danzine, número 9

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Noche de expectativa, el estreno de Antares, la fila para entrar llegó afuera del centro cultural; el público que los sigue es muy di- verso y entusiasta. Por lo que aprecio dan por hecho que verán algo que les gustará, saben qué esperar de los movimientos de bailarines muy virtuosos, dirigidos para in- terpretar la coreografía que en esta ocasión es un drama basado en la muy popular obra de Shakespeare “Romeo y Julieta”. Difícil, qué atrevimiento del director de Antares, de aventurarse con una versión de algo así que fácilmente puede voltearse en su con- tra, pero no fue el caso. Una puesta un poco pasada de duración, pero completamente mancillesca (válgase el término). Vi una coreografía muy cinematográ- fica, que me regala imágenes de un Rena- cimiento futurista incluso en el vestuario. El coreógrafo maneja el drama y conflicto como en un juego de ajedrez, en el que cada personaje mueve sus piezas (unos muñecos pequeños que sirven como representación de la posición en que cada personaje se en- cuentra según el desarrollo de la historia). Es una delicia la dirección de Mancillas, ha modelado el movimiento y expresión de sus bailarines; cada uno tiene un carácter dancístico distinto en la compañía. Aprove- cho para resaltar el trabajo de Tania Alday como una brillante ejecutante, por su ta- lento y capacidad para volar. Ivonne Ortiz, ilumina esta pieza de una manera dramática, es detallista, muy en sintonía con el tema y discurso del creador. Como en los últimos años un trabajo impe- cable; en resumen, el público recibió con un aplauso de pie lo que esperaba. Vol 9 Hermosillo, Sonora, México 27 de abril de 2012 Publicación de Un Desierto para la Danza danzine www.undesiertoparaladanza.gob.mx Para ver video: www.streamingdance.net www.streamingdance.net Carlos Sánchez Alejandra Monroy S u mirada es la analogía de una pintura de Picasso, la miro y siento que me su- merjo en El Guernica. En sus palabras se comprime la actitud de un José Revuel- tas; en su energía se manifiesta un poema de Lorca. Dentro de su casa, cerca de un parque ahora cercado, la iluminación es sutil. Allí le acompañan algunas historias en trazo desde el pulso de Fernando Robles. Hay también la vida que inventaron los escritores Julio Cortázar, Joseph Conrad, Albert Camus, entre muchos más. Beatriz Juvera es la expresión inheren- te, la mirada directa y a los ojos, síntoma de compromiso en los días, los que fueron en su historia de construir la danza, los que siguen siendo para darse a la vida, la cual, cita: “Trae de todo”. Un café en la sala y las palabras concre- tas, frases como un poema que se hilvana de apoco y se construye en el viento. Una leyen- da como consigna tatuada sobre el lienzo de una gamuza diminuta: “El dolor que se calla es más doloroso”. Así charlamos y es un pri- vilegio inscrito ya en la memoria, porque de manera constante desde su voz un recuento de lo que es y ha sido. No hay desperdicio en su oratoria, de pronto la compuerta de los ojos claudica y me empapa de su emoción. No sabe ser de otra manera, tampoco pretende, la persecución de la honestidad la manifiesta al hablar. Inherencia de sólo ser y hacer lo que se ama como oficio y vocación: la danza. Sobre danza conversamos porque, como lo dijo antes de despedirme, al advertirle que al regresar hablaríamos de otras cosas: “Si vuelves hablaremos de otras cosas, pero el tema de la danza saldrá en algún momento”. La danza, la danza, la danza. En el recuento intrínseco del oficio, de los años de fundar la compañía de danza Truzka, de formar a los alumnos, o incluso de formar- se ella como bailarina, la construcción de la historia es un ir y venir, un antes y después, sin guión, tomando de la memoria los asuntos más trascendentes, las obsesiones que están allí como dardos venenosos, besos dulces. La cita estuvo fraguada para una entrevista, sobre Un Desierto para la Danza, y sus veinte años. Creo que Un Desierto es consecuencia de tu trabajo, le comento a Beatriz Juvera, la maes- tra. Y entonces otra vez la anti pretensión y su comentario: “Lo sé, estoy consciente, yo siempre estuve formando gente, siento que Un Desierto para la Danza es mío. Y cuando voy al Desierto, todo lo que veo, me siento feliz, y siento que la institu- ción fue armada con tal forma y con tal espíritu de amor y lucha que no ha habido sexenio que lo pueda quitar, porque hizo historia. Sí yo he re- cibido reconocimientos de eso, y no aquí en Her- mosillo tantos, afuera, en otros festivales, por lo que se ha logrado, y claro que lo siento mío, esa es la emoción. Por ejemplo en la inauguración que grité el Truzka, lo hice porque a todos los que fueron nombrando de los que siguieron después, estuvieron en Truzka, después vino no sé quién, ¿pero de dónde vino? Claro que sien- to que Un Desierto para la Danza es mío, y me enorgullece”. ESPÍRITU DE AMOR Y LUCHA Juvera Beatriz Antares y un excelente drama bailado Foto: Archivo Beatriz Juvera Foto: Edith Cota

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Un Desierto para la Danza 20.

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Noche de expectativa, el estreno de Antares, la fila para entrar llegó afuera del centro cultural; el público que los sigue es muy di-verso y entusiasta. Por lo que aprecio dan por hecho que verán algo que les gustará, saben qué esperar de los movimientos de bailarines muy virtuosos, dirigidos para in-terpretar la coreografía que en esta ocasión es un drama basado en la muy popular obra de Shakespeare “Romeo y Julieta”. Difícil, qué atrevimiento del director de Antares, de aventurarse con una versión de algo así que fácilmente puede voltearse en su con-tra, pero no fue el caso. Una puesta un poco pasada de duración, pero completamente mancillesca (válgase el término).

Vi una coreografía muy cinematográ-fica, que me regala imágenes de un Rena-cimiento futurista incluso en el vestuario. El coreógrafo maneja el drama y conflicto como en un juego de ajedrez, en el que cada

personaje mueve sus piezas (unos muñecos pequeños que sirven como representación de la posición en que cada personaje se en-cuentra según el desarrollo de la historia).

Es una delicia la dirección de Mancillas, ha modelado el movimiento y expresión de sus bailarines; cada uno tiene un carácter dancístico distinto en la compañía. Aprove-cho para resaltar el trabajo de Tania Alday como una brillante ejecutante, por su ta-lento y capacidad para volar.

Ivonne Ortiz, ilumina esta pieza de una manera dramática, es detallista, muy en sintonía con el tema y discurso del creador. Como en los últimos años un trabajo impe-cable; en resumen, el público recibió con un aplauso de pie lo que esperaba.

Vol 9 Hermosillo, Sonora, México 27 de abril de 2012Publicación de Un Desierto para la Danza

danzinewww.undesiertoparaladanza.gob.mx

Para ver video: www.streamingdance.netwww.streamingdance.net

Carlos Sánchez

Alejandra Monroy

Su mirada es la analogía de una pintura de Picasso, la miro y siento que me su-merjo en El Guernica. En sus palabras

se comprime la actitud de un José Revuel-tas; en su energía se manifiesta un poema de Lorca.

Dentro de su casa, cerca de un parque ahora cercado, la iluminación es sutil. Allí le acompañan algunas historias en trazo desde el pulso de Fernando Robles. Hay también la vida que inventaron los escritores Julio Cortázar, Joseph Conrad, Albert Camus, entre muchos más.

Beatriz Juvera es la expresión inheren-te, la mirada directa y a los ojos, síntoma de compromiso en los días, los que fueron en su historia de construir la danza, los que siguen siendo para darse a la vida, la cual, cita: “Trae de todo”.

Un café en la sala y las palabras concre-tas, frases como un poema que se hilvana de apoco y se construye en el viento. Una leyen-da como consigna tatuada sobre el lienzo de una gamuza diminuta: “El dolor que se calla es más doloroso”. Así charlamos y es un pri-vilegio inscrito ya en la memoria, porque de manera constante desde su voz un recuento de lo que es y ha sido. No hay desperdicio en su oratoria, de pronto la compuerta de los ojos claudica y me empapa de su emoción.

No sabe ser de otra manera, tampoco pretende, la persecución de la honestidad la manifiesta al hablar. Inherencia de sólo ser y hacer lo que se ama como oficio y vocación: la danza.

Sobre danza conversamos porque, como lo dijo antes de despedirme, al advertirle que al regresar hablaríamos de otras cosas: “Si vuelves hablaremos de otras cosas, pero el tema de la danza saldrá en algún momento”. La danza, la danza, la danza.

En el recuento intrínseco del oficio, de los años de fundar la compañía de danza Truzka, de formar a los alumnos, o incluso de formar-se ella como bailarina, la construcción de la historia es un ir y venir, un antes y después,

sin guión, tomando de la memoria los asuntos más trascendentes, las obsesiones que están allí como dardos venenosos, besos dulces.

La cita estuvo fraguada para una entrevista, sobre Un Desierto para la Danza, y sus veinte años. Creo que Un Desierto es consecuencia de tu trabajo, le comento a Beatriz Juvera, la maes-tra. Y entonces otra vez la anti pretensión y su comentario:

“Lo sé, estoy consciente, yo siempre estuve formando gente, siento que Un Desierto para la Danza es mío. Y cuando voy al Desierto, todo lo que veo, me siento feliz, y siento que la institu-

ción fue armada con tal forma y con tal espíritu de amor y lucha que no ha habido sexenio que lo pueda quitar, porque hizo historia. Sí yo he re-cibido reconocimientos de eso, y no aquí en Her-mosillo tantos, afuera, en otros festivales, por lo que se ha logrado, y claro que lo siento mío, esa es la emoción. Por ejemplo en la inauguración que grité el Truzka, lo hice porque a todos los que fueron nombrando de los que siguieron después, estuvieron en Truzka, después vino no sé quién, ¿pero de dónde vino? Claro que sien-to que Un Desierto para la Danza es mío, y me enorgullece”.

ESPÍRITU DE AMOR Y LUCHA

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Antares y un excelente drama bailado

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danzineVol 1. Hermosillo, Sonora, MéxicoCoordinación: Doris Arenas / Edición: Edith Cota / Colaboraciones: [email protected] Diseño: Argelia Juárez / Corrección: Rosy Orozco

27 de abril de 2012

UN DESIERTO PARA LA DANZA 2012

Mañana en el Desierto20:00 horas, Teatro de la Ciudad“86-12” / producciones la lágrima / HERMOSILLO, MÉXICO

21:30 horas, Centro de la ciudad “Eterno Boogaloo (incontables momentos de pérdida y desafío)” / Parámetro Ciego HERMOSILLO, MÉXICO

SÁBADO 28

Calle Revolución. Molino harinero. Llega-mos en carro, no había nada aún. La ca-lle Revolución estaba sola, autos y autos

desfilaban como cada noche entre un clima ca-luroso y un viento fresco. Dimos una vuelta al lugar, pasamos por otro molino y volvimos a la Revo; ahí estaban, dos intérpretes de Paráme-tro Ciego dispuestos a comenzar con Eterno Boó-galoo (incontables momentos de pérdida y desa-fío), intervención “urbana” de Benito González.

Nos sentamos en una esquina para mirar-los de frente. Una doña pasó en una camione-ta y dijo “me regresé cinco cuadras, qué hacen esos dos ahí, asustando”. Mi compañera le ex-plicó que era una intervención artística, para que precisamente, gente como ella se pregun-tara qué hacían allí esos dos. Al principio sólo era su presencia y el viento que les volaba las ropas, después comenzaron con pequeños mo-vimientos epilépticos, según me comentó un amigo más tarde, yo más bien recordé aque-lla entrevista que le hicieron a un especialis-ta en Ketamina, a quien le habían amputado la extremidad izquierda desde los trece años, y que sufría de dolores severos de su brazo fantasma. Él explicaba que haber perdido una extremidad de forma traumática le ocasionaba dolores inconcebibles para algunas personas, ese dolor, a falta de drogas que lo minimizaran “no digamos opiáceos, sino químicos como el 3-MeO-PCP”, le provocaba mantenerse un día completo moviéndose de adelante hacia atrás, desconectado de la realidad como un paciente psiquiátrico.

Así que pensé que una intervención urbana vendría siendo como una extremidad fantasma de la ciudad, que ocasiona preguntas, la gen-te se aglomera a su alrededor, los fotógrafos tiene un gran escenario para su trabajo y los psicólogos pueden preguntarse si son útiles para algo. Esto último lo pudimos confirmar

cuando al inicio de la intervención se nos acer-có una muchacha y nos preguntó qué hacían esos dos ahí. Al principio mi amiga le explicó que era una presentación artística parte de Un desierto…, ella se sintió aliviada porque exhaló y después nos dijo que era estudiante de psi-cología y que había creído que “esos dos” (para ella como para la doña eran “esos dos”), esta-ban “mal” y que una persona que estaba cerca de ellos observándolos era un amigo que no sabía qué hacer, por lo cual ella decidió acer-carse para ver si podía ayudar. Yo sólo pensé “qué tienen en la cabeza los psicólogos”.

La intervención dio resultado, si es que te-nía que darlo. Pronto no sólo eran Isabel Rangel y Jorge Motel los intérpretes; a su alrededor se congregaban los fotógrafos, los videoastas, los bailarines que los observaban. Los autos que al principio desfilaban sobre la Revo, ahora tenían frente a sí a varias personas que se adherían a la presentación, que por urbana, era inclusiva: todo en la calle era su contexto. Claro que no faltaron tres o cuatro patrullas que pasaban de vez en cuando. Mi amiga y yo comentamos la efectividad que tiene el arte contra los policías, si alguna vez te detienen y te preguntan tu pro-fesión y tú les respondes “soy artista”, como por arte de magia te dicen “siga su camino”, como si la palabra arte ejerciera en ellos un misterio insospechable. Pero tal vez sólo soy prejuiciosa, y pasaban por ahí porque les gustaba deleitar-se con los movimientos del brazo fantasma.

En lo personal me gustan las intervencio-nes, son algo así como un ready made pero al revés. El público se ubica entre el extraña-miento y la sorpresa, por lo menos aquellos que no sabían qué era eso que se represen-taba, pasaban en sus autos y se quedaban con una pregunta en el cerebro. Confieso que también llegué a pensar que era posible que unos sicarios pasaran por ahí y les pegaran de

balazos a esos dos que estaban haciendo lo que ellos debían hacer: asustar como dijo la doña. Pero más tarde me di cuenta de que mi pensamiento volaba e ideaba situacio-nes sólo concebidas gracias a los medios de comunicación, a los reportajes, y a la noción de que estamos en guerra contra el narco, ¿estamos?, y que en realidad todo lo que ahí sucedía era tan agradable como el viento fresco. Así que ahí estábamos, viendo a los intérpretes alzar los brazos, balancearse, y formar parte del inmenso cartel publicitario que decía algo así como que en ese lugar se hacía la mejor harina con el mejor gusto.

No se si llegué tarde a la cita, pero me cumplí un sueño de la infancia, ¡Estaba dentro de una pin-tura! Me senté en la banqueta frente a los baila-rines perfectamente enmarcados por esta escena urbano-industrial (irónicamente muy hermosa).

Ahí estaban, parados, llevando el ritmo no sé si del boogaloo del título, pero para mí fue con-templar un reloj marcando el tiempo que pasaba entre coche y coche, estos automóviles de pronto

cortaban la imagen, unos por la cabeza y otros por los pies, todos interviniendo la intervención.

Isabel Rangel y Jorge Motell ejecutaron un loop de movimientos mínimos, que me recorda-ron la bella pieza que también Benito González presentara en el XXX Premio INBA - UAM “Paisa-je para Evoé”, pero con un movimiento aún más mínimo.

Hermosa composición visual la de esta inter-

vención urbana, una verdadera pieza de museo que emite la energía ensordecedora de la repeti-ción, la enajenación y la despersonalización que el coreógrafo se ha dado a la tarea de criticar en sus últimas obras.

Un grito desesperado por el despertar.

Parámetro Ciego convertido en pieza de museo, con su “Eterno Boogaloo”Alejandra Monroy

Estuvo bien, más que la historia, me gusta mucho el movimiento,

como los bailarines demuestran la fisicalidad en la escena, el riesgo

que tiene el movimiento. Diana Bayardo

Bailarina

Me confrontó y eso me parece muy bueno, el primer acto me dejó muy angustiada, muy tensa y hace rato

no me sucedía; el segundo acto fue una belleza. En general muy satisfecha por esta experiencia de haber recorrido una serie de emociones, de haber visto esta

propuesta que es intelectual, estética y visceral.

Elsa CornejoActivista

Me encantó, se me hizo algo muy dinámico, intenso y muy diferente

a lo que estamos acostumbrados a ver en la danza contemporánea.

Ariadna MercadoEscritora

Me recordó a una obra que había visto por el vestuario, pero muy

padre, me encantó. Jaziel Luna

Estudiante de Medicina

AcercaDE

QUE NO DESCUBRAN TU NOMBRE

de Antares

Magdalena Frías

LA EXTREMIDAD FANTASMA

Foto

: Mig

uel G

alaz