Conocimiento cientifico y sentido común

9
Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez Introducción Comencemos por cuestionar la noción de que haya una y solo una visión filosófica, o científica, de conocimiento común sobre la ciencia o cualquier otra cosa. Tomemos, por ejemplo el sentido común. Podría pensarse en una visión de la ciencia del hombre común; presumiblemente, tal visión nos describiría a la ciencia como la verdad al alcance del hombre en un momento determinado, definitiva por una parte, en lo ya logrado, limitada por otro, en cuanto no ha logrado descifrar todavía todos los secretos del universo. Pero ésta no seria más que mi visión de lo que pudiera ser la visión del hombre común sobre la ciencia, de ninguna manera la visión del hombre común sobre la ciencia, si es que esta existe, o si es que del todo existe el “hombre común”. En realidad, no creo que el hombre común exista, lo que existe, más bien, es una comunidad de hombres. Y los hombres, como los científicos, como los filósofos, tienen cada uno sus propias ideas y su propia visión sobre las cosas que no pueden coincidir. Puede haber diversidad de opiniones entre los hombres, resultado tanto de su inteligencia y de la medida en que la hayan podido ejercitar como de multitud de influencias a que ha estado sometidos durante su vida. Lo mismo vale para las distintas comunidades humanas. Dejemos, pues, abierta la cuestión de si hay una sola visión del mundo sea propia del filosofo, del hombre de ciencia o del hombre común, o si por el contrario, tal conformidad de opinión no es realizable, o tal vez ni siquiera concebible. Vemos a suponer, sin embargo, para comenzar a trabajar, que ese ser mitológico que llamamos hombre común tiene una visión del mundo, que podríamos llamar visión ingenua de las cosas. Por ejemplo, según esa visión existen objetos, que tienen peso, color y sabor, que además tiene precio, más o menos alejado del “precio justo” según la moralidad del comerciante y el grado de ineficiencia del gobierno. Que existen personas, que son mejores o peores según se ajusten en su comportamiento a los Diez mandamientos o a ciertos mínimos de moralidad de común aceptación. Que las personas o las cosas, para moverse de un lugar a otro, necesitan gastar un cierto volumen de combustible, etc. Es obvio que, si esta visión ingenua de la realidad existe, no es de ninguna manera la visión de la ciencia. Sabemos que la economía, la antropología y la física tienen algo que decirnos Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 1

Transcript of Conocimiento cientifico y sentido común

Page 1: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

Conocimiento científico y sentido comúnClaudio Gutiérrez

IntroducciónComencemos por cuestionar la noción de que haya una y solo una visión filosófica, o científica, de conocimiento común sobre la ciencia o cualquier otra cosa.Tomemos, por ejemplo el sentido común. Podría pensarse en una visión de la ciencia del hombre común; presumiblemente, tal visión nos describiría a la ciencia como la verdad al alcance del hombre en un momento determinado, definitiva por una parte, en lo ya logrado, limitada por otro, en cuanto no ha logrado descifrar todavía todos los secretos del universo. Pero ésta no seria más que mi visión de lo que pudiera ser la visión del hombre común sobre la ciencia, de ninguna manera la visión del hombre común sobre la ciencia, si es que esta existe, o si es que del todo existe el “hombre común”.En realidad, no creo que el hombre común exista, lo que existe, más bien, es una comunidad de hombres. Y los hombres, como los científicos, como los filósofos, tienen cada uno sus propias ideas y su propia visión sobre las cosas que no pueden coincidir. Puede haber diversidad de opiniones entre los hombres, resultado tanto de su inteligencia y de la medida en que la hayan podido ejercitar como de multitud de influencias a que ha estado sometidos durante su vida. Lo mismo vale para las distintas comunidades humanas. Dejemos, pues, abierta la cuestión de si hay una sola visión del mundo sea propia del filosofo, del hombre de ciencia o del hombre común, o si por el contrario, tal conformidad de opinión no es realizable, o tal vez ni siquiera concebible.

Vemos a suponer, sin embargo, para comenzar a trabajar, que ese ser mitológico que llamamos hombre común tiene una visión del mundo, que podríamos llamar visión ingenua de las cosas. Por ejemplo, según esa visión existen objetos, que tienen peso, color y sabor, que además tiene precio, más o menos alejado del “precio justo” según la moralidad del comerciante y el grado de ineficiencia del gobierno. Que existen personas, que son mejores o peores según se ajusten en su comportamiento a los Diez mandamientos o a ciertos mínimos de moralidad de común aceptación. Que las personas o las cosas, para moverse de un lugar a otro, necesitan gastar un cierto volumen de combustible, etc.Es obvio que, si esta visión ingenua de la realidad existe, no es de ninguna manera la visión de la ciencia. Sabemos que la economía, la antropología y la física tienen algo que decirnos sobre los hechos mencionados que es muy diferente al conjunto de esas opiniones.En lo que sigue, defenderé la tesis de que el contraste más profundo e interesante entre la visión ingenua y la visión científica del mundo no consiste en algo bastante distinto y más fundamental: una diferencia de conceptos básicos, es decir de lenguaje. El científico y el hombre común no hablan ni lejanamente el mismo lenguaje, y ambos no pueden comunicar sino por medio de un complicado proceso que llamamos educación y que implica la adquisición y dominio de nuevos lenguajes y la habilitar mundos completamente diferentes, poblados por seres también totalmente diferentes.Al final, tendré que aceptar que los mundos diferentes son más que simplemente “el mundo de la ciencia” y el “mundo del sentido común”. Concluiré que a cada disciplina científica o no científica corresponde un mundo distinto. Me veré también obligado a abolir la hipótesis de

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 1

Page 2: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

que exista un “hombre común”, y llegare a la conclusión de que desde el principio, incluso antes de tener ciencia, los hombres han vivido separados en mundos diferentes, de acuerdo con sus lenguajes, y de que la única posibilidad de comunicación entre los hombres, antes y ahora, estriba en su capacidad de dominar lenguajes diversos. A la posibilidad o capacidad de dominar varios lenguajes la voy a llamar con una palabra del lenguaje filosófico: polisemia, que –para traducirlo al lenguaje del hombre común- sólo significa pluralidad de lenguajes.

Un ejemplo de un juegoComo primera aproximación, comparemos al hombre común con el principiante del juego de ajedrez, al científico con el jugador experimentado. El principiante cree que las piezas del juego son el rey, la reina, etc.… y que cada pieza es un muñequito que se mueve sobre un tablero, de esta manera si pero de otra no. Esta es la visión del “hombre común” sobre el juego del ajedrez.El jugador avezado tiene otro concepto muy diferente (poner atención que se trata de una diferencia conceptual y no simplemente una diferencia de opinión). El caballo, por ejemplo, es el conjunto de todas las movidas que son posibles para esa pieza en cada contexto de juego. Mover el Caballo, entonces, no es pasar un muñeco de una casilla a otra, sino alterar en una forma integral las movidas posibles de esa misma pieza y de todas las otras que están sobre el tablero. Cada pieza es un conjunto articulado de posibilidad de juego.Nótese que este concepto avanzado de lo que es el caballo tiene naturaleza cambiante, por que hemos incluido en su definición la referencia al contexto, y ese contexto va siendo cada vez más rico conforme el jugador se familiariza

mas y mas con el mundo del ajedrez. El jugador profesional, el avezado de los avezados, llega a tener el concepto mas rico de todos: las piezas en realidad no existen en si mismas, sino solo como puntos de mayor densidad en un tablero dinámico que es una configuración total de movidas posibles.El juego consiste ahora en pasar de una configuración total a otra configuración total, no en mover una pieza de un lugar a otro. Diríamos que el principiante tiene un concepto atomista del juego (el juego como un conjunto de piezas) y que el campeón tiene un concepto contextualita del juego (el juego como una estructura). La diferencia entre el principiante y el campeón no es de opiniones, sino de concepción, es decir, de marco lingüístico, de lenguaje.

Un ejemplo de antropología

Veamos otro ejemplo, éste ya de lleno en la órbita de la ciencia. Para el hombre común, cuando una persona se acerca a otra, los límites de ambas están trazados por los confines de los respectivos cuerpos. Para el antropólogo, en cambio, cada persona viaja con su propio territorio personal, una especie de burbuja que rodea su cuerpo, que le pertenece tanto como sus manos o sus pies. Una intrusión en ese espacio implica un acto agresivo, y la aceptación de otra persona en el propio espacio, un acto amigable. El radio de la burbuja, según entiendo, varía con las nacionalidades, y va desde unos pocos centímetros para el árabe hasta unos dos metros para el alemán.La concepción de este espacio, que es resultado de un análisis científico, nos hace ver las relaciones sociales de manera distinta, en realidad nos hace percibir personas de manera totalmente diferente, en forma parecida a como

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 2

Page 3: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

difieren las visiones de las piezas de ajedrez de un novicio y un experto en el juego. Para la visión antropológica, un halo invisible es parte de la realidad personal, como existe un halo de jugadas posibles en torno a cada pieza para el experto en el juego de ajedrez.En general, la visión científica del mundo social que nos ofrece la antropología va mucho más allá: cada persona es percibida como resultado de su aprestamiento cultural, de modo que un árabe y un alemán aparecen como seres profundamente divergentes en casi todos los comportamientos que es dable esperar. Y esto no tiene nada que ver con la “raza”, no es siquiera una cuestión biológica: tiene que ver con la diversidad de cultura, que es el objeto propio de la antropología, la más apasionante (para mi) de la ciencias sociales, concepción que no es, desde luego, la visión del hombre común, que supone que todas las personas reaccionaran como sus familiares o vecinos, prejuicio que la antropología ha dado en llamar, muy adecuadamente, etnocentrismo.

Otros ejemplos de las ciencias socialesEn psicología hay un ejemplo bastante dramático. Para esta ciencia, especialmente en su variante psicoanalítica, la persona no es solo lo que ella conoce sobre si misma, como tiende a considerarlo la concepción ingenua (persona= conciencia), sino especialmente aquello que la persona no tiene ni siquiera idea de que lleva dentro: el inconciente.Conocerse a si mismo es para la ciencia psicológica adentrarse por medios sumamente indirectos en lo que esta mas allá del alcance de la percepción ordinaria de nosotros mismos.Para el psicólogo, el mundo social esta poblado de inconscientes, mas que de conciencias, y lo que el

psicólogo ve como importante en la realidad son actos fallidos, olvidos, actitudes corporales, imágenes oníricas, todo lo cual traza un cuadro ontológico inalcanzable para el hombre común. Aquí otra vez, el contraste es entre concepciones básicas, entre lo que cada uno ve como inexistente, y no simplemente entre opiniones divergentes. La realidad de la concepción ingenua y la realidad de la ciencia psicológica son dos realidades completamente diferentes.Las otras ciencias sociales no se quedan atrás. Para la economía, el precio de un artículo no es lo que este lleva escrito en la colilla. El concepto de precio es una visión analítica, que depende del entrecruce de dos curvas, llamadas de oferta y de demanda. El concepto mismo de curva, como virtualidad de actos posibles de una misma clase, es en si mismo una categoría sumamente abstracta, de difícil comprensión para quien no se someta a un especial y pesado adiestramiento intelectual.Los negocios para el hombre común son mercados, tiendas, bancos y todo el ajetreo que se vive en esos ambientes. Para el economista son muy otra cosa, una maraña de curvas que se entrecruzan en complicados modelos matemáticos, relacionados unos con otros, como las distintas jugadas del ajedrez. Los lenguajes, otra vez, y las respectivas realidades, son completamente diferentes.Si de ahí nos movemos hacia la sociología, también encontraremos conceptos adstratos que no tienen correspondencia directa con anda perceptible por el hombre común. La noción de ideología, por ejemplo, es un concepto sumamente rico en implicaciones de análisis, y choca directamente con la percepción ingenua de lo que son los credos religiosos o políticos para el hombre común.

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 3

Page 4: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

En general, este marco científico interpreta de una manera muy diferente el sentido de los argumentos que usamos para defender lo que creemos que son nuestras convicciones. El hombre pobre que acepta su condición por que es “la voluntad de Dios” percibe el mundo de una manera muy distinta que el científico social que ve en esa argumentación la sombra de la ideología plasmada en un contexto de relaciones sociales de opresión. La sociología descubre así que muy a menudo defendemos con nuestros argumentos estructuras o instituciones que no tenemos intención, ni siquiera noción, de defender. De nuevo el sociólogo y el hombre común se mueven en mundos diferentes.

Finalmente, un ejemplo sencillo de físicaY para no quedarnos en el ámbito de las ciencias sociales, citemos el proverbial contraste entre la concepción de las ciencias físicas y el hombre común. Para este ultimo los cuerpos caen con distinta velocidad según mas pesados o mas livianos. Para el primero, en cambio, todos los cueros caen con la misma velocidad. No se trata de un conflicto de opiniones, sino de uno de concepción, por que “caer” para el físico tiene un sentido muy preciso, que consiste en ser atraído, en ausencia de otras fuerzas, por la gravedad de la tierra. Las velocidades de que se trata, entonces, son velocidades en el vacío, donde el movimiento no es afectado por la resistencia del aire, y cada molécula es acelerada por la gravitación, independientemente y de acuerdo con una misma constante. Son dos lenguajes distintos y otra vez dos mundos diferentes de lo que se trata.

Y volvamos a la antropología

De las ciencias citadas hay una que nos debe merecer especial atención: la antropología. Porque precisamente debemos a la antropología, y a una parte de ella, la lingüística, el concepto de que los lenguajes que maneja el hombre son diferentes. Podemos aquí invocar el mejor de los ejemplos a favor de nuestra tesis, a saber, el contraste entre el concepto de hombre que nos ofrece la visión ingenua, como ser capaz de entenderse con otros hombres en un mismo lenguaje, o traduciendo el lenguaje de los otros al suyo propio “palabra por palabra”; y el concepto del hombre de la visión antropológica –llamémoslo posbabélico por regencia al mito de la torre de Babel-, que entiende la comunicación humana como basada en marcos lingüísticos diversos, no directa ni fácilmente traducibles entre si.Es importante advertir que el concepto de lenguaje aplicable aquí es aquel que considera como elementos del lenguaje todos los actos humanos, no solo las palabras.Muchos de los mas importantes mensajes que el hombre envía alrededor no están cifrados en palabras, bastantes de ellos ni siquiera son percibidos conscientemente por su emisor. Todo producto humano es significativo; es imposible entender las palabras fuera del contexto de los actos todos del hombre que las pronuncia. La vida humana toda es lenguaje y el lenguaje es inseparable del resto de la vida humana.

Extrapolación filosóficaVemos cómo un descubrimiento de la antropología sobre la polisemia del hombre, sobre su pluralidad de lenguajes, se puede generalizar filosóficamente: el antropólogo mismo usa un lenguaje, que es distinto del de los hombres que

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 4

Page 5: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

estudia, pues es un lenguaje científico con categorías mucho más abstractas que las que usa el hombre común.La filosofía compara los dos lenguajes, y se da cuenta de que la diferencia de lenguaje implica mucho mas que la necesidad de hacer traducciones “palabra por palabra” para que los hombres entiendan: implica la necesidad de hacer entrar en el cuadro a los marcos lingüísticos dentro de los cuales las palabras cobran sentido; damos cuenta que distintos hombres usan distintos marcos lingüísticos, y que incluso un mismo hombre, en distintas ocasiones, puede usar marcos diferentes para enfocar asuntos distintos o enfocarlos de maneras diferentes.Según el marco lingüístico que usemos habrá cosas que podamos decir y cosas sobre las que debamos callar por falta de conceptos para expresarlas; cosas que tengan sentido y otras que no lo tengan del todo. Habrá seres que existan o dejen de existir, según nos movamos de un marco a otro, así como problemas que surjan o desaparezcas conforme hagamos nuestras transiciones lingüísticas. Es el mundo mismo el que cambia cuando pasamos de un lenguaje a otro. Cada contexto crea su orden de realidad: las reglas del juego crean no solo las movidas posibles sino también las fichas que habrá en el juego y el espacio en que estas deban moverse. Adquirir un nuevo lenguaje, en el sentido profundo en que empleo aquí el termino, es transformarse a si mismo, hacerse capaz de ver las cosas desde una perspectiva y con una profundidad que justifica decir que ascendemos a una dimensión real nueva o que cambiamos radicalmente nuestra concepción del mundo.

Nuestros conceptos definen que es real para nosotros

He insistido en que el contraste entre la visión del científico y la visión del hombre común no es fundamentalmente un contraste de opiniones, sino una diferencia de conceptualizacion, es decir, una diferencia en el juego de categorías que ambos usan para captar la realidad. Lo primero y radical es el juego de conceptos que usamos para interpretar la realidad; las opiniones y su variedad, vienen por añadidura. De otra manera: adoptando un juego de conceptos, aprendido un lenguaje, una vez que se ha aceptado un cierto juego de categorías, puede ya ser muy tarde para negarse a aceptar un determinado conjunto de asertos sobre como es el mundo.Una vez que nos metemos en el molde de la teoría de la relatividad; por ejemplo, no tienen ya sentido decidir si la velocidad de un cuerpo es mayor que la propia luz. Una vez que aceptamos la conceptualización propia de las ciencias biológicas, ya es imposible plantearse en serio la posibilidad de que un organismo no haya evolucionado.Para quien haya aprendido el lenguaje de la física contemporánea no tendrá sentido indagar por la posibilidad de construir una máquina de movimiento perpetuo. Para quien haya aceptado el esquema conceptual del materialismo histórico será ociosa la pregunta por la existencia de la explotación en el mundo. Un grado muy amplio de compromiso con una descripción de la realidad queda ya desde el inicio imbuido en el sistema de conceptos que asumimos, y no tenemos opción, excepto quizá el abandono del lenguaje, para rechazarla.

Algunas consecuenciasDe lo anterior se siguen muchas consecuencias. Una de ellas es la importancia del aprendizaje del lenguaje en la adquisición de perspectiva científica o en la adquisición de

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 5

Page 6: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

cualquier otra perspectiva, la importancia del lenguaje para la educación. Cuando el niño crece va adoptando un cierto conjunto de conceptos estructuralmente sistematizados: el juego de categorías y valores de sus padres, y en general de la cultura en que vive. Las opiniones, e incluso convicciones, que llegue a poseer no tiene que adoptarlas directamente: le vienen dadas ya en el lenguaje que usa.Esto explica el carácter trascendente que atribuimos a muchas convicciones, que no nos parece que podrían ser de otra manera, y consideramos dotadas de una fuerza superior que doblega el asentimiento. En efecto, pertenecen a algo superior, dominante y fundamental: el marco de referencia que fundamenta nuestro lenguaje.Otra consecuencia importante es que la educación científica se recibe, como toda educación, en gran parte por ejemplo y contagio, por así decirlo, más que por adoctrinamiento explicito. Lo que el maestro hace, su forma de expresarse sobre le mundo que deja sentados de pasada muchos sobreentendidos, es mucho mas eficaz en la transmisión de conocimientos al alumno que sus propios enunciados sobre la naturaleza.

Consecuencias inquietantesAlgunas de las consecuencias de esta tesis son acongojantes, y merecen tratamiento separado: ¿que relación hay entre la ciencia y la experiencia, si todo lo fundamental viene dado por el lenguaje? ¿Que posibilidad tiene el hombre de escapar de sus marcos de referencia? ¿Podemos distinguir con propiedad entre la teoría y la observación? ¿Es posible avanzar en el desarrollo de las ciencias? ¿Es posible dialogar entre personas, especialmente entre científicos, formados dentro de marcos de referencia diferentes?

Ninguna de esas preguntas tiene respuesta fácil, y constituyen un elenco casi completo de los problemas que preocupan hoy a los filósofos de la ciencia. No es mi aspiración contestarlas aquí, pero tratare de indicar algunas orientaciones que podrían seguirse para contribuir a solucionarlas

Las tres dimensiones del signoTradicionalmente se distinguen en un lenguaje tres dimensiones, así como en la determinación de un espacio hablamos de longitud, anchura y profundidad. Llamamos a esas dimensiones lo sintáctico, lo semántica y lo pragmática. Ha habido grandes polémicas entre los filósofos sobre la posibilidad de aislar esas tres dimensiones, y sobre las relaciones que se dan entre ellas.Lo sintáctico es lo que en el lenguaje depende del marco de regencia mismo, es la relación estructural entre unos signos y otros signos. Lo semántica es lo que presumiblemente va más allá del lenguaje, a las cosas representadas por los signos, la relación entre el signo y la cosa. Lo pragmático es el fin o propósito que perseguimos al emplear signos.Usando este esquema conceptual, podemos decir que el problema principal de la filosofía de la ciencia es el de la relación entre lo sintáctico y lo semántica, la de decidir cuanto de lo que afirma la ciencia se debe al marco de regencia o juego de conceptos que ha elegido (aspecto formal de la ciencia) y cuanto se debe a la adecuación de ese marco con la realidad (aspecto de contenido de la ciencia).

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 6

Page 7: Conocimiento cientifico y sentido común

Conocimiento científico y sentido común Claudio Gutiérrez

El contextualísmo, la postura filosófica que suscribo, tiene sobre esta cuestión una visión determinada, producto del mismo juego de conceptos epistemológicos que la define y condiciona: no hay ni puede haber una separación completa ni tajante entre lo sintáctico y lo semántico, el lenguaje es una totalidad en el que sus distintas partes y aspectos están íntimamente ligadas y relacionadas con otros. Además, lo sintáctico, la forma del lenguaje, su juego de conceptos, y lo semántico, las opiniones que se dan en ese lenguaje sobre el estado del mundo, están totalmente determinados por el aspecto pragmático, o sea, por el propósito del científico o de la comunidad que crea el lenguaje y establece su juego de conceptos y las opiniones que con el pueden expresarse. Es la praxis, la acción, la que determina el contenido y la forma de nuestro lenguaje, y por ende del lenguaje de la ciencia.De todos los propósitos y acciones, uno es supremo y dominante: el propósito de supervivencia. El hombre quiere, consciente o inconcientemente, sobrevivir; y los lenguajes que en definitiva elija, consciente o inconscientemente, serán aquellos mejor adaptados a las condiciones de su mundo y a las posibilidades de supervivencia. Esto es tan real que, qué sea sintáctico y que sea semántico en el lenguaje es algo que se define por razones pragmáticas. Pongámoslo de otra manera: que expone una determinada comunidad a los riesgos del experimento científico, qué no esta dispuesta a corregir; a que opinión esta dispuesta.

Volver

Bibliografía de cátedra- Conocimiento- Prof. Dana Díaz 7