJ136

junco esta al rondo, los hombres con las cajas se mueven por la playa y a la dere­cha asoma el faro de un coche, hasta ahora desconocido. Es el vehículo que cerrará la serie, alejándose por una ca­rretera. Hay muchas cosas que, mientras

tanto, no hemos visto pero están ahí. Por ejemplo, no cabe duda de que las cajas procedían del buque mercante que se es­capa por el horizonte lejano y ahora han pasado a un coche que también se aleja. La acción va fluyendo de un recuadro a

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Figura 9

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HISTORIETA

reflejando en el espacio limitado del re­cuadro el desplazamiento por una exten­sión considerable, sin necesidad de pre­sentar todos los pasos intermedios de una acción. Con ellos se busca no sólo aprovechar al máximo la siempre limita­

da extensión de una viñeta o un álbum, sino conseguir la mayor intensidad y emoción que permita el medio. A veces, cuando se quiera transmitir calma (lo contrario de intensidad), se detendrá el ritmo habitual de las viñetas para incluir

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§ Figura 11

un dibujo que ocupa varias tiras y apo­derarse de todo el tiempo y el espacio que a ellas correspondía. Es el caso de las portadas, o de altos en el camino co­mo el que se produce en el magnífico plano secuencia en el que Tintín encuen­tra el avión de Tchang estrellado en el Himalaya (véase fig. 4).

Entre las viñetas que Hergé conside­raba mejores no se cuentan las de dibu­jo preciosista o las más documentadas, sino aquellas que se convertían en ver­daderos atajos narrativos, lo cual deja claro dónde pensaba él que está la clave del cómic. Una de ellas se encuentra en El cangrejo de las pinzas de oro (véase fig. 5), cuando el capitán Hadock se en­frenta a los beduinos que les disparaban desde unas dunas. El capitán viene por la izquierda, pero no se le ha dibujado. Sabemos que es él por su característica serie de imprecaciones. Se representa así a una persona con unas palabras, y la du­na se prolonga virtualmente hacia la iz­quierda, por donde viene Hadock. Este alarde no es nada en comparación con lo que se hace para describirnos en una so­la viñeta la secuencia de movimientos de un beduino levantándose y huyendo. Se utiliza toda la fila de bandidos para que cada uno aparezca en una fase del movi­miento individual, y juntos completen el proceso que cada uno ha seguido para ponerse en pie. Para ello se emplea tam­bién el marco geométrico de la viñeta. El primer beduino aparece abajo a la iz­quierda, representando la posición de tumbado tras la duna. Los demás se van reduciendo de tamaño y variando de po­sición, mientras describen un arco geo­métrico y narrativo hacia el extremo su­perior derecho, por el que huyen. Se escapan, prolongando la dimensión vir­tual de la viñeta, esta vez por la derecha. Un pequeño recuadro nos relata toda la carrera del capitán Hadock, sin dibujar­le siquiera, y la de sus perseguidores, ahora perseguidos. Unos cuantos minu­tos de acción y un buen trozo de desier­to en los reducidos límites de un dibujo. ¿Alguien da más?

Personalmente, creo que es el propio Hergé quien da más todavía en una vi­ñeta de Tintín en el Tibet (véase fig. 6). En ella se nos cuentan varias horas de la vida del Yeti y sus jocosas relaciones con el capitán Hadock, pero sin dibujar

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H®, jes el profesor Torna soi7

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Figura 12 Figura 13

al misterioso Hombre de las Nieves. O más bien, dibujando su vida y su reco­rrido sobre un soporte imposible como es la nieve. La inmensidad blanca que invade todo este álbum es, en principio, enemiga del dibujo, es como el negativo de la famosa línea clara que institucio­nalizó Hergé. Dibujar nieve, en un có-mic, equivale a no dibujar nada, dejando el espacio en blanco. En el más difícil todavía, se marcan aquí sobre ese sopor­te blanco las últimas peripecias del Yeti. Podemos asistir, siguiendo sus huellas, a su hallazgo de la botella perdida por Hadock. Tiempo más tarde vienen las consecuencias en forma de borrachera y caída, seguida de la huida con pasos vacilantes hacia la montaña lejana. En el extremo izquierdo de la viñeta, Hadock vociferando; en el extremo derecho, el Yeti, que se ha ido, presente sin necesi­dad de ser representado. De una esquina a otra del dibujo, muchos kilómetros de

Himalaya trasladados para nosotros a un pequeño recuadro por la genialidad de Hergé. Entre medias, la inmensidad blanca del no-dibujo de la nieve.

La viñeta como escenario

Ya se ha visto cómo el plano, en el ci­ne, intentó no ser una mera reproducción de la boca de un escenario en el teatro, y lo consiguió moviéndose él en vez de re­cuadrar una escena que se mueve. Algo similar sucede en el cómic, con el uso de primeros planos, contraplanos, picados o travellings. Aunque aquí, además, el contorno geométrico de la viñeta se con­vierte a veces en un nuevo elemento pa­ra configurar la acción.

La parte inferior de la viñeta será, en muchas ocasiones, no sólo el límite in­ferior del dibujo, necesario para lotifi­car la página, sino también el suelo por

el que discurra la acción de los persona­jes. Así, ficción y soporte se funden, y no se acaba de saber dónde empieza el dibujo (realidad ficticia) y dónde acaba la realidad (el espectador y el papel). Entramos y salimos de la pantalla como en La rosa púrpura del Cairo. Una per­secución por los pasillos de un trasatlán­tico, en Los cigarros del Faraón (véase fig. 7), se sirve del borde inferior de las viñetas, que hace de suelo, para trabar toda la acción. Por él corren en un sen­tido u otro los diversos personajes. También permanece casi fija la baran­dilla del barco, que sólo se interrumpe para saltar de una viñeta a otra pero es siempre la misma y atraviesa todos los recuadros consecutivos sirviendo de tra­bazón a la escena. Es un curioso trave­lling en el que el marco de la viñeta se desplaza sobre el suelo del barco para seguir una carrera.

En una espectacular serie de Stock de

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HISTORIETA

coque (véase fig. 8), se emplea la posi­ción relativa del marco respecto a las lí­neas del dibujo interior para transmitir la sensación de que estamos dentro de un barco que se balancea. El marco de la viñeta permanece estable y ortogonal, pero las líneas de las puertas, la mesa y los catres del camarote se descuadran li­geramente respecto al borde, en cada vi­ñeta hacia un lado.

El borde de la viñeta también es en muchas ocasiones como la boca de un escenario o como un plano fijo. Se es­tablece así una zona visible e ilumina­da y se dan a entender otras zonas que están detrás o a los lados y que quedan fuera del alcance de nuestra vista pero están ahí. De esta forma se amplía a placer el espacio escénico, acentuando las dimensiones o aumentando la ex­pectación y el misterio, al no poder abarcarlo todo. Otra vez es Stock de co­que el álbum que proporciona un buen ejemplo (véase fig. 9), con una viñeta en la que conversan nuestros héroes mientras se superpone un felino al que no vemos, que persigue a Milu. Todos miran hacia fuera de la escena, a la iz­quierda, de donde viene un terrible ru­gido. Milu pasa rápido y se dirige hacia la derecha, intentando salir cuanto an­tes del encuadre de la cámara. Lleva en su boca un hueso cuyo robo sugiere la más que probable causa del enfado del felino. Ampliando virtualmente los lí­mites de la escena, haciendo trabajar a algunos personajes desde fuera, se con­sigue relatar en una viñeta una larga ac­ción para la que un principiante habría necesitado varios dibujos o un costoso formato especial.

En otras ocasiones, se recurre al co­nocido método de empalmar varias vi­ñetas para crear una de proporciones desacostumbradas, por ejemplo, muy larga, con lo que se puede conseguir una toma a medio camino entre el plano se­cuencia, la panorámica y el travelling. Es lo que ocurre cuando todos caminan hacia el Himalaya, en Tintín en el Tibet (véase fig. 10). Lo interesante es ver cómo se varían las dimensiones allí donde más se necesita. Así ocurre en el ataque de unos aviones a la barca de Tin­tín en Stock de coque (véase fig. 11). En esta escena aparece un medio nuevo, el aéreo, con movimientos particulares y,

Colección de pílleles, ¿eso es lo que os enseñan en la escuela?

¡Capitán/¿Llsied aq.

Sí... Ydése cuenta de que esta banda de des-carados ha tenido el valor de recibirme sacando ¡a lengua.

lita 'piran, es como - te en el Tibet..

Pues claro, c se saluda la Bxplíqueme ahora por aué

" —' 'sted aguí. Ye'creía que,..

s la

jAh! Bs-.es...unasorpresa ... ¿sabes ? Mira.

Ejem,go...ttJ... Me había quedado con la ma'guina 'fotoqra'fíca. Entonces creí—medije-sela vou a l/e¡/ar. Ploran...Cosa.-.Turco, el de alia' abajo, puso un. . quía u caballos a mi dis -

posición. hiÇue' amabilidad/ f Y represara t r¡nmgdiai

Pues ahora,como ua esiou aquí, estou pensando que quizá te

acompañe un poco.--

Éso sería magnífico, pero aún no he encontrado guien nos quíe hasta el

¿Hocico del Yac t'¡Mo ir alla^Kou-cho/ No ir... Migou allí arriba. Semana pasada él matar uac

cerca del pueblo. • •

ZuTUí turba, -7n¿¿6 ÙuïcCe...

AQUÍ'Koucho...,aouípastor en­contrar uao matado por migou-

tzs cierto. Mire, capitán. No hau falta guía, Milu nos indicara el camino. Ya ha olfateado

ía pista...

rías sido muu simpático ouia'ndonos hasta aguí.. líue'ívete sin tardar a tu casa

Hasta la vista.amioo, u gracias

Figura 14

para la ocasión, se varía el sistema habi­tual de recuadros. Se intentan potenciar las tomas verticales, en picado invertido, para que tengamos la misma sensación que los personajes. Esto se refuerza pun­tuando las viñetas con elementos como el mástil y las jarcias, que aumentan la

sensación de verticalidad. No vale el ho­rizonte fugado habitual y se intenta re­flejar la visión dinámica que crean los aviones. Incluso cuando éstos se apro­ximan, la toma se hace desde la misma altura de los aeroplanos, siguiendo su desplazamiento.

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j ¡Truenos y rauas! ¡Muchachos, 1 ' que yate 1 /A Qw'en. pertenece? i fVh! Pero... Caramba.¿Secelebré

el carnaval a boro/o?

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Casi,cas!; hay un baile. tí€ disfra­ces... y toda esta oente^ ¡saben?, son a!tezas>, duauesas, artistes, celebridades, etc. e t c .

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rerda.-.e,$cfior maroues, pero tcnoo <¡ue hacerle notar que la señora Casiaj, orey sue conoce\\ ¿7 los náufragos les Ira dado la bienvenida en nombre deiseñor

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Figura 15

La imposible profundidad de campo

Nuestra visión, el cine y la fotografía se enfrentan al problema del enfoque, pues siempre trabajan con lentes inter­puestas entre el espectador y la acción.

Esas lentes sólo pueden presentar bien enfocada una cierta zona (llamada pro­fundidad de campo), y el resto se em­borrona. Las experiencias renacentistas con la cámara oscura aportaron un re­medio para este problema, reduciendo la apertura del diafragma, porque según

las leyes ópticas esto permite observar una mayor cantidad de objetos distantes dentro del enfoque. Los operadores de fotografía y cine emplearon este recur­so para presentar bien enfocados un pri­mer plano y una escena posterior, siem­pre al precio de que cuando se reduce la apertura disminuye la luz y las condi­ciones de trabajo empeoran (hace falta más iluminación artificial o más expo­sición). Es conocido el asombro que causó Ciudadano Kane, que conseguía gran tensión visual al introducir conti­nuamente dentro de campo a dos figu­ras distantes y se servía de las peores condiciones de apertura para acentuar los contrastes de luz y el dramatismo. En todo caso, la lucha por una mayor profundidad de campo ha sido caracte­rística de los nuevos medios de expre­sión, que acogieron con alivio la inven­ción de lentes más capaces como los grandes angulares.

El dibujo tiene una superioridad natu­ral sobre la cámara en todo este tema, y la ha explotado siempre para poder tra­bajar en profundidad, con el artificio de acumular sin perder definición primeros planos, planos intermedios y fondos.

De todos modos, el cómic es deudor de la visión cinematográfica, y toma lo que quiere del dibujo clásico y lo que le interesa de los nuevos medios. Esto se nota muy bien en una viñeta de las Joyas de la Castafiore (véase fig. 12) en la que vemos cómo se encuadra la escena con recursos propios de una cámara y se acu­de a un plano americano de cintura pa­ra arriba de los personajes más próximos y un lejano Tornasol que queda dentro de enfoque. En la estrecha habitación, una cámara lo pasaría mal para captar todo con nitidez, pero aquí no hay limi­taciones y se puede conseguir profundi­dad de campo donde no la hay. Además, esa mayor profundidad que aporta el di­bujo sobre la cámara se refuerza con me­dios propios de la perspectiva tradicio­nal, como en este caso son los fuertes escorzos de Tintín y el capitán. No dejan de ser los mismos recursos que había buscado el Barroco, perforando el sis­tema anterior de escenas en planos pa­ralelos, con figuras y elementos que pertenecían a varios planos.6 Un buen ejemplo de este sistema, luego recupera­do por el cómic7 serían los fuertes escor-

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HISTORIETA

zos de los protagonistas de Las lanzas, de Velázquez.

Aunque el dibujo cuenta, como se ha visto, con recursos propios para soslayar el desenfoque, es tal el peso de la visión fotográfica en nuestros días que, a ve­ces, se imitan sus imperfecciones para hacer un dibujo más verosímil. Es el ca­so de recientes películas de dibujos ani­mados, que desenfocan un fondo res­pecto a la figura {Tarzan, de Disney), como lo haría un teleobjetivo, o bien que desenfocan un primer plano respecto al plano principal, como pasa en Mulanh, de Disney, con las ramas del cerezo ba­jo el que hablan la chica y su padre.

Trazos especiales

Otro sistema habitual que el cómic ha empleado para expresar movimientos y ruidos es el uso de trazos especiales que los representan. Esto supone un gran avance respecto a los medios del dibujo tradicional, que se tenía que contentar con resumir un movimiento con su pos­tura más característica. Otra vez han si­do la fotografía y el cine los que abrie­ron nuevas posibilidades. Gracias a ellos se conoció científicamente la seriación de determinados movimientos (es clási­co el estudio del paso de un caballo). Con las fotografías cinéticas y con el fe­nómeno de la persistencia en la retina, se fue haciendo familiar, por ejemplo, la imagen superpuesta de las distintas fa­ses del movimiento de una pierna. Aho­ra nadie pensaría que aquello represen­ta a una persona con ocho piernas. Son simplemente ocho fases de un movi­miento, acumuladas en un mismo dibu­jo. Pero ha sido necesaria toda una edu­cación visual de nuestra forma de mirar, gracias al cine y la fotografía, para que se acepten estas convenciones. Y cuando la convención es asimilada, se puede dar un paso más de abstracción, y el movi­miento (véase fig. 13) se consigue con unas simples líneas que rodean el cuer­po, o una espiral, o unas gotas de sudor surgiendo de la cara asombrada.

En el cómic hay muchos otros trazos que configuran casi un lenguaje propio. Con ellos se consiguen expresar todas las realidades que no se pueden contar con palabras o con figuras. Es curioso

porque se supera una limitación tradi­cional del dibujo, gracias a él mismo, sin abandonar el medio plano del que se de­pende. Existe ya todo un repertorio de signos para explicar onomatopeyas, ex­plosiones, rugidos o estados de ánimo, además de los globos que se deben inte­grar en el exiguo espacio de la viñeta. Es interesante comprobar que esto no se ha hecho con signos abstractos y arbi­trarios (como hace la escritura con los sonidos de las palabras), sino que se ha empleado la poderosa capacidad meta­fórica1 del dibujo para representar un coscorrón, por ejemplo, no con un soni­do traducido a letras, sino con estrellitas que es lo que uno más o menos ve cuan­do se golpea. Por otro lado, este meca­nismo no es muy diferente del empleado cuando se habla de la cola de un piano, la pata de una mesa o la coronación de un edificio.

Superposición de tramas

El cómic ha intentado, con más o me­nos éxito, superponer varias acciones y escenarios en una misma serie de viñe­tas, dando mayor compacidad al relato y sacando doble partido al dibujo ya rea­lizado. A algo similar aspira el cine cuan­do superpone varios arcos arguméntales, o la novela cuando simultánea varias es­cenas paralelas. De esta manera, el tiem­po y el espacio se aprovechan al máxi­mo, como pretendía hacer el cubismo, atento a integrar las facetas más varia­das de la realidad en una misma trama compleja.

Hergé se convirtió en un maestro de la superposición de argumentos, gracias a la afortunada aparición conjunta en muchas viñetas de varios paradigmas humanos, representados sobre todo por el quijotesco Tintín, su perro Milu en el papel de Sancho Panza y el capitán Ha-dock, un héroe por accidente. Esto se consigue, desde luego, con procedimien­tos gráficos y de guión. Un ejemplo inte­resante es la serie de viñetas que narra el reencuentro, en el Tibet, de Hadock y Tintín, después de un temporal abando­no del capitán. Las figuras principales dibujan la escena del encuentro, mien­tras todos los chiquillos del poblado em­piezan a desarrollar por detrás una esce-

54 CUJÍ 36

na paralela en la que aprenden el peculiar saludo de Hadock (véase fig. 14). Otro caso espectacular es el ametrallamiento ya comentado de una barca, en Stock de coque (véase fig. 11), donde todos noso­tros estamos aturdidos siguiendo los dis­paros que pasan cerca, mientras una cuer­da del barco se balancea continuamente en torno a la cabeza de Hadock hasta aca­bar derribando al héroe, con el que las ba­las no habían podido.

Por último, vale la pena seguir las evo­luciones del jersey de Hadock en unas viñetas de Stock de coque (véase fig. 15), para apreciar el fino sentido del humor de Hergé, que mientras nos cuenta el rescate de los náufragos, no se olvida de que el capitán se quitó el jersey para ha­cer una bandera, y con su tradicional despiste, se lo ha colocado del revés, con el ancla en la espalda. La litote se lleva al extremo porque todos pueden darse cuenta de la confusión excepto el propio protagonista que, como Chariot, vive fe­liz en medio de su ridículo.

En definitiva, todas las escenas co­mentadas, nos hablan de un medio, el cómic, seguro de sí mismo, que no se conforma con las exiguas dos dimensio­nes que se le han concedido e intenta, en sus creaciones más emblemáticas, tras­pasar con sutiles atajos las limitaciones del tiempo y del espacio, en una bús­queda acaso tan inteligente como la de la ciencia intentando dilatar, para el hom­bre moderno, los límites del universo. •

* Fernando Zaparaín Hernández es doctor Ar­quitecto y profesor de Proyectos en la ETSA de Valladolid.

Notas 1. Gombrich, Ernst H., «La psicología del estilo», en Gombrich esencial, Madrid: Debate, 1997, p. 83 y ss. 2. Wôlffling, Heinrich, Conceptos fundamentales de la Historia del Arte, Madrid: Espasa Calpe, 1987. 3. Montes, Carlos, El cómic: potencialidades del lenguaje gráfico e ilusión de realidad, Valladolid: ICE, 1989, p. 9yss. 4. García Escudero, José Ma, Vamos a hablar de cine, Madrid: Salvat, 1970, p. 62 y ss. 5. Asouline, Pierre, Hergé, Barcelona: Destino, 1997, p. 249. 6. Wôlffling, H., op. cit., p. 158. 7. D'Ors, Juan Eugenio, Tintín, Hergé y los de­más, Madrid: Libertarias, 1985. 8. Gombrich, E.H., «La imagen visual; su lugar en la comunicación», en op. cit., p. 41 y ss.

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LOS 100 DEL SIGLO XX

Los recuerdos de una vaca sabia

por Javier Flor Rebañal*

S i los hindúes designan con la palabra Go a su animal sagrado, los lectores de

libros tenemos la palabra Mo para reco­nocer a la vaca más sabia que puebla la li­teratura infantil española del siglo xx. Una vaca que nació como personaje lite­rario en 1991, de la mano de Bernardo At-xaga, y que narra sus recuerdos vacunos desde su nacimiento en 1940, al final de la Guerra Civil española, hasta los albores del siglo XXT, cincuenta años después.

Mo es una vaca reflexiva y pensante, a veces combativa, a veces perezosa, siempre acompañada de otros seres que le ayudarán a expresar sus pensamien­tos. Así irá Mo desgranando una filoso­fía de una vida agridulce que le servirá para diferenciarse del resto de su especie y proclamar esa gran máxima que es la quintaesencia de la novela: «No hay na­da más tonto que una vaca tonta».

El mirlo de Asteasu

Asteasu, el pueblo natal de Bernardo Atxaga, vio nacer a un niño curioso, en 1951, que pronto empezó a volar libre­mente por el mundo, estudiar Economía y dedicarse, a partir de los años 70, a es­cribir, primero poesía y luego novelas para todo tipo de lectores. Bernardo lle­gó a la literatura infantil voluntaria y go­zosamente en los años 80 creando per­sonajes como Nikolasa —aviadora sin par— o Ramuntxo —detective con par—, gérmenes de otros personajes posterio­res: Mo, Bambulo, Shola. Premio Na-

Behi euskaldun baten memoriak Bernardo Atxaga, Ilustraciones de Pedro Osés. Editorial Pamiela. Pamplona, 1991. Existe edición en castellano —Memorias de una vaca (SM, 1992)— y en catalán —Memóries d'una vaca (Cru'ílla, 1992)—.

cional de Literatura en 1989 por Obaba-koak, una novela que recrea historias de un pueblo tan real como los lugares y los espacios en los que Memorias de una vaca se mueve, dos obras bastante rela­cionadas.

Vaca dichosa no tiene historia: Mo sí

Mo es una vaca con historia, a ratos di­chosa, a ratos no. Desde su alumbra­miento empieza a sentir que a su alre­dedor pasan cosas de las que sólo ella se da cuenta. Es el comienzo de la pos­guerra española, que Mo va observando con mansedumbre y buena agudeza men­tal. En su intento de comprender el mun­do, distanciándose de otras vacas, en­cuentra un copain, La Vache qui Rit, que le guía y aconseja junto a un personaje-

conciencia, conocido como El Pesado. Entre unos y otros desentrañarán el gran misterio que encierra el caserío natal de Mo, vigilado por tipos siniestros, receptor de extraños visitantes mensuales y con costumbres extrañas: periódicamente las vacas son encerradas a comer pienso compuesto pero por separado, bien las ro­jas, bien las negras. Un misterio que tie­ne que ver con la época y el lugar: los ma­quis que poblaron el norte de España. Después, Mo deambula por montes y pueblos hasta conocer a una joven monja para adoptarse y convivir mutuamente.

Escrito en primera persona, Mo es la voz que va desvelando con detalle los primeros años de su vida, coincidentes con los años 40. Después, los recuerdos son menores para dejar paso a una gran incógnita final: ¿habrá segunda parte de las memorias? La propia protagonis­ta se da un plazo de diez años para plan-

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LOS 100 DEL SIGLO XX

3ERNARD0 ATXAGA <

MEMORIAS

DE UNA VACA

teárselo, plazo que, casualidad, termina en el año 2001.

Vaca que no lo intenta...

Mo es una vaca que siempre está in­tentando e inventado cosas nuevas. Su humor es socarrón, sus dichos son sen­tencias, sus diálogos puro juego lingüís­

tico, a veces muy complejo (mezclas idiomáticas), sus aventuras una gradua­da trama que genera intriga, sus ironías certeras. Un libro con muchos homena­jes, algunos abiertamente declarados co­mo el dedicado a Stevenson, y con mu­chas lecturas.

Una obra que hace de Mo una vaca muy humana que llega a ser más mora­lista que los episodios bíblicos que oye y

analiza, con más sensibilidad poética que algunos amantes que aparecen en la historia, con más capacidad de escudri­ñar su alma que ningún religioso. Una vaca prudente y taciturna, segura y vi­gorosa, charlatana y amante del silencio, perezosa y paciente, fiel y amiga de sus amigos, siempre en búsqueda de sí mis­ma y siempre vital. Algunos dicen que tiene el diablo dentro, pero es un diablo bondadoso y que sólo se altera ante la injusticia o los lobos. Mo es una vaca sabia hasta en los desengaños afectivos: no es lo mismo saberlo que tragarlo.

Un libro ejemplo de que la literatura infantil es simplemente eso: literatura. Como diría Mo: el que quiera escuchar historias que abra los ojos, que abra los oídos, que abra un libro aunque sea por el otro lado (en este caso, estaríamos an­te un/una impaciente que quiere saberlo todo muy rápido). El que quiera conocer a Mo que abra Memorias de una vaca. •

* Javier Flor Rebañal es psicólogo y coordinador de la revista de literatura infantil y juvenil Peonza, que se edita en Santander (Cantabria).

EMILIO TEIXIDOR MARCABRU

Y LA HOGUERA DE HIELO

TRADUCCIÓN DE ANGELINA GATEU.

I 'Ocell de Foc ha pasado a ser elegida Lsin discusión como una de las mejores obras de la literatura infantil y juvenil es­pañola del siglo xx. Emili Teixidor es au-

En busca de la propia identidad

por Assumpció L issón*

tor de obras para adultos. Es maestro, pro­fesor, crítico, traductor, hasta consigue que se hable de libros en televisión (pro­grama Milparaules), poeta y un gran con­versador. Como maestro y amante de su tierra nos regaló una novela en la que un muchacho, poeta, de nombre ardiente y alado, recorre el país venciendo con la pa­

labra al malhechor para llegar a conocer cuál es su origen y cuál es su futuro.

Aventuras en la Edad Media

Desde su publicación se ha convertido en libro de lectura de los muchachos de

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L'Ocell de Foc Emili Teixidor. Editorial Cruïlla, Barcelona, 1984-2000. Primera edición en Laia, 1972. Existe edición en castellano —Marcabrú y la hogue­ra de hielo (Espasa Cal pe, 1985)—.

la edad del héroe. Esta novela de aven­turas, editada por primera vez en 1972 (el tema suponía en aquella fecha una transgresión política), y traducida al cas­tellano como Marcabrú y la hoguera de hielo, está situada en la Cataluña de la Edad Media entre unos castillos y un monasterio. Empieza el relato cuando tres caminantes y un niño se alejan del castillo, en el que han sido hospedados por el vizconde de Peguera, después de recibir un precioso regalo. Al niño, de unos 12 años, le llaman Ocell de Foc y parece desconocer su propia identidad. Poco más tarde son asaltados por unos bandoleros al servicio del mismo viz­conde. El muchacho consigue huir y se dirige al monasterio de Fruitós. Dos per­sonajes le ayudan: Roe Destraler, un la­drón, y un mago, Rasclet, que le aconse­ja hacerse pasar por peregrino.

Ocell va sintiendo la soledad, el mie­do, el descontento ante la persecución a la que se siente sometido y proclama en versos sus sentimientos. De un juglar a otro los poemas van circulando y el pue­blo los divulga.

«Qui em té recios no sap qué és desconsol Que no daría per un raig de sol, un cop de vent i el cant del rossinyol.»

De esa misma manera, Ocell conoce la historia de sus soberanos. Consigue llegar, aunque con dificultades, al mo­nasterio de Fruitós y permanecer como un monaguillo más entre sus muros. Allí conoce a Arnau, que piensa en huir y quiere convencer a Ocell para que le acompañe, pero éste debe antes descu-

VICTORIA TUBAU, L'OCELL DE FOC, CRUILLA, 2 0 0 0 .

brir su identidad que sólo conoce un fraile. Van al castillo donde hay justas de caballeros y concurso de juglares, y el protagonista se da a conocer como Ocell de Foc, mientras que Arnau reta al viz­conde de Peguera por bandolero. Muer­to el malvado vizconde, Carmesina y su madre salvan a Ocell de Foc y a Arnau. Por fin, ambos se van a ayudar a Jaume I.

Arnau será armado caballero y volverá glorioso junto a Carmesma.

En el último capítulo, Ocell de Foc afirma su identidad de juglar y el brujo Rasclet, como adivino, habla del futuro del país.

El Cec de Cabrera canta:

«Terres de Provença qui us ha vist i us veu! Bessiers, Carcassona! ploreu, ploreu!»

La inclusión de poesías de diversos autores actuales o medievales hace la narración más creíble y literaria. El tema es fiel a la realidad histórica y la am­bienta. Se va introduciendo la vida de la época (la vida en los caminos, la guerra, la vida en el monasterio o en el castillo, la peste, las diversas culturas...), mien­tras la acción se va desenvolviendo a tra­vés de los diálogos y de la narración del protagonista. Los textos de la época no se presentan entrecomillados, porque, le ha parecido al autor, que estaban bien escritos y que a los lectores les agrada­ría leerlos así.

Esta obra, anterior a El nombre de la rosa, es para los adolescentes que la leen la aventura que desearían vivir en un momento crucial, de iniciación tam­bién, de la historia de su tierra. Es cu­riosa la trama de esta novela ahora que se puede comparar con otra obra del au­tor, Cor de roure (1994), situada en la Cataluña del siglo xix. También un mu­chacho se enfrenta a una terrible aventu­ra, también desconoce su identidad, aun­que lo que más le preocupa es vencer por sí mismo la adversidad. Aquí será una muchacha la que le ayudará a de­fender una masía-fortaleza. El misterio, el amor y la seducción serán las bazas para un héroe más maduro. •

* Assumpció Lissón es bibliotecaria en la es­cuela «Costa i Llobera» de Barcelona, y crítica de LU.

Esta sección recoge los comentarios críticos sobre los libros seleccionados como los me­jores del siglo xx en el VI Simposio sobre Literatura Infantil y Lectura que la Funda­ción Germán Sánchez Ruipérez organizó en junio de 2000. (Véase CU/130, p. 56.)

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LA COLECCIÓN DEL MES

¿Quieres que juguemos al teatro?

por Ana Mar ía García Alonso*

I a práctica teatral infantil/juvenil siempre ha sido uno de nuestros ob-

L _ jetivos desde que nos adentramos en el mundo de la literatura. Así, títulos co­mo Teatro Escolar o Joven Teatro, que contaron con importantes autores para su elaboración, tuvieron y, aún hoy tienen, una importante acogida y difusión.

Teníamos la base, y no podíamos de­jarlo ahí. Debíamos continuar ofreciendo obras que siguiesen estimulando la capa­cidad imaginativa y creadora de niños y jóvenes. Esta fue nuestra premisa, nues­tro lema: elaborar un material en el que no sólo pudiesen disfrutar como especta­dores con la representación de una obra, sino que fuesen, ellos mismos, los acto­res, fundamentándonos en que hoy, si te­nemos en cuenta la evolución que han su­frido tanto los criterios educativos como editoriales, consideramos a los niños no sólo como referente o paciente, sino tam­bién como agente, como sujeto activo.

Pero, además, nuestras expectativas iban más allá: la efectividad de las obras no sólo tenían su maravilloso final en el escenario, sino que debían funcionar co­mo libro, en su doble vertiente de teatro leído y de obra impresa, para lo cual el contenido textual se consideró de suma importancia, pero a su vez, el contenido gráfico, ilustrado, representaba, igual­mente, un ingrediente fundamental que no sólo serviría para recrear y reinventar el texto, sino que, en sí misma, consti­tuiría una nueva propuesta de escenario, maquillaje y vestuario.

Y con esta filosofía nació, creció y si­gue creciendo el número de títulos de Tea­tro incluidos en nuestro proyecto de ani­mación a la lectura «Teer es Vivir» en dos de sus colecciones: Montaña Encan­tada, con títulos para Educación Infan­til y Primaria, y Punto de Encuentro, con obras para Secundaria.

Y empezamos...

A partir de todos estos planteamientos era el turno de la elección de las obras. La búsqueda se centró en tres fuentes fundamentales:

— Teatro contemporáneo. — Teatro clásico. — Literatura popular. Nos encontramos con temáticas que

no admitían duda, como la navideña, incondicional en las aulas. Sin embar­go, queríamos superar retos, como, por ejemplo, presentar gráficamente algo que en principio parece que sólo puede funcionar «en vivo», como es el Teatro de Guiñol.

Para los jóvenes, la dificultad radica­ba en la propia selección, de ahí que de­jásemos bien claros desde el principio los criterios a seguir, basándonos princi­palmente en temáticas de interés para ellos.

Muchas han sido las obras leídas y ana­lizadas, de importantes autores, de auto­res desconocidos, de autores de siempre que nos llevaron a culminar la elección

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en lo que ofrecemos: frescura de crea­ción, planteamientos intemporales y es­tructuras clásicas.

Y cabe destacar que todas y cada una de las obras han sido representadas. To­das y cada una de las obras, pues, tienen una «consecuencia real», llevada a cabo por el coordinador teatral de la serie, Jo­sé Canas Torregrosa, que ha puesto en es­cena cada título con todos sus alumnos, traspasando incluso nuestras fronteras.

— Educación Infantil. Nos fijamos, entre otras, en la fuente popular, cuya oralidad facilitaba de forma imponente su adaptación teatral. La sencillez es­tructural y la universalidad de los temas encontraron su actualización en tres adaptaciones: Juan Sinmiedo, La ratita presumida y El pastor mentiroso.

Como muestra del Teatro de Guiñol elegimos La princesa que no sabía es­tornudar, no sólo por lo que supone la representación con títeres, sino porque da pie a todo tipo de actividades relacio­nadas con la elaboración de las mario­netas, potenciando al máximo la creati­vidad de los niños.

Como pretexto festivo para mostrar los elementos que componen un Belén viviente, contando con los más peque­ños, se materializa Érase una vez un niño...

Cierra la lista Cardito Caracol, cuya sana simplicidad sin duda deleitará a ni­ños y grandes.

—Educación Primaria. Nuestra apues­ta para dicha etapa está basada en la re­cuperación de auténticas joyas del teatro infantil (Pluft, el fantasmita, El genera-Uto), adaptaciones de títulos de narrati­va cuya estructura y acción sólo tenía que ser reorganizada para constituir una obra de teatro, por su gran contenido dramático (¡Atasco!) por un lado, o cu­ya temática servía como pretexto ideal, respetando la intencionalidad y belleza de su origen (La historia de un hombre­cillo de papel), por otro, clásicos (El to­ro Ferdinando), temáticas de siempre y nuevos enfoques, que nos dieron la pau­ta para su elaboración.

— Educación Secundaria. Aquí he­mos contado con autores de talla inter­nacional y con el acierto incondicional que suponen nuestros clásicos. Así, La zapatera prodigiosa —de la que declara el propio Federico García Lorca: «Es una

farsa, más bien un ejemplo poético del alma humana... El color de la obra es ac­cesorio... Desde luego la zapatera no es una mujer en particular, sino todas las mujeres...»— nos ofrece una temática universal, de ahí su modernidad; o De pasos y entremeses (Lope de Rueda, Miguel de Cervantes y Hnos. Alvarez Quintero), cuatro obras de tres autores de diferentes épocas que nos prestan la ligereza y comicidad del paso y del en­tremés.

De temática clásica son Esto es Troya y Erase una vez la revolución, en las que los héroes griegos y la época de Napo­león sirven para extrapolar temas tan ac­tuales e intemporales como el tesón del hombre por alcanzar sus metas o la lu­cha por el poder.

De la mítica fábula de La cigarra y la hormiga toma su nombre y tema Ciga­rras y hormigas, en la que, sin embargo, y según declara su autor, Carlos Álva-rez-Novoa, «mi intención fue criticar el trabajo deshumanizado... frente a un mundo de libertad y amor».

Con Segismundo y Compañía se hace una propuesta muy clara: jugar al teatro dentro del teatro. Y se plantea haciendo un guiño, divertido, pero nunca irrespe­tuoso, a una de las obras más significa­tivas de teatro español: La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Con este texto se aprenderá que el teatro es algo vivo, con el que, desde diferentes puntos de vista, todos podemos disfrutar.

Las farsas, en su origen, se intercala­ban en medio de la representación de au­tos sacramentales y misterios medieva­les, servían para distender, para provocar la risa y el esparcimiento, de ahí que siempre se relacionasen con lo cómico, lo bufonesco, lo grotesco. No es sólo una forma de contar la vida; también al­canza a los espectadores. Con las seis farsas que componen Farsas maravillo­sas, tanto actores como espectadores se divertirán, además de expresarse sobre temas tan importantes como la muerte.

De la mano de José Luis Alonso de Santos con Cartas de amor a Mary, Ángel Camacho con La consulta, y Jor-

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LA COLECCIÓN DEL MES

Bibliografía

Educación Infantil Cardito Caracol, Inmaculada Díaz; il. Ana López Escrivá. El pastor mentiroso, adapt. Violeta Monreal; il. Violeta

Monreal. Juan Sinmiedo, adap. José Manuel Ballesteros; il. Enjamio. La princesa que no sabía estornudar, José Cañas; il. Rocío

Martínez. La ratita presumida, adap. José Manuel Ballesteros; il. Te­

sa González. Una vez ocurrió que un niño..., Damián Cañas; il. Nivio

López Vigil.

Primaria ¡Atasco! (6 años), Pablo Prestifilippo; adapt. Ángeles Ji­

ménez Soria; il. Pablo Prestifilippo. El parque enfermo (6 años), Damián Cañas; il. Olga Mir. La foto de Navidad (6 años), José Manuel Ballesteros; il.

Xosé Cobas. El toro Ferdinando (8 años), Munro Leaf; adapt. José Ca­

ñas; il. Ángeles Peinador. La historia de un hombrecillo de papel (8 años), Fernando

Alonso; adapt. José Cañas; il. Elena Odriozola.

Ojos de botella de anís (8 años), J. Cañas; il. Violeta Monreal. Pluft, el fantasmita (8 años), Ma Clara Machado; il. Tesa

González. El Generalito (10 años), Jorge Díaz; il. Alicia Cañas. El profesor desinflado (10 años), Fernando Almena; il. Rocío

Martínez. Quico, el niño que quiso ser cómico (10 años), Miguel Me­

dina Vicario; il. Teresa Novoa. Un país sin nombre (10 años), José Cañas; il. Ada García.

Secundaria Cigarras y hormigas, Carlos Álvarez-Novoa De pasos y entremeses, Lope de Rueda, Miguel de Cer­

vantes y Hnos. Álvarez Quintero. Dos saínetes, Fernando Arrabal. Érase una vez la revolución, José Manuel Ballesteros. Esto es Troya, Francisco López Salamanca. Farsas maravillosas, Alfonso Zurro. La zapatera prodigiosa, Federico García Lorca. Segismundo y compañía, Fernando Lalana. Teatro breve, José Luis Alonso de Santos, Ángel Camacho

y Jorge Díaz.

ge Díaz con Epitafio, formamos el volu­men de Teatro Breve, donde, por medio de dos personajes protagonistas, en un único decorado y en un espacio breve de tiempo, se nos ofrece el tragicómico de­sarrollo de tres obras en las que los au­tores, con su magistralidad, llegan a pro­fundizar en importantes aspectos de crítica social.

Como colofón, no podía falta el teatro del absurdo, cuya máxima expresión la te­nemos en Fernando Arrabal con Dos saí­netes, en los que, como él mismo declara, «los saínetes gustan, ¡y asustan!, al propio autor porque alteran el orden de las co­sas...». La invitación está servida.

Material complementario

La parte central, la del sujeto activo, el actor, estaba cubierta. Sin embargo, mu­chos eran los educadores que solicitaban no sólo contenidos para trabajar en las aulas, sino también guías, premisas que

les ayudasen a obtener lo mejor de las obras, a conocer, antes de actuar, las di­rectrices que les orientasen y preparasen ante el elenco de actores en potencia que conforman su clase y conseguir de ellos el máximo de sí mismos.

Para ello y de la mano de nuestro ex­perto en teatro, José Cañas, se elabora­ron, por un lado, las «Claves de puesta en escena», correspondientes e indivi­duales a cada título, en las que se des­grana la obra, y, por otro, lo que hemos denominado «Propuesta para hacer tea­tro en Educación Infantil y Primaria» y «Programa básico de Expresión Dramá­tica en Secundaria», en los que se expli­ca nuestro «particular decálogo», y se ofrecen juegos de expresión dramática, talleres, técnicas auxiliares, montajes... de acuerdo a las pautas necesarias y co­rrespondientes a cada ciclo educativo, y que resultan una guía perfecta de prepa­ración y punto de partida.

Y, para terminar, conscientes de que el montaje de una obra puede dar pie a

muchas actividades, hemos creado todo un material lleno de color y sugeren­cias: un teatro de guiñol con marionetas con las que jugar y poder dibujar, o care­tas para recortar y colorear, son la opción para los más pequeños. Sugerencias rea­les de vestuario, maquillaje, escenogra­fía... en las fichas del «paso a paso», en las que, por medio de fotografías, se explican materiales, se ofrecen directrices de corte y confección, se facilitan dibujos, se mar­can pautas, en definitiva que ayudarán a aprovechar todo lo que se tenga a mano.

Nuestra intención ha sido cubrir las ne­cesidades de todas los implicados: mate­rial para los niños y los jóvenes y para el profesorado.

Y ¿seguimos? Por supuesto. Bucear por el maravilloso mundo del teatro nos ha ayudado a descubrir las infinitas po­sibilidades que ofrece este género. Con­tinuaremos, pues, ¡ayudando a actuar! •

* Ana María García Alonso es directora del Dpto. Infantil/Juvenil de Editorial Everest.

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LA PRACTICA

23 de abril: un homenaje a la lectura

por Guadalupe Jover y M s Ángeles Rodríguez*

El ÍES «Azorín» de Elda-Pretel celebra el Día del Libro, el 23 de abril, por todo lo alto. Para ellos la jornada constituye un homenaje a los libros y a la relación que se establece entre obras y lectores. Por este motivo, profesores y alumnos se afanan en escoger el fragmento de un libro que leerán ese día a sus compañeros. Es todo un ritual, cuyos preparativos se disfrutan tanto como la ceremonia final.

Cada 23 de abril, Día del Libro, profesores y alumnos del ÍES «Azorín» se encaraman al escenario de la sala de actos para leer, para compartir una lectura con sus compañeros.

«Puedes leer lo que quieras: cualquier tema, cualquier género, cualquier tono, cualquier lengua. La única condición es que te guste a ti y que la lectura no so­brepase el minuto y medio». Así acaba la invitación que, año tras año, hacemos, casi de uno en uno, a todo el profesora­do, alumnado y personal no docente del ÍES «Azorín.»

Y es que el 23 de abril ha acabado por convertirse en la fiesta grande del curso académico. En torno a las doce del me­diodía y hasta las dos de la tarde, nos reunimos en el salón de actos todos los que queremos participar en este home­naje al libro, a los libros. Y también se rinde homenaje a los lectores y a la lec­tura. Porque, a diferencia de lo que ocu­rre con la ya tradicional lectura en voz alta del Quijote, aquí el centro de aten­ción no está tanto en el libro, como en el encuentro entre éste y el lector. Se resalta el hecho de que cada uno haya escogido, entre los miles de textos po­sibles, uno solo, y haya querido com­partirlo con los demás para ofrecer algo de sí mismo o bien descubrir a los otros el latido de unas líneas con las que tal vez nunca habían tropezado.

Los secretos de un ritual

Quienes ya conocen el rito tienen la­tente su recuerdo durante todo el año, y quizá cuando allá por octubre cae deter-

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minado poema, o cuento, o ensayo en sus manos, se dicen: «Éste es. Esto es lo que leeré este año». Y la decisión ya está tomada. Otros, aun conocedores de la cita anual, zozobran hasta el final du­bitativos, esperando un impulso de últi­ma hora que les arrastre hacia uno de esos dos o tres textos que tienen en ca­beza, pero que no saben con cuál que­darse. ¿Qué leer? ¿Lo que a uno le bu­lle por dentro, y necesita arrancarse del alma? ¿O algo más bien que sorprenda, que inquiete, que invite a la reflexión al auditorio?

Si para unos, decíamos, la celebra­ción del 23 de abril constituye un rito, para otros no deja de ser una sorpresa. Así ocurre con los alumnos y alumnas llegados ese mismo año al centro, o con los profesores aún con plaza provisio­nal que no lo han vivido en artós ante­riores. «Pero, ¿qué hay que leer?», pre­guntan. «Lo que quieras. Algo qu® te apetezca leernos a los demás por los motivos que sea. Y esos motivos te los puedes callar, o nos los puedes explicar en una breve presentación. Pues la lec­tura puede ir precedida de unas pala­bras en que, o bien te limitas a decir el nombre del autor y la obra de donde has extraído tu texto, o bien comentas el motivo de tu elección, por qué ha sido ése y no otro el texto que has elegido para compartir con nosotros. Puede ser un texto de física o de biología, un poe­ma o un cuento breve, un fragmento de la Biblia o de una tragedia griega... Lo que quieras.»

Unos aceptan, otros declinan la invita­ción. Al final, acostumbramos a ser unos 40 o 45 —entre profesores y alumnos y, normalmente, repartidos al cincuenta por ciento—, quienes nos compromete­mos a participar como lectores. El resto también lo hará, aunque en calidad de auditorio. Y así, la semana previa al 23 de abril, todas las tardes hay ensayos. Ensayos un tanto caóticos, es cierto, ya que, salvo tres o cuatro coordinadores del acto que procuran estar presentes to­dos los días, el resto se va distribuyendo para que dichos ensayos no resulten muy pesados. Solemos pedir que cada uno acuda un par de días, y si nos puede de­cir de antemano a qué hora le viene bien, procuraremos que no tenga que esperar mucho. Es cierto que a algunos les gus-

LA PRÁCTICA

ta pasar allí la tarde, y repetir al día si­guiente, y así se teje una alegre red de complicidades. Solicitamos también la colaboración de los alumnos que saben tocar algún instrumento, porque cada lectura va acompañada de la interpreta­ción de una pieza musical. Flautas, gui­tarras, órganos, violines... cada instru­mento se selecciona en función de su adecuación al carácter del texto que ha de acompañar. Se prueba un instrumen­to, otro... Se opina acerca de si tal pieza absorbe demasiado la atención frente a un recitado... Algunas parejas de lecto­res y músicos vienen sugeridas por los propios participantes, porque quieren proyectar en esa fusión de melodía y pa­labra todo un complejo de afinidades o afectos. Son días entrañables, los de los ensayos.

Al mismo tiempo, se organizan otras actividades: los alumnos empapelan li­teralmente el centro con frases sacadas de aquí y allá, con versos que les han emocionado, con máximas de pensado­res o de agitadores. En algunas clases, y también entre los profesores, se han in­tercambiado previamente pequeñas tar­jetas de acuerdo con las normas del «amigo invisible» para que el mismo día 23 podamos regalar un libro y recibir otro con alguna dedicatoria escondida entre sus páginas...

El gran día

Y el día 23, con toda la solemnidad que la fecha requiere, sobre un escenario engalanado para la ocasión y lleno de li­bros, con un patio de butacas abarrotado de chicos y chicas que asisten porque quieren, pues allí no va nadie por obli­gación, empieza nuestro homenaje a los libros.

Tras una breve presentación del acto, que nos enmudece a todos y crea una atmósfera contenida de emoción y júbi­lo, comenzamos, uno tras otro, a subir al escenario. Al confeccionar el pequeño programa que ofrecemos a la entrada, hemos procurado ir alternando voces fe­meninas y masculinas, verso y prosa, ficción y no ficción, lecturas de profe­sores y lecturas de alumnos, unas len­guas y otras. Es ya casi una tradición empezar por algo de los griegos —siem-

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pre hay alguien dispuesto a leernos al­gún fragmento de la Ilíada o la Odisea, de Platón o de Aristófanes—, que se lee, claro está, en griego clásico, acompaña­do de la traducción al castellano. Esto no será insólito. Aunque muchos textos se leen traducidos, otros se leen en sus lenguas originales: escuchamos el latín en versos de Catulo o de Ovidio, el in­glés de Shakespeare o de Alian Poe, el francés de Prevert o Saint Exupèry, el italiano de Rodari o Calvino, y por su­puesto, a Salvador Espriu, a Joan Fus-ter, a Lluís Llach los escuchamos en catalán... Se lee tal vez el Génesis o el Eclesiastés, a Lorca o León Felipe, a Cavanilles o Henri Poincaré, a Indro Montanelli o Manuel Vicent, a Bene-detti o Neruda, a Jorge Wagensberg o Laín Entralgo, a Cervantes o don Anto­nio Machado... Solemos acabar con una pequeña dramatización que, tradicional-mente, corre a cargo de dos de los pro­fesores de teatro del instituto, quienes nos hacen reír hasta saltársenos las lá­grimas con sus interpretaciones de algún episodio del Quijote, de un poema de Alberti o unos diálogos de Jorge Ed­wards, por recordar lo vivido los tres úl­timos años.

Finalizado el acto, nadie se mueve de su butaca. Es como si no quisiéramos que aquello se acabara, y tuviéramos ganas de que nos leyeran más y más. Po­cas veces tendremos una convicción tan profunda de que son los libros los que nos acercan a la entraña de los otros. Por eso, porque no queremos separarnos aún, porque queremos prolongar el momen­to, vamos todos, lectores y músicos, a comer juntos a la cantina del instituto, aunque sea un bocadillo. Lo importan­te es poder revivir, recordar, almacenar en la memoria anécdotas e impresio­nes; conversar sobre los libros. Y siem­pre hay quien dice, que aunque al año siguiente esté en otro centro, que por favor le avisemos, que no quiere per­dérselo. Y tal vez esos, los que se van, se acuerden siempre de aquel 23 de abril en que la celebración del Día del Libro fue algo hondamente vivido y compartido. •

* Guadalupe Jover y Ma Ángeles Rodríguez son profesoras en el ÍES «Azorín» de Elda-Petrel (Alicante).

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LIBROS

Lobo Olivier Douzou. Ilustraciones del autor. Traducción de Diana Luz Sánchez. Colección Los Especiales A la Orilla del Viento. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, D.F., 2000. 1.300 ptas.

Hay que ver cuánta literatura ha ge­nerado la figura del lobo. Se podría ha­cer un estudio sobre el trato literario que ha recibido este animal tan espe­cial y, en realidad, tan maltratado por la especie humana. El libro que nos ocupa estaría entre los que proponen un juego visual a través del que se nos inocula un poquito el estrés que genera este animal peludo.

Por medio de una ingeniosa compo­sición, este prestigioso grafista, autor, ilustrador y editor francés, juega con la paulatina aparición de un lobo que ter­mina por comerse una zanahoria. Diver­tido, simpático y nada dulzón, sino que más bien rompe esquemas y ofrece una línea contundente y un color abrumador en sus páginas. Nuria Obiols.

Una nube Anne Herbauts. Ilustraciones del autor.. Traducción de Miguel Ángel Mendo. Editorial Kókinos. Madrid, 2000. 1.750 ptas.

¡Ay! ¡Qué triste es estar triste! Es­to es más o menos lo que le ocurre a un oso llamado Edu. Una mañana se despierta con una nube encima de la cabeza. Una nube que representa su penita y a la que no hay manera de ahuyentar. Sólo el tiempo y el llanto consiguen que Edu se sienta mejor. Y así, como tantas veces ocurre, al día siguiente ya pasó todo.

Se trata de una historia bonita, con­tada de forma clara y usando la ade­

cuada metáfora de la nube, para ex­presar esa tristeza que no sólo sienten los mayores. También los más peque­ños tienen sus días grises y por ello esta historia, a buen seguro, les en­cantará. Las ilustraciones son muy acertadas y la línea es de lo más fres­ca y dinámica. Delicioso de verdad. Nuria Obiols.

Blancanieves y otros cuentos de princesas Tiziana Merani. Ilustraciones de Antongionata Ferrari. Traducción de Neus Devant. Colección La Voz y el Cuento. Editorial Montena. Barcelona, 2000. 1.990 ptas.

La princesa y el guisante y Piel de Asno son los otros cuentos que acompa­ñan al de Blancanieves, en este álbum ilustrado. Para la ocasión, Tiziana Me­rani ha realizado unas adaptaciones de estos clásicos populares pensadas para la lectura en voz alta. Para ayudar a los declamadores en su quehacer, es decir, para señalar o sugerir entonación, pau­sas, ritmo, etc., se juega con la tipogra­fía. La forma y el tamaño de las letras, la negrita o la cursiva, los espacios en blanco, el movimiento del texto, todo son pistas para que el narrador cambie el ritmo, la entonación, ponga mayor o menor énfasis en lo que lee.

Es una buena idea, y la verdad es que las adaptaciones de Merani son ágiles y contienen los elementos principales de estos cuentos tradicionales. Las ilustra­ciones hacen el resto. En este caso, son estilo Quentin Blake o, lo que es lo mis­mo, tienden a la caricatura, ponen la no­ta de comicidad en las historias, despo­jadas la carga de crueldad que tienen las primeras versiones. En la misma colec­ción encontramos Caperucita Roja y otros cuentos de lobos malvados, y Pul­garcito y otros cuentos del bosque.

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LIBROS/NOVEDADES

DE 6 A 8 ANOS

Miamor Babette Colé. Ilustraciones de la autora. Traducción de Celia Filipetto. Editorial Destino. Barcelona, 2001. 2.100 ptas. Existe edición en catalán —Amormeu—.

Miamor es un perro que va a sufrir en propia carne la llegada de un bebé a la familia, de un nuevo amor. Él va a pasar a un segundo término, por mucho que intente hacerse notar o, lo que es peor, acercarse al recién llegado. Miamor hará muchas y lógicas tonterías, que Babette Colé recoge en imágenes ver­daderamente cómicas, chistosas y exa­geradas, como es habitual en ella. Todo para hacernos entender qué es el amor, qué significa y qué podemos llegar a hacer en nombre del amor.

El tema ha merecido sesudos estudios a lo largo de los siglos, pero Colé ha sa­bido sintetizar la esencia de este senti­miento en las pocas páginas de un ál­bum básicamente visual, sólo punteado por frases definitorias tipo: «El amor te da fuerzas», «A veces, el amor te hace hacer tonterías», o «El amor significa perdonar», que Miamor se encarga de llevar a la práctica, dando lugar a las si­tuaciones jocosas que mencionábamos. Una vez más, la autora invita a la refle­xión a partir de sus incisivas y, al mis­mo tiempo, cariñosas caricaturas de nuestra vida.

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El siglo más nuevo del mundo Teresa Duran. Ilustraciones de Montse Gisbert. Colección Nacimientos. Editorial Tándem. Valencia, 2000. 2.600 ptas. Existe edición en catalán —El segle mes nou del món—.

Que los siglos tienen cien años y las horas sesenta minutos es algo que no sorprende a ningún... adulto. La cosa se complica cuando deben expli­carse estas cuestiones a los niños. Por ello es tan destacable el esfuerzo de la autora, que aproxima los conceptos de siglos, años, meses, días, horas, minu­tos y segundos al público infantil, en tan sólo unas cuantas páginas, de for­ma pausada, amena y con buen rit­mo, utilizando el símil de la familia para explicar cómo medimos el tiem­

po —Papá Tiempo y mamá Historia, van a tener un nuevo hijo, un nuevo siglo—. Y si a ello le añadimos que Montse Gisbert ha sabido encontrar la forma de expresar todo este beren­jenal mediante la imagen, concluimos que no se puede pedir más.

La cuestión, ahora, es saber a partir de qué edad se puede disfrutar de es­te álbum. Pues de cualquiera. Es de­cir, los más pequeños descubrirán qué hay detrás de una terminología que les suena, utilizada a diario por los adultos que les rodean. Y los que son más cre-ciditos podrán comprender y conso­lidar conocimientos que, sin duda al­guna, generan y generarán bastantes quebraderos de cabeza durante los años de este siglo que acabamos de estrenar. Felicidades al tándem de au­tora e ilustradora por tan grata histo­ria y les deseo muchos más inventos para este siglo. Nuria Obiols.

Hacer el indio Alfredo Gómez Cerda. Ilustraciones de Xan López Domínguez. Colección Soy... Jerónimo, 1. Editorial Bruño. Madrid, 2000. 875 ptas.

Libro de presentación de una nueva colección de álbumes protagonizados por un niño de 6 años, Jerónimo, que debe su nombre a la enorme afición que tiene su padre por las películas de in­dios. En este episodio, Jerónimo nos confiesa que no entiende a los mayores y, más concretamente, a sus padres, que no le dejan «hacer el indio» durante la semana a pesar del nombre que lleva. Bueno, no los entiende excepto cuando llega el domingo, día en el que toda la familia «hace el indio».

La idea del autor es abordar a través de Jerónimo, que por lo demás es nor­

mal, los problemas, las situaciones coti­dianas propias de los niños de esta edad. Con la autenticidad que confiere la uti­lización de la primera persona, se consi­gue la complicidad con el lector, que se verá reflejado en el espejo de Jerónimo. El autor ha escogido, además, la vía de la comicidad, de las situaciones llevadas al extremo, para explicar, en este caso, el tema de las travesuras, pero sin dog­matizar. Las ilustraciones de López Do­mínguez, con sus figuras despropor­cionadas, sus encuadres atrevidos, su humor, potencian la historia.

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Un tesoro para compartir Chris Conover. Ilustraciones del autor. Traducción de Mireia Porta i Arnau. Editorial Juventud. Barcelona, 2000. 1.800 ptas. Existe edición en catalán —Un trésor per compartir—.

Ninguna riqueza es comparable al gran tesoro de los libros, sería el men­saje explícito, quizá demasiado, en esta historia que transcurre en reinos anima­les humanizados, y en remotos tiempos. En el imperio de los felinos manda, co­mo no podía ser de otra manera, el león Leo Melena Dorada, que impone su ley vía rugido. El suyo es un reino analfa­beto, donde jamás se ha visto un libro. Cuando nace su primogénito, todo el mundo se pregunta por qué tiene alas el cachorrito de león. Pues muy senci­llo: está llamado a volar hasta el vecino reino del monarca Ursus de Plata, cuyo mayor tesoro son los libros.

Con la estructura propia de los cuentos populares, pero sin su enjundia, esta his­toria bienintencionada tiene en la ilustra­ción su mejor baza. Conover ha hecho un dibujo bastante naturalista de los animales y los ha humanizado y vesti­do con lujosos ropajes de época. El con­traste tiene un impacto visual difícil de olvidar. Las imágenes son un primor de expresividad y cuidado del detalle. Además, el color contribuye a caracteri­zar la especial atmósfera de este álbum.

La Julia té un estel Eduard José. Ilustraciones de Noemí Villamuza. Colección Peripècies, 30. Editorial La Galera. Barcelona, 2000. 620 ptas. Edición en catalán. Existe edición en castellano —Julia tiene una estrella—.

En clave fantástica, este cuento, ga­nador del Premio Comte Kurt 1999, aborda el difícil tema de la muerte. La madre de Julia se está muriendo, pero se despide de su hija a través de un subterfugio que no es nuevo, pero que aquí presenta una variante distinta: le dice que tiene que irse a trabajar a una estrella. La madre muere, pero a Julia le queda esa estrella brillante en el cie­lo, que la niña no deja de mirar ni una

El rei deis ocells Helen Ward. Ilustraciones de la autora. Traducción de Nuria Font i Ferré. Editorial Cru'ílla. Barcelona, 2000. 2.550 ptas. Edición en catalán.

Los pájaros se han propuesto elegir rey y, después de discutir si ganará el que haga el mejor nido, tenga el pico más largo o cante mejor, deciden que se ceñirá la corona el que sea capaz de volar más alto. Comienza la carrera, y cuando el águila está tan arriba que ape­nas se ve, de entre sus plumas sale el cargolet, que todavía es capaz de volar un poco más alto. Así, los pájaros no só­lo tendrán como rey al que puede re­montarse más lejos en el cielo, sino al más listo.

Helen Ward ha concebido esta fábula como si se tratara de un libro de cono­cimientos sobre los pájaros, al menos en la parte de la imagen. Es decir, que la

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sola noche. Naturalmente que se ha­ce preguntas: ¿cómo es que su madre puede trabajar si está enferma?, ¿habrá alquilado un cohete para llegar ahí?, ¿podrá ella visitarla alguna vez?...

A pesar de que la idea argumentai no resulta del todo original, aquí está muy bien resuelta, con mucha sensibilidad y sentido común, en un texto contenido, pero emotivo. El resto lo ponen las ilustraciones de Noemí Villamuza, con esa Julia adorable, cabezona y de ojos soñadores con los que escruta el cielo. El desamparo que transmite esa ima­gen en la que se la ve sentadita en una silla, y detrás la ventana con los porti-cones cerrados, es inmenso. Otra ima­gen para el recuerdo es la de las caras juntas de madre e hija, en el momento de la despedida. Hay expresividad, mo­vimiento, delicadeza y ternura en este trabajo de la ilustradora.

historia le sirve para dibujar todo un ca­tálogo ornitológico, pero con una com­posición más propia de un álbum ilus­trado creativo, más que de un libro de ciencias, que no pretende ser. Sobre los fondos blancos de las páginas, Ward juega, unas veces a aglutinar una canti­dad ingente de especies creando un mo­saico de colores y, otras, a centrarse en unos pocos ejemplares, para los que re­crea un habitat. Su dibujo es exacto y elegante, y el conjunto tiene una fuerza plástica sorprendente. La autora ha sali­do airosa en este intento de mezclar fic­ción y realidad, que aquí guarda un pre­cioso equilibrio. En las última páginas, el lector podrá encontrar el nombre de todos las especies retratadas, y descri­tas algunas de sus características.

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LIBROS/NOVEDADES

DE 8 A 10 ANOS

El maravilloso plan de Guillermo Richmal Crompton. Adaptación de Martin Jarvis. Ilustraciones de Toni Ross. Traducción de Atalaire. Colección Guillermo el travieso, 3. Editorial Altea. Madrid, 2001. 700 ptas.

Aviso para «guillermófilos»: éste no es «nuestro» Guillermo Brown, que nos lo han cambiado. El responsable del cambio, Martin Jarvis, es un conocido actor y locutor británico que tuvo la idea, allá en 1973, de adaptar para la ra­dio (BBC), y pensando en niños de unos 8 años, una historia del famoso perso­naje de Richmal Crompton. La acogida fue extraordinaria y sus lecturas, edita­das posteriormente en audiocasete, han merecido importantes premios y se han convertido en auténticos best-sellers.

Ahora esas historias han vuelto al pa­pel y, acompañadas de los siempre exce­lentes dibujos de Tony Ross, se presen­tan en esta colección formada por seis volúmenes, que agrupan veinticuatro relatos breves. Unos relatos humorísti­cos, narrados con sencillez y agilidad y muy fáciles de leer, cuya peor virtud es haber conseguido despojar a la espléndi­da saga de Crompton de su condición li­teraria y de su intención subversiva. De cualquier manera, son libros que divier­ten y merecen, por ello, ser tenidos en cuenta: el ingenio y el humor de Cromp­ton, que son únicos, persisten.

Pottokoren otsoa Pello Añorga. Ilustraciones de Jokin Mitxelena. Colección Miru, 43. Editorial Elkarlanean. San Sebastián, 2000. 790 ptas. Edición en vasco.

En esta nueva entrega del conocido personaje creado por Añorga y Mitxe­lena, se nos presenta el problema del lobo, el miedo de los pastores a este animal. Toda una serie de sucesos de­sembocarán en una situación límite donde la vida de Pottoko, tras un ac­cidente, se ve en grave peligro... para, finalmente, ser salvado por su perro y sus padres.

Aparte de la historia en sí, que se

lee muy bien y es bastante entreteni­da, el estilo de Pello Añorga, jugando con las palabras, con la sonoridad de la lengua, con los paralelismos, así como las excelentes ilustraciones de Jokin Mitxelena, que complementan muy acertadamente la narración, ha­cen que nos encontremos ante un li­bro ameno y entretenido. Una obra en la que el autor se sirve de los tó­picos para crear una historia original y bastante acertada, donde el miedo y el humor se dan de la mano. Xabier Etxaniz.

Poèmes y cançons de Sant Jordi Autores Varios. Ilustraciones de Max. Editorial Publicacions de l'Abadia de Montserrat. Barcelona, 2000. 2.500 ptas. Edición en catalán. Incluye CD.

Se acerca el Día del Libro, la festivi­dad que en Cataluña se celebra el 23 de abril, Sant Jordi, cuya leyenda ha inspi­rado una parte de los poemas que en es­te álbum se recogen, firmados por algu­nos de los mejores escritores catalanes, como Salvador Espriu, Jacint Verdaguer, Joan Maragall o Josep Carner. La selec­ción resulta acertada, pues ofrece visio­nes muy distintas del personaje y de la celebración.

En la segunda parte del libro, en cam­bio, hay la letra de una serie de cancio­nes, la mayoría escritas y compuestas por José Manuel Pagan, que hacen refe­rencia a la llegada de la primavera, a la leyenda de Sant Jordi o a la propia cele­

bración del Día del Libro, en el que es costumbre regalar libros y rosas. En es­ta canción, titulada Sant Jordi del futur, el autor se pregunta cómo será la fiesta en el 2093, si la gente tendrá que en­viarse el libro y la flor por Internet. To­das las canciones se pueden escuchar luego en el CD que acompaña al libro.

Max realiza toda una recreación ac­tualizada de la leyenda de Sant Jordi y, por ejemplo, convierte al dragón en una especie de cocodrilo gigante. Casi todas las imágenes tienen un marcado carác­ter cómico-festivo que recogen muy bien el espíritu de la fiesta. Los lectores de 6-8 años también pueden disfrutar de este producto multimedia, con conteni­dos adecuados para un segmento am­plio de edades.

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sant Jordi

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DE 10 A 12 ANOS

La selva de los números Ricardo Gómez. Colección Alfaguara Infantil. Editorial Alfaguara. Madrid, 2000. 845 ptas.

Después de mucho pensar, la tortuga Tuga acaba inventando los números. Convencida de que su invento puede ser muy útil para poner un poco de orden en la vida de la selva, sale en busca del rey León para contárselo. Pero resulta que el rey no es precisamente una lum­brera, y Tuga no tendrá más remedio que ir explicando su invento a todos los animales que encuentra. No será senci­llo, pero todos —elefantes, abejas, mo­nos— encontrarán prácticas aplicacio­nes al nuevo descubrimiento.

Un relato entretenido y lleno de humor, en el que a través de los juegos y las acti­vidades de los distintos animales, el autor muestra la importancia de los números en la vida cotidiana. Tras leer este cuento, los lectores —incluso los refractarios a las matemáticas— llegarán a la conclu­sión de que saber contar, numerar, orde­nar y agrupar es, además de imprescindi­ble, fácil e incluso divertido.

Sobre el mismo tema y en esta misma colección, pero para lectores de 12-14 años, se ha publicado también Malditas matemáticas. Alicia en el País de los Números, de Cario Frabetti. Un ameno y didáctico recorrido por el mundo de las matemáticas, siguiendo las andanzas de los personajes de Lewis Carroll.

Un tonel de risas, un valle de lágrimas Jules Feiffer. Ilustraciones del autor. Traducción de Herminia Bevia y Antonio Resines. Editorial Anaya. Madrid, 2000. 1.825 ptas.

Jules Feiffer, un ilustrador neoyor­quino muy conocido, se ha atrevido con la pluma y el resultado es esta inusual obra sobre un príncipe que pasa bastantes pruebas antes de en­contrar sentido a su vida. Una historia poco convencional, tanto por la forma como por el fondo, aunque utilice la envoltura y algunos de los ingredien­tes de los cuentos tradicionales, como la magia, los encantamientos, o per­sonajes arquetípicos —un hechicero, un gigante, la princesa, el cazador, etc.—. Pero aquí, nos parecen más humanos, porque erran, reflexionan y aprenden, no están seguros de cuál es su papel y hacen justo lo que no se es­pera de ellos. Incluso hay uno, el ca­zador, que se permite entrar y salir de

la historia cuando le da la real gana. Con un punto de partida ingenioso

—un príncipe que irradia alegría, al que todo le parece divertido y que con­tagia la risa a todo el mundo, no puede reinar si antes no aprende a domesticar su don y adquirir algo de sabiduría—, el relato transcurre optimista y desen­fadado pero, al mismo tiempo, lleno de sentimientos. Además, Feiffer ha en­contrado un registro lingüístico rico y, a la vez salpicado de expresiones colo­quiales, para narrar este cuento apoya­do también en unas ilustraciones del propio autor, divertidas y expresivas, plenamente integradas en el texto, que alude a ellas en algunos momentos. Un texto escrito en tercera persona, que interpela en ocasiones al lector, bien para pedirle que se fije en algo, o bien para quejarse del comportamien­to de un personaje, etc., recurso que lo involucra más en lo que está leyendo. La edición del libro, de tapa dura y sobrecubierta, no debe amedrentar a los lectores más jóvenes, aunque es un libro para todas las edades. Del mismo autor, Anaya ha publicado El hombre del techo, otra joyita.

Erregina bahitua Aitor Arana. Ilustraciones de Alberto Campos. Colección Tukan, 34. Editorial Giltza. Bilbao, 2000. 888 ptas. Edición en vasco. Existe edición en castellano —La reina dormida (Edebé, 2000)—.

La historia y la mitología se dan la ma­no en esta novela de Aitor Arana, donde las aventuras y las creencias nutren la tra­ma. Mezclando diversos personajes mito­lógicos vascos (Maddi, lamias, brujas, enanos y dragones) con la historia de la reina de Bajanavarra, Joana Albretekoa, el autor crea una obra intercalando la rea­

lidad actual y lo que sucedió hace más de cuatro siglos. Todo ello a través de las aventuras de dos jóvenes, Elena y Martin.

Entretenida, llena de acción, Erregina bahitua {La reina dormida), esta novela ambientada en el bosque de Irati, te pue­de atrapar en la lectura, a pesar de que en algunos momentos haya demasiadas ex­plicaciones de diversos acontecimientos, todo ello en pos de una credibilidad bas­tante bien lograda. Xabier Etxaniz.

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LIBROS/NOVEDADES

El refugi Joan Cunill y Gabriela Rubio. Ilustraciones de Gabriela Rubio. Colección Muntanya Encantada. Editorial Cadí. Barcelona, 2000. 825 ptas. Edición en catalán.

Lili, una pointer de cinco meses, es abandonada por su dueño en un refugio de animales, porque después de ser atropellada ya no servirá para la caza. A pesar de la buena voluntad que ponen el veterinario, el cuidador y la secretaria del refugio, la verdad es que allí los ani­males, perros y gatos abandonados, vi­ven en duras condiciones y sin esperan­za. Lili, que hace de narradora, será una privilegiada en un mundo que nos des­cribe en toda su crudeza, aunque tam­bién hay momentos efímeros de alegría.

Gabriela Rubio, ilustradora y escrito­ra, y Joan Cunill, veterinario y presi­dente de la Lliga Protectora d'Animais i Plantes de Barcelona, han planteado el tema de los abandonos y de la situación de los animales en los refugios con todo el realismo brutal que requiere la cues­tión, de la que todos somos responsa­bles. En este sentido, no se escatiman escenas de muerte, ni casos tristes en los que primero se adopta un cachorro y luego se retorna al centro, ni peleas en­tre los perros dentro del refugio. Pero es una novela, no un reportaje, y Lili tam­bién vive momentos de felicidad, hace de tutora de una joven gata y, finalmen­te, consigue la libertad. Es un relato so-brecogedor, enriquecido por unas ilus­traciones expresivas y menos duras que el texto, que debe hacernos reflexionar sobre el tema.

Quero que venan meus pais Concha Blanco. Ilustraciones de Marisa Irimia. Colección O Trolebús, 13. Editorial Casais. Barcelona, 2000. 950 ptas. Edición en gallego.

Carlos vive en una aldea gallega con su abuela Lucía. Sus padres son emigrantes en Suiza, y la familia só­lo se reúne en vacaciones. Carlos lo pasa muy mal: añora continuamente

a sus padres y se pasa el tiempo de­seando que vuelvan para quedarse definitivamente o irse con ellos. Al fi­nal, toma una decisión desesperada y, a escondidas, se cuela en un camión que viaja a Suiza.

Un relato emotivo, aunque no exen­to de humor, estructurado en breves capítulos que, centrados en las peque­ñas anécdotas de cada día, van dibu­jando el perfil de un personaje muy tierno y creíble, un niño con síndro­me de abandono, que mueve a la com­pasión. Un interesante relato, escrito con sencillez y gran sensibilidad, que compensa su dramatismo con peri­pecias alegres y desenfadadas —la adopción de Cusquiño, un perro per­dido; las torpezas de la abuela; la amistad con el auténtico dueño del pe­rro—, y con un oportuno final feliz que pone paz en la difícil vida del pro­tagonista... y permite respirar tranqui­los a los lectores.

Serpentines de versos Joana Raspall. Ilustraciones Christian Ynaraja. Colección Els Flautats, 28. Editorial Publicacions de l'Abadia de Montserrat. Barcelona, 2000. 950 ptas. Edición en catalán.

La naturaleza y algunos de sus habi­tantes animales y vegetales son prota­gonistas de buena parte de estos deli­ciosos poemas que Joana Raspall ha encerrado en las páginas de este libro, y que compete al lector devolverles la li­bertad. Cualquier pequeño animal, cualquier motivo enciende su capacidad de fabular, de contar las cosas con la imaginación y la inocencia de la mirada infantil, pero con la habilidad de quien maneja el lenguaje con soltura. Son poe­mas luminosos, divertidos, que juegan a la rima con las palabras, que hablan de jirafas que quieren collares, de colado­

res y embudos que se envidian, de es­trellas invitadas a las fiestas, de gigan­tes bailarines, de ordenadores obedien­tes, de felinos presumidos, de conejos despistados, de extraterrestres que con­funden caravanas de coches con proce­siones de hormigas, pero también de sentimientos, del paso del tiempo, etc. Son composiciones breves, pero inten­sas, para degustar tranquilamente. Los dibujitos que las acompañan redondean la magia de las palabras.

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DE 12 A 14 AÑOS

La colla deis cocodrils Max von der Griin. Ilustraciones de Joan Arocas. Traducción de Jesús Cortés Zarzoso. Colección El Micalet Galàctic, 71. Editorial Bramera. Alzira (Valencia), 2000. 975 ptas. Edición en valenciano.

No es la típica novela de pandillas, aunque los protagonistas son un grupo de amigos, los Cocodrils (los Cocodri­los), ocho chicos y una chica, María, que debe su afiliación a tan selecto club por ser la hermana del jefe, Olaf. Ellos no lo saben, pero hay un chico en el barrio que quiere pertenecer al equipo, sólo que es­tá atado de por vida a una silla de ruedas. La casualidad y el ingenio harán a Kurt merecedor del honor de ser un «cocodri­lo». En la ciudad se han cometido una serie de robos y la policía no tiene pistas, pero Kurt sí. A cambio de su ingreso en el club, acepta compartir lo que sabe.

Hay aventura y emoción en la nove­la, pero también hallamos una certera descripción de ciertas situaciones rea­les enmarcadas en una pequeña ciudad industrial alemana, donde encontramos población inmigrante, paro y cuestiones sociales no resueltas. Y, cómo no, se habla también de amistad y de lealtad. Los diálogos constantes hacen avanzar una trama bien urdida y resuelta, que nos distraerá, pero también nos dará que pensar.

LIBROS/NOVEDADES

Aprendiz de marinero Armando Boix. Ilustraciones de Jordi Vila Delclós. Colección Periscopio, 77. Editorial Edebé. Barcelona, 2000. 934 ptas.

España, finales del siglo xix. En Madrid, dos hombres conspiran para arrebatar la isla de Fernando Poo al Gobierno español y entregársela a los ingleses. En Barcelona, José, un chi­co de 14 años que quiere ser marino, merodea por el puerto intentando en­rolarse en una goleta rumbo a Fernan­do Poo, donde vive su tío Arístides, un marino dedicado al comercio. El destino quiere que José y uno de los

Dioses y héroes de la Grecia Antigua Gustav Schwab., Ilustraciones de Ángel Domínguez. Traducción de Francesc Payarais. Edición de José Manuel de Prada Samper. Colección Cuentos Universales. Editorial Juventud. Barcelona, 2000. 3.800 ptas.

El erudito y poeta alemán, Gustav Schwab, tuvo la feliz ocurrencia, allá por 1838-1840, de escribir Las más bellas le­yendas de la antigüedad clásica, que po­nía al alcance de los jóvenes los entra­mados de la mitología clásica, en los secretos de los mitos griegos, imprescin­dibles para entender los referentes de una parte importante de nuestro arte y lite­ratura. Y el gran acierto de Schwab fue acudir a las fuentes, a las obras literarias más antiguas y prestigiosas, para reela-borar estas leyendas y hacerlas asequi­bles a los lectores del siglo xix. Ahora,

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conspiradores, Beltrán Villaescusa, compartan el viaje y que, ya en la is­la, el muchacho y su tío se vean en­vueltos en sus oscuros planes.

Entretenida novela de aventuras en la línea de los clásicos del género, que reúne en su argumento el romanticis­mo propio del viaje iniciático con el retrato certero de la convulsa época colonial. Un relato bien estructurado y ambientado, con personajes bien definidos y con la suficiente dosis de emoción, que atrapa al lector desde las primeras páginas y le sorprende con un buen truco, mediada la histo­ria, que gustará especialmente a las lectoras: José es, en realidad, María José, una chica realmente intrépida, que no ha dudado en disimular su condición femenina para hacer reali­dad sus sueños de aventura.

José Manuel de Prada Samper ha reuni­do en este libro de lujo una parte de es­tas leyendas —las que hacen referencia a mitos de metamorfosis y a los ciclos más breves— para brindárselas a los jó­venes lectores del siglo xxi, y con ese fin, ha utilizado la traducción que de la obra hizo Francesc Payarais en 1952, pero modernizando el castellano de esa primera edición.

Junto a estos textos literarios de gran calidad, hay que destacar el soberbio trabajo de ilustración que ha realizado Ángel Domínguez, que nos muestra, en color, blanco y negro o bitono, una imá­genes, una iconografía, a la altura de lo que esos dioses y héroes clásicos se me­recen. Y les ha dado rostros inspirados en los cánones de belleza actuales que marca Hollywood.

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Cuentos y leyendas de África Yves Pinguilly. Ilustraciones de Pablo Alonso. Traducción de Ma Paz Campos. Colección Espasa Juvenil, 131. Editorial Espasa Calpe. Madrid, 2000. 895 ptas.

t El autor francés, gran conocedor de África, ha reunido en este volumen doce cuentos y leyendas procedentes de Bur­kina Faso, Chad, Costa de Marfil, Mali, Ruanda, Somalia y Togo, en las que apa­recen, como en nuestros relatos popula­res, geniecillos, ogros y ogresas, hechi­ceros, princesas y animales que se comportan como personas; pero la fanta­sía tiene en esas culturas su propia y sor­prendente dinámica. También el paisaje, la tierra, marca mucho estas narraciones, seguramente procedentes de la tradición oral, y que Yves Pinguilly se ha ocupado de adecuar no sólo a la lengua escrita, si­no a un registro lingüístico asequible, aunque lleno de expresiones, palabras autóctonas, muchas de ellas sin traduc­ción posible. También hay otras muchas palabras que están traducidas, pero cuyo significado necesita ser explicado, y así lo hace el autor en el glosario que hay al principio del libro, junto al mapa de África, con los países de los que proce­den los cuentos señalados.

Es una lectura apasionante, nada fa­rragosa a pesar de las palabras y expre­siones foráneas que jalonan el texto, que son un elemento más del exotismo que desprenden estos relatos cortos, que nos acercarán a un mosaico de culturas afri­canas, tan sólo una muestra de la rique­za de este vasto continente. En estos tiempos de xenofobia, de incompren­sión entre culturas, un libro como éste es un puente tendido. Las ilustraciones son aquí algo más que un adorno; nos trasladan al escenario de los hechos.

LIBROS/NOVEDADES

Os olios do tangaleirón Xosé Antonio Neira Cruz. Colección O Barco de Vapor, 35. Ediciones SM. Madrid, 2000. 850 ptas. Edición en gallego.

La novela engancha al lector desde la primera página. Son varios los fac­tores que contribuyen al interés de la historia: el tema, que la convierte en un relato de aventuras con los clásicos ingredientes del género pero puestos al día; el hecho inusual que pone en mar­cha la aventura, y que supone el aleja­miento de la protagonista, que deja atrás la seguridad de su entorno coti­diano para adentrarse en lo incierto; los sucesivos encuentros, favorables y desfavorables, que jalonan el desarro­llo de los acontecimientos y que supo­nen la toma de decisiones y el abando­no de la infancia; y la figura de la heroína, Lena Castelo, la joven que na­rra en primera persona su aventura, cu­riosa y decidida, idealista y entusiasta, que no duda en correr riesgos y asumir

¡Viva la Pepa! Ramón García Domínguez. Ilustraciones de Felipe López Salan. Colección El Duende Verde. Editorial Anaya. Madrid, 2000. 925 ptas.

Los UNOS, una pandilla de niños con conciencia ecologista, están acostum­brados a que cada mes de agosto el río de la ciudad, aquejado de contamina­ción crónica, aparezca lleno de peces muertos. Pero cuando «el acontecimien­to» se adelanta al mes de abril, y las au­toridades no encuentran a los culpables, deciden entrar en acción.

Beatriz, la «archivera» de los UNOS

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responsabilidades. Junto a ella, hay otros personajes muy bien dibujados. Por ejemplo, están el tío Malaquías, científico de renombre, aficionado a la criptozoología, al estudio de los Pies Grandes, Yetis y otras especies; y la tía Fri, persona poco convencional, llena de encanto, que va ganando protago­nismo e interés.

Lena ayuda, ese verano, a su tío en sus investigaciones sobre los Big Foot (Pies Grandes). La posible existencia de uno de estos seres legendarios —el tangaleirón o «Vello dos Aneares», en la Serra dos Aneares— y el peligro que corre son los hechos que propician la aventura. En este punto, el relato mantiene su agilidad, pero también describe un entorno muy especial, su geografía y sus habitantes. En cuanto al desenlace, el autor sugiere, más que muestra, la presencia de lo extraordi­nario, y lo describe de manera subje­tiva, mediante imágenes sensoriales de gran fuerza expresiva. Estupendo relato, Premio O Barco de Vapor 1999, que, además de sus valores lite­rarios, aproxima a los jóvenes al amor por la naturaleza y por las tradiciones. M" Jesús Fernández.

(también llamada Pepa, ya se verá por qué), es la encargada de contar todo lo que pasó desde entonces: una original manifestación, una accidentada recogida de muestras en el río, un homenaje esco­lar a los olmos de la ciudad —también enfermos— y un castigo ejemplar al de­saprensivo industrial causante de la con­taminación. Una fórmula acertada, que el autor utiliza para ordenar y dar respiro a un relato lleno de acción y que, siem­pre en tono de humor, no ahorra críticas a los responsables —ayuntamiento, em­presas, medios de comunicación— de la degradación medioambiental.

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MÁS DE 14 AÑOS

Peñagrande Miguel Martín. Colección Astor. Editorial Palabra. Madrid, 2000. 1.600 ptas.

En la zona de Rendal, un pueblo perdi­do de las montañas del norte de España, se contaba en los años 50 y 60 un suceso increíble que se había convertido en le­yenda: la amistad de un hombre con un oso salvaje. Vitines era el nombre del pro­tagonista de tal hazaña, un personaje sin­gular —solitario, cultivado, independien­te, honrado— para quien el monte era su vida, y de quien se contaban muchas otras historias y anécdotas asombrosas. Pero ninguna como la de su hermosa y trágica relación con el oso «Grandullón».

Miguel Martín (Valladolid, 1927) la contó en esta emocionante novela, publi­cada por Noguer en 1982, y que ahora rescata Palabra en su colección juvenil Astor. Una acertada recuperación porque, aunque no es precisamente una novela «juvenil», Peñagrande tiene todos los elementos para interesar a un lector jo­ven: es una aventura en plena naturaleza, en la que un hombre y un oso se miden de igual a igual; el protagonista es un héroe indómito, inteligente y con un agudo sen­tido del humor; todo en ella rebosa au­tenticidad—los personajes, su manera de vivir y su forma de hablar (un rico y ex­presivo castellano en vías de desapari­ción)— componen un preciso retazo de la pequeña historia de la España de la posguerra; y contiene una dura pero es­pléndida lección de lo que años después se llamaría ecología. Un relato cautivador y apasionante.

Un cadáver per sopar Olga Xirinacs. Colección Columna Jove, 172. Editorial Columna. Barcelona, 2000. 1.150 ptas. Edición en catalán.

Iris Font se ha inscrito en un curso de novela que imparte un conocido autor, y como tema para la obra que tiene que escribir ha escogido el de los asesinos en serie y caníbales, es decir, los que se comen a sus vícti­mas. Reúne mucha información, pero para construir su personaje se fija en un vecino del pueblo, un marinero que vive solo en una gran casona, sin más compañía que sus perros. Un día descubre que el hombre y los canes han desaparecido, y en la casa vive ahora otro marinero, más joven. Tam­bién excava en el jardín y allí encuen­tra enterrados a los perros. Para col-

Kanpai hotsak isiltzean Antton Kazabon. Ilustraciones de Txema Garzia. Colección Ipotxak eta Erraldoiak. Editorial Desclée de Brouwer. Bilbao, 2000. 1.400 ptas. Edición en vasco.

mo, el mar ha arrojado a la playa bol­sas con restos humanos...

La autora utiliza el proceso de ela­boración de una novela de intriga — búsqueda del tema, del título, cons­trucción del protagonista, etc.— como estructura en esta novela corta de in­triga —Premio Ciutat de Badalona de narrativa juvenil 2000—, en la que convergen otros puntos de interés al margen de la investigación de Iris, co­mo su historia de amor con Israel, un joven ecologista que le enseña a mirar de otra manera el entorno. Personajes y trama creíbles —historias más inau­ditas publican los periódicos—, agi­lidad en el desarrollo de los aconte­cimientos, interés y morbosidad del tema principal son ingredientes que hacen de éste un plato apetecible y fácil de degustar, aunque la sensa­ción al final es la de que se podía haber profundizado un poco más en todos los frentes temáticos que plan­tea la novela.

Libro de cuentos que se encuentra en la frontera entre literatura juvenil y lite­ratura de adultos tanto por la temática de los cuatro relatos que incluye, como por el estilo utilizado en la narración.

Antton Kazabon, conocido escritor de LU vasca, nos presenta cuatro cuentos separados en dos bloques; por una par­te, están los dos primeros enmarcados en un ambiente rural y de una gran cru­deza en sus argumentos; y, por otra, dos historias urbanas donde el amor es el principal elemento de la narración.

Con un lenguaje muy cuidado y una estructura que te atrapa, los cuentos bus­can y logran crear diversas reacciones en el lector, desde la simpatía por el tímido amor hacia una chica, hasta el horror por la muerte violenta de un hermano, todo ello rematado con unos finales que lle­gan a asombrar al lector. Sin duda, se trata de una muy interesante obra que, repetimos, podría haberse publicado igualmente en una colección de literatu­ra para adultos. Xabier Etxaniz.

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... y te diré quién eres Guión de Nacho y Cristina Rubio. Dibujos de Nacho. Colección Solysombra, 2. Edicions de Ponent. Onil (Alicante), 2000. 1.500 ptas.

El cómic ... y te diré quién eres nos ofrece la oportunidad de descubrir a un nuevo talento, Nacho, que, junto a Cris­tina Rubio, firma un estupendo libro que bebe de fuentes cinematográficas para crear una serie de episodios unidos por el hilo conductor de la propia narra­ción. La historia, contada con parque­dad de palabras y riqueza de imágenes, hace un recorrido por diversos persona­jes y situaciones cotidianas reflejadas en un blanco y negro rico en contrastes y matices. Nacho, abreviatura de Igna­cio Casanova, zaragozano nacido en 1972, plasma un dramatismo nada fácil de conseguir con un trazo grueso y efi­caz, al que además hay que sumarle una estupenda continuidad narrativa lograda a base de eliminar los espacios entre vi­ñetas. Los personajes, seres anónimos que pululan por una ciudad normal, piensan, se enfadan, lloran y viven en textos que no existen, dando origen a una historia muda (tan sólo oímos la voz de los narradores) que, sin embar­go, no afectará al lector, capaz de reco­nocer de inmediato las vivencias de los protagonistas muy cercanas, probable­mente, a las suyas propias. Lo mejor de ... y te diré quién eres es, precisamente, lo que podría resultar vulgar: la cotidia­nidad de la historia. Nacho ha consegui­do no caer en manidos tópicos urbanos y en intentar hacer la obra de su vida. Y eso, en un dibujante que nos presenta su primera obra conceptual, es un valor muy a tener en cuenta. Gabriel Abril. m A partir de 16 años.

LIBROS/COMIC

Un largo silencio Guión y dibujos de Miguel Ángel Gallardo. Edicions de Ponent. Onil (Alicante), 1998. 1.800 ptas.

Dada la poca difusión que el cómic de autor tiene en nuestros días merece la pena reseñar esta pequeña joya que, aunque no es una novedad (esta segun­da edición es del 98), sí que debe figu­rar entre las grandes obras del maltrata­do mundo del tebeo hecho en casa. Hablar a estas alturas de lo que pudo ser el cómic español si el boom de los años 80 no hubiera sucumbido al manga y a los comics-books americanos sería aho­ra remover innecesariamente el pasado, pero la memoria histórica debe perma­necer para no cometer de nuevo los mis­mos errores y no olvidar que todavía existen una serie de artistas y editoriales que siguen apostando por un género, tal vez minoritario, pero de gran interés. Precisamente, el guión de esta magnífi­ca obra firmada por el incombustible Gallardo —padre de Makoki, Pepito Magefesa o Roberto España (aquella delirante parodia de Roberto Alcázar)

Itsasminez Enkarni Genua. Ilustraciones de Jesús Lucas. Editorial Erein. San Sebastián, 2000. 775 ptas. Edición en vasco.

Una caracola de mar que le ha regala­do su tío submarinista llevará a Argi, una joven chica, a una serie de aventu­ras por el mar y el cielo en busca de la salvación de los animales marinos.

Este mensaje ecologista es la base de este cómic donde la fantasía y la reali­dad se dan la mano, y en el que el lector puede disfrutar de todo un cóctel de ele­mentos como son las diferentes ilustra­ciones de uno de nuestros mejores espe­cialistas, las canciones, el surrealismo y la más cruda realidad.

Un largo silencio

fruMÍMa Gallara. Sarnl.

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que vieron la luz en revistas como El Ví­bora o la propia Makoki— se sustenta en la memoria histórica. Dedicado casi exclusivamente a la ilustración, Gallar­do ha recopilado la historia de su padre a través de recuerdos que, él mismo re­conoce, dejan algunas lagunas, pero completan la biografía de un hombre normal que se ve abocado a combatir en una guerra que no es la suya. La figura de un Estado español, pasto de una nor­malizada miseria, donde se mezclan los primeros maquinistas, los trabajos con aprendices, las familias apiñadas en ha­bitaciones y los militares sin experien­cia, se dan la mano creando un relato apasionado y cruel. Por supuesto, Ga­llardo ha ilustrado partes de la historia a modo de tebeo, pero dotando esta vez todo el conjunto de un romanticismo fuera de lo común. Un largo silencio es un homenaje y un regalo. Un homenaje desde el corazón a todos los que com­batieron en la guerra civil y un regalo para cualquiera que desee disfrutar de un trabajo gráfico sobresaliente y emo­tivo. Gabriel Abril. • A partir de 16 años.

El sacrificio de Argi se verá recom­pensado con un final feliz que cierra la estructura de la obra, y nos regresa a una situación parecida a la del princi­pio, pero a su vez mucho más enrique-cedora. Entretenido y ameno, este có­mic, del que la autora ha realizado también una obra teatral con títeres, ha­rá disfrutar a los lectores que quieran acercarse hasta él. Xabier Etxaniz. • A partir de 12 años.

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ARTE

Picasso para niños Marina García. Ilustraciones de la autora. Editorial Celeste/Albur. Madrid, 2000. 950 ptas.

Escrito en primera persona, esta obra pretende mediante este subterfugio acercar la vida y obra del artista mala­gueño a los más jóvenes. La estructura es muy sencilla y, a la vez, efectiva: ca­da capítulo trata un tema, una etapa de la vida del pintor; a través de un texto principal, Picasso nos cuenta su biogra­fía; luego, se reproducen varios de sus cuadros, todos ellos comentados a pie de imagen por el propio autor. Marina García ha usurpado con acierto la voz de este gran artista del siglo xx, y le ha­ce escribir de manera concisa, amena y comprensible sobre la evolución de su arte. Incluye, además, sus propias ilus­traciones en las que representa a Picasso en distintas actitudes. Estas imágenes simpáticas se mantienen siempre en la parte inferior de la doble página que ocupa cada capítulo, y mantienen un per­fecto equilibrio con las reproducciones de los cuadros, que son protagonistas en esta obra bien concebida, que se com­pleta con una serie de juegos al final, que obligan al lector a utilizar su me­moria visual. Un libro de iniciación al arte moderno, pero hecho con imagi­nación y rigor. • A partir de 8 años.

LIBROS/DE AULA

Las pinturas de Willy Anthony Browne. Ilustraciones del autor. Traducción de Carmen Esteva. Colección Los Especiales a la Orilla del Viento. Editorial Fondo de Cultura Económica. México D.F., 2000. 1.925 ptas.

Sólo un artista del calado de Browne, Premio Andersen de Ilustración 2000, podía permitirse un homenaje tan alo­cado a los pintores y pinturas de todas la épocas que le han inspirado. Ver a la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, al Adán de Michelangelo Buonarroti o a la propia Frida Kahlo transmutados en gorilas, los personajes favoritos del ilustrador británico, es una osadía que se justifica a la luz de los resultados ob­tenidos —impresionantes—, y del obje­tivo que con ello se persigue: descubrir a los niños algunas de las obras más be­llas de la pintura universal. La excusa es

Leonardo y el aprendiz volador Laurence Anholt. Ilustraciones del autor. Traducción de Xavier Borras i Calvo. Editorial Serres. Barcelona, 2000. 1.900 ptas. Existe edición en catalán —Leonardo i el no¡ volador—.

Anholt urde un cuento para hablar a los más jóvenes de un genio del Renaci­miento, de un hombre que diseñó sub­marinos, paracaídas, grúas, ingenios pa­ra volar siglos antes de que éstos se inventaran. Nos referimos a Leonardo da Vinci, arquitecto, músico, ingeniero militar, matemático, botánico, astróno­mo y, cómo no, pintor. Y escoge a uno de sus ayudantes, Zoro (Zoroastro de Peretolo) como protagonista del relato, que nos distrae con la travesura del chi-

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que a Willy le gusta pintar, así que ha incluido en esas grandes obras su propia imagen y la de sus amigos, principal­mente Millie y Buster Narizotas. Pero la metamorfosis de los originales no sólo afecta a los personajes, sino que Brow­ne ha realizado otros cambios realmen­te cómicos. ¿Qué hace, si no, una den­tadura postiza en Mona Lisa, o un televisor en El matrimonio Arnolfini, de Van Eyck, pintado en 1434?

En fin, un homenaje muy socarrón y, al mismo tiempo, respetuoso. En las úl­tima páginas de este increíble álbum, el lector encontrará las reproducciones de los cuadros que Willy ha «reinterpreta-do» de manera tan sui generis, con un comentario de Browne explicando lo que le gustó de cada pieza. Una oportu­nidad de lujo para entrar en el mundo de la pintura de la mano de un guía tan es­pecial. ¡No hay que perderse detalle! • A partir de 8 años.

co —que se atreve a probar la máquina voladora de su maestro sin permiso—, pero que también recoge brevemente momentos de la vida del genio. Pero el cuento no sería nada sin las ilustracio­nes, las originales de Anholt que siguen la narración, en las que se intercalan con gran acierto, pinturas y dibujos de Leonardo. En este sentido, Anholt ha logrado acercar su paleta de colores a la del pintor renacentista, de modo que ha­ya una cierta continuidad cromática en­tre unas imágenes y otras. Es una fusión perfecta, que no rompe el hilo de la na­rración, ni desvirtúa la contemplación de la obra de Da Vinci. • A partir de los 6 años.

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LIBROS/DE AULA

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Paolo Ucello: La batalla de la Caballería Elke von Radziewsky. Traducción de L. Rodríguez López. Colección Joven Arte. Editorial Lóguez. Salamanca, 2000. 1.600 ptas.

Entrar en la obra de un pintor a través de la lectura de uno de sus cuadros. Eso es, ni más ni menos, lo que nos propone la autora, que leamos La batalla de la Caballería de San Romano, de Paolo Ucello como si fuera un libro, que des­cubramos no sólo cómo concibió el cuadro, sino quién fue este pintor hijo de barbero y cirujano; quién fue su maestro; qué prohombre le encargó la serie del cuadro; quiénes fueron sus contrincantes; cómo eran los artistas de la época; qué recursos pictóricos se utilizaban; qué conocimientos técnicos se barajaban; cómo era la Florencia del Renacimiento; cómo vivió Ucello, ese hombre atípico, tímido y empeñado en el descubrimiento de la perspectiva en el cuadro.

Sin sobrecargarnos de datos, con una exposición casi novelada de los hechos, la autora logra atraparnos en el apasio­nante mundo de Ucello, que es también el de la Florencia de los Medici. Las re­producciones de sus obras jalonan este texto ameno y erudito, al mismo tiem­po, que nos obliga a hacer un esfuerzo en observar e interpretar lo que vemos. Von Radziewsky disecciona La batalla de la Caballería de San Romano para nosotros, de forma que entendamos có­mo se pinto y por qué. • A partir de 16 años.

SOCIALES

En tiempo ole los faraones

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En tiempo de los faraones Dominique Joly. Ilustraciones Autores Varios. Traducción de Marisa Rodríguez. Colección Biblioteca Interactivo. Mundo Maravilloso, 25. Ediciones SM. Madrid, 2000. 2.725 ptas. Existe edición en catalán —L'Egipte del faraons (Cru'ílla, 2000)—.

Pocos temas hay tan atractivos visual-mente como el del Antiguo Egipto, y esa baza se ha jugado a conciencia en esta

obra de divulgación basada en el poder de la imagen, pero que, como es sello carac­terístico en esta colección, permite la ma­nipulación, exige la participación del lec­tor. Desplegables, troquelados, acetatos, adhesivos, etc., son recursos magnífica­mente ensamblados para recrear en toda su belleza esa deslumbrante civilización que surgió hace unos 5.000 años a orillas del río Nilo, y que nos permiten abrir las puertas del palacio del faraón, adentrar­nos en el templo de Karnak, o escudriñar en el interior de las pirámides. Fotos, ilus­traciones y reproducciones nos permiten este viaje en el tiempo, por el que nos guía un texto ameno, que utiliza diversos recursos tipográficos a fin de resaltar conceptos y nombres importantes para entender el tema. • A partir de 10 años.

El amor explicado a nuestros hijos Nichole Bacharan y Dominique Simonnet. Traducción de Esther Andrés Gromaches. Colección Debolsillo. Editorial Plaza y Janes. Barcelona, 2001. 925 ptas. Existe edición en catalán —Lamor explicat ais nostres filis (Pórtic/ Enciclopedia Catalana, 2001)—.

Título de una nueva serie de libros de ensayo para adolescentes, dedicados a los «grandes temas» de actualidad —emi­gración, el racismo, el holocausto— y también a temas «eternos», como el amor y la no-violencia. Planteados como diálo­gos entre padres e hijos, la fórmula de pregunta-respuesta permite centrar los te­mas con claridad, y el lenguaje, sencillo y directo, facilita la comprensión de unas cuestiones realmente complejas que, sin embargo, gracias a los medios de comu­nicación, están en la calle y no resultan en absoluto ajenas a los jóvenes. Acercarlos

a ellas, de forma asequible y amena, es el objetivo, plenamente logrado, de estos in­teresantes libros. Los otros tres títulos de la serie son La inmigración explicada a mi hija, de Sami Naïr; Auschwitz explica­do a mi hija, de Annette Wieviorka; y La no-violencia explicada a mis hijas, de Jacques Sémelin, con prólogo de Andrés Aberasturi.

En la misma línea, y también para adolescentes, Muchnik Editores acaba de publicar El hambre en el mundo ex­plicada a mi hijo, del conocido ensayis­ta Jean Ziegler, y Alfaguara ha abierto lo que parece una nueva serie —Libros para pensar— en su colección infantil, reeditando el libro, de Tahar Ben Jelloun, Papá, ¿qué es el racismo?, con prólogo de Savater, indicado para lectores de 10 años en adelante. • A partir de 14 años.

¥ EL AMOR

EXPLICADO A NUESTROS HIJOS

Nicíiole.B acharan Dominique SÍ monos!

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Inmigrantes [OSÉ ¡¿¡nació RUÎÏ cii- OLiüudtj.ti

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Inmigrantes José Ignacio Ruiz de Olabuénaga. Colección Flash Europa, 155. Editorial Acento. Madrid, 2000. 595 ptas.

Este librito encierra toda la informa­ción que necesitamos los ciudadanos de Europa para situar y entender en su complejidad la inmigración que, como reza la contraportada de la obra, es un tema «con mucho pasado, con un inten­so presente y con un extenso futuro». Hay muchas dudas que parecen tortu­rarnos a los ciudadanos de los países económicamente «desarrollados» —¿la invasión migrante nos conducirá, a lar­go plazo, a todos a la miseria colectiva?, ¿la cultura cristiano-occidental sucum­birá ante la «invasión» de otras cultu­ras?, ¿qué mueve a muchas personas a arriesgar su vida para cruzar una fronte­ra tras la cual lo más seguro es que en­cuentre incomprensión o a la policía?, ¿tenemos derecho a prohibir por ley y a impedir por la fuerza la entrada de estas gentes en nuestro país?, etc.— que aquí trata de responder de manera rigurosa y clara el autor, catedrático emérito de la Universidad de Deusto. No ofrece solu­ciones, sino que dibuja las luces y som­bras, desde una perspectiva histórica, social y política, de una cuestión que debemos resolver entre todos, aunque propone también criterios de actuación que a muchos les parecerán discutibles. Ese es un valor añadido en la obra, el autor retrata muy bien su posición, su opinión sobre el tema, sin olvidar los datos objetivos. La Ley de Extranjería aprobada en diciembre del 2000, y que tanto rechazo está provocando, desgra­ciadamente, no se aborda en esta obra, concebida y editada con anterioridad, pero ello no le resta valor alguno. • A partir de 16 años.

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JOVEW

Nuevo diario de un joven maniático Aidan Macfarlane y Ann McPherson. Ilustraciones de John Astrop. Traducción de Víctor A. Oroval. Colección Algar Joven, 1. Editorial Algar. Valencia, 2000. 1.075 ptas. Existe edición en catalán —Nou diarí d'un ¡ove maniàtic (Bromera, 2000)—.

Diarid'unjove maniàtic fue uno de los primeros grandes éxitos de Bromera a fi­nal de los años 80. Un libro insólito, por su frescura y claridad al abordar el sexo y la salud de los jóvenes, que hoy va ya por la 52a edición, con un total de 140.000 ejemplares vendidos, sólo en catalán. La editorial valenciana publicó a continua­ción ¡Jo també sóc una maniática!, la versión para chicas de los diarios, que gozó también de una excelente acogida.

Ambos títulos fueron editados entonces en castellano, por Plaza Joven, y en galle­go, por Xerais, y ahora el nuevo sello Al­gar edita en castellano la versión actuali­zada de estos estupendos libros.

Escritos en 1987 por los doctores in­gleses Macfarlane (pediatra) y McPher­son (medicina general), son en realidad excelentes guías sobre salud y sexuali­dad adolescente, pero nadie lo diría: lo que el lector encuentra, en el caso del joven maniático, es el diario personal, bastante loco y políticamente incorrec­to, de Peter Payne, 14 años hipocondría­cos y en plena revolución hormonal (en el caso de Nuevo diario de la joven ma­niática, la protagonista es Susie, una de las hermanas de Peter, de 16 años). Di­vertidos, ingeniosos, francos y directos, además de informativamente impeca­bles, son libros que aclaran dudas, des­dramatizan problemas y ayudan a la gen­te joven a conocerse mejor. • A partir de 14 años.

Dios, mis hijos y yo Shafique Keshavjee. Traducción de Jordi Giménez Samanes. Colección La Isla del Tiempo. Editorial Destino. Barcelona, 2000. 2.200 ptas. Existe edición en catalán —Déu, els meus filis i jo—.

Keshavjee, pastor de la Iglesia refor­mada y uno de los animadores de Arzi-llier, una casa para el diálogo entre las religiones en Lausana (Suiza), ya nos sorprendió con El Rey, el Sabio y el Bu­fón, un cuento, una fábula sobre un tor­neo medieval mediante la que explicaba los entresijos de las principales creen­cias religiosas. Aquí riza el rizo, e in­tenta explicar quién es Dios a los jóve­nes que no han oído hablar sobre él o no han querido plantearse el tema. Pe­ro también se dirige a los padres, a los adultos que no saben cómo hablar del

ser superior a sus hijos. Esta vez, sin em­bargo, no se ha servido de la ficción, si­no que ha partido de los diálogos —unos espontáneos, otros más premeditados— con sus hijos para presentar esta cues­tión que ha torturado al hombre desde siempre.

No es un libro fácil de leer, aunque el autor se sirve del humor, de los enuncia­dos llamativos para aligerar un tema que tiene mala digestión, es decir, que requie­re de mucha reflexión e introspección. Historias, anécdotas, fragmentos de los Evangelios, citas de diversos autores, es­quemas, etc., todo le sirve a Keshavjee para conducirnos por esta búsqueda que, finalmente, es personal e intransferible. • A partir de 14 años.

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LA BRUJA DEBE MORIR

De qué modo los cuentos de nadas influyen en los niños

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LIBROS/ENSAYO

La bruja debe morir Sheldon Cashdan. Traducción de Martín Sacristán. Colección Temas de Debate. Editorial Debate. Madrid, 2000. 2.600 ptas.

El inquietante y atractivo título se ex­plica en la concreta precisión descripti­va del subtítulo: «De qué modo los cuentos de hadas influyen en los niños». El autor, profesor norteamericano de Psicología, se propone revisar a fondo tres cuestiones clásicas acerca de los cuentos de hadas. Primera, acercarse a estos relatos iniciáticos como instru­mentos para expresar y canalizar con­

flictos psicológicos latentes. Segunda, proceder a una relectura de los cuentos de hadas «de nuestra infancia» median­te la que mostrar razones y significados ocultos que escapan a una lectura in­fantil. Y por último, descubrir algunos «cuentos perdidos», que no llegaron a los lectores por la naturaleza sexual o pro­vocativa en general de su contenido.

Tras una demasiado breve desmitifi-cación de los tópicos y las interpreta­ciones sobre los cuentos de hadas, pro­pone Sheldon una arriesgada opción: agruparlos en torno a los siete pecados capitales. Mediante ejemplos cuidado­samente elegidos, el autor ilustra esa función de propedéutica moral de los cuentos de hadas. Desde su perspectiva, son excelentes instrumentos para que los niños puedan combatir, creativa y relajadamente, su natural predisposi­ción a «la pereza, la envidia, la avaricia y otras inclinaciones fastidiosas». Los cuentos actúan como metáforas que transportan deseos y esperanzas y cons­tituyen una especie de escenario virtual,

imaginativo, fantástico, en el que los pequeños oyentes y lectores pueden proyectar los fantasmas interiores que les atormentan, instintos nuevos que bordean la oscura zona moral en la que habitan los «pecados mortales». Una in­terpretación sin duda discutible, pero que el autor desarrolla con tacto y a tra­vés de una comprensión práctica de la complejidad del desarrollo infantil. En un registro psicoanalítico, Sheldon va argumentando paso a paso sus propias lecturas e interpretaciones. Si bien cita cuentos tradicionales y populares, recu­rre a veces a otros de menor proyección en nuestro ámbito cultural. La minucio­sidad y la coherencia en el análisis sim­bólico de los cuentos de hadas, la pe­netrante búsqueda de su significado profundo, junto a una prosa impregnada también de sentido del humor, seducen al lector y suavizan el inevitable mora-lismo de esa agrupación temática acer­ca de los pecados capitales. Un libro magnífico cuya lectura puede suscitar el debate. Fabricio Caivano.

Vocación y oficio: Montserrat del Amo Rosario Hiriart. Editorial Anaya. Madrid, 2000. 1.082 ptas.

Este libro es, en palabras de su autora Rosario Hiriart, profesora cubana afin­cada en Estados Unidos y que en la ac­tualidad se dedica a la escritura y a la crítica, un breve e introductorio estudio a la totalidad de la obra y de la vida de Montserrat del Amo. La lectura del su­mario ofrece amplias expectativas que, sin embargo, no se ven cumplidas: el capítulo «Reflexiones de la autora» es una larga entrevista que tiene interés porque nos permite saber de boca de la escritora hechos y opiniones, pero con abundantes incisos de Hiriart sobre otros temas colaterales (p. 63, comenta­rio sobre Harry Potter); «Cinco décadas escribiendo», donde la biógrafa comen­ta las obras de cada período, resulta el más provechoso si pasamos por alto que

el estudio se ha realizado sólo con los libros a los cuales ha tenido acceso Hi­riart, no con la obra completa; «Conver­saciones literarias» es sólo la transcrip­ción de una larga entrevista (y, sin embargo, es el capitulo más extenso); en el dedicado a la «Selección de opi­niones», se recogen sólo cuatro frag­mentos extraídos de textos publicados, y la obra termina con una «Breve mira­da de conjunto», un resumen de la im-

VOCACIÓN Y OFICIO: Montserrat del Amo 'Rosario Hiriart ¡ANAYA

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presión que causa en la crítica la obra de Montserrat del Amo, a la que com­para con una manera de pintar próxima a Miró. Le siguen una muy completa bi­bliografía (obras, traducciones, pre­mios) que hay que agradecer a C Peral­ta, puesto que Hiriart reconoce no haber investigado más allá de la excelente bi­blioteca pública de Nueva York y lo que le ha proporcionado la autora. Contiene también un índice onomástico, un tanto prescindible, y en cambio se echa en falta un índice de títulos que remita con facilidad a los comentarios sobre las obras que se hallan desperdigados en los distintos apartados, sobre todo en la extensa entrevista. También un breve re­sumen biobibliográfico resultaría útil, puesto que, por ejemplo, localizar la fe­cha de nacimiento de Montserrat del Amo resulta más bien arduo.

En conjunto, es una obra llena de bue­nas intenciones, que nos ofrece abundan­te información sobre esta importante escritora, pero que debido a su compo­sición pastiche queda lejos de ser el completo y ordenado estudio que hubié­ramos deseado para Montserrat del Amo. Teresa Maña.

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Magda Donato

Pipo y Pipa y el tobo Tragatotodo

Pinocho en el país de los cuentos

Pipo y Pipa y el lobo Tragalotodo Pinocho en el país de los cuentos Magda Donato. Editorial ADE (Asociación de Directores de Escena de España). Colección Literatura Dramática Iberoamericana, 31. Madrid, 2000. 1.000 ptas.

Para los estudiosos de la historia de la literatura infantil española, el de Magda Donato (seudónimo de Carmen Eva Nel-ken Mansberger) es un nombre que siem­pre va unido al de Salvador Bartolozzi (Madrid, 1882-México, 1950) y a la bri­llante etapa de renovación del teatro para niños que ambos protagonizaron en la dé­cada de los 30.

Nacida en Madrid, en una fecha que no ha sido posible fijar, entre 1898 y 1906, y fallecida en 1966 en México, donde la pareja se exilió a raíz de la guerra civil, Magda Donato era una in­cipiente periodista, escritora y aspiran­te a actriz de teatro cuando conoció a Bartoktzzi en 1914, en la Editorial Ca­lleja. Él era ya un reconocido dibujante y pintor, y comenzaba a publicar cuen-

La biblioteca ideal europea: els nens i les nenes opinen sobre cent llibres Meritxell Margarit (coord.). Editorial PAU. Barcelona, 2000. 1.500 ptas. Edición en catalán.

La biblioteca ideal europea parte de una selección de cien (más siete) títu­los realizada por especialistas, pero, en este caso, se da la voz a los lectores infantiles y juveniles. El punto de par­tida no deja de ser interesante: ¿qué opinan los lectores de lo que seleccio­nan los adultos? ¿Se adaptan los títu­los a sus gustos y a sus intereses? La experiencia, llevada a cabo con los alum­nos de 5o y 6o de ocho centros escolares, ha sido coordinada por Meritxell Mar­garit, quien ha seleccionado también los comentarios críticos más interesan­tes, acertados, originales o sugerentes.

La obra presenta en cada página un título con la crítica de un lector (tema o argumento, preguntas de opinión) y los comentarios de otros: el resultado ofre­ce una aproximación distinta a las obras consideradas «ideales» y nos lleva a plan-

; : Els nens i les n< opinen sobre cent liibnes

tearnos la vigencia de determinados títu­los o los gustos de lectura. Además de las fichas de los libros, ordenados por autor, la obra contiene una detallada introduc­ción que describe la metodología del pro­yecto y una relación de los títulos citados por los lectores en una pregunta abierta sobre los libros leídos que más les habían gustado al margen de los propuestos. Contamos, pues, con una nueva biblio­grafía, que va más allá de la utilidad pro­pia de la selección y, al transmitir el pun­to de vista del lector infantil, nos facilita un elemento imprescindible para la justa valoración de las propuestas de los adul­tos. Teresa Maña.

tos para niños, entre ellos las famosas series de Pinocho y de Pipo y Pipa, en las que Donato se inspiró para escribir sus obras de teatro infantil, que fueron llevadas a escena con gran éxito y su­pusieron una auténtica revolución del género de la época. La singular vincu­lación personal y profesional que man­tuvieron los dos autores ha dado lugar a una polémica sobre la autoría de estas obras, que se mantiene viva desde en­tonces. Firmadas sólo por ella, son va­rios los especialistas que sostienen que el autor era, en realidad, Bartolozzi. Sea como fuere, las obras de Magda Donato están ahí y, aunque hoy olvida­das, forman parte del patrimonio de la LIJ española, y son un material ejem­plar y lleno de originalidad que todo

nuevo autor de teatro infantil debería conocer.

Contribuir a la recuperación del patri­monio del teatro español es el objetivo de la Colección Literatura Dramática, que publica la ADE (tel. 91 559 12 46), en la que aparecido este volumen. Edi­tado y anotado por César de Vicente Hernando, autor también del interesan­te estudio preliminar sobre la obra de Magda Donato y su significación en el contexto de la República española, in­cluye dos obras de teatro para niños: la ya conocida Pipo y Pipa y el Lobo Tra­galotodo (firmada también por Barto­lozzi) y el texto, hasta ahora inédito, de Pinocho en el país de los cuentos, obra escrita por Donato en el exilio mexica­no en 1942.

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Pasqual Alapont gana el Edebé juvenil

Con L'ovella negra, Pasqual Alapont, el conocido autor valenciano, ha obteni­do el Premio Edebé en la categoría juve­nil, dotado con cuatro millones de pe­setas, mientras que la infantil quedó desierta. Alapont, que además de nove­lista es (o ha sido) técnico editorial, guionista, dramaturgo, actor y director de escena, y traductor, suma el Edebé, a otros galardones que ya tenía en su ha­ber como el Bancaixa o el Enric Valor de LIJ, o el Premio de las Artes Escénicas de la Generalitat Valenciana.

Hermógenes es el protagonista de L'ovella negra. Es hijo de una familia acomodada formada íntegramente por médicos de renombre. Pero el chico quiere ser arqueólogo contra viento y marea, y se matricula en la universidad y, además, se apunta a un campo de tra­bajo en una excavación arqueológica. Para ganar dinero, hará de canguro de un bebé, Quim, que llegará a ser muy im­portante en su vida, al igual que Anna, la madre del pequeño.

L'ovella negra (La oveja negra) em­pieza destilando ironía y sentido del hu­mor, pero evoluciona hasta una situación dramática que sacude las conciencias.

Finalista en esta categoría, en la que

AGENDA

competían 60 originales, quedó Sindo Pacheco, escritor cubano residente en Miami, con la novela iniciática y de ma­duración, Las raices del tamarindo.

Fiera del Libro per Ragazzi de Bolonia 2001

La cita para los editores, escritores, ilustradores y demás profesionales vin­culados al mundo de la LIJ es el próxi­mo 4 al 7 de abril en la ciudad italiana de Bolonia, en la Fiera del Libro per Ra­gazzi, la más prestigiosa del mundo en esta especialidad. Allí estarán los 1.400 expositores que este año acuden a la Fie­ra dispuestos a mostrar tanto libros, co­mo productos multimedia, que ganan te­rreno en cada edición.

La Muestra de Ilustradores es uno de los pilares de la Fiera y, este año, la por­tada del Annual que recoge todos los trabajos presentados en la exposición la firma el flamante Premio Andersen bri­tánico, Anthony Browne. La Muestra se hace en colaboración con el Itabashi Art Muséum de Japón, y luego la exposición se trasladará a este país y también a Tai­wan. Por su parte, los ilustradores ho­landeses tendrán su propia exposición y catálogo, puesto que el país de los tuli­panes es el invitado en esta edición de la Fiera. Dutch Oranges es como se ha bautizado esta selección de trabajos.

Por otro lado, los premios que otorga la Fiera, los BolognaRagazzi, se amplían con dos categorías, el New Art, para li­bros de arte dirigidos a los niños, y el New Horizons, que premiará la labor de los editores de los países «emergentes».

En sucesivos números de CL1Jamplia­remos la información sobre este aconte­cimiento en el mundo de la LIJ.

Galardón para Drac Magic

La Academia de las Artes y las Cien­cias Cinematográficas ha concedido el

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Premio González-Sinde a la cooperativa Drac Magic de Barcelona, en reconoci­miento a su tarea en la difusión de la cul­tura cinematográfica entre el público in­fantil y juvenil. Se trata de un galardón honorífico, que lleva el nombre del pri­mer presidente de la Academia, el pro­ductor y guionista José María Gonzá­lez-Sinde, creado hace tres años para destacar una labor en beneficio de la so­ciedad a través del cine.

Drac Magic nació hace 30 años con el propósito de difundir el cine en las es­cuelas. Para cada nivel educativo, el co­lectivo organiza distintos ciclos a lo largo del curso escolar, que no sólo procuran una introducción al lenguaje y la historia del cine, sino que permiten trabajar dis­tintas materias del currículo, como Histo­ria o Literatura, a través del séptimo arte. Drac Magic, que funciona en régimen de cooperativa, no sólo organiza las sesiones de cine, sino que elabora materiales pe­dagógicos y realiza otras actividades, no todas dirigidas a las escuelas, como la Mostra de Films de Dones.

Una de las integrantes más veteranas del colectivo, Marta Selva, fue la encar­gada de recoger el galardón de manos de la recién estrenada presidenta de la Aca­demia, la actriz Marisa Paredes, el pasa­do 15 de febrero. ¡Felicidades!

Premio Unesco 2001 Cada dos años, la Unesco concede un

premio que lleva el nombre de la organi­zación, y que distingue las obras para ni­ños y adolescentes que encarnan los principios e ideales de tolerancia y de

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paz y que favorecen la mutua compren­sión basada en el respeto de los pueblos y de sus culturas. Este año, el galardón ha sido para la obra La guerre, de Anai's Vaugelade, editada por L'école de loi­sirs, de París, y en España, por Corimbo, bajo el título De cómo Fabián acabó con la guerra. La obra, premiada en la cate­goría de menos de 13 años, cuenta la his­toria de un niño que pone fin a una gue­rra absurda que, después de muchos años, nadie recuerda por qué empezó.

Un total de 309 libros provenientes de 58 países fueron preseleccionados por el Jurado Internacional, reunido los días 4 y 5 de diciembre de 2000. El autor del li­bro ganador recibe un premio en metáli­co de 8.000 dólares, y la entrega del ga­lardón tendrá lugar en abril, en el marco de la Fiera del Libro per Ragazzi de Bo­lonia (Italia).

La LIJ en Internet • El escritor y periodista Andreu Soto-

rra ha decidido que su última novela pa­ra jóvenes llegue al público, no vía libro, sino a través de Internet. Desde el pasa­do 4 de enero, los navegantes de la red tienen a su alcance Llàgrimes de rovell (http ://www.partal. com/aelc/autors/so-torra/andreu/drago. html)

No es la primera vez que Sotorra expe­rimenta en Internet. El año pasado escri­bió on Une y en tiempo real la novela bre­ve Carezza en W, durante siete días.

Información: página personal del au­tor: http://www.partal.com/aelc/persona/ asotorra.html

• Cuando faltan todavía diez meses para que se estrene en Estados Unidos la primera de las tres entregas sobre El se­ñor de los anillos de Tolkien, titulada El señor de los anillos: la hermandad del anillo, dirigida por Peter Jackson, los in-ternautas del todo el mundo ya pueden tener acceso a vídeos y grabaciones so­noras sobre el proceso de filmación de la cinta, reportajes, información sobre el rodaje, entrevistas con los protago­nistas, con el director, etc., y en diez idiomas. Sólo hay que teclear www.lord oftherings.net, y se tendrá acceso a es­ta información proporcionada por el es­

tudio que financia la trilogía, New Line Cinema.

En abril, el estudio ofreció un tráiler de la película en Internet, que registró la espeluznante cifra de 6,6 millones de en­tradas en la primera semana. A este he­cho hay que añadir que existen en la red 400 sitios dedicados a la trilogía y varios más dedicados a Tolkien, por lo que New Line Cinema ha decidido realizar esta promoción que mantendrá a los fans de Tolkien informados y calmados, puesto que una de las cosas que se ha detectado que les preocupan es la fideli­dad al original, y tanto el estudio, como el propio director, han asegurado que se ha respetado la obra del escritor. En fin, ver para creer, y en Internet tendrán las primeras pistas sobre lo que verán en la pantalla a finales de 2001. Las siguien­tes entregas, Las dos torres y El retorno del rey, no se estrenarán hasta 2002 y 2003, respectivamente.

• Son un grupo de amigos que tienen en común dos aficiones, por lo menos, la literatura y la informática. Las han unido, y el resultado ha sido Libroadic-to.com, una web donde estos chicos, 12 en total, de 14 y 16 años, pertenecientes al Centro de Orientación de Estudios Castilla (CODEC) de Madrid, ejercen la crítica literaria. En la página, que ellos mismos han diseñado y que actualizan periódicamente, aparecen además de las críticas de libros, un concurso de mini-cuentos y un foro donde otros chicos y chicas pueden participar y opinar sobre lo que leen. Por cierto, entre las obras que han merecido mejores críticas es­tán El señor de los anillos y El hobbit, ambas de Tolkien, y el fenómeno Harry Potter les ha llamado naturalmente la atención, y se atreven incluso a adelan­tar la opinión sobre el último título de la serie, Harry Potter and the Goblet of Fire, que todavía no ha sido publicado en castellano.

Premios de Oro y Platino de la LIJ

La Editorial Alfaguara ha convocado por primera vez los Premios de Oro y

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Platino de la LIJ, para homenajear aque­llas obras que han sido leídas por más de 50.000 lectores (Premio Oro) y 100.000 (Platino). Entre los premiados están El pequeño Nicolás, de René Goscinny; Monolito Gafotas, de Elvira Lindo; y El Pequeño Vampiro, de Angela Sommer-Bodenburg, considerados ya emblemas y clásicos de la LIJ.

Además de estos premiados, también recibieron homenaje Jordi Sierra i Fa-bra, Andreu Martín y Jaume Ribera, Cario Frabetti, Roald Dahl, José María Merino e Isabel Molina.

El acto tuvo lugar en el Círculo de Be­llas Artes de Madrid, el pasado 18 de di­ciembre, con la asistencia de muchos de los galardonados, que recibieron el pre­mio de manos de algunos de sus lectores.

Publicaciones

S O P A D fc L I B R O S

50 sopas

ANAYA A * - * " ^ 1 ^ ^

• 50 sopas no es una obra de gastro­nomía, sino el librito con el que Anaya ha querido celebrar los cincuenta títulos de su colección Sopa de Libros. Se trata de un ejemplar singular, no sólo por su re­ducido tamaño, sino porque reúne relatos e imágenes de autores e ilustradores que han contribuido a «cocinar» algunas de estas 50 sopas. Ahí están, por ejemplo, Pep Albanell, Mariasun Landa, Vicente Muñoz Puelles, Xabier P. Docampo, Jo­sé Zafra, Miguel Calatayud, Montse Gi-

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AGENDA

nesta, Fino Lorenzo, Jokin Mitxelena, Emilio Urberuaga y Noemí Villamuza. ¡Que les aproveche!

• La Editorial Alfaguara ha editado tres títulos especiales en sus colecciones Alfaguara Juvenil y Alfaguara Serie Ro­ja. Uno de ellos, Terminemos el cuento, reúne los relatos del II Premio Interna­cional de Literatura del mismo nombre, en el que la apuesta era que jóvenes de ambos lados del Atlántico terminaran los cuentos escritos por autores hispano­americanos. El volumen incluye, pues, no sólo los textos completos de los cuen­tos escritos por once escritores de Ar­gentina, Bolivia, Colombia, Chile, Cu­ba, Ecuador, España, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, sino los finales a dichos relatos inventados por once chicos y chicas entre 14 y 18 años de sus mismos países.

Por otro lado, Luna Ebria y otros re­latos es una antología de siete relatos firmados por los ganadores de la octava edición del concurso literario de «Los nuevos de Alfaguara», dirigido a chicos y chicas de 13 a 18 años. La intriga, el amor, el recuerdo de la guerra desde la vejez, el desengaño amoroso, la transi­ción a la madurez, la fantasía son algu­nos de los temas abordados por estos nuevos «escritores».

Por último, tenemos La fiesta de mi vida y Tempus Fugit, el volumen que re­coge los dos relatos que han obtenido el premio en el concurso «Relatos con Cla­se», dirigido esta vez a los profesores con vocación literaria.

• En El tío paragüero, el conocido cuentacuentos valenciano, Vicente Cor­tés, ha recogido y adaptado, con ayuda de un gran equipo, cuentos e historias de la tradición oral de La Serranía, comar­ca de Valencia. El resultado de cinco años de trabajo es este libro, con textos e ilustraciones, que incluye, además, un CD donde se narran los cuentos con mú­sica de acompañamiento. La edición, hecha por el Centro de Estudios «La Se­rranía» (CELS), ha sido posible gracias al patrocinio del GAC La Serranía-Rin­cón de Ademuz.

Información: Vicente Cortés. Tel. y fax: 96 395 38 66. E-mail: teatro® gri.es

i b a b a r Revista (te iittíraturamfjiitji y juv<:m] •>'"• -'••>'•

; Raquel Sperber "-. Agustín Fernández Paz \ Medía: Vaca t Serres

• Una entrevista con el escritor galle­go Agustín Fernández Paz es uno de los platos fuertes en el número de la revista de LIJ Babar, correspondiente al otoño del año 2000. En ella también encontra­mos artículos dedicados a Serres y su colección de libros de arte para niños; a Media Vaca, la editorial valenciana que publica libros ilustrados muy especiales; y a Lóguez, que ha editado una colec­ción de tres libros sobre la sexualidad di­rigidos a niños y jóvenes. El número se completa con reseñas de libros y una en­trevista a Raquel Sperber, una escritora española afincada en Israel, que ha pu­blicado su primera novela juvenil, Míra­me, Blime, en Lóguez.

Información: http://perso.wanadoo.es/ pablocruz/revistababar.htm

• Fadamorgana, la revista gallega de LIJ, dirigida por Xosé A. Neira Cruz, in­cluye en su número de otoño de 2000, el último que ha llegado a nuestras manos, una entrevista con Jostein Gaarder, el autor de El mundo de Sofía, y otra al au­tor teatral Manuel Lorenzo, y es que, además, la publicación trata de manera monográfica, con diversos artículos, el tema del teatro infantil. El ilustrador del mes es Xan López Domínguez.

Información: Rúa do Tambre, 3. 15705 Santiago de Compostela. Tel. 981 58 25 86. E-mail: [email protected]

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Convocatorias • La Casona, centro de formación e in­

vestigación teatral, cumplió 20 años de existencia en el año 2000. Para celebrar­lo, en vez de fiestas, el centro ha recar­gado las pilas y nos ha ofrecido, entre otras cosas, un publicación, la revista Theatrum, que este mes de marzo verá nacer su segundo número. Tiene una ti­rada de 8.000 ejemplares que se distri­buyen gratuitamente en España y diver­sos países iberoamericanos; y una serie de cursos como, por ejemplo, «Los is-mos en el cine y en el teatro contempo­ráneo», del 13 de marzo al 19 de junio; «Cómo organizar un taller de juegos y dramatización», los días 4, 5 y 6 de ma­yo; «Iniciación al teatro de títeres», del 25 de junio al 6 de julio; o «Dirección de Escena I y II», del 11 de mayo al 9 de ju­nio, todos dentro del 11 Proyecto Tea­tral, que incluye un total de nueve cursos que empiezan ahora en marzo.

Información: La Casona. Tel. 93 422 69 22. E-mail: [email protected]

Página web: www.lacasona.es

• La Escola d'Escriptura i Humanitats del Ateneu Barcelonés organiza a lo lar­go del año varios cursos trimestrales re­lacionados con la LIJ, a cargo de la es­critora y especialista, Teresa Duran. Los cursos versan sobre «Teoría y práctica del cuento infantil»; «El placer de la lec­tura», que ofrece desde elementos de aná­lisis para valorar los textos hasta teorías de la recepción lectora; y «Lectura vi­sual y textual del siglo xx».

Además, la Escola organiza cursos anuales y trimestrales de escritura, lengua y estilo, de edición, de literatura, etc.

Información: Escola d'Escriptura i Humanitats de 1'Ateneu Barcelonés. Ca­nuda 6. Barcelona. Tel. 93 317 49 08.

FE DE ERRATAS En CLIJ135 correspondiente a febrero pa­

sado, se publicó una práctica, titulada «Cuén­tame un cuento», que firmaban Autores Va­rios. Sin embargo, la autora real del texto era Concepción Espada Pina, cuyo nombre no fi­guraba en el artículo. Pedimos disculpas a la autora, que luego nombraba a los colabora­dores, no en la escritura del texto, sino en la propia actividad en el centro.

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Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil

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EL ENANO SALTARÍN

Cosas de la genética «Así vivimos, despidiéndonos conti­

nuamente.» R.M. Rilke

L os enanos tenemos larga vida y lar­gas barbas blancas. Parece que hay en algún pliegue de nuestro cere­

bro, donde está escrito ese libro inevita­ble que es el ADN, una proteína fantás­tica. Se llama GN3. Fue descubierta al alba del siglo xix por un tal Adolphus Wild, un médico alemán, ateo, borrachín y mujeriego, suegro del famoso Wilhelm Grimm, aquel escritor puritano de tomo y lomo. Adolphus Wild era un próspero médico al que le gustaba sobremanera el circo. Se cuenta que, enredado en amo­res con una hermosísima enana trape­cista húngara, Kathia Neruda, financió el que iba a ser mundialmente famoso Circo de los Enanos, Gnomuskaiser. De aquellos efluvios amorosos con la rubia voladora tuvo Adolphus un hijo bastar­do, Laszlo, enano pero hermoso como un arcángel, ciego de nacimiento y ex­cepcional violinista. El jovial médico Wild dedicó su vida a la cerveza y a la investigación neurológica del enanismo. Investiga que investigarás acabó descu­briendo que los enanos tenemos un pe­culiar gen, el GN3. Un tropiezo gené­tico más conocido como «síndrome de Wild», descrito como un malentendido contable entre la central, el cerebro, y el proveedor de densidad a los huesos y de azúcar al plasma. Un fastidio. Así es que los «gnomos de Wild», portadores de GN3, estamos condenados a ver el mun­do desde abajo, una interesante perspec­tiva si bien se mira, y somos propensos a la melancolía, la ceguera y la artrosis. Como es bien sabido, los libros en abun­dancia y el seco clima de los bosques en­cantados alivian nuestros achaques y los años nos pasan como minutos. Tan aje­

nos estamos a todo que la muerte, enlu­tada y atareada en su negocio al por ma­yor, ni siquiera repara en nosotros, tan altiva y sostenida es su mirada. Así que vivimos siglos y siglos sin otras moles­tias que las propias de la poca estatura y

la mucha miopía. Y así vivimos, despi­diendo a los amigos que se van, y salu­dando también a los que llegan. Cosas de la genética.

El Enano Saltarín.

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ParaTninos con mucha madera

L e c t u r a c o n p i c t o g r a m a s Mucha madera es una colección

de literatura infantil creada para niños y niñas de tres a seis años. Mediante la utilización de pictogramas, el niño se inicia como lector jugando.

Son historias sencillas cuyos protagonistas son los árboles y en las que se recogen algunas de sus características más esenciales.