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acompanar | servir | defender SERVICIO JESUITA A REFUGIADOS N O 46 Dejad partir a mi pueblo SRI LANKA Oriente Medio: Nuevas fronteras Estados Unidos/México : Más allá de las barreras Goma: Adquirir habilidades Tailandia: Educación para todos Reasentamiento de refugiados bhutaneses

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JESUIT R EFU GEE SER V ICE - ISSUE 46

acompanar | servir | defender

S E R V I C I O J E S U I T A A R E F U G I A D O S N O 4 6

Dejad partir a mi puebloSRI LANKA

Oriente Medio: Nuevas fronteras Estados Unidos/México : Más

allá de las barreras Goma: Adquirir habilidades Tailandia: Educación para todos Reasentamiento de refugiados bhutaneses

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Servir es una publicación gratuita del Servicio Jesuita a Refugiados

( JRS – Jesuit Refugee Service) de la que se editan tres números al año y que está disponible en español,

inglés, francés e italiano.

FOTO DE P ORTA D A (Peter Balleis SJ/JRS)

Esta fotografía fue tomada en un centro abierto para desplazados

internos en Mannar, Sri Lanka, en diciembre de 2007.

DIR ECTOR

P. Peter Balleis SJ

EDITOR A

Danielle Vella

DISEÑ A D OR

Malcolm Bonello

El JRS es una organización católica internacional creada en 1980 por el P. Pedro Arrupe SJ. Su

misión es acompañar, servir y defender la causa de las personas

desplazadas por la fuerza.

Jesuit Refugee ServiceC.P. 6139, 00195 Roma Prati, Italia

TÉL: +39 06 6897 7386FAX: +39 06 6897 7380

[email protected]

S E R V I C I O J E S U I T A A R E F U G I A D O S - N O 4 6

Oriente Medio

¿Qué será de nosotros? 04Ser ‘alguien’ otra vez 05Ser uno de ellos 06Llamamiento 07

Estados Unidos / México

Más allá de las barreras 08 “Estuve en la cárcel...” 09

República Democrática del Congo

El JRS en Kivu Norte 10Adquirir las habilidades adecuadas 11“Dadles vosotros de comer” 12

Tailandia

Haciendo realidad la educación para todos 13

Sri Lanka

Dejad partir a mi pueblo 15

Népal

Reasentamiento de bhutaneses 18

acompañar

servir

defender

reflexión

Piedras vivas 19

(Contraportada) “A Man on Fire”

en esta ediciónEditorial 03

acrónimos

Los acrónimos utilizados en esta edición son:

ACNUR: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

CICR: Comité Internacional de la Cruz Roja

ONG: Organización No Gubernamental

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editorial

Queridos amigos,

l escribir estas líneas, aún sigue fresco en mi mente el recuerdo de una visita reciente al Hospital de Mannar al norte de Sri Lanka. En particular, los grandes ojos negros de aquel

muchacho de 12 años que seguían sin comprender qué le ocurrió y por qué. El 26 de enero, una bomba segó su pierna derecha durante el asedio a la región de Vanni. El mismo proyectil acabó con la vida de su padre e hirió a su hermana. Se encontraban atrapados en una zona de guerra con un estimado de otras 250.000 personas, en medio del fuego cruzado entre el ejército de Sri Lanka y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE). No había manera de escapar al despiadado bombardeo. Su abuelo acompañó al niño y a su hermana hasta uno de los pocos convoyes del CICR, que tuvo permiso para trasladar a las víctimas civiles del bombardeo hasta el Hospital de Mannar.

Las miradas de los pacientes de la región traslucían la agonía y el dolor de la guerra. Las bombas desmembraron sus cuerpos y sus familias. Los heridos trasladados a Mannar en el convoy del CICR fueron obligados a dejar a sus hijos tras ellos.

No son las estadísticas sobre víctimas de guerra y refugiados las que muestran la profundidad del dolor y del sufrimiento, sino los rostros e historias de las víctimas inocentes. El interrogante en los ojos de aquel niño hicieron preguntarme por qué, qué sentido tenía esa guerra entre ejército y rebeldes. Sólo se destruían las vidas de los pobres, de los desposeídos. Los ojos se nos llenan de lágrimas y el dolor se convierte en compasión y en un fuerte deseo de estar junto a la gente, de acompañarles. El equipo del JRS en Mannar y Vavuniya ha cumplido su misión: acompañar a los heridos en el hospital y a los desplazados en los centros de detención.

Caminar con los refugiados – conocer sus historias, confraternizar con ellos y compartir sus tristezas y esperanzas – es la piedra angular de la triple misión del JRS. Del acompañamiento brota el deseo de servir y defender la causa de las personas desplazadas por la fuerza.

En esta edición, Servir tiene nuevo formato y enfoque: contar historias personales, retratarlas con toda su belleza y dignidad. Con ello, le invitamos a acompañar a los refugiados, a conmoverse a través de sus historias, a servir y a defenderles ya sea mediante un cambio de actitud, apoyando el trabajo del JRS o implicándose directamente. Mi agradecimiento por leer este número de Servir y por su interés por los refugiados.

P. Peter Balleis SJDirector del JRS Internacional

A

editorial.

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acompañar Oriente Medio

“Cuando era niño, me sentía orgulloso de mi padre. ¿Cómo pueden mis hijas sentirse orgullosas de mí? No puedo protegerlas, ni alimentarlas, ni pagar los gastos del hospital, ni siquiera hacerlas reír.” Para Fares, no poder hacerse cargo de sus hijos es una píldora amarga difícil de digerir. Este iraquí abandonó su país cuando las milicias lo pusieron en su punto de mira por haber trabajado como traductor para el ejército estadounidense en Bagdad. Se llevó a sus cuatro hijas a Damasco. La vida era una lucha diaria por la supervivencia, compartida por los cerca de 1,5 millones de iraquíes que han buscado refugio en Siria.

Los sirios han acogido a los iraquíes como hermanos. Sin embargo, la afluencia de refugiados ha colapsado los ya sobresaturados servicios públicos. Muchos refugiados son pobres y dependen de la caridad. El JRS se encontró con familias viviendo en una situación crítica, en condiciones inhumanas,

pero con el deseo de una vida digna. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. La mayoría de los iraquíes son profesionales con una buena educación, con una carrera en su país. Ahora ni siquiera pueden hacer frente a las necesidades básicas de sus familias. “¿Qué será de nosotros?” se preguntaba en cierta ocasión Rula, la hija mayor de Fares. “No tenemos escuela, ni futuro y ningún lugar donde quedarnos”.

Fares hace todo lo que puede. Cuando su hija de 11 años necesitó hacerse su diálisis renal, decidió regresar a Bagdad a buscar dinero para el tratamiento, unos 2.000 dólares. Reacio a abandonar a sus otras hijas también se las llevó. Una explosión en un control iraquí hirió a Fares y mató a su hija menor de cinco años y a Rula. Esta es la vida real para miles de iraquíes.

En Siria, los refugiados pueden sentirse a salvo de las bombas. Pero también son conscientes de que la realidad de

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será de ¿ qué

FLASH INFORMATIVO

Apenas nombrado como nuevo Superior General de los jesuitas, a principios de 2008, el P. Adolfo Nicolás SJ, encomendó al JRS la misión de trabajar con los refugiados iraquíes en Oriente Medio. Más de dos millones de iraquíes buscaron refugio en las vecinas Siria y Jordania como consecuencia de la intervención estadounidense en Iraq de 2003, que desembocó en la guerra civil. En esta nueva frontera, impulsamos nuestra misión en colaboración con los jesuitas locales, otras congregaciones religiosas y parroquias cristianas.

Realidad oculta: los refugiados iraquíes están diseminados por áreas urbanas como este vecindario de Damasco. (Peter Balleis SJ/JRS)

Fabricando velas según la tradición de su Iglesia Caldea. P. Peter Balleis SJ, recuerda: “la tristeza de Lena (la última a la derecha) me conmovió. Su familia había huido de Iraq tras el asesinato de su tío. El encuentro con estas chicas y sus familias marcó el inicio del JRS en Siria y Jordania.”

nosotros?

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acompañarOriente Medio

privaciones e incertidumbres en el exilio representa otros riesgos, especialmente para sus hijos, la mayoría de los cuales crece sin educación. El gobierno ofrece educación primaria gratuita a todos los árabes, pero sólo el 15% de los niños iraquíes van realmente a la escuela. Los demás o no pueden matricularse o abandonan por la sobresaturación de las aulas o por problemas personales: no hay dinero o no tienen documentación. Unos necesitan trabajar, otros padecen daños físicos o psicológicos. El exilio

conspira para empeorar su trauma: los padres están gravemente angustiados, los ahorros ganados con sudor, se gastan rápidamente, entre muchos comparten pequeños apartamentos. Las adolescentes, al no estar inscritas en la escuela, están cada vez más expuestas a la explotación económica, sexual.

El JRS decidió ofrecer educación informal y actividades sociales en Damasco tanto para jóvenes como para sus madres. También en la capital, trabajando junto a organizaciones cristianas locales, el

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JRS apoya a mujeres vulnerables y niños. Un proverbio vietnamita dice: Aunque tu mesa pueda estar llena de platos, no te olvides nunca del puñado de arroz que tuviste cuando estuviste hambriento. No podemos prometer a los refugiados una vida mejor. Un puñado de arroz quizás sea todo lo que el JRS puede ofrecer, lo que no soluciona suficientemente todas sus apremiantes necesidades, pero al menos es una respuesta práctica y una promesa de acompañarles y avanzar juntos como uno solo.

Dos muchachos abren la pequeña puerta metálica y entran en el patio. “¿Esto es el Deir de San Vartan? Nos han dicho que podemos venir a clase ¿es verdad?” Impresionados por las espaciosas aulas que aún olían a pintura fresca, y por la cálida bienvenida, los muchachos pugnaban por ser los primeros en hablar. Mustafá está contento, va a la escuela local de secundaria pero tiene problemas con algunas asignaturas. “No puedo seguir lo que dice el profesor de francés; en Bagdad no aprendíamos francés.” Fadi no va a la escuela; fue rechazado al no tener los documentos que certifican que había terminado su tercer año en Mosul. Su vieja escuela es ahora una base militar.

El Deir (convento) de San Vartan fue fundada hace 100 años por los jesuitas para atender a los refugiados armenios pobres. En noviembre de 2008, el JRS puso en marcha actividades sociales y extraescolares para los refugiados

iraquíes. Las actividades incluyen cursos de informática así como clases para los exámenes de secundaria. En un mes, cerca de 250 personas se matricularon.

Una semana después de que llegaran por primera vez a San Vartan, los muchachos regresaron de nuevo con sus libros bajo el brazo. La clase de francés es en el aula azul, donde Mustafá se une a los 22 chicos y chicas, mientras que Fadi sigue al señor Kamil al aula de ordenadores. Fadi se sienta junto a Namat, una chica que está compartiendo el ordenador con su padre. Está encantada: “Mis padres me mantuvieron encerrada en casa después de que la guerra estallara en Iraq. Ahora, tengo la oportunidad de aprender sobre ordenadores.”

El equipo del JRS está formado por sirios, iraquíes, hombres, mujeres, cristianos y musulmanes. Al compartir sus conocimientos, los miembros iraquíes del equipo se “sienten útiles, como si volviera a ser alguien de nuevo”.

‘alguien’otra vez

En Siria, la reputación de los jesuitas en la esfera de la educación y el trabajo social abrió las puertas

para que el JRS pusiera en marcha un proyecto de educación informal en Aleppo, una ciudad del norte, hogar de unos 23.000 refugiados iraquíes.

Thecla, a sus siete años, no se amilana por la falta de recursos. Esta puerta en el Viejo Damasco es su pizarra; hace sus sumas y pone las respuestas en su libro de ejercicios. (JRS Oriente Medio.)

ser

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ellos

acompañar Oriente Medio

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Maroun Najm Hay entre 500.000 y 700.000 refugiados iraquíes en Jordania. Aunque sus necesidades básicas están cubiertas por el ACNUR y otras ONG, muchos pasan penurias porque no tienen permiso de trabajo. En diciembre de 2008, uniéndonos a los esfuerzos de una red de jesuitas, pastores iraquíes y grupos de jóvenes, empezamos a visitar familias. Con nuestra presencia y compartiendo su dolor, queríamos llevarles la esperanza. Pero tras escuchar sus tristes historias, nos preguntamos cómo estas familias han conseguido sobreponerse a tanto sufrimiento, y cómo pueden seguir sonriendo, riendo y viviendo. Estamos aprendiendo mucho de ellos.

Stev Metika Quiero compartir la historia de una familia iraquí que vive en el este de Amman: una pareja, su hijo y su hija, que no reciben ayuda humanitaria. Les encontramos viviendo en condiciones muy precarias, no tenían combustible, ni cocina, ni nevera. Era prioritario encontrarles una casa donde vivir dignamente. Empecé a buscar algo a un precio razonable, y a cuyo alquiler el JRS pudiera contribuir. Tras dos semanas, encontré un apartamento sencillo, pero limpio. La familia se mudó al día siguiente y compartimos su felicidad.

Hna. Leya

Lo que me gusta de las visitas pastorales hechas en nombre del JRS es que se extienden a todos: ortodoxos, católicos, familias protestantes… para mí, este es el testimonio de la Iglesia universal, un signo de vida que fluye a través del sufrimiento de los refugiados, uniéndonos en la fe. El JRS está incondicionalmente abierto a todos, sin distinción, y esto va con mi vocación de Hermanita de “ser una de ellos” a través de una amistad desinteresada. Al escuchar sus historias y ver la dureza de sus condiciones de vida, me impresiona y admira la fe y la confianza de los refugiados.

seruno de

Los miembros del JRS Jordania reciben más de lo que dan en su acompañamiento a los refugiados iraquíes.

Clases de inglés para niños iraquíes en el Centro Jesuita de Amman (Peter Balleis SJ/JRS)

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quiero apoyar el trabajo del JRS

Una foto dice más que mil palabras. “Desde que llegamos, nadie nos había visitado, para quedarse en nuestra casa, jugar con nuestros hijos, hacernos reír,” dice Walid, el padre de Alvera y Anwar, en la foto de arriba con los nuevos juguetes donados por el JRS Jordania. “Habéis traído alegría a nuestro corazón.”

Más que palabras, la gente necesita una respuesta práctica. Únase a nosotros apoyando a los refugiados iraquíes. Su donativo irá directamente a cubrir las necesidades urgentes de familias iraquíes y mantener así viva la esperanza.

Gracias por su apoyo, P. Peter Balleis SJ

Para hacer una donación a JRS en Oriente Medio, por favor siga las instrucciones de abajo para enviar un cheque pagadero a Jesuit Refugee Service o hacer una transferencia bancaria, indicando JRS Oriente Medio en el formulario.

más

para transferencias bancarias

Banco:

Banca Popolare di Sondrio,Circonvallazione Cornelia 295, 00167 Roma, ItaliaAg. 12

Titular de la cuenta:JRS

Número de cuenta para euros:IBAN: IT 86 Y 05696 03212 000003410X05

Número de cuenta para dólares USA:IBAN: IT 97 O 05696 03212 VARUS0003410

quepalabras

Reciban una donación adjunta de

Quiero aplicar mi donativo a

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JRS Jordan

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acompañar Estados Unidos / México

Después de tres años de planificación, el JRS USA y cinco organizaciones más presentaron oficialmente la Iniciativa Fronteriza de Kino (KBI, por sus siglas en inglés) en las ciudades homónimas de Nogales, en Sonora (México), y Nogales, en Arizona (EE.UU.), el 18 de enero de 2009, con una misa en la Iglesia Católica del Sagrado Corazón de Nogales, Arizona.

El ministerio binacional para las personas deportadas desde los EE.UU. a México es un esfuerzo de cooperación entre el JRS USA, las provincias jesuitas de California y México, las Hermanas Misioneras de la Eucaristía, la Archidiócesis de Hermosillo y la Diócesis de Tucson.

La KBI cuenta con dos grandes propuestas de asistencia directa. La primera es el Centro de Ayuda a Migrantes Deportados (CAMDEP), donde los inmigrantes pueden recibir una comida caliente y ropa. El CAMDEP está en Nogales, Sonora, apenas cruzada la frontera. Después está la Casa Nazareth, también en Nogales, Sonora, un refugio de paso para mujeres solas.

Los deportados son, principalmente, ciudadanos mexicanos que han estado recluidos en nuestros propios centros de detención, y que ahora están siendo enviados de regreso a su país, separados de sus familias. Suelen enviarlos en autobús a los pasos fronterizos que hay a lo largo de California y Texas. Desde estas

garitas, o áreas de paso, caminan hasta México. Por lo general, tienen poco o nada de dinero y sólo la ropa que llevan en su mochila.

El JRS reconoció la necesidad de una iniciativa como la de la frontera de Kino mientras estuvo trabajando en las capellanías de los centros federales de detención en Estados Unidos durante los últimos nueve años. La mayoría de los detenidos son inmigrantes sin la ciudadanía que han vivido en los EE.UU. sin documentación y cuyo único delito es haber infringido el código de inmigración.

“Muchas de las personas más olvidadas y vulnerables en nuestro país se encuentran encerradas en centros de detención del gobierno federal. La cifra de detenidos ha pasado de unos pocos miles, hace ocho o nueve años, a los más de 400.000 al año actuales,” dijo el P. Ken Gavin SJ, director del JRS USA.

“La KBI ha extendido el acompañamiento ofrecido por las capellanes del JRS USA en los centros de detención a la otra parte de la frontera en Nogales,”

“Hemos venido a decir lo que, básicamente, hemos estado diciendo a lo largo de los últimos 28 años en el JRS. Dios está presente incluso en los momentos más trágicos de nuestra vida. Queremos decir a nuestros hermanos y hermanas que no están solos.”

Puede encontrar más información sobre la Iniciativa de la Frontera de Kino, incluida una presentación audiovisual y varios vídeos, en la página web del JRS-USA en

08

barrerasmás allá

Christian Fuchs, director de comunicación del JRS USA,

informa de la presentación de un programa transfronterizo.

ENLACE INTERNET

http://www.jrsusa.org/kino

(Arriba de izquierda a derecha): El director del JRS USA, Ken Gavin SJ, escucha a un inmigrante en el CAMDEP, Armando Borja, también del JRS, al fondo; la Hna. Engracia Robles de las Hermanas Misioneras de la Eucaristía trabajando.

de las

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acompañarEstados Unidos / México

¿Se puede celebrar el advenimiento de un rey en un centro de detención? Sin duda, ‘Cristo Rey’ estaba entre aquellos hombres, cuyas cabezas asentían al leerse el Evangelio de Mateo 25: “Estuve en la cárcel y me fueron a ver… En verdad les digo que cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí” (Mateo, 25: 36-40). Sabían que Jesús hablaba de ellos. Conocían el significado de ser un extraño, de estar hambriento y sediento.

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El director internacional del JRS, P. Peter Balleis SJ, reflexiona sobre la celebración de la festividad de Cristo Rey en 2008 con más de 300 detenidos y junto a los capellanes del JRS USA en el Centro de Detención de Florence en Arizona.

Cruzaron la frontera en busca de trabajo, forzados por la pobreza en sus países de origen: Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, México y la Colombia sumida en la guerra. Descubiertos sin permisos para residir y trabajar en los EE.UU., les detuvieron y apartaron de sus familias sin contemplaciones, haciéndoles sentir como criminales.

¿Será el reinado de Cristo como los estados e imperios creados por el hombre? Su amor se extiende a todos sin excepción y Su reinado no

en la estuve

cárcel…conoce vallas, fronteras, divisiones ni documentos. Celebrar un reino así en un centro de detención es celebrar lo que aguardamos, lo que esperamos profundamente, lo que está aquí pero aún no hemos alcanzado. El centro era el lugar correcto para celebrar a Cristo Rey; fue un momento especial en el que afirmamos la dignidad humana y real de cada persona remarcando el advenimiento del reinado de Dios, de un mundo donde todos podrán vivir libremente.

Araceli Wedington se quedó en la Casa Nazareth con su hijo recién nacido, Víctor Emmanuel. Araceli quiso cruzar la frontera hacia los Estados Unidos pero una patrulla fronteriza la detuvo. “Quería cruzar porque tengo dos niños en Burlington, Kansas. No sabía nada de ellos desde septiembre. Estaba embarazada así que trate de cruzar ilegalmente. Me sentía desesperada.” Tras ser deportada, Araceli se encontró en Nogales, una ciudad desconocida y a más de 2.400 km de su casa en el sur de México. Recuerda que “llegué aquí en noviembre y estaba embarazada de ocho meses. Para mí, el refugio lo es todo. Antes no tenía adonde ir, donde vivir ni qué comer. Al llegar aquí me sentí a salvo.” (Christian Fuchs/JRS USA)

ME SENTÍ A SALVO

Hemos sido enviados a las fronteras para vencer las fronteras con amor. La KBI está presente en la frontera entre México y los EE.UU. (Peter Balleis SJ/JRS)

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servir República Democrática del Congo

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A lo largo de 2008, el JRS puso en marcha un gran proyecto para llegar hasta los desplazados por la violencia en Kivu Norte. Mientras otras muchas ONG responden a las necesidades básicas como alimentos, agua, alojamiento, saneamientos y seguridad, el JRS ofrece servicios educativos y formación en capacidades. El P. Gerard J. Clarke SJ, coordinador de los programas del JRS en Goma, explica por qué: “Los jesuitas

JRS enKivu Norte

Muchachos locales se ganan unos pocos dólares haciendo modelos de vehículos 4x4 utilizados por las

organizaciones humanitarias. Alfonso y la Hermana Nicole, JRS Goma, observan la maqueta que hicieron

para ellos.

La provincia de Kivu Norte, al este de la República Democrática del Congo (RDC), es el campo de batalla de más de 20 grupos armados que luchan los unos contra los otros y contra el ejército congoleño. Las tímidas esperanzas de paz se desmoronaron a finales de agosto de 2008 cuando estallaron los combates entre el ejército y las fuerzas del CNDP (Congrès national pour la défense du peuple) del señor de la guerra tutsi, Laurent Nkunda. Los rebeldes avanzaron

FLASH INFORMATIVO

rápidamente y se hicieron con el control de Rutshuru y Kiwanja pero se detuvieron muy cerca de Goma, la capital provincial. Unas 250.000 personas huyeron de la última oleada de violencia, lo que aumentó la cifra de desplazados en Kivu Norte a más de un millón de personas. Una vez más, los civiles fueron víctimas de graves abusos a los derechos humanos por parte de todas las partes enfrentadas: ejecuciones extrajudiciales, violaciones y agresiones, reclutamiento forzoso y saqueos. La

desbordada Misión para el Mantenimiento de la Paz de la ONU en el Congo, la MONUC, no pudo hacerse cargo de la protección a gran escala de los civiles. En enero 2009 las tropas ruandesas entraron en el este de la RDC para apoyar al ejército congoleño en una operación armada contra las FDLR (Forces démocratique pour la libération de Rwanda), una milicia hutu en la que presuntamente estarían algunos responsables del genocidio ruandés de 1994.

creen que la educación es la clave para la integridad de la persona. Ofrecemos apoyo material – cuadernos, tizas, pupitres e incluso techos – a las escuelas locales que acogen a los niños desplazados, así como una ración mensual de arroz para los maestros. En un país donde los maestros a menudo dependen de que los padres paguen sus salarios, el apoyo del JRS puede significar la diferencia entre ser recibidos en el aula o no.”

Campo de desplazados internos en las afueras de Goma. (Don Doll SJ/JRS)

el

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servirRepública Democrática del Congo

Sami es un joven brillante de uno de los campamentos para desplazados en los alrededores de Goma. Sus padres habían regresado a su aldea en Masisi, pero él se quedó. Me preguntaba por qué. Dijo que quería evitar ser reclutado por alguna de las milicias locales y que se sentía más tranquilo en los campamentos. Pero Sami estaba buscando algo que hacer, para que su tiempo en Goma fuera provechoso.

Los jóvenes de los campamentos de refugiados son muy vulnerables. Sin un hogar adecuado, la supervisión de los padres, la escuela o las actividades normales de los adolescentes, se encuentran expuestos a todo tipo de riesgos. Uno de estos es el reclutamiento en grupos armados. Un uniforme, y acaso un arma, catapulta al adolescente a un mundo de responsabilidad y respeto. Pero este es un entorno cruel y no hace nada para formar el carácter o las capacidades de los jóvenes.

Afortunadamente, Sami encontró algo que hacer en la

sede del JRS, donde nuestros voluntarios y colaboradores refugiados ofrecen un abanico de programas de formación. Los jóvenes pueden aprender a hacer pan, reparar bicicletas, peluquería y costura. Maestros capacitados se sientan con ellos bajo un refugio provisional y les explican lo básico. Depende de ellos comenzar a utilizar sus capacidades para generar ingresos.

Recientemente, de regreso de una visita a nuestros proyectos en Rutshuru, mientras avanzábamos por un camino lleno de socavones, fuimos testigos de un triste espectáculo. Hileras de nuevos reclutas de una de las milicias locales avanzaban por un lado de la carretera, durante más de un kilómetro. Llevaban palos a modo de fusiles y marchaban de forma nada profesional. Me quedé con la mirada de un ‘soldado’. No tendría más de 17 años y en un instante me di cuenta de la profunda tristeza de aquellos ojos. Me preguntaba qué tipo de programa de formación estaba siguiendo, en qué tipo de hombre se convertirá.

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adquirir lashabilidades

Todas las partes en el conflicto en Kivu Norte reclutan por la

fuerza a civiles, incluidos niños, para servir como soldados. Los jóvenes a veces eligen unirse a un grupo armado

por falta de alternativas. El P. Gerard J. Clarke SJ explica

cómo formando en habilidades se conjura el riesgo de

reclutamiento.

Fuera del centro profesional del campamento de Buhimba, cerca de Goma. (Miriam Rau/JRS)

Aprendiendo a hacer pan en el campamento de Mugunga 1, cerca de Goma. (Miriam Rau/JRS)

adecuadas

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“servir República Democrática del Congo

Todo parecía positivo cuando llegué en agosto de 2008. El proceso de paz de Amani parecía allanar el camino para el retorno a casa de los 70.000 desplazados, que vivían dentro y en los alrededores de Rutshuru. La mayoría había venido desde los valles vecinos hacía unos diez meses; era la tercera o cuarta vez que habían tenido que abandonar sus hogares y sus tierras, para embarcarse en una vida de espera en la que dependerán de rostros anónimos para el agua, la comida y el techo.

Participando pues de esta espera, el JRS quería apoyar a estas familias desplazadas ofreciendo a sus hijos la posibilidad de asistir a la escuela. Me sentí como aquellos discípulos, delante de la multitud hambrienta de oyentes, a los que Jesús les dijo: “Dadles vosotros de comer” (Mc 6:37). Adecuamos el proyecto para apoyar a 16 escuelas locales. Pero ¿cómo van a educar 16 escuelas a casi 20.000 niños?

Con el comienzo del curso escolar llegaron también los combates y se reanudaron las hostilidades a principios de septiembre. En dos ocasiones tuvimos que desplazarnos a Goma. Al mismo tiempo, el proyecto se iba haciendo

lentamente realidad y casi 3.000 niños desplazados compartían aula con otros más de 5.000 del lugar. Pero el 26 de octubre los combates llegaron a Rutshuru. Nuestro proyecto de educación tuvo que detenerse. En este momento pude descubrir que más inhumano que la falta de techo y de hogar es la falta de seguridad.

Semanas después, nuevamente pudimos apoyar a las escuelas que reabrían sus puertas. Muchos estudiantes no volverían más. Otras personas llegaban tras un duro viaje de ida y vuelta, de días escondidos en la selva y vuelta a sus casas saqueadas. Pero todos con el futuro por delante y el deseo de retomar la vida “normal”; este deseo puede llegar a ser tan fuerte que prime sobre el mismo deseo de “ponerse a salvo”. Faustin me dijo que estaba entre el miedo y el deseo de reunirse con la niña que había tenido su esposa, desplazada en Goma. En vez de cruzar un río para llegar a Uganda, donde podría haber vivido seguro como refugiado, Faustin atravesó la selva hasta Goma.

El sentido de nuestro trabajo en el JRS lo descubrí al ver, en un graffiti de una pared de plástico de una escuela, a un hombre disparando indiscriminadamente y matando a

El P. Juanjo Aguado SJ comparte lo que aprendió

durante los cinco meses que pasó en Kivu Norte,

donde dirigió un proyecto de educación del JRS para niños

desplazados en Rutshuru.

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otro indefenso bajo la mirada de un niño a lo lejos. Esta es la realidad que se vive fuera de la escuela. Gilbert, 16 años, me contaba cómo la noche del 4 de noviembre en Kiwanja, había escuchado impotente los gritos de su hermano mayor, de 28 años, pidiendo compasión e implorando clemencia. A la mañana siguiente lo encontraron decapitado. Con este telón de fondo, la escuela se convierte en un santuario, un ‘taller de humanidad’, donde los niños aprenden a vivir en paz con los otros.

Al terminar esta experiencia con el JRS, me queda en el alma un profundo agradecimiento. Con las gentes que me han acogido y querido, he aprendido que a veces lo importante es sólo estar. Recuerdo la alegría de Alivera, anciana de más de 70 años, cuando fui a visitarla al Centro de salud Mapendo. No hubo muchas palabras, pero sí un abrazo profundo, sonrisas y manos entrelazadas un rato largo. Estar con puede significar ser como María al pie de la cruz, con dolor e impotencia, en solidaridad con el pueblo que sufre la injusticia. Y otras veces, estar con es compartir la alegría, como la de los discípulos que vieron cómo el pan y los peces se multiplicaban cuando la gente compartía lo suyo con los demás.

dadles

de comervosotros “

Construcción de una escuela de secundaria cerca del campamento de Bulengo, Goma (Miriam Rau/JRS)

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para todos

servirTailandia

“Nunca volveré a Kawthaung. No hay nadie que me proteja y los soldados nos tratan muy mal.” Kawthaung es el pueblo de Nipa, una niña de 12 años, que ha vivido en Tailandia, apenas cruzada la frontera, desde que tiene memoria. Los padres de Nipa están entre los miles de inmigrantes que tratan de ganarse la vida en Ranong, una ciudad al sur de Tailandia, conocida como una puerta de entrada de la inmigración ilegal en el país.

La mayoría de los inmigrantes en Ranong son miembros de la minoría birmana Mon. Durante décadas, la gente de la etnia Mon ha vivido en la parte tailandesa

de la frontera y no parece que la situación vaya a cambiar pronto. La vida en el Estado Mon, en Birmania, es realmente dura: a la inflación y al aumento de los precios de los alimentos, se añaden el acoso, los impuestos arbitrarios, los trabajos forzosos y la confiscación de tierras por parte del ejército birmano.

En Tailandia, los inmigrantes suelen trabajar en la industria pesquera, la mayoría de ellos ilegalmente, lo que les hace vulnerables a la explotación y a la deportación. Quizás la vida sea mejor que en su país, pero sigue siendo durísima. Mientras los inmigrantes están en sus

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haciendorealidad la

educación

(derecha) Almuerzo en el centro de enseñanza.

(izquierda) Nipa comenzó su educación en un centro de enseñanza y ahora va a la escuela tailandesa.

Peter Balleis SJ/JRS

Roisai Wongsuban, responsable de información

y advocacy, JRS Tailandia, escribe sobre el centro de

enseñanza para inmigrantes birmanos en el sur de

Tailandia.

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servir Tailandia

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Alumnos en un centro de enseñanza apoyado por el JRS en Ranong. A principios de 2009, el JRS apoyaba a 841 niños y a 29 maestros en seis centros de enseñanza, así como a 131 estudiantes para seguir sus estudios a nivel universitario. (Peter Balleis SJ/JRS)

largas jornadas laborales, sus hijos se educan en los centros de educación no formal, que reciben el apoyo del JRS desde 2002. Los centros, que empezaron como guarderías, se convirtieron en aulas gracias a unos trabajadores sociales con muchas ideas. Hoy, estos centros imparten un amplio temario a niños y niñas desde 5 a 15 años. La ayuda del JRS incluye el desarrollo y mantenimiento de las escuelas, la formación y los salarios de los educadores y uniformes y libros para los alumnos.

El apoyo a la escolarización responde a una necesidad urgente ya que el acceso de los niños inmigrantes al sistema escolar está cargado de obstáculos. Antes de 2005, se rechazaban las solicitudes escolares de los inmigrantes aun cuando estos tenían las calificaciones correctas. Aquel año, la situación dio un giro, tras la decisión del gobierno

de permitir a todos los niños y niñas, independientemente de su nacionalidad, acudir a las escuelas públicas. Hasta qué punto se ha aplicado esta decisión en realidad es otro tema: la barrera del idioma, los costes implicados y la reticencia de algunas escuelas a aceptar niños no tailandeses, se encuentran entre los factores que impiden la integración real. En 2006, el JRS desarrolló un proyecto para preparar a los niños que desean acudir a las escuelas tailandesas, ofreciéndoles no sólo clases de lengua, sino garantizando el seguimiento del niño durante la difícil transición de un entorno familiar a otro nuevo.

Nipa pasó del centro de enseñanza a una escuela local. Comenzó su educación en el Centro Lotus Pond, donde aprendió tailandés de la mano de voluntarios locales. Cuando el JRS preguntó a Nipa si quería ir a una escuela tailandesa, aceptó.

“Recuerdo que estaba muy contenta cuando me levanté a las 5 de la mañana para mi primer día,” recuerda Nipa. “Pero algunos niños se reían de mí porqué no era tailandesa. Por suerte, pronto hice amigos.”

Aparte de defender la integración de los niños birmanos en las escuelas tailandesas, el JRS pide la plena legalización de los centros de enseñanza, convencido de que la escolarización en el sistema público no es la única ruta a una educación de calidad. En 2007, la administración local de Ranong los reconoció como Centros de Calidad de Vida en la frontera birmano-tailandesa; sin embargo, hasta ahora ni sus currículums ni sus certificados han sido reconocidos. Queda mucho por hacer, pero estamos viendo avances y creemos que la educación para todos puede, con el tiempo, ser una realidad en Tailandia.

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defenderSri Lanka

Lily es una viuda de 57 años con 11 hijos. Su esposo, Guy, murió en 1999, víctima de la guerra civil de Sri Lanka. Una ofensiva del ejército desplazó a la familia de Lily de su aldea, Vidaththalthivu, en el norteño distrito de Mannar. Los proyectiles de la artillería mataron a Guy cuando regresaba para recoger algunas pertenencias. Murió en el acto.

Cuando se firmó el alto el fuego en 2002 entre el gobierno y los secesionistas Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE, por sus siglas en inglés), Lily regresó a casa. Pero a finales de 2007, tuvo que huir de nuevo, cuando las tropas del ejército avanzaron una vez más hacia Vidaththalthivu. Lily y sus hijos fueron de aldea en aldea, con el avance del ejército pisándoles los talones. En diez meses, cambiaron seis veces de lugar para escapar de los bombardeos.

Tras el fracaso del alto el fuego de 2002, y el reinicio de las guerra total a mediados de 2006, los bombardeos aéreos y de la artillería en el norte y en el este mataron y desplazaron a una cifra indeterminada de civiles. Aunque éste lo niega, se acusa al ejército de hostigar a civiles como parte

de una estrategia deliberada de bombardear, evacuar y avanzar.

El personal del JRS y los voluntarios, procedentes de las propias comunidades locales, han resultado gravemente afectados: desplazados, heridos, desconsolados como el resto. En septiembre de 2007, el P. Packia Ranjith, un sacerdote diocesano, coordinador del JRS en Mannar, murió en un ataque con minas cuando distribuía alimentos en el territorio bajo control de los LTTE.

Desde finales de 2007 hasta ahora, los más perjudicados son los alrededor de 250.000 civiles de Vanni, la antigua plaza fuerte de los Tigres Tamiles. Es duro describir el inimaginable sufrimiento de quienes están atrapados en el fuego cruzado indiscriminado en esta pequeña área. El P. Joel, un jesuita que optó por permanecer en Vanni, escribió en diciembre de 2008: “Día y noche, retruenan en Vanni la artillería, los lanzacohetes múltiples, los aviones de combate supersónicos, las armas de la marina y las minas claymore.”

Con la intensificación de los combates, las familias se vieron obligadas a dar nuevos reclutas a los LTTE para defender y morir

Danielle Vella, del JRS Internacional, y Paul Newman, del JRS Asia del Sur, informan sobre el clamor de los civiles atrapados en el último brote de la guerra civil de Sri Lanka y de los esfuerzos para responder a sus necesidades.

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partirdejad

pueblo

La iglesia local de Jaffna, al norte de Sri Lanka, organizó una protesta en defensa de la gente atrapada en la zona de guerra.

a mi

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defender Sri Lanka

en el frente de batalla. Los LTTE rechazaron permitir que los civiles abandonen la zona de guerra, forzándoles a retirarse junto a sus mandos, presuntamente como escudos humanos en una desesperada batalla final. Al tomar posiciones en áreas civiles, los LTTE ponen en peligro vidas al hacer que el ejército dirija sus armas a estas áreas. Las víctimas civiles fueron en aumento. Sólo el 26 de enero se informaba de que 300 personas habían muerto y otras 1.000 habían resultado heridas. Ningún lugar era seguro, ni siquiera las zonas declaradas como tales por las autoridades. Los hospitales mal equipados y sobresaturados también eran atacados. Enfermos y heridos morían al carecer de los medicamentos necesarios.

Las necesidades básicas de la gente no se cubrían, especialmente desde septiembre de 2008, cuando la Secretaría de Defensa de Sri Lanka ordenó a la ONU y a otras agencias humanitarias abandonar Vanni. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU hablaba de “crisis alimentaria”. El personal local del JRS y de Cáritas decidió acompañar a la gente que se retiraba con los LTTE aun cuando no podían ofrecer sus servicios en la zona de guerra.

En palabras del P. Joel, “se ha privado por la fuerza a la gente de todo lo básico para una existencia

humana decente.” Y añadió que “un pueblo que se había mantenido de pie, orgulloso, ha sido obligado a vivir de rodillas”.

Esfuerzos internacionales El 4 de febrero de 2009, al terminar su audiencia de mitad de semana, el Papa Benedicto XVI lanzó un “grito de presión” a las partes beligerantes, impulsado por “la creciente crueldad del conflicto y el aumento de la cifra de víctimas inocentes”. Numerosos ruegos por el cese de hostilidades llegaron de la comunidad internacional, entre estos, el de la India y de los co-presidentes de la Conferencia de Donantes de Tokio de 2003 para Sri Lanka – Noruega, Japón, Estados Unidos y la Unión Europea. El Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, trasladó su gran preocupación al Presidente de Sri Lanka por las numerosas bajas civiles. Los LTTE rechazaron rendirse, aunque han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye un alto el fuego que permita un entorno para las negociaciones. El ejército rechazaba las peticiones para detener su ofensiva, determinado a luchar hasta un amargo final. El ofrecimiento británico de un enviado especial fue categóricamente rechazado por Sri Lanka.

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Una guerra de 30 años ha dividido profundamente los corazones y las mentes del pueblo de Sri Lanka. Algunos aún se aferran al perdido concepto político del Eelam Tamil, una tierra para los tamiles; otros ven la llamada ‘guerra por la paz’ como una solución militar para poner fin, de una vez por todas, al conflicto. Los políticos sacan tajada del

asunto y manipulan los sentimientos y heridas de la gente.

Trabajar en zonas de conflicto con refugiados afectados por la guerra también lleva al JRS en direcciones diferentes. Esta es una realidad compleja. ¿Cómo permanecer firmes y fieles a nuestro servicio mientras defendemos la justicia, sin tomar partido y ser

REFLEXIÓN DEL P.PETER BALLEIS SJ, DIRECTOR DEL JRS INTERNACIONAL

engullidos por juegos políticos y falsas soluciones? Sólo manteniendo nuestra mirada en los refugiados, en las víctimas inocentes del conflicto de cualquiera de las partes, nos mantendremos en nuestro lugar. En los términos de nuestra fe en Cristo, ver al crucificado, acompañar al pueblo crucificado, es lo que guía nuestra acción de servicio y de advocacy.

Un nuevo ‘centro de bienestar’ para personas que huyen de Vanni.

Esta maestra del JRS perdió la pierna en el bombardeo de Vanni y fue llevada al hospital de Mannar.

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defenderSri Lanka

Centros de detención Los relativamente pocos civiles que han desafiado a los LTTE y a la lluvia de proyectiles para escapar de Vanni están siendo detenidos. Esto no es nada nuevo: los que abandonaban los territorios bajo control de los LTTE durante los años de guerra solían ser recluidos en centros ‘cerrados’ de bienestar (campamentos para desplazados internos).

Sin embargo, la última estrategia del gobierno impide a la gente que abandona Vanni ir con sus parientes o amigos. Así, familias enteras son detenidas arbitrariamente mientras que las autoridades buscan ostensiblemente “terroristas que se infiltran en la población civil”. La gente está confinada en campamentos eufemísticamente llamados ‘centros de bienestar’ o ‘aldeas de bienestar’ pero que, de hecho, son centros de detención custodiados por el ejército. Dadas experiencias pasadas, hay fundados temores de que los civiles puedan

ser víctimas de acoso y abusos por parte de las fuerzas de seguridad.

Lejos de ser una medida provisional de emergencia, esta estrategia de detención ha sido presentada por las autoridades como un plan a largo plazo, con la construcción de nuevas ‘aldeas’ en los distritos de Vavuniya y Mannar para albergar a más de 200.000 desplazados. La intención declarada es albergar a los tamiles en los campamentos durante más de tres años.

Los derechos humanosLo que sabemos, gracias a la información disponible, de los centros de bienestar, es que están bajo control de las fuerzas de seguridad, que su cometido es alojar a los tamiles que han huido de Vanni, y que, salvo pocas excepciones, los residentes son recluidos en el campamento. Esta medida viola el derecho a la libertad de movimiento prevista en el artículo 12 del Pacto Internacional para los Derechos

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Civiles y Políticos (PIDCP), del que Sri Lanka es signatario. Este Pacto prevé restricciones al derecho a la libertad de movimiento de los ciudadanos. Su artículo 4 permite, específicamente, a los estados restringir este derecho durante un estado de emergencia declarado, pero sólo “en la medida estrictamente limitada a las exigencias de la situación”. El mismo artículo prohíbe imponer las restricciones por motivos de raza.

El camino por delanteEl JRS está ante el reto de encontrar la manera de estar lo más cerca posible de las personas detenidas sin tener que subscribir la política del gobierno de privarles de su libertad. Mientras acompaña y les sirve directamente en los centros, el JRS continuará uniendo su voz a la de la Iglesia local, a la de las organizaciones nacionales e internacionales humanitarias y de derechos humanos y a la de todos aquellos que gritan fuerte en nombre del pueblo.

El director del JRS Asia Meridional, PS Amalraj SJ, anota los detalles de una mujer ansiosa por encontrar a sus parientes perdidos.

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defender Nepal

Más de 8.500 bhutaneses fueron reasentados en terceros países a principios de 2009 en la exitosa implementación de una solución duradera para uno de los problemas de refugiados de más largo aliento.

Más de 108.000 bhutaneses del sur fueron expulsados de Bhután entre 1991 y 1994. Desde entonces, ya son 18 años, han estado viviendo en siete campamentos en el este de Nepal. A lo largo de estos años, el JRS Nepal defendió en el ámbito nacional e internacional el derecho a repatriarse con dignidad y honor.

Tras el fracaso de rondas de conversaciones bilaterales entre los gobiernos de Nepal y Bhután, lo que significa que ni un solo refugiado pudo ser repatriado, el JRS Nepal sugirió en los campamentos la idea de una solución alternativa y duradera. Un grupo de países donantes propusieron “compartir

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la carga” por razones humanitarias ofreciendo el reasentamiento en terceros países.

Estados Unidos fue el primer país en ofrecer esta oportunidad a 60.000 refugiados durante un período de cinco años. Canadá y Australia dijeron que podrían reasentar a unos 5.000 refugiados cada uno, mientras que Nueva Zelanda, Noruega, Dinamarca y los Países Bajos acordaron acoger a grupos más pequeños. Unos 65.000 refugiados rellenaron el formulario de Declaración de Interés, 8.581 fueron reasentados en enero de 2009 y otros 18.000 abandonarán Nepal durante este año.

Si bien, hoy por hoy, promover el reasentamiento es la mejor opción disponible para los refugiados, el JRS Nepal continúa apoyando la causa de la repatriación acompañando a quienes están luchando por el retorno.

P. Varkey Perekkatt SJ, JRS Nepal

de bhutanesesreasentamiento

Aprender inglés: (de derecha a izquierda) Leela Kumari Bhattarai e Indira Basnet en una clase en el campamento de Goldhap. En 2008, más de 4.300 adultos acudieron a las clases de inglés hablado, organizados por el JRS Nepal para facilitar su transición a terceros países. (Peter Balleis SJ/JRS)

Primer contingente de refugiados bhutaneses que abandonan los campamentos en Nepal para empezar una nueva vida en febrero de 2008. (Ravi Sharma/JRS)

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“reflexión

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Somos el templo de Dios, la verdadera casa de Dios... La verdadera Iglesia es la comunidad... San Pedro nos dice que somos piedras vivas. Todos los que estamos aquí somos piedras vivas: los que están en la calle, los que llegan en barcas, los que, a veces, ni siquiera llegaron... Esto nos dice algo sobre el valor de las personas. La persona es lo importante. Estamos aquí en un hermoso templo barroco remozado, pero vosotros valéis mucho más que este templo. Nuestro respeto por este templo debería duplicarse, multiplicarse cuando se refiere a la gente, especialmente a aquellas personas en las que Cristo sufre.

Creo que la historia de la Iglesia es la historia de los santos que descubrieron esta verdad y dedicaron sus vidas a servir a los otros... porque en ellos vieron que el espíritu de Dios está vivo y que Cristo sigue viviendo a través suyo, que ellos son los templos de Dios... El P. Arrupe era una de esas personas que siempre la recordaban. Él tuvo plena conciencia de que... la gente es las verdadera Iglesia, la casa de Dios.

Arrupe fue un hombre con un corazón grande y sensible... siempre abierto, atento a los

otros... Un hombre cálido, lleno de compasión, que aceptaba a los otros sin miedo ni prejuicios y con un sentido práctico de lo que necesitaban. Uno de mis compañeros me dijo que cuando estuvo en Japón apenas durante un año, como novicio, fue admitido en el hospital. Arrupe fue a visitarle – siendo entonces provincial – y le pidió si necesitaba algo. El novicio respondió: “Pasado mañana debo abandonar el hospital y no tengo un cinturón.” Arrupe se sacó el cinto y se lo dio. Un hombre práctico; las necesidades piden respuestas, respuestas prácticas que ayuden y no sólo palabras bonitas.

Arrupe dejaba que las cosas le movieran, era una persona a la que le afectaban los acontecimientos que ocurrían a su alrededor... Cuando como General vio la realidad de los boat people, los refugiados que huían de Vietnam, su corazón quedó tan tocado que inmediatamente respondió... fundando el JRS...

Los refugiados son personas que han abandonado su país y su casa, que lo han dejado todo y que no saben qué va a pasar. La casa de Dios estará siempre abierta si nosotros, templos de Dios, tenemos el corazón abierto.

El 9 de noviembre de 2008, el Superior General de los jesuitas, P. Adolfo Nicolás SJ, celebró la eucaristía en la iglesia del Gesù antes de inaugurar una exposición fotográfica organizada por el JRS en homenaje a su fundador, el P. Pedro Arrupe SJ (ver al dorso). Durante su homilia, el p. Nicolás evocó la extraordinaria visión de su predecesor. Algunos extractos:

Piedrasvivas

“¿No saben que son templo de Dios y que el espíritu de Dios habita en ustedes?

1 Cor: 3-16

A MAN ONFIRE

Oriente Medio

¿Qué será de nosotros? 04Ser ‘alguien’ otra vez 05Ser uno de ellos 06Llamamiento 07

Estados Unidos / México

Más allá de las barreras 08 “Estuve en la cárcel...” 09

República Democrática del Congo

El JRS en Kivu Norte 10Adquirir las habilidades adecuadas 11“Dadles vosotros de comer” 12

Tailandia

Haciendo realidad la educación para todos 13

Sri Lanka

Dejad partir a mi pueblo 15

Népal

Reasentamiento de bhutaneses 18

Piedras vivas 19

(Contraportada) “A Man on Fire”

Los acrónimos utilizados en esta edición son:

ACNUR: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

CICR: Comité Internacional de la Cruz Roja

ONG: Organización No Gubernamental

Transcrito y traducido por JRS

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FIREA MAN ON

Jesuit Refugee ServiceThe Prophetic Legacy of Arrupe

An exhibition to pay tribute to Fr Pedro Arrupe SJ, founder of the Jesuit Refugee Service,

at the close of a centenary year commemorating his birth on 14 November 1907

PHOTOGRAPHIC E XHIBITION9-28 NOVEMBER 2008

FIREA MAN ON

Jesuit Refugee ServiceThe Prophetic Legacy of Arrupe

An exhibition to pay tribute to Fr Pedro Arrupe SJ, founder of the Jesuit Refugee Service, at the close of

a centenary year commemorating his birth on 14 November 1907

P H O T O G R A P H I C E X H I B I T I O N9 - 2 8 N O V E M B E R 2 0 0 8

Jesuit Refugee ServiceC.P. 6139, 00195 Roma Prati, Italy

Tel: +39 06 6897 7386Fax: +39 06 6897 7380

www.jrs.net

“A Man on Fire” JRS: el legado profético de Arrupe

En noviembre de 2008, el JRS presentó la exposición fotográfica, “A Man on Fire”, en la iglesia del Gesù en Roma, para rendir homenaje a su fundador, el P. Pedro Arrupe SJ, al clausurarse el año que marcaba el centenario de su nacimiento, el 14 de noviembre de 1907. Las fotografías y los textos presentaban la historia, la triple misión y la presencia en todo el mundo del JRS, mostrando cómo la organización permanece fiel a la visión del P. Arrupe. Al inaugurar la exposición, el 9 de noviembre, el Superior General de los jesuitas, el P. Adolfo Nicolás SJ, invitó a los presentes al mismo Cristo en el rostro de cada uno de los refugiados fotografiados.

Señas del remitente

Jesuit Refugee Service Malta,St. Aloysius Sports Complex,50, Triq ix-Xorrox,Birkirkara, Malta

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