Cuadernos de la Mujer - nº 10
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ARTÍCULO sobre la importancia de los valores femeninos para avanzar en la sociedad actual
“Valor Femenino”
Ana Isabel López Casero, directora general de la Fundación Horizonte XXII, fue la primera mujer presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Ciudad Real en sus 100 años de historia. Ocupó el cargo durante 8 años, además de liderar tres equipos de Gobierno se llevó a cabo una profunda modernización de la Institución Colegial, que pasó a estar al servicio no sólo de los profesionales sino de la sociedad en su conjunto. Asimismo, es titular de oficina de Farmacia en Ciudad Real desde el 2002. Consejera de la Caja Rural de Ciudad Real de 2005 a este año, es miembro de diversas asociaciones científicas, colaborando en diferentes medios de comunicación de ámbito sanitario, farmacéutico y empresarial. Además, Ana Isabel es miembro del Consejo Asesor de MADRID WOMAN´S WEEK.
l progreso de la especie humana se construye por una sucesión de retos
que, a lo largo de la historia, se han ido superando. En el caso de la mujer,
muchos son los retos conseguidos por generaciones de mujeres valientes y
con el coraje suficiente para poder visibilizar social y políticamente a quien en otros
ámbitos, como el doméstico, ha sido líder indiscutible: la mujer.
No me referiré en estas líneas, por tanto, a estas generaciones a las que me apetece
especialmente dar las gracias con mayúsculas por su sacrificio, silencioso en muchos
casos y a voces en otros. ¡Gracias a todas ellas!
Superados los retos pasados: conseguir el voto, la participación en las estructuras
políticas, y un larguísimo etc., nos encontramos hoy ante un reto de gran calado.
E
Ana Isabel López-Casero
Directora General Fundación Horizonte XXII
2
“El horizonte es mucho
más ambicioso:
construir un modelo de
sociedad diferente, más
evolucionada y, por
tanto, más inteligente”
“Y en este modelo
de sociedad, las
mujeres tenemos
mucho que decir
porque tenemos „de
serie‟ muchos de
estos valores”
Aunque aparentemente sea menos rompedor que los que nos anteceden éste, en mi
opinión, será determinante para consolidar todos los anteriores.
Las mujeres hoy tenemos el reto de desarrollar un modelo de vida inteligente, humano
e integrado en el que el desarrollo profesional y personal sea una unidad de vida
sostenible, capaz de inspirar a toda la sociedad y, de manera muy especial, a las
generaciones venideras. Una sociedad en la que esté presente el valor femenino.
El reto no es tan solo conciliar o educar en igualdad a nuestros hijos
e hijas. El horizonte es mucho más ambicioso: construir un
modelo de sociedad diferente, más evolucionada y, por
tanto, más inteligente.
Antes de aportar algunas claves para la reflexión
sobre cómo conseguirlo, creo necesario detenerme
un momento en qué considero una sociedad más
inteligente: aquella que está basada en el desarrollo
de las personas, aquella que es más humana y que
aprovecha no sólo los mejores conocimientos de los
seres humanos para avanzar sino que, además,
aprovecha y crea las condiciones para que pueda
desarrollar todas las capacidades y valores que sólo los seres
humanos tenemos: creatividad, inteligencia colectiva, generosidad, solidaridad,
compromiso. Por decirlo de una manera más sencilla, aquella que aprovecha „el alma‟
como elemento de valor.
Y en este modelo de sociedad, las mujeres tenemos mucho que decir porque tenemos
„de serie‟ muchos de estos valores. Los hemos tenido siempre y los hemos
desarrollado: cuidar de otros, pensar en el bien colectivo antes que en nuestro propio,
educar creando el ecosistema necesario para que nuestros hijos se desarrollen como
personas, relegar el egoísmo, el éxito y el corto plazo, tan importantes hoy, a un plano
menor. Es lo que he dado en llamar valor femenino, que, por cierto, tampoco es
exclusivo de las mujeres.
Las mujeres somos así, lo llevamos en nuestro ADN y, por
tanto creo imprescindible por responsabilidad que
traslademos estos valores fuera de nuestra zona de confort, a
todos los planos posibles para conseguir una sociedad más
ética, más equilibrada, más humana y más inteligente.
El camino para conseguir el escenario anterior no es fácil,
pero me gustaría aportar alguna idea:
1.- Hablemos de Integración en lugar de conciliación.
Seguramente en este modelo no hay ya que hablar de
conciliación entre vida profesional y personal sino de integración de
todas nuestras facetas en una unidad de vida. El cambio de término lingüístico:
conciliación por integración parece banal pero es muy importante. La idea no es mía
sino de una magnifica amiga neuróloga, madre de siete hijos y con una vida plena en
3
“Participemos en las
estructuras que vertebran
la sociedad civil, en la
política y en todo lugar
donde nuestro
pensamiento y nuestra
acción puedan aportar”
lo personal y en lo profesional, plagada de esfuerzos y experiencias de sacrificio
personal.
2.- Creemos referentes para las generaciones venideras. Al igual que las mujeres del
pasado han hecho posible los avances de hoy, es necesario seguir trabajando en esta
línea y no volver atrás. Las personas que vivimos el „hoy‟, tenemos una
responsabilidad con los que vivirán el „mañana‟. Nuestros comportamientos, nuestros
modos de hacer, de ser, tendrán una consecuencia en las generaciones venideras. Estoy
convencida que las mujeres de hoy podemos trabajar para crear un modelo de vida en
el que sea posible desarrollarse como personas y como profesionales sin que esto
suponga una lucha titánica a costa de nuestra salud física o mental.
3.- Participemos en las estructuras que vertebran la sociedad civil, en la política y en
todo lugar donde nuestro pensamiento y nuestra acción puedan aportar. Para conseguir
una transformación de la sociedad es necesario estar en los núcleos en los que se
toman las decisiones estratégicas. Y esto significa participar y formar parte activa de
las estructuras que vertebran nuestra sociedad. Significa estar en los núcleos de
decisión donde se diseñan las políticas y las líneas de acción de nuestra sociedad.
Estoy segura que podemos tener a mujeres presidentas de empresas, consejeras,
presidentas de organizaciones empresariales, etc. que no renuncian a ser madres o a
desarrollar otras facetas intrínsecamente femeninas y que pueden aportar ese valor
femenino del que he hablado. Sé que para muchas mujeres esto no es atractivo porque
saben que este compromiso hoy día implica una renuncia personal importante, pero
creo que es necesario para poder evolucionar hacia este modelo que propongo y para
que nuestras hijas puedan disfrutar de mejores condiciones que nosotras.
Quedan muchas reflexiones que harían demasiado extenso
este artículo, y que se tocaron en la magnífica iniciativa
que desarrollaron un grupo valiente de mujeres que
están convencidas, igual que yo, que nuestra sociedad
necesita del valor femenino para avanzar. Desde aquí
también mi sincera enhorabuena a todo el equipo de
MADRID WOMAN´S WEEK por su audacia y su
buen hacer.
Ana Isabel López-Casero
Directora General Fundación Horizonte XXII durante su intervención
en la pasada edición de MADRID WOMAN´S WEEK